XI Jornadas de Economía Crítica Crecimiento económico y reducción de la pobreza en la Comunidad Autónoma de Euskadi Mª Luz de la Cal Barredo Garikoitz Otazua Garmendia Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea Desde 1996 a 2004 la economía vasca ha experimentado un largo período de crecimiento económico, lo que se ha traducido en un incremento de los niveles de bienestar de la población. Las Encuestas de Pobreza y Desigualdades Sociales (EPDS) realizadas en los años 1996, 2000 y 2004 arrojan resultados positivos con respecto al porcentaje de hogares y personas que sufre ausencia de bienestar. Con todo, un examen más detallado de las encuestas nos revela algunos datos inquietantes. Primero, que la evolución de la pobreza más extrema no ha sido tan positiva. El porcentaje de personas afectadas se ha reducido levemente, pero el porcentaje de hogares afectado por este tipo de pobreza ha crecido. Segundo, que la pobreza de acumulación, tanto medida por hogares como por personas, ha crecido entre 1996 y 2004. Y tercero, que la pobreza más extrema y la de acumulación no se han reducido o incluso han crecido en algunos de los colectivos. Cabe preguntarse hasta qué punto la reducción de las formas de pobreza más extremas y de la pobreza crónica va de la mano del crecimiento de la economía. Alternativamente, podemos plantearnos la existencia de grupos de población hacia los cuales no se extienden los frutos del crecimiento económico, con lo que más que de pobreza o de falta de bienestar material, tendríamos que hablar de exclusión social. Otro interrogante que se abre es si esta desconexión entre el crecimiento económico y la reducción de la pobreza más severa y crónica es una característica propia del modelo económico diseñado a principios de los 90 en las economías desarrolladas. Página 1 de 13 EL IMPACTO DEL CRECIMIENTO EN LOS NIVELES DE BIENESTAR La Encuesta de Pobreza y Desigualdades Sociales (EPDS) que se realiza en la Comunidad Autónoma de Euskadi (CAE) desde 1986 tiene una base metodológica convencional, puesto que el núcleo fundamental de la medición de las desigualdades y de la pobreza se centra en los recursos de los que dispone la persona o el hogar. La metodología que se utiliza para la medición de la pobreza en las EPDS es bastante rica, puesto que maneja diferentes grados y conceptos de pobreza. En primer lugar, la pobreza de mantenimiento hace referencia a una situación de insuficiencia de recursos económicos para hacer frente, en el corto plazo, a la cobertura de las necesidades básicas, particularmente las relacionadas con los gastos de alimentación, vivienda, vestido y calzado. La pobreza de mantenimiento puede tener dos grados: • Riesgo de pobreza: se encuentran en riesgo de pobreza grave los hogares y personas que disponen, en un periodo de referencia dado, de ingresos inferiores a los umbrales señalados para hacer frente a estas necesidades básicas1. Lo que se hace para medir este tipo de pobreza es calcular cuánta renta es necesaria como mínimo para hacer frente a los gastos básicos de alimentación, vestido, vivienda y calzado y quienes disponen de menos que esa cantidad, son considerados pobres. El riesgo de pobreza se puede identificar con lo que en otras metodologías se denomina pobreza grave o severa. En la CAE en 2004 este tipo de pobreza afectaba a 36.428 hogares y a 73.718 personas. • Riesgo de ausencia de bienestar: se encuentran en riesgo de ausencia de bienestar los hogares y personas que disponen en, un periodo de referencia dado, de ingresos inferiores a los umbrales señalados para acceder a estos niveles mínimos de bienestar esperados en una sociedad concreta2. En este caso, lo que se hace es calcular cuánta renta es necesaria para participar mínimamente en el modo de vida, las costumbres y 1 En la encuesta de 2004 los umbrales de riesgo de pobreza para un hogar formado por una sola persona eran los siguientes: 776.73 €/mes si se trata de una persona menor de 45 años, 549.43 €/mes si tiene entre 45 y 64 años y 405.01 €/mes si es mayor de 65. 