balance del proyecto de sostenibilidad social del centro

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BALANCE
DEL
SOSTENIBILIDAD
PROYECTO
SOCIAL
DEL
DE
CENTRO
HISTORICO DE QUITO1
Fernando Carrión M2.
1. ANTECEDENTES.
2. LA SOSTENIBILIDAD: aproximación teórico-metodológica
3. EL CASO DE QUITO: proceso y representatividad para la
sostenibilidad
4. SOSTENIBILIDAD: análisis del Proyecto Quito
5. CONCLUSIONES:
6. ANEXOS
1
Estudio realizado con apoyo de René Vallejo.
Director de FLACSO-Ecuador, Editorialista del Diario Hoy y Asesor Prefecto de la Provincia de
Pichincha.
2
1. ANTECEDENTES.El Centro Histórico de la ciudad de Quito (CHQ) fue declarado en 1978 por
la UNESCO Patrimonio Cultural de la Humanidad, como testimonio de
reconocimiento a la existencia y persistencia de los valores culturales e
históricos que encierra. Esta declaratoria fue consecuencia de un
movimiento tendiente a la revalorización patrimonial emprendido por las
autoridades y la sociedad local y ha servido para generar una plataforma
para su rehabilitación, luego del proceso de deterioro vivido.
El CHQ es uno de los más grandes e importantes de América Latina y su
vida se desenvuelve entre tres tensiones estructurales que auspician su
deterioro o desarrollo: primero, entre la riqueza histórico-cultural y la
pobreza económico-social; la segunda entre la centralidad urbana e
histórica; y la tercera entre lo global y lo local.
UNO.- El CHQ tiene un valor cultural significativo, que se expresa en la
existencia de una trama urbana que tiene un área de 320 hectáreas y un
conjunto monumental compuesto por un apreciable número de inmuebles
clasificados de alto valor (4.200 inventariados). Concentra la mayor carga de
valores simbólicos (religiosos, económicos, políticos), es el lugar de la
fundación española de la ciudad y cuenta con innumerables monumentos
singulares, civiles, religiosos, públicos y privados. En definitiva es el espacio
de mayor valor histórico y cultural de Quito, porque desde sus orígenes ha
logrado sumar valor y tiempo a su pasado.
Pero el CHQ también tiene su contraparte en la concentración de la pobreza
social y el deterioro de la calidad de vida de la población residente de 50.200
habitantes3 y del sobre uso social del espacio, la infraestructura y los
equipamientos que realizan las 500.000 personas diarias que lo visitan. El
comercio ambulante, que busca ser reorganizado, concentra a más de 10.000
personas que laboran en este contexto. La prostitución tiene un anclaje en la
zona no solo por la presencia de meretrices en la vía pública sino también por
las actividades paralelas que se desarrollan: prostíbulos, bares, cantinas,
consumo y expendio de drogas y mercados ilegales. El problema de la
vivienda es notable debido al desarrollo de un alto nivel de tugurización4. La
inseguridad ciudadana es significativa tanto en términos de percepción e
imagen como de hechos reales. Y el deterioro de los bienes inmuebles
inventariados es creciente; entre otros aspectos.
DOS.- El desarrollo urbano que experimentó la ciudad de Quito en la década
de los setenta, gracias a que el boom petrolero que vivió el país, condujo a
una readecuación de las relaciones centro-periferia, a través de un proceso de
desconcentración de las principales actividades urbanas del CHQ hacia la
zona de la Mariscal Sucre, primero bajo la forma de sucursales y luego
mediante la reubicación de las propias matrices de las empresas de comercio,
la banca y servicios, así como de los organismos del Estado. Adicionalmente,
la centralidad histórica empieza a ser disputada por la nueva centralidad en
desarrollo en el ámbito de los valores simbólicos de las actividades políticas,
económicas, culturales y sociales. Se pone en cuestión la centralidad del
CHQ debido a la emergencia de una nueva, con lo cual se diferencia y entra
en contradicción la centralidad histórica con la centralidad urbana. La disputa
de las funciones de centralidad entre los lugares donde históricamente se
3
Dato del Precenso 2002, que evidencia además una disminución del 22% de la población resiente
respecto a la existente en el año 1990
4
El 65% de los residentes del CHQ son pobres. MDMQ. Proyecto de Desarrollo Social del Centro
Histórico de Quito, Situación de Salud de la Población del Centro Histórico. Documento
interno.1999.Pag9
concentraban y los nuevos espacios donde empiezan a desarrollarse redefinen
las relaciones centro-periferia del conjunto de la ciudad.
TRES.- La cosmopolización del CHQ por la vía del turismo, de la
cooperación internacional, de la declaración de Patrimonio de la Humanidad,
sumada a los efectos que trae la globalización y las nuevas tecnologías de la
comunicación, ha generado un redimensionamiento de su condición y de su
cualidad. Se vive un proceso de desnacionalización de la gestión (vía
descentralización y privatización) y de los referentes identitarios.
En el contexto de estas tres contradicciones la sostenibilidad debe encontrar
sentido porque, caso contrario, si no se las procesan adecuadamente los
valores culturales se erosionarán, la función de centralidad se perderá y sus
relaciones internacionales se deteriorarán. Y lo debe hacer al momento en
que una generación es capaz de transmitir a la siguiente los valores
históricos transformados, a través de una suma de tiempo al pasado o de un
incremento de valor al presente. Y esto se logra cuando se define una
política de actuación que se sustente en un marco institucional específico.
Caso contrario, si estas contradicciones no terminan por procesarse por
medio de una institucionalidad y de políticas urbanas, continuarán
erosionándose los valores histórico-culturales, mermándose la función de
centralidad que caracteriza al centro histórico y marginándose del proceso
de mundialización.
Este proceso de erosión-desarrollo ha buscado ser gobernado mediante
acciones de planificación5, instrumentos jurídicos6 y de acciones de
5
Allí están los planes de 1967, del Área Metropolitana 1973, Plan Quito 1981 y Distrito Metropolitano
1993.
6
Quizás la ordenanza del Centro Histórico de 1967 haya sido uno de los puntos más significativos.
intervención directa, no siempre positivas7, -aunque en el balance general si
lo han sido-. Gracias a ello se cimentaron las bases del actual proceso de
rehabilitación del CHQ.
No será hasta el año de 1988, cuando el Municipio de Quito busca
convertirse en la institución con liderazgo para emprender un programa
significativo de intervención en la zona, que se empieza a revertir la
tendencia del deterioro, a través de una actuación con acciones múltiples.
En ese momento se empieza a desarrollar una política de intervención
general que tiene los siguientes componentes:
Diseño de un Plan Maestro inscrito en el Plan del Distrito
Metropolitano de la Ciudad, que define las siguientes líneas
estratégicas: la mejora y ordenamiento la estructura urbana, la
rehabilitación arquitectónica, la promoción del empleo y la
capacitación, la promoción
del turismo, la preservación de la
memoria histórica y la propia gestión del Plan.
Creación de mecanismos de financiamiento como el FONSAL,
solicitud de crédito al BID y ampliación de la cooperación
internacional.
Propuesta de fortalecimiento institucional a través de un marco
institucional compuesto por los siguientes órganos: de planificación
(Dirección de Planificación), decisión política (Comisión del
7
En este caso se deben resaltar las intervenciones arquitectónicas como el edificio Guerrero Mora o el
teatro Variedades, y urbanas como la Av. Pichincha o los túneles de San Juan, que produjeron
modificaciones irreversibles. Pero también existen los casos de San Sebastián o el Museo Camilo Egas
que son aportes importantes a la rehabilitación.
Concejo Municipal), inversión pública (FONSAL) y vinculación
privada (Fundación Caspicara).
Desarrollo de un conjunto de operaciones específicas que van desde
la recuperación de vías, espacios públicos y edificios patrimoniales,
la reubicación del comercio ambulante, la mejora de la
comercialización,
seguridad
ciudadana
y
otras
actividades
económicas, hasta acciones relacionadas con la racionalización del
transporte y el mejoramiento del medio ambiente urbano, entre otras.
En este significativo esfuerzo emprendido por la MDMQ ha confluido
también la cooperación internacional, entre las que se destaca el BID8 y la
UNESCO9. En el año de 1992 y amparado en este proceso, el Municipio
de Quito solicitó y obtuvo un préstamo del Banco Interamericano de
desarrollo (BID) para la rehabilitación integral del centro histórico10. Para
la gestión de los recursos del préstamo se creó la denominada Empresa del
Centro Histórico de Quito(ECH), a la que en 1997 la UNESCO sumó sus
esfuerzos a través del diseño y ejecución de una propuesta de sostenibilidad
social11, que operaba como complemento al proyecto de rehabilitación del
CHQ ejecutado por la ECH con el financiamiento del BID.
8
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) desde 1974 viene impulsando un trabajo sostenido en el
campo de la conservación del patrimonio urbano en América latina. La primera experiencia fue el plan
COPESCU en Perú y luego de ello ha emprendido acciones significativas en los centros históricos de
Quito (en un 80% de ejecución), Montevideo, Buenos Aires y otras ciudades de Brasil y Bolivia (BID,
2001).
9
La UNESCO cuenta con amplia experiencia en la temática de los centros históricos en América Latina y
El Caribe, viene trabajando en Ecuador y Quito en algunas áreas de cooperación: asistencia técnica,
capacitación profesional y financiamiento, todas ellas destinadas a la rehabilitación del CHQ. La
UNESCO lo ha venido impulsando estas iniciativas porque entre sus políticas prioritarias se establece la
de velar por la conservación integral del Patrimonio Cultural de la Humanidad.
10
Préstamo 822/OC/EC
11
Ver documento: Proyecto de Sostenibilidad Social del Centro Histórico de Quito, Patrimonio Cultural
de la Humanidad, 1997.
En este contexto, la MDMQ solicitó al BID una línea de crédito por un
monto de US.$ 41 millones, para impulsar un programa de rehabilitación
integral del CHL, cuya inversión total sería de US. $ 51.300 millones, incluido un aporte local de US.$ 10.300 millones- que servirían para
impulsar el mejoramiento de la infraestructura urbana; la construcción de
cinco edificios de estacionamiento, equipamiento urbano, el Centro
Cultural, el Museo de la Ciudad; proyectos de rehabilitación con el sector
privado y el fortalecimiento institucional y estudios.
Por otro lado y de manera coordinada, la MDMQ solicitó a la UNESCO
que diseñe un componente de cooperación técnica que permita definir un
perfil del Programa de Sostenibilidad Integral, que tendría como
componentes en una primera fase a la comunicación y concientización, la
constitución de microempresas y prestadores de servicios, la articulación
entre espacio urbano y tejido social y la evaluación y seguimiento, y en una
segunda fase reajustada a la reactivación socioeconómica, la apropiación
sociocultural, la articulación red urbana y tejido social, la promoción y
difusión y la evaluación y seguimiento
El conjunto de este proceso de rehabilitación ha significado una inversión
anual promedio de 12 millones de dólares en un lapso de 12 años. Por la
modalidad de actuación desarrollada y por los recursos generados, el CHQ se
ha convertido en un referente para otras intervenciones en América Latina.
Por todo ello es necesario realizar un alto en el camino para reconstruir la
memoria de lo actuado en esta experiencia práctica; se trata, entonces, de
reflexionar y sistematizar sobre los métodos, directrices, productos y
resultados obtenidos a partir de la realización de un balance crítico del
proyecto de sostenibilidad social, auspiciado por la UNESCO, en el marco de
la intervención de la Empresa del Centro Histórico de Quito; se trata de
cuestionarse respecto de lo que se ha aprendido en la ejecución del proyecto
con la finalidad de acumular conocimientos y experiencias para luego
transmitirlas.
Para ello, este trabajo se desarrollará siguiendo la siguiente lógica
expositiva:
Una primera parte, en la que se buscará hacer una aproximación teórico-metodológica
de la sostenibilidad para los centros históricos; una segunda referida al caso de Quito en
términos de su representatividad y el proceso de actuaciones seguido; una tercera donde
se analiza el proyecto de sostenibilidad social del CHQ a la luz de su enfoque y
conceptos usados, de sus contenidos, de los productos y resultados obtenidos y de la
relación de estos elementos con los enunciados propuestos; y , una tercera donde se
tratará de extraer algunas conclusiones tendientes a buscar generalizaciones y réplicas.
2. LA SOSTENIBILIDAD: aproximación teórico-metodológica
Los centros históricos nacen y cambian a lo largo del tiempo porque tienen
historia y, por lo tanto, memoria propia. Es decir, que en la actualidad son
distintos a lo que fueron en el pasado, por que son procesos históricos
cambiantes. Esta condición histórica del objeto hace que los marcos
teórico-metodológicos que permiten comprender y actuar se modifiquen
también. De allí que estemos presenciando lo que algunos autores llaman
un “cambio de paradigma”.
2.1. La transformación de los centros históricos en el nuevo patrón de
urbanización en América Latina
En América Latina el patrón de urbanización ha entrado en un franco
proceso de transformación: si desde la década del cuarenta la lógica de la
urbanización se dirigió hacia la expansión periférica en la actualidad lo
empieza hacer hacia la ciudad existente, produciendo una mutación en la
tradicional tendencia del desarrollo urbano, exógeno y centrífugo, hacia
uno endógeno y centrípeta, desde una perspectiva internacional. Esto
significa una urbanización caracterizada como introspección cosmopolita
(Carrión 2002). Por eso se supera el tradicional concepto de ciudad como
frontera a uno de ciudad abierta que permite construir el concepto de
ciudad en red y también pasar de la urbanización de la cantidad hacia la
ciudad de la calidad.
Con esta vuelta de prioridad a la urbe construida12, el centro histórico cobra
un sentido diferente, planteando nuevos retos vinculados a las
accesibilidades, a las centralidades intra urbanas, a las simbologías
existentes y a las relaciones sociales que le dan sustento. De esta forma se
revaloriza la centralidad histórica y plantea el reto de desarrollar nuevas
metodologías, técnicas y conceptos que sustenten otros esquemas de
interpretación y actuación sobre ellos. Se abren nuevas perspectivas
analíticas y mecanismos de intervención en los centros históricos de
América Latina, que buscan superar los paradigmas que parten de lo
monumental -como hecho inicial y definitivo- abstrayendo los contextos
económicos, sociales e históricos. En otras palabras, con este cambio en la
urbanización, el centro histórico cobra un peso singular y cambia también
su naturaleza.
