PA M P L O N A O C T U B R E D E 2 0 0 7 Revista trimestral editada por la Universidad de Navarra para sus empleados, graduados, alumnos, Asociación de Amigos y otras personas vinculadas con la Universidad. Director: Santiago Fernández-Gubieda. Editora y directora de Arte: Ana Eva Fraile. Diseño y maquetación: José Antonio Pérez Caro. Redacción: María Salanova, María Isabel Solana, Laura Juampérez, Paula Marco Villate, Natalia León Pérez y David Iglesias. Administración y Secretaría: Mª Dolores López. Archivo Fotográfico: Mª Carmen Salvador, Manuel Castells y Andrea Arruiz. Documentación: Gabriela Uruñuela. Ilustradores: Jordi Celaya y Alberto Ponce. Impresión: Dédalo Altamira. Edita: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra, S.A. Depósito Legal: NA. 526-1960. ISSN 1136-8713 Tirada: 105.000 ejemplares. Los trabajos publicados son de la exclusiva responsabilidad de la redacción y sus colaboradores. CONTACTE CON NOSOTROS: Tel. 948 425 654 redaccion@unav.es www.unav.es/redaccion/ CENTROS DE LA UNIVERSIDAD DE NAVARRA PAMPLONA Campus Universitario s/n CP 31080 Tel. 948 425 600 Fax 948 425 619 www.unav.es info@unav.es Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA) Avda. Pío XII, 55 CP 31008 Tel. 948 194 700 Fax 948 194 718 www.cima.es cima@unav.es Clínica Universitaria Avda. Pío XII, 36 CP 31080 Tel. 948 255 400 Fax 948 296 500 www.cun.es webcun@unav.es SAN SEBASTIÁN Escuela de Ingenieros TECNUN y Centro de Investigaciones CEIT Paseo de Manuel Lardizábal, 13 y 15 CP 20018 Paseo Mikeletegi , 48 CP 20009 Tels. 943 219 877- 943 212 800 Fax 943 311 442 - 943 213 076 www.tecnun.es informacion@tecnun.es www.ceit.es webmaster@ceit.es Instituto Superior de Secretariado y Administración (ISSA) Cuesta de Aldapeta, 49 CP 20009 Tel. 943 467 144 Fax 943 468 982 www.issa.edu info-issa@unav.es IESE EN BARCELONA Avda. 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El problema jurídico de la eutanasia ELENA ÍÑIGO PROFESORA ADJUNTA DE DERECHO PENAL El debate sobre la destipificación de la eutanasia es periódico. Cada cierto tiempo, coincidiendo con algún caso que salta a los medios de comunicación, se vuelven a oír voces que piden reconocer la eutanasia como un derecho de los enfermos. El Código Penal español regula aquellas conductas del que ayuda a quitar o quita directamente la vida a otro cuando éste se encuentre en un “contexto eutanásico”. El legislador español establece que esto consiste en que una persona sufra una “enfermedad grave que conduciría necesariamente a su muerte, o que produjera graves padecimientos permanentes y difíciles de soportar”. El problema esencial de la destipificación de la eutanasia es su fundamentación jurídica. Las proposiciones de ley presentadas hasta el momento defienden la libertad de decisión por encima incluso de la propia vida. Pero esta racionabilidad no es tan evidente. En primer lugar, porque no todos los bienes jurídicos son disponibles, pero además ningún ordenamiento reconoce un derecho sin más a la muerte. Los marcos legales que permiten la eutanasia, como el belga y el holandés, admiten que la vida no es totalmente disponible. Por tanto, no se trata de que en el conflicto entre libertad y vida siempre tenga prioridad la libertad. Estos países otorgan este derecho a personas con un contexto eutanásico, y esto es lo que se pide en nuestro país. ¿QUIÉN DECIDE QUIÉN PUEDE MORIR? Aquí es donde radica la principal dificultad del razonamiento. ¿Por qué sólo algunas personas en circunstancias especiales tendrían este derecho? ¿Cuáles son los argumentos jurídico-penales por los que el legislador discrimina entre las conductas de ayuda al suicidio? Según las proposiciones de ley, serían las condiciones del sujeto que solicita la muerte las que determinarían una vida indigna. Pero, ¿quién establece qué es una ‘vida indigna’? ¿El Estado o cada sujeto? En ese caso, podría suceder que algunas personas consideren su vida indigna aunque no sufran una “enfermedad grave que conduciría necesariamente a su muerte (...)”