Jurisdicción: Penal Recurso de Apelación núm. 164/2007 Ponente: Ilmo. Sr. D. juan carlos hortal ibarra Audiencia Provincial de Barcelona Sección Segunda Procedimiento Abreviado núm. 72/2006 Rollo de Apelación núm. 164/2007 Juzgado de lo Penal nº 2 de Terrassa SENTENCIA NÚM. 412 Iltmos. Sr. Presidente Don José Carlos Iglesias Martín Iltmos. Sres. Magistrados Doña María José Magaldi Paternostro Don Juan Carlos Hortal En Barcelona a 10 de mayo de dos mil siete La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Barcelona, constituida por los Ilmos. Sres. Magistrados al margen referenciados, ha visto, en nombre de S.M. El Rey, en grado de apelación el presente Rollo, dimanante del Procedimiento Abreviado número 72/2006, seguido ante el Juzgado de lo Penal número 2 de Terrassa, por DOS DELITOS DE CALUMNIAS GRAVES CON PUBLICIDAD previstos y penados en los arts. 205 y 211 del CP , contra Elena y Raquel , representados por la Procuradora Dña. María Luisa Rodríguez Soria y defendidas por la Letrada Dña. Pilar Pato Ramillete, contra Juan Carlos , representado por el Procurador D. Jaime Izquierdo Colomer y defendido por la Letrada Dña. María Saló Azagra y contra la entidad "TELEVISIÓN ESPAÑOLA, S.A" en calidad de responsable civil, representada por el Procurador D. Jaime Izquierdo Colomer y defendida por el Letrado D. Pedro de Alcántara-García Briones, habiendo intervenido en el ejercicio de la acusación particular D. Domingo , Dña. Eugenia y Dña. Sofía , representados por la Procuradora Montserrat Puig Alsina y asistidos por el Letrado D. Vicente Pérez Mourelo, estando dicho procedimiento pendiente ante esta Audiencia en virtud de los recursos de apelación interpuestos por las representaciones procesales de Dña. Elena y Dña. Raquel , de D. Juan Carlos , de la entidad "TELEVISIÓN ESPAÑOLA, S.A" y D. Domingo contra la Sentencia dictada en primera instancia por el Juzgado de lo Penal nº 2 de Terrassa en fecha 30 de noviembre de 2006, y siendo Ponente el Magistrado D. Juan Carlos Hortal, quien expresa el parecer de la Sala. ANTECEDENTES DE HECHO PRIMERO-. Los hechos probados de la Sentencia apelada y que han sido aceptados en esta alzada son del tenor literal siguiente: "PROBADO Y ASÍ SE DECLARA que el día 15 de septiembre de 2000, entre las 20:00 y las 21:00 horas, en el programa "GENTE" de la cadena pública "Radiotelevisión Española, S.A, RTVE", se emitió un reportaje en el que Elena y Raquel , se referían a una agresión cometida sobre la primera por su esposo Domingo , y por su ex cuñada Sofía , en la vía pública de la ciudad de Barcelona, que derivó en un Juicio de faltas, y en el que, se afirmaba el temor de Elena de que ex esposo hubiese cometido abusos sexuales sobre la hija menor de ambos Electra, apareciendo en un momento del referido reportaje, imágenes de la menor, de espaldas, acompañada por su madre, que tenía un collarín, así como extractos de un documento judicial procedente de las Diligencias Previas que se tramitaban en un Juzgado de Instrucción, sobre la denuncia presentada por Elena contra su ex marido, por presuntos abusos sexuales, pudiendo leerse frases del referido documento. En esa fecha ya se había dictado por el Juzgado de Instrucción en Auto de 16 de mayo de 2000 el sobreseimiento libre y archivo de esas diligencias seguidas por un presunto delito de abuso sexual, iniciadas por una denuncia de Elena , de fecha 15 de julio de 1999. Contra ese Auto, la acusada Elena , interpuso recurso de reforma y subsidiario de apelación, recurso de reforma que fue desestimado en virtud de Auto de fecha 6 de junio de 2000 , así como un Auto de la Ilustrísima Audiencia Provincial de Barcelona, de fecha 14 de julio de 2000 , en el que se desestimaba el recurso de apelación interpuesto contra el Auto que acordaba el sobreseimiento libre de las actuaciones. En el momento de emisión del reportaje, el único procedimiento judicial activo sobre ese tema, era el derivado de una denuncia de la acusada Elena , de fecha 29 de agosto de 2000, que dio origen a las Diligencias Previas nº 3664/2000, seguidas ante el Juzgado de Instrucción nº 13 de Barcelona. Estas diligencias finalizaron por un Auto de 9 de noviembre de 2000 de sobreseimiento y archivo de las Diligencias Previas nº 3664/2000, no habiéndose interpuesto recurso alguno contra el referido auto por la denunciante Elena . Domingo y Sofía , fueron condenados por la agresión ocurrida en la ciudad de Barcelona, cometida en fecha 14 de septiembre de 2000, como autores de una falta de lesiones, en la Sentencia de fecha 13 de diciembre de 2000, dictada por el Juzgado de Instrucción nº 22 de Barcelona . En dicha Sentencia también se condenó como autora de una falta de lesiones a la acusada Elena . El referido programa fue editado por el periodista de Televisión Española Juan Carlos , figurando además como narrador del mismo mediante voz en "off". En el reportaje anteriormente referido, Elena afirma que "no entregué a mi hija a su padre, porque el cabrón de su padre está abusando de ella,..., hay unos presuntos abusos sexuales que la propia menor ha declarado y ha confirmado, y esto le incapacita...". Manifestaba asimismo: "no entregué a mi hija, ni a mi suegra, ni a mi ex marido, ni mucho menos a mi ex cuñada...". Raquel , madre de Elena , afirmaba en el referido reportaje que su hija no entregaba a la niña a su ex marido porque quería protegerla por todo que estaba pasando, y por el temor de su hija sentía por la niña, por lo que le pudiese estar pasando. David , narrador del reportaje mediante voz en "off", manifestaba en el mismo que: " Elena no entrega a su hija porque cree que el padre de la niña abusa de ésta... En septiembre acudió a la Fiscalía de Menores, porque cree que el padre pudiera estar abusando de ella y por eso no entregó a la niña". SEGUNDO-. La parte dispositiva de la Sentencia apelada es del tenor literal siguiente: "QUE DEBO CONDENAR Y CONDENO a Elena , a Raquel y a Juan Carlos como autores, sin la concurrencia de circunstancias modificativas de la responsabilidad criminal, de un DELITO DE CALUMNIAS GRAVES CON PUBLICIDAD previsto y penado en el art. 205 en relación con el art. 211 y concordantes del Código Penal, imponiendo a cada uno de ellos, la pena de 12 MESES DE MULTA con cuota diaria de 6 euros, con responsabilidad personal subsidiaria de impago, con la obligación de los condenados de abonar solidariamente, a D. Domingo , la cantidad de 12.000 euros, responsabilidad solidaria en el pago de esa cantidad, de la entidad "RTVE, Radio Televisión Española, S.A" y todo ello con la imposición a cada uno de los acusados por partes iguales de la mitad de las costas del presente procedimiento, incluidas la mitad de las costas de la acusación particular. QUE DEBO ABSOLVER y ABSUELVO a Elena , a Raquel y a Juan Carlos , de un DELITO DE CALUMNIAS GRAVES CON PUBLICIDAD, previsto y penado en el art. 205 en relación con el art. 211 y concordantes del CP , del que también venían acusados en el presente procedimiento, con declaración en este caso de la mitad de las costas del presente procedimiento de oficio, incluida la mitad de las costas de la acusación particular. Se acuerda la divulgación de los HECHOS PROBADOS y del FALLO de la presente Sentencia, fijándose la fecha y hora de divulgación en trámite de ejecución de sentencia, oídas las dos partes, y según lo expuesto en el Fundamento Jurídico Quinto de la presente Sentencia". TERCERO.- Contra la anterior Sentencia interpusieron recurso de apelación las representaciones procesales de Elena y Raquel , de Juan Carlos , de la entidad "TELEVISIÓN ESPAÑOLA, S.A" y de Domingo , recursos todos ellos que han sido admitidos a trámite, dándose traslado de ellos al Ministerio Fiscal y a las partes personadas, se ha opuesto el primero a los recursos interpuestos por las representaciones procesales de Elena , Raquel , Juan Carlos y de "TELEVISIÓN ESPAÑOLA, S.A", habiendo impugnado las representaciones procesales de estos últimos el recurso de apelación formulado por la representación procesal de Domingo , quien, a su vez, ha impugnado el recurso de apelación formulado por la representación procesal de Elena , Raquel , Juan Carlos y de "TELEVISIÓN ESPAÑOLA, S.A", siendo elevados todos ellos a esta Sección de la Audiencia Provincial para su resolución. CUARTO.- En la tramitación de este procedimiento se han observado las formalidades legales exigidas al efecto. FUNDAMENTOS DE DERECHO PRIMERO.