“2011, ANO DEL CAUDILLO VICENTE GUERRERO.” UNA MIRADA AL DESARROLLO DE LAS HABILIDADES INTELECTUALES EN LOS JÓVENES ESTUDIANTES PRESENTA: PROFR. FERNANDO JUAN JALPA MAYO DE 2011 1 RESUMEN El presente trabajo, trata de la adquisición de habilidades cognitivas. De la problemática que implica el trabajo en el aula, de las dificultades estructurales que padece el sistema educativo en general y de la complejidad que conllevan las reformas educativas, no sólo la presente (históricamente, toda reforma educativa sufren en sus inicios). Hasta la importancia y factibilidad del desarrollo de habilidades. INTRODUCCIÓN El presente trabajo tiene como uno de sus principales objetivos que el docente conozca y promueva las habilidades intelectuales que sus alumnos requieren, para adquirir aprendizajes escolares más significativos, útiles en su vida cotidiana. Distanciados cada vez más de los modelos educativos tradicionales, en los que el docente transmitía conocimientos y no enseñaba a los estudiantes a pensar, a ser reflexivos y críticos, se sugiere la alternativa del aprendizaje activo y significativo, que conduce a la enseñanza centrada en el pensamiento. UNA MIRADA AL DESARROLLO DE LAS HABILIDADES INTELECTUALES EN LOS JÓVENES ESTUDIANTES Confiados en la insaciable curiosidad que desde pequeños manifestamos los seres humanos, los docentes procuramos estimular la creatividad del alumno y potenciar todas aquellas habilidades intelectuales que le permitan la comprensión de los fenómenos que le rodean. Descriptivamente resulta muy motivante ver cómo un bebé, con el fin de satisfacer esa necesidad de descubrimiento y aprendizaje de cosas nuevas, transforma el mundo que le rodea en una especie de laboratorio. Estudiará a conciencia cualquier objeto que caiga en sus manos valiéndose de todos sus sentidos... incluido el del gusto. Pero como bien saben los padres, su investigación no se detiene ahí. En su afán de comprender y conocer su entorno doblará, golpeará, zarandeará y romperá dicho objeto con gran deleite. 2 En muchos lugares, los niños se adentran al poco tiempo en una nueva etapa de aprendizaje, lamentablemente, un gran número de jóvenes va perdiendo el interés por la escuela y algunos comienzan a considerarla una fuente de aburrimiento o tensiones. Triste es decirlo, pero muchos estudiantes de educación media superior carecen de habilidades escolares básicas debido a que, como lo explica Díaz Barriga: leen muy poco, su motivación por el aprendizaje de la ciencia y las matemáticas es prácticamente nula entre muchos otros problemas. (Díaz Barriga, 1992). Es precisamente aquí donde surge la interrogante: ¿Cómo puede el docente formador facilitar al alumno el aprendizaje a través del desarrollo de habilidades intelectuales, que le permitan la expresión máxima de su inteligencia y que le brinden herramientas y condiciones propias para aprender a pensar? No olvidemos que la labor docente, en la mayoría de las veces, se encuentra a la vez supeditada a políticas educativas vigentes en el momento; cuyos objetivos, no siempre son necesariamente coincidentes con las necesidades que imperan en el aula. Si juzgamos a la luz de la promoción de las habilidades intelectuales y el aprendizaje significativo de los estudiantes, se sabe de sobra que el modelo instruccional imperante en las instituciones escolares muestra importantes deficiencias. En las más de las veces, sigue predominando los métodos de exposición mal utilizados, de manera que entre los errores más comunes cometidos por los docentes en la utilización del aprendizaje por recepción están los siguientes: El uso prematuro de técnicas puramente verbales; la presentación arbitraria de hechos no relacionados, sin ninguna organización o principios de explicación; poca vinculación e integración de conocimientos previos con nuevos y el uso de procedimientos de evaluación que únicamente miden la habilidad de los alumnos para reproducir las ideas. Y luego nos preguntamos: por qué mis alumnos no aprenden? o, al finalizar un proceso evaluativo, nos quejamos de la poca inteligencia que han demostrado. Cuando, más bien, si el proceso no ha sido el adecuado el estudiante reflejará sus limitaciones o deformaciones de lo aprendido a lo largo del mismo. Es por demás considerar que estas deformaciones no tienen que ver con estudiantes “menos inteligentes” o “más inteligentes”, sin embargo, los sujetos terminan por pensar 3 que ésta es la razón por la cual no logran enfrentar con éxito los retos escolares y de la vida misma (Andrade y Sánchez, 2010). Se hace necesario, por tanto, subrayar la necesidad de que el docente, y no sólo él, sino también las personas que elaboran el currículum escolar, tengan un conocimiento más claro de cómo aprende el adolecente y el adulto joven, de cuáles son las características de su pensamiento y de su motivación hacia el estudio. De esta forma, el docente entraría al aula con dos tipos de metas:” las referidas a los productos del aprendizaje, enfocadas a que deben saber o ser capaces de hacer los alumnos, y las referidas al proceso de aprendizaje, enfocadas a ensenar a los alumnos como aprender” (Diaz Barriga y Aguilar, 1988, p 39). Por lo tanto, a fin de emprender acciones educativas encaminadas a dotar a los alumnos de habilidades y estrategias que les permitan aprender a aprender significativamente en cada curso escolar, teóricos educativos sugieren la noción de un metacurrículum; el cual también es de índole metodológico a la par que propedéutico. Es metodológico en el sentido de que proporciona al alumno estrategias que le permiten aprender y razonar consciente y críticamente; es propedéutica en cuanto apoya