Ácidos grasos omega 6

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Ácidos grasos omega 6
Más que una moda, una cuestión de salud
Manual sobre las grasas
Resumen
La evidencia es clara en cuanto a que las grasas omega 6 son
esenciales para un óptimo funcionamiento del cuerpo y para
el mantenimiento de la salud. Todos los estudios demuestran
su función en la reducción del colesterol total y en la reducción del riesgo de enfermedad cardiaca coronaria. La grasa
es una parte importante de la dieta, junto con los carbohidratos y las proteínas, y mientras las personas no excedan
sus requerimientos calóricos diarios, no hay necesidad de
limitar la cantidad de omega 6 en la dieta. Nuevos estudios
que evalúen la función de las grasas omega 6 y sus fuentes en
la dieta ayudarán a promover una mejor dieta para todos.
Técnicamente, las grasas deberían nombrarse en plural. Las
grasas son combinaciones de muchos ácidos grasos diferentes,
todos con funciones específicas en el cuerpo, y se las nombra en
base a su estructura química, que puede ser saturada o no saturada. Las grasas saturadas son una cadena de átomos de carbón,
similar a una cadena de eslabones, y no tienen enlaces dobles.
Las grasas no saturadas tienen enlaces dobles dentro de la cadena de carbón, lo que hace que la estructura se doble, como el
brazo se dobla a la altura del codo. Los ácidos grasos no saturados con un enlace doble se denominan ácidos grasos monoinsaturados (MUFA), y los que tienen más de un enlace doble se
denominan ácidos grasos poliinsaturados (PUFA).
Las grasas poliinsaturadas se definen también en base a dónde
se encuentra el primer enlace doble dentro de la cadena de carbón. Estos se conocen como ácidos grasos omega 3 y omega 6.
Dos de estos ácidos grasos poliinsaturados son esenciales, lo
que significa que deben ser consumidos en la dieta porque no
pueden ser producidos por el cuerpo. Estos dos ácidos grasos
son el ácido linoleico, que es un ácido graso omega 6, y el ácido
alfa-linolénico, que es un ácido graso omega 3.
Observe a su alrededor y no podrá evitar notar que más y más
gente habla acerca de los ácidos grasos omega 6. La conversación se expresa en porcentajes y con la misma frecuencia se
reduce a consejos sobre los niveles apropiados de consumo.
Por suerte, la mayoría de las personas se están acercando a consumir la cantidad requerida de omega 6 en su dieta. Pero con
todo el despliegue que rodea a los posibles efectos negativos del
consumo de omega 6 así como el aumento de las discusiones (a
menudo confusas) acerca de los porcentajes de omega 6 y
omega 3, es importante entender los datos relacionados con las
grasas omega 6.
Las grasas y los aceites que contienen omega 6 son esenciales
para la vida y recientemente se ha vuelto a confirmar que son
necesarios para la salud.(2,3,4)
El consumo de ciertos alimentos como aceites vegetales, nueces
y algunos pescados se recomienda por sus calidades saludables,
entre ellas, el contenido de grasa, y por su potencial para reducir
el riesgo de enfermedad, incluida la enfermedad cardiaca y el
cáncer.
¿Qué son los ácidos grasos omega 6 y de dónde provienen?
Hace más de 50 años que los investigadores saben que las dietas
con alto contenido de grasas no saturadas ayudan a reducir el
riesgo de enfermedad cardiaca porque reducen el colesterol en
sangre. En las décadas de 1950 y 1960, los consejos de alimentación para reducir el riesgo de enfermedad cardíaca incluían recomendaciones para aumentar la ingesta de grasas no
saturadas y reducir las grasas saturadas y el colesterol en la
dieta.
Los ácidos grasos existen en los alimentos como mezclas, y
ciertos alimentos son buenas fuentes de ácidos grasos específicos. Por ejemplo, las principales grasas poliinsaturadas de
fuentes vegetales incluyen el ácido linoleico (LA), un ácido
graso omega 6 que se encuentra en los porotos de soja, en el
maíz y en el girasol, y el ácido alfa-linolénico (ALA), un ácido
graso omega 3 que se encuentra en la semilla de lino y en los
aceites de lino, canola y soja.
Las pautas alimentarias más recientes incluidas en las Pautas Alimentarias para los Estadounidenses 2005 recomiendan mantener la ingesta total de grasas entre el 20 y el 35 por ciento de
las calorías, y la mayoría de las grasas deben provenir de fuentes
de grasas no saturadas, poliinsaturadas y monoinsaturadas, tales
como pescado, nueces y aceites vegetales.
