TATYANA OROZCO DE LA CRUZ DIRECTORA MARIANA ESCOBAR ARANGO SUBDIRECTORA MICHELA ESPINOSA REYES DIRECTORA DE PROGRAMAS ESPECIALES (E) MARÍA ANGÉLICA BUENO CIPAGAUTA COORDINADORA TÉCNICA GRUPO PAZ, DESARROLLO Y ESTABILIZACIÓN UNIVERSIDAD DE LOS ANDES CENTRO INTERDISCIPLINARIO DE ESTUDIO SOBRE DESARROLLO - CIDER AUTOR PAOLA GARCÍA REYES CONSULTORA Departamento para la Prosperidad Social - DPS Bogotá D. C. Calle 7 No. 6 - 54 PBX: 5960800 www.dps.gov.co Universidad de los Andes Bogotá D. C. Cra 1 Nº 18A- 12 PBX: 3394949 MARÍA ANTONIA VAN GOOL EMBAJADORA IVO HOEFKENS JEFE DE COOPERACIÓN / COOPERACIÓN PROGRAMABLE VALERIE JORDAN TASK MANAGER DE LOS CONVENIOS DESARROLLO REGIONAL, PAZ Y ESTABILIDAD I Y II Delegación Unión Europea Para Colombia y Ecuador Bogotá D.C Calle 116 número 7-15, interior 2, piso 12, Edificio Cusezar, barrio Santa Bárbara PBX: 6581150 www.eeas.europa.eu Diseño y diagramación: Artmedia Estudio Diseño SAS www.artmediaestudio.com Este documento puede ser libremente circulado sin previo aviso o autorización de los autores siempre y cuando se cite la fuente y se mantenga su integridad y contexto. García Reyes, Paola Un desarrollo pasado por agua: dramas, conflicto y propuestas en la región del Canal del Dique. Monografía regional sobre el Canal del Dique / Paola García Reyes. -- Bogotá: Universidad de los Andes, Centro Interdisciplinario de Estudios sobre Desarrollo (Cider), Ediciones Uniandes: Departamento para la Prosperidad Social: Unión Europea, 2014. 108 p. ; 15 x 21.5 cm. – Documentos en Desarrollo; Proyecto Propuesta de Política de Paz y Desarrollo Regional ISBN 978-958-695-976-6 1. Desarrollo regional – Canal del Dique (Bolívar, Colombia) 2. Conflicto armado – Canal del Dique (Bolívar, Colombia) 3. Proceso de paz – Canal del Dique (Bolívar, Colombia) 4. Canal del Dique (Bolívar, Colombia) – Aspectos socioeconómicos I. Universidad de los Andes (Colombia). Cider II. Tít. CDD 303.64 SBUA Primera edición: mayo de 2014 © Paola García Reyes © Departamento para la Prosperidad Social (DPS) Calle 16 núm. 6-66, piso 12, edificio Avianca Bogotá, D. C., Colombia Teléfono: (57 1) 5937050, ext. 7702 © Unión Europea Calle 116 núm. 7-15, int. 2, piso 12 Bogotá, D. C., Colombia Teléfono: (57 1) 6581150 Universidad de los Andes, Centro Interdisciplinario de Estudios sobre Desarrollo (Cider) Ediciones Uniandes Carrera 1.ª núm. 19-27, edificio Aulas 6, piso 2 Bogotá, D. C., Colombia Teléfono: 3394949, ext. 2133 http://ediciones.uniandes.edu.co infeduni@uniandes.edu.co ISBN on line: 978-958-695-977-3 ISBN: 978-958-695-976-6 Corrección de estilo: José Vanegas Diagramación interior: Andrea Rincón Diseño de cubierta: David Reyes Impresión: Editorial Kimpres Ltda. Calle 19 sur núm. 69C-17 Teléfono: 413 68 84 Bogotá, Colombia Impreso en Colombia - Printed in Colombia Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida ni en su todo ni en sus partes, ni registrada en o trasmitida por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electro-óptico, por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito de la editorial. CONTENIDO PRESENTACIÓN xvii INTRODUCCIÓN 1 GENERALIDADES 3 UN DESARROLLO PASADO POR AGUA 11 ANTECEDENTES 11 EL TRANSPORTE DE HIDROCARBUROS POR EL CANAL 14 DISTRITOS DE RIEGO 17 LOS DRAMAS DEL CANAL 22 UN CONFLICTO PASADO POR AGUA 33 PRIMEROS AÑOS 33 DÉCADA DE 1990: NUEVOS ACTORES 34 IMPLICACIONES 41 INICIATIVAS DE PAZ 55 CORPORACIÓN DESARROLLO Y PAZ DEL CANAL DEL DIQUE Y ZONA COSTERA RECOMENDACIONES 58 69 PUNTOS CRÍTICOS DEL CONFLICTO 69 LINEAMIENTOS DE POLÍTICA 70 viii Un desarrollo pasado por agua RECOMENDACIONES PARA UNA POLÍTICA NACIONAL DE PAZ Y PARA LA MESA DE DIÁLOGO 71 REFERENCIAS 73 ANEXOS 81 Í N D I C E D E TA B L A S Tabla 1. Región del canal del Dique, población 4 Tabla 2. Usos del suelo (según Meisel y Pérez, 2006) 5 Tabla 3. Intervenciones en el canal del Dique, 1923-1982 16 Tabla 4. Distritos de riego en el canal del Dique, 2005 19 Tabla 5. Índice de riesgo de victimización 52 Tabla 6. Proporción de población con necesidades básicas insatisfechas, 2011 (canal, departamentos y país) 83 Tabla 7. Último nivel de educación aprobado, 2011 (canal, departamentos y país) 84 Tabla 8. Desempeño fiscal en el canal del Dique, 2011 86 Tabla 9. Proporción de población afectada por la ruptura del canal, 2010 88 Tabla 10. Población expulsada del canal del Dique por la violencia, 1997-2009 89 ÍNDICE DE CUADROS Cuadro 1. Problemáticas y efectos de las inundaciones de 2010 en los distritos de riego del canal del Dique 28 Cuadro 2. Principales problemáticas municipales en el canal del Dique 29 Cuadro 3. Líneas y acciones institucionales de la Corporación Desarrollo y Paz del Canal del Dique y Zona Costera 60 Cuadro 4. Acciones y actividades de la Corporación Desarrollo y Paz del Canal del Dique y Zona Costera, 2011-2013 62 ÍNDICE DE GRÁFICOS Gráfico 1. Usos del suelo en Atlántico y Bolívar, según DANE-ENA, 2011 5 Gráfico 2. Proporción de población con necesidades básicas insatisfechas en el canal del Dique, 2011 7 Proporción de población analfabeta en el canal del Dique, 2011 8 Gráfico 3. Gráfico 4. Índice de desempeño fiscal en el canal del Dique, 2011 10 Gráfico 5. Porcentaje de población afectada por la ruptura del canal, 2010 26 Gráfico 6. Masacres en el canal del Dique, 1993-2012 43 Gráfico 7. Masacres en el canal del Dique, 1993-2012: comportamiento en el tiempo 44 Comparativo de masacres y víctimas en el canal del Dique, Atlántico y Bolívar, 1993-2012 45 Masacres en el canal del Dique, 1993-2012: responsables 46 Gráfico 8. Gráfico 9. Gráfico 10. Porcentaje de población expulsada por la violencia en la región del canal del Dique, 1997-2009 47 Gráfico 11. Comparativo de expulsión en el canal del Dique, Atlántico y Bolívar, 1997-2009 47 Gráfico 12. Solicitudes de ingreso al Sistema de Registro de Tierras Despojadas o Abandonadas 48 Gráfico 13. Comparativo de solicitudes de restitución en el canal del Dique, Atlántico y Bolívar, 2013 49 Gráfico 14. Luchas sociales en el canal del Dique, 1975-2007 57 Í N D I C E D E M A PA S Mapa 1. Ubicación de los frentes de las AUC, canal del Dique, 2005 40 Mapa 2. Región del canal del Dique, ubicación 81 Mapa 3. Región del canal del Dique, vista 82 P R E S E N TA C I Ó N Sueño con ver mi región próspera. Nuestras tierras son hermosas y diferentes. Los campesinos queremos volver a confiar para vivir en paz. Líder social de paz y desarrollo Los programas de Desarrollo y Paz surgieron hace casi veinte años en la región del Magdalena medio, a partir de un diagnóstico participativo en torno de las necesidades de las comunidades. Este proceso se tradujo en propuestas pacíficas para superar el conflicto armado y la exclusión social mediante procesos estratégicos territoriales que promueven el desarrollo, la cultura de los derechos humanos, la participación ciudadana y la gobernabilidad. Desde entonces, el Gobierno colombiano y la cooperación internacional han apoyado estos procesos de paz y desarrollo en diferentes regiones del país afectadas por la violencia, mediante programas como los “Laboratorios de paz”, “Desarrollo regional, paz y estabilidad” y “Nuevos territorios de paz”. Se entiende que los programas de Desarrollo y Paz (PDP) son “iniciativas concebidas, impulsadas y estructuradas desde organizaciones e instituciones de la sociedad civil orientadas a concertar y articular esfuerzos públicos, privados y comunitarios para la construcción conjunta de una nación en paz desde procesos locales y regionales, a partir de la promoción de una cultura de la vida, de la integración social y el sentido de pertenencia hacia las regiones”,1 en los que participan 1 Guía Pedagógica Red Prodepaz, 2010. xviii Un desarrollo pasado por agua niñas, niños, campesinos, mujeres, indígenas y afrodescendientes, entre otros gestores y líderes sociales que contribuyen a la búsqueda de la paz. En este contexto, la Delegación de la Unión Europea en Colombia, el Departamento para la Prosperidad Social (DPS) y el Centro Interdisciplinario de Estudios sobre Desarrollo (Cider) de la Universidad de los Andes han emprendido un proceso de diálogo público orientado a aprovechar este “saber hacer” de casi veinte años en las regiones, para construir una propuesta de lineamientos de política pública de paz, desarrollo y reconciliación como un referente para los múltiples actores involucrados en la construcción de paz. Este proceso toma como referencia el estudio monográfico de nueve regiones del país —Macizo Colombiano-alto Patía, La Mojana, bajo Magdalena, Norte de Santander, Meta, Magdalena medio, canal del Dique, Montes de María y Cesar— y los resultados de la aplicación de otras herramientas, como un sondeo de opinión, un análisis de los aportes de los procesos de paz y desarrollo, un trabajo por grupos focales y un diálogo con expertos internacionales. La elaboración de cada monografía, a cargo de un reconocido investigador regional, estuvo orientada a trazar las trayectorias del desarrollo, del conflicto armado y los esfuerzos de construcción de paz a escala regional, así como a identificar los conflictos y tensiones sociales que obstaculizan la paz y el desarrollo en cada contexto y a sugerir algunas posibles líneas de política pública. Cada monografía es un aporte para reconocer los patrones históricos, sociales, culturales y económicos de los territorios seleccionados e identificar los procesos de cambio que se requieren para la transformación de los conflictos y la construcción de relaciones de respeto y cooperación entre los diversos actores regionales y sus intereses, en aras de generar condiciones de vida digna, lazos de confianza y el desarrollo regional para la reconciliación de los colombianos. Delegación de la Unión Europea; DPS; Cider, Universidad de los Andes INTRODUCCIÓN El presente documento es una monografía sobre la región del canal del Dique, ubicada entre los departamentos de Atlántico y Bolívar, en Colombia. Ofrece una visión de esta región mediante la construcción de tres narrativas interrelacionadas: el desarrollo regional, la evolución del conflicto armado y las iniciativas de paz. El texto se organiza alrededor de estos tres relatos, en su orden, para ofrecer al final un conjunto de recomendaciones de lineamientos de política. La información presentada se basa, fundamentalmente, en la revisión de fuentes bibliográficas secundarias, de bases de datos disponibles y de reportes de prensa; además, en un conjunto menor de entrevistas realizadas a actores relevantes. Todos los datos notables se recogen en el cuerpo del texto y en la sección “Anexos”. En términos generales, se observa que la región se configuró como una zona secundaria, no estratégica para la contienda armada, de manera que las implicaciones del avance del conflicto deben ser observadas en sus articulaciones locales, pues no son necesariamente visibles. No obstante, se propone que es la debilidad institucional la que opera como factor vinculante entre las dinámicas del desarrollo y del conflicto en la región. GENERALIDADES La región del canal del Dique se ubica entre los departamentos de Atlántico y Bolívar (véase el mapa 2). Es una región cenagosa de prioridad para la conservación ambiental, cuya principal característica es encontrarse conformada por un complejo de canales artificiales que, a partir del siglo XVII, unieron las lagunas y caños que lo conformaban para establecer una vía de comunicación fluvial entre el municipio de Calamar y el de Cartagena (véase el mapa 3). En términos administrativos, está conformada por los municipios de Barranquilla, Campo de la Cruz, Candelaria, Juan de Acosta, Luruaco, Manatí, Piojó, Repelón, Sabanalarga, Santa Lucía, Suan, Tubará y Usiacurí, en el departamento del Atlántico, y por los de Cartagena, Arjona, Arroyohondo, Calamar, Mahates, María la Baja, San Cristóbal, San Estanislao, Soplaviento y Turbaná, en el de Bolívar. Según estimaciones del DANE, para 2013 la región se encontraba poblada por 2.660.487 personas, de las cuales las habitantes del Atlántico representaban el 60,8 % de la población departamental, mientras que las de Bolívar representaban el 58,5 %. Un conjunto de características socioeconómicas sobresalen en la región. En primer lugar, una subutilización del suelo en actividades ganaderas, menos pronunciada que en la región caribe, si bien significativa. Según cálculos de Meisel y Pérez (2006), para el año 2006, cerca del 30 % de las tierras de la región caribe podrían ser dedicadas a actividades agrícolas y un 17 % a actividades ganaderas; no obstante, el 50 % se utilizaba en esta última actividad. Esa situación es más aguda en el departamento del Atlántico, donde el uso potencial agrícola podría ascender al 62,9 %, mientras su uso real apenas llega al 8,2 %. 4 Un desarrollo pasado por agua Tabla 1. Región del canal del Dique, población Departamento Municipio Barranquilla Atlántico Resto 1.202.749 4197 Campo de la Cruz 16.618 14.539 2079 Candelaria 12.413 9470 2943 Juan de Acosta 16.358 10.915 5443 Luruaco 26.206 12.982 13.224 Manatí 15.338 13.840 1498 5112 2453 2659 Repelón 25.420 17.226 8194 Sabanalarga 95.966 77.949 18.017 Santa Lucía 11.778 11.020 758 8954 8620 334 11.014 6471 4543 9292 8312 980 978.600 935.496 43.104 69.869 54.917 14952 9656 6356 3300 Calamar 22.720 12.749 9971 Mahates 25.150 9584 15.566 María la Baja 47.410 20.456 26.954 San Cristóbal 6643 5470 1173 16.047 11.745 4302 8401 8189 212 14.576 13.445 1131 2.660.487 2.474.953 185.534 Piojó Tubará Usiacurí Cartagena Arjona Arroyohondo San Estanislao Soplaviento Turbaná Total Cabecera 1.206.946 Suan Bolívar Total Fuente: elaboración propia con base en estimaciones del DANE 5 GENERALIDADES Tabla 2. Usos del suelo (según Meisel y Pérez, 2006) Uso Atlántico Bolívar Caribe Colombia Agrícola Agroforestal Pecuario Forestal Conservación Potencial 62,9 % 3,9 % 17,1 % 0,0 % 12,7 % Real 8,2 % 0,0 % 53,8 % 11,4 % 25,1 % Potencial 18,4 % 21,7 % 22,3 % 0,9 % 36,6 % Real 4,5 % 0,0 % 53,8 % 11,4 % 25,1 % Potencial 33,2 % 17,3 % 17,7 % 3,0 % 28,7 % Real 6,7 % 4,6 % 51,1 % 11,6 % 22,8 % Potencial 9,1 % 19,3 % 9,0 % 18,9 % 43,6 % Real 4,6 % 3,2 % 23,2 % 9,8 % 58,7 % Fuente: elaboración propia con base en datos de Meisel y Pérez, 2006 La Encuesta Nacional Agropecuaria muestra para 2011 una relación distinta con base en la distinción de usos agrícola, percuario, bosques, otros usos y tierras perdidas, si bien ilustra la misma problemática señalada por Meisel (2006). Sobre esta, se encuentra que el 77,5 % del área de los suelos del país está dedicado a actividades ganaderas, y el 7,8 %, a agrícolas. En los casos de Bolívar y Atlántico, la relación está ligeramente más inclinada hacia la primera actividad. Gráfico 1. Usos del suelo en Atlántico y Bolívar, según DANE-ENA, 2011 Atlántico Bolívar País 78,2% 79,7% 77,5% 3,7% 8,7% 7,8% Agrícola 2,8% 4,4% Pecuario 9,7% Bosques 11,0% 4,2% 4,1% 2,5% Otros Fuente: elaboración propia con base en DANE-ENA, 2011 3,2% 2,5% Perdida 6 Un desarrollo pasado por agua Para Meisel (1999), esta situación de subutilización regional de los suelos en actividades pecuarias tiene sus raíces en el auge exportador del café ocurrido en la primera mitad del siglo XX, que hizo que el Caribe, región no cafetera, se especializara en la producción de ganado vacuno para el mercado interno. Además, el deterioro de los distritos de riego (véase infra), producto de la interacción de factores naturales e institucionales, produjo un cambio del uso del suelo, que de la agricultura pasó a favorecer modalidades de explotación basadas en la ganadería y el arriendo. No obstante, esta ganaderización de la economía parece haber tenido manifestaciones diversas en la región. En los datos disponibles se encuentra que en el canal esta actividad es extensiva o semiintensiva. La relación entre cabezas de ganado y pasturas es de 1,4 por hectárea, cifra superior a la del país (0,8) y a la de la región (1), lo que evidencia un uso menos ineficiente de la tierra (Aguilera, 2006, p. 53). Por otra parte, según la Gobernación de Bolívar (2012), los municipios que conforman la zona de desarrollo económico y social correspondiente al canal del Dique son los mayores productores de ganado bovino del departamento. El potencial, afirma, podría ser mayor, ya que hay cerca de 160.000 hectáreas de pastos sin utilizar debido a situaciones de orden público. No obstante, en Calamar, por ejemplo, se ha evidenciado un cambio hacia esta actividad, debido a que la agricultura es artesanal y no tecnificada, y a que su rendimiento es escaso. Además, las tierras se han ido concentrando en medianos y grandes propietarios, en detrimento de los pequeños, quienes han vendido sus tierras o las trabajan bajo modalidades de arriendo (Municipio de Calamar, 2012). En los municipios correspondientes al departamento del Atlántico, la situación se corresponde mejor con el diagnóstico de Meisel y Pérez (2006). En Piojó, la práctica de la ganadería extensiva en suelos de pendiente se identifica como una actividad ineficiente y poco tecnificada (Municipio de Piojó, 2012). En Tubará, esta actividad, principal renglón económico, la realizan medianos propietarios que no habitan en el municipio y no reportan generación de empleo (Municipio de Tubará, 2012). En Campo de la Cruz, predios mayores a cincuenta 7 GENERALIDADES hectáreas con alta vocación agrícola son utilizados en ganadería extensiva, con una relación de cabezas por hectárea de 0,75 (Municipio de Campo de la Cruz, 2012). En Suan, el 75 % de los predios rurales se dedican a la ganadería bovina (Municipio de Suan, 2012). En segundo lugar, sobresale una situación general de pobreza muy superior a la del resto de municipios de los