MUJER Y DERECHO. Binomio indispensable para la construcción de una cultura jurídica de igualdad. 1 Olga Sánchez Cordero De García Villegas. ˜™ “Cada nueva época publicará su ley” Máximo Gorky. Hace ya más de medio siglo (1949), Simon de Beauvoir publicó un libro al que tituló “El segundo sexo”2, para referirse al papel secundario que la mujer de su época jugaba en las relaciones sociales. 50 años después (1999), una antropóloga de la Universidad de Rutgers, Helen Fisher, acaba de publicar un libro al que, en contraposición al de Beauvoir, titula “El primer sexo”3 y lo subtitula de una manera muy sugerente: “las capacidades innatas de las mujeres y como están transformando al mundo”. 1 Este trabajo fue realizado para el Diplomado “Historia, Cultura y Derecho”, celebrado en la Casa de la Cultura Jurídica de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en el Estado de México, en donde fue presentado el 6 de octubre de 2000. 2 Se utiliza para este trabajo la décima reimpresión de la 1ª edición de Alianza Editorial, Editorial Patria, México, 1999. (Dos tomos) 3 Taurus, Pensamiento, Madrid, 2000. En la primera de las obras citadas, Beauvoir señalaba que “la polémica del feminismo ha hecho correr mucha tinta, y en la actualidad está casi terminada.” Quizá nunca imaginó la dimensión de la polémica desatada a raíz de la publicación de esa obra. En la actualidad, el debate sobre el feminismo, contrariamente a lo expresado por Beauvoir, no se encuentra del todo concluido. Es más, apenas comienza a cosechar sus primeros frutos. Sin embargo, podríamos afirmar que éste debate se ha venido resolviendo de manera equilibrada y humanista. Hoy no se encuentran sujetos a discusión conceptos tales como la naturaleza de la mujer 4 o “el eterno femenino”, ni vivimos las mismas circunstancias que vivieron las pioneras de este debate en los años cincuenta. El tema de las perspectivas de género, actualmente, gira más bien en torno a las diferencias que hombres y mujeres tenemos por naturaleza y a la forma en que nos hemos venido desarrollando en la sociedad atendiendo 4 Pareciera absurdo señalarlo, pero en el segundo sexo, desde la introducción, Beauvoir quiere dejar muy en claro que la mujer es un ser humano, que la palabra mujer está llena de contenido y que es mucho más que un a nuestra condición genérica. Se centra de igual forma, y ese será el tema que intentaremos desarrollar en esta exposición, en diseñar y aplicar figuras jurídicas adecuadas que garanticen la igualdad de hombres y mujeres. Los sexos no son iguales5. La anterior afirmación parecería obvia si no se hubieran escrito miles de libros sobre esa diferenciación de género, si no se hablara a diario de las diferencias entre hombres y mujeres, si el debate sobre la igualdad fuera un simple recuerdo de épocas pasadas. Pero no es así. Las diferencias entre los sexos han sufrido serias variaciones a lo largo del tiempo6. Los hombres de hoy no son, ni piensan, ni sienten o se comportan como los útero y ovarios. En su opinión, la mujer es producto exclusivo de fuerzas económicas y sociales, para ella la mujer no nace, sino que se hace mujer. Vid., op. cit. páginas, 12, 14 y 31. 5 “Cada uno tiene ciertas dotes naturales. Cada uno es un archivo viviente de su propio pasado”. Fisher, o.p.cit., p. 14. Fisher desmiente las afirmaciones de Beauvoir partiendo de los descubrimientos científicos que se tienen al alcance en nuestros días. Algo muy similar a lo que la autora de “El segundo sexo” intentó en su época respecto de las afirmaciones que situaban a la mujer en un plano de inferioridad. Los primeros seis capítulos de “El primer sexo”, están dedicados a señalar las diferencias entre hombres y mujeres desde una perspectiva equilibradora que intenta dejar sentado que las capacidades femeninas serán muy útiles en el futuro cercano 6 Vid. Fisher, op.cit. y Wilberg, Ken. Sexo, ecología y espiritualidad. T.I, V.I. Gaia, Barcelona, 1998. Estos autores sostienen, en esencia, que la diferenciación entre sexos es un proceso complejo que pasa por los aspectos biológicos, sociológicos, psicológicos y antropológicos; pero que parte de un principio de igualdad, de una diferenciación de roles biológicos no impuestos. hombres de mediados del siglo XX. Para muchos de ellos, esa enorme “masa crítica de mujeres maduras con una tradición de rebeldía, independencia y medios propios para ganarse la vida” 7, que no había existido nunca antes en la historia, les es todavía