2 En la encuesta de 2004 los umbrales de riesgo de ausencia de bienestar para un hogar formado por una sola persona eran los siguientes: 1192.40 €/mes si se trata de una persona menor de 45 años, 878.64 €/mes si tiene entre 45 y 64 años y 675.74 €/mes si es mayor de 65. Página 2 de 13 las actividades normales de nuestra sociedad. Quienes no disponen de esa renta sufren riesgo de ausencia de bienestar. Sería lo que en otras metodologías se denomina pobreza relativa o moderada. En la CAE en 2004 este tipo de pobreza afectaba a 175.390 hogares y a 412.963 personas. En segundo lugar, la pobreza de acumulación se relaciona con la incapacidad de un hogar para conseguir acceder a los bienes de consumo duradero necesarios para mantener, en el largo plazo, un nivel de vida mínimamente adecuado. Implica una situación, no específica sino global, de precariedad diferencial en la disponibilidad de este tipo de bienes así como en el nivel de los recursos patrimoniales disponibles, circunstancia que se traduce en unas condiciones de vida insuficientes para mantener una existencia digna3. Sería lo que en otras metodologías se denomina privación y hace referencia a una situación de falta de recursos crónica, no coyuntural. En la CAE en 2004 este tipo de pobreza afectaba a 13.366 hogares y a 46.177 personas. Entre 1994 y 2004 la economía vasca ha crecido un 4% de media anual. Ello ha ido acompañado de un importante crecimiento del empleo y un incremento del PIB per cápita. Esta expansión económica ha impulsado el crecimiento del PIB por habitante y reducido el porcentaje de hogares y población que sufre privaciones económicas. Las EPDS realizadas en los años 1996, 2000 y 2004 arrojan resultados positivos con respecto al porcentaje de hogares y personas que sufre ausencia de bienestar. En cuanto al riesgo de pobreza de mantenimiento, su evolución ha sido tímidamente positiva, ya que la tasa ha descendido medio punto porcentual entre 1996 y 2004. En cambio, el riesgo de pobreza por hogares registra un ligero aumento. Afectaba a 31.092 hogares en 1996 y a 36.428 en 2004. Por otro lado, la incidencia de la pobreza de acumulación aumentó entre 1996 y 2004, aunque desde el año 2000 ha descendido (Gráfico 1, Tabla 1 y Tabla 2). Gráfico 1. Evolución de diversas variables (base 2005=100) 3 En las situaciones de pobreza de acumulación se incluyen hogares afectados por alguna de estas situaciones: un patrimonio inferior al 50% del patrimonio mediano en los casos en los que se carece de vehículo con antigüedad inferior a 10 años por razones económicas; ausencia de instalaciones básicas en la vivienda (agua caliente, retrete, bañera o ducha) o de equipamientos básicos (frigorífico, cocina, lavadora, horno, TV color, etc.). Página 3 de 13 120 100 80 1996 2000 2005 60 40 20 0 PIB precio de mercado Ocupados PIB per cápita Hogares en ausencia de bienestar Hogares en pobreza de mantenimiento Hogares en pobreza de acumulación Fuente: Elaboración propia en base a los datos de Eustat y de las EPDS Tabla 1. Evolución de las tasas de pobreza de mantenimiento Hogares Personas Riesgo de pobreza 1996 2000 2004 4,6 5,5 4,9 4,0 3,6 3,5 Riesgo de ausencia de bienestar 1996 2000 2004 31,6 28,8 23,6 28,3 20,9 19,8 Fuente: EPDS 1996, 2000 y 2004 Valgan estos pocos datos para poner de manifiesto la inflexibilidad a la baja de las formas de pobreza más agudas y persistentes en la última etapa de crecimiento económico experimentado por la economía vasca, lo que indica que el incremento del bienestar favorece principalmente a los sectores mejor situados. Tabla 2. Evolución de las tasas de pobreza de acumulación Hogares Personas 1996 Nº % 10849 1,6 1,8 2000 Nº % 14676 2,1 2,6 2004 Nº % 13366 1,8 46177 2,2 Fuente: EPDS 1996, 2000 y 2004 ¿QUIÉNES SE QUEDAN AL MARGEN DE LA EXPANSIÓN ECONÓMICA? En este epígrafe vamos a hacer un repaso de la evolución de los diferentes tipos de pobreza en colectivos diversos de la población. El objetivo es explorar acerca de