La transformación sustancial del objeto centro histórico y, de manera
correlativa, de las formas de entenderlo y actuar, tienen que ver, al menos,
con las siguientes tres situaciones:
12
Que exige políticas y acciones urbanísticas dentro de las ciudades, es decir: la urbanización de la
ciudad o, en otras palabras, la reurbanización.
a) Incremento de la pobreza urbana.
América Latina ha visto incrementar notablemente el número de pobres
dentro de sus ciudades. Un reciente estudio de Arraigada (2000) consignó
que el 62 por ciento de los pobres habitan en las ciudades. Si esto es así, no
solo que la mayoría de la población urbana es pobre sino que las ciudades
en su totalidad también lo son. Esto daría lugar a pensar que hemos pasado
de las "ciudades de campesinos" -que nos mostrara Roberts (1978)- a las
"ciudades de pobres".
Las ciudades de pobres son pobres porque así como el Rey Midas todo lo
que topa convierte en oro, la pobreza donde llega lo encarece y erosiona.
Existen varios estudios que muestran que la pobreza resulta ser mas cara
que la riqueza. Ejemplos de la afirmación son: el acceso al agua potable por
tanque cisterna es más costoso y de menor calidad que por la tubería del
sistema formal. El abastecimiento de víveres es de peor calidad y de mayor
precio en las comunidades urbanas distantes que en los supermercados. La
vivienda, el transporte y el crédito también tienen este comportamiento.
La pobreza en el hábitat tiende a degradarlo. Los sectores de más bajos
ingresos se asientan -como estrategia de sobre vivencia- en los lugares de
renta nula. Esto es, donde las condiciones del sitio son mas complejas para
el desarrollo urbano y donde los servicios no existen o son precarios. Y
también se ubican en los lugares centrales de la ciudad a través del uso
intensivo del espacio (incremento de la densidad) y del alto hacinamiento
de la población, bajo la modalidad económica del tugurio: muchos pocos
hacen un mucho. En uno y otro caso llevan al deterioro del medio ambiente
urbano, sea natural o construido.
Esta condición de la pobreza conduce a un ciclo perverso: la inversión
realizada en los centros históricos incrementa las rentas del suelo
(diferenciales y monopólicas), lo cual plantea una disyuntiva: la expulsión
de la población de menos recursos económicos o, en su defecto, el
incremento de la densidad de uso de los soportes materiales por la vía de la
tugurización. Esto significa que el contexto de los lugares centrales está
caracterizado por la existencia de un valor patrimonial de alto contenido,
que tiende a deteriorarse por la falta de políticas públicas y estrategias de
desarrollo urbano para romper este ciclo perverso, mediante la superación
de la pobreza. En otras palabras, que frente a la contradicción entre la
riqueza histórico-cultural concentrada a lo largo del tiempo y la pobreza
socio-económica de la población, se requiere también una política
contradictoria de preservación y desarrollo o, si se quiere de un desarrollo
sostenible y no de conservación como pregona la concepción
monumentalista.
b) La transición demográfica
América Latina concentró en 1950 el 41 por ciento de la población en
ciudades y en el año de 2.000 el 78 por ciento. Esta creciente concentración
de la población en áreas urbanas tiene su contraparte en la a reducción
significativa de las tasas de urbanización, que se expresa en el hecho de que
si en 1950 Latino América tenía una tasa promedio de 4.6, para al año 2000
fue la mitad (2.3). Y esta reducción es lógica porque hay cada vez menos
población residente en el campo y también menor decisión a la migración.
Mas aún, si partimos de la situación de que la migración es un hecho finito,
tenemos que en 1950 había un 60 por ciento de la población
potencialmente migrante, situación que en la actualidad se reduce a una
cifra cercana al 20 por ciento.
Esto significa que en la región se cerró el ciclo de la migración del campo a
la ciudad y del crecimiento vertiginoso de las urbes, que produjo una lógica
de urbanización sustentada en la periferización y la metropolización. Y,
paralelamente, se abrió un nuevo proceso migratorio, esta vez dirigido
hacia el exterior de los países e, incluso, de la región: la migración
internacional.
Hoy muchos de nuestros países tienen: demográficamente sus segundas y
terceras ciudades fuera de los territorios nacionales y continentales13,
económicamente la recepción anual de alrededor de 25 mil millones de
dólares (Avalos, 200214) por concepto de remezas
formación de “ciudadanías múltiples”
16
15
, políticamente la
y culturalmente la conformación -
como dice Beck (1998)- de “comunidades simbólicas” configuradas en
“espacios sociales transnacionales”17. En otras palabras, esto nos lleva
plantear la pregunta de ¿Cómo pensar un centro histórico que no solo que
está disperso en una ciudad sino que está en otras ciudades y países?
Esta doble determinación demográfica --reducción de las tasas de
migración rural-urbanas e incremento de las migraciones por fuera de los
territorios nacionales, en un contexto de globalización de la sociedad-13
La quinta parte de los mexicanos y la cuarta de los cubanos viven en Estados Unidos; Buenos Aires es
la cuarta ciudad de Bolivia, Los Ángeles la cuarta de México, Miami la segunda de Cuba, Nueva York la
segunda de El Salvador. Quito puede ser la segunda otavaleña, México la mayor mixteca o La Paz la más
grande aymara
14
“De acuerdo al Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN) del BID, las remezas en América Latina
alcanzan alrededor de 25.000 millones de dólares al año y se proyecta que de continuar con las tasas de
crecimiento actuales, el valor de las remezas acumuladas para la siguiente década 2001-2010 podría
alcanzar los 300.000 millones de dólares” (Avalos, 2002).
15
México recibe 10 mil millones de dólares anuales por remesas, en El Salvador es la primera fuente de
ingresos y en el Ecuador la segunda. Fenómeno similar en los países Caribeños como Cuba o República
Dominicana; Centro Americanos como Nicaragua o Panamá; y andinos como Colombia o Perú.
16
Reconocimiento a la doble y triple nacionalidad y el otorgamiento del derecho a voto.
17
Esta sería la forma privilegiada de articulación de la “ciudad en red” desde América Latina, que si bien
se apoya en las nuevas tecnologías de la comunicación (NTIC), no tendría tanto peso el determinismo
tecnológico como ocurre con las “ciudades globales”.
plantea una contradicción propia de la urbanización actual: el regreso a la
“ciudad construida” o la introspección y la internacionalización
(introspección cosmopolita), que para el tema de los centros históricos es
fundamental. Lo es porque revaloriza el peso de la ciudad construida y
dentro de ella adquieren mayor significación las centralidades urbana e
histórica. Pero también las pone a competir a ellas, con lo cual la
contradicción entre la centralidad urbana e histórica adquiere una
relevancia sin par, porque hay una disputa de las funciones de centralidad
entre los lugares donde históricamente se concentraban y los nuevos
espacios donde empiezan a desarrollarse18.
c) La globalización y la revolución científico tecnológica.
Se vive a escala planetaria un proceso de globalización de la economía, la
política y la cultura que tiene como contrapartida la localización de sus
efectos en lugares estratégicos: las ciudades. En otras palabras, estamos
asistiendo a un proceso de glocalización (Robertson, 1992) que, para el
caso que nos ocupa, produce tres efectos significativos: primero, reduce la
distancia de los territorios, con lo cual los conceptos principales del
desarrollo urbano se modifican –accesibilidad, centralidad, velocidad-,
segundo, la aceleración y multiplicación de la historia en espacios distintos
y distantes, y tercero, que el espacio principal de socialización queda
circunscrito al ámbito de las nuevas tecnologías de la comunicación.
En el caso concreto de los centros históricos este proceso de glocalización
se evidencia en tres aspectos interrelacionados: en términos económicos, la
18
Gracias a la condición de centralidad que es portador el centro histórico, contiene valores simbólicos
provenientes de las actividades políticas (asiento del Estado nacional), económicas (centro comercial),
culturales (iglesias) y sociales (trama social) que son disputados por una nueva centralidad en desarrollo.
centralidad –urbana e histórica- es un elemento fundamental de la
competitividad de las unidades económicas porque allí se concentran la
infraestructura (servicios, tecnología), comunicaciones (telefonía, vialidad),
recursos humanos (consumo, producción) y administración (pública,
privada). Y en el caso de los centros históricos hay además una proyección
mundial a través del turismo, las remezas y la cooperación internacional.
En términos culturales, es el de la integración social y cultural como
proyección internacional y como mecanismo de mantenimiento y
fortalecimiento del sentido de pertenencia a las culturas locales. Y en
términos políticos, se vive un proceso de desnacionalización en términos de
localización y privatización. Además, con los procesos de reforma del
estado (apertura, privatización y descentralización), el municipio adquiere
un rol mayor, por lo que asistimos a un regreso a la ciudad-estado, donde
los lugares centrales se convierten en los puntos de avanzada de este
proceso.
Estas tres situaciones vinculadas al cambio del patrón de urbanización en la
región, definen tres tensiones estructurales propias de los centros históricos
en América Latina:
La primera tensión, entre riqueza histórico-cultural y pobreza económicosocial, es parte de la esencia de los CHs de América Latina, se expresa en
la presencia de importantes valores culturales -tangibles e intangiblesconstruidos a lo largo de la historia contrapuestos a la existencia de una
población que vive y trabaja en condiciones deplorables. Los singulares
valores contenidos en la trama urbana, el conjunto de bienes
arquitectónicos inventariados, la monumentalidad de las edificaciones
civiles y religiosos, y la ritualidad de la fiesta y la comida, entre otras
actividades culturales que se expresan en su espacio, se contraponen con
una cantidad de problemas sociales y económicos propios del mundo
popular. Esta tensión debe llevar a una política igualmente contradictoria
en términos de preservación y desarrollo.
La segunda tensión entre centro urbano y centro histórico esta latente en la
vida y funcionalidad urbana de los centros históricos. La conformación de
una nueva centralidad urbana --distinta a la del centro histórico-- le pone al
CH en una disyuntiva interesante pero peligrosa: convertirse en reducto de
la memoria (del pasado) o asumir su condición del eje del porvenir urbano
(del futuro); es decir, dejar su condición de centralidad histórica para pasar
a ser barrio histórico o, lo que es lo mismo, asumir la posición alrededor de
lo viejo y lo nuevo. En esta contradicción, la acción pública debe dirigirse a
promover los contenidos de la centralidad histórica que tiene.
La tercera tensión entre lo global y lo local conduce a una
internacionalización inédita de los centros históricos, donde lo global no
debe ser visto como algo externo a lo local y donde los lugares centrales se
articulan en red con otros centros históricos de la misma ciudad y de otras
ciudades. Pero también plantea exigencias en cuanto a la flexibilización de
los servicios e infraestructuras y el fortalecimiento de la cultura local como
forma de proyección mundial.
2.2. Cambio en las formas de actuar en los centros históricos
Este cambio del objeto CH conduce a la transformación de los conceptos
con los que se actúa, así como de sus marcos institucionales.
Si partimos de que en su origen los CHs fueron la ciudad toda, quiere decir
que al principio la ciudad tuvo un gobierno único y general. Esta condición
histórica cambió a lo largo del tiempo porque cuando la ciudad creció
produjo la diferenciación del centro histórico de la ciudad, con lo cual su
gobierno perdió especificidad . Desde este momento el proceso de deterioro
de los centros históricos ha ido de la mano del deterioro de la gestión
pública de los mismos. Primero, porque las políticas urbanas le dieron la
espalda a la centralidad al poner las prioridades del desarrollo urbano en la
expansión periférica. Segundo, porque la presión privada fue tan fuerte que
terminó por desbordarla. Y tercero, porque se construyó una maraña
institucional sumamente diversificada y compleja.
Hoy muchos CHs tienen una población superior a muchas ciudades, una
complejidad urbana importante, un poder simbólico que trasciende el
tiempo y el espacio y, paradójicamente, no tienen una estructura
institucional específica que los gobierne. Muchos CHs son el asiento
principal de los poderes público nacional y/o local, los cuales contribuyen a
definir cualidades simbólicas únicas, pero carecen de competencias de
gobierno exclusivas porque, por un lado, trascienden a territorios mas
amplios y por otro, existen múltiples entidades, cada una de las cuales tiene
un mandato específico sobre este ámbito de la ciudad.
Como resultado se tiene la ausencia de una administración pública propia.
Es decir, que con el paso del tiempo lo que ocurrió con los CHs es que
perdieron las posibilidades de auto gobernarse y lo que quedó fue un marco
institucional de gestión
disperso que cuenta, por un lado, con varias
administraciones de base territorial y, por otro, con un conjunto de
instituciones sectoriales, inconexas y superpuestas. Esto significa que
existe un marco de intervención carente de un referente institucional único,
donde confluyen desarticuladamente organismos nacionales y locales,
públicos y privados.
Esto ocurre en un momento de transición en que se conforma la nueva
modalidad de gestión de este importante espacio público de la ciudad, que
tiene como antecedente a un marco institucional que ha transitado por tres
momentos:
Un primer momento en el que la sociedad civil, representada por
ciertas elites cultas (los notables), reivindica ante el Estado la
necesidad de preservar los valores histórico-culturales de nuestras
ciudades.
Su
propuesta
provendrá
principalmente
desde
la
arquitectura y con un enfoque centrado en lo cultural, entendido
desde una perspectiva artística. Esto es, de la arquitectura como un
hecho cultural y a éste como un arte que deviene en escultura
monumental.
Un segundo momento en el que el Estado nacional construye un
marco institucional a través de institutos especializados o ministerios
de cultura y de políticas públicas inscritas en el fortalecimiento de la
llamada identidad nacional. Aquí el tema logra urbanizarse bajo la
modalidad de conjunto monumental.
Y un tercer momento en que los marcos institucionales de gestión de
los centros históricos se encuentran en transición y son poco claros.