inasible, incomprensible. La diferenciación de roles biológicos y sociales que parte de suponer la imposición de una de las partes implica, casi automáticamente, reconocer que un grupo victima a otro. Es decir, reconocer que las mujeres hemos sido víctimas de imposición en los roles esenciales de la vida es ya reconocernos en una situación desfavorable que provoca nuestra desigualdad.8 Después de décadas de lucha por la igualdad de género, las mujeres seguimos asumiéndonos minoría, aunque no lo seamos. La igualdad es todavía, para muchas de nosotras, un proyecto a futuro, un buen 7 La frase es de la historiadora Gerda Lerner. “En tanto que algunos roles genéricos son, en efecto, construcciones sociales, hoy en día prácticamente todos los biólogos evolucionistas de renombre consideran que existen profundas diferencias entre hombres y mujeres cuyo origen es genético más que cultural, rebasan las fronteras del cuerpo y se extienden al reino de la mente.” Fukuyama, Francis. “Las mujeres y la evolución de la política mundial”. Letras Libres. Año II, número 10. Abril de 2000, p. 29. 8 deseo, un anhelo. Sin embargo, esto solamente es, en mi opinión, una falsa perspectiva de género. Asumirnos como minoría9 podría contribuir de alguna manera a igualar nuestras condiciones, buscando, como se ha propuesto en otros foros, la introducción de cuotas de género en la representación de los partidos políticos ante las cámaras, la reasignación de recursos para crear guarderías, centros de atención en violencia intrafamiliar, programas de educación, campañas de control natal, etc. Propuestas todas ellas sumamente positivas. 10 Pero hace falta ir más allá de esas propuestas. 11 9 “Es necesario prestar atención a dos diversas nociones de minorías: by force y by will. Las minorías by force son de dos tipos. Llamo minorías políticas al los conjuntos de individuos que, dependiendo el voto, se encuentran en una contingencia de inferioridad numérica respecto de otro conjunto de individuos en un cuerpo electoral…Y llamo minorías culturales a los conjuntos de individuos que, aunque no sean menos numerosos que otros conjuntos de individuos (pensemos en las mujeres), se encuentran… en una condición de desventaja (de subalternidad o de menor poder) respecto de otros conjuntos de individuos de la misma sociedad.” Comanducci, Paolo. “Derechos Humanos y minorías: Un acercamiento analítico neoilustrado.” En Carbonell, Miguel, et. all.. Derechos sociales y derechos de las minorías. UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas (Serie Doctrina Jurídica Número 28), México, 2000, págs. 194 y 195. 10 Ver, entre otros, Berman, Lamas, Peshard y Turrent. “Mujeres: un debate abierto”. Letras Libres. Año II, número 10. Abril de 2000, págs. 16-20; Carbonell, Miguel. “Los derechos fundamentales en la Constitución” Barra Mexicana Colegio de Abogados. Propuestas de reformas constitucionales. T.I. Colección Foro de la Barra Mexicana. Themis, México 2000, pág. 31; Galeana Patricia, compiladora. Mujer y Constitución. Federación Mexicana de Universitarias, Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Derecho, México, 1998. En este último se pueden encontrar propuestas agrupadas por ramas del derecho o por región del país. 11 “Ahora toca al feminismo, en su tercera ola, dejar de pensar tanto y hacer más para librar al escenario de lo que estorba a las mujeres para ser seres humanos libres.” Berman, Sabina. “Un nuevo modo de ser mujer” Letras Libres cit. p. 45. Dotar de un poder obligado o superficial a las mujeres, no haría, desde mi punto de vista, sino agravar la situación. En México, según el último recuento de población, vivimos cerca de 91 millones de personas, de las cuales, más del 50% (50.7%), somos mujeres. El 35.1% de las mujeres, además de participar en el mercado de trabajo, nos dedicamos a otras actividades, como estudiar o realizar las tareas del hogar 12. Según la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de 1994,13 en México hay 19.4 millones de hogares. De ese universo, casi tres millones son comandados por una mujer. En cuanto a la participación política de la mujer, destaca el bajo número de escaños que ocupa el sexo femenino en la conformación de la LVIII Legislatura de la Cámara de Diputados, pues de un total de 500 diputaciones posibles, las mujeres ocupan solo 68. También llama la atención el porcentaje de representación que los partidos políticos asignan a las mujeres, pues a pesar de que la ley los obliga a 12 Mujeres y Hombres en México. 