1- REVISTAILUSTIADA DELtS IMMAS Y SEIWIC L f 9Ü LL ejercito REV(STAILUSTRADADE LAS ARMASY SERVICIOS Año XIII e Núm. 145 e Febrero 1952 SUMARIO Los principios. —General Torrente. Tropas de Montaña. Instrucción de esquiadores. —Comandante Fernández Trapiella. Para la reforma del material sanitario. La bolsa de compañía. —T. Coronel Médico Parrilla. Los Servicios. Ideas actuales. —Comandante Rey de Pablo. Artillería. Tiro deCampaña. Otro ábaco para la preparación y el transporte del tiro. Capitán Azcárraga. Nuevos datos sobre las Reales Ordenanzas. El tratado Y. —Coronel Auditor Coronel. Recorridos de. campo. —-Coronel Valderrábano. Estudios sobre el empleo de la División. La batalla defensiva. Los elementos de la defen siva. —Coronel López Muñiz. Información e Ideas y Reflexiones: Una estrategia fr.ente a la invasión rusa.—General Sabatier. (Traducción.) La Escuela norteamericana de Fort Benning.—Hal Burton, periodista. (Traducción.) Montaña y estraeegia.—Capitán R. Gallais. (Traducción.) El Artico en una nueva guerra.—CoronelJosé lijar. Rusia no puede ocupar Alaska.—P. Bernardo R. Hubbard y Bili Davidson. (Traducción.) El cañón norteamericano sin retroceso de 105 mm.—(Traducción de la Redacción.) El punto culminante de la victoria y los espacios predominantes en la estrategia.—Comandante Andrea. (Traducción.) Las marchas en montaña.—General Molle. (Traducción.) La mecanización de las tropas de ingenieros.—T. Coronel Cipriani. (Traducción.) La acción aérea en la guerra futura.—J. M. Spaight. (Traducción.) Estado económico, labor protectora y necesidades de Patronato de Huérfanos para Oficiales en 1 de di ciembre 1951. Guía Bibliográfica.;1] Las ideas contenidas en los trabajos de esta Revista representan únicam la opinión del respectivo firrnantey no la døctrina deálos organismos oficio RódacciónyAdministración:Alcalá,18,3.° MADRID Teléf.22-52-54 AportadodeCorreos;0] - - - MINISTERIODELEJERCITO jéreító. REVISTA ILUSTRADADE LAS ARMAS Y SERVICIOS DIRECTOR: ALFONSÓ FERNANDEZ, Coronel de E. M. JEFE DE REDACCIÓN: Coronel de E. M. Excmo. Sr. D. José Diaz de Villegas, Director General ¿e Marruecos y Colonias REDACTORES: General de E. M. Excmo. Sr. D. Rafael Alvarez Serrano,Profesor de la Escuela Superior del Ejército. Coronel de ArtiHería, del Servicio de E. M., D. José Fernández Ferrer, de la Escuela Superior del Ejército. Coronel de Infantería D. Vicente Morales Morales, del Estado Mayor Central. Coronel de Infantería, del Servicio de E. M., D. Emilio Alamín Ortega, Jefe del Regimiento de Carros de Combate núm. 61. Coronel de E. M. D. Gregorio López Muñiz, de la Escuela Superior del Ejército. Coronel de Caballería, del Servicio de E. M., D. Santiago Mateo Marcos, de la Escuela de Aplica ción y Tiro de Caballería. Coronel de Ingenieros D. Manuel Arias-Paz Gultián, del Ministerio del Ejército. Teniente Coronel de Artillería, del Servicio de E. M., D. Carlos Taboada Sangro, del Alto Estado Mayor. Teniente Coronel de Infantería, del Servicio de E. M., D. José Otaolaurruchi Tobía,de la Escuela Superior del Ejército. Teniente Coronel de Infantería, del Servicio de E. M., D. Joaquín Calvo Escanero, alumno de la Escuela Superior del Aire. Teniente Coronel Interventor D. José Bercial Esteban, del Ministerio del Ejército. T. Coronel Ingeniero de Armamento D. Pedro Salvador Elizondo, de la Direc. Gral. de Industria. Comandante de lntendeñcia O. José Rey de Pablo Blanco, Jefe Propiedades Militares de Madrid. PUBLICACTON MENSUAL Redacción y Administración: MADRID, Alcalá, 18, 4o - Teléfono 22.52-54 * Correspondencia, Apartado de Correo8 317 PRECIOS DE ADQUISICION Para militares,en suscripción colectiva por intermedio del Cuerpo6,00 Para militares, en suscripción directa (por trimestres adelantados)7,00 Ptas. Para el público en general (por semestres adelantados)8.00 Número suelto9,00 Número atrasadoio.oo Extranjero(12,00 ptas., más 4,00 de franqueo) 16,00 Correspondencia para colaboración, al Director. Correspondencia para suscripciones, al Administrador, O. Francisco de Mata Diez, Comandante de Infantería. Los PRINCIPIOS General EMILIO TORRENTE VÁZQUEZ, profesor de la Escuela Superior del Ejército. 1.—GENERALIDADES esfuerzo debeser el máximo, a menosde una gran desproporciónentre las fuerzas de ambos conten dientes, y el objetivo,la finalidad, debeser también tan amplia que vise la destrucciónde las fuerzasde resistencia enemiga; la capacidado potenciamili tar se mide no sólopor la de los hombresque luchan directamenteen los campos de batalla,sino tam bién por los que en la retaguardiatrabajan y labo ran para proporcionara los del frente los necesiz ríos elementosde lucha. Luego la destruccióndebe alcanzar a los órganos de producciónde material bélico de todas clases, a las fuentes de primeras materias y a las comunicaciones.Y no siendo su ¡iciente actuarsobrelo que se llama objetivosmili tares, se debetambiéntratarde provocarcrisispsico lógicas entre la poblacióncivil productora,que es la abastecedora de los elementosde lucha,paraque brantar su voluntadde resistenciao acción. Séntado como postuladoque la finalidad de la guerra es la destrucciónde las fuerzasdel enemigo, o por lo menas su desintegraciónhasta un grado tal que lo fuerce a entregarsesin combatir,se des prende inmediatamenteel preceptogeneral de la guerra: “Para lograr los fines, que la guerra se La guerra es un fenómenoque se presentadesde la iniciaciónde la vida, sin que haya podido evi tarla todo cuanto se ha dicho y escritoen contra de ella. En el procesode relacionesentre los pueblos so breviene la agudizaciónpor el desnivel entre las aspiraciones de unos y el afán de conservarde otros. Toda clasi/icaciónde las guerras, si se examina con un poco de detenimiento,viene a reducirsea un pequeñonúmerode variedades.Son éstas: gue rrás totales,guerras de objetivoslimitados o gue rras con efectivoslimitados. Las aspiracionespueden ser limitadas; pero el esfuerzo para lograrloes el que no puede ser, a priori, valorado insuficientemente. Depende, en gran parte, de cómo puede reaccionarel enemigo; esta reacción‘no debeser nunca estimada por de /ecto, so pena de incurrir en graves errores,que se reflejarán en la conducciónde las operacionesy en la puesta en acción de los medios para llevar la guerra con rapidezy energía;luegodesdeel primer momento es menester disponersepara ejercer el propone, es menester ser más fuerte que el ene máximo de fuerza. migo en todos aqueIls lugares donde sea menes Los esfuerzoslimitadosson factiblesen campa ter luchar con el.” ñas colonialeso cuando para ambos adversarios, La fuerza de las colectividadeses de tres clases: entre el lugar de aplicaciónde la fuerza para lograr Psicológica. el objetivoy el manantialde ella, media un espacio Material. considerable; pero esto va siendo cada vez menos Intelectual. cierto por el aumentode capacidady de radio de ‘La primeranos lleva de la mano a sentar, como acción de los mediosde ofensa y de transporte.Si gue siendo real únicamenteen el caso de campañas principio primero del arte bélico, la voluntad de vencer, que en último extremoconducea la “impo coloniales. Cuando entre las naciones en pugna no existe sición de la propia voluntadal contrario”. una soluciónde continuidad,no se puedepracticar *‘* * ni el sistema de objetivoni de esfuerzolimitado.El — — 3 » La /uerza materlal es de dos Órdenes:uña, penalidades, no se concibe entrar eñ uña guerra. se refiere a la creacióny conservacióndel útil coñ Se basa la voluntadde venceren la comunkladde que se ha de hacerla guerra,y otra, al momentode aspiracioneé,que difícilmentese lograsin la unidad su aplicación.Una y otrase basanen él númeroy intrínseca del pueblo, unidad que puede verse con calidad de los elementosque han de aplicarsea la trariada por las discordiasinternas motivadaspor guerra; pero éxiste una di/erencia esencial entre las diferenciasde religión,raza e idioma, desigual ambas. La creacióny conservacióndel útil des dad económicademasiadoacusada. La vigorizan, cansa en una serie de medidasde orden económico en cambio, la unidad en todos los aspectosdichos. principalmente, relacionadasdirectamentecon la Todo cuantose haga para mantenerla unidad in población, industria, vías de comunicación,exis terna del pueblo es laborarpara ganar la guerra. tencia de primeras materiasy carburantes,etc. La Se manifiesta en lá guerra de muy diversa ma aplicación es la reuniónde los mediosen númeroy nera: unas veces,por el espíritu ofensivosostenido calidad para lograrel fin que persigue la guerra. a todo lo largode la acción,y otras,por la resisten Podemos enunciar el principio, en lo que se re cia, o esfuerzoresistente,para oponerseal enemigo. fiere a la guerra, comoel de “concentración de los Así, la voluntadde vencerse convierteen energía, medios y de los esfuerzos”,o simplementeprincipio que se manifiesta por el esfuerzoactivo, ofensiva, de la concentración. o por el resistente,defensiva. En el Mando supone adoptaruna decisióny per ***, ‘manecerfiel a su espíritu, no obstantelos esfuerzos del enemigo para oponersea ella o para hacerla La fuerza inteléctualtiene también dos aspectos: abortar; en los subordinados,procurarel cumplíuno, de creaciónde la fuerza y su conservación; miento de la misión, alcanzarlos objetivos,mante otro, de.aplicación.Por el de creación,la instruc nerse en las posicionesseñaladaspor el Mando, a ción de las tropasy de los mandosocupalugar pre pesar del esfuerzo enemigo,manifestado general ponderante; por el de aplicación,es sencillamente mente por sá fuego o el avancedecidido.En el.sol dado, por el cumplimientoa rajatablade las órde de empleointeligentede la fuerza. Tercer principio, lo podemosenunciar diciendo nes .recibidas,aun a riesgode su destrucción;por el que es el de la “combinaciónde los esfuerzospara avance decidido,a pesar del fuego,con el propósito aplicar el mayor en la direcciónmás peligrosapara firme de aniquilar al enemigoque se opone a su paso.; en la resistencia,por la firme vóluntad de el enemigo”. oponerse enérgicamenteal paso del enemigoo su cu,nbir en el pu’ntoseñalado. De esta maneravemosque habrá dos voluntades Se revalorizanestos principios con los procedi en pugna; la que logre imponersea la otra por su mientos de la “sorpresa”,acciónconjunta, econo energía y perseveranciaserá la vencedora.Si pre mía; sumadosa éstos la oportunidady perseveran tendemos la “imposiciónde la propia voluntad al cia en la accióiz,y relacionadoscada uno de ellos contrario”, no debemosolvidarque uno de los fac con la valorizaciónpsicológica,materiale intelec tores para lograrlo es conservarla libertad de tual de la fuerza, puede darse a la acciónel tono acción. de energíaque requierela guerray lograrla efica cia que puede esperarsede una correctaaplicación de los principios. III. CONCEPTO DE LA CONCENTRA ClON DE LOS MEDIOS - 1 - — 11.—CONCEPTO DE LA VOLUNTAD DE VENCER El término “concentración” tiene en la milicia diversas significaciones;por lo tanto,convieneacla rar a qué nosreferimoscuandodecirnosque la “con Sin la voluntadde veñcer,sin fe en el triunfo,sin centración”es uno, de los principios del arte de la el espíritu de sacrificionecesariopara soportarsus guerra. 4 Concentrar es reunir en un punto’ o centro lo que estaba separado, según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua. El primer conceptoque aparece es el de reunión; pero se trata de reunir en un espacio, pues el efecto que se persigue es la acción, lo cual representa, ini cialmente, esfuerzo; después, mantener la fuerza en el grado de potencia preciso para que la reacción no sea superior a la acción. Como en la lucha inter viene el enemigo, es-menester contar con la necesi dad de poder oponerse a sus reacciones, y, por úl timo, estar en condiciones de aprovechar, explo tándolo, el éxito obtenido. La concentraciónsupone un cierto grado de den sidad; pero esta densidad no puede llevarse al má ximo. Se oponen a ello: la necesidadde disminuir, cuando, sea posible, los efectos del juego enemigo.; la flexibilidad necesariapara hacer frente a las di .versas contingencias de la lucha; el espacio nece sario para los, distintos movimientos de las tropas o manejos de los materiales; los espacios de seguri dad para que el propio fuego no dañe a nuestras tropas, y la necesidád de evitar que las tropas reser vadas se vean arrastradas a la lucha y se empeñen prematúramenle. La segunda no,ciónque contiene la definición de la. Academia Española, “lo que estaba separado”, no acaba de completar el sentido militar del prin cipio. E/ectivamente, en milicia se concentray, sin em bargo, se continúa separado; lo único que se persi gue son reduccionesde las dimensiones frontales y en profundidad, si bien las Unidades conservan su - ‘ autonomía y ‘continúan separadas por distancias e intervalos interiores a lo normal, o incluso supri midos pero que implican en sí la idea de separación, de cuerpos con vida propia e independiente, en cierto modo, del conjunto. Concentración vale tanto como conjugación o unidad de los esfuerzos. La concentración representa, pues,, un acorta— miento de frentes y fondos por reducción de inter valos y distancias, pero nunca la reunión gregaria de muchedumbres en manifestación desordenada. Luego el concepto de concçntración lo podemos establecer por la reunión, en cierto espacio, de di versas unidades, de tal manera, que el conjunto’ conserve una gran flexibilidad que le permita adaptarse ‘a las diversas circunstancias de la lucha. De la enunciación del principio no podemos ni debemos deducir, cómo consecuencia lógica, la ne cesidad de estar permanentemente cóncentrados; la concentración es necesaria para ejercer un esfuerzo; así, pues, es un acto que debe preceder al momento en que la fuerza debe ser lanzada. Por lo tanto, es de aplicación el antiguo criterio: dispersarse para marchar, cpncentrarse para combatir. Y esto tam bién es cierto dentro de ciertos límites. Para completar el concepto de fuerza, de mate rial, de potenéia para ganar la guerra, debemos atenter a varios factores sin los cuales es inútil haber concentrado medios para una acción si luego después no se dispone de elementos de lucha suf i cientes para continuar la guerra. La fuerza material depende de varios elementos: 5 z.° Ejército capaz de poder desarrollar,la acción sidad que el desarrollode la ‘maniobrarequiere;so necesariapara lograrlos fines de la guerra. bre estos frentes las -GrándesUnidades inferiores, Esta capacidadse basaen d númerode Izom Cuerpos de Ejército,División,cuyos ataquesno re ¿‘res,en el armamento,en el materialy en la presenten para estas Unidadesaumenjode frentes, instrucción. habrán de atacaren una dirección.En la defensiva, 2.° Un sistema que permita la reposiciónde los sus frentesse ensanchan;pero,con todo,serádifícil que puedanejercerún esfuerzoresistente,aprovecha elementos de lucha. 3.0 Materias primas, alimentación,etc.; es decir, ble en dos direcciones;si acaso,el Cuerpode Ejér independenciaeconómica;en el día, el proble cito podrá cubrir una direcciónprincipal y otra se ma de carburantesés muy de teneren cuenta. cundaria conjugadadirectamente. El peligromayorpara una tropaestáen sús flan 4.0 Industrias de transformación para lograr,con cos y retaguardia;haciaelloshabráque dirigir siem juntamente con las materiasprimas, la inde pre los esfuerzos.La gran extensiónde los frentes pendencia económica. actuales, que permite apoyar los flancosen el mar o en Estados neutraleslo su/icientementefuertes 5.0 Un buen sistema de comunicaciones. 6.° Una adecuadaorganizacióndel territoriopara para hacerrespetarsu.neutralidad,hacedifícil que se presentenflancos descubiertosen período ope la guerra. rativo. - La acciónsobrelos flancos internospor produc ción de claros presenta inconvenientes,pues todo IV.—CONCEPTQ DE LA COMBINAC ION aquel que sede/a encerraro se encierraen espacios Y DÉ LA APLICACION DE LA FUERZA inferiores al alcancede las armas, correel riesgo EI’J’EL PUNTO DECISIVO de ser destruido.La direcciónpeligrosapara el ene migo existe, pero su explotacióntiene sus diiicul Es el productode una elaboracidnintelectual;se tades.. relacionan diversos factores:finalidad perseguida Pueden crearseflancos internos por la ruptura (o misión), terreno, enemigo (número, ubicación, táctica, a condiciónde gran penetracióny gran aber estado físico y moral, material,etc.), medios,opor- tura de brecha.Todo esto suponefuerzasconsidera tun idad en relaciónal tiempoy al espacio,tierjz.pobles, pues se necesitanfuerzas para la ruptura y atmosféricoy ciertosimponderables,alguno difícil aprovechamientosubsiguiente, y ‘fuerzaspara la decaptar,comoel designadocon el nombrede clima maniobra posterioren la direcciónpeligrosapara o ambientedel campode batalla. el enemigo. El concepto“punto o dirección”representael de También puede destruirseun flanco efectuando centro de un espacioo eje de una zona. Concentra la ruptura sobre un ala apoyada en un obstáculo, das en espaciolas fuerzaspara la acción,el esfuerzo lo cual facilita el aprovéchamientoposterior del inicial habráde hacersesobreuna línea o faja per éxito. pendicular a la direccióndel movimiento;después, Ha de tenersemuy presenteque todo el que des al progresar,se engendrauna superficie. La direc cubre un flancoenemigodeja el.suyo al aire; luego ción del esfuerzoes interiora estazona y es simple en todo pensamieñtoparz buscarla direcciónmás mente la de•desplazamientodel centrode gravedad peligrosa para el enemigo ha de ponderarseel de las fuerzasque e/ectúanla acción. riesgo que pueda correrel propio Ejército.De aquí La determinaciónde la direcciónpeligrosaes an la necesidadde que a las tropas necesariaspara la terior al conceptode zona; ésta resulta cuando se maniobra presentese añadan otraspara garantizar aplican los mediosdisponities y concentradosa la la seguridadde las tropaspropias; la direcciónpe direccióndel esfuerzopara que sobreésta radiqueel ligrosa para el enemigodebe ser cubierta por su céntro de gravedad de la concentración. flanco externo por tropas que eviten que la ma Cada vez es menesterefectuarlos esfuerzossobre niobra se vuelvasobreel que la efectúa. frentes más considerables,concentrandosobre ellos Para la determinaciónde la acciónmás conve los mediosnecesariospara darles¡a extensióny den- niente para ejercerel esfuerzo,se tiene en cuentael 6 D LOS PRIN grado de fortalezaque pueda oponer el enemigo; V.—REVALORIZACION ÇIPIoS así se dice buscarla parte guarnecidapor medios menos numerososo dondesea más di/icil su coordi Decíaros añtes que los principios ‘‘voluntadde nación, o en aquelloslugaresdondese supongauna vencer”, “concentración” y “aplicaciónde la masa vigilancia menos escrupulosaen razón de la forta en, la dirección o punto decisivo” se revalorizancon leza del terreno,tranquilidaddel sector y pobreza los tres procedimientosde la sorpresa, acciónde de la red de comunicación. La acciónque podemosllamar del fuerte al débil conjunto y economía,a los que se unen la oportuni no supone buscar, e/ectivamente,aquellossectores dad y perseveranciaen la acción. La sorpresaes un procedimientobasadoen con débilmente guarneçidos,pues si bien es ciertoque las resistenciasa vencerhabránde ser menores,no sideracionesde índole moral, materiale ,intelectual es menoscietto tambiénque estas circunstaflcaSse a la vez; es decir,revaloriza,en su aplicación,los dan en terrenosque no llevan, salvo raras excepcio tres, preceptosenunciados‘de la voluntadde vencer, nes, a ninguna parte.Se dan en sectorespasivosdel concentracióny aplicaciónde la fuerza en la direc frente; pero la pasividad nace del poco interésque ción más peligrosapara el enemigo.. Revaloriza la “voluntadde vencer”,por cuantoel encierran para las operaciones. En cambio,elegidapara dirécciónde ataquezona enemigo puede verse sorprendido:i.°, por una re guarnecida en forma, podremos,obtenerresultados sistencia conducida-conla máxima energíacuando óptimos siempre que podamosdominar al enemigó esperaba encontrarlas esporádicas; 2.°, por un en fuerza,por lo cualse tendráuna acciónsobresec ataque desarrolladocon elevadamoral cuando por tor enemigofuerte pero dominadoen medios,y de una estimaciónsuperficial de la energíaenemiga este modo,al efectologradopor actuar en.dirección esperaba no‘tenerque vencermás que esfuerzosdé peligrosa se une el de destrucciónde las tropasdi biles; 3.0, por la cohesióny elevadamoralde la re rectamenteopuestas. taguardia, no obstantelos’hechosde armasdesgra Por lo tanto, debehuirse de toda rigidezen la de ciados qúe vienen sucediéndose;4.0, por la persis terminación de las direccionespeligrosas; cierta tencia en la acción,no obstantelos obstáculosque mente que los flancosson un punto peligroso,y más se opongan a su realización,tales como terreno, peligroso todavía la retaguardia;pero no debemos fuego, etc., y 5.°,’por la iniciaciónde la acciónen olvidar que tal como están actualmenteplanteadas un momentoinesperadodel enemigo. las situaciones,no habrámás remedioque actuar‘de El principio,basadoen la fuerza materiales re frente para crearun flanco.libre sobreel cual des encadenar la maniobra en la direcciónmás peli valorizado por la sorpresa:i.°, por la conservación grosa. Esto aparte,las maniobrasfrontales,a causa de la fuerza, no obstanteel desgasteproducidopor de ‘lasformas de los teatrosde operaciones,pueden la lucha;2., por la apariciónde materialesnuevos; conducir a efectuargrandescoposo a imponerreti 3.°, por la cantidady calidad del armamento,mu niciones y material,y 4.°, por la apariciónde nue radas el enemigosi noquierecaeren ellos. . . - - vas Unidades cuando se preveía un desgaste tal que no era presumible su organización. La sorpresa en el tercer principio obtieñe una re valorización:’ 1.0, por aparecer las fuerzas de ma niobra en una dirección completamente inesperada; 2., por el momento de iniciar la maniobra; 3.0, por la velocidad imprimida al movimiento; 4.0, por un aprovechamiento del éxito elevado hasta ‘la fe rocidad de la destrucción, y 5.0, por una prepara ción técnica de mandos y tropas no esperada. La acción de conjunto supone: i.°, aplicación armónica de los tres principios sin dar preponde rancia a ninguno de ellos; 2.°, conjugación de los esfuerzos púra que la resultante sea el un perse guido, y 3.°, combinar armas y tropas distintas para obtener el náxjmo de rendimiento del conjunto: La acción de conjunto no es fundamentalmente simultaneidad en la acción, sino más bien oportu nidad, o juego combinado sobre espacios y en tiem pos tales que se obtenga suma de esfuerzos, o con vergencia hacia un mismo fin. Todo ello exige un perfecto conocimnien’to de los elementos y medios de la acción, sin lo cual no es posible obtener el máximo rendimiento. La economía supone aplicar a cada acción la tuerza necesaria, y nada más. En modo alguno puede pretender el Mando ‘efectuar una perfecta dosificación; esto súpondría convertir la guerra en un problema matemático, lo cual es opuesto a, su naturaleza. En toda dosificación de fuerzas debe dejarse un aniplio margen, pués nada hay menos cierto que las hipótesis a priori sobre las probables intenciones del enemigo; sus posibilidades ya en ;tran’ en el marco de lo previsible. La economía en la guerra alcanza a un gran nú ‘mero de elementos y actividades. Economizar las ‘fuerzas del soldado; evitar el derrochede municio ‘nes por consumos perfectamenteestablecidosen fun ción de ‘lamisión; naturaleza de los objetivos y fina lidad perseguida; ‘economía del material, de los ví(’eres, del vestuario, etc.; aplicar a cada finalidad lo necesario y suficiente es la base de un buen sis terna económico de la guerra. Cuando falten medios suficientes para una acción ,determinada es preferible no intentarla; a lo sumo conducirla a un gasto inútil, lo cual conviene evi tar; a1orar por defecto las’ necesidades es conde narse a acciones lánguidas, sin profundidad, sin eficacia, en’ una. palabra. - • • • La oportunidad y perseverancia en la acción, unido a los principios y a los procedimientos de revalorizarlos, hacen que la acción guerrera gane en eficacia. Buscar el moménto decisivo sobre la dirección, peligrosa impone una evaluación basada en hechos más ‘o,menos reales que se van sucediendo. en tiempo y espacio, o’en hipótesis que difícilmente pueden ser confirmadas antes de que ‘los‘actos,suce sivos de la guerra se produzcañ, los cuales muchas veces nos hacen ver lo infundadó de’ ‘i’uesJrassu posiciones. La perseverancia es una consecuencia lógica e inmediata de la voluntad de vencer; es preferible una solución buena llevada hasta el fin que una se rie de ellas, geniales, que se van interrumpiendo a la primera dificultad que se presenta. El enemiga opone su voluntad a la nuestra, oposiciónque se ma nifiesta con más o menos energía según esté más o menos resuelto’a i’encer; no cambiar constante mente; no perturbar al inferior con decisiones opuestas es fundamental. El dicho orden contra orden = desorden es cier to y no debe ser olvidado en ningún momento o cir cunstancia. ‘ ‘ ,. VI.—DESVALORJzACJoN CIPIOS - DE LOS PRIN Se desvalorizan por los procedimientos de ,que nos valemos para disminuir el valor real de los prin cipios fundamentales aplicados por el enemigo; también los errores o las necesidades propias -pue-’ den dar lugar a una desvalorización de los prin cipios. La seguridad es un procedimiento opuesto a la sorpresa. La base de la seguridad es sabe,’ lo que hace el eemigo, sus intenciones; pero también sus posibilidades. Es una actividad qúe se opone a la del contrario para ponernos a cubierto de lo que pueda intentar. Las exigencias de la seguridad dependen de cori diciones diversas: A) dimanantes del enemigo; B) necesidades de las tropas propias. A) El enemigo.—Este puede obrar desde muy le/os,,, dispone al efecto: 1.0, de aviación (bombar deos de varias categorías,ametrallamientos,ataques de gases, destacamentos transportados, paracaidis tas). 2.0, de distintos elementos que utilizan el , - - ‘ - - motor de explosión (carros, autoblindados,motoci pro bable atacante(aviación, autoblindado,contraclistas, tropas motorizadaso transportadas),con aviación, carros, contraçarros); por materialesdi los cualesse aumentael radiodé accióndel enemigo. versos (caretascontra gases); por el trabajo; por la disimulacióny, por último,un sistema de vigi 3.0, artilleríade gran potenciay alcance. Además de las accioneslejanas,a las que pueden lancia y alarma perfectamenteestablecido. tetnerse de medios rápidos, son a tener en cuenta El Mando y las tropas conjuntameñte necesitan la acciónde las tropasnormaleso clásicas,las cua espacio y tiempo; el medio común es el informe,el les, si bien es ciertoque encuentranmayoresipcon orden adoptadoy los elementosde reaccióncontra venientes para producir la• sorpresa, no por eso el enemigo. La dispersiónes un procedimientoque desvalo sus intervencionesdejan de ser eficacesy aun, en riza el de concentraciónprincipalmente; pero la cierto modo, producirla. B) Necesida4esde las tropaspropias.—Unasdispersión no puede suponer un riesgo de medios se refieren al Mando, otras a las tropas, otras a sin posibilidad de conjugar las accionesque pro los dos. El Mando necesitatiempopara adoptarsus •duzcacada uno de ellos.El efectuarun solaesfuerzo disposiciones,espaciopara hacer maniobrara las es lo lógicoen una Unidadde tipo Divisióno Cuerpo tropas. El tiempo disponibledependede la antela de Ejército,y aun en el Ejércitoen ciertoscasos. Cuando se trata de la totalidaddel teatrode.ope ción conque se conozcanlas intencioneso la presen racionas, entonceses menestercombinarcon la dipara conocer, cia del enemigo.Se precisa tiempo para concebir,decidir, hacercono cer la decisión,alos subordinados, preparar y ejecutar lo concebido. Cyando el Mando conocela pre sencia o intencionesdel enemigo, pero carecede tiempopara.adoptar las decisionesy ejecutarlas,ha sido sorprendido. El espacionecesarioparala ma niobra dependedel orden de marcha,reposo, aproximacióno com bate; en general, el espacio y el tiempo están relacionadosde tal manera, quedisponerde tiempo es facilidad para corregir un ordén defectuoso. Esto siempre a condi ción de que el espacioguarderela ción con la velocidadde traslación de las tuerzas propias y del ene migo. ElMando se proporcionatiem po y espaciopor el informe y por el orden adoptadVpor las tropas. A las tropases menester cubrir las de las actividadesenemigas; protegerse por el despliegue,dis tanciando o intervalando amplia mente a las Unidades;por desta camentosque las cubran en las di recciones.propias;por elementosde q mjsna u opuesta nzturaleq q - • - • - - - - .9 • rección principal otra o varias, para mantener al ner que asegurarla vida de una poblaciónnume enemigo en la incertidumbrey obligarlea dispersar rosa y famélica. las fuerzas. Para llegara la producciónde accionesdiversas, VII.—CQNJUQAcJON DE LOS PRIN simultáneas o sucesivasen tiemposy en el mismo o CIPIOS distinto espacioestas Últimas, es menestercontar con una efectivasuperioridaden medios,o por una Los tres principios de la fuerza moral,material bien entendidaeconomía,llegara una dosificación e inlelectualtienen una importanciaparalela. Un de los mismosprácticay eficaz. pueblo de gran moral,perosin medios,podrá resis Provocar la desmoralizaciónes el procedimiento tir, podrá morir, pero al fin y a la postrehabráde que desvalorizala voluntadde vencer;contribuyea sucumbir. Con medios y sin moral, nada se hace; ello la sorpresa.Pero el conceptoes más amplio. si al primer,fracaso,si a la primer.acontrariedadse El desmoralizadorpor excelenciaes el luego; al abandona la lucha,de nada sirven los medios acu iniciar la guerra se preconlzóque su empleodebe mulados. ej ectuarseno sólo contra las tropas, sino también El principio basadoen la fuerza intelectualper contra la retaguardia,sin dejarsellevar por senti mite sacarde los mediosel mejorpartido. La apli mentalismos. Se creyó desmoralizarla población cación de las fuerzas impone un conocimientoper civil del estadoenemigo,comoprocedimientode lle fecto de los mediosque han de emplearse,lo cualsig gar a la del Ejército.Nó sólolos centrosproductores nifica, a su vez, instruccidn,y con ésta,preparcic ida de materia, almacenesde víveres,sembrados,sino moral, toda vez que la moraldel combatientese eleva las mismas ciudades,destruyendosus habitaciones, con la preparacióntécnica. impidiendo los abastecimientosy, en fin, rom No se puede dar-preponderanciaa ninguno de piendo los nerviosde los habitantespor accionesin los tres principiosni antes, ni durante, ni después tensas, constanteso intermitentesy de modo ines de la guerra;pero no cabeduda que a igualdadde perado, fueron los objetivosde-los bombardeos;en medios tendráel éxito el de mayorinstruccióny moel día estasideasson puestasen duda, porqueno se ral, y que una superioridadde aquéllos,mientras obtuvo el resultadoapetecido,aparte de crear una no llega a lo abrumador,puedeser suplida por es zona de miseriapara la horade la paz, con lo cual tos últimos,•teniendoen cuentaque‘la preparación las preocupacionesdel vencedorse aumentan al te- técnica da fuerzamoraly la elevaen el combatiente. - - :io - TROPAS /1 1/ bE’ MONTAÑA ‘ Comandante de Infantería, de la Escuela Militar de Montaña, FRANCISCO JAVIEfl FER’NANDEZ TRAPIELLA 1NSTRUCCIONDE EsQuIADOPES UNA ÓJEADA RETROSPECTWA • “El diablo, de viejo, se hace monje.” Este refrán, que, como todos, es un tratado infalible de. filosofía práctica, creo podría apli carse al género humano, diciendo: “El hombre, cuando llega a viejo, se hace consejero.” A veces sus consejos son innecesarios y aun quizá erróneos, pero es la válvula de seguridad por medio de la cual todo individuó polariza sus energías y. entusiasmo por una tarea en la que empleó probablemente toda su vida. En esa labor de mentor y consejero pone toda su buena fe, como pienso hacerlo por mi parte en este trabajo, que no es otra cosa sino el recono cimiento tácito de que vamos ingresando en ‘la clase de los consejeros. Como ya la edad va im pidiendo el poder “hacer”, y en cambio, a tra vés de casi veinticinco años, hemos vivido, y presenciado toda la gestación y desarrollo, de esta modalidad de los especialistas. esquiado. • - res en nuestras tropa.s de montaña, alternare mos la “acción” montañera con la “pluma”,, para irnos acomodando a cuanto esta última sea la única posible. ¡Qué lejos aparece ya aquella fecha de nues tra salida de alféreces! ¡Mi destino al Batallón de Montaña Ante quera número 12! ¡Qué entusiasmo, por parte de todos, en aquellos primeros cursos de esquia dores militares, celebrados en Navacerrada, allá por los años 1929 y 1930! Produce risa contem plar las fotografías en que aparecemos es quiando (intentando esquiar.) con calzón de montar a caballo, boina/descomunal y amplí sima bufanda arrollada al cuello. En cuanto a la técnica militar de esquf, no existí a. Tanto los profesores como nosotros, los alumno estábamos en ayunas del “cómo” y “por qué” teníamos que utilizar aquellas ta blas. Nos limitábamos a marchar sobre la nieve, realizando r’e’corridospor terreno de poca pen diente, a fin de irnos acostumbrando a’ los 11 ésquís. •Los revólcones, enredos y lazadas de esquís, piernas, y bastones, junto con exclama ciones más o menos “enérgicas”, según la psi cología individual, eran nuestra compañía in’ separable. Por ello no debe extrañar que, a pe sar de la juyentud, entusiasmo -por la profesión, en especial por aquella “cosa nueva”, así como las energías físicas ST morales de que todos dis frutábamos, el desencanto y la desilusión em pezasen a mermar nuestras filas; Los más tenaces acudimos entonces al socorrido remedio del libro de técnica. No olvidaremos nunca la obra titulada L’Art du ski, cuyos autores, Zarn y Barblan-, suizos, se nos antojaban seres poco menos que mitológicos, al contemplarlos en las forografías del libro, en las que se nos mostraban realizando los más acrobáticos ejer cicios de giro, saltos’ yparadas a vertiginosas velocidades, entre nubes de nieve pulverizada y saltando los más imprevistos obstáculos. Animados por, tales imágenes, seguinos tenaces, intentando dominar y conducir aquellos dos esquís que, como potros resabiados e in dóciles, se empeñaban en hacer, y hacían, todo, lo cóntrario de lo que, les ordenábamos. ‘Cuando queríamos parar, se aceleraban impetuosamen te; cuando aumentar la velocidad, se clavaban en la nieve;’ si descender en línea recta, resba laban de costado, y cuando había que girar ante un árbol, nos llevaban de cabeza contra el tronco más corpulento. El final siempre era ,el mismo, el revolcón y la bola de nieve en que resultaba convertido el incipiénte y desgraéiado esquiador. Pero había que ‘vencer y se venció. Con la ayuda de libros extranjeros,’ con una paciencia sin límites para estudiarlos y luego practiéar, ejecutando analíticamente cada gesto y cada movimiento, fuimos aprendiendo muy lenta mente, muy difícil y muy imperfectamenté. Algunos paisanos, esquiadores veteranos, nos acompañaban y realizaban ante ‘nosotros los niovimientos que ellos ya sabían; pero tan de prisa, tan fugaces, que no éramos capaces ni siquiera de “ver” “cómo” era aquello, pues, por otra arte, ellos eran incapaces también ,de “enseñar” la ,-forma de ir realizando cada ,gto, cada frase .y cada modmiento de aquel enrévesado conjunto. Y así fuimos aprendiendo ui4a. técnica más bien deportiva que militar; técnica, basada en los giros del llamado entónces, y ‘hoy despa recido, “telernark”, qúe obligaba .a na.pós ‘ ‘ ‘ ‘ 12 ‘ - -. turas inverosímiles y antianatómicas, que da ban lugar a ‘infinitos accidentes. El material y la forma de utilizarlo eran absurdos. Por en tonces no había llegado ‘a nuestro país más que la, escuela nórdica, basada’ en el fondo y salto; estaba, pues, de moda esquiar con esquís de fondo’, estrechos y largos, encerados con cera -klister, incluso por la cara superior del mismo. Con ete material; con bastones altísi mos y con la que dimos en llamar atadura mi litar, larga correa i’inica que no Sabíamos cómo enrollar toda, pretendíamos poner en marcha úna técnica de descenso. El resultado, iterrible! Por entonces empezamos a recibir libros de la Escuela de .Arlberg, donde Schneider había creado la mejor técnica de descenso y habili dad (Slalom) de la escuela alpina, basada en lo vira’es en cuña. Podríamos estar citando anécdotas y nom bres de los primeros mártires del esquí militar y llenar muchas páginas divertidísimas; pero la’ finalidad pedagógica de este trabajo no lo permite, aunque bien lo sentirán los supervi vientés que lo lean. Los resultados de esta anarquía en que nos debatíamos fué que nos’ orientásemos más ha cia el deporte, que con miras a la utilización del esquí como medio de locomoción del com batiente. La velocidad, el deporte, el ejercicio placentero sin complicaciones, resultaba no sólo más agradable, sino lo único asequible para nosotros, pobres náufragos de la mon taña blanca. Pronto,nos dimos cuenta del error, y esto .dió origen a dos tendencias, manifesta das en años posteriores, en las prácticas de ,nieve que. sistemáticamente realizábamos las Secciones de esquiadores de los Batallones de Montaña. Una tendencia deportiva, impulsada por el anhelo de velocidad y la práctica del esquí en ‘pistas’ conocidas y preparadas de antemano apisonando la nieve; otra, tendencia utilitaria y militar, presidida por el predominio de la seguridad, dentro de una velocidad moderada ,que permita al esquiador militar “cargado” recorrer todos los lugares de la montaña acce .sbles al esquí, sin preparación alguna de la pista y- por terreno desconocido, cubierto de. cualquier .c,lae de nieve, a cualquier héra y sean cualesquiera las condiciones meteoroló, gicas. Y aquí surgieron las apasionadas controver .sias:yçposiciofles entre las ,dos tendencias, qu ‘ - - - - han subsistido hasta nuestros días, en que la creación de la Escuela Militar de Montaña ha dado carácter legal a la única posible desde el punto de vista militar. Durante nuestr.a guerra de Liberación, re cuerdo mis esfuerzos por convencer a los Ofi ciales del Batallón de Esquiadores de Gua darrama de que la técnica de la cuña era la única eficaz para el combatiente. Posteriormente seguí, con tesón, sosteniendo la misma teoría en los cursos de la Escuela de Educación Física y en las tropas de su Sección de Montaña, así como en los cursos precursores de la creación de la Escuela Militar de Montaña. Tendencias de Escuelas “deportivas” extran jeras, que iban tras de superar velocidad “sin carga” en “pistas conocidas” y aun “previa mente preparadas”, desviaban el juicio de nuestros Oficiales, atrayéndolos hacia la des lumbrante y espectacular técnica deportiva. A través de todos esos largos años ne pude convencer y comprobar, en tropas propias y extrañas, que el esquí es un medio de locomo ción en nieve sujeto a leyes mecánicas invio lables. Para el deportista, el esquí es un medio de lograr velocidad, dinamismo, belleza, vencer un riesgo o peligro; es casi un fin en sí mismo, y todo se supedita a él; la hóra del día, la cali dad de la nieve, los vestidos aerodinámicos y los colorines que llaman la atención y crean el espéctáculo. Hoy ya podemos no sólo, enjuiciar el claro concepto del esquí militar, sino poseer un mé todo práctico de instrucción “para el sidado”, basado en la pedagogía y lá mecánica, a fin de lograr que en poco tiempo sea capaz de aprender lo indispensable quele permita mar char’ con esquís por cualquier clase de terreno y nieve, así como a’ cualquier hora del día o de la noche. Losconceptos e ideas que siguen vai dedi cados al Oficial islructor y pretenden ayudarle, con la experiencia y el estudio dé muchos años, en su ardua tarea de lograr resultados prácti cos en poco tiempo con su tropa. Son concep tos de mecánica aplicada que constituyen la base y fundamento de la técnica de esquí y explican el porqué de la misma, así como la forma y método a seguir en la instrucción del combatiente. Por ello deben ser estudiados a fondo para seleccionar lo que interesa al sol dado, 9ue está bien lejos de ser deportista, aunque el espíritu deportivo, én general, deba sembrarse en todo combatiente, por lo qué con tiene de impulso, optimismo y tesón para ven cer las dificultades y adversidades de todo gé nero. LA TECNICA DE ESQUI EN MECANICA APLICADA Recuerdo que en aquellos años en que ha— éíarnos nuestras primeras prácticas sobre es quís, era muy frecuente que éstos se nos salie sen de los pies, al intentar realizar los difíciles giros o paradas, que tratábamos de conseguir por “la fuerza” más brutal. Y un ‘día, obser vando y meditando sobre este hecho, llegué a la conclusión de que aquel, acto de rebeldía del esquí, separándose bruscamente de nuestro,s pies, era una prueba de nuestro error en la aplicación de los esfuerzos; intentábamos obli gar a los esquís ‘a realizar movimientos absur dos, contrarios a to’da lógica, y el esquí,’ con un verdadero sentimiento de desprecio, como si tuviera inteligencia, nos abandonaba, se des prendía del pie y seguía por su cuenta con un aire digno, grácil y elástico, realizando, por sí solo, lo que no éramos capaces de hacer nos otros. Daba la impresión de que nos abando naba ante nuestra incapacidad, y yo’ creo que, si hubiera podido hablar, nos habría’ insultado por nuestra tozudez en obligarle a realizar mo vimientos y giros en contra de todas las leyes mecánicas. ‘Me dediqué a observar la “con ducta” del esquí, a partir de entonces, y pude observar que no era caprichosa, sino que siem fre seguía ciertas normas y repetía “gestos” y 13 movimientos con arreglo, sin duda, a determi nadas leyes. Era frecuente, sobre todo, que el esquí se “desprendiese” en los virajes. Una vez •separado del pie, seguía unos metros en la di rección que llevaba, después resbalaba de cos tado; descargado del peso del esquiador, “flo taba” sobre la nieve, sin hundirse en ella, rea lizaba unos cuantos giros pendulares de la es pátula hasta que se orientaba ladera abajo. Después, como si fuera capaz de pensar, apun taba su espátula o proa hacia el barranco, bus caba la máxima pendiente y, una vez encon trada, la. seguía con una velocidad progresivamente acelerada, saltando ,lós obstáculo e irre gularidades. del terreno que se le presentaban con una agilidad y belleza que recordaban al corzo, y que producía agradable sorpresa, si no fuera preciso después ir a buscarlo, allá a lo hondo del barranco, metiéndose en la nieve hasta la rodilla. Observado este fenómeno repetidas veces y viendo se producía con iguales características, fuf poco ‘a poco convenciéndome de que había que estudiar, en. primer lugar, la mecánica del esquí y después aplicar esta mecánica, que constituiría la técnica de esquí. Indudablemente, se observaba que el esquí estaba sometido a fuerzas que lo solicitaban en determinadas direcciones, obligándolo a reali zar resbalamientos, giros, aceleraciones o fre nados, según la posición del esquí en relación con la dirección de marcha, con la dirección dé la máxima pendiente, con el estado de la nie ve, etc. Estas fuerzas y esas “tendencias” deben ser utilizadas por el esquiador pra lograr el’ propósito deseado. Y como lo que es verdade ramente difícil para el esquiador es “parar” o “cambiar de dirección” solamente nos ocupa mos en este trabajo de estudiar la mecánica de estos dos problemas capitales, siempre ‘orien tados hacia la instrucción del esquiador mi litar. Empezaremos por analizar la mecánica de un solo esquí (figs. •a, 2.a, 3a, 4.S y 5.a). Supongamos que un solo esquí (/ig. i.a), car gado con un peso, lo’ colocamos aparte en re poso sobre nieve dura, en la que no se hunde. En la posición i.° tiende a deslizar pendiente abajo según la máxima pendiente, tanto más de prisa cuanto más inclinación tenga el te rreno, ya que la fuerza de la gravedad se des-, compone en dos, una perpendicular al terreno (que se traduce en aplastar la nieve: presión) 14 y otra paralela al terreno (deslizamiento) (fi gura 2., i.°). Sila pendiente aumenta (hg. 3.a), esta úl tima fuerza D es mayor.’ En terreno horizon tal no existe. Si colocamos el esquí atravesado y plano (/igs. i. y 2•a, osic. 2.0) tenderá a resbalar de costadó, ‘venciendo las resistencias que, pueda encontrar el borde inferior; por’ tanto irá a menor velocidad que en la posición i.° Si en esta posición colocamos, el esquí can teado, posic. 3.0, tenderá a derrapzr, de costado, pero a menor- velocidad que antes en la posi ción 2.°, que incluso puede llegar a ser anulada por el agarre o enclavamiento del canto supe rior, que “raspará” intensamente en la nieve dura. , !,g. 3 D Si se coloca con la espátula hacia abajo o des cendente, la fuerza de la gravedad (G) se des compondrá en dos, la A (avance) y la R (res balamiento). Esta última se neutraliza en parte por la resistencia de la nievé (fuerzas r.r.r.) sobre el borde inferior, tanto más cuanto más blanda esté. Esta resistencia es mayor sobre la cola que sobre la espátula, por la forma le vantada de ‘esta última, por lo cual el esquí. tiende a deslizar (fuerza A) y girar hacia el barranco, tomando 1a lnea de máxima pen diente. Con análogo análisis veríamos que el esquí en subida oblicua (2.0) tendería a resbalar atrás y de costado, con ligera tendencia a girar su espátula hacia el barranco. Si estos esquís se colocan canteados sobre el borde de arriba, desaparece la tendencia a resSi la nieve,, en vez de ser dura, fuese blanda, el esquí se hundiría, como puede verse en la ‘balar y sólo subsiste el deslizamiento adelante y atrás. figura 5a, y entonces la nieve opondría una En todo este análisis mecánico conservare resistencia (mayor o menor, según lo que el mos ya las denominaciones dadas de: esquí. se hunda, es decir, según el espesor y DesUzamiento.—MOVimieflto adelante o atrás del blandura de la nieve). Esta resistençia (repre esquí siguiendo su eje longitudinal, venciendo sentada por flechas en la figura 5.) se tradu o no (según la dureza de la nieve) rlesistencia cirá en una menor velocidad de deslizamien to (i.°) en la dirección de marcha o de resbala con la’ espátula o cola. Res balarniento.—MoVimieflto del esquí, plano sobre la nieve, en dirección perpendicular u oblicua al eje longitudinal, venciendo o no (según la dureza de la nieve) resistencia con el borde lateral del esquí. Derrapaje.—Iguales movimientos del anterior, pero con esquí canteado, venciendo la resis tencia total, o en parte, con la superficie in ferior o planta del esquí. Resumiendo: Un solo esquí, según su posición, tienle a lo siguiente: Posición directa, tÍende a deslizamiento. Posición atravesada lana, tiende a resbalá miento lateral (z.°), es decir, actúa como ligero miento. freno. En cuanto a la posición 3.0, desaparece Posición atravesada canteada, tiende a equili la tendencia al derrapaje, ya que se forma, por brio estático. peso o presión, un escalón o surco horizontal Posición oblicua descendente plana, tiende a eh la nieve blanda. Otro freno que existe en la• giro a posición directa. nieve blanda es la canal semicilíndrica que lleva Posición ascendente, tiende a resbalamiento el esquí longitudinalmente en la superficie des oblicuo. lizante y que forma un nervio en la nieve que Posición descendente canteada, tiende’ a desli conduce y sujeta al esquí. En las figuras 2a zamiento equilibrio dinámico. y 5a el plano inclinado que representa la pen He aquí condensada toda la mecánica de la diente está visto de través, y los esquís (2.0 y 3.0) técnica de esquí, que habrá que armonizar se ven de frente por su espátula. Figura 4. a_Estudiemos ahora la tendencia cuando consideremos, a cóntinuación, el sis de un esquí situado en posición oblicua plana: tema. constituido por los dos esquís. . • ‘ 15 MECANICA DEL SISTEMA RIGIDO en ella la velocidad al disminuir al mínimo las resistencias de la nieve en las acciones de freno (Dos esquís solidarios.) y viraje. En cuanto a las otras dos, están representadas Hémos considerado la tendencia de un solo en la fi gura 6. a, no exigiendo casi explicación esquí colocado en re/wso sobre una pendiente teórica.- En A-3.° se ven los dos esquís diver de nieve; pero es necesario analizar lo que gentes. El conjunto rígido tenderá a resbalar ocurre cón el sistema constituído por los dos cuesta abajo, oponiéndose a este resbalamiento esquís. Con objeto de ir progresivamente estu la resistencia de la nieve. Cada esquí, tiene, ade diando esta mecánica, supondremos precisa más, la tendencia de marchar “abriéndose”, mente- que ambos esquís s hallan unidos rígi separándose del otro. Resultado: La tabla tra damente, es decir, clavados a un travesaño vesaño impide que los esquís se separen abrién que forme un sistema indeformable. Pasaremos dose; la resistencia de la nieve se opone al res déspués- a considerar el problema como es en balamiento ladera abajo, tanto más cuanto la realidad:: dos esquís independientes, cuyas más profunda y blanda es la capa. Es, pues, posiciones relativas pueden y tienen que cam una posición de freno, tanto más intensa cuanto biar. Haremos entonces intervenir otro fac más divergentes se coloquen los esquís, como tor, la velocidad de descenso, que, unida a la puede verse en el caso A-4.° fuerza de la gravedad, permitirá analizar la Pero esta posición no puede ser adoptada pér forma de conseguir frenar o cambiar de direc el esquiador, ni muchó menos mantenida, por ción, problemas ambos que son la pesadilla ser contraria a su anatomía y trabajo muscu del esquiador, especialmente en el período de lar Unicamente puede adoptárse una variante, neófito. que es levantar alternativamente los pies y Las posiciones relativas básicas que pueden esquís, oscilando lateralmente el cuerpo, con tener los dos esquís son: 1a Esquís paralelos.—Técnica del christianía lo que se desciende, en pendientes de poca incli nación, con movimientos idénticos al del pati 2.8 Esquís divergentes.—Técnica del paso nador, acelerando incluso la velocidad. Es téc de patinador. nica fácil de aprender y muy útil, pero -sola 3.8 Esquís convergentes.—Técnica de la mente para esquiadóres sin carga, por lo que cuña. (Stem.) su aplicación militar no es de gran interés. Respecto a la primera, no cabe duda que si En la figura 6.8 B, 1.0 y 2.°, se observa la los dos esquís se mantienen siempre paralelos, técnica de la cuña, que tampoco precisa expli no hay oósición de tendencia entre ellos; obran como si fuera un solo esquí. Es la técnica que cación. Las dos tendencias de cada esquí, res balar y ¡cruzarse! con el otro, se contrarrestan, podemos denominar deportiva, pues predomina respectivamente, con la resistencia de la nieve, representada por las fuerzas r.r.r. y ligero canteo interior de los esquís -(si la nieve-es dura), y con el travesaño que impide deformarse el sistema. Esta técnica es perfectamente aplica ble por el esquiador, ya que actúa de acuerdo con su anatomía (articulaciones del miembro inferior) y forma de trabajar los músculos. Por ello constituye la base fundamental de la téc nica militar, ya que permite el frenado progre sivo, la parada y el viraje a velocidades medias y lentas, que serán las que lleve el combatiente esquiador cargado con su equipo y armamento. En la figura 7.8 se pueden analizar las ten dencias de este sistema rígido, puesto de través a la pendiente con un esquí horizontal. (sobre la curva de nivel), y al otro, por encima o de bajo de él. En el caso i.°, el sistema tiende a girar hacia - - - - - - - - - :16 - - derá a resbalar en la dirección F, a lo que se opondrá la resistencia de la nieve (fuerzas f. f. f.), dando lugar a una disminución de velocidad y desviación ligera de la dirección de marcha. Si la capa de nieve es profunda, puede frenar lo suficiente para parar Si el esquí se coloca canteado, en mayor o menor grado (b), la fuer za F se descompone en dos: una, F’, en direc ción del eje del esquí; otra, F”, perpendicular al borde del esquí. Graduando esta última, can teando más o menos, se refuerza la acción de freno, hasta que la fuerza tome el valor F”2, que, combinado con la F’, dará como resul tante una fuerza R, paralela a la dirección de marcha y de intensidad progresivamente menor cada vez; es decir, se produce un frenado sin cambiar de dirección, llegando incluso a parar o variar ligeramente la dirección hacia F’, cada vez a menor velocidad. Si se coloca en media cuuia el esquí de arriba y Fig.7 a plano sobre la nieve (a’), tenderá a seguir en la dirección F, acelerando en velocidad, ya que la resistencia que opone la nieve (fuerzas f. f. f. ) obran en sentido de la espátula en vez de ha abajo; en el.2.°, a resbalar, efecto que puede cerlo sobre el borde del esquí, como en el ser disminuído o neutralizado por la resistencia caso (a). Si en esa posición canteamos más o de la nieve (acción de freno), según su espesor. menos el esquí sobre su interior, se disminuirá la fuerza F’ (velocidad de descenso) y se aumen tará la F” (fuerza de gravedad), produciéndose una mayor tendencia al giro y a la aceleración MECANICA DEL SISTEMA ARTICULADO por colocarse en dirección a la máxima pen diente. En resumen, se produce un cambio de (Dos esquís’ independientes.) dirección hacia abajo con aumento de velocidad. Por consiguiente, cuando descendiendo a me La realidad del esquiador es que cada esquí dia ladera (de través oblicuo a la pendiente) se puede adoptar distintas posiciones absolutas desee frenar o parar, se hará media cuña con (plano, canteado...) y relativas con el otro es quí (paralelo, divergente, convergente), resul tando con ello que el esquiador pondrá en ac ción el mecanismo que le convenga, haciendo adoptar a sus esquís dichas posiciones. Vamos a considerar este nuevo sistema haciendo apa recer ya la velocidad de descenso, combinada con la gravedad. En la figura 8. a supón ese que los esquís des cienden (i.°), y que por un procedimiento cual quiera adoptan las posiciones de media cuña con el esquí de abajo (z.°) o de arriba (3.0). El esquí que continúa en la dirección de mar cha, y por tanto el conjunto, no sufrirá más “tendencias” que las que imponga el que cam bia de posición; veamos cuáles son éstas: Si se coloca en media cun’iael esquí de abajo, manteniéndolo a plano sobre la nieve (a), ten17 el esquí de abajo; cuando se desee variar de di rección hacia el lado contrario, se hará media cuña con el esquí de arriba. He aquí las dos cosas que más preocupan al esquiador neófito: disminuir la velocidad (fre nar, parar) y cambiar de dirección. • Un eje transversal.