H I S T O R I A DE LÀ A N E S T E S I A Dr. MARCOS KLEIMAN Publicado con motivo de la celebración del primer centenario del descubrimiento de la Anestesia el 16 de Octubre de 1846 G E N T I L E Z A DE E. R. S Q U I B B & SONS Químicos Manufactureros para la Profesión Médica desde 1858 HISTORIA DE LA ANESTESIA Dr. M A R C O S K L E I M A N "El dolor ha hecho presa en mi cuerpo. Quiera Dios arrancarme este dolor". Este es el grito angustiado de la hija de un rey de Babilonia hace miles de años. Ni aún los dioses de la Mitología, dueños y señores de la raza humana, escapan al zarpazo del dolor orgánico. En las tumbas y murallas de los templos de Grecia y Egipto, en los vasos etruscos y decoraciones murales de Pompeya, hay retratados ojos cerrados a la luz, cuerpos deformados, bocas contorsionadas por el dolor hace miles de años. Aún Adán y Eva, primeros habitantes sobre la Tierra, conocen también la angustia del dolor. El dolor es tan viejo como el mundo, y el tormento que provoca, viejo como el mundo también. Pero no sólo la angustia del dolor espontáneo sufre el hombre; debe resistir también el dolor provocado por el cuchillo del cirujano que osa combatir las fuerzas destructivas de la Naturaleza sobre el organismo humano. "Resuelto a curar al enfermo colocado a su guidado, el cirujano debe ignorar los gritos y súplicas y realizar su trabajo sin tomar en cuenta las quejas", dice Celso, médico del emperador romano Augusto en el siglo I de Cristo. Toda la cirugía de los barberos-cirujanos de la Edad Media, y aún la de los Hospitales hasta mediados del siglo XIX, es una larga y continua historia de sufrimientos y agonías. 4 o 5 fuertes ayudantes son necesarios para sujetar la pobre víctima a la mesa operatoria; si la Naturaleza sé apiada, el paciente pierde la BANCKIK conciencia ante el tormento de los dolores y el cirujano ya puede continuar más tranquilo su cruel trabajo. Este no cuenta con otro recurso que el colapso psíquico de su enfermo para evitar los sufrimientos del bisturí. DEMONIOS Y MENJUNJES El hombre percibe con sus propios sentidos todo lo que le rodea, animales o cosas. Pero el dolor es algo intangible, inconmensurable, incomprensible. Sólo puede ser provocado por factores sobrenaturales, espíritus malignos, demonios de maldad. ¿Cómo dominarlos? ¿Cómo combatirlos? Fuegos humeantes de hierbas aromáticas, talismanes y amuletos sacados de plantas, animales o piedras, palabras especiales de conjuro y bailes convulsivos adecuados a la ocasión, son empleados para ahuyentar a los demonios. Personas especialmente capacitadas para la realización de estos exorcismos, brujas y hechiceros, hacen de esta práctica una profesión. Como luchan contra seres sobrenaturales, las brujas y hechiceros deben ellos mismos estar rodeados de cierto secreto que los diferencia del resto de la comunidad. Visten hábitos especiales, viven en chozas separadas, y se rodean de aires misteriosos acordes con su rango. Con el correr del tiempo, los demonios se convierten en dioses y entonces el dolor ya no es el azote de un espíritu maléfico, sino el justo castigo impuesto al hombre por los dioses todopoderosos. Los 42 Vi CONGRfeSO C H I L E N O DE hechiceros son entonces reemplazados por los sacerdotes de los cultos paganos, quienes tratan de aplacar con oraciones la furia de los dioses, pero sin dejar de mezclar la religión con ciertos exorcismos. Cristo viene al mundo como hijo de Dios. Gracias a su origen divino puede aliviar el dolor de los que sufren. Después de su muerte, su facultad curativa pasa a la Iglesia. Posteriormente, la Iglesia, por intermedio del Papa, concede a los reyes la facultad de curar simplemente tocando a los enfermos. Uno de los primeros misterios que el hombre observa es que el sueño domina o disminuye el dolor. ¿Cómo provocar entonces un sueño artificial para combatir el dolor? ¿No será posible conseguirlo con el empleo de drogas especiales? El hombre comienza a buscar en las raíces y cortezas de hierbas y arbustos ( amapola, mandràgora, hashish o cáñamo índigo, beleño, etc.), el gran recurso del sueño artificial. La diosa Afrodita encuentra alivio durmiendo sobre una cama de amapolas rojas. El dios-sól Ra, es el primero en administrar mandràgora como soporífero. Helena de Troya ingiere disuelta en vino cierta droga para "adormecer todo dolor y rabia, y traer olvido para cualquier sufrimiento". Los antiguos escitas acostumbran a inhalar el humo producido por combustión del cáñamo índico, obteniendo así un estado de excitación mental seguido de sueño. El cáñamo índico se propaga a través de los tiempos, alcanzando gran popularidad en India y China. Siglos más tarde, se conocerá en México con el nombre de marihuana. ¿Y por qué esas drogas no pueden también servir para evitar el dolor de las operaciones quirúrgicas? El rey hindú Boj a es puesto a dormir por sus cirujanos con los humos de una hierba antes de trepanarle el cráneo. Dioscórides, famoso médico griego del siglo I de Cristo, emplea una cocción de raíces de atropa mandràgora en vino para calmar los dolores de las intervenciones quirúrgicas. Galeno, contemporáneo de Dioscórides, emplea también la mandràgora con el objeto de paralizar las sensaciones y los movimientos. San Benedicto hace dormir al emperador Enrique II sobre una almohada impregnada de mandràgora para amputarle un pierna. Pero la mandràgora no se emplea sola, Desde mucho antes es usada en CIRUGIA Asia por los chinos y los judíos en forma de infusión con el agregado de diversas drogas para dar de beber a los criminales, produciendo en ellos un estado mental especial que les hace confesar sus delitos. También se utiliza esa poción para disminuir la intensidad de los sufrimientos y torturas a que se somete a los acusados; es la "poción de los condenados". Curiosa psicología la de estos tiempos; por un lado, se castigaba al condenado sometiéndolo a horribles tormentos; por otro lado, se le administra una poción soporífera para calmar sus dolores. Plinio, historiador romano, observa que la poción de los condenados es corrientemente empleada en su país para disminuir los sufrimientos de la agonía a las víctimas de la crucificación. Hay cierta evidencia de que se hizo beber a Cristo dicha poción mientras agonizaba en la cruz. Sigue el auge de la poción de los condenados dominando toda la Edad Media. En el siglo XII, Hugo de Lucca, prepara un aceite soporífero a base de opio, cicuta, hiosciamo, mandràgora, semillas de lechuga y otras hierbas. De Lucca utiliza con éxito este menjunje para anestesiar a los pacientes en los cuales puede así practicar pequeñas operaciones dolorosas. Se ensaya también la anestesia por inhalación, aplicando bajo la nariz del paciente una esponja empapada en la infusión medicamentosa o haciendo respirar al enfermo los vapores de una cocción de las hierbas soporíferas. Pero estos métodos no se generalizan. Los resultados son muy variables. En algunos casos, el sueño es escaso y la prevención del dolor nula. En otros, el sueño es tan profundo que el paciente no despierta más. Los alquimistas son los primeros en darse cuenta que se necesita separar la parte útil de la que no lo es en las hierbas narcóticas para obtener un producto más puro, más seguro y parejo en sus resultados, más dosificable. Pero dados más a la búsqueda de la piedra filosofal que a otra cosa, no es mucho el progreso que hacen. En medio de sus experimentaciones químicas descubren una cantidad de productos nuevos a los que, aparte de bautizar con nombres ribombantes, no prestan mayor atención. Raymond Lully, en el siglo XIII, descubre un fluido blanco, "vitriolo dulce" lo llama, cuyas propiedades analgésicas ni siquiera sospecha. y X I I I S E M A N A DE LA E X P E R I E N C I A 200 años más tarde, Paracelso, médico y químico del siglo XV, recorre todo el mundo estudiando las enfermedades y buscando un remedio útil para el dolor. Incapaz de encontrarlo en la Naturaleza, vuelve a su laboratorio de alquimista para perfeccionar por destilación, purificación y extracción, lo que la Naturaleza proporciona tan imperfectamente. Un día mezcla ácido sulfúrico con alcohol, calienta la mezcla y condensa el vapor, redescubriendo así el "vitriolo dulce" de Raymond Lully. Ensaya este vitriolo en pollos y descubre que caen profundamente dormidos, despertando en seguida sin demostraciones de haber sufrido daño. Paracelso recomienda entonces utilizarlo en el hombre para calmar el dolor. Pero su observación no se generaliza ni su indicación es tomada en cuenta. Valerio Cordus, aprendiz de boticario y discípulo de Paracelso, tiene la manía de tomar notas y apuntar detalladamente todos los conocimientos que adquiere sobre las drogas. Entre estas notas hace una descripción completa sobre el "vitriolo dulce". En 1542, un año después de la muerte de Paracelso, vende en Nuremberg su libro de notas por 100 ducados de oro a un comité de médicos. El libro de notas de Cordus es archivado en una polvorienta farmacopea de Nuremberg. Junto con el libro de notas, comienza a dormir el sueño de los años todo lo que Cordus sabía sobre el "vitrolo dulce", producto conocido hoy día con el nombre de éter sulfúrico. QUIRURGICA •43 dolor. Pero la creencia en fuerzas superiores y sobrenaturales no puede tampoco desaparecer tan bruscamente. Lo que se espera ahora para dominar el dolor debe ser científico, pero puede ser también al mismo tiempo inexplicable, misterioso. El cosmos se interpreta como una combinación de fuerzas vitales, de las cuales una de las más intensas es el dolor. Una parte del cosmos es el hombre. Si éste es caoaz de almacenar en sí mismo suficiente fluido magnético vital del cosmos, podrá transmitirlo a los pacientes y mejorarlos. Nace así la teoría del vitalismo curador. Todo lo que se necesita entonces es alguien capaz de concentrar estas nuevas ideas en un sistema, y suficientemente audaz para ponerlo en práctica. Franz Antón Mesmer, de origen suizo, estudiante primero de culto divino, luego de Derecho, para terminar por doctorarse médico en Viena en 1766, es el hombre que se anuncia capaz de curar en flüido vital. La humanidad doliente está preparada para aceptar esta nueva revelación. Mesmer es esperado y recibido como un mesías. Los pacientes comienzan a llenar su consulta en grandes números. Mesmer está instalado en París, justo en la época anterior a la Gran Revolución Francesa. Paracelso fué el primero en administrar el fierro magnético como tratamiento médico. Muchos, después de él, trataron también de aprovechar esta misteriosa fuerza atractiva para la curación de las enfermedades. Mesmer es el primero en anunciar la teoría del flüido curador. Por lo demás, desde antiguo, los persas, egipcios e indúes habían utilizado procediMAGNETISMO ANIMAL mientos enigmáticos parecidos. Mesmer La fe puesta en los exorcismos y en las coloca sus pacientes entre dos magnetos prácticas religiosas no es suficiente para de modo que la misteriosa energía cósmicurar el dolor. Los narcóticos derivados ca encerrada en ellos fluya a través del de las plantas, pese a la multitud de com- enfermo, restaurando su alterado cuerpo binaciones químicas y formas diversas de en armonía con el Universo. Esta es la priaplicación ensayadas, sólo rinden resulta- mera fase del "mesmerismo". dos variables, contradictorios e inseguros. El éxito es formidable. El número de La alquimia no ha sido capaz de corregir enfermos aumenta tanto que ya Mesmer esta situación. El dolor sigue mortifican- no puede atenderlos individualmente. Endo impunemente a la humanidad. Pero el tonces se le ocurre transmitir el poder hombre siempre espera y vuelve los ojos magnético a una varilla de madera, señacon renovada fe a cada nueva posibilidad lar con ella a cierta distancia a un grupo de vencer a su torturante enemigo. En el de enfermos, desde 30 a 100, y curarlos siglo XVIII la química y la medicina en- así al por mayor. Es ésta la segunda fase tran por cauces más rígidos, más discipli- del "mesmerismo". nados, más científicos. El hombre confía Pronto Mesmer descubre que no es la entonces en que la Ciencia lo librará del varilla sostenida por su mano el" factor 44 VI CONGRESO CHILENO DE CIRUGÍA curador, sino que su mano misma. Sólo le basta tocar a sus pacientes o hacer pases sobre ellos desde los hombros hasta las manos para curarlos eficazmente. Se revive así en una nueva fase del "mesmerismo" el poder de tocar ejercido antes por los monarcas, con nuevo nombre derivado de la doctrina del vitalismo: magnetismo animal. En seguida Mesmer descubre que también su toque personal es superfluo, basta su voluntad de curar al enfermo para lograr los resultados apetecidos, y el mesmerismo evoluciona así a una nueva fase. El éxito de Mesmer es clamoroso. La reina María Antonieta, el Duque de Borbón, el príncipe de Condé, Lafayette y muchos otros notables de la época se cuentan entre sus pacientes y amigos. El número de enfermos aumenta en tal forma que Mesmer tiene que idear un nuevo sistema para satisfacer la demanda sin perjudicar su prestigio. Descubre entonces que puede transmitir su poder magnético a objetos inanimados que adquieren fuerza curadora, y se renueva así en una nueva fase del mesmerismo la virtud curadora de los amuletos y de las reliquias tocadas en vida por los santos. En un gran baño de madera, al aue da el nombre de baqueta, coloca una doble fila de botellas a las que carga con magnetismo animal; estas botellas están unidas por una barra de acero de la cual parten numerosos conductores hacia los pacientes. Un gran número de enfermos son tratados simultáneamente por este método. Se sientan por una hora alrededor de la baqueta y guardan un silencio religioso como ante un altar. Estas curas se popularizan tanto que es necesario pedir hora con muchos días de anticipación. Pero una vez más la demanda excede a la oferta, y entonces este mago de último cuño "mesmeriza" para la venta baquetas de bolsillo primero, y objetos diversos después: espejos donde mirarse, recipientes donde lavarse, instrumentos musicales que deben tocarse, etc. De esta fase de sus actividades Mesmer pasa a la de transferir sus poderes a jardines, parques y bosques enteros. Los enfermos se amarran a los árboles cargados con fluido magnético por Mesmer. Francia comienza entonces a preocuparse. Todos los objetos dotados con flüido magnético necesitan ser recargados de tiempo en tiempo por Mesmer. ¿Quién lo hará cuando éste muera? Es imprescindible que Mesmer transmita sus poderes a discípulos capaces de continuar su obra. El Estado ofrece a Mesmer una pensión de 40 a mil libras y la construcción de un instituto si acepta transferir sus poderes a las personas que se designe. Mesmer acepta con una condición: que se reconozca oficialmente sfl descubrimiento por las autoridades científicas. Pero aunque muchos médicos y hombres de saber creen en Mesmer, la Academia de Ciencias se niega a reconocerlo oficialmente. Interviene entonces Luis XVI y obtiene de la Sociedad Médica el nombramiento de un comité investigador. Forman parte de este comité, entre otros, el Dr. Guillotin, Benjamín Franklin y Lavoissier. Después de una prolija investigación el comité informa que, aunque las actividades de Mesmer envuelven ciertamente algo inexplicable y no desprovisto de valor, la ciencia no puede aprobar lo que no es capaz de explicar. Ese fracaso ante las autoridades científicas, junto con los altos honorarios cobrados por Mesmer y que no dicen relación con sus declaraciones humanitarias, comienzan a mellar su popularidad. Madame Dubarry le critica abiertamente en sus Memorias. La lucha entre la credulidad mística y el escepticismo científico, entre la admiración excesiva y la reserva desconfiada, crece paulatinamente y se desarrolla hasta terminar bruscamente junto con la Revolución. Mesmer, favorito de la Nobleza y en consecuencia candidato excelente para la guillotina, huye a Viena, abandonando junto con la ciudad de sus triunfos todos sus aparatos, manuscritos y propiedades. En Viena se le sospecha de jacobino enmascarado y se le encarcela por dos meses. Al recobrar la libertad se retira a su ciudad natal, Meesburg, a la orilla del Lago Constanza. La marcha de los acontecimientos europeos posteriores a la Revolución es demasiado fascinante para que nadie se acuerde de Mesmer, y éste muere en 1815 completamente olvidado. Algunos discípulos de Mesmer tratan de continuar su obra. El conde Máximo de Puységur, que recibiera instrucción en magnetismo previo pago de 400 luises a su maestro, había "mesmerizado" en su jardín un árbol al que acudían los campesinos de la comarca, esperando obtener V X l I I S E M A N Á DÉ LA E X P E R I E N C I A mejoría con la ayuda de su aristocrático patrón. Un día un pastor es amarrado al árbol y el conde hace pases sobre su cuerpo para aumentar la influencia magnética^ Algo anormal, inesperado, sucede entonces. El pastor se duerme profundamente. El conde, asustado, le ordena desamarrarse del árbol. El joven obedece, y con los ojos cerrados camina a través del parque hablando como en un sueño, pero obedeciendo prontamente todas las órdenes impartidas por el conde. Es incomprensible. ¿Es posible quizás producir mediante el poder de magnetismo animal un trance artificial, un estado de sueño parecido al que