EL USO DEL ANÁLISIS ECONÓMICO PARA DEFINIR LOS PROGRAMAS DE SALUD ANIMAL Andrew James Veterinary Epidemiology & Economics Research Unit, The University of Reading School of Agriculture, Policy & Development, Reading RG6 6AR, Reino Unido Original: Inglés Resumen: Las enfermedades de los animales tienen un impacto evidente y directo en la producción, pero también tienen efectos socioeconómicos indirectos, que son menos evidentes. Estos no son fáciles de medir, pero es importante tenerlos presentes cuando se tomen decisiones para luchar contra las enfermedades animales. Una encuesta, con ayuda de un formulario que se envió a los 162 Países Miembros de la OIE, fue realizada para valorar las prácticas actuales y necesidad futuras en materia de economía sanitaria. Los 124 países que respondieron indicaron un gran interés por este tema y una abrumadora mayoría declaró necesitar más análisis económicos para basar las decisiones relativas a la lucha contra las enfermedades de los animales. La mayoría de los países consideran que sería útil tener acceso a los resultados de los estudios económicos de otros países, que no se hayan publicado. Asimismo, hay una fuerte demanda de asistencia para poder utilizar los análisis económicos, por medio de seminarios regionales y la preparación de líneas directrices sobre cómo realizar el análisis económico de las enfermedades de los animales. 1. INTRODUCCIÓN En este informe, partimos del principio que “impacto económico” comprende todos los efectos, algunos de los cuales pueden medirse en términos pecuniarios (como las pérdidas de producción o de comercio) y otros no (como todo lo que influye en la inocuidad de los alimentos o puede hacer sufrir a las personas). El análisis económico, por oposición al análisis financiero, considera todos los costes y los beneficios, tanto si se les puede poner precio como si no. El objetivo del análisis económico consiste en servir de guía para tomar decisiones en nombre de la sociedad. El análisis financiero, no obstante, es un importante componente del análisis económico de las enfermedades de los animales, ya que indica la motivación financiera de los propietarios de animales cuando deciden cómo luchar contra las enfermedades. Por más que esta lucha sea beneficiosa para toda la sociedad, los dueños de animales serán reacios a gastar dinero en beneficio de otras personas. Las enfermedades de los animales causan pérdidas económicas, tanto directa como indirectamente. Las pérdidas directas se deben a la muerte de animales y a la disminución de la producción. Las pérdidas indirectas se deben al coste de prevenir las enfermedades y luchar contra ellas. Así pues, una enfermedad puede tener un impacto económico aunque no esté presente, si se requieren medidas preventivas para evitarla. El análisis económico puede servir para determinar si se justifica hacer inversiones para luchar contra las enfermedades de los animales, así como para comparar la relación coste-eficacia de estrategias alternativas para luchar contra una enfermedad dada. Desde hace unos treinta años, es cada vez más frecuente el uso de técnicas de análisis económico en el ámbito de la lucha contra las enfermedades de los animales, pero la mayoría de los resultados permanecen en la sombra, al figurar en informes estatales o de organizaciones internacionales que no se publican. El autor sabe por experiencia que casi todas las evaluaciones arrojan cocientes coste-beneficios muy altos para las inversiones en lucha contra las enfermedades de las Listas A y B de la OIE, cuando son técnicamente viables. Es importante saberlo, porque muchos países carecen de medios efectivos y sostenibles para ejecutar programas nacionales de lucha contra las enfermedades. En estos últimos años, sin embargo, se ha vuelto corriente alimentar a los servicios veterinarios públicos con recursos provenientes de organizaciones no gubernamentales o del sector privado. Otro problema que plantea la lucha contra las epidemias (principalmente las de la lista A) es el que enfrentan los países con fronteras terrestres extensas y “permeables”. Pero en estos casos la coordinación internacional ha conseguido luchar eficazmente contra las enfermedades, si no erradicarlas. Ahí están los ejemplos de los programas contra la fiebre aftosa en Sudamérica o contra la peste bovina en Africa y Asia. En una reciente recapitulación sobre los aspectos económicos de la fiebre aftosa (James y Rushton, 2003) se desprende que todos los estudios llegan a la conclusión de que si se toman medidas de control, del grado que sean, se obtendrán siempre efectos económicos