simultáneamente los diversos cursos o áreas de conocimiento que conforman un plan curricular, dado su carácter eminentemente formativo. Esto implica que buscan promoverse los procesos intelectuales, afectivos, de interacción social y autorregulatorios que posibilitan las operaciones de razonamiento, comprensión, análisis, juicio crítico, etc., que se realizan sobre los contenidos curriculares. Así que, desde esta perspectiva, el docente desempeña un papel consistente en orientar y guiar la actividad mental constructiva de los alumnos, a quienes proporcionará una ayuda pedagógica ajustada a su habilidad predominante; claroque para lograr esto, el docente primero tendría que identificar la habilidad cognitiva imperante en cada uno de sus estudiantes. A fin de lograr este objetivo propongo enfocar el proceso ensañanza-aprendizaje desde un enfoque más integrado u holístico, poniendo énfasis en el desarrollo de las habilidades a lograr por los estudiantes. La noción de competencia es relacional, reúne diferentes elementos como las habilidades de los individuos y las tareas que necesiten ser realizadas en situaciones particulares. La competencia desde este enfoque es 4 concebida como un complejo estructurado de atributos requeridos para el desempeño inteligente en situaciones especificas (Andrade y Sánchez, 2010). Y, de acuerdo con teóricos contemporáneos, no sólo es posible lograr la potenciación de la inteligencia, es decir: impulsar las habilidades intelectuales que ya de por si posee el estudiante para que se incremente su desarrollo; sino también lograr la “autopotenciación” en el individuo, la cual se refiere a la propia mediación del sujeto entre el conocimiento y su propio aprendizaje, ejerciendo así un proceso de conciencia y autorregulación interna. Andrade y Sánchez (2010) han construido guías de potenciación de las habilidades intelectuales, que apuntan sobre todo a facilitar la conciencia de los procesos cognitivos de cada factor específico. Estas guías son congruentes con la noción de un “metacurrículum”, descrito anteriormente; ya que dicho proceso metodológico establece los parámetros, criterios y evidencias bajo los cuales los estudiantes deben mostrar su desempeño ante cualquier circunstancia, permitiendo además la construcción de las guías en las que el alumno puede apoyarse para tener claro el desempeño esperado. Estas guías abarcan cinco áreas cognoscitivas específicas, y cada una comprende diferentes tipos de habilidades objeto de potenciación, las cuáles se describen a continuación: a) Procesos básicos; b) Razonamiento verbal; c) Solución de problemas; d) Creatividad; e) Inteligencia práctica. Con el anterior planteamiento sugerido se espera que el docente favorezca el desarrollo de una serie de estrategias cognitivas de pensamiento y aprendizaje, a través de situaciones de experiencia interpersonal instruccional. CONCLUSIONES En el que hacer docente debemos empezar a hacer más que abarcar simplemente contenidos temáticos. Ello implica la mayor comprensión de algunas habilidades intelectuales que están puestas en marcha cada vez que nuestros alumnos realizan una tarea determinada. Así, al identificarla, podremos plantearnos la posibilidad de la potenciación de las mismas; apoyándonos, como anteriormente ya se ha señalado, en las guías de potenciación de las habilidades 5 intelectuales, que apuntan sobre todo a facilitar la conciencia de los procesos cognitivos de cada factor específico. Es aquí donde entra en escena la metacognición, definida por algunos teóricos educativos como el conocimiento que uno tiene y el control que uno ejerce sobre su propio aprendizaje y, en general, sobre la propia actividad cognitiva. Se trata de “aprender a aprender” facilitando la toma de conciencia de cuáles son los propios procesos de aprendizaje, de cómo funcionan y de cómo optimizar su funcionamiento y el control de esos procesos. Los planteamientos vertidos en este trabajo son congruentes con una aproximación constructivista del aprendizaje escolar. Poniendo especial énfasis en que el estilo para aprender alcanza un mayor nivel de desarrollo cuando implica a la autoconciencia, es decir, que el estudiante sea capaz de conocerlo e identificarlo por sí mismo, estimulando un mayor autodesarrollo de su capacidad cognitiva. De esta manera rebasaremos por mucho el, ya casi obsoleto perjuicio educativo, de etiquetar a nuestros alumnos como “menos” o “más” inteligentes; porque, como ya se expuso anteriormente, la inteligencia no es algo acabado en las personas, más bien, puede ser incrementada, ya que tiene la característica especial de: la plasticidad neuronal. Así que habilitándola y ejercitándola puede ser aumentada y perfeccionada. Así que es posible lograr la potenciación de las habilidades intelectuales que ya de por si posee el estudiante para que se incremente su desarrollo; y más aún, lograr la “autopotenciación” de dichas habilidades, es decir, la propia mediación del alumno entre el conocimiento y su propio aprendizaje, ejerciendo así un proceso de conciencia y autorregulación interna. BIBLIOGRAFÍA ANDRADE, E.,SÁNCHEZ, G. (2010). HABILIDADES INTELECTUALES. UNA GUÍA PARA SU POTENCIACIÓN. MÉXICO. EDIT. ALFAOMEGA. ANDRADE, E.,SÁNCHEZ, G. (2010). DACUM. MÉXICO. ISCEEM DÍAZ, B. ( 1994). PERFILES EDUCATIVOS. MÉXICO. UNAM WOLF, M. (1990). APRENDER A PENSAR. MÉXICO 6 RESEÑA CURRICULAR DEL AUTOR Mtro. Fernando Juan Jalpa Lic. En Psicología por parte de la UNAM Maestría en Ciencias de la Educación por parte de la Universidad del Valle de México. Orientador Técnico M. S. “A” en la escuela Preparatoria Oficial No. 54 en el turno Vespertino. fxalpa1965@terra.com.mx 7