- Dos son los motivos de impugnación aducidos por la representación letrada de Elena y Raquel : a) en primer lugar, considera que la Juez a quo ha incurrido en un error en la valoración de la prueba, argumentando que en el momento en que se realizó el reportaje televisivo en que se profirieron las "acusaciones" por las que han sido condenadas su patrocinadas no se había dictado todavía el Auto de sobreseimiento de la causa incoada a resultas de la segunda denuncia formulada por las mismas; b) en segundo lugar, e íntimamente relacionado con lo anterior, alega la vulneración de precepto legal, argumentando que las recurrentes desconocían la falsedad de las imputaciones vertidas en el mencionado reportaje y que la imputación no se ha dirigido a una persona determinada o determinable. Por su parte, la representación letrada de Juan Carlos aduce tres motivos de impugnación contra la Sentencia dictada en primera instancia: a) en primer lugar, insiste nuevamente en que la Juez a quo ha incurrido en una error en la valoración de la prueba, argumentando que en el momento de la emisión del reportaje en televisión española, aún no se le había notificado a las denunciantes el Auto de la Audiencia Provincial de Barcelona en que se confirmaba el archivo de la causa acordado por el Juzgado de Instrucción nº 1 de Barcelona y restaba todavía abierto otro procedimiento penal contra el querellante por la presunta comisión de un delito de abuso sexual; b) en segundo lugar, alega la indebida aplicación del art. 205 del CP en relación con el art. 211 del mismo cuerpo legal, argumentado que concurren en este supuestos los distintos requisitos exigidos por la jurisprudencia del TC para otorgar preeminencia a la libertad de información sobre la protección del derecho al honor, añadiendo que estamos ante un reportaje meramente "neutral" y que no concurre el tipo subjetivo, por cuanto, a su juicio, su patrocinado no "actuó con temerario desprecio hacia la verdad", tal y como exige el tipo en cuestión; y c) en tercer lugar, y como ya hiciera en el trámite de cuestiones previas, entiende que el delito por el que ha sido condenado su representado habría prescrito, argumentado, de acuerdo con la doctrina establecida en la STC 63/2005 , que habría transcurrido más de un año entre la presunta comisión de los hechos (15 de septiembre de 2000) y la admisión a trámite de la querella interpuesta (11 de mayo de 2002). La representación letrada de la entidad "TELEVISIÓN ESPAÑOLA, S.A" además de hacer suyos las alegaciones relativas a la concurrencia de un error en la valoración de la prueba y la indebida aplicación del art. 205 CP , muestra su disconformidad con la valoración económica del daño moral irrogado al querellante, señalando que de probada la existencia del delito su reparación no debería superar los 3000 euros. Por último, la representación letrada de Domingo centra su interés en el quantum en concepto de responsabilidad civil ex delicto fijado en la Sentencia apelada, solicitando en base a los criterios establecidos en el art. 9.3 de la LO 1/1982, de 5 de mayo , la imposición de una indemnización de 60.000 para su patrocinado. SEGUNDO.- En relación al primero de los motivos de impugnación aducidos por la representación letrada de Elena y Raquel , de Juan Carlos y de la entidad "TELEVISIÓN ESPAÑOLA, S.A", es necesario traer a colación la doctrina que en materia de valoración de la prueba en segunda instancia han elaborado nuestros Jueces y Tribunales. En este punto, cabe señalar que según tiene declarado de forma reiterada nuestra jurisprudencia (entre otras muchas, las SSAP Barcelona 2-0505, JUR. 2005\ 171361, FJ 3º; Barcelona 12-05-05, JUR. 2005\ 173448, FJ 1º; Barcelona 4-04-05, JUR. 2005\ 124369, FJ 1º y Córdoba 10-09-03, JUR. 2003\ 235801, FJ 1º ) cuando la cuestión debatida por la vía del recurso de apelación (como sucede en el presente caso) es la valoración de la prueba realizada por el Juez a quo en base a las facultades que le confieren los arts. 741 LECrim y a la actividad probatoria desarrollada en su presencia, debe partirse, como regla general, de la singular posición de la que goza la apreciación probatoria realizada por el Juez ante el que se ha celebrado el juicio oral (núcleo del proceso penal), por cuanto es en este momento en el que adquieren plena efectividad los principios de inmediación, contradicción y oralidad, a través de los cuales se satisface la exigencia constitucional de que el acusado sea sometido a un proceso público con todas las garantías (art. 24.2 CE ). Ciertamente, en esta fase del proceso penal puede el