departamentos del Atlántico y Bolívar, y a la del país, tanto en el ámbito urbano como en el rural, con brechas más amplias en el primero. Más del 60 % de la población de los municipios de Candelaria, Campo de la Cruz y Santa Lucía, en el Atlántico, y los de Calamar, Arroyohondo y Turbaná no tiene cubiertas sus necesidades en cuanto a calidad de vivienda, servicios sanitarios, acceso a la educación o ingresos. En total, el 51 % de los Gráfico 2. Proporción de población con necesidades básicas insatisfechas en el canal del Dique, 2011 Barranquilla Atlántico Cartagena País Juan de Acosta Tubará Sabanalarga Usiacurí San Cristóbal Bolívar Luruaco Repelón Soplaviento Mahates Piojó Suan San Estanislao Manatí Arjona María la Baja Santa Lucía Turbaná Campo de la Cruz 17,72 24,74 26,01 27,78 30,95 35,90 39,14 43,28 45,96 46,60 50,54 52,33 53,23 53,68 54,03 55,40 57,08 57,14 58,83 59,99 60,00 62,02 62,86 Arroyohondo Calamar Candelaria Fuente: elaboración propia con base en estimaciones del DANE para 2011 67,80 71,99 74,22 8 Un desarrollo pasado por agua habitantes de la región se encuentra en esta situación, en comparación con un 35,67 % en los otros municipios de los departamentos, y un 27,78 % en el país (véase la tabla 6 en la sección de anexos). En tercer lugar, se desatacan unas altas tasas de analfabetismo. Para 2011, el 18,3 % de la población de la región no sabía leer ni escribir. Esta proporción es superior en cinco puntos porcentuales a la del resto de municipios del Atlántico y Bolívar, y en seis a la del país. Las cifras son superiores al 20 % en Santa Lucía, Campo de la Cruz, Luruaco y Candelaria, en el primer departamento, y en María la Baja, Calamar, Arroyohondo, Arjona, Mahates y San Estanislao, en el segundo. De todos los municipios, tan solo Barranquilla y Cartagena, las dos ciudades capitales, tienen cifras inferiores a los dos dígitos (véase la tabla 7 en los anexos). Gráfico 3. Proporción de población analfabeta en el canal del Dique, 2011 Barranquilla Cartagena Soplaviento Atlántico País Usiacurí Juan de Acosta Sabanalarga Bolívar Piojó Tubará San Cristóbal Turbaná Suan Manatí Repelón Santa Lucía Campo de la Cruz Luruaco San Estanislao Arjona Mahates Arroyohondo Calamar Candelaria María la Baja 8,82 9,30 9,70 10,66 12,37 14,10 14,23 15,53 15,86 15,88 16,49 16,50 16,68 17,15 18,72 19,91 20,52 20,80 20,85 21,13 21,16 22,83 23,64 24,38 Fuente: elaboración propia con base en estimaciones del DANE para 2011 26,16 26,47 GENERALIDADES 9 En cuarto lugar, se destaca un desempeño fiscal pobre. En promedio, el 74,7 % de los ingresos totales de las administraciones de los municipios del canal provienen de recursos de transferencias de la Nación, y el 36,8 % de los corrientes, de recursos propios. Su capacidad de ahorro es del 26,5 %. Sin embargo, vistas en detalle, las cifras no son halagüeñas. Los municipios de Candelaria, Santa Lucía, Manatí, Campo de la Cruz, Suan y Repelón, en Atlántico, y San Estanislao y Calamar, en Bolívar, dependen en más de un 90 % de las transferencias provenientes del Sistema General de Participaciones. De ellos, Santa Lucía, Manatí y Campo de la Cruz tienen participaciones de ingresos propios inferiores al 10 %. Por otra parte, Campo de la Cruz, Luruaco, Candelaria, Manatí y Santa Lucía, San Estanislao, Turbaná, Arroyohondo, Mahates y María la Baja destinan más del 60 % de sus ingresos corrientes a su funcionamiento. Si se mira el indicador de desempeño fiscal del Departamento Nacional de Planeación, que agrega las variables autofinanciación del funcionamiento, magnitud de la deuda, dependencia de las transferencias, dependencia de los recursos propios y capacidad de ahorro, en una escala de 1 a 100, donde 1 es el peor desempeño, se observa que Repelón, Suan, Campo de la Cruz, Manatí, Santa Lucía y Candelaria, y Arroyohondo y San Estanislao tienen cifras inferiores a 60 (véase la tabla 8 en el anexo). Estos datos indican que los municipios del canal del Dique son poco capaces de satisfacer las necesidades de sus pobladores y de lograr mejores niveles de alfabetización. Además, la aparente ganaderización de sus economías bajo modalidades ineficientes enfrenta a sus administraciones a una base económica cuyo principal recurso tiene elasticidades inferiores a uno. Esto implica que cuando el ingreso nacional aumenta en una unidad, el gasto en ganado crece en proporción menor.1 Esto crea limitaciones estructurales que conducen a la región a crecer menos que el país (Meisel, 1999). “Es decir, si la elasticidad ingreso del único bien que produce la región en cuestión es de 0,5, al crecer el ingreso nacional en un 5 %, el gasto en el bien se incre1 10 Un desarrollo pasado por agua Gráfico 4. Índice de desempeño fiscal en el canal del Dique, 2011 Cartagena 82,98 Barranquilla 80,78 78,33 Atlántico 75,30 Bolívar 71,23 Arjona Juan de Acosta 69,75 Tubará 69,00 María la Baja 68,22 Usiacurí 66,54 Sabanalarga 65,98 Turbaná 64,65 Mahates 64,08 Calamar 62,93 Piojó 62,67 Luruaco 61,64 58,73 Repelón Suan 58,57 Arroyohondo Campo de la Cruz Manatí Santa Lucía Candelaria San Estanislao 58,19 53,58 53,56 52,65 52,56 51,75 Fuente: elaboración propia con base en estimaciones de GAFDT-DDTS-DNP Este panorama actual se ha desplegado sobre la base de las determinaciones de políticas dirigidas a explotar la riqueza hídrica de la región y a potenciar su actividad agrícola, esfuerzos que, como se verá, generaron nuevas problemáticas, que se ahondaron a consecuencia de fenómenos naturales. mentará en solo un 2,5 %. Infortunadamente para la costa caribe, el bien para el cual tenía ventajas comparativas y al cual mejor se adaptó su dotación natural de recursos, el ganado vacuno, tiene una elasticidad ingreso menor que uno” (Meisel, 1999, pp. 22-23). UN DESARROLLO PASADO POR AGUA ANTECEDENTES Los avatares del desarrollo de la región del canal del Dique han ido de la mano de las intervenciones —y de las consecuencias de dichas intervenciones— en esta vía de comunicación fluvial. El primer antecedente moderno de las modificaciones en el complejo cenagoso derivó de la necesidad de comunicar el comercio centrado en el puerto de Cartagena con el interior del país. Fue así como en 1664 la Gobernación de la Provincia de Cartagena decidió establecer una vía fluvial que conectara la ciudad con el río Magdalena, cuyo cauce, que corre más al oriente, desemboca en la actual ciudad de Barranquilla, más al norte. El canal se trazó para unir un conjunto de lagunas profundas por medio de caños, lo que explica su forma de S acostada. Tras múltiples intervenciones y demandas de recursos, fue inaugurado el 20 de agosto de 1650. Sin embargo, no era navegable durante los períodos secos, lo que lo hacía una vía de transporte ineficiente. El escaso interés de las administraciones y los arrendatarios a quienes se les concedió su manejo, sumado al inicio de las guerras independentistas, condujo a su deterioro y posterior abandono (Aguilera, 2006, p. 10; Observatorio del Caribe, 1999, p. 7). Tras sucesivos periodos de auge y decadencia, el canal fue reabierto a finales del siglo XIX. Aunque en 1894 fue inaugurado el ferrocarril que unía a la ciudad de Calamar con Cartagena, en respuesta 12 Un desarrollo pasado por agua a los intereses de la United Fruit Company, empresa estadounidense dedicada al cultivo y explotación del banano, su puesta en marcha no implicó la entrada en desuso del canal. En efecto, pese a que este había visto limitada su anchura en el punto en que se construyó un pivote sobre el que descansó el puente giratorio del ferrocarril, representaba una opción más barata y viable en tiempos de lluvias, si bien ineficiente (Lemaitre, 2010). La apertura del canal de Panamá, en 1914, dio un nuevo auge al canal. Para la época, el territorio relativamente plano y las conexiones fluviales y marítimas de la región caribe la ponían en una posición superior a la del resto del país en cuanto a vías de transporte. Sus tres principales ciudades —Barranquilla, Cartagena y Santa Marta— eran sus principales puertos, mientras que ciudades como Lorica, Magangué y Montería eran puertos fluviales importantes. Así, la Ley 130 de 1915 dispuso la creación de la Junta de Limpia y Canalización del Canal del Dique, que se encargaría de la rehabilitación completa de la vía. En 1923, la Junta y la Foundation Company, con operaciones en Panamá, celebraron un contrato para realizar trabajos de dragado que permitieran la navegación de vapores de mayor tonelaje durante todo el año, para lo cual había que ampliar el fondo mínimo de la vía a siete pies. La compañía efectuó trabajos hasta 1930, pero no logró la navegación de los buques de más de 500 toneladas. En 1934, la conexión de la ciénaga de la Matunilla con el caño del Estero demarcó la llegada de aguas dulces a la bahía de Cartagena, lo que le otorgó condiciones de estuario (Aguilera, 2006, p. 13; Meisel, 1999, p. 29). La llegada del siglo XX marcó el inicio de la industrialización de la ciudad. Se abrieron las primeras fábricas, como Tejidos Merlano (1892), la jabonería La Cubana (1896) y la Fábrica de Tejidos Obregón. Ya para 1920 existían en la ciudad cinco textileras de importancia. También se instaló la energía eléctrica, se fundó la base naval y se construyó el acueducto de Matute (Observatorio del Caribe, 1999, pp. 3-5). La empresa más floreciente del canal fue el Ingenio Sincerín, o Central Colombia, fundado en 1906. Ubicado en cercanías de Cartagena, su éxito inicial obedeció a las ventajas comparativas que UN DESARROLLO PASADO POR AGUA 13 la región ofrecía en infraestructura de trasporte: mientras que otros empresarios azucareros del Valle del Cauca, como Santiago Eder, tuvieron que asumir el costo y el tiempo de transporte de una pesada maquinaria desde el puerto de Buenaventura, la familia Vélez Daniés, propietaria del Sincerín, pudo instalar su ingenio a costos muy inferiores (Aguilera y Meisel, 2009; Meisel, 1999, p. 29-30). En su primera zafra, Sincerín produjo 5082 toneladas de azúcar, de las cuales 1304 se exportaron a Estados Unidos y 1903 a Gran Bretaña. Con diferentes plantaciones de caña de azúcar organizadas por técnicos cubanos, una moderna refinería y aproximadamente doce kilómetros de vías férreas, el ingenio abastecía la demanda regional de azúcar con una producción de cien mil sacos anuales. Para la década de 1920 había superado a Manuelita, ingenio establecido en el Valle del Cauca. A comienzos de la década de 1930 llegó a tener dos mil trabajadores, tres mil hectáreas de cultivo y una producción anual de azúcar de más de siete mil toneladas (Abello, Parra, Espinosa, Novoa, Villar, Rodas, Rosa, 2000, p. 4; Meisel, 1999, p. 30). No obstante, al tiempo que Sincerín entraba en auge, las ventajas comparativas de la región desaparecían. Consecuencia de la inversión en la construcción de ferrocarriles y de carreteras, empujada con los recursos provenientes de la indemnización pagada por el Gobierno de Estados Unidos por la pérdida de Panamá, en las décadas de 1920 y 1930 la reconfiguración de las redes nacionales de transporte determinó la caída económica de la región. La producción del ingenio se estancó en la década de 1930, al punto de que ni siquiera podía cubrir la demanda regional, y la población de la costa caribe empezó a consumir azúcar proveniente del Valle del Cauca, Santander, Cuba y Perú. En la década siguiente, su producción decayó al punto de que el ingenio terminó por desaparecer a mediados del siglo. Para 1947, el 63 % de la carga nacional se movilizaba por carreteras y ferrocarriles, mientras que por los ríos solo se movía el 28,5 % (Abello et al., 2000; Aguilera y Meisel, 2009; Meisel, 1999). Pese a este cambio en la estructura de transportes, el canal continuó siendo intervenido. En la década de 1940, el Ministerio de 14 Un desarrollo pasado por agua Obras Públicas efectuó trabajos de profundización, cierre de cauces y corte de variantes. A inicios de la década siguiente se contrataron obras con la Standard Dredging Co. para su rectificación, que redujeron el número de curvas de 113 a 93. Esto condujo a una mayor entrada de sedimentos a las bahías de Cartagena y Barbacoas (Aguilera, 2006). Para ese entonces, dos hechos económicos relacionados se articularon de manera estrecha con el canal: por un lado, el inicio del transporte de hidrocarburos hacia la refinería de Cartagena, en la década de 1950; por otro, los esfuerzos de adecuación para la agricultura, mediante la creación de riegos artificiales, de las tierras secas y poco drenadas aledañas al canal. EL TRANSPORTE DE HIDROCARBUROS POR EL CANAL En Colombia, el inicio de la explotación petrolera formal se dio con la firma de las concesiones Barco y de Mares, en 1905,2 para explotar los yacimientos de petróleo ubicados en la región del Catatumbo y Magdalena medio, respectivamente. En el segundo caso, en la década de 1920, la Andian National Corporation inició los trabajos de construcción de un oleoducto para unir los campos de la concesión con el Caribe colombiano, con el fin de dar inicio a las exportaciones de petróleo allí extraído. Los trabajos se iniciaron en 1923 y terminaron Hasta 1951, la explotación de los recursos minerales del subsuelo se hizo en Colombia mediante la figura de contratos de concesión entre el Estado y los privados interesados. En esta figura, los segundos usufructuaban las rentas de la explotación a su cargo, a cambio de un pago de regalías a los primeros y la reversión de los bienes e instalaciones a este una vez finalizado el contrato. Desde 1969, la figura del contrato de asociación sustituyó a la del contrato de concesión. La nueva modalidad determina la participación del Estado, por intermedio de Ecopetrol, y del privado tanto en las inversiones como en las rentas. (www.alip.org, s. f.). 2 UN DESARROLLO PASADO POR AGUA 15 en 1926. La bodega principal y los talleres se construyeron en la ciudad de Calamar, y las oficinas principales en Cartagena, en el sector de Mamonal. El oleoducto de las Infantas, como fue conocido, tenía una extensión de 1538 kilómetros y diez estaciones de bombeo. La concesión de Mares terminó en 1951, cuando fue revertida al Estado colombiano; hoy en día el oleoducto se encuentra en desuso. Sin embargo, el proceso de industrialización de la ciudad de Cartagena siguió estrechamente vinculado con la explotación del petróleo en razón de dos hechos principales: la construcción de la troncal de Occidente, en 1955, que permitió el tráfico por carretera desde la ciudad de Medellín, y la apertura de la Refinería de Cartagena, en 1957 (Acosta, 2012; Aguilera y Meisel, 2009; Santiago, 2003; Viloria, 2009). En particular, la apertura de la refinería tuvo como consecuencia la puesta en marcha de la industria petroquímica en la ciudad, con impactos profundos en su economía. En el sector de Mamonal se instalaron Amocar (1960), Abocol (1963), Dow Química (1965), Cynamid (1965), Cabot Colombiana (1965), Petroquímia (1965) y Quinor (1966), entre otras. Esto se tradujo en un mayor peso del sector en la generación de empleo. Mientras que en 1945 el sector petroquímico empleó el 10,18 % de la mano de obra y pagó el 16,79 % de los sueldos, en 1967 estos rubros ascendieron a 43,64 y 64,4 % (Acosta, 2012, p. 11; Aguilera y Meisel, 2009, p. 9). Este hecho, el descubrimiento de nuevos yacimientos en el interior del país y la pérdida de relevancia del oleoducto de las Infantas convirtieron al canal del Dique en vía principal para el transporte de hidrocarburos en la región.3 En 1961 se transportaron por él cerca de 1,5 millones de toneladas, que representaron en su momento el 15 % del tonelaje movilizado por todos los medios del país. Mientras tanto, el tráfico de carga por el río El transporte fluvial tiene más capacidad de carga, pero menos velocidad. Además, tiene una mayor eficiencia en el uso de combustibles, cuyos costos corresponden al 2,9 % de los costos totales, frente al 18 % para el carretero y 12 % para el férreo. Estas características lo hacen un medio idóneo para el transporte de carga granelera de recorridos largos (hidrocarburos, carbón, cemento, abonos) (DNP, 1995b). 