—Alrededor del cual los es quís se 0cargan en su parte anterior (espá tula 2 posterior, cola) por medio de oscilacio nes adelante o atrás del cuerpo del esquiador con o sin flexión de tobillos, rodillas y ca deras. La figura 9. a materializa gráficamente la apli cación de la media cuña, frenado y viraje en un LA MEDIA CUÑA, BASE DE LA TECNICA descenso, sin que después de lo expuesto creamos necesario aclarar el contenido de la DEL ESQUIADOR MILITAR misma. Con esta técnica el esquiador militar puede moverse a velocidades moderadas en cualquier FINAL clase de pendiente y nieve, regulando su veloci dad con la de los demás individuos de su Unidad. Como puede verse, la técnica del esquiador Sólo nos falta añadir que, para reforzar la es complicada y lenta de aprender; pero esta acción de “presión” de uno o los dos esquís so mos convencidos de que, conociendo los funda bre la nieve, el esquiador tiene que valerse de mentos mecánicos de la misma,, el instructor su propio peso, que lo cargará sobre el esquí comprenderá más fácilmente el “cómo” debe que más convenga, así como de la velocidad graduar la enseñanza de su tropa. Los Regla remanente, que en los virajes se convierte en mentos no pueden ser tratados científicos en tangencial, originando una presión periférica los que se -estudien las causas, el “porqué” de sobre la curva. la instrucción, sino una codificación de normas De esta foima se originan tres ejes de acción. prácticas que tienden a lá rapidez y eficiencia en los gestos y actitudes del esquiador. en la preparación del combatiente. Un eje vertical.—Alrededor del cual giran los En este aspecto,es interesante conocer los esquís en los virajes, ayudados por torsiones principios mecánicos explicados, sin que ello del cuerpo del esquiador. pueda hacer pensar a nadie que son suficientes Un eje longitudinal.—Alrededor del cual los para saber y poder esquiar. Vale más una hora esquís se “cantean” más o menos y se “carga” de práctica que cien de teoría. Pero el cerebro (o descarga) uno de los esquís por osciracio— que dirige no lo hará bien si no posee todos los nes laterales del cuerpo. del esquiador o. fle resortes pedagógicos y didácticos que la ins xiones laterales de tobillos. trucción y educación requieren. . 18 PARA LAREFORMADELMATERIALSANITARIO La bolsa de compañia Teniente Coronel Médico, Director del Hospital Militar de Mahón, MIGUEL PARRILLA HERMIDA. des ilusiones, toda vez que los años que la norma administrativa le señala son pocos, si se encuen Se halla en la mente de todos los sanitarios la tra colgado en el cuarto de la Compañía, pero ex necesidad de modificar muchas de las normas de cesivos si se le dedica a su verdaero fin (tiro, mar nuestros Servicios, acomodándolas a más moder chas, operaciones, etc.) nas y eficaces ideas actuales; pero, posiblemente, B) La ordenación del contenido.—Todo sa la bolda de socorro de Compañía es la que ha pa bemos lo que es un saco, y un saco es, en defini sado por la vida de los Jefes y Oficiales del Ejér tiva, la bolsa de socorro de Compañía, y es real cito como el m4s intangible elemento de cura, mente imposible que en la misma puedan ha y habiendo podido ellos mismos observar múlti llarse ordenados y a pronto uso la docena y me ples veces la necesidad de su modernización. dia de elementos que la componen, ni qúe para Sin otro interés que ofrecer lo que pueda tener su utilización puedan tenerse a mano en un mo de aprovechable, y a losfines anteriores, presen mento de apuro; por otra-parte, la mínima asep tamos hoy nuestro modelo, cuyo prototipo hemos sia indispensable en toda cura es realmente difí decidido elevar al Mando para su estudio, y que cil de obtener. Cuando las bajas afluyen o cuando nació de lá necesidad sentida por todos y aun de es necesario trasladarse rápidamente desde un repetidas conversaciones cotí elevados Jefes mi punto de caída a otro, el tener ordenados los ele litares. mentos de curación es primordial. Nuestro ve Creemos que quienquiera haya manejado nues tusto Reglamento de Campaña, en su artículo 51, tra actual bolsa de socorro, aunque no sea técni así lo ordena, y hay que comprender que, aun en co, habrá observado varios defectos de que la el primer escalón de socorro, así debe ser. misma adolece: C) La calidad y la cantidad de material.—Sin a) Por lo que al envase se refiere. otros medios de esterilización que una caja metá b) Por lo. que compete a la ordenación del lica, para una jeringa de 3 c. e., sin suero o ánti ccrntenido. tetánica, para efectuar una defensa pri e) Por lo que se relaciona con la cantidad y toxina maria, sin sulfamidas tópicas y por vía oral, que calidad de los productos. prolonguen el periodo de preinfección de la heri A) El envase.—Trátase de un saco de lona da, permitiendo una esérexis quirúrgica en tiempo (otro nombre no podemos darle), por su forma de útil y a larga distancia, sin analéptico, los medios todos conocido, que lleva colgado y pendiente del de socorro con que cuenta la bolsa actual o la lla hombro el practicante de la Compañía; suele ha mada en nuestros partes de Sanidad de transi llarse siempre, en la práctica, por su escasa consis ción, hay que reconocer que son precários y que tencia, sucio, húmedo y destartalado; su tiempo ya no sólo el practicante de Compañía, ni incluso de vida militar es superior a sus fuerzas y-sobre el mejor. técnico, pueda lograr con ellos algo más, su resistencia, en-el caso de empleo muy frecuente, que lo que podían hacer nuestras madres en los la vida nos enseña que no podemos hacernos gran- comienzos de siglo, con su tafetán inglés o con LA BOLSA DE SOCORRODE COMPAÑIA 19 el papel engomado de los rebordes de los pliegos de sellos, cuando atendían nuestras contusiones infantiles. Pasó ya el tiempó en que los sedales por bala humanitaria formaban el 75 por 100 de las bajas; pasó también el momentoen que en plena lucha el herido podía ser retirado y atendido, pronto y rápidamente, en. la retaguardia; no podemos ol vidar (como lo derfiostraron las G. M. 1 y 11), que hoy las bajas sanitarias tienen que esperar muchas veces horas y a que la noche, a su am paro, permita una evacuación a los escalones re gimentales y divisionario, y es necesario por ello que la primera cura, aun cuando somera, se efec túe en buenas condiciones, o por lo menos las mIL nimas buenas que permitan una espera útil. NUESTRA PROPUESTA Elevamos a la consideración del Mando y de los compañeros nuestra’ modesta idea, tan sencilla y modesta, que pudo ser obra de otro cualquiera. dé grueso; con un servicio de sostén, formado por dos correas, que partiendo del centro del plano dorsal en su borde superior terminan en las esqui nas inferiores del mismo y pasan por el hombro y axila; una de las correas es fija y la izquierda, provista de un enganche en su extremo inferior, permite un fácil descuelgue, tanto como el cuelgue a la espalda del practicante de la Compañía que la porta. Forma tres departamentos; dos de ellos, en los que pudiéramos llamar folios del libro, se hallan cubiertos por amplias solapas (para evitar el mo vimiento del contenido), y un tercer departamento constituído por el interior de la solapa de cierre. Presentamos ‘tres fotografías, que comprenden la cartera o bolsa, cerrada, abierta y colgada a la espalda del portador, y un croquis que indica la distribución del contenido, así como el cuadro adjunto comparativo del material que nuestra propuesta contiene y el que corresponde a la bolsa de socorro y a la llamada de transición; la diferencia en precio y peso de 1.500 gramos (3750 pesa la bolsa clásica y 5.250 la que propo nemos) se halla, a nuestro juicio, compensada no sólo porque en la propuesta se ha procurado man tener todos los elementos útiles, sino también por haberse incrementádo en otros muchos (más del 50 por 100), que permiten un servicio acorde con las necesidades de hoy; por otra parte, su fá cil apertura y la permanencia ordenada de su con tenido facilitan su utilización. En el interior de la solapa de cierre lleva una cartelera’ (protegida por celofán), y en ella rela cionado el material total de la bolsa, así como en el fondo de los diferentes compartimentos, y para su mejor colocación y orden, relaciones parciales de los objetos en ellos contenidos; igualmente las diferentes cajas se han etiquetado con el ampo llaje correspondiente. Este envase de cuero puede, para su mejor con servación, enfundarse en una bolsa de lona con fuelles laterales, y en cuyo fondo exterior, y con tenidas en una bolsa superpuesta, se hallan las férulas de Kramer. Tanto la bolsa de cuero como su funda de lona lleva una chapa metálica, en la que se lee: “Bolsa de Socorro de Compañía”. B) Ordenación del conténido.—Abierta la bol-. A) El envase.—Trátase de una• cartera de •sa cual un libro, bien sobre una mesa, caja de mu cuero asillerado que cierra en forma de libro y que niciones o sobre el suelo, quedan a la vista tres envuelve ambas hojas del mismo una solapa con compartimentos: cierre de hebilla; cerrada forma un paralelepi pedo de 33 centímetros de ancho por 30 de alto y 13 1.0 En el interior de la sqlapa de cierre contiene: 20 a) Un esterilizador de alcohol 9,5 por 18,5 por 4,5, con un pequeñodepósito para el alcohol, un bisturí con protector, una sonda acanalada, dos pinzas hemostáticas dé Pean, dos idem íd. de Kocher, una pinza de disección con dientes, de 13 centímetros; un estilete abotonado, una tijera recta, una navaja de afeitar, doce imperdibles, un termómetro clínico, una jeringa de 3 c. c., una idem de 5 c. c., una caja metálica plana con dos agujas hipodérmicas,dos‘endovenosasy dos intramusculares y una capa de gúata comprimida para evitar el movimiento.El esterilizadorse halla sujeto por dos correascon hebilla. b) Una caja de corcho aglomerado,con cierre de broche, y quince celdas interiores, que contie nen: diez ampollas de cafeína de 1 c. c. y cinco de morfina de 1 c. c., debidamente etiquetadas, así como el exterior de la caja, que se halla sujeta por una correa con hebilla. 2.° CompartimentoA.—Situado en uno de los folios, protegido por amplias solapas de cuero, que cierran a hebilla y dividido por tabiques de cuero en compartimentos, contiene en el interior de los mismos: — — — — — Un departamento longitudinal, en el que se hallan colocados un tubo de 20 tabletas de aspirina-cafeína de 0,50 gramos, un tubo con 20 comprimidosde sulfamidotiazolde 0,50 gra mos, un tubo de estaño con 60 gramos de po ‘mada de sulfamidotiazol,un tubo de estaño con 5 gramos de oftalmolosa sedante, cuatro botes de baquelita agujereados conteniendo cada uno 5 gramos de sulfamida en polvo. Un departamento conteniendo dos vendajes de cuerpo y dos vendajes en T. — — — Un departamento conteniendo cuatro pañue los triangulares. Otro que contiene un frasco plano de boca es trecha con 60 gramos de alcohol y tapón a rosca. Otro departamento conteniendo un frasco plano de boca estrecha con 60 gramos de so lución de cloruro de alkil-dimetil-bencil-anlo nio al 2 por 100. Dos departamentos conteniendocada uno dos ampollas de coaguleno’o producto hemostá tico similar de 5 c. c. Un departamento conteniendotres ampollas de antitoxina tetánica de 6.000 U. Un departamento conteniendo dos cajas de cprcho aglomerado, con cierre de broche, y quince celdas cada uno, en cuyo interior debidamente etiquetadas, se encuen tran: 5 ampollas de papaverina-atro pina de 1 c. c., 10 ampollas de ergo tina del e. e., 8 ampollas de cora mina, 5 ampollas de cardiazol-efe drina y 2 ampollas de lobelina. Un departamento conteniendo dos suspensorios. — 30 DepartamentoB.—Situado en el folio inferior, protegido, como el ante rior, por amplias solapas y también di vidido en compartimentos;contiene: — Un departamento con una batea rec tangular de 16 por 20 centímetros de hierro esmaltado,y bajo la misma 21 IONDELASCB’.SDIDIDWIA DaM 1 Caja isetlica para medicamentos,contecenp 1 estucheaetli.co con 15 sup, de 2 0.0. tintura de yodo 1 10 “ c.c. 1. raorfina( 1 CtgaO)P 10 “ 1 o.c. afefna( 25 1 fracco para a1cohol de 905 1 cetonfaco(Soluoidn al 40 .1 cuadrado para cocar. codefna(2 centfemoe). 1 “ oiiapatina( ‘ 5 a1gaaOa 1 “ “ ‘ idudano 50 oentgle. 1 eetuche meidilco con una jerin de 3 0.0. 2 agujas hpodriciOa5. 2 inireimcacu3aree 2 intraveflOSaQ 2 tubz..dø comprimidosde aopirinacon oafua ) 1 Estcrili1adorte setal, con su meohqro, óoutentend0t 1 tubode 8068 del 0 1. 1 1,11 2. II 1 U II U U 3, 1 cajitaconteniendo12 agujas de autora, :eurtiaaa 1Eatuohe metüioo, conteniendo: 1 jeringaluer de 18 0.0. 2 ajas hipoddtoicea. 2 “ intramuccumrea 2 .‘ intravenosas 2 racorespara jeringas. 25 agrafee. 2 tubos de heinoata2ia con fiador. Iateria1-d óur2:. — . -4 paquetes de compreeaa de algoddn y gasa de 12 x 16. 2 ‘. de 4 vendas de oaabrio-de 7 x 5. 5 vendas de gasa de? X.. Hemos elegido material del existente en nues tros parqhes regionales de Sanidad y productos de los que constan en el petitorio oficial de Far macia Militar. Tan sólo en algún caso sería nece sario recurrir a productos extraños, pero fáciles de adquirir en cantidades en la industria na cional. Reconocemos que nuestra propuesta precisará un detenido estudio y la construcción en serie, en un momento en que los parques regionales dispo nen de bolsas clásicas y de transición; pero tene mos la impresión de que las que en un futuro pró ximo se construyan precisarán renovación. Sin temor a engañarnos, creemos que nuestra propuesta presenta las ventajas siguientes: -. l.a Una mejor ordenación de los elementos, facilitando su utilización. 2.a Una mayor resistencia del envase, el cual, aun con un coste más elevado, resulta más eco nómico por su mayor duración. 3a Un más amplio y moderno contenido, que permite la actuación, conforme modernas tcnicas y necesidades, no sólo al practicante de Compa ILAaEoNdel matevial de DONaCIONqae no ce lnoluye y-que por or— ñía aislado, sino también al facultativo, y logra den de lg-.Superioridad deberd eolicitBrae direotamenté a la Farsa— cia Militar. una asistencia al herido más conforme con la rea Alcohol Solución amonfaco a). 40 t. lidad. 3.5 ampollasde.2 c.c. tinturn de yodo. 10 de 1 c.o. morfina (:1 otgrs. 4a Su manejo y transporte es rápido y fácil; 10 1-c.c.de oafefna ( 25 2 tubos oomprimidoe da. aspirina con caZ aZua. oomprizi.doe de oodefua ( p tigre.) no debemos olvidarque el fusil o mosquetón que eimpatina 1 5 la6dano (50otgre. también lleva el practicante no sólo es inútil, sino sr===U— también un estorbo, y supone en realidad la pér dida de un elemento de fuego, por lo que debe su seis paquetes de diez compresas de algodón y primirse. gasa esterilizadas de 16 por 12 centímetros y tres cintas planas de goma para hemosta 5.a Su amplia dotación permite la supresión sia de 0,40 m. de la cartera de urgencia, ya que gran parte de los Un departamento que contiene un carrete de elementos de la misma, en el escalón de Batallón, esparadrapo de dos y medio centímetros por son perfectamente inútiles, a nuestro juicio, pues cinóo metros. hoy día nadie puede tener la pretensión de efec Un departamento conteniendo diez paquetes de algodón semicomprimido de 25 gramos. Un departamento que contiene dos paquetes CUADRODECOSPE con diez vendas comprimidas de gasa de 7 por 5. 65,00 1.708 gramos de cuero a2illarsdo. a 50,00 6,8 Otro departamento conteniendo un paquete 6 hebillas con cuatro vendas comprimidas de 7 por 5 de 2,00 Gtuoho de cierre 1,25 cambric. Remaches Instrumenta1.Bn el estuche de badana qice va eoaldo a la tapa. 1 sondaNeldton sS 16(Departa detyda del instrumental). 1 sopdaaoonalada. 2 pinzaD de Peen. 1 pinos do diseooifl. 1 pinza a-agujas da Doyefl 1 tijera recta 1 pince doble de agraZas, 1 biatu.rf 1 guardafilospara bieturf 1- teraómelro olfnioo .===-.- ‘ u U u =:=_____ . - _________ — — — — • Entre los departamentos A y B queda un es pacio que permite colocar cómodamente y en po sición invertida la tapa del hervidor, que una vez esterilizado puede servir de batea para contener el material de cura o las jeringas. 22 42,50 Mamo de obra Material sanitario de Parque de Sanidad Material de Parxnacia__________ de la actual262,68- 497,08 290,85 925,53 tra propuesta, presentamos el cuadro en que se relaciona el valor de los diferentes componentes, el del cuero asillerado preciso (aumentado en un 50 por lOOpor mano de obra), así como el del he billaje y anillas, e independientemente la valora ción de una bolsa de socorro clásica o de recupe ración. Por su consistencia, creemos que al envase pro puesto puede dárseleen paz una vida de doce años. Y para terminar estas líneas, largas por lo des criptivas, tengo que expresar mi agradecimiento, por las facilidades con que me han ayudado, al Coronel Médico de la 8.a Agrupación, al maestro guarnicionero de la misma, así como al personal del Parque de Sanidad de la 8.a Región. tuar una sutura sin una limpieza quirúrgica previa, y ésta no debe efectuarse sin una anestesia del foco y unos medios de asepsia mínimos. Todo ello no se obtiene en este escalón sanitario;; por lo mismo, las agujas de sutura, sedas, catgust, las pinzas .portaagujas, las pinzas de agrafes y los agrafes mismos, no solventan el problema de una rápida coactáción de los bordes de la herida sin una limpieza quirúrgica previa, y son siempre, cuando esto no se realiza, fuente de infecciones por anaerobios, que llevan a la temida gangrena. 6.a El amoníaco, los comprimidos de codeína y simpatina, el láudano y la sonda de Nelatón no cumplen un fin de urgencia en la cartera de este nombte ni llenan la necesidad de tratamiento, y este material debe situarse en el botiquín de Ba tallón. 7a La cartera de urgencia’tieneun formato, como el de la bolsa clásica de socorro, que con una sola abertura hace su manejo difícil, ya que obliga a sacar el material, todo él a veces, para lograr uno cualquiera de sus elementos, y su peso es aproximadamente igual que el de la bolsa de nuestra propuesta. Hemos suprimido de la anotación la solución alcohólica de yodo. Su rápida transformación en ácido yodhídrico motiva frecuentemente quema duras químicas en la herida y en sus bordes, que alargan la epidermización; la hemos sustituido por la solución de dimetil-bencil-amonio al 2 por 100, que posee la ,ventaja de ser detergente y desin fectante eficaz, útil en cualquier sector de la°mo derna cirugía. Por lo que corresponde a la economía de nues - UADROC0AATIV0E1TERI.A7L Éolea normal pA Bolsa transiCa *..x1. 2 1aobessdG1.a.aso. 2 rra.redondOab.fe. 60 ir araBe. j1soe- ./e. do gre. ir. 60 Moohdl.d& sea. gas. 60gas. Ttn*re -deyodo gre. 60 gro. ir Djniibenojlam0flio ir 2 Cajeade cartfl.P8mP01lS0 2 ir • 16. coro1o- aglomerado p id. ir 10 Asipoflas caefsa3.c.c. - 10 2d. mo±dina 4• ..papaveri2m-atrOPinA ir 1ir Zd-’. ergotina irir Id.tOram±na za. cardiazo1Gdedrina -ir ir ir -Xi. .o8elind ir ir IdYooeguleno 5 c.c. - ir ir id. ttitona teázica 6.000 U. ir 1 cter41pn, p5 inotrument5l 3. ir Horvidor m&ldlico de alcohol ir 1 Bidtrrsoto’o0n proteotoD 3. 13. Sonda&sa1ada 3. pze.b.sapat4tics4e Pean. 1 1 1 d. Id. de lochor 1 • 14.: djBeoOidflp1613 orn. 1 Estilaba abotdoado irir ir Ti jera.renta -ir3. Navaja- de.adeitar 12 Imp924gles . 12 Tetmómetrp o3.ddloo 13. 3. Jeriaga de3 c.c. -3. Jaringa deS 0.0. ir ir ir caja plena p5 .egu3a Aguja8’.b.d4ioS 3 3ir Id. endovenpaas ir - za. jntraztueoulareb ir ir 3. ir Ti.era duarte de Vóen Ee-tuphe -mebali-co jezinga 3 0.0. 1 1. 1 Btea arridonada. de 3.6cm. Batea reotangtilar do 3.6 x 2o.orn. ir ir Pat. -de 10 oompresae aet4rilee de algodón y gasa.— 3.6r12. 6 6 u Pai. de aJ.go4ón.de 50 gramod 5 Paq, do algodón ser4,.Oompri4do 10 -de 25gr._ Ledaje8 de cuarpo Vendajes en T. SuapénaoriOe- 2 PadueloS trisagularea 6 2 Carreteo eaparadrapoa -2. x 5 mt. 1 ir Vendas de gasa 5 x•5• •. 10 20 Vendas gasa comprimidas 7.x 5 N ir Id.. gasa 10 x 5 10 14. lienzo 5 x 7 4 ir 4 - Id. caztbrio oomprimidaai.X 5 ir 1 Tubo de gana. de 1,6 p5.bemoatasia 1 ir Canta plena de goma-pSid. 0.40 ir 6 Fórulce de madera articuladas7 x 30 6 ir Fóri.las de Kramer 10 x 30 .. ir ir TuBo de aspirina—aadafna,2O tab. 0,5 5 ti Id. sulfanijdo—tieZOl,20 tab. 0,5 5 ir -Id. . Id.—id. 60 gas. pomada ir —N Id. oftalmolcsa sedante 5.grs. ir q Tu-te agajereado 5 gro. sulfamida polvoir pa Bolsa prOp31e$t -N ir. 6 g±’o. -I60 60 gas. ir 5 5 10 8 4 3 ir 3. 1 1 2 2 1 1 1 3. 12ir 3. 1 1 ir1 2 2 2 ir ir 6 ir102 a2 4 1 ir 20 irir 4 ir 3 ir 4 1 1 1 1 4 23 Concurso de, premios para loscolaboradores delaRevista EJERC qu regiráenelperíodo detiempo comprendido entre 1 dejunio de19 y 31dediciembre de1952 El Excmo. Sr. Ministro ‘del Ejército ha dispuesto que para estimular y recompensar los traba jos de los colaboradores de EJERCITO se establezcan, con cargo a la Revista, premios en el nú mero y cuantía y para los grupos ‘de materias que a continuación se expresan: 1. Cuestionesgenerales do estrategia, táctica y técnica mili tar.—Dos premios, uno primero de 2.500 pesetas, y otró segundo de 2.000. II. Táctica particular de las Armas y armas y tiro (exceptuada Infanterfa).—Dos premios, uno primero de 2.500 pesetas y otro segundo de 2.000. III. Servicios.—Un premio de 2.500 pesetas. IV. Historia.—Un premio de 2.500 pesetas. Y. Estudios de psicología, moral militar y educación e ms trucción.—Un premio de 2.500 pesetas. VI. Estudios sobre Organización, Armamento y empleo de la lnfanterla.—Dos premios, uno primero de 2.500 pe setas y otro segundo de 2.000. VII. VIII. Ingeniería del Armamento y de la Construcción y Electri cidad.—Un premio de z.5oo pesetas. Tres premios de que traten 2.000 pesetas de cualquiera cada uno para artículos de las materias compren didas en los siete grupos precedentes. REGLAS PARA LA REALIZACIONDEL CONCURSO z. Tendrán derecho a tomar parte en este concurso todos los trabajos que se hayan publicado o se publiquen en la Revista entre las fechas de i de junio de 1951 y 35 de diciembre de 1952. Para que un articulo pueda ser publicado antes de la terminación del plazo indicado, deberá entrar en la Redacción antes de z de octubre dé 1952. 2a Los premios establecidos en los siete primeros grupos de materias reseñados anteriormente, serán adjudicados a los traba jos merecedores de eflos, tanto si sus autores han sido premiados por la Revista en concursos anuales anteriores como si no lo han sido. Con el fin de añadir un’ mayor estimulo para los escritores noveles, los premios que se establecen en el grupo VIII serán re servados para los autores que no lo hayan obtenido en los siete primeros grupos de este concurso ni en los concursos de años an teriores, siempre que el trabajo considerado tenga el mérito in dispensable para ser premiado. 3a Los trabajos serán enviados al Director de la Revista, quien elevará al Estado Mayor Central la correspondiente pro puesta’ de premios, precisamente en el mes de enero de 5953. 4•a Está dispuesto en el articulo iz de la Orden Ministerial de de enero de 1951 (D. O. núm. 23), que el premio de un tra bajo de la Revista autoriza a la anotación correspondiente en la Hoja de Servicios del autor. 5•a Debiendo procederse a pagar los trabajos publicados in mediatamente después de su aparición, sin esperar a la concesión de los premios, la Revista descontará del importe de estos últimos la cantidad recibida anteriormente como pago de colaboración. OTROS PREMIOSPARA MONOGRAFIAS Se establecen cuatro premios de 3.000 pesetas cada uno para premiar otras tantas monografías, de extensión adecuada, pero completas y al día, sobre las siguientes materias: Pedagogia militar, — que comprende: Pedagogía general y su aplicación Ideas y preceptos generales. — La instrucción — Academiás — — y la enseñanza a la enseñanza en el marco militar. regimental. Militares. La enseñanza en la 1. P. S. Metodologías militares (métodos para enseñar la Táctica, la Moral y Educación militar, el Tiro, la Educación física y la Geografía y la Historia militar). Movilizacióndel elementohumano. El Servicio do Sanidad en la División, en campaisa. El Servicio de Intendencia, en campaña. OBSERVACIONES z. Las materias de Pedagogía militar antes reseiladas pueden dar lugar por su extensión a uno o varios libros dignos de pre mio. En el segundo caso, cada uno recibirá un premio de 3.000 ese1as, considerándose así ampliado en los necesarios el nú mero de ¡os que se establecen. z. Las monografías que resulten premiadas serán publicadas por la EDITORIAL EJERCITO, y el autor,’ además del premio. percibirá el 25 por roo del precio de cada ejemplar vendido. 3. Las monografías serán enviadas al Director de ¡a Editorial. quien ¡as elevará con in/orme al E. M. O., y deberán entrar en ¡a Redacción no más tarde que el r de octubre de 1952. Los’ SL,LVICIOS Ideas actuales Comandante de Intendencia JOSE REY DE_PABLO,Jefe. de Propiedades Militares de Madrid E5 ya considerable la literatura militar publicada con las experiencias adquiridas y enseñanzas extraídas de la segunda guerra mundial. En gran parte, dicha literatura ha aparecido en forma de ar tículos publicada en revistas profesionales extranje ras, muchos de los cuales han sido recogidos y presen tados por nuestra Revista EJÉRcITO. Es lo más fre cuente en esta clase de trabajos que tengan carácter mónográfico, es decir, que se limiten a estudiar un caso, generalmente interesante, pero sin nexo ni uni dad con los de materia análoga, desarrollados por otros autores. Por esta razón, he creído útil presentar al público militar español, en forma sistemática, el modesto fruto de mis lecturas, en el muy interesante. campo de los Servicios del Ejército. Al desarrollar este trabajo, entiendo que es preferi ble adaptar las experiencias y enseanzas ajenas (en su mayoría, de los beligerantes occidentales victo riosos) a la organización de nuestro Ejército y doc trina que de esta organización parece deducirse. Creo que a nada práctico conduciría el hacer resaltar de talles• accesorios de organización para oponerlos a los nuestros, dejando planteadas discusiones bizan tinas, nunca provechosas. Por ejempl, se puede ha cer notar, refiriéndose al Servicio de Remonta, que en el Ejército alemán estaba a cargo del Cuerpo de Veterinaria; en el de los Estados Unidos está con fiado al Cuerpó de Intendencia, mientras que en España, lo desempeña el Arma de Caballería. Pero, como cualquiera que haya sido el resultado que en los citados Ejércitos extranjeros haya dado el Servi cio de Remonta, tenemos en el nuestro una amplia eiperieneia de la eficacia con que ha sido ejecutado, entiendo no es conveniente ponerse a dar razones en pro o en contra de uno u otro sistema, y que incluso sería contraproducente abogar por innovaciones que podrían no arraigar en la realidad. Pero este punto de vista sólo lo mantendré en cuestiones accesorias, pues en las fundamentales no dudaré en hacerlas no tar según mi leal saber y entender. También me ha parecido práctico atenerme, en lo posible, a nuestro léxico cmilitar, haciendo, cuando la materia lo requiere, las aclaraciones necesarias sobre los conceptos que representan. En el presente artículo son forzosas las omisiones: unas, involuntarias; otras, voluntarias, por la nece! sidad de ceñirme al espacio que la Revista concede a la colaboración. Estas voluntarias omisiones pro curaré recaigán sobre los, detalles que, a ‘mi juicio, sea menos interesante tratar, o para los cuales sea aplicable nuestra vieja doctrina. ORGANIZACION DEL TERRITORIO La rígida organización territorial que al deela rarse la guerra, según nuestros antiguos Reglamentos, se establecía (1), no parece resultar adecuada a la velocidad y alcance de los modernos métodos y me dios de combate. El Generalísimo de las fuerzas ar madas no puede desentenderse del aspecto militar de la más pequeña parte del territorio confiado a su defensa (nacional y extranjero), porque todo él está expuesto a ser atacado por el enemigo, bien por un rápido avance de sus Divisiones blindadas y motori zadas o por sus tropas aerotransportadas. Pero no puede recargarse la responsabilidad y aten ción del General, en Jefe con las preocupaciones que la administración de los territorios amenazados su pone, como no puede concébirse que deje de tener en su mano, de una manera más directa, todos los re sortes del mando en aquellas zonas donde las fuerzas bajo su mando inmediato y los Servicios que direc tamente las apoyan, viven, combaten y se mueven. De aquí que, con concepto más elástico, parece conveniente que el territorio nacional se divida en dos partes: “Teatro de Operaciones” y “Zona del in terior”. La posibiliçlad de que exista más de un frente aconseja abandonar, a nuestro parecer, la antigua de nominación de “Zona de los Ejércitos”. Puede defiirse el Teatro de Operaciones como la parte de territorio con frente de contacto con el enemigo, en el que se encuentran desplegadas las fuer(1) Zona de los Ejércitos y Zona del Interior. La primera. bajo la exclusiva autoridad del General én Jefe, se divide a su vez en dos partes paralelas al frente: Zona Avanzada y Zona de Re taguardia. La Zona del Interior queda bajo la dependencia del Gobierno. (Reglamento de los Servicios de Retaguardia y tam bién los Reglamentos de cada uno de los Servicios de él deri vados.) ESQtTM&Dt•LkcnGATaAcIowDE.UN’TtkT1ODbnflkcIo}tES. Prente’.decombáte Primer Ejército o o, ta mo dO a, ‘o 1 C.E. C.I. II - ‘1 ‘ III d.B. eo e Zona de ira SetvioiOede).Primer Ejérdito 1 o Zooci6n Avanzada a It Socci6n Interne’dia Seccidn Baae Zona del Zoterior tç flg.15 ¡eeosralSeSnO; zas de Tierra,Mar y Aire y sus Servicios, con una mi sión determinada. Este territorio ha de tener la sufi ciente amplitud para que en él puedan moverse, es tablecerse, combatir y vivir las fuerzas a él asignadas. El límite posterior o retraíado del Teatro de Ope raciones lo fija el Gobierno. El General en Jefe del Teatro de Operaciones di vide el territorio de su mando en zonas paralelas y normales al frente. El examen del esquema de la figura 1.a puede dar más clara idea de la forma y fines de esta organización territorial que las prolijas defi niciones que se puedan establecer. Se deben observar las alteraciones en la nomencla tura establecida por nuestro antiguo Reglamento de los Servicios de Retaguardia. Esta alteración ha sido impuesta por el mayor alcance de las armas y los mo dernos métodos de combate. Indica que todas las tropas en ella situadas han de estar dispuestas a com batir en el lugar en que se encuentren, porque están siempre expuestas a ser atacadas.No sólo las armas, sino también las tropas de los Servicios en ellas des plegadas tienen que estar dotadas con armamento. que les garantice la supervivencia y defensa de las instalaciones a su cargo, en caso de una eventual y probable agresión. La necesidad de escalonar el mando impone la variedad de zonas indicada en el esquema. De estas zonas sólo aparece como necesaria e impriscindible la Zona de Combate. De la de etapas se puede pres cindir al iniciarse la guerra (en que el frente de com bate coincide o está muy próximo a la frontera de la Patria), porque en este caso pueden los servicios de la Zona del interior apoyar a las fuerzas desple gadas. También puede prescindirse de aquélla cuando el Teatro de Operaçiones carece de la necesaria profundidad; por ejemplo, en los insulares. Como puede apreciarse en el esquema de la figu ra l.a, la Zona de Etapas puede dividirse en Seccio nes, la Avanzada y la Sección Base, más una o va rias Secciones intermedias, según lo requiera su pro fundi dad. La Sección Base es el vínculo de unión de la Zona lAlto3&tado%yor1. 1 a : _______ ___ delT.0. del 2.- 01tGA2i124CtGU Interior ción con de con una de Etapas se tamaño requiera, nal se de de Secciones límites dan el más se a Cada escalón y Unidades las pues, nes delimita Zona Etapas de censo, hasta llegar a la de U. Jefe 1 T. 1de la zona Ldezt, de O. la U) Pese litetir el asatn ‘Grupo de Bjdrojtoea O VB T. O. un O.). O. y dar mando, hasta por no probabilidad de Generalísimo y la Teatro Si sólo es previsi se otros, de los Jefe del coincidirán principio en consignado Ordenanzas según el cual en sí de que mismo”, delegar donde no crear con y las faltas pueda se que el pueda y ha se po del deba mando, mo eludir en y cuando ejercerse un in vigilar deducido debe direc mando responsabilidad suficientes III, superior con lo en Carlos “ningún disculparse subordi bien defi atribuciones para desempeñarlo. Los meesntoa 1 s. Ica. de del nacional T. viejo posible a des persona. tamente, a tratan regularmente nado y en DOCTRINA 3.a (T. misma nida SU y ámbito haya de repar así, organización un a con Teatro subordinados pasando cargos y el Y 2. el Operacio Ejército Y la Grandes División. figuras de todo EE. MANDO las o fl pue latera las de de Operaciones de ¡Ieneitod EAJDQ tØti él Ejército Ejército. G. DEL esquemas a CC. del dernamente . posi límites cada común los por O2GflXcImj cada los en de Teatro Jefes Servicios ferior 3.. en a subordinadas. del Generales ORCANIZACION Los es entre los los acción entre (que territorio Zona Jefe territorios —.,!T tIgura su tradicio que que directamente en Los su la íinersl mvi ei&1. 1 I1 de Operaciones que de están drá a de funciones marca zonas General los de las le el Operaciones). ten mando a que Así, la del posteriores y a la que administrativos Del $ • . 1 DivisiénI 1 Zona Etapas. realizar nuestras ,-—1 Sec la su Teatro deban y ble 1_c. la de conservar de dividen _________ alE.j y Servicios T.O. existir. les ________ aN demarcaciones pueden mantiene _______ . A comprendidaspor las Comandanóias políticos SACIaN Ejército. que que LA Operaciones, los en resultante bles de los ateniéndose espacio 1231Z enlaza las y líneas trazan que subdividirá nombre Las M&100 Teatro la Etapas Cada Dfl el Avanzada, 1 délT.O. •4e3.T.O.1 ¿y Fisura ______ (1) ——4E.5.1 Fuerzas navales. 1delT.G. T.c. EjércIto 1 .1 Fuerzas terrestree desde aeservae Terrestres -. _____ AIreas División, a _______ : idea General en Jefe de ae Fuerzas4EM Terrestres del L,..Js. aa“unT,de4a General Jefe del 1 a Teatrode Operacionç5,,j Tuerzas Fuerzas afectas no a .—___-_--, II constantes dilemas que la gue lo rra plantea presentan en este aspecto uno muy intere sante y necesitado de profundo estudio. La unidad de acción que la conducción de la batalla precisa, requiere una fuerte centralización, es decir, reducir en lo posible el fraccionamiento del mando. Pero, por otra parte, la amplitud y volumen de la batlla requiere una gran iniciativa y autonomía de cuantos en ella inter vienen y, por tanto, atribuciones para ejercerla, o lo que es lo mismo, escalonamiento del mando. En hallar el equilibrio entre los téritinos de este dilema y establecer una doctrina a la que se atengan todos, estriba la eficacia de una organización para el mando. Por su peculiar naturaleza, nadie discute la necesi dad de que los Servicios mantengan una subordina ción de orden táctico, inexcusablemente debida al mando de la G. U. a que pertenecen, y otra de orden técnico dependiente del respéctivo Jefe del Servicio del escalón superior. En este campo de la técnica, el C. E. no suele considerarse superior a la División (1). El Jefe del Servicio del Ejército dirige, por •lo ge neral, en forma directa y én el mismo plano, al ser vicio respectivo de la División y C. E También se acepta por todos que, en caso de con flicto entre la táctica y la técnica, sea la táctica la que prevalezca. Peró, especialmente los americanos, insisten para que, sólo en casos muy extremos y jus tificados, se quebrante la norma técnica en benefi cio de la táctica. No es de extrañar esta actitud en un pueblo que siente tal reverencia por la técnica y a la que debe en gran parte su bienestar y éxitos. Indudablemente, el quebranto de la norma técnica implica el riesgo de que el elemento o medio que se utilice en forma anormal, falle sin cúmplir su come tido y el Servicio quede sin realizar. Por ejemplo: un cierto tipo de vehículo a motor está construido para una determinada carga máxima; si se sobrecarga, se corre el riesgo de que el coche no llegue a su destino por avería Esto es evidente, pero no lo es menos qué las instrucciones técnicas son siempre de tipo ideal y que la experiencia enseña que se pueden sobrepasar prudentemente sin que aumenten las probabilidades de fracaso. Desde luego, no es aconsejable que sistemática mente se desprecien las cuestiones técnicas, pero no debe el mando sentirse excesivamente coartado por ellas. Los Servicios, como las tropas, de ben emplearse con audacia. LA ZONA DE ETAPAS El General en Jefe de las fuerzas te rrestres del Teatro de Operaciones designa para el mando de la Zona de Etapas un General bajo su directa dependencia; a quien corresponden los siguientes debe-res y átribuciones: — Responder ante el General en Jefe de las fuerzas terrestres del Teatro de Ope raciones del perfecto funcionamiento - (1) El C. E. es una agrupación de Divisio nes con un fin táctico. El número de Divisiones que lo componen varía según las circunstancias. si tuación y misión. (Así lo he visto en el frente alemán del Este y así lo he leído repetidas veces en las revistas profesionales de los aliados.) de los Servicios y apoyo a las fuerzas terrestres y en el grado que se le ordene a las fuerzas navales y aéreas en el misno Teatro de Operaciones es tablecidas. — Mantener un estrecho enlace y coordinación con las fuerzas que apoya. — Ejercer el mando y gobierno de la Zona de Etapas y de sus tropas de defensa y seguridad. — Preparar y formular los planes para el empleo de los Servicios en las operaciones en curso y fu turas. — Despachar los asuntos de trámite con la Zona del Interior. — Descentralizar su mando en la medida que consi dere conveniente, mediante la división de la Zona de Etapas en Secciones y Comandancias (fig. 1.9, - o la creación de mandos especiales para ciertos cometidos, como para las fuerzas de defensa, cen tros de instrucción, Servicios que afectan a todas las Secciones de las zonas (ferrocarriles, caminos, etcétera) y otros análogos. — Solicitar el asesoramiento de los Jefes de los Ser vicios. — Dictar normas para el funcionamiento de los Ser vicios. Cuando el mando está descentralizado, las normas para el funcionamiento de un Servicio sometido a un marído descentralizado se cursan por conducto de él, a fin de que tenga exacto co nocimiento de las órdenes vigentes en cada mo mento. — Relevar akescalón Ejército, cuando ayance, del cui dado de la zona de los Servicios de Ejército que no precisa, adelantando el límite a vanguardia de la Zona de Etapas. — Impulsar hacia la vanguardia la corriente de abas tecimiento y hacia su destino en retaguardia la de evacuación. — Atenerse para. el cumplimiento de su misión a las directrices que reciba del General en Jefe de las - fuerzas terrestres del Teatro de Operaciones. — Es auxiliado por un E. M. y forman parte de su Cuartel General los Jefes de los Servicios que le están directamente subordinados. Como se ve por lo hasta aquí dicho, se rehuye ac tualmente utilizar la palabra “retaguardia” en la ter- minología militar, consecuencia de la extensión ex perimentada por los conflictos y del concepto de gue rra total que en su desarrollo alcanzan. La Dirección General de los Servicios de Retaguar dia y Transportes, que nuestro Reglamento de 1925 creó aprovechando las experiencias de los beligeran tes de la primera guerra mundial, se encuentra com prendida en la Jefatura de la Zona de Etapas con responsabilidad directa más amplia, ya que alcanza a todos los Servicios y sus órganos de la Zona, y con las atribuciones necesarias para realizar su misión. Es digno de notar que el Jefe de la Zona de Etapas aparece como un mando independiente, aunque subordinado al General en Jefe de las fuerzas terres tres del Teatro de Operaciones, y no delea en él, como prescribe nuestro citado Reglamento. Sin embargo, nuestra antigua Zona de Etapas (se ñalada en el esquema de la figura 1.acon el nombre de Zona de los Servicios de Ejército) no se pone ahora como antes, bajo un mando especial (antiguo Direc tor de Etapas),. y queda bajo la dependencia directa del General Jefe del Ejército. Los norteamericanos ensayan en la actualidad lo que ellos llaman “División Logística”, que es una or ganización embrionaria para el mando de una zona de etapas pequeña, o de una Sección de la Zona de Etapas. Se compone de un Jefe eoz su Cuartel Gene ral (Estado Mayor y Jefes de los Servicios) y un nú cleo de tropas de Servicios y para defensa. Si estk or ganización llega a cuajar, y parece se muestran satis fechos de los resultados que va dando, será reforzada para su empleo con los elementos que requiera la am plitud de su misión. Con las Divisiones logísticas tratan los americanos de obviar las dificultades que, para el funcionamiento de los Servicios, señala nuestro Reglamento ya ci tado, en el capítulo III, núm. 6, dificultades deriva das de la escasa preparación del personal que ha de desempeñarlas por falta de oportunidad para praeti carlos en tiempo de paz. LOS JEFES DE LOS SERVICiOS No se apreeia las atribuciones cios. Continúan 28 alteración orgánica ni doctrinal en y deberes de los Jefes de los Servi en el papel de asesores del Mando y — como directores técnicos del Servi cio respectivo. Algunos deberes más se han in eluído en la lista de los que compo nían sus obligaciones y que, si bien implícitamente pueden. eonsiderarse comprendidas en las que establecen nuestros reglamentos, explícitamen te, conviene detallar. Estos son: —. Estudiar la información recogida al enemigo sobre el Servicio, in formar a la Superioridad sobre los detalles que puedan intere sarle y aprovechar las enseñan zas que de los métodos y medios usados por el adversario se de riven. — Destruir y ordenar la destrucción de los documentos, abastecimientos, material e ins talaciones que corran riesgo inminente de caer en poder del enemigo. Proponer las simplificaciones e innovaciones de los métodos yNmedios que impliquen mejoras de los utilizados. LOS SERVICIOS EN LAS PEQUEÑAS UNIDADES Hasta cierto punto no constituye novedad que los Servicios en las Pequeñas Unidades, tipo Regimiento e inferiores, se encuentren desligados de la responsa bilidad y dirección del primer Jefe de la pequeña Unidad. Ya antes dé la segunda guerra mundial se encon traba en la doctrina y en los Reglamentos de los Gran des Ejércitos, entre ellos el alemán, y ha salido re forzada de la última contienda. Según ella, el Servicio—cualquiera que sea—no se detiene en la puerta de la pequeña Unidad, sino que penetra en ella por medio de Oficiales del Servicio que dependen directa y técnicamente de la Jefatura del mismo en la G. U. y que desempeñan ante el pri mer Jefe de la pequeña el mismo papel que el Jefe de su Servicio hace ante el General de la grande. Esta doctrina obedece al principio de descargar al Jefe de toda responsabilidad que no sea la de preparar sus tropas para el combate. Es tan grande esta respon sabilidad, que distraer la atención de un Jefe con otros cometidos, se considera ha de redundar en per juicio de la misión principal, Dicen los que defienden este sistema que no es po sible repartir la atención humana en la medida nece saria sobre los múltiples problemas que el mando de Armas y la dirección de los Servicios continuamente plantean; siempre habrá un problema o grupo de pro blemas que por su trascendencia, urgencia u otras circunstancias prive sobre los demás en la atención del primer Jéfe, en perjnicio de los postergados. En paz, un primer Jefe de Unidad se encuentra afanado por cuestiones de alojamiento, alimentación, mate rial, etc. En guerra, y sobre todo en operaciones ae tivás, las necesidades tácticas absorben todo su inte rés y los Servicios quedan en manos de Oficiales se cundarios, .no especialmente preparados para, desem peñarlos. En una y otra ocasión puede resultar per judicada la eficacia de la tropa. — Se alega, por los partidarios de nuestroactual sis tema, que, recibiendo el soldado por conducto de sus mandos militares cuanto precisa, se fortalecen los lazos de la disciplina. Pero se replica que el fracaso de los Servicios (sobre los que en conjunto y en sus frentes el primer Jefe de una pequeña Unidad no tiene ninguna acción directa) pueden mermar su pres tigio y debilitar los azos que se tratan de favorecer. Aunque los Servicios desarrollen su acción dentro de las pequeñas Unidades con Oficiales propios, órganos especializados y responsabilidad directa, dejan un considerable margen a la ,policitud paternal de la Ofi cialidad para con su tropa, que es lo que verdadera mente fortalece el vínculo disciplinario. Es muy cómodo para los Servicios que en la fase más importante, aquella en que se entrega lo que cons tituye su misión, el Servicio no se encuentre presente. Por escrito o de palabra, siguiendo el conducto regla mentario, sé enterará su Jefe de las posibles deficien cias; pero la cruda realidad, que a tanto obliga y que tanto enseña, no la percibirá cara a cara ni tendrá que enfrentarse con ella. El primer Jefe de una pequeña Unidad no dirige los Servicios de ella, pero sí los manda en su aspecto táctico y los coordina entre sí. LA TACTICA Y LA LOGISTICA Es muy interesante la afirmación sentada por los norteamericanos, después de la última guerra, de que muchos de los fracasos achacados en un principio a las tropas o a los planes tácticos formulados, se ha visto, tras un detenido estudio crítico, que fueron de bidos a un deficiente apoyo logístico. He aquí una enseñanza que conviene tener siempre presente. Por esto, el Mando, antes de decidir una acción táctica, ha de comprobar si cuenta con el apoyo lo gístico preciso y después ver hasta qué punto puede prescindir de un completo apoyo, caso de que no pueda obtenerlo total eñ el momento oportuno. Armonizar las exigencias tácticas con las posibili dadeí logísticas es función privativa del Jefe de cada Gran Unidad. LA COORDINACION DE LOS SERVICIOS No es posible que cada Servicio esté permanente mente dotado de cuanto precisa para desempeñar su misión en circunstancias ordinarias. Ni aunque lo fuera, sería conveniente hacerlo, porque constituiría un despilfarro que la economía no consiente. Esforzoso que muchos medios (vías de comunica ción, elementos de transportes, mano de obra, algu nas instalaciones y ciertos artículos y materiales) sean utilizados en común por todos o varios Servicios o sean solicitados por ellos, ya que con frecuencia las dis ponibilidades no bastan para cubrir todas las nece sidades. Así, pues, es necesario obedecer a las circunstan cias y ordenar el usufructo en común o la distribu ción de medios, según en cada momento lo exijan aquéllas. Por esta razón se precisa que los servicios sean coordinados entre sí y con las tropas por un ór gano superior e independiente a cada uno de elloi. La función coordinadora corresponde al Jefe de la Gran Unidad. Como nadiepuede mirar a dos sj tios opuestos al mismo tiempo, a vanguardia hacia el combate y a retaguardia a los Servicios, se ve prcci. sado a delegar aquél la coordinación de éstos, espe cialmente en su cuarta Sección de Estado Mayor. Se observa claramente la tendencia actual a con vertir en un verdadero Mando al órgano encargado de la coordinación. Es decir, se trata de que la cuarta Sección de Estado •Mayor tenga en relación con los Servicios, en el aspecto táctico, una acentuada auto ridad y responsabilidad, aunque subordinada al Jefe de la Gran Unidad. Algo así como nuestra Dirección General de Servicios en relación con el Ministerio del Ejército. Y se recomienda que, en lo posible, los Je fes de los Servicios, con sus Planas Mayores, se esta blezcan bajo el mismo techo o en las proximidades de la cuarta Sección de Estado Mayor. Cuando esto no sea posible, cada Jefatura de Servicios manten drá con el Estado Mayor enlace por medio de un Jefe u Oficial. Esta tendencia innovaa, no admitida por com pleto en la doctrina, pero• sí presente en la práctica, facilita la cooperación, simplifica los trámites y ahorra tiempo y medios. Presenta también la ventaja de que el Mando, con esfera, autoridad y responsabilidad propias, es más ágil que el delegado, pues no obliga, en los casos en que se ignora el criterio de la persona que delega, a recurrir a la consulta, y en relación con los subordinados, son menos probables los roces y motivos de queja. DISCIPLINA DE ABASTECIMIENTO No es un nuevo concepto, sino más bien una acen tuación del mismo, este que se ha introducido en el general de disciplina, y que obliga a los mandos, den tro de la esfera de sus atribuciones, y a los subordi nados, a velar por la conservación, adecuado empleo y justo consumo de los artículos, efectos y material utilizados por el Ejército, evitar pérdidas, deterioros y usos indebidos; cuidar de que no se acumulen so brantes y recuperar el material averiado e inservible, así como recoger el abandonado. La disciplina de abastecimiento, sin embargo, tiende a atenerse más al consumo imprescindible y a las disponibilidades que a las raciones y dotacio nes fijadas por los Reglamentos. Es el resultado de una constante labor educativa sostenida por una vi gilancia tenaz. DOTACIONES Y REPUESTOS La previsión requiere que los componentes del Ejército lleven sobre sí o en los vehículos a sus inme diaciones, o se encuentren almacenados a lo largo y ancho del Teatro de Operaciones todo lo que preci sen para vivir y combatir, más lás reservas necesa rias para hacer frente a necesidades imprevistas. Nuestros Reglamentos fijan el número de días o ma terial que cada escalón debe tener en reserva, según el servicio de que se trate. Actualmente se considera más conveniente no fijar de antemano la cuantía de las dotaciones y re puenos de cada clase que el hombre, pequeña Uni dad o gran Unidad deben tener a su inmedinción, 29. - siao que se marean niveles máximos y mínimos, y dentro de ellas se cifran las reservas según la situa ción y misiones que se prevean. Con este sistema se consigue utilizar mejor los órganos de ejecución de los Servicios, y especialmente los de transporte, en beneficio de unos sin perjudicar a 1ps otros, y al mis mo tiempo aligerar la carga que sobre sí lleva el soldado. Deben, no obstante, fijarse por el General Jefe del Teatro de Operaciones estos niveles máximos y mí nimos por medio de instrucciones de tipo general, correspondiéndole al General Jefe de la Zona de Etapas aplicárselos a cada Gran Unidad o almacén en particular, a la vista de las circúnstancias que en cada caso prevalezcan y previa solicitud de la parte interesada. RACIONALIzACIOrÇ DEL LEXICO EN LOS SERVICIOS Se ha llegado a unificar el léxico que se emplea para designar los, órganos de los Servicios y gran nú mero de sus operaciones, cualquiera que sea el Ser vicio a que se refiera. Esta labor de unificación de términos militares reporta una: gran ventaja tanto al mando como a los usuarios del Servicio y, en ge neral, a cuantos tienen que relaciónarse con él. Por ejemplo: artículos. el lugar o donde custodia ma terial, efectos,se sealmacena designa opor el nombre de “almacén” (lo mismo podría usarse la palabra “depósito”. u otra adecuada), seguida del nombre del Servicio a que correspondan las cosas almace nadas. Lo mismo ocurre con los nombres de los órganos de dirección, enlace, suministro, reparación, etc. Sólo se salvan de esta tendencia unificadora los referentes a personal y ganado. Indudablemente, hubiera sido llegar demasiado lejos tener que llamar a un hospi tal “Taller de reparación de personas”. Nada podemos decir nuevo respecto al primero, que no sea la gama fantástica de espectos que ciertos países occidentales dedican a su hombres para des cansar y distraer su atención de las fatigas del. com bate. Esa gama incluye desde los deportes hasta el cultivo de aficiones, tan raras como la entomología y el bordado. El segundo se centra en la creencia de que cuanto más informado esté el soldado de las razones de la contienda y sus fines, mejor cumplirá su deber. El tercero responde a la compleja organización pú blica, social y económica de los grandes países mo dernos. Trata de descargar al combatiente de los conflictos morales y preocupaciones materiales que, en relación con sus obligaciones familiares, ciudada nas y sociales, pueden presentársele mientras está sirviendo a la Patria. Creemos que estos tres Servicios podrían correr en España a cargo de uno solo, porque nuestra idiosin crasia y nuestra organización pública y social son más sencillas que la de los países a cuya organización aludimos. Nada decimos del Servicio que ciertos países tie nen de “Relaciones públicas”, pues lo creemos origi nado por una excesiva compartimentación y especia lización de la vida en esos países. LOS SERVICIOS COMO ARMA Se ha probado que los Servicios pueden desarrollar, paralelamente a su acción de ayuda y asistencia a las tropas propias, otra de signo contrario en relación çon el enemigo. La guerra económica, la bacteriológica, la táctica de “tierra quemada” y la propaganda dirigida contra el adversario, son actividades en que los Servicios se esgrimen como armas y las Armas auxilian a los Servicios en la consecución de sus objetivos. NUEVOS SERVICIOS Han tomado carta de naturaleza unos nuevos Ser vicios que, aunque no nos son desconocidos, sí nos sorpreñden por el lujo de medios a ellos dedicados: — El Servicio Recreativo. — El Servicio de Educación e Información. — El Servicio de Auxilio al combatiente. j 30 Y estas son, a mi juicio, las novedades más intere santes que he observado en la literatura militar apa recida desde la terminación de la segunda guerra mundial. No creo haber agotado el tema, pero sí el espacio normal de un artículo y quizá la paciencia de mis posibles lectores. Artilleria.