la existencia de población que se ha quedado al margen de la prosperidad económica de la última década. Página 4 de 13 Como ya decíamos anteriormente, la expansión económica se ha traducido en un incremento de los niveles de bienestar de la población, y esta evolución es común para todos los colectivos. En todos ellos se ha producido un descenso de las situaciones de ausencia de bienestar, aunque no en todos con la misma intensidad. Es en el caso de las situaciones de pobreza grave de mantenimiento y de pobreza de acumulación en las que se observa que los colectivos que las sufrían con más intensidad han empeorado o han conocido mejoras muy poco importantes. Parece entonces que la prosperidad influye en el bienestar material de ciertos grupos de población más que en otros y, en concreto, puede decirse que el ciclo económico favorable ha impactado de manera más inmediata en los grupos que estaban mejor situados y que sufrían pobreza con menor gravedad y persistencia. Si estudiamos la evolución en los últimos años, los datos para el caso de las mujeres nos indican que éstas se han beneficiado en menor medida que los hombres de la mejora habida a nivel general. En efecto, si nos referimos a la pobreza de mantenimiento, para cualquiera de los dos niveles considerados, ha experimentado un descenso considerable desde 1996 hasta 2004 entre los hombres y las personas que dependen de ellos. Tabla 3. Evolución de los indicadores de pobreza de mantenimiento y de pobreza de acumulación por sexo (% de personas) Hombres Mujeres Total Pobreza de mantenimiento Riesgo de ausencia de Riesgo de pobreza bienestar 1996 2000 2004 1996 2000 2004 3,3 3,0 2,9 27,6 21,6 18,7 9,8 13,3 12,3 47,9 51,9 41,6 4,6 5,5 4,9 31,6 28,8 23,6 Pobreza de acumulación 1996 1,7 2,9 1,8 2000 2,2 4,5 2,6 2004 1,3 7,5 2,2 Fuente: EPDS 1996, 2000 y 2004 En cambio, entre las mujeres y las personas que dependen de ellas habrá que esperar hasta 2000 para que se den descensos. En el caso de la pobreza de acumulación la evolución es todavía más negativa para el caso de las mujeres en comparación con los hombres. Mientras que entre hombres se redujo la tasa entre 1996 y 2004, entre las mujeres no ha dejado de subir desde 1996 y ha aumentado más de cuatro puntos porcentuales (Tabla 3). Podemos concluir que entre las mujeres y las personas que dependen de ellas, la incidencia de cualquiera de la formas de pobreza es mayor que entre los hombres y que su inflexibilidad a la baja también es mayor que entre los hombres, sobre todo para el caso de la pobreza más crónica (pobreza de acumulación). Página 5 de 13 Si tenemos en cuenta la edad, vemos que en todos los grupos hay una reducción de las situaciones de ausencia de bienestar. En cuanto al riesgo de pobreza grave, aumentó para los hogares encabezados por personas entre 15 y 44 años y lo mismo ocurre con la pobreza de acumulación (Tabla 4). Tabla 4. Evolución de los indicadores de pobreza de mantenimiento y de pobreza de acumulación por edad (% de personas) 15-24 25-34 35-44 45-54 55-64 > 65 Total Pobreza de mantenimiento Riesgo de ausencia de bienestar Riesgo de pobreza 1996 2000 2004 1996 2000 2004 8,7 56,4 18,9 94,7 83,1 54,3 5,4 8,7 8,9 36,3 31,0 22,9 4,9 3,6 5,3 29,4 21,8 26,4 2,4 1,4 2,2 21,7 11,0 17,9 3,8 3,5 2,6 25,9 15,4 14,6 4,6 4,2 1,3 35,2 32,1 17,9 4,0 3,6 3,5 28,3 20,9 19,8 Pobreza de acumulación 1996 0,0 0,6 2,7 2,2 0,7 2,2 1,8 2000 42,1 9,6 1,9 1,7 2,3 2,3 2,6 2004 4,4 7,8 3,2 0,7 1,2 1,2 2,2 Fuente: EPDS 1996, 2000 y 2004 Tabla 5. Evolución de los indicadores de pobreza de mantenimiento y de pobreza de acumulación por nivel de instrucción (% de personas) Pobreza de mantenimiento Analfabetos Sin estudios Primarios Secundarios FP I FP II Terciarios medios Terciarios superiores Total Riesgo de pobreza 1996 2000 2004 17,8 18,8 20,8 6,7 3,2 1,7 5,1 4,7 3,7 2,1 3,2 3,0 4,9 0,8 6,1 1,0 2,6 4,4 Pobreza de acumulación Riesgo de ausencia de bienestar 1996 2000 2004 70,9 52,0 43,6 47,8 33,9 23,5 34,3 25,7 24,6 21,5 17,6 19,6 27,9 21,3 21,0 