Crecimiento económico y reducción de la pobreza en la Comunidad

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XI Jornadas de Economía Crítica
Crecimiento económico y reducción de la pobreza en la Comunidad
Autónoma de Euskadi
Mª Luz de la Cal Barredo
Garikoitz Otazua Garmendia
Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea
Desde 1996 a 2004 la economía vasca ha experimentado un largo período de crecimiento
económico, lo que se ha traducido en un incremento de los niveles de bienestar de la
población. Las Encuestas de Pobreza y Desigualdades Sociales (EPDS) realizadas en los años
1996, 2000 y 2004 arrojan resultados positivos con respecto al porcentaje de hogares y
personas que sufre ausencia de bienestar.
Con todo, un examen más detallado de las encuestas nos revela algunos datos inquietantes.
Primero, que la evolución de la pobreza más extrema no ha sido tan positiva. El porcentaje de
personas afectadas se ha reducido levemente, pero el porcentaje de hogares afectado por este
tipo de pobreza ha crecido. Segundo, que la pobreza de acumulación,
tanto medida por
hogares como por personas, ha crecido entre 1996 y 2004. Y tercero, que la pobreza más
extrema y la de acumulación no se han reducido o incluso han crecido en algunos de los
colectivos.
Cabe preguntarse hasta qué punto la reducción de las formas de pobreza más extremas y de la
pobreza crónica va de la mano del crecimiento de la economía. Alternativamente, podemos
plantearnos la existencia de grupos de población hacia los cuales no se extienden los frutos del
crecimiento económico, con lo que más que de pobreza o de falta de bienestar material,
tendríamos que hablar de exclusión social.
Otro interrogante que se abre es si esta desconexión entre el crecimiento económico y la
reducción de la pobreza más severa y crónica es una característica propia del modelo
económico diseñado a principios de los 90 en las economías desarrolladas.
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EL IMPACTO DEL CRECIMIENTO EN LOS NIVELES DE BIENESTAR
La Encuesta de Pobreza y Desigualdades Sociales (EPDS) que se realiza en la Comunidad
Autónoma de Euskadi (CAE) desde 1986 tiene una base metodológica convencional, puesto
que el núcleo fundamental de la medición de las desigualdades y de la pobreza se centra en
los recursos de los que dispone la persona o el hogar.
La metodología que se utiliza para la medición de la pobreza en las EPDS es bastante rica,
puesto que maneja diferentes grados y conceptos de pobreza.
En primer lugar, la pobreza de mantenimiento hace referencia a una situación de insuficiencia
de recursos económicos para hacer frente, en el corto plazo, a la cobertura de las necesidades
básicas, particularmente las relacionadas con los gastos de alimentación, vivienda, vestido y
calzado. La pobreza de mantenimiento puede tener dos grados:
•
Riesgo de pobreza: se encuentran en riesgo de pobreza grave los hogares y personas
que disponen, en un periodo de referencia dado, de ingresos inferiores a los umbrales
señalados para hacer frente a estas necesidades básicas1. Lo que se hace para medir
este tipo de pobreza es calcular cuánta renta es necesaria como mínimo para hacer
frente a los gastos básicos de alimentación, vestido, vivienda y calzado y quienes
disponen de menos que esa cantidad, son considerados pobres. El riesgo de pobreza
se puede identificar con lo que en otras metodologías se denomina pobreza grave o
severa. En la CAE en 2004 este tipo de pobreza afectaba a 36.428 hogares y a 73.718
personas.
•
Riesgo de ausencia de bienestar: se encuentran en riesgo de ausencia de bienestar los
hogares y personas que disponen en, un periodo de referencia dado, de ingresos
inferiores a los umbrales señalados para acceder a estos niveles mínimos de bienestar
esperados en una sociedad concreta2. En este caso, lo que se hace es calcular cuánta
renta es necesaria para participar mínimamente en el modo de vida, las costumbres y
1
En la encuesta de 2004 los umbrales de riesgo de pobreza para un hogar formado por una sola persona
eran los siguientes: 776.73 €/mes si se trata de una persona menor de 45 años, 549.43 €/mes si tiene entre
45 y 64 años y 405.01 €/mes si es mayor de 65.
2
En la encuesta de 2004 los umbrales de riesgo de ausencia de bienestar para un hogar formado por una
sola persona eran los siguientes: 1192.40 €/mes si se trata de una persona menor de 45 años, 878.64 €/mes
si tiene entre 45 y 64 años y 675.74 €/mes si es mayor de 65.
