Interior PIME4

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Viveros El Pinar
Fresas
de diseño
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Cómo contactarnos
Nuestro equipo
Qué hacemos
C/ Carretera de
Vallelado, s/n
40216 Chañe (Segovia)
Tlf. 921 155 887
Dirección
Francisco Javier Esteban
Exportación
Francisco Javier Esteban
La empresa Viveros
El Pinar surgió con la
finalidad de multiplicar los
productos de planta de
fresa y de frambuesa en
Castilla y León. Gracias
Mercado de
variedades
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Cuando terminó el bachillerato, allá en los inicios de
la década de los setenta, Javier Esteban hizo un pacto
con su padre: «Me dedicaré a cualquier cosa menos
a la agricultura». Un pacto que el destino y la vocación afortunadamente convirtieron en papel mojado,
o mejor dicho en palabras vanas que se llevaron los
a su constante afán de
innovación tecnológica,
ha conseguido introducir
en España de variedades
desconocidas de fresa y
ha trasladado los últimos
descubrimientos de planta
de fresa de California para
la producción industrial de
fruta en Europa (tanto de
planta fresca como de frigo
o pots). Es Master License
del programa de obtención
americano de Plant
Sciences y Berry Genetics.
vientos de Segovia para regresar, pocos años después, cargados de la mejor cosecha y un aroma de frescura inigualable, fruto del maridaje entre la tradición y el
ingenio de Castilla y la más avanzada tecnología de California.
Porque ése es el origen y la razón de ser de Viveros El Pinar: la tecnología y la
innovación. Dos conceptos básicos que han permitido extender el nombre y los
productos de esta pequeña empresa agrícola desde Chañe, un pequeño pueblo
de la estepa segoviana, hasta los países más lejanos de la Europa continental y al
Norte de África. Y las mismas dos ideas que llevaron a Javier a romper el pacto con
su padre, en realidad consigo mismo, para abandonar una inclinación vocacional
hacia la geografía humana por el difícil reto de devolver la dignidad y la modernidad al campo. Un trabajo duro, sí. Pero «apasionante» y, sobre todo, «libre».
«Siempre me atrajo la novedad». La curiosidad, que siempre fue el motor del desarrollo, desde que la humanidad existe, también impulsó el despegue de Viveros
El Pinar. Lo hizo con las zanahorias con hoja. Una variedad desconocida en España casi hasta los albores del siglo xxi, y que Javier, en sociedad con El Manojillo,
otra pyme agrícola de la zona, introdujo en el mercado nacional, para después
comercializar también en Centroeuropa. Era una experiencia novedosa, los competidores les consideraban «locos», pero la osadía, la investigación y la tenacidad
terminaron por imponerse a la tradición conservadora. La primera venta «la hicimos en 1999», recuerda, y apenas ocho años después venden dos camiones diarios, tienen siembras en Segovia y en Andalucía para aprovechar todas las épocas
del año y han ampliado los cultivos también a puerros y cebollas.
Pero la gran aventura de Viveros El Pinar, la auténtica revolución de la agricultura
castellana, llegó de la mano de las fresas. Los primeros años noventa marcaban ya
la recta final del siglo xx cuando llegaron a Segovia las experiencias de un nuevo
cultivo: la planta de fresa. Y a ella se apuntó Javier Esteban. No fue el único, pero
siguiendo la que ha sido una constante en su carrera, sí fue el que llegó más lejos,
tanto en producción como en calidad, imagen y diversificación.
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La primera idea fue copiar las técnicas de cultivo en Huelva, pero el clima, las
condiciones de suelo y las variedades andaluzas nada tienen que ver con los rigores térmicos y la austeridad de los suelos de Castilla. Unos hándicaps para cuya
superación encontró un magnífico aliado en la tecnología. Todo se hace con plasticultura e invernaderos, pero se emplean y se trabajan de forma distinta y con
utilidades diferentes a las de los agricultores onubenses. «Nosotros cultivamos en
verano y el plástico lo utilizamos no para dar calor, como se ha hecho siempre,
sino para ensombrecer».