16,8 13,9 17,0 1996 12,5 6,8 2,1 0,9 0,0 1,2 2000 1,2 7,3 3,3 3,3 1,2 0,7 2004 23,2 18,7 1,6 1,1 2,4 0,5 1,4 0,0 0,4 7,7 7,1 5,1 0,0 0,8 4,3 0,2 4,0 0,5 3,6 2,1 3,5 4,8 28,3 5,2 20,9 8,2 19,8 0,0 1,8 0,0 2,6 0,3 2,2 Fuente: EPDS 1996, 2000 y 2004 El porcentaje de personas que sufre ausencia de bienestar ha descendido entre 1996 y 2004 en todos los niveles de instrucción excepto en el de estudios terciarios superiores, que aumentó de forma significativa. En este caso, la mejora es más importante entre los colectivos en los que inicialmente la ausencia de bienestar tenía mayor incidencia (analfabetos y sin estudios). El riesgo de pobreza, en cambio, aumentó entre las personas analfabetas, las que tienen estudios secundarios y profesionales y las que tienen estudios terciarios superiores. La pobreza de acumulación creció de manera muy significativa entre las personas analfabetas y sin estudios y entre las que tienen estudios terciarios medios (Tabla 5). Página 6 de 13 Entre las personas que viven solas aumentó el riesgo de pobreza de mantenimiento, tanto entre los hombres como entre las mujeres, mientras que la pobreza de acumulación descendió ligeramente. En las familias monoparentales se registró un importante aumento de la pobreza de acumulación, sobre todo entre las encabezadas por mujeres, que son la inmensa mayoría. En éstas, la ausencia de bienestar se redujo pero el riesgo de pobreza permaneció estable (Tabla 6). Tabla 6. Evolución de los indicadores de pobreza de mantenimiento y de pobreza de acumulación por tipo de grupo familiar (% de hogares4) Personas solas Hombre Mujer Pareja sin hijos Pareja con hijos Padre o madre con hijos Padre Madre Grupo familiar extendido Fuente: EPDS 1996 y 2004 Mantenimiento Riesgo de ausencia Riesgo de pobreza de bienestar 1996 2004 1996 2004 7,4 10.7 46,6 40.1 6.5 9.3 28.8 28.5 7.7 11.8 53.0 48.4 4,4 2.6 36,3 17.5 2,6 1.8 24,7 16.9 13,0 11.3 40,5 28.4 14.2 0.0 33.4 6.5 12.8 12.7 41.5 31.1 1.2 12.7 Acumulación 1996 2004 2,4 2,1 3.9 2.6 1.9 1.7 1.0 1,1 1,4 1,3 2,6 10.4 0.0 1.4 3.0 11.5 1,0 Aunque no podemos afirmar taxativamente que los frutos del crecimiento de esta próspera década en la economía vasca no llegan a los sectores de la población más desfavorecidos, sí que resulta imprescindible señalar datos preocupantes en este sentido. Así entre 1996 y 2004, el riesgo de pobreza de mantenimiento y de pobreza de acumulación, es decir la pobreza más extrema y la crónica, crecieron entre las mujeres, entre la población de edades comprendidas entre los 15 y los 44 años y entre las personas analfabetas. Además, la pobreza de acumulación creció de manera significativa entre las familias monoparentales (sobre todo en las encabezadas por mujeres) y entre las personas sin estudios, con estudios profesionales de primer grado y con estudios terciarios medios. Se observa que el peso de estos colectivos en la población pobre se ha incrementado de manera muy significativa. Los hogares encabezados por mujeres que sufrían pobreza grave eran 12.903 en 1996 y 16.902 en 2005 y los que sufrían pobreza de acumulación se han duplicado. Otro tanto ocurre con los hogares encabezados por juventud: entre 1996 y 2004 crecieron de manera muy significativa los que sufren riesgo de pobreza y pobreza de acumulación. Las familias monoparentales eran ya un porcentaje importante de las familias pobres en 1996, pero su peso ha aumentado 4 En este cuadro utilizamos los datos por hogares, puesto que nos permiten conocer los datos de las familias unipersonales y monoparentales desagregados por sexo Página 7 de 13 El bajo nivel de instrucción es un factor explicativo de la pobreza clásica. Lo nuevo, en este caso, es que el riesgo de pobreza se extiende a los sectores instruidos. Si bien en 1996 sólo el 5.6% de los casos de riesgo de pobreza correspondía a familias cuya persona principal tenía estudios terciarios medios o superiores, en 2004 había ascendido a casi el 25%. En cuanto a la pobreza de acumulación, las tasas de pobreza de las