PPE. La textura de nuestras sociedades. UPF 2013 LA TEXTURA DE NUESTRAS SOCIEDADES J.J. Moreso Creo atisbar una cierta comprensión de las razones que os han llevado a inscribiros en esta nueva titulación. Una titulación sin tradición entre nosotros, aunque con una tradición casi centenaria en Oxford, en donde es considerada una especie de Modern Greats, es decir una formación transversal, que recupera la tradición del humanismo, adecuada a los tiempos actuales. Una titulación que, además, ofrecemos entre varias universidades de Madrid y de Barcelona, la Universidad Autónoma de Madrid, la Universidad Carlos III de Madrid y la Universitat Pompeu Fabra, a la espera de la entrada de la 1 PPE. La textura de nuestras sociedades. UPF 2013 Universitat Autònoma de Barcelona. Vosotros, como yo, os preguntáis por qué hemos llegado, por ejemplo a esta situación de impasse que nos lleva a leer el periódico todos los días sin saber si comenzará la tarde siguiente la guerra en Siria. Y nos preguntamos porqué razón Madrid fue eliminada en la primera votación del procedimiento de designación de la ciudad anfitriona de los juegos olímpicos. Y porqué el miércoles de la semana pasada hubo centenares de miles de ciudadanos reclamando de norte a sur la independencia para Catalunya. Y qué debemos hacer para superar la crisis económica que lleva cinco años instalada entre nosotros. Las respuestas a estas preguntas son complejas. El conocimiento de la naturaleza es complicado y, a menudo, controvertido. Pero los físicos predicen con certeza absoluta el próximo eclipse del sol por ejemplo. El Renacimiento y la Ilustración nos legaron esta concepción del conocimiento científico, capaz de explicar y predecir los grandes fenómenos de la naturaleza. Galileo Galilei dijo, de modo sintomático, que el universo está escrito en el lenguaje de las matemáticas. Y todo parece indicar que Galileo llevaba la razón. Pero el conocimiento social parece todavía más frágil y delicado. No estamos en condiciones ni de ofrecer explicaciones generales de los fenómenos, como no sean muy genéricas y triviales, del tipo de todas las sociedades humanas fueron nómadas y cazadoras antes que sedentarias y agricultoras; ni de predecir lo que ocurrirá, ni siquiera lo que más nos importa. Hemos hecho progresos, que duda cabe. Pero son progresos muy insuficientes. Un físico actual, o un biólogo, pueden apreciar la perspicacia de algunos pasajes de, por ejemplo, Aristóteles; pero no pueden aprender nada de él para su ciencia actual. Un economista, un politólogo, un jurista, un filósofo, todavía pueden aprender de Aristóteles, y de Agustín de Hipona, de Duns Escoto, de Ramon Llull, de Maquiavelo, de Montaigne, de Kant, de Marx, de John Stuart Mill, de Max Weber. El conocimiento social parece menos estandarizable y menos acumulativo. Sin embargo, para construir sociedades más libres y con mayores grados de bienestar, precisamos personas con esta formación transversal, capaces de comprender los mecanismos sociales, lo que Jon Elster ha 2 PPE. La textura de nuestras sociedades. UPF 2013 denominado las tuercas y los tornillos de nuestros grupos humanos, la textura de nuestras sociedades. Recientemente cayó en mis manos, por casualidad, un libro que os recomiendo. Se titula Philosophy Bites Back y ha sido publicado en Oxford el año pasado. Sus autores, David Edmonds y Nigel Warburton, recogen el testimonio de veintisiete especialistas sobre veintisiete filósofos y pensadores importantes de la historia, de Sócrates a Derrida, que conforman una lista realmente espectacular, están Aristóteles, Tomás de Aquino, Maquivaelo, Montaigne, Spinoza, Kant, Hegel, Stuart Mill, Marx, Wittgenstein, Sartre o Rawls) . Uno de ellos es el importante pensador, economista y filósofo Adam Smith –el padre de la ciencia económica moderna y contemporánea como sabéis-. Cuando los autores interrogan a Nick Pillipson, autor de una aclamada biografía de Adam Smith, acerca de que era lo que movía al autor a escribir lo que escribió, Phillipson afirma: Well, the game was about the biggest game in the Enlightmen league: it was to construct a sicence of man –a science which would explain how human beings come to be the people they are, how civilizations have taken the shape that they have, and how human beings and their governments ought to behave in the circumstances in which they found themselves. To answer all this you had to start by defining what human beings are. Aquí tal vez comienzan los problemas del conocimiento social. Se tiende a privilegiar algún rasgo presente en los seres humanos por encima de los demás. Por ejemplo, que los seres humanos somos auto-interesados, y sin duda lo somos. O que somos cooperadores y, sin duda, los somos también. Poderosas concepciones de la naturaleza humana producen a la vez grandes distorsiones por ser excesivamente unilaterales. Es verdad que contemplar a los humanos como egoístas racionales produce una comprensión notable de muchas de nuestras acciones. Y explica porqué el mercado es, en determinadas condiciones y para determinados tipos de bienes, el mejor mecanismo de asignar los recursos. Para decirlo con Adam Smith