juzgador de instancia, desde su privilegiada y exclusiva posición, intervenir directamente en la actividad probatoria y apreciar en su narración de los hechos la razón de su conocimiento, ventajas estas de las que carece el Tribunal llamado a revisar dicha valoración en segunda instancia. De ahí que, como ha puesto de relieve la jurisprudencia, de forma unánime, esta facultad de valorar libremente las pruebas practicadas en el juicio de la que disfruta el Juez a quo, únicamente resulte contraria a la presunción de inocencia y a la tutela efectiva cuando no se razona o motiva adecuadamente dicho proceso valorativo, esto es, cuando en realidad es ficticia al no existir el correspondiente soporte probatorio (vulnerándose entonces incluso la presunción de inocencia), o bien cuando un ponderado y detenido examen de las actuaciones evidencia un manifiesto y diáfano error del juzgador a quo de tal magnitud y claridad que hace necesario, con criterios objetivos y sin el riesgo de incurrir en discutibles y subjetivas interpretaciones del componente probatorio existente en los autos, una modificación de la realidad fáctica establecida en la resolución apelada. Esta doctrina adquiere una especial significación en relación a la prueba testifical practicada en el Juicio Oral, por cuanto como ha puesto de relieve la jurisprudencia, de forma constante, el otorgar mayor o menor credibilidad a las actuaciones de los testigos y los acusados, corresponde al Juez a quo, que goza de la inmediación que proporciona el Juicio Oral respecto a las pruebas practicadas a su presencia. El Juez a quo no está obligado a creer todo aquello que se dijo en el juicio y tiene libertad para conceder mayor o menor fiabilidad a unas u otras manifestaciones. TERCERO.- Situados ya en el supuesto de hecho objeto de la presente resolución, entiende esta Sala que la Juez a quo no ha incurrido en un error en la valoración de la prueba, tal y como interesadamente sostienen dichas representaciones letradas, por cuanto, con la inmediación de la que goza y de la que se carece en esta alzada, ha expuesto coherentemente los motivos que le han llevado a considerarlos probados, ha respetado en todo momento las reglas de la lógica y de la experiencia en la exposición de los razonamientos jurídicos y ha sustentado la culpabilidad de los recurrentes sobre prueba de cargo suficiente para enervar la presunción de inocencia de la que gozan en tanto acusados en un proceso penal. En efecto, este Tribunal comparte la valoración realizada por la juzgadora de instancia cuando sostiene que antes de que se emitiera el programa de televisión en que las acusadas manifestaron que el denunciante había abusado sexualmente de su hija menor de edad, ya se les había notificado el Auto dictado en fecha 16 de mayo de 2000 por el Titular del Juzgado de Instrucción nº 1 de Barcelona (folio 243-244 obrante en autos) en que se acordó el sobreseimiento libre y archivo de las Diligencias Previas incoadas a resultas de la denuncia presentada por Elena (folio 85 de las actuaciones), el Auto dictado en fecha 6 de junio en el que se desestimó el recurso de reforma interpuesto, así como el Auto dictado en fecha 14 de julio de 2000 por la sección 2ª de la Audiencia Provincial de Barcelona en que se confirmó dicho sobreseimiento (folios 304-306 actuaciones), resoluciones todas ellas en que se destaca el clima de confrontación existente entre ambos progenitores y el relato confuso y estereotipado de la menor en relación a los presuntos abusos sexuales de que habría sido objeto por parte de su padre ( Domingo ). No pueden escudarse las recurrentes en que desconocían la inexistencia de los abusos sexuales denunciados y reproducidos en el programa televisivo "GENTE" emitido en TVE el 15 de septiembre de 2000, y consiguientemente, no concurre la parte subjetiva del delito de calumnias por los que han sido condenados, argumentando que todavía existía otro procedimiento penal abierto en que se investigaba la denuncia nuevamente formulada por Elena por la presunta comisión de un delito de abuso sexual en julio de 2000, cuando ya se había archivado una causa previa ante la inexistencia de indicios suficientes de criminalidad por unos hechos iguales a los denunciados con posterioridad. Sin que quepa otorgar virtualidad alguna al hecho, igualmente alegado por la defensa de Juan Carlos , de que el Auto dictado por la Audiencia Provincial de Barcelona se notificara a la denunciante después de la emisión del referido programa (concretamente el día 13 de octubre del 2000, folio 308), no sólo porque la denunciante seguramente tenía constancia de la misma dado su interés en la causa, sino porque no vino sino a confirmar lo dispuesto en las dos resoluciones anteriores de las que las recurrentes sí tenían plena constancia formal y material. CUARTO.