Secretaría Suprema Corte Registrado bajo el N°1141 P. 126.813-RC - “Valdez, Diego Gabriel s/ Recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley en causa Nº 62.403 del Tribunal de Casación Penal, Sala IV”. ///Plata, 1 de junio de 2016.AUTOS Y VISTOS: La presente causa P. 125.648 RC, caratulada: “Valdez, Diego Gabriel s/ Recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley en causa Nº 62.403 del Tribunal de Casación Penal, Sala IV”, Y CONSIDERANDO: 1. La Sala IV del Tribunal de Casación Penal, el 19 de agosto de 2014, en lo que aquí interesa, por mayoría, hizo lugar parcialmente al recurso de la especialidad presentado por la entonces defensa oficial de Diego Gabriel Valdez contra la sentencia del Tribunal en lo Criminal N° 3 de Morón que lo condenó a la pena de prisión perpetua, accesorias legales y costas por considerarlo coautor penalmente responsable de los delitos de robo agravado por el uso de arma de fuego en concurso real con homicidio agravado por ser criminis causa. En consecuencia, recalificó el hecho en la figura de homicidio en ocasión de robo y, de conformidad con las pautas atenuantes y agravantes fijadas en el fallo de primera instancia (arts. 40 y 41 del C.P.), lo condenó a la pena de veintidós años de prisión, accesorias legales y costas, sin costas en esa instancia (fs. 73/87). 2. Frente a lo así resuelto, la defensora particular, doctora Silvia Jessica Ramallo, dedujo recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley (fs. 122/126 vta.). Señaló que si bien algunos de los fundamentos de la vía extraordinaria no fueron desarrollados con anterioridad, deben ser abordados con fundamento en el “principio procesal de elasticidad” y con el objeto de resguardar la garantía prevista en los arts. 8.2.h. de la C.A.D.H. y 14. 5. del P.I.D.C. y P., más aún porque algunos de ellos surgieron en el marco del trámite casatorio. En su apoyo, citó jurisprudencia de esta Corte y de la nacional (fs. 122 vta./124). A continuación, refirió que para el supuesto de considerar que la afectación de garantías constitucionales no configura un supuesto de los contemplados en el art. 494 del C.P.P., debe declarase la inconstitucionalidad de dicha norma. En función de lo expuesto, peticionó se declare la admisibilidad del recurso y se descalifique la sentencia por arbitraria (fs. 124). En lo que hace a la procedencia, denunció que no existe prueba para vincular a Valdez con el hecho investigado. Cuestionó la veracidad de los dichos de Solange Morales y destacó que su asistido no es la única persona con un tatuaje en el cuello, recordó que el hecho sucedió en horas de la noche por lo que resultaba “casi imposible” visualizar el mentado tatuaje en uno de los supuestos autores del hecho (fs. 125/126). Luego, alegó que a pesar de que existen “pruebas mínimas” en contra de su asistido, no se le otorgó el beneficio de la duda. Por tal motivo, para el caso que no se absuelva a Valdez, entendió que al menos debería aplicársele una pena menor, puesto que no surge la autoría del imputado. Destacó las deficiencias del sistema penitenciario y dijo que dicho monto de pena arruinaría la vida de su pupilo (fs. 126). Por todo lo expuesto, para el caso de no tenerse por acreditada la inocencia de Valdez, peticionó se disminuya la pena impuesta por carecer de antecedentes penales, por la buena conducta durante el tiempo en prisión y por su corta edad (fs. cit.). 3. La Alzada, el 10 de noviembre de 2015, en lo que aquí interesa admitió el carril extraordinario de inaplicabilidad de ley (fs.160/163). Recordó que el canal impugnativo previsto en el art. 494 del Código Procesal Penal sólo procede en los casos en que la sentencia definitiva, por inobservancia o errónea aplicación de la ley sustantiva o doctrina legal elaborada sobre la misma, revoque una sentencia absolutoria o imponga una pena de reclusión o prisión superior a diez años. Aclaró que en el caso se condenó a Valdez a la pena de veintidós años de prisión por lo que se abastecieron los límites impuestos por el ceremonial (fs. 161). De seguido, trajo a colación la doctrina emerge de los fallos “Strada”, “Di Mascio” y “Christou” de la Corte nacional y aclaró que la admisibilidad del reclamo no se satisface con la mera invocación de una cuestión de tal naturaleza, sino que es menester su correcto planteamiento (fs. 161 vta.). En dicho marco, resolvió que “si bien en principio los argumentos esgrimidos por el recurrente se limitan a denunciar la inobservancia y errónea interpretación de la ley adjetiva -valoración probatoria-, siendo ello insuficiente a los fines de articular el remedio procesal intentado, sin expresar un fundamento que permita verificar adecuadamente la acreditación de una causa federal suficiente… debe concederse el recurso de inaplicabilidad de ley interpuesto, a los fines de resguardar el derecho del imputado al ‘doble conforme’, consagrado en los arts. 18 y 75 inc. 22 de la CN, este último en función de lo normado por los arts. 8, inc. 2, letra h) de la C.A.D.H.; 14.5 del P.I.D.C.P.; y art. 1 del C.P.P., habida cuenta que el encartado Valdez resultó condenado en es[a] instancia a la pena de veintidós (22) años de prisión, accesorias legales y el pago de las costas del proceso, en virtud de la recalificación dispuesta en relación al hecho por el que originariamente fuera condenado” (fs. 161 vta./162). “Por ello es que, el recurrente al introducir agravios respecto a la violación de normas de índole sustantiva -arts. 40 y 41 del C.P.