Los ácidos grasos omega 3 de cadena larga, como el ácido
eicosapentanoico (EPA) y el ácido docosahexaenoico (DHA) se
encuentran en los pescados grasos como el salmón, las sardinas
y la caballa.
-1-
Fuentes de ácidos grasos omega 6
La proporción omega 6/ omega 3
* Extractado del Banco de Datos Nacional de Nutrientes del
Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, Servicio
de Investigación Agrícola, visitado en: http://www.ars.usda.gov/
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http://usda.mannlib.cornell.edu/.
A pesar de estas recomendaciones del Instituto de Medicina, el
estudio permanente de las cantidades óptimas de grasas poliinsaturadas en la dieta ha llevado a establecer la premisa de que es
necesario un equilibrio específico de grasas omega 6 y omega 3
para maximizar los beneficios de estas grasas.(6)
Algunos científicos creen que las dietas con alto contenido de
grasas omega 6 con relación al contenido de grasas omega 3 se
pueden asociar con mayor prevalencia de enfermedades crónicas, entre ellas enfermedad cardiaca y ciertos tipos de
cáncer.(6,7,8)
Recomendaciones de consumo de omega 6
En 2002, el Instituto de Medicina (Institute of Medicine - IOM)
revisó la evidencia para los requerimientos de grasa alimentaria
y recomendó que entre el cinco y el diez por ciento de las
calorías totales debían provenir del ácido graso linoleico omega
6 para tener efectos beneficiosos sobre la enfermedad cardiaca
coronaria (ECC). Después de los 50 años se requiere un poco
menos.(5)
Esta teoría ha llevado a proponer el uso de una meta para la proporción de ingesta de grasas omega 6 / omega 3 para evaluar el
riesgo para la salud y para hacer recomendaciones alimentarias
tanto para la dieta de una persona como para alimentos individuales.
Esto es un reconocimiento del valor crítico que esta grasa tiene
para la salud. El siguiente cuadro, "Ácidos grasos omega 6 y
omega 3: Ingestas recomendadas y usuales" incluye datos de ingesta recomendada y usual para dos tipos específicos de grasas
omega 6 y omega 3.
Se estima que la proporción de ácidos grasos omega 6 y omega
3 en la dieta actual es de aproximadamente 9.8 a 1, y algunas estimaciones llegan a mencionar una proporción de 20-25 a 1.9.
Unos pocos estudios sugieren que lo deseable es una proporción
mucho menor de grasas omega 6 respecto de las omega 3, entre
2 a 1 y 5 a 1, para reducir el riesgo de enfermedad, incluida la
enfermedad cardiaca, el cáncer y los trastornos autoinmunes.(7,8)
En el cuerpo, las grasas omega 6, específicamente el ácido
linoleico, se alargan y forman el ácido araquidónico, que se incorpora a las células y a las membranas de las células ofreciendo
un soporte estructural. También se lo puede encontrar en
órganos vitales como el cerebro, los ojos y los riñones y es parte
importante de la señalización celular.
Aún así, recientemente un grupo de científicos especializados en
nutrición fue convocado por la Asociación Estadounidense para
-2-
(AHA) y el Comité Asesor de Pautas Alimentarias de los Estados Unidos recomiendan el consumo de pescado en las comidas,
particularmente pescado rico en ácidos grasos omega 3 de cadena larga, esta recomendación no resta valor a los ácidos grasos omega 6 para beneficio de la salud.(12,13,1)
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el Corazón para evaluar la validez de una proporción definida
como meta. Estos científicos descubrieron que el uso de una
proporción como consejo alimentario para las personas no sólo
es difícil de medir y de implementar, sino que también hay errores y limitaciones en la aplicación de una proporción a
cumplir para evaluar el riesgo de enfermedad.(10)
En este momento, los estudios disponibles no demuestran la
necesidad de reducir la ingesta diaria de grasas omega 6. Por el
contrario, si las personas comienzan a reducir su ingesta de
grasas omega 6, los porcentajes de enfermedad cardiaca coronaria (ECC) en realidad pueden aumentar, lo cual tendría un
efecto negativo sobre la salud pública.(4)
Otros investigadores indican que la proporción de los dos ácidos
grasos carece de importancia, y son las cantidades absolutas de
cada tipo de ácido graso lo que es crítico. Citan la función bien
establecida del ácido linoleico para bajar los niveles de colesterol en sangre. Además, reconocen la evidencia clínica y epidemiológica que prueba el valor de las grasas omega 3,
especialmente de los aceites de pescado, para reducir el riesgo
de enfermedad cardiaca coronaria.