producen las hierbas soporíferas? Puységur continúa estas experiencias y anuncia entonces la nueva doctrina del sonambulismo. La teoría del sonambulismo se difunde rápidamente por Francia y otros países, adquiriendo gran auge en Alemania donde es oficialmente reconocida como método de cura. Pronto comienza a ensayarse este sueño artificial producido por el magnetismo animal como un medio de calmar el dolor primero, como un medio de evitarlo en las intervenciones quirúrgicas después. El primero en ensayarlo como método anestésico es el Barón de Potel. Luego Recamier, cancerólogo de fama, y Jules Cloquet, profesor de Cirugía, en Francia. Pero es en Edimburgo donde el sonambulismo adquiere su mayor desarrollo en cirugía gracias a los esfuerzos de John Ellioston y James Eisdale. Ellioston introduce sus propios métodos de sonambulismo, muy parecidos a los actuales de hipnotismo. Convencido de los resultados, y a pesar de las burlas y persecución de sus colegas, Ellioston se dedica exclusivamente a inducir el. sueño artificial mediante magnetismo animal para evitar el dolor en Cirugía. Eisdale se dirige a la India para continuar sus experimentos lejos del escepticismo de sus colegas. Además, India es buen terreno para esta clase de experiencias. Numerosos pacientes son operados sin dolor en estado de trance inducido por el médicoLas autoridades de Calcuta colocan un hospital a disposición de Eisdale. Los informes que llegan de Calcuta a Europa son tan entusiastas que la Facultad médica, a pesar de su escepticismo y desconfianza, se ve obligada a ensayar el nuevo método. Pero los milagros de India no se QUIRURGICA 45 reproducen en Europa. Strohmeyer en Viena, Augusto Nelaton en Francia y el profesor Warren en Boston, no logran evitar con el sonambulismo el dolor provocado por las intervenciones quirúrgicas. El veredicto de la ciencia occidental es desfavorable. Bajo presión oficial, el hospital de Eisdale es cerrado en Calcuta. Los nativos se amotinan, pero tanto ellos como Eisdale son calificados de lunáticos por la prensa médica. Lajayette había llevado el "mesmerismo" a América, pero cuando la anestesia sonambulística fracasa, el "mesmerismo" se hunde junto con ella. Mientras la ciencia estaba en pañales, mientras los médicos e investigadores daban manotazos en la obscuridad, pudieron ser fácilmente derrotados por la f e anticientífica de Mesmer en las fuerzas sobrenaturales. Pero a comienzos del siglo XIX las ciencias exactas, afianzándose en sus primeros pasos, son capaces ya de derrotar a los métodos milagrosos basados en la fe de fuerzas misteriosas. DEL PULPITO A LA CERVEZA A mediados del siglo XVIII vive en Leeds, Inglaterra, un joven sacerdote de espíritu inquieto e investigador, Joseph Priestley, que dedica sus ratos de ocio a observar las burbujas de fermentación en una cervecería cercana a su casa. Intrigado por la naturaleza de esas burbujas, creyendo servir mejor a Dios si se dedica a comprender los fenómenos naturales que son revelaciones de la gloria del Todopoderoso, comienza a gastar todo su dinero en utensilios y su tiempo libre en experimentos químicos. Su primera dedicación química es analizar la naturaleza de las burbujas de fermentación, lo que lo conduce al descubrimiento de gas carbónico. Lord Shelburn, secretario de Estado, conoce por esta época a Priestley, se interesa por sus trabajos en Química, lo toma bajo su protección y lo lleva a su mansión de Calne, donde el joven sacerdote y químico debe hacer demostraciones con sus experimentos para entretener a los huéspedes de su protector. A Priestley no le importa, ya que así dispone de amplios fondos y facilidades para su trabajo, y va descubriendo sucesivamente en sus experiencias, diversos elementos químicos. Pero es a los gases a los que dedica sus me- 46 Vi CONGRfeSO C H I L E N O DE CIRUGIA diz de éste, Humphry Davy, joven de 1? años, de humilde origen, pero inteligente, de espíritu inquieto e investigador, cuya única aspiración es llegar algún día a ganarse la vida como médico. La avidez propia de su juventud y deseo de instruirse le hacen escuchar con marcado interés las discusiones de su maestro con otros médicos sobre el tratamiento de las enfermedades con los gases recién descubiertos. Y es el peligroso protóxido de N, el gas que nadie se atreve a usar, el que más pica la curiosidad de Davy. ¿Por qué no ensayarlo en sí mismo para comprobar sus efectos? Corre el riesgo de morirse con el experimento, pero los jóvenes no son prudentes. Después de sus obligaciones diarias, Humphry Davy devora libros de Química, especialmente uno escrito por Priestley en el que aprende a preparar el protóxido de N. Y una noche de 1795, un año después de haberse ido Priestley a Norteamérica, mientras el Dr. Borlase duerme el sueño de los justos, el joven Davy baja al laboratorio, prepara protóxido de N, y lo inhala audazmente. En lugar de morir, comienza a sentir una impresión rara de bienestar, de euforia, cada vez mayor, hasta que no puede evitar el romper en carcajadas que cesan sólo cuando deja de inhalar el extraño gas. Se comprende entonces que el inquieto joven bautice el gas con el raro apodo de "gas hilarante". Davy continúa sus experiencias noche a noche, hasta que en una oportunidad descubre que la inhalación del gas le calma el dolor de una encía inflamada. ¿Será éste por ventura un gas analgésico? Davy decide investigarlo y lleva a efecto sus experimentos con el mayor secreto. Pero una noche acude un enfermo a la consulEL EMBRUJO DE LOS GASES ta para ser atendido de urgencia, el Dr. Aunque la facultad médica mira con Borlase baja de su dormitorio con ese obdesprecio a la Química, la posibilidad de jeto, nota algo raro en el laboratorio, y curar las enfermedades mediante la in- descubre en él a su ayudante desternillánhalación de gases, como lo había sugerido dose de risa. Davy se ve entonces obligado Priestley, comienza a ganar terreno, na- a poner en conocimiento de su maestro ciendo y desarrollándose rápidamente la todo lo que ha investigado respecto al pe"medicina neumática". Sin embargo, hay ligroso gas. Davy y Borlase prosiguen junentre esos gases uno catalogado como muy tos las experiencias y acuerdan emplear peligroso después de haber ocasionado la el protóxido de N en los enfermos. Pero muerte de algunos animales de laborato- aún antes de que alcancen a llevar esa rio y que nadie se atreve a ensayar de idea a la realidad, se difunde un rumor por la ciudad sobre cosas raras que sucenuevo: es el protóxido de nitrógeno. En el pueblecito de Penzance vive jun- den en la consulta del Dr. Borlase y la to con el cirujano John Borlase, un apren- clientela comienza a disminuir. Asustado, jores esfuerzos, descubriendo entre ellos el oxígeno y el protóxido de N en 1772, y Priestley sugiere su inhalación como recurso terapéutico para el tratamiento de las enfermedades respiratorias. Con la diseminación de las ideas liberales nacidas en la Revolución Francesa, la Iglesia se divide en Ortodoxa, partidaria de la tradición, y Unitaria, partidaria de las nuevas ideas. Joseph Priestley ve en ello la mano de Dios y abandona sus experimentos químicos para volver al pùlpito. Se dirige a Birmingham y toma el partido de los unitarios. Pero, después de la caída de la Bastilla, la Iglesia Unitaria comienza a perder terreno en Inglaterra y Priestley es abandonado por sus feligreses. Vuelve entonces a sus experimentos químicos. Pero no lo dejan vivir tranquilo. A pesar de haber abandonado las actividades religiosas, su situación empeora progresivamente, y un día el populacho le quema la casa y con ella uno de los laboratorios químicos mejor montados de la época. Priestley escapa apenas de ser linchado, se dirige a Londres, trata de organizar un nuevo laboratorio, pero molestado continuamente por la persecución de que le siguen haciendo víctima, huye en 1894 a Estados Unidos, donde vive hasta 1904, fecha de su muerte en Pensilvania. Mesmer estaba en su apogeo cuando Priestley había empezado sus experimentos químicos. Con la muerte de Mesmer desaparece el último de los grandes embaucadores, mientras que Joseph Priestley, con sus descubrimientos químicos, deja abierto a làs generaciones venideras el camino de las investigaciones científicas. y X I I I S E M A N A DE LA E X P E R I E N C I A Borlase abandona todo intento de utilizar el gas hilarante y ordena a su ayudante olvidarlo también. Humphry Davy se retira entonces del lado de Borlase y pide protección a su padrastro el Dr. Tonkin, en cuya casa continúa secretamente sus experimentos químicos hasta que una noche provoca una explosión que conmueve a todo el vecindario. Esto parece poner fin a los planes y esperanzas de Davy, ya que Tonkin le prohibe estrictamente continuar con esas "locuras de muchacho". La Providencia acude entonces en ayuda del novel investigador. Llega un día a Penzance el Dr. Giddy, oye hablar del "demoníaco gas" y del incorregible joven Humphry Davy, se interesa por ellos y busca una entrevista con Davy. Reconociendo su capacidad e inteligencia, le consigue el cargo de Superintendente en el Instituto Neumático del Dr. Thomas Beddoes, ubicado en Clifton, cerca de Bristol. En 1789 el joven Davy se hace cargo de tan importante puesto que le abre perspectivas maravillosas para sus posibilidades de investigador. En el Instituto Neumático, fundado por el Dr. Beddoes para el tratamiento de las enfermedades por la inhalación de gases, Humphry Davy encuentra todo lo que puede apetecer: un laboratorio bien equipado, amplias reservas de gases, toda clase de facilidades de trabajo, comprensión y estímulo para sus experimentaciones. Sigue investigando el protóxido de N y a pesar de que su inhalación le pone en peligro de muerte en dos ocasiones, no ceja en sus propósitos hasta que consigue preparar y almacenar el gas químicamente puro. Emplea el protóxido de N en el tratamiento de algunas enfermedades, asma entre ellas y, sea por sugestión o por lo que fuere, obtiene buenos resultados que le ganan amplio prestigio. A los 22 años, Humphry Davy es popular y admirado en toda Inglaterra. Pero al joven investigador le preocupa la posibilidad de suprimir el dolor con el gas hilarante. No olvida los efectos analgésicos que su inhalación provoca. En su libro "Vapores Médicos", publicado en 1800, Humphry Davy escribe: "Como el protóxido de N parece capaz de suprimir el dolor físico, puede ser ensayado en operaciones quirúrgicas en las que no haya mucha efusión de sangre". QUIRURGICA •47 Por esa época comienzan a circular rumores desfavorables. Muchos médicos informan alteraciones en el pulso y crisis de vértigo en sus paciente tratados con el gas hilarante. Los métodos neumatológicos de tratamiento caen en desprestigio y el Dr. Beddoes es obligado a convertir su Instituto en un hospital común. Entonces Davy, temeroso de perder su difundido prestigio, abandona también el empleo de los gases y se dedica a investigaciones científico-químicas con las que alcanza gran renombre. Entre otras muchas innovaciones, descubre en 1815 la lámpara para mineros que lleva su nombre. Humphry Davy alcanza durante su carrera de investigador los más altos honores. Había sido investido Caballero en 1812. Es hecho Barón en 1818. En 1820 alcanza la posición más codiciada a que puede aspirar un hombre de ciencias británico: es elegido presidente de la Royal Society. Hacía ya 20 años que Humphry Davy dejó de preocuparse de los gases. Uno de los ayudantes de Davy es Miguel Faraday. Se trata de un muchacho salido de las clases más humildes, pero de una inteligencia y espíritu de investigación a toda prueba. Aunque es contratado por Davy como sirviente y lavador de copas, estudia continuamente, aprende mucho, se independiza de su maestro, realiza numerosas investigaciones de utilidad práctica en el campo de la electricidad, y logra surgir firmemente en el ambiente científico. Su fama comienza a opacar la de Davy; éste, molesto y celoso, cae en la bajeza de intrigar y difamar a su ex ayudante. Faraday continúa imperturbable sus investigaciones y es propuesto su ingreso a la Royal Society, a la que entra con un solo voto en contra, el del presidente, Humphry Davy. Durante sus investigaciones químicas con gases y vapores, a las que también se dedica por algún tiempo, Faraday descubre la naturaleza soporífera del vapor de éter. Cien años después que Valerio Cordus había vendido su libro de notas a la ciudad de Nuremberg, Isaac Newton hizo renovadas referencias al "vitriolo dulce", pero éste es olvidado de nuevo por largos años. Hasta que en 1792 el boticario alemán Frobenius lo saca a luz de nuevo y lo bautiza con su actual nombre de "éter". Poco a poco se generaliza su empleo en el 48 Vi CONGRESO CHILENO DE CIRUGÍA Sertiirner experimenta semanas y más semanas con el opio crudo, hasta que un día, en 1803, después de tratarlo con amoníaco, extraños cristales aparecen ante sus ojos asombrados. Lava dichos cristales con ácido sulfúrico y alcohol hasta obtener un residuo blanco cristalino que denomina "principio somnífero del opio". Comienza a experimentarlo en perros y ratas, observa los resultados soporíferos obtenidos, y aumenta la cantidad de droga hasta matar los animales para determinar así la dosis letal. Agotadas esas experiencias, llega el momento de determinar la dosis que debe usarse en el hombre, y para ello ios ensayos deben continuar ahora en seres humanos. Como Humphry Davy con el protóxido de N, decide ensayar primero en sí mismo, pero convence a 3 amigos que lo acompañen en el experimento. Secretamente, los 4 jóvenes se reúnen en el laboratorio una noche y se sientan alrededor de una mesa. Sertiirner reparte una dosis de más o menos 3,5 cgrs. a cada U N FARMACEUTICO AUDAZ uno, y cada cual la traga heroicamente. En Paderborn, pueblo de Westfalia, Al cabo de un momento, los 4 muchachos Alemania, vive a comienzos del siglo XIX experimentan una rara sensación de bienun joven ayudante de químico-farmacéu- estar, de euforia, de confort. Al cabo de tico, Federico Guillermo Sertiirner. Como media hora Sertürner reparte una nueva Humphry Davy, su colega británico, no dosis, tomando él mismo una mayor, y piha recibido educación especial. Como de a sus amigos fijarse bien en lo que suHumphry Davy, no tiene otra fuente de cede por ser de la mayor importancia para aprendizaje que lá que le significa el tra- los experimentos. Ellos tratan de fijarse, bajo diario de ayuda a su patrón en la pero no pueden. Comienzan a sentir fatifarmacia. Como Davy también, dedica sus ga, peso en las piernas, sueño. . . sueño. . . sueño. Los párpados están pesados, muy noches a devorar libros de Química. Tanto doctores como farmacéuticos pesados, se cierran irresistiblemente. Serson incapaces de combatir el dolor. Entre tiirner resiste mejor sus efectos, observa los muchos derivados de vegetales ya en- que sus 3 amigos están próximos a caer sayados, tal vez el más efectivo es el ju- dormidos y se da cuenta que no hay tiemgo desecado de las semillas de la amapola po que perder, que deben tomar una terblanca, Papaver somnijerum. Pero sus re- cera dosis mientras quede en ellos un ressultados son incostantes, muy variables to de conciencia. Consigue hacer tomar a y hasta peligrosos. ¿Por qué? ¿Por qué en sus amigos una tercera dosis de 3 y medio algunos pacientes no da resultados y en cgrs., ingiriendo personalmente de nuevo cambio mata a otros al parecer en las mis- una dosis mayor. Trata en seguida de obmas dosis? Muy posiblemente porque con- servar los resultados, pero no puede evitar tiene un principio activo aún desconocido, el caer dormido junto con sus amigos. un principio activo que, una vez aislado, Despierta después de muchas horas con séguramente puede dosificarse en forma sensación de malestar, náuseas y vómitos. de obterier resultados más uniformes. Sertürner es lo suficientemente inteligenMientras en Inglaterra Davy y Faraday te para darse cuenta que la dosis ha sido emplean la electricidad para descomponer excesiva, y sigue experimentando en sí compuestos químicos en sus elementos, mismo día tras día, por semanas, por meSertiirner trata de encontrar el principio ses. activo de las plantas mediante el uso de Pasan los años y el joven aprendiz se solventes y procesos de cristalización. convierte en un farmacista independiente. tratamiento del asma y otras enfermedades respiratorias. Beddoes y sus ayudantes habían utilizado la inhalación de éter para el tratamiento del asma, pero sin descubrir su efecto narcótico. En 1818 Faraday escribe en una revista científica: "Cuando el vapor. de éter es mezclado con aire e inhalado, produce efectos muy similares a los del protóxido de N. Por la descuidada inhalación de vapor de éter, un hombre cayó en una condición letárgica que, con pocas interrupciones, duró 30 horas". Desgraciadamente, esta observación de Faraday no despierta mayor interés. Además, como Faraday tiene muchas otras cosas a que dedicarse, especialmente experimentos electro-magnéticos que le absorben todo su tiempo y atención, se olvida también del éter y de sus propiedades narcóticas y no vuelve a preocuparse más de ello. El descubrimiento de la anestesia quirúrgica debe esperar aún largos años. y XIII S E M A N A DE LA E X P E R I E N C I A Trabaja ahora en Einbeck, ciudad