familias cuya persona principal tenía estudios terciarios medios o superiores de 1996 y 2004 son del 7.9 y el 28.1% respectivamente (Tabla 7). Tabla 7. Evolución de la distribución de las problemáticas de riesgo de pobreza de mantenimiento y de pobreza de acumulación según diferentes variables (% de hogares) Total Hombres Mujeres De 15 a 34 De 35 a 54 55 y más Analfabetos y sin estudios Primarios Secundarios, FP1 y FP2 Terciarios medios y superiores Personas solas Hombre Mujer Pareja sin hijos Pareja con hijos Padre o madre con hijos Padre Madre Riesgo de pobreza 1996 2004 31092 36428 58.5 41.5 100 11.3 34.9 53.8 100 13.5 70.2 10.6 5.6 100 23.4 71.8 28.2 100 2.4 51.8 45.8 100 22.3 63.7 7.9 0 100 21.9 53.6 46.4 100 52.8 28.4 18.7 100 6.6 50 18.8 24.7 100 23.7 51.6 48.4 100 37.7 39.1 23.1 100 38.2 33.9 11.2 16.9 100 7.2 9.4 12.5 17.3 32 27.2 11.7 33.6 30.4 11.3 51.1 15.7 100 0.5 100 100 3.8 2.4 8 39.4 44.6 0 15.7 Grupo familiar extendido Fuente: EPDS de 1996 y 2004 Pobreza de acumulación 1996 2004 10849 13366 0.7 43.9 0.8 100 COMPARACIÓN CON OTRAS ECONOMÍAS La metodología de los estudios de Eurostat sobre pobreza, establece dos umbrales para el estudio de la pobreza: el del 60% de la renta mediana equivalente (pobreza moderada o relativa) y el del 40% de la renta mediana equivalente (pobreza severa o grave). De cara a comparar la evolución de la economía vasca con la de otras de la UE, nos referiremos exclusivamente a la pobreza de mantenimiento, puesto que la variable de referencia es la Página 8 de 13 renta. Podemos identificar la pobreza moderada o relativa con lo que en las EPDS se denomina riesgo de ausencia de bienestar y la pobreza grave o severa con lo que en las EPDS se denomina riesgo de pobreza. El punto de partida de este trabajo ha sido constatar que el importante crecimiento de la economía vasca entre 1996 y 2004 ha venido acompañado de una importante reducción de las situaciones de ausencia de bienestar y, en cambio, de una reducción muy poco significativa de la pobreza grave. Nos preguntamos si esa es una tendencia generalizable o, por el contrario, hay economías en las que los buenos resultados macroeconómicos se extienden incluso al los segmentos menos favorecidos. Gráfico 2. Evolución de las tasas de crecimiento económico en la UE y en la CAV 10 9 1996 8 1998 2000 2002 2004 7 6 5 4 3 2 1 0 CAV UE 15 NORUEGA REINO UNIDO FINLANDIA PORTUGAL AUSTRIA HOLANDA LUXEMBURGO ITALIA FRANCIA ESPAÑA GRECIA IRLANDA ALEMANIA DINAMARCA BELGICA Fuente: Eurostat y Eustat El período de tiempo que estamos estudiando ha sido positivo para las economías de la UE, si bien para algunas el crecimiento ha sido verdaderamente intenso. Es el caso de Irlanda, Luxemburgo, España, Grecia, Finlandia y también de la CAE (Gráfico 2). En cuatro de estos países, se registran incrementos de la pobreza moderada (España, Finlandia, Luxemburgo e Irlanda). En dos de ellos, Luxemburgo e Irlanda, creció además la pobreza más extrema. En cambio, en la mayoría de las economías con crecimiento más modesto (Alemania, Francia, Portugal, Holanda, Italia, Austria), los dos tipos de pobreza han descendido o se han mantenido constantes (Tabla 8). La evolución en la CAE sería más favorable que en estas últimas economías, puesto que los positivos resultados macroeconómicos han venido acompañados de una considerable reducción de la pobreza relativa, aunque no de la grave o extrema (Tabla 8). Página 9 de 13 Tabla 8. Evolución del porcentaje de personas bajo diferentes umbrales de pobreza en países de la UE5 BELGICA DINAMARCA ALEMANIA IRLANDA GRECIA ESPAÑA FRANCIA ITALIA LUXEMBURGO HOLANDA AUSTRIA PORTUGAL FINLANDIA REINO UNIDO NORUEGA UE 15 CAV 40% de la renta mediana equivalente 1996 2004 4 5 3 5 3* 2 5 10 7 7 7 4 3 8 8 2 3 4 4* 4 4 8 7 2 2 5 5 3 6 5 4 3.5 60% de la renta mediana equivalente 1996 2004 15 15 11 14 13 19 21 21 20 18 20 15 13 20 19 11 12 12 11 14 13 21 20 8 11 18 18* 11 16 17 28.3 19.8 Fuente: Eurostat y Eustat CONCLUSIONES A la vista de los datos, podemos decir que