Número de registro: 17205 Novena Época Instancia: Primera Sala

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CONTRADICCIÓN DE TESIS 32/2000-PS.
Número de registro: 17205
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: Tomo XVI, Septiembre de 2002
Página: 6
CONTRADICCIÓN DE TESIS 32/2000-PS. ENTRE LAS SUSTENTADAS POR EL
SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL VIGÉSIMO CIRCUITO, SEGUNDO
TRIBUNAL COLEGIADO DEL SEXTO CIRCUITO, CUARTO TRIBUNAL
COLEGIADO DEL CUARTO CIRCUITO, PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO EN
MATERIA CIVIL DEL TERCER CIRCUITO Y EL SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO
DEL VIGÉSIMO PRIMER CIRCUITO.
CONSIDERANDO:
CUARTO. Puntualizado lo anterior, procede analizar las consideraciones vertidas por los
Tribunales Colegiados en cuestión, para establecer si existe o no la contradicción de tesis
denunciada.
El Segundo Tribunal Colegiado del Vigésimo Circuito (denunciante), al resolver el amparo
en revisión civil 573/99, interpuesto por Elsa Guadalupe García Ortiz, sustentó las
consideraciones que a continuación se transcriben:
"QUINTO. Los agravios hechos valer por la inconforme en el orden que se analizan, una
parte es infundada y la restante inoperante. Antes de abordar el tema, es pertinente dejar
asentado que, con respecto al tercero extraño, el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, en la jurisprudencia por contradicción de tesis P./J. 7/98, visible a foja 56, del
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo VII, enero de 1998, Novena Época,
lo ha definido así: ‘PERSONA EXTRAÑA A JUICIO, CONCEPTO DE.’ (la transcribe).
Ahora bien, como se advierte del capítulo de hechos de la demanda de garantías, que obra de
la foja 1 a la 11, la revisionista se duele de que no fue legalmente emplazada en el juicio
ejecutivo mercantil número 291/96, promovido por Martín Reyes Hipólito, por conducto de
sus apoderados, contra Ramiro García Martínez, Carlos César García Ortiz y la quejosa,
como avalistas del primero, lo que lleva a estimarla como un tercero extraño por
equiparación, porque según dice no fue emplazada en forma legal. Así las cosas, la
revisionista alega que el a quo aplicó, inadecuadamente, los artículos 21 y 73, fracción XII,
de la Ley de Amparo, porque si bien era cierto que existía el escrito de nueve de julio de mil
novecientos noventa y nueve, por medio del cual solicitó copias de todo lo actuado en el
juicio natural, ello sólo se debía tomar como una presunción, al no constituir un conocimiento
certero, preciso, exacto y actual del acto reclamado, como lo exigía el aludido artículo 21 de
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la Ley de Amparo. Lo anterior deviene inexacto, porque conforme al segundo párrafo del
aludido artículo 21, el término para interponer el juicio de garantías surge desde el momento
en que se hizo sabedor del acto reclamado, es decir, desde la fecha en que presenta una
promoción solicitando copias del juicio entablado en su contra, pues como bien lo estimó el a
quo, a fojas 227, existe copia del escrito recibido en la oficialía de partes de la autoridad
responsable, de nueve de julio de mil novecientos noventa y nueve, según sello de recibido,
en el que la recurrente solicitó copia simple de todas las actuaciones del juicio ejecutivo
mercantil 291/96, seguido en su contra; por ende, es evidente que desde ese momento tenía
conocimiento directo, exacto y completo de la existencia de ese juicio al hacer alusión en
forma específica al número del expediente y autoridad que lo instruía; por tanto, a partir de
esa fecha le corría el término de quince días para su impugnación y no desde la recepción de
las mismas, como lo sostiene la inconforme, porque sería inadecuado estimar que un tercero
extraño al juicio, sabedor de un procedimiento instaurado en su contra por determinada
autoridad, a quien incluso solicitó copia del expediente, por el simple hecho de no recogerlas
no le corra el término a que alude el citado artículo 21 de la ley de la materia. Sobre el
particular se comparte el criterio sustentado por el Segundo Tribunal Colegiado del Vigésimo
Primer Circuito, en la tesis XXI.2o.3 K, visible en la página 392, Tomo I, junio de 1995, del
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, que dice: ‘ACTO
RECLAMADO, CONOCIMIENTO DEL PARA EFECTOS DE LA INTERPOSICIÓN DE
LA DEMANDA DE AMPARO.’ (la transcribe). Máxime que por su calidad de tercero
extraño por equiparación, no causaba perjuicio irreparable para la defensa de sus intereses el
hecho de que no conociera con precisión la fecha del acto reclamado, los preceptos legales y
las consideraciones jurídicas que lo fundaban, porque esas circunstancias las podría advertir
cuando la responsable rindiera su informe justificado e impugnarlas, en su caso, a través de la
ampliación de demanda, formulando nuevos conceptos de violación, en relación con esos
aspectos técnicos, si así se estimara prudente, aunque en el caso del tercero extraño por
equiparación bastaría con acreditar que no fue debidamente emplazado, lo cual no requiere de
la impugnación de aspectos que atañen al fondo de las consideraciones emitidas en la
sentencia o en cualquier otra actuación. Como lo ha sustentado la Segunda Sala de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación en la tesis número 2a. XLI/99, visible en la página
209, Tomo IX, abril de 1999, del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena
Época, que dice: ‘DEMANDA DE AMPARO. PROCEDENCIA DE SU AMPLIACIÓN.’ (la
transcribe). No es óbice a lo anterior, el criterio del Segundo Tribunal Colegiado del Sexto
Circuito, sostenido en la tesis número VI.2o.65 K, publicada en la página 395, Tomo IV,
noviembre de 1996, Novena Época del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, que
dice: ‘ACTO RECLAMADO, FECHA DE CONOCIMIENTO POR EL QUEJOSO. DEBE
DEDUCIRSE DE LAS CONSTANCIAS DEL JUICIO AUN CUANDO SE HAYA
MANIFESTADO UNA DISTINTA EN LA DEMANDA DE AMPARO.’ (la transcribe), la
cual fue corregida por la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al
resolver la contradicción de tesis número 26, en sesión de catorce de abril de mil novecientos
noventa y nueve, en lo relativo al texto que dice: ‘... por tanto, cuando de las constancias
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anexas al informe justificado rendido por una de las autoridades responsables se deduce que
el quejoso solicitó copias de documentos que obran en el juicio generador del acto reclamado,
es a partir de la fecha de solicitud de tales constancias que debe tenérsele por sabedor del acto
reclamado y, por ende, para declarar si se surte la causal de improcedencia a que se refiere la
disposición legal mencionada.’. Para que en su lugar, quedara de la siguiente manera: ‘... por
tanto, cuando de las constancias anexas al informe justificado rendido por una de las
autoridades responsables se deduce que el quejoso solicitó copias de documentos que obran
en el juicio generador del acto reclamado, es a partir de la fecha de recepción de tales
constancias que debe tenérsele por sabedor del acto reclamado y, por ende, para declarar si se
surte la causal de improcedencia a que se refiere la disposición legal mencionada.’. Lo
anterior, en atención a que la tesis contendiente no reflejaba lo que la ejecutoria contenía, lo
que por razones de seguridad debía corregirse y darse a conocer el verdadero criterio del
tribunal para evitar lo que en un momento pudiera motivar la decisión de un asunto en ese
sentido. Así como la tesis del Cuarto Tribunal Colegiado del Cuarto Circuito, identificada
como TC044006.9 K01, publicada en la página 609, Tomo VII, junio de 1998, del Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, que establece: ‘ACTO RECLAMADO,
CONOCIMIENTO DEL. NO PUEDE DEDUCIRSE DE LA SOLICITUD DE
EXPEDICIÓN DE COPIAS CERTIFICADAS.’ (la transcribe). De igual forma, la del Primer
Tribunal Colegiado en Materia Civil del Tercer Circuito, número III.1o.C.12 K, visible en la
página 409, Tomo V, enero de 1997, del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
Novena Época, que dice: ‘ACTO RECLAMADO. SU CONOCIMIENTO A TRAVÉS DE
LA RECEPCIÓN DE COPIAS DEL JUICIO NATURAL.’ (la transcribe). En efecto, en
dichos criterios se sostiene que el cómputo de los quince días a que alude el artículo 21 de la
ley de la materia para la interposición de la demanda de amparo biinstancial, comienza a
partir de la fecha de recepción de las copias, empero, este órgano de legalidad estima que
debe ser desde la fecha en que presenta la promoción solicitando copias del juicio entablado
en su contra. Lo anterior es así, pues sería inadecuado estimar que un tercero extraño a juicio,
sabedor de un procedimiento instaurado en su contra por determinada autoridad, a quien