de Hannover, pero sin abandonar sus experiencias con el principio sómnífero, cuyas propiedades analgésicas ya conoce por haberlo tomado durante fuertes dolores de muelas que cedieron fácilmente a la ingestión de la droga. Por producir también sueño le da el nombre de morphium, derivado de Morpheus, dios del sueño de la mitología griega. Después de 14 años de experiencias, Sertürner da a conocer los resultados de sus investigaciones, las que son ampliamente aceptadas por el mundo científico, y diversas academias de Alemania y otros países le distinguen con nombramientos honoríficos. Pero la envidia de los expertos y la calumnia de pueblo chico comienza a hacer su obra. Se tilda a Sertürner de amateur estúpido, estafador, charlatán. Tanto progresa la calumnia que Sertürner debe abandonar Einbeck para refugiarse en Hamelin. Amargado por la ingratitud de la gente, abandona, al igual que Humphry Davy, toda nueva tentativa de progreso en la ciencia de curar el dolor y se dedica a experiencias con cañones y proyectiles. Realiza en este nuevo campo de investigaciones diversos progresos, por los que el Gobierno de Hannover le concede honores oficiales. Ahora, que en lugar de trabajos en beneficio de la humanidad se dedica a perfeccionar los elementos para su destrucción, ninguna voz se alza en contra de Sertürner. Pero, a pesar de todo, la desilusión amarga su vida. No puede olvidar la estupidez del mundo al criticarle el descubrimiento de su maravilloso remedio para calmar el dolor. Se convierte en misántropo, evita todo contacto con la gente, y cae al fin en la melancolía. Para llenar su copa de amargura, vive sus últimos años atormentado por el dolor de un gota incurable. Al comienzo su remedio le concede alivio, hasta que su estómago alterado no es capaz de retenerlo. Incapaz entonces de calmar sus agónicos dolores, los sufre semana tras semana hasta que la muerte lo alivia definitivamente en 1841. UN ALMA SENSIBLE Una tarde de Primavera, en los primeros años del siglo XIX, un grupo de niños juega alegremente en un parque cuando oyen de pronto gritos de agonía QUIRURGICA •49 que provienen del camino vecino. Corren al lugar del suceso y encuentran tendido ein el suelo, retorciéndose de dolor, un obrero que acaba de sufrir un accidente. Se envía al instante por un médico, quien indica la hospitalización inmediata para someterlo a una operación de urgencia. "Pero yo no tengo dinero, señor", se lamenta el pobre paciente. A pesar de todo, es llevado al hospital en una carreta. Los muchachos olvidan el incidente y vuelven a sus juegos, menos uno: Henry HUI Hickman. Su sensibilidad ha sido herida al escuchar la queja del infortunado enfermo que no tiene dinero para pagar por su atención. Decide entonces hacerse médico para curar a los pobres, para operar sin cobrar honorarios a quien lo necesite, para hacer de su profesión un sacerdocio de sacrificio y caridad. A la edad de 21 años asiste por vez primera a una intervención quirúrgica en. Edimburgo. Los gritos del paciente le desgarran el alma. Qué estupidez ser médico si no se puede hacer nada para evitar ese dolor, piensa el sensible joven. Hickman asiste a muchas otras operaciones, su friendo siempre la misma desesperación al escuchar los desgarradores quejidos de los pobres operados. Los narcóticos vegetales son inseguros y peligrosos; ya nadie se atreve a usarlos. El "mesmerismo" ha pasado hace mucho tiempo a la categoría de charlatanería. No se dispone de otros recursos. ¿Qué hacer? Hickman inicia la práctica de su profesión en Ludlow, condado de Sropshire, dedicando un día de la semana a la atención gratuita de los enfermos pobres. Muchas veces debe operar, y lo hace con habilidad, pero en el fondo de su conciencia no puede aceptar que el dolor quirúrgico sea inevitable y los sufrimientos que provoca con su bisturí le atormentan tanto a él como a sus enfermos. Para reemplazar a otro médico, Hickman se dirige por un tiempo a Shifnal, lugar de nacimiento de Thomas Beddoes, el fundador de la neumatología. Esta ya se ha desacreditado como recurso terapéutico, pero a pesar de ello Hickman oye hablar mucho al respecto en Shifnal, Y después de todo, ¿por qué no puede ensayarse algo con los gases? Hickman vuelve a Ludlow y comienza a dedicar su tiempo libre al estudio de los gases. Lee los trabajos de Priestley, Davy y Farad'ay, y 50 Vi CONGRfeSO C H I L E N O DE C I R U G I A comienza a realizar experiencias en ratas, perros y pollos. Ensaya primero el oxígeno, el anhídrido carbónico en seguida, y por último el protóxido de N, anotando cuidadosamente los resultados en su libro de notas. En sus primeros experimentos observa que puede realizar operaciones sin dolor en animales asfixiados por la falta de aire, y que dicha falta de sensibilidad se obtiene mucho más rápidamente cuando a la falta de aire se agrega la presencia de anhídrido carbónico. Sin embargo, Hickman reconoce que no debe ser muy aconsejable practicar en el hombre estos métodos de sofocación para conseguir anestesia. Continúa entonces sus experiencias con protóxido de N, y obtiene resultados tan satisfactorios que resuelve solicitar autorización para ensayar su empleo en el hombre. Ya decidido, escribe una carta a su amigo T. A. Knight, botánico de fama, pidiéndole ayuda. Knight es muy amigo a su vez de Davy y Faraday, a quienes expone los experimentos de Hickman y les solicita llevar el asunto a la Royal Society. Pero Davy ya estaba dedicado a las industrias químicas y había abandonado hacía muchos años todo interés en el gas hilarante, Faraday no quería saber nada fuera de sus problemas electro-magnéticos; no se interesan en absoluto por los experimentos de Hickman y, en consecuencia, no hay posibilidad alguna de conseguir el apoyo de la Royal Society. Hickman continúa sus experiencias sin desmayar y poco tiempo después lee un informe con el resultado de ellas ante la Sociedad Médica de Londres. La audiencia le escucha con respeto, pero sin interés. Molesto por ello, el conferenciante, después de leer su trabajo, recuerda con patéticas palabras los sufrimientos provocados a los enfermos por el cuchillo del cirujano. Se nota ahora cierta intranquilidad en los concurrentes. "Me parece que este Dr. Hickman es un soñador, por no decir un loco", manifiesta uno de ellos, y éste es el sentir general. El joven visionario regresa a Ludlow desanimado, pero no vencido. Sabe que ha descubierto un medio para evitar el dolor en las operaciones quirúrgicas, y no le quieren dejar demostrarlo. Pero si en Inglaterra no lo escuchan, puede ser que en Francia tenga mejor suerte. En 1828 atraviesa el Canal de la Mancha y en abril de ese año escribe al rey Carlos X pidiendo permiso para hacer una demostración de su método ante la Facultad médica de París. El rey remite la carta a la Academia de Medicina de París y ésta se reúne el 23 de diciembre de 1828 para escuchar el informe de Hickman leído por uno de sus miembros, Monsieur Guérardin. Pero los franceses no son menos excépticos que sus colegas británicos. "¿Operar con gas hilarante? Qué tontería más peligrosa!". Unicamente uno de los miembros de la Academia, el barón Larrey, cirujano que fuera de Napoleón y que como tal había conocido en toda su majestad la tragedia del dolor humano en los campos de batalla, manifiesta que por lo menos debe darse una chance al método de Hickman y se ofrece él mismo como sujeto de experimentación para dejarse administrar el gas hilarante. Pero la mayoría de la Academia está en contra y el joven médico británico es derrotado. Desilusionado, Hickman vuelve a Inglaterra, donde a pesar de todo continúa sus experiencias; pero la muerte las suspende antes de conseguir una ocasión para convencer a sus colegas. El 5 de abril de 1830, a la temprana edad de 29 años, Henry Hill Hickman pasa a mejor vida. Davy había descubierto las propiedades analgésicas del gas hilarante. Faraday había llamado la atención hacia la potencia narcótica del éter. Sertíirner había descubierto la morfina. Hickman habla realizado operaciones sin dolor en animales bajo anestesia con protóxido de N. Pero debido a la ignorancia y estupidez humanas, el dolor ha de seguir atormentando a la Humanidad por algunos años más todavía. FIESTAS DE ETER EN LOS ESTADOS UNIDOS Para la enseñanza de la Química y la Física en las escuelas de instrucción secundaria y superior, los profesores de Estados Unidos recurren a demostraciones prácticas que concentran la atención de sus discípulos. Entre dichas demostraciones les administran vapores de éter y gas hilarante para demostrarles los efectos que su inhalación provoca. Los muchachos gustan esas experiencias y comienzan a repetirlas fuera de la escuela hasta que, progresivamente, se organizan, difunden y XIII S E M A N A DE LA E X P E R I E N C I A y popularizan en las Universidades Americanas, reuniones especiales, verdaderos "parties", para administrarse éter y obtener el estado de excitación, de alegría artificial, de "ether-frolics" que su inhalación provoca. Las fiestas de éter llegan a constituir un vicio muy difundido en la juventud americana. Algunos charlatanes conciben entonces la idea de viajar de pueblo en pueblo dando conferencias sobre el protóxido de N y haciendo demostraciones públicas con el gas para provocar las risas de los asistentes al observar los curiosos efectos que su inhalación produce en el conferenciante y en los voluntarios que se lo dejan administrar. Llevan un laboratorio portátil en un carretoncito de mano y hacen sus demostraciones en las plazas públicas o bajo cualquier tienda. Atraen al público con avisos en los diarios y con propaganda en alta voz, cobrando 25 cts. por la entrada. El 6 de noviembre de 1921, Stockman, uno de estos químicos ambulantes, hace una demostración en Roma, pueblo del estado de New York. Al terminar, el conferenciante entra a una pieza posterior v encuentra a un joven dormido junto a la llave abierta de un cilindro lleno de nrotóxido. El muchacho había entrado furtivamente a robar gas para provocarse sus efectos hilarantes. ¿Consiguió reírse o alegrarse? No lo sabe, porque perdió el conocimiento. Stockman, charlatán ambulante, no tiene la suficiente inteligencia para darse cuenta aue lo que ha sucedido es sólo una anestesia general. La costumbre de la fiesta de éter, a cuya diseminación contribuyen los químicos ambulantes con sus demostraciones públicas, llega también a Atenas, capital del estado de Georgia. La juventud acostumbra reunirse una vez por semana en las afueras del pueblo para emborracharse con éter. Durante una de estas fiestas y cuando ya los asistentes estaban en la cúspide de su francachela con éter, uno de ellos sorprende a un niño negro atisbando curioso a través de la puerta entreabierta. El negrito es cogido y arrastrado al medio de la pieza, donde se le ofrece éter para inhalar entre risas y aplausos de aprobación. Como el niño se resiste, se le obliga a la fuerza a inhalar éter de un pañuelo empapado, en medio del general regocijo y vocinglería. El chico lucha con todas sus débiles fuerzas, trata de zafarse, re- QUIRURGICA •51 tiene la respiración, luego la sofocación le obliga a inhalar profundamente, sigue defendiéndose, pero pronto sus ojos se cierran, sus músculos se relajan, cae profundamente dormido, y allí queda tendido en el suelo, respirando regularmente, pero quieto, muy quieto. No despierta ni a los gritos ni a los pellizcos ni a los golpes que se le propinan. Sigue quieto y dormido. "Está muerto", vocifera una de las jóvenes asistentes al "party", y todas ellas huyen aterrorizadas. Un sirviente es enviado a buscar un médico. Este llega al cabo de unos momentos y arroja un balde de agua fría sobre el niño, sin resultados. Le frota en seguida enérgicamente la región del corazón, sin conseguir despertarlo con ello tampoco. Le aplica entonces dos fuertes golpes en las orejas, con lo cual el porfiado dormilón recobra la conciencia y vuelve el alma al cuerpo de los asustados muchachos. Ninguno de ellos es capaz de comprender que lo que ha sucedido es nada más ni nada menos que una anestesia etérea, y sólo atinan a prometer al médico no practicar nunca más el "étherfrolics". Pero el "ether-frolics" prospera en todas partes y se propaga también a Jefferson, otro pueblo del mismo estado de Georgia. El médico de Jefferson, Crawford Williamson hong, un joven de menos de 30 años, muy estimado por todos, suele tener en su casa fiestas de éter con sus amigos y amigas en las que se divierten en grande. El joven médico aprovecha el "ether-frolics" para obtener besos de todas las bellas de la localidad. Pero al mismo tiempo, Long observa con espíritu crítico que ni él ni sus amigos parecen sufrir dolor al recibir golpes durante el "ether-frolics". golpes que en condiciones normales serían muy sensibles. Deduce entonces que la inhalación de éter suprime la sensibilidad al dolor y comienza a pensar en la posibilidad de aprovechar esta cualidad de la droga para suprimir el dolor en las intervenciones quirúrgicas. Hasta que el 30 de Marzo de 1842 se decide a ensayarlo. James Venable. un estudiante, tiene dos tumores en el cuello que deben ser resecados. Venable es convencido de inhalar éter profundamente de un pañuelo empapado hasta quedar inconsciente, y entonces Long lleva a cabo la intervención quirúrgica sin la menor muestra de dolor. El resultado ha sido 52 Vi CONGRfeSO C H I L E N O DE C I R U G I A Hartford, capital de estado de Connecticut, el siguiente aviso: "Una gran exhibición de los efectos producidos por el protóxido de N, gas hilarante, se dará esta noche en Unión Hall. 12 jóvenes voluntarios inhalarán el gas para comenzar la entretención. 8 hombres fuertes ocuparán los asientos delanteros para evitar que las personas bajo la acción del gas se hagan daño a sí mismas o a terceros". Este aviso es leído por Horacio Wells, un joven dentista de 26 años, quien a la hora oportuna se dirige a la demostración en compañía de su esposa. El conferenciante, Gardner Colton, hace primero una divertida exposición sobre los efectos del gas y luego lo inhala en cantidades considerables para inspirar confianza en la audiencia. Solicita en seguida voluntarios. El primer espectador en subir a la plataforma es Samuel Cooley, empleado de la mayor botica de Hartford. Después de inhalar una bolsa llena de gas, Cooley comienza a comportarse como un lunático, saltando, bailando, pegando golpes en el aire contra un enemigo invisible. De pronto, observa en la segunda fila de asientos a un pequeño fulano, empleado en una botica rival, que se ríe desaforadamente. Cooley se lanza sobre él y comienza a perseguirlo entre las butacas burlando la interferencia de los 8 hombres fuertes, en medio de la alarma y excitación de los asistentes. Tropieza, cae, se levanta, continúa la persecución, y está a punto de alcanzar su presa cuando se detiene bruscamente y parece sorprendido. El efecto del gas ha pasado. Mientras la audiencia ríe y aplaude, Cooley, avergonzado, se sienta en la primera butaca desocupada que encuentra. A su lado está el dentista Horacio Wells. La exhibición prosigue su curso. Cooley percibe un fuerte dolor en una pierna. Se levanta el pantalón y descubre asombrado una gran herida debajo de la rodilla. ¿Cómo, cuándo se la hizo? Wells le recuerda que mientras perseguía al otro empleado de botica había tropezado en un banco donde recibió un violento golpe. Cooley no lo ha sentido. La demostración continúa en medio de la hilaridad general. Pero ni Coolley ni Wells ríen. El primero, preocupado por su herida y el dolor EL DENTISTA DE HARTFORD que le ocasiona. El segundo, pensando cóEl 10 de diciembre de 1844, aparece mo pudo recibir tan tremendo golpe sin con llamativos caracteres en los diarios de darse cuenta, sin sentir dolor en el mo- tan maravilloso que el mismo Long no lo cree, y atribuye el éxito más bien a cualidades "mesméricas" que él tal vez posee sin saberlo. Sus amigos que han presenciado la operación piensan lo mismo. Long decide seguir ensayando y su mejor oportunidad llega cuando un niño negro se quema dos dedos de la mano y hay que amputarlos. Amputa el primer dedo bajo sueño etéreo sin ninguna molestia para el paciente. Espera en seguida que éste despierte y amputa ahora el otro dedo en medio de desgarradores quejidos de dolor del pobre chico. Se convence así en forma definitiva que la falta de sensibilidad se debe al éter y no a "mesmerismo" de ninguna clase. ¡Crawford Williamson Long ha descubierto al fin la anestesia quirúrgica, tan ansiada por la humanidad entera! Pero su maravilloso descubrimiento no se divulga, no se difunde por todo el mundo con la velocidad del rayo como debiera suceder. Es que la perfidia humana va a anotarse un nuevo triunfo sobre la majestad de la ciencia. Aunque Long es muy popular y tiene una clientela numerosa y selecta, no le faltan enemigos. Estos se encargan de difamarlo, difundiendo el rumor de que usa una droga muy peligrosa y que conviene cuidarse de caer en manos de tal médico. Aunque su esposa lo anima, la envidia y la calumnia le atemorizan. Su clientela comienza a disminuir y la gente deja de saludarlo en la calle. Cierto día, las personas mayores del pueblo lo visitan y le advierten que si no abandona sus locos experimentos con éter y por