- en la medida que se agravia del monto de pena impuesto por el fallo impugnado, y a los fines de resguardar el derecho al imputado al “doble conforme”, el recurso extraordinario debe ser declarado admisible puesto que dichos embates no pudieron ser planteados al momento de analizar el recurso de casación” (fs. 163). 4. El recurso intentado debe declararse mal concedido. a. En lo que se refiere a la concesión por errónea aplicación de los arts. 40 y 41 del C.P., lo cierto es que la Alzada dio cauce jurídico y mejoró el planteo genérico y dogmático de la defensa que se limitó a solicitar la reducción de la pena con fundamento en la escasa prueba de cargo en contra de Valdez (v. fs. 126) sin siquiera hacerse cargo de las atenuantes y agravantes valoradas por el Tribunal de mérito y mantenidas por el a quo (v. fs. 31/vta. y 85 vta.). En efecto, la impugnante no vinculó las aisladas alegaciones en torno a la individualización de la pena con cuestiones de ley sustantiva -ni siquiera hizo mención de los arts. 40 y 41 del C.P. que de oficio trajo a colación el órgano revisor (v. fs. 163)-. Tampoco las relacionó con ninguna cuestión de cariz federal que permita a esta Corteo ingresar, de conformidad con la doctrina emergente de los citados fallos “Strada”, “Di Mascio” y “Christou” de la Corte nacional, al análisis del reclamo (cfe. P. 119.621, res. del 19/VII/2014). b. Por otra parte, la concesión del carril impugnativo con fundamento en el resguardo de la garantía contemplada en los arts. 8. 2. h. de la C.A.D.H. y 14. 5. del P.I.D.C. y P. (v. fs. 161 vta./162) también resulta desacertada. El cambio de calificación legal a favor del encausado ocurrido en la etapa casatoria de ningún modo exime a la parte de realizar el planteamiento de las pretensas cuestiones federales con la suficiencia y carga técnica necesaria para que el reclamo sea considerado en esta sede (cfe. "Strada", "Di Mascio" y "Christou"), extremo que no se abasteció en el sub lite y que el sentenciante -a pesar de advertirlo- intenta soslayar con sustento en el nuevo encuadre legal (v. fs. 161 vta./162). En efecto, en el remedio impugnativo se cuestionó la valoración de los dichos de Daiana Solange Morales y de un testigo anónimo, todo lo cual -según la defensa- conlleva a la absolución de Valdez, sin embargo, se omitió relacionar dichas críticas con alguna cuestión federal. Aún para el caso de entender que la afirmación relativa a que “no se le ha otorgado ni siquiera el beneficio de la duda” -desprovista de cita legal(v. fs. 126) implica vincular dichas críticas con la garantía de presunción de inocencia (art. 18 de la C.N.), esto tampoco permite sortear los recaudos formales del mencionado art. 494 pues las objeciones de la parte sólo exhiben una mera discrepancia con el criterio del Tribunal revisor -que abordó la totalidad de los argumentos llevados por la defensa y proporcionó las razones por las cuales descartó la absolución (v. fs. 73/86 vta.)- y no logran evidenciar, ni siquiera prima facie, que se haya incurrido en un desacierto palmario o en contradicciones de tal magnitud que descalifiquen el pronunciamiento. Si bien la sentencia de condena sólo puede ser el resultado de un convencimiento que esté más allá de toda duda razonable acerca de la responsabilidad del encausado por un hecho punible, no basta la invocación de cualquier versión contrapuesta sobre la fijación de los hechos para objetar el análisis de la prueba a tenor del principio favor rei, si no es posible poner en evidencia que el análisis razonado y detenido de toda la prueba en conjunto impide alcanzar ese grado de convencimiento de modo de habilitar a cuestionar esa certeza subjetiva. Nada de ello se logró demostrar en el caso de autos (P. 103.093, res. del 14/VII/2010; P. 112.761, res. del 19/IX/2012; P. 112.573, res. del 19/XII/2012; e/o). 5. En función de lo expuesto, mantienen plena aplicación los límites de recurribilidad establecidos en el art. 494 del C.P.P., en tanto la defectuosa formulación de los planteos de pretensa índole federal permiten descartar la concurrencia de algún supuesto de excepción que imponga -en los términos de la doctrina de la Corte Suprema de Justicia de la Nación ya citadaque tal precepto local sea dejado de lado. En consecuencia, la petición de inconstitucionalidad de dicha norma carece de virtualidad en la medida en que lo decidido no se funda, de modo dirimente, en las limitaciones allí establecidas, sino en que no se hallan exteriorizados de modo idóneo los recaudos que permitirían sortear con éxito el acceso de los reclamos de índole federal al conocimiento de esta Corte. Por ello, la Suprema Corte de Justicia, RESUELVE: 1. Declarar mal concedido el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley impetrado por el defensa particular (arts. 486 -t.o según ley 14.647-, 494 y ccds. del C.P.P.). 2. Diferir, para su oportunidad, la regulación de los honorarios profesionales por los trabajos desarrollados ante esta instancia (art. 31, segundo párrafo, dec. ley 8904/1977). Regístrese, notifíquese y, oportunamente, devuélvase.Hilda Kogan Eduardo Néstor de Lázzari Daniel Fernando Soria Juan Carlos Hitters R. Daniel Martínez Astorino Secretario