-Tiro de ‘campaña OTlo ABACOPARA LAPKLPAKAC iON Y ELTANSFORTEDELTIKo. Capitán de Axtilleri a CARLOS AZCARRAGA TRENOR, del Regimiento 43. hace mucho apareció en la Revista tículo, y cou extenso’ conocimiento sobre la EJÉRcITo un artículo (“La rapidez del materia, el Comandante Munilla. tiro”, por el Cornandarte Munilla; véase), en el que se trataba del método para obtener los datos iniciales del tiro por medio de ábacos, No creo, pues, que quede nada por añadir a construídos partiendo de los datos que sumi los asuntos tan prolijamente detallados sobre la nistran las tablas numéricas. Pues si bien es verdad que todos los mate preparación topográfica y las correcciones pre riales de Artillería deben ir provistos de su co vias, para obtener de estas últimas ábacos ¿omo rrespondiente tabla numérica que proporcione el de la figura i. Trataré únicamente de exponer el procedi la exactitud necesaria en las depuraciones del tiro (para los transportes diferidos y tiros de miento para la obtención de los datos iniciales ‘régimen), no es menos cierto que para el Capi (y luego de los finales preparados) por ‘medio tán que manda la Batería en fuego, será con frecuencia más interesante CX [6; CX] xl la rapidez que la precisión (sin des preciar ésta, náturalmente), lo cual se ha llegado a conseguir de una manera satisfactoria por medio de los ábacos y gráficos, cuyo empleo éstá justificando la publicación de nuevas tablas gráficas para lós materiales que no las poseen ac tualmente, conocido’ el éxito con que se han experimentado las exis ¿(V, p.W.pJ fentes y en favor de las cuales ‘igl se pronunciaba en el citado ar J I 31 Siguiendo el procedimiento clásico de las ta blas numéricas: —con —conC .... y para obtener el ángulo de tiro inicial: = oc ± ( + C). • t + 0 c •1 IIIluuI::ITI Según esto, puede construirse el ábaco de la figura 2, en el que las curvas de AZ constante se han determinado por los puntos de coorde nadas: Para la curva de iZ = abscisas: ordenadas: 41=a1+1+ + a C51Psaa+r2+ Para la curva de AZ = cero abscisas: ordenadas: cc Cr,2 43==oc3+r+Cp3 a2 Para la curva de LZ = —a abscisas: 1 ordenadas: q/1=cc1—e1— C5’11 V2 =a—c2—Cp’sI etcéterá.. 19 11 36 12 & 25 10 Yli . t3 =ce—r3—C3,’3 ‘A figZ de un ábaco que, unido a los demás, complete la tabla de tiro correspondiente. Y todo ello tendiendo, como ya apunta el repetido Comandante, a la consecución de lo que pudiera ser en su día una Dirección de Tiro de Campaña, a semejanza de las de Costa y Antiaérea, pues una vez conocidas las solucio nes gráficas es elemental obtenerlas mecáni camente y luego transmitirlas. /1 • ‘//t . . .v, V.7,’/, (.7,, ..- —--‘ , w —,- ,-//; , 4— 14 .- 7 ‘,-, Tj. - -;‘------. . .- — - , y’,‘y .- - tc .- ..p . .d .1•’ - 1a.—,/ c. .— o 5 lí. a‘- ,---,- n0 r -- - .- 7 — etc. Como es sabido, partiendo del alcance topo gráfico X. y conocida la suma de las correccio nes debidas a las circunstancias del momen to CX, se obtiene el alcance preparado: XT + CX. 32 25 0 IDO Lb 3.000 3500 O 0 105/11Cargan.’2 4.000 4.500 El por eje de abscisas, lo tanto, AZ=10O M5O deberá 1K ____ estar acotado en al cances, y el de orde nadas en las unidades ____ E - angulares en que esté graduada el alza o es cuadra de la pieza. .Ç AZ+15O . c ‘ 1 . 57 +3° 26 ÷0° 06 90 ‘2° 18 +00 04 12° 19 2 5$) 90 7 +10_____07 .O°02 11°069057 + 1° 55 0° 06 14° 31 12° 30 +20 52 .0009 12° 30 3.000 12° 30 +0° 57 +0003 13° 30 15° 09 + 2° “8 + 0° 16059 3500 15° 09 •0 si .0005 16005 15° 09 410 41 09 +10 24 ‘0° lO 19°4318° 09 • 2008 *0° 14 19°00 4000 18° 09 ÷0° 44 •Q0fl7 23° 26210 5 + 1° 55 i-tJ° 23 18 +00 +0° 37 +0°06 22°37 21° 52 4.600 21° 52 5.000 26° 42 ‘0° 5.500 34 +0° 12 27°28 26° 42 •1° 33° 16 1004 33° 16 +00 30 +0026 34°12 28° 12 26° 42 33016 62 35012 +0° 23 Veamos la marcha de la construcción del ábaco para el caso con creto del O. 105/II, carga núm. 2. Se comenzará por el cálculo de para cada X e iXZ, según mues tra el estado núm. i, aplicando 4Z tge = 1° 45 .0° 38 ‘1° 22 +1034 150 100 9° 57 -2° 18 -O°o4j 120 30 .10 55 -0° 06 •1° 41 -0° 08 * 7035 9° 57 1-3° 26 -0° 06 10°3112° 30 -2° 52 —0°08 13° 2015° 09 -2° 28 -0°-li 2° 08 21° 52 -1° 55 t.stadon.°2 la fórmula ± (c + C); y con los datos de este estado X y 4) se sitúan los puntos (x, y) de cada curva de LtZ constante. Ahora bien; si para cada carga se dispbne de Conocidos estos , se hallarán los 4.’corres un juego de ábacos como el de la figura r y el pondientes a cada X e iZ, según muestra el ábaco de la figura 2 (además de los que deben astado núm. 2. obteniéndose: figurar en la tabla como comunes a todas las , de la tabla numérica; cargas), por medio de los primeros se obten e, del estado núm.1 drá X = X. + CX, y si se entra con este de las tablas de correcciones, y valor de X1,en el ábaco de la figura 2, “el valor 4), que es la suma de los anteriores; 4)= de la ordenada de abscisa X, en su punto de corte con la curva I1Z pieza-blanco propor 0 ± 15 tiOO ±o ‘ ciona 4)”. Y caso de que IXZ no coincida con 0 j 00 00 0 • X 00 0 ‘ una curva del ábaco es elemental hacer la inter 326 2 18 61 41 201 07 2.500 polación gráfica. 2 52 51 3.000 17 0 57 34 155 Dicho ábaco de la figura 2 puede y debe 3.500 4000 4.500 5.000 1_ completarse añadiendo dos escalas paralelas al eje de ordenadas, en las que, correspondién 25 1 24 38 2 08 13 044 dose con cada 4),se expresen la cota de los va 11 0 37 23 1 ,18 34 1 55 lores de Lb y el “ánulo que corrige una zona longitudinal de impactos” Aunque se 10 0 34 20 1 07 obtengan estos valores de la tabla de tiro nu 15 0 51 30 1 fstado n°1 41 44 228 33 mérica correspondientes a en vez de a-t, ten drán la exactitud necesaria para la preparación del tiro y suficiente para la corrección. Más interesante que para la preparación con sidero el ábaco de la figura 2 para la depuración y transporte inmediato del tiro. Una vez obtenido el ángulo de tiro corregi do 4 después del período de correcçión sobre (x = X. y= CX), la recta qué se obtiene uniéndolo con el origen proporciona en sus or denadas la CX correspondiente a cada Xi.. Así, pues, tan pronto se conozca el nuevo al cance X, se podrá obtener (fig. 3) CX1, y con éstos = X1T + CX1 y entrando en el ábaco (fig. 2) con este valor de X,, se recaba rán en función del nuevo LZ1 los valores de 4’,,,Lb y para el nuevo blanco; datos con los que puede ntrarse directamente en el período de serie o de eficacia, según la Cf X xl fI., J un blan-co, si se entra con este en dicho ábaco, “el valor de la abscisa correspondiente a la or denada eñ su punto de cora con la curva zZ pieza-blanco proporciona un alcance X’”, que es, el “final preparado”, es decir, el corregido para el horizonte de la pieza (o sea, desprovisto de la corrección por el desnivel pieza-blanco). Luego inmediatamente puede conocerse la corrección total en alcance CX (corrección por las circunstancias del momento + corrección por las causas desconocidas) por ser X’ X urgencia del caso y siempre dentro de los lí mites que impone el transporte del tiro por el método dl coeficiente. Con el empleo de estos ábacos se deduce fácil mente que quedan reducidas al mínimo las ope raciones de cálculo que hay que hacer en el campo, evitándose, por lo tanto, tiempo de tra bajo y los errores a que pueden dar lugar los = cix. cálculos efectuados rápidamente, sin que por Y, finalmente, si sobre ‘n sistema preparado ello—desmerezca de una manera apreciable la como el de la figura 3 se sitúa el punto P. exactitud de los resultados. — 34 NUEVOS. DATOS SÓBRE LAS REALIS ORDENAN2AS [1 tratadoy Coronel Auditor ANTONIO CORONEL VELÁZQUEZ de su compañía en conformidad de la resolución TRASCENDENTAL la historia las de S. M. de 6 de septiembre de este año”. La ma Reale8 Ordenanzas, para fechadas en 22 dedeoctu fundamentalmente, pero bre de 1768, es el meritorio trabajo publicado en teria es administrativa esta Revista (1) por el Coronel D. Joaquín Mar interesante por revelar la constitución interna de estos Cuerpos. La fecha es Madrid, 20 diciembre tínez Friera. Después de las noticias que désem de 1734 (1). polva. refrescando la memoria de olvidos lamen Igualmente afecta a los Regimientos de Caba tables, presenta abundante .acopio de materiales llería la Ordenanza que fija el “Modo en que puede para ahondar en estos estudios y señala horizon establecerse y conservarse en los Regimientos de tes y caminos para precisar cuantas particulari Caballería los carabineros que se deben tener en dades rodearon la génesis del más conocido de los las compañías como estaban antes”. “Todo lo que ordenamientos castrenses. Merece, por tanto, la manda S. M. se practique y observe en este asunto. gratitud de cuantos se interesan por estos traba-. Madrid, 9 de abril de 1734” (2). jos y, desde luego, el autor de las presentes líneas Pero las disposiciones que para estos Cuerpos se la ofrece ptblicamente por las benévolas frases• se dictan no todas tienen carácter general, pues que le dedica en la ocasión referida. En el estado actual de las investigaciones di en ocasiones las provisiones van dirigidas a un Re vulgadas tan diligentemente por la Revista EJÉR gimiento concreto y determinado, corno las “órde CITO, ciertos documentos que se conservan en nes que debe observar el Regimiento de Caballe ría del Príncipe, dadas por el Inspector Marqués nuestra Biblioteca Nacional (Sección de Manus critos) permitirán conocer mejor las vicisitudes de Billadarias, en la revista que executó a este que rodearon el nacimiento jurídico de las Reales regimiento en el año 1737”. Están fechadas en Palencia a 18 de julio de 1737 Ordenanzas, pues en ellos se relatan las contro versias mantenidas por D. Gaspar de Arellano, y las firma D. Juan del Castillo Bintimilla (3). el ilustre militar que llegó a ostentar el empleo de De esta misma especie son las “Reglas de movi Brigadier de Caballería, y la Junta Real de Or mientos para el exercicio del Regimiento de Caba llería de Santiago” (4). Por último, ya que esta denanzas, así como se refieren detalles y porme nores sobre el Tratado V de la citada colección, énumeración no pretende agotar el tema, aparece el “Proyecto que S. ,M. aprobó y manda se observe dedicado a las tropas de Caballería y Dragones. por punto general en la Cavailería. Madrid, a 1.0 enero de 1743. José del Campillo. El Marqués ANTECEDENTES de Cairo”; esta disposición contiene reglas de or La ordenación legal de las tropas. de Caballería den principalmente administrativo, para los Re y Dragones fué materia tratada ampliamente en gimientós de Caballería. los ordenamientos del siglo XVIII, que precedie ron a las Reales Ordenanzas de 1768. Son varias EL MARQUES DE ARELLANO Y EL TITULOy las normas que se dictaron para estos Cuerpos, y DE LAS REALES ORDENANZAS entre ellas pueden citarse concretamente las “Re Los datos consignados como exponente del es glas que deberán seguir los Cuerpos de Caballería tado legislativo en los años que preceden a la pu y Dragones que al presente subsisten en España blicación de las Reales Ordenanzas de Carlos III, montados a la administración del producto de gratificaciones, para concurrir a la observancia de (1) B. Nal., Mss. 6881-17. la tropa respondiendo en particular cada capitán (2) B. Nal.. Mas. 6881.64. (1) Núm. 141, correspondiente al mes de octubre. (3) (4) B. Nal., Msa. 6881-27. B. Nal., Mes. 6881.55. 35 )‘t2flff, ». aebuL,a ccr/vrni wtaÁ ccp$ •jeito e! afyr - »‘- el qt pj 21.¿1 AÁa2ri “e’ 1 d1o . - / /1/.).. t / ./c LX4#E. ¿xiLn. pcv-t ua t, (2 J. lLar de la Ordenanza General, se le pasaron de orden de S. M., en fecha 16 de marzo de 1768, cuatro jue gos de la “Instrucción y Quaderno”. La Junta or denó el trabajo del Marqués de Arellano, divi diéndolo en XI títulos, cuyos epígrafes parece conveniente dar a conocer, ya que las coleccio nes de Ordenanzas Militares que andan impresas no• los mencionan en razón a que la mayoría sa lieron impresas con posterioridad al año 1808, en el cual S. M. ordenó a la Imprenta Real publi case un “Reglamento o tratado de táctica”, que modificaba esencialmente los preceptos de esta naturaleza contenidos en las Reales Ordenanzas de 1768 (1). Los epígrafes de los once títulos del mencionado Tratado Y son los siguientes: . ajl Título 1.—Toques que han de usar las trompetas y timbales de la Caballería en guarnición, cuar tel y campaña. eJLO ue fuLre,t1Qor 1,ILLd Título 11.—Toques que han de observar los Cuer pos de Dragones. Título 111.—Formación de Compañías, división de ellas, su colocación y la de Oficiales y Sargentos de un Escuadrón en el orden de batalla. Título IV.—Subdivisjón de un Escuadrón, reglas de distancia entre filas e hileras y medida del terreno, que por cálculo ha de considerarse com petente a cualquiera número de Caballería en justifican el deseo del Coronel de Caballería don el orden de batalla. Gaspar de Arellano de redactar un verdadero código que sirviera a los Cuerpos de su arma, y a Título V.—Conducción, retiro y custodia de los estandartes en cuartel y campaña. tal finlacomenzó detenidos y meticulosos sobre táctica más conveniente para lasestudios tropas Título VI.—Regla que ha de seguirse para pasar del orden de batalla al de parada. de Caballería y Dragones, como consecuencia de Título VII.—Orden y sucesión de las voces del los cuales redactó una “Instrucción y Quaderno”, ejercicio, evoluciones y maniobras que harán los donde se contenían las normas para el mando, Escuadrones. formación, orden de combate, paz, etc., de los Título VIII.—Reglas para formar el piquete con Cuerpos referidos, cuyo trabajo pareció tan útil todo el Regimiento. y meritorio que mereció un laudatorio informe Título IX—Formación en columna por filas. de los organismos superiores de la Secretaría de Guerra, trámite que determinó la real aprobación (1) Entre otras, suprimen el contenido del Tratado V las del proyecto y la orden dada en 29 de agosto Ordenanzas impresas en: de 1767, para que no sólo se imprimiese a expen Valencia, 1810. En la oficina de D. Benito Monfort. Tres vo lúmenes en 4.° sas del Rey, sino “que se repartiesen ejemplares Coruña, 1813. Un vol, en 4,0 a todos los Oficiales de los Cuerpos de Casa Real, Madrid. En la Imprenta Real. 1815. Dos vol, en 8.’ Caballería y Dragones; que se remitiesen a Nápo Madrid. En la Imprenta Real. 1823. Dos vol, en 8.° Madrid, 1836. Imprenta del editor D. P. Sanz y Sanz. Do, les y a las Américas con particular recomenda volúmenes en 4° ción a los Inspectores diciéndoles”, “sin mbargo Madrid, 1839. Imprenta del editor D. P. Sanz y Sanz. Doe que S. M. considera que el acreditado celo de Y. E. volúmenes en 4.’ Madrid, 1843. Imprenta del editor D. P. Sanz y Sauz. Un muy particularmente prevenga a los Jefes procu volumen en 4.’ ren que se verifique la Instrucción teórica y prác Vallecillo, D. Antonio. Madrid, 1851. Trei yola, en 4.’ mayor. Madrid, 1880. Muñiz Terrones. ticamente, etc.”. Socias, D. Mariano, Teniente General. Madrid, 1884. Tres yo. Formada nueva Junta para el último arreglo lúmenes en 4° mayor. - (a’ • tLii?V. 4 & ‘a’e.ci que. 1 1 jbÜy. 1t a 36 ( __ niobras más conducentes y adaptadas a la fuer za, decoro y comodidad de los dos Cuerpos, cual quiera innovación, no siendo convincente, útil y necesaria ofende al Marqués directamente, per judica al servicio del Soberano y contradice a la respetable Junta de Generales, e Inspector Gene ral de la Caballería que aprobaron en un todo sus proposiciones; porque habiendo mandado el Rey examinar por una Junta de Generales, a EL PLEITO quien había confiado la legislación de su Ejér cito, la obra del Marqués de Arellano (después de La “Instrucción y Quaderno” del Brigadier maduro examen en presencia del autor, que sa Arellano, después de las vicisitudes antes relata tisfizo cuantas dudas se ofrecieron), informó das, quedó incorporada a las Ordenanzas de Car a S. M. en fecha 4 de noviembre de 1766, entre los III integrando el Tratado V, si bien la Junta otras muchas cosas, que confirmaban su entera de Ordenanzas introdujo algunas modificaciones aprobación, “Que no le dejaba duda ser de la ma que determinaron no sólo las protestas del Mar yor utilidad”. “Que para que sirviera de Instruc qués, sino que acudiese a la Junta, porque consi ción, era de dictamen se dignase S. M. mandar deraba que los cambios alteraban el sistema y en que se imprimiese, y que de lo que proponía y ocasiones imposibilitaban materialmente el mo ofrecía verificar en la práctica se adaptase en la vimiento de los Escuadrones, o descomponían la Ordenanza de ambos Cuerpos”. ‘colocación de las fuerzas con los naturales perjui “Podía el Marqués de Arellano estar satisfecho cios para la eficacia de las tropas en la batalla. de la aprobación de la anterior Junta de Ordenan Por ello elevó a S. M. una representación en la que zas y de la que le han manifestado un gran nú analiza meticulosamente las reformas con citas mero de Oficiales Generales y Particulares de In concretas, y añade que “se ha visto en la precisión fantería, Caballería y Dragones, y sobre todo de de manifestar lo defectuoso del Tratado V, des la orden del Rey para que se imprimiese a sus ex pués de haberlo hecho presente repetidas veces pensas y observase su Instrucción, como asimismo al Ministro de la Guerra D. Juan Gregorio Mu el informe tan ventajoso y decisivo que hizo niain desde el día que se publicó la Ordenanza y a S. M. el Señor Conde de Aranda después de ha a proponer los medios de remediarlo, porque opo ber observado las maniobras que en su presencia niéndose a la buena y fácil instrucción de los Cuer practicó el Regimiento de Pavía, y lo que adaptó pos de Caballería y Dragones al acierto, fuerza y y la última Junta en la Ordenanza la más intere prontitud de sus maniobras y movimientos y a sante que la Caballería y Dragones ejecuta y prac la misma ordenanza, el silencio le hacía delin tica en el día, que a excepción de la colocación cuente para con el Rey, defraudándole lo que es de Compañías y Oficiales, todo es dictado por el tan útil y preciso a su Ejército y consigo mismo, Marqués, pues observan la formación y división pues hacía infructuoso el mérito que han conse de Compañías, las formaciones de Batalla y Pa guido su celo, aplicación y trabajo”. rada, las conversaciones, el aumento, disminución, En el relato del para el Marqués grave inciden conocimiento y conservación de distancias, los te, se dice que “Todo buen vasallo está en la obli desfiles en cohiinna, rehacerse en batalla y las gación a procurar el bien del servicio de su Rey, aun a costa de su sangre, como igualmente está maniobras particulares al Cuerpo de Dragones, obligado a conservar su propia reputación, y con hasta el defecto en que incurrió de la colocación del Sargento detrás del Estandarte, y la equivo más razón el que la tiene después de cuarenta años autorizada en el Ejército; estos dos preciosos ob cación del artículo 88 del Título 5.°; pero como jetos interesan particularmente al Marqués de el Marqués no tiene otro interés que el mejor ser vicio del Rey, no se contenta con sólo los testimo Arellano en la enmienda y renovación de la Orde nanza en la parte que corresponde a Caballería y nios que acreditan su celo, aplicación e inteligen Dragones, porque habiendo sido el que consiguió cia, sino que solicita que la disciplina, método y a costa de más de ocho años de continuo estudio, reglas del manejo de la Caballería y Dragones ha gan invencibles estos dos Cuerpos, por lo que para incesante trabajo, mucha reflexión, repetidas ex periencias y crecidos gastos, dictar, componer y que lo consigan ha formado de nuevo el tratado 50 arreglar metódicamente ros movimientos y ma- de la Ordenanza, el que facffitaiá su perfecta ins Título X.—Método que han de observar los Cuer pos de Dragones para las maniobras de desmon tar, encadenar sus caballos, salir a formar el Batallón y volver por Escuadrones a su orden de batalla. Título XI.—Advertencias generales comunes a Caballería y Dragones montados. 37 trucción sin necesitar otros auxilios ni documentos quela aplicación y los frecuentes metódicos, ejer cicios.” LAS CARTAS Junto al relato, que parcialmente se reproduce, el documento de la Nacional contiene cartas cuyo interés manifiesto obliga a transeribirlas aun cuando ño sea íntegramente. La primera está fechada en Madrid a 24 de agosto de 1772, firmada por el Marqués’ de Are llano y dirigida al Sr. Conde de Ricla. Comienza así: “Excmo. Sr. Muy señor mío: Habiendo el Rey mandado que la Instrucción para la Caballe ría y Dragones escrita por mí, que de su Real Or den se imprimió y repartió a los Oficiales, de am bos Cuerpos, la, tuviera presente la Junta de ‘Or denanzas en la formación de la General del Ejér cito, como se verificó y demuestra el tratado quinto, en el que adaptando la Junta a la letra, el orden de las formaciones.., lo que bastando a dificultar y retardar las maniobras y algunas a imposibilitarlas, lo debo hacer presente a Y. E. para que poniéndolo en la consideración de 5. M. disponga se arregle lo que tanto importa a la fuerza del Ejército y la conservación ‘de los respetables Cuerpos de Caballería y Dragones. “Es natural que la Junta no reparase en estas variaciones, porque siendo el sistema enteramente nuevo no visto ni practicado en el Ejército. de Es paña’ y menos en los demás de Europa, era difícil tener presente todos los motivos a que se dirigían las colocaciones de las partes de la formación y así dejó algunas de ellas, según la anterior cos tumbre. “Para ‘que V. E. pueda informar a S. M. apun taré los reparos que necesitan enmienda y asi mismo la adiciones que son precisas a la uniforme instrucción de la Caballería y Dragones, asegu rando aV. E. que demostraré, sin que quede gé nero de’ duda, cuanto propongo. La colocación de Compañías no 8iefldO la del Coronel o Comandante en el centro, no pueden ser mandadas de sús propios Capitanes, ocasio nando el desarreglo que un Alférez cubra el cos tado derecho del orden de batalla y sea quien rom pa y dirija los desfiles prontos en columna. “La colocación de los Capitanes al frente de la primera fila, es inútil para el mando, envarazoso a la prontitud de’ los desfiles y perjudicial para las marchas en Batalla. “La formación inversa de los escuadrones de la - - 38 e izquierda dificulta la instrucción del soldado, con funde el orden si se necesitan reforzar los costados opuestos de un ala de caballería, retarda los mo vimientos y prolonga las voces de advertencia y mando. “La formación de piquete no es adaptada a campaña ni arreglada para las revistas ((micos objetos en formación) variando los prinçipios. que se establecen en el propio Tratado, en la coloca ción de las plazas que componen las compañías; no siendo las voces’ arregladas a el mando, adver tencias y ejecución de la caballería. “A esto se añade el no haber dado colocación a los Oficiales en las marchas en columna; y siendo esta maniobra de la mayor consideración (feliz hallazgo que ni aplicación por casualidad encon tró, cúya práctica hará inservible la caballería del Rey’) necesita el más exacto arreglo, como que de pende en la prontitud de estos movimientos, las ventajas más seguras de este Cuerpo. “El repetido Tratado quinto necesita más ex tensa explicación a ló que en él se previene, para la ¡nstrucción, fácil inteligencia y exacta uniforme observancia de la Caballería y Dragones y añadir como objetos principalísimos del ejercicio de es tos Cuerpos (a los que se dirige su enseñanza) el orden y reglas que han de observar en los ataques generales y sucesivos a el frente y flancos, el uso de la segunda fila, que decide las acciones de la Caballería; el aumentar frentes para dar más ex tensión a los ataques, distintos modos dé desmon tar ios Dragones en ocasiones prontas o improvi sadas, que son la fuerza de su Instituto: La expli caéión y enseñanza del manejo de las armas a caballo; instrumentos de su ofensa y’ defensa, el orden de pasar las revistas de Comisario y forma ción de calle en Parada, para honores; la posición de gurupa, y en fin, la enmiezda de algunos yerros de imprenta que varían de inteligencia de las ex plicaciones y las voces de mando que imposibili tan la obediencia. “Me persuado que no necesita Y. E. más que lo referido para que su gran comprensión gradúe la necesidad de las adiciones, que se deben hacer en la Ordenanza, relativas a la Caballería y Dragones; que desde luego que se publicó lo hubiera’ hecho presente por obligación de Jefe de un Regimiento, y como quien había producido el sistema apro bado por el Rey para la instrucción de estos Cuer pos lo que suspendí esperando que S. M. viese maniobrar la tropa instruída y mandada por mí; pero retardándose esté deseado examén que de cidiría a favor de lo que tanto interesaba al Real ‘ ‘ - _.i Reproducción de un fragmen to del primer folio de lo rela ción contenida en el manus cri*o 10.455 de lo B. N, y re ferido a este artículo. Servicio y siendo las dudas y ninguna uniformidad en la Caballería y Dra gones, que entibian sumstrucciÓn, me ha obligado la utilidad del Ejér cito y mi propia reputación a presen i7a4’y 9hes9 f’Ú za &z a ‘ 6Z2’ t? ?e OXZP& a’4rr éejci2izr 7iZ477o Z9;3 / / L.’ 7, tar a los pies del Rey, por mano de Y. E., el Papel adjunto que contiene ma27z’2 íy-a2 el Tratado 50 de la Ordenanza Ge neral correspondiente a los dos Cuer pos, que escrito por mí, ha dictado el &D DXr;’-z amor y celo que tengo a la Real Per sona y bien de su servicio. Suplico a 2t(A7?e a4tr eJ’w (.2r/v4 Y. E. que los reparos que se encuen 7W 7Z? •/f tren se me comuniquen para satisfa cerlos o mejorar mis proposiciones, esperando que Y. E. admitirá gustoso f(4y g. Ji 4ÇZ (pues así me lo ha manifestado) este fruto de mi aplicación que sostenido 5p ij 2 çf por V. E. se establecerá en su tiem po la más exacta y ventajosa disci ‘?° ¿i.54 plina e instrucción en los cuerpos de Jçy.I.ed ‘fzIe;.%cZ; .7. ‘ee Caballería y Dragones. “Nuestro Señor guarde a V E. Ma 4!2Z 2. .lfI/?g ¿ 6 drid, 24 de agosto de 1772. Excmo. ‘z’ ii/7 Ob!/)O; Sr. B. L. M. de V. E. su más at° y £za ap° servidor El Marqués de Arellano. Excmo. Sr. Conde de Biela.” La segunda carta es del Marqués de Villadarias, y está fechada en San Ildefonso a mandarlas omitiendo en unas las voces contenidas en la Ordenanza y aumentando otras; y no siendo 7 de septiembre de 1772, y dirigida, como la an terior, al Conde de Ricla. El tono general de la regular que por un particular concepto se altere carta no es muy favorable al Marqués de Arellano. nada de lo ejecutado en la citada Junta, tan auto rizada, soy de parecer que V. E. pase a ella aquel El escrito dice así: “Habiendo visto el Papel de adición que entregó Papel, a fin de que dos Vocales vean si su produc a Y. E. el Brigadier Marques de Arellano sobre ción trae alguna utilidad al Real Servicio. “Los principales objetos de la Tropa, deben re el Tratado 5•0 de la Ordenanza General del Ejér ducirse a imponerla en una inalterable subordi cito correspondiente a los ejercicios de la Caba nación y obediencia; ejercitarla en las evoluciones llería y Dragones, reconozco que en los más Ar precisas de Guerra, de marchas en Batalla; en tículos de la Ordenanza no varía más que en al Columna, doblar el fondo, para volver Caras; gunos términos y voces de ella pero nada en la cuartos de conversión; y las demás maniobras que sustancialidad siendo en esta parte notable haya corresponden a las funciones de ella; porque lo querido persuadirse estar mejor coordinación y demás son contradanzas para entretener a los es explicación, que la dictada en una Junta de Orde pectantes que concurren a los Ejércitos. nanzas generales, después de tanto examen y ma “Con atención a que los Vocales de la Junta de durez con que es consecuente la hayan ejecutado Ordenanzas son pocos, por haber ido algunos de sus Vocales. ellos al ejercicio de sus empleos y a no haber actual “Al fin pone Arellano una prolija especificación para inteligencia de las evoluciones y modo de mente ninguno de Caballería, hallándose con des• 4t; d • -p.cW#’ , • . F a9 tino en Madrid los Tenientes Generales Don Mel otras determinaron que la queja o reclamación chor de Quirós y Don Cristobal de Zayas, que alcanzara estado oficial ante la Junta de Orde ambos han sido muchos años Coroneles de Regi nanzas, como lo comprueba el escrito fechado en mientos de Caballería y que son de inteligencia; Madrid, a 21 de febrero de 1773, que dirige Miguel si Y. E. tuviere por conveniente podrá facilitar Simón Pontero, al parecer en sustitución de don Orden de S. M. para que asistan como Vocales a Antonio Oliver, secretario de la Junta, a D. Pe la expresada Junta. dro Martín Cermeño, que posiblemente desempe Dios guarde a Y. E. ms. as....” ñaría su presidencia, acompañándole una copia Fechado en Madrid, a 29 de enero de 1773, y del Tratado Y de las Ordenanzas del Marqués de suscrito por el Marqués de Arellano, es el escrito Arellano y un “traslado de los papeles que corres elevado al Presidente de la Junta de Ordenanza, ponden a este expediente para que V. S. haga de que dice: “Las adiciones al Tratado Y de la Real ellos el uso que hubiere por conveniente y después Ordenanza que el Rey ha tenido a bien pasar al los devuelva conforme a lo acordado en la última examen de Y. E., son 108 que mis vivos deseos del Junta”. mejor servicio de S. M. me han obligado a poner El expediente se devuelve a D. Miguel de Simón las a los Reales Pies, y alta consideración supli Pontero con escrito fechado en Barcelona, a 13 de cándoles, las mande examinar y comprobar en marzo de 1773, “para que pueda Y. Md. cumplir la práctica a fin de que hallándolas útiles, se esta con lo acordado en la Junta que cita”. blezcan en ‘los Cuerpos de Caballería y Dra Con este documento terminan los que transcri gones...” bimos, como más interesantes, de los que sobre este asunto y tema contienen los manuscritos de la Biblioteca Nacional; ignoramos la determina LA TRAMITACION DE LA QUEJA ción que en definitiva se adoptara ante las recla maciones del Marqués de Arellano, pero, en cain Las cartas transcritas, no son más que un reflejo bio, el litigio ha permitido conocer, probadamente, de las numerosas gestiones de todo orden que el la paternidad del Tratado Y de las Reales Orde dolido Marqués llevaríá, sin duda, a cabo; unas y ‘nanzas de Carlos III. A trabajo de Don Cardo de Arellano acoinpailoban varios gráficos que, como elfragmento que se reproduce, la distribución de las tropas en las distintas formaciones. denotan prácticamente dkue dc •“ 4. • — 7 ‘« « «•‘ Toz,o id IUon,. hw ‘—3, 3, 1 L •J • ••,‘,•• • ,,,- •_ tu.,$’ u ‘ •7• • 3 • s.— 1 -—37 ‘— —-— 3, _— —37 3, _,I_I 37 - .W u -t u— .-—_- 37,,•I,. e — u JI — —- — 3,* — 4, ‘7.o • - ,74 737, * u ,.%_ ‘a 37*! U — ‘ -. j_4..J..’2r,.....° - u u — • ._-,— -- - -, -- ---- - - REcoliRmoSDAMPO Coronel de CaballenaValero Valderrabano Jefe del deCazadoresdefarnesio . EL entre ciclo la anual de instrucción, comprendido incorporación a filas de dos reem plazos sucesivos, se divide en dos períodos de seis meses cada uño, perfectamente caracteri zados. El primero, abarca desde la presentación en los Cuerpos de los individuos llamados a cum plir con sus deberes militares hasta la termina ción de los «ejercicios combinados», y se dedica fundamentalmente a la instrucción de la tropa; el segundo, en el que los efectivos de ésta en los Regimientos queda reducido al o por zoo, se caracteriza por estar consagrado de manera prin cipal a la instrucción de los Cuadros (Oficiales y Suboficiales). En cuanto a este último periodo, la Jefatura de Instrucción del Estado Mayor Central hace hincapié para que se intensifique la instrucción teórica de aquellos Cuadros y se dé preferencia a] desarrollo de la instrucción física. Aunar estos dos aspectos de la instrucción, teórica y física, diediante la ejecución de «Reco rridos de Campo», en los que a la práctica de la equitación se una el familiarizar a los Jefes, Oficiales y Suboficiales con la orientación en el campo e identificación de observatorios y otros accidentes del terreno, previamente señalados en el plano, es lo que en estas lineas brindamos a nuestros compañeros con mando de Cuerpo armado y a los Centros de enseñanza. De la bondad del sistema damos fe, por ha berlo realizado en varias ocasiones en el Regi miento que me honro en mandar con Oficiales y con Suboficiales, obteniendo óptimos resulta dos, después de poner a prueba los conocimien tos topográficos de los participantes la mayor o menor facilidad en el manejo del plano, su ca pacidad de orientación, el sacar el mayor rendi miento posible al caballo, dentro de sus posibi lidades, y, por último, estimular la emulación y el espíritu de audacia. Pasamos, a continuación, a detallar las con diciones generales de la prueba y su desarfollo mediante la exposición de un caso práctico. CONDICIONES DE LA PRUEBA Consiste en la ejecución de una marcha rá pida a caballo, siguiendo un itinerario descom puesto en varios tramos o itinerarios parciales, jalonados por otros tantos puntos del terreno, los que se darán a conocer a los participantes de la prueba en el momento de iniciarla, para que sean identificados en el campo con la ayuda del plano correspondiente. El recorrido de los distintos tramos del itine rario se hará a velocidad determinada, que ha brá que observar rigurosamente; unos a veloci dad fija y otros a velocidad libre. Esta, la velo cidad, se señalará a la salida y en los distintos controles de paso (coincidentes con aquellos pun tos qué jalonan el itiñerario), mediante pliego cerrado que se entregará a cada participante, en el que se hará constar aquélla y e] punto a que debe diiigirse, dejando libertad en cuanto al camino a seguir para marchar de un control al siguiente. La llegada con anticipación a un control de velocidad fija no beneficiará el tiempo total del recorrido, proporcionando, en cambio, al ganado una fatiga inútil que redundará en 41 - - perjuicio de los tramos. de velocidad libre, en los que, como es lógico, se debe emplear el galope.. En el punto inicial de marcha, cada partici pante recibirá, como queda dicho, en pliego ce rrado, el punto doñde debe dirigirse y la veloci dad a emplear, y sucesivamente, al final de cada tramo; por el control correspondiente, se le en tregará nuevó pliego con las mismas indicacio nes para continuar la marcha. El recorrido será -individual, dándose las sali das con un intervalo mínimo de diez minutos para evitar que algún jinete sirva de guía u orientador de los que vienen detrás. Puntuará para la clasificación el tiempo total .invertido en la prueba, a cuyo fin empezará- a contarse éste en el momento de dar la salida a cada participante, ptrdiendo señalarse como punto de llegada el mismo de la salida (itinerario ce rrado). La falta de paso por algún control será objeto de descalificación. Todos los participantes’ irán provistos de car tera de planos, con la hoja correspondiente, así como de reloj, pará observar las velocidades ho rarias en los tramos fijos. tiempo previsto, según distancia y velocidad fijada, en nada le beneficiará, pues deberá ser retenido en el mismo hasta que transcurra el plazo ‘yendo en perjuicio de su cabalgadura, a la que en el tramo siguiente habrá de pedir un esfuerzo, si se le señala velocidad libre. Si el tramo -a recorrer es de velocidad libre, es lógico que se emplee el galope resuelto, siempre que aquél no exceda de cuatro o cinco kilóme tros. En este caso deberá estudiar en el plano, con más atención, la existencia de fuertes pen dientes o accidentes que pudieran retrasar su movimiento, compensándole, tal vez, el dar al gún pequeño rodeo. En todo caso, convendrá alternar los tramos de velocidad fija con los de velocidád libre, con miras a la conservación del ganado. Por último, llegado a las proximidades del fin del tramo, donde existiM un control, debe iden tificar en el terreno el punto que se le ha seña lado en la salida (cota, vértice, collado, observa torio, cruce de caminos, kilómetro de una ca rretera, puente, etc.). Allí se dirigirá y entregará el sobre que recibió a su salida, en el que se hizo constar la hora en que emprendió la marcha. Seguidamente se le entregará un nuevo sobre con las mismas indicaciones para el tramo si EJECUCION guiente, si el anterior es de velocidad libre, o una vez qúe haya cumplido el plazo de tiempo fijado Formulada la relación de participantes y he en caso contrario, en el que igualmente -se hará cho el sorteo para señalar un orden de salida, el constar la hora de salida, dato que interesa co primer- jinete, y sucesivamente todos los demás, nocer al control siguiente si ‘la distancia que los recibe, como ha quedado dicho, las indicaciones separa ha de ser recorrida a velocidad deter necesarias para el recorrido del primer tramo (punto donde deDe dirigirse y velocidad). Debe. minada. Cerrado el circuito, se- anotará en la llegada por tanto, antes de ponerse en movimiento, bus la hora de cada participante, de la que se restaráS car en el plano el punto que se le indica, lo que la de salida, dando así la clasificación por orden puede facilitarse señalando una región determi de menor a mayor tiempo empleado. nada de aquél: seguidamente orientará el plano Para la clasificación, puntuará no sólo el me para venir en conocimiento de la dirección que nor tiempo invertido en la prueba, ‘sino el estado debe tomar y estudiar en el mismo la existencia del ganado al fin de la misma. o no de caminos que le conduzcan directamente, Los mejor clasificados habrán demostrado: o la posibilidad de marchar campo a través, siem pre que algún obstáculo natural no se lo im que han, seguido el itinerario sin vacilación; pida. Los más audaces buscarán siempre la línea que han identificado rápidamente en el te recta, ya que la velocidad es la que cuenta para rreno los puntos de control señalados en el la clasificación. plano; Si el tramo a recorrer es de velocidad fija,, de -que en los tramos de velocidad fija han.ob berá hacer rápidamente un cálculo mental de la servado la señalada mediante una acertada alternativa de aires a pedir a su montura, de alternativa de aires; acuerdo con la distancia que le separe del lugar donde ha de trasladarse (distancia que, como es que han sabido sacar a su cabalgadura el me lógico, ha de ver en el plano), ya que la llegada jor partido posible, -sin menoscabo de su re al fin del tramo—control—con anticipación al sistencia física. - - - - • - - - — — — - — 42 Huelga decir que se estimula el interés de los. parbcipantes otorgando algunos premios a los mejor clasificados, debiendo y pudiendo ser de estos últimos cualesquiera de aquellos, ya que no se requiere tener un caballo especial, y si tenerlo entrenado en el campo y poseer la práctica del manejo del planó, retrato del terreno. Por lo expuesto se puede apreciar que la éje cución de estos «Recorridos de Campo» encierra en sí un ejercicio de aplicación puramente mili tar, en el que se mezcla la técnica con el deporte, constituyendo un aprendizaje para inoverse en el campo con soltura y saber por dónde se va, en un ambiente sano, de camaradería y de espar cimiento. Estos ejercicios, en las condiciones dichas, puedén ser igualmente realizados por patrullas, y aun por las Unidades mecaqizadas con vehícu los capaces de salir fuera de camino; bastará te ner cierto cuidado en la elección de los itinera rios parciales. Otro tanto puede decirse de las Unidades a pie, en las que no se deberá marcar velocidad; ésta vendrá determinada por las diferencias de pendiente en cada tramo, y sí convendrá, en cambio, fijar algunas detenciones de duración variable al final de algunos tramos. En las tro pas de inontafta sería de la mayor utilidad la eje cución de estos ejercicios. Para los reconocimientos de Oficial, la trans misión de partes, la identificación de puestos de Mando, los golpes de mano, etc., pueden cons tituir un entrenamiento apropiado la práctica de estos «Recorridos de Campo». mos del recorrido, de longitud y naturaleza. del terreno variados, procürando que el desarrollo total del itinerario no exceda de los 20 kilóme tros, ya que se trata de efectuar una marcha rá pida. Se determinará qué tramos han de recorrerse a velocidad fija y qué otros a velocidad libre, pro curando alternar unos con otros, eligiendo para estos últimos los de terreno más accidentado y, desde luego, fuera de caminos., Una vez fijado en el plano el itinerario y los detalles del mismo, se precisa la comprobación en el terreno por la persona encargada de la preparación, ya que, como es sabido, con fre cuencia surgen detalles en el terreno que, por no tener representación adecuada en el plano, pueden imponer alguna modificación en el itine rario elegido. Finalmente, es necesario concretar el tiempo mínimo en que han de ser recorridos los tramos de velocidad fija, según su longitud y velocidad horaria que se marque, a fin de que en los con PREPARACION DE UN CASO PRACTICO La preparación de un «Recorrido de Campo» de las características expuestas, es un tanto engo rrosa por la cantidad de detalles que hay que cui dar, pues el fallo de uno de ellos puede malograr el buen éxito del desarrollo. Lo primero a realizar es la elección en el plano de una zona de terreno con accidentes topográ ficos de mayor o menor dificultad de identifica ción; fijar los jalones del itinerario (que serán aquellos accidentes), en los que se situarán los controles, los que determinarán otros tantos tra 43 Tercer control: Vértice Sanquince. Cuarto control: Cruce de cami nos de La Gallinera (500 metros al SO. del Manicomio). Quinto control: EJ cruce seña lado para la salida. El primero y último tramos se rán recorridos a 8 kilómetros a la hora, para los que se dan unos tiempos mínimos de veinte y quin ce minutos, respectivamente; el tercer tramo será recorrido a la velocidad de 12 kilómetros a la hora, dándose un tiempo mínimo de veinte minutos. Los tramos se gundo y cuarto, de velocidad libre, pueden ser recorridos en menos de seis y nueve minutos, respectiva mente. El recorrido total puede hacerse en una hora y diez mi nutos. El personal de los controles lle varía un estado en que se relacio nen los participantes, según sor teo de orden, y un encasillado donde se señalarán las horas de llegada y salida de cada uno de éstos. Asimismo llevará tantos sobres como participantes, los que encerrarán una octavilla en la que no figurarán más datos, para el reco rrido del tramo siguiente, que el punto donde han de dirigirse y la velocidad a emplear. En los sobres se anotará la hora de salida para que sea tenida en cuenta por el control siguiente, dato que interesa conocer para lós tramos de ve locidad fija. troles correspondientes no se permita la salida de ningún participante antes de haber transcu rrido aquél. En el gráfico del «Recorrido de Campo» que se presenta, se marca un itinerario de unos x ki lómetros de désarrollo, dividido en cinco tra mos, de los que tres se han de recorrer a veloci dad fija y dos a velocidad libre. Cinco controles, puntos a identificar en el te treno, señalan los citados cinco tramos: Salida: Cruce de la carretera de Zaragoza a Portugal con el camino local de Zaratán. Primer control: Collado entre cotas de 768, Con lo expuesto ponemos a contribución nues en la región de Las Contiendas. tra práctica y experiencia en beneficio de la Segundo control: Kilómetro 197 de la carretera instrucción de los Cuadros de mando del de Madrid a León. Ejército. Lea Ud. “Guión” y la “Revista de la Oficialidad de Complemento”, donde encontrará una ampliación es timable de las informaciones de EJERCITO. 44 Estudios sobre el EMPLEO DELL&DWISIÓN La batalla defellsiya Coronel de E. M. GREGORIO LOPEZ MIJÑIZ, de la Escuela S. del E’ LOS ELEMENTOS DE LA DEFENSIVA / o E tervienen N todas las una situaciones la defensiva in serie dedefactores cuyo es sean o están interrumpidas las comunicaciones. Consecuentemente, el primer elemento que tudio abstracto reviste el máximo interés. Tales analizará el Mando para el planteamiento de factores son: la batalla defensiva es la vialidad de la zona Las comunicaciones. en que va a establecerse el frente. Como dice nuestro Generalísimo: “Donde no La observación. El obstáculo. hay carreteras ni medios de transportar la ar Los fuegos. tillería ni de acumular los servicios no puedé haber ataques a fondo, no se puede penetrar; Las posiciones. El despliegue. se carece de vías para alimentar el ataque y ex La organización del terréno. plotar el éxito.” El estudio de las comunicaciones señalará claramente las direcciones de probable esfuerzo A) LAS COMUNICACIONES y permitirá al Mando establecer la clasificación El estudio de la red de comunicaciones es una en sectores principales y secundarios, que es la de las bases fundamentales en la concepción y base de todo el despliegue. planteamientó de la batalla defensiva. Este estudio se llevará a fondo para discri Los Ejércitos, hoy ampliamente motoriza minar con toda exactitud: dos, quedan en dependencia estrecha de las vías Las bases de que parten. Los objetivos a que conducen o regiones que de comunicación. Toda ofensiva de importan cia requiere la concentración previa y el subsi unen entre sí. Su rendimiento que,’ basado en el cálculo de guiente despliegue de medios extraordin ariamente cuantiosos, no sólo en Grandes Unida las características de carreteras y ferroca des, sino en material diverso y singularmente rriles y circuitos que pueden establecerse, autorizará a formular hipótesis verosímiles en municiones. Comenzado el ataque, las comu nicaciones son asimismo indispensables para sobre las posibilidades para la cónçentración alimentar la batalla y mantener su impulso. No de medios y deducir, por tanto, las probabi será posible llevar a cabo la explotación del lidades de que el ataque se produzca dentro éxito después’ de la ruptura en la profundidad de ciertos plazos y con elementos de natu debida y con la velocidad necesaria, si esca raleza determinada. — — — — — — — — — 45 Consecuentemente, para la buena conducción de la defénsa se trata no sólo de ver, sino, como decíamos antes, de no ser visto; concretándose así el problema de la defensa, en cuanto a este extremo se refiere, en los siguientes términos: Tener buena observación y estar oculto, en cuanto sea posible, a los observatorios ene migos. En cuanto a este concepto de “estar oculto a los observatorios enemigos”, hay que tener pre sente que la condición no se refiere sólo a los te B) LA OBSERVACION rrestres, sino también a los aéreos. El estudio del factor observación en el plan El ideal de la guerra es. “ver y no ser visto”. teamiento de la batalla defensiva presenta ló En la defensiva, esta condición es absoluta. gicamente los puntos .sigúientes: Nuestro Caudillo, en sus Comentarios al an Localización de los observatorios propios, tiguo Reglamento, de Grandes Unidades, dice:. cuya integrida4 ha de conservarse a toda “De los accideñtes del terreno que definen a costa. grandes rasgos el trazado de las posiciones Localización de los observatorios que puede defeñsivas, el más interesante es el de los utilizar el enemigo y determinación, como observatorios.” consecuencia, de las zonas vistas y ocultas Y el Reglamento alemán de la anteguerra en líneas generales. prescribe: Posibilidades de orden natural para lograr “Para lograr la eficacia en el fuego es condi por el enmascaramiento la ocultación a las ción previa que existan buenas posibilidades vistas terrestres y aéreas. para la observación artillera y el de las ar Posibilidades de enmascaramiento artificial, mas pesadas de Infantería.” función de la fisonomía general del terreno, Pero si esta necesidad es indiscutible, ha de materiales, hombres, medios de transporte tenerse en cuenta que la amplitud de lós cam y tiempo disponibles. pos de observación está en razón directa de la entidad, de las Unidades. Si a un General de División le interesa descubrir desde su obser vatorio y en la mayor profundidad posible todo C) EL OBSTACULO el sector en que su Gran Unidad despliega, a un Capitán de Compañía o a un Jefe de Bata El obstáculo ha sido siempre elemento valioso llón le basta cón dominar la parcela de terreno de la fortificación; donde no existía de modo na en que ha de producir sus fuegos, limitándose a tural se creaba artificialmente. Los castillos de vanguardia en la amplitud suficiente para evi la Edad Media solían erigirse en la cumbre de tar una sorpresa. Los ‘observatorios “excesi’a cerros de empinadas laderas o en la cima de es ménte buenos” entrañan el peligro de que sus carpaduras que caían sobre el curso de un río. ocupantes se sientan atraídos por los múltiples Cuando el terreno no proporcionaba el obs incidentes del campo de batalla y, por contem táculo, se acudía a la construcción de fosos an plar lo que le ocurre al vecino, descuiden lo que chos y profundos, cuya culminación aparece sucede en su propio terreno. en las ciudades tipo Vauban. Si a la defensa la interesa ver, bara el ataque Lejos de disminuir, la importancia del obs no es menos imprescindible; si la Artillería, cuya táculo, aumenta con la aparición del carro de misión es preparar y apoyar el ataque, carece combate; recogiendo esta necesidad, los Regla de observación o es notoriamente precaria, sus mentos preceptúan: fuegos serán defectuosos, y para obtener ren La posición ha de proteger a la defensa con dimientos útiles harán falta consumos extraor tra la irrupción del enemigo, singularmente de sus ingenios blindados, por la presencia dinarios de municiones; las acciones de fuego y de un obstáculo natural o artificial combi-’ movimiento se coordinarán difícilmente y el nado con destrucciones y batido por el fuego. resultado será una accíón lenta, desconectada, (Reglamento francés.) en la que se sufrirán graves pérdidas. — Las posibilidades para el despliegue y ali mentación de la propia batáila defensiva, singularmente en cuanto se refiere a la eje cución de los servicios y al movimiento de las reservas, extremo este último del mayor interés en todas las situacionés, y que en la defensiva elástica adquiere carácter absolu tamente fundamental. — — — — — -— . —. — /,, 46. El defensor ha de esforzarse: En retardar desde “lo más lejos posiblé” el avance del adversario por la acción de ele mentos. destacados, fuegos de artillería a “grandes distancias” .y aplicación intensa de las destrucciones. En disociar con los fuegos de su artillería e infantería las formaciones del enemigo para hacer abortar el ataque. Y no menos explícitamente el Reglamento alemán preceptuaba: Si la situación y el municionamiento lo con sienten, la artillería rompe el fuego “apro vechando todo su alcance” para obstaculi zar la aproximación del enemigo, el desplie gue de su artillerf a y la ocupaciÓn de obser vatorios, al tiempo que se dificultan sus co municaciones y servicios. Unicamente se re trasará la entrada en acción si el adversario tiene gran superioridad artillera o se quie ren conseguir efectos de sorpresa. Las armas pesadas de Infantería participan en los tiros de detenciÓn, batiendo a la in fantería enemiga en su misma base de par tida; la infantería rompe el fuego “cuanto antes” y con la mayor violencia posible. Si la ai’tillerl a propia es. débil, el avance del adversario tendra que ser dificultado a “grandes distancias” con el fuego de las ametralladoras pesadas y morteros. Esta aplicación del fuego en la batalla defen siva planteada en guerra de movimiento es ab solutameñte lógica. Establecido el principio de que una de las finalidades de la defensa es ganar tiempo, mantener en silencio completo los ór ganos de fuegos hasta el momento mismo del ataque, es tanto cómo poner este factor tiempo en manos del enemigo, al permitirle efectuar tranquila y desahogadamente todas las opera ciones preparatorias, complicadas y lentas cuando se hacen bajo la acción de los fuegos. Toda desconexión que se introduzca, toda baja que se ocasione, redunda en beneficio de la de fensa al restar potencia al ataque. Ahora bien: estós tiros a grandes distancias si bien cumplen la interesante finalidad de en D’ LbS FUEGOS torpecer y retrasar el despliegue, no consegui El fuego es el elemento esencial que la de rán nunca prácticamente impedir el ataque. Es, fensa tiene para oponerse a la acción de movi por tanto, del mayor interés lograr que estas miento del ataque. El fuego debe empezar tan armas no sean descubiertas por su intervención pronto como esté en cøndiciones de producir en las ácciones anteriores al ataque y neutrali efectos sensibles en el enemigo. Así, se lee en el zadas sin que puedan cooperar a la defensa de la posición principal. Conseçuentemente, el Reglamento francés: La necesidad de protegerse contra los ata ques de carros mediante la utilización de obstáculos naturales, como son ríos, terre nos pantanosos, escarpados, etc., puede ser la consideración principal en la elección del terreno para la defensiva. (Reglamento alemán.) Y la guerra demuestra que la primera preocu pación de todo el que se instala a la defensiva, aunque sólo sea circunstancialmente, es cu brirse por el obstáculo. Todo lo que sirva para detener el asalto es bueno; y al lado de la mo derna mina contracarro, consumida por cente nares de mill6iies, resucita al antiguo foso, es timado comó elemento arcaico de la fortifi cación. Como la organización de un obstáculo conti nuo contracarros en frentes considerables, cuan do el terreno es permeable a estos ingenios, exige ingentes cantidades de material, con toda su secuela de mano de ibra, tiempo y medios de transporte. es perfectamente lógica la pres cripción del Reglamento alemán. Un río no va deable, por ejemplo, es obstáculo ideal que la naturaleza ofrece gratuitamente y que impide al ataque el empleo inicial de sus carros. El obstáculo ha de ser valorado técnica y tácticamente. El examen técnico permitirá apreciar sus po sibilidades de franqueamiento y, consecuente mente, el material, tiempo y mano de obra que el enemigo necesita acumular para lograr él paso. El análisis táctico determinará las posibili dades de hacer efectivo el obstáculo por medio del fuego, la influencia que su aprovechamiento integral ejerce sobre el conjunto del despliegue y las consecuencias que puede acarréar su for zamiento én determinados puntos. No olvidar nunca que el obstáculo por sí mis mo sólo tiene valor puramente pasivo; impon drá al adversario una detención más o menos larga, pero siempre resuelta. Es el fuego el que da su verdadera importancia al obstáculo. — — — — — — • - 47 / mente resuelto con un buen plan de fuegos sin obstáculo, o con un obstáculo que no se preste a ser valorizado por el fuego. El orden de pre lación de las