3 16 Un desarrollo pasado por agua Magdalena llegó a su máximo en 1976, con tres millones de toneladas al año (DNP, 1995b; U. Nal., 2007). La importancia creciente del canal como medio de transporte fluvial para los hidrocarburos hizo que su adecuación fuera indispensable. Entre 1981 y 1984 fue nuevamente rectificado. Con esta intervención su número de curvas se redujo de 93 a 50, y su ancho de fondo se amplió de 45 a 65 metros, con una profundidad mínima de 2,5 metros. Como en momentos anteriores, la rectificación condujo al problema de una mayor entrada de sedimentos al canal y al aumento del volumen de agua vertido en la bahía de Cartagena. Esta y las anteriores rectificaciones ocasionaron la pérdida de capacidad de amortiguamiento del sistema de humedales y canales sobre los cuales se articuló (Aguilera, 2006). La tabla 3 ofrece una ilustración de los cambios realizados. Además de las acciones emprendidas para mejorar su navegabilidad, otros esfuerzos se orientaron a mejorar las condiciones de los suelos para la agricultura mediante la construcción de un conjunto de distritos de riego. Tabla 3. Intervenciones en el canal del Dique, 1923-1982 1982 1923-1930 1951 1941 The Foundation Co. G. M. Totten Características Standard Dredging Sanz Cobe, Layne Dredging 115 Longitud del canal (km) 127 117 115 Trayecto de recta (km) 75 79 82 Radio mínimo de curvatura (m) 191 350 500 4 101 150 Taludes 15:1 2:1 2:1 Profundidad mínima (m) 2.14 2.40 2.50 Anchura mínima (m) 41,4 56 53 75 10.800.000 1.900.000 9.300.000 18.800.000 Tangente mínima (m) Volúmenes dragados (m ) 3 Fuente: Aguilera, 2006, p. 15 1000 2:1 UN DESARROLLO PASADO POR AGUA 17 DISTRITOS DE RIEGO Los suelos del departamento del Atlántico son poco profundos y tienen niveles de fertilidad que oscilan entre moderada y baja. Allí, tres factores limitan la producción agrícola: el déficit de humedad durante gran parte del año, la baja capacidad de retención de esa humedad y poca disponibilidad de nutrientes. Por su parte, las zonas bajas del departamento de Bolívar, conformadas por la región del canal del Dique y La Mojana, son más aptas para la agricultura, aunque también son pobremente drenadas y afectadas por la insuficiencia de aguas durante los períodos secos del año.4 Estas características determinan que la región requiera de un sistema de riego para un aprovechamiento óptimo de la agricultura (Meisel y Pérez, 2006, pp. 30-31). Estas características físicas de la región se conjugaron con las demandas campesinas por el acceso a la tierra. En la década de 1950, las invasiones de tierras, producto de las demandas insatisfechas de los campesinos durante las primeras décadas del siglo XX, hicieron reemerger el problema agrario en la arena pública del país (Legrand, 1986; Sánchez, 1986). Las discusiones gubernamentales y las presiones de distintos sectores políticos culminaron con la promulgación de la Ley 135 de 1961, que incluyó disposiciones relativas a la extinción de dominio de tierras incultas y la adjudicación de baldíos. Además, se creó el Instituto Colombiano de la Reforma Agraria (Incora) para que adelantara los procesos de adjudicación de baldíos y obras de adecuación de tierras, como drenajes e intervenciones para la protección por inundaciones (Ley 135 de 1961). En este marco, el Instituto gestionó un préstamo ante el Banco Internacional de Reconstrucción Según su régimen de lluvias, la región caribe colombiana se caracteriza por ser subhúmeda, y en su escala la Guajira y la Sierra Nevada de Santa Marta representan las situaciones opuestas. El comportamiento de las lluvias es estacional, con niveles de precipitación bajos de enero a abril, y de junio a julio (veranillo de San Juan). Los niveles más bajos de precipitación anual se encuentran, en su orden, en los departamentos de La Guajira, Atlántico y Bolívar (Meisel y Pérez, 2006). 4 18 Un desarrollo pasado por agua y Fomento (BIRF) para desarrollar la primera etapa del proyecto conocido como “Atlántico 3”, dirigido a dos tipos de desarrollo: 3900 hectáreas de irrigación y 6000 hectáreas para cultivos de secano. En una segunda fase, el proyecto se orientó al control de inundaciones y el drenaje del área de la fase uno. El proyecto contemplaba un conjunto de aspectos: diseño y construcción de drenajes para adecuar 17.000 hectáreas agrícolas; diseño y mejoramiento de 77 kilómetros de carreteras; adquisición, adecuación y adjudicación de tierras a unos 2100 campesinos parceleros; diseño y construcción de cinco depósitos de almacenamiento; adquisición de vehículos y equipos para la orientación y el mantenimiento de las instalaciones construidas; un programa de investigación agrícola y otro de entrenamiento de los parceleros; entrenamiento de personal del Incora (DNP, 1971). El programa se tradujo en la construcción del distrito de drenaje de Manatí, con cobertura en 22.000 hectáreas de los municipios de Candelaria, Campo de la Cruz, Suan y Manatí; la construcción de los distritos de riego de Repelón, con capacidad para 3600 hectáreas, y de Santa Lucía, para 5000 hectáreas, y en la proyección del distrito de Molineros. De manera similar, en el departamento de Bolívar, en 1962 el Incora adecuó 11.873 hectáreas para el distrito de riego de María la Baja, de las cuales 9300 ha fueron tituladas a familias campesinas de la región y 2500 fueron destinadas a represas y drenajes (Aguilera, 2002; Gobernación del Atlántico, 2012). Para 2005, existían en el canal del Dique cinco distritos de riego, con capacidades distintas, como muestra la tabla 4. En un principio, el “Proyecto Atlántico 3” soportó una notable actividad agrícola y convirtió a los municipios de su influencia en la despensa agrícola del sur del Atlántico; algo similar ocurrió con María la Baja. Su consolidación se basó en la existencia de una gerencia encargada de la administración de todo el sistema de adecuación de tierras, con sede en el municipio de Manatí, así como en la comercialización de los productos por el Instituto de Mercadeo Agropecuario (Idema). No obstante, el sistema resultó profundamente afectado por las inundaciones causadas por la ruptura del canal del Dique en 1984. 19 UN DESARROLLO PASADO POR AGUA Tabla 4. Distritos de riego en el canal del Dique, 2005 Distrito Manatí y Santa Lucía Repelón Suelo (ha) Área aprovechable (ha) 32.000 27.400 3800 3400 San Estanislao 4468 4320 María la Baja 19.600 17.300 4500 4500 Conejos Fuente: Aguilera, 2006, p. 44 A las consecuencias de las inundaciones se sumó el cierre del Idema en la década de 1990 y, con él, el fin del modelo de intervención del Estado orientado a la protección de la producción nacional. A partir de entonces, los intentos de reforma agraria siguieron un modelo orientado hacia el mercado, en el que el Incora fue concebido como un actor mediador entre el campesino sin tierra y el propietario (Ley 160 de 1994). En esta nueva perspectiva de intervención rural, el Instituto perdió su fuente tradicional de finanzas, consistente en un porcentaje de los impuestos agrícolas y, aunque no desapareció, perdió relevancia como agente reformador5 (Berry, 2002). Las pérdidas de los El proceso liberalizador, en cuanto a políticas agrarias, fue, más bien, gradual. El plan de desarrollo del gobierno de Belisario Betancur (1982-1986), “Colombia con equidad”, introdujo las nociones de agroindustria y de sistema de alimentos. Además, el aumento de la actividad armada en el país se tradujo en la incorporación de una estrategia de pacificación conocida como “Plan nacional de rehabilitación”. Esto implicó una pérdida de importancia de la reforma agraria como política pública y se tradujo en un conjunto de políticas orientadas a generar presencia estatal en zonas agobiadas por la violencia, bajo el entendido de que esta se generaba por la ausencia de instituciones públicas y cívicas (Kalmanovitz y López, 2006, p. 176). La región del canal del Dique, menos afectada que otras por el fenómeno de la violencia, no fue objeto de políticas específicas. Luego, el “Plan de economía social” del gobierno de Virgilio Barco (1986-1990) combinó las estrategias de desarrollo social y de crecimiento económico. En un principio se buscó que el sistema de precios definiera la producción, aunque después se justificó la intervención estatal por la necesidad de combatir la inflación. La iniciativa liberalizadora fue retomada por el gobierno de César Gaviria (1990-1994). 5 20 Un desarrollo pasado por agua cultivos y las dificultades para recuperar la infraestructura ocasionaron el cambio paulatino hacia la ganadería extensiva y la agricultura de pancoger (Gobernación del Atlántico, 2012). Una suerte algo distinta corrió el complejo de Bolívar. En un inicio, el distrito de María la Baja se planificó para la siembra de dos mil hectáreas de caña de azúcar y seis mil de arroz con riego, ganadería y cultivo de plátano. Sin embargo, a finales de la década de 1980 el ingenio Santa Cruz, principal comprador de la caña producida, dejó de funcionar, lo que ocasionó el fin del cultivo. Por otra parte, la crisis del arroz, a principios de la década de 1990, causada por las políticas liberalizadoras, ocasionó una disminución del área sembrada a dos mil hectáreas en 1992. Este hecho se tradujo en la subutilización y el deterioro de la infraestructura de riego y de drenaje. Del mismo modo que en el departamento del Atlántico, estos hechos trajeron como consecuencia la determinación de los campesinos de optar por la agricultura de pancoger y, en este caso, por el arriendo de propiedades a campesinos sin tierra (Aguilera, 2002). En respuesta al decaimiento de la producción en María la Baja, en 1998 se creó la Alianza Estratégica Productiva6 para la reconver- La intención de ese gobierno era la de dejar atrás el modelo cepalino para instaurar un modelo abierto, sujeto a la competencia. En el caso de la agricultura, la liberalización se concibió como el desmonte del control de importaciones, precios de sostenibilidad y precios de cosecha (Kalmanovitz y López, 2006, pp. 179-182). Estas políticas marcaron el inicio del fin del Idema. Las alianzas productivas se inscribieron en el marco de las políticas promovidas por el gobierno de Andrés Pastrana (1998-2002) para incentivar los cultivos de tardío rendimiento en el país (Kalmanovitz y López, 2006). Esta figura se enmarcó en el “Programa de alianza interamericana de empresarios con interés social”, que promovía el cambio en la estructura empresarial regional mediante el otorgamiento de recursos a proyectos que tuvieran un sólido componente de interés social, y privilegiaba las inversiones que vincularan a los empresarios, la sociedad civil y el Estado (Austin, 2005; Mosquera, 2000). En el caso específico de la palma africana, las alianzas fueron concebidas como un mecanismo de carácter social y productivo, que tenía el propósito de reactivar el sector agropecuario mediante la articulación de todos los actores del campo con el 6 UN DESARROLLO PASADO POR AGUA 21 sión de la producción de cinco mil hectáreas hacia la palma africana. De esta hacen parte la Asociación de Palmicultores del Distrito de Riego de María la Baja, Asopalma, la Gobernación de Bolívar, el Fondo DRI, las alcaldías de los municipios de Arjona, María la Baja y Mahates, y la Promotora Hacienda las Flores. En 2002 se habían alcanzado 1400 hectáreas, y hoy en día se cuenta con una planta extractora (entrevista a Gabriel Pulido, María la Baja, 10 de mayo de 2013). El costo total del proyecto es de $ 14.000 millones, de los cuales, $ 700 millones son recursos no reembolsables del DRI. El 40 % del costo de las obras recibirá el incentivo de capitalización rural (ICR),7 y el resto es financiado por Finagro8 a través de la corporación financiera Cofinorte (Aguilera, 2002, pp. 37-38). Estos esfuerzos por mejorar la productividad agrícola, y los mencionados anteriormente, dirigidos a mejorar la navegabilidad del canal, tuvieron consecuencias adversas en el equilibrio del sistema cenagoso, que, a su vez, generaron otros esfuerzos para intervenirlo. sector privado, en la búsqueda de una mejor calidad de vida para todos sus integrantes. Los recursos para las alianzas serían aportados por el Estado mediante herramientas ya existentes, como el incentivo de capitalización rural, y por medio de préstamos de la banca multilateral (Murgas G., 1999). El incentivo de capitalización rural fue creado por la Ley 101 de 1993, y se reglamentó mediante el Decreto 626 de 1994. Este fue concebido como un derecho otorgado a toda persona natural o jurídica que emprenda nuevos proyectos de inversión financiados de forma total o parcial por Finagro. Se traduce en un aporte en dinero que se otorga como abono al saldo del crédito. 7 El Fondo de Financiamiento Agropecuario (Finagro) reemplazó en 1990 al Fondo de Fomento Agropecuario (FFAP). Como resultado de esta modificación, al Banco de la República se le retiraron sus funciones de fomento (Kalmanovitz y López 2006, pp. 165-166). 8 22 Un desarrollo pasado por agua LOS DRAMAS DEL CANAL Las consecuencias de las intervenciones humanas en el canal se han manifestado de forma notoria desde la segunda mitad del siglo XX. Entre 1955 y 1956, la construcción de un terraplén de 70 kilómetros de longitud que partía de Puerto Giraldo, en el municipio de Candelaria, para llegar a Villa Rosa, en Repelón, cerró el flujo de agua entre el canal y el interior, lo que trajo como consecuencia el decaimiento del complejo cenagoso del sur del departamento del Atlántico, que actuaba como zona de amortiguación para las crecientes del río Magdalena (Gobernación del Atlántico, 2012). De forma paralela, en el escenario regional más amplio, en 1960 se creó la Corporación Autónoma Regional del Valle del Magdalena con el fin de proteger y fomentar el uso de los bosques, agua, tierra y peces de los siete departamentos correspondientes a la región del bajo Magdalena. Sin embargo, esta entidad fue liquidada por limitaciones presupuestales. Sería reemplazada por el Instituto Nacional de Recursos Naturales (Inderena), institución que tampoco pudo atender los problemas ambientales de la región (DNP, 1995b).9 Las consecuencias de la desatención de los problemas ambientales causados por el canal terminaron por manifestarse. La emergencia invernal vivida por el país en 1984 tuvo implicaciones concretas en la región. Ese año, ocho municipios del sur del departamento del Atlántico resultaron inundados como consecuencia del desbordamiento del canal, tras la ruptura de uno de los terraplenes carreteables construidos para controlar sus aguas. Las viviendas de unas 35.000 Hasta 1993, la administración de los recursos naturales del río estuvo a cargo de esta institución y de las corporaciones autónomas regionales de los ríos Negro y Nare, de la Frontera Nororiental, del Cesar y Magdalena (DNP, 1995b). Ese mismo año, la Ley 99 de 1993, que creó el Ministerio del Medio Ambiente y el Sistema Nacional Ambiental, también determinó la conformación de la Corporación Autónoma Regional del Canal del Dique, encargada de velar por el desarrollo regional y productivo de la región. 9 UN DESARROLLO PASADO POR AGUA 23 personas resultaron afectadas, además de siembras y ganado. Según reportes de prensa, 30.000 hectáreas de siembra quedaron destruidas, así como 23.000 hectáreas dedicadas a la ganadería (www.semana.com, 1985). En consecuencia, en 1985 el Ministerio de Obras Públicas estableció el “Programa de monitoreo permanente del canal”. Entre 1985 y 1992, organismos como el Laboratorio Central de Hidráulica de Francia y el Centro de Estudios Técnicos realizaron estudios básicos preliminares orientados a dar solución al problema de la sedimentación del canal. En 1993, con la creación del Sistema Nacional Ambiental (Ley 99 de 1993), se dispuso que las corporaciones autónomas regionales con responsabilidades sobre la región actuaran en coordinación con la Corporación del Río Grande de la Magdalena,10 con jurisdicción sobre todos los municipios ribereños del canal del Dique.11 En 1995, el “Plan para la recuperación y manejo del río Grande de la Magdalena” dispuso la entrega en concesión, para su mantenimiento, de los tramos Barrancabermeja-Calamar, Calamar-Cartagena y CalamarBarranquilla, una vez cumplidas labores de rehabilitación tales como dragado de sedimentos, señalización de las riberas y balizaje del río que permitieran el tránsito por él durante las veinticuatro horas del Los recursos de Cormagdalena provienen del Fondo Nacional de Regalías, Ecopetrol, créditos internos y externos, presupuesto de la Nación, entidades territoriales o de cualquier entidad pública (DNP, 1998). 10 La primera corporación autónoma de este tipo creada en el país fue la de la del Valle del Cauca (CVC). Estas corporaciones fueron concebidas como entidades estatales de carácter autónomo encargadas de administrar y manejar los recursos naturales renovables de ecosistemas específicos. Con base en el modelo de la Tennesse Valley Authority, la visión original de estas entidades fue la de optimizar el manejo de tales recursos. En el caso de la CVC, esto implicaba la construcción de infraestructura (represas, riego, control de inundaciones) que permitiera hacer un uso multipropósito de la cuenca del río Cauca. Allí, como en el río Magdalena, esto implicaba ajustarse a una concepción de conservación de los recursos para garantizar su uso productivo (Canal y Rodríguez, 2008). 11 24 Un desarrollo pasado por agua día.12 También dispuso la realización de actividades de saneamiento básico, planificación y zonificación, entre otras (DNP, 1995b).13 En 1996, frente a la situación de deterioro ambiental del complejo de humedales, el Ministerio del Medio Ambiente inició estudios en la región y promovió la constitución de la empresa Canal Limpio, con la participación de Cormagdalena, Ecopetrol, los departamentos de Bolívar y Atlántico y ocho instituciones más. Entre 1997 y 1999 se ejecutaron estudios de prefactibilidad y factibilidad del “Plan de restauración de los ecosistemas degradados del canal del Dique” (Aguilera, 2006). En 2004, el Ministerio del Medio Ambiente solicitó a Cormagdalena definir una alternativa de manejo de sedimentos que, además de minimizar el aporte de sedimentos, garantizara la navegación, el suministro de agua para el consumo humano y los distritos de riego existentes y proyectados, la prevención y mitigación de impactos ambientales sobre las actividades de pesca, agricultura y ganadería, entre otros temas. El estudio contratado con la Universidad Nacional para tal fin descartó la viabilidad de la alternativa propuesta en 2004 y estableció lo siguiente (U. Nal., 2007, pp. 14-15): s Las condiciones de operación actual del canal son nocivas para el medio ambiente de la ecorregión, en particular para su población. s Las alternativas consideradas (condición actual mejorada, condición actual mejorada + esclusa de Calamar, control de caudal y sedimentos mediante compuerta; control de caudal y sedimentos mediante compuerta y esclusa de Calamar) tienen bondades En 1995, el canal del Dique era el único corredor fluvial del país que contaba con un sistema de señalización y balizaje para realizar actividades de navegación nocturna. Sin embargo, el sistema era insuficiente y carecía de información para gestionar las condiciones óptimas de navegabilidad (DNP, 1995a). 