Hoy la discusión sobre los modelos de gestión en los centros
históricos cobra fuerza y es lógico que así suceda si los sujetos
patrimoniales han cambiado y aumentado, gracias a la reforma del
Estado que se vive en América Latina. El marco institucional, las
modalidades de gestión y el carácter de las intervenciones en los
centros históricos, se encuentran en un momento de quiebre. En este
caso la conceptualización se diversifica a través de varias posiciones,
alrededor del tema patrimonial y, principalmente, de la Reforma del
Estado a partir de un doble movimiento interrelacionado: un tránsito
del nivel de gobierno nacional al local (descentralización) y de lo
público a lo privado (privatización)19. Pero si bien ésta es una
tendencia general, no se puede desconocer que en cada caso hay
ritmos, órganos y velocidades distintas, así como también es
peligroso construir una posición teleológica, creyendo que es
inevitable el tránsito de una gestión central a otra local y de ésta a
una privada. Desde la descentralización, se pueden identificar dos
vías: la que proviene del nivel nacional hacia el local, a través de la
transferencia de competencias, que lleva a que los centros históricos
sean administrados desde la órbita municipal en detrimento de la
nacional. Y la que se desarrolla al interior del gobierno local, con la
creación de instancias intra-municipales especializadas. Este proceso
se profundiza con más fuerza dentro de las ciudades más grandes20 y
no está exento de conflictos, porque es parte de las disputas típicas
de las herencias o de la heredad.
Con este cambio del marco institucional se inicia un refrescamiento
significativo en la concepción de las políticas urbanas de la zona, porque se
incorporan nuevas dimensiones -por ejemplo, la económica- que van más
allá de las clásicas miradas hacia lo espacial. Y también los CHs se
convierten en un espacio de disputa y disputado que tiene como telón de
fondo posiciones ideológicas contrapuestas.
19
Se pasa de la gestión de instancias nacionales, tales como los institutos nacionales de cultura (Brasil),
antropología e historia (México), institutos de patrimonio cultural (Ecuador), hacia el manejo de la
competencia por parte de los gobiernos municipales o, incluso, hacia fundaciones o empresas privadas.
20
Este proceso se profundiza con más fuerza dentro de las ciudades más grandes, cual debe interrogarnos
respecto de lo qué ocurre en las mas pequeñas.
De allí surgen dos posiciones: la una que busca la rehabilitación de la
gestión desde lo público y, la otra, que proviene de la transposición
mecánica de la llamada modernización del Estado hacia los centros
históricos mediante la privatización. Si bien la discusión se presenta de
forma dicotómica, daría la impresión de que por esa vía muy poco se puede
caminar. Por eso, quizás sea más importante mirar el movimiento histórico
del tema, para no “satanizar” la acción estatal y peor desconocer la función
de la propiedad privada, que generalmente es la que mayor significación
tiene en el área. Superar esta visión dicotómica es importante y es en la
cooperación público-privado donde se puede encontrar la salidas21.
Si bien se observa esta tendencia general, la realidad de la gestión sobre los
centros históricos muestra una combinación de situaciones. Tenemos un
marco institucional de gestión de los centros históricos que aún no logra
consolidarse, por lo que se pueden encontrar algunas de las siguientes
situaciones:
Hay centros históricos que son administrados por un complejo
institucional disperso, proveniente de un conjunto de sujetos
patrimoniales que tienen competencia para intervenir en ellos. La
ventaja de un modelo disperso proviene de la posibilidad de que
distintos actores construyan órdenes diferentes y de que se expresen
en la realidad de lo diverso. Pero el problema principal radica en la
posibilidad de que cada uno de ellos termine por negar al otro,
neutralizándose mutuamente, con lo cual la renovación puede
devenir en degradación. La inexistencia de espacios de coordinación,
de consenso, de concertación de hegemonías, puede ser más
21
Allí están las experiencias de gestión público-privada de Recife o de Quito, y las propuestas de
construir una autoridad legítima descentralizada de Montevideo o de Río de Janeiro.
perjudicial que beneficiosa. Estamos bajo un modelo de marco
institucional desarticulado y los casos de Quito y de México ilustran
claramente esta situación, siendo los más grandes y complejos de la
región.
Hay centros históricos que tienen una administración concentrada.
En este caso hay un poder local constituido, que cuenta con
suficiente autoridad como para someter bajo sus políticas al resto de
los sujetos patrimoniales. El caso de La Habana, con la Oficina del
Historiador, es ilustrativo, así como también la comuna de Santiago
de Chile donde se produce la correspondencia entre centro histórico
como unidad territorial (comuna) y administrativa (municipio).
Hay centros históricos que cuentan con un conjunto de instituciones
que van hacia la conformación de un complejo institucional
articulado, sobre la base de la autoridad municipal, como núcleo
funcional del complejo. La hegemonía de lo municipal no puede
negar la existencia de otras posiciones institucionales, por ejemplo,
nacionales, porque de esa manera se garantiza la existencia de
múltiples y simultáneas identidades que expresan el derecho al
centro histórico y no se produce un monopolio en la propuesta de
renovación, que sería contraria a la realidad heterogénea de los
centros históricos. Se garantiza, de esta manera, el pluralismo, pero
sin perder gobernabilidad.
Por esta vía se abre, por primera vez, la posibilidad de pensar en el
gobierno de los centros históricos -y no solo de su administración o
gestión-, lo cual le puede otorgar una dimensión política muy interesante,
que permite vincular participación, representación, legitimidad e identidad.
Es probable que este giro pueda empezar a producir situaciones
interesantes e innovadoras en términos teóricos y prácticos. Los casos de
Santiago, como Comuna; el de Río de Janeiro, con una Subprefectura, y el
de Quito, con una Administración Zonal, podrían ser el antecedente para
esta mutación, en la medida en que transiten hacia una autoridad política
elegida democráticamente.
Esto significa que hay una tendencia a que el órgano sea más de gobierno
que de gestión, lo cual le asigna un carácter más político que técnico, que
debe llevar a buscar una autoridad legítima en su origen (elecciones),
acción (eficiente) y rendición de cuentas (transparencia). Por otro lado, se
percibe la ausencia de un modelo de gestión porque, por el contrario, cada
centro histórico busca la modalidad que mejor se ajuste a su realidad.
Queda claro que la idea de 'modelo' de gestión no es buena, porque tiende a
encasillar la riqueza de la realidad en la pobreza de las formulaciones
ideales para, de esta manera, reproducir recetas foráneas.
En suma, se requiere restaurar la gestión pública que se ha deteriorado a la
par de la crisis de los centros históricos. La recuperación del centro
histórico -como espacio público- requiere, de manera ineludible, la
recuperación de su gestión pública. La única posibilidad de rehabilitar los
centros históricos dependerá de la recomposición de su gestión a través de
un marco institucional compuesto por leyes, políticas y órganos diseñados
para el efecto y, sobre todo, de una ciudadanía capaz de potenciar el orden
público ciudadano.
2.3 La transformación conceptual de los centros históricos.
Con el cambio de la funcionalidad de las centralidades urbana e histórica
en América Latina, debido a que nos encontramos en otra fase de la
urbanización en la región, se pone en cuestión el marco conceptual con el
que se venía trabajando, lo cual obliga a revisar los marcos teóricos y las
categorías constitutivas del campo22. Como punto de partida, se debe:
1. Superar las concepciones monumentalistas, bajo sus dos vertientes:
una desde la arquitectura, que propugna la restauración y otra desde
el urbanismo, que se inscribe en la formulación de normas generales
de conservación23.
2. Superar la concepción casuística de los “tipos ideales”, donde cada
caso exitoso se convierte en una especie de “escuela de
pensamiento”, que busca ser replicado y generalizado. En otras
palabras, se debe superar la visión unilateral con perspectivas
localistas y determinaciones físico-espaciales.
Este nuevo contexto de los centros históricos conduce a un cambio de
paradigma o de ruptura epistemológica24, que tiende a superar sus visiones
tradicionales a través del tránsito de una concepción físico-espacial hacia
una visión holística e integral, de una interpretación monumentalista
sustentada en la arquitectura y el urbanismo como artes, hacia otra
pluridisciplinaria, así como de una inmediatista hacia una permanente de
rehabilitación que expresa una cultura. En este tránsito empieza a tener un
peso significativo el concepto de sostenibilidad.
22
Coraggio (1988) define a la categoría como: "aquella determinación de existencia, constitutiva de un
campo de fenómenos limitado científica y no empíricamente".
23
Se trata de aplicar las llamadas “cartas”, que surgen de sendas reuniones internacionales donde
especialistas de elite deciden sobre el porvenir de todos los centros históricos del mundo. Allí están las
cartas de Atenas, Venecia, Quito, Cuzco, entre otras.
24
Los paradigmas son "realizaciones científicas universalmente reconocidas que, durante cierto tiempo,
proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad científica". (Kuhn, T. 1975: 13)
Para producir este salto se propone un desarrollo teórico-metodológico a
partir de cuatro conceptos ordenadores que permitirán reorganizar el
campo: tiempo (historia), espacio (territorial), herencia (patrimonio) y
preservación (sostenibilidad).
Hacia lo histórico. Lo antiguo y lo moderno no tienen que ser conceptos
excluyentes y, mucho menos, contradictorios. Lo antiguo es generador de
lo moderno y lo moderno es una forma de conferir existencia a lo antiguo.
Así como no se trata de dos momentos distintos y diferenciados de la
existencia, tampoco los debemos entender bajo una secuencia lineal
evolutiva. Hay que pasar del tiempo a la historia y entender que la
intervención en los centros históricos comienza algún momento, pero no
debe concluir nunca. Se trata, si es una política adecuada, de una política
sin fin de agregación de valor; porque caso contrario el proceso se
interrumpe y la degradación se impone. De allí que se trate de crear una
cultura permanente de intervención, es decir de durabilidad como
componente de la sostenibilidad.
Hacia lo territorial. Se debe partir de que el territorio es condición de
existencia de lo social, y no, como generalmente se cree, un continente
ocupado o desocupado por algo físico externo. Esto significa que la lógica
espacial de los procesos sociales debe ser descifrada a partir de las leyes de
la sociedad; lo cual nos conduce al concepto de organización territorial25.
El centro histórico, en esta perspectiva, es una organización territorial
sostenida por un proceso social que tiene dos opciones, en función de actos
25
"Cuando una configuración (espacial) es sostenida por un proceso social que la refuerza y conserva o
cuando es producto de actos voluntarios en función de ciertos objetivos conscientes la denominaremos
organización territorial" (Coraggio 1988:34).
voluntarios con objetivos conscientes (políticas): transformarla o
conservarla.
Hacia lo patrimonial. Hay que entender al centro histórico como una
relación social compleja y particular donde los sujetos patrimoniales
definen el ámbito específico de la conflictividad (la heredad) y el
mecanismo de transferencia generacional (durabilidad)26. Lo patrimonial es
la categoría que permite articular lo histórico con lo territorial.
Hacia la sostenibilidad. El carácter del Centro histórico se debe a la
condición y cualidad del proceso que porta; esto es, a la necesidad de verle
en movimiento y, por lo tanto, que perdure en el tiempo con el fin de que
las futuras generaciones puedan satisfacer sus necesidades en el presente
sin perder su base histórica con el pasado. En ese sentido la sostenibilidad
supera a los conceptos de preservación y conservación de la concepción
monumentalista. Ya no se trata de conservar lo que algún día fue, sino de
darle sentido a su proyección hacia el futuro sin desconocer su anclaje
histórico. Por eso es preferible el concepto de desarrollo sostenible, porque
contiene a los polos de la contradicción en el tiempo.
2.4. El concepto de Sostenibilidad
Si bien la vinculación entre la economía y el medio ambiente ha estado
presente desde hace mucho tiempo y desde múltiples formas, solo desde
fines del siglo pasado y a partir de la evidencia de graves impactos de la
contaminación y disposición de desechos del proceso de industrialización,
esta preocupación toma cuerpo. Así tenemos que a inicios de la década de los
años setenta –gracias al primer Informe del Club de Roma- se extendió el uso
26
Los sujetos patrimoniales son aquellos que se reconocen, apropian y protegen el CH.
del concepto “ecodesarrollo” como mecanismo para conciliar el aumento de
la producción (desarrollo) sin que se afecten los ecosistemas (ambiente) o, en
otras palabras, se reconozcan los límites ecológicos que tiene el crecimiento
económico mundial (Sachs, 1994).
Posteriormente, en el Informe “Bruntland” sobre Nuestro Futuro Común
(1987) y desde un enfoque que privilegia la relación naturaleza sociedad se
introduce el concepto del “desarrollo sostenible”, en sustitución del
anterior –ecodesarrollo-, para entenderlo a partir del enunciado
generalizado de que “la satisfacción de las necesidades de la generación
actual, no deben comprometer la capacidad de las generaciones futuras
para satisfacer las suyas propias”. Desde este momento y a través de
diversos discursos e interpretaciones se entiende a la sostenibilidad como
un nuevo paradigma de desarrollo, instituido oficialmente desde la
Conferencia de Río Janeiro en 1992 y ha sido adoptado por todas las
instancias de la ONU, que tiene que ver con una nueva ética en la que los
seres humanos constituyen el centro y la razón de ser del proceso de
desarrollo y en la cual “los objetivos económicos del progreso estén
subordinados a las leyes del funcionamiento de los sistemas naturales y a
los criterios de respeto a la dignidad humana y de mejoría de la calidad de
vida de las personas”27.
La generalización y legitimidad que ha adquirido el concepto de
sostenibilidad hace pensar que se trata de un concepto polisémico; es decir,
que tiene distintos significados. Generalizado en el sentido de que está
presente en todo el planeta y de que hay una tendencia a usarlo asociado a
muchas disciplinas: desarrollo sostenible, ciudad sostenible o sustentable,
27
GUIMARAES R. La ética de la sustentabilidad y la formulación de políticas de desarrollo. En
Ecología Política Naturaleza, sociedad y utopía. CLACSO. Buenos Aires 2002. p66
capitalismo sustentable, sostenibilidad económica, sostenibilidad social,
etc. Legitimado por cuanto es difícil cuestionarlo, en tanto es parte del
bagaje teórico de organismo internacionales, estados y organizaciones de
las sociedades nacionales y locales. Es decir que la generalización a lo
largo del planeta y la legitimidad política del término revelan el contenido
diverso que tiene según el lugar o la institucionalidad que se trate.
La ambigüedad del concepto y el posterior acuñamiento nos remite a
indagar el contenido y las variaciones conceptuales que se han observado
en los dos conceptos matrices: desarrollo y sostenibilidad.
El concepto de la sostenibilidad, surge como concepto a partir de 1987 y
ampliamente divulgado a partir de la conferencia de Río de Janeiro de 1992,
orientado inicialmente a realizar una “corrección” ecológica de los efectos del
proceso urbano-industrial evoluciona a la noción de “capital a transferir de
generación en generación”
28
y de que cada generación debe vivir de los
intereses derivados de la herencia recibida y no del propio capital principal.