incluso solicitó copia del expediente, por el simple hecho de no recogerlas no le corrierra el
término a que alude el citado numeral, lo cual iría en contra de la buena fe que debe regir
todo procedimiento judicial. Máxime que por su calidad de tercero extraño por equiparación,
no causaba perjuicio irreparable para la defensa de sus intereses el hecho de que no conociera
con precisión la fecha del acto reclamado, los preceptos legales y las consideraciones
jurídicas que la fundaban, porque esas circunstancias las podría advertir cuando la
responsable rindiera su informe justificado e impugnarlas, en su caso, a través de la
ampliación de la demanda, formulando nuevos conceptos de violación en relación con esos
aspectos técnicos, si así se estimara prudente, como quedó precisado con antelación, aunque
en el caso del tercero extraño por equiparación bastaría con acreditar que no fue debidamente
emplazado, lo cual no requiere de la impugnación de aspectos que atañen al fondo de las
consideraciones emitidas en la sentencia o en cualquier otra actuación, ya que el solo
procedimiento le causa perjuicio. En el caso particular, a fojas 227 existe copia del escrito
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recibido en la oficialía de partes de la autoridad responsable, de nueve de julio de mil
novecientos noventa y nueve, según sello de recibido, en el que la recurrente solicitó copia
simple de todas las actuaciones del juicio ejecutivo mercantil 291/96, seguido en su contra;
por ende, es evidente que desde ese momento tenía conocimiento directo, exacto y completo
de la existencia de ese juicio al hacer alusión en forma específica al número del expediente y
autoridad que lo instruía. Sirve de apoyo a lo anterior la tesis de jurisprudencia P./J. 6/98, del
Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, publicada en la página 95, Tomo VII,
enero de 1998, del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, que dice:
‘PERSONA EXTRAÑA A JUICIO. EL PLAZO PARA QUE PROMUEVA EL AMPARO
NO SE COMPUTA SIEMPRE A PARTIR DE LA EJECUCIÓN DE LA SENTENCIA,
SINO A PARTIR DE CUANDO AQUÉLLA CONOCE EL PROCEDIMIENTO,
SENTENCIA O ACTO QUE AFECTE SU INTERÉS (MODIFICACIÓN DE LA
JURISPRUDENCIA 359, COMPILACIÓN DE MIL NOVECIENTOS NOVENTA Y
CINCO, TOMO VI).’ (la transcribe). Por ende, es claro que la quejosa tuvo la posibilidad
legal de impugnar el acto que reclama dentro de los plazos perentorios que la ley consigna y
si no lo hizo, tal conducta revela conformidad en su perjuicio, por lo que se colige que existió
consentimiento al no haber ejercido en su momento la acción constitucional que ahora
intenta. A mayor abundamiento, como lo estimó el a quo, la aludida petición de copias fue
formulada por la revisionista con la personalidad que le fue reconocida en el juicio natural,
como se advierte del cuerpo del mismo en el que asentó: ‘Elsa Guadalupe García Escobar,
promoviendo en autos, con la personalidad que tengo reconocida en el expediente al rubro
indicado’, lo que significa que cuando menos, desde esa fecha, tenía conocimiento no sólo de
la existencia del juicio, sino también que tenía el carácter de parte demandada."
QUINTO. El Segundo Tribunal Colegiado del Vigésimo Primer Circuito sostuvo la tesis que
textualmente dice:
"Novena Época
"Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
"Tomo: I, junio de 1995
"Tesis: XXI.2o.3 K
"Página: 392
"ACTO RECLAMADO, CONOCIMIENTO DEL PARA EFECTOS DE LA
INTERPOSICIÓN DE LA DEMANDA DE AMPARO. De conformidad con lo que establece
el artículo 21 de la Ley de Amparo, el término de quince días para la interposición del juicio
constitucional se inicia, entre otros casos, a partir del día siguiente en que haya tenido
conocimiento el quejoso del acto reclamado, el cual debe ser de manera directa, exacta y
completa; es decir, que el impetrante debe conocer su fecha, la autoridad que lo dictó, los
artículos o fundamentos legales que se hayan invocado para su emisión, así como, las
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consideraciones lógico-jurídicas en que se apoyó. De tal suerte que, si en autos se constata
que el peticionario de garantías, ante la propia autoridad responsable solicitó copias
certificadas del acto reclamado, para el efecto de promover el juicio constitucional, resulta
evidente que es a partir de ese momento en el que tuvo conocimiento directo, exacto y
completo del mismo y, por tanto, debe también correr el término de los quince días para
impugnarlo, sin que obste para concluir lo anterior que con posterioridad a la fecha de
conocimiento del acto reclamado, el mismo haya surtido sus efectos, conforme a la ley del
acto, mediante la notificación por lista al quejoso, porque ello no nulifica el proceder de este
último.
"SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL VIGÉSIMO PRIMER CIRCUITO.
"Amparo en revisión 114/95. Roberto González Oviedo. 4 de mayo de 1995. Unanimidad de
votos. Ponente: Martiniano Bautista Espinosa. Secretario: Juan Manuel Cárcamo Castillo."
Las consideraciones en que se apoyó la ejecutoria para resolver en el sentido que lo hizo son
las siguientes:
"Igualmente, debe decirse que tampoco le asiste razón al recurrente al sostener que las
resoluciones que impugnó en vía de amparo, dictadas por el Juez responsable en la audiencia
previa de conciliación de veintiocho de octubre de mil novecientos noventa y cuatro, en
términos de lo que dispone el artículo 146 del Código de Procedimientos Civiles del Estado
de Guerrero, debían surtir sus efectos al día siguiente al en que se le hubiera notificado, por lo
que al no haberlo apreciado así el a quo, le irroga el agravio hecho valer; contrariamente a
ello, dicho concepto de inconformidad es infundado, pues debe decirse que si bien es cierto
que atendiendo a lo que establece el artículo 21 de la Ley de Amparo, el término para
interponer la demanda de amparo será de quince días, contados desde el día siguiente al en
que haya surtido efectos, conforme a la ley del acto, la notificación al quejoso de la
resolución o acuerdo que reclame, también lo es que dicho precepto dispone que ese término
se comenzará a contar a partir del día siguiente al en que haya tenido conocimiento de ellos o
de su ejecución, hipótesis esta que no pasó desapercibida para el Juez Federal, al considerar
legalmente que tanto el quejoso como su apoderado legal habían tenido conocimiento del
acto impugnado el día veintiocho de octubre del año próximo pasado, según constancia que
obra a fojas 161 de autos, de la que se desprende que fue en esa fecha en que dicho
representante legal, fundando su promoción en lo dispuesto por el artículo 152 de la Ley de
Amparo, solicitó copias ante el Juez natural, relativas a los actos reclamados, con el objeto de
promover el juicio de amparo correspondiente; sin embargo, esto último lo hizo hasta el
veintidós de noviembre de ese mismo año, de donde el a quo concluyó correctamente que el
término para la interposición de la demanda de amparo a que se refiere el citado artículo 21
de la ley de la materia, había transcurrido con exceso, independientemente de que el acto
reclamado se le hubiera notificado al quejoso mediante lista publicada el treinta y uno del
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referido mes de octubre; que si bien es cierto que en términos del criterio jurisprudencial que
el propio recurrente cita en sus agravios, los días en que la autoridad responsable dejó de
laborar deben considerarse inhábiles y, por ende, descontarse del término para la
interposición del juicio constitucional, dicha hipótesis no beneficia al aquí disconforme, aun
cuando alegue que el uno y dos de noviembre del año próximo pasado fueron días inhábiles
para el juzgado de origen, puesto que como está probado en autos, el quejoso ocurrió ante
dicho tribunal ordinario desde el día veintiocho de octubre referido, solicitando las copias
correspondientes al acto reclamado, con el fin de interponer el juicio de amparo de que se
trata, por lo que resulta incuestionable que es a partir del día siguiente de esa fecha, en que le
comenzó a correr el término de los quince días para promover la demanda de garantías, sin
que le beneficie el hecho de que el uno y dos de noviembre de mil novecientos noventa y
cuatro, la autoridad responsable no hubiera laborado, pues el criterio jurisprudencial que
invoca le beneficiaría, en todo caso, si durante esos días inhábiles hubiera solicitado las
copias necesarias para la interposición del amparo, una vez que se le hubiera notificado el
acto reclamado en términos del artículo 146 del Código de Procedimientos Civiles del Estado
de Guerrero, como lo pretende el recurrente. En tales condiciones, ante la inoperancia e
infundado de los conceptos de agravio hechos valer por el recurrente, lo que se impone es
confirmar la sentencia federal recurrida, por sus propios y legales fundamentos."