12 La evaluación realizada en 1998 por el Conpes estableció que el esquema de asignación y distribución de recursos en los tres comités zonales (alto, medio y bajo Magdalena) había ocasionado la atomización del presupuesto, lo que limitaba su capacidad para ejecutar programas de gran impacto (DNP, 1998). 13 UN DESARROLLO PASADO POR AGUA 25 importantes, pero ninguna resuelve el problema de sedimentación de forma completa. s Las tres alternativas producen efectos similares que se diferencian por sus costos, métodos de operación, mantenimiento y efectos ambientales. s La forma de seleccionar la mejor alternativa es mediante la cuantificación de efectos ambientales de las obras y sus costos reales. s Es evidente la falta de presencia del Estado en la ecorregión, lo que amerita el fortalecimiento del ejercicio de la autoridad ambiental. Frente a ello, la Universidad Nacional propuso estudiar un escenario de disminución del caudal existente a lo largo de tres tramos cortos de no más de 5 km cada uno, además de la construcción de una esclusa entre los caños de Matuinilla y Lequerica (U. Nal., 2007). Para la época, el volumen de carga transportada por el río Magdalena y por el canal del Dique había disminuido de manera sensible. El promedio de carga movilizada por el primero disminuyó a dos toneladas por año en la década de 1980. En el período 2000-2004, el promedio anual de carga transportada por el canal fue de 1,7 millones de toneladas, con un crecimiento promedio anual de 1,9 %, inferior al del total de la carga fluvial del país (2,5 %) (Aguilera, 2006; DNP, 1995b). La propuesta de la Universidad Nacional fue acogida con modificaciones en el documento de política “Importancia estratégica del proyecto ‘Sistema ambiental y de navegación del canal del Dique’ ” (DNP, 2009). La estrategia que se implementaría consistía en reducir la entrada de caudales mediante el estrechamiento de la sección hidráulica en su embocadura, contrarrestar la disminución de los niveles de la lámina de agua que produce el estrechamiento en Calamar mediante el desarrollo de dos estrechamientos complementarios de 5 km cada uno y garantizar el llenado del complejo de ciénagas por gravedad. No obstante las formulaciones de política, las inundaciones de 1984 tuvieron una segunda versión en 2010. En esa ocasión, y también como consecuencia de una temporada invernal, la presión producida 26 Un desarrollo pasado por agua por del aumento del caudal de aguas ocasionó la ruptura del jarillón del canal, lo que resultó en el vertimiento y posterior represamiento de aguas en la región sur del departamento del Atlántico. Los municipios de Santa Lucía y Campo de la Cruz resultaron completamente inundados, así como la totalidad del área rural del municipio de Suan. Otros, como Manatí, Candelaria, Repelón, Luruaco y Sabanalarga, resultaron afectados de forma parcial. Las características geográficas de esta región, delimitada por dos vías (carretera Oriental y vía que se desprende de esta hacia Las Compuertas) impidieron que las aguas vertidas fueran evacuadas hacia el canal o el río por drenaje natural. Esto implicó que las consecuencias de la emergencia extendieran sus efectos negativos por mucho más tiempo. En estimaciones de la Gráfico 5. Porcentaje de población afectada por la ruptura del canal, 2010 Suan 90,1% Soplaviento 86,3% Campo de la Cruz 83,0% Manatí 80,1% Santa Lucía 66,2% Candelaria 65,0% San Cristóbal 62,4% 49,8% Calamar 44,8% Repelón 32,5% Luruaco 27,9% San Estanislao 24,7% Piojó 23,1% Mahates 22,5% Turbaná 15,0% Sabanalarga 10,4% Tubará 9,8% Arjona 8,1% María la Baja Usiacurí Arroyohondo Juan de Acosta Barranquilla Cartagena 7,5% 7,1% 5,3% 3,7% 1,9% Fuente: elaboración propia con base en DANE, “Registro único de damnificados por la emergencia invernal” UN DESARROLLO PASADO POR AGUA 27 Gobernación del Atlántico, 35.176 hectáreas, equivalentes al 10,4 % del departamento, resultaron inundadas (Sánchez Jabba, 2011). Según datos del “Registro único de damnificados por la emergencia invernal”, el 7,5 % del total de habitantes de la región del canal resultaron afectados.14 Los municipios más impactados en términos del número de damnificados fueron Suan, Campo de la Cruz, Manatí y Santa Lucía, en el departamento del Atlántico, y Soplaviento y San Cristóbal, en el de Bolívar. Otros municipios, como Repelón, Luruaco, Piojó, Sabanalarga, Tubará, en el Atlántico, y Calamar, San Estanislao, Mahates, Turbaná y Arjona, en Bolívar, tuvieron afectaciones de consideración. La ruptura del canal causó pérdidas en cultivos y en animales. Para diciembre de 2010 se habían visto afectadas 30.455 hectáreas de cultivos de maíz, yuca, guayaba, mango, melón y guandul, entre otros. Por otra parte, 69.414 cabezas de ganado vacuno y 1164 de porcinos sufrieron las consecuencias del desbordamiento. De estas, el 10 % murieron por ahogamiento; el hato sobreviviente fue trasladado a zonas de menor riesgo de inundación, principalmente Sabanalarga. Además, resultaron dañados de manera crítica los distritos de riego de Manatí, Campo de la Cruz, Santa Lucía y Repelón (Sánchez Jabba, 2011), las problemáticas existentes y los daños ocasionados por la inundación en estos distritos se resumen en el cuadro 1. Estas problemáticas pueden tener implicaciones más profundas. Una revisión de los planes de desarrollo municipal muestra que el deterioro de los distritos de riego en los suelos más secos del departamento del Atlántico se ha vinculado con actividades agrícolas y ganaderas ineficientes, con procesos de acumulación de tierras por propietarios ausentes, con modalidades de tenencia y arriendo por pequeños campesinos y con una subutilización del suelo en pastos para la ganadería extensiva, como se aprecia en el cuadro 2. La varianza de este indicador es alta. El porcentaje máximo de afectados lo tuvo el municipio de Suan, con 90,1 % de su población, y el mínimo, Cartagena, con 1,9 %. 14 28 Un desarrollo pasado por agua Cuadro 1. Problemáticas y efectos de las inundaciones de 2010 en los distritos de riego del canal del Dique Distrito Cobertura Manatí, Manatí Campo de la Cruz, Candelaria, Santa Lucía, Suan Repelón Santa Lucía Campo de la Cruz Problemáticas Incapacidad de la estación de bombeo de Boquitas de drenar las aguas en un tiempo razonable, de manera que impida la inundación periódica de la región. Esto afecta las zonas de producción agropecuarias allí establecidas. Repelón Santa Lucía Ha venido prestando un servicio de riego deficiente e irregular; por lo tanto, es incapaz de atraer el establecimiento de cultivos agroindustriales. Debido a ello se limita a sostener una agricultura de subsistencia y oportunista. Construido en un 70 % Efectos de las inundaciones La inundación afectó la red de canales, vías, obras civiles e infraestructura del distrito, y obligó a su rehabilitación de urgencia y disposición para evacuación de las aguas del canal. La inundación causó daños graves a las obras civiles, lo que implicó la reducción de la prestación del servicio al 35 % de su capacidad. La falla del terraplén del dique depositó sobre un tramo de 900 m una capa de arena de más de 1,5 m que afectó 350 ha con riego. La inundación dejó por fuera de funcionamiento prácticamente todo el distrito. Toda la obra construida resultó inundada. Fuente: elaboración propia con base en Gobernación del Atlántico, 2012; Municipio de Campo de la Cruz, 2012; Municipio de Repelón, 2012; Sánchez Jabba, 2011 UN DESARROLLO PASADO POR AGUA 29 Cuadro 2. Principales problemáticas municipales en el canal del Dique Municipio Problemáticas Construcción de compuertas artificiales, manejadas por particulares, que han contribuido a la desaparición de ciénagas. Apertura o cierre de caños artificiales y construcción de terraplenes por particulares que quieren extender su dominio sobre tierra firme (Calamar, Arjona, María la Baja). Malas prácticas de captación del recurso hídrico por entidades prestadoras de servicios públicos (Arjona, Turbaná, Luruaco). Construcción de la troncal de Occidente, en Bolívar, y la carretera Oriental, en el Atlántico, sobre zonas de humedales (San Jacinto, Arjona, Suan, Candelaria, Campo de la Cruz. Arjona La rectificación del canal de los años ochenta aceleró los procesos de sedimentación. La desviación, el represamiento y desecación de caños y arroyos por el Estado con fines de producción económica o consolidación del suelo (San Juan, Arjona). Uso insostenible de la flora para ampliar la frontera agropecuaria y obtener madera. Caza y pesca indiscriminadas para la subsistencia. Contaminación de aguas por agroquímicos y basuras. Transporte en el canal sin ningún tipo de control. Sobreexplotación de canteras en cercanía de humedales y arroyos. Uso de la figura de arrendamiento para la explotación de la tierra. Sedimentación y pérdida de las ciénagas en virtud del taponamiento de los caños naturales. Calamar Utilización de áreas silvestres para pastoreo debido al cambio paulatino de la región en una zona ganadera y agrícola. Construcción de caños artificiales y terraplenes por personas que habitan las riberas del canal para ampliar fincas y parcelas. Uso de la figura de arrendamiento para explotar la tierra. Campo de la Cruz Disminución significativa de la actividad pesquera y pecuaria por causa de la inundación en 2010. Uso inadecuado de la tierra en ganadería y déficit minoritario de tierras para campesinos que utilizan el sistema de arrendamiento para su explotación. Alteración del intercambio hídrico entre el río Magdalena y las ciénagas, debido al taponamiento de los caños y otras conexiones. Candelaria Manejo inadecuado de residuos sólidos. Desequilibrio ambiental causado por inundaciones. Informalidad en la tenencia de la tierra, que deriva en la imposibilidad de acceso a créditos y proyectos productivos. 30 Un desarrollo pasado por agua Municipio Problemáticas Sedimentación y contaminación. Conflicto por 600 ha entre el área de reserva protegida Los Rosales, parque natural regional Los Rosales (Decreto 2372 de 2010), y la hacienda El Ceibal. Luruaco Distrito minero Calamarí-Atlántico (Luruaco, Repelón y Puerto Colombia), concentrado en la explotación de materiales de construcción (gravas, arenas, calizas y piedras), que ocasiona erosión de suelos, ocupación irregular del territorio, contaminación de suelos, deforestación y desertificación del terreno; explotaciones mineras ilegales. Explotaciones pequeñas y poco tecnificadas. Deterioro de los cuerpos cenagosos. Sedimentación de los cuerpos de agua. Uso insostenible de los recursos de suelo y agua. Mahates Disminución de áreas de cultivo. Desequilibrio ambiental por tala en las zonas de rastrojos y márgenes de los arroyos para establecimiento de agricultura y ganadería. Pesca indiscriminada. Inexistencia de un plan sectorial para el manejo de la contaminación en las fuentes de agua, deforestación masiva debido al monocultivo de palma africana, utilización de agroquímicos. María la Baja Falta de formación cultural para la formalización de la tenencia de la tierra. Distanciamiento entre la Administración municipal y los actores sociales organizados. Deforestación. Falta de incentivos para la producción rural. Piojó Migración de campesinos a Barranquilla. Pérdida de vocación agraria. Ganadería extensiva en suelos de alta pendiente. Minería en el distrito minero de Calamarí. Uso de fertilizantes Repelón Manejo de las compuertas del embalse del Guájaro, siguiendo intereses particulares. Erosión. Disminución de la actividad agrícola, pecuaria y piscícola. Mal manejo del distrito de riego. UN DESARROLLO PASADO POR AGUA Municipio San Cristóbal Suan 31 Problemáticas Agricultura en playones de complejos cenagosos y en tierras de terceros en modalidad de arriendo. Disminución de la cobertura boscosa organizada por cobertura de árboles. Deforestación. Pérdida de tierras para actividades agrícolas y pecuarias. Degradación ambiental asociada a la explotación de material para construcción (piedra, arena y barro caliche) en ocho minas legales. Tubará Actividades agrícolas no tecnificadas. Dos minidistritos de riego en desuso. Ganadería intensiva y semiextensiva realizada por propietarios ausentes. Fuente: elaboración propia con base en Municipio de Arroyohondo, 2012; Municipio de Calamar, 2012; Municipio de Campo de la Cruz, 2012; Municipio de Candelaria, 2013; Municipio de Mahates, 2012; Municipio de María la Baja, 2012; Municipio de Piojó, 2012; Municipio de Repelón, 2012; Municipio de Sabanalarga, 2012; Municipio de San Cristóbal, 2012; Municipio de Suan, 2012; Municipio de Tubará, 2012 Sobre este desarrollo azaroso, marcado por los efectos de las intervenciones humanas y realidades naturales, se desplegó el fenómeno violento asociado a la presencia de actores armados ilegales en la región. UN CONFLICTO PASADO POR AGUA Pese a su importancia como lugar de tránsito, la región del canal del Dique se configuró como escenario subsidiario del conflicto armado y no como centro de las disputas. Esto puede deberse en parte a las dificultades para su navegación, a la existencia de corredores mucho más eficientes, como la troncal de Occidente, y a la pobreza relativa de sus suelos. Este carácter subsidiario, no obstante, configura una presencia específica de los actores y sus acciones, cuyas manifestaciones no son siempre evidentes. PRIMEROS AÑOS Los primeros registros de presencia de grupos armados en la región del canal del Dique datan de 1980. Las fuentes consultadas registran acciones de dos grupos guerrilleros: Movimiento 19 de Abril (M-19) y Ejército de Liberación Nacional (ELN). Este último inició su presencia en el municipio de San Pablo, sur del departamento de Bolívar, en 1972. A partir de entonces extendió sus frentes, utilizando como financiación recursos provenientes de la extorsión, en particular a la ganadería, y el secuestro. Para la década de 1980, este grupo y el M-19 tenían alguna presencia en los municipios de Repelón, Piojó, Luruaco y Tubará, en el departamento del Atlántico. Sus acciones no parecen haber sido significativas. La Misión de Observación Electoral afirma que estas consistían en secuestros, atentados con explosivos y 34 Un desarrollo pasado por agua reclutamiento. Un reporte de prensa se refiere al canal del Dique como un escenario de batallas fluviales, junto con otros puntos de los ríos Magdalena y Cauca (www.semana.com, 1989). Este tipo de acciones son consistentes con situaciones en las que los grupos armados aún no han adquirido dominio de las zonas en las que actúan. En estas circunstancias, el secuestro, la toma de poblados y las emboscadas son fundamentalmente actividades de financiación, en la medida en que se relacionan con el pago de extorsiones y el robo de dinero, armas, municiones y equipos.15 Estas son actividades propias del repertorio militar de los grupos guerrilleros, que hacen énfasis en preservar las tropas y no el territorio (Gutiérrez y Barón, 2008; García, 2008). No obstante, esta situación cambiaría profundamente en las décadas posteriores. DÉCADA DE 1990 : NUEVOS ACTORES Para mediados de la década de 1990, el conflicto colombiano experimentó cambios específicos que se manifestaron en la región. Por un lado, en 1993, durante su Octava Conferencia, las FARC evaluaron su experiencia política y militar, que arrojó un balance positivo por la ampliación lograda por la organización. Sobre esta base, aprobaron varios puntos que definirían la orientación futura del grupo. En primer lugar, decidieron construir un ejército capaz de ocasionar derrotas militares de valor estratégico contundente. Para ello, crearon los bloques y comandos conjuntos, y diseñaron las compañías móviles de combate y el comando general. En segundo lugar, reafirmaron la necesidad de urbanizar el conflicto, para lo cual crearon las milicias bolivarianas. Por último, definieron una plataforma de diez puntos Naylor (1993) califica estas actividades como predatorias, similares a las del crimen común (blue-collar criminal activities), que permiten acciones del tipo golpear y correr. 