condiciones será, además, distinto, según cada situación concreta de la guerra, y principalmente dentro de los factores que la integran, de los medios de acción de que dis .pongan los bandos en presencia. La posición ideal podríamos definirla diciendo: Una posición defensiva reúne las mejores cualidades cuando, servida por buenas co municaciones y disponiendo de observación completa, permite situar sus organizaciones a. cubierto de las vistas terrestres y aéreas, de tal suerte que se puedan utilizar las ar mas a su máximo alcance y obtener, en campo de tiro despejado y amplio, la con centración del fuego de todas ellas sobre un obstáculo natural, continuo y fuerte. Sobre estas cualidades abstractas prevalece una de carácter táctico absolutamente funda mental: la de que por su situación en el con junto del teatro de la batalla imponga su ata que al enemigo. La mejor posición no sirve absolutamente para nada si el adversario puede E) LAS POSICIONES soslayarla en la prosecución de su objetivo. Aspecto interesantísimo es el lugar de insta Para que una posición defensiva, dando á esta lación de las armas, que plantea el tan discu palabra su más amplio concepto de “terreno preparado para la batalla”, reúna las cualida tido probléma de organización en pendiente o des óptimas, debe satisfacer estas cuatro -con en contrapendiente. En el número 59, de diciembre de. i44 de diciones fundamentá.les: esta misma Revista, se publicó un artículo en Estar bien servida por comunicaciones apro el que se analizaban detenidamente todos los piadas. Disponer de buena observación, a la vez que aspectos de la cuestión. No hemos de insistir en los razonamientos, limitándonos a recordar permita ocultar los órganos propios a la ob que las situaciones de guerra se oponen, por su servación enemiga, terrestre y aérea. misma sustancia; a las soluciones abstractas; Facilitar la ejecución de los fuegos a grandes no hay recetas ni fórmulas de aplicación siste distancias y la producción de las barreras mática; como hemos dicho en otras ocasiones, sucesivas ante y en el interior de la posición. hay que decidir siempre en particular y con Apoyarse en un obstáculo continuo. arreglo a las circunstancias de cada caso con El orden en que se han enumerado las condi ciones no quiere decir que sea precisamente el creto. de su prelación. Al pretender definir, por un es tudio meramente teórico, las cualidades tácti F) EL DESPLIEGUE cas que debe reunir una posición defensiva, no El despliegue materializa los propósitos del es posible, o por lo menos no es conveniente “para evitar se extravíe el juicio, establecer de Mando en orden a la forma en que piensa cum modo categórico una escala gradual de impor plir su misión; está estrechamente unido en sus tancia. características a: Una magnífica observación sobre un terreno Los medios disponibles. La naturaleza del terreno. que presente grandes dificultades para aplicar los fuegos, no satisfará los términos del proble Las modalidades que se prevean para el ma, como asimismo quedará éste defectuosaataque. Mando regulará la ejecución de los tiros anterio res al ataque propiamente dicho, que se pro ducirán desde asentamientos eventuales y dis tintos de los definitivos de combate. El fuego de la defensa presenta la siguiente fisonomía general: Tiros de artillería discontinuos, iniciados en la mayor distancia posible, que toman la forma de prohibición y a la vista, efectuán dose aquéllos sistemáticamente y éstos por concentraciones cortas y violentas. Cuando el alcance y la situación lo permite, las armas pesadas de infantería refuerzan el sistema. La densidad y continuidad de los fuegos aumenta progresivamente, apareciendo la máxima a vanguardia de la línea principal de resistencia si se trata de una defensiva estática, o en el contorno de los centros de resistencia si de uná defensiva elástica. Los fuegos continúan en toda la profundidad de las posiciones. — — — — — — — — - — — — — - 48 Aspectos tan concretos y variables en serie poco menos que indefinida, no cabe estudiarlos desde un punto de vista abstracto. Las reglas que pudieran enunciarse no pasarían de mera teoría, sin aplicación práctica en la mayoría de los casos al llegar a la realidad. Hay, no obstante, una faceta interesantísima de la cuestión que tiene carácter de generalidad, cual es la que podríamos llamar arquitectura del despliegue de la Infantería. No emitimos ninguna idea original si afirma mos que la Infantería es el arma principal de la defensa. Los tiros de artillería, que por las mis mas propiedades específicas del material y la cantidad del que normalmente se disponen no pueden ser continuos ni en espacio ni en tiempo, ocasionan más o menos bajas, detienen más o menos, pero al fin se salvan; es an.te el fuego de la infantería donde realmente se detiene el ataque. Para el ofensor tiene, pues, carácter vital destruir o neutralizar suficientemente los órganos de fuego de la infantería, y a esta fina lidad tienden de consuno, tanto en la prepara ción como en el apoyo del ataque, la ártillería y la aviación más las armas propias de la infan tería ofensora. Como dice S. E. el Generalísimo, los planes de fuego más meticulosos, los que proporcionan tiros ajustados, continuos, densos y profundos, pierden automáticamente su valor si las armas quedan destruidas o neutralizadas por el fuego enemigo. No se trata de resolver un tema tác tico sobre el plano, sino de que la “posición esté viva” en el momento del asalto. La primera preocupación del defensor ha de ser, consecuen temente, lograr la conservación de sus órganos de fuego para que actúen en pleno rendimiento al producirse la fase decisiva del ataque, pese a las acciones de fuego preparatorias del adver sario. A más de la ocultación por la desenfilada y el enmascaramiento y de la protección que presta la Órganización del terreno, el tercer medio que el defensor tiene en su mano para conseguir la supervivencia de sus armas es el despliegue de su infantería. El procedimiento consiste en la disemina ción, que ha de ser la máxima compatible con la solidez y eficacia del conjunto; diseminación no caprichosa, sino armónica, en la que los ele:. mentos se coordinen buscando su protección mutua para- obtener la mayor profundidad, den sidad y continuidad en los fuegos. Dice a este propósito S. E. el Generalísimo: El Pelotón es la célula u órgano base de la organización defensiva, en el que se integran los elementos de fuegó y choque que no pue den subsistir separados; de él forman o de ben fórmar parte las armas portátiles con tracarros. Si se lleva a cabo la diseminación real de los órganos de la defensa en el frente y fondo asignados a un Batallón, se encontrarán los Pelotones de éste répartidos en 27 puntos (Batallón de tres Compañías de füsileros) fortificados, escaqueados y flanqueándose, en r:ooo metros de frente por otros 1.000 a 1.200 metros de profundidad; perdidos parte de ellós, no se pierde el conjunto; son un trozo del dispositivo que puede seguir resistiendo. Esta idea de disemináción armónica es la más fructífera para la infantería en la defensiva, opuesta por completo a la reunión en espacios reducidos de medios cuantiosos que pueden ser fácilmente destruídos o neutralizados por la artillería y a la disposición en orden lineal, que con tan poco esfuerzo se quiebra y atraviesa. Responde, además, a la moderna concepción del combate. La defensa tiene tantas más probabilidades de subsistir cuanto más obligue al ataque a di seminar sus fuegos, imponiéndole, para obte ner resultados útiles, consumos máximos de mu niciones, lo que se traduce en tiempo, número de bocas de fuego, complicacionés en el desplie gue y técnica artillera y acopio de proyectiles; lo que se dice para la artillería cabe generali zarlo para la aviación. Concretemos el problema en una hipótesis determinada. Supongamos que un Batallón sitúa sus 27 Pe lotones (tres Compañías de fusileros) en orden escaqueado, irregular, pero armónicamente dis tribuídos con arreglo a las caraéterísticas del te rreno, sobre una suprficie aproximada de 1.200 a 1.400 metros de frente por i.ooo a 1.200 metros de profundidad. Cada uno de estos Pe lotones (que pueden estar reforzados con armas pesadas), forma un subelemento o islote de re sistencia organizado sobre una parcela de unos 25 por 25 metros. Tales islotes quedan separados entre sí por una distancia tal, que los proyecti les de un tiro de artillería dirigido y centrado sobre uno cualquiera de ellos sólo puedan caer esporádicamente sobre los inmediatos, lo que se logrará si esta distancia oscila entre los 200 - — 49 y 250 metros, separación que, por otra parte, no impide en absoluto los cruzamientos de fue gos. ¿Cuántos disparos harán falta para neutra lizar suficjentemente este conjunto defensi vo? En los problemas artilleros no es posible nunca, dar una contestación abstracta, por cuanto los consumos de municiones dependen de una serie de factores que son distintos en cada situación táctica: distancia de tiro, incli nación del terreno en que se encuentreel obje tivo, materiales que se empleen, homogeneidad de las cargas, condiciones de observación y me teorológicas. Examinemos, no obstante, aunque sea a la ligera, la cuestión. El.efecto material útil de un tiro se cuenta por el número de impactos que se logran sobre el blanco. Cuando se trata de un tiro de des trucción hay que emplear un material cuya po tencia destructora sea proporcionada a la resis tencia de la obra, determinándose experimen talmente el número de impactos precisos para conseguir su desorganización. Para obtener este número de impactos, la artillería necesita dis parar un número de proyectiles variable, pero siempre muy superior al de aquéllos. Así, por ejemplo, supongamos un nido con blindaje de hormigón en dimensiones de tres por Cuatro metros, pará cuya destrucción baste un impacto directo de 155; para tener garantía de que este impacto se produce hay que dispa rar, en condiciones medias, de 40 a 50 proyec tiles, y si quisiéramos una más completa y casi indispensable seguridad, elevaríamos esta cifra al doble, para que sean también dobles las pro babilidades de lograr el impacto. Esto es: de los 90 disparos (prescindiendo en este momento de los efectos de neutralización), sólo aprove chamos dos en el caso más fávorable; los otros 88 se diseminan alrededor del blanco con arreglo a, las leyes de la dispersión. Si el blanco, en lugar de las dimensiones :supuestas,’ hubiera tenido otras equivalentes a la zona del 50 por ioo que corresponde a la distancia de tiro, habría recogido 45 impactos. Claro está que en la guerra los cálculos matemáticos y la ley de probabilidades juegan a vecés malas pásadas; ocurre que después de disparar los 90 proyec tiles no alcanza ninguno al objetivo; otras ve ces, aunque con menos frecuencia, es el quinto disparo el que da de lleno en ‘el blanco, ociirren cia que es una lástima no nos sea dado conocer para ahorrarnos los 85 restantes. - 50 Para neutralizar convenientemente una líec tárea sobre la que despliegan tropas protegidas por fortificación ligera, hacen falta: loo a 150 disparos de 75. 8o a izo disparos de 105. Proyectiles que pueden ser disparados:. Por un Grupo de 75 en tres minutos, con ca dencia de cuatro disparos por pieza y minuto. Por un Grupo de 105 en cinco ‘minutos, con cadencia de dos disparos por pieza y minuto. Ahora bien: si el objetivó que queremos neu tralizar tiene una superficie (625 metros cua drados) dieciséis veces inferior a la de una hec tárea, el número de proyectiles necesario no se obtiene dividiendo las cifras experimentales an tes citadas por este número i6, sino que es muy poco inferior a tales cifras; como hemos dicho antes, el aprovechamiento máximo se produce cuando las dimensiones del blanco vienen a coincidir con las de la zona del 50 por ioo que corresponde al material que se emplee a la dis tancia. de tiro a que se ejecuta el tiro; si se dis minuyen las dimensiones, singularmente la que se cuenta en el sentido de la profundidad, aumenta considerablemente la cantidad de pro yectiles perdidos, ya que la mayoría de los im pactos se producen fuera de la zona en que su efecto es útil. Para neutralizar un islote de resistencia (25 por 25 metros), el número de disparos no será; por tanto, la dieciseisava parte del calcu lado para una hectárea, sino otro superior, que, aunque no puede fijarse en abstracto y de modo general, ya que depende de los elementos que intervienen en el tiro, no descenderá por bajo de la mitad de aquél. Ciñámonos al material de 105; si suponemos las armas que integran una Compañía de fusi leros desplegadas sobre una o dos hectáreas, para, su neutralización harán falta, respectiva mente, de 8o a 120 y de i6o a 240 disparos. Si imaginamos ahora esta Compañía organizada en sus nuevos islotes de resistencia, se llegará a la cifra media de 540 disparos, Para neutrali zar los 27 Ó 36 elementos que constituye un Batallón, según sea de tres o cuatro Compañías de fusileros, el cálculo asciende a x.6zo ó z.i6o proyectiles de 105. Pero el problema no es sólo de, consumo de ipuniciones; es también de preparación y eje cución del tiro. Cuanto mayor sea el número de objetivos, tanto más complicado será el período de corrección y tantas más concentraciones su— — — - cesivas habrán de aplicarse, lo que en definitiva se traduce en tiempo. Por otra parte, los efectos que se logran con estos tiros son puray simplemente de neutrali zación; pasados los efectos de esta nautraliza ción, cuya remanencia depende de una serie de factores imponderables a priori, hay que re petir el tiro si no se da inmediatamente el asal to, pues las armas de la defensa, si no en su to talidad, por lo menos en parte, volverán a en trar en actividad. Cuanto mayor sea el número de objetivos cuya neutralización simultánea se imponga por las necesidades del ataque, tanto mayor habrá de ser asimismo el número de Gru pos en tiro. Si, además, la distancia entre cada dos islotes de resistencia es inferior a la zona de .seguridad, ocupado por la infantería asal tante uno de ellos, para atacar los inmediatos situados a retaguardia o a los flancos no podrá contar con el apoyo de su artillería. Hay una última consideración de no menor importancia; las organizaciones defensivas li neales o densas son difíciles de ocultar; un despliegue diseminado aprovecha al máximo las formas del terreno, facilitando la desen filada de las vistas y el enmascaramiento na tural. Decíamos que el sistema preconizado se presta excepcionalmente a la moderna concepción del combate defensivo. Las normas establecidas después de la guerra de 1914-18 preceptuaban que todos los esfuer zos persiguen detener al adversario delante del borde anterior de la posición, llamado por esto mismo línea principal de resistencia; es a van guardia de esta línea donde se busca la conti nuidad de los fuegos con máxjma densidad, ha ciendo intervenir todas las armas que la situa ción permita. Hoy, más que a detener al enemigo delante de la línea principal, lo que se aspira es a desgastarle en el curso de su penetración a través de la zona de resistencia, buscando el agota miento del ataque antes de que consiga atrave sar aquélla totalmente; a esta finalidad responde exactamente ‘el ‘despliegue diseminado armó nico a que nos venimos refiriendo. No se trata ya para el enemigo de,, romper tres líneas suce sivas, de las que la más fuerte es la anterior (línea principal, de sostenes y detención), sino de cruzar una zona con densidad de fuegos sen siblemente uniforme y profundidad media no menor de los 1.000 metros,. ‘ - G) LA ORGANIZACION DEL TERRENO Con la organización del terreno en las situa ciones defensivas, tomada en su más amplio’ sentido, se persiguen cuatro finalidades princi pales: Aumentar los efectos del fuego propio. Disminuir los efectos del fuego contrário. Entorpecer la acción de movimiento delene migo. Facilitar la acción de movimiento de la de fensa. Para conseguir estas finalidades hace falta: —Proteger los órganos de ejecución (armas)’ y los de dirección (puestos de mando, obser vatorios y transmisiones), mediante los co rrespondientes trabajos y obras de fortifica cación. Eliminár todas las causas que prohiban. o dificulten la correcta ejecución, dirección y mando del ‘fuego, para conseguir no sólo su máximo, rendimiento, sino la oportunidad de su acción. Mejorar los obstáculos naturales existentes y crear los artificiales necesarios. Mantener en buen estado de servicio las ca rréteras y camiños y abrir las necesarias pis tas de acceso a las posiciones. En toda organización del terreno, y en cuanto a la situación de los órganos de fuego y mando se refiere, ha de existir la más íntima coordina ción entre el técnico que construye las obras y el táctico que ha de defenderlas. Nos referimos, como es lógico, a aquellas en que por su natura leza del terreno o las propias de la obra, los ma teriales que requiere o cualquiera otra circuns tancia, corren a cargo de los zapadores, ya que en las que se construyen por las tropas coinci den en la misma persona el táctico y el técnico. En todas las ocasiones la táctica prevalece so bre la técnica; esto es: la técnica debe esforzarse en satisfacer las necesidades de la táctica. Toda obra de fortificación responde a una necesidad de carácter exclusivamente táctico, que, sinte tizada, no es otra que la de proteger a deternii nados órganos de fuego, poniéndoles en condi ciones de rendir el máximo efecto. La obra más perfecta técnicamente considerada, pero que no responda a esta premisa, podrá ser un ad mirable alarde de ingeniería, pero tácticanente no sólo será inútil, sino que acaso resulte perju dicial. De este principio ab5olutamente cierto e in — — — — — — 51 discutible se desprende el proceso que ha de se guirse en la organización del terreno con miras• defensivas. Es el táctico el que señala la situación de los órganos de fuego y mando, fijando sobre el pro pio terreno el asentamiento preciso de cada uno de ellos con arreglo al papel que ha de jugar den tro de la concepción del conjunto. Viene después el técnico y pone a contribución su esfuerzo para instalar y proteger, en las mj ores condiciones posibles, todos y cada unó de los elementos del despliegue. Puede ocurrir, y en la realidad ocu rre, que las necesidades tácticas no puedan sa tisfacerse íntegramente por las posibilidades de la técnica, y entonces aquélla cede en tanto cuanto no suponga una perturbación en los pla nes de fuegos. Un estudio analítico tan minucioso como sea posible precederá a la práctica de toda organiza ción defensiva. Antes de dar el primer golpe de pico, para decirlo gráficamente, hay que tener la certidumbre de que es allí donde convine ca var y no cuarenta metros más a la derecha o a retaguardia. Las constantes modificaciones en el plan inicial producen innecesarias fatigas a lás tropas y pérdida de interés al comprobar la inutilidad de su trabajo; van, además, en contra del rendimiento útil, con despilfarro de tiempo y material. Antes de empezar los trabajos ha de determi narse con cuanta exactitud sea posible el plazo en que han de utilizarse las obras, las disponibi lidades en mano de obra, material, herramienta y medios de transporte, para fijar la fisonDmía que debe imprimirse a la organización. Proyec tos demasiado ambiciosos, más teóricos que rea les, no suelen en la generalidad de los casos Ile varse a término completo. La organización pre cisa ser armónica, ponderando debidamente la importancia relativa y absoluta que tienen cada uno de sus elementos. Esta falta de valoración inicial conduce a esas organizaciones en las que destacan algunas obras de cemento, despropor cionadas, incluso por sus dimensiones y forta • - • • 52 leza, con la misión que han de cumplir y que, al levantarse como islotes perdidos en un conjunto orgánico defectuoso, carecen de verdadero va lor táctico y son fácilmente anuladas por el ataque. Toda obra se concebirá y trazará de modo que permita su perfectibilidad progresiva; este concepto de perfectibilidad progresiva debe ser preocupación constante de todos los Mandos. Las organizaciones se plegarán exactamente al terreno para cambiar lo menos posible su fisonomía general; el enmáscaramiento se cui dará con el Énayor esmero y será siempre pre vio. Es responsabilidad estricta del Mando, que ordena la organización defensiva, fijar el orden de urgencia en que hayan de ser ejecutados los trabajos. Este orden de urgencia varía con la situación táctica, y es función de: El plazo que se calcula ha de transcurrir hasta que se produzca el ataque. Los medios de que se sepa dispone el enemigo• para llevar a cabo este ataque. Las características del terreno, singular mente en orden a la naturaleza del suelo, obstáculos naturales aprovechables y posi bilidades de enmascaramiento. Los medios propios de todas clases dispo nibles. No cabe, por tanto, dictar reglas absolutas; en esto, como en todas las cuestiones tácticas, hay que decidir después del análisis previo de los factores que informen la situación. Como regla práctica que podría sintetizar es tas breves consideraciones sobre la organización del terreno, entendemos que el Mandó respon sable de la dirección y ejecución de todo trabajo debe formularse esta pregunta: ¿Cómo me gustaría a mí encontrar esta po sición si hubiera de ser yo el que debiera ata carla? Y cuando se haya obtenido contestación a esta pregunta, hacer precisamente todo lo con trario. — — — — — o Unaestrategiafrentealainvasiónrusa. General Sabaier. De la publicación francesa Revue de Dfense Nationale. (Traducción del Capitán Ignacio Sarasola, de la Academia de Artilleria.) Dice el General Chassin, en sus estudios sobre estrategia mundial, que las guerras pueden clasificarse en dos categorías: guerras relámpago y guerras de agotamiento. De esta clasifi cación que citamos debemos destacar que las guerras de ago tamiento no han sido nunca “financieras” y que los respon sables de las mismas lo fueron por equivocarse en sus cálculos iniciales. Guillermo II e Hitler trataron de imponer la paz me diante una guerra relámpago, y fueron finalmente vencidos como consecuencia de una guerra de agotamiento. En lo sucesivo, los mismos errores pudieran dar lugar a los mismos resultados, por lo que hoy puede afirmarse que no cabe imaginar que na die se lance a una guerra que de antemano sabe ha de ser larga y duradera. Tanto más cuando al factor tiempo le corresponde no solamente la noción de agótamiento, sino también, en el caso de coalición, la desconfianza respecto a la fidelidad de sus propios aliados. Una guerra relámpago que consiga la victoria definitiva no puede concebirse, dicé de nuevo el General Chassin, más que en el caso de que uno de los beligerantes sea “un edificio po drido” o que el otro disponga de un arma decisiva. Dejando a un lado la primera condición, hay motivos más que suficientes para suponer que la bomba atómica es en la actualidad un arma decisiva; pero para ello sería necesario suponer también que la poseyera. solamente uno de los dos beligerantes o, en último término, con una superioridad de veinte a uño, por ejemplo. Esta superioridad se refiere tam bién no sólo a la bomba atómica en sí, sino a su me4io de trans porte y al dispositivo que permite provocar la explosión en buenas condiciones de eficacia. Otro factor muy de tenerse en cuenta es la posibilidad de lograr la sorpresa mediante el lanzamiento simultáneo de un número considerable de bombas. Desconocemos el stock de bombas atómicas de los Estados Unidos; se sabe solamente que ls fabrican y que han experi mentado una serie de ellas en Los Alamos, Japón, Bikini, Eniwetok y últimamente en el Estado de Nevada. En cuanto a los Soviets, se sabe que han ensayado “dos explosiones ató micas”, y que Mr. Vychinsky ha declarado que la U R. .S. S. posee desde 1947 “el arma atómica”. Pero “explosión atómica” y “arma atómica” no significa en absoluto “bomba atómica”. Probablemente Mr. Truman tiene sobre las investigaciones atómicas de los Soviets y de sus aplicaciones militares datos precisos cuya divulgación no deba ser conveniente. Por con siguiente, a falta de conocer el tonelaje de los minerales trata dos por la U. R. S. S. y su valor como materias inflamables; a falta de poder penetrar en los secretos de sus laboratorios, de conocer la capacidad de producción de sus establecimien tos fabriles y de tener sobre la industria de precisión soviética datos concretos, no podemos basarnos en este estudio más que en aquellos datos objetivos y subjetivos que no pueden ocultarse. • Admitamos, por lo tantó, por arbitrario que ello parezca, que la U. R. S. ‘S. posee actualmente 20 bombas atómicas con tra 500 de los norteamericanos. Teniendo en cuenta los medios respectivos de los dos anta gonistas en lo que concierne á la aviación pesada de gran radio de acción, aviación de caza y D. C. A., y teniendo en cuenta igualmente las distancias a recorrer, que pueden reducirse para los americanos mediante la utilización de bases más próximas, admitamos, un tanto a grueso modo también, que el 25 por roo de las bombas rusas no alcanzarán sus objetivos contra el ¡5. por roo de las bombas americanas, lo que conduciría a ¡5 bombas rusas sobre territorio americano contra 425 sobre territorio soviético. Si los rusos poseen un arma atóriiica más eficaz aún que la bomba, el panorama cambiaría quizás totalmente. Pero la eficacia de un arma es una cosa y la facilidad de su empleo otra. Principalmente las nubes radiactivas, por ejemplo, son para los humanos más destructoras aún que la bomba, pero hasta la fecha no se ha llegado todavía a dirigir las nubes, y en la Europa occidental los vientos dominantes son de oeste a este, lo que dificultaría su empleo a los Soviets. La Federación Americana no es ningún “edificio podrido”. Por consiguiente, la U. R. S. S. no puede esperar ganar una guetra relámpago lanzando por sorpresa, es decir, sin tensión previa y sobre territorio americano, un total de ¡5 bombas atómicas. Parece lógico pensar, dada la mentalidad ameri cana, que la gran República, aun teniendo la certeza que en pocos días podría aplastar a la U. R. S. S. mediante un bom bardeo atómico y provocar el hundimiento vertical del régi men soviético, no se decidiera a figurar ante el mundo como agresor. En cambio, los Soviets, cuya organización al servicio de un régimen que se rodea de misterio y en el cual el Poder ejecutivo se encuentra en las manos de un Jefe, se prestaría más a una realización de este tipo que la armadura política de los Estados Unidos. Se ha escrito mucho sobre la bomba atómica y su compara ción en eficacia con la de los bombardeos ordinarios. Se ha cal culado, por ejemplo, que la cuenca del Ruhr ha sufrido en cuatro años bombardeos con un tonelaje total de explosivos equivalentes a un número importante de bombas atómicas sin haber logrado paralizar su actividad industrial. Por lo con trario, la producción de Alemania continuó aumentando mien tras se intensificaba el bombardeo de sus centros industriales. Parece ser que los angloamericanós se dieron cuenta dema siado tarde de que la destrucción de las comunicacionés es mucho más eficaz que el ataque directo de las instalaciones mineras, establecimientos industrales y fábricas de todas cla ses. Un país no puede trabajar y, por consiguiente, no puedé vivir si los transportes son punto menos que imposibles. In-. cluso las fábricas construídas a veinte metros bajo tierra que darían paralizadas si no están debidamente abastecidas, y s por la acumulación de materias primas pudieran seguir fun 5. AMI¿ Á?CUÁTR8ZONÁS81Ocl/101 e/O,!82tÁL!,4M,W4antes quizás O/Ni MARCA S,U / Z 4 cionando, sú trabajo sería inútil al no poder expedir nada al exterior. Lo que sí se puede afirmar es que la bomba atómica causa destrucciones y bajas en un período de tiempo mucho más corto que el que requieren para alcanzar el mismo grado de des trucción los bombardeos a base de explosivos ordinarios. Y suponiendo, por ejemplo, que un país independientemente de las operaciones militares pueda soportar a lo largo de tres años de guerra cuatro millones de muertos y diez millones de heri dos, a nuestro entender, es muy poco probable que pueda so portar la mitad de estas bajas en el término de un mes. Pasado un cierto grado de terror, un sentimiento incoercible de impo tencia y espanto se apoderaría de las poblaciones que haría vano todo deseo de resistencia del obierno, cualquiera que éste fuera. No se podría enterrar a los muertos, ni atender a los heridos, ni alojar a los refugiados, ni tan siquiera alimentar a los vivos. La peste, las epidemias, el hambre se propagarían irresistiblemente. Una campaña sabiamente dirigida de emi siones radiofónicas acabaría de aplastar la voluntad de la nación. Esta perspectiva que citamos se desprende de la hipótesis de una guerra relámpago desencadenada por sorpresa. Existe otra hipótesis que merece considerarse: es la de un conflicto semirrelámpago, en el cual el arma decisiva lo constituiría no la bomba atómica, sino las fuerzas terrestres al disponer éstas de una superioridad de medios aplastantes. Estudienios, por consiguiente, esta nueva hipótesis, no sin 5.4 hacer observar el carácter, un tanto arbitrario, sobre el cual descansan nuestros razona mientos. Vamos a suponer’ que la guerra es talla por iniciativa de la U. R. S. S. en el verano, una vez recogidas las cosechas y cuando el deshielo per mite la navegación en el Artico. De un lado, Rusia y sus satélites; del otro, los signatarios del pacto del Atlántico. Idea general: apoderarse del po tencial económico del continente europeo y convertir a la fe comu nista “a los pueblos que agonizan bajo los regímenes capitalistas”, con objeto de que puedan combatir incluso contra los Estados Unidos. Para ello, una primera fase, desen cadenada con’ la mayor sorpresa posible, consistiría en ampararse de la costa de la Europa occidental desde los Pirineos hasta Dinamar ca y costa mediterránea francesa, como resultado de una ofensiva ejecutada inicialmente entre el mar del Norte y Suiza; la neutralidad de este país quedaría respetada. Esta acción se llevaría de manera tal, que los Ejércitos rojos habrían rebasado ampliamente el Rin a lo largo de todo su curso para el día H + 5, fecha en que se supone es tén los americanos en condiciones de lanzar su gran ofensiva aérea. Los rusos no ejecutarán bombar deos atómicos más que en respuesta a los ejecutados por sus adversa rios. Mediante acciones secunda rias, los Soviets tratarán de ocupar Dinamarca, Spitzberg y Alaska. Una primera oleada de subma rinos de último modelo de gran radio de acción atacará la navega ción aliada. La aviación estratégica soviética tendrá por principal mi sión la de impedir a la aviación americana instalarse en terrenos próximos a Europa, Africa del Norte y Oriente. Teniendo en cuenta que los rusos no pueden ganar una guerra relám pago con quince bombas atómicas, hemos supuesto que no tendrían interés en emplearlas ellos primero y que preferirán, cara a la conciencia universal y a la de las poblaciones de los países satélités, reservarse la ventaja moral de demorar su empleo para hacer resaltar de esta forma “la actitud inhumana de sus enemigos capitalistas”. Por otra parte, los Soviets reservarán preferentemente sus bombas ató micas para los Estados Unidos, a quienes no concederán mira miento alguno. La República americana, rodeada por do océanos, podrá ser objeto de ataques bacteriológicos, que se efectuarían por medio de aviones, VV., submarinos o simplemente agentes secretos, que no les faltarán a los rusos en ninguna parte del mundo. Para el ataque entre Suiza y el mar del Norte concentrarán los Soviets secretamente, merced a la cortina de hierro, el ma terial y efectivos terrestres que les permita asegurar el día H el efecto de sorpresa, desplegando un alarde de fuerzas tal, que les permita romper, sin gran dificultad, la resistencia de Europa y conquistar en dos o tres meses el continente europeo, a ex cepción quizás de la Península Ibérica. Para ello, no solamente acumularán medios frontales pode rosos para lanzarlos en dirección del Rin, sino que actuarán militarmente sobre la retaguardia y, por consiguiente, en el corazón mismo de Francia. Para ello efectuarán desembarcos de Unidades aerotransportadas en eí interior de Francia, las cuales, apoyadas por la quinta columna comunista, tratarán de cortar las vías de comunicación y paralizar la maquinaria - extendería entre el límite de las zonas rusas y aijadas y sería gubernamental, administrativa, económica y militar de nues mucho más difícil informarse de lo que se trama en el Este. tro país. Con objeto de apoderarse de París, desembarcarán Para los franceses, nuestra preocupación fundamental es cuatro o cinco Divisiones aerotransportadas con el apoyo de evitar la invasión, y dado el ritmo que tomarán las operacio comunistas franceses y comandos obreros de los suburbios de nes, nuestra seguridad dependerá más, si cabe, de nuestra pre París. El desembarco se efectuaría, por ejemplo, por la parte paración específicamente militar que del potencial de guerra de Chartres yen la región de Montmirail. El obstáculo natural más importante que encontrarán los de Noquese dispongamos. trata, en efecto, de estar en condiciones de batir al ene rusos será, indiscutiblemente, el Rin. Ahora bien, este río, a su paso por Mayence, rio está más que a 150 kilómetros de la migo seis meses o un año después.de haberse roto las hostili dades, sino de disponer inmediatamente de fuerzas capaces de zona de ocupación áoviética. La brecha de Main hasta Francfort, favorecida por sus afluentes de la derecha, el Saale y el Kinzing, detener el avance rojo. En lo que concierne a las fuerzas alia das del Ejército de Tierra, es indispensable que estén “al pie ofrece una magnífica vía de acceso al Rin. Presenta, además, del cañón” y no del otro lado de La Mancha o del Mediterráneo, la ventaja de separar a los ingleses de los americanos y de pe y mucho menos aún del otro lado del Atlántico. El factor tiempo netrar inmediatamente en zona de ocupación francesa. Al prin es fundamental. Desechemos la idea de ganar una gran batalla cipio, el esfuerzo máximo estará a caballo de la línea Erfurt Francfort-Mayence, teniendo como primer objetivo los pasos ofensiva entre el Elba y el Rin y contentémonos con ir conte del Rin entre Coblenza y Ludwishafen. Hacemos observar niendo al enemigo mediante hábiles maniobras hasta que los faltos de abastecimiepto, no puedan continuar la ba que el valle .del Lahn, separado del bajo Main por el macizo de Soviets, talla. Una vez lanzados los rusos en operaciones ofensivas, el Taurus, conduce directamente a Coblenza. asegurar los aprovisionamientos de todo orden (víveres, equi Otra vigorosa ofensiva, partiendo de la región de Magdebourg, pos, armamentos, municiones, carburantes, recambios diver se dirigirá, por Munster y Dortmund hacia Rotterdam y las bo sos, etc.) sobre un frente móvil les será indispensable. ¿Se ima cas del Rin y del Meuse. Desde estas dos gigantescas cuñas; gina uno el volumen que pueda representar el aprovisiona metidas dentro de las líneas aijadas, se extenderán los rusos miento de unas 110 Divisiones, parte de ellas blindadas, en una en abanico, mientras algunos de sus diementos tratarán de ani acción entre el mar del Norte y Suiza? quilar las resistencias locales de retaguardia. Una vez alcan La asfixia de las- fuerzas rojas metidas en el Oeste europeo zados los valles del Mosela y el Brabante septentrional, las dos grandes vías de invasión de Francia quedarían abiertas a los por el. corte de las comunicaciones con sus centros de abaste cimiento, realizada y mantenida por bombardeos ordinarios Ejércitos rojos. Otras acciones de menor envergadura se efectuarán al sur y atómicos, no puede ser obra de un día. Exige cierto tiempo para su puesta en marcha y ejecución. Pero este tiempo ¿será en Baviera, y al norte en Hannóver y en Schleswing-Holsten, suficientemente ‘breve para confiar en que el avance soviético en conexión con el ataque a Dinamarca, ejecutado ete último sea bloqueado antes que haya efectuado la invasión de Fran por Unidades aerotransportadas y Divisiones ligeras trans cia? Todo el problema radica ahí. Este problema puede ser re portadas en barcos. La ocupación de Dinamarca proporcionará a los Soviets el dominio del Skagerrak y del Kategat. Este suelto si mantenemos la seguridad interior del país y si pode hecho constituirá para los suecos una advertencia para que mos, con nuestros aliados, constituir y oponer al enemigo, en el momento oportuno, fuerzas terrestres capaces de detenerle conserven una neutralidad benévola respecto a la U. R. S. S. en el Rin. y una amenaza directa para Noruega, que ha firmado el pacto - Para resumir, es lógico suponer que la estrategia relativa a del Atlántico. En cuanto a Italia, los Soviets no se ocuparán de ella hasta tanto que sus tropas hayan alcanzado Lyon, la defensa de Europa, en lo que se refiere al teatro de operacio nes comprendido entre el mar del Norte y los Alpes, descansa Marsella y Niza. Rusia no ha perdido jamás de vista el Oriente y Oriente en maniobras retardatrices hasta una zona o línea de detención. El conjunto de las mismas deberá p”errnitir ganar el tiempo ne Medio. Es de esperar, por consiguiente, que los Soviets trata cesario para la preparación, puesta en marcha y ejecución de rán de impedir que los aliados utilicen el petróleo de dichas re la gran ofensiva aérea llamada a dislocar el dispositivo econó giones para él abastecimiento de sus Ejércitos. Tratarán igual mente de neutralizar los estrechos y campos de aviación de mico y militar enemigo e impedir, principalmente, el aprovi Grecia, de Turquía, Persia y estados del Próximo Oriente, sionamiento de sus Ejércitos lanzados hacia el Oeste. Antes de examinal con más detalle el desarrollo de las ope que por encontrarse dentro del radio de acción de la U. R. S. S., ésta tendrá gran in.térés en impedir su empleo por la aviación raciones en Alemania, debemos formular algunas observacio angloamericana. Estas preocupaciones conducirán a los So nes interesantes para el Jefe supremo de la Defensa occidental: ‘Una Vez las -operaciones comenzadas, y como consecuencia viets a concentrar dos poderosos Ejércitos, el uno sobre la cuenca baja del Danubio, y.el otro, en las regiones del Cáucaso. de los bombardeos sobre las líneas de comunicaciones, sería poco prudente confiar excesivamente en el rendimiento de las El empleo de contingentes búlgaros, rumanos, húngaros y che coslovacos y polacos sería demorado para más adelante, ,lo que vías férreas y de las grandes carreteras nacionales comprendi das entre el Rin y la línea Rouen-París-Ginebra. Debería utili no sucederá con la policía militarizada de la Alemania oriental. zarse preferentemente carreteras secundarias por ofrecer ma Suponiendo que los Ejércitos rojos obtengan una victoria de finitiva en Europa, sufrirán pérdidas tan considerables que yor seguridad. Como consecuencia del factor tiempo, el grueso de las fuer bastante trabajo tendrán con digerir política y ecónómicamente a los países conquistados antes.de lanzarse contra los últimos zas terrestres deberá estar situado, desde tiempo de paz, en y poderosos bastiones anticomunistas. En caso de derrota se las proximidades del teatro de operaciones. Esto requiere que le habrán acabado a la U. R. S. S. para siempre sus sueños de las fuerzas que lo integren sean exclusivamente francesas. Ha cemos observar también que una tercera parte de las mismas hegemonía mundial. La preparación de la ofensiva soviética contra el occitlente deberán estar en condicionesde entrar én acción en un plazo europeo no podrá pasar, indudablemente, inadvertida. Pero lo de veinticuatro horas, otra tercera parte entre dos y cinco días importante es saber. en qué grado estará la preparación cuando y la última entre cinco y doce días después de haberse roto las se den cuenta los observadores aliados. En qué momento los hostilidades. Con esto queremos hacer ver que Divisiones fran cesas del primer escalón no pueden quedar estacionadas ni en Gobiernos occidentales llegarán a la convicción de que se trata Bretaña ni en l valle del Garona, por ejemplo. realmente de una preparación de ofensiva roja y cuándo deci Frente a la inminencia del cónflicto, una disciplina severa dirán que ha llegado el momento de actuar. Probablemente será una verdadera carrera contra reloj. Puesto que la aviación deberá vigilar qtie no se efectúerf otros desplazamientos civiles que los obligados por necesidades de las operaciones y abaste será en un principio el arma principal de lós occidentales, con cimiento de la población. El brutal ataque soviético estará apo vendrá que desde los primeros indicios de ataque rojo se mo yado en un principio por una formidable aviación táctica y es vilice y se instale seguidamente en sus bases de Inglaterra, Continente europeo, Africa del Norte y Oriente Medio, ya que tratégica a corta distancia, superior a la de los aliados. El des su instaración exigirá cierto tiempo, porque requiere trabajos encadenamiento del mismo provocará desplazamientos en masa tales como acondicionamiento de los campos de aviación, su de las poblaciones, que acentuará aún más la proximidad de protección contra las formaciones aéreas enemigas, creación los áoldados rojos. Si no se toman de antemano las medidas y disposiciones pertinentes, se dará lugar en carreteras y puentes de diversos stoclcs,y de entre éstos, los depósitos de municio a embotellamientos espantosos que -paralizarán las maniobras nes de todas clases y tipos, etc. de las fuerzas aijadas. La presencia de los aliados en la capital alemana y austríaca No olvidemos, por consiguiente, que en la próxima guerra es, a efectos de información-militar, de una importancia grande. El día que abandonemos Berlín y_Viena, un telón de acero se los bombardeos ordinarios y atómicos sembrarán el espanto en - 5-5 las poblaciones en un grado muy superior a lo que se ha visto table el contentarse con agrupar todo este material a lo largo hasta la fecha. de la orilla izquierda, porque en algunos parajes estorbaría en No se insistirá nunca bastante sobre este carácter esencial forma tal, que haría muy difícil la defensa, dificultando las vis de la próxima guerra: el terror de las poblaciones. Este mal se tas y disminuyendo la eficacia de las barreras de fuego. Las extenderá como un reguero de pólvora por toda Europa. La disposiciones conveniéntes para asegurar este repliegue exigi propaganda por radioy los agentes de la quinta columna ten rán también una larga y minuciosa preparación. drán, en determinados casos, una importancia decisiva. Es pre Otro repliegue que tampoco debe descuidarse es el de vehícu ciso estar completamente desprovisto de imaginación si no se los de todas clases, principalmente camiones y material ferro está convencido de ello. Los pueblos de la Europa occidental viario rodado, en particular locomotoras. parecen estar actualmente amodorrados en un sueño de resigna El plan de retirada de todos estos materiales que citamos ción fatalista porque no creen en el peligro inmediato; pero debe ser elaborado desde este momento y no deben dejarse a la cuando lo sientan encima, la cuestión cambiará completamente. improvisación del -último momento. Reconozcamos, por lo tanto, que nos encontramos frente a un Aún le queda a Francia organizar la defensa interior del país. problema de guerra que merece ser estudiado a fondo. Hemos Se trata de una tarea políticomilitar ingrata y difícil. Los me de hacer todo lo humanamente posible por eliminar el terror en dios normales en tiempo d paz para asegurar él orden, como nuestro país y provocarlo y desarrollarlo al mismo tiempo, son: la seguridad nacional, gendarmería, guardia republica en los países enemigos. Las más bellas concepciones de estra - na, C. R. S. y policíasmunicipales, no podrán ser suficientes. tegia militar podrán fracasar antes de tiempo si los Jefes res Es necesario tener ya prevista la formación de Unidades mó ponsables no tienen en cuenta este elemento psicológico de im viles, algunas de ellas blindadas, perfectamente dotadas de portancia capital de transmisión, apoyadas incluso por aviación- y con Contra los Soviets, la acción de las guerrillas en Francia no aparatos una doble misión de defensa pasiva y activa antiaérea. Su puede considerarse más que en cooperación con las fuerzas re acción deberá formar parte de un plan de conjunto, en el que gulares amigas; pero a partir del momento que éstas hayan determinará la organización del mando, repartición de mi cesado las hostilidades, la guerrilla no podrá prolongarse más se siones y consignas a la población civil, que en ún principio han que en las regiones montañosas difícilmente penetrables, sin de ser tajantes para evitar éxodos dramáticos y paralizadores gran interés militar. En los llanos, la guerrilla séría aplastada y asegurar la continuacióñ de la vida económica del país. mediante represalias que consistirán, entre otras, en la depor Habrá que tener igualmente previstas de antemano medidas tación en masa de las poblaciones. en el sentido de aplastar las actividades de la quinta La batalla del Rin será ciertamente una batalla difícil de orientadas columna, que tratarán de impedir la movilización, la concen dirigir. tración, la puesta en marcha de las medidas de seguridad y Las fuerzas que en ella participarán pertenecerán a cinco paí sembrar a la vez la confusión, el desorden y el pánico. ses diferentes: Bélgica, Estados Unidos, Gran Bretaña, Ho La defensa de la zona del interior deberá organizarse en landa y Francia, sin contar el Luxemburgo. forma completamente distinta a 1940. Actualmente, el peligro Al iniciarse la batalla, las tropas de ocupación, probablemente no es ver desembarcar algunos paracaidistas, sino Divisiones reforzadas, se sostienen en algunos puntos, maniobran mediante acciones retardatrices, efectúan contraataques locales contra enteras con artillería y carros ligeros. Las fuerzas de la Segu Nacional y las de Defensa Nacional propiamente dichas los flancos de las columnas enemigas, mientras se repliegan ridad deberán actuar conjuntamente bajo la responsabilidad de un hacia el Rin, ejecutan destrucciones (depósitos de carburantes, mismo Jefe, que será el Comandante Jefe de la Defensa de la vías de comunicación, etc.), protegiendo la retirada con cam zona interior. Por otra parte, el Comandante Jefe de las fuerpos de minas. Todos los pasos del Rin continúan en poder de - zas interaliadas desplegadas a lo largo del frente que se ex- los aliados, mientras que las Divisiones de reserva despliegan tiende desde Suiza al mar del Norte, no ejercerá su autoridad en profundidad, sobre posiciones ya previstas, con elementos hacia el Oeste más que hasta el límite de la línea de demarca de vigilancia sobre el rio, mientras que el grueso de sus efec ción de la zona de los Ejércitos y de la zona interior. tivos, constituido’ por grupos combinados, que comprenden El conflicto, que consideramos será el choque de dos bloques: también Unidades blindadas, articulados en retaguardia, están de un lado, una verdadera coalición; por el momento, una coa dispuestos a lanzarse contra cualquier elemento enemigo que lición de doce países que tienen, en ciertos aspectos, fines co franqueara el Rin. munes pero que presentan en muchos puntos diferencias sensi El Rin es un magnífico foso contracárro, y para atravesarlo es necesario disponer de puentes o barcos, y a ser posible de bles. Esta coalición lleva en sí las debilidades inherentes a toda con doce Gobiernos, doce Parlamentos, docé Ejérci ambos. El franqueamiento del Rin a viva fuerza es posible si, coalición mientras que en el otro lado no hay prácticamente más militarmente hablando, se echa el resto. Es simpleniente una tos, que “un amo” y un Ejército. En el bloque soviético, todos son cuestión de medios, pero ni hombres ni carros podrán cruzar el rusos o rusófilos. Ni Consejos de los Ministros de Asuntos Ex río si no cuentan con puentes o barcos. Es preciso, por consi teriores, ni Consejos de los Jefes de los Estados Mayores gene guiente, tener ya previstas las destrucciones. Pero destruccio rales, ni Comités, ni Estados Mayores interaliados. Las deci nes totales,- y no limitarse a ejecutar simples brechas o vulga siones proceden de Stalin y sólo de Stalin, lo que les permite res cortes. Semejante grado de destrucciones exige una prepa actuar con rapidez y por sorpresa, y en el dominio de la acción, ración larga y minuciosa, así como la manipulación de un mate esto representa una ventaja considerable. rial considerable. En el caso de fuerte tensión éntre el Este y todo De los doce paises del Pacto, los dos que en el continente Occidente, los puentes del Rin deberán estar fuertemente guar tienen el mayor número de recursos humanos y las ma necidos por sólidos destacamentos, con objeto de rechazar los europeo yores posibilidades de orden material, a saber, Francia e Italia, ataques de tropas soviéticas aerotransportadas, que intenta son también los dos países más gravemente dañados por la. gan rán apoderarse de ellos desde el primer momento de las hos grena comunista. tilidades. Esta última observación merece una atención especial por No hay que olvidar, cuando se trata de volar puentes, que el contraste sorprendente que, al lado de estos dos países, pre generalmente se está indeciso entre el deseo de no hacerlos vo lar demasiado pronto por si hubiera aún necesidad de ellos, y sentan los Estados Unidos no tolerando ningún comunista ni en la Administración ni en el Ejército, y el ejemplo de los pro el temor de aguardar hasta el momento en que, como conse ingleses, quienes, dándose cuenta del peligro que represen cuencia de falsos cálculos, ya no haya tiempo material para pios tan los comunistas, no han llevado a los comunes ni uno solo de derruirlos totalmente. ellos en las últimas eleccionés, y han emprendido, además, Lós rusos tienen, naturalmente, Unidades de pontoneros; su eliminación de lós cargos de responsabilidad. pero es evidente que cuentan aprovechar las numerosas floti Y no ofrece dudas afirmar, teniendo en cuenta que se trata llas de barcas que se encuentran en el río, en sus afluentes de de una guerra ideológica, que esta situación anómala que cita la derecha y en los canales que desembocan en el mismo Rin. mos no puede favorecer, a pesar de las buenas voluntades recí- El repliegue de todo este material al oeste del Rin o su desti-uc procaz, el establecimiento de un sentimiento de mutua y plena ción completa es indispensable. Sería una equivocación lamen- confianza entre los signatarios del Pacto Atlántico. 5-6 o LaEscuelanorteamericanadeFortBenning. Por Hal Burton, periodista. Publicado en la rvista The Saturday Evening Post, de Filadelfia. (Traducción de la Redacción de EJERCITO.) Todavía se recuerda como curiosidad al alumno de la Escuela de Infantería de Fort Benning (Georgia), que al recibir su di ploma de Oficial tuvo el rasgo de estrechar la mano de sus instructores, agradecido por las enseñanzas recibidas. El caso es, sin duda, memorable, porque, contrariamente lo que ocurre en otros Centros de enseñanza, Fort Benniñg nunca es pera, y muy raramente recibe, el menor gesto de gratitud de sus alumnos. Estos son principalmente Oficiales 4ue varían entre el caso del Alférez recién salido del cascarón y el del veterano Te niente Coronel de la Guardia Nacional o de la Reserva Orgá nica, que va allá a aumentar o refrescar sus conocimientos profesionales. Una vez que abandonan Fort Benning para ir a mandar sus Secciones, Compañías o Batallones en el campo de batalla, raramente vuelven a visitarlo; tampoco acostum bran a reunirse en cualquier parte del mundo para rememorar “los días felices pasados en la Escuela”. Contrariamente a los graduados en West Point, no les gusta recordar a su “alma máter”. Este despego, tan típico en la Infantería, no puede menos de disgustar un poco al Ministerio del Ejército, que preferiría imbuir en sus infantes el espíritu romántico que priva en la Infantería de Marina, en la Marina, en la Aviación y en el Cuerpo de Artillería. Los graduados de Fort Benning se niegan obstinadamente a poetizar su escuela, aunque los paisanos que la visitan salen de ella generalmente llenos de asombro por lo que han visto y un tanto sordos por el realismo de los ruidos bélicos que allí tanto abundan... En Fort Benning se vienen transformando paisanos en sol dados profesionales desde 1918. En sus treinta y tres años de existencia ha producido 138.539 Oficiales, la mayoría de los cuales participaron en la G. M. II o están ahora en Corea. La Escuela de Infantería tiene un carácter paradójico: el cua dro de profesores cambia constantemente y en treinta y tres años ha ténido 13 Jefes distintos. Tan adversos factores hun dirían cualquier otra institución que no fuera tan fléxible como ella. Los profesores y Jefes de las Unidades son Oficiales del Ejército y, como tales, pueden ser destinados a otro sitio en cualquier momento; esta sensación de transitoriedad es com partida por los alumnos, que aumentan o disminuyen según la necesidád de personal que para cubrir bajas tenga la Infante ría. En mayo de 1951 había en Fort Benning 4.280 Oficiales alumnos y 417 aspirantes- a Oficial, pero estas cifras cambian radicalmente de mes en mes. Las brillantes formaciones y desfiles y los uniformes de gala, que tanto contribuyen a generar el espíritu de cuerpo en West Point y en Annápolis, son lujos desconocidos en Fort Benning, pues el tiempo es demasiado precioso para desperdiciarlo en “fantasías”. Los reservistas movilizados y los Oficiales de la Guardia Nacional o los recién ascendidos de la Escala de Com plemento, permanecen ordinariamente un mes; pero si el per sonal para cubrir bajas en Ultramar abunda, pueden ser rete nidos e incorporados a uno de los cuatro cursos de Infantería que se dan y que duran de quince a treinta y una semanas. En las especialidades puéden asistir a los siguientes cursos: El de Guías (cinco semanas), en el cual aprenden a preparar una zona avanzada (e incluso una zona enemiga débilmente defendida) para el desembarco de fuerzas aerotransportadas propias. El de Fonolocalización (seis semanas), en el que los Oficiales aprenden el manejo de delicados instrumbntos electrónicos para localizar la artillería enemiga, el cálculo de la distancia a que se encuentra y a proporcionar a la artillería propia cuanta infor mación precise para destruir a aquélla. El de Transporte Automóvil (diez semanas), y El de Transmisiones, Radio y Telefónicas (quince semanas). La gran eficiencia y la-grandiosidad de la Escuela ab’ruman al visitante accidental. Prevalece en ella una rígida disciplina que impresiona a lo de fuera, pero que no contribuye a fomen tar el cariño de quienes deben ser formados en su engranaje. Como decía uno de sus profesores más antiguos: “No es facil, después de todo, generar cariño en la producción en serie, y eso es lo que aquí hacemos, grandes cantidades de Jefes coinba tientes. No les deshumanizamos, pero tampoco tenemos tiempo de mimarlos; les abarrotamos de más enseñanzas de las que pueden absorber en el tiempo fijado. Nuestra esperanza es que, cuando llegue el momento, recuerden por lo menos una pe queña parte de lo que les hemos enseñado.” Y, al parecer, es así: La “solución de la Escuela”, que frecuen temente es recibida con signos de desaprobación, resulta ser luego la correcta, bien se aplique en las montañas de Corea, en los setos de Norman día o en los afilados riscos de los Ape ninos. Si Fort Benning se dedicara sólo a instruir Oficiales, la tarea de su Jefe actual, el General John H. Church, podría conside rarse como relativamente sencilla. Pero junto a la Escuela de Infantería está su progenitor, el’Centro de Infantería, que tiene a su cargo varios millares de Jefes, Oficiales y tropa, y que ocasionalmente dispone de una División completa en pe ríodo de instrucción. Además, el segundo Jefe de Fort Benning tiene la función de supervisar a los Oficiales de Infantería re cién salidos de West Point, que pasan seis meses allí para per feccionarse en la técnica básica de su oficio. En la Escuela de Infantería se dan 48 clases distintas. Mu chas de ellas se dedican a los Suboficiales y se refieren a la téc nica de las armas ligeras y pesadas de Infantería, transporte automóvil, entretenimiento de transmisiones, información y cocina. Esta última con vistas a mejorar la calidad de los gui sos y, •por ende, la alimentación del soldado. La Sección de. Fuerzas Aerotransportadas prepara cada tres semanas 750 pa racaidistas potenciales, y en otra Sección especial se instruyen en su cometido (similar al de los “Comandos” de la G. M. II) centenares de “rangers”. Cada año pasan por Fort Benning de 300 a 400 Oficiales y Jefes extranjeros de veintitres países distintos, que participan en un curso de tres meses para Jefes de Sección y de Compañía los Oficiales, y otro de igual dura ción sobre mando de Batallón y Regimiento los Jefes. Aunque la Escuela da ‘a los alumnos norteamericanos un trato que.raya en la brusquedad, adopta una actitud más suave hacia, los extranjeros y los protege para que no sean engañados fácilmente en sus compras.’ Así, cada vez que se tiene noticia de un abuso por parte de los traficantes en perjuicio de un ex-• tranjero, la Escuela interviene para deshacer el entuerto, y no sólo recupera el dinero éstafado, sino que llega en los casos de reincidencia a la expulsión del comerciante desaprensivo. Una pega que surge en relación con los Oficiales extranjeros es la posible vecindad codo a codo de gente que se detesta: , árabes y judíos, holandeses e indonesios, etc. En esta cuestión, la Escuela adopta una actitud inflexible y estima qué un sol dado debe tener el suficiente dominio de sí mismo para no de jarse llevar por los nervios y para adaptarse a las circunstancias. En los dos incidentes que surgieron se amonesté a los reñido res y se les exigió que se conllevasen correctamente. Tanto si los cursos duran un mes como si duran seis, la se maná escolar dura cinco días y medio, y en ella ordinariamente se desarrollan bastantes ejercicios nocturnos en el campo y un mínimo de siete exámenes escritos. Estos exámenes se refieren a temas variados, como lectura en el mapa (materia esencial que los “peces” deben repetir hasta tanto no llegan al nivel exigido) y conocimiento de todas las armas de Infantería. En este aspecto, Se considera esencial -un completo conocimiento del fusil M-z, del fusil ametrallador “Brown”, de la carabina de 7,6 mm., de la pistola automática de 11,3 mm.,, de la ame tralladora ligera y de la pesada, de los cañones sin retroceso de 57 y 75 mm. (se añadirá próximamente el de 105 mm.), de los morteros de 60, 8x y io6,,8 mm., de la “bazooka” y de su hermano mayor el lanzacohetes de 88,9 mm. Los alumnos deben conocer también el empleo de los carros, que forman ahota parte de la División de Infantería, y la dirección del fuego de la arti llería divisionaria. No ‘es extraño, pues, que con un plan de estudios tan ambi cioso, que exige 66 campos de tiro y de instrucción, los alumnos 57 - de Fort Benning respiren aliviados cuando terminan su estan cia allí. El clima es, además, desagradable, pues es lluvioso de diciembre hasta fin de marzó, y muy caluroso, y húmedo desde mediados de mayo hasta mediados de octubre. Sólo los meses de abril y de noviembre suelen ser agradables. Así como la táctica no ha variado mucho en el transcurso de los años, las armas son ahora radicalmente diferentes. Sin em bargo, la experiencia de Corea ha hecho cambiar algunas cosas: El frente del Batallón ha pasado de los 900 metros clásicos a los 4.500 Ó 5.400; se practican más los ejercicios de reconocimiento del terreno y de patrullas; se recalca la defensa en “islotes de resistencia”. Estas son cosas que el alumno de Fort Benning debe aprender entre el rugir de los cañones propios y el tableteo de las ametralladoras, generalmente como participante, pero a veces como observador. Compañías formadas por alumnos tienen que asaltar lomas precedidos de una cortina de proyectiles de los obuses de 105, de los cañones sin retroceso, de los de los carros y de las ame tralladoras propias. Batallones apoyados por concentraciones de fuego de las piezas divisiónarias de sos y de 555 avanzan sobre sus objetivos sostenidos por sus aviones a chorro, que descargan las terribles bombas de “napaim” y las de alto ex plosivo. Secciones a la defensiva ejecutan los fuegos finales de protección. Las Escuadras se precipitan dentro de las aldeas fortificadas, hacen saltar las minas y trampas y destruyen las edificaciones con granadas de mano reales... De vez en cuando se interrumpe un ejercicio y el instructor de turno llama a un alumno y le preguntar “,lQué haría usted ahora? Quizá le corresponda a usted dirigir en este momento por sucesión de mando. ¿Cuál sería su primera decisión?” Uñ Teniente sudoroso, en uniforme de campaña, se pone en pie y contesta lo que haría: “Cornprobar la situación de cada una de mis cuatro Compañías, por ejemplo!” “Ysi su primera Sec ción hubiera perdido la mitad de sus efectivos a causa de una concentración de morteros enemiga, ¿cómo protegería usted tal o cual flanco?” Esta clase de preguntas se hacen, por lo nienos, mil veces al día en Fort Benning para que los Oficiales y los futuros Oficia les aprendan a tomar sus decisiones. Prudentemente, la Es cuela les ayuda llevándolos sucesivamente a través de una se rie de problemas tácticos que se desarrollan en un mismo trozo de terreno, empezando en el plano y pasando de una incidencia a la siguiente en la práctica.. La Escuela tiene en su Plan de Estudios I.6o2 problemas diferentes, y sólo unos cuantos de ellos se estudian en cada Grupo; para cada problema existe una “solución de la Es cuela” (esa solución que fué objeto de tantas bromas durante la G. M. II). Tal. solución la elabora un grupo de instructores y es sometida después a la “Junta Asesina”, que la “despedaza” y enmienda si lo cree necesario. La solución final no se consi dera infalible, ya que las circunstancias del cómbate son in trínsecamante variables; pero es una solución sensata, sin duda alguna, ya que todos los instructores de la Escuela son veteranos de la guerra, 76 de ellos de la de Corea. Como el Ejército no gusta poner en peligro a sus Oficiales durante la instrucción, los ejercicios con fuego real se preparan durante meses y se toman todas las precauciones imaginables; sólo se• emplea en ellos munición especialmente examinada. Cada minuto de una demostración de esta clase entraña, por lo menos, cuatro horas de precauciones. La prueba de que és tas han sido fructíferas es que desde 1946 sólo ha habido dos Oficiales muertos en la Escuela, y éstos no en ejercicios con fuego real, sino en un accidente ocurrido en un ‘carro el uno y de insolación el otro. Para muchos de sus ejercicios la Escuela emplea tropas de las que están instruyéndose en el Centro de Infantería; gene ralmente se trata de un Regimiento que está completando su ‘fase final de instrucción para salir para Europa o para Corea. Esto, en cierto modo es un pasatiempo para el ejecutante, puesto que ha repetido el mismo problema muchas veces. El resultado es una buena actuación de conjunto y un impresionante des pliegue de las posibilidades de la Infantería. Algunos creen que es demasiado impresionante, y no ha fal tado algún General invitado a presenciarlos que, preguntado por su opinión, los ha encontrado irreales de puro perfectos. Se plantea, en efecto, la cuestión de si se debe, dentro del tiempo limitado que se tiene para su instrucción, mostrar a un Oficial lo bien que salen las cosas cuando cada Unidad hace correcta mente y a tiempo lo que tiene que hacer o impresionarle con el detastre que se produce cuando todo va mal. Del mismo modo se discute la utilidad del fusil semzauto mático M-i. Hay quien dice que es preferible un arma automá tica del estilo ce los subfusiles “Schmeisser”, alemán, o “Be retta”, italiano; pero hay otros que juzgan mejor el arma de puntería. La cuestión se centra en si en las circinstancias de la guerra moderna prevalece’ el simple volumen de fuego o la ca lidad del tirador; la solución, aun’ pendiente, será probablemente como en tantos otros problemas un término medio. Fort Benning tiene 5.4i6 edificios repartidos en tres agru paciones: En la principal se elicuentran la Jefatura del Cam pamento y todos los edificios administrativos importantes; los cuarteles de Sand Hill, al norte,de l’aanterior, y el conglo merado de Harmony Church, hogar de la Escuela de aspi rantes a Oficial, situada a unos ocho kilómetros al este de la Jefatura. A unos’ ocho ‘kilómetros del Campamento se encuentran las ciudades de Columbus (Georgia), y enfrente y separada de la anterior por el río local, Phoenix (Alabama), lugar en el que, por no prevalecer la Ley Seca, como en Columbus, se han di vertido de lo lindo muchísimos alumnos de todos los grados para resarcirse de las penalidades del Campamento. Entre éste y las ciudades citadas se han edificado muchísimos, edificios particulares para el alojamiento de la oficialidad de la Escuela y de las Unidades de instrucción a ella afectas. Quizá sea la Escuela de aspirantes a Oficial la parte más interesante de Fort Benning. En ella es donde se “fabricaron” las “maravillas de noventa días” de la G. M. II a partir de 1941, en que fué creada siendo el General Bradley Jefe de la Escuela de Infantería. Entre el 9 de julio de 1941 y el 5 de septiembre de 1946, pasaron por ella 478 promociones, de aspirantes; por término medio se componían de 200 alumnos, y a fines de 1942 y prin cipios de 1943, salían a razón de una cada día,’ exceptuados los domingos. El Ejército cogía, soldados, Cabos y Sargentos; ies quitaba sus distintivos y les sometía a un curso cuya dura ción variaba entre trece y veintidós semanas. Así graduó 66.141 ‘Alféreces y 34.711 Suboficiales, sacando éstos de entre los que no pudieron llçgar a Oficiales. Desaparecida la angustiosa ne cesidad de Oficiales de Infantería, tuvieron lugar entre el 5 de septiembre de 1946 y el x de noviembre de 1947 otros diez cursos para candidatos a Oficial de cualquier Arma o Cuerpo; en.éstos salieron 955 Alféreces y fracasaron 984 candidatos. Más tarde, la Escuela de aspirantes a Oficiales fué trasladada a Fort Riley (Kansas), donde se constituyó una especie de Es cuela General, en la que se formaban los Oficiales de todos los Cuerpos y Armas, a excepción de los de Artillería e Ingenie ros, que mantuvieron en funcionamiento sus Escuelas propias. El 2 de marzo de 1951 volvieron a inicarse en Fort Benning los cursos para aspirantes a Oficial “último modelo”, al ritmo de un curso por mes. La’ primera de estas promociones salió (considerablemente reducida de su número inicial de ho hom bres), el 2 de agosto de 1941. Para diciembre siguiente ya esta ban algunos de estos Oficiales en Corea. Veamos cómo se hacen estos Oficiales. Para ello fijémonos en un aspirante cualquiera de la primera promoción. La cali ficación de los aspirantes corre a cargo no sólo de sus compa ñeros de promoción, sino también de sus Oficiales. Este aspirante estaba en una División de Infantería del NO. Joven de veintiún años, había ingresado voluntario en el Ejército dieciséis meses antes, y recientemente había sido ascendido a Cabo. Previa solicitud, había comparecido ante una Junta de Oficiales de su División, convenciéndola de que servía para Jefe de Sección; en vista de ello, le habían enviado a una Es cuela de Mando de la División, donde pasó ocho semanas pro bando prácticamente que la Junta no se había equivocado en su apreciación. Inmediatamente después salió para Fort Benning, donde lo primero que hizo fué quitarse los galones y coserse el distintivo redondo de aspirante debajo del bolsillo izquierda de su ca misa. Los aspirantes de cada promoción se organizan en una Compañía. Cada Sección de esta Compañía tiene su Oficial de Táctica. Estos Oficiales de Táctica no mandan, la Sección, pero supervisan su funcionamiento. El servicio se lleva a cabo por türno de rotación de los aspirantes, de tal modo que todos sirvan por lo menos dos días en cada puesto de Suboficial y de Oficial de una Sección y de una Compañía de fusiles. Estos puestos son 17. E! aspirante ‘no sólo tiene que atender a los estudios, ‘cosa ya bastante fuerte, pues se ‘trata de 968 horas de clase so bre 3! materias distintas (táctica y armas de Infantería, co cina, abastecimiento, mando, etc.). Tiene que hacer frente al mismo tiempo a todos los detalles de policía personal y de su Unidad, ala actitud quese le exige cuando manda ‘i cuando es mandado, a suprimir su tendencia a la familiaridad o a la ira... En pocas palabras, tiene que hacer frente al mismo tiempo que estudia a la presión de “prusianismo” a que se le somete en la Escuela para prepararle para los terribles momentos en que tenga que pechar con la responsabilidad de llevar a su Sección a través de un campo de minas o al asalto de una po sición tenazmente defendida. El General Bradley sintetizó lo que se pretende de los aspirantes, cuando dijo: “Estos hom bres deben dejar de pensar como soldados y empezar a pensar como Oficiales. El soldado no tiene que preocuparse, pues ya tiene quien se preocupa de los planes y del cuidado de la gente; el Oficial debe hacer los planes y pensar en sus soldados.” Cada aspirante será objeto de 15 a 20 de estas notas antes de ser calibrado; si falla, se le dan otras oportunidades; pero una vez “desahuciado”, se le envía a otra Unidad como Sub oficial. Incluso cuando el aspirante entra de soldado en la Es cuela y la abandona fracasado, sale de Cabo. Esta es una de las ventajas de la Escuela. La prueba más dura para nuestro aspirante es la de su cali ficación. Los aspirantes son calificados cada cuatro semanas, atendiendo a su actitud, a su atención al servicio, a su coope ración, aptitud de mando, forma física, tacto, maneras y cono cimientos. Los aspirantes son calificados por sus compañeros de Escuadra (de so hombres) al final de las cuatro primeras semanas; por sus compañeros de Sección (20 hombres), al finalizar las décimosegunda y vigésima semana de instrucción. Estos juicios, como confidenciales que son, resultan sinceros y rezan aproximadamente así: — “Serviría a las órdenes de este hombre antes que a las de cualquies otro.” (Caso de un aspirante sobresaliente.) — “Está verde, tiene demasiados humos. ¡Aún le falta mucho!” Al mismo tiempo que juzgador. cada aspirante es juzgado a su vez. Si alguno no encuentra nadie a su gusto o enjuicia a los demás con excesiva dureza, su Oficial de Táctica se fija más en él. Puede tratarse de urs carácter excesivamente crítico, rasgo tolerable en la vida civil, pero que no es conveniente para un Oficial. Nuestro aspirante salió hacia el centro de la promoción. La opinión general fué que se trataba de un hombre entusiasta, pero un tanto demasiado joven, y el juicio final, que cuando adquiriese más experiencia sería un Oficial excelente. Los Ofi ciales estuviern de acuerdo con este juicio; sus notas eran me jores que las corrientes. Durante la déciWoctava semana se le otorgaron los galones azules y un casco de pega azul; sus compañeros no “ascendidos” debían saludarle; al mismo tiempo recibió su guerrera con vivos rojos, su futuro uniforme para actos sociales. Pero ni estas distinciones le permitieron “aflojar”. A veces se desecha a un aspirante en la vigésima semana. Pero el nues tro recibió finalmente, el 2 de agosto de ¡95!, SU nombra miento de Oficial. El Ejército norteamericano le había pro bado y encontrado apto. Su destino rezaba: “Mando del Lejano Oriente.” ¡Corea le esperaba! El alumno de Fort Benning es anónimo y no le gusta ha blar mucho de su “alma máter”. Puede ser un aspirante a Ofi cial, un reservista un tanto irritado por ser llamado nueva mente a filas, un miembro de la Guardia Nacional o un Oficial de complemento recién salido del cascarón... Cualquiera que sea su origen, la Escuela le cambia, le moldea y le capacita para el mando de tropas. Es el hombre que está ahora mandando a nuestros jóvenes en Corea. Fort Benning deberá ser juzgado por sus frutos, por la ihanera en que se porten los Oficiales que ha preparado. La Escuela de Infantería, nuestra Escuela menos conocida, está haciendo la misma tarea que llevó a cabo en los días en que Bradley fué su Jefe, George Marshall su se gundo Jefe y Lawton Collin uno de sus instructores, y en que los Tenientes Coroneles de hoy en día estaban pasando sus apu ros como aspirantes a Oficial para obtener sus nombramien tos de Alférez. Montañayestrategia. Capitán R. Gallais. Nationale. (Traducido De la publicación francesa Revue de Dvfense por el Teniente Coronel Otaulaurruchi. Extracto.) Pensando en una eventual guerra mundial, y al considerar la terrible potencia de- los armamentos modernos, atómicos o “clásicós”, la mayoría de los críticos militares terminan por no soñar más que con amplias operaciones aeroterrestres o aero navales, que barrerán, un día u otro, ciudades, costas y civi lizaciones, considerando que el punto de aplicación de los Ejércitos se encugutra generalmente situadó en el corazón de una región aprqpiada a los desplazamientos rápidos terrestres así como con el despliegue de una aviación considerable y acompañada de los rayos mortales que hirieron a los japoneses. Es, sin embargo, presumible que el empleo militar del arma atómica no excluirá las otras formas de guerra. En 1946, el General De Lattre de Tassigny escribió: “Aun en la hipótesis de una guerraatómica sifl freno, quedarán misiones que la bomba de esta clase no efectuará jamás, y que tendrán que ha cer los Ejércitos beligerantes, por ejemplo, y en último aná lisis la explotación terrestre de sus efectos y. la. ocupación del terreno conquistado.” Por otra parte, como hace notar reciente y categóricamente el General Bethouart, “es un hecho :coinprobado que, lejos de desaparecer, las operaciones cfe montaña han tomado, en- los cursos de las guerras que han ensangrentado al mundo y a Europa desde el principio del siglo, una imfortancia mayor, y cada vez que los adversarios hap sabido o han podido em plear sobre dichos terrenos tropas especialmente equipadas y entrenadas, mandadas por Oficiales preparados intelectual y técnicamente para la montaña, los resultados obtenidos han sido siempre admirables y desproporcionados con los efecti -vos empleados. En la. montaña, como en ninguna otra, clase de terreno—donde las reacciones a la actuación delenemigo exi gen siempre plazos bastante largos—, es donde el Jefe ma niobrero y hábil para conseguir la sorpresa consigue ésta y su pronta explotación. La montaña es el terreno más a propó sito para elegir determinada maniobra, y la formación mon tañera su mejor preparación”. Así,- pues, conviene tener muy en cuenta la montaña—prin cipalmente en la Península europea—, desde el momento en que los límites de los teatros de operaciones se amplían en pro porción a los medios modernos. Masas montañosas y zonas de bosques de penetración difícil tienen su puesto en la estra tegia moderna. Pero su valor como campo de acción ofensiva o barrera defensiva es función de la existencia y del entrena miento de tropas de montaña sólidamente instruidas y aptas para combatir dentro de la Qran Unidad organizada para di cha especialidad. Toda preparación estratégica entre el Báltico y el Mediterráneo no tendrá valor si se desconoce el aspecto puramente táctico del problema militar que consideramos. Durante mucho tiempo los Alpes no fueron, para los reyes de Francia, más que un teatro de operaciones secundario, pues las batallas decisivas se libraban con frecuencia en Flandes o en Alemania. Hasta el siglo XVIII, en efecto, el macizo alpino era poco conocido; las comunicaciones, escasas y malas, y los débiles efectivos de. los Ejércitos del antiguo régimen no per mitían, en general, ocupar dicho teatro por tropas numerosas que obtuvieran resultados eficaces. Si a partir de la Revolución los teatros montañosos entra ron más regularmente en los pensamientbs estratégicos de los 5!- Comandantes en jefe, fué porque, a partir de esa época, el gran capaces de arrojar a los alemanes rápidamente de Suecia aumento de lós efectivos empezaba a invadir toda clase de después, en la campaña balcánica de abril de 1941, fuerza terrenos. Al mismo tiempo, la montaña era progresivamente motorizadas y Unidades de montaña alemanas sorprenden “amansada” por el hombre y los mapas de Cassirii y los traba arrollan a servios, griegos y británicos no sin importantes cho jos de Bourcet fueron conocidos por casi todos los Generales ques en los principales puertos Q pasos (i). La maniobra po que operaron en los Alpes. Por otra parte, montañeros de Ara el col de Metzevo sobre la retaguardia del Ejército griego er gón y de Castilla, cazadores de Balthazar Cayre ;Saboyanos, Albania, obligándole a capitular, probó cómo tropas rápida Piamonteses y Tiroleses de Andreas Hofer, mantienen una (blindados y Cazadores de Montaña) pueden utilizar en estl tradición que no sie de su ámbito, pero que los mandos sa cláse de terreno y en ciertas condiciones. tácticas sus cualida brán, sin duda, utilizar cada vez más por las virtudes gúerre des características. La conquista de Creta es otro éxito estra ras de todos estos pueblos montañeses. Cincuenta años des tégico, donde los gevirgsjager se cubren de gloria en compa. pués que Bourcet hubo trazado la vía del Estura, Bonaparte ñía esta vez de los paracaidistas. propone a Robespierre operar ofensivamente a través de las En 1943-1944, y hasta las fases ‘iniciales del desembarcc montañas para reducir a los piamonteses, y en 1800, ya pri de Normandía, el frente montañoso de Italia y la lucha sir mer Cónsul, Napoleón cruza dos veces la montaña (i) para con cuartel llevada por Tito contra los ocupantes, principalment seguir la sorpresa estratégica en el teatro de operaciones de en Raska y Bosnia central, fijan más fuerzas alemanas qu Italia. Pero contemplando bajo la nieve las paredes negras de el famoso segundo frente, tan reclamado por el Kremlin desdi la Vía Mala, o llevando a brazos sus cañones por las pendién finales de ‘94’. tes del San Bernardo, el soldado de aqueJla época sabe, por Si la campaña de Italia ofrece igualmente bellos ejemplos instinto, que ni los métodos ni los medios son aún a propósito de éxitos estratégicos conseguidos sobre las crestas (2), estos para vencer las dificultades que encuentra y que aún no han éxitos son limitados, pues el General alemán Kesselring, aga llegado los tiempos ‘en que podrá, en la montaña, no ocuparse rrado durante dieciocho meses a la espina central de los Ape. más que del enemigo. ninos, ejecuta desde Nápoles a Bolonia una de las acciones En cuestiones de guerra de montaña, el siglo XIX constituye retardatrices más notables de la historia militar: la barrera una época de no mucha experiencia, •que va evolucionando montañosa, hábilmente utilizada, no puede ser mordida más lentamente a partir de 1870. La resonante marcha a través que poco a poco y con gran provecho de la maniobra de con. de la cordillera de los Andes en 1817 por San Martín, la bri junto hitleriana. llante maniobra por líneas interiores de Stonewall Jakson en En Birmania, los británicos luchan en ciertos puntos sobre el valle del Shenandeah en 1862 y la hábil defensa del Tirol alturas de 2.000 a 3.000 metros para mantener cerradas las puer meridional por el barón von Kuhm en i866, no pasaron inad tas de su dominio en las proximidades del Imperio indio; aguan vertidas, y los combates que libraron japoneses y rusos en las tan el golpe directo japonés—perfectamente organizado— montañas de Manchuria en 1904-1905, anunciaron las opera contra Imphal y Kohima y contra los taponamientos coloca ciones de nuestros tiempos. dos involuntariamente en Arakan (3), gracias a una utilización “En los últimos cincuenta años se ha combatido cada vez notable de la jungla montañosa y, sobre tódo, al empleo atre más frecuentemente en la montaña y en la alta montaña; for vido de la aviación, que abastece los destacamentos cercados zoso es comprobar que este hecho subsiste y se acentúa. Du o aislados, transporta refuerzos, molesta al adversario y es rante la primera guerra mundial, en tanto que los Ejércitos trangula sus comunicaciones. En 1945 el país es conquistado se desgastaban sin resultados en la llanura, solamente en los por unas tropas semimotorizadas, que descienden desde las macizos montañosos se obtenían victorias notables, aunque montañas de la barrera indo birmana; la maniobra anfibia de no fueran decisivas; en 1916, la Torre Roja; Caporetto en 1917; Akyab no jugó, finalmente, más que un papel auxiliar, aunque Dobropolje en 1918 (2).” L Torre Roja proporcionó a Fal necesario en la toma de Rangoen, al fin de la campaña. kenhayn la ocasión de destrozar a Rumania; tomando GeDesde antes de la segunda guerra mundial se había recono mona, punto crucial en la desembocadura al.llano del Taglia cido que la fortificación hacía diez veces superior el valor del mento,-y después Langarone, en la retaguardia del Ejército ita obstáculo en la montaña. Frente a los alemanes que pudieran liano de los Dolomites, von Below consiguió suprimir todo el venir por el Brennero, los italianos, habían construido antes frente italiano en el otoño de 1917, después de la ruptura de del .1936 una línea de obras—completamente naturales en su Matajur y del desastre de Caporetto. La caída de Dobropolje parte oriental y con formidables posiciones en el macizo Dolo en Macedonia permitió al Mariscal Franchet de Esperey dis mitico, hechas de 1915 a 1918—y que se extendían desde el locar al Ejército búlgaro, apoderándose de Negotin sobre el col de Recia hasta el umbral de Toblach (a). En 1940, la línea Vardar y de cortar el camino de Nich a los alemanes, apode fortificada de los Alpes franceses permitió a seis de nuestras rándose de Usqub. En la misma época, la maniobra del col Divisiones detener a todo el Ejército italiano, que no pudo de Meggido en Palestina anunció la agonía del Ejército turco. —en ningún punto—morder la posición de resistencia. Hítler, Así, a pesar de la primacía dada—puede ser que despropor en fin, esperaba en mayo de 1945 prolongar su reinado defen cionada—al frente norteoccidental, alemanes y franceses de diendo en Austria el reducto tirolés. Para quien haya visitado bían obtener los éxitos más importantes en el curso de esta las fábricas subterráneas y almacenes de aprovisionamiento guerra golpeando el bajo vientre de Europa, montañoso por que se habían instalado en las cavernas, especialmente abier excelencia, y es, después del 16 de septiembre de 1918, cuando tas, o en los túneles preparados desde Kufstein a Bregenz, y un crujido siniestro anuncia la próxima caída de dos imperios que saben la facilidad que se le ofrece al hombre con armamen germánicos; éxito, estratégico, porque algunos Jefes habíán tos y explosivos modernos, le es evidente que la montaña pudo reconocido que “las ametralladoras que barrían a la Infantería constituir un importantísimó campo atrináherado, articulando en el llano eran menós eficaces en la montaña, que una satura múltiples plazas de armas completadas con barreras y destruc ción menor permitía allí la infiltración y la maniobra, que ciones gigantescas y batidas por fuegos de orígenes desconoci el corte de determinadas vías de comunicación provocaba dos. Ocupada después por una población y tropas fanáticas, en la montaña, y en pocas horas, la asfixia de todo un Ejér atravesada de subterráneos, sembrada de armas abrigadas y cito”... “Después, y gracias a los blindados y al apoyo aéreo, de obstáculos, disponiendo de zonas que permitan el aterrizaje los Ejércitos han recobrado en la llanura sus posibilidades de y despegue de aviones y regiones aptas para los lanzamientos ataque, de maniobra y de movimiento, obligando, como es aéreos, la montaña puede convertirse en un nido inexpugnable lógico, al defensor a buscar la manera de sustraerse de sus efec para un pueblo resuelto a salvar sus libertades y su vida de los tos apoyándose en terrenos de bosques y montañosos, donde ataques del invasor (5). las armas modernas son menos eficaces. Por estas mismas ra La política militar y la actitud de la Confederación Helvé zones, las guerrillas operan y continuarán operando preferen tica en el transcurso de las últimas décadas son, a este respecto, temente en la montaña, como en Marruecos, Vercors los Glieres, Yugoslavia, Corea e Indochina” (3). (x) Col de Straciri y desfiladero de Careno Selo en Yugoslavia, En 1940, Narvik pudo ser un éxito estratégico si las tropas forzamiento de lalfnea Metaxas, combates de Cosani y del desfi empleadas por los aliados hubiéran sido Unidades de montaña ladero de Stervia Sternaportas, en Grecia. z) La ruptura de Majo y la explotación a través del PetrIla, que abrió el camino de Roma y de Florencia a las armas aijadas. (r) Paso del Gran San Bernardo y del Esplugen (mayo y di () Batalla de cerco llamada del “Admin Box”. ciembre de 1800). () La línea Badoglio. (2) General Bethouart. (5) Esta opinión ha sido combatida por otro estratega como () General Betboúart. Guderian. (Le Monde de 8-IX-1951,) (Nola de la Revisia francesa.) ‘o ejemplos dignos de meditar. “Es, pues, indudable que en el caso télites,y la de los Baikanes, que cubren al Oriente Medio, se rán de una importancia capital e indiscutible”. Lo mismo de nuevo conflicto y en el estado actual del armamento, tanto podremos decir de los macizos enquistosos rhenanos, los Vos los Ejércitos de Tierra como los movimientos de resistencia, tratarán de agarrarse a los macizos- montañosos o forestales, gos y del macizo central y de las Penínsulas montañosas de España, Italia y Grecia. La montaña dictará, pues, por decirlo cuya conservación o conquista podrán resultar decisivas” (i). En Europa, frente a un adversario proveniente del este del así, en un porvenir próximo las principales líneas estratégicas Continente, la concepción estratégica que Mr. Churchill no defensivas y las zonas fuertes que habrá que conservar en el teatro de operaciones europeo. pudo imponer a los americanos en 1943, cuando las conferen cias preparatorias de la victoria, hará pensar tal vez lo conve niente de la idea del golpe directo a través de la gran llanura del norte. En tal caso, y en plan de resistir todo ataque por Decía Jomini: “Las montañas son obstáculos infranqueables sorpresa entre Dinamarca y el Danubio, “la posesión del gran que siempre son franqueados”, y es -que, con frecuencia, se ha arco alpino que de Trieste a Niza cubre a Italia y al Medite rráneo hacia el sur, así como a Alemania hacia el norte, lo bla de la montaña-sin saber, propiamente hablando, el partido mismo que la de los Cárpatos, que compartimentan a los sa - que de ella se puede sacar. No es suficiente, en efecto, refe rirse simplemente a las virtudes defensivas del terreno mon tañoso o admitir, a priori, que éste aumenta las ocasiones do (i) General Bethouart. - NORMAS SOBRE COLABORACION EJERCITO se forma preferentemente con los trabajos de colaboración espontánea de los Of i ciales. Puede enviar los suyos toda la Oficialidad, sea cualquiera su empleo, escala y situación. También publicará EJERCITO trabajos de escritores civiles cuando el tema y su desarrollo interese que sea difundido en el Ejército. Todo trabajo publicadó es inmediatamente remunerado con una cantidad no menor de 6oo pese tas, que puede ser elevada hasta 1.200 cuando su mérito lo justifique. Los utilizados en la Sección de “Información e Ideas y Reflexiones” tendrán una remuneración mínima •de 250 pesetas, que también puede ser elevada según el caso. La Revista se reserva plenamente el derecho de publicación; el de suprimir lo que sea ocioso, equivocado o inoportuno. Además, la publicación de -los trabajos está sometida a la aprobación del Estado Mayor Central. Acusamos recibo siempre de todo trabajo recibido, aunque no se publique. - - - - ALGUNAS - RECOMENDACIONES A NUESTROS COLABORADORES Los trabajos deben venir escritos a máquina, en cuartillas de 15 renglones, con doble espacio entre ellos. Aunque no es indispensable acompañar ilustraciones, conviene hacerlo, sobre todo si son raras y desconocidas. Los dibujos necesarios para la correcta interpretación del texto son indispensables, bastando que estén ejecutados con claridad, aunque sea en lápiz, porque la Revista se encarga de dibujarlos bien. Admitimos fotos, composiciones y dibujos, en negro o en color, que no vengan acompañando trabajos literarios y que por su carácter sean adecuados para la publicación. Las fotos tienen que ser buenas, porque, en otro caso, no sirven para ser reproducidas. Pagamos siempre esta colabora ción según acuerdo con el autor. Toda colaboración en cuya preparación hayan sido c nsultadas otras obras o trabajos deben ser citados detalladament y acompañar al final nota completa de la bibliografía consultada. En las traducciones es indispensable citar el nombre completo del autor y la publicación de donde han sido tomadas. Solicitamos la colaboración de la Oficialidad para Guión, revista ilustrada de 1os Mandos subal ternos del Ejército. Su tirada, 25.000 ejemplares, hace de esta Revista una tribuna resonante donde el Oficial puede darse la inmensa satisfacción de ampliar su labor diaria de instrucción y educación de los Suboficiales. Pagamos los trabajos destinados a Guión con DOSCIENTAS CINCUENTA a SEISCIENTAS pesetas. Admitimos igualmente trabajos de la Oficialidad para la publicación titulada Revista de la Oh cialidad de Complemento. Apéndice de Ejército, en iguales condiciones que para Guión, siendo la re muneración mínima la de TRESCIENTAS pesetas, y la máxima, de SETECIENTAS CINCUENTA. O - - - - O - - 1 1 sorpresa para que la diosa Fortuna sonría al Jefe intéi’esado; del Trentino. Pero en x866, Benedek no consigue batir a los la guerra de montaña no puede ser llevada con éxito más que prusianos que desembocaron del macizo de los Sudetes, a pe por Jefes “montañeros” y por Unidades especializadas. El co sar de algunos errores cometidos por los subordinados de Moltke. nocimiento profundo de esta clase de terreno; el sentido de lo Por el contrario, ¿es más conveniente dar la batalla en el co posible, de las necesidades y de los plazos; en una palabra, el razón de la montaña? ¿Conviene instalarse en el límite avanzado “sentido de la montaña”, no se adquiere más que a lo largo de del macizo, sobre la cresta principal o detrás ,de ella? Los ejem una práctica asidua, saco a la espalda, de los senderos y de las plos son muy diversos; si los franceses expulsan a sus adversa crestas. Los rusos reconocían voluntariamente que en el otoño rios en Dobropolje y en Majo, no púeden, por el contrario, en de 1942 no disponían de tropas apropiadas con que oponerse la primavera de 5945 descender sobre la meseta de Mont-Cenis. a los cazadores alemanes y que las grandes Unidades normales En 5940, el asalto italiano fracasa en la línea fortificada fran habían sido arroltádas por los terribles destacamentos del ad cesa, establecida en profundidad y a retaguardia de la cresta versario, sacrificada sin gran provecho por el mando soviético. principal. La expedición de castigo austríaca ‘en la primavera Progresivamente, los Jefes y el Estadq Mayor fueron familia de 1916 y la ofensiva de Ca-poretto en 1957, mueren sobre los rizándose con los problemás complejos de la organización y de últimos contrafuertes del Trentino ante la llanura de Lombár la logística de la guerra de montaña. En fin, la alta montaña no día: Paubio y Grappa. Por el contrario, después de haber lu se abre más que ante aquellos que saben abordarla con las téc chado fuertemente por el desfiladero transilvano y sobre las nicas precisas y con los medios apropiados. crestas de los Alpes de Fogara, los rumanos no pueden impe El rendimiento depende tanto de la cohesión de algunas dir que las tropas alemanas invadan la Valaquia en 1916 y que Unidades especiales como de la potencia del armamento de que conquisten una o dos cabezas de puente en la llanura al desem se dispone. Se sabe qué empleo hicieron los alemanes de su bocar de la montaña. Catinat y Berwick se defendieron sobre alperikorps en 1916-1917 en las montañas de Transilvania y su “camino de roiida” en el corazón mismo del macizo francés. del Friul. En esta guerra se emplearon igualmente Divisiones En Albania, italianos y griegos, unas veces asaltantes y otras y Cuerpos de Montaña. La explotación a través del Petrella, veces defensores, se agarran a la montaña, sin conseguir nunca en mayo de 5944, fué confiada a tropas’ de Montaña, constituísalir de ella. das a base de la Cuarta División marroquí. En la campaña de En fin, todo es cuestión de circunstancias, del grado de or Polonia, en octubre de 1939, Lemberg fué tomada por una Di ganización del terreno, del armamento, de los Jefes, de la ex visión de Montaña, bien apoyada por otras dos Unidades del periencia guerrera de las fuerzas en presencia, pero nunca de mismo tipo. después de una larga marcha a través de los Bes normas rígidas a seguir en función de un terreno tan particu kides. Creer que se puede uno batir sin más ni más que con al lar. En 1943_1944, el Mariscal Kesselring suministra la prueba gunos mulos suplementarios y un número reducido de unida de cuanto se ha dicho en el frente de Italia central: se bate en des especialistas, es un error que se cometió con mucha frecuen los ríos Garellano y Sangro, se agarra a los puntos fuertes de cia. En 5955, los italianos, obligados a sostener un frente de Maiella-Meta,, Monte Cassino y Monte Omiata; se instala so montaña muy extenso, colocaron a los infantes el calzado y el bre el reborde expuesto al enemigo en el Omito, disputa las abrigo de los alpinos, y Regimientos enteros perecieron bájó el pendientes, ‘después las crestas y, en fin, los contrafuertes que fuego de algunas Compañías de guías austríacos desde el Ada- descienden hacia la llanura como entre Florencia y Bolonia. mello a Montepiana. “Después de la primera guerra mundial, Tiene por misión ganar tiempo y fijar al adversario, y gana el Ejército francés, impresionado por los recuerdos y conven así dieciocho meses. cido de la necesidad de los relevos periódicos en un frente con La montaña es, por lo tanto, un obstáculo que conviene con tinuo, fundió a todas sus tropas en un mismo molde y no intro siderar con los mismo títulos que los ríos y que los terrenos dujo en sus formaciones de montaña mas que un adiestramiento quebrados; su valor depende de la profundidad del macizo, insignificante. Esto fué un error, que pagamos caro en Noruega de las características del relieve y del conjunto de sus pliegues; y en los Alpes y que no debe repetirse más. Nuestro siglo es el es igualmente función de la estación y de la posición en el tea siglo de las especializaciones, que si no deben exagerarse en su tro de operaciones. Una organización defensiva adaptada a número, al menos debe dar, en tiempo de paz, a nuestras tropas esta clase de terreno, se mejora grandemente si se han previsto de Montaña una organización, un equipo, un encuadramiento, y creado a tiempo fortificaciones, campos, de minas, destruc una instrucción y un entrenamiento ‘táctico que les son muy ciones y obstrucciones, que son allí mucho más eficaces que en necesarios” (x). la llanura. La montaña se presta a la aplicación de los procedimientos Si el defensor es hábil, hará de la montaña una zona difícil de combate basados en la potencia de las armas modernas me para el asaltante, que correrá el peligro de caer en el torbellino jor que otro cualquier terreno. El ingeniero en ella tiene misio de los “cercos de fuego”. Si, por el contrario, el asaltante sabe nes hoy cada vez más numerosas; hay más artillería; las cuali descubrir los puntos débiles que inevitablemente tiene todo sis dades de los obuses y el empleo de cañones sin retroceso ofrecen tema defensivo y explota las menores faltas cometidas por el nuevas posibilidades; se encuentran parajes en los que apare adversario, la montaña presenciará impasible el fracaso de este cen carro y automotores cuya actuación allí era inesperada. último. Las invenciones técnicas recientes se aplican aquí como en el llano; la aviación que reconoce, hiere, rfuerza, avitualla y evacua; ha comenzado a simplificar mucho el combate en mon Ayer, todas las montañas de Europa, desde Noruega al Cáu taña y a revolucionar el ritmo clásico de la conducción de las - caso, las de Túnez, Abisinia y Cirenaica, algunos macizos de operaciones. Mulos y camiones, trenes y tractores, teleféricos Extremo Oriente y del Pacífico han sido teatros de campañas y porteadores, helicópteros y aviones se asocian para llevar frecuentes y largas. Hoy los combates se desarrollan en Malasia abastecimientos y refuerzos hacia adelante y hacia lo alto. sobre los montes de Corea y del Tonkín, y no se puede afirmar Jefes y tropas teniendo el “sentido” y la práctica de la mon que el obstáculo de los Cárpatos esté completamente limpio taña; Grandes Unidades especialmente organizadas para lu de las guerrillas antisoviéticas que allí buscaron refugio des char en esta clase de terreno y progresos técnicos bien asimi pués de 1945. La tensión internacioñal ¿no se desencadenará lados constituyen la buena táctica; sin buena táctica no es po mañana desde las zonas ocupadas y controladas por los nuevos sible una buena estrategia. , perturbadores con combates de montaña en los Alpes, sobre los Balkanes, en el Cáucaso o sobre los altos macizos de Asia? Por necesidad, si lo precisa, el hombre no dudará en refugiarse en -la montaña y allí se batirá con todos. Antes de terminar este estudio conviene dejar aclarado un Es preciso esperar, desde ahora, que en un próximo conpunto Desde hace más de dos siglos los teóricos de la guerra • flicto se encontrarán la nueva técnica y los modos antiguos en en montaña discurren sobre las ventajas e inconvenientes que la forma clásica de la guerra de montaña: acción retardatriz o presenta esta clase de terreno, bien para el asaltante bien para explotación rápida a través de los macizos, defensivas felices el defensor. ¿Es conveniente dejar franquear la montaña al ene o acciones’ brutales de ruptura, tanto por las alturas como por migo y dar la batalla en su desembocadura, si es posible aisla los valles, guerrillas fanáticas. La necesidad de la estrategia damente, a los elementos que la han atravesado? Esto es lo que hara pasar la guerra por las montañas de Europa y fuera de le dió el éxito a Napoleón delante de Mantua, en tanto que ob Europa. “Nadie ha dicho que la victoria nó pasará, una vez servaba a las columnas austríacas que descendían por el valle más, por la montaña” (x). (i) General Bethouart, (x) General Bethouart. El Artico en una nueva guerra. Coronel de E. M., Jost Hijar, Jefe de Estudios Qué entendemospor zona ártica. -Para fijar el campo de nuestras ideas empezaremos por tra tar de delimitar lo que consideramos como zona ártica. Presentada la cuestión a personas con puntos de vista dife rentes, nos dirían: —El casquete esférico correpondiene al círculo polar ár tico. Concepto rígido geográfico. —La región comprendida dentro del límite de la vegetación ártica. Punto de vista que afecta a las condiciones de vida, con repercusión en lo militar. —La zona al norte de la isoterma de enero de _30 C.- Aspecto cli matológico que influye poderosamente en las ac tividades del individuo y en el manejo de sus me dios, si bien es un con cepto menos fijo y con creto que los anteriores, ya que existen variaciones sensibles, no sólo dentro de cada año, sino en años sucesivos. Si nos fijamos en el cro quis núm. x, vemos que los lImites correspondien tes a los dos primeros con ceptos difieren relativa mente poco, rebasando en América del Nordeste y en el Atlántico Norte la amplitud de la zona de vegetación ártica a la del casquete polar. A su vez, el límite isotérmico rebasa ligeramente los anteriores en Siberia. Como los tres aspectos expuestos nos interesan desde el punto de vista militar y comprenden una zona de características se mejantes, integrada por tierras ribereñas alrede dor de un océano que separa dos poderosas naciones, tomaremos como límite de la zona ártica, posible teatro de opelaciones, la línea trazada por los bordes más amplios de las tres delimi taciones antes indicadas. Al sur de esta zona se halla el subártico, como transición en tre la zona glacial y al templada, y abarca la parte comprendida entre el límite sur del Artico y los territprios donde la vida tiene un desarrollo regular en cuanto a las relaciones entre nú cleos de población. Tiene una extensión irregular, pues mien tras en Europa no baja más allá de los 600 de latitud en sus zonas más profundas, en América se extiende hasta cerca de la región por la cual corre el ferrocarril Pacífico-Canadiense, y en Asia hasta el Transiberiano, alcanzando el paralelo 550 en ambos continentes. de la Escuela de E. M. ses llevaban la primacía, algunos marinos se lanzaron en busca de rutas comerciales todavía inexploradas; ello, unido al inte rés del comercio de pieles y a la captura de focas y ballenas por los pescadores, dieron auge a los descubrimientos polares. Así, Willoughby se lanza a la busca de un paso hacia China contorneando Europa y Asia por el Norte, y muere en el in tento. Más tarde, Compañías comerciales, tales como la anglo rrusa de 1580, una holandesa en 1594 y varias inglesas, orga nizaban diversas expediciones. Más tarde, el incentivo comercial se une al interés científico y se expande en tres di recciones: — por el Norte de Aré rica, para tratar de encon trar el paso del Noroeste. La serie de explorado res que lo intentaron su cesivamente, tienen ins critos su nombres en las tierras polares de Améri ca: Davis, Hudson, Baffin y Franklin, entre. otros. En 1773 se organiza, a propuesta de la Real So ciedad Geográfica de Lon dres, la expedición de Phipps, en lg que iba como guardia marina el que luego sería Almirante Nelson. En 1831 tuvo lugar aquella en que Ross hizo el descubrimiento del polo magnético, y, por fin, Mac-Clure, en 1850, en trando por el estrecho de Bering, halla el codiciado paso. — Por el Norte de Europa y Asia en busca del paso del Nordeste. En ello po nen su fe y su empeño los holandeses con varias expediciones, en las que interviene Barentz, uno N± los mejores navegantes de de su época. Siguen más tarde algunas expediciones rusas, hasta que en el período 1878-1880, el sueco Nordenskjold, a bordo del “Vega”, logra contornear las costas del Norte de Europa y Siberia, atravesando el paso del Nordeste. — Hacia el Polo Norte. A ello se encaminaron los intentos del noruego Nansen con el “Fram” (1893-95) y el Duque de los Abruzzos con Cagni (1900); pero fué el americano Peary quien lo conquistó en 1909, partiendo de la isla Ellesmere al norte del Canadá, desde la cual tuvo que hacer un recorrido de 833 kilómetros. Tras las fases comercial y científica se abre una nueva etapa, que pudiéramos llamar novísima, coincidiendo con el gran pro greso de la aeronáutica. Su comienzo puede fijarse aproxima damente en el año 5920, cuando se iban sosegando un tanto los espíritus después de la primera guerra mundial. Entonces es cuando empieza a vislumbrarse el interés militar del Artico. En esta fase vemos expediciones transpolares, como Ja de Amundsen-Ellesworth-Nobile, a bordo del dirigible “Norge”, quienes en cuarenta y siete horas recorrieron 3.340 kilómetrós durante los días II y 52 de mayo de 5926, desde Spitzberg a Teller (Alaska), navegando sobre el Polo. Las dos expediciones rusas de 1937 en avión: una de Moscú a Portland y otra de Moscú a San Jacinto (Canadá), y la más reciente, llevada a cabo en mayo de 5955 por el americano -Charley Blair, que atravesé el casquete polar entre Vardoe (Noruega) y Fairbanks (Alaska), en diez horas y media en un caza Mustang. - CRoQuis 1 Síntesis históricade las actividadesárticas. Desde la antigüedad, en que él griego Pytheas descubrió en’ el siglo IV, antes de J. C., Thule (Islandia o Noruega), no recace el interés por estas regiones hasta el siglo X de J. C., con la colonización de Groenlandia e Islandia por el normando Eric el Rojo. Pero- el verdadero movimiento hacia las regiones polares no surge hasta la Edad Moderna. En el siglo XVI, época de los descubrimientos geográficos en los que españoles y portugue 63 one do la ,pdus/r,’a CQOQUISM2 Por otra parte, continúan los esfuerzos de exploración marí tima, especialmente por parte de la U. R S. S., valiéndose de rompehielos, unas veces con fracasos, como el del “Tcheliyskin”, cuya tripulación hubo de ser salvada por aviones, y otras veces con éxito, como la llevada a cabo por el “Stalin” y el “Sedov” después de ¡937. Mención especial merece la experiencia llevada a cabo por Wilkins en 1931, intentando alcanzar el Polo en el submarino “Nautilus”. Este se hallaba dotado de una barrena para tala drar el hielo en caso de ser atrapado y patines sobre cubierta para resbalar por la superficie submarina del hielo. Acaso por defecto de construcción de tales elementos sufrió averías y tuvo que desistir. Si tenemos en cuenta, sin embargo, la afirmación de Peary de que no se encontrarían en el mar hielos de más de 40 metros de espesor en la ruta Bering—Polo Norte—, cos tas septentrionales de Europa y Asia, los submarinos actuales, que navegan a mayor profundidad, con mayor velocidad y autonomía y equipados con radar, pudieran repetir con éxito la .hazafla aflorando en las zonas libres de hielo. Influenciadél climaen lasoperaciones militares. El Artico presenta en realidad dos países: uno en verano, con sus días relativamente cálidos y luz solar constante, y otro, en contraste con él, durante los severos fríos y nieves del largo invierno ártico. En esta época llega a marcar el termómetro más de 50° C bajo cero, a cuya temperatura se une a veces un fuerte viento que produce un aumento de enfriamiento propor cional a su velocidad para una determinada temperatura. En tales condiciones extremas, el hombre reduce su eficiencia a un ¡o por ¡00 de lo normal. El “terror del ártico” lo vuelve des cuidado e indiferente, llegando a padecer a —52° efectos aná logos a los del shock emocional del combate; se ponen vidriosos sus ojos y anda sin rumbo. Se precisa, por lo tanto, una adaptación previa ambiental, para lo cual los americanos cuentan con “escuelas de adiestra miento ártico” en Fort Nelson (Columbia británica) y en Fort Churchill (bahía de Hudson). En ellas, como preparación del personal para los ejercicios, se les somete a un período de “in verñización”, entrenándolos durante dos semanas al aire libre, con saco de dormir, raciones de campaña, un hácha y algún otro elemento, enseñándoles a construir refugios, cazar, pes car y vivir en condiciones árticas. “A Por parte de la U. R. S. S., dadas las condiciones de vida en que se desenvuelven los samoyedos, ostiacos, yakutos, tun guses y siberianos, tienen excelentes elementos para constituir sus Divisiones de tiradores siberianos capaces de operar en las más extremadas condiciones de frío. Las condiciones climatológicas crean problemas que unas ve ces afectan al personal, como es el de prolongar su resistencia al frío, para lo que se ha ensayado en Norteamérica la aplica ción de dosis adecuadas de extracto tyroide y los casos de con gelación, que se tratan con inyecciones de “Heparin”, un an ticoagulante químico de la sangre, que evita la trombosis oca sional de la gangrena. Análogamente surgen problemas relacionados con el arma mento y material. Así, por éjemplo, a —34° C, se solidifica el aceite de los engranajes, y el hielo que se forma en el interior de la oruga en .ios vehículos de esta clase, destroza el caucho de las ruedas de suspensión. Hay que emplear lubricantes es peciales y marchar poco a temperaturas de —40°. Las ame tralladoras y cañones pueden funcionar a esta temperatura, pero con las superficies de fricción secas, porque la lubricación los hace más lentos. El despegue de los aviones se ha conseguido hacerlo en un minuto con los “Vampir” a chorro, mientras que los aviones de motor a bielas necesitan dos horas de calentamiento. Por otra parte, las condiciones para los vuelos, de manera general, son peores en la región subártica que en la ártica, y se hace ne cesario el establecimiento de estaciones meteorológicas y de “radar” y “loran” (long range navigation) para el control y seguridad de los vuelos. En el mar, el hielo se disgrega desde el verano hasta el otoño, manteniéndose los témpanos flotantes a distancia, que varia de 5 a ¡5 millas de la costa, precisándose entonces reconoci mientos aéreos y rompehielos para navegar por aquellos ma res. En invierno, al fundirse nuevamente los témpanos entre sí, se puede marchar sobre el hielo, salvo en regiones en qu. éste se acumula en forma caótica. Auroras boreales.