El concepto del desarrollo evoluciona desde las concepciones puramente
cuantitativas de la economía hacia, por un lado, las que enfatizan en los
factores que generan bienestar –a través de los mecanismos de distribución
entre la población como consecuencia directamente del crecimiento
económico y del patrón de consumo generado- y por otro, las que enfocan
el “Desarrollo Humano” como el proceso de ampliación de las opciones de
la gente que se crean con la expansión de la capacidad humana y su
funcionamiento para vivir una vida larga y saludable, tener conocimientos
28
Entendiéndose para el efecto a este capital compuesto de tres componentes: el artificial que comprende
edificios e infraestructuras; el humano entendido como ciencia, conocimientos, técnicas y el natural
constituido por el aire puro, agua pura, diversidad biológica. RUANO Miguel. “ECOURBANISMO,
entornos humanos sostenibles”. Editorial Gustavo Gili. Barcelona 1999. p10
y acceso a los recursos para una vida decente el proceso también de
procurarlas de manera equitativa, participativa, productiva y sostenible29.
2.5. Sostenibilidad en las ciudades
De esta manera si asumimos al desarrollo como la creación de un ambiente
propicio para que los seres humanos disfruten de una vida prolongada,
saludable y creativa y a la sostenibilidad como capital de transferencia a
auto reproducirse, nos acercarnos a reconocer como marco conceptual de
sostenibilidad para las ciudades y el desarrollo urbano al “incremento de
riqueza material, como aumento de la calidad de vida -definición variable
según la cultura- y la reproducción de las condiciones sociales, materiales
e institucionales para seguir adelante con este desarrollo (urbano) ” (Borja
y Castells, 1998).
Si nos referimos al sistema urbano sobre el que se organiza la vida de gran
parte de los hombres podemos afirmar que su sostenibilidad dependerá de la
posibilidad que tiene de abastecerse de recursos y de deshacerse de residuos,
así como de su capacidad para controlar las pérdidas de calidad tanto interna
como ambiental que afectan a su funcionamiento. La búsqueda de
rentabilidad a corto plazo característico de los procesos urbanos actuales ha
producido un conjunto de externalidades no deseadas y de sistemas cuya
generalización territorial (expansiva) resulta insostenible, ya sea por que
ciertas mejoras obtenidas en las condiciones de salubridad y habitabilidad de
las ciudades se consiguen generalmente a costa de acentuar la explotación y
el deterioro de otros territorios o porque este tipo de crecimiento pone
también en peligro las propias mejoras en salubridad y habitabilidad
29
En esta línea del desarrollo humano existen otros enfoques interrelacionados, como el etnodesarrollo y
el desarrollo local que privilegian características específicas de la cultura, la sociedad o la geografía.
conseguidas para el “mejor” desenvolvimiento de la vida urbana,
básicamente de infraestructura y servicios públicos, espacio público y
patrimonio construido. En estas circunstancias “el desafío de la sostenibilidad
urbana apunta a resolver tanto los problemas experimentados en el seno de
las ciudades, como los problemas causados por las ciudades”30.
La perdida de las condiciones de habitabilidad de la población urbana es
generalmente correspondiente con la mayor falta de sostenibilidad de los
sistemas urbanos. La Unión mundial de la Conservación (Programa De
Medio Ambiente de las Naciones Unidas y del Fondo Mundial para la
conservación de la Naturaleza) proclamo en 1991 que “el desarrollo
sostenible implica mejora de la calidad de vida dentro de los limites de los
ecosistemas” y, a fin de acomodar la idea de sostenibilidad a la ciudad, el
Consejo Internacional de Iniciativas Ambientales Locales (ICLEI) propuso la
definición de desarrollo sostenible como “aquel que ofrece servicios
ambientales, sociales y económicos básicos a todos los miembros de una
comunidad sin poner en peligro la viabilidad de los entornos naturales,
construidos y sociales de los que depende el ofrecimiento de estos servicios”
2.6. La sostenibilidad en los CHs.
La utilización del concepto “sostenibilidad” en los centros históricos es
reciente y ha sido la UNESCO la que lo incorpora en el marco conceptual
de los CHs y lo ha venido impulsando, tanto para su comprensión teórica
como para su ejecución práctica. La preocupación de la UNESCO por el
deterioro y la erosión patrimonial que sufren los CHs ponen en cuestión el
sentido de futuro, debido al tipo de desarrollo urbano, a la
30
HTTP: // habitat.aq.upm.es/ “Ciudades para un futuro mas sostenible” Escuela Técnica Superior de
Arquitectura de Madrid. p5
refuncionalización de los lugares centrales, al avance de la pobreza actual y
a las características de las políticas implementadas. De allí surge la
búsqueda del concepto de sostenibilidad como de previsión de futuro.
Su primer antecedente se lo puede encontrar en la búsqueda del
complemento al desarrollo sostenible desde la perspectiva cultural. Allí
nace la definición de desarrollo culturalmente sostenible que implica un
“desarrollo basado en ideas, valores, patrones intelectuales, morales y
estéticos compartidos por la comunidad” (Jokilehto, 2002,21).
Tal definición supone que tras la sostenibilidad hay la intención de un
desarrollo que tiene que ser integral (no solo físico), durable (mantiene el
curso), equitativo (redistribuidor) y participativo (compartido por la
comunidad).
La satisfacción de las necesidades de las generaciones actual y futura se
inscribe en un sentido del devenir que tiene una perspectiva de largo plazo
y de durabilidad del estado de cosas31. Se trata –entonces- de la persistencia
de un sistema en movimiento que mantiene el curso de los acontecimientos,
pero que tiene un límite en el hecho de que no es eterno; porque así como
nació y se desarrolló también pueden desaparecer. En otras palabras, la
sostenibilidad o durabilidad de los CHs tiene un sentido histórico.
Pero así como tiene que tener durabilidad32 también debe tener un orden a
partir del cual se satisfagan las necesidades generacionales; esto es un
sistema social que lo conserve, refuerce o transforme. En esta perspectiva
aparece la necesidad de incrementar mas tiempo al pasado --sumar valor al
31
“(Un) sistema sostenible es aquel que sobrevive y persiste” (Patten, 1995, citado por Mendes Zancheti,
2002, 84)
32
En francés lo sustentable se lo entiende como durable.
valor previamente existente-- dentro de los límites que establece la
persistencia del sistema y la satisfacción de las necesidades sociales. Por
ello la sostenibilidad se expresa en una doble dimensión interrelacionada:
preservación (de relaciones, valores) y desarrollo (movimiento) del
sistema, en la perspectiva de la protección social (económica, cultural) y
territorial (soportes materiales, urbanismo).
2.7. Los ámbitos de la sostenibilidad en los CHS.
La concepción de sostenibilidad ha de reconocer como premisa básica que
el CH –como la ciudad que lo contiene- es el resultado de la intersección
entre sociedad y espacio y, por lo tanto, está constituido no solo por
herencia material y física –edificios, calles, plazas, fuentes, esculturas y
una gran cantidad de detalles y texturas- como tampoco por lo que se
conserva de su entorno natural sino también por la población que lo habita,
sus trabajos, sus costumbres y actividades, las relaciones económicas y
sociales, las instituciones y organizaciones civiles, las creencias y rituales
(Gutman, 2002). Esto significa que el CH es una organización territorial
sostenida por un proceso social que tiene dos opciones: transformación o
conservación, en función de actos voluntarios con objetivos conscientes
(políticas).
Es en la articulación de lo social y lo físico que es factible encontrar las
determinaciones del concepto de sostenibilidad: la una de carácter históricotemporal, que se expresa en la búsqueda del equilibrio a largo plazo entre
preservación y desarrollo -a la manera de la existencia de un "futuro del
presente" o, lo que es lo mismo, no hipotecar el futuro; eliminar el corto
plazo que impide tener una perspectiva que elimina el sentido de utopía; y no
desconocer el pasado, propio del pragmatismo reinante, que conduce a una
pérdida de identidad. Y la otra, teórico-conceptual, que comprende una
perspectiva de características holísticas, en el sentido que entraña la
necesidad de entender y gestionar el CH en su totalidad y globalidad.
Por eso los ámbitos de la sostenibilidad son múltiples y deben encontrarse
en sus determinaciones específicas: integralidad,
durabilidad, equidad,
heterogeneidad y participación; y en los componentes: social, económico,
cultural, político y físico.
Las determinaciones específicas
La integralidad, debe buscar superar la concepción monumentalista33; en el
sentido de no seguir sumando componentes y mas bien reconstruir la
unidad analítica, el objeto del conocimiento y el campo de intervención. Se
trata de superar las visiones que conducen, por un lado, a acciones físicas
aisladas de arquitectura o urbanismo, o a los tradicionales puntos de vista
dicotómicos con los que se intenta definir nuevos campos de intervención
(tangible-intangible o material-espiritual)
La durabilidad, es una determinación de existencia de la sostenibilidad en
el sentido de que debe mantener el curso de un CH como sistema, pero
siempre dentro de su condición histórica; esto significa que hay
sostenibilidad en un CH cuando tiene un sentido de permanencia el
movimiento; esto es, de continuidad en el cambio, porque el sentido de la
permanencia no se refiere a la inmutabilidad, sino al límite que debe tener
33
Esta concepción evolucionó de una integralidad entendida a partir de la incorporación de las amenazas
de los llamados agentes externos (clima, eventos naturales, materiales) a los monumentos, con la
incorporación de representantes de las ciencias físicas, químicas y naturales (Carta de Atenas).
Posteriormente se entiende la integralidad a partir de la sumatoria de ciertas variables sociales que definen
el entorno histórico del monumento (Normas de Quito, Montevideo). En uno y otro caso la integralidad es
entendida como la suma de atributos “externos” al monumento y no como la definición de un nuevo
objeto de pensamiento.
el cambio, en el contexto de la transmisión generacional del patrimonio -de
una sociedad hacia otra-. En este contexto la historia opera como fin y
medio de la transmisión. Esta comprensión permite concebir al centro
histórico como el ámbito que opera como eslabón que integra el pasado con
el futuro deseado, a través de su actual presencia
La equidad es una condición esencial de la sostenibilidad por que permite
romper con las asimetrías, que son componentes que distorsionan. El
equilibrio en sus relaciones multidimensionales (físico-social, actores) se
alcanza con la redistribución y la transmisión generacional, la apropiación
social y colectiva. En este sentido es necesario plantearse el reconocimiento
del derecho y el deber que tienen los sujetos patrimoniales al CH, a través
de un adecuado procesamiento de las demandas funcionales, sociales,
económicas y ambientales. Este punto de partida permitirá que los sujetos
patrimoniales endógenos (residentes, comerciantes, trabajadores) y
exógenos (turistas, usuarios y cooperación internacional) persigan la
igualdad en la diversidad.
La heterogeneidad es una de las determinaciones de la sostenibilidad de los
CHs, en tanto reconocen que éstos concentran la diversidad y son, por
tanto, el lugar de la pluralidad por excelencia. Concentran múltiples
funciones, son policlasistas, multiculturales y albergan varias historias por
que suman tiempos distintos. Este reconocimiento permite superar los
planteamientos homogeneizantes que provienen de las concepciones
monumentalistas34.
34
El monumentalismo plantea el respeto exclusivo a la agrupación, homogeneidad de escalas, volúmenes
y usos de los soportes materiales originales.
La participación es una condición necesaria de la sostenibilidad en la
medida en que la producción, preservación y desarrollo de los CHs es
realizada desde una sociedad con sujetos patrimoniales activos. Esto
significa que es un espacio público compartido por una comunidad que
debe transferir a otra mediante la agregación de valor histórico, apropiación
colectiva y uso simbiótico (lugar de encuentro) y simbólico (lugar de
identidad que trasciende el tiempo y el espacio).
Los componentes.
Los componentes de la sostenibilidad se definen desde una perspectiva
multidisciplinar, donde los principales son los siguientes:
Social. Los CHs son lugares de vida, trabajo y recreación, son el soporte de
una organización social explícita que le dio origen y sentido de
permanencia en el tiempo y además es la que transfiere y recepta, como
herencia, el patrimonio. Esta sociedad está compuesta por sujetos
patrimoniales directos e indirectos que pueden tener origen local
(residentes, comerciantes, inquilinos, transeúntes), nacional (capital
inmobiliario, ministerios) o internacional (turismo, cooperación)35, que en
conjunto deberían estar involucrados en el proceso de preservación y
desarrollo de los CHs, con derechos y deberes que deben ser identificados y
reconocidos.
Cultural.
Los CHs son espacios del patrimonio tangible e intangible de una ciudad y
nación, y contienen una arquitectura, urbanismo y un poder simbólico,
35
En América Latina los CH son un ámbito explícito del mundo popular, lo cual debe conducir a mejorar
su calidad de vida a través del “ascenso social” -no de la expulsión- , potenciar su sentido de pertenencia
y generar una propuesta de democratización del patrimonio.
testimonio de la vida y costumbres acumuladas a lo largo de la historia fiestas, procesiones, historias, mercados- son expresiones de la riqueza
cultural de un país y el reflejo de las múltiples culturas que lo componen.
Son por lo tanto el testimonio de la historia de la arquitectura y urbanismo
y de la historia social que contribuyen a la identidad cultural de la ciudad,
país y de sus habitantes.
Desde esta perspectiva es necesario concebir al centro histórico bajo la
noción de herencia o legado, pero bajo la forma de patrimonio, entendido
este, como el ámbito de un conflicto social particular con sujetos
patrimoniales (herederos) con sus respectivas tensiones, intereses e
interrelaciones y como la transferencia socio-generacional del valor
patrimonial, en la perspectiva del devenir. De esta manera se define el
carácter de la sostenibilidad, de la continuidad en el cambio y la existencia
de una cultura de la conservación, del mantenimiento y del desarrollo
urbano.
De esta manera, el concepto “patrimonio” hace referencia a la construcción
de la sostenibilidad de los centros históricos, deducida de la transmisión
patrimonial de un período y de una comunidad específica hacia un
momento y una sociedad distinta. El traspaso social del testimonio
(patrimonio) se desarrolla en el marco de un conflicto que debe incrementar
valor en el proceso de transmisión. En el caso contrario, estaríamos en un
momento en que los centros históricos se congelan y, por lo tanto, se
estanca; es decir, que entran en franca decadencia y posible muerte. La
posibilidad de mantener vivo un centro histórico depende de la suma de
valor que se haga, porque de esa manera se añade más historia; o, lo que es
lo mismo, se incrementa más presente al pasado.
lograr la apropiación cultural del CH por parte de la población, fortalecer la
identidad y la memoria colectiva sobre su pasado histórico. Impulsar la
apropiación social del patrimonio a partir de la vinculación de los
habitantes con la ciudad histórica y de la identidad que genera
Económico.