- Partiendo de lo anterior, la misma suerte ha de correr el segundo de los motivos de impugnación formulado por la representación letrada de Elena y Raquel y asumida también por las defensas de Juan Carlos y de la entidad "TELEVISIÓN ESPAÑOLA, S.A" aunque en base a otros argumentos que serán tratados en los Fundamentos Jurídicos quinto, sexto y séptimo de esta resolución. Sostiene la defensa de las recurrentes que se ha aplicado indebidamente el art. 205 del CP , argumentando que desconocían la falsedad de la infracción penal imputada al denunciante y que, en todo caso, dicha imputación no se habría dirigido a persona determinada y/o determinable. En relación a esta última alegación, entiende esta Sala que no le asiste la razón a dicha defensa, por cuanto, tal y como ha puesto de relieve la Juez a quo, las amistades y vecinos del denunciante podían saber perfectamente a quien se estaba imputando dichas gravísimas acusaciones cuando eran proferidas por la madre y abuela materna de la menor, dicha menor aparecía en el reportaje televisivo en su domicilio de espaldas y se referían al presunto autor de los abusos sexuales practicados sobre la misma como su "su padre", el "ex marido" o el "ex marido de su hija". Por su parte, como ya ha quedado dicho en el fundamento jurídico anterior, esta Sala considera que las recurrentes eran conscientes en el momento en que realizaron dichas manifestaciones en el programa emitido por Televisión Española que se habían dictado varias resoluciones judiciales en que se había acordado el archivo de las Diligencias incoadas a resultas de la denuncia presentada por Elena y, consecuentemente, de la falsedad de las acusaciones vertidas, concurriendo la parte subjetiva del delito de calumnias por el que ambas han sido condenadas en primera instancia. QUINTO.- Tampoco comparte esta Sala la tesis defendida por la representación letrada de Juan Carlos según la cual su actuación carecería de relevancia jurídico-penal a los efectos de la aplicación del delito de calumnias al estar amparada por el ejercicio de la libertad de información, por cuanto, no habrían concurridos todos y cada uno de los requisitos establecidos por el Tribunal Constitucional para primar el ejercicio de esta libertad sobre la protección del derecho fundamental al honor. Como de todos es sabido, en la configuración y aplicación de las infracciones penales relativas al honor (arts. 205-210 y 620.2º CP ) juega un papel fundamental el conflicto existente entre el ejercicio de las libertades de expresión e información (arts. 20.1 a y d CE ) y la tutela constitucional del honor (art. 18 CE ), de tal forma que en la mayoría de los casos en que se suscita la aplicación de dichos ilícitos el Juez o Tribunal ha de realizar una ponderación entre ambas libertades y el derecho al honor como medio para determinar en qué medida se ha lesionado éste último y, consiguientemente, los hechos son constitutivos de un delito y/o falta de injurias o un delito de calumnias. En efecto, ante la insuficiencia del denominado animus iniuriandi para resolver dicho conflicto, la doctrina y la jurisprudencia mayoritaria defiende que su solución debe trasladarse al ámbito de la antijuricidad (entre otras muchas, la STC 19-07-04, RTC 2004\ 127, FJ 2º ), donde debe analizarse en qué medida se han respetado los criterios de ponderación elaborados por el Tribunal Constitucional a fin de amparar las expresiones o informaciones realizadas en el ejercicio, respectivamente, de las libertades de expresión e información constitucionalmente reconocidas. En este punto, se han de distinguir, en primer lugar, los criterios de ponderación comunes a ambas libertades y, en segundo lugar, los parámetros de ponderación propios a cada una de ellas. Así, la jurisprudencia de forma mayoritaria ha destacado la importancia que adquieren la formación de una