Como conclusión, este marco legal permite conocer los cimientos necesarios para propuestas con características específicas en temas culturales acogidos por los desarrollos arquitectónicos considerados proyectos sociales en pro de la población en general y víctimas del conflicto armado. Marco histórico Apoyados en los análisis de la Comisión Histórica del Conflicto y sus víctimas (Eduardo Pizarro Leongómez 2014) en el año de 1958, la Junta Militar de Gobierno convoco la “Comisión Nacional Investigadora de las Causas y Situaciones Presentes de la Violencia en el Territorio Nacional”; fecha importante como inicio de varias comisiones similares, según Jefferson Jaramillo. Pero esta ponencia propone una temporalidad comprendida entre 1946 hasta nuestros días; ¿Porque seleccionar esta temporalidad? Por ser una época de repercusión en la contemporaneidad debido a diferentes procesos políticos, que dieron lugar a sectarismos entre los partidos liberales y conservadores o eventos de gran impacto como el asesinato de Jorge Eliecer Gaitán, donde la violencia se desbordo hacia la inestabilidad de las instituciones o al colapso parcial del Estado según el intelectual Paul Oquist. Según Pizarro Leongómez, varios ensayistas coinciden en informar que en el gobierno de Alberto Lleras se creó la Comisión Especial de Rehabilitación, dándole prioridad a la construcción de escuelas y vías de penetración, atención a desplazados y distribución de terrenos baldíos; comisión de breve duración por falta de apoyo político. La continuidad de la violencia en Colombia tiene diferentes factores, como el impacto de la revolución cubana en América Latina y Colombia, el nacimiento de la guerrilla, la decisión de los comandantes de las FARC y el ELN de desafiar al Estado en 1964, según lo afirma Vicente Torrijos en su ensayo, analizado por Eduardo Pizarro, la recomposición de las FARC, el ELN, el EPL, la aparición de las guerrillas de segunda generación,M-19,el tráfico de drogas y el nacimiento de los grupos paramilitares. Todas estas circunstancias enmarcan el componente histórico de la violencia y el conflicto armado en Colombia, protagonizado por los distintos actores incluyendo a las víctimas que les correspondió sufrir el horror del conflicto. La ilustración de este marco histórico nos permite hacer un cuestionamiento ¿Qué propuestas a nivel cultural, artístico y arquitectónico ha hecho el Estado para mitigar el horror del conflicto en sus víctimas? Para responder ese interrogante, es pertinente indagar las obras críticas de autores como Carlos Niño Murcia (2003), Alberto Saldarriaga Roa (2002) dedicados al análisis de la función del Estado frente a la interpretación del pasado del país, por medio de los desarrollos arquitectónicos y artísticos. Niño Murcia, en su libro “Arquitectura y Estado” refiere la poca dedicación a estudios que interpreten la arquitectura cuando solamente se ha hecho historia desde las representaciones de héroes y tumbas, parafraseando a Ernesto Sábato, dice el autor. También cita a Panofsky, quien dice que el problema de la historia de la arquitectura se debe a la reducción de los periodos históricos a los nombres de las innovaciones influyentes y de sus autores. Además de plantear las anteriores problemáticas, el autor hace una reflexión sobre la articulación entre Estado, política y en nuestro caso la arquitectura destacando que la función del Estado no es solamente coercitiva y administrativa sino también cultural, ética y educativa para crear altos niveles de civilización y cultura, y así lograr hechos concebidos como propuesta social. Con la anterior apreciación los edificios del estado son concebidos como elementos ideológicos y sedes funcionales de la administración, también con factores educativos, difusores de valores éticos y culturales vinculados a la conformación de la Nación. Su teoría la refuerza con la definición del tratadista del siglo XVII, 134