Los CHs son áreas económicas especificas con actividades y actores
formales e informales vinculados a la ciudad de la que forman parte como a
lo global, por su condición de patrimonio instalado y de activo de capital;
se trata de un lugar para la inversión en conservación de monumentos, un
espacio para promover el desarrollo económico social y una zona para
impulsar acciones publicas y privadas en diversos sectores de la economía,
residencia, turismo, e infraestructura destinados a mejorar las condiciones
de productividad de empresarios, trabajadores y habitantes que garanticen
la sostenibilidad de las características “central” e “histórica” e impulsen su
competitividad y desarrollo económico.
En lo político – administrativo.
Los CHs son el espacio social más adecuado para potenciar la ciudadanía
patrimonial (derecho y deber; democratización del patrimonio) y crear un
marco institucional eficaz y eficiente de gestión, sobre la base de una
administración integral y participativa del proceso de rehabilitación del
CH.
En lo físico-ambiental.
El CH es el espacio público de integración con el ambiente geográfico que
lo caracteriza y elemento potenciador de la identidad y autoestima de los
ciudadanos. Lo físico-espacial es la estructura que se expresa en los
soportes físicos -sean arquitectónicos o urbanos- que explican la existencia
del centro histórico, en el marco de las condiciones naturales del sitio en el
que se encuentra localizado
3
EL CASO DE QUITO: representatividad y proceso para la
sostenibilidad
a.
Representatividad en el universo de los centros históricos
El universo de los centros históricos en América Latina se caracteriza por la gran diversidad de situaciones36
.
Los CHs pueden tener distinta
(reciente
,
calidad patrimonial (Medellín y Lima),
antigua), cantidad de población37 (residente, usuaria
metropolitanas, intermedias pequeñas),
,
orígenes históricos.
tipos de
En este caso hay CHs
,
tiempo de la intervención
turística), rangos de ciudades (capitales,
institucionalidad (nacional o local, pública o privada)
u
que se inician, por ejemplo, en los períodos prehispánico
zco), colonial (Popayán), republicano (Santiago) o moderno (Brasilia), lo que lleva a que, por un lado,
(Cu
puedan haber varios centros históricos con orígenes distintos al interior de una ciudad y, por otro, que los centros
históricos se configuren a lo largo de la historia y no en un
solo
período y asociado generalmente al de la
,
,
fundación de la ciudad.
Esta heterogeneidad se la puede percibir en el listado de los centros
históricos declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Allí se
observa una gran dispersión de realidades, que van desde el tamaño, rango,
antigüedad y estado de conservación, entre otras. Estas diferencias se han
construid
oa
36
"... tanto el patrimonio cultural como las estrategias planteadas para el problema de la conservación y el
uso de aquél, son extraordinariamente desiguales entre los países latinoamericanos. Sería injusto, o poco
técnico, aplicar los mismos criterios de evaluación y medida a lo ocurrido en México, en Colombia o en
Chile, por ejemplo. Las circunstancias históricas y sociopolíticas que priman en cada caso pueden ser
enormemente distintas, en su índole y acción. Las soluciones recomendables para un país no lo son para
otro. Esa es otra limitación grave de la ortodoxia conservacionista, debido a la cual la realidad toma
frecuentemente revancha de la teoría, a costa del patrimonio arquitectónico" (Tellez 1995: 24).
37
En cuanto a la población -independientemente de su tamaño- tenemos centros históricos que viven
procesos de despoblamiento o re poblamiento; es decir que hay centros históricos que han perdido
población o que lo han aumentado. Pero también, debido a su condición de centralidad, se tiene una
afluencia diaria de población que supera con creces a la residente.
lo largo de la historia en la dinámica urbana de su producción y
,
en las condiciones particulares del medio en el que
se inscriben.
Este universo altamente diferenciado de los centros históricos es una característica que debe ser remarcada, ya que
expresa la gran riqueza que existe y porque, a su vez, exige creatividad analítica a la hora de definir metodologías
para captarlos y actuar38. También pone en cuestión las clásicas reducciones mod
élicas, que intentan imponer,
encasillar o vender modelos externos a cada una de las realidades como forma de replicar o reproducir los llamados
casos exitosos39.
Gráfico No. 1
Centros Históricos declarados patrimonio en América Latina
38
Ello supone construir y evaluar conceptos con niveles de abstracción elevados, recurrir a tipologías
analíticas y de intervención, modelos generales, casos exitosos o imponer la casuística del llamado
‘ensayo error’.
39
Los casos exitosos pueden existir en la tensión existente en el hecho de que ninguna ciudad ha resuelto
todos sus problemas aunque, es justo reconocer, que cada ciudad ha encontrado alternativas a alguno de
sus problemas. En esa dinámica siempre se puede encontrar algo bueno que mostrar.
Es necesario plantear la representatividad que tiene el caso de Quito, mediante
dos dimensiones: el objeto CHQ propiamente dicho y las características de
su gestión, por que lo que se trata es de encontrar experiencias interesantes
de gestión de los CHs para situaciones similares a las del CHQ. Con esto se
quiere decir que la representatividad esta dada mas por las características
de los problemas y las alternativas de solución planteadas que por el caso
como totalidad.
El Centro Histórico de Quito se caracteriza por:
• Ser un centro constituido sobre un asentamiento matriz inca que sin
embargo mantiene como
evidencias actuales un trazado y
morfología de origen colonial y formas comunes de apropiación y
disputa del espacio
• Su localización en la mitad del mundo, en la ciudad capital de
Republica, lo que potencia su rol tanto como centro geográfico a
nivel nacional y continental así como centro simbólico de la cultura
andina.
• Constituir la sede del Gobierno Nacional y Municipal y asiento de
los órganos principales del Estado -por ser capital del Ecuador- y de
la jerarquía eclesiástica.
• Estar ubicado a 2.860 msnm y enclavado físicamente en una cuenca
protegida por sus cuatro costados que ha condicionado el crecimiento
de altura y lineal de la ciudad hacia el norte y el sur ratificándose de
esta manera su condición epicentrica, es decir de centro geográfico
de la ciudad.
• Pérdida continua y consistente de población residente y creciente
incremento de la población usuaria del centro, que se explica por los
cambios de usos de suelo.
• Conservar en relativo buen estado sus valores patrimoniales gracias a
la inserción tardía a los procesos de industrialización y urbanización
(Modernización), lo cual no provocó cambios significativos en los
lugares centrales, como ocurrió en otras ciudades de la región.
• Quito es una de las primeras ciudades en ser declarada Patrimonio de
la Humanidad, gracias a la calidad de sus CH, lo que le posiciona bien
en el concierto internacional y lo convierte en un “caso” interesante y
representativo para los 33 ciudades Patrimonio de la Humanidad
existentes en América latina.
• El CHQ es un lugar donde se concentra la pobreza y el mundo de lo
popular, lo cual sirvió para que la municipalidad lo declare en 1989
como “patrimonio popular”, condición que ha posibilitado reconocer y
visibilizar a los sujetos patrimoniales residentes como elementos
principales de su condición vital.
• No ha perdido centralidad y eso le hace ser un “caso” interesante de
perdurabilidad. Es además el centro geográfico de una ciudad
longitudinal, donde se convierte en un nudo que impide la relación
entre el norte y el sur, lo cual le convierte en un mal necesario para el
desarrollo urbano.
Desde las perspectivas de la gestión se pueden extraer algunas constantes
interesantes, que podrían servir de referentes para otros procesos. Entre ellas
se pueden señalar las siguientes:
• Ser gestionado desde siempre por la Municipalidad40, lo cual es
interesante porque se “adelantó” al proceso de descentralización que
se vive en la actualidad en la región y, por tanto su evaluación no deja
de ser necesaria, para extraer experiencias.
40
Si bien la gestión del CHQ nació de iniciativas nacionales a través del Instituto Nacional de Patrimonio
Cultural
• En la actualidad la gestión transita hacia la constitución de un gobierno
local propio a partir de la aprobación de la Ley del Distrito
Metropolitano de Quito que descentraliza la administración municipal
en administraciones zonales, siendo una de ellas la llamada
“Administración zonal Centro” (1994); que se constituye, por el
momento, en una instancia esencialmente de control.
• Contar con entidades de financiamiento, y ejecución propios que
garantizan inversiones significativas en el CHQ, que sin embargo
todavía funcionan de forma dispersa y descoordinada.
• Su modelo de gestión es “disperso” por la cantidad de instituciones
existentes; pero por la tradición municipal el “núcleo funcional” lo
asume la municipalidad. También hay un intento o un momento de
transición hacia la constitución de un gobierno local a partir de la
llamada “Administración zonal”; aunque da la impresión de ser una
instancia por lo pronto solo de control.
En este contexto de particularidades, la representatividad del CHQ está dada
mas por los problemas propios y las salidas diseñadas y menos por su
condición de caso. En esta perspectiva las singularidades de su gestión son
también interesantes porque evidencian un “adelanto” al proceso de
descentralización que se vive en la actualidad en la región y, por tanto su
evaluación no deja de ser necesaria, para extraer experiencias.
b.
El proceso histórico del CHQ.
Los centros históricos no existen desde siempre, son un producto histórico que tiene un nacimiento y desarrollo
( tendrán un f n?). Si ello es así, es importante plantearse, como punto de partida, la siguiente pregunta :
¿
i
s
s
s
¿Cuándo nacen los centros históricos? ¿Cuándo se constituyen y convierten en objeto particular y
específico de estudio e intervención dentro de la estructura urbana de la ciudad?
Es indispensable tener en cuenta la definición de centro histórico como concepto histórico, procesual y dinámico,
que tiene un origen y desarrollo; por tanto, requiere de una matriz conceptual que mantenga iguales consideraciones
para captar el movimiento real. Es decir, remitirse a la historia, para encontrar su lógica y devenir. Para ello y
partiendo de la consideración que el centro histórico es un objeto cambiante e histórico que se expresa y resulta de
,
su relación dialéctica con la ciudad, es factible encontrar –en la relación centro histórico/ciudad– asimetrías que
podrían definir períodos específicos de constitución
y desarrollo.
Las etapas.
Si bien el pasado remoto del CHQ se ubica en las épocas prehispánicas y
colonial, éste tiene una historia de alrededor de un siglo. Desde entonces y
en el transcurrir del siglo XIX es posible identificar momentos que, en
principio, pueden ser los siguientes cuatro: la configuración del área matriz; la diferenciación entre ciudad
y centro urbano;
el origen del centro histórico a partir de la distinción entre centro histórico y
centro urbano; y el centro histórico en la
era de la globalización.
La configuración del área matriz
El centros histórico no existi
constitución
urbana
ó siempre. Si bien su pasado remoto se ubica en las épocas anteriores a la Conquista, la
del área se
consolida a fines del siglo XIX y principios del XX, cuando termina por
configurarse el área matriz, pero sin que asuma todavía la cualidad de centro histórico. La consideración de este
espacio como área matriz no niega la posibilidad de que haya
n otros procesos que se den por fuera de ella, tanto en
términos temporales como territoriales41.
Hasta este momento no asume todavía la
cualidad de centro histórico pues no había dentro de la ciudad un espacio
41
Por ejemplo los casos de Guapulo o de la Mariscal Sucre posterior.
que concentre las funciones urbanas principales y centralice las relaciones
con la periferia, porque la escala y complejidad de la ciudad no demandaba
esa especialización. Por eso, el CHQ constituía el todo de la ciudad y
observaba condiciones internas de diversidad y heterogeneidad que
caracteriza a las ciudades.
Históricamente la configuración del área matriz se define en los albores del
siglo pasado y a principios de éste cuando, a partir de la Revolución Liberal
(1895-1910), cuando se inicia el proceso de urbanización bicefálico
(Carrión 1988) y la generalización del modelo de agro-exportación
(Velasco, 1979) en el Ecuador que, entre otros factores, explican la
modificación sustancial del proceso urbano de Quito.
Gráfico No. 2
El Centro Histórico es la ciudad
La diferenciación centro urbano y ciudad
La diferenciación del espacio inicial de la urbe –hoy conocido como centro histórico– con la ciudad toda, debido a
que asume funciones y relaciones que consolidan su condición de centralidad
, dan lugar al segundo
momento.
Es un período bastante largo que culmina en un doble proceso
interrelacionado que se caracteriza por:
• Un crecimiento de la ciudad a la manera de expansión urbana,
que conlleva el desborde de lo que fueron las barreras
naturales de la ciudad: por el lado Sur, el Panecillo y al Norte,
la Alameda. Es interesante señalar que en este período 1904 a
1922 se tiene un crecimiento del área urbana superior en 4
veces 42.
• Una compactación, consolidación y saturación extremas de la
ciudad, que en 1904 alcanza su más alta densidad histórica
(276 habitantes por hectárea)43.
Estos procesos conducen a diferenciar el centro histórico y de la ciudad. La
nueva función que cumple esta parte de la ciudad (de centro urbano) y su diferenciación con respecto al todo (la
ciudad), se produce gracias a
los dos procesos que se desarrollan simultáneamente: por un lado, se llega al límite de
la densificación y consolidación del área matriz y, por otro, y como consecuencia de lo anterior, arranca una
importante expansión que introducirá los factores de diferenciación entre la ciudad y una de sus partes (la centralidad)
y
42
los
cambios de
la
funcionalidad de ella (de ciudad a ‘solo’ centro de ella); en otras palabras, la existencia de
Fenómeno parecido, en términos relativos por las condiciones históricas diversas, al que se observa en
la década del 70 en la ciudad, cuando se tiene un crecimiento en igual proporción y con características
netamente especulativas.
43
“Se dice que Quito tuvo 20.000 habitantes en 1780; alrededor de 35.000 cuando la Independencia. Si
esto es así, en 1905 apenas había recuperado el tamaño que tuvo siglos antes”. (Salgado: 1978, 22). Para
tener una visión espacial del mismo hecho, se puede consultar en Paz y Miño (1960) lo concerniente a la
Cartografía de 1748 realizada por Jorge Juan y de 1904 por la Misión Geodésica.
una
zona
antigua
con cierta homogeneidad compara a
d con la
modernidad en la nueva ciudad44
establecen la heterogeneidad. Es, de alguna manera, la articulación de la
ciudad nueva con la vieja o de la ciudad moderna con la tradicional la que
produce esta diferenciación.