opinión pública libre, la relevancia pública del asunto y el carácter público del personaje como criterios de ponderación comunes a las libertades de expresión e información (entre otras, la STC 26-02-01, RTC 2001\ 49, FJ 6º y 17-01-00, RTC 2000\ 11, FJ 8º ), otorgando una máxima eficacia justificadora a las libertades de expresión e información en relación a aquellas manifestaciones o informaciones realizadas en el marco de la contienda política (entre otras muchas, la STC 12-02-96, RTC 1996\ 19, FJ 3º ). Por su parte, los parámetros de ponderación propios de las libertades de expresión e información traen causa, a su vez, del distinto objeto de protección sobre el que ambas recaen, opiniones y hechos respectivamente (entre otras muchas, la STC 24-10-05, RTC 2005\ 266, FJ 4º ). Así, mientras que el respeto al principio de proporcionalidad o necesidad se erige en el canon de ponderación propio de la libertad de expresión, no amparando aquellas manifestaciones que resulten innecesarias a la esencia del pensamiento, idea u opinión expresada (entre otras muchas, STC 17-01-00, RTC 2000\ 11, FJ 7º ), la veracidad de la información constituye el criterio ponderativo consustancial a la libertad de información, excluyendo aquellas informaciones en las que el informador ha infringido su deber de diligencia en relación a la comprobación de las fuentes de información (entre otras muchas, la STC 8-04-02, RTC 2002\ 76, FJ 3º ). SEXTO.- Centrando la atención en el requisito esencial para dotar de eficacia justificadora a la libertad de información sobre la protección del derecho al honor, cabe precisar que la expresión "información veraz" contenida en el propio art. 20.1.d CE , tal y como ha puesto de relieve el TC y la doctrina más autorizada, no ha de vincularse a la idea de noticia o hecho probadamente verdadero (la llamada verdad absoluta), sino a un deber de comprobación ex ante por parte del informador que se dispone a difundir un hecho que considera noticiable. Ciertamente, para determinar si el hecho de que se ha informado es veraz y, consiguientemente, está amparado por la libertad de información, no ha de atenderse a los elementos disponibles en la fase posterior a la imputación, sino, precisamente, a los datos de que dispone el informador en el momento de la realización de la acción, no bastando para considerarla "veraz" las meras intuiciones de quien informa, sino que es necesario realizar un juicio objetivo ex ante a partir del cual pueda inferirse que los hechos imputados son "ciertos". Juicio que habrá de efectuar el Juzgador, quien atendiendo al conjunto de circunstancias concurrentes en el momento de la acción, decidirá si era o no posible partir de la verdad de los hechos difundidos. Como ha puesto de manifiesto una muy reputada autora en la materia, la tesis de la veracidad constituye la más adecuada para conciliar dos intereses en conflicto como son la libertad de información y el derecho al honor sin que ninguno de ellos se vea desplazado en beneficio del otro: mediante la sustitución de la verdad objetiva por el deber de diligencia en la comprobación de la noticia se evitan limitaciones excesivas del derecho a la información (poco acordes con su función conformadora de la opinión pública y podrían traer consigo una indeseable autocensura) pero, simultáneamente, no se renuncia por completo a vincular la justificación de la conducta con la verdad (siquiera bajo la fórmula de veracidad ex ante), previniendo así desproporcionadas lesiones del honor tales como difundir meros rumores o invenciones alejadas de la función institucional sobre la que se fundamenta la preeminencia del derecho a informar sobre la tutela del honor. SÉPTIMO.