positivos. Cuando la erradicación es posible, es en general la medida más económica, ya que evita todos los gastos en vacunación. Cuando no se contempla la erradicación, sin embargo, las estrategias de vacunación a largo plazo siguen siendo rentables. El autor sabe por experiencia (por ejemplo, James y Ellis, 1978) que la vacunación, en sistemas de bajos insumos y baja producción, puede también ser rentable y, además, aumenta el grado de protección del ganado más productivo de la misma zona. No cabe duda de que invertir más en la lucha contra las enfermedades de la lista A es algo que está justificado en términos económicos, tanto más cuanto factores tales como el sustento y el aprovisionamiento alimentario están en juego. No es pura coincidencia que los países más pobres tiendan a ser los más afectados por las enfermedades de la lista A, ya que carecen de recursos para realizar inversiones que serían muy beneficiosas. Desde una perspectiva internacional, esta situación representa una amenaza económica para el mundo entero. El coste del brote de fiebre aftosa en 2001 en el Reino Unido se estima en más de 12 mil millones de dólares (Anderson, 2002). Lo que es más, se sabe que el coste a nivel mundial de prevenir la introducción de enfermedades exóticas es enorme, pero no se ha calculado. Al coste directo de la prevención hay que añadir la distorsión de los mercados internacionales y del comercio de productos derivados de animales, que causan grandes pérdidas económicas tanto a los importadores como a los exportadores. Numerosos análisis económicos que no se han publicado y que ha realizado el autor, han identificado cómo podrían ahorrarse grandes cantidades si se adaptaran las estrategias de los programas de lucha en curso. Esto indica que, en muchos países, invertir más en análisis económico de los programas sería de por si rentable, al mejorar la relación coste-eficacia de la inversión veterinaria. Los objetivos de este informe fueron evaluar: hasta qué punto se utiliza el análisis económico para guiar las decisiones relativas a la política veterinaria, el nivel de interés de los servicios veterinarios por utilizar más los análisis económicos, y cómo se podría promover un uso más extendido de éstos. Un cuestionario fue preparado y enviado a los 162 Países Miembros de la OIE. Contestaron 125, a saber: Afganistán, Argelia, Andorra, Angola, Australia, Austria, Azerbaiyán, Bahrein, Barbados, Bielorrusia, Bélgica, Benin, Bolivia, Bosnia-Herzegovina, Brasil, Bulgaria, Burkina Faso, Canadá, República Centroafricana, Chad, Chile, Colombia, Congo, Costa Rica, Cote d'Ivoire, Croacia, Cuba, Chipre, República Checa, Dinamarca, República Dominicana, Ecuador, Egipto, El Salvador, Eritrea, Estonia, Etiopía, Finlandia, Francia, Alemania, Ghana, Grecia, Guatemala, Guyana, Honduras, Islandia, India, Indonesia, Israel, Italia, Japón, Jordania, Kenia, Kirguizistán, Kuwait, Letonia, Líbano, Lesoto, Lituania, Luxemburgo, Macedonia, Madagascar, Malaui, Malaisia, Malí, Malta, Mauricio, México, Mongolia, Marruecos, Mozambique, Myanmar, Namibia, Nepal, Nueva Caledonia, Nueva Zelanda, Nicaragua, Nigeria, Noruega, Omán, Paquistán, Panamá, Paraguay, Perú, Filipinas, Polonia, Portugal, Qatar, Rumania, Rusia, Sao Tome et Principe, Senegal, Singapur, Eslovaquia, Eslovenia, Somalia, Suráfrica, España, Sri Lanka, Sudán, Surinam, Suazilandia, Suecia, Suiza, Siria, Taipei China, Tanzania, Tailandia, Países Bajos, Togo, Trinidad & Tobago, Túnez, Turquía, Ucrania, Reino Unido, Estados Unidos de América, Uruguay, Uzbekistán, Vanuatu, Venezuela, Vietnam, Yemen, Zambia y Zimbabue. Uno de los cuestionarios llegó incompleto y no indicaba el país remitente. 2. RESPUESTAS AL CUESTIONARIO 1. ¿Realiza su país un análisis económico del impacto de las enfermedades de los animales? La mayoría de los países (59%) responden que lo hacen en ocasiones. El resto se reparten como sigue: siempre, en caso de enfermedades importantes (9%), con frecuencia (11%) y nunca (21%). 2. Cuando se han realizado análisis económicos del impacto de estas enfermedades, ¿le han parecido satisfactorias, tanto la calidad del estudio como la exactitud de los resultados? Las respuestas fueron: Satisfactorias en general (41%), en general, no satisfactorias (2%), variable (30%) y no procede (27%). Esto da a entender que los servicios veterinarios de muchos países no aceptan sin más los resultados de los análisis económicos e incluso ponen en tela de juicio la base misma del trabajo. Es comprensible, ya que ese tipo de análisis suele ser muy sensible a las ideas preconcebidas, especialmente en lo que se refiere al efecto de las medidas de control sobre la incidencia de la enfermedad. 