SEXTO. El Segundo Tribunal Colegiado del Sexto Circuito, ahora Segundo Tribunal
Colegiado en Materia Civil del Sexto Circuito, sostuvo la tesis que literalmente dice:
"Novena Época
"Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
"Tomo: XII, diciembre de 2000
"Tesis: VI.2o.C. J/194
"Página: 1148
"ACTO RECLAMADO, FECHA DE CONOCIMIENTO POR EL QUEJOSO. DEBE
DEDUCIRSE DE LAS CONSTANCIAS DEL JUICIO AUN CUANDO SE HAYA
MANIFESTADO UNA DISTINTA EN LA DEMANDA DE AMPARO. El análisis de las
causales de improcedencia en el juicio constitucional, imperativo para los tribunales de
amparo de manera previa al examen de los conceptos de violación, debe llevarse a cabo al
tenor de las constancias que obren en el juicio de garantías; por lo que, tratándose de la causal
prevista en el artículo 73, fracción XII, de la ley de la materia, la fecha de conocimiento por
el quejoso del acto reclamado debe establecerse con base en las constancias que obren en
dicho juicio y sólo en el caso de que de las mismas no se advierta una fecha distinta a la
manifestada por el peticionario de garantías debe tenerse por cierta la señalada en la demanda
de amparo; por tanto, cuando de las constancias anexas al informe justificado rendido por una
de las autoridades responsables se deduce que el quejoso solicitó copias de documentos que
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obran en el juicio generador del acto reclamado, es a partir de la fecha de recepción de tales
constancias que debe tenérsele por sabedor del acto reclamado y por ende para declarar si se
surte la causal de improcedencia a que se refiere la disposición legal mencionada.
"SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL SEXTO CIRCUITO.
"Amparo en revisión 556/96. Mónica Vernet Ortega. 30 de octubre de 1996. Unanimidad de
votos. Ponente: Clementina Ramírez Moguel Goyzueta. Secretaria: Laura Ivón Nájera Flores.
"Amparo en revisión 251/98. María de la Luz Carolina Bravo Rodríguez. 18 de junio de
1998. Unanimidad de votos. Ponente: Gustavo Calvillo Rangel. Secretario: José Zapata
Huesca.
"Amparo en revisión 76/2000. Enrique Guyot Islas y otra. 12 de mayo de 2000. Unanimidad
de votos. Ponente: Raúl Armando Pallares Valdez. Secretario: Eduardo Iván Ortiz Gorbea.
"Amparo en revisión 361/2000. María Petra Enedina Xochímitl Cordero. 21 de septiembre de
2000. Unanimidad de votos. Ponente: Gustavo Calvillo Rangel. Secretaria: Martha Gabriela
Sánchez Alonso.
"Amparo en revisión 398/2000. María Emilia Navarro Díaz. 26 de octubre de 2000.
Unanimidad de votos. Ponente: Raúl Armando Pallares Valdez. Secretaria: Gloria Margarita
Romero Velázquez."
Respecto de la tesis antes transcrita no sobra decir que fue corregida por la Primera Sala de
esta Suprema Corte, al resolver la contradicción de tesis 26/99, en sesión de catorce de abril
de mil novecientos noventa y nueve, en lo relativo a la palabra solicitud por la palabra
recepción, lo anterior en virtud de que la tesis en cuestión no reflejaba lo que la ejecutoria
sostenía, declarando que no existía la contradicción de criterios denunciada.
Las consideraciones en que se apoyó la ejecutoria respectiva, en su parte conducente, son:
"TERCERO. Es parcialmente fundado el agravio aducido y suficiente para revocar la
sentencia recurrida y decretar el sobreseimiento del juicio de garantías, de conformidad con
las consideraciones siguientes: Asevera en esencia el inconforme, que el a quo no tomó en
cuenta que en la especie se surte la causal de improcedencia prevista por la fracción XII del
artículo 73 de la Ley de Amparo y procede sobreseer el juicio de amparo con apoyo en el
numeral 74, fracción III, de la citada ley, en virtud de que la quejosa, Mónica Vernet Ortega,
tuvo conocimiento de los actos reclamados desde el día veinticuatro de noviembre de mil
novecientos noventa y cinco, fecha en que recibió copias certificadas de todo lo actuado en el
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expediente 1885/93, del Juzgado de lo Civil del Distrito Judicial de Cholula, Puebla, del que
emanan dichos actos impugnados, en donde consta la copia de la credencial con la que se
identificó, deviniendo como consecuencia que solicitó en forma extemporánea el amparo. En
efecto, le asiste la razón al recurrente toda vez que el Juez natural, al rendir su informe
justificado, remitió copias certificadas de las constancias que estimó pertinentes, en virtud de
que por auto de fecha uno de agosto de mil novecientos noventa y seis, envió los autos
originales del expediente 1885/93 a la Notaría Pública Número Uno de ese distrito judicial,
con el fin de que los demandados se presentaran a otorgar la escritura respectiva (fojas 19 a
139 del expediente de amparo número 974/96). Ahora bien, entre las citadas constancias
certificadas, se encuentra a foja ciento cuatro el ocurso de fecha diecisiete de noviembre de
mil novecientos noventa y cinco, suscrito por Sergio Martínez Linares, por medio del cual
solicitó al Juez de lo Civil del Distrito Judicial de Cholula, Puebla, copias certificadas de todo
lo actuado dentro del expediente 1885/93, siendo obsequiada su petición por auto de
veintitrés de los mismos mes y año (foja 102 vuelta). Asimismo, obra a foja ciento cinco del
expediente que se revisa, el acuerdo de fecha veinticuatro de noviembre de mil novecientos
noventa y cinco, en el cual se hace constar que compareció Mónica Vernet Ortega a recibir
dichas copias certificadas de todo lo actuado, quien se identificó con la credencial para votar
con fotografía y firmó de conformidad al calce, y en la diversa foja ciento trece se encuentra
la referida copia de la credencial de elector de ésta; tales copias certificadas tienen pleno
valor probatorio en términos de los artículos 129, 130 y 202 del Código Federal de
Procedimientos Civiles de aplicación supletoria a la Ley de Amparo, de acuerdo con su
numeral segundo. De lo antes expuesto, se advierte que el Juez de Distrito ilegalmente omitió
analizar la causal de improcedencia prevista por la fracción XII del artículo 73 de la Ley de
Amparo, en relación con el numeral 21 del mismo ordenamiento jurídico, hecha valer por
Roberto Reyes Aguilar, tercero perjudicado, cuyo estudio es preferente, por ser una cuestión
de orden público. Lo anterior tiene apoyo en la jurisprudencia número 5, sustentada por este
Tribunal Colegiado que dice: ‘IMPROCEDENCIA.’ (la transcribe). En ese orden de ideas,
debe considerarse que la demanda de garantías fue presentada en forma extemporánea, como
lo aduce el recurrente. Esto es así, toda vez que si la quejosa, Mónica Vernet Ortega, tuvo
conocimiento de los actos reclamados el día veinticuatro de noviembre de mil novecientos
noventa y cinco (foja 105), y la demanda de amparo la presentó el dos de septiembre de mil
novecientos noventa y seis, según el sello fechador que obra en la misma (foja 2), es
incuestionable que su presentación fue hecha fuera del término legal de quince días
establecido por el artículo 21 de la Ley de Amparo; por ende, los actos reclamados fueron
consentidos tácitamente por la promovente, actualizándose la causal de improcedencia
prevista en la fracción XII del artículo 73, en relación con el numeral 21, ambos de la ley de
la materia y procede sobreseer el juicio de garantías con fundamento en el precepto 74,
fracción III, del invocado ordenamiento jurídico. Lo anterior tiene apoyo en la jurisprudencia
número VI.2o. J/21, sustentada por esta potestad federal, del tenor literal siguiente: ‘ACTOS
CONSENTIDOS TÁCITAMENTE.’ (la transcribe)."
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 32/2000-PS.
