DEFENSA DE LA LIBERTAD DE LA IMPRENTA. H etao s llegado a entender que en la Soberana Junta no han faltado vocales , aunque muy p o ­ cos , que han tratado de s uprimir ó coartar la l i ­ bertad «agrada de la imprenta, s ó pretexto de que algunos es critores des ahogan s us pas iones por este medio. Pero as i como ha habido tales opinante», también otros s eñores han defendido es ta necesa­ ria libertad con juicio, energía y s olidez. L a dis cus ión ha quedado pendiente para hoy. Dics ncs s aque con bien. A y e r 5 de diciembre vio* la l u z pública u n papel titulado: El triunfó dé los eseritcres por la libertad de imprenta. En el que s u autor apo­ yándos e en las mis mas bas es de que hay autores que abus an de la libertad de imprenta, preten­ de pers uadir que " l a ley de los jurados » que hoy nos rige, es nula é ins uficiente para contener los exces os ." Sigue diciendo que " l a libertad es cierta­ mente un alimento muy indiges to para los es tó­ magos débiles que acaban de s alir de la es cla­ vitud, y el dárs elos en abundancia y s in medi­ da , como s ucede en el es tablecimiento inútil de jos jurados .,., es empezar por donde s e debe concluir. 2 Y o convendré e n que á un pue blo re cién libre no convie ne pone rlo de un golpe e n e l go­ ce de teda su libe rtad política ; pe ro jamas con­ ve ndré e n que se le e carte ó suprima la libe rtad de la impre nta; porque puntual/siman: en te ésta e s la que Jo ha de e nse ñar á se r libre , y la úni~ ca fuerza que sostie ne y sie mpre soste ndrá la libe ríad civil de l ciudadano, la que lo hará obe ­ de ce r las l e / e s , la q v e lo ilustrará e n cie ncias y arte s, la que lo hrrá conoce r que quie re de ­ cir que la sobe ranía re side e se ncialme nte e n la nación, la que lo animará á soste ne r á costa de su vida e sta sobe ranía y sus particulare s de re ­ chos , la que le adve rtirá las intrigas y caba­ las de los déspotas, y últimame nte la que lo hará re spe tar y de fe nde r los de re chos de l hombre libre para no volver-á abatir la ce rviz bajo las duras cadtnas de una ignominiosa y e xpe ­ rime ntada e sclavitud. Por mane ra, y apre nda e l pue blo e sta má­ xima de me moria, por mane ra di^o : Q U E L A SOBERANIA D E L A NACION L A SOSTIE­ NE L A LIBERTAD DE L A IMPRENTA, Y L O M I S M O ES A T A C A R E S T A L I B E R ­ T A D D E C Ü A L Q U 1 R M O D O QUE A T E N ­ T A R C O N T R A L A SOBERANIA D E L A NACION DIRECTAMENTE. De safio á todos los publicistas de l mundo si roe niegan e sta pror»oicicn, ¿Pe ro donde me la ne garán sino e n México donde h a y quie n se atre va á imprimir: que el •patriotismo es una virtud que no sabe como y ved a ser tan común eonw pregonan los folletos cuando un jfais escla* 3 vitado por siglos el menos a propósito (es decir, nuestra patria) para producir Catones ? es ¡ S a n t o D i o s ! e x c l a m é al leer estas pala­ bras de letra de molde y en e l primer año de nuestra libertad. ¿ C o n que la i n f e l i z A m é r i c a después de «aerificar once años constantemente á sus h ijes en las aras de libertad, es el pais m e ­ nos á propósito para producir Catones? ¡ Q u é i g ­ norancia! ¡Qué temeridad! ¡ Q u é injuria á t o i a una Nación esclarecida y zelosa defensora de su preciosa libertad! N o *olo Catones h a producido mi patria en la época pasada é i n f e l i z , también Brutos, M a r cios, Scevolas, Cocles & c . & c . &c. , y aun e n ­ tre las mugeres h a dado nobles imitadoras del patriotismo de las Clelias, V e t u r i a s , L e o n a s y otras ilustrisimas Romanas. Presentes, v i v o s tiene el autor les testigos que desmienten su error en los Iturbides, G u e r ­ reros, Rravos, V i c t o r i a s y . . . 4 tantos que aca­ so son innumerables; mas le era necesario o l v i ­ darse de todo para impugnar u n papel que no contiene sino quejas. Y o no me c o n s t i t u y o defensor de n i n e u n escritor, sino de l a libertad de imprenta, y di-» go, y repito, y no me cansaré de decirlo: que sin libertad de imprenta no hay Nación: que se paede abusar de toio; q u e los q u e a b u s a n per soberanía de ella malicia en la como conocí" da, deben corregirse» que es m u y difícil probar esta malicia á u n escritor: que si h ablan con disfraces y sátiras deben castigarse por ecbar^ pues deben h ablar con claridad para instruir al Gobierno, ó no escribir, y que si este se inco­ moda por esta libertad y los persigue, es señal de que 1:0 es un gobierno patriótico, que no desea que lo ilustren y que no respeta la soberanía de la Nación» sino la suya; mas esta no sub ís tirá; antes vendrá á tierra tanto mas presto, cuanto mas breve persiga la libertad de la im­ prenta, M e explicaré. S i y o dijera al Gcbierno: la Nación (en su mayor parte) no quiere monarquía, porque y a sa­ be que r*e Monarca á déspota solo hay un pa­ so. Quiere República, en donde hay igual luí y legitima ciudadanía. X a Nacicn no quiere que se premie á sus enemigos con abandono de sus hijos beneméritos, y la Nación mañana reu­ nida en Cortes, anulará cosas que la J u n t a suple* toria ha sancionado. S i el gobierno fuera tirá­ nico, por estas tres proposiciones dichas con cla­ ridad 1 [sin mentira, sátira, sarcasmo ni bufona­ da, me sumiría en un calabozo y me ahorcaría si se le antojaba, ¿P«ro con esto que conseguíría! Alarmar la Nación y abrir su sepulcro sobre e] mió, Desengañémonos: la libertad de imprenta debe ¡tener sus límites, pero son muy pocos. Obremos [todos bien, y ninguno hablará mal. M é x i c o diciembre 6 de 1 8 2 1 , Primero ¿< nuestra L I B E R T A D , El Pensaicr, 22 M ü8 M É X I C O 1821. Imprenta (contraria al despotismo) de D . J . Benavente y S ocios K M.