15 UN CONFLICTO PASADO POR AGUA 35 relativos a las reformas políticas y sociales que el grupo impulsaría en caso de conformarse un “gobierno de reconciliación y reconstrucción nacional” (Pizarro, 2006; Rangel, 1997; García, 2008). Por otra parte, en 1994 tomaron forma las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU), organización paramilitar surgida del grupo armado denominado Los Tangueros, al mando de Fidel Castaño, en las inmediaciones de los departamentos de Córdoba y Antioquia. En 1997, esta organización militar pasó a formar parte de otra de carácter confederado, las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), que sirvió al objetivo de expandir el dominio paramilitar en el territorio nacional sobre la base de alianzas con distintos grupos de narcotraficantes y otros sectores económicos (García, 2008). Su conformación tuvo lugar el 18 de abril de 1997, cuando se agruparon los hasta entonces frentes independientes de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá, las Autodefensas de los Llanos Orientales, las Autodefensas de Ramón Isaza (Autodefensas del Magdalena Medio Antioqueño, ACMMA) y las Autodefensas de Puerto Boyacá (Autodefensas Campesinas del Magdalena Medio, ACMM). El 16 de mayo de 1998 se incorporaron tres nuevas organizaciones: la Autodefensas de Santander y Sur del Cesar (Ausac), las Autodefensas del Casanare y las Autodefensas de Cundinamarca (Serrano, 2009; García, 2008). Estos dos hechos se tradujeron en la creación de grupos y frentes cuyas acciones se concentraron en la región del canal del Dique o tuvieron impacto en ella. En el caso de las FARC, creó en 1994 el frente 37, Benkos Biohó, como parte del bloque Caribe, que actuó con cuatro estructuras: la compañía Cimarrones, la compañía móvil Pedro Góngora Chamorro, la compañía Che Guevara y la compañía Palenque, cuyas acciones, orientadas a la financiación y el reclutamiento, se desplegaron en el municipio de El Carmen de Bolívar, especialmente en el corregimiento de El Salado, en los municipios de Zambrano y Córdoba. La compañía Che Guevara cumplía labores de inteligencia y ataque a bases de las Fuerzas Armadas, actuaba en los municipios de El Carmen de Bolívar, San Jacinto, Zambrano, Córdoba y Calamar, este último en el canal del Dique. En Barranquilla 36 Un desarrollo pasado por agua su presencia comenzó a notarse en 1992, y a mediados de esa década habían consolidado la red urbana José Antequera, que trató de implantarse, sin éxito, en el área metropolitana de la ciudad16 (Misión de Observación Electoral, 2008b; Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH, 2005). Por su parte, tras el proceso de confederación, las AUC dieron forma al bloque Norte, al mando de Rodrigo Tovar Pupo, alias Jorge 40, para operar en los departamentos de Cesar, Magdalena, La Guajira y Atlántico, aunque llegó a emprender acciones en Córdoba, Sucre, Santander, Norte de Santander y Bolívar. Este bloque se organizó en frentes compuestos por comisiones, cada una de ellas al mando de un superior jerárquico. Estuvo integrado por catorce frentes: Adalvis Santana, Bernardo Escobar, Contrainsurgencia Wayuu, David Hernández Rojas, Guerreros de Baltazar, Héroes Montes de María, José Pablo Díaz, Juan Andrés Álvarez, Mártires del Cesar, Resistencia Chimila, Resistencia Motilona, Resistencia Tayrona, Tomás Guillén y William Rivas (Tribunal Superior, 2011). De ellos, el Héroes de Montes de María y el José Pablo Díaz tuvieron influencia en el canal del Dique. Ambos frentes tuvieron su origen en la alianza entre paramilitares y narcotráfico que se había fraguado en el país unos años atrás. Entre 1990 y 1991, el gobierno de César Gaviria enfrentó la reacción violenta de Pablo Escobar a su posible extradición a los Estados Unidos. Tras su huida de la cárcel La Catedral, en 1992, poco tiempo después de que diera muerte a sus socios, los hermanos Galeano y Moncada, en el mismo lugar de su reclusión, el gobierno de Gaviria emprendió su persecución mediante la conformación de un grupo de búsqueda que contó con la asesoría de la DEA (García, 2008). La información proporcionada por un grupo de doce narcotraficantes fue crucial para El ELN tuvo su principal foco de acción en el sur de Bolívar. Sin embargo, registró algunas acciones en la zona del canal del Dique. Por esa época hacía alguna presencia con el frente Jaime Bateman Cayón, parte, a su vez, del frente Norte. Su ubicación obedeció al propósito estratégico de afectar zonas de transporte de petróleo que salieran de Barrancabermeja, en el departamento de Santander (Echandía, 1998). 16 UN CONFLICTO PASADO POR AGUA 37 dar con Escobar. Su colaboración terminó por hacerlos beneficiaros de las medidas de amnistía contempladas durante el gobierno Gaviria para intentar el desmantelamiento del narcotráfico.17 Entre ellos se encontraba Luis Eduardo Ramírez, conocido como “Micky” Ramírez, antiguo líder del cartel de la Costa, quien lideró en la década de 1980 un grupo de autodefensas conocido como Los Mickys, cuyas actuaciones se desarrollaron en la región de los Montes de María (www. verdadabierta.com, 2011; Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH, 2005). Según declaraciones de Salvatore Mancuso, en 1997 tuvo lugar en la finca Las Canarias, de propiedad del entonces gobernador de Sucre, Miguel Nule Amín, una reunión que convocó a empresarios, políticos, militares y miembros de las autodefensas con el fin de conformar un bloque paramilitar en la vecina región de los Montes de María, núcleo de sus acciones (www.verdadabierta.com, 2002 y 2013; www.semana.com, 2006). La creación de este grupo correspondió al esquema inicial de expansión de las AUC mediante bloques conformados en atención a la demanda de las élites interesadas en proteger sus intereses frente a la extorsión de las guerrillas (García, 2008). En un principio, el núcleo de Ramírez18 sirvió de base para la creación del frente Rito Antonio Ochoa. Una vez conformadas las Se trató de un grupo que terminó por conocerse como Los Doce del Patíbulo. Entre ellos estaban algunos integrantes menores del cartel de Cali y del de Medellín. Amparados por el Decreto 1833 de 1992, “Por el cual se expiden normas para la obtención de beneficios por la colaboración con la justicia”, recibieron amnistía Luis Enrique Ramírez, Gustavo Tapias Ospina, Eugenio León García Londoño, Benito Mainieri Medina, Guillermo Blandón, Frank Cárdenas, Hernán Emilio Sepúlveda, Luis Guillermo Ángel Restrepo, Luis Giovanni Caicedo Tascón, Gabriel Puerta Parra, Pablo Enrique Agredo Moncada y Armando Muñoz Azcárate (www.semana.com, 1995). 17 Ramírez fue capturado en 1996, acusado de utilizar su empresa Frutas Tropicales de Colombia como fachada para transportar droga en sus propias aeronaves desde el Caquetá, pasando por la costa atlántica. En 1997 fue acusado de promover grupos de autodefensa en el departamento de Bolívar. Por estos delitos estuvo en la cárcel 18 38 Un desarrollo pasado por agua AUC, este grupo estuvo compuesto por cuatro organizaciones armadas: El Guamo, María la Baja, Zambrano y Calamar. De ellos, los más activos en la zona del canal del Dique fueron el primero, en los municipios de Calamar y Turbaco; el segundo, que hizo presencia en los corregimientos de Arroyohondo, Níspero, Matuya, El Puerto, Correa, Nanguma, Flamenco y San Pablo, del municipio María la Baja, y en los corregimientos de Palenque de San Basilio y Malagana, del municipio de Mahates; y el cuarto, en los corregimientos de Sato y Hato Viejo, del municipio de Calamar (Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH, 2005). En 1998 el bloque Norte quedó al mando de Rodrigo Tovar Pupo, alias Jorge 40, y en 1999 se había expandido por varios departamentos. Así, de la región nuclear de Montes de María, sus acciones se extendieron hacia la vecina zona del canal del Dique, donde amparó la expansión de los dominios del narcotráfico, lo que le dio un carácter específico a sus acciones. Esta fase se caracterizó por los esfuerzos conjuntos de la organización de amedrentar a la población y de disputar el control de los corredores del tránsito de narcóticos de la costa caribe. En efecto, aunque el motivo esgrimido para la conformación del grupo fue el de combatir al ELN y las FARC, el bloque traficó con estupefacientes y cobró impuestos a los narcotraficantes, actividades con las que, desde 2000, cubrió el 75 % de sus gastos. Además, contó con las contribuciones de ganaderos y terratenientes de la región. Según declaraciones de Diego Vecino, los propietarios de cada finca pagaban 10.000 pesos por hectárea; los de estaciones de servicio de combustibles, y los transportadores, comerciantes y tenderos, alguna suma requerida (Tribunal Superior, 2011). hasta 2002. En 2006 fue llamado de nuevo a juicio por lavado de activos, tras utilizar la empresa Agrolife, con inversiones en el departamento del Caquetá, para tramitar 855 créditos agropecuarios otorgados por Finagro. (www.eltiempo.com, 1996 y 2011; www.elespectador.com, 2008). UN CONFLICTO PASADO POR AGUA 39 En 2001 tomó forma el bloque Héroes de los Montes de María, estructura independiente del bloque Norte. Llegó a tener tres frentes principales: Canal del Dique, a cargo de Úber Enrique Bánquez Martínez, alias Juancho Dique,19 que ejercía influencia en Cartagena, El Guamo, San Juan Nepomuceno, San Jacinto, El Carmen de Bolívar, Turbaco, Arjona, Bayunca, Turbaná, San Estanislao, Santa Rosa, Clemencia, Mahates, Soplaviento, Santa Catalina y Arroyohondo; el bloque Golfo de Morrosquillo, al mando de Rodrigo Pelufo, alias Cadena, con acciones en el departamento de Sucre; y el bloque Sabanas de Bolívar y Sucre, comandado por William Ramírez Castaño, alias Román, con dominio en Magangué, Galeras, Zambrano, San Pedro, Buena Vista y Sincé (Grupo de Memoria Histórica, 2010; Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH, 2005; Tribunal Superior, 2010). Por su parte, alrededor del año 2000 la comandancia del bloque Norte creó el frente José Pablo Díaz, con el objetivo de contrarrestar las acciones de los frentes Diecinueve, Francisco Javier Castaño y José Antequera de las FARC, y el frente Pabón, del ELN, en las inmediaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta y Barranquilla. Con el tiempo, su área de influencia se extendió hasta los municipios de Barranquilla, Soledad, Puerto Colombia, Galapa, Tubará, Juan de Acosta, Piojó, Malambo, Sabanagrande, Polo Nuevo, Baranoa, Usiacurí, Santo Tomás, Palmar de Varela, Ponedera, Sabanalarga, Luruaco, Repelón, Manatí, Candelaria, Campo de la Cruz, Santa Lucía y Suan, en el departamento del Atlántico, y a Sitio Nuevo y Remolino, en el de Magdalena. Una vez consolidado, el frente dejó de ser financiado de forma directa Según versiones del mismo Juancho Dique, esta estructura fue creada formalmente el 14 de febrero de 2001. En sus comienzos se concentró en María la Baja, Arjona, Turbaco y Turbaná. En octubre de 2002 asumió la zona comprendida por los municipios de El Carmen de Bolívar, San Jacinto, San Juan Nepomuceno, Bayunca, San Estanislao, Calamar, Mahates, Arroyohondo, San Cristóbal, Soplaviento, Areanal, Villa Nueva, Clemencia, Santa Catalina, El Guamo, Santa Rosa, región hasta entonces a cargo de Jorge 40 (Tribunal Superior, 2010). 19 40 Un desarrollo pasado por agua por el bloque, y sus ingresos se basaron en fuentes como el cobro de porcentajes de participación sobre contratos públicos, los aportes de ganaderos y agricultores, y los impuestos al tráfico de drogas que se despachaban o atravesaban el área de su influencia, en particular por los municipios de Puerto Colombia, Juan de Acosta, Tubará y Piojó (www.verdadabierta.com, 2011). Aunque en apariencia el control del narcotráfico no fue una actividad más relevante que la de la extorsión al Estado, entre 2003 y 2006 los paramilitares llegaron a cobrar dos millones de dólares en impuestos a este negocio (Tribunal Superior, 2011). Mientras tanto, en consonancia con el propósito de su Octava Conferencia, las FARC realizaron en la región acciones que Echandía y Bechara (2006) identifican como intimidación del poder local, además de aquellas propias de situaciones de un dominio territorial no consolidado. Así, en Barranquilla, las FARC realizaron ataques a obras de infraestructura, estaciones de policía, oficinas bancarias y quemaron vehículos de transporte urbano. En 1997 secuestraron, en el municipio de San Estanislao, Bolívar, al entonces candidato a la Cámara de Mapa 1. Ubicación de los frentes de las AUC, canal del Dique, 2005 Fuente: elaboración propia sobre mapa de trabajo OCHA UN CONFLICTO PASADO POR AGUA 41 Representantes y excoordinador para el sur de Bolívar del “Programa para la sustitución de cultivos Plante”, William Rudas Rudas (www.eltiempo.com, 22.5.1997), así como a un funcionario de la Unidad de Agua Potable de la Gobernación de Bolívar, en el municipio de Mahates (www.eltiempo.com, 24.3.1997). Sin embargo, este grupo nunca llegó a consolidarse, y su presencia fue prácticamente anulada tras el ingreso paramilitar (Misión de Observación Electoral, 2008a; Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH, 2005). Con el tiempo, los dos grupos de autodefensa llegaron a dominar prácticamente todos los municipios de la zona del canal, con una clara división en la que el Héroes ejerció presencia en el departamento de Bolívar y el José Pablo Díaz en el Atlántico, IMPLICACIONES En comparación con el despliegue de violencia experimentado por otros departamentos de la región caribe, como Magdalena, Córdoba y aun el sur de Bolívar, centros de grandes masacres y desplazamientos, la subregión del canal del Dique vivió manifestaciones que, aunque a primera vista parecen más moderadas, tuvieron impactos puntuales. Por una parte, la búsqueda de control político y territorial sobre la zona por parte del que llego a ser el bloque Héroes de los Montes de María de las AUC se materializó en la perpetración de masacres y homicidios selectivos. Las primeras de estas acciones de estos grupos en la región del canal datan de 1999,20 año en que fueron asesinados ocho pobladores en incursiones distintas en los municipios de Mahates y María la Baja. En 2000, seis personas murieron en una tercera masacre, El Observatorio de Derechos Humanos y DIH de la Presidencia de la República registra dieciocho masacres entre 1993 y 1998, en los municipios de Barranquilla, Cartagena, Calamar y Repelón, atribuidas a desconocidos (véase infra). 20 42 Un desarrollo pasado por agua también en María la Baja. En 2001 volvió a tocar el turno a estos dos municipios con cuatro víctimas en cada uno de los dos hechos. En 2001 fueron secuestrados en Cartagena, y posteriormente asesinados en una finca en el canal del Dique, el expresidente de la Unión Sindical Obrera en Bolívar, Aury Sará Marrugo, y su escolta Miguel Arellano. En 2003 fue asesinado el expersonero de Arjona, Bolívar, Carmelo Ospina Castrillón. De todos estos hechos fue sindicado como responsable Juancho Dique, comandante del frente (Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH, 2005; Tribunal Superior, 2010). Las acciones del frente José Pablo Díaz fueron aún más selectivas y siempre mantuvieron un bajo perfil. Sus homicidios los perpetraron parrilleros de motocicleta que, tras los hechos, huyeron sin dejar rastro. La mayoría de las víctimas fueron personas dependientes de las drogas, ladrones, líderes comunitarios, sindicalistas, comerciantes y ganaderos21 (Tribunal Superior, 2011). No obstante, un blanco específico de sus acciones fueron las organizaciones sociales. Entre 2000 y 2006 el grupo amenazó, asesinó y desplazó a defensores de derechos humanos, académicos, estudiantes, políticos, comerciantes, ganaderos, líderes sindicales y comunitarios, miembros de las comunidades LGBTI (www.verdadabierta.com, 2011). Entre sus víctimas se encuentran el presidente de Electricaribe, Adán Pacheco, el profesor universitario La sentencia condenatoria de Edgar Ignacio Fierro Flórez, alias Antonio, comandante del frente José Pablo Díaz desde 2003 hasta su desmovilización, menciona, entre otros crímenes, el asesinato, entre 2003 y 2004, de tres personas en Barranquilla, en represalia por el asesinato de un escolta de las AUC, de catorce personas en actividades de limpieza social, de seis por negarse a pagar extorsiones, y de una por haberse manifestado públicamente contra el grupo. Asimismo, y en el mismo período, se lo responsabilizó del asesinato, en Sabanalarga, del secretario de Salud del municipio, de seis personas señaladas de pertenecer a las FARC, de otras dos acusadas de ser informantes de las autoridades, y de cinco más por limpieza social. En total, le fueron imputados 170 casos correspondientes a infracciones al Derecho Internacional Humanitario, delitos contra la vida, el orden público y el patrimonio económico (Tribunal Superior, 2011). 21 43 UN CONFLICTO PASADO POR AGUA Alfredo Correa de Andreis, el defensor de derechos humanos Pedro Pérez Orozco (www.verdadabierta.com, s. f.) y varios sindicalistas de la empresa de lácteos Coolechera. Según informes de la Corporación Nuevo Arcoíris, el frente planeó el asesinato de 82 dirigentes políticos, sindicales y populares vinculados con el Movimiento Ciudadano, que había avalado la candidatura del entonces alcalde de Barranquilla, Guillermo Hoenigsberg (www.arcoiris.com.co, 2013). Una masacre fue atribuida al bloque Norte en el área de influencia de este grupo; se trató de la masacre de Repelón, ocurrida el 31 de diciembre de 2000 en la vereda Cienaguita. Allí, varios hombres armados asesinaron a cuatro pobladores luego de sacarlos de sus viviendas (www.fiscalia. gov.co, 2009). En total, en el período 1993-2012 fueron cometidas en la región del canal del Dique 31 masacres, que dejaron 138 víctimas directas en Barranquilla y Repelón, en Atlántico, y en Calamar, Cartagena, Mahates, María la Baja y Turbaná, en Bolívar. De ellas 22 fueron cometidas en Cartagena y Bolívar. El mayor número de masacres se concentró entre los años 1996-2001, que coinciden con el período de expansión paramilitar en la región. A partir de 2000, los hechos violentos disminuyeron, pero no se extinguieron. Gráfico 6. Masacres en el canal del Dique, 1993-2012 Víctimas Cartagena Calamar Mahates 36 8 María la Baja Repelón 61 14 Barranquilla Turbaná Masacres 13 3 10 2 9 2 5 1 1 4 Fuente: elaboración propia con base en datos del Observatorio de Derechos Humanos de la Presidencia de la República. 