3. Cuando se han realizado análisis económicos del impacto de estas enfermedades, ¿ha habido alguna de las siguientes cuestiones “difíciles” que, en su opinión, no se estudiaron lo suficiente? Hemos supuesto que las respuestas a esta pregunta reflejan las cuestiones que más preocupan a los servicios veterinarios y que les parece que no reciben atención suficiente cuando se decide cómo luchar contras las enfermedades. Un 73% de las respuestas recibidas afirman que se hacen suficientes análisis para formarse una opinión. Las cuestiones citadas son, por orden de frecuencia: impacto en los seres humanos (56%), impacto en el medio ambiente (56%), bienestar de los animales (48%), coste potencial de las enfermedades exóticas y emergentes (41%) e impacto en las exportaciones (36%). Estas respuestas muestran que son muy conscientes de cuestiones que no siempre han sido de primordial importancia para los servicios veterinarios. 4. ¿Le parece que en su país se emplea de modo adecuado el análisis económico para tomar las decisiones relativas al control de las enfermedades de los animales? El análisis económico puede ayudar a decidir cómo luchar contra las enfermedades de los animales en distintos niveles. Puede utilizarse para asignar recursos a los servicios veterinarios en general, para repartir los recursos entre las distintas prioridades en materia de control de las enfermedades y para mejorar la rentabilidad de programas concretos. Se pidió a los países que indicaran si consideraban que el uso del análisis económico en cada nivel era inadecuado, adecuado o excesivo. Ningún país declaró que se realizaban excesivos análisis económicos en ningún nivel. Los porcentajes de los que consideraban que se usaban de modo inadecuado se reparten como siguen: en la asignación de recursos para los servicios veterinarios en general (67%), en la asignación de recursos a las distintas actividades desempeñadas por los servicios veterinarios (67%) y para mejorar la eficacia económica de determinados programas de control sanitario (68%). La uniformidad global de estas respuestas oculta una variación considerable entre la valoración que se hacía de cada nivel. Solamente un 16% de los países considera que se utiliza adecuadamente el análisis económico en los tres niveles. 5. En su opinion, ¿qué criterios económicos deberían ser utilizados para determinar las prioridades de los programas de control? Con esta pregunta se intentaba averiguar si los servicios veterinarios siguen las teorías económicas estándar, según las cuales habría que dar prioridad a los programas sanitarios que rindan el valor económico más elevado en relación con la inversión realizada, o dicho de otra manera, los programas cuyo cociente beneficios/coste sea más económico. Los criterios alternativos que se proponían eran: controlar las enfermedades que tienen más impacto económico o prevenir las enfermedades que tienen más impacto económico potencial. Pero luchar contra estas enfermedades puede ser muy caro, hasta el punto de que las ventajas de controlarlas no justifiquen la inversión. Otras enfermedades exóticas pueden tener un gran impacto económico potencial, pero las probabilidades de que se introduzcan pueden ser ínfimas. El análisis de beneficios/coste comparará los costes y beneficios esperados de las distintas actividades e identificará los programas que generen la mayor rentabilidad para los recursos finitos y disponibles para el control sanitario. Solamente el 21% de las respuestas señalaba el criterio “correcto”, lo que da a entender que es posible que haya problemas de comunicación entre los servicios veterinarios y los economistas, especialmente los que no estén especializados en economía de la sanidad animal. En varias respuestas se incluían comentarios, en otras partes del cuestionario, sobre la importancia de que figure la economía de la sanidad animal como parte integrante del programa de formación de los veterinarios. 6. Con o sin análisis formal, ¿hasta qué punto le parece que las decisions de orden político en materia de control de las enfermedades de los animales están basadas en criterios socioeconómicos? Las 121 respuestas a esta pregunta se reparten así: totalmente (4%), principalmente (36%), hasta cierto punto (53%) y de ninguna manera (7%). Esto indica que una abrumadora mayoría de los servicios veterinarios creen que los factores económicos tienen algo que ver en las decisiones políticas que se toman en materia de lucha contra las enfermedades de los animales. También está claro que muchos de ellos suponen que otros factores también pesan en las decisiones. 