. Dejar este dictamen en manos del ámbito subjetivo o del legislador conduce a una pendiente resbaladiza con un desenlace desconocido y muy peligroso. Por otro lado, si se aprobara la destipificación de la eutanasia, en la práctica los problemas se prevén muy numerosos y difíciles de resolver. ¿Qué pasa con los enfermos en coma, con los ancianos dementes, con los niños sin capacidad de decisión? ¿Quién decide por ellos? Lo que parece claro, y la experiencia en otros países lo demuestra, es que su aplicación no es tan pacífica como se quiere hacer ver. Puede ocurrir lo mismo que con la regulación del aborto. Al destipificar algunos supuestos, el fraude de ley es constante; estamos ante una ampliación de los casos a situaciones en las que no se dan los requisitos que la ley exige. Ese es el temor que inspira esta cuestión, que abramos la compuerta a un torrente de homicidios libres sin sanción. Sólo considerando la dignidad de la persona como valor absoluto al margen de circunstancias especiales podremos evitar la muerte de sujetos que no quieren, en absoluto, morir. ALBERTO PONCE REDACCION Cuidados paliativos: una respuesta biomédica CARLOS CENTENO UNIDAD DE MEDICINA PALIATIVA Y CONTROL DE SÍNTOMAS DE LA CUN Se ha definido la ética como el esfuerzo por optimizar nuestra conducta. Esta interpretación es adecuada para aplicarla a nuestra relación –como profesionales de la salud– con aquellos enfermos que se encuentran en un estado terminal, donde no cabe plantearse una “ética de mínimos” sino una “ética de máximos” que nos lleve a dispensarles la mejor atención posible. Si nos planteamos optimizar nuestros cuidados hacia los pacientes y sus familias, tendremos una conducta ética: eso es justamente lo que procura la Medicina Paliativa. Evidentemente, ante una persona que se halla en la fase final de una enfermedad incurable, cabe reaccionar con respuestas muy variadas a las que ofrece la Medicina Paliativa. Cuando uno no sabe bien cómo ayudar al paciente, o cuando sólo se observa su muerte segura sin considerarle digno de apoyo en su último tramo de vida –“no merece la pena”, se escucha a veces decir–, se puede optar por el abandono: es lo que se denomina nihilismo terapéutico. Esto es algo que les puede ocurrir a algunos profesionales que estén poco formados o entrenados para atenderles en una etapa tan compleja. Otros ven en la eutanasia o el suicidio asistido la única salida para abordar esa situación; pero es una ‘solución’ sólo aparente y poco creativa porque más que resolver un problema se decide eliminar al que lo padece. Y, por último, hay quienes consideran la muerte como un fracaso propio o de la medicina, en lugar de admitirla como algo natural cuando ya es irremediable. Estas personas pueden caer fácilmente en el abuso de medios terapéuticos poco proporcionados o incluso en el ensañamiento: son los que intentan retrasar la muerte a toda costa, con fármacos y otras técnicas a su alcance, sin considerar los nuevos sufrimientos añadidos que suponen para el enfermo o sin contar con su consentimiento ni con una causa que lo justifique. LA VERDADERA SOLUCIÓN ÉTICA Frente a todo esto, los cuidados paliativos constituyen un modo especial de atender a los pacientes con enfermedades avanzadas y se caracterizan por tres elementos: el abordaje global del sujeto con el fin de aliviar su sufrimiento y las necesidades de cualquier tipo (físicas, emocionales, espirituales y sociales) que se presentan en el curso del proceso; la dedicación de sus profesionales en equipos interdisciplinares centrados especialmente en la asistencia; y la atención a la familia con el objetivo propio del cuidado, también después del fallecimiento. Parece claro que en las otras respuestas citadas, aunque se quieran justificar con argumentos de diversa índole, existen elementos que son contrarios a la ética porque no se ajustan a lo que de verdad necesitan esos enfermos y la ética nos habla precisamente del ‘deber ser’. Sólo la Medicina Paliativa reúne, por tanto, esos componentes éticos (“lo que debe hacerse”, “lo que es correcto en una determinada circunstancia”, “lo que está bien”...) que dan sentido real a las necesidades de los pacientes. Por eso, podemos afirmar que la Medicina Paliativa es la verdadera solución ética ante la situación terminal.