—Estas se producen en un cinturón com prendido entre los círculos menores terrestres, que tienen por centro el polo magnético (en la península Boothia Félix), con radios de 20° y 28°. Allí existe un grado de ionización superior al del resto de la tierra, el cual aumenta con las tormentas mag néticas. Las perturbaciones que se producen tienen lugar en la ionosfera, a unos 100 kilómetros de altura, repercutiendo en zonas más bajas. Durante estas tormentas se hacen iinposi bles las señales eléctricas en las zonas afectadas. Aspectogeobélico. El centro del casquete po’ar ártico se halla ocupado por el Oceano Glacial Artico, mar interior que baña las costas septen trionales de Europa, Asia y América. Tiene salidas angostas entre Asia y América (estrecho de Bering) y entre Canadá y Groenlandia (estrecho de Davis), y más amplias entre Groen landia y Noruega; pero ésta se halla partida, y por tanto domi nada, por las islas de Spitzberg, Jan Mayen e Islandia. Re sulta genéricamente un “mediterráneo” cinco veces mayor que el que lleva tal nombre específico. Este llena hoy muchas pá ginas de la Historia Universal, desde la antigüedad, debido a su clima privilegiado y a la fertilidad de sus riberas, circuns tancias que fueron necesarias a la vida de los pueblos en la in fancia de la Humanidad. No sucede iual con el Océano Glacial Artico por su clima y por las regiones inhóspitas que lo rodean. Hoy día, la Humanidad, en la madurez de su desarrollo, tiene puestas sus miras en aquellas regiones frías, tanto para la uti lización de sus riquezas (caza, pesca y minería) como por nece sidades estratégicas. Estamos acostumbrados a las ideas de Oriente y Occidente, y las comunicaciones entre puntos alejados del globo las ima ginamos sensiblemente en la dirección de los paralelos; pero si acudirnos a una esfera terrestre o a una proyección polar (croquis núm. 2), veremos: x. Que el 70 por ioo de las tiérras emergidas se hallan en el hemisferio Norte (Europa, Asia, dos terceras partes de Afri ca, América del Norte y una sexta parte de América del Sur). En él se halla el 90 por loo de la población mundial, y las diez ciudades más- grandes del mundo están entre el círculo polar ártico y el trópico de Cáncer. 2.° Gran parte’ de la riqueza industrial del mundo está lo calizada alrededor de una zona comprendida entre los parale los 400 y 50° de latitud Norte, o sea, una zona media que dista de 4.500 a 6.500 kilómetros del Polo Norte; pero no es unifórme, sino que, por el contrario, presenta unas singularidadés que vamos a ver. . En la- Europa occidental, la zona industrial se halla entre los 400 y 55°, comprendiendo las regiones industriales de In glaterra, Bélgica, Francia, Norte de España y de Italia. En Rusia’y países satélites está entre los 45° y 55° (Silesia, Checoslovaquia, Hungría, Rumania, ¡egiones de Leningrado, Moscú-Tula, cuenca del Dónetz, Stalingrado y Bakú). En Si beria, entre el 48° y 57° (Magnitogorsk-Perm, Novosibirsk Kutznek, Irkust y ..Jabarosk). En cambio, los Estados Unidos tienen su frontera totalmente por debajo del paralelo 50°. El grupo de Estados del Atlántico ‘.central, donde radica el núcleo principal de industrias (Nueva York, Nueva Jersey y Pensilvania), están entré el 40° y 45°, y el que le -sigue en importancia (Ohio, Indiana, Illinois, Michi gan y Wisconsin) se extienden desde el 45° hasta el 37°. En el croquis núm. 2 se ve gráficamente el mayor o menor • alojamiento. del polo de estas zonas, resultando mayor el de las industrias americanas que el de las soviéticas. 3.° Las rutas aéreas entre dos puntos situados en hemisfe rios opuestos son arcos que pasan por el casquete polar, ya que estas líneas son las más cortas entre ‘ellos, produciéndose así en nuestro espíritu un concepto nuevo en cuanto a las líneas de comunicación. . . . El centro del hemisfe’rio Norte lo constituye, por lo tanto, el casquete polar, y dada la autonomía ‘de los modernos bombar deros (18.000 kilóitietros- los B-36), cualquier, potencia que con• siga ba’sesa unos 2.200 kilómetros del Polo (paralelo 70°) tendrá a su alcance, con viaje de ida y regreso, los puntos de la faja terres • tre industrial a que nos hemos referido, hasta el paralelo 400. Actitud de las potencias ribereñas. Estados Unidos.—Hasta la - segunda guerra’ mundial fiaron su seguridad en la posición que ocupaban, aislada de cualquier posible enemigo. Por el Este y Oeste, dos grandes océanos. Por Sur, el Caribe y el cánal de Panamá relacionaban ambos océa nos y result.ába muy remoto el peligro. Por el Norte tenían la barrera infranqueable del Artico. Con este concepto de insula • ridad. bastaba para su seguridad ini poder marítimo adeciado. Pero durante la seghnda guerra mundial, el perfeccionamiento de los-bombarderos de gran radio de acción, la aparición de los proyectiles dirigidos y la experiencia de la lucha en ‘las regiones del Artico (tierras y mares de Noruega y de Spitzberg),hicie ron’ pensar en la posibilidad de una agresión a través del cas quete pólar, con lo que aparecía un nuevo frente, predominan temente aéreo, en tanto que los del Atlántico y Paéífico lo eran - navales. . . . • Para su seguridad, los Estados Unidos han concertado una serie cte pactos políticos que les permiten alejar de su térritorio las bases ‘de partida de un posible agresor, éstableriendo a su vez bases estratégicas’en Europa, Africa, Asia y’ aun dentro de América mediante ‘e] pacto.de defensa firmado en 1941 con el Canadá. . Canadá.—En este país la organización de bases aéreas se ha realizado mediante una política de estrecha colaboración con Estados Unidos. Dichas bases jalonan tres principales líneás aéreas de importancia estratégica, que pueden ‘desempeñar en el porvenir un importante papel, como lo.jugaron en la última guerra. . “ • Una, atravesando el Yukon, une Edmonton (Canadá) con Fairbánks, en Alaska. Es la. línea de enlace del Noroeste, muy bien equipada. Apunta hacia el nordeste de Siberia. La segunda, va de Edmonton a la costa ártica, por el valle de Mackenzie, y es de interés para los vuelos tranpolares. • La tercerá, llamada de enlace del nordeste,- alcanza Groen landia por dos ramales: uno, que parte de Regina hacia Fort Churchill y la isla Southampton, y’el otro, de Montreal hacia el Labrador.’ Se estableció esta línea duranté la segunda guerra mundial, a petición de lá Gran Bretaña, porque la que iba di rectamente hasta Europa por Terranová no tenia puntos de relevo suficientes para los bombarderos ligerós ,y los, cazas. Por ello se- establecieron las bases de Groenlandia e Islandia en 1941,-contorneando la zona del Artico., Por medio de sus “Escuelas de adiestramiento ártico” y Cen tros de aclimatación, ambos países’ norteamericanos organizan periódicamente ejercicios polares conjuntos para - determinar l efecto de diversas’ clases de frío sobre el personal y el material y estudiar la preparación.especial del equipo necesario. Así se 1• CROQUIS ‘khan hecho, entre otras, en 1946 la operación “Frigid” con frío seco entre —40° y.—50° en-Alaska; la “Williwaw” con frío hú medo cte —8° en las Aleutianas, y la “Musk-Ox”, que partió de Fort Churchill, para terminar -en Edmonton (Alberta) con cooperación de la ‘Marina; en el invierno 1947-48, la “Yukon”, en la que se trataba de’ ver si, tras un adecuado adiestramiento, ‘un grupo de hombres con efectivos poco ‘superiores a una Com pañía puede descender desde el aire sobre una zona, sobrevivir. por sus medios y luego desarrollar una misión tal como la de fensa de una base. De un tipo semejante fué Ja “Swetbriar” en 1950;.ambas se llévaron a cabo en Alaska. Las más recientes han sido: la “Firestep”, en la que han partidpado los tres Eér citos y organismos de la defensa civil con transporte aéreo de fuerzas desde Fort Bragg a Alaska, y la “Paradog”, en la pe nínsúla del Labrador, con tiempo desfavorable, lanzándose en paracaidas hombres, perros y trineos. U. R: 5. .—Desde 1q25 se intéresó por su frontera ártica, como los’Estados Unidos lo habían hecho con el Far West tras su guerra civil. • La organización de las rutas marítimas nórdicas ha. sido desde entonces preocupación constante de la U. R. S. S., con la fina lidad le mantener la unión entre los puertos rusos éuropeos y los del Pacífico. Lo que, duran te’muchos- años constituyó iuna’ iluión para navegantes ‘como Nordenskjold, es hoy una rea lidad pra los’ cpitanes de los mércantes soviéticos, que, con acompañamiento de rompehielos, hacen iajes regulares entre Arkángel y Vladivostok. Pero el valor práctico de esta vía ‘es aún poco, importante desdé el punto de vista militar. La Administración central de las rutas marítimas del Norte radica en Moscü, y de ella dependen las cabeceras de sector; la del Oeste se halla en la isla Dickson; la dél Centro, en Tiksi, y la del Este, en la isla Anjou, del ‘archipiélago de Nueva Sibe ria., Para estas rutas tienen treinta rompehielos grandes (hasta’ 15.000’ toneladas) y otros tantós más pequeños, pudiendo ‘aquéllos suebrantar masaá ‘de hielo de 2,70 metros ‘de espesor. La -navegación es posible’ çlurante dos a tres meses en ve rano, siendo más fácil la navegación en la parte oriental. - Desde 1932 se han multiplicado los, intentos con mercantes y roqipehielos en ambos sentidos, hasta llegar hoy día a un trá fico de cincuenta barcos al año con 200.000 tonefadas de mar. -. cancías transportadas. -‘ -. ‘Los buquesde gran-caladq no podrían pasar por algunos si tios, y-los pequeños tendrían que ir por rutas fijas, con-el riesgo de quedar aprisionados por los hielos o de tropezar con zonas minadas. Además, no puede equipararse este tráfico al deI transiberiano, que con su doble vía tarda la mitad de tiempo en el recorrido y tiene una mayor capacidad ‘de transporte. Acaso, su mayor importancia estriba en las estaciones meteoio lógicas, que transmiten tres veces al día sus observaciones al puesto de mando de la isla Dickson. Parece que hay 77 estacio nes meteorológicas y 130 de radio. - ‘El teatrode operaciones ártico; - • • - - • En, el frente ártico corresponde a los Estados Únidos, con Canadá, uno de sso0, desde el estrecho de Bering a la isla Ellesmere y estrecho de Davis, mientras que la U. R. S. S. dis pone de i6o°, desde la península de Pescadores hasta el estre cho de Bering. El resto del casquete polar, entre Europa y América continentales, es codiciado por los dos bandos en una tenaz porfía por la obtención de bases. s.° Frente americano.—Se extiende desde el 6o al 17o de longitud oeste. Alaska.—Este territorio, que constituyó la “América rusa” hasta 5867, fué adquirido por los Estados Unidos mediante pago de qnos. siete millones de dólares a Rusia. Con la cadena de islas Aleutianas.constituye la zona más interesante para la defensa de este frente, dominando el es trecho de Bering y el Pacífico Norte. El territorio de Alaska se halla a media hora de vueló del extremo nordeste de Siberia. y se enfrenta con las posiciones. rusas de esta zona. Ocupada Alaska por la U. R. S. S., constituiría una gran cabeza de puente en el continente americano y resultaría el camino más breve para llegar al corazón de los Estados Unidos, llevando como eje la carretera Alcan-(Alask’a-Canadá), ya que no puede pensar hoy día la U. R. S.: S. en hacerlo a través del Pacífico. Desde el punto de vista defensivo, el núcleo de Alaska está constituído por un área de unos 8oo kilómetros de radio, den tro de-la cual ‘no áe interrumpen las comunicaciones en todo el año. El centro de la zona es Fairvanks, y en ella están los tres. aeródromos más importantes: la base de Elmendorf, en. Ancho rage; las pistas de Ladd, al sur del’ río’ Yukon, y la base de los yermos de Eielson, al sur de Fairbanks, de donde parten los B-29 para los reconocimientos meteorológicos hasta el Polo, con la pista más larga del mundo (3.500 metros). Estas bases permitirían interceptar los aviones enemigos que partieran de la península Tchukotsk5, en Siberia. También hay que men cionar la base ‘de Point Barrow, avanzada’ dd’.Alaska hacia el Polo. . En el aspecto ofensivo, no presenta las mismas’ ventajas la posibilidad de utilizarla por los norteamericanos para poner pie en Siberia, por ser éste un objetivo muy’ excéntrico; pero cuenta con excelentes bases para lanzar los B-36 en vuelos transpolares hasta la U. R. S. S. Desde Fairbanks, a 25° del’ Polo, un círculo de 5.000 millas ‘(9.260 kilómetros) comprende ría casi toda lá U. R. S. S. y Europa, salvo los extremos meri dionales de España, Italia, Grecia y Turquía. Canadá.—Presenta marcada diferencia entre los territorios’ del noroeste, que quedan por debajo del límite’ de los bosques, y los del nordeste, con zonas asimismo de aquéllos, donde la temperatura es más baja. En invierno tiene en algunas partes la apariencia de una llanura fría y cubierta con una capa granu lar .de nieve, en un crepÜscuki u oscuridad continúa. En las es casas semanas de verano, parece un pantano. En cualquier época es difícil el tránsito, pero más en verano Los puntos’ de la defensa radican, en’ general, a lo largo de. las costas. En la región Norte se basa ésta en la información: Real policía montada que visita la zona, periódicamente, ‘patru llas aéreas que obtienen fotografías y estaciones meteoroló gicas con puestos de radio y radar sobre el río Mackenzie y avanzados en la Tierra del Príncipe Alberto e islas Ellesmere y Baffin. Para asegurar la defensa contra las infiltraciones se utilizarían los “rangers”, milicia integrada por cazadores, le. ñadores, mineros, agricultorei, etc., que viven en las, regiones más despobladas, y que por su edad estarían éxentos del servi-, cio militar. Se hallan organizados en Unidades hasta Com pañías. 2.° Frente de la U. R. S. S.—Comprende aproximadamente desde los 30° de longitud1oriental ‘hasta.los 1700 de longitud occidental, con un desarrollo’ de unos 8.ooo kilómetros. La línea de bases militares se extiende desde Nueva Zembla por la península de Taimyr, Tiksi en la’ desembocadura del río Lena, Nij’ne Soviet, en la del Kolima y Markovo en el golfo de Anadir, frente a Alaska. Como línea 1e basesa;axtzadas. tiene el archipiélago de Francisco José (hoy Stalin), que perte neció a Austria hasta 1918, cabo Tcheliuskin, avanzada, del viejo mundo hacia el Polo Norte, la isla Liakov en el rchipié lago de Nueva Siberia y Taganiki en la isla Wrangel. Esta era nominalmente norteamericana por “derecho de descubrimien to”; pero los rusos colocaron estaciones en ella después de la G. M. 1, y en 1926 declararon propiedad suya todas las tie rras entre las costas de Siberia y el Polo Norte, basándose en la “teoría de los sectores”, que luego se ha aplicado en la Antártida. Enlazando elSur de Siberia con la ruta costera, existen equi -padas tres líneas aéreas: I., Tiumen-Novy Port., 2.0, Kras noiarsk-Dudinska- Katanga, y 3.°, Irkutsk-Bulun. Desde el gólfo de Anadir, un círçulo de 5.000 millas com prendería Canadá’ hastala bahía de Hudson y la parte occiden tal de los Estados Unidos. Con 4.000 millas ya no se alcanza rían los Estados Uñidos. Desde Dudinska, con- 3.000 millas, se englobaría la mayor parte de Alaska, y’con 5.000, todo el Canadá y hasta Richmond, San Luis y San Francisco, en los Estados Unidos. 30 Frente del Atlántico Norte.—Corresponde a la zóna dé contacto entre el Océano Glacial Artico y el Atlántico, y se halla en el huso que abarca desde los 600 de longitud Oeste hasta los 30° Este. Se trata de una zona de fricción, a costa de la cual pretenden ampliar su respectivo. seétor cada uno de los bandos en presencia. Groenlandia.—Los dos bastiones en que se basa la defensa americana son: Alaska por-el oeste y Groenlandia por él este, enlazados por el Canadá septentrional. La -importancia de Groenlandia, ya demostrada durante la G. M. II, estriba principalmente en que tiene puntos de apoyo para mantener la comunicación entre América del Norte y Europa occidental en la línea Cañadá-Noruega, y por otra parte, en su proximidad al’ Polo, que la hace sumamente apta para el establecimiento de bases para vuelos transolares. Per tenece a Dinamarca, que forma ‘parte del Pacto del Atlántico Norte. Los Estados Unidos tienenbaes en ella desde 1941. Su defensa local se confiax’á al mando danés, pero se podrán crear “zonas de defensa”, en las que actuarán conjuntamente daneses y norteamericanos. Se ha construido el aeropuerto de Blue-West-One cerca del puerto de Julianshaab y de la base naval de, Gronnedal,. ‘que ocuparon los norteamericanos . en la G. M. II. Islandia.—’Es el segundo punto de apoyo de la ruta América ‘del Norte-Noruega en la salida del Océano Glacial, tocando el círculo polar ártico. Tiene picos que se elevan a veces a 2.000, metros, pero su clima es relativamente suave en el oeste y en el sur, debido a la corriente del ‘golfo de Méjico. Se separó de Dinamarca, declarándose República independiente en 5944. Su defensa se ha confiado a los. Estados Unidos, 4ue tienen ac tualmente tropas y un aeródrómo militar (Keflvik),, aparte del civil de la capital (Reijavik). Como avanzada ‘de Islandia hacia el Polo está la isla de Jan Mayen ocupada por Noruega, que también’forma parte del Pacto ‘del Atlántico Norte. Spitzberg.—-Durante los cincuénta años anteriores a la G. M. 1;, la soberanía de estas islas estuvo en litigio entre No ruega, Suecia y Rusia, hasta que el Tratado de París de 9 de febrero de 1920 reconoció la, soberanía noruega sobre ellas, a cambio de 5 neutralización permanente y de un régimen de’ “puerta abierta”. Los extranjeros tendrían derecho a los apro vechamientos pesqtieros y mineros. La U.’ R. S. S. se adhirié al Tratado y lo aprovechó para instalarse en tres campos mi. neros, en los que trabajan de 3.000 a 4.000 rusos, sin que los noruegos tengan acceso a tales concesiones. Mientras las potencias occidentales . no pueden establecer allí bases sin que la U. R. S. S. denuncie los trabajos por vio lación del Tratado, los Soviets mantienen sus hombres con el título de mineros, pero ‘que fácilmente se transformarían en soldados llegada la ocasión. Este archipiélago constituye para la U. R. 5. 5. un eslabón importante en la cadena, de bases boreales para enfrentarse con los Estados Unidos. Examen.comparativo de los dosfrentes antagónicos. - Ambos tienen, sensiblemente,’ la misma amplitud. ‘Sus’flan cos se enfrentan, por un lado, en el estrecho de Bering: Alaska y las Aleutianas del lado américano, y la península Tchukotska y el golfo de Anadir por la. U. R. S. S., con un valor, sensible mente equilibrado. Por el otro flancos. los Estados ,Unidos’ tienen Groenlandia con un escalón avanzado en Islandiá, mientras que la U.- R. S. S. sólo tiene la posibilidad de Spitzberg, de valor inferior, que además necesitaría el complemento de bases en Noruega. Poi eso ha pretendido tomar en arriendo el puerto noruego de Vardoe, aunque sin conseguirlo, teniendo que contentarse de momento con fortificar la península de Pescadores y la fron tera común con Noruega. El radio de acción de 5.000 kilóme tros que desde Groenlandia da de sí hasta Astracán, no per mite llegar desde Spitzberg más que hasta Winipeg y Quebec en el Sur del Canadá. En. la parte central está la península Taimyr, en Siberia, a 5.ooo kilómetros de los centros industjiales de Portland y Seattle. Considerando los frentes en general, puede decirse que hay bases americanas que permiten a sus bombarderos alcanzar zonas más profundas en la U. R. S. 5. que las que.los rusos alcanzarían en los Estados Unidos; pero, en cambio, la U. R. S. S. tiene sus centros industriales- más diseminados. hielo, iiieve profunda o lodo en los deshielos o bien a través de bosque o tundra. Hay que recurrir al transporte aéreo de tropas y abastecimientos. Es decir, que las regiones árticas tal vez no serán objeto de agresión directa con masa de fuer-zas para su conquista. Pero la importancia creciente de las rutas aéreas a través del Artico hará que el Polo Ncrte ‘acaso sea un óentró estraté- gico de una futura guerra global. Habrá que ocupar y man tener, en el contorno del Articoy dentro de él, bases con cam pos de aviación y estaciones de radar-y meteorológicas, y ello hace pensar en otra clase de acciones distintas de las apun tadas: ataques contra bases y centros vitales por medio de bom bardeos aéreos o valiéndose de proyectiles dirigidos con bases más próximas; acciones por sorpresa a fin de apoderarse de puntos adecuados para instalar plataformas de lanzamiento de - tales proyectiles contra objetivos estratégicos importan tes, lo que puede necesitar golpes de mano previos contra es taciones ‘de radar o meteorológicas; finalmen’te, - ataques de fuerza para ocupar punto que sirvan de base de partida de acciones sucesivas a fin - de llevar la guerra al país contrario. Los dos adversarios necesitan, pues: 1.0 Ponerse al abrigo de una sorpresa, - ya que, el atacante puede poner pie en una isla ártica o .en una zona costera poco poblada y con escasa vigilancia, mediante una operación an fibia o aerotransportada, para dar saltos sucesivos hacia los objetivos interesantes. 2.° Responder con una contraofensiva a la agresión, para lo- que habrá que contar con superioridad aérea a fin de actuar rápidamente y resolver la situación crítica que se haya pro ducido. Las bases tendrán que ser defendidas por núcleos de tropas terréstres en posiciones aisladas,- aunque mutuamente apoyadás. Estas posiciones, en caso necesario, habrán de ser reforzadas, o recuperadas en caso de. pérdida, por fuerzas aero transportadas duramente entrenadas y de altá eficiencia com bativa, dotadas con - vehículos blindados y artillería, ‘aparte de contar con el ápoyo aéreo. . Creemos, pues, que una campaña polar - tendríá caracterís ticas similares a las de las operaciones insulares con predomi nio aéreo. En ella cabría la actuación de fuer,zas navales en de terminadas circunstancias,, ya que los ‘barcos ‘podrían quedar aprisionados por los hielos y los cascos- de los torpederos y cru ceros se verían comprometidos para resistir las grandes pre siones dé -los hielos, aparte -de la delicada situación en que que darían frente a los ataques aéreos enemigos. En caso de actua ción, habría un dominio en superficie a favor de los Estados Unidos, pero con posibilidades de intensa acción’ de raids sub marinos y siembra de minas por parte de la U.. R. S. S. Los Ejércitos. de Tierra guarnecerían y defenderían las ba ses propias y llevarían su acción.contra las enemigas pór medio del transporte aéreo. ‘ - Cómo puedeconcebirse la acciónártica. Una posible guerra ártica se debç ehglobar en una idea es tratégica total. En el caso de una nueva guerra,. el primero y principal teatro de operaciones sería Europa. Si la U. R. S. S. consiguiera dominar éste y pretendiera -lanzarse sobre los Es tados Unidos, tendría tres caminos: hacia el Este, a través del Pacífico; hacia el Oeste, a través del Atlántico, o por el Norte, a través del Océano Glacial Artico.. Por la gran extensión del Pacífico, el eje de esfuerzo habría’ de partir de Siberia y Kamchatka hacia Alaska y Canadá, porque en tal dirección sería menor el obstáculó marítimo. En dirección de occidente, el avance tendría el peligro de la amenaza delpreciso continente contra elel ataque flanco por meridional al .que sería hacer africano frente y buscar las altas latitudes, según el eje Noruega-Islandia-Groenlandia-Canadá. • En cualquiera de éstos casos se ve la posible importancia de las tierras que circundan el casquete polar ártico o se hallan situadas en -él. Examinemos .la tercera hipótesis de avance a través del Océano Glacial. Los ejercicios polares realizad-os hasta la fecha por Estados Unidos y Canadá han demostrado que el empleo de grandes masas- de hombres no sería posible porque, aparte de las difi cultades que oponen el clima y el, terreno al despliegue y al movimiento de Divisiones y aun Brigadas, la ‘cooperación logística tendría dificultades acaso insuperábles. Hasta la fe cha -no ha podido hallarse un medio de transporte por tierra que sea satisfactorio para las operacione árticas en las varia das y extremas circunstancias que pueden presentarse de - Rusia no’ uede - .o.upar Alaska. - Padre Bernardo R. Hubbard, S. J., en colab’oracióñ con Bili Davidson. De la Revista norteamericana Collisr’s. (Traíucción del Capitán de Artillería de Costa, de Marrueco., Arturo Videras Vslarde.) “La soledad de Alaska es tan salvaje, tan impenetra ble, tan terrible, que una fuerza militar serla.engullida y destruida en ella, sin tener nosotros que disparar un solo tiro”, dice el conocido montañero Priest. año afirmaba en el Senado: “Nosotros podríamos ser ocupados por una invasión,aérea de no más de dos Divisiones”. El padre Hubbard se opone vigorosamente a este punto de. vista, apo yado por su gran experiencia en a materia, que le confiere autoridad suficiente para ser escuchado. , , El delegado en el Congreso por Alaska, E. L.’ Bartlett, re El padre Hubbard es un geólogo de la Universidad d Santa Clara, que ha pasado los últimos veinticinco años de los sesenta cientemente dijo en una emisión de televisión, que las tropas y dos de su vida explorando las desconocidas regiones dé Alaska paracaidistas rusas establecidas en Siberia podrían conquistar y del Polo Nor-te. Es considerado como uno de los técnicos me las grandes bases aéreas de Aladca en cuarenta y- ocho horas. jor informados del mundo en cuestiones relativas al círéulo Casi al mismo tiempo hubo una comunicación ‘procedente de polar ártico. . .. - Taihoku (Formósa), diciendo qué los rusos habían concentrado La discusión sobre la vulnerabilidad -militar de Alaska es de una fuerza de choque de 300.000 hombres frente a -Alaska, es una perenne controversia. Un gran número de autoridades tando en disposición de emprender una irresistible. guerra re‘ (incluyendo al General Dwigt Eisenhower y al Gobernador ‘deI - lámpago en el territorio. ‘Tajes rumores se han vuelto últimamente más y más persis territorio, Ernesto Gruening) piensan que está ampliamente abier.to para una acción ofensiva enemiga. Gruening, el pasado - tentes. De muchos de ellos se ha demostrado que no tienen • - ‘ fundamento. Hace poco tiempo, un piloto américano voló so bre la línea de demarcación internacional en el mar de Bering, a lo largo del estrecho de 2 3/4 de mil’la (5o95,7 metros apro ximadamente) de anchura, que separa la posesión rusa de la gran isla Diomede, de la similar americana, pequeña Diomede. Era un día claro, excepcional, y el piloto, tomó una fotografía del territorio soviético, que, publicada en los diarios de Alaska, causó un pánico internacional. Porque, según los técnicos, la fotografía demostraba la existencia de un aeródromo militar, l otro lado de la cumbre nevada de la gran Diomede. Esto sig nificaba que ha’bía bombarderos y unos 2.000 soldados rusos a 2 3/4 de milla de un territorio vital delos Estados Unidos. Por esta época hab’ía ido a sustituir en elservicio religioso de la pequeña Diomede al famoso padre Tom Cunnigham, por haber sido éste llamado .de nuevo al servicio militar. Ejercía las funciones de ayu’dante un muchacho esquimal, miembro de la Guardia territorial de Alaska, llamado Eduardo Magaluk. Un día; que teníamós la vista clavadá en la gran Diomede, dijo Magaluk: “Estoy notando que se levanta mucha ‘niebja, y a ‘favor de ella, un hombre arrojado podría deslizarse hasta la gran, Diomede, echar una mirada alrededor y volver antes.de que la. niebla desaparezca.” Media’hora más tarde, Magaluk había em barcado en su “kayak” y remaba .silenciosaménte entre la nie bla del mar, de Bering,haciala siniestra isla jorobada, el puesto avanzado de Rusia más, cercano a los Estados Unidos. Alcanzó la costa de la gran Diomede, y escondió su “kayak” entre las rocas. Luego escaló unos 700 pies .de tocas escrpadas y se des lizó entre dos puestos de, centinela .que habíamos observado anteriormente ‘con nuestros gemelos; avanzó tres cuartos de milla sobre la hierba de la cumbre rocosa y gibosa de la isla, y apareció ante sus ojos el único edificio de ella, el. del Gober nador, un cobertizo ‘de piedra en ‘el cual un puñado de rusos estaban leyendo o- trabajando para emplear su tiempo. Ase gurado de o que veía, volvió sobre sus pasos, se deslizó ei la aldea esquimal, en la distante’ladera de la giba, y contó los nisos que había en sus puestos de centinela. Finalmente volvió a remar por el angosto estrecho tan silençiosamente’ como ha bía ido, y me dió la información que yo esjeraba. La no exis tencia de fuerzas aéreas en la gran Diomede, y solamente 28 ru sos, los ñ’iás de ellos paisanos. ‘Más tarde, técnicos del Gobierno volvieron a éxaminár la fotografía y descubrieron que lo que habían tomado como ‘señales de aeródromos éra simplemente una raya de luz en el negativo. Este incidente tipifica el temeroso complejo que habíamos formado acerca de los rusos y Alaska. Un solo día fué suficiente para echar portierra la pretensión que tuvieron algunos al de cir que los soviéticos podían ocupar nuestro gran baátión del Norte en el caso de una guerra. No soy tin técnico militar, pero Alaska ha sido ‘mi laboratorio• científico durante veinticinco años, y lo que puedo decir d es tas espantosas historias es que son un disparate. En primer lugar: No ,cteo que los rusos pudieran ocupar Alaska, caso de desearlo. En segundo lugar: Tampoco creo .que los rusos sean tan locos como para desear invadir esta enorme extensión. Porque, contrariamente a la general creencia, el territorio no es un país de oro y pieles, sino un subcontinente deshabitado y,solitário en su 99 por ioo. La producción de oro y pieles, en realidad, decayó y se redujo a la mitad en’los pri meros años del siglo, ‘y los grandes recursos naturales están aún por descubrir. Indudablemente, la ciencia cambiar.á este panorama en futuras generaciones; pero en la actualidad, como base’ para una acción ofensiva enemiga, Alaska representa más bien un riesgo económico que un capital seguro, y en este as pecto, , a nosotrós nos ocurre otro tanto. Los políticos americanos pueden escandalizarse, y también se despertará la cólera de lós sabios civiles y militares; pero mis opiniones están fundadas en una larga vida ‘de exploración en - una.parte.del mundo qué jamás ha sido visitada por muchos Alaska, el Noatak, el cual desexnbóca en Kotzebue Sound, en la de los estrategas de salón. ‘ costa del oeste, y corre tan escabroso como el Vucon. El objeto La base de mi aserción es la siguiente: Nué’stras dos poderosas de esta expedición era déscubrir si las fuentes del Noatak se bases aéreas en Anchorage y Fairbanks son los únicos blancos originaban en algún lugar cerca del río Colvillé, el cual nace al dignos de tener en cuenta para am ataque enemigo. Por ser el norte del circuito polar ártico. Tal descubrimiento podría retamaño de esta superficie tan limitado, y por la defensa de rapresentar una ruta para un oleoducto, bajo los llaves de los dos dar ejercida alrededot de ella, es seguramente por lo que el ríos, y permitirnos complétar nuestra pótencialidad con los Teniente General William E. Kepner ha calificado a su fuergrandes campos petrolíferos de- Point Barrow. Esto resultaría zas de formidables. Por otra parte, un asalto dirécto-procedente -. de un valor inapreciable para nuestra defensa, porque Barrow del aire sería tan suicida como dejar caer tropas paracaidistas está bloqueado por los hielos diez meses y medio del año, mién en el cono de un volcán en actividad; lo mismo puede decirse tras Kotzebue, en el mar de Bering,-está abierto como un puerto del caso de un bombardeo, con la adición del factor de que un• todo el verano. campo de aviación bombardeado puede ser de nuevo• puesto Nuevamente me rodeé de cuantos hombres vigorosos pude en actividad en un espacio de dos o tres días, encontrar, y emprendimos la marcha río arriba en ‘una embar Creo firmementé que si los rojos tuvieran una potencia aérea cación de fondo plano. Tras seis semanas de incontables pena• suficiente para atacar Anchorage y Fairbanks, o la distante lidades, con continuos baño’s de agua helada en los ‘rápidos y. región de Juneau Panhandie, también la tendrían para atraremolinos, y teniendo que volver muchas veces porque había yesar Alaska. y- alcanzar laColumbia Británica o él Estado, de. tantos afluentes que no sabíamos cuál era el verdadero Noaták, • Wáshington. . . . hicimos 150 millas, y entonces -nos propusimos atravesar la En el caso de emplear fuerzas .de tierra, tendría que dejarlas tundra, siendo aquí donde empezó la verdadera pesadilla. sobre las estériles costas o en la soledad más absoluta, con el La tundra, que cubre cerca de una cuarta parte de Alaska, objetivo de avanzar y ocupar Anchorage y Fairbanks. Y esto, consiste en una cintura profunda de agua con krandes raíces vuelvo a afirmar, és imposible. Porque al lado del poco terreno y troncos que salen de ella. Cuando se atraviesa ésta tierra poblado que existe, la soledad de Alaska es tan salváje, tan im-., pantanosa, se trata de saltar de un tronco al siguiente, pero• penetrable, tan terrible, que una fuerza militar podría ser en- - frecuentemente se resbala y el resultado es caer al agua con las • gullida y destruida en ella, sin tener nosotros que disparar un cien libsas de carga que se transporta. Mien-t•rasse lucha conti solo tiro. . . . - nuamente. para poder-avanzar en un día una media milia, hay Pero lo estrategas de salón miran al mapa, y continuamente adetnás que defenderse de la nube de mosquitos, tan terribles, descubren fáciles invasiones al perímetro defensivo Anchorageque recuerdo a este respecto que, en los días de la dominación Fairbanks. A menudo tropiezan con la indefensa península de rusa en -Alaska, una forma de pena capital era atar al convicto Alaska, la cual se extiende seductoramente hacia Siberia, y criminal a una estaca colocada en el desierto, y las nubes de piensa-en la ensenada de -Cook, en el centro de la cual -está mosquitos le moídían y mórdían hasta producirle la muerte. situada Anchorage. Hay también cínifsnegros y diminutos e invlsi bies insectos Lo que sigue a continuación dará alguna idea de la facilidad -- llamados “nosiums” por los del país, los cuales, penetrando en de esta invasión. . -la piel por donde nace el velld-, causan terribles infecciones. -. En el verano de 1928 mandaba yo una expedición, tratando - Añadamos a esto las tempestades árticas con una velocidad de atravesar el estrecho istmo de la península -de una longitud de ioo millas por hora, que se echan encima cuando menos se de sólo oo millas. Dúrante tres meses estuvimos entrenándoespera y derriban con la furia de sus elementós, en los que van nos para la mejor consecución de la empresa el que suscribe,. mézclados granizo, lluvia y pedrisco. Frente a tolas estas triun gigante suizo americano llamado Jack Koby y la estrella bulaciones, hicimos 20 millas en dos meses, y de nuevo -tuvo que del fútboJ de la Universidad de Santa Clara, Roderick Chisholn. - ser abandonada la expedición. Una vez preparados, intentamos penetrar-en el valle de las diez Problemas que,tendríaen cuenta un probable enemigo.—Mul mil fumarolas, el lugar dé la erupción volcánica de 1912. Este tipliquemos las anteriores cifras por 30, y tendremos una idea lugar solamente había sido hollado por. las plantas humanas de los pro blmas que tendría que solventar un enemigo que en una ocasión anterior, cuando la expedición de una Sociedad desembarcase en la desembocádura ‘del Yucon y tratase de geográfi.ca nacional pasó por medio de él en 1916. . avanzar sobre el “llano y abierto corredor” hacia Fairbanks, Partimos hacia el interior desde el golfo de Alaska, intenmás de 6oo millas de camino con pantanos y tundra rodeán - tando atravesar el territorio de Katurái y salir sobze el declive dolo por doquier. de la península sobre el mar de Bering. Desde los primeros dias . Algunos estrategas han sugerido que los equipos mecaniza las tierras pantanosas nos rodeaban por doquier, y luchamos dos podían utilizar la tundra como un camino real cuando está denonadamente a .través del desierto de. cenizas volcanicas, helada en invierno. Pero de nuevo se equivocan los -estudiantes en el cual nos enterrábamos hasta las rodillas a cada paso, - del mapa. Una- delgada capa de hielo se forma en la tundra ahogándonos con el persistente polvo que se pegaba a nuesttas con las primeras heladas dé septiembre, pero entonces las tem narices. Cuando penosamente caminábamos por las cenizas, pranas nieves obran como aislante, y el agua situada debajo caímos en uri arenal que .nos -llegaba hasta las axilas; no obsraramente se hielá. Tal pudieron experimentar nuestras fuer tante, seguimos pulgada a pulgada hacia adelante, a través de zas armadas el pasado invierno, cuando en las maniobras de la precipicios y traicioneros glaciares, y en -muchas ocasiones nos operación Swestbriar se separaron apenas unas yardas del caarrastramos por espectralés bosques, destruídos por la lluvia mino real de Alcan; la tundra, helada que apenas podía soporde ácidos- volcánicos, siendo todos los días empapados por llutar el peso de un trineo, difícilménte hubiera soportado el da vias torrenciales y arrastrados -por continuos e impetuosos un tanque. . . huracanes de una velocidad de ioo millas por hora, que venian Si las, tropas paracaidistas rusas desembarcaran en la pen desde -el mar de Bering a través de las montañas. En. todo este ínsula de Kenai y se movieran -siguiendo’ el ferrocarril de Alaska tiempo no vimos traza de ningún animal, y pudimos mantenerhacia Anchorage, estarían de nuévo frente a la tundra y las nos gracias a los paquetes de provisiones que habíamos llevado, escabrosas montañas del tetritorio con una sola ruta fácil, el coii nosotros. Finalmente, tuvimos que renunciar al intento y paso del Mosa, que les conduciría por ellas., De seguir la vía. volvernos. Empleámos los méses. de junio, julio, agosto y sepdel ferrocarril, estarían totalmente expuestos a los ataques de tiembre en la expedición, y dürante todo este tiempo, sólo punuestras fuerzas aéreas, - y podrían, por lo tanto, ser. bombar dimos avanzar treinta millas, a pesar de haber llevado con nosdeados y destruidos. otros tres mudos conducidos por hombres prácticos para trans- La misma cosa podría suceder si se dejaran caer sobre el caportar el resto de nuestro equipo. Sin ningún género de duda, , mino real de Alcan y se movierán hacia Fairbanks, En la esuna fuerza militar nunca habría podido avanzar más allá de trecha faja de la carretera erían bombardeados, y además, las diez primeras millas,. ‘ . -. . frente a la carretera, estaría la tundra, las montañas y los im Otro pasatiempo favorito dé los estrategas, de salón es mirar penetrables bosques. Por otra parte; igualmente encontrarían el mapa y descubrir -anchos y llanos corredores ajo, largo de que las proximidades de nuéstras ciudades y bases militares los grandes, ríos que van de este a oeste del territorio de Alaska. son prácticamente intransitables. Miran particularmente al caudaloso Yucori y tiemblan ante la Elementos-que originanun verdadero peligro.—En 1935 me posibilidad de que un enemigo mecanizado pudiera desembarencontraba investigando los volcanes que no figuran reseñados car en la desembocadurá del río en el mar de Bering y rodar, en los mápas, pocas millas de’ Coid Bay, en la península de sin obstácus que se opongan a su paso, por el país llano que Alaska, en el mismo lugar donde ahora existe un aeródromo miconduce a Fairbanks. . . litar. Frecuenten-rente el cielo se ponía tan oScuro que parecía En 1939 yo conducía una expedición hacia un similar río de.. negro, sien-do éste el signo precursor de una de -las terribles e - ‘69- - - - - - imprescindibles tormentas de Alaska, lloviendo bien pronto• vasor moriría aquí de hambre en menos de una semana, estando de una forma torrencial. Antes de que hubiéramos tenido tiempo además seguro - del esfuerzo que costaría suministrarlo por - vía aérea, por ser esto casi imposible, debido’ a que los aviones de pensarlo, pareció que se movían y se precipitaban sobre nos otros todos los cimientos de la montaña, y las seis millas de tendrían que recorrer más de 5.000 millas, por la más traicio anchura del valle, donde nos encontrábamos,. se convirtieron’ nera ruta aérea del mundo, siendo cosa sencilla para nosotros en un rugiente torrente de o pies de profundidad. Pudimos destruirlos con aviones, que partieran de bases distribuídas escapar de este alud porque nos encaramamos a un sa por el sudeste de Alaska. y en el archipiélago ártico del Canadá. Supongamos, no obstante, que lo imposible ocurriese, y que liente rocoso; pero un Regimiento cogido en el valle hubiese perecido, estando además dentro del alcánce de la artillería del los comunistas, cayendo sobre Alaska, pudieran subsistir en aeródromo Lo mismo puede decirse de la bien defendida super una región que produce’ solamente el 5 por xoo de sus propios ficie de Panhandle, así como la Columbia Británica, que tienen alimentos necesarios. ¿Qué harían entonces? Seguramente su un territorio increíblemente salvaje, con elevadísimas monta objetivo’sería invadir desde aquí los Estados Unidos o bom ñas que llegan hasta el mismo filo del océano. bardear nuestros grandes centros industriales. Pero, cualquiera Cuando los japonesés ocuparon las indefensas Attú y Kiska que fuese su proyecto, tendrían que traer un equipo militar, en las islas Aleutinas en la G. M. II, ‘áún se encontraron a cosa dificultosa por las mismas razones apuntadas, siendo, por 2.500 millas de distancia de Anchorage. Recientemente abando tanto, uno de los obstáculos que más respeto les causaría. ,namos nuestra base aérea de Nome en el mar dé Bering, sa Una invasión de lós Estados Unidos desde Alaska podría biendo ‘que no significaría nada para’ los rusos si ellos la tóma ser dirigida solamente por una ruta posible, el Camino Real sen. Con cientos de millas de. tundra y pantanos entre ellos y de Alcan, 1.525 millaé de carreteras expuestas y sinuosas, a. tra nuestra fortaleza de Anchorage-Fairbanks, sé encotitrarían en vés de una’ impenetrable maraña de ‘tundra, pantanos e intrin un callejón sin salida, en el. que les esperaba la muerte, mien cadas montañas, tanto en Canadá como en Alaska. Desde tras que, por otra parte, sólo estarían a veinte minutos de vuelo Dawson Creek en la Columbia Británica, cfonde. termina por de sus propias bases de Siberia. el- sudeste el’ Camino Real de Alcan, hasta la primera ciudad La inquietud que pesa en el ánimo de la mayor parte de los de alguna importancia, ,Edmoton en Alberta, hay todavía americanos acerca de los ‘problemas militares de Alaska; es que 4.0 millas de distancia; esto significa que durante 1.993 millas nosotros los consideramos desde el punto de vista de pasadas (más de dos veces la distancia de Berlín a Moscú), el Ejército guerras, las mayor, parte de las cuales fueron libradas en super invasor estaría constreñido a una estrecha cinta de carretera, ficie habitadas, que ténían carreteras, granjas y pueblos. Desde expuesto a cada paso a ataqúes aéreos, y sin poderse defender el tiempo de Alejandro el Grande, los Ejércitos han vivido so ‘ni cubrirse, porque la tundra, las montañas y las selvas lo ro bre el campo a medida que avanzaban, cogiendo grandes can dean todo. Y si a pesar de ello consiguieran pasar, aún estarían tidadEs de provisiones y botín de las poblaciones conquistadas.. a muchas millas del corazón de’ Norteamérica. Otro tanto’ocurrió en lá G. M. II, en que los çomunicados con Es apenas creíble que ‘los rusos quisieran utilizar Anchorage— tenían párrafos a este tenor: “El Ejército rojo avanzó hoy cin Fairbanks ‘para bombardear nuestras• ciudades industriales, porque hay docenas de bases en, Ruáia continental que están cuenta kilómetros en la dirección de Dresden, capturando 53 pueblos.” Siendo los pueblos y no los kilómetros lo que tenía • solamente a un par de horas de vuelo de Détroit, Chicago y verdadera impórtancia. Seattle, con ferrocarriles y ,ótras vías de comunicación que van ‘En la máyor parte de Alaska - no hay pueblos propiamente directamente desde las factorías comunistas hasta los campos hablando, no hay víveres ni tampoco carreteras, y hasta la de aviación. ausencia de édificaciones más allá del perímetro dé Anchorage Es igualmente increíble que los rojos desearan ocupar Aa Fairbanks. Alaska es, casi dos veces y media superior en super chorage-Fairbanks para impedir que nosotros bombardeára •ficie que Texas; sin embargo, podríamos colocar la población mos Rusia desde estas bases. Un General que ocupa un alto cargo en las fuerzas aéreas, - recientemente me decía: “Alaska entera del territcfrio dentro del campo militar de Chicago. y to davía habría lugar para más. Alaska comprendé una superficie es tan difícil de suministrar, que en el caso de una guerra ofen siva, la utilizaríamos, principalmente, como estación de re de 586.400 millas cuadradas, de las cuales sólo unas .1.000 mi llas cuadradas, es decir, menos de un quinto del uno por ciento, serva y base de emergencia para, aviones que volviesen de mi tienen población, y segúh las cifras del Departamento del in siones de bombardeo. Actualmente-—dijo—sería más fácil terior, solamente 12.000 acres, o la increíble cántidad de-i8 mi bombardear Rusia desde Omaha que desde Fairbanks.” Este General concuerda conmigo en que los rusos no se arrojarían llas cuadradas, están cultivadas. Unas 200.000 millas cuadra das son de impenetrables montañas, y 150.000 de inútiles pan probablemente a la empresa de ocupar Alaska, pronunciándose tanes y tundra. Además, solamente existen 595 millas de vía en el mismo sentido otras ‘autoridades con las cuales he hablado férrea en toda esta vasta extensión y unas miserables 2.926 cuando estuve recientementE en el territorio. Esquimales americanos, los cuales, en un admirable desafío millas de carretera -(comparadas con las 195.812 millas de ca rreteras rurales de Texas). La mayor parte de las carreteras a los edi’ctos soviéticos, navegaron a’ través del mar de Bering forman parte del sistema del Çamino Real de Alcan, uno de •el pasado verano para’ visitar a sus’ parientes del Cabo Este de los más costosos experimentos en la historia de la ingeniería, Siberia, me dijeron que no hay preparativos ofeñsivos en todo en la construcción del cual utilizamos los mejores equipos del este territorio, y-si bien vieron baterías antiaéreas en las bajas mundo y gastamos millones de dólares; sin embargo, una gran colinas cercanas a las costas, eran solamente’ de pura defensa parte de él todavía queda intránsitable cuando los deshielos (según oyeron decir) de los pequeños aviones ‘de caza de ‘corto alcance situados en unos pocos aeródromos, no existiendo nin del Artico lo invadeii cada rimavera. guna gran base aérea, salvo las de Kamchatka, a 5.000 millas C,on todo esto. ¿no es admirable que de los 128.643 habitan tes, de Alaska vivan casi todos dentro del perímetro defensivo de distancia. ‘Por otra parte, sus parientes lés dijeron que los rusos temían de Anchorage-Fairbanks, o en Panhandle, lejos del sudeste? Menos de 1.000 indios y xoo blancos forman como una ‘cadena construir instalaciones importantes en el Cabo Este, por estar a lo largo del valle del Yucon, y unos 5.ooo esquimales están demasiado cercanos ‘los grandes campos de concentración de esparcidos en pequeñas colonias a lo largo del mar ‘de Bering trabajadores esclavos, que podrían levantarse y tomar - las y en las costas dl Océano Artico. ‘Estas comunidades de es bases en el caso de una guerra. Por qié necesitamos Alaska.—Esto conduce a una importante quimales, más que ninguna otra cosa, tienden a probar mi pregunta: Si Alaska es tan inútil, -,!por qué la deseamos? En punto de vista. , • En 1.938, con nueve esquimales de las islas del Rey, en una primer lugar, es absolutamente necesaria .desde el punto de vista.puramente ddensivo, para mantener una sólida línea de ptimitiva embarcación de piel de caballo marino, llamada pn “umiak’ por los naturales, navegámos 2.000 millas en mar puestos avanzados sobre nuestras costas. Hoy en día, nuestro abierto, visitando todas las colonias entre Noine y la isla de llamado perímetro defensivo occidental empieza en el Polo Balta, para añadir pruébas científicas al aserto de que todos Norte, y siguiendo por Alaska llega al Japón, Okinawa, Corea y Formosa. Este cinturón de protección consiste ‘en: Bases los- esquimales hablan una lengua común. Me asombré ante el. hecho de no encontrar uno solo de estos navales desde las cuales se puedan proteger nuestros accesos del Pacífico contra ,submarinos portadores de bombas atómi últimos viviendo más allá de diez millas en el interior. Tras ge neraciones de experiéncia los naturales Fian hallado el -interior cas. Bases áéreas de ayuda a patrullas navales y suministro deAlaska coruo una trampa de muerte, donde caerían inclúso de fuerzas que se opongan a los ataqaes de los aviones enemi ellos, y, además, que en- un territorio de tres veces el tamano gos. Y, por último y en el caso de.Alaska, una base para nues de Corea no se puede encontrar una sola libra,de alimento que tra gran cortina de radar. Los rusos no necesitan Alaska para su 4efensa, porque pue llevarse a la boca. Y es por lo que afirmo que un Ejército in 70 den tener una mejor protección desde un similar perímetro defensivo a lo largo de la línea de costas siberianas. En segundo lugar, debemos conservar Alaska por su futura potencialidad, demostada en el milagro agrícola que es el valle de Matanuska. Allí se alcanza ahora casi la misma producción del Estado de Nueva York (con la sola excepción del trigo). En las veintidós ‘horas- de luz solar del verano- ártico, la cose cha crece dos veces, tan rápida, que se producen enormes es pecies de melones y vegetales, mientras que en otros lugares se necesitan tres meses como mínimo• para la recolección. En la actualidad hay planes para convertir varios millones de acres de terreno baldío en una fenomenal producción agrícola. Yo mismo he propuesto un proyecto para abrir un canal que reúna las aguas de los ríos Kuskokwim y Yucon, leuna forma - semejante al sistema formado por el Misisipi-Missouri. Esto desecaría el agua superficial de la tundra y pantanos del vasto Yúcon, y abriría, como en el delta del Misisipí, çcultos campos cultivables a los labradores. También estimuláría la colonización y la construcción de carreteras que alcanzaran hasta las mon tañas áiticas, y ello permitiría que hasta la ahora inaccesible ri queza mineral pudiera ser conseguida; sin embargo, todo este plan monumental necesita - cien años al menos para ser realizado. - Los rusos, por esta razón, podrían conquistar Alaska si tuvieran la paciencia suficieñte para esperar un siglo. Cuando el territorio soportara una población de 15 millones de habitan tes (incluyendo además al Ejército invasor), como resultado de los proyectos anteriormente mencionados. Hoy, sin embargo, los rusos séríah seguramente tragados por -la soledad, como cuando el - Ser Supremo dispuso que las aguas del Mar Rojo se cerrasen sobre el Ejército egipcio. - Elcaíónnorteamericanosin-retroceso,deioÑm. De ‘la publicación norteamericana1n;anry Schooi Quarierly.(I’raducciónde la Redacción de EJERCITO) El arma más moderna de nuestra Infantería es el cañón sin hacer fuego pesa unos 450 kilogramos, pudiendo desmontarse retroceso M-27, de io mm. Es tan reciente su aparición,, que y-montarse con rapidez para el transporte por vía aérea. El’ montaje M-75, utilizado en el jeep. consta de cureña y. aún no se ha decidido cuál ha de ser el lugar concreto que ocu cureñín, conjunto de mecanismos de elevación, y equilibrador, pará en -el Regimiento. Por sus características, puede perforar -el blindaje decualqu-ier carro conocido. (Véaseel grabado que así cornouna base que vá directamente sobre el vehículo. El se publicó el mes pasado en el artícWo sobre fabricación de conjunto formado por la cureña ‘ycureñín contiene el mecanismo de ‘puntería en dirección, con el correspondiente volante’ y un cañones sin retroceso.) que permite dejar en libertad los engranajes del El cañón, sin el montaje, pesa unos 260 kilogramos y tiene mbrague movimiento, en dirección para eguir a objetivos en móvi un alcance de 7.475 metros, aunque el alza de que está pro visto para la puntería directa solamente esté graduado hasta miento. Mediante el sistema formado por él equilibrador y el mecanismo de elevación, el tubo va unido al cureñín. Los cam 2.430 metros. . bios de elevación se introducen girándo el volante correspon Al adaptar el cañón de xo5 mm. a nuestras necesidades ac tuales, previenen las instrucciones que vaya montado en algún ‘diente, mientras que los equilibradores compensan- la prepon derancia de boca del tubo. La base :va atornillada al cuerpo ,vehículo o cureña de las actualmente en uso. Con modificacio nes’ relativamente pequeñas en los vehículos, sirven bien para del vehículo y sirve para ‘que descanse sobre ella’ el conjunto el caso el jeep y el weasel (vehículo anfibio). En cuálquiera de ‘formado por ‘la cureña y cureflín. El montaje utilizado en el vehículo anfibio modificado, aún los dos casos, el resultado es una pieza ligera autopropulsada. El peso total que se- coloca sobre el jeep, incluyendo el arma, - no adoptado como reglamentario; es idéntico al montaje M-75, la ‘munición y el personal, es, aproximadamente, de unos 675 excepto en su base., Cuando el cañón va instalado sobre ‘la cu kilogramos. Esto recarga considerablemente ‘al vehículo, que reña remolcada, no hace falta base alguna, porque la cureña y cureñín descansan directamente encima del eje del conjunto necesita usar una suspensión trasera debidamente reforzada. formado por éste-y las ruedas. También se le ha añadido al vehículo un robusto eje trasero, Para atender al servicio lel arma cuando va montada sobre aunque quizás esto no sea imprescindible. Un.jeep empleado vehículo, se ha experimentado una organización a base de un en la fase de pruebas con un cañón sin retróceso de 105 mm., Pelotón, y aunque ha dado buenos resultados, no se ha adop recorrió más de i .