Conferencia de Área: “Buscando nuevas relaciones entre

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Conferencia de Área: “Buscando nuevas relaciones entre Actividad Física y Educación.
Un intento por correr los límites desde la sospecha.”
Autor: Sergio Gerardo Toconás1
Licenciado en Educación Física
sergiotoconas@yahoo.com.ar
Departamento de Investigación y Desarrollo del Instituto Superior de Formación Docente
Nº 4 de la Provincia de Jujuy
Eje Temático: Actividad Física y Educación
Abstract
Inicialmente pienso en una Actividad Física inmersa en el campo de la Educación Física, a la que
considero una tarea y una práctica, desafiada por voces que históricamente la circunscribieron a
una cuestión disciplinaria, estética y/o atlética. También pienso en una profesión cuya
preocupación central es el “como” antes que el “que”. Diría que es casi connatural que los
profesionales de la Educación Física nos movamos dentro de esos límites.
Cuando pensamos y hacemos Educación Física, es natural que haya correlativamente un algo y un
como, pero no es natural que ambos se distancien y se sobrevalore el cómo sobre el que, como
sucedió históricamente. Hacer Educación Física no implica una mera técnica, sino un algo que se
constituye en la medida en que renunciamos y nos resistimos a sostener una división tajante
entre lo conceptual y lo procedimental, como se difundió no hace muchos años con la
Transformación Educativa.
¿Porqué renunciar a ver la Educación Física solamente como una técnica vinculada a la educación
y la salud? La técnica implica esencialmente una puesta en práctica de lo que se espera, con la
técnica se cierra un círculo, se reitera lo sabido. La técnica se aplica a algo que se deja aplicar, a
un universo blando ya conquistado: nuestros cuerpos.
Frente a este panorama, podemos preguntarnos: ¿solo estas dos dimensiones –educación y saludson las que configuran el campo de la actividad física? Si estas dos dimensiones no agotan la tarea
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Docente del Profesorado de Educación Física e investigador del Departamento de Investigación y
Desarrollo del Instituto Superior de Formación Docente Nº 4 de la Provincia de Jujuy. Integrante de la
Unidad de Investigación Educación, Actores Sociales y Contexto Regional de la Facultad de Humanidades y
Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Jujuy. Exconsultor BID en el Programa de Reformas e
Inversiones del Sector Educativo -PRISE-. Unidad Ejecutora de la Provincia de Jujuy. Jujuy, 1996. Con trabajo
final en la Carrera de Posgrado de Especialización en Investigación Educativa, organizada por la Universidad
Nacional de Jujuy, Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la UNJu. Alumno regular de la Maestría
en Investigación Educativa con mención Socioantropológica, dictada por el CEA –Centro de Estudios
Avanzados- de la Universidad Nacional de Córdoba. Cuenta con publicaciones en libros de texto y en revistas
científicas con artículos con referato a doble ciego.
de la Educación Física ¿Qué nuevas relaciones podemos establecer entre actividad física y
educación? ¿Cómo podemos correr los límites permitidos del saber?
Para tentar algunas respuestas, resulta necesario repensar la Educación Física, en un contexto de
apropiación, producción y reproducción de saberes y en un subsistema como es el educativo;
contexto y subsistema históricamente vinculados al Estado desde el punto de vista político y al
positivismo y neopositivismo desde el punto de vista epistemológico.
Palabras Claves: Educación Física – Actividad Física – Educación – Positivismo.
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Palabras previas
Cuando recibí la invitación para participar, mi primera reacción fue de sorpresa, no entendía las
razones por la cuales me habían elegido para ocupar este lugar en el Iº Congreso Provincial
“Actividad Física, Calidad de Vida y Desarrollo Humano”. Por este motivo, empecé a pensar
rápidamente que estarían esperando de mí. Porque esta invitación y el hecho de colocarme en un
lugar diferente, resultaba más un trabajo, que un homenaje y más un compromiso que una
exhibición.
En primer lugar quienes estamos acá y trabajamos como docentes –pienso que la mayoría lo hacesabemos que los profesores tenemos el privilegio de la palabra. Mediante la palabra podemos
construir mundos posibles, Bourdieu llamará a esto capital simbólico. Reitero, no solo la posibilidad
de poner el mundo en palabras, sino la posibilidad de configurar nuevas realidades.