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Habían conseguido domesticar a la naturaleza, rentabilizar la producción de fresas
y otras frutas rojas (frambuesa, grosella, arándanos y mora), pero la curiosidad y
el espíritu emprendedor les incitaba a emprender un nuevo reto: la búsqueda de
programas de variedades nuevas. Para ello Javier no dudó en trasladarse a California, la meca de la investigación en la tecnología de la fresa, para contactar primero
con la universidad de este Estado norteamericano, y después con los programas
de investigación privados como el Plant Sciencies Inc y Berry Genetics Inc, hasta
convertirse en el Master Licenciatario para Europa de ambos programas y sus variedades.
Introductor en España de variedades desconocidas de fresa como la Festival de la
Universidad de Florida, Viveros El Pinar aplica hoy los últimos descubrimientos
de planta de fresa de California para la producción industrial de fruta en Europa.
Es el difusor exclusivo en el Viejo Continente de las variedades Camarosa y Diamante de la Universidad de California y es también el único productor mundial
de fresas y frambuesas en temporada de verano.
Las zonas geográficas de producción se extienden por las localidades segovianas
de Chañe, Coca y Cantalejo, tierras que se han convertido en el centro principal
de producción de plantas frescas, que se comercializan preferentemente en el sur
de Europa y el Norte de África, así como de plantas frigo (congeladas) para los
mercados centroeuropeos y los países nórdicos. Siempre «con un seguimiento
técnico y el asesoramiento permanente sobre las mejores variedades en cada zona
y cada época de plantación».
Porque, como ocurriera con los cultivos y las variedades, también el mercado
español se le quedó pequeño a Javier Esteban. Los primeros escarceos de exportación se realizaron en el año 2000, de la mano del ICEX, en Marruecos. «Ése fue
nuestro primer mercado exterior, donde nos hemos consolidado vendiendo plantas con asesoramiento técnico», explica. De ahí a entrar en el programa PIPE para
nuevos exportadores sólo había un paso y Viveros El Pinar lo dio. Un paso que le
permitió romper fronteras y extenderse hacia Italia, Grecia, Francia, Reino Unido,
Holanda, Alemania y, más recientemente, Finlandia.
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Unos mercados y unas ventas en exportación que suponen ya el 30% de los más
de cinco millones de euros anuales a que asciende la facturación anual de la empresa segoviana, y en los que las estrategias de comercialización no son muy diferentes a las que utilizan en España. «El trato directo es nuestra mejor fórmula de
venta», un método que exige viajar mucho, dedicación permanente y contactos
habituales con los clientes, también a nivel técnico.
Contacto humano, tecnología, innovación y diversificación que han sido el mejor
abono para esta agricultura de diseño que lidera Viveros El Pinar, aderezadas también con el riego de «las ganas de trabajar y una filosofía de no obsesionarse con
los beneficios». Ésas son las claves de Javier Esteban para el éxito. Ésas y el equipo
humano. Para Viveros El Pinar trabajan más de 200 personas a tiempo completo.
Javier y su equipo directivo forman y especializan a sus empleados, todos con
contrato y todos ellos con salarios por encima de la media del sector, porque son
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conscientes de que «una empresa no es más que sus trabajadores, son el elemento
vital para la producción» y algunos, incluso, son accionistas de la empresa.
Pero, sobre todo, quieren romper una lanza a favor de los trabajadores inmigrantes. «Sin ellos hoy sería imposible la agricultura y sin ellos nosotros no hubiéramos
podido conseguir nuestras metas y desarrollar nuestra idea de empresa y de cultivos». Los tienen y han tenido de distintas razas y de las más variadas procedencias.
África del Norte y subsahariana, América del Sur y, sobre todo Centroeuropa. Y
«todos han cumplido y de todos estamos orgullosos».
Otra vez la innovación y otra vez la diversificación, incluso en el ámbito de las
relaciones laborales. Una forma de vivir y dos raíces profundas que Javier Esteban
y su equipo han sabido adaptar y combinar para transformar los cansados campos
de Castilla en un oasis de globalización agrícola y modernidad.
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