EN R E A L IDA D S OY S E D ENTA R IO, P E RO E N T EO RÍA SOY UN NÓ M ADA DI GITA L Y entonces me senté frente a la computadora y me puse creativa… Cuando me dijeron que en esta edición se pretendía hablar sobre el tema: nómada, pensé que tal vez alguna definición me ayudaría a plantear bien mi proyecto, sin embargo, el concepto que obtuve fue el mismo que hace varios años cuándo en clase de historia mi maestro “el barritas” nos hablaba sobre los primeros pobladores del mundo: que están en constante desplazamiento. En fin. Leí diferentes trabajos para obtener un conocimiento más amplio del tema y en su momento poder aportar algún comentario “inteligente” sobre el ser nómada y que no fuese el mismo discurso que escuchamos, de manera constante, incluso de algunos colegas: todos somos nómadas ya que estamos en constante cambio, cambio de casa, de ideología, de intereses e incluso de gustos. No demerito sus ideas, incluso, son tan asertivas que puedo decir que basta con ver una generación arriba o debajo de la mía para notar la gran diferencia y los cambios que se han dado; por ejemplo, me impresiona que una chica tan solo dos años menor que yo (que, para conocimiento general, tengo 24 años) no llegó a conocer los discos de 3 ½… y así es como los cambios se dan a notar. Luego de un gran rato de investigación y ocio, me di cuenta de que estaba en la búsqueda de algo tan cercano y tan ajeno a mí que extrañamente he denominado: “el sedentarismo extremo del Siglo XXI escondido en el movimiento digital”. Al parecer que no tiene que ver con el tema pero trataré de describirlo en la siguientes líneas. Luego, tomo un vaso de agua con hielos e intentó explicar lo que pienso…. En repetidas ocasiones hemos escuchado que con la revolución tecnológica, el incremento de gadgets al alcance de todos, widgets de todo tipo (de escritorio, web, para móviles y físicos) que incluso nos permiten tener todas nuestras cuentas de correo, listas, agendas, redes sociales, juegos y demás cosas a la mano, nos hacen la vida más sencilla. Pero… ¿será verdad? Realmente no hay dudas de que la herramienta del Internet es un poderoso medio de comunicación, en el que es posible expresar ideas de toda índole y hasta se podría decir sentimientos, pues es común escuchar a chic@s comentar: “awww… me contestó con una carita de un beso”, o “no me ha contestado de seguro está enojad@ conmigo”. Muy bien, volvamos al tema. Entonces, el internet es una herramienta muy positiva en la cual podemos encontrar una gran cantidad de información, tenemos herramientas que nos facilitan el hacer llegar documentos, fotografías, audios y videos a todo el mundo. Todo eso ha sido tan exitoso que en la actualidad hay varias redes sociales que nos permiten tener contacto con otras personas, intercambiar ideas, compartir nuestros estados de ánimo, opinar sobre algún tema de interés, entre otras cosas. Para ser más específicos, de manera rápida, conozcamos el caso de Facebook: Desde que se hizo publica, en 2006, la red social Facebook se convirtió en una comunidad de comunidades, donde se conectan estudiantes, empresas y gente que puede elegir participar en una o más redes. Es una comunidad creada por y en función de sus miembros. Para entender mejor podemos tomar como referencia a German Esteban Müler, quien en su trabajo sobre “La responsabilidad de las redes sociales en internet” (2014), define que “las redes son estructuras sociales compuestas de grupos de personas, las cuales están conectadas por uno o varios tipos de relaciones, tales como amistad, parentesco, intereses comunes o conocimientos. En Internet, el término se utiliza para designar a los sitios que facilitan herramientas para crear vínculos con personas afines, y a partir de ellos permiten compartir su perfil, sus fotos o videos, su estado de ánimo y sus opiniones con miles de personas en todo el mundo”. Entonces, todos me miran porque no entienden de lo que hablo… Ahora bien, ¿qué tiene que ver todo esto con ser un nómada digital y el sedentarismo? Muy sencillo; para mi, estamos en un mismo lugar, en un mismo contexto, e incluso en el mismo escritorio todos los días, pero gracias a la tecnología podemos conocer diferentes lugares, diferentes sitios, o — en la red— contar con un estilo de vida tan diverso al real que pudiese provocar envidia. Cuyo trabajo, actividades, obligaciones, entre otras, no se encuentran atadas a ninguna localización; donde es fácil y accesible poder realizar viajes digitales desde casa, desde un celular o una Tablet, sin altos costos económicos. Se podría decir que solo se necesita un gadget, una conexión a internet y tener la disposición de viajar a cualquier parte del mundo e incluso influir en cómo se ve o se conoce alguna cultura o algún país, estado o nación en particular. Sin irnos a casos tan generales, podríamos hablar de cómo es que evoluciona, cambia o infiere — hablando de clases sociales, por ejemplo— en nuestro círculo de amigos, conocidos, familiares, grupos laborales o algún otro. Considero que con la llegada de Internet a nuestra vida y la evolución de las comunicaciones a través de las redes sociales, como individuos nos podemos llamar nómadas digitales, no solo en lo que es la parte laboral sino más allá, en la conformación de nuestra personalidad, es decir, afecta de manera intrapersonal, tanto que a través de la observación, ha llegado a ser necesario para algunos o muchos de nosotros el utilizar internet, tener un gadget a la mano para “conocer el mundo”, “para comunicarnos con los otros”, hasta “para stalkear a tus amig@s, emenig@s, gente rara e