Esto nos
muestra la ruptura de un tipo particular de urbanización la
esta ruptura la que
que da lugar al nacimiento de otro y es
crea una nueva centralidad al interior de la ciudad45. De esta manera, se produce la
diferenciación de dos tipos de urbanización en una misma ciudad, lleva
asuma la función de centralidad,
ndo a que el hoy llamado centro histórico
constituyendo parte esencial de la urbe.
Mientras la densificación y consolidación establecen los límites de la zona
hoy conocida como Centro Histórico, la expansión urbana introducirá los
factores de heterogeneidad externos, propios de una sociedad así mismo
desigual. De esta forma, se gestan las condiciones internas (cualidades
propias) y externas (oposición y contraste) que permiten diferenciar la ciudad de su
nueva centralidad urbana.
Gráfico No. 3
El Centro Histórico, centro de la ciudad
44 Este hecho ha conducido a
pensar que los centros históricos se caracterizan por la homogeneidad, cuando los factores de heterogeneidad propios de una
n producir una estructura territorial homogénea. Mucho menos, una sociedad colonial, que es la expresión más acabada de la
sociedad desigual nunca puede
heterogeneidad.
45
Por centralidad urbana se entiende al proceso concurrente de: por un lado, la 'concentración' de ciertas
funciones urbanas fundamentales como el comercio, la banca, la administración pública y privada, localizadas en ciertos lugares de la ciudad; y, por otro, una determinación de 'centralización' que se constituye
a partir de la confluencia de las relaciones que se establecen entre el centro y la periferia inmediata.
Se debe consignar que lo que hoy es centro histórico en su momento fue la ciudad toda. Esto es importante porque
nos permite
extraer algunas conclusiones importantes: si partimos de la consideración general
que la ciudad es el espacio que concentra la diversidad, la configuración del área matriz tiene que tener esta condición
de heterogeneidad; por tanto, la definición como centro histórico no tiene por qu
é hacerle
primigenia: la diversidad.
perder su esencia
Si fue la ciudad toda, tuvo un gobierno local exclusivo
para la totalidad, que poco a poco fue perdiendo por el crecimiento de la
urbe. Si la centralidad se diferencia del todo –la ciudad– por las funciones particulares que cumple en relación a
ella, se debe concluir que la política urbana debe considerar a la centralidad y que una política sobre la centralidad
debe hacerse en el marco de la
toda ciudad.
Origen del centro histórico
El nacimiento del CHQ, como objeto específico, se produce una vez que la
llamada zona matriz comienza su proceso de deterioro, y lo hace de la
mano, por un lado, de un proceso de recambio social de la población en el
marco de la tugurización, lo cual imprime el sello del carácter popular que
tiene hasta la actualidad y, por otro, del inicio de la pérdida de centralidad
urbana que conduce a la diferenciación entre centro urbano y centro
histórico46. Este hecho es interesante de ser remarcado, porque desde su nacimiento –por tanto, su
crisis47– lleva el signo de la oportunidad, pero no sólo para esta parte importante de la ciudad, sino para la ciudad
toda. Por eso la renovación encara más un sentido de futuro que de reconstrucción de sus condiciones in ciales
i
.
Tugurización
En la década del 30 con el primer proceso de renovación urbana de la
zona48, se define la lógica de la tugurización: hacinamiento, densificación,
inquilinato, redefiniendo el espacio homogéneo no sólo por su notable
riqueza y valor histórico, sino también por la concentración de la pobreza
social. Esta tensión la convertirá en problemática de pensamiento e
intervención con particularidades propias.
La tugurización comienza con la crisis del modelo de agro-exportación y su
consecuente impacto en la urbanización ecuatoriana, a través de la
agudización de la migración hacia Quito y Guayaquil, básicamente por la
expulsión de la población agraria-campesina ubicada en las zonas en crisis
de la hacienda serrana y de la plantación costeña. También, dando lugar a
la emergencia de un fenómeno que tiende a variar históricamente la
composición social de nuestras ciudades: la presencia del subproletariado
y el aparecimiento concomitante de nuevas y diversas formas de inserción
urbana por parte de estos actores, traducido en la formación del suburbio en
Guayaquil y el tugurio en el Centro Histórico de Quito.
46 Es paradójico
que el nacimiento del centro histórico se produzca de manera simultánea a su decadencia. Esto es, que
a
viva con su muerte a cuestas. Crisis que nace por la disfuncionalidad urbana, por el
deterioro de la centralidad por la concentración de la pobreza, entre otros.
y
47
Según el Diccionario de la Lengua Española, crisis puede definirse a través de la siguiente acepción:
"mutación considerable que acaece en una enfermedad, ya sea para mejorarse, ya para agravarse el
enfermo".
ve
48
la luz con el estigma de la crisis y que, por tanto,
Entendemos como renovación urbana a los cambios en: los sectores sociales que lo habitan (de altos
ingresos a sectores populares), la utilización-tenencia de los soportes materiales y la re-funcionalización
que cumple esta porción del territorio urbano, entre otros.
La tugurización en el Centro Histórico se desarrolla sobre la base del
incremento de las rentas territoriales (diferenciales y de monopolio) y de la
creciente desigualdad social que se expresa en una demanda urbana
estratificada según los ingresos y acorde a una oferta limitada por el bajo
nivel de producción. En la formación de esta demanda confluyen los
migrantes campesinos, la pauperización de las masas urbanas, la
emergencia del proletariado en nacimiento y el desarrollo de ciertos
sectores medios, formando el “sujeto social” capaz de pagar, entre muchos,
el alquiler de la vivienda, las rentas territoriales e iniciar la lógica
económica de la tugurización49.
Por otro lado, y dentro de este mismo proceso, el Municipio ve la necesidad
de introducir cierta racionalización en la ciudad a través de la formulación
de una Plan Director. A fines de la década del treinta se contratan los
estudios del Plan Jones Odriozola, cuyos resultados se caracterizan por una
propuesta global para la ciudad, que puede sintetizarse en la formulación de
una propuesta de varios centros funcionales: el religioso, el administrativo,
el comercial, el universitario, entre los cuales el actual CHQ se lo definió
como uno de ellos; es decir, que aun no se lo veía con las cualidades de
centralidad histórica.
Centro urbano y centro histórico
En este período se inicia la diferenciación entre centro urbano y Centro
Histórico, como consecuencia de los tardíos procesos de modernización
49
Su forma provendrá, según el aforismo popular: “muchos pocos hacen un mucho”; es decir, la
concentración de muchos habitantes con pocos recursos en lugares privilegiados y caros
que vive el país y es el efecto, además, de la crisis de la centralidad urbana
que tiene lugar desde la década del sesenta.
En cierto sentido, es una ventaja que haya existido una crisis de centralidad
tardía, pues permitió mantener el Centro Histórico con vida y en
condiciones relativamente buenas. Si se revisan los procesos que sufrieron
otros centros históricos en América Latina, es evidente que su declinación
provino
de la velocidad del proceso de urbanización, del proceso de
industrialización por sustitución de importaciones, del desarrollo del
comercio y la banca y de la fuerte oleada migratoria del campo a la
ciudad50.
A partir de la década del 60 comienza un nuevo proceso: la
desconcentración de las actividades urbanas del CHQ, hacia la zona de la
Mariscal Sucre, que se inicia, principalmente, bajo la forma de sucursales
de ciertas matrices vinculadas al mundo comercial, administrativo, de
servicios y bancarios. Esta desconcentración de las funciones urbanas
principales, modifica las relaciones entre el centro y la periferia, y conduce
al aparecimiento de una nueva centralidad, que con el paso del tiempo ya
no se confundirá con el Centro Histórico, sino que la compartirá y ,
posteriormente, competirá.
Gráfico No. 4
Centro Histórico y Centro Urbano
50
Pero en aquellos momentos hubo falta de conciencia y carencia de políticas de preservación de los
valores histórico-culturales en esas ciudades, así como escasas voces levantadas en contra de una mal
comprendida modernidad. Hoy gracias a aquellos procesos históricos iniciales y a las experiencias que
los sustentan, ciudades como Quito están en mejores condiciones de defenderse.
Así aparece por primera vez la distinción entre centro histórico y centro
urbano, que conduce a la redefinición de la problemática urbana y a su
reconocimiento expreso en la formulación de políticas de planificación
urbana51. A partir de este momento el Municipio reconocerá al CHQ como
un problema con características propias y particulares que debe ser
enfrentado desde la perspectiva de la planificación y desde el ámbito local
municipal. Es así que se redacta el Plan de 1967 donde se delimita el área
patrimonial y el enfoque que prima, no es como el de la década del
cuarenta (Plan de Jones Odriozola) que lo vio desde su perspectiva de
centro urbano, sino más bien como un área homogénea con características
especiales, que debe ser tratada con políticas monumentalistas y físicoespaciales, con énfasis turístico-monumental.
La crisis del centro histórico
El período se inicia en la década del 70, cuando con la producción y
exportación petrolera el Estado logra generar una capacidad de respuesta
51
El Plan de 1967 asume, por primera vez, el tema de los Centros históricos como un área particular de
intervención.
inusitada y la sociedad civil tiene una expansión sin precedentes en la
demanda. Quito, en este contexto, por ser la capital de la República y
asiento principal del Estado, sufre un profundo impacto.
Existe un flujo de inversiones altamente significativo, principalmente para
obras viales, que producen fisuras en la traza urbana del Centro Histórico
de la ciudad52. Los precios de los terrenos del sector recuperan
transitoriamente su valor: mientras para el año 1974 los precios del suelo
en el Centro Histórico y la Mariscal Sucre eran relativamente similares, en
la actualidad la diferenciación a favor de la segunda es definitiva, con lo
que se demuestra que la crisis de esta área es real. Estas inversiones,
directa o indirectamente, generan un violento proceso de expulsión de la
población tugurizada hacia los extramuros de Quito, dando lugar a la
formación de los llamados barrios periféricos, que unidos a la liberación de
ciertas ataduras de la urbanización, producen una expansión urbana sin
precedentes y nuevas relaciones entre el centro y la periferia.
Para mediados de la década del 70, se generaliza el proceso de
descentralización de ciertas funciones urbanas hacia la Mariscal Sucre, con
lo que el CHQ recibe un golpe importante y la periferización de Quito se
agudiza53. De alguna manera, el CHQ se convierte en el centro popular a
todo nivel y de la simbología de un poder religioso y político en decadencia
dando paso a nuevas formas de representación e identidad.
Este proceso busca, inútilmente, ser revertido cuando ciertos actores
sociales redescubren que el Centro Histórico es un mercado al que no se
52
Allí pueden mencionarse los proyectos de los túneles de la Av. Occidental que incluso generan una
ruptura de la continuidad ecológica hacia las construcciones de las laderas del Pichincha; Es esa misma
perspectiva están la Av. Pichincha, la Av. 24 de Mayo, la Av. Oriental, entre otras.
53
En esta época se diseña el Plan del Area Metropolitana de Quito.
debe descuidar, como se lo había hecho. Es así que se inicia la llamada
reconquista, entendida, no como el regreso de ciertos sectores de altos
ingresos a residir en la zona mencionada, sino más bien como la búsqueda
de los mercados perdidos por parte de ciertas formas de capital (bancario y
comercial, principalmente).
En este contexto se produce la declaración de Quito como Patrimonio
Cultural de la Humanidad por parte de la UNESCO, con lo que sus valores
trascienden el nivel local y nacional al ámbito internacional. Sin embargo,
justo es reconocer que se trata de una propuesta externa que no tiene
referente a una política interna. Aunque a partir de ese momento se inicia el
diseño del Plan Quito (1981), que determina al CHQ como área de
preservación histórica e incorpora un inventario de los bienes
monumentales y un conjunto de recomendaciones que apuntan a su
identificación en la ciudad.
El advenimiento de la recesión económica, a inicios de la década del
ochenta, aportará nuevos elementos a la crisis, principalmente por la
subordinación de las políticas sociales al sector externo de la economía, por
la restricción financiera y crediticia, por la contracción de la capacidad de
respuesta estatal, entre otras. Pero también, por la presencia de una crisis
de gobernabilidad en el marco de una administración municipal (1984-88)
con manifiesta incapacidad de gestión.
Finalmente, el terremoto de marzo de 1987 marca la cima de la crisis en la
zona y evidencia que este tipo de sucesos no pueden ser vistos solo como
fenómenos episódicos y naturales, puesto que trascienden de lo coyuntural
a lo histórico y de lo natural a lo social.
Sus efectos devastadores
continúan hasta la actualidad en los órdenes sociales, económicos y
arquitectónicos y tienen mayor repercusión en los sectores populares54. De
esta manera, el sismo añadió un factor natural a los socio-económicos.
La valorización y promoción del patrimonio: globalización
Un proceso de revalorización del centro histórico se empieza a operar a
fines de los años 80 como respuesta al estado de crisis del área y a la
decisión política municipal de reconocer, potenciar y promocionar la
calidad del CHQ como patrimonio mundial. En estas dos ultimas décadas y
habiéndose constituido el Municipio
en un actor protagónico de la
preservación patrimonial, a través de la promoción de iniciativas nacionales
e internacionales, destacándose:
• La creación en 1988 del Fondo de Salvamento del Patrimonio
Cultural,
(FONSAL)
que
garantiza
los
recursos
para
la
rehabilitación, principalmente monumental y de espacios públicos.
• La realización del Plan Maestro de Rehabilitación integral de las
áreas históricas de Quito (1992), que amplía el criterio de la
rehabilitación hacia un planteamiento “integral” que, al decir de
Hardoy y Guttman (1992), el Plan supera la orientación monumental
y encara la problemática social y económica del conjunto de áreas
históricas que tiene el distrito metropolitano de la ciudad.
• La aprobación de la Ley del Distrito Metropolitano de Quito permite
generar un proceso de descentralización y desconcentración intra
54
El sismo nos muestra la exageración de la tensión existente entre desarrollo y preservación, al
transformarse en sobrevivencia y preservación
municipal, sobre la base de la creación de Administraciones Zonales,
una de las cuales le corresponde al Centro Histórico (1994).