7. Si en su país se realizaran más análisis socioeconómicos de las repercusiones de las enfermedades de los animales, ¿le parece que se le daría más importancia a los criterios económicos al tomar decisiones de orden político? El 93% de los 122 que contestaron a esta pregunta marcaron “sí”, lo que sugieren que la falta de información sobre los factores económicos es algo que limita mucho la toma de decisiones en materia de lucha contra las enfermedades de los animales. 8. ¿Le gustaría que en su país se efectuaran más estudios socioeconómicos sobre el impacto de las enfermedades de los animales? Solamente 3 de las 122 respuestas fueron negativas. Esto significa que algunos de los veinte que consideran que el análisis económico es adecuado en todos los niveles piensa, sin embargo, que podría usarse más. También se pedía que indicaran qué enfermedades de los animales tendrían que ser prioritarias para el análisis económico. Se citó un gran número de enfermedades distintas, sin seguir ninguna pauta discernible. Esto sugiere que los que contestaron desean que las decisiones sigan una orientación o que se basen en más pruebas, en el caso de muchas enfermedades. 9. ¿Le gustaría que en su país se efectuaran más estudios socioeconómicos sobre el impacto de las enfermedades de los animales, aunque tuvieran que ser financiados con el presupuesto existente para los servicios veterinarios? Sobre 122 respuestas, 101 (83%) indicaban que estarían dispuestos a reasignar parte de su presupuesto existente para las operaciones de lucha contra las enfermedades al análisis económico. Esto sugiere que consideran que si se toman mejor las decisiones, los fondos que queden para las actividades de control sanitario producirán mayores beneficios. Algunos de los que indicaron que no querían que se desviaran sus recursos económicos hacia el análisis económico aclararon que era porque sus presupuestos existentes eran muy inadecuados. Este entusiasmo por el análisis económico es sorprendente, pero hace que nos preguntemos por qué no hay más servicios veterinarios que no hayan reasignado ya parte de sus recursos al análisis económico. Una explicación puede ser que haya habido presiones externas para que se aplicaran tantos programas de lucha contra las enfermedades como fuera posible, o que no se disponga de expertos para realizar esos análisis. 10. ¿Se informa al público de los resultados de estos estudios en su país? De las 94 respuestas que indicaron que se hacían análisis, el 11% declaran que los resultados están siempre a disposición del público, el 24% generalmente, el 57% en ocasiones y el 7% nunca. Pocos países parecen seguir la política de mantener en secreto los análisis económicos sobre las enfermedades de los animales, pero pocas veces se publican los informes de tal manera que sea fácil encontrarlos cuando se busca documentación. Es un problema para los que diseñan nuevas investigaciones en economía de las enfermedades, porque les resulta difícil beneficiarse de los resultados y de la experiencia obtenidos en trabajos anteriores. 11. ¿En su país se utilizan dichos resultados para influenciar a los veterinarios que trabajan por cuenta propia y sus clientes por medio de artículos en la prensa y otros materiales de divulgación? De los 94 que indicaron que había análisis disponibles, el 3% dijo que los resultados se utilizaban siempre para la divulgación, el 23% generalmente, el 59% en ocasiones y el 15% nunca. Son resultados similares a los de la pregunta anterior. Se podía haber esperado que algunos análisis económicos no hubieran producido resultados apropiados para el material divulgativo, por ejemplo, los análisis de las epizootias. Pero no parece que sea el caso. 12. ¿Quién se encarga de analizar el impacto socioeconómico de las enfermedades de los animales en su país? Noventa y nueve de los que contestaron dieron información sobre esta cuestión. Los resultados son: los economistas de los servicios veterinarios (54%), los economistas de otros departamentos de la Administración (29%), otras instituciones (65%) y consultores privados (33%). Varios señalaron una preferencia por recurrir a economistas que conozcan las cuestiones relativas a la lucha contra las enfermedades, preferentemente que trabajen en los servicios veterinarios. Algunos prefieren a los consultores privados, pero los consideran más costosos. 