óoo kilómetros sobre todo tipo de terreno - - en que, normalmente, este vehículo tendrá que moverse. Este tado con carácter definitivo. Este Pelotón está compuesto por siete hombres distribuidos en la forma siguiente: 1, Jefe de jeep tenía el eje posterior semejante al de cualquier otro ve Pelotón; 2, apuntador; 3, cargador;’ 4, auxiliar del cargador; hículo igual a él y, sin embargo, no se presentaron problemas especiales de’ entretenimiento originados por el exceso de carga. , Aúxiliar proveedor; 6, conductor (vehículo de municiones); 7, conductor (‘vehículo de la pieza). Si - por cualquier circunstancia el vehículo se viera inmovi A continuación reseñamos brevemente las obligaciones, de lizado, el cañón, aunque solamente por un corto espacio de cada uno de los sirvientes cuando la pieza está dispuesta para ‘tiempo y como solución de circúnstancias, puede - montarse sobre-cualquier jeep. El arma se adapta al vehículo por medio hacer fuego. Jefe de Pelotón.—Aparte del mando general del Pelotón da d montaje M-75, fácilmente ajustable a la parte posterior del jeep después de haber quitado el asiento colocado en este órdenes de fuego, observa y dirige el tiro. También’ es quien lugar. También se instala’un bastidor en forma de “A”en la suelta el’ perno de inmovilización colocado en el bastidor parte anterior del vehículo al objeto de inmovilizar y servir en “A” y maneja el tornillo de nivelación transversal, situado en el sistema de puntería. de punto de apoyo al cañón cuando marcha el vehículo. Apuntador.—Hace la puntería ,y efectúa el disparo. Cuando’ Los dos tipos de vehículos indicados tienen ciertas limitacio nes, una de las cuales es la pequeña cantidad de munición que es necesario inmoviliza y deja libre el mecanismo que-permite los movimientos horizontales del arma y coloca el tubo en el pueden transportar. Después de añadirles unos bastidores es bastidor de forma de “A” una vez que se póne en marcha el peciales, el jeep y el vehículo anfibio solamente pueden llevar cuatro y ocho disparos completos, respectivamente. Es-to pone vehículo. Cargador.—Antes de efectuar la’ carga comprueba el estado de manifiesto la necesidad de un segundo vehículo para cada cañón, qúe’ serviría de medio de tracción para un remolque del ánima y la recámara para ver que no hay nada en su inte de munición. A este objeto, se proponen un jeep y un remolque rior. Hace la carga .y coge la munición del bastidor en que vá situada, en el mismo vehículo, o del auxiliar del cargador. Tam de un cuarto de tonelada. bién designa el tipo de munición que ha de trasladarse desde e También se ha adoptado para este cañón sin retroceso una remolque en que va aquélla al vehículo que tránsporta la pieza: cureña sobre dos ruedas, remolcada, que ha recibido la desig nación de cureña M-22. Con el arma Montada y dispuesta para Antes de indicar al apuntador que la, pieza está cargada, com-. prueba la situación en ra zona de peligro que existe siempre -cuencia del ‘fogonazo, llega hasta 30 metros detrás de la pieza. detrás de la peza. . construcciones, Las estructuras ligeras y sus ventanas pueden Auxiliar de cargador.—Pre para la munición para la carga, recibir daños aun estando a 90 metros de distancia. sacándola de sus empaques; retira el fiador de seguridad y Confo lo indican- sus posibilidades, en la misión contracarro; gradúa la espoleta cuando ello es necesario. . -el cañón sin retroceso M-27 de io5 mm. es fundamentalmente Auxiliar-proveedor.—Lleva. la munición desde el remolque un árma de puntería direçta. El sistema de puntería está cons hasta el punto en qüe se- encuentra el auxiliar del cargador. tituído por el anteojo M90C, de tres’ aumentos. La foi-ma del Cuando así se le ordena,. ayuda a extraer la munición de sus retículo es esencialmente igual que enotros tipos, con sus hilos empaques. - central y verticales-y horizontales, que sirven de -indicadores de Conductor del vehículo -de municiones.—Lleva su vehículo a distancia. Cada segmento vertical y el espacio entr’e ellos- es una posición - desenfilada, que no ofrezca peligro alguno por el - equivalente a una variación en alcance de 90 metros. Las fogonazó dirigido hacia, atrás en el-momento del disparo. Esta distancias, expresadas en yardas, están indicadas por números. posición, debe estar sufi’cientemente alejada de la pieza, de De igual forma, cada segmento y el- espacio entre segmentos forma que los dos vehículos, el de pieza y el de munición, no equivale én sentido horizontal a una variación en deriva igual sean destruídos o averiados por un mismo proyectil enemigo. - a cinco milésimas. Las líneas cruzan el retículo a intervalos deEl conductor,permanece con el vehículo, ayuda-a transportar distancias de i8o metros. ‘ - lá munición o se dirige a retaguardia para reponer la parte - No hay que perder de vista las posibilidades de este cañón consulnida de la dotación -de munición, sin retroceso empleado contra otros -objetivos terrestres. Su Conducíor del vehículo de pieza.—El conductor de este veprecisión y - las características de la munición le hacen muy contra con objetivos, como cuevas asentamientos hículo permanece en su asiento mientras se - etá haciendo eficaz nidos hechos troncos-talés y tierra, o grupos dede piezas, perso fuego. Traslada el vehículo de un punto a otro en la forma ordenada por el Jefe de Pelotón. Debe tener” prevista la ejenal. Aparte -del anteojp para la puntería directa, cuenta tarn cución de frecuentes movimientos como medio de defensa bién este arma con un sistema que -le permite hacer fuego con contra el fuego enemigo, ya, que las características del, arma, puntería indirecta, con la particularidad de que este sistema principalmente el fogonazo hacia atrás, hacen difícil la oculpuede emplearse pará la puntería directa a distancias supe• tación. riores a 2.430 metros, que es la máxima graduación materia lizada el anteojo para‘recorrer este tipo puntería. Este tipo de organización, aprovechando al’ máximo las poAún en queda mucho, por antesde de que este cañón - llene sibilidades del’ arma y su munición, puede hacer difícil la prelos requisitos necesarios - para desempeñar un eficaz papel en senda en el campo de batalla de cualquier carro enemigo. misiones contracarro dentro de Unidades aerqttansportadas. - Como se ha indicado anteriormente, la cantidad de munición En relación con otro tipo ‘de armamento, se trata de un arma transportada en el vehículo es muy reducida. Esta limitación- muy ligera y fácilmente transportable por vía aérea cuando viene ‘impuesta por el peso y volumen de cada disparo. Cada se le instala sobre el jeep, vehículo añfibio modificado, o sobre uno de los cuatro tipos de munición empleada -pesa unos 20 la cúre?ja M-22. También puede lanzarse con paracaídas. 6 25 kilogramos. Todos ellos tienen algunas otras característi-. El cañón sin retroceso de 105 mm., ya vaya montado sobre cas comunes, como es el ser todas de engarce fijo, en que el Jeep o sobre el vehículo anfibio, no representa el, final del proproyectil va engarzado fijamente a la vaina perforada. Esta blema planteado por la pecesidad de un arma contracarro denmunición tiene la banda de forzamiento previamente rayada tro del Batallón. Los vehículos tienen ciertas limitaciones con con arreglo a las estrías del ánima, lo que constituye una calos problemas mecánicos y de ‘entretenimiento peculiares de - racterística común a-todas las armas sin retroceso.. En, el proestos vehículos. El mismo tubo tiene ciertas desventajas,’ entre yectil existen dos’ señales’ índices, opuestas diametralmente, las cuales la principal es su excesivo peso para permitiç el trans que tienen por objeto facilitar la carga haciendo qué la banda porte a brazo. Otro inconveniente es la carencia de un verda de forzamiento tome debidamente el ra-yado del tubo cuando dero montaje práctico para utilizarlo en tierra. Pero, después el cartucho se introduce en la-recámara. ‘ - de todo, es una potente arma para la Infantería. Reúne conLa munición’ se -distribuye así: una rompedora, una fumígena diciones de precisión, funciona’ regularmente y su potencia es, y dos disparos contracarro. Excepto por, el- detalle de las “seextraordinaria. Se trata de un arma á la que sus sirvierite ‘y - -ñales-índices” y por la forma de la banda de forzamiento, estos- ‘lós soldados a quienes apoya puéden mirar con confianza. Pue proyectiles son semejantes en su aspecto y ,efectos a los - coden -participar en el combáte con la seguridad de qhe disponen’ rrespondientes del obús de campaña de 105 mm. -de un cañón que destruirá a cualquier carro medio que pueda La zona mínimá de peligro, para el personal, como conseponersé a su alcance. - - Elpuntoculminantdelavictoriai lo’s - esoacios-predominantsenlaestrategia. - - ‘‘ ‘ las segunda Rusia__y - guerra estrategia con dirección Corea en el guerra -ejemplos que curso y’ - ello Nos la retrocesos, 14 y destacar los tan lguaas crítico 72 esclarecér factores que consideraciones que, militares decantados que, en campo esencia condicionan, aferrados dé el la la la aún eternos al y de la intelectualismo basándose de teoría de crítica política, en aquel ha algunas positivismo inmortalizado de - chas concepciones cesa y taba todo de los de los Vico y a , de ex- políticomilitar - estrategia la proceso de ani mu revolución de á - - jo.) napoleónica, de un - - Fríe permitarí época surgidas después ambiente la - publiacin- teóricoprácticas. durante operativas la Coronel Croce—, ejemplos dieron sometidas al de - De del conclusiones ectraordinarios se ligada. . los que no de interesantes - - Cucino. (Traducción Maquiavelo,, sobrevivieron, estrategia deducir estéril C1ausewiz—fruto - de tal de Andrea ‘Militare. algunas quilamiento, contraofensiva de para rehuyendo principios fórmulas aquí obras . - ‘ Artillería Rivista Después que ‘ propónemos pensadores - - traer de en estrátégica. - las, en .:. - de italiana de zelevantes y prevalece - y pendular, avances en el - septentrional denominarse alternativo la Africá ofrecen podría ritmo de en de que producen una’ ‘mundial—especialmente desarrolladas la una se guerra operaciones ‘ -Comandante ‘ La - - ,. -. - ‘ fran revisión que su ¿rítica, ‘validez es- - - - - -* * * - fór- ‘Una el período -verdad concepción napoleónico indiscutible, ¿perativa, y pretende amplianiante ,,todavía considerada que el atacante, difundida por una duruite muchos vez corno abtenido Ahora bien, si el atacante, arrastrado por la fuerza de la un éxito capaz de ser explotado en el campo estratégico, debe o atráído por’ la maniobra de repliegue del defensor, proseguir la persecución hasta lograr el aniquilamiento del inercia sobrepasa el punto culminante de la victoria, el equilibrio de enemigo, mientras le sea posible proseguir la ofensiva. fuerzas se altera en provecho del defensor, el cul’ queda en Desde la guerra francorruta de 1812 hasta hoy, muchas cam dé reaccionar y obtener un éxito “ordinariamente pañas han desmenffdo la absoluta validez de tal concepción: ‘cóndiciones mucho más relevante que el conseguido por el atacante”. Sin embargo, muchos continúan alimentando una fe inque Luego, si bien es cierto que, obtenido un éxitO t4ctico sus brantable en la eficacia de la persecución hasta el -fin, derivada ceptible de ser explotado en el campo estratégico, es posible evidentemente de ese dogma militar que, negándose a consi derar la ofensivacomo una de las formas de la guerra, la ha proseguir la ofensiva hasta el aniquilamiento, del enemigo —corno la experiencia confirma—, también es cierto que esto erigido sin más en “sacrosanto principio”. sólo resulta conveniente cuandó el aniquilamiento dél enemigo Es ciedo que muchas ofensivas han terminado con el ani quilamiento del enemigo; pero los ejemplos en contrario de puede realizarse sin sobrepasar el punto culminante de la vic ‘ ‘ muestran que la persecución hasta el fin se halla condicionada- toria. Las campañas de Rusia de 1812 y de 1941-42; la ofeniiva por un límite de validez que el agudo espíritu de Clausewitz .de 5954 en Francia; las operaciones desarrolladas du denominó con admirable intuición el punto culrninante de la alemana rénte el último conflicto en Africa septentrional, y la actual victoria. campaña de Corea, constituyen otros tantos ejemplos típicos El concepto de punto culminante de la victoria queda escla de ‘ ofensivas que sobrepasaron el punto culminante de la vic recido a trávés de los dos principales dogmas del gran teórico toria. alemán. . — la defensa es la forma más fuerte de la guerra, con una fina lidad negativa; el ataque es la forma más débil, ron una fina El.’lector,al llegac a este-punto, podría preguntarse: ¿Cómo lidad positiva; se las arregla un Jefe para determinar si le es’ posible proseguir — todo ataque, al progresar, se debilita. la ofensiva hasta el aniquilamiçnto del adversario sin sobre-Como ya es sabido, el primero de tales dogmas de Clau pasar el punto culminante de la victoria? Una teoría de la guerra sewitz ha sido siempre el más criticado; tanto es así,. que to dvía hoy se continúa habíando de la “superioridad de la ofen-, que pretenda rehuir todo esquematismo no puede men,os de contestar de algún modo- a este interrogante. Aquélla podrá • siva”; expresión esta últtma que resulta inapropiada si se re explicar tan sólo, la esencia de los fenómenos bélicos y estable fiere, a la finalidad de la guerra, y si se refiere a la absoluta ef i cer relaciones de proporcionalidad entre los mismos con objeto cacia del ataque, - es completamente falsa. de ejercitar una influencia benéfica sobre la formación intelec De hecho, si la defensa fuese la forma más débil de la gue tual del Jefe. Pero éste, sobre el campo de batalla, sólo puede rra,quién se decidiría a ádoptar taj actitud, dado que la de con su propia inspiración, porque el plan operativo que fensiva ofrece ya la desventaja de perseguir una finalidad ne-, contar a concebir y ‘ejecutar es urs acto creador. gativa? Pero la experiencia demuestra que la defensa no ha llegue A propósito de lo cual, escribe Croce: “La acción tiene sus desaparecido de los campos de batalla. Aun en’ la campaña de precedentes en un ‘acto de conocimiento, ya se trate de la solu Francia de 1940, cuando los estrepitosos éxitos de las Unida ción de una particular’ dificultad teórica o de despejar la nie des acorazadas germánicas parecían haber destruído dfiniti bla que oculta el aspecto verdadero de lo real; pero, en cuanto vanrente el equilibrio entre la defensa y el ataque, Weygand, acción, brota únicamente de una- inspiración original y perso- después de la batalla de Flandes, -no pensó ciertamente en ata. nal, de carácter, netamente práct’ico, de práctica genialidad. car, sino que alineó las fuerzas que les restaban tras el Somme Ni cabe deducirla teóricamente mediante un “conocimiento, en actitud defensiva. ‘Y estamos seguros de que ninguno de previo del qué hacer”, porqúe sólo hay çonocimiento del hecho los que, como él, se habían ‘eiigido teóricamente en apóstoles y no del “qué hacer”, y lo que se denomina así, o es ya un hacer de la ofensiva, hubieran obrado de otro modo. es únicamente yana palabrería...” ‘ ‘ Pero aunque se refiera a la finalidad, la expresión “superio- - o “Puede decirse, por tanto, que la historiografía es, con res ridad de la ofensiva” es impropia. En realidad, la guerra es un pecto a la acción práctica, preparatoria, pero no determinante...” medio de alcanzar .una finalidad’ política. Existen objetivos po “En realidad, tal relación no es exclusiva de la poesía o de la líticos que sólo se pueden conseguir con él aniquilamiento del historiografía’, sino general a toda teoría respecto ‘a su práctica - potencial bélico enemigo, y entonces hay que desarrollar una correspondt’nte.” ‘ guerra sin cuartel, en la que la finalidad de la defensiva estra Manteniéndonos dentro de los límites de esta teoría de la tégica es siempre negativa; pero hay otros objetivos político guerra, nos creemos autorizados a afirmar aquí que, normal que no requieren la destruçción completa del enemigo. Se mente, entre adversariós que dispongan de fuerzas armadas de trata de aquella clase de guerra que Clausewitz denomina de calidad similar,- la posifiiiidad de desarrollar hasta el aniquila “objetivos limitados”. En tales conflictos, la ,defensa puede miento del enemigo es directamente proporcional a, la relación proponerse la finalidad positiva de colocar al agresor anteeste entre ‘la velocidad operativa permitida a los medjos bél’cos de la grave dilema: ¿Qué vale más, el bollo o el coscorrón? En la ópora y a los otros dos factoreá de la maniobra estratégica: es guerra de óbjetivos limitados ‘no es el.aniquilaifliefltO el que pacio y masa. conduce a la paz, sino “la improbabilidad del éxito y el exorbi Para mayor brevedad, a tal relación o módulo lo llamaremos • tante dispendio que la continuación de la guerra ocasionaría”. estratégico. *** Y no se diga’ que, en nuestros días, no se han conocido guerras de esa clase, porque desde J911 hasta ahora, las guerras de ob jetivos limitados, si no han sido las más importantes, han sido, El siglo XX se halla caracterizado por la formación de gran ciertamente, las más numerosas (guerra italoturca de 1911-12, des ejércitos nacionales. El aumento de las masas trae como guerra balcánica de 1912-13, guerra rusópolaca de 5920, guerra consecuencia la extensión de los espacios operativos. Pero, en rusofinlandesa de 5939-40 y guerra de Corea actual). la G. M. 1, al aumento de las masas y ‘del espacio no crrespoflEn una guerra de aniquilamiento, la defensiva estratégica dió un aumento adecuado de la velocidad operativa, ,sino que tiene por finalidad esperar que se produzca una nueva situa más bien disminuyó por razones logísticas y tácticas de todos ción políticomilitar que consienta pasar a la ofensiva. En el conocidas (crisis de la, Caballería). El módulo éstratégico al campo de. la dirección de las operaciones, la esencia de la bata canzó entonces, uno de los valores más bajos que -registra la lla defensiva es ésta: valerse de la forma más fuerte de la gue Historia militar. En el campo estratégico,’ dicho fenóneno rra para infligir al enemigo un desgaste cada vez mayor, hasta que se invierta la despioporción de fuerzas, y entonces, pasar es la causa fundamental ‘que impide desarrollar ofensivas de cisivas; tanto más cuanto que el equilibrio entre los tres facto a la contraofensiva o, cuando menos, equilibrar tal despropor res de la maniobra. actúa desfavorablemente sólo en lo que ción para estabilizar las operaciones en espera de que se pro respecta al atacante. En la práctica, el defensor, aun manio duzca un cambio en la situación pol{ticomilitar. Esto último brando en retirada con la misma velocidad operativa del ata.’ de acuerdo con el otro dogma de Clausewitz, de que en el des cante, podía usar de los transportes ferroviarios y, más tarde, arrollo de toda ofensiva “el ataque, di progresar, se debilita”. ‘Así, que entre un atacante que avanza y un defensor- que de los automovilistas, para la concentración de la masa des tinada a la reacción en una posición más retrasada.maniobra en repliegue se produce una progresiva reducción - En la O. M 1, a esta causa de órden estratégico que impedía del margen de superioridad ,inicial del atacante, hasta que desarrollar ofensivas decisivas, se añadieron, como es sabido, entre el ataque y la defensa se establece un equilibrió tal, otras de orden tác-tico. Si la defensa es siempre la forma mas que al agresor sólo le quedan fuerzas para defender el terreno eficaz de la guerra, la proporción de fuerzas entre ataque y deconquistado. Esto es el punto culminante de la victoria. 73 - fensa no és constante: cambia con la evolución de los medios. En la G. M. 1, tal proporción resultaba desfavórable al ata cante con el resultado de hacer muy difícil un éxito táctico, y aun obtenido éste, de acelerar el proceso natúral de desgaste de toda ofensiva. A! principio de la G. M. II. el empleo del motor en el campo táctico determinó un gran aumento de la velocidad operativa, mientras que las masas y los espacios no cambiaron sustan.. cialmente respecto a los de la G. M. 1. El aumento del módulo estratégico y la rotura del equilibrio de fuerzas entre el ataque y la defensa permiten proseguir la ofensiva hasta el aniquila miento del enemigo. . Pero, después de. las primeras campañas de la G. M. II, cuando por el aumento de las masas y de los espaciós (como en el frente ruso) o solamente a causa dela extensión de estos últimos. (como en Africa septentrional y en Corea), el módulo estratégico resultó menos favorable, volvieron a presentarse di ficultades para desarrollar las ofensivas hasta el completo ani quilamiento del enemigo.. • • • - De cuanto llevamos expuesto podemos extraer algunas con clusiones: La contraofensiva es la forma más económice de guerra. Ella permite, en efecto, disfrutar de la mayor fuerza de la defensa y de las posibilidades del ataque, ya que, incitando al enemigo a efectuar un avance que sobrepase el punto culminante de la victoria, ofrece la oportunidad de efectuar reacciones decisivas, aunque incialmente se disponga de fuerzas inferiores. Razones políticas, morales y económicas, y’ sobre todo la falta de espacio suficiente,’limitari las posibilidades de tal forma de guerra. En efecto, en la dirección de las, operaciones, la con traofensiva estratégica exige para su mayor eficacia teatros de operaciones en los que—entre los restantes factores de la maniobra—predomine el espacio libremente disponible (Rusia, Africa septentrional, Corea), y, consiguientemente, las operaciç nes ofrecerán en ellos todas las características de la estrategia que podríamos denominar del predominio de los espacios, La inmensidad de los espácios de los países del bloque orien tal y la indiscutib’e confirmación ‘que los principios de Clau sewitz han recibido con la experiencia de la G. M. II, expli can por qué’ en la actual doctrina de guerra rusa y de sus alia dos se’ exalta- cada vez más el tradicional culto de la contra ofensiva, como, por otra pat te, lo han demostrado claramente las operaciones en Corea. Acerca de tales operaciones conviene observar que’ los altos Jefes americanos, poseídos de ese posi tivismo crítico que les ,caracteriza ‘y que les permite asimilar rápidamente los resultados de la e’xperiericiá, han demostrado muy pronto su maestría en las ‘operaciones’ en que el espacio resulta predominante; tanto es así, que hemos asistido a uno de los más bellos ejemplos de estrategia pendular. Se puede argüir ‘que el concepto de espaçio predominante es muy relativo, pues depende ‘ de la velocidad operativa permi tida a los medios .béliços de que se dispone y de las masas de las fuerzas armadas. Claro es que, en una guerra futura, la Aviación permitiría un amplio empleo de sus posibilidades es tratégicas de envolvimiento vertical, aumentando así enorme mente la velocidad operativa; lo que podría determinar un módulo estratégico capaz de justificar el desarrollo de ofensivas de aniquilamiento rápido aun en aquellos teatros de operacio nes, en los que se ha desarrollado tradicionalmente a estrategia de los espacios p’edominant.s. Una consideración postrera. * ‘ Algúnos se’preguntarán: ¿Cómo es que, a pesar de que los dos últimos conflictos mundiales han confirmado ampliamente las ‘teorías de Clausewitz, se ha demostrado que tales’ teorías ha bían ejercido escasa influencia en la formación de los elenien to directivos de casi todas las jerarquías militares? El Mariscal von ,Kleist ha respondido así (x): “Las enseñan‘zas de Clausewitz fueion descuidadas durante la ültima genera ción... Sus frases éran citadas, pero sus libros no eran estudia dos con atención.. Se le consideraba más bien como un filósofo militar que como un educador práctico...” Esto, por lo que se refiere a los mandos alemanes. Para la mayor parte de los restantes mandos se puede decir otro tanto, e incluso para algunos de ellos, Clausewitz sigue siendo toda vía un -ilustre.., desconocido: ilustre de nombre, desconocido de hecho. Y mientras hoy, apoyándose en las nuevas experien cias bélicas, existen elementos para ampliar y, aun superar las teorías de Clausewitz—especialmente por lo que concierne a la re!ación de los fenómenos militares y los sociales—, la ma yor parte de los pensádores militares que no consiguen supe rar el ilusionismo napoleónico, todavía consumen su limitado vigor especulativo en una estéril rebusca de los principios que han sido respetados o violados. - (s) Lidd.ll Hart: Les ‘geneveles elerajnes cuentan... Lasmarchasenmóntaña. General ‘de División’ Molle y otros miembros de la Escuela militar francesa. De la publi cación La Vie en Moiuagne.’ (Traducción del Capitán F. Bandrés, de la G. C. Fronteras.) 1.—GENERALIDADES miento teórico no exime al Jefe inexperto de consultar al món taflero de origen o al Jefe ya formado que .pue4a tener ‘bajo En montaña, ‘la mayór parte de los desplazamientos deben ‘sus órdenes. Un sentido atávico de la montaña dictará a me efectuarse a pie. El valor de una tropa de montaña radica en nudo mejor la conducta a seguir en las dificultades que un la mayor o ménoi- aptitud que posea para désplazarse, es de Manual, por completo que sea. Los Jefes de todos los escalo ‘cir, llegar en buen estado y a la hora prevista al punto prefijado. nes deben tener el cuidado constante de mantener a su tropa Las condiciones de ejecución de los desplazamiéntos en mon entrenada para la’ marcha. Deben saber que es para ellos un taña son función de elementos variables. Distancias a recorrer—Djferencias’ de niveL—Inclinación de déber primordial ejecutar personalmente y hacer ejecutar por todos sus cuadros elementos de su Unidad frecuentes despla las pen dientes.—Naturaleza del suelo.—Condiciones atmosfé zamientos a pie én la montaña y en diferentes condiciones de ricas.—Grado de entrenamiento de la tropa.—Efectivos del des tiempo. La tropa ganará valor físico y moral, y en poco tiempo tacarnento y cargamento de ‘éste. se habrá, convertido en una Unidad de guerra. De estos diversos elementos se derivan, para cada desplaza miento particular, unas reglas precisas, que conviene analizar seguidamente, puesto que la aplicación de ellas, juntamente II.—PREPARAtflON con un entrenamiento juiciosamente conducido, permite uti lizar mejor la tropa de que se dispone. Las consideraciones tác En térreno llano no se tiene en cuenta más que la distancia ticas, que en tiempo de guerra superan a las técnicas, pueden modificarlas, pero no suprimirlas, porque el espíritu que las a recorrer, estado físico de la tropa, cargamento y tenipera turá. En montaña, por el contrario, el estado físico de la tropa anin-ia es el fruto de una larga experiencia alpina. Su conoci y las condiciones atmosféricas están sujetas a importantes variaciones; otras numerosas elezentos entran en juego: re lieve, naturaleza del suelo, anchura, practicabilidad de cami nos y sendas. Por lo tanto, “todo desplazamiento en montaña tiene que ser preparado”., Según la experiencia del Jefe, la im— portancia del destacamento y la dificultad del itinerario, esta preparación puede variar de una simple reflexión de algunos miñutos a un estudio completo con la necesidad de buscar nu merosas informaciones; pero ésta debe tener siempre lugar, bajo pena dé grandes equivocaciones o de graves peligros. De una manera general, debe anotar sus observaciones sobre todos los puntos enumerados en un cuestionario de reconocimiento. sino en tiempo. Para calcular la duración le! trayecto exami nado, es preciso establecer un perfil del’itinerario a seguir, y teniendo en cuenta las indicaciones que se ‘exponen a conti nuación en este cuadro, es. fácil sumar los tiempos necesarios para cubrir cada fracción del itinerarió: Descensos Subas horarias borar1 (Altos cornpre- (Altos compren didos} ‘ ‘‘ N TO S Mciros - 300 - 1.—Condiciones ‘atmosféricas. Mos 500 - - 40S Las condiciones atinosféricas pueden modificar totalmente la preparación. Parece esencial que la fecha en la cual deba efectuarse el desplazamiento proyectado (y Iasta algunas ve ces el momento preciso del día), sea elegido tenieñdo en cuenta las condiciones atmosféricas. Se asegurará, por ejemplo: —— una buena visibilidad o, al contrario, la complicidad de la niebla; — las bajas temperaturas de las horas nocturnas o el calor biénhechor de un buen día; — la duración y la seguridad de la nieve caída o el mullido confortable de la nieve de primavera. En tiempo de guerra, la precisión del tiempo es mi elemento esencial de la decisión; en el dominio de los desplazamientos de montaña, su campo de aplicación se extiende también al tiempo de paz. óoo 400 - Sobre terreno llano, la veloidad de marcha es de cuatro kilómetros a la hora (alto de so m. comprendidos), y sobre terreno suávemente inclinado (menos del x por zoo), la du ración del trayecto se establece midiendo la distancia topográ fica, calculando el tiempo que será necesario para el recorrido en terreno llano y.aumentándolo ‘en dos tercios a la subida, y disminuyéndolo ,un cuarto en el descenso. A continuación se expresa el.cálculo de duración de un trayecto éon tropa cargada,, sin muros, ‘con buen tiempo, terreno seco y sin incidencias en’’ la ruta: . 2.—Elecciónde itinerario. - jtiM,arl. - - - Diferencias del ejvel Tiempo aeceeare l’ciros Hora . fi itinel:ario es elegido en función de las condiciones tácticas, preparación de la tropa, -de su cargamento y de las informa ciones que el Jefe pueda reunir sobre la naturaleza, practica bilidad y peligros de la región a atravesar. El estudio del mapa, y si es posible de la guía del séctor, es la base’ de esta prepafa ción. Pero la carta puede ser reducida o la guía de, sector in existente. El Jefe del destacamento buscará entonces infor mación cerca de los habitantes calificados (sólo son suscepti bies de proveer de indicaciones explotables los que por su pro fesión y cultura puedan conocer a fondo la región y apreciar las posibilidades del destacameñto). En ausencia de informaciones previstas por la carta, -guía del sector o los habitantes, el Jefe- determinará su itinerario fiándose por su sola experiencia de la montaña o de la de sus subordinados calificados. Dos años de práctica asidua en una Unidad alpina constituyen un mínimo suficiente en la mayor - parte de los-casos, para conferir una buena experiencia y per mitir “sentir” a distancia la posibilidad de. un -paso o evaluar con bastante precisión el tiempo necesario para cubrir una etapa. “De una manera general, el itinerario más fácil y más rápido es, pues, el mejor, aunque no sea el más corto.” En caso de ausencia de caminos o de sendas, hay generalmente que in tentar seguir las líneas características del terreno—vallecillos y .thalwegs—, por ser caminos más o menos fáciles, que dañ, al menos, la seguridad de subir o descender de una manera constante sin extraviarse. Las cumbres y crestas, que dan, cuando son practicables, la posibilidad de orientarse y ofrecen un camino atrayente y variado, obligan, por el contrario, a su— bidas o descensos frecuentes. En el mismo orden de ‘ideas, no está generalmente indicado atravesar, longitudinalmente en pendiente ascendente u hori zontalmenté la vertiente cje una montaña. Otra incomodidad y una mayor fatiga resulta de la marcha campo a través o cru zando torrenteras cjue estrían la pendiente; finalmente, esto hace siempre’ perder el tiempo y obliga frecuentemente a volver atrás para eludir inconvenientes y obstáculos. El itinerario, una vez elegido,’ debe ser comunicado a todas las clases del destacamento y se procura fijar la atención de estos últimos sobre los puntos más característicos. - ‘ . ‘., 325 (subida) 55° (descenso) i (subida) 250 (subida) ‘ 1,05 1,06 ‘0,35 .0,07 0,50 ‘ r , ‘ 0,20 xoo (subida) 300 (descenso) o (subida) 0,36 ‘ ‘ 1,50 1.400 (subida) 350 (descenso) 1.159 (llano) 6,39 .- 1,42 0,17 , , 3,33 “ Hacia ci fiñal de muy largas subidas (más de cuatro o cinco horas), la velocidad de marcha disminuye en razón de ra fatigaa y de la altitud. Hay, que observar que los pa.os difíciles (nece sitan notablemente el empleo de las manos) obligan a muchas’ pérdidas de tiempo. Si, por ejemplo, es preciso una media’ de cinco segundos a cada hombre de una columna de a uno para franquear dos o tres metros abruptos, y si la columna consta’ de 40 hombres, este único paso exige más de tres minutos. Al final de una jornada, una columna de Compañía podrá fácil mente sufrir un gran retraso en sir marcha hasta de una a dos horas. 4.—Establecimiento di hrriO. A) - — — ‘Horario general. Para una marcha de una duración de seis horas, tres solu ciones 3.—Cálculode la duración del trayecto. La duración del trayecto entre dos puntos situa los en zona montañosa depende más bien de las diferencias de nivel a fran quear que de las çlistancias horizontales entre esos dos puntos. “sn. montaña lai distancias no se aprecian, pues, en kilómetros, 300 pueden er consideradas: Salida muy temprano (o de noche), dos pausas para tomar merienda o bocadillo (de veinte a treinta miñutos), termi nar la etapa para la comida de iúediodía. Esta solución es aconsejable para una tropa’ preparada y durante épocas de calor. ‘ ‘Salida’ de madrugada, una larga media etapa (por ejemplo, 315 del trayecto total), un gran alto de dos-horas como mí nimum y rna segunda media etapa. Esta solución es apro piada para una tropa no entrenada. Salida lo más tardo posible; pausas para meriendas o. bo 75. dillos, prolongadas hasta veinte minutos, y finalizar la etapa una media hora, por lo menos, antes de la ñoche. Esta solución és apta para tiempo muy frío. 7.—Unidad de marcha.: • B) Horario detallado.’ ‘,Después de haber elegido’ su itinerario, calculada la duracióñ del trayecto y determinado su horario general; el Jefe del des tacan’iento establecerá el horario detallado, es decir, fijar las horas de diana, de salida, altos importantes, gran alto y la de llegada. Para esto es preciso: Fijar de antemano la- hora de llegada (a menos que no esté ya señalada en las órdenes recibidas); en tiempo de pazse se ñalará al menos veinte minutos antes de la caída de la noche. — Determinar la hora y la duración de las pausas o altos im portantes. — Siempre, al terminar el curso ‘del 4fa, - fijar.la hora de la Salida para el siguiente. . — En fin, hay que tenér en cuenta las tareas.a ejecutar- antes - de la salida y las condiciones de situación de la tropa para pre pararse, fijándose la hora de diana (al menos una hora antes de la de salida, si la tropa se aparta de su acantonamiento). Y si esta última se encuentra en un vivaque reducido (la diana podrá fijarse treinta o cúarenta y cinco minutos antes de la salida). Es- preciso saber que sólo una tropa- bien entre nada juede salir, sin olvidar nada,- una hora exactamente después de diana, tanto más que -la reunión del destaca mnto, debe - darse fin, como mínimo, cinco minutos antes de la hora çle salida, de manera qúe permita a su Jefe üna última inspección. - 5.—Uniforme y alimentación. • - - -- - Mientras que en llano los hombres de una columna en mar cha van espaciados alrededor de 1,50 metros en montaña, las fluctuaciones del páso que impone la naturaleza de’ la pen diente y el estado del ‘terreno conducen a mantener una dis tancia media de dos metros entre los hombres. La longitud de una Unidad en columna de a uno (caso él más frecuente) es como mínimum el cuádruple de la longitud que tendría la misma Unidad en colu’hina de a tres sobre carretera. Si se tie nen en cuenta las distancias que las Unidades deben respetar entre ellas, se llega a la conclusión de que una Compañía en columna de’a uno ocupa una longitud alrededor de un séxtuplo de la qué ocuparía ep una car,retera., Es decir, que en montaña la Unidad de marcha máxima es “imperativamente” la Com pañía. Así,- un• Batallón que se separa del resto,’ se desplazará rara mente en su’ totalidad simultáneamente y pondrá el mayor interés en utilizar al menos do itinerarios, óbligando a dos Compañías sucesivas a marchar por cada uno de estos itin’e. ranos con un intervalo de tiempo, por. lo menos, de quince mi nutos. Haciendo que la Unidad ‘de marcha’ sea reducida y que la fatiga de ‘cada participante disminuya, el desplazamiento será más fácil agradable;- Por lo tanto, debe haber interés, en re. ducir la Unidad en marcha todo lo que sea posiblé, teniendo en cuenta el tiempo disponible y eventualmente la situación táctica. ‘ -, 8.—Longitudde’lascolumnas. El concepto de la longitud de las columnas o, lo que viene a ser lo mismo, la duración de desfile de la misma por un punto, no ,encuentra gran aplicación en’ terreno montañoso. En efecto, los itinerarios tienen un perfil bastante accidentado para pres tarse a evaluaciones muy precisas. Sin embargo, a título de información, se exponen unas cifras valederas para una columna ‘de a uno, en subida sobre senda de pendiente 20 por xoo - - La víspera del desplazamiento, el Jefe del destacamento debe detallar minuciosámente el uniforme que los hombres uti lizarán a la salida y las condiciones en la? cuales se alimenta rán. La -distribución del campamento, víveres, municionés, ma terial, se realiza (eventualmente) la víspera de la salida, y- en ciertos casos, listas nominales de esta distribución deben ser repartidas entre las clases. Los objetos y los víveres de la misma naturaleza no deben estar agrupados por sacos, pues la pérdida de uno de ellos puede representar una privación para la totali dad, del destacamento. Así también los hombres deben ser in formados de la-alimentación prevista y de la hora de la comida. - Longitud de la ‘ E 1’ T O colUmna MeO-os ‘, mulos), 200 - -- - 45 - • - - - - La formac6n de marcha del destacamento püede,’ general mente, ser prevista antes de la salida. Los cambios de-formación deberán’ ser reducidos al mínimum, en razón de los retrasos que originan, ejecutárdose en principio con ocasión de los altos. Los elementos que condicionan la formación son: - — La anchura de los caminos e inclinación de las pendientes. - — La oscuridad o la claridad. — Las condiciones atmosféricas (niebla, tormenta, etc.). — -La naturaleza -y la posibilidad de franqueamiento de obs -táculos probables. — Importancia de la columna. -La columna de a - uno es la formación más corrientemente adoptada, a pesar del inconveniente que tiene, constituído.por el alárgamiento excesivo que resulta. Sobre las rutas de mon tafia,’ generalmente bastante estrechas, la formación normal es la columna de a doe, marchando por cada lado de la. carre tera. Las distancias entre las Unidades deben ser, en montaña, minuciosamente calculadas, ‘ya que permiten absorber entre dos altos las paradas eventuales. Estos son frecuentes en mon ‘tafia, puesto que cada paso, difícil o cambio- de pendiente crea - un riesgo. Distancias insuficientes entre las Unidades condu cen, pues, a un alargami’ito inútil de la columna para un be neficio nulo. Al salir (con tiempo claro), deben ser de un- míni mum de loo metros (un minuto) para las Secciones de uxia Compañía; si la Unidad es la Sección, los Pelotones guardarán entre ellos una distancia de una cincuentena de metros. -Es evidente que si las necesidades de la circulación lo exi gen, un cierre momentáneo puede- y debe ser realizado (paso en un punto inicial, cruce de- columnas, travesía de una gran carretera, etc.). . :76 - mulos,,,,.,..,.,,., mulos-‘300 - m:’ 40 dos, - 700 55 2 . 8o - 7 - en ellos),,. 6 200 hombres grupos... Minut,Ss - ‘ hombres entre del desfile hombres ....-,,;,,,.‘.,,,, 6.—Formaciónde marcha. Duracion y . .. ‘ . 300 ‘ - 7 - 9.—Reconocimiento del itinerario. - Cuando el Jefe ,del destacamento experimenta una’ duda respecto a- la practicabilidad del itinerario elegido o cuando tiene razones para esperar inconvenientes en la conducción de su Unidad (salida -nocturna, niebla), es preciso, si es posjble, re conocer este itinerario. El personal del reconocimiento estará compuesto de un Ofi - cial o dé una clase, buen conocedor de la montaña; ,d’ealgunos honibres (un grupo en un principio) y, si es,posible, un guía del país. Estarán provistos de útiles de zapa, hocin&s, hachas ‘y un puesto de radio portátil, y eventualmente llavarán uno o vanos mulos. Su misión, es comprobar si el itinerario es practi cable, y cuando encuentre un obstáculo; arreglarlo,’ para permi tir el paso, o en otro caso, redonocer los rodeos para évitarlo. El reconocimiento tiene lugar la víspera del desplazamiento, o, en caso de imposibilidad, el mismo día. En este último caso, el personal precede a la columna- suficientemente avanzado,’ para tener tiempo de reçtificar los errores que se presenten en el itinerario (falso atractivo de sendas, por ejemplo), o de pro ceder a algunos arreglos para evitar el riesgo de pasarlos. Puede ser útil (notablemente en la noche’.o en una selva que presente numerosas sendas) servirse del reconocimiento del destaca mento orientador. En este caso, hay dos formas de proceder: Cuando el itinerario es relativarnento simple y la columna se - - desplace de día, el destacamento orientador señala la di.rec ción a seguir por sIgnos sencillos colocados en cada punto donde pueda haber duda sobre la dirección de marcha (flechas trazádas con el sable o hechas con, ramas o guijarros, palos hendidos portando mensajes, trozos de tela• enganchados a las ramas, etc.). De todas maneras, Oficiales y dases deben reco nocer- la víspera por la tarde el recorrido del primer cuarto de hora del itinerarió”(las salidas de los pueblos y refugios provo can a menudo errores en la marcha; las pistas están nebulosas por la circulación alrededor de estos lugares de estaciona miento). ‘ - 10.—Cuentadl reconocimiento. a) - r. Misión recibida. ‘ . Fecha’ de ejecución y dúración. 3.° Efectivo, composición. del destacamento. 4.° Equipo. Armamento. Cargamento. -‘ 5•0 Itinerario seguido. Horrio. • 2.° 6.0 7• Jefe. Ccindiciones encontradas: Atmosféricas (ne’bulosidad, vi sibilidad, étc’.). De la montaña. Estado del -itinerario.• Informes generales del reconocimiento: • Itinerario. Anchura de los caminos y practicabilidad delas ‘diversas Secciones; ramificaciones. ‘ Puentes (estado y carga), vados y régimen de las aguas. Dificultades o puntos peligrosos (naturaleza, po sibilidades de mejorarlos). Observatorios. b) Horario. ‘ c) Recursos: Abrigos para hombres y animales. Aguas - potables y otras. Bosques. . d) Condiciones invernales: Practicabilidad. Peligros (alu-’ des). 8.° Informe de orden táctico:’ a) Ofensiva (zona de ataque, bases de fuegos). Defensiva (puntos principales a tener en cuenta, ojstáculos, observato,rios, etc’.). 6) Posibilidad de observación ‘sobre el itinerario y zonas vistasde supuestos’ observatoriós enemigos. c) Zonas posibles de paracaidistas, de aterrizaje de pla neadores. -. ‘ d) Naturaleza de la vegetación, del suelo y desde el punfo de vista del camuflaje. 9.° Diversas: Toponimia, puntó’s de vista, teléfono, ‘etc. xo Croquis, Topografía en ‘escala x: 10.000. Perfil. ‘Pano rámicas. - ‘ La’mecánizacióndelastrop’asdeIngenieros. ‘ , (1) Coronel de Ingenieros Cipriani. De la pub1icción italiana Rivista Militare. (Traducóión- del Comandante de Ingenieros, del S.‘E. M., Luis Rodríguez de Viguri.) Teniente El empleo’ de mayor rendifniento para los fines que nos in Las exigencias de la guerra moderna imponen ‘una creciente teresan es el de la rápida apertura de pistas, de cajas para ca y amplia mecanización de las tropas de Ingenieros. Es sufi rreteras o accesos de puentes, y de la remoción de obstáculos ciente pensar, en efecto, en el imponérite volumen de los tra bajos de comunicaciones y de ‘orgánización del terreno, hoy o de obras de obstrucción que se opongan al tráfico sobre una má.s que antes precisos en todas las fases del combate, y consi- carretera. derar cuánta importancia tiene la oportunidad y rapidez de Los tipos de empujadora más comúnes se componen de un tales tareas. ‘ tractor, dotado en su parte anterior de una lámina o -cuchilla, ‘Hoy-ya no es-posible satisfacer las complejas exigencias de, - que puede levantarse’o bajarse con dispositivos mecánicos o la realidad sin el auxilio ‘de potentes máquinas. Los medios de hidráulicos. ‘ ‘ . ataque de toda clase son capaces de pro ducir daños gravísims Algunbs tipos, llamados cón más propiedad abretrochas en la red de carreteras, cuya integridad es ‘absolutamente -ne (“angledozers”), tienen dispuesta la cuchilla de tal forma que cesaria para asegurar el movimiento de vehículos de todos los - puedd adoptár diversas- inclinaciones respecto “al eje del trac tipos, cada vez más numerosos y pesados. tor. Son especialmente útiles para- excavar o remover tierras Pero también én el desarrollo de las otras actividades pecu-’ con pendiente transversal, porque consienten la excavación liares de los, zapadores, las máquinas, con su alto rendimiento, en el desmonte y el simultáneo relleno’ del terraplén. Son, por pueden. proporcionar una ejvcución rápida y una gran econo tanto, el medio más sencillo y más rápido para la apertura mía de hombres. ‘ ‘ de carreteras a media ladera o para lograr su ensancha Todo ello es bien conocido. Sin embargo, algunos aspectos miento. de esta mecanización en las tropas de Ingenieros deben -ser El rendimiento de esta máquina es considerable:. el trabajo examinados. Las présentes notas quieren sencillamente llamar que puede realizar una “empujadora” de mediana potencia la ¿tención sobre ,este problema y dar una visión de conjunto, (de unos 5o CV.) se evalúa en la excavación de 30 a 70, metros aunque rápida, del -herramental mecánico que se considera cúbicos por hora. Para realizar’ esta misma labor se precisaiían útil y en cierto modo indispensable para la ejecución de sus cien hombres,, suponiendo que el espacio consienta la distri más comunes trabajos en el campo de batalla. bución de ellos, circunstancia que no siempre concurre.’ A tal’ efecto examinaremos súcesi-vamente los herramentales, Otras máquinas, las traillas (“scrapers”), en lugar de realizar de explanación, de ex,,-avació’n, de trabajos en hierro y ma ‘la excavación delante del tractor, lo ejecutan por detrás y no dera, de puentes y los vehículos tácticos especiales. extienden, como las “empujadoras”, las tierras excavadas, sino que las recogen y las transportan .a otros lugares. Según su-potencia, son capaces de transportar de 0,5 a:2 metros cú-, - 1.—Herramental de explanación. bicos de tierra. , ‘ , ‘ ‘ Las más conocidas son, las empujadoras (“bulldozers”), nom Para quebrantar ls terrenos muy duros, facilitando la bre genérico que abarca varios tipos ‘de herramientas aptas tarea posterior de las empujadoras, sirven los escarfzcadores para ejecutar trabajos de explanación o de- desmonte, remo (“rippers”), constituídos’ por un chasis -de dos -ruedas provisto ver materiales, abatir árboles o destoconar. de ,robustísimós dientes excavadores, que puéden hincarse hasta 3o-y 40 centímetros de profundidad. Su empleo es tam (x) Véase el artículo del Comandante-Espiga Bordag’orri: Los bién -útil para rómper rápida,meñte los, firmes de las carreteras para colocar minas, evitando su localización ‘y consecuente Zapsdoves y sus nuevos medios, pibUcado en el número 525 (junio pérdida de’ eficacia, como sucede cuando se instalan sin recu de 1950) de esta Revista y reproducido en la Revista Militar Ai. rrir a este procedimiento. - gentina en el nlmero dé diciembre del mismo año. 11.—Herramental de excavación. - - - den martillos perforadores y quebrantadores, sierras de cinta y de cadena, taladros, etc.) son más pesadas y tienen un ren dimiento menor respecto a las del equipo electromecánico. Sin embargo, son aptas por su robustez para los trabajos de mayor volumen. De todos modos, es conveniente que los’ dos tipos de equipos de herramienta coexistan, reservando al eléctrico, bastante más ligero, los trabajos más ‘frecuentes y constituyendo con él la dotación normal de las unidades en trabajo; en cambio, el herramental neumático se empleará en trabajos más com-’ plejos. Además de las herramientas citadas, fácilmente transporta bles, pero que necesariamente tienen empleo limitado, es com prensible que en los Parques - existan talleres autotransporta dos, ya ampliamente empleados en las tropas de obreros espe cializados, de minadores y pontoneros y preparados’ para l ejecución de los distintos trabajos de -taller, necesarios para el entretenimiento -de los materiales y de las máquinas de plantilIa y para formar eficientes talleres de campaña. Un reçiente tipo de autotaller, que está en curso de ‘experi mentación, permite el más amplio empleo. El conjunto se com pone de un tractor con semirremolque y de un remolque para el grupo ‘electrógeno de reserva. El grupo electrógeno princi pal va sobre el tractor y va acciondo por el mismo’ motor de éste. Las máquinas-herramientas instaladas en el semirremol que son: un torno paralelo, una fresadora, una limadora cepilladora, una cepilladora de filos y espesores, una cajeadora, una sierra de cinta, una muela de esmeril, un taladro, un equipo de soldadura eléctrica, una cizalla-punzonadora, un equipo de oxiacetileno, una fragua. Hay además dos bancos ‘de trabajo: uno para trabajos en madera y otro para los de metal. El autotaller puede ponerse en funcionamiento en un cuarto de hora. No se deben olvidar1 entre las máquinas herramientas de más frecuente empleo los grupos electrógenos, ya que son siem pre- necesarios para proporcionar energía eléctrica para el alumbrado, especialmente para los Mandos, ya que ninguno puede hoy cóncebirse trabajando en la penumbra de las pri mitivas lámparas de campaña.’ ‘ - Como la organización del terreno en campaña está basada preferentemente en los trabajos de excavación, resulta claro que el empleo de herramientas excavadoras será ventajoso para obtener con sorprendente rapidez los pozos y -trincheras precisos para los, tiradores, la circulación y ls abrigos, que constituyen el esqueleto de la organización defensiva. Una pequeña excavadora de campaula, ya experimentada con éxito, piede excavar pozos con un diámetro de cerca de o,6o ni. y una profundidad aproximada de z,5o m., o sea un pozo para tirador aislado. . Renjendo excavaciones de estas dimensiones se -logran fá cilmente puestos para dos o tres hombr,s, muy seguros, por su exigua sección. Esta sección reducida, que es imposible obte ner con el trabajo manual, tiene de la evidente ventaja de limitar notablemente la vulnerabilidad los puestos y luego, como éonsecuencia, proporcionar una castidad meñor de. tierra so brante, lo que constituye una constante preocupación a fines de un perfecto enmascaramiento, ‘pues exige se transporte cui dadosamente lejos. La excavadora que realiza un trabajo de este tipo se une a un tractor de modestas dimensiones y puede proporcionar una excavación circular de o,6o m. de diámetro y hasta de cerca de 2 metros de profundidad en menos de diez minutos. Para realizar la misma labor, teiiendo en cuenta la dificultad que ofrece la excavación en pequeña seóción más allá del metro de profundidad, un hombre no puede emplear menos de cua tro o cinco horas. - Otras ‘excavadoras de mayor pótencia se emplean para tra bajos de más volumen, como excavaciones para abrigos, ob servatoriós, puestos de mando, casamatas para artillería, po siciones de protección de vehículos, etc. Un pequeño abrigo enterrado para diez hombres, que re ‘qüiere una excavaciónde 30 a 40 metros cúbicos, y para la cual no es posible, ‘por razones de espacio, emplear en el tra bajo más de seis a ocho hombres, no puede terminarse antes de un plazo mínimo de veinticuatro a treinta y seis ioras. Una excavadora de medianá potencia puede realizar la misma tarea en un tiempo no superior a cuatro o seis horas. Aplicando un juego de sondas a estas máquinas excavado IV.