• Creación de la Empresa del Centro Histórico (1994)
como
organismo ejecutor del programa denominado “Rehabilitación del
Centro Histórico de Quito” (Préstamo BID) que plantea como
propuesta innovadora trabajar con el sector privado para conciliar la
rehabilitación con el desarrollo económico del sector.
• La formulación de propuestas de carácter social como la creación
del centro de atención integral a la mujer y a la familia “Las Tres
Manuelas” y el Proyecto de Desarrollo Social del Centro Histórico
de Quito, propuesto por la Unión Europea (UE).
• Diseño y ejecución de la Programa de Sostenibilidad Social como
complemento al proyecto de rehabilitación del CHQ ejecutado por la
ECH.
De este conjunto de acciones institucionales, dos merecen ser conocidas
con mayor precisión pues al estar vigentes constituyen los referentes de las
expectativas
generales
sobre
el
futuro
del
centro
histórico
y
específicamente del proceso de sostenibilidad planteado por la ECH. Estos
son el Plan Maestro de Rehabilitación de las Áreas Históricas de Quito
(MDMQ) y el Programa de Rehabilitación del Centro Histórico de Quito
(BID).
El Plan Maestro de Rehabilitación Integral para las Áreas Históricas de
Quito (1984) se formula en el contexto del Plana del Distrito Metropolitano
de Quito y surge de la imperiosa necesidad de atender a los sectores
sociales involucrados en las zonas históricas, de coordinar de manera
sistemática los esfuerzos de varias instituciones y organismos que
intervienen desde diversas áreas de actividad en la rehabilitación del
Patrimonio Cultural y constituye el primer esfuerzo significativo por
plantear una visión integral, no monumentalista, sobre la rehabilitación de
las áreas históricas. Para ello lo que hace es definir y delimitar el conjunto
de las áreas históricas inscritas en el Distrito Metropolitano de Quito y
concebirlas como un sistema o red de Centros Históricos.
Gráfico No. 5
Sistema de Áreas Patrimoniales
El Plan contempla cuatro ámbitos principales de propuesta: la mejora y
ordenamiento de la estructura urbana, la rehabilitación arquitectónica, el
empleo y la capacitación y el turismo. Para mejorar y ordenar la estructura
urbana se plantearon acciones relacionadas con: la clasificación del suelo
urbanizable, la definición de usos prohibidos y permitidos, la emisión de
normas de edificación, la planificación y reordenamiento de la circulación
vehicular y peatonal, el mejoramiento y rehabilitación del espacio público,
la recuperación del color en los edificios de la zona central y en las
parroquias.
Para la Rehabilitación arquitectónica se estableció como imperativo la
restauración monumental y de espacios públicos, la creación de una
empresa municipal o mixta para la vivienda y la adquisición de edificios
rehabilitables para equipamiento complementario al uso residencial.
En la perspectiva de sustentar la propuesta se plantearon acciones de
promoción del empleo y capacitación, a través de la creación,
funcionamiento y financiación de escuelas taller, capacitación de los
artesanos en zonas históricas, capacitación de vendedores ambulantes,
mejoramiento de las condiciones de trabajo de los vendedores callejeros y
capacitación de personas que trabajan en hotelería en zonas históricas.
Para garantizar la promoción del turismo como actividad de soporte
económico de la zona se previó el mejoramiento de la infraestructura
turística en áreas históricas, la realización de programas especiales de
turismo ecológico y popular y el diseño de recorridos turísticos en las
zonas delimitadas.
El Programa de Rehabilitación del CHQ es implementado por el Municipio
del Distrito Metropolitano de Quito a través de la Empresa del Centro
Histórico (ECH), con el auspicio financiero del BID
(Contrato de
Préstamo BID 822/OC/EC) y la asistencia técnica de la UNESCO. Con este
Programa se pretende rehabilitar el patrimonio del Centro Histórico
devolviéndole
importancia
funcional,
revitalizando
las
actividades
comerciales y de servicios, facilitando el acceso a los bienes y servicios que
ofrece y promoviendo un correcto uso y mantenimiento de los edificios
patrimoniales públicos y privados.
La inversión prevista del programa
y su costo asciende a los
51’300.000, con un aporte (inicial) del BID de
$
$ 41’000.000 y $
10’300.000 de aporte local a ser invertido en infraestructura urbana,
construcción de cinco edificios de estacionamiento, equipamiento urbano,
proyectos de rehabilitación con el sector privado y fortalecimiento
institucional y realización de estudios. Elemento central del programa es la
creación de un mecanismo de gestión con la empresa de economía mixta de
desarrollo del centro histórico que facilite la concertación público-privada.
Desde este momento el CHQ logra un posicionamiento mundial
significativo, logrando redefinir las relaciones local-global a través, por un
lado, de la importante presencia de la cooperación internacional55 y el
turismo y, por otro, del fortalecimiento de las iniciativas locales dirigidas a
crear un apego y sentido de pertenencia hacia los valores históricoculturales. En otras palabras, hay una búsqueda de proyección internacional
que debe fortalecer el anclaje local de su verdadera dimensión cultural e
individualidad.
Este es un momento significativo en el devenir del CHQ, pues su inserción
en el contexto de la globalización supone un posicionamiento y
readecuación de su entendimiento y accionar institucional al menos en dos
55
Nos referimos a organismos internacionales bilaterales como la cooperación española, andaluza, belga,
italiana y francesa, así como multilateral encarnada en la Unión Europea, Banco Interamericano de
Desarrollo, UNESCO y OEA. También se debe mencionar a ONGs como la Fundación Getty y Pactarim,
entre otras.
direcciones: la valoración cultural y la potenciación económica. Desde la
valoración cultural para enfrentar las tendencias homogenizantes
reivindicando su identidad multiculturales y la memoria colectiva
universal que en su condición de “patrimonio de la humanidad” guarda, y
desde lo económico readecuando su soporte infraestructural que posibilite
su conexión con lo global y desarrolle el turismo como actividad
económica alternativa de empleo e ingresos para la ciudad y la
municipalidad.
En esta perspectiva se lee el direccionamiento de parte significativa de la
inversión actual en el CHQ, tanto del FONSAL como del ECHQ sea como
rehabilitación del patrimonio edificado, readecuación de la infraestructura
existente (instalación de fibra óptica, iluminación, readecuación del
transporte) y adecuación de museos56, revalorización de espacios públicos y
adecuación de espacios para hoteles y actividades asociadas con el turismo.
4
El Programa de Sostenibilidad Social
El Proyecto de Sostenibilidad Social forma parte del programa marco de
Rehabilitación del Centro Histórico que implementa el Municipio del
Distrito Metropolitano de Quito a través de la Empresa del Centro Histórico (ECH), con el auspicio financiero del BID (Contrato de Préstamo BID
822/OC/EC) y la asistencia técnica de la UNESCO.
Se trata de un proyecto piloto innovador en el contexto Latinoamericano,
porque por primera vez se diseña un proyecto específico en el ámbito social
para dotarle un nuevo carácter a las políticas en los CHs y permitir su
56
En los que se ha incorporado las iglesias y conventos con una apertura de puertas.
desarrollo interno57. Esta condición pionera tiene sus aspectos positivos en
el hecho de buscar nuevas dimensiones a las políticas en los CHs, pero
también tiene la limitación de no tener antecedentes y de carecer de
legitimidad.
4.1
El
El enfoque
proyecto de Sostenibilidad Social para la Rehabilitación del Centro
Histórico de Quito, fue concebido esencialmente para dar continuidad a las
fuertes inversiones realizadas en el ámbito de las obras civiles.
El enfoque de este proyecto parte de una crítica implícita a lo que se venía
haciendo, a partir de tres referentes principales;
• Primero, como reacción al peso de la concepción monumentalista en
las políticas sobre el CHQ, que privilegian la intervención en obras
físico espaciales, urbano arquitectónicas. Esto se puede percibir
claramente en los programas de inversión del Fondo de Salvamento
(FONSAL), la Empresa del Centro Histórico (ECH) y del Municipio
del Distrito Metropolitano de Quito (MDMQ)58. En este caso la
sostenibilidad
aparece
como
una
compensación
al
énfasis
espacialista y como si fuera símil de integralidad.
• Segundo, la presencia de la visión del BID sobre las intervenciones
en el centro histórico de Quito, en tanto incorpora la dimensión
económica a partir de la recuperación de la inversión realizada, el
énfasis en la participación del sector empresarial privado y la
57
58
Posteriormente se diseña, con aportes de la UE, un nuevo proyecto de contenido social para el CHQ
Ver en la sección anexos el Cuadro de la inversión realizada.
necesidad de invertir no solo en el sector turismo59. En este caso la
sostenibilidad aparece con la pretensión de integralidad (no solo
turismo), de perdurabilidad (recuperación de la inversión) y de
participación (cooperación público-privado).
• Y tercero, la preocupación de la UNESCO por procurar la
integralidad y durabilidad de las políticas en los centros históricos60.
En suma, el Proyecto de Sostenibilidad Social es concebido como
“complementario al Proyecto de Rehabilitación del CHQ, que ejecuta la
Empresa del Centro Histórico de Quito (ECH) y en ese contexto busca la su
sostenibilidad. Es decir que el proyecto busca llenar un vacío o completar con
lo social lo que supuestamente le falta para ser sostenible y además lo hace
anclado en un contexto institucional concreto. Este anclaje se produce al
interior de la ECH y se crea una unidad de proyecto para ejecutarlo.
Este complemento se apoya en la concepción monumentalista generalizada
de la integralidad de los CHs, según la cual lo espacial debe ser comprendida
en su contexto social. O, lo que es lo mismo, en las visiones dicotómicas
tangible-intangible o físico-social, donde cada uno de los polos es excluyente
frente al otro, con lo cual lo material se vacía de lo inmaterial y viceversa;
teniendo, en este contexto, lo intangible y lo social un peso subsidiario o, en
el mejor de los casos, complementario.
59
“La experiencia inicial del BID –centrada en el financiamiento de iniciativas públicas de conservación
y rehabilitación de patrimonio urbano en apoyo al desarrollo del turismo- mostró escasa sostenibilidad.
Rojas Eduardo. “Financiando la conservación del patrimonio urbano en América Latina y el Caribe: la
acción del Banco Interamericano de Desarrollo” en Centros Históricos de América Latina y el Caribe.
Fernando Carrión. Editor. UNESCO. Quito 2001. p 17
60
En este caso aparecen las concepciones de lo tangible e intangible en la búsqueda de la integralidad.
Por este doble carácter -de complemento social e inserción institucional
particular- no se logra proyectar su contenido a todo el marco institucional de
intervención en el CHQ, lo cual hará, paradójicamente, que la propia
sostenibilidad del proyecto de sostenibilidad social esté en juego y que el
concepto sea mas bien parte del discurso oficial que de la presencia de un
nuevo enfoque.
Esto significa que la sostenibilidad en el CHQ no es una concepción general
que guíe al conjunto de las políticas públicas y que, por tanto, cruce
transversalmente por todos los proyectos y acciones de las instituciones y
actores; se trata mas bien de un proyecto específico que tiene énfasis en
algunos aspectos de lo social, como un mecanismo de compensación frente
a la intervención predominantemente físico-espacial. En otras palabras, este
proyecto busca equilibrar el desbalance existente en la intervención en el
CHQ, a través de la ECH, de carácter urbano-arquitectónico61.
De esta manera, la llegada ex post del planteamiento de la sostenibilidad es
una incorporación interesante pero que aun no llega a ser parte de una
política institucional que procure solventar las contradicciones en las que
desenvuelve el CHQ y que se oriente por lo tanto a su revitalización y
reconversión como elemento patrimonial, central y emblemático de la
ciudad. Sin embargo, no se puede negar que si incorpora algunos elementos
sociales, importantes elementos conducentes a la apropiación cultural, al
desarrollo del sentido de pertenencia y a la participación social.
61
“La intervención para la habilitación de este espacio de gran valor histórico y patrimonial ha implicado
hacer fuertes inversiones en obras civiles. Esta propuesta exige implementar una política de
sostenibilidad social, que implica un alto nivel de participación de la población, la apropiación cultural, el
desarrollo del sentido de pertenencia y el mejoramiento e la calidad de vida. La dimensión de género y la
participación de la juventud constituirán ejes transversales de todos los componentes del proyecto”. (Dto.
De Proyecto)
La incorporación o suma del concepto de sostenibilidad al proceso
institucional constituido para desarrollar un programa concebido en el
ámbito de lo físico ha generado limitaciones tanto en su implementación
como en la obtención de resultados, pues a pesar del conjunto de variadas
actuaciones que apuntan a dar “sostenibilidad” a las intervenciones físicas
no existen al momento evidencias de resultados efectivos en el ámbito de
las previsiones con las que se formuló el programa y ratifican, más bien,
que la sostenibilidad no puede entenderse como agregación sino como una
interrelación entre los componentes especiales y sus relaciones sociales,
económicas, culturales y ambientales inherentes.
4.2
Los contenidos de la propuesta
El proyecto es concebido a partir de un conjunto de componentes que se
desarrollan a la manera de subprogramas y proyectos, articulados en una
triple estrategia: movilizar la población, definir un marco institucional y
hacer un uso solidario del espacio62. Las estrategias se especifican en el
siguiente objetivo general del proyecto: “Lograr la integralidad del proyecto
de rehabilitación del Centro Histórico de Quito, Patrimonio de la
Humanidad” (Documento de Proyecto p. 4). En este caso aparece la
sostenibilidad como sinónimo de integralidad y la integralidad sustentada en
la incorporación de lo social a lo espacial.
62
“El enfoque de sostenibilidad social para el desarrollo urbano y, particularmente, para la rehabilitación
del Centro Histórico de Quito, supone una estrategia eficaz en tres ámbitos: a) Una movilización
ciudadana conciente para lograr una participación en proceso de rehabilitación del Centro Histórico de
Quito, mediante el compromiso y el consenso de todos los actores involucrados. b) La coordinación
institucional y la promoción de iniciativas entre autoridades locales, gobierno central y sociedad civil. c)
La puesta en práctica de mecanismos de comunicación, promoción y concientización con el fin de que los
ciudadanos puedan hacer uso solidario del espacio público y revalorizarlo”. (Dpto. De Proyecto)
Las estrategias abarcan lo espacial, la población y la institucionalidad como
universo y el objetivo general se concreta en los siguientes cuatro objetivos
específicos: articulación espacio urbano y tejido social, apropiación cultural,
mejora de las condiciones de productividad de la zona y gestión integral del
CHQ63. A partir de ellos se identificaron cinco actividades específicas:
Estrategia global de concientización y comunicación, conformación de
microempresas de servicios, capacitación de recursos humanos, articulación
del espacio urbano y el tejido social y el desarrollo de un sistema de
monitoreo de la gestión del CHQ.
