PANORAMA DE LOS INCENTIVOS FISCALES: UN MECANISMO DE IMPULSO AL DESARROLLO CULTURAL Herrera, Baas Isis Aurora. El fundamento jurídico del derecho a la expresión cultural de los individuos en ei País, tiene sus orígenes en el ejercicio de la facultad del Estado Mexicano para firmar y ratificar acuerdos internacionales, así pues como parte de esta actividad internacional la nación mexicana ratificó su voluntad de adherirse al Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, el 23 de marzo de 1981, de cuyo texto se advierte su compromiso 1 para asegurar a ios hombres y mujeres igual título para gozar de todos los derechos económicos, sociales y culturales, de forma particular su artículo 15 reconoce el derecho de toda persona para participar en la vida cultural. Ahora bien, fue hasta el 30 de abril de 2009, cuando el Estado mexicano reconoce constitucionalmente en el último párrafo del articulo 4 de la Carta Magna el derecho al acceso a la cultura y al disfrute de los bienes y servicios que presta el Estado en la materia, así como su obligación de difundir y por todos los medios el desarrollo de la cultura, en atención a la diversidad de sus manifestaciones y expresiones con pleno respeto a la libertad creativa. (Decreto No. i 84 publicado en e! Diario Oficial de la Federación el 30 de abril de 2009). Resulta también importante destacar que esta reforma implicó expresamente el deber legislativo de expedir una ley especial que en materia de cultura garantice el alcance, acceso y participación de los ciudadanos en dicho aspecto, sin embargo, hasta hoy no el aspecto cultural sigue encomendado a la Secretaría de Educación Pública y su regulación es diversa e inconsistente. En México, el presupuesto asignado a las actividades culturales deriva de la partida administrativa correspondiente a la Secretaría de Educación, dependencia a la cual se encuentran adscritos los principales organismos encargados de la promoción y desarrollo de la cultura en el País, con lo cual se colige que los recursos públicos destinados a la promoción de la cultura, en primera instancia no son directamente asignados a los organismos culturales, sino que su ejecución dependen del cumplimiento de ciertos requisitos y trámites legales, los cuales en ocasiones impiden la correcta aplicación de dichos recursos público o bien que nunca lleguen al destino final para el cual fueron presupuestados. El panorama en materia económica del desarrollo cultural, encuentra una vertiente favorable en el esquema de incentivos fiscales previstos por la legislación de la materia a favor de las personas físicas o morales sin fines de lucro con actividades orientadas preponderantemente a la protección, desarrollo, apoyo, conservación, restauración y recuperación de las manifestaciones culturales así como del vasto patrimonio cultural que poseemos. La situación fiscal actual en materia de incentivos a la cultura, responde a la ingente necesidad de alentar la inversión en dicha materia, así pues como parte de las políticas públicas culturales y como práctica fiscal recurrida se cita el caso de la exención del Impuesto Sobre la Renta establecido a favor de las asociaciones o sociedades civiles y organizadas sin fines de lucro legalmente autorizadas para recibir donativos que tengan por objeto la promoción y difusión la música, artes plásticas, artes dramáticas. danza, literatura, arquitectura y cinematografía, así como el apoyo a las actividades de educación e investigación artísticas y la protección, conservación, restauración y recuperación del patrimonio cultural de la nación, entre otro, estas actividades señaladas de forma enunciativa más no limitativa, toda vez que para efectos legales éstas se consideran como sujetos no imponibles en materia de renta. De forma particular sobre este tipo de beneficio fiscal, se propone ampliar su alcance a las personas físicas sin fines lucrativos que cuenten con bibliotecas que representen un acervo cultural histórico y a los dueños de museos personales conformados por obras pictóricas, esculturales o de cualquier otra manifestación artística que establezcan como resultado de una colección privada o bien por herencia. lil alcance de la política fiscal en materia cultural es vasta, verbigracia el incentivo en materia de Impuesto Predial, cuyo objeto imponible se reputa a la propiedad de bienes inmuebles, y particularmente en contexto cultura una persona física o moral propietaria de un bien inmueble que haya sido declarado monumento histórico o artístico, puede solicitar la exención de dicha contribución, siempre que dicho patrimonio cultural se encuentre conservado y en ocasiones restaurado, tal incentivo se otorgara si previamente el Instituto Nacional de Antropología e Historia dictamina favorablemente esta situación. En esta misma tesitura, el Impuesto Predial tiene sus orígenes como contribución derivada de la competencia tributaria corresponde de los Municipios en ejercicio de su libertad hacendaría (artículo 115 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos), por lo que se considera viable que dicha pretende que dicha exención se regule de forma determinante en las leyes hacendarías de los municipios, ya que en un alcance aproximado alguna de estas disposiciones normativas, solamente refieren a las exenciones en el pago de diversos derechos relacionados con construcciones o servicios públicos cuando se efectúen en inmuebles catalogados como Monumentos Históricos por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, exención, que en el caso del municipio de Mérida, se aplica a los sitios patrimoniales a que se refiere la Ley de Preservación y Promoción de la Cultura de Yucatán. En todos los casos anteriormente mencionados, hacemos una imputación a los Monumento Histórico o Artísticos administrados por la Federación, el Estado o los Municipios, pero ¿Qué sucede cuando estos inmuebles se explotan sin fines de lucro?, la Ley Federal Sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos. Artísticos e Históricos, otorga una respuesta vaga e imprecisa dejando ajuicio del Instituto la gestión ante los Gobiernos Estatales la exención del Impuesto Predial, lo que parece un trato discriminatorio, violando a todas luces el criterio de igualdad tributaria, por el que se establece que el mismo trato se dará a los sujetos que se encuentren en las mismas circunstancias cuya configuración en este caso ocurre, en consecuencia, se propone eliminar este último párrafo del artículo 11 de la ya citada Ley. En este orden de ideas, también es importante señalar la relación directa que existe entre el concepto de previsión social con las actividades culturales, porque las leyes fiscales determinan que ésta incluye las erogaciones que tengan por objeto satisfacer contingencias o necesidades presentes o futuras, así como el otorgar beneficios a favor de los trabajadores o de los socios o miembros de las sociedades cooperativas, tendientes a su superación física, social, económica o cultural, que les permitan el mejoramiento en su calidad de vida y en la de su familia, sin embargo, no existe un esquema de incentivos fiscales para estas actividades, puesto que la única expresión se traduce en un beneficio otorgado únicamente para las sociedad cooperativas, quienes al cumplir con los requisitos a que se refiere el artículo 31, fracción XXXIII de la Ley del Impuesto Sobre la Renta, pueden hacer deducibles contra el pago del Impuesto Sobre la Renta, los gastos que realicen para incrementar el Fondo para actividades culturales y deportivas. Finalmente como conclusión se pretende dejar claro que nuestro País, como parte de sus políticas públicas para lograr su desarrollo nacional, maneja hasta ahora un esquema de incentivos fiscales que han dado pie al naciente desarrollo de la cultura, pero, para dar cabal cumplimiento a este objetivo se deberán trazar y definir líneas de coordinación específicas entre las áreas de la Administración Pública Federa, Estatal y Municipal así como con las instituciones privadas, organismos y empresas, con objeto de mejorar y reducir algunos procedimientos y reglamentaciones administrativos que norman las actividades productivas del sector cultural y logren el propagación de mecanismos de apoyo y esquemas de financiamiento para la producción y para la promoción internacional de los bienes culturales propios de una Nación históricamente rica y con pleno potencial de crecimiento y desarrollo.