44 Un desarrollo pasado por agua Gráfico 7. Masacres en el canal del Dique, 1993-2012: comportamiento en el tiempo 40 30 20 10 0 Dique Atlántico Dique Bolívar Canal del Dique Fuente: elaboración propia con base en datos del Observatorio de Derechos Humanos de la Presidencia de la República Un hecho que conviene destacar es que las masacres cometidas en los municipios del canal del Dique atlanticense representan el 59 % del total de las cometidas en el departamento, y el 61 % de las víctimas. En Bolívar, representaron el 41 % de las masacres y el 28 % de las víctimas, lo que refleja una mayor concentración de la violencia en los municipios del primer departamento, aunque estas fueran menos numerosas que en Bolívar. En cuanto a la responsabilidad por estas acciones, fueron atribuidas en un 85,5 % a desconocidos, y en un 14,5 % a autodefensas. La proporción de desconocidos es superior a la registrada en los dos departamentos, así como es inferior la proporción de las atribuidas a paramilitares. Estos bajos niveles de identificación podrían ser consecuencia del bajo perfil que manejó el frente José Pablo Díaz. Una de las consecuencias inmediatas de las acciones de los grupos armados ilegales, en particular de los grupos paramilitares, fue el desplazamiento forzado. Entre 1997 y 2009, 17.110 personas abandonaron sus lugares de vivienda y trabajo como consecuencia del conflicto armado, lo que equivale al 0,7 % de la población de la zona en 2005 (véase la tabla 10 en el anexo). En Bolívar, los principales municipios expulsores fueron María la Baja y Cartagena, con el 19,5 % y el 20 % de su población desplazada, respectivamente. Por su parte, en el Atlántico, los municipios que registraron expulsiones en mayor proporción fueron Barranquilla, Luruaco, Turbaná y Repelón. En particular, el 68 % de las personas desplazadas en este departamento 45 UN CONFLICTO PASADO POR AGUA Gráfico 8. Comparativo de masacres y víctimas en el canal del Dique, Atlántico y Bolívar, 1993-2012 Proporción n.o de masacres en Atlántico, 1993-2012 Dique Atlántico Resto Atlántico 41% Proporción n.o de víctimas en Atlántico, 1993-2012 Dique Atlántico 39% 59% Proporción n.o de masacres en Bolívar, 1993-2012 Dique Bolívar Resto Bolívar 61% Proporción n.o de víctimas en Atlántico, 1993-2012 Dique Bolívar 64% Resto Bolívar 28% 36% 72% Proporción n.o de masacres en Atlántico y Bolívar, 1993-2012 Canal del Dique Resto Atlántico Atlántico y Bolívar Proporción n.o de víctimas en Atlántico y Bolívar, 1993-2012 Canal del Dique Atlántico y Bolívar 34% 41% 59% 66% Fuente: elaboración propia con base en datos del Observatorio de Derechos Humanos de la Presidencia de la República 46 Un desarrollo pasado por agua Gráfico 9. Masacres en el canal del Dique, 1993-2012: responsables22 85,5% 49,8% 38,4% 14,5% 10,6% 1,2% Autodefensas Desconocidos Canal del Dique FARC ERP Atlántico y Bolívar Fuente: elaboración propia con base en datos del Observatorio de Derechos Humanos de la Presidencia de la República provenían del canal del Dique. En el caso de Bolívar, esta proporción es del 6 %. Esto muestra, tal como ocurrió con las masacres, una concentración relativa de las acciones armadas en estos municipios del Atlántico, como se ilustra en los gráficos 10 y 11. Tendencias similares se observan con el fenómeno del despojo de tierras. Hasta enero de 2013 se habían hecho 331 solicitudes de ingreso al Sistema de Registro de Tierras Abandonadas o Despojadas y Abandonadas (Ley 1448 de 2011), equivalentes a 22.315 hectáreas. Los municipios atlanticenses concentraron el 69 % de esas reclamaciones en el departamento, mientras que los bolivarenses, el 16 %. El bloque Héroes de Montes de María y el frente José Pablo Díaz se desmovilizaron en 2005 y 2006, respectivamente. Sin embargo, el fenómeno violento adquirió nuevas manifestaciones. En efecto, un informe de 2007 sobre grupos rearmados, disidentes o emergentes (CNRR, 2007) estimó que la costa caribe era una de las zonas del país El Ejército Revolucionario del Pueblo fue una disidencia del ELN que operó en la región durante la década de 1990 y hasta mediados de la década de 2000. Tuvo presencia en el centro de Bolívar, con la compañía Jáider Jiménez (Observatorio del Programa Presidencial de Derechos Humanos y DIH, 2005). 22 47 UN CONFLICTO PASADO POR AGUA Gráfico 10. Porcentaje de población expulsada por la violencia en la región del canal del Dique, 1997-2009 Cartagena 20,0% María la Baja 19,5% 8,3% Calamar País 7,3% Mahates 3,0% Bolívar 2,9% 2,2% San Estanislao San Cristóbal Soplaviento Repelón 2,1% 0,7% 0,6% Piojó 0,5% Turbaná 0,5% Luruaco 0,5% Tubará 0,4% Manatí 0,3% Suan 0,2% Juan de Acosta 0,2% Campo de la Cruz 0,2% Candelaria 0,2% Atlántico Usiacurí 0,1% Santa Lucía 0,1% Arroyohondo 0,1% Sabanalarga Barranquilla Arjona 0,1% 0,1% 0,1% elaboración propia con base en datos de Sipod-Acción Social Fuente: 0,0% Gráfico 11. Comparativo de expulsión en el canal del Dique, Atlántico y Bolívar, 1997-2009 Dique Atlántico Resto Atlántico Dique Bolívar Resto Bolívar 5% 32% 68% 95% Fuente: elaboración propia con base en datos de Sipod-Acción Social 48 Un desarrollo pasado por agua donde estos actores más se concentraban. Las acciones del bloque Norte en la región fueron seguidas por lo que un estudio reciente califica como nuevos grupos paramilitares (Granada et al., 2009). Tras su desmovilización del grupo, Miguel Villareal Archila, alias Salomón, conformó las Nuevas Autodefensas del Atlántico, o Grupo de los 40, organización que heredó la estructura y forma de operación del frente José Pablo Díaz. Su función principal era el cobro del impuesto al Gráfico 12. Solicitudes de ingreso al Sistema de Registro de Tierras Despojadas o Abandonadas Hectáreas María la Baja Turbaná Barranquilla Arjona Cartagena Manatí San Cristóbal Calamar San Estanislao Piojó 3.849 158 3.289 6 2.223 7 2.190 56 1.602 26 1.551 3 500 2 394 9 14 2 277 227 Mahates 116 8 Luruaco 71 2 Repelón 34 3 Sabanalarga 20 2 Arroyohondo 16 1 Soplaviento Solicitudes 5 1 Fuente: elaboración propia con base en Unidad de Restitución de Tierras Despojadas o Abandonas, Ministerio de Agricultura 49 UN CONFLICTO PASADO POR AGUA Gráfico 13. Comparativo de solicitudes de restitución en el canal del Dique, Atlántico y Bolívar, 2013 Dique Atlántico Resto Atlántico Dique Bolívar Resto Bolívar 16% 31% 69% 84% Fuente: elaboración propia con base en Unidad de Restitución de Tierras Despojadas o Abandonas, Ministerio de Agricultura narcotráfico en los municipios costeros de Sucre, Bolívar, Atlántico y Magdalena (www.verdadabierta.com, 2008). No obstante, en la región, la acción gubernamental contra estos grupos fue relativamente exitosa. En 2007, alías Salomón fue capturado y su banda desmantelada; sus negocios fueron ocupados por los hermanos Mejía Múnera, conocidos como los Mellizos; uno de ellos fue capturado y el otro resultó muerto en un operativo realizado en 2008 (PNUD, 2009). En épocas recientes, exintegrantes del bloque Héroes de Montes de María, agrupados bajo el nombre de Los Costeños, han dirigido sus acciones contra sectores comerciales (apuestas) y de transporte en Barranquilla (www.elheraldo.co, 2013). La presencia de estos grupos se ha vinculado con el aumento del número de homicidios en la ciudad, que, según la Defensoría del Pueblo, ascendió a 145 en el primer semestre de 2013. Esta situación condujo a que dicha institución emitiera un “Informe de riesgo” en el que alerta de la amenaza de graves violaciones contra los derechos humanos de alrededor de cinco mil habitantes de la ciudad y su área metropolitana, concentrados en tres grupos: defensores de derechos humanos, población vulnerable y comerciantes (www.semana.com, 2013; www.eltiempo.com, 2013; www. elespectador.com, 2013). 50 Un desarrollo pasado por agua No es posible descartar la presencia de estos grupos en el canal del Dique, si bien los datos son apenas indiciarios. Un informe reciente de prensa refiere la incautación, en marzo de 2013, de tonelada y media de coca en las cercanías de la bahía de Barbacoas, punto de desembocadura del canal en la ciudad de Cartagena (www.caracol. com.co, 2013). Esta parece ser un punto tradicional del narcotráfico en la región, aunque no resulta claro que sea un lugar de llegada de activos transportados por el canal. En efecto, según algunos reportes, la droga llegaba a puntos cercanos a la desembocadura por vía terrestre, desde donde se transportaba hacia Centroamérica (www. verdadabierta.com, 2009). De tal manera, a diferencia de lo sucedido con el transporte de hidrocarburos, el canal no parece haberse configurado como un lugar de tránsito estratégico ni de confrontación armada. Las cifras y los datos revelan impactos menores a los de regiones vecinas,23 cuyo análisis requiere de un esfuerzo para observar mediaciones específicas, no necesariamente evidentes, en la vida local, que se encuentran más allá de los alcances de esta monografía. Sin embargo, una revisión de los factores que inciden en el riesgo de victimización de su población, según se sigue del ejercicio de análisis de la Unidad de Víctimas del Departamento de la Prosperidad Social (DPS), arroja una interpretación importante: que la debilidad de las administraciones señalada arriba se presenta como elemento vinculante entre desarrollo y conflicto. El índice de riesgo de victimización (IRV) agrupa en una única cifra los riesgos de ataques a la vida, la integridad personal, la seguridad, la libertad personal y la libertad de circulación, derivados de las En la vecina región de Montes de María, por ejemplo, entre 1996 y 2007 se cometieron 48 masacres, que sumaron 328 víctimas. Entre 1997 y 2009 se había desplazado el 59 % de su población (cálculos propios con base en datos del Observatorio de Derechos Humanos de la Presidencia de la República, DANE y SIPOD). 23 UN CONFLICTO PASADO POR AGUA 51 amenazas externas (cuatro subíndices) y las vulnerabilidades (cinco subíndices) internas existentes en cada municipio del país, cada uno con valoraciones que van de 0 a 1, donde 1 indica mayor riesgo, amenaza y vulnerabilidad. La metodología de agregación no es clara en el documento conceptual de la institución (irv.participa.com.co, s. f.), por lo que propondré una lectura gruesa. Para 2012, el municipio con mayor riesgo de victimización fue Convención, en Norte de Santander, con un índice de 0,98; el de menor riesgo fue Tópaga, en Boyacá, con un índice de 0,18. En general, el análisis de la Unidad ha propuesto que los subíndices más significativos en la explicación del riesgo en el país son la presencia de actores armados y las acciones contra la población civil, del lado de las amenazas, y los relativos a las condiciones institucionales y geográficas, del lado de las vulnerabilidades. Las cifras correspondientes para estos cinco guarismos en la región se recogen en la tabla 5. Una observación comparada permite la siguiente lectura: el subíndice presencia24 es constante; el subíndice hechos25 tiene variaciones mínimas, y el cambio en sus valores no se asocia a cambios similares en los valores del IRV. Por ejemplo, Cartagena, la ciudad con más riesgo (0,51) y Soplaviento (0,296), la ciudad con menos, tienen datos similares (0,39 y 0,37, respectivamente). Esto indica que los factores externos asociados a la presencia y actuaciones de los grupos armados no explican los cambios en el riesgo de victimización en los municipios del canal del Dique y que sus variaciones residen en factores relacionados con las condiciones propias de la región. A este respecto, Número de actores ilegales armados, número de frentes por actor ilegal, número de hombres por frente por actor ilegal, actividad del actor (financiera, tráfico de armas, control territorial,), estado de control territorial (en disputa, consolidado, esporádico, corredores de movilidad), información de planes estratégicos, cultivos de uso ilícito. 24 Contactos armados (con la Fuerza Pública, actores ilegales), hostigamientos, emboscadas, ataques a instalaciones de la Fuerza Pública. 25 52 Un desarrollo pasado por agua Tabla 5. Índice de riesgo de victimización Municipio Presencia Hechos Geográfico IRV Institucional Convención 0,98 Alto 1,00 0,97 0,74 0,85 Cartagena 0,51 Medio alto 0,41 0,39 0,46 0,79 Piojó 0,479 Medio 0,41 0,37 0,66 0,64 Calamar 0,473 Medio 0,48 0,4 0,37 0,62 María la Baja 0,46 Medio 0,41 0,4 0,49 0,72 Barranquilla 0,45 Medio 0,41 0,42 0,38 0,71 Arjona 0,44 Medio 0,41 0,38 0,48 0,66 Mahates 0,437 Medio 0,41 0,37 0,49 0,64 Campo de la Cruz 0,433 Medio 0,41 0,37 0,45 0,67 San Cristóbal 0,427 Medio 0,41 0,4 0,29 0,74 Juan de Acosta 0,416 Medio 0,41 0,38 0,55 0,55 San Estanislao 0,41 Medio 0,41 0,4 0,4 0,64 Sabanalarga 0,395 Medio 0,41 0,38 0,42 0,57 Turbaná 0,386 Medio bajo 0,41 0,38 0,4 0,56 Manatí 0,384 Medio bajo 0,41 0,37 0,45 0,5 Santa Lucía 0,376 Medio bajo 0,41 0,37 0,41 0,43 Suan 0,375 Medio bajo 0,41 0,39 0,38 0,58 Arroyohondo 0,362 Medio bajo 0,41 0,37 0,33 0,54 Luruaco 0,346 Medio bajo 0,41 0,39 0,42 0,53 Repelón 0,346 Medio bajo 0,41 0,38 0,69 0,54 Tubará 0,345 Medio bajo 0,41 0,38 0,35 0,49 Candelaria 0,341 Medio bajo 0,41 0,37 0,45 0,41 Usiacurí 0,305 Medio bajo 0,41 0,37 0,45 0,3 Soplaviento 0,296 Medio bajo 0,41 0,37 0,37 0,33 Tópaga 0,18 Bajo 0,41 0,40 0,04 0,07 Fuente: elaboración propia con base en IRV, Unidad de Víctimas, Departamento para la Prosperidad Social UN CONFLICTO PASADO POR AGUA 53 en cuanto a las variables geográficas,26 se observa que sus variaciones, aunque más pronunciadas, no se vinculan con los cambios en el riesgo. De modo análogo al caso anterior, se observa que Cartagena (0,51), Soplaviento (0,296) y San Cristóbal (0,427) tienen variaciones discordantes para estas cifras (0,46, 0,29 y 0,37). Los cambios en las variables institucionales27 parecen, entonces, relacionarse más con el riesgo de victimización. En efecto, Cartagena (0,51) y Soplaviento (0,296), tienen los mayores y menores índices institucionales, respectivamente (0,79 y 0,33). Así, la institucionalidad de la región del canal se muestra débil para tramitar tanto las consecuencias del conflicto armado como las asociadas a los desbordamientos. Aún más, puede ser blanco de extorsión o captura por actores armados que, no obstante concentrar sus acciones en el control del narcotráfico, han tenido como práctica común la extorsión al Estado, forma de actuar menos evidente que la violencia pura asociada al enfrentamiento armado. Por otra parte, la orientación de sus acciones a grupos específicos, como los defensores de derechos humanos y activistas de la organización social, hacen particularmente vulnerables a las manifestaciones y propuestas de origen social orientadas a procurar mejores condiciones de vida para los pobladores. Existencia de vías de comunicación terrestres y fluviales, localizaciones estratégicas para actores armados ilegales, zonas de parques naturales, territorios colectivos, resguardos indígenas. 26 Presencia de policía, presencia de ejército, presencia del Ministerio Público, eficiencia de la justicia, investigación en las unidades de derechos humanos, justicia y paz, presencia de organismos internacionales de protección humanitaria, índice de transparencia municipal, existencia de programas de erradicación manual y aspersión en aérea de cultivos, existencia de programas de restitución de tierras. 27 INICIATIVAS DE PAZ En la actualidad, la región del canal del Dique no presenta un número considerable de propuestas organizativas como respuesta a los problemas asociados al avance del conflicto armado y al desarrollo regional. En particular, se deducen unos bajos niveles de asociatividad y participación, aunque esta observación requiere mayores pruebas. El diagnóstico municipal de Calamar (Municipio de Calamar, 2012), por ejemplo, señala que la participación de las comunidades en el ejercicio del gobierno local es prácticamente inexistente. Aunque existen algunas asociaciones, el porcentaje de la población que hace parte de alguna organización comunitaria no supera el 1,4 %. Situaciones similares se registran en los demás planes de desarrollo consultados: Ni las comunidades participan ni la Administración genera los espacios para que se promueva un ejercicio de consulta ciudadana ni rendición de cuentas; aunque se identificaron grupos y asociaciones que están cohesionando algunos sectores sociales y grupos en ciertos territorios que representan a la sociedad civil (JAC, pescadores, campesinos, pequeños ganaderos), estas muestran muy baja organización, y por ende su participación es limitada. En el corregimiento de Hato Viejo es donde se observa más organizaciones, seguramente debido a que se encuentra más retirado del casco urbano y también por sus condiciones históricas, sus relaciones con otros municipios y otras 56 Un desarrollo pasado por agua comunidades; pero esa organización es interna, no se evidencia mejor o mayor participación en las decisiones tomadas por parte de la Administración local, no hay una relación cercana y efectiva. Tampoco hay un buzón o sistema de recolección de quejas, reclamaciones y peticiones de la ciudadanía, cada funcionario atiende los requerimientos a medida que llegan pero no hay registro de ello, sin seguimiento las acciones tampoco se sabe si son eficientes, oportunas o si no se están llevando a cabo. (Municipio de Calamar, 2012, p. 97) Sin embargo, esta situación no ha sido permanente. El mismo documento de Calamar señala que las juntas de acción comunal fueron exitosas en algún momento. Una revisión del registro de luchas sociales del Centro para la Investigación y Educación Popular (Cinep) muestra que en entre 1975 y 2007 se llevaron a cabo 133 protestas sociales en la región, entre paros cívicos, bloqueos de vías, marchas, invasiones, disturbios y tomas de entidades públicas. Así por ejemplo, en 1978 tuvo lugar un bloqueo de vías en los municipios de Juan de Acosta, Piojó y Tubará en protesta por el mal estado de las vías, la calidad del agua y los riesgos, y por la desviación del arroyo de Mortillo planeada en esa época. En 1980, 1982 y 1985 ocurrieron quince procesos de invasión de tierras en los municipios de Candelaria, Manatí, Repelón, Suan, Sabanalarga y Cartagena. En 1981 nuevamente se bloquearon vías como estrategia para presionar la construcción de barreras de contención para evitar las inundaciones de áreas agrícolas en los municipios de Campo de la Cruz, Candelaria, Manatí, Santa Lucía y Suan. En 1985 tuvo lugar una marcha que convocó a los habitantes de Campo de la Cruz, Candelaria, Santa Lucía y Suan para reclamar atención para los damnificados por las inundaciones del año anterior (Cinep, “Base de datos sobre luchas sociales”). Estas movilizaciones indican algún grado de organización social que, no obstante, ha ido disminuyendo con el paso de los años. En efecto, el grueso de la acciones se dio en las décadas de 1970 y 1980; 57 INICIATIVAS DE PAZ Gráfico 14. Luchas sociales en el canal del Dique, 1975-2007 1985-1994 1975-1984 1995-2004 2005-2007 23 20 18 17 14 11 10 9 2 3 0 Paro 0 0 1 1 Bloqueo de vías Marcha 0 Invasión 0 0 0 1 0 Disturbio 2 1 0 Toma de entidades Fuente: elaboración propia con base en datos sobre luchas sociales del Cinep para mediados de 1995 estas ya eran prácticamente inexistentes.28 Esto revela un decaimiento de los lazos sociales cuya relación con los efectos disgregadores de las catástrofes naturales e inhibidores del conflicto armado puede sugerirse. Pese a este escenario, en los últimos años ha tomado forma el “Programa de desarrollo y paz del canal del Dique”, iniciativa hermana de otras surgidas en el país a partir de 1995, tras la iniciativa pionera del “Programa de desarrollo y paz del Magdalena medio”. A continuación se describen los antecedentes, orientaciones y problemáticas asociados con esta propuesta. No obstante, un diagnóstico reciente efectuado por la Corporación Desarrollo y Paz del Canal del Dique y Zona Costera establece la existencia de 123 organizaciones de base en la región, divididas así: campesinos (22,8 %), juntas de acción comunal (21,1 %), pescadores (14,6 %), gestores culturales (8,9 %), mujeres (7,3 %), gremiales (6,5 %), agropesqueras (2,4 %), empresas/microempresas (2,4 %), ganaderos (1,6 %), comerciantes (1,6 %), gestores étnicos (2,4 %), profesionales (2,4 %), gestores ambientales (1,6 %), gestores comunitarios (1,6 %), gestores deportivos (0,8 %), entes territoriales (0,8 %) y jóvenes (0,8 %) (CDPCDZC, 2013, p. 38). 