Los políticos, los sacristanes de cualquier confesión religiosa y también los terapeutas, utilizan la
palabra. Pero, la palabra en boca de un docente es diferente. Ahora bien, si a esa palabra le
sumamos la acción, estamos frente a un hecho demasiado serio para dejarlo pasar
inadvertidamente. Y esta es la segunda cuestión que quiero destacar. Me dieron la palabra como
profesor de Educación Física.
Por otro lado, quiero comentarles que al leer la convocatoria y ver que mi nombre aparecía al lado
de destacados disertantes, me impresioné. En realidad, me asusté al saber que iba a estar sentado
al lado del decano de la Facultad de Motricidad y Deportes de la Universidad Abierta
Interamericana por ejemplo. No vivo en Buenos Aires, vivo en Jujuy y con esto quiero decir que no
cargo con los pendones y mucho menos con la fantasía de provenir del lugar donde –dicho con
todo rigor y sin dudas- resuenan los acontecimientos considerados de jerarquía nacional.
También me pregunte ¿desde qué posición voy a hablar? Bueno, hablare desde varios lugares. En
primer término hablare como habitante de esta nación, de este país y en segundo término hablare
como jujeño. Aunque no tengo doble nacionalidad, no puedo proscribirme de mi visión provinciana.
No soy un extranjero en mi país, pero soy un desconocido en Neuquén. Entonces, tengo al menos
dos grandes identidades, con las cuales asumo ciertos compromisos, pero a la vez cierto
distanciamiento, porque acá soy alguien distinto a muchos de ustedes, pero a la vez igual porque
somos profesores de Educación Física.
También me pregunte ¿Cuál sería el estilo de mi discurso? ¿Un discurso práctico? ¿Un discurso
sobre aspectos teóricos que establezcan relaciones entre la Actividad Física y la Educación? Al
respecto y como adelanto, quiero comentarles que no advierto una relación directa, sin más entre
Actividad Física y Educación, como tampoco advierto divorcio entre teoría y práctica. Creo que ni
siquiera el más diletante de los poetas o el más de empedernido de los filósofos, habla desde la
nada, aunque la nada sea objeto de estudio de la metafísica. Lo que quiero decirles, es que la
práctica siempre guarda algún tipo de relación con la teoría, así como cualquier actividad física, no
necesariamente se relaciona con la educación.
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Por otro lado, quiero confesarles que por opción personal y profesional me incliné por adentrarme
en el tema, desde los laberintos de las ciencias sociales; desde estos lugares, copiando a
Chalmers, hablaré de esa cosa llamada Educación Física.
Por último, también me pregunté ¿Para quién o para quienes voy a hablar? Hablaré para todos,
pero mis palabras van dirigidas esencialmente a los estudiantes o recién egresados que todavía
caminan entre la formación y la vida profesional.
Acerca del papel de la técnica en la relación la actividad física y la educación
Inicialmente quería pedirles como cortesía cierta ingenuidad y paciencia porque abordaré temas
que seguramente conocen. La radica en la organización y argumentación sobre los mismos, o sea
en el modo en que iremos configurando un escenario y un horizonte posible de comprensión.
Voy a utilizar como principal estrategia la critica ¿Porque la crítica? Porque solamente criticando
podemos tomar distancia, extrañarnos y mirar las cosas de otro modo. La crítica nos permite
avanzar sobre el fondo argumental de aquello que por sentido común o naturalización, nos parece
inapropiado. Entiendo que además, la critica resulta necesaria porque no se trata de plantear el “no
me parece”, sino hacerlo desde el “yo pienso lo siguiente”. Estoy hablando entonces del ejercicio
de la crítica fundada, donde la disputa por las convicciones, adquiere mayor grado de legitimidad si
podemos sostener argumentativamente cierto el valor de verdad, a favor de una o de otra postura.
En el caso de la relación entre la Actividad Física y la Educación, pienso que las argumentaciones
se pueden sostener a partir de analizar ciertos supuestos o núcleos duros que alimentamos
históricamente, a veces de manera lineal y otras desde la epistemología de la sospecha. Me refiero
a la estructura argumental de conceptos como cuerpo o corporeidad, motricidad y educación física,
entre otros. En síntesis, me parece que se trata de avanzar sobre los pilares de la estructura
conceptual y argumentativa para ver si este edificio práctico y discursivo, puede ser puesto en
tensión.