- Trasladadas todas estas consideraciones al supuesto de hecho objeto de la presente resolución, entiende este Tribunal que no le asiste la razón a la defensa del recurrente cuando sostiene que no se lesionó el honor del denunciante en la medida en que la información contenida en el reportaje emitido estaba justificada al concurrir todos y cada uno de los requisitos que fundamentan la preferencia de la libertad de información sobre la protección del honor. En efecto, si bien es cierto que una denuncia por la presunta comisión de un delito de abusos sexuales sobre una menor, podría considerarse una noticia de interés general dada la importancia que la sociedad en la actualidad otorga a la protección de los menores víctimas de delitos contra la libertad sexual, no es menos cierto que la gravedad de las acusaciones vertidas y el hecho de que se tratara del propio padre de la presunta víctima, aconsejaban extremar las precauciones en la comprobación de la veracidad del hecho imputado, y consiguientemente, recopilar los máximos datos objetivos que permitieran avalar desde una perspectiva ex ante la realidad de las imputaciones vertidas en un medio de máxima difusión como es la televisión y en el que se cuentan con los recursos materiales y humanos necesarios para alcanzar tal fin. Ciertamente, según se desprende de las declaraciones prestadas por Elena , Domingo y el propio Juan Carlos esta Sala considera que éste último infringió su deber de diligencia al no comprobar suficientemente los datos objetivos que podrían haberle permitido cuestionar la veracidad de la gravísima imputación formulada por la querellada a través del reportaje por él editado y posteriormente emitido en Televisión Española y ello en base a las siguientes razones: a) en primer lugar, porque si bien es cierto que Elena le facilitó la primera denuncia formulada, así como el parte emitido por el Hospital Sant Joan de Déu donde se exponía que la menor podría haber sido objeto de abusos sexuales, no es menos cierto que, tal y como el propio recurrente reconoció, en ningún momento se interesó por el devenir de las actuaciones judiciales incoadas a resultas de la denuncia presentada, lo cual, de haberlo hecho, podría haber tomado conocimiento del archivo de la causa por parte del Juzgado que la estaba instruyendo, resolución en que, tomando como base el informe emitido por las psicólogas adscritas a la "Direcció General de Mesures Penals Alternatives i de Justícia Juvenil", se puso el acento en la confusa y estereotipada manifestación vertida por la menor, así como la tensa relación que mantenían los progenitores a resultas de su separación y la custodia de su hija, deber exigible a quien dice ser un profesional de la información con una dilatada trayectoria en los medios de comunicación (más de 40 años); b) en segundo lugar, porque aún en el hipotético caso de que no le fuera exigible dicha comprobación judicial del hecho (deber que a juicio de esta Sala sí que tenía), pudo tomar, con cierta facilidad, conocimiento del contexto en que tuvo lugar dicha denuncia y de los avances judiciales tendentes a su esclarecimiento, contactando con el padre de la menor a quien su madre atribuía la imputación del delito en cuestión, contacto que únicamente mantuvo, tal y como declararon el propio recurrente y el Sr. Luis Enrique , una vez emitido el programa en que se profirieron tan graves acusaciones, de ahí que en modo alguno pueda esgrimirse el argumento de que se trataba de un "reportaje neutral", tal y como interesadamente sostiene la defensa del recurrente; y c) en tercer lugar, porque, si tal y como ha manifestado el recurrente no era la denuncia del presunto delito de abusos sexuales el tema central del reportaje emitido en televisión, sino los casos de violencia contra la mujer, no alcanza a entender esta Sala qué motivó su introducción en el mismo sin sopesar, previamente, las posibles consecuencias socio-jurídicas que dicha acusación podía suscitar para el padre de la menor, a no ser claro está, que con ello se quisiera incorporar un "aliciente" adicional y, consecuentemente, aumentar la audiencia de un programa que por su contenido compite con otros emitidos en el resto de cadenas. Dado el incumplimiento por parte del informador de los deberes de diligencia encaminados a comprobar la veracidad de la imputación formulada en el reportaje por él editado, no puede considerarse justificada la lesión del honor irrogada y, consecuentemente, esta Sala no puede más que confirmar la concurrencia del delito de calumnias con publicidad por el que ha sido condenado en primera instancia. Tampoco ha lugar a la alegación de prescripción del delito nuevamente formulada ante esta alzada por la defensa del recurrente, por cuanto, si bien es cierto que habría transcurrido más de un año entre la comisión del hecho (15 de septiembre de 2000) y la admisión a trámite de la querella interpuesta a resultas del mismo (11 de mayo de 2002), no es menos cierto, tal y como acertadamente ha destacado la Juez a quo, que entre ambas fechas, se dictaron varias resoluciones judiciales con un significativo contenido sustancial que interrumpieron el plazo de prescripción de un año aplicable al delito imputado, concretamente, el Auto dictado en fecha 28 de mayo de 2001 por el Titular del Juzgado de Instrucción nº 4 de Rubí en que se resolvió la cuestión de competencia territorial suscitada a resultas de la querella interpuesta. OCTAVO.