El costo total del proyecto de sustentabilidad estaba previsto en US dólares
3’229.150, que frente a los recursos destinados para las otras operaciones de
la ECH significaba un 6 por ciento; esto es, un peso bastante limitado lo cual
evidencia la importancia asignada a este proyecto y, sobre todo, la
significación que tiene la concepción espacialista.
Componentes.
Inicialmente los componentes del proyecto buscan beneficiar de manera
directa a 500 trabajadores de microempresas, 350 familias de vivienda
solidaria, 120 personas capacitadas, 30 profesionales especializados y de
manera indirecta a los 69.265 habitantes y los 300.000 usuarios permanentes
del CHQ. Estos dos tipos de beneficiarios permiten apreciar la significación
que tiene lo microempresarial, la vivienda y la capacitación, por un lado, y
por otro, sus impactos a nivel general en la zona.
63
“a) Lograr una articulación armónica entre espacio urbano y tejido social del CHQ. b) Impulsar la
apropiación cultural del CHQ a partir de la vinculación y la identidad de los habitantes con la ciudad. c)
Mejorar las condiciones técnicas, físicas, de productividad y de ingresos de los empresarios y trabajadores
del CHQ. d) Desarrollar una gestión integral y participativa del proceso de rehabilitación del .CHQ”.
(Dpto. Proyecto p. 4)
El componente de concientización y comunicación está diseñado para
legitimar la conservación, concientizar respecto de los valores y reforzar la
identidad de la población mediante el uso de los medios de comunicación y
de las actividades artesanales, artísticas y culturales. Una propuesta de este
tipo supone tener un proyecto colectivo a ser difundido, un discurso
construido y medios que lo difundan.
La conformación de microempresas está prevista para generar oferta de
empleo, elevar la productividad y mejorar ciertos servicios (aseo, turismo,
vigilancia). Este componente supone incidir en la dinámica económicoproductiva del CH y por esta vía a su desarrollo.
Las nuevas concepciones de intervención requiere de nuevos profesionales
que la impulsen, por ello se plantea la necesidad de capacitar recursos
humanos. En este caso aparece la sostenibilidad con un sentido de
perdurabilidad.
El componente que busca articular espacio urbano y tejido social, pretende
racionalizar el uso del espacio mediante la estructuración de espacios
públicos y edificios emblemáticos, determinación de usos de suelo,
programas de vivienda y la mejora del equilibrio ecológico. Este componente
es mas de corte espacial que propiamente social.
La búsqueda de un sistema de evaluación de la gestión del CHQ conduce a la
necesidad de construir indicadores y un sistema de información sobre la
administración del CHQ. El monitoreo es muy importante porque permite
conocer la eficiencia de la gestión, transparentar sus logros y problemas, y
corregir errores.
Cada uno de los componentes tiene proyectos específicos a partir de los
cuales se los desarrolla, pero desgraciadamente no se especifican los tiempos
de ejecución en un cronograma de actividades y tampoco se tiene una visión
de futuro, no solo para verlos como se los concibieron en su desarrollo sino
también para conocer la sustentabilidad en cuanto durabilidad; esto es, en el
largo plazo. Lo que si se consigna es la duración de la propuesta en 24 meses,
sin que se detalle el proceso y, lo mas importante, la continuidad posterior.
De acuerdo a las estrategias, objetivos y componentes la sostenibilidad es
entendida básicamente a partir de la incorporación de lo social a la obra civil,
aunque no queda claro el como. En otras palabras, los proyectos sociales del
programa de sostenibilidad operan de manera paralela a los de la obra civil,
sin que exista vinculación entre ellos. Esto significa que la integralidad carece
de la vinculación entre los mismos proyectos dentro del Programa de
sostenibilidad y también de otros que se ejecutan en el contexto de la ECH y
del Municipio. Esto pone en cuestión el concepto de integralidad, por que se
lo restringe a una condición de suma paralela de los proyectos sociales a los
físicos.
Y estas articulaciones --por los enlaces verticales y horizontales diseñados-podrían generar un efecto multiplicador que redundaría en impactos positivos
múltiples o, en su defecto, podrían generalizarse como políticas. Por ejemplo,
los proyectos de vivienda mejoren el hábitat, la calidad de vida y
desencadenen políticas de vivienda, regularicen la propiedad y mejoren los
servicios.
Pero también porque hacen falta otras dimensiones de la integralidad, por
ejemplo, entre centro histórico y ciudad, entre los distintos lugares centrales
existentes en la ciudad (políticas urbanas y políticas en el CH); la
incorporación de los actores en el conflicto de la sucesión patrimonial, el
marco institucional, entre otros.
Aunque si bien esto es así, es importante tener en cuenta que se trata de la
primera experiencia práctica que se hace en América Latina.
4.3. Las fases de la implementación.
El Proyecto de Sostenibilidad se desarrolla a partir de dos fases
secuenciales y complementarias; una impulsada entre junio de 1997 y
diciembre de 1999 y una segunda formulada en el año 2000 a partir de la
reprogramación de la primera.
La fase I
En su primera fase, que fue concebida para mejorar la calidad de vida de la
“población beneficiaria”, el programa pretendió ejecutar una estrategia global
de concientización y comunicación, conformar microempresas y articular el
espacio urbano y tejido social.
En este contexto conceptual, se preveía desarrollar acciones de: recuperación
de valores, costumbres y símbolos para incidir en las percepciones e
imaginarios relativos a la identidad y la participación, de mejoramiento de
las condiciones de empleo e ingresos impulsado desde la conformación de
microempresas productivas artesanales, culturales y de servicios y de
formulación de un programa de vivienda solidaria, de la racionalización en el
uso del espacio, promoviendo el uso comunitario del espacio urbano solidario
y de incentivo de participación de los pobladores del CHQ en los procesos de
rehabilitación del área.
Complementariamente el programa pretendió desarrollar
un sistema
informático que desarrolle entre otras aplicaciones de soporte institucional un
WEB Site, la realización de eventos académicos, estructuración de un sistema
de indicadores de gestión del CH y de un sistema de evaluación y
seguimiento del proyecto en su conjunto.
La evaluación de esta Fase64 identifico 15 programas y una gran cantidad de
actividades y productos (ver Cuadro No.1) que han contribuido al
empoderamiento de algunas poblaciones, habitantes y grupos sociales del
CHQ. Ha generado acciones a un amplio abanico de grupos beneficiarios de
los diferentes proyectos lo que a su vez ha dinamizado la gestión para
solventar la complejidad de acciones, negociación, seguimiento y evaluación
que demanda esta amplia cobertura de intervención. Ha constituido un
espacio de participación de actores que han sido visibilizados para la política
pública. Ha iniciado un proceso de constitución de redes de trabajo de actores
sociales e institucionales que generan o apoyan acciones relacionadas con la
sostenibilidad social.
La fase II
La segunda fase se inicia con un proceso de reprogramación que incorpora
elementos y nociones de planificación estratégica, a través de los cuales se
replantean algunas líneas estratégicas y conceptuales sobre el programa, su
alcance, objetivo general y específicos desde una visión holística y
adicionalmente se precisa de mejor manera la población beneficiaria.
64
Desarrollada en Agosto del 2000 por los consultores Patricio Chaves e Iván Gomezjurado
Si bien en la formulación de esta fase conceptualmente se continua con la
implementación de una “política de sostenibilidad social” orientada
esencialmente a la reactivación económica, la apropiación sociocultural y la
articulación entre la red urbana y tejido social, en su reprogramación se
plantea como objetivo general del programa, el contribuir a la integralidad
y sostenibilidad del Programa de Rehabilitación del Centro Histórico
de Quito que ejecuta la ECH, armonizando su reactivación económica con
el desarrollo sociocultural sostenido y como objetivos particulares:
• Mejorar la gestión administrativa, económico y productiva de los agentes
económicos vulnerables del CHQ y de aquellos vinculados a su
reactivación económica.
• Fortalecer las identidades, las cosmovisiones y los imaginarios de los
habitantes y usuarios del CH, a través de procesos de formación en el
sistema educativo formal y no formal.
• Apoyar un proceso sostenido de producción de vivienda solidaria que
articule las dimensiones sociales de seguridad, apropiación, servicios y
acompañamiento social a la vida en copropiedad.
• Generar procesos comunicativos que incidan en el desarrollo del sentido
de pertenencia, el descubrimiento de valores y el reconocimiento de
costumbres, símbolos y tradiciones que forman parte de la memoria
histórica de los habitantes del CHQ.
• Monitorear y evaluar los procesos, los resultados y los impactos sociales
del Programa de Sostenibilidad Social con base en un enfoque integral y
permanente.
La estrategia general del programa en esta fase se dirige a fortalecer y
sostener socialmente en el tiempo las acciones de rehabilitación que
desarrolla la ECH, a partir de la creación y consolidación de mecanismos,
espacios y procesos de comunicación entre los distintos actores sociales del
CHQ, del elevamiento del nivel de participación de los actores sociales
vulnerables que habitan en el CHQ en los procesos de rehabilitación social,
económicos y cultural, de la intensificación de las relaciones entre la ECH y
las dependencias municipales con los agentes económicos vulnerables del
CH, actores vinculados a la reactivación económica, usuarios y nuevos
habitantes del CH y de incidir en las decisiones municipales para impulsar la
implementación de una política social integral en el Centro Histórico.
Esta reprogramación
establece una estructura de cinco componentes:
Reactivación Económica, Apropiación Sociocultural, Red urbana y tejido
social, Promoción y difusión y Evaluación. Cada componente considera
una estructura de proyectos y procesos que deben considerarse y cumplirse.
(ver Cuadro No. 2) y ha identificado y precisado beneficiarios previstos
directos como indirectos de cada uno de los componentes (ver cuadro No.
3), lo cual facilitara la posterior evaluación.
4.4
Para
Los productos
rehabilitar integralmente el CHQ, la Empresa de Desarrollo del
Centro Histórico, contó con un presupuesto de $51.000.00 del cual ha
destinado 36.000.00 a la adecuación urbana, al mejoramiento ambiental, la
sostenibilidad social y el fortalecimiento institucional y $15.000.000 para
desarrollar acciones con el sector privado. Con esta capacidad
presupuestaria la ECH ha desarrollado o se encuentra ejecutando un
conjunto de acciones de rehabilitación
urbana como de sostenibilidad
social;
En Rehabilitación Urbana se (ha) desarrolla(do): la adecuación urbana
física, reorganización del comercio popular, rehabilitación inmobiliaria,
mejoramiento
ambiental;
descontaminación
y
limpieza,
seguridad
ciudadana, vivienda, reactivación económica en sociedad con el sector
privado.
Como parte del Programa de Sostenibilidad Social se (ha) realiza(do): el
fortalecimiento de museos, iglesias y conventos del CH, creación de un
Centro de Promoción de Pequeños negocios turísticos, Curso de
Especialización para la Gestión de la Conservación y Desarrollo del
Patrimonio Cultural, Paseos culturales en el Centro Histórico de Quito,
Formación de Ciudadanía en el Centro Histórico. Implementación de
Sistemas de Administración , Operación y Mantenimiento de los nuevos
Centros Comerciales Populares, Pantallas Interactivas, Guías por interés.
4.5. El Marco institucional
Para que un proyecto tenga viabilidad y continuidad en el tiempo se
requiere de una institucionalidad que los diseñe y ejecute, así como
acumule saberes y experiencias. Por eso interesa analizar el marco
institucional en el que opera, para conocer las vinculaciones con la ECH,
con el Municipio y con los distintos actores sociales.
A pesar de que
el cuidado y gestión del CHQ, es responsabilidad
institucional del MDMQ, en su gestión real operan al interior del mismo de
manera generalmente descordinada algunas instituciones como
la
Dirección de Planificación (Territorio y Vivienda), La Administración
Zonal Centro, la Empresa del Centro Histórico, el Fondo de Salvamento, la
Fundación Caspicara y se desarrollan algunos proyectos específicos como
la Escuela Taller Quito, el Proyecto de Desarrollo Social, entre otros. De
acuerdo a la función de cada una de estas instituciones el CHQ es
regentado desde diferentes visiones; como área especial de la ciudad que
debido a su homegeneidad física requiere estudios específicos, un sector
más de la ciudad que puede ser gestionado descentralizadamente de la
administración municipal, un área que debido a sus “contenidos
patrimoniales” es motivo de inversión especializada para su conservación
y rehabilitación o un área de heterogeniedad social
que expresa alta
conflictividad en la apropiación, ocupación y uso de estructura urbanacultural.
Gráfico No. 6
Funciones e Instituciones en el CHQ
C O N C E JO
M E T R O P O L IT A N O
C O M IS IO N D E
A R E A S
H IS T O R IC A S
A L C A L D IA
F U N D A C IO N
C A S P IC A R A
D IR E C C IO N D E
G E S T IO N D E
D E S A R R O L L O
O N G ’s ,
O R G A N IS M O S
IN T E R N A C IO N A L E S
F O N D O
A D M IN IS T R A C IO N
C E N T R O
D IR E C C IO N
M E T R O P O L IT A N A
D E T E R R IT O R IO Y
V IV IE N D A
D E
S A L V A M E N T O
E M P R E S A D E L C E N T R O
H IS T O R IC O
P R O G R A M A D E
R E H A B IL IT A C IO N
C H Q -B ID
P R O G R A M A D E
S O S T E N IB IL ID A D
S O C IA L
gestión y
estudios y
control
finanzas y
planificación
promoción
ejecución
De esta manera a más de observarse indefiniciones de la política municipal
para el CHQ, es evidente un inadecuado marco institucional que atenta
contra la sostenibilidad del CHQ y la propia intervención social de la ECH
pues
la
Sostenibilidad
Social
aparece
exclusivamente
como
un
subprograma de un programa financiado por un organismo internacional
(BID), con limitaciones concretas de recursos y tiempo y que al no haberse
institucionalizado como política municipal y no estar reconocido en la
estructura orgánica institucional carece de proyección y durabilidad y por
lo tanto sus resultados se diluyen en la mediatez de la duración del
proyecto.
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