desgracia mata a alguien, será linchado. Long no es capaz de resistir más esta corriente adversa y renuncia a la anestesia, con lo que gana de nuevo la confianza del pueblo, recuperando su prestigio y clientela. Antes de abandonar esa práctica, Long ha alcanzado a realizar 8 intervenciones quirúrgicas bajo narcosis etérea. Pero Long no publica sus experiencias y nadie, fuera de los limitados confines de Jefferson, llega a conocer la magna nueva del maravilloso descubrimiento. La humanidad doliente debe esperar aún dos años para que le sea concedida la gracia de la anestesia quirúrgica. Y XLLL S E M A N A Í3É LA EXPERIENCIA mentó mismo del traumatismo. Inmediatamente la imaginación de Wells comienza a trabajar. Una idea fija, fantástica, comienza a bullirle en el cerebro: extraer dientes sin dolor bajo la influencia del gas hilarante. Esa noche Wells la pasa medio desveladlo con su loca idea revolviéndole el magín. Al día siguiente, temprano en la mañana, visita a Colton en su hotel, le expone sus ideas, lo convence, y ya decididos, esa misma tarde Wells se convierte en el primer sujeto de experimentación de sus propios planes. Se hace administrar el gas por Colton mientras su colega John Riggs le extrae una muela sana. Al salir de la influencia del gas, Wells exclama loco de entusiasmo: "Empieza una nueva era en la extracción dentaria". Confiesa no haber sentido la más mínima traza de dolor. Wells se había recibido en 1842 y abierto oficina en Boston con otro cirujano dental, Morton, condiscípulo de la Universidad. La consulta no progresaba, por lo que a fines de 1843 Wells se había separado para instalarse por su cuenta en Hartford. Pero aquí tampoco las cosas iban muy bien. Wells se encuentra en una situación económica precaria. El incidente de Cooley y el éxito de la extracción indolora de uno de sus propios dientes, le abren las puertas de la esperanza para el futuro. Mediante las extirpaciones indoloras podrá progresar en Hartford, sobrepasar a todos sus colegas, y aún volver a Boston para descollar como lumbrera en la gran ciudad que presenciara antes su fracaso. Wells comienza a ensayar y perfeccionar su método anestésico para llevarlo a Boston lo antes posible. Obtiene buenos resultados sólo en el 50 % de los casos. ¿Qué debe hacer? Tratar de mejorar ese porcentaje naturalmente. Pero no tiene paciencia, la atracción de Boston es demasiado poderosa, y a pesar de su todavía muy escasa experiencia, allá se dirige a comienzos de Enero de 1845. Por supuesto, su primera visita es para su amigo, colega y ex socio Morton, a quien pone en antecedentes del nuevo descubrimiento. Morton le sugiere aconsejarse con el conocido hombre de ciencias Charles Thomas Jackson, y allá se dirigen ambos. Jackson, hombre maduro y reposado, escucha las observaciones vehementes de los dos jó- QUIRURGICA 53 venes y les aconseja no seguir adelante. El método es muy peligroso. Los hombres de ciencia del mundo entero habían rechazado la posibilidad de inducir analgesia mediante la inhalación del gas hilarante. Entrometerse en ello puede desacreditar a Wells como dentista para toda su vida. i Pero Wells no puede olvidar su propia extracción sin dolor y no hace caso al prudente consejo de Jackson. Wells continúa sus tramitaciones hasta conseguir permiso para hacer una demostración ante los estudiantes y la Facultad médica de la Universidad de Harvard. Morton le presta el instrumental necesario y le ayudará en la administración del gas. Uno de los estudiantes de Harvard se ofrece como voluntario. Wells le administra el gas, aplica los fórceps y comienza la extracción. Pero los agudos gritos del paciente revelan la falta absoluta de anestesia. "¡Engaño. Estafa!", gritan indignados los presentes. Los más, irritados, suben a la plataforma y echan a Wells a empujones, cubriéndolo de injurias. Wells ha pagado duramente con un fracaso sonoro su falta de paciencia para esperar adquirir mayor experiencia en la administración del gas. Humillado y abatido, Wells regresa a Hartford al día siguiente. Tal vez su fracaso se debió a retirar la bolsa con gas demasiado pronto. Hace en Hartford una nueva demostración, administrando esta vez una dosis mucho m^yor que induce una profunda insensibilidad, pero casi mata al paciente. Wells pierde la confianza en sí mismo y el coraje para continuar sus experimentos, Tanto se desanima que no sólo no piensa ya en convertirse en un especialista para extracciones sin dolor, sino que abandona definitivamente su malhadada profesión. Amargado para el resto de sus días, Wells ensaya nuevas ocupaciones con qué ganarse la vida. Primero comercia con canarios cantores, viajando de una ciudad a otra. Fracasa. En seguida se dedida a vender baños y filtros de carbón. Fracasa. Los nuevos ricos comienzan a demostrar una afición petulante por las pinturas y grabados de renombrados artistas europeos. Wells, buscando siempre un modo de ganarse la vida, decide dedicarse al comercio de obras de arte. 14ViCONGRfeSO C H I L E N O DE C I R U G I A EL DENTISTA DE BOSTON William Thomas Green Morton ha tenido la suficiente entereza para seguir luchando solo en Boston después que le abandonara su amigo Wells para irse a Hartford, y la suerte le ha acompañado. Especializándose en la colocación de coronas de oro, ha logrado formarse una numerosa clientela. Pero la preparación de las piezas dentarias es tan sensible que muchos pacientes prefieren interrumpir el tratamiento antes que seguir soportando los dolores. La situación económica de Morton corre entonces peligro de venirse abajo. Debe encontrar alguna forma de evitar el dolor para mantener su posición. Ensaya primero los métodos de Mesmer, sin ningún resultado. En seguida hace ingerir a sus pacientes bebidas alcohólicas, láudano y otras medicaciones, pero los resultados son igualmente negativos. Sin saber ya qué hacer, Morton decide continuar los estudios médicos que había iniciado antes de seguir Dentística, para familiarizarse con la terapéutica y ver si así consigue descubrir algo mejor en el terreno de la analgesia dental. Morton se hace muy amigo de Jackson, uno de sus maestros, y es alojado en casa de éste. Así tiene la ventaja de instruirse frecuentemente con su anfitrión s o f c r e problemas científicos durante las horas de comida y en los ratos de ocio. En medio de esas conversaciones Morton aprende todo lo que Jackson sabe sobre el éter sulfúrico. Más aún, en cierta ocasión, Jackson manifiesta que salpicando la piel con éter puede calmarse localmente el dolor. » —"¿Cree Ud. que yo podría usarlo en mi práctica dental?" —pregunta entonces Morton. —"¿Por qué no?" —contesta Jackson. —"Le daré una botella-gotero con éter para ensayarlo". Pocos días más tarde una dama recurre a la consulta de Morton para tratarse una caries, pero manifiesta su ansiedad ante la perspectiva del dolor. Morton la tranquiliza, deja caer algunas gotas de éter en el hueco del diente, y en seguida trabaja. La analgesia no es completa, pero sin duda la intensidad del dolor ha disminuido. En otras ocasiones, al emplear una cantidad de éter mayor que la habitual, Morton se da cuenta que toda la den- tina se insensibiliza. Sin embargo, eí método es inseguro, de resultados variables y de muy corta duración. Por esta época llega Wells a Boston para hacer su infortunada demostración que tanto lo desanima, induciéndole finalmente a abandonar la profesión. Pero el método de Wells es para Morton fuente de nuevas ideas. Si la inhalación de gas hilarante fracasa, ¿por qué no puede dar buenos resultados la inhalación de vapores de éter? Morton da vueltas día y noche esta idea en su magín. ¿Con quién aconsejarse? El más indicado es Jackson, pero Morton, aunque conserva relaciones cordiales con él, se ha retirado de su casa después de un disgusto y no se decide a recurrir de nuevo a su maestro. Se decide entonces a leer todo lo que en la Biblioteca puede hallar sobre éter, hasta que encuentra la publicación hecha por Faraday en 1818, en que compara los efectos anestésicos del éter con los del gas hilarante. Esto da confianza a Morton, pero el fiasco de Wells le recuerda que no debe apurarse. Morton sigue averiguando en todas las fuentes posibles lo que se sabe respecto a éter, y conoce así muchas relaciones sobre el "ether-frolics", las fiestas de éter tan populares entre los estudiantes pocos años antes. Sin embargo, la información obtenida por Morton es tan contradictoria, que nuevamente no sabe qué hacer. Nada puede ganar ya leyendo o informándose. Imposible aprender algo nuevo sobre el éter en esas fuentes. Ha llegado el momento de experimentar por sí mismo. Morton entrega su clientela a un colega y se retira a una quinta que había comprado en West Needham, a 15 millas de Boston, llevando consigo a su familia y una buena provisión de éter para sus experimentos. El primer experimento lo realiza en Nig, un perro "de aguas" regalón de Elizabeth, su mujer. Satura un pedazo de algodón en éter, lo coloca en un platillo, llama al perro, y sujetándole la cabeza, le acerca el hocico al platillo. Al cabo de un momento el perro se relaja totalmente y se hace insensible a todos los estímulos con que Morton trata de despertalo. Al fin el perro se recobra, pero su marcha es insegura por algunas horas. Al día siguiente, desaparece misteriosamente de la pecera el pez dorado que en ella habita. Elizabeth corre al estudio y X I I I S E M A N A DE LA E X P E R I E N C I A de Morton para comunicárselo, pero allí la espera una desagradable sorpresa: el pececillo yace sobre la mesa, muerto en apariencia. Elizabeth comienza a llorar. Morton sonríe, la tranquiliza, y coloca al pez dentro de la pecera llena de agua. En un instante, ante los asombrados ojos de Elizabeth, el pez está nadando como si nada hubiera sucedido. El dentista explica a su mujer que se trata sólo de experimentos con un nuevo remedio. Elizabeth acepta estas explicaciones, pero le hace prometer que no experimentará de nuevo ni en el perro ni en el pez, sus regalones. Al día siguiente Morton se dirige a un arroyo vecino, caza con sus propias manos algunos peces vivos, los trae a su estudio y los anestesia con éter uno tras otro. Al día siguiente se va al bosque por varias horas, regresa con un buen número de cucarachas, orugas, gusanos y otros insectos, y a estos también les aplica éter. Morton se levanta habitualmente a las 4 de la mañana para encerrarse todo el día en su estudio a proseguir sus investigaciones. Aunque Elizabeth no entiende claramente qué es lo que pretende su marido con tan raras experiencias, decide dejarlo tranquilo. Pero un día no puede encontrar a Nig, y sospechando lo peor, corre al estudió de Morton y golpea furiosa la puerta. —"Andate!"—Le contesta desde dentro. —"Estoy ocupado". Elizabeth espera unos momentos y sin preguntar de nuevo abre resueltamente la puerta. Una terrible escena aparece ante sus ojos. Nig está bien, pero Morton yace en el suelo, sin conocimiento, con un pañuelo aplicado sobre su nariz. Elizabeth comienza a gritar y a llorar pidiendo ayuda, pero pronto Morton vuelve en sí. —"No estoy dispuesta a tolerar más esto!" —exclama Elizabeth. A lo que Morton contesta en forma profética: —"Tengo un trabajo que cumplir en esta vida. Día llegará, querida, en que desterraré el dolor del mundo". Cierto es que Morton había intentado, quebrantando su promesa, anestesiar de nuevo a Nig. Pero tan pronto como el perro reconoció el olor, luchó por zafarse y dió vuelta el frasco de éter que estaba en el suelo. Cogido por una súbita determinación, Morton empapó su pañuelo en el éter antes que se evaporara, lo aplicó a QUIRURGICA •55 su propia nariz y respiró profundamente hasta perder la conciencia. Morton decide regresar a Boston para continuar ahora sus experiencias con seres humanos. En Boston convence a sus dos ayudantes, estudiantes de Dentística, que inhalen éter. Uno de ellos había asistido a fiestas de éter y estaba dispuesto a dejarse practicar una extracción dentaria bajo la acción del medicamento. Pero cuando la experiencia se lleva a efecto, ante el asombro de Morton, sus dos ayudantes, a las primeras inhalaciones, entran en un estado de violenta excitación y Morton debe recurrir a todas su fuerzas para evitar que le hagan daño a él o a sí mismos. Este resultado imprevisto, tan en contraste con su experiencia anterior, hace dudar a Morton. Los dos jóvenes rehusan volver a inhalar éter y no ceden ni a los efectos de recompensa en dinero. ¿Qué hacer? Morton se dirige a los muelles y ofrece a marineros borrachos, changadores y otros obreros, 5 dólares por dejarse extraer un diente sin dolor. Nadie acepta. No le queda otra solución que volver a ensayar el éter en sí mismo y así lo hace. Pero esta vez, en lugar de dormirse, es cogido por el mismo estado de excitación que observara en sus dos ayudantes. ¿Se debe esto a una falla en el método de administración? ¿Sería tal vez útil un aparato diseñado especialmente para ello? ¿O quizás la falla está en la calidad del éter? Sólo un hombre en Boston puede contestar estas preguntas: Jackson. Morton .hace tiempo que no le visita y sabe que, aunque cordiales en apariencia, las relaciones han quedado un poco tirantes en realidad. Además, Jackson trató en una oportunidad hace ya varios años de robar a Morse el descubrimiento del telégrafo, y Morton teme que trate ahora de hacer lo mismo con él. Pero no queda otro remedio, y el 30 de septiembre de 1846, con el corazón oprimido y el temor a revelar su secreto, Morton visita a Jackson para buscar la información que necesita. -—"¿Puede Ud. prestarme una buena bolsa para administrar gas?" —pregunta Morton después de los saludos de rigor. —"Tengo un paciente que no se deja extraer un diente por miedo al dolor". —"Mejor que no ensaye esa treta"— responde Jackson, "para evitar lo-que le sucedió al pobre Wells con el protóxido de 56 V i CONGRfeSO C H I L E N O DE CIRUGIA N; ¿por qué no hace inhalar a su paciente que lo gana a montones, parece no intevapor de éter? Se dormirá y Ud. puede resarse tanto por el dinero. Comienza de entonces hacer lo que le venga en gana". nuevo a encerrarse en su estudio días enMorton tiene que reprimir su sorpre- teros, comienza de nuevo a repetir todos sa, temeroso que Jackson pueda estar en sus experimentos. Día tras día inhala masi rastro de su descubrimiento. Sigue con- yores y más peligrosas cantidades de éter versando en forma de disimular su turba- para estudiar sus efectos. ¿Qué le pasa a ción, y aprende de Jackson que debe con- Morton? ¿Qué pretende ahora? Morton había buscado el descubriseguir éter sulfúrico puro, altamente rectificado, donde Burnett, el principal far- miento de un método que le permitiera macista de Boston. Morton le agradece, se ganar más dinero, pero el descubrimiento despide, y mientras corre donde Burnett ha resultado demasiado grande para tan recuerda que .sus primeras provisiones de pequeño objetivo. Morton tiene ahora la éter las compró allí, que para no desper- ambiciosa idea de aplicar su método a la tar sospechas compró después éter en otra Cirugía y convertirse así en benefactor de parte, que fué éste el éter que excitó a sus la Humanidad. Y ésa es su actual preocuamigos y a sí mismo, y que esa puede ser pación. ¿Cómo regular a voluntad la dula explicación de la contradicción en los ración y profundidad de este sueño artiresultados observados. Llega donde Bur- ficial para poderlo utilizar en intervencionett, ordena un poco de éter entre varias nes quirúrgicas mayores? Morton se da otras compras para disimular, se dirige a cuenta desde el primer momento que la su oficina, se sienta en su silla dental, re- inhalación de éter de un pañuelo empaloj en mano, y aprieta un pañuelo empa- pado no es suficiente. Alguna clase de pado en éter contra su boca y nariz. Pier- aparato debe ser especialmente inventado de la conciencia y al recobrarla comprue- para ese objeto. Morton diseña un ingeba que han pasado 7 minutos, tiempo de nioso artefacto en que el paciente inhala sobra para una extracción dentaria. Deci- aire a través de una superficie de éter dido a hacer la prueba máxima inmedia- contenido en una botella. Y lo hace constamente, solicita al colega que había de- truir. En seguida, como de costumbre, lo jado a cargo de su clientela que le haga ensaya en sí mismo una y otra vez. una extracción bajo inhalación de éter. En seguida el visionario dentista coJusto en ese momento, las 6 P. M. del 30 mienza a recorrer de uno en uno los cirude septiembre de 1846, un vecino de Bos- janos de Boston, proponiéndoles efectuar ton, el músico Eben Frost, atormentado una operación quirúrgica bajo sueño artipor una intensa inflamación a la encía, ficial para evitar el dolor. Se hace acomentra a la oficina y solicita una extrac- pañar siempre y a todas partes del músición dentaria previa "mesmerización" pa- co Eben Frost, el primer paciente en que ra evitar el dolor. Morton le comunica que efectuara una extracción indolora, para tiene algo mejor, le convence que inhale que le sirviera de testigo. Ya no es el avaéter de un pañuelo empapado y le practi- ricioso dentista ávido de ganar dinero. ca la extracción sin dolor alguno. El pa- Ahora sólo le guía el fuego sagrado de haciente se recobra en un minuto. cer un bien a la Humanidad. Pero, por