4ª edición, Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática, México, 2000. incorporar en sus estatutos que no habrá más del 70% de las candidaturas porcentajes elección de para mujeres popular que como un solo alcanzan las genero, los puestos de diputaciones es verdaderamente reducido. En la actual legislatura, el porcentaje más alto de representación femenina lo tiene la Alianza por México, pues la cuarta parte del total de diputaciones de esa Alianza lo ocupan mujeres, seguida por el PRI, con el 14% y, finalmente, la Alianza por el Cambio con el 9.4%.14 Todos los espacios conquistados por las mujeres han sido fruto de una lucha incansable de muchas mujeres empeñadas en lograr mejores condiciones de vida para ellas y los suyos. Sin embargo, en mi opinión, esa lucha se ha complicado precisamente por esa falsa perspectiva de género 15 a que me he referido y por una 13 Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática. ENIG-94. Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares. México, 1995. 14 “La Cámara de Diputados en México. ¿Cuántas mujeres nos representan?” Este país. Tendencias y opiniones. Número 114, México, septiembre de 2000, p. 39. En el mismo número (páginas 54-59) se puede consultar un excelente análisis de la conformación plural del Congreso. 15 Sabina Berman, habla incluso, de que tuvo que cruzar lo femenino para comenzar a desarrollar recursos masculinos que le ayudaran a mandar, a tomar decisiones. “Mujeres: un debate abierto”. Letras Libres cit., p. 19. deficiente aplicación del derecho en defensa de las mujeres de México. Y es que la mujer no necesita recuperar un poder que nunca ha cedido; porque –y aquí coincido con la opinión de algunos estudiosos del tema 16– lo que se ha hecho es coseleccionar arreglos sociales de acuerdo a la época que se vive. Los hombres y las mujeres están recuperando una igualdad que es natural y que era común en la “historia profunda” 17. Pero la igualdad de género pasa necesariamente por el tamiz del derecho y encuentra en él su principal aliado. Hacia el principio de igualdad sustancial en la Constitución. A pesar de que nuestra Constitución reconoce una serie de principios que tienden a garantizar la igualdad entre hombres y mujeres 18, es necesario proponer un nuevo esquema que permita salvar las diferencias de 16 Cit. nota 11. El término es de Edward O. Wilson, citado por Fisher, Op. cit. p. 14. 18 Vid. Artículos 1º, 4º, 5º y 123 constitucionales, además de la interpretación que sobre la garantía de igualdad contenida en esos artículos ha hecho la Suprema Corte de Justicia de la Nación. El ejemplo más 17 todo tipo, a través del diseño y aplicación de un modelo que logre su efectiva protección 19. Ello, desde nuestra perspectiva, se logra a través de la aplicación efectiva de las normas constitucionales enfocadas a proteger derechos fundamentales como la salud, la educación, la dignidad y el desarrollo no solo de la mujer. Preceptos tales como el artículo 1º constitucional, que garantiza el goce de las garantías individuales a todo individuo; el 123, que consagra el principio general del derecho del trabajo que reza que “a trabajo igual, salario igual”; el 4º, que establece la igualdad de hombres y mujeres ante la ley, etc., son muestra de que implícitamente se otorga constitucionalmente la garantía de igualdad ante la ley. reciente de interpretación de la garantía de igualdad se puede apreciar en el asunto del doblaje de películas. (A.R. 2352/97). 19 Para Luigi Ferrajoli (“Igualdad y diferencia”. Derechos y Garantías. La ley del más débil. Trad. de Perfecto Andres y Andrea Greppi, Madrid, Trotta, 1999, p.p. 74-76.) existen cuatro modelos de relación entre el derecho y las diferencias: “indiferencia jurídica de las diferencias”, “diferenciación jurídica de las diferencias”, “homologación jurídica de las diferencias” y el de la “igual valoración jurídica de las diferencias”. En dicho esquema, la protección jurídica de las diferencias de género cabría dentro del último de los modelos. Mientras que, para Comanducci, op. cit. p.p. 195 y 196, la tutela de las minorías culturales by force, (como es el caso de las minorías de género) se lleva a cabo a través de reglas sustanciales de rango constitucional, contra la desigualdad de trato, la discriminación y la exclusión por parte de la mayoría. Pero también mediante la adscripción de los derechos liberales, y también a veces sociales y culturales negativos, a cada individuo que componga dichas minorías. De igual manera, la interpretación de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que otorga preeminencia a los instrumentos internacionales suscritos por México –como son, por ejemplo, la Declaración de los Derechos Humanos de la ONU, la Carta de la OEA, la Convención para la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, etc 20.