SÉPTIMO. El Cuarto Tribunal Colegiado del Cuarto Circuito, ahora Primer Tribunal
Colegiado en Materias Penal y Civil del Cuarto Circuito, sostuvo la tesis que textualmente
dice:
"Novena Época
"Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
"Tomo: VII, junio de 1998
"Tesis: IV.4o.6 K
"Página: 609
"ACTO RECLAMADO, CONOCIMIENTO DEL. NO PUEDE DEDUCIRSE DE LA
SOLICITUD DE EXPEDICIÓN DE COPIAS CERTIFICADAS. La promoción mediante la
cual una de las partes solicitó que se le expidiera copia certificada de la resolución reclamada
no es bastante para establecer que se tiene conocimiento de ésta y, así, iniciar el cómputo de
quince días que establece el artículo 21 de la Ley de Amparo para la presentación de la
demanda de garantías, porque la ley exige que el conocimiento de los actos reclamados sea
completo, real e indubitable y no presuntivo; de manera que la parte interesada debe estar
enterada no solamente de que se emitió la resolución y de qué autoridad la pronunció, sino
también de los preceptos legales y las consideraciones jurídicas que sustentaron el fallo, pues
lógicamente la finalidad de obtener una copia certificada del mismo, era obtener el
conocimiento integral de su contenido, con el propósito de preparar su acción constitucional.
"CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO DEL CUARTO CIRCUITO.
"Reclamación 1/98. Jesús Bender Rivera. 10 de febrero de 1998. Unanimidad de votos.
Ponente: Arturo Sánchez Fitta. Secretaria: María Mercedes Magaña Valencia."
Las consideraciones en que se apoyó la ejecutoria correspondiente, en su parte conducente,
dicen:
"CUARTO. Son infundados los agravios que se expresan. En el auto de presidencia que se
recurre, se sostiene que no tiene razón el tercero perjudicado al manifestar que la demanda de
amparo es extemporánea, porque la ahora quejosa tuvo conocimiento del acto reclamado el
primero de octubre de mil novecientos noventa y siete, fecha en la que solicitó a la autoridad
responsable copia certificada de la sentencia reclamada, pues tal solicitud no permite a la
peticionaria de garantías conocer los datos necesarios para defender sus derechos, y en su
escrito no se manifestó sabedora del acto reclamado, cuyo conocimiento debe ser directo,
exacto y completo, aplicando al caso la tesis de jurisprudencia de la Segunda Sala de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación y la tesis del Segundo Tribunal Colegiado en Materia
Administrativa del Primer Circuito, que cita bajo los rubros: ‘ACTO RECLAMADO,
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 32/2000-PS.
CONOCIMIENTO DEL, COMO BASE DEL TÉRMINO PARA INTERPONER EL
AMPARO.’ y ‘ACTO RECLAMADO, CONOCIMIENTO DEL.’. El razonamiento que
antecede no causa agravio al recurrente, pues la promoción mediante la cual la ahora quejosa
solicitó se le expidiera copia certificada de la resolución reclamada, autorizando a los
profesionistas que mencionara para recoger dicha documentación, no es bastante para tener
por conocido el acto reclamado de parte de ésta e iniciar el cómputo de los quince días
establecidos por el artículo 21 de la Ley de Amparo para la presentación de la demanda de
garantías, porque el espíritu de la ley es en el sentido de exigir un conocimiento real de los
actos reclamados y no presuntivo; lo anterior es así, no obstante que la quejosa apoyara su
petición en el artículo 152 de la Ley de Amparo, pues ello de modo alguno significa que
tuviera conocimiento del acto reclamado en forma total, es decir, como atinadamente lo
sostiene la tesis que se cita en el auto que se analiza, que estuviera enterada no solamente de
que se emitió la resolución y de cuál autoridad la pronunció, sino también de los preceptos
legales que invocó y las consideraciones jurídicas que sustentaron el fallo, pues lógicamente
la finalidad de obtener una copia certificada de la resolución reclamada era para tener un
conocimiento integral de su contenido, con el propósito de preparar su acción constitucional,
de manera que no puede considerarse como prueba fehaciente que permita afirmar que esos
extremos eran conocidos por la quejosa y, por tanto, resulta improcedente pretender que se
declare la extemporaneidad de la presentación de la demanda de garantías."
OCTAVO. Por último, el Primer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Tercer Circuito
sustentó la tesis que es del tenor literal siguiente:
"Novena Época
"Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
"Tomo: V, enero de 1997
"Tesis: III.1o.C.12 K
"Página: 409
"ACTO RECLAMADO. SU CONOCIMIENTO A TRAVÉS DE LA RECEPCIÓN DE
COPIAS DEL JUICIO NATURAL. El artículo 21 de la Ley Reglamentaria de los Artículos
103 y 107 Constitucionales dispone que el término para la interposición de la demanda de
garantías será de quince días, que se computará desde el día siguiente al en que se haya
notificado al quejoso la resolución o acuerdo que reclame, al en que haya tenido
conocimiento de ellos o de su ejecución o al en que se hubiere ostentado sabedor de los
mismos. Así pues, si la parte quejosa solicitó y obtuvo la expedición de copias relativas al
expediente del juicio natural, de donde deriva el acto reclamado, resulta inconcuso que es a
partir de la fecha de recepción de las mencionadas copias que se tiene conocimiento del acto
reclamado, y por ende, desde esa fecha, el punto de partida para realizar el cómputo de los
quince días a que alude el mencionado artículo 21 de la ley de la materia.
-10-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 32/2000-PS.
"PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL TERCER CIRCUITO.
"Amparo en revisión 574/96. Ayuntamiento Constitucional de Yahualica de González Gallo,
Jalisco. 27 de junio de 1996. Unanimidad de votos. Ponente: Carlos Arturo González Zárate.
Secretario: Arturo García Aldaz.
"Amparo en revisión 687/93. Salomón Zarkin Ilitzky. 3 de junio de 1994. Unanimidad de
votos. Ponente: Carlos Arturo González Zárate. Secretario: Arturo García Aldaz."
Las consideraciones en que se apoyaron las ejecutorias son, en lo conducente, las siguientes:
Recurso de revisión 687/93.
"El Juez de Distrito sobreseyó en el juicio de garantías, porque consideró que el quejoso
conoció la existencia del acto reclamado al ocurrir al juicio natural por medio de su
apoderado Juan Manuel Lara Díaz, quien también fungía como abogado patrono de Zelik
Ilitzky Menselewsky, a su vez albacea de la sucesión testamentaria a bienes de Rosa Ilitzky
Menselewsky y, por ello, al conocer del juicio natural, debió haber impugnado las
determinaciones o acuerdos dictados en ese procedimiento y al no haberlo hecho, las
consintió tácitamente; de lo que resulta que los actos reclamados son una consecuencia de
aquellos que la ley reputa como consentidos. Ahora bien, independientemente de las
consideraciones vertidas por el Juez de Distrito en la sentencia combatida para sobreseer en
el juicio de garantías, lo cierto es que el acto reclamado, o sea, el auto por el que se aprobaron
las operaciones de inventario y avalúo, y el proyecto de partición y adjudicación de los bienes
que constituyen el acervo hereditario del de cujus, Jacob Melamed Jacoba, y se ordenó la
adjudicación de los mismos a favor de los herederos Matilde Melamed Konforti y Moisés
Zarkín Sánchez, no es más que un acto derivado de otro consentido, que no se combate por
vicios propios que en su caso impidiesen su ejecución, sino que se ataca a través de las
ilegalidades que se atribuyen al procedimiento de origen desde su inicio, actualizándose por
ello la causal de improcedencia a que se contrae la fracción XII del artículo 73 de la Ley
Reglamentaria de los Artículos 103 y 107 Constitucionales. Al respecto, cobra aplicación la
opinión sustentada por la H. Suprema Corte de Justicia de la Nación en la jurisprudencia
número 17, visible en la página 32 del Apéndice al Semanario Judicial de la Federación
1917-1975, Octava Parte, Jurisprudencia Común al Pleno y a las Salas, bajo el rubro:
‘ACTOS DERIVADOS DE ACTOS CONSENTIDOS.’ (la transcribe). Debe llegarse a esa
conclusión, porque es de explorado derecho que el juicio sucesorio se compone de diversas
secciones o etapas, que tienen como fin un objeto especial, tal es el caso de la validez de un
testamento declarado judicialmente; el reconocimiento de herederos; las operaciones de
inventario y avalúo; el proyecto de partición, adjudicación y la ejecución de este último;
actuaciones que, desde luego, se dan o pueden darse por separado, como ocurrió en la
-11-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 32/2000-PS.