28 58 Un desarrollo pasado por agua CORPORACIÓN DESARROLLO Y PAZ DEL CANAL DEL DIQUE Y ZONA COSTERA Antecedentes 29 El primer antecedente de esta propuesta es, como se mencionó, el “Programa de desarrollo y paz del Magdalena medio”, creado en 1995. En la década siguiente, y con base en la experiencia del “Programa de los Montes de María”, creado en 2003, se fue gestando la idea de iniciar una dinámica territorial a escala de la región caribe. El proceso estuvo en la base de propuestas similares en el bajo Magdalena, canal del Dique, Cesar, Córdoba, Urabá y La Mojana. Esta apuesta regional gira en torno a tres objetivos: 1) entenderse como un todo para hacer frente a los desafíos regionales; 2) enriquecerse a partir del intercambio de experiencias, y 3) que la sociedad tenga una apuesta en común sobre el proceso de articulación de la región caribe. Después de la creación del Programa, en 2006, en 2007 surgió el interés de un conjunto de arzobispos de la Iglesia católica en conformar la Corporación Desarrollo y Paz del Canal del Dique y Zona Costera. Después de una serie de actividades, tales como la realización de reuniones exploratorias con Interconexión Eléctrica S. A. (ISA), la Gobernación de Bolívar, la Universidad de Cartagena, la Universidad Tecnológica de Bolívar, la Cámara de Comercio de Cartagena, el SENA, las pastorales sociales y el PDP de Montes de María, y una consultoría con ISA, dicha corporación nació formalmente el 19 de febrero de 2009. Forman parte de la misma las siguientes instituciones: Arquidiócesis de Barranquilla, Arquidiócesis de Cartagena, Pastoral Social de Salvo que se indique lo contrario, los siguientes acápites se basan en el documento “Balance social” de la Corporación Desarrollo y Paz del canal del Dique y Zona Costera (2013) y en la entrevista realizada al director de la dicha corporación, Pbro. Rafael Castillo, el 21 de junio de 2013. Agradezco al padre Castillo y a Carmen Román por su colaboración. Cualquier mala interpretación es responsabilidad de la autora. 29 INICIATIVAS DE PAZ 59 Barranquilla, Pastoral Social de Cartagena, Sociedad Portuaria Regional de Barranquilla, Sociedad Portuaria Regional de Cartagena, Cámara de Comercio de Cartagena, Universidad del Norte, Universidad Tecnológica de Bolívar, Universidad San Buenaventura, Universidad Simón Bolívar, ISA y Ecopetrol.30 Orientaciones La propuesta de la Corporación se sustenta en un conjunto de principios. Entre los primeros se encuentra la concepción de vida digna como un don de Dios que puede ser alcanzado mediante la modificación de las condiciones estructurales y de las situaciones de injusticia que sustentan la pobreza; del bien común como derivado del ejercicio de la solidaridad de los seres humanos y las instituciones; y del medio ambiente sano como un derecho colectivo y humano fundamental. Entre los segundos, la idea de justicia como el reconocimiento, respeto y el ejercicio (hacer valer) de los derechos de las personas; de solidaridad como el reconocimiento del bien común y de la vida digna para todos; de honestidad como valor indispensable para el buen desenvolvimiento de las relaciones humanas; el servicio, como vocación fundamental que implica adoptar una actitud permanente de colaboración hacia los demás; la responsabilidad, como un signo de madurez que implica esfuerzo para lograr un clima de confianza en las relaciones humanas, y el respeto, como principio que exige trato amable y cortés y es garantía de transparencia, esencia de las relaciones humanas y la vida en comunidad. Sobre esta base, la Corporación hace una propuesta de desarrollo que no se traduce en la búsqueda del crecimiento económico, Además, cuenta con los siguientes aliados: Cormagdalena, Unión Europea, Red Prodepaz, Interteam Suiza, Colombia Humanitaria, Fundación Mamonal, Fondo de Adaptación, Misión de Observación Electoral, Departamento de Prosperidad Social, CEI-Conferencia Episcopal Italiana. 30 60 Un desarrollo pasado por agua sino en la centralidad de la dignidad humana. Así, busca promover la generación de oportunidades para que los habitantes de la región tengan condiciones adecuadas de trabajo, educación, vivienda y salud. Esta concepción se traduce en la idea de una intervención transformadora en la que participan el Estado, el sector privado, la Iglesia y la sociedad civil para la construcción de acuerdos y consensos. Son cinco sus líneas de trabajo principales: gobernabilidad democrática; desarrollo socioeconómico sostenible y sustentable; ordenamiento territorial; educación y cultura; derechos humanos, paz y reconciliación. Sus principales acciones se presentan resumidas en el cuadro 3. Cuadro 3. Líneas y acciones institucionales de la Corporación Desarrollo y Paz del Canal del Dique y Zona Costera Eje Líneas/acciones Acompañamiento a la formulación de planes de desarrollo. En particular, a los municipios de Juan de Acosta y Sabanalarga, en el Atlántico, y Cartagena. Acompañamiento a los jóvenes de la región. Gobernabilidad democrática y construcción de lo público Acompañamiento a las comunidades zenúes de Bolívar. Incidencia en políticas públicas. Acompañamiento a espacios de participación ciudadana. Concertación con la Misión de Observación Electoral. Articulación con la autoridad ambiental de Cardique. Impulso a las mesas de seguridad y soberanía alimentaria. Desarrollo socioeconómico sostenible y sustentable Fortalecimiento de las organizaciones de pescadores. Articulación con la política pública del Estado y los entes territoriales locales. Búsqueda de la construcción de un modelo de desarrollo local que permita mejorar la vida de los pobladores. 61 INICIATIVAS DE PAZ Líneas/acciones Eje Apoyo a la ecorregión del Guájaro. Formación en ordenamiento territorial y gestión de riesgo. Apoyo a los consejos territoriales de planeación. Ordenamiento territorial Elaboración de la cartografía del canal del Dique y la zona costera. Desarrollo de espacios de encuentro con los pobladores. Acuerdo para la prosperidad del río Magdalena. Promoción de la identidad cultural. Educación y cultura Promoción de las expresiones y manifestaciones culturales. Fortalecimiento de las organizaciones e iniciativas culturales. Formación ciudadana. Promoción de la espiritualidad y la paz. Realización de acciones para la prevención de conflictos. Derechos humanos, paz y reconciliación Promoción de la cultura de vida. Impulso a procesos de reconciliación y justicia restaurativa. Dinamización y participación en espacios públicos y privados. Fuente: elaboración propia con base en CDPCDZC, 2013 Acciones Después de su conformación, la Corporación enfrentó la catástrofe ocasionada por el desbordamiento del canal en 2010, en cuya atención concentró sus esfuerzos. Sus acciones se orientaron a facilitar el proceso organizativo con comunidades, personeros, comunicadores y alcaldes. En ese momento realizó un estudio de reactivación económica en medios de vida en los municipios de Santa Lucía, San Cristóbal, Soplaviento y Arenal, que, no obstante, no se articuló de manera efectiva con la oferta estatal. 62 Un desarrollo pasado por agua Desde entonces se han efectuado diversas acciones para consolidar el “Programa de desarrollo y paz”. Un resumen de ellas se presenta en el cuadro 4. Cuadro 4. Acciones y actividades de la Corporación Desarrollo y Paz del Canal del Dique y Zona Costera, 2011-2013 Acción Actividades Construcción de centros orgánicos de decisión en los que se encuentren la institucionalidad y la sociedad civil. Fortalecimiento de la conciencia individual y colectiva en torno a los problemas comunes generados por la ola invernal. Diseño de un modelo de acompañamiento técnico, organizacional y político Impulso de un ejercicio de pedagogía ciudadana que parta del reconocimiento de la necesidad de transformar los modos de sentir y pensar el territorio, y actuar en él. Articulación con la Redprodepaz, los PDP del Caribe colombiano, Cormagdalena, Colombia Humanitaria, Acción Social, Unión Europea, Incoder, SENA, Alta Consejería para la Prosperidad Social, Naciones Unidas y la Comisión Nacional de Reconciliación. Articulación con la estrategia nacional para la recuperación de humedales y ciénagas de los PDP sobre los municipios que están en la cuenca del río Magdalena. Fortalecer la red de pescadores artesanales y productores, así como las redes sociales Identificación del estado de las organizaciones de pescadores mediante la aplicación del índice de capacidad organizacional. Establecimiento de la Mesa de Pesca del PDP del Canal del Dique y la Zona Costera, en la que figuren las organizaciones de pescadores, el SENA, las Umata, la CDPCDZC y Eduardoño. Creación de la Red de Pescadores Artesanales y Agricultores del Canal del Dique, con el apoyo de la Corporación PBA. 63 INICIATIVAS DE PAZ Acción Actividades Creación de la Red de Cabildos Indígenas en Bolívar y de la Mesa Indígena. Creación de la Red de Veedurías Ciudadanas en ambos departamentos. Creación de la Red de Comunicadores Populares. Participación directa en la Red Nacional de Pobladores de los PDP de Colombia. Fortalecer la red de pescadores artesanales y productores, así como las redes sociales Talleres de formación y capacitación con el apoyo del SENA y de la UTB. Acompañamiento en la constitución jurídica de las organizaciones de pescadores. Rescate de los saberes ancestrales y fortalecimiento de la identidad cultural de los pobladores de la región. Cooperación horizontal con Montes de María mediante el intercambio de experiencias con Concepal, organización de segundo nivel del PDPMM. Talleres de comunicación para el fortalecimiento organizacional. Talleres de participación ciudadana y comunitaria con los pasantes de ciencias políticas de la UTB. Puesta en marcha de los comités técnicos de la Corporación y espacios de asistencia técnica preparatoria del canal del Dique entre las fases de emergencia y reconstrucción. Espacio concertado con la Comisión Económica para América Latina y Colombia Humanitaria. Construir e implementar herramientas y espacios para la formulación participativa y gestión de proyectos estratégicos locales Estrategia de Evolución Caribe. Alianza con la Misión de Observación Electoral. Estrategia con los PDP del Caribe colombiano. Avances compartidos con Ecopetrol, Cartagena, ISA y Cormagdalena. Alianza con Interteam en orden al fortalecimiento organizacional y la estandarización de procesos. “Programa de nuevas iniciativas de paz”. Diálogos con Incoder para el tema de pesca en el canal del Dique y la articulación de trabajos conjuntos. 64 Un desarrollo pasado por agua Acción Actividades Construcción de la imagen corporativa de la CDPCDZC. Avances en la conformación de la Red de Comunicadores Populares del PDP. Selección de los programas radiales “Coloreando la esperanza”. Poner en marcha una estrategia de comunicaciones para el desarrollo y el fortalecimiento organizacional Construcción, con la Universidad del Norte, de un mapeo de actores sociales y medios comunitarios alternativos con miras a hacer un diagnóstico participativo de comunicación. Impartir talleres a las organizaciones con énfasis en participación ciudadana, empresarismo, contabilidad básica, rescate de saberes e identidad cultural, habilidades comunicativas y presentación conceptual de la Corporación a las organizaciones de pescadores atendidas. Ruedas de prensa y primera edición del boletín electrónico de la Corporación Desarrollo y Paz del Canal del Dique y Zona Costera: Remando Juntos. Elaboración de una base de datos de medios comunitarios y de los gestores socioculturales de los departamentos de Atlántico y de Bolívar. Fuente: elaboración propia con base en CDPCDZC, 2013 Problemáticas Los diagnósticos de la misma corporación permiten establecer dos problemáticas básicas relacionadas con su articulación con la institucionalidad estatal. En primer lugar, una débil respuesta de las autoridades municipales, en particular en lo que concierne al acompañamiento de los planes de desarrollo municipal. En el caso del Atlántico, la propuesta de acompañamiento formulada a las alcaldías de Juan de Acosta, Sabanalarga, Piojó y Usiacurí solo fue recibida por las dos primeras. En los últimos, las alcaldías no expresaron interés en trabajar mancomunadamente con otros actores de la sociedad civil (CDPCDZC, 2013, p. 31). En estos casos se acudió a los consejos territoriales de planeación, que aceptaron el acompañamiento técnico. INICIATIVAS DE PAZ 65 En el caso de Bolívar, la propuesta de formación práctica de los funcionarios púbicos y de los integrantes de los consejos territoriales para la planeación se encontró con la existencia de perspectivas, orientaciones y prácticas distintas a las de la Corporación. En el caso de los municipios de Turbaco y Villanueva, las alcaldías municipales desistieron de su participación debido a que su acompañamiento no se consideró compatible con las metodologías de trabajo de sus asesores. En segundo lugar, una distancia entre las concepciones de intervención existentes de la Corporación y el Estado, en particular en Colombia Humanitaria, institución encargada de la gestión de la emergencia invernal, y el Departamento para la Prosperidad Social. Como se mencionó, el estudio realizado por la Corporación para procurar la reactivación económica y fortalecer los medios de vida de los municipios de Santa Lucía, San Cristóbal, Soplaviento y Arenal, construido de forma participativa, en opinión de los participantes no resultó gestionado con éxito ante las instituciones mencionadas. En efecto, el apoyo metodológico brindado por el PDP a Colombia Humanitaria, relativo al acompañamiento de la organización durante la emergencia, articuló el trabajo y las expectativas de pobladores, personeros y alcaldes. Sin embargo, una vez formuladas las propuestas, la respuesta de la institución fue, cuando menos, lenta. ¡Oh, tamaña sorpresa!, que el Gobierno, como siempre, tiene sus políticas, ¿no? Entonces, después de haberle hecho esa promesa a la gente, de estar con ella para construirla y todo lo demás, no salió con nada: dejó a la gente colgada. La Pastoral Social siguió haciendo sus cosas, pero con esta corporación, que le sirvió tanto a Colombia Humanitaria, no sabemos qué pasó. Después se elaboraron unas propuestas, y nunca llegaron. No nos respondieron. Nosotros preguntamos, y dijeron “No, las mandamos al DPS”, pero el DPS después las regresó a Colombia Humanitaria, y así se va prolongando el asunto y se pasaron dos años. Ahorita, hace dos meses, yo firmé, con La Previsora, después de dos años y medio, un acuerdo con Colombia Humanitaria para reactivar. Dos años y medio, y eran propuestas —se lo voy a decir de la 66 Un desarrollo pasado por agua mejor manera—, eran propuestas para ayudarles a que regresaran a su condición de pobres, porque quedaron en la miseria. El director de Colombia Humanitaria ha dicho que él viene a visitar la experiencia, y yo dije: ¿Pero cuál experiencia? Si yo firmé hace dos meses, y los recursos todavía no nos los han mandado, y no sé si los vayan a mandar. Les dije que si no llegaban ahora, en junio, yo no iba a ejecutar eso, porque el daño ya está hecho. Ahora que abrimos la convocatoria de subvención en cascada de Santa Lucía, de San Cristóbal, de Soplaviento y de San Estanislao, ellos dijeron: “Padre, nosotros creemos en usted, nosotros valoramos la Corporación, pero el Gobierno no ha cumplido. No vamos a desgastarnos más, padre, no vamos a participar en esa convocatoria, porque no le creemos al Gobierno; le creemos a la Corporación, pero como no nos cumplió Colombia Humanitaria. ¿Qué certeza tenemos de que el DPS nos va a cumplir en esto?”