– por encima de las leyes federales y por debajo de la Constitución, es un instrumento más que permitiría hacer efectiva la garantía de igualdad implícita en los artículos constitucionales antes citados. Sin embargo, la falta de un referente adicional que permita llevar a cabo de manera adecuada la interpretación de la Constitución 21 y la carencia de una Teoría Constitucional, haciendo, 20 nos llevan que a tanta falta pronunciarnos 22 nos viene sobre la Artículo 1º de los dos instrumentos señalados en primer término y 11.1 de la convención mencionada en último lugar. Sobre la igualdad de trato para la mujer en el trabajo vid. Convenios 100 y 111 de la OIT. 21 Sobre la interpretación de la Constitución véase, por ejemplo, Guastini, Ricardo. “Peculiaridades de la interpretación constitucional”. Estudios sobre la Interpretación Jurídica. Trad. Marina Gascón y Miguel Carbonell. UNAM Instituto de investigaciones Jurídicas, (Serie Estudios Jurídicos Número 7), México, 1999, págs. 77-101. Aragón, Manuel. “La Constitución como paradigma” y Comanducci, Paolo. “Modelos e interpretación de la Constitución”. Ambos ensayos en Carbonell, Miguel, compilador. Teoría de la Constitución. Ensayos escogidos. UNAM-Porrúa, México, 2000. 22 En el mismo sentido se ha pronunciado Carbonell, Miguel. “los derechos fundamentales en la Constitución”. Op. cit, p. 31. necesidad de establecer en la constitución el principio de igualdad sustancial23. A diferencia de la igualdad formal, frecuentemente llamada “igualdad esencialmente en ante la proclamar ley”, la y que igualdad consiste de los ciudadanos ante la ley y establecer su derecho a no sufrir discriminación “por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión, o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”, el principio de igualdad substancial consiste en que la igualdad sea real y efectiva no solo ante la ley, sino en los resultados. Antonio Carlos Pereira Menaut 24 compara ambas concepciones de igualdad con una carrera, señalando que la igualdad formal es la igualdad en la línea de salida y la igualdad material o sustancial es la igualdad en la llegada a la meta. 23 Dos ejemplos de la consagración de este principio a nivel constitucional, lo son el artículo 9.2 de la Constitución española que dispone: “Corresponde a los poderes públicos promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas; remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social”; o el artículo 3, párrafo segundo de la Constitución italiana, que dispone: “É compito della Repubblica rimuovere gli ostacoli di ordine economico e sociale, che, limitando di fatto la libertá e l’eguaglianza dei citadini, impediscono il pieno sviluppo della persona umana e l’effetiva partecipazione di tutti i lavoratori all’organizzazione politica, economica e sociale del Paese”. 24 Temas de derecho constitucional español una visión problemática. (Apuntes de clase). Follas Novas, Santiago de Compostela, España, 1996, p. 251 y sigs. En ese sentido, la igualdad formal no permite superar desigualdades sociales, ni permite la intervención del Estado para corregirlas, en tanto que, con el establecimiento a nivel constitucional del principio de igualdad sustancial, la Constitución no solo velaría por la libertad e igualdad formales, sino además por una igualdad profunda, material, que no supone solamente la inactividad del Estado, sino que por el contrario, lo mueve a una actividad positiva. Los resultados de los modelos que tratan de igualar las condiciones de las mujeres en el mundo todavía están por dar resultados. Recientemente en Francia, por primera vez en la historia, se acaba de proponer que, por ley, para todos los puestos públicos haya una representación igual de hombres y mujeres. Las cuotas, surgidas en Estados Unidos como un mecanismo para aminorar las diferencias raciales en el ámbito laboral e importadas por la Unión Europea al campo de las mujeres, están del mismo modo por probar su eficacia. Sin embargo, hay también algunos ejemplos de su funcionalidad. Por