LA IMPORTANCIA DE LOS NUEVOS ACTORES SOCIALES EN LA GESTIÓN URBANA SOSTENIBLE Por Guadalupe Falbo y Sofía Teresa Scotti La Conflictividad del Acceso Justo a Tierras y Viviendas La conflictividad urbana existe a nivel mundial, aunque con características diferentes en cada momento histórico y en cada lugar. Nos proponemos analizar la realidad a partir de la falta de acceso igualitario y real a la tierra y a la vivienda. La relevancia de la temática se hace evidente al pensar al territorio como un todo, y en ese todo es en donde se producen la mayoría de las interacciones sociales. Éstas se dan desde el momento mismo del nacimiento de las personas hasta su último día. Así se concibe al hombre en su rol de ser esencialmente social que interactúa constantemente con el medio que lo rodea, desarrollando y definiendo su personalidad. Es indiscutible, al menos en la realidad argentina nacional y provincial de este tiempo, la imposibilidad de hecho en la que se encuentra el Estado para resolver por sí solo los complejos problemas que debe afrontar en su misión de satisfacer el bien común, lo que lo lleva a requerir la colaboración activa y permanente de agrupamientos organizados. Esta resulta imprescindible para responder a las demandas de satisfacción del derecho a una vivienda, su titulación y garantía. En el Estado democrático de hoy en día se busca en la descentralización la eficiencia que representa el manejo de los propios intereses y la garantía que significa el alejamiento del Poder Central con el peso de su influencia. Allí es donde encuentran su lugar nuevos actores sociales, como son los Municipios, las organizaciones sociales y las Universidades Públicas, para con su intervención garantizar el Derecho Humano a una Vivienda Digna, y su correlato, a una Ciudad Digna. Justificamos la importancia de esta cuestión con una certera idea que plantea Randel al decir que “De la misma manera que uno vive en su casa, uno hace de su ciudad una especie de segundo hogar, con sus sectores de trabajo, de descanso y recreación, integrándose a la vida comunitaria, que es esencial al hombre” 1. La expresión de la descentralización del Poder por medio de diferentes Actores Sociales La mayoría de los ciudadanos habita en barrios sin infraestructura suficiente y/o no tiene resuelta la titularidad de la tierra que poseen. Ante estas falencias, es el Estado quien tiene la obligación primaria de respetar el derecho al disfrute a una vivienda adecuada, protegerlo de interferencias por parte de terceros, satisfacerlo con diferentes medidas para hacer efectivo su contenido. 2. Aquellos habitantes insatisfechos, sin embargo, se encuentran “silenciados” – incluso por el propio Estado- y no participan de los diferentes procesos de definición o planificación de lo urbano, y mucho menos de los beneficios de esa urbanización. La dispersión territorial es entonces, un hecho, generando desigualdad y fragmentación; barrios cerrados en manifiesto contraste con barrios informales, villas y asentamientos. Muchos lo han representado como un “tetris mal jugado”. Y vemos que al mismo tiempo las ciudades son compactas, densas, desordenadas, excluyentes, caras, ineficaces, contaminadas, injustas, ilegales. Es en este contexto en el que los nuevos actores sociales –como los Municipios, organizaciones sociales y las Universidades- deben actuar para poder imponer el principio fundamental de que la Ciudad es una producción colectiva. Es decir que hacen efectivo el presupuesto de una participación real y concreta de la población en el planeamiento de las ciudades. Estos nuevos actores son útiles, además, en la medida que visibilizan el conflicto del acceso a la tierra. Facilitan el hecho de intervenir en la agenda pública por medio de las nuevas herramientas e instrumentos legales introducidos en el ordenamiento jurídico- en especial la ley 14.449 de Acceso Justo al Hábitat- , de modo de lograr y permitir la participación que conllevará a la ampliación y efectivización de la representación social, logrando un impacto real en las políticas públicas. La regulación del uso del suelo y del ordenamiento del territorio son áreas que por mucho tiempo estuvieron pendientes de intervención por parte del Estado. Inlcuso en los tiempos que corren, el Decreto Ley 8912 de la Provincia de Buenos Aires no es adecuado ni útil para resolver los nuevos procesos sociales. En cambio, la nueva Ley de Acceso Justo al Hábitat garantiza la participación real de la sociedad, de los habitantes, a través, muchas veces de los diferentes actores sociales como los Municipios, de las Universidades y de las ONG. Y esto es lo que en definitiva hace a una verdadera Gestión Urbana Democrática, que garantiza y es la base para un efectivo Estado de Derecho. 1 Randel. P. H “¿Qué es el Urbanismo?”.- Ed. Columba, 1968, Bs As. Pág 49 2 Observación General No. 3 del Comité de Derechos Económicos, sociales y culturales. Necesitamos de los nuevos instrumentos que nos otorga la Ley 14.449 de la Provincia, para garantizar que los habitantes disfruten – y no padezcan- las ciudades que habitan. El Derecho Urbano como disciplina autónoma y base para el reconocimiento de estos nuevos actores sociales Se hace evidente la necesidad de un cambio de paradigma, el cual debe ser analizado siempre a través del prisma de la Función Social de la Propiedad, para evitar que el desarrollo urbano no encuentre obstáculo en los vetustos principios liberales civilistas. Los actores sociales, aprovechando las nuevas herramientas legales, deben realizar y promover políticas igualitarias y justas de ordenamiento territorial, donde los intereses individuales de las clases propietarias sean conexos a los intereses sociales, culturales y ambientales. Es decir, deben proveer al equilibrio en el uso del suelo urbano, el cual es un bien finito y no renovable. Debemos de proclamar y darle primordial importancia a la relación de inmediatez que se genera desde los entes locales con las realidades sociales, porque habrán de garantizar, asegurar y defender los derechos fundamentales de los habitantes, velando por el reconocimiento del desarrollo humano a partir del respeto de todos los derechos de los individuos que lo componen. Tienen la capacidad de recibir las demandas sociales (sean estas individuales o colectivas) sobre la situación ambiental de un determinado predio, zona o región como así también la posibilidad de control. Aquí vemos la importancia de la regulación urbanística desde lo local, ya que se deben tener en cuenta las características espaciales, territoriales, geográficas, climáticas e incluso sociales y culturales de una determinada región. La posibilidad de establecer zonas de promoción, de resguardo, zonas industriales, ambientalmente protegidas, entre otras. El Municipio tiene una inmediatez con la sociedad, que los otros Estamentos Estatales no pueden lograr. Por ello, se les debe dar amplias prerrogativas y posibilidades de actuación en la gestión urbanística. Para concluir, no podemos dejare de resaltar la necesidad de darle relevancia y existencia como disciplina autónoma –aunque en constante y necesaria interrelación con otras como el derecho ambiental, constitucional e incluso administrativo- al Derecho Urbanístico. Este Derecho debe centrar su atención en otorgarle relevancia a los actores sociales que realmente son útiles para la gestión urbana sostenible, igualitaria y justa. Hablar de una autonomía del Derecho Urbanístico para poder solucionar la conflictividad en el acceso a la tierra y vivienda, es analizar los procesos y principios desde una perspectiva del hombre en sociedad. Hay que darle significación al Derecho Urbanístico, desde que la urbanización intensiva, desordenada, y muchas veces informal, es, seguramente, el fenómeno socioeconómico más significativo del siglo XX. Este Derecho Urbanístico autónomo permitirá reconocer definitivamente, dentro de un orden jurídico determinado – que incluye no solo normativas específicas, sino principios fundamentales analizados desde el prima urbano-social- el rol central de los diferentes actores sociales en la conflictividad por el acceso a la tierra.