Omega 6 y salud cardíaca
Los factores alimentarios pueden tener una función importante
en el riesgo de enfermedad cardiaca. Numerosos estudios han
demostrado cómo el consumo de ciertos alimentos puede afectar
el colesterol total en sangre, incluida la lipoproteína de baja densidad (LDL) o "colesterol malo", la lipoproteína de alta densidad
(HDL) o "colesterol bueno", así como los triglicéridos. Los estudios con animales experimentales, las investigaciones de laboratorio, epidemiológicas y las formas genéticas de
hipercolesterolemia indican que el colesterol LDL elevado es
una de las principales causas de ECC. Además, recientes ensayos clínicos demuestran de manera contundente que la terapia
de reducción del LDL reduce el riesgo de ECC. Por lo tanto, la
estrategia primaria para reducir el riesgo de enfermedad cardiaca
se concentra en reducir el colesterol LDL.14
Esta investigación sugiere que no es necesario modificar la proporción de grasas omega 6 y omega 3 reduciendo la ingesta de
ácidos grasos omega 6. Es beneficioso aumentar las ingestas de
omega 3, especialmente de pescado, a los niveles recomendados
por esta pauta alimentaria.(11)
La mayor parte de la evidencia disponible hasta la fecha resalta
la función beneficiosa que juegan las grasas omega 6 y omega 3
en la reducción del riesgo de enfermedad, y no la relación de
ellas entre sí.(4)
Estudios epidemiológicos de grandes poblaciones a lo largo de
varios años pueden detectar los cambios en la dieta con el
tiempo y pueden comparar las ingestas individuales de varios
nutrientes. El Estudio de Salud de las Enfermeras, que hizo un
Mientras que grupos como la Asociación Dietética Estadounidense, la Asociación Estadounidense para el Corazón
-3-
duce el riesgo de ECC con relación a las ingestas por debajo del
cinco por ciento de las calorías.(4)
seguimiento de 99.000 mujeres, y el Estudio de Seguimiento de
Profesionales de la Salud, realizado en 51.000 hombres, encontró una relación inversa entre la ingesta de ácido linoleico y la
ECC.(15,16,17)
Cáncer y ácidos grasos omega 6
Los hallazgos demostraron que las personas que consumían más
grasas omega 6 en forma de ácido linoleico y más grasas omega
3 experimentaban una reducción en el riesgo de desarrollar
ECC.
El Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer y el Instituto
Estadounidense para la Investigación del Cáncer publicaron un
informe basado en evidencia sobre alimentos, nutrición, actividad física y prevención del cáncer. El informe permitió descubrir que hay evidencia limitada para sugerir que la ingesta de
grasa total es una causa de cáncer de mama, de pulmón o de
cáncer colorrectal.(25)
Estos estudios señalan la función del ácido linoleico en la reducción del colesterol LDL así como en la reducción de la proporción de colesterol total y colesterol HDL, que es otro factor de
riesgo para enfermedad cardíaca. El ácido linoleico también
puede actuar reduciendo los niveles de triglicéridos en sangre
después de una comida o como medio para frenar las arritmias
cardiacas adversas.(15)
Además, los estudios que examinan la relación entre los ácidos
grasos específicos y el cáncer no brindan un panorama claro. Un
meta análisis, que evaluó el ácido linoleico y el riesgo de cáncer
de mama, de pulmón y de cáncer colorrectal, encontró pocos
datos para sugerir el aumento del riesgo de cáncer y la ingesta
de ácido linoleico.(26)
Los ensayos clínicos ayudan a aclarar los mecanismos relacionados con las grasas omega 6 y la reducción del colesterol, y
nuevos estudios continúan sumando información.(18,19,3)
El gran Estudio Japonés de Cohorte en Colaboración, que observó el desarrollo de cáncer colorrectal en personas normales
durante un período de siete años, no demostró ningún efecto
apreciable de las grasas omega 6 sobre el mayor riesgo de
cáncer colorrectal.(27)
En el cuerpo, el ácido linoleico de ácidos grasos de 18 carbones
y el ácido alfa linolénico se alargan a cadenas de 20 carbones y,
así, se forman sustancias parecidas a las hormonas, denominadas
eicosanoides. Los eicosanoides son necesarios para la función
inmune normal, para la inflamación y para la coagulación de la
sangre. Las grasas omega 3 de cadena larga (EPA y DHA) que
se encuentran en el pescado pueden reducir la enfermedad cardiovascular mediante la supresión de los factores inflamatorios.