En principio, sitúo a la Actividad Física en el campo de la Educación Física, a la que considero un
campo, una práctica, un oficio y una profesión siempre desafiada por voces que históricamente la
circunscribieron a una cuestión disciplinaria, estética y/o atlética, donde jugaban y aún juegan
“armoniosamente” el orden, lo bello y el éxito; la competencia y el vigor; las marcas y los
homenajes; las progresiones y los logros; los métodos y las metas.
Cuando digo Educación Física, pienso en una profesión, cuya preocupación central es el “como”
antes que el “que”. Diría que es casi connatural que los profesores de Educación Física nos
movamos dentro de estos límites, límites que desde mi punto de vista, constituyen una falsa
elección de dos elementos que necesariamente se correlacionan.
Cuando pensamos y hacemos Educación Física, es natural que haya correlativamente un algo y un
como, o un qué y un cómo, pero no es natural que ambos se distancien y se sobrevalore –como se
hizo históricamente- el cómo sobre el algo. Hacer Educación Física no implica una mera técnica o
un mero “como”, sino algo que se constituye en la medida en que lo pensamos; en que
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renunciamos a decir cualquier cosa, en la medida en que nos resistimos a sostener –por ejemplouna división tajante entre lo conceptual y lo procedimental, como se difundió no hace muchos años
atrás con la famosa Transformación Educativa.
Pero ¿Por qué renunciar a ver la Educación Física solamente como una técnica o la práctica
privilegiada del “como”? Porque la técnica implica esencialmente una puesta en práctica de lo que
se espera, con la técnica se cierra un círculo, se reitera lo sabido. Pensemos en la técnica de
alguna destreza gimnástica o deportiva, la misma consistirá en sacar de los estudiantes la pirueta
que ya conocemos. Por eso, la técnica se aplica a algo que se deja aplicar, a un universo blando
ya conquistado: nuestros cuerpos. Quizás por eso la técnica sea nuestra preferida, creo que en
algún momento llegamos a pensar que conviene ser más un técnico que un formador, porque la
técnica no dejar lugar a lo inesperado. Nos releva de la incertidumbre.
A partir de lo dicho, planteo una primera cuestión: no hay actividad física lisa y llana en el campo
de la Educación Física, sino una actividad que implica invariablemente dos procesos: capacitación
y formación.
Hablar de la Actividad Física y la Educación, supone la existencia de una relación entre ambos
conceptos y prácticas. Desde el sentido común sabemos que esto es así, sin embargo quisiera
plantear que, hablar de la actividad física sin contextualizarla, nos reubica en una visión
neoempírica o en una visión cargada de cierto realismo ingenuo, ya que sería como destacar de
manera implícita que la actividad física en si misma o “per se” tiene un valor transcendente.
Entiendo que hacer Educación Física es algo más que un manipuleo técnico, hacer Educación
Física no es una tarea esterilizada y aséptica, refugiada en lo visible. Y acá quiero mostrarles una
paradoja: si bien lo técnico implica una actividad constante y de cierto progreso, en realidad, se
basa en lo estático, en lo inmóvil, porque si no inmovilizo o sujeto al sujeto pedagógico para que
aprenda la técnica, pierdo tiempo y oportunidades, cuando no, dinero.
A partir de la premisa de que esta actividad física no es algo descontextualizado, sino que se
relaciona con la Educación, planteo una segunda cuestión: cuando hablamos de la actividad física,
la representación que aparece, es la relación casi fundacional, indisociable y legitima con la salud.
Al respecto, los objetivos, la misión, visión y valores y toda la declaración de principios y modos de
actuar predominantes que lleva a cabo la REDAF, resulta un claro ejemplo. Frente a este
panorama, se me ocurren las siguientes preguntas: ¿de qué modo se configura la relación entre
estas dos dimensiones –educación y salud- en el campo de la actividad física? ¿Cuáles serian los
límites y posibilidades para ampliar la tarea de la Educación Física en el marco de esta relación
bidimensional?
La relación actividad física y salud como parte de un vínculo fundacional
Avancemos en la comprensión de esta segunda cuestión. La relación cuasi directa con la salud, le
suma cierto grado de indefinición al rol de los profesores y con ello complejidad al campo de la
Educación Física, en tanto se supone que la actividad llevada a cabo al interior del mismo, es por
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naturaleza educativa y no terapéutica. Me gustaría agregar que esta relación histórica entre
Actividad Física y Salud, ahora retomada con mayor vigor de la mano de la difusión y promoción de
trabajos de investigación de corte neopositivista, al ahondar en el dualismo cartesiano, no plantean
solo de una escisión entre el cuerpo y la mente, sino una división entre el cuerpo y el hombre, o
dicho en otras palabras, un desentendimiento del hombre y su historia. Veamos por qué.