- Por último, no ha lugar a ninguna de las alegaciones formuladas por las partes en torno a la indemnización civil derivada del delito de calumnias imputado a los recurrentes, por cuanto esta Sala entiende que la cantidad establecida por la Juez a quo resulta ajustada a derecho, de conformidad a los criterios establecidos en el art. 9.3 de la LO 1/1982. de 5 de mayo , de Protección Civil del derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen: las circunstancias del caso y la gravedad de la lesión efectivamente producida, para lo cual se tendrá en cuenta en su caso, la difusión o audiencia del medio a través del que se haya producido y el beneficio que haya obtenido el causante de la lesión como consecuencia de la misma. En efecto, considera este Tribunal que la cantidad de 12.000 euros resulta suficiente para reparar el daño causado al querellante a raíz de las imputaciones vertidas en el reportaje emitido en la cadena pública y ello en base a los siguientes motivos: a) en primer lugar, porque la acusación formulada resulta especialmente grave, no sólo por el reproche que en general suscitan en nuestra sociedad los abusos sexuales sobre menores, sino además porque en este caso la acusación se vierte sobre su propio padre, lo cual comporta un rechazo adicional por parte de la comunidad; b) en segundo lugar, porque dicha acusación se profirió en el medio por definición más apto para difundirlo como es la televisión, en un programa emitido un viernes y en un horario de gran audiencia (entre las 20:00 y 21:00 horas), habiendo tenido una duración lo suficiente amplia (más pensando que se trata de la televisión) como para "garantizar" un notable impacto en los televidentes (aproximadamente unos 5 minutos) y, consiguientemente, llegar a conocimiento de los familiares, amigos y conocidos del querellante, y más cuando, como ha quedado probado, este último junto con la querellada ( Elena ) regentaron durante algún tiempo un restaurante en el barrio en el que vivían; c) en tercer lugar, porque aunque resulte especialmente difícil cuantificarlo, la emisión de dicho reportaje coadyuvó a obtener una mayor audiencia entre las personas que estuvieran viendo la televisión en aquellos momentos, y más con el "interés" que dichas "noticias" despiertan en amplios sectores de la población, tal y como demuestra el hecho de la proliferación de programas con formatos y contenidos muy similares al que se realizaron estas gravísimas acusaciones. Motivos que no justifican, sin embargo, la imposición de una cantidad tan elevada como la interesada por la representación letrada de Luis Enrique (60.000 euros), por cuanto la imposición de la responsabilidad civil ex delicto tiene como finalidad principal compensar, en la medida de lo posible, el daño irrogado pero no "favorecer" el enriquecimiento injusto de su beneficiario a costa del obligado a su pago. PARTE DISPOSITIVA QUE DEBEMOS DESESTIMAR Y DESESTIMAMOS los recursos de apelación interpuestos por las representaciones procesales de Elena y Raquel , de Juan Carlos , de la entidad "TELEVISIÓN ESPAÑOLA, S.A" y de Luis Enrique , contra la Sentencia dictada por la Titular del Juzgado de lo Penal nº 2 de Terrassa en fecha 30 de noviembre de 2006 , del que este rollo dimana, y en consecuencia la CONFIRMAMOS, declarando de oficio las costas procesales causadas en esta alzada. Notifíquese la presente resolución a las partes, haciéndoles saber que contra la misma no cabe recurso ordinario alguno. Devuélvanse los Autos originales al Juzgado de su procedencia. Así por esta nuestra Sentencia, de la que se unirá certificación al rollo de su razón, lo pronunciamos, mandamos y firmamos. DILIGENCIA DE PUBLICACIÓN.- En Barcelona, en este día y una vez firmada por todos los Magistrados que la han dictado, se da a la anterior sentencia la publicidad ordenada por la Constitución y las leyes. DOY FE