. Es decir, hay promesas rotas en el territorio, y eso hace mucho daño a la vida de las comunidades. (Entrevista, 21 junio de 2013) Estos desacuerdos son propios de la interacción entre las instituciones estatales y la organización social, dado que ambas actúan según lógicas distintas. En particular, los requisitos propios de las asignaciones y ejecuciones presupuestales fijan plazos a las actuaciones institucionales que pueden ser desconocidos por las organizaciones sociales. No obstante, una propuesta de paz real y duradera requiere de su articulación, como punto de partida para generar cambios reales que permitan pasar de la ausencia de conflicto a acciones positivas de paz. Existe la percepción de que las orientaciones del Estado central son asistencialistas y no responden a la necesidad de efectuar cambios estructurales. Bajo estas orientaciones, la Corporación resulta vista como un operador de las políticas estatales, y no como un actor partícipe en la construcción de una política pública de Estado. En este sentido, la Corporación se propone no como un ejecutor de proyectos, sino como el generador de procesos encaminados a la transformación social. Al respecto, el mismo director señala como retos de la corporación: 1) fortalecer la relación con el Departamento de la Prosperidad INICIATIVAS DE PAZ 67 Social, y avanzar en él; 2) tener claridad sobre los caminos aceptados y los frutos perdurables en función de un escenario postconflicto; 3) el fortalecimiento y la innovación institucional; 4) crear una conciencia colectiva del territorio, un ethos cultural (entrevista al Pbto. Rafael Castillo, 21 de junio de 2013). RECOMENDACIONES PUNTOS CRÍTICOS DEL CONFLICTO De la revisión realizada es posible establecer los siguientes elementos vinculados con el desarrollo del conflicto en la región del canal del Dique: 1. Las problemáticas sociales y económicas de la zona del canal están relacionadas con las consecuencias de las intervenciones humanas en un ecosistema de conservación. 2. Sobre este escenario, las inundaciones periódicas, que no pueden entenderse desvinculadas de las consecuencias no intencionadas de las intervenciones institucionales, han ocasionado un deterioro de la economía y de las condiciones de vida de los pobladores que se evidencia en la pérdida de su potencial agrícola, en su ganaderización y en el tránsito hacia modalidades de explotación de la tierra como el arriendo. Los efectos del desplazamiento forzado por la violencia pueden haber acentuado estos fenómenos. 3. La actuación de los grupos armados, en particular desde mediados de la década de 1990, se ha orientado de manera deliberada contra las organizaciones sociales y sus dirigentes, conservando sin embargo un bajo perfil que hace menos evidentes las fronteras entre la contienda armada y la 70 Un desarrollo pasado por agua captura institucional. Sus efectos en el escenario ya deteriorado de la región han ahondado los problemas relacionados con la inexistencia de una base social fortalecida que pueda servir de gestora, articuladora y veedora de las actuaciones del Estado en la región. 4. Los municipios de la región del canal del Dique se encuentran pobremente dotados para enfrentar las consecuencias, profundas en el tiempo, que las intervenciones en el desarrollo y el conflicto armado han dejado. Es esta la principal vulnerabilidad de la región. LINEAMIENTOS DE POLÍTICA Las propuestas de política para la región del canal del Dique deben tener en cuenta las especificidades ambientales, sociales y económicas de la zona. Se propone un conjunto de líneas en las que una propuesta de paz y desarrollo para la región debe enfatizar: 1. Los distritos de riego y el canal en general deben ser vistos como comunes (Hardin, 1968). Su explotación inadecuada, en este caso, por usos particulares y ampliación de terraplenes para la cría de ganado, pueden conducir a su agotamiento; por el contrario, su administración adecuada (Ostrom, 1990) mediante la generación de modelos de gobernanza que involucren a distintos sectores sociales, con reglas de juego y formas de sanción evidentes y efectivas, puede conducir a su revitalización. En este caso, la Corporación Desarrollo y Paz y el DPS pueden contemplar una línea de acción dirigida a la generación de formas de intervención local que articulen las administraciones municipales con formas de explotación campesina. RECOMENDACIONES 71 2. Otra línea de acción puede enfocarse en la cuestión de la propiedad y la explotación eficiente de la tierra en la región. Esto requiere de intervención en dos aspectos principales: por un lado, un diagnóstico claro y profundo de las modalidades de acceso a la propiedad y explotación de la tierra, que permita determinar la real dimensión del arriendo o tenencia; esta modalidad de trabajo no es, de por sí, ineficiente, pero si no está sujeta a relaciones claras y reguladas entre el propietario y el tenedor, puede dar lugar a relaciones asimétricas y desventajosas para el último. Por otro lado, una evaluación adecuada de los trazos largos del despojo y la apropiación vinculados con el decaimiento agrícola de la región, la afectación por las inundaciones y el conflicto armado. 3. Una última línea puede centrarse en el fortalecimiento de la institucionalidad encargada de gestionar los riesgos relacionados con el desarrollo y el conflicto. Los espacios de los consejos territoriales de planeación y los comités municipales de justicia transicional deben ser fortalecidos. RECOMENDACIONES PARA UNA POLÍTICA NACIONAL DE PAZ Y PARA LA MESA DE DIÁLOGO Una política nacional de paz debe tomar en cuenta las particularidades regionales, así como las dinámicas de articulación entre ciudadanía, gobiernos locales, regionales y el Gobierno nacional. De modo específico, debe considerar que: 1. Las modalidades de gestión de las relaciones de poder y del ejercicio del gobierno no son las mismas en todo el territorio nacional. Los recursos en los que se sustenta el ejercicio del poder son variables. 72 Un desarrollo pasado por agua 2. El fortalecimiento de las economías locales puede permitir bases de ingreso estable, a partir de la explotación de distintos recursos y del fortalecimiento de las economías campesinas, en armonía con la explotación para la exportación. 3. La comprensión de los actores que se mueven detrás de las propuestas locales de paz como aliados y partícipes de los procesos de toma de decisiones, y no solo como recursos o activos, es un punto de partida para una paz legítima. 4. Debe ser fortalecida la participación ciudadana en los espacios deliberativos como fundamento para generar acuerdos sobre la base del diálogo, y no solo del voto. 5. La solución de los problemas relacionados con las drogas ilícitas y con los actores armados vinculados a ellas debe considerar la intervención no solo en zonas productoras, sino también en aquellas que se constituyen como corredores para el tráfico y sus zonas subsidiarias. En estas, las acciones menos evidentes de los actores armados profundizan problemáticas existentes, como la de la ganaderización o la captura de rentas locales. 6. La cuestión del desarrollo rural debe considerar la tenencia de la tierra como una modalidad de explotación no subsidiaria ni menor. 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Proporción de población con necesidades básicas insatisfechas, 2011 (canal, departamentos y país) Cabecera Departamento Atlántico Bolívar Municipio Resto Total Prop. (%) CVE* (%) Prop. (%) (%) CVE Prop. (%) (%) Candelaria 84,99 1,61 44,41 7,97 74,22 1,85 Campo de la Cruz 63,61 3,02 58,16 5,18 62,86 2,72 Santa Lucía 60,66 3,28 54,42 6,98 60,00 3,04 Manatí 55,45 3,38 72,17 3,76 57,14 2,98 Suan 55,98 2,67 43,82 — 55,40 2,57 Piojó 53,50 3,09 54,56 2,49 54,03 1,98 Repelón 58,11 3,45 40,60 7,78 52,33 3,25 Luruaco 56,46 2,23 45,18 6,95 50,54 3,47 Usiacurí 42,00 3,02 55,27 — 43,28 2,65 Sabanalarga 36,67 5,67 47,62 7,90 39,14 4,65 Tubará 32,20 5,27 40,62 7,32 35,90 4,50 Juan de Acosta 28,10 4,64 35,81 8,17 30,95 4,39 Barranquilla 17,70 2,08 21,73 7,19 17,72 2,07 Calamar 71,20 2,08 72,95 3,39 71,99 1,92 Arroyohondo 70,23 — 64,15 — 67,80 — Turbaná 64,04 2,53 46,01 7,34 62,02 2,40 María la Baja 61,60 2,49 58,93 4,95 59,99 3,11 Arjona 61,42 3,38 49,37 5,04 58,83 2,91 San Estanislao 59,19 2,26 51,94 3,22 57,08 1,87 Mahates 66,65 1,93 45,69 4,46 53,68 2,52 Soplaviento 53,08 2,00 60,49 — 53,23 1,95 San Cristóbal 48,53 — 38,25 — 45,96 — Cartagena CVE 25,45 1,85 35,50 6,05 26,01 1,77 Canal del Dique 53,34 2,95 49,46 5,90 51,74 2,79 Atlántico 23,82 1,50 42,57 2,22 24,74 1,39 Bolívar 40,26 0,82 67,37 0,76 46,60 0,60 País 19,66 0,40 53,51 0,15 27,78 0,22 * CVE: coeficiente de variación estimado. Fuente: elaboración propia con base en estimaciones del DANE, 2011 Atlántico Departamento 7,52 5,89 7,24 7,45 5,96 Sabanalarga Juan de Acosta Usiacurí Barranquilla 7,06 Manatí Piojó 8,39 Repelón 7,80 6,13 Santa Lucía 6,81 5,94 Campo de la Cruz Tubará 7,56 Luruaco Suan 6,94 Transición Candelaria Municipio 27,32 37,37 19,94 19,21 19,84 17,46 35,95 13,59 30,85 17,45 17,79 18,55 18,18 17,74 18,71 18,26 15,77 Básica secundaria 43,09 37,37 35,16 36,53 40,42 41,95 39,12 40,55 39,31 Básica primaria 15,57 18,78 17,64 15,10 17,68 7,58 20,39 14,34 12,02 12,19 12,82 11,38 11,50 Media académica clásica 4,24 1,79 1,76 6,06 1,65 9,42 0,93 3,18 1,94 1,09 0,40 2,71 1,41 Media técnica 0,23 0,36 6,90 0,76 0,17 7,91 4,46 2,27 0,54 0,31 0,13 0,36 0,27 Normalista Nivel y años aprobados 20,19 5,76 10,32 9,01 3,40 12,21 14,37 3,32 3,90 2,84 4,19 2,25 2,68 Superior y postgrado 5,97 9,27 0,05 12,50 8,65 0,02 0,01 14,41 14,15 16,76 18,61 16,67 20,99 Ninguno Tabla 7. Último nivel de educación aprobado, 2011 (canal, departamentos y país) 0,06 0,03 0,32 0,03 0,09 0,25 0,08 0,02 0,00 0,07 0,02 0,02 0,02 Nivel y año inválido 0,52 0,00 0,00 2,35 4,16 0,00 0,00 0,28 0,45 0,94 0,08 0,25 1,10 No informa (Continúa...) 8,82 14,10 14,23 15,53 15,88 16,49 17,15 18,72 19,91 20,52 20,80 20,85 26,16 No sabe leer ni escribir 6,09 6,39 5,72 San Cristóbal Soplaviento Cartagena 4,65 8,10 Turbaná País 6,27 San Estanislao 5,90 7,01 Arjona Bolívar 5,23 Mahates 6,33 4,39 Arroyohondo 6,62 6,03 Calamar Atlántico 6,37 Transición María la Baja Municipio Canal del Dique Bolívar Departamento 18,61 19,83 20,20 12,51 11,10 15,74 12,72 13,75 15,08 7,49 10,91 13,48 10,81 9,20 10,04 10,45 4,45 3,83 3,72 4,46 3,11 4,87 5,19 3,56 9,24 1,34 2,58 2,52 2,13 1,57 2,02 Media técnica 0,23 0,26 0,27 1,24 0,25 1,75 0,51 0,19 0,40 0,19 0,14 0,18 0,17 0,12 Normalista 11,62 10,82 15,43 6,55 17,88 7,04 3,35 3,30 5,16 6,51 3,25 3,03 3,82 2,95 Superior y postgrado Nivel y años aprobados Fuente: elaboración propia con base en estimaciones del dane, 2011 36,35 33,85 29,20 18,61 22,04 37,68 20,60 27,06 21,57 21,58 17,97 19,49 19,66 16,90 19,22 16,41 Básica secundaria 37,10 44,47 35,26 37,64 35,57 40,29 42,04 38,06 44,26 Básica primaria Media académica clásica 10,00 12,57 7,58 12,73 6,16 5,82 12,67 11,26 17,60 17,28 19,58 21,00 20,54 22,83 Ninguno 0,03 0,05 0,04 0,09 0,05 0,24 0,29 0,14 0,13 0,09 0,03 0,04 0,03 0,03 Nivel y año inválido 2,17 1,90 0,74 0,64 2,21 0,78 0,00 0,00 0,00 0,47 0,07 0,29 0,12 0,55 No informa 12,37 15,86 10,66 18,30 9,30 9,70 16,50 16,68 21,13 21,16 22,83 23,64 24,38 26,47 No sabe leer ni escribir Atlántico Departamento 47,76 66,10 Suán Repelón 54,84 48,57 48,39 59,47 32,58 Sabanalarga Usiacurí Tubará Juan de Acosta Barranquilla 58,80 76,87 Campo de la Cruz Piojó 67,00 Manatí 75,71 60,13 Santa Lucía Luruaco 69,08 Candelaria Municipio 2,53 0,00 0,00 0,00 11,89 0,00 9,92 3,16 9,65 0,00 0,00 6,97 9,29 47,85 62,52 77,34 67,81 81,31 77,18 80,84 95,56 92,22 92,40 97,63 96,10 94,28 87,96 57,30 59,31 23,60 77,69 30,27 32,44 28,19 18,78 3,66 9,94 3,47 17,04 84,24 86,55 81,93 93,03 84,43 82,57 87,39 92,70 91,94 89,83 82,43 84,54 85,45 57,85 28,77 41,81 41,94 18,44 30,83 32,12 19,25 33,06 8,14 14,65 19,99 5,05 Porcentaje Porcentaje Porcentaje de ingresos de ingresos Porcentaje de del gasto ctes. que Magnitud ingresos que corrientes total corresponden de la destinados a corresponden a destinado a Capacidad a recursos 1 2 3 4 deuda funcionamiento transferencias inversión5 de ahorro6 propios Tabla 8. Desempeño fiscal en el canal del Dique, 2011 80,78 69,75 69,00 66,54 65,98 62,67 61,64 58,73 58,57 53,58 53,56 52,65 52,56 Indicador de desempeño fiscal7 49 372 410 (Continúa...) 2 8 9 11 12 572 543 14 15 17 18 20 21 22 23 Posición 2011 a nivel departamento 776 830 943 950 1032 1033 1043 1046 Posición 2011 a nivel nacional 47,80 34,93 Arjona Cartagena 0,00 4,87 3,27 0,01 0,00 4,50 3,24 0,00 65,82 42,45 74,77 47,45 80,84 84,29 87,26 81,40 91,92 88,52 94,91 0,00 0,00 94,11 79,85 36,80 88,43 75,36 51,81 46,04 44,99 38,78 26,14 25,22 0,00 0,00 82,26 79,53 79,56 85,72 90,11 94,63 87,74 87,85 87,48 84,53 84,71 0,00 0,00 41,87 60,47 26,51 66,48 40,59 38,03 31,68 28,29 37,01 15,86 0,00 0,00 0,00 Fuente: elaboración propia con base en GAFDT-DDTS-DNP 75,30 78,33 82,98 71,23 68,22 64,65 64,08 62,93 58,19 51,75 0,00 0,00 Indicador de desempeño fiscal7 1. Autofinanciación del funcionamiento = gasto de funcionamiento / ICLD x 100 % 2. Magnitud de la deuda = servicio de la deuda / ingresos disponibles x 100 % 3. Dependencia de las transferencias = transferencias + regalías / ingresos totales x 100 % 4. Dependencia de los recursos propios = ingresos tributarios + ingresos no tributarios / ingresos corrientes x 100 % 5. Magnitud de la inversión = inversión / gasto total x 100 % 6. Capacidad de ahorro = ahorro corriente / ingresos corrientes x 100 % 7. Indicador de desempeño fiscal: variable que resume los seis indicadores anteriores en una sola medida, con escala de 0 a 100 52,87 68,69 María la Baja 58,31 77,68 Turbaná Bolívar 73,94 Mahates Atlántico 5,62 59,77 Calamar 55,94 0,00 76,99 Arroyohondo 8,52 0,00 0,00 81,49 San Estanislao 0,00 San Cristóbal 0,00 Municipio Soplaviento Canal del Dique Bolívar Departamento Porcentaje Porcentaje Porcentaje de ingresos de ingresos Porcentaje de del gasto ctes. que Magnitud ingresos que corrientes total corresponden de la destinados a corresponden a destinado a Capacidad a recursos 1 2 3 4 deuda funcionamiento transferencias inversión5 de ahorro6 propios 4 1 25 299 445 649 683 762 964 1051 1093 1094 Posición 2011 a nivel nacional 1 5 8 12 13 15 24 35 43 44 Posición 2011 a nivel departamento 88 Un desarrollo pasado por agua Tabla 9. Proporción de población afectada por la ruptura del canal, 2010 Personas registradas válidas Población 2011 % afectados 8238 9148 90,1 % Campo de la Cruz 14.282 17.206 83,0 % Manatí 11.981 14.949 80,1 % 7921 11.960 66,2 % Nombre Suan Santa Lucía Candelaria Atlántico 8016 12.337 65,0 % Repelón 11.089 24.752 44,8 % Luruaco 8286 25.530 32,5 % Piojó 1255 5088 24,7 % Sabanalarga 14.025 93.691 15,0 % Tubará 1144 10.991 10,4 % Usiacurí 688 9178 7,5 % 845 15.906 5,3 % 44.133 1.193.667 3,7 % Juan de Acosta Barranquilla Soplaviento 7222 8364 86,3 % San Cristóbal 4121 6607 62,4 % Calamar Bolívar 11.027 22.164 49,8 % San Estanislao 4417 15.823 27,9 % Mahates 5673 24.525 23,1 % Turbaná 3216 14.284 22,5 % Arjona 6608 67.325 9,8 % María la Baja 3800 46.776 8,1 % Arroyohondo 672 9426 7,1 % Cartagena 18.066 955.709 1,9 % Total 196.725 2.615.406 7,5 % Fuente: elaboración propia con base en el dane, “Registro único de damnificados por la emergencia invernal” 0 0 0 2 0 61 86 7 Suan Tubará Usiacurí Arjona Arroyohondo Calamar Cartagena Mahates 290 46.039 358 5 8 12 19 908 48 747 146 6 52 1 0 0 0 3 5 0 4 14 3 30.219 363 2072 14.804 410 1175 0 1 165 5 433 34 324 54 4 29 2 0 1 0 16 7 3 14 1 0 0 0 14.812 529 1191 9 6 22 17 537 13 328 70 7 31 0 0 3 0 6 6 0 0 17 11 0 7 101 2004 19.469 654 1195 5 7 24 10 554 38 255 76 11 42 0 1 0 0 17 4 1 4 12 2 0 5 127 2005 957 1253 22 8 12 17 518 18 295 40 5 62 5 1 1 2 25 4 3 2 26 1 6 3 177 2007 798 804 0 2 6 8 354 25 131 37 0 16 1 6 3 4 14 6 1 0 21 0 3 0 166 2008 21.229 18.584 11.689 817 1379 3 14 4 10 698 23 235 69 3 42 3 9 5 2 31 4 7 2 13 2 7 17 176 2006 Fuente: elaboración propia con base en datos de Sipod-Acción Social * ND: años anteriores a 1997, de los cuales hay datos, pero sin identificación de fecha. 11.839 42.257 47 5020 25 6 15 14 3280 411 984 64 12 75 0 6 0 3 0 37 2 0 3 5 0 3 82 2003 1687 66 70 1 0 0 0 15 2 21 2 0 15 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 14 2009 264.253 5424 17.110 74 56 336 141 8836 677 4140 733 57 395 12 41 15 17 117 126 23 36 108 24 26 43 1077 Total general 9.090.413 4.045.149 2.480.256 13.493 8281 15.312 6561 45.395 22.929 20.722 8804 60.407 892.545 8804 10.915 9702 12.418 86.631 22.873 5017 13.810 23.558 14.578 12.035 19.107 1.146.359 2005 Población 2,9 % 0,1 % 0,7 % 0,5 % 0,7 % 2,2 % 2,1 % 19,5 % 3,0 % 20,0 % 8,3 % 0,1 % 0,0 % 0,1 % 0,4 % 0,2 % 0,1 % 0,1 % 0,6 % 0,5 % 0,3 % 0,5 % 0,2 % 0,2 % 0,2 % 0,1 % Pobl. afect. 137.842 142.077 61.505 84.872 245.487 373.187 426.083 239.311 220.616 257.517 274.751 319.207 281.676 51.135 3.115.266 42.888.592 7,3 % 7251 46 1330 3 0 6 5 741 35 343 51 6 15 0 18 2 6 0 51 2 10 0 0 0 6 88 2002 País 3130 45 0 10 72 2001 44 331 0 4 0 3 120 5 168 11 0 7 0 0 0 0 0 0 3 0 0 0 0 0 26 2000 21.244 298 0 0 0 5 87 14 153 21 3 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 10 1999 Bolívar 297 0 0 0 0 170 4 70 31 0 7 0 0 0 0 1 2 0 0 0 0 0 15 1998 Atlántico 695 1 0 Santa Lucía Turbaná 4 Sabanalarga 0 0 Repelón Soplaviento 1 Piojó 70 0 Manatí 28 1 Luruaco San Estanislao 0 Juan de Acosta San Cristóbal 0 421 0 Candelaria María la Baja 10 13 Barranquilla Campo de la Cruz 2 1997 nd* Municipio Dique Bolívar Atlántico Dpto. Tabla 10. Población expulsada del canal del Dique por la violencia, 1997-2009