Partamos de la premisa –entonces- de que hubo una asociación práctica y conceptual entre la
actividad física y la medicina clásica. Esta asociación se asentó históricamente en una medicina
que “cuando cura al hombre enfermo no tiene en cuenta su historia personal, su relación con el
inconciente y solo considera los procesos orgánicos. La medicina sigue siendo fiel a la herencia de
Vesalio, se interesa por el cuerpo, por la enfermedad y no por el enfermo. La medicina está basada
en una antropología residual, que apostó al cuerpo, pensando que era posible curar la enfermedad
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(percibida como extraña) y no al enfermo como tal”.
En este mismo sentido, me gustaría recordar que hubo todo un proceso de medicalización de la
vida humana, un tema investigado por Michel Foucault en sus conferencias sobre “Seguridad,
Territorio, Población” y “El nacimiento de la biopolítica”, desarrolladas a fines de la década de los
´70 en el Colegio de Francia. Ese proceso de medicalización o de biopolítica, consistió en una
forma de gubernamentalidad, mediante la cual los estados nacionales ejercían soberanía política
en la población que debían manejar, bajo la premisa de multiplicar y garantizar los derechos y
libertades necesarias para la expansión y consolidación del liberalismo económico. Como dice
Foucault, “Lejos de oponerse al Estado, la sociedad civil es, por lo tanto, el correlato de la
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tecnología liberal de gobierno”.
Si la medicina se ocupa del cuerpo, de los órganos, esta asociación que mantuvo de manera
fundacional con la Educación Física y sus actividades ¿no habrá sido el soporte de actividades
que curiosamente la limitaron a lo orgánico y la maximización de sus funciones? Reitero que nos
encontramos frente a una medicina que en el afán de promover la salud destierra a los sujetos,
pero se aferra a sus órganos y sus funciones, y en ese mismo sentido, nos encontramos con una
Educación Física que desde estas bases conceptuales –implícitas- habría promovido actitudes,
valores y normas que funcionales a esa asociación.
El papel de la “pedagogía científica” como soporte epistemológico y político de la relación
educación y actividad física
Para analizar la procedencia de las cuestiones planteadas, considero necesario, repensar la
Educación Física, ubicada en un contexto determinado de apropiación, producción y reproducción
de saberes y en un subsistema más amplio como es el educativo; contexto y subsistema
históricamente vinculado al Estado desde el punto de vista político y al positivismo y neopositivismo
desde el punto de vista epistemológico.
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3
Le Bretón, David, P. 10
Op. Cit. Contratapa
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Un dato histórico insoslayable proveniente del campo de la Educación, para comprender la
orientación que fue tomando la Educación Física, es la creación de las escuelas normales, donde
la preparación pedagógica fue fundamentalmente una preparación técnica práctica, inspirada en la
filosofía pragmática y utilitaria de las escuelas norteamericanas. Quiero decir con esto, que desde
sus inicios, la formación de maestros tuvo este sesgo evolucionista y darwinista, mezclado con la
psicología experimental y la sociología, en un movimiento que se denominó “pedagogía científica”.
Quiero subrayar este punto a riesgo de ser reiterativo, porque la formación de los profesores de
Educación Física no resultó ajena a esta corriente nacional, dominante y hegemónica por aquellos
momentos. Ustedes se preguntaran ¿Qué tiene que ver esto con la Educación Física, la Actividad
Física y la Salud?
Sobre el particular destaco que la apertura de los profesorados de Educación Física de las casas
de estudio más importantes del país –fines del siglo XIX y principios del XX y quizás hasta pasada
la década infame- fueron impregnadas de esta concepción pedagógica, veamos al respecto la
promoción y uso de los manuales de instrucción de gimnasia metodizada, manuales de instrucción
de calistenia y gimnasia, manuales de gimnasia fisiológica; cuyos conceptos y recomendaciones
fueron compiladas en dos obras que paradigmáticas, que le pertenecen al Dr. Enrique Romero
Brest: “La pedagogía de la Educación Física” y “Gimnástica fisiológica”. Textos donde expone su
“Sistema Argentino de Educación Física” de neto corte racional, científico y fisiológico. Cito nada
más que a modo de ejemplo algunos capítulos de estos textos: Fisiología e higiene de la
Educación Física, Pedagogía de la Educación Física, Elementos de Gimnasia Fisiológica,
Mecanismos de movimientos, Sistema Fisiológico de Autocultura Física, entre otros.