especie, entre la validez del testamento en cuestión y el reconocimiento de los citados
herederos con las restantes. Por consiguiente, es obvio que dichas actuaciones no constituyen
por sí una sentencia definitiva que abarque todo el procedimiento e indudablemente si se
cometieron violaciones en cada una de esas secciones, a través de las cuales se pudiera causar
algún perjuicio al quejoso, es procedente contra ellas el juicio de amparo. De manera que,
contrario a lo expresado por el ahora revisionista en uno de sus agravios, resulta inexacto que
las actuaciones practicadas en el juicio de origen, precedentes al acto reclamado en el juicio
de garantías, no implicaran un perjuicio a su representado, puesto que precisamente si su
inconformidad se sustenta en que los bienes materia del juicio natural debieron ser heredados
por la señora Rosa Ilitzky Menselewsky de Melamed, para que se considerase así, era
necesario que se le hubiera reconocido el carácter de heredera única y universal del acervo
hereditario del de cujus, hecho que debió acontecer en el auto que reconoció herederos; sin
embargo, como no ocurrió de esa manera, o sea, que los únicos reconocidos en el juicio como
herederos lo fueron Matilde Melamed y Moisés Zarkin, el aquí recurrente estaba obligado a
combatir por la vía de amparo esa declaratoria, es decir, la junta prevista por el artículo 837
del Código de Procedimientos Civiles para el Estado de Jalisco, que se llevó a cabo el doce
de enero de mil novecientos noventa (fojas 103, 104, 115 y 116 del cuaderno de amparo), en
la cual se declaró la validez del testamento preinvocado en párrafos anteriores de esta
resolución y se tuvo como únicos y universales herederos a los ya señalados, con el
consecuente desconocimiento del derecho de la sucesión a bienes de Rosa Ilitzky
Menselewsky, causante del quejoso en su calidad de heredero, toda vez que ese auto ocasionó
que se tuviere a los herederos reconocidos como sucesores de los derechos que componen la
masa hereditaria a bienes de Jacob Melamed Jacoba. Ese acto fue del conocimiento de Juan
Manuel Lara Díaz, en su carácter de apoderado de Salomón Zarkín Ilitzky, hoy quejoso, al
ocurrir a la Quinta Sala del Supremo Tribunal de Justicia del Estado de Jalisco, donde se
ventiló el toca 976/91, relativo al juicio de origen, mediante sus escritos de siete y catorce de
noviembre de mil novecientos noventa y dos (fojas 298, 299, 302 y 303 del cuaderno de
amparo), donde solicitó copias certificadas, entre otras, de la diligencia de reconocimiento de
herederos antes mencionada, que se celebró el doce de enero de mil novecientos noventa,
solicitudes que fueron obsequiadas en el auto de dieciocho de noviembre de mil novecientos
noventa y dos (fojas 304 y 305 del citado cuaderno); además, Lara Díaz, en su ocurso de
veinte de enero de mil novecientos noventa y tres (fojas de la 314 a la 316 del referido
engrose), volvió a solicitar copias del juicio natural con el mismo carácter ya señalado, o sea,
de apoderado del directo quejoso, las cuales recibió el siete de febrero del mismo año, según
se hizo asentar en la razón existente al reverso del auto de veintinueve de enero del año
inmediato anterior (foja 317 vuelta del multicitado cuaderno). De esta suerte, resulta
inconcuso que el directo quejoso Salomón Zarkín Ilitzky, por conducto de su apoderado, aquí
recurrente, conoció de la declaratoria de herederos tantas veces mencionada desde noviembre
de mil novecientos noventa y dos, y febrero de mil novecientos noventa y tres, la cual, por
causarle perjuicios en los términos señalados con antelación, debió combatirla a través del
juicio de amparo, dentro del término establecido por el artículo 21 de la Ley de Amparo, lo
-12-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 32/2000-PS.
que, desde luego, no hizo, puesto que la demanda de garantías de donde proviene el fallo
impugnado se presentó ante el Juez de Distrito el diecinueve de abril de mil novecientos
noventa y tres; por consiguiente, es obvio que consintió esa actuación, se insiste, por no
haberla combatido en la vía constitucional dentro del término legal y de ella deriva el acto
reclamado en el juicio de garantías en comentario, como también lo es que el auto que se
señala como acto reclamado en este juicio de garantías es consecuencia de la declaratoria,
pues la adjudicación tuvo su base en el hecho de que los agraciados con tal decisión fueron
declarados herederos; de ahí que deba considerarse como un acto derivado de otro consentido
como ya se dijo. Por consiguiente, aun cuando es por razones diversas a las que argumentó el
Juez Primero de Distrito en Materia Civil en el Estado de Jalisco, se debe confirmar la
sentencia que sobreseyó en el juicio de amparo, pues además no se advierte la existencia de
violación alguna de la ley que fuese manifiesta y que obligase a este tribunal a suplir la queja
deficiente, conforme lo prevé el artículo 76 bis de la ley reglamentaria de los dispositivos 103
y 107 constitucionales."
Recurso de revisión 574/96.
"III. Los agravios transcritos son inoperantes. En efecto, aun cuando fuesen fundados los
motivos de inconformidad expresados, los mismos devienen inoperantes para modificar o
revocar la sentencia recurrida, debido a que de las actuaciones remitidas a este Tribunal
Colegiado para la sustanciación y resolución del presente recurso de revisión, las cuales
merecen valor probatorio pleno, conforme a lo establecido por los artículos 129 y 202 del
Código Federal de Procedimientos Civiles, de aplicación supletoria a la ley de la materia, se
deduce la existencia de un dato de prueba trascendental, para determinar que el juicio de
garantías fue promovido de manera extemporánea. Debe llegarse a esa conclusión porque,
ciertamente, como lo estableció el Juez de Distrito en el párrafo segundo del considerando
tercero de la sentencia impugnada, a fojas 168 del cuaderno de amparo, obra una copia
fotostática certificada del oficio 110-95, suscrito por Pedro Hernández González, quien se
ostentó como síndico del hoy revisionista, Ayuntamiento Constitucional de Yahualica de
González Gallo, Jalisco, mediante el cual solicitaba del Juez natural la expedición de copias
relativas al expediente 74/95, de donde deriva el acto reclamado, fechado el veintiséis de
julio de mil novecientos noventa y cinco. De igual manera, en la siguiente foja a la señalada,
esto es, en la 168 del citado cuaderno, se evidencia que la citada autoridad judicial dictó un
acuerdo el veintiocho de julio del mismo año, donde obsequió la petición hecha por el antes
mencionado, y en la parte baja del auto en cuestión, aparece la razón siguiente: ‘Recibí copias
(una firma seguida de la palabra síndico) junio 28 95 (sic).’. Luego, la firma estampada en la
razón aludida es similar a la que fue plasmada en varios de los documentos que obran en el
cuaderno de amparo, específicamente en el escrito de demanda de garantías (foja 7 del
cuaderno de amparo), y en el nombramiento otorgado por el citado Ayuntamiento a favor de
Pedro Hernández González, quien se ostenta como síndico del mismo (foja 8 del cuaderno
aludido). En esa tesitura, si en el juicio de garantías sujeto a revisión no quedó demostrado
-13-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 32/2000-PS.
con prueba alguna que la firma estampada en la razón de recepción de copias del juicio
natural fuese ajena a la utilizada del puño y letra del representante legal del directo quejoso, o
sea, del síndico del Ayuntamiento Constitucional de Yahualica de González Gallo, Jalisco,
resulta inconcuso que el disconforme tuvo conocimiento del acto reclamado en el juicio de
amparo sujeto a revisión, es decir, del auto que se dictó en el procedimiento de origen el
cuatro de abril de mil novecientos noventa y cinco, por conducto de su representante legal,
desde el veintiocho de julio del mismo año, pues aun cuando en la razón mencionada se
señaló el veintiocho de junio, es ilógico que el recibo de las copias haya acontecido en esa
fecha, cuando aún no se dictaba el acuerdo en cuestión; en tanto que la demanda de garantías
fue promovida el veinticinco de octubre de la supracitada anualidad, ante lo cual es indudable
que el juicio de amparo se promovió mucho después del término contemplado por el artículo
21 de la ley de la materia, que dispone: (lo transcribe). No está por demás destacar, que en los
mismos términos de esta ejecutoria, o sea, los que atañen al conocimiento del acto reclamado
por el quejoso, a través de la recepción de copias del juicio natural, se pronunció este
Tribunal Colegiado al resolver el amparo en revisión 687/93, en sesión celebrada el tres de
junio de mil novecientos noventa y cuatro. Por consiguiente, al haber resultado inoperantes
los agravios expresados, pero sobre todo al no advertirse en la especie violación alguna a la
ley que fuese manifiesta, por la cual el disconforme se hubiese colocado en estado de
indefensión, que obligase a este Tribunal Colegiado a suplir la deficiencia de la queja,
conforme a lo ordenado por el artículo 76 bis, fracción VI, de la Ley de Amparo, procede,
aunque por distintas razones, pero por la misma causal de improcedencia invocada por el
Juez de Distrito, esto es, la contemplada por la fracción XII de la ley de la materia, confirmar
la sentencia recurrida que sobreseyó en el juicio de garantías 922/95-VIII."