interesante, a tu ex, a tu pretendiente, etc.”; todo eso desde un mismo lugar. Por eso lo llamo “el sedentarismo extremo del Siglo XXI escondido en el movimiento digital”… Existimos personas —me incluyo— que pasamos 8 horas o más sentados frente a una computadora o con un celular en la mano, en un mismo lugar, sin movernos más que para tomar un café, ir al baño o fumar un cigarrillo, para que al termino de ese día aún en casa sigamos con la misma rutina, adentrarnos a la red. Sin embargo, gracias a internet conocemos como se ve la otra Praga en Madrid, España; Tokio en Japón; como es el clima en la Antártida —aunque no sintamos la temperatura de varios grados bajo cero—; conocemos las profundidades del mar e incluso algunos de los animales más exóticos que se pueden encontrar en esas zonas; más importante aún, mantenemos relaciones sociales con personas de otros países, generamos vínculos, conocemos sus costumbres y culturas, casi casi recorremos el viaje nómada de los primeros pobladores de América, todo a través de un clic. ¡Qué sueno exagerada? Puede ser, pero verdaderamente el internet nos da esas posibilidades y mucho más. Podría denominarse “realmente extraordinario” a este invento de la internet. Pero… —siempre hay un pero—, ¿qué es lo malo en todo esto? Las redes sociales, el internet, los viajes a través de videos e imágenes, el amplio conocimiento de comunidades, zonas, actividades socio-culturales, entre otros, llegan a ser inconmensurablemente masivas, tanto que pueden contradecirse entre sí; además son básica o totalmente anónimas: en realidad no sabemos con certeza quién es la persona que se encuentra del otro lado, con qué interés u objetivos, si es que sus datos son certeros, ya que sabemos que gracias al internet —también—, cualquiera puede crear una cuenta y simular ser otra persona, que ha descubierto algún lugar, que ha visto cosas maravillosas, que en realidad son falsas; y que uno en su inocencia, tontera o emoción por formar parte de algo, de algún grupo, se envuelve. Más importante aún, en la red no se olvida, no se borran rastros y todo se queda ahí, registrado, pues —por ventaja o desventaja— permanece la información por siempre.Hasta tal punto es el impacto social de la reproducción de información o su generación, que el mismo chiste puede ser utilizado en México como en Finlandia. De manera personal el daño es más grande, yo lo llamo una ilusión… la mascara de identidad más utilizada en los últimos días: somos nómadas digitales para otros, pero en realidad nuestra vida es sedentaria y sin muchas relaciones interpersonales. El significado que encontré de la palabra sedentario es que viene de latín sedere, que quiere decir estar sentado, sin mucho movimiento. Tan solo al leerlo podemos inferir que se habla de mantener un modo de vida en el cual la actividad física que se realiza es mínima o prácticamente nula. ¿Por qué digo que somos sedentarios? Porque en este mundo de internet, como personas, sólo utilizamos nuestras manos para teclear ya sea la computadora, la Tablet, el celular, o el control del televisor y estar conectados. Es decir, con el internet, hay quienes nos levantamos por la mañana, acudimos al trabajo u oficina particular donde nos encontramos sentados revisando nuestras redes sociales y viajando, pero al terminar la jornada laboral se regresa a casa por la noche, nos colocamos frente al televisor, computadora, Tablet, celular o algún otro para continuar con este modo de vida digital y cuando nos gana el sueño, no acostarnos a descansar. Todo esto puede ejemplificarse también con las reuniones a las que solemos acudir donde a través del celular informamos a todo el mundo —o a quien tenga interés de nosotros— del lugar en donde estamos: bar, la casa de Juanito, la cantina o el antro de moda; donde referimos: “muy feliz con los amigos…, aquí platicando con los amigos…”, creo que si estuviéramos tan felices mejor disfrutaríamos el momento, en vez de desperdiciar el tiempo al publicarlo en las redes sociales. Es entonces que solamente vivimos a través del internet, de la imagen que proyectamos en las redes sociales, donde tenemos miles de amigos que no conocemos y a quienes tal vez solo hemos visto una vez. Con una rutina diaria que nos limita al sedentarismo físico pero que obviamos o tal vez desvalorizamos porque nos importa más esa vida digital a la cual nos adentramos con una selfie retocada más de una vez; mostrando lo que otros esperan de nosotros más no lo que somos, haciendo caso a los comentarios que encontramos en la red, preponderando nuestros sentimientos a imágenes, videos, comentarios y demás cuestionamientos que encontramos en la red, donde vivimos, viajamos, donde tomamos ese rol de nómadas, donde creemos que tiene más valor nuestra existencia. Lorena Sandoval Licenciada en Comunicación y Periodismo por la Universidad Autónoma de Querétaro; ha trabajado como reportera en el periódico El Universal de Querétaro, la estación de Radio Grupo Acir, además de realizar colaboraciones en Radio UAQ. Ha participado en diferentes actividades económicas como “Taller de Ortografía y Redacción” otorgado por la UAQ; “Literatura Creativa” en el proyecto Si Lees Se Nota; Diplomado de Fotografía Creativa en UAQ. Participó como organizador en el curso taller “No Discriminación y Medios de Comunicación en Querétaro”, encabezado por el Consejo Nacional para Prevenir y Eliminar la Discriminación (Conapred), el Consejo para Prevenir la Discriminación del D.F. (Copred), la Universidad Iberoamericana; forma parte de la Red Estatal de Periodistas con Visión de Género.