Al día siguiente aparece publicado en una parte, Morton no es médico sino un el "Boston Daily Journal" un párrafo obscuro dentista que ya ha ganado fama de metalizado; por otra parte, ningún cidando cuenta de esa maravilla. Se ha descubierto la anestesia quirúr- rujano se arriesga a arruinar su carrera con la posibilidad de que el enfermo, una gica. vez dormido en la mesa quirúrgica, no despierte más. SU PACIENTE ESTA LISTO Habiendo fracasado con todos los ciMorton había buscado un método in- rujanos, Morton se decide a hablar con el doloro para colocar coronas de oro a fin más importante de ellos, John Collins de ganar más dinero, y había logrado éxi- Warren, cirujano jefe del "Massachussetts to. Su oficina está llena todo el día y gana General Hospital". Warren, por su prestilo que quiere. Sin embargo, Morton co- gio, puede arriesgarse en un ensayo de mienza a descuidar su consulta, dejando esta naturaleza. Warren, humano y sensitodo el trabajo a sus ayudantes. Ahora ble a pesar de su importancia, sufre con y X I I I S E M A N A DE LA E X P E R I E N C I A Q U I R U R G I C A •17 la agonía que su bisturí provoca en el paciente. Y aunque escéptico ya debido al fracaso de tantos métodos anestésicos probados antes en el Hospital, el último de ellos el de Wells, escucha a Morton con simpatía y le promete una chance para ensayar su método. Morton se dedica entonces a perfeccionar su aparato probándolo continuamente en sí mismo. Hasta que un día recibe una carta en que se le comunica que el 16 de octubre de 1846, a las 10 de la mañana, el Dr. Warren va resecar un tumor del cuello y le ofrece esa oportunidad para demostrar su método de evitar el dolor. Morton se prepara, y lleva su inhalador de éter al técnico para las últimas modificaciones. Se difunde la noticia y en la mañana del día señalado para la operación el anfiteatro operatorio del "Massachussetts General Hospital" está atestado de médicos y estudiantes ávidos por presenciar la demostración de Morton. El enfermo está ya sobre la mesa de operaciones y el cirujano listo, pero Morton no llega. Se le espera. A las 10 y cuarto el Dr. Warren mira nerviosamente su reloj, coge el bisturí para iniciar la operación, y dirigiéndose a los asistentes dice con cierta sorna: —"Puesto que el Dr. Morton no ha venido, debo presumir que está ocupado en otra cosa". En la audiencia hay risas reprimidas. El Dr. Warren está a punto de hacer la primera incisión, cuando se abre bruscamente la puerta y aparece Morton jadeando, cómicamente seguido del inseparable Eben Frost. Morton se disculpa, explicando que su aparato anestésico necesitaba ciertas reformas y no se lo habían tenido listo a la hora convenida. —"Bien señor" —contesta Warren. —"Su paciente está listo". Un silencio religioso domina ahora el amplio anfiteatro. Se oye sólo el susurro de las respiraciones. Flota en el ambiente una espectación dramática. Disimulando su nerviosidad, Morton prepara su inhalador y lo aplica sobre la cara del enfermo, comenzando la administración de un líquido cuya naturaleza nadie conoce aparte de él. El enfermo comienza a moverse en forma inquieta, a respirar irregularmente, luego a proferir palabras ininteligibles, hasta que queda quieto, callado, respirando profunda y regularmente. Mor- ton se separa un poco de la cabecera de la mesa, e inclinándose ante el Profesor, le dice con voz grave: —"Dr. Warren, su paciente está listo". En el anfiteatro repleto de espectadores y silencio, sus palabras resuenan con vibraciones agoreras. Sin vacilaciones, el cirujano se acerca al enfermo y con su habilidad acostumbrada realiza la resección del tumor en un instante, sin que el paciente haga un movimiento, sin que profiera una queja. Terminada la operación, el paciente vuelve lentamente en sí, y confiesa no haber sufrido dolor alguno. El Dr. Warren, emocionado y convencido, se vuelve hacia los asistentes y exclama jubiloso : —"Caballeros, esto no es engaño". Uno de los asistentes, el Dr. Henry Jacob Bigelow, Profesor de prestigio en la Universidad de Harvard, exclama entusiasmado : —"Hoy he visto algo que dará la vuelta al mundo!" La anestesia quirúrgica había sido demostrada con éxito al mundo científico. Dos operaciones se programan para el día siguiente. En la primera de ellas, un ayudante del Dr. Warren extrae un tumor del hombro con todo éxito, bajo anestesia. En la segunda, otro ayudante de Warren realiza una operación con cauterio en la cara de una mujer anciana. A la primera aplicación del hierro candente la enferma parece demostrar signos de dolor. Morton entonces administra una mayor dosis del anestésico. La enferma se pone muy pálida y deja de respirar. El Dr. Bigelow comprueba un pulso débil e irregular, por lo que indica a Morton retirar el inhalador. El pulso mejora en seguida y la enferma vuelve a respirar. Este incidente prueba ser de máxima importancia, pues encierra una gran lección: primero, el método no está desprovisto de peligros; segundo, el pulso debe ser vigilado constantemente para apreciar la condición del enfermo mientras dura el sueño artificial. El uso de la inhalación etérea durante las operaciones quirúrgicas se convierte en práctica rutinaria en el "Massachussett General Hospital" después que "Morton, presionado por las circunstancias, ha revelado su secreto, y aunque no sin lu- 58 VI CONGRESO CHILÉNO DE CIRUGÍA cha, sinsabores, envidia y escepticismo, se divulga por todo Estados Unidos. A mediados de Diciembre de 1846 el Dr. Bott, de Londres, recibe una carta de Bigelow en que le da cuenta del magno descubrimiento. El 19 de Diciembre un dentista extrae sin dolor una pieza dentaria a una sobrina de Bott. El 21 del mismo mes el conocido cirujano Robert Listón realiza en Londres la primera intervención quirúrgica bajo anestesia etérea, la amputación de una pierna. La anestesia etérea comienza a difundirse en Inglaterra. Morton envía un inhalador a su amigo Willis Fischer, un bostoniano que vive en París, con las instrucciones del caso. Pero en París residen dos magnates de la Cirugía, Roux y Velpeau, que se oponen a todo intento de anestesia quirúrgica. Y es el mismo Velpeau quien, hacía pocos años, había escrito que "librarse del dolor en las operaciones quirúrgicas es una quimera que no nos está permitido esperar en nuestros días". Pero Fisher, dominado por el mismo fuego de Morton, no se deja amedrentar por la nombradía de Roux y Velpeau y los convence al fin de darle una oportunidad. Esta se lleva a cabo y el éxito es rotundo. La anestesia etérea se difunde por toda Europa. Después de su primera intervención quirúrgica bajo anestesia etérea, el conocido cirujano británico Listón había vaticinado que "en 6 meses ninguna operación se llevará a efecto sin esta preparación previa". Habían sido palabras proféticas. En Estados Unidos, en Inglaterra, en Europa, en Rusia, en dondequiera la bendición de su descubrimiento llega y se difunde, Williams Thomas Green Morton, el joven y visionario dentista de Boston, es colmado de elogios tanto por la' prensa médica como profana y es comparado con Jenner, Franklin y otros benefactores de la Humanidad. PARIRAS CON DOLOR Vive en Edimburgo a mediados del siglo XIX un joven y habilidoso médico escocés, James Young Simpson. Cuando niño, le habían contado que al nacer había provocado tantos sufrimientos a su madre que ésta casi había muerto. Esto quedó impreso en su inmaginación para toda la vida. ¿Deben las madres, para poder ser tales, sufrir tan terriblemente? ¿No es posible prevenir en alguna forma los dolores del parto? Influenciado por esos pensamientos, el joven Simpson decide estudiar Medicina, se recibe y se dedica a la Obstetricia. Ahora tiene ocasión de comprobar personalmente, día tras día, noche tras noche, los semblantes angustiados de las parturientas torturadas por el dolor. Atormentado por el sufrimiento de sus enfermas, Simpson busca afanosamente el modo de evitarlo. Ensaya todas las drogas analgésicas conocidas por ese tiempo y también el "mesmerismo", pero sin resultados satisfactorios. A fines de Diciembre de 1846 llegan a Edimburgo las noticias de la operación sin dolor efectuada por Listón. Simpson se dirige a Londres sin mayor demora, obserVa personalmente a Listón intervenir bajo anestesia etérea, y vuelve feliz a Edimburgo a ensayar el nuevo método para calmar los dolores del parto. Los resultados son desalentadores. Cierto es que la inhalación del vapor de éter produce inconciencia y analgesia, pero provoca también vahídos, náuseas, vómitos y excitación. El método no le satisface y sigue buscando. Simpson se dedica a ensayar en sí mismo y en sus ayudantes cuanta droga cae en sus manos. En una ocasión, un químico le recomienda un fluido volátil, el bromuro de etilo, pero al enterarse que Simpson, como de costumbre, lo va a emplear en sí mismo y sus ayudantes, le ruega que ensaye primero en animales de laboratorio. Simpson acepta, lo administra a un par de conejos, y éstos mueren sin mayores trámites. En 1831, más o menos al mismo tiempo e independientemente, Guthrie en Estados Unidos, Souberain en Francia y Liebig en Alemania, habían descubierto el triclorometano, un líquido pesado y de olor dulce conocido posteriormente con el nombre de cloroformo. Un químico de Liverpool llama la atención de Simpson hacia esta droga y éste decide ensayarla. El 4 de Noviembre de 1847, junto con sus dos ayudantes, su esposa, una sobrina y un oficial naval, se sientan después de comida alrededor de una mesa y cada cual comienza a inhalar cloroformo de un vaso con la droga que tienen ante sí. La primera persona en notar sus efectos es y X I I I S E M A N A DE LA E X P E R I E N C I A la sobrina de Simpson, que exclama extasiada: —"Estoy empezando a volar. Soy un ángel, oh!, soy un ángel!" —En seguida "deja de volar" pues cae pesadamente dormida sobre la mesa. Pronto uno de los ayudantes, y luego todos los demás excepto el oficial naval, se sienten felices, locuaces, y comienzan a gritar y a reir. El oficial naval los mira extrañado por algunos minutos, pero en seguida comienza a cacarear como un gallo, lo que provoca aún mayores risas en los demás. En medio de esta alegría colectiva Simpson salta de su silla y se para de cabeza en medio de la pieza. Su esposa trata de sacarlo de esta indigna postura, pero antes que lo alcance el doctor cae al suelo y comienza a roncar. Lo mismo sucede a los demás asistentes a este "cloroformo-party". Al despertar, el primer pensamiento de Simpson es que "esto es más fuerte y mejor que el éter". Simpson comienza al día siguiente la aplicación del nuevo método a todas sus parturientas con los más satisfactorios resultados. Al cabo de 6 días informa de su descubrimiento y del resultado obtenido en 30 partos sin dolor a la Sociedad Médica de Edimburgo. El cloroformo gana rápidamente popularidad. La maldición divina "parirás con dolor" ha sido anulada. "Invención satánica" exclaman los calvinistas escoceses. ¡Qué vergüenza! Suprimir el dolor del parto es ir contra la voluntad de Dios. Toda la Iglesia se rebela indignada en contra del hereje Simpson. Comienza entonces una larga y enconada lucha. La Iglesia niega el bautismo a los hijos de madres que han evitado el dolor del parto. Muchos médicos, temerosos de ir contra el clero, tan fuerte en esa época, lo apoyan con la teoría de que el dolor es una necesidad fisiológica. Simpson busca recursos en las mismas escrituras sagradas con que se le combate, y recuerda a sus enemigos que Jehová, antes de extraer una costilla de Adán para formar a Eva, lo hizo caer dormido, lo "anestesió". Y algo que no es pecado en Jehová no puede tampoco serlo en los humildes mortales. Pero el sueño de Adán tuvo lugar antes de la introducción del dolor en el mundo, contesta la Iglesia. Y la polémica prosigue violenta durante algunos años más. QUIRURGICA •59 Hasta que en Abril de 1853, la Reina Victoria da nacimiento a su séptimo hijo sin dolor gracias al cloroformo. No sólo se inicia con ello el "cloroformo a la reina", sino que la ya larga contienda con la Iglesia termina en favor de Simpson. Sobre éste comienzan a llover los honores y las distinciones desde Inglaterra y del exterior. El cloroformo se difunde como anestésico por el mundo entero. LA SOMBRA DE UN MUERTO El 17 de Octubre de 1846, al día siguiente de su primera demostración en el "Massachussetts General Hospital", Morton escribe una carta a Hartford dirigida a su ex socio Horacio Wells, en que le participa su triunfo, le manifiesta su intención de patentar el invento, y le sugiere patentarlo en New York también, y volver, tal vez, a trabajar juntos. Wells recibe esta carta mientras prepara una exhibición de cuadros y grabados, pero se dirige inmediatamente a Boston a visitar a su viejo amigo. Una vez allí y después de una cordial entrevista con su ex socio, la idea de patentar el descubrimiento no le parece tan brillante, piensa que su negocio de pinturas y grabados puede ser más provechoso económicamente, desea buena suerte a Morton y regresa a Hartford. La exposición de arte es un fracaso. Wells decide ir a París a comprar allí obras de arte a bajo precio y obtener buena utilidad con su venta posterior en Estados Unidos. Pero en los diarios de Hartford aparece una publicación tras otra dando cuenta del éxito que está obteniendo Morton y de los honores que se le confiere. La envidia comienza a roerle el alma. Recuerda que fué él antes que Morton quien trató de demostrar al mundo científico las bondades de la anestesia quirúrgica y que falló sólo por la falta de perseverancia. Sigue pensando en lo mismo, le da una y otra vuelta en su magín y se autosugestiona hasta que termina por convencerse que Morton está tratando de robarle el honor de su descubrimiento. Y el 7 de Diciembre de 1846, un día antes de embarcarse a Europa, publica un párrafo en un diario de Hartford en el que relata sus experiencias anteriores con el gas hilarante y pide al público decidir a' quien pertenece el honor de tan magno descu- tío Vi CONGRÉSO CHILENO í>E CIRUGÍA brimiento, si a él, Horacio Wells, o a Morton y Jackson, los bostonianos. Al llegar a Francia, Wells se encuentra con una sorpresa: en París no se habla de otra cosa que el maravilloso descubrimiento de Morton, al que nada menos que Roux, y Velpeau han dado su aprobación. Y aunque había ido a comprar obras de arte, se olvida de ello y sólo se preocupa de hacerse reconocer como el primer descubridor de la anestesia. En Febrero de 1847, envía una comunicación en este sentido a la Academia de Medicina de París y vuelve a Estados Unidos a buscar las pruebas que justifiquen su demanda, dejando encargado a un amigo en París el que se preocupe de la tramitación de sus asuntos. A su llegada de regreso a Norteamérica se dirige a Boston y visita el "General Hospital", pero nadie allí quiere reconocerle la prioridad en el descubrimiento. ¿Qué ha hecho Wells? Fracasar en una demostración científica con el gas hilarante y nada más. El mérito pertenece a Morton. Desanimado, Wells abandona el Hospital y visita a Morton. Después de una corta entrevista, los antiguos socios y amigos se separan como enemigos irreconciliables. Wells abandona Boston derrotado una vez más. De vuelta en Hartford, llega a oídos de Wells la noticia del descubrimiento en Escocia de un nuevo anestésico, el cloroformo. Aquí está su chance. Hacer demostraciones con el cloroformo, probar que es superior al éter, y eclipsar a Morton. Se procura una buena cantidad de la droga y se dirige a New York, dejando en Hartford, a donde no había de regresar más, a su mujer y a su hijo, a quienes tampoco volvería a ver. En New York ningún cirujano quiere probar el nuevo anestésico. Todos están conformes con el empleo del éter. ¿Para qué ensayar algo nuevo que a lo mejor es peligroso? Wells resuelve entonces usar el cloroformo en sí mismo para estudiar la forma más correcta de su aplicación y comienza a inhalarlo diariamente. Paulatinamente, sin quererlo, adquiere el hábito de la droga. Por lo demás, la inhalación de cloroformo es el único medio con que logra olvidar su amargura y su fracaso. Sus facultades mentales comienzan a fallar debido a las repetidas inhalaciones del narcótico. Horacio Wells se convierte en un vago. Todo el día no fyace más que recorrer la Avenida Broadway buscando la compañía de prostitutas y otros desechos humanos como él. Un día, sin darse cuenta claramente por qué, arroja vitriolo a la cara de dos prostitutas. Es detenido y encerrado en prisión, a la que logra llevar consigo un frasco de cloroformo. A los dos días, dándose cuenta en un momento de lucidez de la triste condición a que ha descendido, decide quitarse la vida. Escribe dos cartas, una de ellas a su esposa, y se abre la arteria femoral en el muslo izquierdo. Horacio Wells se desangra mientras inhala cloroformo de un pañuelo empapado, en la noche del 23 de Enero de 1848. Pocos días después llega de Francia a Hartford una carta a nombre de Horacio Wells. En ella se le da cuenta que la Sociedad Médica de París le reconoce el honor de ser el primer descubridor de la anestesia y se le ha hecho miembro honorario de la Sociedad. La carta llega demasiado tarde para salvar al infortunado Wells de la locura y el suicidio. Pero llega a tiempo para que su publicación y difusión