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las actividades normales de nuestra sociedad. Quienes no disponen de esa renta
sufren riesgo de ausencia de bienestar. Sería lo que en otras metodologías se
denomina pobreza relativa o moderada. En la CAE en 2004 este tipo de pobreza
afectaba a 175.390 hogares y a 412.963 personas.
En segundo lugar, la pobreza de acumulación se relaciona con la incapacidad de un hogar para
conseguir acceder a los bienes de consumo duradero necesarios para mantener, en el largo
plazo, un nivel de vida mínimamente adecuado. Implica una situación, no específica sino
global, de precariedad diferencial en la disponibilidad de este tipo de bienes así como en el
nivel de los recursos patrimoniales disponibles, circunstancia que se traduce en unas
condiciones de vida insuficientes para mantener una existencia digna3. Sería lo que en otras
metodologías se denomina privación y hace referencia a una situación de falta de recursos
crónica, no coyuntural. En la CAE en 2004 este tipo de pobreza afectaba a 13.366 hogares y a
46.177 personas.
Entre 1994 y 2004 la economía vasca ha crecido un 4% de media anual. Ello ha ido
acompañado de un importante crecimiento del empleo y un incremento del PIB per cápita. Esta
expansión económica ha impulsado el crecimiento del PIB por habitante y reducido el
porcentaje de hogares y población que sufre privaciones económicas. Las EPDS realizadas en
los años 1996, 2000 y 2004 arrojan resultados positivos con respecto al porcentaje de hogares
y personas que sufre ausencia de bienestar. En cuanto al riesgo de pobreza de mantenimiento,
su evolución ha sido tímidamente positiva, ya que la tasa ha descendido medio punto
porcentual entre 1996 y 2004. En cambio, el riesgo de pobreza por hogares registra un ligero
aumento. Afectaba a 31.092 hogares en 1996 y a 36.428 en 2004. Por otro lado, la incidencia
de la pobreza de acumulación aumentó entre 1996 y 2004, aunque desde el año 2000 ha
descendido (Gráfico 1, Tabla 1 y Tabla 2).
Gráfico 1. Evolución de diversas variables (base 2005=100)
3
En las situaciones de pobreza de acumulación se incluyen hogares afectados por alguna de estas
situaciones: un patrimonio inferior al 50% del patrimonio mediano en los casos en los que se carece de
vehículo con antigüedad inferior a 10 años por razones económicas; ausencia de instalaciones básicas en
la vivienda (agua caliente, retrete, bañera o ducha) o de equipamientos básicos (frigorífico, cocina,
lavadora, horno, TV color, etc.).
Página 3 de 13
120
100
80
1996
2000
2005
60
40
20
0
PIB precio de
mercado
Ocupados
PIB per cápita
Hogares en
ausencia de
bienestar
Hogares en
pobreza de
mantenimiento
Hogares en
pobreza de
acumulación
Fuente: Elaboración propia en base a los datos de Eustat y de las EPDS
Tabla 1. Evolución de las tasas de pobreza de mantenimiento
Hogares
Personas
Riesgo de pobreza
1996
2000
2004
4,6
5,5
4,9
4,0
3,6
3,5
Riesgo de ausencia de
bienestar
1996
2000
2004
31,6
28,8
23,6
28,3
20,9
19,8
Fuente: EPDS 1996, 2000 y 2004
Valgan estos pocos datos para poner de manifiesto la inflexibilidad a la baja de las formas de
pobreza más agudas y persistentes en la última etapa de crecimiento económico
experimentado por la economía vasca, lo que indica que el incremento del bienestar favorece
principalmente a los sectores mejor situados.
Tabla 2. Evolución de las tasas de pobreza de acumulación
Hogares
Personas
1996
Nº
%
10849
1,6
1,8
2000
Nº
%
14676
2,1
2,6
2004
Nº
%
13366
1,8
46177
2,2
Fuente: EPDS 1996, 2000 y 2004
¿QUIÉNES SE QUEDAN AL MARGEN DE LA EXPANSIÓN ECONÓMICA?
En este epígrafe vamos a hacer un repaso de la evolución de los diferentes tipos de pobreza
en colectivos diversos de la población. El objetivo es explorar acerca de la existencia de
población que se ha quedado al margen de la prosperidad económica de la última década.
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Como ya decíamos anteriormente, la expansión económica se ha traducido en un incremento
de los niveles de bienestar de la población, y esta evolución es común para todos los
colectivos. En todos ellos se ha producido un descenso de las situaciones de ausencia de
bienestar, aunque no en todos con la misma intensidad. Es en el caso de las situaciones de
pobreza grave de mantenimiento y de pobreza de acumulación en las que se observa que los
colectivos que las sufrían con más intensidad han empeorado o han conocido mejoras muy
poco importantes.