13. ¿Le parecería útil poder acceder a estudios sobre el impacto socioeconómico de las enfermedades de los animales en otros países que no hayan sido publicados? De las 123 respuestas a esta pregunta, 117 (95%) indican que les sería útil poder acceder a estudios sobre el impacto socioeconómico de las enfermedades de los animales en otros países. Esto es un problema en la economía de la sanidad animal porque, a pesar de que la mayoría de los informes no son confidenciales, en general no se publican. Así pues, los economistas de un país dado no suelen conocer los trabajados realizados en otros países. Aunque los resultados de un estudio hecho en un país pueden no ser directamente interesantes para otros, es posible que la metodología sí que se pudiera aplicar en muchos más sitios. 14. ¿Cómo podría la OIE alentar un uso más extendido y efectivo del análisis del impacto socioeconómico de las enfermedades de los animales? Se propusieron los siguientes medios: talleres regionales (85%), elaborando líneas de orientación para analizar el impacto socioeconómico de las enfermedades de los animales (90%), manteniendo un registro ordenado de los estudios emprendidos por los Países Miembros (49%) y comunicando la lista de los expertos pertinentes (45%). También se pedía que las respuestas indicaran otros medios. Varios señalaron la necesidad de impartir formación sobre la economía de la sanidad animal a todos los veterinarios. Varios apuntaron la necesidad de contar con asistencia externa para financiar los estudios económicos. Es sorprendente que haya tan poco apoyo a la idea de hacer un índice de los estudios emprendidos por los países miembros, a la vista de lo que se respondió a la pregunta 13. Podría pensarse que tal registro sería la única manera de informar a los países miembros de la existencia de informes no publicados. 3. COMENTARIO Los resultados de la encuesta revelan un interés muy fuerte por la economía de la sanidad animal. Los servicios veterinarios no parecen aceptar sin más los resultados de los estudios económicos sobre las enfermedades de los animales y se ve que preocupa que algunos aspectos del impacto de éstas no reciban la atención suficiente. La mayoría de las respuestas consideran que no se emplea lo suficiente el análisis económico en cada uno de los tres niveles potenciales de aplicación. Solamente una pequeña minoría dice que el uso es adecuado en los tres niveles. Ninguno de los que contestaron considera que el análisis económico se utilice excesivamente. Una mayoría aplastante declaró que les gustaría que se hicieran más estudios de éste tipo en sus países y el 83% lo sigue afirmando, aun en el caso en que hubiera que costearlos con el presupuesto existente para los servicios veterinarios. Un noventa y tres por ciento de las respuestas considera que los factores económicos intervienen en las decisiones de orden político relativas a los programas para las enfermedades de los animales y el mismo porcentaje considera que intervendrían aún más si se dispusiera de más estudios económicos. Así pues, se puso de manifiesto un fuerte interés por una utilización más extendida del análisis económico, así como la convicción de que los resultados tendrían un papel importante en la toma de decisiones de orden político. Está bastante extendida la opinión de que los veterinarios deberían estar mejor informados sobre las metodologías de la economía sanitaria, no sólo para que puedan hacer análisis económicos por sí mismos, sino también para que se pueda informar mejor a los economistas sobre las cuestiones que deben contemplar en sus estudios. Este problema potencial de comunicación entre los veterinarios y los economistas fue puesto de relieve por la baja proporción de servicios veterinarios que seleccionó en el cuestionario el criterio del ratio beneficio/coste que los economistas habrían marcado. La propuesta de que la OIE promueva un uso más extendido de los estudios económicos organizando talleres regionales y elaborando líneas de orientación recibió un apoyo casi unánime. La idea de hacer una lista de todos los informes, publicados o no, así como de los expertos, suscitó menos entusiasmo. En general, de las respuestas se desprende un alto nivel de interés por, y el deseo de utilizar más, el análisis económico del impacto de las enfermedades de los animales. BIBLIOGRAFÍA 1. Anderson I. (2002). - Foot and mouth disease 2001: lessons to be learned inquiry report. The Stationery Office, London, p. 186. 2. James A.D. & Ellis P.R. (1978). - Benefit-cost analysis in foot-and-mouth disease control programmes. British Veterinary Journal, (134) 1, 47-52. 3. James A.D. & Rushton J. (2002). - The Economics of foot-and-mouth disease. Rev. sci. tech. Off. Int. Epiz., 21 (3), 637-644. _______________