empañe la gloria de Morton y le amargue la existencia por el resto de sus días. Morton tiene pruebas y testigos más que suficientes para demostrar que es el verdadero descubridor de la anestesia quirúrgica. Pero no es fácil luchar contra la sombra de un muerto. DE BARRO E R E S . . . Al principio, Jackson no había demostrado mayor interés por hacer reconocer su participación en el descubrimiento de la anestesia etérea. Temía que pudiera suceder alguna desgracia que perjudicara su amplio prestigio científico. Pero al comprobar la repetición de buenos resultados y los honores que se confieren a Morton, envía un largo informe a la Academia de Ciencias de París en que reclama la prioridad en el descubrimiento de la anestesia y recurre en seguida a toda clase de artificiosos recursos, como el de hacer publicar en los diarios de Boston el resumen de una sesión científica un día antes que ésta se lleve a efecto realmente, para conseguir sus torcidos propósitos. Morton está furioso y quiere luchar abiertamente en defensa de sus derechos. Pero él es sólo un obscuro dentista en y XIII S E M A N A DE LA E X P E R I E N C I A tanto que Jackson, un prestigioso y conocido hombre de ciencias. Sus amigos le recomiendan llegar a un acuerdo amistoso con Jackson. Este también acepta, pero comienza a demorar tanto como puede las negociaciones de arreglo a fin de ganar tiempo para enviar a Europa informes favorables a sí mismo en cada vapor que parte, mientras Morton espera la concertación del acuerdo sin adoptar ninguna medida en defensa de sí mismo. Al fin las conversaciones de arreglo amistoso fracasan abiertamente. Morton y Jackson se convierten en enemigos irreconciliables por el resto de sus días. Morton envía un informe preliminar a la Academia de Ciencias de París y ofrece remitir en seguida las pruebas de su descubrimiento. Se dedica a juntar entonces testimonios de testigos, publicaciones, informes, todo lo que pueda probar que es él y no Jackson el verdadero descubridor de la anestesia, y junta 5 cajones con documentos que remite a París. Pero la suerte está en contra suya. Los cajones son retenidos en la Aduana francesa durante 7 meses. En seguida, no teniendo en París quién se preocupara por él pues Fisher se ha ido a Londres, por consejo de un amigo, hace entregar los cajones a un tal Brewster, para que éste se preocupe de hacerlos llegar a la Academia de Ciencias. Pero pasan los meses y Brewster no contesta. ¿Por qué? No puede preguntárselo al amigo que se lo recomendara, porque ha muerto. Al fin Brewster escribe que ya ha pasado la oportunidad de aprovechar los documentos y le aconseja venderlos como papel viejo. Morton está furioso. ¿Vender como papel viejo toda la evidencia de su descubrimiento? ¿Quién es este Brewster que así le perjudica? Por un abogado de Hartford se informa que Brewster es el amigo de Wells en París, que mantiene aún correspondencia con la viuda de éste, y que todos sus esfuerzos se dirigen a obtener para Wells el reconocimiento oficial como descubridor de la anestesia. Se explica así que no sólo no entregara a la Academia de Ciencias los documentos enviados por Morton, sino además que no contestara a éste, dejando pasar el tiempo. Han transcurrido dos años desde que Morton remitiera sus 5 cajones con documentos. La Academia de Ciencias de París comienza a discutir quién es el descubridor QUIRURGICA •61 de la anestesia y merece por tanto el título oficial de Benefactor de la Humanidad. Junto con el título va un premio de 5 mil francos. 3 nombres se disputan el honor: Horacio Wells, Williams Morton y Charles Jackson. Wells es fácilmente eliminado. Pero la decisión entre Morton y Jackson es muy difícil. Se nombra un comité en el que forman Roux, Velpeau, el fisiólogo Magendie, Flourens, descubridor de las cualidades del cloruro de etilo como anestésico general, y otros notables, para que decidan. Tanto Jackson como Morton tienen sus defensores y sus pruebas. Los informes que se reciben son contradictorios. Al fin, el 25 de Febrero de 1850, el comité decide que Jackson por sus indicaciones y Morton por su realización práctica, merecen por igual el honor de ser los descubridores de la anestesia quirúrgica y el premio de 5 mil francos debe repartirse entre ellos. Jackson recibe, cabeza baja, el dinero y el diploma en que ambos nombres figuran juntos. Morton rechaza indignado su parte. Mientras tanto, va llegando a la Academia de Ciencias mayor evidencia en favor de Morton. Entonces se decide invertir los 2.500 francos en una medalla de oro con la cabeza de Minerva por un lado, y el nombre de Morton rodeado por una corona de laureles por el otro, medalla que es enviada a Boston con el diploma correspondiente. Jackson, loco de envidia al saberlo, difunde la calumnia que Morton ha ordenado hacer esa medalla él mismo, y no es un premio conferido por la Academia de Ciencias. ¡Si Jackson hasta conoce el joyero que confeccionó la medalla por orden de Morton! Mientras tanto los soberanos y potentados de toda Europa envían distinciones y premios en dinero, unos a Jackson, otros a Morton. Entre las distinciones recibidas por Morton figura la Cruz de Vladimiro concedida por el Czar de todas las Rusias y la Orden de Vasa concedida por el rey de Suecia. Entre las distinciones recibidas por Jackson, la Legión de Honor, el Aguila Roja de la Prusia y la Media Luna Turca. Esto no hace más que exacerbar la enemistad entre los dos adversarios. Un comité en Londres junta 10 mil libras esterlinas para donar al descubridor de la anestesia. No pudiendo decidir si éste es 62 Vi CONGRfeSO C H I L E N O DE C I R U G I A Jackson o Morton, el comité se disuelve y el dinero es devuelto a los donantes. La sorda lucha entre Jackson y Morton prosigue implacable en Boston. Jackson, hombre rico, influyente y astuto, lleva la mejor parte. Valiéndose de toda clase de calumnias y malas artes logra desprestigiar y arruinar completamente a Morton. Morton está en la miseria. Aconsejado por sus amigos y apoyado por los médicos del "Massachussetts General Hospital", dirige una petición al Congreso de los Estados Unidos solicitando una recompensa de 100 mil dólares por su descubrimiento. Debido a la guerra con México, esta petición es archivada durante 2 años. Pero luego Su pobreza comienza a despertar la simpatía de la gente, la opinión pública se manifiesta en su favor, y progresivamente se levanta un clamor general reclamando el pronto despacho por el Congreso de la recompensa solicitada por Morton. Este se dirige entonces a Washington donde es recibido como un héroe, aclamado por la multitud, y cubierto de honores oficiales. Jackson, loco de envidia, traza sus planes y se dirige también a Washington. En el momento mismo en que el Congreso va a votar la recompensa de 100 mil dólares a favor de Morton, un senador lee un informe declarando a Jackson descubridor de la anestesia. La decisión se pospone y se nombra un comité que estudie y decida quién es el verdadero descubridor. El comité se informa principalmente con el personal del "General Hospital" en Boston y sus conclusiones, después de mucha investigación, son favorables a Morton. Mientras Morton regresaba feliz a su hogar en Boston, Jackson, considerando la partida perdida para sí mismo, se dirige a Hartford y convence a la viuda de Wells que debe reclamar para sí la recompensa de 100 mil dólares, pues fué su difunto esposo el real descubridor de la anestesia. La viuda accede a poner el asunto en manos de Truman Smith, abogado y senador por el estado Conneticut. Ahora Jackson no descansa buscando pruebas en favor de Wells. Después de 5 años de haber presentado su petición, el Congreso está por fin listo para acordar a Morton la recompensa. Se reúne el Senado y cuando ya está a punto de aprobar la moción, se levanta Truman Smith y expone en términos patéticos los derechos del difunto Horacio Wells. Se suscita una discusión que termina con el nombramiento de un comité para llevar a efecto una nueva investigación. A pesar de toda la evidencia presentada por Truman Smith en favor de Wells, el comité aprueba unánimemente recomendar a Morton como el único acreedor a cualquier honor o recompensa que se acuerde para el descubridor de la anestesia. Jackson está a punto de perder de nuevo, pero no es un hombre que desmaye. No está"dispuesto a dejar que Morton, su odiado rival, goce de los honores y recompensas por el glorioso descubrimiento. Ha perdido la partida para sí. La ha perdido también para Wells. Hay que buscar entonces nuevos recursos. Recuerda que en el año 1849 leyó en un diario del Sur, un artículo en que se refería que Crawford Long, un médico de Atenas, Georgia, había informado a la Sociedad Médica de ese Estado haber realizado con éxito, en 1842, operaciones sin dolor bajo anestesia etérea en el pueblo de Jefferson, 4 años antes que Morton hiciera su primera demostración, pero que no había publicado oportunamente los resultados. .Jackson busca y encuentra en sus archivos el recorte correspondiente y en Marzo de 1854 se dirige a Atenas a entrevistarse con Long. Después de una detenida conversación, lo convence que debe presentar todos sus antecedentes al Congreso en Washington, reclamando para sí el mérito del descubrimiento de la anestesia y la recompensa correspondiente. Cuando el Congreso se reúne de nuevo y por tercera vez está a punto de votar la recompensa en favor de Morton, se levanta el senador Dawson de Georgia y reclama el honor del descubrimiento para el Dr. Long. De toda la documentación que presenta como evidencia, lee dos; un recibo del estudiante Venable, fechado en 1842, en el que prueba haber pagado Dr. Long dos dólares por la resección de un tumor bajo anestesia etérea en 1842, y una carta de Jackson en que éste reconoce que Long descubrió antes que él la anestesia etérea. La decisión se pospone una vez más. El Congreso está perplejo. Para complicar más las cosas, del Norte y del Sur, y también del extranjero, comienzan a llegar numerosas presentaciones reclamando el honor del descubrimiento de la anestesia. Entre ellas vale mencionar la del mucha- y X I I I S E M A N A DE LA E X P E R I E N C I A cho de Atenas, Georgia, que había hecho inhalar éter a la fuerza a un negrito durante la celebración de una fiesta de éter; la de un amigo de la familia Hickman en Inglaterra, reclamando la prioridad para el difunto Henry Hill Hickman; la de Esdaile, ahora retirado en Syndenham, que con tanto éxito había utilizado el hipnotismo como método anestésico en la India. Después de revisar todas esas nuevas presentaciones, Morton es aún reconocido como el descubridor de la anestesia, pero ya no logra juntar la unanimidad de las opiniones. Han pasado 8 años. El proyecto de gratificación es archivado definitivamente. Morton, cansado y aburrido, abandona todo y se retira a su quinta de West Needham para dedicarse pacíficamente a la agricultura, lejos de las turbulencias, angustias y preocupaciones de su agitada vida anterior. Morton vive ahora feliz y tranquilo en el retiro de su quinta. Con las labores del campo ha pagado sus deudas y gana lo suficiente para él y su familia. Pero la tentación lo agarra de nuevo, y esta vez sin remedio. De Washington le escriben que los congresales están prontos a compensarle por haber infringido el Gobierno su patente de invención al emplear, sin pagar los derechos correspondientes, la anestesia etérea en Hospitales marinos y militares durante la pasada guerra con México, pero que con ese objeto debe dirigirse personalmente a Washington. Desgraciadamente, Morton es convencido y abandona su feliz refugio de West Needham. En Washington el Presidente de la República le promete ayuda. Pero pasan dos años de trajines inútiles, tiempo durante el cual Morton se ha endeudado terriblemente de nuevo. Se le aconseja entonces iniciar una demanda en contra del Gobierno por haber infringido su patente. Desesperado por su mala situación económica, lo hace, pero sólo para endeudarse más. El juicio le es desfavorable. Los diarios le difaman y toda la opinión pública se vuelve contra él. Jackson ejerce cuanta influencia puede para empeorarle la situación. Vencido, humillado, acosado por sus acreedores, Morton abandona Washington. Su quinta de West Needham es rematada, por suerte para Morton por unos amigos que le permiten seguir habitando la casa sin pagar alquiler. El des- QUIRURGICA •63 cubridor de la anestesia quirúrgica se encuentra en la más absoluta miseria. Un día, entra a una casa de empeños en el barrio portuario de Boston, un hombre envejecido, con el aspecto típico de aquéllos que son duramente golpeados por el Destino, mal vestido, demacrado, con la mirada temerosa y angustiada de un animal perseguido. Viene a empeñar un pequeño objeto, lo último de valor que le queda para conseguir algún dinero con qué comer él y los suyos un bocado de alimento. Es una medalla de oro, una hermosa medalla de oro macizo, con la cabeza de Minerva esculpida por un lado, y por el otro una guirnalda alrededor de un nombre grabado en caracteres de relieve: Morton. En Abril de 1861 estalla la guerra de Secesión. Morton forma parte del ejército del Norte y trabaja como anestesista todo el día. Esto le sirve para olvidar su miseria y su fracaso. Crawford Long trabaja al mismo tiempo como cirujano en el ejército del Sur. Al terminar la guerra en Abril de 1865, Morton regresa a West Needham, donde, enfermo y abatido, lleva una vida gris y sin esperanzas durante 3 años. El 5 de Julio de 1868 llega a sus manos un artículo escrito por Jackson para una revista de New York, en que reincide de nuevo en su campaña de calumnias y mentiras. La desesperación que ello le provoca lo hace caer en cama presa de una profunda depresión nerviosa. A pesar de los ruegos de su mujer y las advertencias de su médico, se levanta al día siguiente y se dirige a New York para contestar a Jackson. En esta ciudad sufre un nuevo y más violento ataque del que recobra gracias a los cuidados de su mujer. Es un Verano extremadamente caluroso. Al atardecer del 15 de Julio de 1868, Morton y su mujer salen a dar un paseo por Central Park en un carruaje que les ha prestado un amigo de Elizabeth. Al obscurecer, detiene repentinamente los caballos. Se siente mareado. En seguida, sintiéndose mejor, continúa el paseo. Al cabo de un rato, sintiéndose mal de nuevo,- detiene el coche, salta al suelo y comienza a mirar vagamente en la obscuridad. Elizabeth le pregunta angustiada qué sucede, pero Morton. en lugar de contestar, cae inconciente al pie de un árbol. Diversos transeuuntes se agrupan y uno 64 Vi CONGRfeSO C H I L E N O DE C I R U G I A de ellos ofrece ir en busca de una ambulancia. Las horas pasan. La pobre Elizabeth, arrodillada al lado de su marido que agoniza en el suelo, debe esperar hasta las 11 de la noche, rodeada de curiosos, que llegue una ambulancia del St. Luke's Hospital, en donde William Thomas Green Morton pasa a mejor vida a los 49 años de edad. En el cementerio de Mont Auburn en Boston, al pie de un monumento, hay una lápida con las siguientes palabras grabadas para la eternidad: ble controversia. Pero es difícil luchar contra un fantasma. La sombra de Morton le persigue. Jackson se da a la bebida. Durante 5 años después de la muerte de Morton dedica todos sus esfuerzos a escribir un nuevo panfleto con el único objeto de socavar la reputación de su fallecido rival. Pero las largas noches de insomnio y de trabajo junto con el exceso de alcohol, terminan por alterarle las facultades mentales. Una tarde, a mediados de Julio de 1873, hace una visita al Cementerio de Auburn. Allí tropieza con la tumba de Morton. Y al contemplar el monumento Willam Thomas Green Morton que se le ha erigido, la elogiosa inscripción grabada indeleblemente en su lápiInventor y revelador de la anestesia eté- da certificándolo a la posteridad como el rea. descubridor de la anestesia quirúrgica, Por él, el dolor de la Cirugía se ha evitado Jackson se siente vencido después de tan y anulado larga lucha. Alterado su cerebro por las Antes de él, la Cirugía en todo tiempo fué continuas libaciones, las largas noches de agonía. trabajo y la desesperación de su derrota Después de él, la Ciencia tiene control del que la lápida de Morton tan claramente le dolor. demuestra, Jackson es cogido por una crisis de locura. Comienza a patear la tierra, Entre los arruinados oficiales del ejér- a chillar, a lanzar sus brazos al aire cocito del Sur que retornan a sus desolados mo peleando contra una sombra. hogares después de la guerra, figura el Charles Thomas Jackson es recluido Dr. Crawford Long. Aunque se acomoda en un asilo de insanos donde muere el 28 difícilmente a las nuevas condiciones de de Agosto de 1880 a los 75 años de edad. vida, reasume el ejercicio de su profesión. Una tarde de Invierno en 1878, es llamado a atender una parturienta. Se le adEXTRACCIONES AL POR MAYOR vierte que la enferma está sufriendo dolores intolerables y entonces Long lleva, Gardner Q. Colton es un de los más junto con su maletín médico, un frasco prósperos demostradores ambulante de de éter. Al llegar al lado de la pobre mu- las características del protóxido de N. jer, empapa una esponja con éter y está Fué durante una de sus muchas charlas pronto a aplicarla bajo la nariz de