—Herrarnental de puentes. ras, se pueden obtener pozos de menor sección, que son utilí simos para lograr interrupciones rápidas: en pocas horas es También los ontoneros exigen ‘un alto grado de mecania posible, efectivamente, preparar en una longitud de un cehte ción, a-fin de facilitar las operaciones de transbordo y de lanza nar de metrós, los hornillos necesarios, y a una profundidad ,miento de los puentes reglamentarios. de cuatro a seis metros bajo el firme de la carretera. Es impo Lanchas con motor fuera de borda y flotantes autopropulsados sible, por tanto, subestimar la importancia de estas posibilida son hoy indispensables para imprimir rápido movimiento a des, que- hacen insustituible el empleo de estas modernas he las embarcaciones de toda clase, desde el sencillo’bote neumá rramientas. . tico, al macizo pontón para el transbordo de medios más pesa dos, o para la construcción de puentes. Además de proporcionar la ventaja de’ la celeridad de ma 111—Herramental de trabajosen hierroy ‘madera. niobra, aun empleando un menor número de hombres, la autopropulsión de los flotantes hace posible la utilización de un ma Ya en el curso de. la última guerra las ‘tropas de Ingenieros yor núrriero de puntos de embarque aguas arriba y aguas abajo, han empleado herrarrjientas electromecánicas ligeras para la eje y esto tiene mucha importancia desde el punto de vista táctico. cución de los trabajos cón la madera, forja, etc. Fué empléado Luego hay que tener presente que la autopropulsión de las el equipo de mochila, movido por -un pequeño grupo electró compuertas que forman el puenté permite también efectuar geno con un motor de 5 CV., y que permitía funcionar el con en tiempo brevísimo el repliegue del mismo’ puente y su repara. junto de herramientas más necesarias al zapador: ‘sierra circu ción, si alguna de sus partes se daña. lar para tablones, sierra de cadena para troncos, taladradoras Además, por la economía de tiempo y de hombres (y todos para madera y hierro, cajeadoras, pequeñas instalaciones de saben lo preciosa que es esta economía en la complicada y de alumbrado de campaña, martillos perforadores para roca, licada operación de paso de un curso de agua) conviene ‘exten piedras’ de esmeril, cizallas, pequeñas bombas centrífugas, der el empleo de la autogrúa, para poner y quitar rápidamente pulverizadores ‘de pintura, - estos últimos indispensables ,para en el agua los pesados flotantes de los puentes modernos. Cada ejecutar los trabajos más elementales de enmascaramiento. uno de los élementos que forman los flotantes del puente Bailey Un equipo de este modelo debe constituir la dotación no’r pesa una tonelada; un elemento de la armadura, cerca de 250 mal de la Escuadra de Zapadores, es decir, de la unidad ‘elemen kilogramos; el elemento de tablero del puente Treadway, para tal’ de trabajo, si se quiere obtener el elevado rendimiento que unidades acorazadas, pesa también una tonelada aproximada se exige a las ‘tropas técnicas; alto rendimiento que compensa mente. la tradicional. escasez d’e efectivos de las mismas para las nu-’ Todos estos materiales deben constituir la dotación normal inerosas ‘misiones normales. -. ‘ ‘ ‘ d nuestros zapadores y pontoneros, y no es concebible que Tal. equipo encuentra aplicación en la, mayor parte de los en adelante elementos de tan enorme peso puedan manejarse trabajos? construcción de uentes de circunstancias, instala a brazo. , , ciones defensivas a- prueba, barracones, organización de talle El empleo de los flotantes de gran capacidad, como los del res para la elabóracjón en serie de materiales varios, organi puente Treadway, que tienen cerca de ocho’ metros, de largo, zación de los puestos de Mando y de los observatorios y otras exigen ‘la utilización de adecuados motocompresores- para su muchas tareas de interés general. ‘ . inflado. Algunos ,modeos de estos motocompresores, de con Herramienta análogas pueden accionarse con -los ‘motocom cepción y fabricación italiana, ya están en servrcio y permiten presores, siemiire indispensables para la ejecución de trabajos en pocos minutos el inflado de los flotantes de mayor vo en roca de cierta importancia.. lumen. Las herramientas neumomecánicas de trabajó (que comprenY, por fin, hay que’ considerar que casi siexnpri los puentes reglamentarios exigen la construcción. de largas rampas de acceso: está tarea puede realizarse rápidamente, con poqulsi mos hombres, empleando las empujadoras. — if.—Vehículostácticosespeciales. El herramental citado para las tropas de zapadores y ponto neros es de importancia fundamental, a fines de la más elemez tal mecanización. • Sin embargo, deben1os considerar también la herramienta destinada a tropas que posean una, determinada especializa ción, como las de aguadas (instalaciones para pozos profundos, motobombas para la extracción de agua, equipos de campaña para la potabilización, etc.), o como las de ,contraincendios’ (bombas de media y alta presión, generadoresde espuma, etc.), y,, por último, la herramienta especial para algunos trabajos, como hormigoneras ‘para la ejecución de obras de fortifica ción y fábrica. Todo este herramental, por lo tanto, como es de empléo más general, ha de entrar en adelante a formar parte de las dotaciones orgánicas de los zapadores de todos los Ejér ci tos. Pero hay otras, no menos importantes, cuyo empleo se va extendiendo, para permitir a los Zapadores la ejecución de, de terminadas operaciones, que no pueden ser llevadas a buen término si no logran una adecuada protección o no cuentan con el apoyo de sus propias armas. -Es ésta una necesidad na cida en la guerra moderna, en la cual los zapadores operan, en numerosas circunstancias, como verdaderás tropas de asalto. Basta recordar las complicadas operaciones para la apertura de brechas en los campos minados, las de ataque a posiciones fortificadas o las de forzamiento del paso a través de un curso de agua. . , A la vista de estas misiones, que tienen una importancia re solutiva para el .xito de la acción táctica, es indispensable que los zapadores estén ‘dotados de nedios adecuados y de eiciente armamento. Esta. necesidad se ha de tenér bien presente’ si se quiere que los zapadores sean verdaderamente aptos para “abrir’ el camino a los infantes”. Entre los materiales más característicos destinados a ser empleados por los zapadores en el combate citaremos: — los carros desminadores modelo Escorpión (“Flails”), ota dos de un cilindro giratorio anterior, que’ mueve, unas cade nas que golpen el terreno y provocan la explosión de las minas. El dispositivo, aunque presenta notables limitacio nes paré su empleo, puede aún, en numerosos casos, resol ver el arduo problema de abrir brecha en los campos mina dos adversarios. Algunos carros de este tipo van armados de cañones contracarro para oponerse a la acción de los me dios acorazados enemigos o para defender a otros “Flails” durante la ejecución de,su cometido; — los, carros desminadores con rodillos o arado: medios no bas -tante seguros y de difícil manejo aún, pero q.ie pueden perfeccionarse mucho más; — los carros armados con puente (tipo Sherman y Churchill), cuya parte superior, mediante su conveniente disposición, permite el paso de vehículos, una vez que el carro penetre en la brecha y se una al terreno de los bordes por medio de — — — sus rampas. De modelo análogo es el carro Vakntin, que transporta una armadura articulada de. puente; por medio de ella, los medios acorazados pueden vencer obstáculos naturales o artificiales de io a i6 metros ‘de anchura; los puentes móviles de asalto, con los cuales las operaciones. de lanzamiento de un puente se realizan con meçlios acora zados, sin exponer al personal al fuego enemigo. Tienen ma yores posibilidades que los carros-puente, porque permiten el ‘lanzamiento de puentes de cerca de 20 metros de lon gitud; . los vehículos anfibios, para la formatión de cabezas .de puente. Un tipo de esta, clase de vehículos (el “Búfalo”) tiene una capacidad de 4 Tm. de material o de 30 hombres equipados; tiene una rampa que permite el cargamento de un jeep o de pequeñas piezas contracarro; los Shermandozers, carros armados dotados de un explana dor y aptos, por lo tanto, para el trabajo de las empuja doras. ‘ los Shermandozers lanzabombas, que tienen 1a misma utili zación que los precedentes, pero que además van armados con numerosos tubos lanzabombas para demoler obstáculos anticarró o de hormigón. Conclusión. Sin una conveniente mecanización, los Ingenieros no podrán seguir resolviendo sus cometidos, hoy más vastos y complejos que en el pasado. Al respecto, mucho se ha hecho ya en nuestro Ejército, a fin de adaptar las dotaciones mecánicas a las necesidades reales, y muchos estudios y experimentos están haciéndose para deter minar la maquinaria más adecuada por los trabajos más fre cuentes. , , . ‘ Queda aún un largo cámino por recorrer. Además espreciso considerar atentaménte que el amplio empleo de máquinas de todas las clases impone uná más indiúidualizada especialt zaciórz’ y también una cuidadosísima selección del personal y una profunda instrucción. De ahí se deriva la ineludible necesidad de no. separarla mk quina del personal preparado para su manejo: las máquinas no pueden asignarse como se asignan los materiales de general empleo, sino que ‘deben ser dotación permanente de- peque ños núcleos de especialistas, los únicos que estarán en condi ciones de atender a su ‘conservación, a su entrétenimiento y á su perfecta eficacia. Y es además necesario que ‘los técnicos militares sigan cons tantemente el desas rollo- de las industrias, para deducir todas las posibles aplicaciones de sus progresos en el carnpp militar, tenien,do, sin embargo, en cuenta que no es siempre conve niente transferir una máquina, aunque séa perfecta, del em- pleo general al militar. Muchas máquinas, en efecto, deberan modificarse, a fin’ de obtener elementos conjuntos lo más sen cillos, robustos, manejábles y de fácil entretehimierlto posible, capaces de poder entrar rápidamente en acción, aun en las más difíciles condiciones, y de hacer siempre másoportuna y ven tajosa la tarea. de los zapadores, encuadrados en esa gigan tesca lucha de’ los medios técnicos que significa la guerra mo-’ derna. - - IMPRENTASDELCoLEGIoDEHUÉRFANOS - - . - El Patronatoda Huérfanos do Oficialesde Ejércitotienetresimprentas: enMADRlD,TOLEDO y VALLADOLID, que, ademásde los impresos oficiales,de adquisición obligatoria en dichosestablecimientos, tambiénrealizantra bajos particulares deesmerada confección, garantizando la CANTIDAD CALIDAD y ECONOMIA.Losingresos que por estosconceptosobtienen pasanINTEGRAMENTE a engrosar losfondos. del Patronatoy se destinana MEJORAR la situacióndf losil hE RFANOS.Seencarece a losseñores Jefesy Oficiales efectúenpedidos a esasimprentas a fin de Incrementar losrecursos de los HUERFANOS. •‘ ‘ • - ‘ 70 Laacciónaéreaen”laguerrafutura. Por J. M. Spaighi. De la publicación inglesa Journal of the Roal United Service Institution. Extractado y traducidó por Iktilitary Revieiv (edición hispanoamericana). Tratar de predecir lanaturaleza y fozma de las guerras futu ras es meterse a profeta, con todos los riesgos inherentes a esta profesión. Hace -más de veinte años, Giulio Douhet escribió un folleto sobre “La guerra de 19...”, en el que predecía una guerra donde el poder aéreo decidiría la contienda en pocas semanas sin el apoyo de’ ninguna otra arma.- Los acontecimientos posteriores probaron que actuó de falso profeta. Se necesitaron más de cinco años y medio para terminar la G. M. 1-1,y, iesde luego, no fué el poder aéreo la única arma empeñada en ella. Sin embárgo, Douhet acertó al predecir los devastadores ataques aéieos sobre las ciudades, como una fase importante en las guerras futuras. Tal destrucción se llevó a efecto, pero los resultados no fueron tan rápidos como él predijo. La. bomba atómica, la de hidrógeno y quizá la bomba “X” que podamos inventar antes que sobrevenga otra nueva guerra, cada una de ellas más payorosa que la anterior, presentan un posible panorama de horrores a la imaginación. El mundo pa rece qüe está preparándóse para retornai’ a la barbarie. Lo que aparentemente nos espera es un salto atrás de setecientos años, a los salvajes tiempos de Genghis Khan. Las naciones se están preparando para hacer en una• fórma más científica lo que el Khan y sus mogoles hicieron con las -armas rudimentarias de entonces en Bokhara, Samarkand, Merv y Herat. ‘Arrasá ron estas ciudades hasta sus cimientos, pasando a cuchillo a sus habitantes Sólo en Herat, más de un millón y medio de personas fúeron asesinadas. Dos siglos más tarde, su tatara nieto, Tamerlane; emuló, sin poder sobrepasarla, la hazaña de su antepasado. Genghis Khan, mantiene aún hoy -la supre macía como destructor del prójimo. Sin embargo, no la seguirá manteniendo si se utilizan los nuevos y proyectados instrumentos ile destrucción en iiasa en la- próxima guerra. Grandes ciudades desaparecerán y cientos de miles de sus habitantes perecer.án,’algunos súbitamente, otros lentamente, entre agonizantes torturas, envenenados por las mortales radiaciones de las bombas atómicas. Los atacantes crearán- la desolación y llamarán a esto guerra. Será una carñi-. cería en masa más triste que aquella del Somme, Paschendaele y Verdún. Allí, por lo menos, los soldados cayeron en combate. Las víctimas serán ahora los viejos, lás mujeres, los eWermos y los niños. Todo caerá envuelto en uná ola de destrucción, de la cual no habrá escape. - - de todo? ¿No habrá quizá mejores objetivos qu atacar? ¿Será una lucha sin cuartel con bombas atómicas, de hidrógeno o -de cualquier otro tipo pavoroso, lanzadas por los, beligerantes so bre ciudades enemigas, el mejor medio de ganar una guerra o impedir al enemigo ganarla? Hay algunas razones para pensar que los profetas pueden estar equivocados. El problema ‘estriba en contener grandes masas de fuerzas terrestres antes de que barrañ en alud Europa Ocidental. ¿Se contendrá su avance por la destrucción de ciudades alejadas -de la retaguardia? Es concebible que las bombas atómicas se puedan usar contra los Ejércitos invasores, pero ello implica ría el lanzarlas sobre territorios ajenos a los rusos y no sobre su propio territorio, levantando probablemente objeciones de utilidad política. Además, el uso táctico de la bomba atómica implicaría peligros para las fuerzas defensoras. Parece -ser que no podemos escapar a la conclusión de que la conten ción de los Ejércitos soviéticos habrá de ser primordialmente tarea de las fuerzas terrestres de los aliados occidentales. BOMBARDEOAEREO ESTRATEGICO La gente se olvida a veces de que el bombardeo estratégico no es sólo “la estrategia de destruir ciudades”, dentro de la cual el bombardeo atómico fué sólo una forma extrema, no única, y ni siquiera la de ‘mayor importancia. Otro aspecto es la ope - ración de tipo diferente y. de mayor ‘provecho militar, llamada “interdicción”. La interdiction- des a”riéres, usando la frase de Camille Rougeron, fué uno de los fundamentos del bombardeo ,estratégico en la G. M. II. Se empleó con grán éxito en Francia y en Alemania. El Gene’ral Eisenhower, describiendo el efecto que la intrdicción tuvo sobre la resistenciá alemana, en Nor mandía, en su informe sobre las operaciones en Europa en -• 1944-45, dijo: “Para el día D la fuerza aérea estratégica, en unión a la fuerza • aérea táctica, había ejecutado tan brillantemente su- misión de -interrumpir las comunicaciones enemigas, que había una • escasez ‘crónica de locomotoras y vagones; las posibilidades de reparación eran escasas, las reservas de carbón se redujeron- a • , seis días de abastecimientos ,y setenta y cuatro túneles y puen- tés que conducían a la zona de combate quedaron’ intransita bles. El caos de las comunicaciones así producido tuvo un ‘efecto fatal sobre los intentos enemigos de reforzaf las zonas amenazadas después de nuestro bombardeo.” , LA GUERRA ATOMICA’ . -. Algunos de los resultados de esta, interdicción fueron des critos en una “Declaración conjunta’ sobre bombardeo estra Las revistas populares han publicado predicciones detálla tégico, recopilada por- el Mi-nisterio del Aire y las Fuerzas Aéreas das e ilustradas de la destrucción que causaría- una bomba ató estratégicas norteamericanas en Europa’ y publicada el 30 de mica en Londres. Si se lanzara úna en Wéstminster, práctica- abril de 5945. Decía lo siguiente: mente los distritos del Extremo Occidental y el Oriente central “El plan de contrainvasión alemana contaba con traer sus de Londres serían arrasados. Si se lanzara una bomba de hidró-. Divisiones -de reserva al campo de batalla a un promedio- de 48 • geno en el mismO sitiQ, la. zona de devastación’ total sería ocho trenes diarios; éste fué reducido, por efecto del bombardeo,- a’ veces mayor. El número de muertOs alcanzaría a millones. Se seis trenes al din. Es también conocido que algunas Divisionés ría el fin .de Londres y’ de todos sus habitantes. blindadas llegaron al ‘campo -de batalla sin su blindaje, que Recíprocamente se han hecho intentos de computár la des - otras tropas llegaron en bicicleta o a pie y en condiciones de trucción - urbana - que 1a aviación occidental pudiera causar. no podér entrar en seguida en combate.” Llevando bombas atómicas, no sólo podría llegar hasta Moscú La campaña aérea contra las “comunicaciones en -Alemania - - - y Leningrado. desde bases en Europa Occidental, sino también tuvo igualmente resultados de importancia. Comenzó en a las ciudadés industriales en los ríos Dony Dniéper, así como agosto de I’944 y alcanzó su punto culminante hacia fines de a ciudades en los Urales, tales como Sverdlosk, Chelyabinsk y febrero de 5945, cuando en la operación Clarion, de ocho a Magnitogorsk. Toda la Rusia Central y las regiones de los nueve mil aviones británicos y norteamericanos lograron la paUrales y Bakú podrían ser alcanzadas desde la costa norte de - ralización de todo el sitema ferroviario alEmán. - Africa, entre Trípoli y Suez. Los nuevos centros siberianos Es ésta una enseñanza- juiciosa sobre bombardeo estratégico - Novosibrsk, Stalinsk, Krasnoyarks- y Kemerovo, y de nuevo - para la próxima guerra. Las lineas de comuhicaciói rusas se las regiones de los Urales y Bakú, estarían dentro del radio de ras , extremadamente vulnerables. Serán mucho, .más - largas y acción de los bombarderos que emprendieran vuelo desde los menos terribles que fueron las líneas de abastecimiento alema reinos árabes y süs -protectorados. Vladivostok. y las ciudades nas en 1944-45, o de lo que serían las comunicaciones aliadas del río Amur podrían- ser “atomizadas” desde el Japón y en tierra o en una nueva guerra. Un asalto concentrado sobre Okinawa.. ellas por enjambres de aviones -causaría más daño á los rusos Ciudades, ciudades y más ciudades; sé admite como un hecho que la interdicción a los alemanes. .Las comunicaciones, sin que éstas serían los objetivos de las incursiones atómicas. Y, sin embargo, recorrerían mi su mayor parte territorio no ruso, y embargo, uno se, pregunta: ¿Es necesario que sea asf, después como se dijo, con anterióridad, sería considerado como ‘mala - política lanzar bombas atómicas en dichos lugares. En todo caso, bombas de altos explosivos, -más abundantes que las ató-. micas, serían suficiente para alcanzar nuestro propósito. Los Ejércitos spviéticos, reunidos para la invasión, con más de un profundo río en su retaguardia, quedatían en una situa ción peligrosa silos puentes sobre dichos ríos se trataran en la misma forma que lo fueron los del Loira y el Sena en 1944. Su línea vital de abastecimiento sería cortada. Podrían.ser muy bien las víctimas del mayor desastre militar de la historia. En todo caso, un avance ulterior sería imposible. El “atomizar” distantes ciudadés rusas es jugarse una carta que puede salir bien o no. Cabe que los rusos, por su cuenta, se decidan a lanzar ataques atómicos sobre Londres y París. El autor no lo cree, porque sa ben que los americanos tienen los triunfos en este peligroso juego. La acumulación de reservas de bombas atómicas norte americanas será más grande y sus recursos para renovarlas, mayores. Los hombres del Kremlin no son mentecatos. Harán todo lo posible por evitar la guerra atómica. Si los aliados no la empiezan, ellos no la harán tampoco. Aun así, el viejo dichó de que “un sable mantiene al otro en la vaina”, es todavía cierto, y el Occidente hará bien en man-• tener sus reservas para una posible represalia. Actuar de otra forma será tentar al Oriente para el uso de la bomba. ¿Realizarán los norteamericanos tales ataques? Algunas de las razones para pensar que no, se dan o se implican en lo an tedicho. Otra, la más importante, quizá por ser imponderable, es la genuina y generalizada repugnancia sentida en los Estados Unidos hacia este tipo de guerra. Se puso de ruanifiesto después del bombardeo de Hiroshima y Nagasaki en agosto de 945. Y se hizo sentir de nuevo cuando en enero de ¡950 se anunció que los Estados Unidos habían decidido continuar el des arrollo de la bomba de hidrógeno. Es un sentimiento que se extiende a las fuerzas armadas nor teamericanas. Los puntos de vista de algunos de los Jefes de. la Armada de los Estados. Unidos fueron expresados con clandad meridiana durante la investigación del Congreso sobre el debatido asunto de los bombarderos B-36 y otro material se mejante a fines de ¡949. También en el Ejército hay muchos que juzgan con disgusto tal forma de hacer la guerra. El Ge neral Eisenhower, expresando su reacción a las declaracioies del Secretario de la Guerra, Henry L. Stimson, sobré las prue bas atómicas a efectuarse en Nuevo Méjico, dijo: “Tengo es peranzas de que no nos veamos obligados a usar tal artefacto contra ningún enemigo, ya que me disgustaría ver que los Es tados Unidos iniciaran el uso en la guerra de algo tan terrible y destructivo como la nueva arma que me ha sido descrita.” Las objeciones éticas a la guerra atómica serán reforzadas por otra consideración menos elevada--pero muy natural—, el temor de que la nación que principie este tipo de guerra su frirá al ñnal más que el enemigo. Hay algunos norteamerica nos que abogan por evitar una guerra atómica por este motivo. Manifiestan que los Estados Unidos son más vulnerables por ser una nación “de concentraciones urbanas y alta tecnología” que Rusia. Ninguno de los beligerantes de una guerra futura podrá predecir cuál será la represalia del otro. Ambos titu bearán en usar un arma que puede volverse en contra suya y que, a fin de cuentas, puede resultar tan dañina a una parte como a la otra. Fué ese temor el que impidió se utilizaran las inmensas reservas de gases tóxicos que los beligerantes tenían preparadas durante la G. M. II. Lá mayoría de las predicciones militares anteriores a la G. M. II dieron como un hecho que el gas sería usado en con flictos futuros. Los pocos que expresaron la duda fueron des cartados como cegados a la “realidad”. El autor cree que las predicciones de que las armas atómicas monopolizarán Ías gue rras futuras resultarán también falsas. Cree firmemente- que una guerra futura será, en lo que respeéta a la ofensi.ra aérea estratégica, una guerra de interdicción con bombas de altos explosivos y -no una guerra atómjca. Estado económico, Uabor protectora y necesidades del Patro natoparaHuérfanosdeOficialesenidediciembredei 95!. gresando al huérfano en uno de los internados del Patronato en régimen de protección total. La protección debe cesar re glamentariamente al cumplir los veintiún años, prorrogándose en los casos en que el beneficiario, poseyendo un expediente escolar brillante y. careciendo de bienes propios, no haya po dido terminar la carrera o ganar las oposiciones- queprepara, .y también en los casos de -inutilidad física permanente del. mismo. 1.—ANTECEDENTES Las pensiones que concede el Patronato son: — 6o pesetas mensuales para los huérfanos que cursan este diosEl amparo de los huérfanos del Ejército venía ejerciéndose de Enseñanza Primaria. por las antiguas Asociaciones organizadas por las diversas Ar — ¡25 pesetas para los de Bachillerato, Cultura general y mas y Cuerpos. Con objeto de dar carácter uniforme a la pro alumnos de. las Academias -Militares hasta que alcancen el tección dentro - de las categorías que comprendía y para esta grado de Alférez alumno. blecer la debida unidad de criterio, por Decreto de 29 de sep — 200 pesetas para los que preparen carreras que no exigen tiembre de ¡943 se encomendó la tutela de los huérfanos de mi el Bachillerato, aunque sí. determinadas condiciones de edad litares a tres Patronatos: de Oficiales del Ejército, de Subofi y preparación. ciales y sus Asimilados, y el- de Huérfanos de Tropa. — 250 pesetas para los que cursan estudios superiores y pre De cómo se lleva a cabo tan importante función, trataremos paración para ingreso en las Academias Militares. seguidamente, pudiendo servir para completar esta noción Para el internado de nuestros protegidos se dispone de Cole sucinta y dar idea de su complejidad y volumen al hacer co gios, unos propiedad del Patronato, costeando éste todos los nocer a nuestros compañeros que la masa de huérfanos exis tente como consecuencia de la Campaña de Liberación, ha lle - gastos de su funcionamiento,- y otros concertados con Congre gado a ascender en un momento a más de veinticinco mil entre • gaciones religiosas, en los que se paga una cuota por alumno. - B) Recursos del Patronato.—Se dispone de un capital so los tres Patronatos, de los cuales aún quedan en la actualidad cial, integrado por valores y propiedades cid Patronato de casi diecinueve mil. - Huérfanos de Oficiales, que asciende a final del año ¡950 a más de veintidós millones de pesetas. Los principales recursos para las atenciones del Patronato U—REALIZACIONES DEL PATRONATO DE HUERFANOS proceden de: DE OFICIALES — Las cuotas de los asociados.. — La parte correspondiente de la subvención nua1 del Estado. A) Beneficios.—La función del Patronato se materializa, — Las rentas del capital social. bien abénando una pensión- a la madre viuda o tutor, bien in Los temas relativos a previsión social, tanto estatal como individual, son hoy de tal actualidad que se estima-oportuno dar unas breves explicaciones acerca de la situación y cuidado de los hijos de quienes un día formaron a nuestro lado en los tran ces azarosos de la guerra, o en las jornadas de trabajo de la paz. - — — — a) Los beneficios que rindan las imprentas propiedad del Pa tronato. La parte alícuota de la recaudación por licencia de armas. Los donativos de todas clases.. Geieral de S. E. el Generalísimo, como en -años anteriores. A esta cantidad se le dej.e añadir la parte percibida por el Patro nato correspondiente q la recaudación por aguinaldos. Lo ob tenido, por este último concepto entre los tres Patronatos so brepasa las doscientas, ochenta mil pesetas; pero fué insuficiente para poder conceder a cada huérfano la módica cantidad de cinco duros, habiendo tenido que recurrir a otras fuentes para lograr que cada pro tegidó tuviera su águinaldo. La totalidad de lós ingresos ha ascendido a unos quince millo nes de pesetas. - Cuotas de los asociados. No obstante ser, naturalmente, la fuente de ingresos más co nocida de todos, deseamos hacer resaltar la modestia de nues. tras aportaciones a tan importantes fines, y aun habida cuenta de la austeridád que a todos nos imponen las actuales condi C) Gastos del Patronato.—Las obligaciones generales del ciones de vida, hemos de reconocer que es difícil encontrar tu buto alguno que grave nuestro personal presupuesto en tan PatronatQ sobrepasan - los dieciséis mil!ones.de pesetas, de las que las principales partidas son las siguientes: modesta cuantía, ni gravamen alguno que se destine -a tan ele vadas atenciones. — Pensiones a los externos: Cerca de ocho millones de pesetas. El total de las cuotas recaudadas por este concepto en el - — Colegios de internos: Algo más de seis millones ochocientas año 1950 fué algo más de cinco millones de pesetas. mil pesetas. ‘ — Aguinaldos de Navidad: Más de ciento sesenta ini! pesetas. - — Gastos de Administración: Suben de cincuenta mil pesetas. b) Subvención del Estado. - — Obras en los Colegios: Unas setecientas mil pesetas. Le han correspondido al. Patronato de Huérfanos de Oficiales A la vista de cuyas cifras es de justicia señalar tanto la im en el año 1950 cerca de ocho millones de pesetas, cifra que por su portancia de la gestión del Patronato como la austeridád ejem— importancia no resulta fácilmente ampliable. piar con qu,e la realiza. Esa austeridad no ha impedido la existencia en ese éjercicio de un déficit de más de un millón de pe.. c) Rentas del capital social. setas, que ha sido enjugado este año gracias ala generosidad Excmo. Sr. Ministro del Ejército. Su repetición creará una En el pasado.Ejercicio ha producido el capital social casi un del delicadá situación a nuestros huérfanos, que ven amenazadas, millón de pesetas de renta. Es muy interesante hacer constar - si no sus reducidas pensiones, por lo menos las otras medidas el sensato criterio mantenido por el Patronato de no gastar ca pital en las atenciones anuales del mismo,, y sí únicamente sus dé mejoramienta dé Colegios, etc. rentas, ya que este patrimonio ha de constituir en el fúturo, D) Los Colegios del Patronato—En la actualidad protege con sus intereses, la principal basé económica de la Asociacion. ci Patronato de Oficiales a 6.291 huérfanos, de tos cuales man tiene en régimen de internado a I.47. siendo el resto externos. d) Las imprentas :del Patronato. Para el internado dispone de los Colegios siguientes: Posee- el Patronato de -Huérfanos de Oficialesias siguientes imprentas: — Imprenta núm. x, sita en Madrid, calle de Caracas, núm. 7. (Antigua de Intendencia e Intervención.) — Imprenta núm. 2, de Toledo. (Antigua de María Cristina.) — Imprenta núm. 3, de Valladolid. (Antigua de Santiago.) Todas ellas con importante capacidad de producción, dotadas de moderna ma4uinaria y en condiciones de servir a las necesi dades de una clientela exigente. . Estas imprentas pueden constituir una magnífica fuente de ingresos, si las dificultades de la competencia comercial con qué ,han venido luchando estos años pasados se orillan -con una pro tección y apoyo decididos ‘por parte de todos los interesados en elid; tanto los Cuerpos, Centros y Dependencias, encargán-.. doles sus pedidos de toda clase de impresos y material de ofi cina, como individualmente por cuantos compañeros necesiten de sus servicios. Hemos de resaltar, a este tenor, la favorable disposición de, la Superioridad, que ,ha culminado con la Orden de 3 de febrero pasado, disponiendo que todos los Cuerpos y. Organismos mili tares efectúen sus compras de impresos y material de escrito rio que no pueden ser confeccionadts en las imprentas de los mismos, forzosamente en las que son propiedad del Patronato de Huérfanos;, disposición que es indudable proporcionará a éste ‘en lo sucesivo un importante beneficio, que repercutirá directamente en el de nuestros huérfanos, al igual que sucede - con las imprentas propiedad de los otros Ministerios civiles. Los beneficios aportados entre las tres imprentas en el ejer cicio pasado ascienden a cerca de cien mi! esetas, cantidad que indudablemente ha de acrecentarse cuando trabajen a pleno rendimiento, al encargarles los Cuerpos sus pedidos, en cum plimiento de la mencionada disposición ministerial. Colegios’ de ,varones: — — — — — - .- . “Santiago”, en Carabarichel Bajo (Madrid).—Bachillerato (40 al 70 cursos y Examen de Estado). “La Inmaculada”, en Charnartín (Madrid).—Bachillerato (1.0 a 30 años). Padrón (La Coruña) .—Primera Enseñanza y 1.’ y z. de Bachillerato. “Santa Bárbara y San Fernando”, en Carabanchel Alto (Madrid).“Santiago”, en Valladolid. Ambos para la pi&paración militar. Colegios• de niñas: “La rnmaculada”, en” Aran juez ‘(Madrid).—Primera y Se gunda Enseñanza, Cultura general y Comercio. — “María Auxiliadora”, en Madrid.—Primera y Segunda En señanza Cultura general y Comercio. — “San Juan Bosco”, en Salamarica.—Primera y Segunda Enseñanza, Cultura general y Comercio. — “Nuestra Señora de Luján”, en Torremolinos (Málaga).— Primera nseñanza, Cultura general y. 1.0 y 2.° de Bachi llerato. — “Casa de, las Mercedes”, éi Madrid.—Párvulos y Primera -Enseñanza. Exceptuando los Colegios dedicados a la preparación para carrera militar, todos los demás son regidos por Instituciones de Religiosos, estando plenamente asegurada la formación mo ral, religiosa, patriótica e intelectual de los huérfanos. Los Colegios de Carabanchei Alto y Valladolid son regenta dos directamente por el Patronato, que dispone de, una Direc ,ción y un cuadro- de Profesorado integrado, en general, por Je fes retirados, verdaderamente seleccionados, como lo testimo e) Liceñcias de armas y cartuchería. nian los resultados obtenidos en las diferentes convocatorias El total récaud’ado por este concepto en el .pasado año as de ingres en la Academia General Militar; en la de ¡950 con ‘ciende a cerca de setenta mil pesrias, correspondiente a los tres siguieron el ingreso 71 de los 124 aspirantes que se presentaron Patronatós, y se utiliza para atenciones urgentes, por enferme a todas las pruebas, lo que supone nada menos que un 57 dades graves, etc., y’sobre todo para completar lo recaudado por ioo de aprobados. por aguinaldos. Como exponente de los resultados obtenidos por la gestión del Patronato, ‘en su constante afán por estimular a las madres f) Dónativos. y huérfanos para mejorar y resolver su porvenir, ofrecemos a nuestros compañeros un resumen de la situación en que se en Los donativos recibidos el año pasado totalizan casi las cien cuentra, en el aspecto de estudios, la población protegida por mil pesetas, estando incluida en esta cifra la paga de Capitán aquél: — puédan Ingenieros civiles, en sus diversas ramas Arquitectura. Derecho y Filosofía Medicina, Farmacia y Vetennana Ciencias Exactas, Químicas, Políticas y Económicas Eclesiástica,. Comerçio Ayudantes de Ingenieros 8z 56 8 5 26 3 138 II 138 ‘ 74 » - . 3 ió 6 » » » 49 3’ 88 25 24 28 40 i 9 g68 57i’ 2.899 i6 34 z7 de . 74 ‘ 49 3’ 83 Ejércitos Bachillerato ‘y .Magisterio Correos, Telégrafos y Radio... Practicantes y Enfermeras Idiomas. Cultura general y preparación Oposiciones Artes y Oficios una TOTAL O Peritos Agrícolas e InduStriales Náutica Caballeros Cadetes de los-’tres Primera Preparando Cursando ESTUDIOS 2.899 5 s ió 34 1 5 27 . • . 4 525 202 529 202 5 » Enseóanza288 523 TO-ALES4.996 288 . . 5.519 Los 759 restantes sirven son huérfanos que no cursan estudios, que como voluntarios en los tres Ejércitos y enfermos e in capacitados. / E). Necesidadesdel Patronato.—No obstante la ejemplar gestión económica realizada desde la constitución del Patro nato y la disminución paulatina de la cifra total de protegidos por el mismo, disminución que.culminará en los años 1959-60 en los que habrá cesado la protección a la mayor parte 6 U 10 N - dignamente sus estudios, sin representar cárga para la madre viuda o tutor.” Para aproximarse a la realización de tan loables propósi tos, estimamos que es de todo punto necesario aumentar los ingresos generales del Patronato. Hoy por hoy, a pesar de h& berse reducido bastante el número de aspirantes al internado, sobre todo en las hembras, son numerosas las peticiones en este sentido aún no satisféchas, y creemos sinceramente que si mejorasen las condiciones de vida en nuestros internados, aumentaría la cifra de aspirantes. Respecto de las pensiones de los externos, ya anteriormente hemos dado su cuantía, a todas luces insuficiente, y que es la misma que, en el año ¡943. . 111.—CONCLUSIONES La situación económica del Patronato de Huérfanos de Ofi ciales pasa por un período duro que se mantendrá hasta 1959-60, fecha de liquidación de las consecuencias de nuestra Guerra de Liberación. Esta situación es fiel reflejo de la que padecen nuestros huérfanos, al disfrutar pensiones que han quedado considera blemente retrasadas en el tiempo con relación al coste ascen dente de. la’vida. Urge, pues, que se ponga remedio asus necesidades, y como no podemos aspirar a que se aumente el apoyo del Estado, he mos ;de intentar aliviar las cargas por nuestros propios medios, y entre éstos destacan: . . — Las cuotas mensuales. Los aumentos de sueldo concedidos no se hán reflejado en las modestas cuotas que pagamos. El que buenamente pueda debe aumentar voluntariamente su cuota en consonancia con su situación económica par ticular. — Los donativós, especialmente el aguinaldo. Se impone una amp1ia generosidad en esas fechas tan señaladas, para evi tar una añoranza dolorosa a las almas infantiles cuando de la masa de huérfanos de guerra, que a su vez representa el mayor porcentaje en el total de nuestros huérfanos, el aumento del coste de la vida ha venido constituyendo el obtácuIo princi pal para la buena marcha económica del Patronato, cuyas as-. piraciones permanentes se concretan en estas dos — “Acoger en los internados a todos los aspirantes, ofrecién doles una protección completa, así en las condiciones maS teriales de vida’comó en su formación moral e intelectual.” —: “Conceder a los externos una pensión suficiente para que cursar — en las calles resuenan las canciones navideñas. y en los ho gares se renueva la fantasía milagrósa de los Reyes Magos. Aumentar el rendimiento de las imprentas del Patronato, incrementando su producción. Este recurso puede ser in mediato y está al alcance de todos el conseguirlo, no con sihtiendo por ningún concepto que se vulnere la obligación de adquirir los impresos oficiales en las imprentas de Huér fanos (cuando no sean confeccionados en los Cuerpos) y propagando los pedidos de trabajos particulares. i diciembre REVISTA ‘ILUSTRADA DE LOSMANDOS SUDALTERNOS DELEJERCITO Sumario del númerode febrerode 1952. Atención al cuidadode losaparatosópticos.Comandante Munilla Gómez.—CUriOSIdadeSde Ja conquistade América: Las Islasde Juan Fernández. César Fagot—El vuelo a vela. Teniente Montañana Abad—FelipeII en San Quintin y en El Escorial.Teniente Coronel Martínez López-Castro.—Armas portátiles de la Infanteria y su empleo. Teniente Moya Latorre.—CosaS de• Ayer, de Hoy y de Mafiana.Comandante Ory.—Nuestroslectorespreguntan.Redacción. REVISTA DE’ LA OFICfALIDAD DE COMPLEMENTO APENDIÇEDE t.A REVISTA“EJERCITO” O 1951. -‘-O Sumario del número de febrero de 1952. La improvisacl4n de Ja ¡nfanterta. General Barrueco Pérez.—Cómo se debe estudiar. Redacción.—El co,nbatede noche. Redacción.—Alvar Núñtf Cabela de Vaca.’ Alférez López Cepero Jurado.—Síntesis de ‘!n/ornsación Mi litar. Redacción.—Vuelos sin motor. Sargento Bayo G. de Salazar.—Soldados de la España Imperial. AlférezFrancisco Jareño.—El subelemento de resistencia. Capitán Gallego Calatrava.—Ñui quiere uste4 saber? Teniente Coronel Otaólaurruchi._Un.libro al mes: ¿Otra guerra? Comandante J. Gutiérrez Mártln.—Legislacidn ‘para la O Olicíalidadde.Complemento. (Del Diario Oficial.) Guíabibliográfica. Tiempo entreguerras. las Unidades motorizadas, aerotransportadas y mecanizadas, que han revolucionado, en definitiva, los sistemas- bélicos ofen “Todo esfuerzó en pro de la paz es limitado; mas todo error si.vos y defensivos, son producto de la motorización de los en el camino de la guerra es infinito.” Recogemos, a modo de ehículos militares,, progresos de-la navegación aérea y meca frontis, estas palabras del General Martínez de Campos en nización del armamento. Y cabe decir más; y es que los me su reciente libro (1), porque ellas expresan como pocas el deli dios modernos de producir el fuego y mover las tropas arrastran cado momento en que vivimos. ¿Nadie quiere la guerra? Quizá a una preponderancia de la ofensiva. “El invento—sea explo nadie; pero todos—no decimos con gusto, claro está—se pre sivo o atómico, motor de reacción o instrumento radioelectró paran a ella. El camino que precedió siempre a los conflictos nico—conduce irremisiblemente a la idea de. vencer en jioco fué sempiternamente éste: los “grandes”—que siempre ha ha tiempo.” Pero con un escollo terrible:” es evidente que, si -la bido “grandes” en poderío—estiman que es necesario hacerse victoria tarda un poco en producirse, o o si la ofensiva ultramo fuertes para imponer al derna no proporciona resultados estratégicos, la defensa res enemigo en potencia la pondérá •e prisa, y si. hay empate—siquiera momentáneo—, paz que ellos estiman la lucha entre los medios semejantes dará lugar a que la guerra . justa, “su” paz; y esto se prolongue, y esa prolongación traerá consigo un nuevo modo obliga a recorrer, hoy de defensa o defensivo, que sólo cabe analizar en consecuen con más aceleración que cia de la fase presentada anteriormente”. Al mirar adelante, después de echar la vista atrás, nos en nunca, el camino del rearme. Más de una vez contramos aquí, forzosamente, con la irrupción aérea. Fué ¶L‘i.) i 1 armados, preparados los bien utilizada en la G. M II y será sensato temerla en la G. M. III ç:’.j ... países paralagranprue— •.:k ba,¿son capaces de no para estudiarla antes y buscar la contrarréplica. Tan extraor hacer uso del. equipo dinaria resultará probablemente tal irrupción, que el General Martínez de Campos dice que será suficiente “para inducir a me creado, dejándolo al bor ditar sobre las variaciones de conjunto que conviene introdu de del camino y siguien cir en los sistemas defensivos y en el despliegue preventivo do adelante e inutilizán - de las fuerzas militares”. dolo inclusive? Los augurios sobre la posible terrible lucha conducen al es Tiempo entreguerras; tudio de las diversas acciones bélicas. Y así, la batalla política, este es el angustioso mo entablada en el mundo, proclama claramente que es imposible, mento. Nada lo define al mismo tiempo, democratizar y conservar (ocultar), que todo mejor ‘que esa psicosis se enreda más y más cada día, que aquella lucha es tanto más de angustia; pero como difícil de evitar cuanto máyor es el trabajo realizado para pre no lo hemos elegido, sino pararla. La batalla orgánica se plantea entre los tres Ejércitos encontrado, es preciso y dentro de cada uno, e incluso alcanza a la probable consti hacerle frente y mirar tución de’ una defensa aérea terrestre, independiente de los serenamente los aconte mismos. La batalla estratégica ha cambiado el sentido de mu cimientos. He aquí el chos conceptos clásicos: como el de la seguridad, que no se con contenido sustancial del- sigue hoy sólo en función del espacio, sino que necesita también citado libro, que repasa información para poder llegar a disponer de tiempo; por lo que -el pasado, contempla el el comienzo de- la próxima guerra tendrá un dramatismo ex presente y mira al futuro. Porque no se puede pensar que la tremo. La batalla táctica futura creará frentes móviles, y “al guerra de mañana será igual a la de ayer; pero la imagen de parecer, tan móviles serán, que habrá momentos en que no. ésta es necesaria para imaginar la de aquélla. existan”. Y, finalmente, la batalla económica hará que viva Como la G M. II ha dejado escrita en la Historia esta impre la economía de los paises, entera, para la guerra. sionante cifra de bajas: 20 millones, y hecho desaparecer ciu Si avizorar el futuro es siempre la mayor tentación para el dades enteras, y como ya no se mide la pótencia de un Ejér hombre, que saltando—o .creyendo saltar—sobre el tiempo se cito por el número de combatientes que lo forman, sino casi cree un poco igual a Dios, adivinar—o tratar de adivinar— únicamente—y esto será erróneo o no, pero es—por el número - lo que puede ser una guerra, es hoy, para nosotros occiden de máquinas que, de una forma u otra, producen fuego, es con tales, deber impuesto por nuestra misión de guardar depósitos veniente, antes .que nada, examinar todo lo relativo a agresi que están más allá de todo. vos, portaagresivos y armamento. El enlace entre el pasado y el futuro salta aquí perfecto. Cualquier artefacto de guerra de ayer, anticuado muchas ve La aviaciónde cooperación en la batallaterrestre., ces al poco de nacer, puede servir a la imaginación para que ésta proyecte el artefacto de mañana. Así, por ejemplo, sólo Si para Clausewitz “el objetivo final de todas, las operado en el campo de la cohetería, aparte de la fantástica y posible nes militares es la destrucción de las fuerzas armadas enemi— creación de satélites artificiales capaces de caer sobre territo gas mediante la batalla”, el ganar la guerra no ha significado rio enemigo en el momento deseado, se ofrecen problemas tan recientemente tal necesidad. “Hemos visto—dice -el Coronel sugestivos como el de la conversión del actual cohete autodiri Díaz Lorda (t)—Ejércitos aguerridos, alentados por las virtu gido en cohete telemandado, la consecución de una espoleta des morales más exaltadas e integrados por millones de hom-’ cazablancos o de persecución autónoma y la dotación a los cohe bres, sucumbir faltos de medios de lucha, vida y movimiento, tes de una carga atómica. Todo estp puede concretarse en la debido en gran parte a la acción del arma aérea en misiones idea de la nave explosiva, que está basada en el .trazado de un puramente estratégicas, e incluso como el Ejército nipóñ se artefacto que se mueve por sí solo en el espacio o sobre el agua, rmde sin haber empeñado uxia batalla en territorio metropoli y que, además de navegar sin otra ayuda que la propia, lleva tano,’ lo cual puede facultamos para afirmar que a veces no se una carga muy potente y es dirigido- hacia su blanco por una precisa la previa ocupación material de un territorio para for fuerza propia e imponderable”. zar a sus habitantes a la rendición. Con esto no se afirma que El hilo del estudio nos lleva ahora a las evoluciones tácticas las guerras se ganen con bombardéos ‘aéreos, pero sí que sin y orgánicas, porque éstas han sido siempre- y son hoy hijas ellos pueden perderse”. de la movilidad y potencia de los medios en uso. Es asi como Esta precisión de conceptos no puede ser más justa. No es, (i) Teniente General Carlos Martínez de Campos: ¿Otra guerra? Editorial EJÉRcITo. Madrid. 1951; 350 páginas; 20 centímetros; rústica. - (i) Jesús Díaz Lorda: Apoyo aéreo a fuerzas terresires.—Edito.. rial Aeronáutica. Madrid, 1951; 284 páginas, con ilustraciones; 22 centímetros; rústica. -- : - en efecto, misión de las fuerzas aéreas ganar las guerras por sí solas, mas si contribuir denodadamente a que el enemigo no las gane. En definitiva, la Infantería sigue siendo, como siem pre, la que conquista y ocupa el terreno, y es para beneficiar tal acción y para que no resulte, onerosa en exceso y precaria casi siempre, para lo que intervienen tódos los deniás medios. Aquí aparece la Aviación, con sus inmensas posibilidades, ope rando hasta los confines del territorio enemigo, atacando a cualquier altura, anulando la seguridad de un frente fortifi cado mediante desembarcos aéreos oportunos, destruyendo u observándo. Porque, en verdad, “ha empequeñecido el orbe y ha dejado reducidas a simples acciones tácticas operaciones que por su alcance y ambición cayeron hasta ahora dentro de la órbita de la estrategia”. Los pueblos ya no pueden, por eso, envolverse en una pretendida inviolabilidad basada en la dis tancia, pues el aire es camino para todos. Y así, a modo de ejemplo, podemos aquí estampar estas palabras del Jefe del ‘‘ Gabinete inglés, di chas tras la termi nación de la última gran. contienda: “Hubo una época en que la Gran Bre taña gozaba de ese aislamiento. Las i guerras podían de vastar el continente j rfifi uVfl iU europeo, pero nosA otros estábamos se guros detrás del Carial, el mar inviola ..LIU IL. ble. Esos días per tenecen al pasado; fronteras defensi vas, barreras de montañas, mares y hasta océanos, ya no son obstáculos para el ataque. La vieja discontinuidad de la tierra y el mar ha’ Lsido sustituída por la continuidad del aire.” Todo esto exige, antes de enfrentarse con un enemigo, contar con la supre macía aérea: rom per la potencia que en los aires tenga el adversario y apoyar luego, desde el aire también, la açción de los otros Ejércitos. Así, pues, las fuerzas de tierra necesitan saber cómo pueden re cibir aquel apoyo, para exigirlo en su mómento y saber sacar de ese apoyo el provecho máximo. Una ley de 9 de noviembre de 1939 llama “Aviación de coope ración” a la fuerza aérea que opera en la batalla terrestre. Y aunque, en realidad, todo aparato que actúe desde la ruptura de hostilidades, y aun antes, hasta l firma de la paz, coopera y ayuda a las fuerzas de tierra, es claro que existe un apoyo in directo—anulación del poder aéreo del adversario, destrucción de sus fuentes de potencial bélico y ataque a sus sistemas de comunicaciones—y otro directo o verdadero—obtención de la superioridad aérea sobre un punto del campo de batalla en un momento dado, aislando así al enemigo o anulando su po tencia ofensiva—. Mas sea cualquiera la extensión que se dé a tal cooperación, resulta del máximo interés todo lo relacio nado con ella. “. El interesante libro del Coronel Días Lorda parte de la base de que la misma no llega a comprenderse justamente sin un puro estudio de las posibilidades, medios y módos de acción de las fuerzas encargadas de realizarla (Unidades de bom bardeo, información, asalto, caza y transporte), las cuales efec túan luego, en un teatro de operaciones determinado, las mi siones estratégicas y tácticas propias, con la organización y enlace adecuados. La cooperación, en su más exacto sentido, es estudiada en lasAúltimas páginas de la obra, no sólo en un sentido general, considerando cada fase del combate, sino en relación con las modalidades de más acusado inteiés de éste: como en los pases de ríos, acción d los carros de combate y guerra de montaña. _1 ‘1 RESEÑAS BREVES Oltra Calderón, Capitán de Infantería: Manual del artificiero de Infantería. Prólogo ‘del Coronel Aranas.— Ricardo Ediciones EJERCITO. Madrid, i95i; 288 páginas, con ilus traciones; 20 centímetros; rústica. Las clases de artificiero en las Academias regimentales del Arma de Infantería no resultan siempre fáciles de dar, por lo complicado de su cuestionario, que demanda una búsqueda laboriosa de fuentes de estudio adecuadas y un désari-ollo co. rrecto de las necesarias nociones. Estas ideas han presidido las tareas, del Capitán 01tra, al concretar ‘en un manual del artificiero de Infantería todo cuanto se relaciona con la ense ñanza de la materia. ‘Nada se descubre ahí, pero no es nece saria, la originalidad para hacer útil una obra: bastando con que reúna trabajos dispersos y aclare, simplifique y complete lo que aparece confuso, embrollado o inacabado. Va precedido el libro de unas nociones previas sobre la na turaleza de los explosivos, el fenómeno de la explosión y las municiones en general, entrandd aquél luego de lleno en el exa men de las municiones propias de la Infantería—cartuchería, granadas de mano, proyectiles de mortero, cañones A.A., ca ñones C.C. y de Infantería—, petardos y minas y material de ocultación e incendiario. Terminándose, con lo relativo al cui dado de las municiones y artificios—almacenamiento, clasifi cación, reconocimiento, manipulación, transporte, recupera ción y destrucción en su caso—, asunto éste del mayor interés, pues con frecuencia la impericia o desidia puede llevar aquí a fatales consecuencias. La exposición de las ideas, ‘la descripción completa del ma terial y lo relativo a su funcionamiento, en la parte que atañe al trabajo concreto del artificiero, está realizado con un hondo sentido práctico. José María Martínez Val: La unidadeuropea.—Consejo Supe rior de Investigaciones Cieñtíficas (Instituto de Estudios Manchegos); Ciudad Real, xçi; 46 páginas; 21’ centímé tros; rústica. Entre la pesadumbre de las constantes luchas actuales va abriéndose paso la idea de la unidad europea. Esta será quizá mañana ur presupuesto necesario para la libertad, la vida y la independencia de Europa, frente a los dos poderes distintos “que se alzan gigantescos, como dos banderas enemigas, a Oriente y Occidente: los Estados Unidos y la Unión de las Repúblicas Soviéticas”. Tal es la idea madre que preside el tra bajo del Sr. Martínez Val. Hoy, Europa, pequeño’ continente despedazado, apenas si tiene mayor sentido que. el de ser un campo donde se estudian las futuras batallas del mundo. Por eso, el logro de su unidad es tarea urgente e inaplazable. “Dentro de cincuenta años sería demasiado tarde. Los pueblos europeos hábríari dejado de exis tir en su efectiva independencia. Serán espacios colonizados y quién sabe si hasta ocupados militarmente por potencias extrañas.” La idea es vieja. Nada menos que en el siglo XV Jorge Po diebrad concibe la fund3ción de una “Congregatio Concordiae” europea, frente a la amenaza turca. El Duque de Sully, el abate Saint Pierre, los “filósofós” le siguen. Y en este siglo, tras la G. M. 1, y más aún, tras la G. M. II, los proyectos son múltiples. Sin contar con los grandes empeños conquistadores por la fuerza de las armas. Pero no es posible hablar del tema sin nombrar a España. El Sr. Martínez Val así lo reconoce al final de su interesante folleto: “España, cabeza de Europa, como dijo bellamente Camoens, no puede negar los huesos españoles que vertebran en sus tumbas la tierra europea desde Viena a Amberes; ni tampoco la doctrina dé interdependencia de los Estados que proclamaron Suárez y Vitoria, hallando ecos en las Cátedras desde Praga hasta Londres y desde Upsala a Bolonia. Esa cruz de sangre y pensamiento nos hace responsables del porvenir de Europa,, como lo fuimos de su pasado.” Capitanes J. E. García Rodríguez y Teniente F. Carrasco Lanzós: Rebotes, orientación, enmascaramiento y ocultacion.’ Escuela de ‘Aplicación y Tiro de Infantería. Madrid, ‘95’; 24 páginas, con ilustraciónes; 21 centímetros; rústica. Continuando su primer folleto sobre “Obstáculos, accidentes y trayectorias”, lanzan ahora los oficiales arriba, citados un segundo sobre temas de indudable valor para la instrucción práctica de tropas. El criterio que inspira a ambos es idéntico: ofrecer al soldado, del modo gráfico más expresivo, una’sucinta teoría que, expuesta de otra forma, quizá resultara a aquél de difícil comprensión. Propósito que, en definitiva, no puede ser más laudable y que hace que rnerezan sean difundidos es tos cuadernos entre los Cuerpos, con la seguridad de que ren dirán, pese a su sencillez y elementalidad, magníficos frutos. INDICE GENERAL Estado Mayor Central del Ejército. Servicio Histórico Militar: Boletín de la Biblioteca Central Militar (núm. 7).—Madrid, 1951; 154 Dáinas; 25 centimetrós; rústica. Comanante Soto: Geografía de España (Apuntes adaptados al progrania de ingreso en la Academia General Militar) .—Gran Capitán. Madrid, i5i; i6o páginas; 17 centímetros; rús tica. Julio Otero de Navascués: Táctica de las revoluciones.Prólogo del Condede Rodezno.—Madrid, 1951; 410 páginas; 22 cen tímetros; rústica. Vincénzo Lioy: Gloria Senza Allori.—AssociazioneCulturale Aeronáutica. Roma, 1951; 434 páginas, cori ilustraciones; 24 centímetros; rústica. José María Fontana: Loscatalanesy la guerrade España.— Samarán. Madrid, 1951; 308 páginas; 21 centímetros. General Levigny. Las atraiciones»del Mariscal.—Traducción de Alvaro Garcés.—Editorial Matéu. Barcelora, ¡95,; ¡88 páginas; x8centímetros; tela. o SECCIÓN DE INFORMACIÓN INDUSTRIAL ACABA DE PTJBLICARSE HISTORI.A DELAAERONAUTICA ESPAÑOLA Por el Coronel de Aylación, diplomado de E. M., MIIIffN RLFHSO fIY1EL JOSE GOMA ORDUÑA Ingeniero II tomo. 1951 Aeronáutics 5opesetas 800 págs ÑOTA.—A1 5ersona1 militar y Organismos del EjérciSo se ¡es hará un descuento del 20 % sobre este precio. Construcciones en general Pedidosa Edicíones Ejército.—Alcalá, 18.—Madrid Presupuestos gratis Experiencias Industriales; S.A. FONTANELLA, 14, 2.°, 1.a Aparatos de puntería para artiI1er1a Proyectores y aparatos de señales. Aparatos de: mando y maniobra para tracción eléctrica, generadores y motores. Dirección y Talleres: TELEFONO 54 ARANJ U EZ (MADRID) BLASS, S. A. TIP.—NÚÑEZ TELEFONO B A R C.E DE BALBOA, 27.—MADRID 22-02-41 L ONA