NOVENO. Cabe señalar que aun cuando los criterios sustentados por los Tribunales
Colegiados contendientes no constituyen jurisprudencia debidamente integrada, ello no es
requisito indispensable para proceder a su análisis y establecer si existe la contradicción
planteada y, en su caso, cuál criterio debe prevalecer.
Tienen aplicación las siguientes tesis que a continuación se transcriben:
"Octava Época
"Instancia: Pleno
"Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación
"Tomo: 83, noviembre de 1994
"Tesis: P. L/94
"Página: 35
"CONTRADICCIÓN DE TESIS. PARA SU INTEGRACIÓN NO ES NECESARIO QUE
SE TRATE DE JURISPRUDENCIAS. Para la procedencia de una denuncia de contradicción
de tesis no es presupuesto el que los criterios contendientes tengan la naturaleza de
-14-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 32/2000-PS.
jurisprudencias, puesto que ni el artículo 107, fracción XIII, de la Constitución Federal ni el
artículo 197-A de la Ley de Amparo, lo establecen así.
"Contradicción de tesis 8/93. Entre las sustentadas por el Primer Tribunal Colegiado en
Materia Administrativa del Tercer Circuito y el Segundo Tribunal Colegiado del Séptimo
Circuito (en la actualidad Tribunal Colegiado en Materia Penal). 13 de abril de 1994.
Unanimidad de veinte votos. Ponente: Fausta Moreno Flores. Secretario: Juan Carlos Cruz
Razo."
"Novena Época
"Instancia: Segunda Sala
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
"Tomo: XII, noviembre de 2000
"Tesis: 2a./J. 94/2000
"Página: 319
"CONTRADICCIÓN DE TESIS. SU EXISTENCIA REQUIERE DE CRITERIOS
DIVERGENTES PLASMADOS EN DIVERSAS EJECUTORIAS, A PESAR DE QUE NO
SE HAYAN REDACTADO NI PUBLICADO EN LA FORMA ESTABLECIDA POR LA
LEY. Los artículos 107, fracción XIII, de la Constitución General de la República, 197 y
197-A de la Ley de Amparo, regulan la contradicción de tesis sobre una misma cuestión
jurídica como forma o sistema de integración de jurisprudencia, desprendiéndose que la tesis
a que se refieren es el criterio jurídico sustentado por un órgano jurisdiccional al examinar un
punto concreto de derecho, cuya hipótesis, con características de generalidad y abstracción,
puede actualizarse en otros asuntos; criterio que, además, en términos de lo establecido en el
artículo 195 de la citada legislación, debe redactarse de manera sintética, controlarse y
difundirse, formalidad que de no cumplirse no le priva del carácter de tesis, en tanto que esta
investidura la adquiere por el solo hecho de reunir los requisitos inicialmente enunciados de
generalidad y abstracción. Por consiguiente, puede afirmarse que no existe tesis sin
ejecutoria, pero que ya existiendo ésta, hay tesis a pesar de que no se haya redactado en la
forma establecida ni publicado y, en tales condiciones, es susceptible de formar parte de la
contradicción que establecen los preceptos citados.
"Contradicción de tesis 6/98. Entre las sustentadas por los Tribunales Colegiados Primero y
Segundo en Materia Administrativa del Primer Circuito. 3 de abril de 1998. Cinco votos.
Ponente: Juan Díaz Romero. Secretario: Armando Cortés Galván.
"Contradicción de tesis 34/97. Entre las sustentadas por el Sexto Tribunal Colegiado en
Materia de Trabajo del Primer Circuito y el Tercer Tribunal Colegiado del Cuarto Circuito.
26 de junio de 1998. Cinco votos. Ponente: Genaro David Góngora Pimentel. Secretario:
Jesús Guadalupe Luna Altamirano.
-15-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 32/2000-PS.
"Contradicción de tesis 75/99-SS. Entre las sustentadas por el Tercer Tribunal Colegiado del
Sexto Circuito, actualmente Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Sexto Circuito y
el Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Sexto Circuito. 24 de marzo del año
2000. Cinco votos. Ponente: Mariano Azuela Güitrón. Secretario: José Francisco Cilia López.
"Contradicción de tesis 35/2000-SS. Entre las sustentadas por el Tercero y el Séptimo
Tribunales Colegiados, ambos en Materia Administrativa del Primer Circuito. 4 de agosto del
año 2000. Cinco votos. Ponente: Mariano Azuela Güitrón. Secretario: José de Jesús Murrieta
López.
"Contradicción de tesis 33/2000-SS. Entre las sustentadas por el Primer y el Octavo
Tribunales Colegiados en Materia de Trabajo del Primer Circuito. 6 de septiembre del año
2000. Cinco votos. Ponente: Sergio Salvador Aguirre Anguiano. Secretaria: Andrea
Zambrana Castañeda.
"Tesis de jurisprudencia 94/2000. Aprobada por la Segunda Sala de este Alto Tribunal, en
sesión privada del once de octubre del año dos mil."
DÉCIMO. En primer lugar, debe determinarse si en el caso existe contradicción de criterios,
pues sólo en tal supuesto es dable determinar cuál es el que debe prevalecer.
Para que haya materia a dilucidar respecto de cuál criterio es el que debe prevalecer, debe
existir, cuando menos formalmente, una oposición de criterios jurídicos en los que se analice
la misma cuestión, es decir, para que se surta su procedencia, la contradicción denunciada
debe referirse a las consideraciones, razonamientos o interpretaciones jurídicas vertidos
dentro de las sentencias respectivas.
En otras palabras, existe contradicción de criterios cuando concurren los siguientes
supuestos:
a) Que al resolver los negocios se examinen cuestiones jurídicas esencialmente iguales y se
adopten posiciones o criterios jurídicos discrepantes;
b) Que la diferencia de criterios se presente en las consideraciones, razonamientos o
interpretaciones jurídicas de las sentencias respectivas, y
c) Que los diferentes criterios provengan del examen de los mismos elementos.
Al respecto es aplicable la siguiente tesis jurisprudencial que dice:
-16-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 32/2000-PS.
"Octava Época
"Instancia: Cuarta Sala
"Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación
"Tomo: 58, octubre de 1992
"Tesis: 4a./J. 22/92
"Página: 22
"CONTRADICCIÓN DE TESIS DE TRIBUNALES COLEGIADOS DE CIRCUITO.
REQUISITOS PARA SU EXISTENCIA. De conformidad con lo que establecen los artículos
107, fracción XIII, primer párrafo de la Constitución Federal y 197-A de la Ley de Amparo,
cuando los Tribunales Colegiados de Circuito sustenten tesis contradictorias en los juicios de
amparo de su competencia, el Pleno de la Suprema Corte de Justicia, o de la Sala que
corresponda deben decidir cuál tesis ha de prevalecer. Ahora bien, se entiende que existen
tesis contradictorias cuando concurren los siguientes supuestos: a) Que al resolver los
negocios jurídicos se examinen cuestiones jurídicas esencialmente iguales y se adopten
posiciones o criterios jurídicos discrepantes; b) Que la diferencia de criterios se presente en
las consideraciones, razonamientos o interpretaciones jurídicas de las sentencias respectivas;
y c) Que los distintos criterios provengan del examen de los mismos elementos.
"Contradicción de tesis 76/90. Entre los Tribunales Colegiados Primero del Cuarto Circuito y
Primero del Décimo Noveno Circuito. 12 de agosto de 1991. Cinco votos. Ponente: Ignacio
Magaña Cárdenas. Secretario: Néstor Gerardo Domínguez.
"Contradicción de tesis 30/91. Entre los Tribunales Colegiados Tercero y Cuarto, ambos del
Primer Circuito en Materia de Trabajo. 2 de marzo de 1992. Cinco votos. Ponente: Ignacio
Magaña Cárdenas. Secretario: Pablo Jesús Hernández Moreno.
"Contradicción de tesis 33/91. Sustentadas por los Tribunales Colegiados Sexto en Materia
de Trabajo del Primer Circuito y el actual Primer Tribunal Colegiado del Décimo Tercer
Circuito. 16 de marzo de 1992. Cinco votos. Ponente: Juan Díaz Romero. Secretario: Ramón
Gopar Aragón.
"Contradicción de tesis 71/90. Entre el Tercer Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del
Primer Circuito y el Tribunal Colegiado del Décimo Tercer Circuito. 30 de marzo de 1992.