su pa- que Wells concibió la idea de practicar ciente, cuando sus manos comienzan a extracciones dentarias sin dolor. Después temblar, se le suelta la esponja y el éter, del fracaso de Wells, Colton ha continuay en seguida cae muerto sobre la cama de do siendo el mismo químico ambulante la enferma. que gana dinero divirtiendo a la gente con la administración del gas hilarante. No olDespués de su muerte, todos los dia- vida las propiedades analgésicas de éste rios, todas las sociedades, reconocen los y al final de cada una de sus demostracioméritos de Morton. Morton fué el descu- nes, año tras año, repite incansablemente bridor de la anestesia, Morton el Bene- la misma cantinela: "Allá por el año 1844, factor de la Humanidad. Esto es demasia- un dentista de Hartford llamado Horacio do para Jackson. Aunque ya está viejo, Wells. . ." Pero no es tan fácil desafiar aunque ya su rival ha muerto, su odio es la fama del éter y cloroformo. Todos esinextinguible. Pasa las noches sentado a cuchan la historia de Wells sin concedersu escritorio, leyendo y escribiendo notas, le mayor importancia. Así pasan 17 años. revisando documentos, redactando artícuEn 1863, Colton llega a hacer una delos para los diarios y largas cartas, todo mostración en New Haven, Connectitcut. ello relacionado con la misma intermina- Al final de ella, repite como de costum- •25 y X I I I S E M A N A DE LA E X P E R I E N C I A bre la historia de Wells. El dentista J. H. Smith se interesa por lo que ha oído y decide repetir la experiencia de su infortunado colega. Colton, que ha adquirido gran habilidad en la administración del gas, lo aplica a una paciente de Smith en la que éste realiza 7 extracciones sin dolor. Colton, Smith y otros dentistas, forman entonces una sociedad y comienzan a efectuar extracciones indoloras al por mayor. Se trasladan a New York donde, 4'años después, en 1867, completan una estadística de 20 mil extracciones indoloras. El empleo del gas hilarante como anestésico dental se difunde por todo Estados Unidos. Colton se dirige a Europa para divulgar su empleo. En 1868, año del fallecimiento de Morton, se lleva a efecto la primera intervención quirúrgica mayor bajo anestesia gaseosa. Un cirujano de Chicago, Edward Willys Andrew, aconseja el empleo de oxígeno en lugar de aire con el gas hilarante, evitando así el peligro de la anoxia, lo que convierte al protóxico de N en un anestésico de primer orden. En 1870, año de la muerte de Simpson, el gas hilarante prueba ser un formidable rival del cloroformo en la analgesia obstétrica. James Fox informa de partos indoloros bajo la acción del gas. Klikovich, famoso partero de San Petersburgo, adopta el método preconizado por Fox. Pero de nuevo el gas hilarante cae prácticamente en el olvido. Hasta que llega la Gran Guerra. La Cirugía hace prodigios y progresa en forma fantástica. Pero un grave problema se presenta: el de la anestesia. La mayoría de los heridos son enfermos en mal estado general, sea por la anemia, sea por la gangrena o infecciones secundarias, sea por el shock psíquico y traumático, sea por estar intoxicados con gases de guerra. En todos estos casos son peligrosos los métodos anestésicos conocidos. Y entonces sale de nuevo a luz el protóxidó de N. Cierto es que no da una anestesia muy profunda, cierto es también que no proporciona una relajación muscular adecuada, pero su inocuidad lo convierte en el anestésico de elección para la Cirugía de guerra. Una gran fábrica de protóxido es montada en Francia. Al fin los esfuerzos de Davy, Hickman y Wells, han dado sus frutos. Se diseñan QUIRURGICA aparatos especiales para su empleo, se perfecciona la técnica de su administración, en ló que se distingue el Dr. McKesson de Toledo, Ohio, y el protóxido de N> adquiere gran difusión y popularidad como analgésico y anestésico general, especialmente en los países de habla inglesa. VICISITUDES Después de su empleo en analgesia obstétrica por Simpson, el cloroformo se difunde como anestésico general, y, gracias a sus evidentes ventajas, entra en franca rivalidad con el éter, al que llega a sobrepasar en Inglaterra y diversas partes de Europa. Pero para la anestesia no ha sido, no es, ni posiblemente será nunca un camino cubierto de rosas, sino de espinas. El 28 de Enero de 1848 se produce la primera muerte causada por el cloroformo. En Winleton, cerca de New Castle, Inglaterra, el Dr. Maggison aplica la anestesia clorofórmica a una niña de 18 años y ésta fallece bruscamente con las primeras inhalaciones. Varias muertes se siguen después, de origen anestésico. Comienza entonces un período de enconadas discusiones y polémicas interminables sobre los efectos tóxicos de los anestésicos. Numerosas comisiones de estudio son nombradas por las diversas Sociedades científicas de Inglaterra y Escocia para determinar las características químicas, farmacológicas, terapéuticas y tóxicas de los anestésicos. Sus conclusiones son contradictorias y las discusiones se exacerban, mientras transcurren los años. A medida que pasa el tiempo, se estudia y conoce mejor las ventajas e inconvenientes de la anestesia quirúrgica, la técnica de administración, las indicaciones y contraindicaciones, la prevención y curación de los accidentes anestésicos, etc. Se distingue en estos esfuerzos por perfeccionar la anestesia el Dr. John Snow, miembro del Colegio Real de Cirujanos de Londres. Tan pronto como, en 1846, llegan del otro lado del Atlántico las noticias sobre inhalación de éter para evitar el dolor en Cirugía, Snow se dedica a ello y al poco tiempo diseña un inhalante propio para administrar mejores anestesias. Con el correr del tiempo John Snow se convierte en el principal anestesista de Londres. Es él quien, en 1853, administra 66 VI CONGRESO C H Í L É N O DE CIRUGIA cloroformo a la reina Victoria durante su séptimo parto. John Snow es también el primer autor de un libro sobre anestesia. A medida que se perfecciona la anestesia quirúrgica, se ensayan diversas combinaciones de cloroformo y éter, solos o con alcohol. Muchos aparatos se inventan para su administración, se ensayan, se perfeccionan y se abandonan para ser reemplazados por nuevos diseños. Las investigaciones científicas y publicaciones consiguientes menudean. En 1869, Claude Bernard descubre las ventajas que significa para la anestesia la medicación previa con morfina. Luego del descubrimiento de los primeros anestésicos, en el período comprendido entre 1842 y 1847, una serie de médicos, fisiólogos, químicos y farmacólogos, se lanzan a una búsqueda febril de nuevos narcóticos, ensayando sobre animales de laboratorio y en ellos mismos una variedad enorme de gases y líquidos más o menos volátiles, en la esperanza de encontrar algún anestésico superior a los recién descubiertos. Uno de los médicos que más activamente se dedica a estas búsquedas es Thomas Nunneley, cirujano de Leeds, quien en 1849 publica sus ensayos con 37 substancias diferentes, una de las cuales es un hidrocarburo al que llama "gas olefiante". Los resultados que obtiene no son satisfactorios. El fisiólogo L. Hermán comienza a ensayar de nuevo el gas olefiante en animales y sobre él mismo, notando una discreta acción tóxica del gas; pero en 1847. casi se mata por inhalar un gas olefiante con una proporción excesiva de CO. Es tal vez debido a ese percance que nunca cumplirá su promesa de dar una información de la acción del gas sobre sí mismo. En 1885, Luessen informa de varios casos fatales con este gas, en ranas, conejos y un canario, pero atribuye su acción tóxica a la presencia de CO. Utilizando un producto puro, anestesia dos perros y un cerdo con 20 % de oxígeno, sin consecuencias tóxicas. Emplea posteriormente sobre él mismo esta mezcla anestésica, y aunque después de inhalarlo 18 minutos siente debilitamiento y un estado vertiginoso, no comprueba sensación de analgesia ni menos de anestesia. El gas olefiante, conocido hoy día con el nombre de etileno, es completamente abandonado. En 1888, Redart aconseja el cloruro de etilo como anestésico local. Esta droga había sido descubierta en 1795 por diversos químicos holandeses, pero sus propiedades anestésicas fueron descubiertas muchos años después por Meret y Lens, en 1830. En seguida, el cloruro de etilo fué ensayado como anestésico por diversos experimentadores, entre, ellos Flourens, quien lo había recomendado junto con el cloroformo, y Heyjeider, a quien se debe la primera aplicación de esta droga en el hombre. Vino después un período de olvido para el cloruro de etilo, hasta que Redart sugiere su empleo localmente. Inmediatamente comienzan a ensayarlo los dentistas con relativo éxito en su profesión. En 1894, Carlson, practicando una ex tracción dentaria bajo anestesia local de cloroetilo, observa asombrado que, al enviar un chorro de la droga sobre la encía de su paciente, éste se queda profundamente dormido en forma casi instantánea. Thiessing corrobora esta observación, pues de 50 casos de extracciones dentarias con anestesia clóretílica, comprueba en 5 oportunidades que el paciente se duerme bruscamente. Desde entonces el cloruro de etilo se emplea como anestésico general. En 1893 se foma en Inglaterra la primera Sociedad de Anestesistas. Ese mismo año, en el Congreso Alemán de Anestesistas, queda demostrado que el éter es mucho más inofensivo que el cloroformo, y el empleo de este anestésico comienza a ser abandonado. La anestesia ha nacido como especialidad médica. ANESTESIAS PARCIALES A mediados del siglo XIX un médico alemán visita Sudamérica y de vuelta a su patria lleva una planta llamada Erythroxilon coca, cuyas hojas mascan los indios bolivianos para engañar los síntomas del hambre y la fatiga. El Dr. Alberto Niemann aisla el principio activo contenido en esas hojas, un alcaloide al que da el nombre de cocaína. Pronto, un médico, probando el sabor de la droga, descubre la insensibilidad que provoca en la lengua y mucosa bucal. En 1884, Sigmund Freud y Cari Koller, conociendo ese efecto, comienzan a ensayar la cocaína como paralizador de la sensibilidad local. Freud abandona estas y X I I I S E M A N A DE LA E X P E R I E N C I A investigaciones, prosiguiéndolas Koller solo, quien ensaya con éxito su aplicación en la cirugía, y a fines de ese año informa de sus resultados a las Sociedades científicas. Pocos años después, Ludwig Schleich, ensaya la inyección subcutánea de soluciones de cocaína. Así nace la anestesia local. Apenas un año después del descubrimiento de Koller, el neurólogo norteamericano Leonard Corning ensaya la introducción de solución de cocaína entre dos apófisis espinosas de la columna vertebral, sin atravesar la duramadre, para obtener un tipo de anestesia regional. Emplea su método primero en perros y luego en el hombre, haciéndolo por primera vez en un paciente con incontinencia nocturna de orina. En 1891, Quinche demuestra la facilidad con que puede efectuarse la punción lumbar sin peligro alguno para el paciente, aún retirando cierta cantidad de líquido si se desea. El 16 de Agosto de 1898, el Prof. Augusto Bier, de Kiel, debe practicar la amputación de un pie en un tuberculoso. La anestésico recurrir, Bier se decide y le intraindicada por el mal estado orgánico del paciente. No sabiendo a qué método anestésico recurir, Bier se decide y le inyecta en el canal raquídeo 3 ce. de una solución de cocaína al 0,5 %; 20 minutos más tarde realiza la intervención con todo éxito sin sufrimiento alguno para el paciente. Posteriormente Bier se somete él mismo al nuevo método anestésico con el sólo objeto de estudiarlo. Así nace la anestesia raquídea. Junto con esos descubrimientos, la química sintética progresa a grandes saltos y se descubre un gran número de sucedáneos de la cocaína, en una búsqueda constante de drogas más efectivas y menos tóxicas. Entre ellas, la principal, descubierta hasta hoy día es la novocaína, dada a conocer por el químico Alfred Einhorn en Munich, en 1905. En marcha paralela con el descubrimiento de nuevas drogas, el conocimiento sobre las anestesias regionales y raquídeas progresa continuamente. NUEVAS TECNICAS Junto con el progreso general de la anestesia por inhalación, se perfecciona sus métodos de administración y se bus- QUIRURGICA •67 ca otras vías de administración narcótica. En 1847, Nicolás Pirogoff, el famoso cirujano ruso, ensaya por primera vez la administración rectal de éter, empleando vapores de éter calentado. Posteriormente se emplea el éter líquido en combinación con agua, pero el método debe abandonarse debido a las marcadas reacciones locales que provoca en la mucosa del intestino. En 1913, James Tayloe Gwathmey revive y perfecciona el método de administración rectal de éter al emplearlo mezclado con aceite de oliva, forma en la que no irrita la mucosa rectal. Los resultados son muy satisfactorios y el método se populariza. Ercholtz descubre la Avertina en 1927 y, al poco tiempo, se establecen los principios de la narcosis basal. Pronto comienzan a ensayarse otras drogas para obtener anestesia general por vía rectal, distinguiéndose entre ellas el paraldehido, tricloroetanol y barbitúricos. En 1871, Federico Trendelemburg practica un traqueotomía preliminar y pasa un tubo hacia la tráquea por intermedio del cual administra anestesia con cloroformo, para prevenir la aspiración de sangre a los pulmones durante una operación sobre las vías aéreas superiores. Antes, John Snow había ensayado el mismo procedimiento en animales. En 1880, William Me. Ewen introduce un tubo a la tráquea por vía oral, evitando así la traqueotomía, y administra anestesia con cloroformo para la resección de un carcinoma localizado en la base de la lengua. La técnica e instrumental siguen perfeccionándose progresivamente hasta convertir a la intubación traqueal en uno de los recursos corrientes en el arsenal del anestesista moderno. En 1872, Pierre Oré, de Lyon, trata de obtener anestesia general mediante la inyección endovenosa de hidrato de clora!. Su método es vuelto a ensayar con éxito variable en numerosas ocasiones, con drogas diferentes y por muy diversos autores, pero no se populariza hasta que la química descubre derivados barbitúricos menos tóxicos para ese objeto. La introducción del Evipan en 1933 (Alemania) y del Pentothal en 1934 (Estados Unidos), permiten conceder a la anestesia endovenosa la importancia y rango que merece. 6'8 Vi CONGRESO CHILENO DE CIRUGÍA En 1902, el físico francés Esteban Leduc trata de provocar sueño artificial mediante el empleo de una corriente eléctrica. Esta experiencia se repite más tarde tanto en el hombre como en animales de laboratorio, pero sin alcanzar el grado de progreso necesario para su aplicación práctica. En 1915, Dennis Jackson publica un notable artículo en que da cuenta de sus ensayos anestésicos en animales, empleando una nueva técnica: el circuito cerrado (rebreathing) con absorción de C 0 2 mediante un alcalino apropiado. En 1920, Ralph Waters, profesor de anestesia en la Universidad de Wisconsin, se interesa por este método, lo estudia, lo perfecciona, lo aplica en el hombre y logra convertirlo en una de las técnicas habituales de anestesia hoy en día. Inmediatamente las firmas manufactureras de aparatos anestésicos se ajustan a nuevos diseños adaptados a la aplicación práctica de la nueva técnica anestésica. CLAVELITOS A comienzos de este siglo vive en Chicago un jardinero que se dedica al cultivo de los claveles más lindos y finos que se conocen en Estados Unidos. El negocio prospera viento en popa. Pero un día, al entrar al invernadero, el jardinero descubre asombrado que sus flores se han marchitado y muerto repentinamente. Día tras día sucede el mismo fenómeno inesplicable. Nadie puede descubrir por qué las flores mueren en cuanto se abre el botón. Hasta que al fin un día el jardinero percibe un olor especial en el invernadero. Buscando la causa, encuentra un escape de gas de alumbrado. Esto lo hace entrar en sospechas. Toma un clavel recién abierto y lo acerca al sitio de donde el gas escapa. La flor se cierra como si cayese dormida. El jardinero saca entonces este clavel "dormido" al aire puro, donde inmediatamente se recobra y "despierta". Toma en seguida otra flor y la aplica al escape de gas por un tiempo prolongado. La flor se "duerme", pero ya no despierta al aire libre. El jardinero hace plomar el escape de gas y el negocio de los claveles recobra su prosperidad habitual. La noticia de que el gas de alumbrado provoca "sueño" a los claveles llega a los oídos de los doctores Knight y Crocker, dos botánicos de la Universidad de Chicago, quienes repiten el experimento, lo estudian científicamente, y descubren que el responsable de esta acción es el e tileno, el cual forma parte de un 4 % del gas de alumbrado. Entonces dos zoologistas de la misma Universidad, Amo B. Luckhardt y Thompson, comienzan a estudiar los efectos tóxicos del etileno sobre animales, descubriendo sus propiedades analgésicas y anestésicas. La Gran Guerra interrumpe estos trabajos antes de que alcancen a ser divulgados. En 1922, Luckhardt, esta vez en compañía de Cárter, reinicia sus investigaciones con el etileno, confirmando plenamente los primeros experimentos. Se amplían las experiencias a diversas especies animales, se emplea el etileno en comparación con otros gases