de nuevo, no 3 PPE. La textura de nuestras sociedades. UPF 2013 es de la benevolencia del panadero y del carnicero del que debemos esperar que nos sirvan buenos productos, sino del interés que tienen en ganarse bien la vida con dicha actividad. Pero sólo el auto-interés produce consecuencias perversas o, incluso paradójicas. Marx hizo notar, con la agudeza característica, que todos los empresarios tenían interés en que sus trabajadores tuvieran los salarios más bajos de los posibles y que sus competidores los tuvieran lo más altos posibles. Estas creencias y actitudes de los empresarios no son articulables en una conjunto consistente. No hace falta ser, yo no lo soy aunque Marx lo era, un partidario de la dialéctica hegeliana para darse cuenta de que Marx llevaba razón. Durante los estudios os hablarán a menudo de lo que, en teoría de juegos, se denomina el dilema del prisionero. Dos personas que han cometido un delito, Carmen y Ana, son detenidas por la policía. Están incomunicadas entre sí y son interrogadas. Ambas saben que si ninguna de ellas confiesa tendrán una sanción de un año de cárcel cada una, si una confiesa (y lo pacta con la policía) y la otra no, la que confiesa quedará libre y la otra recibirá diez años de cárcel, si ambas confiesan tendrán tres años de cárcel cada una. Aunque lo que les conviene, lo mejor para ambas, es no confesar; la solución que personas racionales y auto-interesadas elegirán es la de la confesión. El razonamiento de Carmen (o de Ana, da lo mismo) es el siguiente: si Ana confiesa y yo no confieso ella quedará libre y yo diez años de cárcel, o sea me conviene confesar; si Ana no confiesa entonces si yo confieso quedaré libre; por lo tanto, en cualquier caso me conviene confesar. Si Carmen y Ana realizan este razonamiento ambas quedan peor de lo que podían. Y este es el espacio para las instituciones. Para coordinarnos y reducir nuestros conflictos precisamos de las instituciones, de la política y del derecho. Ocurre, es claro, que la introducción de las instituciones puede producir y, de hecho, las produce nuevas paradojas. Pero las instituciones son inevitables. Las instituciones deben establecer las condiciones de partida, asignar a todos los derechos de los que son titulares en la arena social. Deben también velar por la igualdad de oportunidades y establecer mecanismos redistributivos que compensen las circunstancias que la lotería natural nos depara (unos son 4 PPE. La textura de nuestras sociedades. UPF 2013 más propensos a las enfermedades, otros tienen más talento o suerte, etc.) y que nos hagan responsables por nuestras elecciones. Cada vez más claramente esto ya no depende de nuestras sociedades locales, sino que toma una dimensión global. Cómo deben ser nuestras instituciones internacionales para acomodar los anhelos de todos en un mundo global es una cuestión que todavía no tiene una respuesta clara. Personas como vosotros debéis ofrecerla con vuestras ideas y con vuestras acciones. El otro día, por ejemplo, leía en The Indian Express un artículo titulado The Tocqueville Paradox. Alexis de Tocqueville era un noble francés que a comienzos del siglo XIX, los años 1831 y 1832, realizó un viaje a los Estados Unidos por encargo del gobierno de Francia para averiguar el sistema penitenciario que habían establecido allí. De este viaje surgió uno de los libros más fascinantes nunca escrito sobre las sociedades humanas, De la démocratie en Amérique (1848). Un libro lleno de observaciones inteligentes, con una capacidad para comprender la naciente sociedad estadounidense mejor que nadie. Un libro que todavía ahora es un verdadero clásico. Pero regresemos al artículo del periódico indio: se refería a una observación de Tocqueville en la cual sostiene que un régimen tiránico será más inestable si realiza reformas par abandonar la tiranía que si no las realiza. Era una observación que el articulista mostraba que había sido muy discutida y tenida en cuenta en la China actual. Tal vez era una coartada del gobierno actual para no permitir determinadas reformas. No lo sé. Pero que algo escrito hace casi doscientos años por un vizconde francés para los estados Unidos produzca una discusión en la China actual es significativo. Hay muchas observaciones inteligentes en el libro del autor. Acabo con dos de ellas que tienen que ver con nuestro presente. La primera con nuestro presente internacional, Tocqueville decía que hay dos cosas que los pueblos democráticos siempre encuentran muy difíciles: comenzar una guerra y acabar con una guerra. La segunda guarda relación con nuestro día a día local y parece que, donde Tocqueville escribía ‘estados Unidos’, nosotros podemos escribir ‘España’: Difícilmente hay una cuestión política, decía el autor en los Estados Unidos, que más tarde o más temprano no se convierta en una cuestión judicial. 5 PPE. La textura de nuestras sociedades. UPF 2013 Bien, entonces dejadme expresar mi deseo más sincero de que con el grado de Filosofía, Política y Economía, alcancéis la mirada, la sensibilidad y la sabiduría que permitieron a Tocqueville comprender como nadie la textura de la sociedad americana. Muchas gracias 6