Cinco votos. Ponente: Carlos García Vázquez. Secretario: Elías Álvarez Torres.
"Contradicción de tesis 15/91. Sustentadas por el Segundo Tribunal Colegiado del Décimo
Noveno Circuito, el Segundo Tribunal Colegiado del Séptimo Circuito y el Cuarto Tribunal
Colegiado en Materia de Trabajo del Primer Circuito. 17 de agosto de 1992. Unanimidad de
cuatro votos. Ponente: Carlos García Vázquez. Secretario: Elías Álvarez Torres.
-17-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 32/2000-PS.
"Tesis de jurisprudencia 22/92. Aprobada por la Cuarta Sala de este Alto Tribunal en sesión
privada celebrada el cinco de octubre de mil novecientos noventa y dos. Unanimidad de
cuatro votos de los señores Ministros: presidente Carlos García Vázquez, Juan Díaz Romero,
Ignacio Magaña Cárdenas y José Antonio Llanos Duarte. Ausente: Felipe López Contreras,
previo aviso."
Establecido lo anterior, es procedente examinar si en la especie se da o no la contradicción de
criterios.
De las sentencias pronunciadas por los Tribunales Colegiados contendientes, se obtiene que
se dan los requisitos para que exista la contradicción de tesis, dado que en primer término los
Tribunales Colegiados resolvieron negocios jurídicos esencialmente iguales, en los que se
planteó la interpretación del artículo 21 de la Ley de Amparo, a fin de determinar a partir de
qué momento debe considerarse que el peticionario de garantías tuvo conocimiento del acto
reclamado.
En segundo término, la diferencia de criterios emitidos por los Tribunales Colegiados de
Circuito se presenta en las consideraciones, razonamientos o interpretaciones jurídicas de las
respectivas sentencias.
Finalmente, los Tribunales Colegiados en contradicción, al emitir sus respectivas
resoluciones, tomaron en cuenta los mismos elementos, en el caso, lo establecido por el
artículo 21 de la Ley de Amparo, respecto a qué debe entenderse por el momento en el que el
peticionario de garantías haya tenido conocimiento del acto reclamado y, por consecuencia, a
partir de qué momento corre el término de quince días para interponer la demanda de
garantías.
En efecto, en tanto que el Segundo Tribunal Colegiado del Vigésimo Circuito y el Segundo
Tribunal Colegiado del Vigésimo Primer Circuito sostienen que el momento a partir del cual
se debe considerar que el peticionario de garantías tuvo conocimiento del acto reclamado,
debe ser con motivo de la solicitud de copias certificadas a la autoridad responsable del
supuesto acto reclamado, con el fin de promover el juicio de garantías; el Segundo Tribunal
Colegiado del Sexto Circuito, ahora Segundo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Sexto
Circuito, Cuarto Tribunal Colegiado del Cuarto Circuito, ahora Primer Tribunal Colegiado en
Materias Penal y Civil del Cuarto Circuito y el Primer Tribunal Colegiado en Materia Civil
del Tercer Circuito afirman que debe ser a partir del momento en que el peticionario de
garantías recibe las copias solicitadas, que se debe tener por conocido el acto reclamado.
En esta tesitura, la materia de la presente denuncia de contradicción de tesis es: determinar en
qué momento debe tenerse por conocido el acto reclamado por parte del peticionario de
garantías, si desde el momento en que solicitan unas copias de lo actuado en el juicio
-18-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 32/2000-PS.
original, o a partir del momento en que las recibe.
DÉCIMO PRIMERO. Como quedó señalado con antelación, el punto contradictorio que
procede analizar en la especie consiste en precisar el momento a partir del cual debe
considerarse que el peticionario de garantías tuvo conocimiento del acto reclamado y, por
tanto, a partir del cual debe computarse el término de quince días que establece el artículo 21
de la Ley de Amparo, para la interposición de la demanda de garantías, y que unos de los
tribunales contendientes sostienen que puede ser desde el momento en que se solicitan copias
en el juicio original para efectos de promover el juicio de garantías, mientras que otros
sustentan que no es sino hasta el momento de la recepción de las copias solicitadas, en que se
puede considerar que el particular tuvo conocimiento del acto reclamado.
El criterio anterior encuentra sustento en la tesis que a continuación se transcribe:
"Séptima Época
"Instancia: Pleno
"Fuente: Semanario Judicial de la Federación
"Volumen: 193-198, Primera Parte
"Página: 71
"DEMANDA DE AMPARO. TÉRMINO PARA PROMOVERLA CUANDO EXISTE
MANIFESTACIÓN EXPRESA DE LA FECHA EN QUE SE TUVO CONOCIMIENTO
DEL ACTO RECLAMADO. INTERPRETACIÓN DEL ARTÍCULO 21 DE LA LEY DE
AMPARO. El artículo 21 de la Ley Reglamentaria de los Artículos 103 y 107
Constitucionales dispone que el término para la interposición de la demanda de garantías será
de quince días que se computará desde el día siguiente al en que se haya notificado al quejoso
la resolución o acuerdo que reclame; al en que haya tenido conocimiento de ellos o de su
ejecución o al en que se hubiere ostentado sabedor de los mismos. Así pues, si los quejosos
en la demanda de garantías expresamente manifiestan que tuvieron conocimiento pleno del
acto reclamado determinado día, como esa confesión hace prueba plena de conformidad con
lo dispuesto por los artículos 199 y 200 del Código Federal de Procedimientos Civiles, de
aplicación supletoria, de ello se sigue que si el Juez de Distrito con base en dicha
manifestación realiza el cómputo del término de la presentación de la demanda y concluye
que el amparo resulta improcedente, tal determinación es correcta, sin que sea necesario que
exista constancia de la notificación personal del acto reclamado para efectuar el cómputo del
término respectivo, debido precisamente a la citada confesión de la parte quejosa respecto a
la fecha en que tuvo conocimiento del acto reclamado.
"Amparo en revisión 6189/83. Clemencia Juárez de Echavarri. 28 de mayo de 1985.
Unanimidad de 19 votos. Ponente: Manuel Gutiérrez de Velasco."
-19-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 32/2000-PS.
Independientemente de lo anterior, y al abordar el tema que se plantea en la presente
contradicción de tesis, esta Primera Sala estima que debe prevalecer con carácter de
jurisprudencia el criterio que se sostiene en la presente resolución.
En primer término, resulta necesario acudir al contenido del artículo 21 de la Ley de Amparo
que, literalmente, dispone:
"Artículo 21. El término para la interposición de la demanda de amparo será de quince días.
Dicho término se contará desde el día siguiente al en que haya surtido efectos, conforme a la
ley del acto, la notificación al quejoso de la resolución o acuerdo que reclame; al en que haya
tenido conocimiento de ellos o de su ejecución, o al en que se hubiese ostentado sabedor de
los mismos."
Del precepto antes transcrito se desprende que el cómputo de quince días para la
interposición de la demanda de garantías, empezará a contar desde el día siguiente al en que
se haya notificado al quejoso la resolución o acto reclamado; al en que haya tenido
conocimiento de ellos o de su ejecución, o al en que se hubiese ostentado sabedor de los
mismos.
Ahora bien, esta Suprema Corte de Justicia ha sostenido que de acuerdo con el espíritu que
informa el citado precepto, el conocimiento del acto reclamado por el quejoso y que sirve de
base para el cómputo del término de quince días para la interposición del juicio de garantías,
debe constar probado de modo directo y no inferirse a base de presunciones.
En efecto, la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha sostenido el
criterio contenido en la tesis de jurisprudencia que a la letra dice:
"Quinta Época
"Instancia: Segunda Sala
"Fuente: Apéndice de 1995
"Tomo: VI, Parte SCJN
"Tesis: 5
"Página: 6
"ACTO RECLAMADO, CONOCIMIENTO DEL, COMO BASE DEL TÉRMINO PARA
INTERPONER EL AMPARO. El conocimiento del acto reclamado por el quejoso y que
sirve de base para el cómputo del término para la interposición del juicio de garantías, debe
constar probado de modo directo y no inferirse a base de presunciones.
"Quinta Época:
-20-
CONTRADICCIÓN DE TESIS 32/2000-PS.
"Amparo en revisión 2401/37. Sánchez López María de Jesús. 17 de noviembre de 1937.
Unanimidad de cuatro votos.
"Amparo en revisión 5548/43. Garza Aldape Rodolfo. 27 de octubre de 1943. Unanimidad de
cuatro votos.
"Amparo en revisión 5205/43. Bustamante Ramiro. 11 de mayo de 1944. Unanimidad de
cuatro votos.