diversos, se compara sus efectos tanto del punto de vista asfíxico como anestésico con el protóxido de N, usando ambos gases con iguales proporciones de oxígeno. Así llegan a comprobar que -el etileno es un anestésico más potente que el gas hilarante, tan inocuo como éste, que permite el agrega-» do de oxígeno en proporciones fisiológicas y que no tiene ninguna acción nociva sobre los diversos órganos y tejidos del organismo. Comienzan en seguida a ensayar el etileno sobre ellos mismos y otros voluntarios, confirmándose las conclusiones anteriores. Convencidos de sus bondades, los anestesistas del "Hospital Presbiteriano" de Chicago comienzan a utilizar el etileno en los hospitales operatorios. El empleo del etileno se difunde rápidamente y al cabo de 10 años una estadística de un millón de anestesias con este gas en Estados Unidos habla elocuentemente de su preciosa utilidad. LA PUREZA DE UNA IMPUREZA Los hidrocarburos en general han demostrado tener propiedades anestésicas. El etileno se emplea ampliamente. El acetileno, amileno, narcileno, etc., todos ellos de fórmula hidrocarbonada, han sido ensayados como anestésicos con resultados variables. ¿Habrá algún hidrocarburo superior al último? Es posible. Desde lúe- y X I I I S E M A N A DE LA E X P E R I E N C I A go el propileno tiene efectos anestésicos. Lucas y Henderson estudian su acción en animales de laboratorio en el Instituto de Fisiología de la Universidad de Toronto. Pero parece que el propileno no sirve. Sus anestesias son irregulares, difíciles, poco satisfactorias, con muchos signos de intoxicación, especialmente cardíacos. ¿Será porque contiene alguna impureza? Se analiza cuidadosamente el gas y se descubre que, en realidad, contiene una impureza, un gas insómero al propileno que tiene su misma fórmula química, que ya había sido descubierto por Augusto von Freund en 1882, quien lo consideró inútil y no se preocupó de estudiarlo mayormente. Esta impureza se llama ciclopropano. Lucas y Henderson utilizan el propileno químicamente puro. Pero observan que sus características anestésicas irregulares, persisten igual. Experimentan entonces con el ciclopropano y descubren que es un anestésico tan potente como el éter, agradable, de acción rápida, inocuo y fácil de manejar. Impresionado por los excelentes resultados experimentales obtenidos por sus colegas canadienses, Ralph Waters, el famoso anestesista de Wisconsin, aplica el ciclopropano al hombre por primera vez en Diciembre de 1930. Los resultados obtenidos son ampliamente satisfactorios. Día tras día Waters y sus ayudantes siguen realizando amplias experiencias con esta droga hasta que, en 1933, totalmente franqueada ya la fase experimental, el ciclopropano se convierte en anestésico de uso cotidiano. QUIRURGICA •69 apnea del enfermo y mantenerlo en seguida con respiración artificial mediante compresiones rítmicas de la bolsa anestésica por todo el tiempo que se quiera, regulando el anestesista a voluntad el ritmo y amplitud respiratorios de su paciente. En 1941, la Sociedad Real de Medicina de Londres confiere a Guedel la medalla "Henry Hill Hickman", premio trienal que se concede a los médicos que se distinguen por méritos sobresalientes en el campo de la anestesia. Este premio es conferido en 1944 al Dr. Ralph Waters. Chauncey Leacke, profesor de Farmacología en la Universidad de California, San Francisco (hoy día decano de la Universidad de Galveston), ha demostrado siempre gran interés por los anestésicos, pero le descorazona los inconvenientes de que suelen estar rodeados. Un día, en 1931, jugando con fórmulas químicas en su escritorio, Leake forma una molécula híbrida utilizando las estructuras características del etileno y éter etílico. Estudiando esta molécula híbrida salida de su imaginación, Leake llega a la conclusión que, por su fórmula química, debe ser un buen anestésico, y solicita a un laboratorio la preparación de la substancia correspondiente a esta fórmula química empírica. La nueva substancia es preparada v resulta un líquido incoloro, muy volátil, de olor característico, que en experiencias con animales primero, en el hombre después, demuestra ser un excelente anestésico general por inhalación. Químicamente el nuevo anestésico es éter divinílico, conociéndose en el comercio con el nombre de "Vinethene". Su empleo se ha difundido en Estados Unidos como anestéPROGRESOS RECIENTES sico general, especialmente para analgesia dental, anestesias cortas e inducción Desde 1920 adelante, con diversas pu- para anestesias etéreas en mascarilla. blicaciones y en 1937 mediante un libro, Arthur Guedel, famoso anestesista de Los En 1934, Barach da cuenta del empleo Angeles, recalca la importancia de los del helio en el asma y otras enfermedades factores fisiológicos en la anestesia por obstructivas de las vías respiratorias. inhalación y estudia y clasifica, por pri- Eversole, anestesista de la Lahey Clinic, mera vez, los signos y planos de la anes- Boston, informa en 1938 de los resultados tesia. Esta clasificación de Guedel ha sido satisfactorios obtenidos con el agregado aceptada por los anestesistas del mundo de helio a las mezclas anestésicas para alientero. viar las obstrucciones respiratorias produEntre las muchas otras contribuciones cidas por laringoespasmo. El helio queda de Guedel al desarrollo y progreso de la convertido en uno de los recursos teraanestesia, figura su técnica de respiración péuticos útiles en el arsenal del anestecontrolada, que consiste en provocar una sista. 70 Vi CONGRfeSO C H I L E N O DE En 1939, a diversos farmacólogos de la Universidad de Maryland se les ocurre preparar una molécula híbrida entre éter y ciclopropano. Consiguen desarrollar un método de síntesis apropiado y obtienen el éter ciclopropil metílico, al que dan el nombre de "éter ciproma". Las investigaciones experimentales demuestran que este nuevo producto es más potente que el éter y, en 1940, comienza a ensayarse en el hombre con buenos resultados. Los últimos adelantos en el campo de la anestesia son: la introducción del empleo del curare, por Stuart Cullen ( Iowa), para obtener relajación muscular completa con anestesia superficial o media; la técnica de anestesia raquídea continua, ideada por William T. Lemmon (Filadelfia), y la anestesia caudal continua para analgesia obstétrica, ideada por Edward y Higson (Los Angeles). Estos métodos, a pesar de su reciente descubrimiento, están alcanzando gran difusión gracias a sus evidentes ventajas y beneficios en la práctica diaria. COMEDIA DRAMATICA EN 3 ACTOS Y UN EPILOGO Comedia y tragedia se han dado de la mano en el curso de la historia de la anestesia, como en todas las cosas humanas. Hay comedia en los exorcismos y rituales con que las brujas y hechiceros de la antigüedad tratan de mejorar a sus enfermos; hay tragedia en la agonía que sufren éstos sin la menor esperanza de alivio. Hay comedia en la euforia y risa artificial que Humphry Davy descubre en el gas hilarante; hay tragedia en el fracaso de Hickman con el mismo gas y su muerte prematura. Hay comedia en la farsa de Mesmer, el embaucador más notable de todos los tiempos; hay tragedia en el escarnio y persecución de Eisdale en India, a pesar de sus éxitos con el hipnotismo. Hay comedia en la persecución que un empleado de farmacia hace objeto a otro empleado de una farmacia rival bajo la acción del protóxido de N a través de una sala llena de concurrentes alarmados y divertidos por el incidente; hay tragedia en el fracaso de Wells con el mismo gas, la alteración de sus facultades mentales y muerte a mano de sí mis- CIRUGIA mo en una celda de prisión. Hay comedia en la alegría de las fiestas de éter; hay tragedia en la amarga lucha que arruinó material y moralmente a Morton por el resto de sus días después de su magno descubrimiento. Hay comedia en la exclamación alada de la sobrina de Simpson que se cree un ángel al inhalar cloroformo; hay tragedia en la primera muerte anestésica que esta misma droga provoca poco tiempo después. Tres actos y un epílogo pueden distinguirse en esta comedia dramática. El primer acto, largo muy largo, dura miles de años. Comienza en la pre-historia, cuando el hombre, al sufrir el primer dolor, trata de suprimirlo por cualquier medio. Hechiceros y brujas primero, sacerdotes de diversas religiones después, toman a su cargo la misión de curar a los enfermos y aliviar sus dolores. El fracaso de sus métodos obliga al hombre a buscar métodos más positivos y comienza el auge de las hierbas soporíferas y la "poción de los condenados", dominando toda la Edad Media. En poco contribuye la alquimia, cegada por su ambición de la piedra filosofal. Hasta que el hombre, aburrido de tanto fracaso, comienza a buscar en las ciencias exactas la solución a sus males y con ello cae el telón sobre el primer acto, a fines del siglo XVIII. Se descorre el telón del segundo acto cuando Joseph Prielstley, sacerdote con espíritu de investigador científico, observa curioso las burbujas formadas por la fermentación de la cerveza. Llevado al laboratorio por su afán de comprender mejor a Dios a través de los fenómenos naturales, descubre sucesivamente el gas carbónico, el oxígeno y el protóxido de N. Los descubrimientos de Priestley despiertan gran interés por los gases, se les supone propiedades terapéuticas, y se crea la neumatología. Sólo el protóxido de N es abandonado por peligroso. Hun\phry Davy, aprendiz de cirujano, lo experimenta en sí mismo con la temeridad propia de su juventud, descubriendo sus cualidades analgésicas e hilarantes. Alcanza el alto cargo de superintendente en el "Instituto Neumático" de Bristol, pero se deja vencer por el escepticismo popular y, más preocupado en resguardar su prestigio que en descubrir la anestesia, abandona sus investigaciones con el gas hilarante, y X I I I S E M A N A DE LA E X P E R I E N C I A QUIRURGICA •71 Faraday, discípulo de Davy, descubre administración, se diseña aparatos espelas propiedades soporíferas del éter, pero ciales para anestesia, se perfeccionan y se interesado más en los fenómenos electro- abandonan por otros nuevos, se descubre magnéticos que en el estudio de gases y las anestesias regionales y raquídeas y se vapores, no se preocupa de persistir en la perfeccionan progresivamente, nacen nueinvestigación del éter como anestésico y vas técnicas anestésicas, y lenta pero sesu obseravción cae en el vacío , guramente la Anestesia se afirma como Hery Híll Hickman lleva a cabo el especialidad médica diferenciada en una primer ensayo serio de anestesia quirúr- evolución general. Grandes progresos de gica. Lo realiza con éxito en animales, la cirugía, especialmente torácica y nerutilizando el protóxido de N. Pero no lo- viosa, son posibles gracias a los progresos gra conseguir una oportunidad para de- de la Anestesia. mostrar su método en el hombre. Y con El epílogo en la historia de la anestesu muerte prematura cae el telón sobre el sia quirúrgica no ha terminado aún. Quisegundo acto. Priestley, Davy, Faraday y zás no termine nunca. Sólo puede termiHickman, pueden ser considerados los pre- nar con el descubrimiento de la anestecursores de la anestesia quirúrgica. sia ideal, perfecta, si es que ésta algún Se descorre el telón del tercer acto día se descubre. con las fiestas de éter en Estados Unidos. Pero mientras tanto, la anestesia conCrawford Long descubre durante ellas las tinúa su evolución de progreso y desarropropiedades analgésicas del éter y lo uti- llo a pesar de las dificultades que encuenliza como anestésico para intervenciones tra en su camino. No hubo ocurantismo quirúrgicas menores. Desgraciadamente, sólo en el populacho que quemó la casa no divulga su descubrimiento. de Priestley. No hubo oscurantismo sólo Dos años después, Horacio Wells se en la fuerte corriente de opinión que iminteresa por las propiedades analgésicas pidió a Humphry Davy continuar sus exdel gas hilarante y lo utiliza en extraccio- periencias con el gas hilarante en el "Insnes dentarias con éxito relativo. Pero fra- tituto Neumático". No hubo oscurantismo casa rotundamente en su primera demos- sólo en la Academia de Medicina de Patración y se desanima por el resto de sus rís cuando negó a Hickman una oportudías. En lugar de perseverar, perfeccio- nidad para ensayar la anestesia con gas narse en la administración del gas y es- hilarante en el hombre. No hubo oscurantudiar mejor sus propiedades para asegu- tismo sólo en la gente del pueblo de Jefrar el éxito en una segunda demostración, ferson que prohibió a Long continuar abandona su carrera de dentista y al fin usando el éter y le amenazaron con lintermina en la locura y el suicidio, perse- charlo si lo h?.cía. No hubo oscurantismo guido siempre por el amargo recuerdo de sólo en los exaltados que injuriaron y su humillación y su fracaso. echaron a empujones a Wells después de Dos años después, William Morton, su fracaso, en lugar de estimularlo a perbuscando un método analgésico para colo- severar y perfeccionarse. No hubo oscucar coronas de oro, descubre y demuestra rantismo sólo en el clero de Escocia que al mundo científico la anestesia etérea, luchó enconadamente en contra de la analayudado por los eficaces consejos de Char- gesia obstétrica con cloroformo. les Jackson. Un año después, Simpson desLa incomprensión y el oscurantismo cubre el cloroformo.. de los medios científicos hacia las dificulLong, Wells, Jackson, Morton y Simp- tades de la anestesia y las amarguras del son son los descubridores de la anestesia anestesista sujeto a continua tensión nerquirúrgica. Sobre ellos cae el telón del viosa por la naturaleza misma de su tratercer acto. bajo, persisten hasta hoy día. Cuando suComienza entonces el epílogo. Cloro- cede un accidente a un avión con conseformo y éter se disputan la supremacía, cuencias fatales, nadie piensa en suprimir se informa sobre las primeras muertes los aviones, sino en perfeccionar los aoaanestésicas, se perfecciona la técnica de ratos, mejorar la técnica de vuelo, estuadministración, se comienza a estudiar la diar la mejor adaptación a las condicioquímica, fisiología y farmacología en re- nes meteorológicas, en fin, tratar de aprolación con la anestesia, se descubren nue- vechar todas las ventajas de la aviación, vos narcóticos, se prueba nuevas vías de eliminando sus peligros e inconvenientes. 72 Vi CONGRfeSO C H I L E N O DE C I R U G I A Guando hay un desrielamiento o choque comprensión inteligente; no la burla sode trenes con un subido número de muer- carrona del cirujano, sino su estímulo cortos, nadie piensa en volver a la carreta dial; no la crítica acerba del cirujano, sio las postas a caballo, sino en perfeccio- no su simpatía comprensiva; no el escepnar las medidas de seguridad para evitar ticismo sarcàstico del cirujano, sino su esos accidentes. colaboración gentil. La anestesia se encuentra actualmenLa anestesia seguirá progresando como te en un período de transición. Se cuen- lo ha hecho hasta ahora a pesar de todas ta con un gran número de anestésicos y las dificultades. Pero su desarrollo puede técnicas de posibilidades maravillosas, pe- verse grandemente facilitado si cuenta ro muy nuevos aún para aprovechar sólo con la necesaria ayuda, protección, estísus ventajas eliminando sus peligros e in- mulo y simpatía de parte de los cirujanos, convenientes. Estos nuevos anestésicos y ya que con ellos trabaja el anestesista y técnicas no deben suprimirse sino que es a ellos a quienes debe satisfacer priperfeccionarse. No deben eliminarse por mordialmente con su trabajo. Y una comlos inconvenientes que suelen revelar, si- prensión mutua de sus dificultades, una no que deben mejorarse para obviar esos colaboración gentil entre Cirujano y inconvenientes, aprovechando sus venta- Anestesista, redunda en último término jas. Pero para ello hace falta no la ter- en beneficio de la Cirugía, de la Anestequedad oscurantista del cirujano ; sino su sia.y del enfermo. Una misión piadosa • . Es difícil imaginarse el sufrimiento de la raza humana antes que el éter fuera aplicado como anestésico. Probablemente ninguna otra contribución de la ciencia médica ha hecho tanto bien a la humanidad como esta, droga verdaderamente misericordiosa. Hace casi un siglo, el doctor E. R. Squibb perfeccionó un sistema para la preparación del éter. Este sistema se ha superimpuesto a la prueba del tiempo y de la aplicación clínica. Act u a l m e n t e , la C a s a S q u i b b cuenta también con un método para envasar el éter de modo que conserve indefinidamente su estabilidad y eficacia. Por esto, el éter de Squibb, no solamente ha gozado la confianza absoluta de la profesión médica al través de los años, sino que es también, en la actualidad, el éter más usadoen todo el mundo. Este mismo alto grado de calidad y perfección distingue a todos los productos Squibb. E R : SQUIBB &SONS Químico« M a n u f a c t u r e r o s p a r a l a Profesión M é d i c a desde 1151 Entre los productos Squibb más prominentes se encuentran: Penicilina— S u l f o n a m i d a s — Anestésicos — A n t i venéreos — V i t a m i n a s — Hormonas — F a r m a c é u t i c o s — Dentífricos—Prepara* ciones M e d i c i n a l e s p a r a uso d e l h o g a r . EL INGREDIENTE INAPRECIABLE DE TODO PRODUQTO ES EL HONOR E INTEGRIDAD DE SU FABRICANTE