la marea de la abundancia no reflota todos los barcos, lo que nos obliga a interrogarnos sobre las barreras que impiden a estos grupos de población participar de los frutos del crecimiento económico. Las dificultades de inserción laboral es un nuevo factor precursor de la pobreza, característico de las sociedades postindustriales. Afecta a muchas de las mujeres que sufren pobreza y privación, a las que la inserción en el mercado de trabajo se les presenta muy complicada debido al bajo nivel formativo, las cargas familiares y la escasa experiencia laboral, aspecto éste último que afecta de manera acusada también a la población más joven. El riesgo de sufrir pobreza y la cronificación de esta se concentran de manera creciente entre las mujeres y la población más joven. La crianza de hijos en solitario, mayoritariamente femenina es, sin ninguna duda, un factor precursor de la pobreza. El incremento del número de núcleos familiares de este tipo y su significativo aumento de peso entre las familias pobres, originado por los cambios en las 5 Los datos marcados con asterisco son de 2005. Página 10 de 13 formas de convivencia y la mayor incidencia de las rupturas de parejas, exige respuestas, tanto en el ámbito laboral (favoreciendo la incorporación de las mujeres al mercado de trabajo) como en el de los servicios sociales (proporcionando recursos que permitan la conciliación de la vida personal y la profesional). En cuanto a la educación es, cada vez menos, un factor de protección contra las situaciones de pobreza y privación. De nuevo, hay que hacer referencia al deterioro de las condiciones de trabajo para explicar la negativa evolución de las tasas de pobreza entre sectores con elevado nivel de instrucción. En cuanto a la evolución de la pobreza en las economías de la UE, merece la pena señalar que ha sido más negativa en las economías que más han crecido, lo que pone de manifiesto que el crecimiento económico es una condición necesaria para la reducción de la pobreza, pero no suficiente. Tras casi una década de crecimiento sostenido en gran parte de las economías de la UE, y de crecimiento acelerado en algunas de ellas, se observa bastante flexibilidad a la baja en las tasas de pobreza relativa, aunque también hay casos de estabilidad (Reino Unido y Bélgica) y de aumento (Irlanda, España, Luxemburgo y Finlandia). Con respecto a la pobreza severa, su resistencia a la baja e incluso aumento se da en gran parte de las economías de la UE, descendiendo sólo en cuatro casos (Alemania, Gracia, Francia y Portugal). En esta línea, al caso de la CAE no sería atípico: los positivos resultados macroeconómicos han venido acompañados de una reducción de la pobreza relativa (bastante más considerable que en otras economías), pero no de la pobreza severa. En cierto sentido, la tendencia es esperanzadora, puesto que la recuperación económica reduce el porcentaje de población frágil o vulnerable que, por otro lado, es el núcleo fundamental de la pobreza en la CAV. Ahora bien, el hecho de que tras una década de crecimiento económico sostenido la pobreza más extrema no se haya reducido de manera sustantiva, indica que esta es una realidad con la que vamos a tener que convivir muchos años. Además, el aumento de la pobreza de acumulación significa que los sectores a los reiteradamente que la coyuntura económica favorable no les beneficia, están en expansión. Página 11 de 13 BIBLIOGRAFÍA Burgess, S., Gardiner, K. y Propper, C. (2000) “Why rising tides don`t lift all boats: an explanation of the relationship between poverty and unemployment”. Conference on `Fighting Poverty and Inequality through tax-benefit reform: empirical approaches´. Barcelona. 25 Noviembre. Concialdi, P.(2002) “Les seuils de pauvreté monétaire: usages et mesures”. Revue de l’IRES, nº 38, pp. 109-136. De la Cal, M.L. (2003) Cambios laborales y nueva pobreza en los países desarrollados: algunas propuestas preventivas. Tesis doctoral. UPV/EHU. 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