ejemplo, en Italia, la representación femenina a través de cuotas hizo conscientes a los legisladores varones sobre las necesidades de sus congéneres, pues las diputadas electas acudían al parlamento con hijos que lloraban y daban lata. Las cuotas funcionaron de alguna manera. Estamos en un laboratorio, habrá que ver que pasa. En México, en tanto, hemos visto ya los resultados que hasta ahora tenemos y son precisamente esos resultados los que nos mueven a realizar la propuesta que planteamos. No se trata de una propuesta que desdeñe lo ya alcanzado en materia de igualdad, pues como ya se expuso, bien que mal los mecanismos constitucionales con que se cuenta han dado lugar a una cantidad de interpretación constitucional que, si bien puede parecer insuficiente, ha dado ya los primeros pasos hacia la construcción de mecanismos más eficaces de protección de los derechos fundamentales por parte del intérprete de la Constitución 25. 25 Un ejemplo bastante claro de ello se aprecia en la reciente tesis de pleno LXXVI/99 “TRATADOS INTERNACIONALES SE UBICAN JERÁRQUICAMENTE POR ENCIMA DE LAS LEYES FEDERALES A modo de conclusión. Mujer y derecho marchan de la mano en la construcción de una nueva sociedad que busca caminos de mayor equidad, no solo en los aspectos formales, sino también materiales. El incremento de estudiantes de sexo femenino en la matricula de las universidades que imparten la carrera de derecho 26, nos permite apreciar que las mujeres comienzan a destacar cuantitativa y cualitativamente en las áreas que tienen que ver con la justicia. La justicia se comienza a feminizar. El efecto de ello, considero, será que muchas de nuestras concepciones cambien, pues abogados y abogadas no ven de la misma manera problemas tales como la violación, el acoso sexual, las obligaciones alimentarias, la violencia intrafamiliar, la pornografía infantil, el aborto, etc. Y aun cuando el incremento de la Y EN UN SEGUNDO PLANO RESPECTO DE LA CONSTITUCIÓN FEDERAL.”, aprobada en la sesión privada del 28 de octubre de 1999. 26 En 1998, la diferencia entre hombres y mujeres que se inscribieron a la carrera de derecho en Universidades e Institutos Tecnológicos fue de solo 10,517 hombres (91003, en total) más que mujeres (80,486). Mujeres y hombres en México, p. 114. presencia femenina no generará un cambio sustancial en nuestro sistema legal, si le viene a inyectar una nueva perspectiva modificaciones que graduales seguramente conducirá de instituciones nuestras a jurídicas. Las mujeres estamos, de igual forma, conquistando nuevos espacios en la política y las empresas. Sin embargo, y aquí es siempre un sin embargo muy doloroso, en nuestros días ciertamente persisten las desigualdades y asimetrías en los derechos y oportunidades entre mujeres y hombres. Más aun, persisten desigualdades muy importantes entre las mujeres mismas. Como hace muchos años dijera una de las pioneras en estos temas: 27 “Me siento solidaria de las mujeres que han asumido su vida y que luchan por lograr sus objetivos; pero eso no me impide, al contrario, interesarme por aquellas que, de un modo u otro, han fracasado y, en general, por esa parte de fracaso que hay en toda existencia.” 27 Beauvoir, Simon de. La mujer rota. Editorial sudamericana, Buenos Aires, 1999. Esas palabras contienen semilla de una lucha incansable por la igualdad. No solo entre géneros, como se ha venido proponiendo en los años recientes; sino de una igualdad sustancial, una igualdad verdadera, que nos permita a todos tener acceso a los satisfactores esenciales de la vida y que nos conduzca a una interpretación constitucional basada en la protección de los derechos fundamentales y en la acción efectiva del Estado en contraposición a la concepción de derechos mínimos. Finalmente, debe decirse que la mejor garantía de los derechos que tienen las mujeres, se encuentra en las mujeres mismas. Como señala Gerardo Pisarello: “más allá de las técnicas (como el constitucionalismo) que puedan idear para protegerse, las sociedades no cuentan, al final, con otra garantía que consigo mismas”28. Sirva esta propuesta como modesto preámbulo de un debate más amplio sobre temas tan importantes como el principio de igualdad sustancial y el Estado 28 Pisarello, Gerardo. “Estado de derecho y crisis de la soberanía en América Latina. Algunas notas entre la pesadilla y la esperanza., trabajo inédito. Social y Democrático de derecho. Estado que hoy más que nunca debemos empeñarnos en construir.