"Amparo en revisión 9506/43. Villarreal Guerra Manuel. 6 de junio de 1944. Cinco votos.
"Amparo en revisión 4636/43. Sociedad Cooperativa de Trabajadores de Autotransportes
México-Morelia-Guadalajara, S.C.L. 24 de noviembre de 1944. Unanimidad de cuatro
votos."
De la lectura de la tesis de jurisprudencia antes transcrita, la cual comparte esta Primera Sala,
se desprende que con ella se pretende dar seguridad jurídica a los particulares, pues es claro
que la interpretación que se le da a lo establecido en el artículo 21 de la Ley de Amparo,
consiste en que debe quedar plenamente probado el momento en el que el particular tuvo
conocimiento directo, exacto y completo del acto reclamado, pues de lo contrario se está
partiendo de la presunción de que el particular tuvo conocimiento del acto en determinada
fecha sin que tal circunstancia conste fehacientemente.
En efecto, el hecho de que pudieran existir indicios y presunciones de los cuales se pudiera
derivar que el particular tuvo conocimiento de los actos reclamados en determinada fecha, no
es bastante para tener por probada plenamente la circunstancia de que el quejoso tuvo
conocimiento de los actos impugnados en su demanda con una anticipación mayor a la de 15
días que señala la Ley de Amparo.
Por otro lado, el hecho de que el particular tenga un conocimiento del acto de manera directa,
exacta y completa, le da la posibilidad de que pueda impugnar el acto vía amparo, teniendo
todos los elementos necesarios para poder atacar en su integridad los vicios de que considera
adolece y así defender sus derechos, de lo contrario, podría darse el caso de que careciera de
información para poder hacerlo.
Ahora bien, en el caso concreto, el Segundo Tribunal Colegiado del Vigésimo Circuito y el
Segundo Tribunal Colegiado del Vigésimo Primer Circuito sostienen que a partir del
momento en que el particular solicita copias de lo actuado en el juicio natural, ya debe
entenderse que tuvo conocimiento de los actos que reclama, pues tiene la información
suficiente para formular la solicitud referida; por su parte, el Segundo Tribunal Colegiado del
Sexto Circuito, ahora Segundo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Sexto Circuito, el
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Cuarto Tribunal Colegiado del Cuarto Circuito, ahora Primer Tribunal Colegiado en Materias
Penal y Civil del Cuarto Circuito y el Primer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Tercer
Circuito sostienen que no es sino hasta el momento de la recepción de las referidas copias
que puede considerarse que el particular ha tenido conocimiento íntegro del acto reclamado.
Esta Primera Sala, en congruencia con lo expresado con antelación, estima que no es sino
hasta el momento en que el particular recibe las copias solicitadas con la finalidad de
promover el juicio de garantías, que se puede entender que tuvo un directo, exacto y
completo conocimiento del acto reclamado, pues es hasta ese momento que se puede tener la
certeza de que el particular hubiera conocido, en su integridad, los actos que estima le son
violatorios de garantías y, por tanto, es esa fecha la que debe tomarse como base para el
cómputo que establece el artículo 21 de la Ley de Amparo.
En efecto, no se puede considerar que a partir de la fecha en que se hizo la simple solicitud de
las copias, el quejoso tenía pleno conocimiento del acto reclamado para los efectos del juicio
de amparo, toda vez que en ese momento únicamente se puede presumir que el particular
sabe que fue parte en un juicio, cuáles son los datos de identificación y tal vez alguna de las
autoridades señaladas como responsables; sin embargo, no se puede asegurar que conozca
todos y cada uno de los datos necesarios para defender sus derechos, por lo que se estaría
partiendo de la presunción de que los conoce, cuando en realidad a lo mejor no fue sino hasta
que las recibió que verdaderamente se percató de que se estaban violando sus derechos
fundamentales, y que estuvo en la posibilidad real de defenderlos.
Es decir, el conocimiento que tenga el quejoso respecto del acto reclamado debe ser
completo, real e indubitable y no presuntivo, pues no es suficiente que esté enterado de que
se emitió una resolución u otro tipo de acto en su contra, ni de qué autoridad la pronunció,
sino que debe conocer todos los fundamentos y consideraciones que sirvieron de sustento a
tal acto a fin de poder defenderse de él. De lo contrario, el hecho de que se presuma que con
la simple solicitud de copias el quejoso ya tenía conocimiento pleno del acto reclamado,
podría ocasionar que el término para la presentación de la demanda hubiera empezado a
correr desde días antes al en que hubiera tenido un conocimiento íntegro del acto reclamado,
limitando de esa manera el plazo que tiene el particular para formular su demanda y defender
sus derechos, lo cual se traduciría también en una denegación de impartición de justicia,
rompiéndose, inclusive, el equilibrio procesal al limitarle su posibilidad de defensa.
En conclusión, el término de quince días que establece el artículo 21 de la Ley de Amparo
para la interposición de la demanda, debe empezar a correr a partir del día siguiente al en que
se tiene conocimiento pleno del acto reclamado, esto es, a partir del día siguiente al en que se
recibieran las copias solicitadas, atento que no es sino hasta ese momento en que se puede
asegurar que el quejoso tuvo conocimiento integral y exacto del acto reclamado.
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En consecuencia, a juicio de esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación,
debe prevalecer, con el carácter de jurisprudencia obligatoria en los términos precisados en el
último párrafo del artículo 192 de la Ley de Amparo, la tesis que a continuación se precisa,
debiendo ordenarse su publicación en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
para los efectos del artículo 195 del ordenamiento legal en cita.
ACTO RECLAMADO. DEBE TENERSE POR CONOCIDO DESDE EL MOMENTO EN
QUE SE RECIBEN LAS COPIAS SOLICITADAS A LA AUTORIDAD RESPONSABLE.La Suprema Corte de Justicia de la Nación ha sostenido el criterio de que conforme al
espíritu que informa el artículo 21 de la Ley de Amparo, el momento en que el quejoso tuvo
conocimiento del acto reclamado debe constar probado de modo directo y no inferirse a base
de presunciones. En congruencia con lo anterior, se concluye que no es sino hasta el
momento en que el particular recibe las copias solicitadas ante la autoridad responsable, con
la finalidad de promover el juicio de garantías, cuando puede entenderse que tuvo un
conocimiento directo, exacto y completo del acto reclamado, pues es hasta entonces que
puede tenerse la certeza de que el particular conoció en su integridad los actos que estima le
son violatorios de garantías y, por tanto, es esa fecha la que debe tomarse como base para el
cómputo del término que establece el artículo 21 de la ley citada. De lo contrario, el hecho de
que se presuma que con la simple solicitud de copias el quejoso ya tenía conocimiento pleno
del acto reclamado, podría ocasionar que el término para la presentación de la demanda
empezara a correr antes de que hubiera tenido conocimiento íntegro del acto reclamado, con
lo que se limitaría el plazo que tiene el particular para formular su demanda y defender sus
derechos, lo cual se traduciría en una denegación de impartición de justicia y se rompería
incluso con el equilibrio procesal al limitarle su posibilidad de defensa.
Por lo expuesto y fundado, se resuelve:
PRIMERO.-Sí existe contradicción entre el criterio sostenido por el Segundo Tribunal
Colegiado del Sexto Circuito, actualmente Segundo Tribunal Colegiado en Materia Civil del
Sexto Circuito, Cuarto Tribunal Colegiado del Cuarto Circuito, ahora Primer Tribunal
Colegiado en Materias Penal y Civil del Cuarto Circuito y Primer Tribunal Colegiado en
Materia Civil del Tercer Circuito, por una parte y, por la otra, el Segundo Tribunal Colegiado
del Vigésimo Primer Circuito y el Segundo Tribunal Colegiado del Vigésimo Circuito, al
resolver los asuntos identificados con antelación.
SEGUNDO.-Debe prevalecer, con carácter de jurisprudencia, la tesis sustentada por esta
Primera Sala descrita en la parte final del último considerando de esta resolución.
TERCERO.-Remítase el texto de la tesis jurisprudencial a que se refiere el resolutivo
anterior, al Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta para su publicación, así como a
los órganos jurisdiccionales que menciona la fracción III del artículo 195 de la Ley de
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Amparo.
Notifíquese; y, en su oportunidad, archívese el toca como asunto concluido.
Así lo resolvió la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por unanimidad
de cinco votos de los señores Ministros: Juventino V. Castro y Castro, Humberto Román
Palacios, José de Jesús Gudiño Pelayo, Olga Sánchez Cordero de García Villegas (ponente) y
presidente Juan N. Silva Meza.
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