Con lo expuesto, planteo una tercera cuestión: que el corte científico que hoy caracteriza a la
Actividad Física y por ende a la Educación Física de modo dominante, se emparenta con aquel
soporte fisiológico y racional del modelo positivista fundante. No estoy diciendo que esto sea bueno
o malo, que sirva o que no, no quiero caer en valoraciones ahistóricas o infundadas, digo que
guarda relación con un modo fundacional de hacer y concebir la Actividad Física.
Avanzar en el análisis de la relación que guardan la Actividad Física y la Educación, significa
también poner en cuestión otros conceptos que nos permitan enriquecer el análisis.
Tomemos para el caso, la noción de sujeto que subyace en estas prácticas y podremos decir que
lo que aparece es un sujeto utilitario, pragmático, pero también un sujeto cartesiano, donde lo que
prima es el ego cogito o yo pienso. Con ello, aparece alguien que se permite dudar de todo menos
de que duda o sea de que piensa. Razón por la cual llegamos a sentenciar la famosa frase
cartesiana: cogito ergo sum, pienso luego existo. Desde lo dicho, podemos comprender cómo de
modo fundacional aparece claramente dividido, un sujeto cuyo valor distintivo no está en su
cuerpo, sino en su capacidad de pensar y que en todo caso su cuerpo adiestrado, es un
instrumento que le permitirá una mayor ilustración.
Con lo expuesto, advierto una cuarta cuestión: la supremacía histórica que nos llega desde el
positivismo, de la mente sobre el cuerpo y con ello el carácter subsidiario de la actividad corporal.
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Esta afirmación tiene hoy un carácter más relativo, en tanto aparecen en el campo de la Educación
Física nuevas concepciones acerca de la corporeidad y la motricidad.
El yo pienso y yo conquisto como parte de la identidad docente
Ya desarrollada la noción de ego cogito o yo pienso, me gustaría el concepto de ego conqueror, o
yo conquisto. Señalo esto porque el positivismo irradiante en educación y luego el neopositivismo,
que configuró nuestra formación e identidad como profesores de Educación Física, no solo
postulaba esta concepción de hombre dualizado, la preeminencia de la mente sobre el cuerpo, sino
también la afirmación de una identidad que podía ser perfeccionada desde el punto de vista
muscular y orgánico, lo cual nos llevaría a un estado de ejemplaridad y dominio, independiente del
grupo social o la cultura de la cual formáramos parte. Recuerdo al respecto la siguiente frase: el
cuerpo cuanto más débil, más ordena y cuanto más fuerte más obedece, o aquella otra de
Rousseau que decía: si quieres cultivar tu inteligencia, cultiva las fuerzas que este debe gobernar,
porque cultivando un hombre por el cuerpo lo será también por el espíritu. Esta voluntad de
dominio o conquista creo que está claramente presente en todas las actividades que promovemos
desde la Educación Física, incluso en las actividades de Vida en la Naturaleza y al Aire Libre, a la
que me referiré más adelante y de modo muy sintético, pero que habría que repensarlas en virtud
de las nociones citadas. ¿Me relaciono con la naturaleza para conocerla y dominarla o para
integrarme en un nosotros?
En su texto “Micropolíticas del cuerpo”, Raúl García sentencia que “La conquista de América por
Europa instala en el nuevo continente –como otras tantas novedades- una cosmovisión inédita
acerca de las conductas corporales. El concepto de cuerpo como elemento utilitario, como
mecanismo insertado en los medios de producción. La conquista del continente se inicia con la
conquista de sus cuerpos. Los rituales precolombinos requieren de una re-educación… acorde a
los modernos valores foráneos que desembarcan en el nuevo mundo y, por ende, la creación de
renovadas disciplinas corporales sustentadas en ingeniosos o macabros dispositivos de
4
sometimiento”.
Pero entonces ¿qué ha ocurrido que en un congreso que co-organiza la REDAF estamos
planteando estos temas? ¿Estamos frente a un giro paradigmático en el campo de la Educación
Física? No creo que sea así, pero partiendo de la premisa de que algo de esto ocurre ¿Cuáles son
las anomalías que nos llevan a buscar fuera de los límites permitidos del positivismo motriz o
psicomotriz, nuevas respuestas?