Las grasas omega 6 también reducen la enfermedad cardiovascular a través de los cambios que producen en muchos otros sistemas, tales como aquellos que afectan la disponibilidad de
oxígeno, el flujo de sangre, la resistencia a la insulina y la presión arterial.(20,21)
Otro estudio indicó que las grasas omega 6 estaban inversamente relacionadas con el riesgo de cáncer colorrectal, pero que
el efecto no era estadísticamente significativo.(28)
Sin embargo, las grasas omega 6 también pueden tener una función en la incidencia de cáncer de mama y de páncreas. El consumo en la dieta de grasas omega 6 se correlacionó con una
menor incidencia de cáncer de mama.(29)
En un análisis de 60 estudios clínicos se descubrió que los ácidos grasos poliinsaturados (principalmente ácido linoleico) reducen el colesterol LDL, aumentan el colesterol HDL y reducen
los niveles de triglicéridos totales en comparación con los carbohidratos.(22)
Los estudios preliminares con tejido específico de mama sobre
el riesgo de cáncer son menos concluyentes. Y los estudios hechos en células demuestran efectos protectores y potencialmente
perjudiciales.(30,31)
Del mismo modo, los estudios preliminares que evalúan el
cáncer de páncreas también demuestran efectos beneficiosos y
protectores del omega 6 sobre el riesgo de cáncer de páncreas.(32,33)
Es necesario hacer más estudios para comprender los efectos
cardiovasculares de varias grasas. Si bien se ha escrito mucho
acerca de los beneficios de las grasas omega 3,
estudios epidemiológicos y estudios clínicos hechos en poblaciones grandes afirman que el mayor consumo de grasas omega
6 se relaciona significativamente con un menor riesgo de ECC.
Esta correlación inversa se da en hombres, mujeres y jóvenes,
así como en otros individuos.(23,24,2)
Continúa surgiendo la relación entre las grasas omega 6 y el
cáncer, y comprende la necesidad de entender mejor cómo las
grasas omega 6 pueden tener una función en distintos mecanismos de acción en el cuerpo. Si bien todos los cánceres son únicos y conllevan sus propios grupos de factores de riesgo, las
actuales recomendaciones consensuadas del Instituto Nacional
del Cáncer recomiendan que, para reducir el riesgo de cáncer,
las personas deberían dejar de fumar, manejar su peso corporal
Además, un reciente Consejo de Ciencia de la Asociación Estadounidense para el Corazón afirma que el consumo de por lo
menos cinco a diez por ciento de calorías de grasas omega 6 re-
-4-
Referencias
aumentando la actividad física y manejar las calorías, consumiendo más frutas y vegetales, y evitar el consumo de alcohol.(34)
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Otros efectos del omega 6
Dado el reciente aumento de los casos de alergia y asma y la
relación entre los ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga
eicosanoides, que tienen una función en la función inflamatoria
e inmune, algunos científicos han especulado que el omega 6, el
omega 3 o la proporción de omega 6 y omega 3 en la dieta
pueden estar asociados con las alergias. Sin embargo, una encuesta detallada sobre afecciones respiratorias, que incluyó ingestas alimentarias y análisis de sangre, reveló que no hay
asociación entre la ingesta de ácidos grasos ni entre la proporción de grasas omega 6 y omega 3 en la sangre y la fiebre del
heno o la sensibilidad alérgica.(35)
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riesgo de enfermedad cardiovascular. Circulación, 2009; 119:0-0.
Estudios más recientes evalúan las grasas poliinsaturadas y los
efectos que pueden tener sobre el cuerpo a medida que envejecemos. El declive en la velocidad de la conducción nerviosa es un
problema común del envejecimiento. En un estudio italiano se
descubrió que el contenido total de grasas poliinsaturadas en la
dieta predecía un declive significativamente menor en la velocidad de conducción nerviosa (VCN) así como una segunda medida de la función nerviosa en individuos menores de 65
años.(36) Una mayor ingesta de base de ácido graso omega 6
predijo menos declive de la VCN en las personas de entre 65 y
84 años de edad. Este estudio aparentemente confirma y amplía
el estudio de Rótterdam, en el que se encontró una relación entre
los ácidos grasos poliinsaturados totales y un menor riesgo de
enfermedad de Parkinson.(37)
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Si bien los autores no recomiendan tomar suplementos con
grasas omega 6 para mejorar la neuropatía periférica, recomiendan realizar más estudios para explorar este concepto.
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