Pienso que una de las anomalías –no lo digo en el sentido estricto en que lo plantea Kuhn en su
texto La estructura de las revoluciones científicas- que nos llevan a poner en tensión el modelo
fundante de la Educación Física, es la falta de respuestas a las crisis de identidad que atraviesa
históricamente nuestra disciplina, campo u oficio de educar a través del cuerpo; la necesidad de
encontrar nuevas relaciones entre la actividad física y la educación y también producto de la
necesidad de encontrar respuestas locales a los problemas que plantea la globalización, donde
4
Se cita la obra en la bibliografía. Ver contratapa del texto.
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todos se convierten en uno, donde no hay lugar para la diversidad o la diferencia, aunque estos
conceptos formen parte de los discursos posmodernos. Donde lo uno como signo de la civilización,
excluye otras formas dignas de vivir. Como dice García Hudson: “… la globalización no es sino la
homogenización de ciertas reglas de juego económico a nivel mundial y planetaria… la
globalización no es sino la manifestación diacrónica, fenoménica, de aquella operación estructural
del capitalismo que consiste en universalización de lo Uno, evitando con ello el efecto
desorganizador de la diferencia que segrega su misma máquina discursiva. La operación
totalizadora es la que permite ejercer el control y la vigilancia de la diferencia, cuya irrupción
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interrumpe la homogenización en la que se basa todo sistema de dominación”.
A modo de conclusión. Del yo pienso, yo conquisto moderno y europeizante, al nosotros
contemporáneo y latinoamericano
Señalaba más arriba que el sujeto moderno, presente en la etapa fundacional de la Educación
Física fue individual, egoísta, hoy posmoderno y neoliberal. En alguna medida como diría Rojas, un
hombre light, preocupado por su imagen y su rendimiento, donde el cuerpo es un objeto suntuario
más, que se ostenta en el bazar de las vanidades del mercado. Frente a esto fue surgiendo la
necesidad de pensar en un nosotros, pero un nosotros situado en un lugar y en un tiempo. Hoy
como Uds., saben, recorre por toda Latinoamérica la idea de un nosotros latinoamericano, regional.
Como podrán apreciar, estos temas que recién alcanzan cierta visibilidad, forman parte de las
agendas de los gobiernos y los Estados nacionales de la región, lo cual posibilita en un grado
absolutamente diferente que los profesores de Educación Física en tanto intelectuales,
repensemos nuestro tiempo, nuestra época, nuestra procedencia y nuestras condiciones de
emergencia. Repensar en los modelos más o menos dominantes, más o menos embozados que,
con ropajes diferentes, pero con un discurso totalizador se irradiaron en nuestra formación. Cabe
entonces, por extensión, necesidad y contraimperio, poner en tensión el modelo hegemónico
positivista, que hoy bajo el intento de una única concepción de ciencia vinculada al rendimiento, al
sudor, pretende continuar afianzada en nuestro campo. En este sentido, y para tranquilidad de los
colegas que abrevan por estas fuentes, pienso que no tenemos una identidad, sino varias, pienso
que no hay una crisis, sino varias crisis en las que se incluye esta dificultad sempiterna de saber
que es la Educación Física, cual es su relación con la Educación y quienes somos los profesores
de la especialidad. Dicen que hay crisis, cuando el viejo modelo reinante no ha muerto y el nuevo
no acaba de nacer. Tenemos que encontrar rápidamente a nuestra Fenarete –era una de las
parteras de Atenas, madre Sócrates- para que podamos parir, esto que de modo larvado, todavía
no vio plena luz, pero que aparece con una visión federal y científica que promueve la REDAF.
Bibliografía
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Follari, R. (2000). Epistemología y sociedad. Buenos Aires: Homo sapiens.
5
Op. Cit. Pp. 10-11
9
García Hodgson, H. (2005). Foucault, Deleuze, Lacan. Una política del discurso. Buenos
Aires: Quadrata.
Foucault, M. (2008). Nacimiento de la biopolítica. Buenos Aires: Fondo de Cultura
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Le Bretón, D. (2008). Antropología del cuerpo y la modernidad. Buenos Aires: Nueva visión
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Romero Brest, E. (1932). Elementos de gimnástica fisiológica. Buenos Aires: Librería del
Colegio.
Solari, M. (1981). Historia de la Educación Argentina. Buenos Aires: Paidós.
10
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