Parece entonces que la prosperidad influye en el bienestar material de ciertos grupos de
población más que en otros y, en concreto, puede decirse que el ciclo económico favorable ha
impactado de manera más inmediata en los grupos que estaban mejor situados y que sufrían
pobreza con menor gravedad y persistencia.
Si estudiamos la evolución en los últimos años, los datos para el caso de las mujeres nos
indican que éstas se han beneficiado en menor medida que los hombres de la mejora habida a
nivel general. En efecto, si nos referimos a la pobreza de mantenimiento, para cualquiera de los
dos niveles considerados, ha experimentado un descenso considerable desde 1996 hasta 2004
entre los hombres y las personas que dependen de ellos.
Tabla 3. Evolución de los indicadores de pobreza de mantenimiento y de pobreza de
acumulación por sexo (% de personas)
Hombres
Mujeres
Total
Pobreza de mantenimiento
Riesgo de ausencia de
Riesgo de pobreza
bienestar
1996
2000
2004
1996
2000
2004
3,3
3,0
2,9
27,6
21,6
18,7
9,8
13,3
12,3
47,9
51,9
41,6
4,6
5,5
4,9
31,6
28,8
23,6
Pobreza de acumulación
1996
1,7
2,9
1,8
2000
2,2
4,5
2,6
2004
1,3
7,5
2,2
Fuente: EPDS 1996, 2000 y 2004
En cambio, entre las mujeres y las personas que dependen de ellas habrá que esperar hasta
2000 para que se den descensos. En el caso de la pobreza de acumulación la evolución es
todavía más negativa para el caso de las mujeres en comparación con los hombres. Mientras
que entre hombres se redujo la tasa entre 1996 y 2004, entre las mujeres no ha dejado de subir
desde 1996 y ha aumentado más de cuatro puntos porcentuales (Tabla 3). Podemos concluir
que entre las mujeres y las personas que dependen de ellas, la incidencia de cualquiera de la
formas de pobreza es mayor que entre los hombres y que su inflexibilidad a la baja también es
mayor que entre los hombres, sobre todo para el caso de la pobreza más crónica (pobreza de
acumulación).
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Si tenemos en cuenta la edad, vemos que en todos los grupos hay una reducción de las
situaciones de ausencia de bienestar. En cuanto al riesgo de pobreza grave, aumentó para los
hogares encabezados por personas entre 15 y 44 años y lo mismo ocurre con la pobreza de
acumulación (Tabla 4).
Tabla 4. Evolución de los indicadores de pobreza de mantenimiento y de pobreza de
acumulación por edad (% de personas)
15-24
25-34
35-44
45-54
55-64
> 65
Total
Pobreza de mantenimiento
Riesgo de ausencia de
bienestar
Riesgo de pobreza
1996
2000
2004
1996
2000
2004
8,7
56,4
18,9
94,7
83,1
54,3
5,4
8,7
8,9
36,3
31,0
22,9
4,9
3,6
5,3
29,4
21,8
26,4
2,4
1,4
2,2
21,7
11,0
17,9
3,8
3,5
2,6
25,9
15,4
14,6
4,6
4,2
1,3
35,2
32,1
17,9
4,0
3,6
3,5
28,3
20,9
19,8
Pobreza de acumulación
1996
0,0
0,6
2,7
2,2
0,7
2,2
1,8
2000
42,1
9,6
1,9
1,7
2,3
2,3
2,6
2004
4,4
7,8
3,2
0,7
1,2
1,2
2,2
Fuente: EPDS 1996, 2000 y 2004
Tabla 5. Evolución de los indicadores de pobreza de mantenimiento y de pobreza de
acumulación por nivel de instrucción (% de personas)
Pobreza de mantenimiento
Analfabetos
Sin estudios
Primarios
Secundarios
FP I
FP II
Terciarios
medios
Terciarios
superiores
Total
Riesgo de pobreza
1996
2000
2004
17,8
18,8
20,8
6,7
3,2
1,7
5,1
4,7
3,7
2,1
3,2
3,0
4,9
0,8
6,1
1,0
2,6
4,4
Pobreza de acumulación
Riesgo de ausencia de
bienestar
1996
2000
2004
70,9
52,0
43,6
47,8
33,9
23,5
34,3
25,7
24,6
21,5
17,6
19,6
27,9
21,3
21,0
16,8
13,9
17,0
1996
12,5
6,8
2,1
0,9
0,0
1,2
2000
1,2
7,3
3,3
3,3
1,2
0,7
2004
23,2
18,7
1,6
1,1
2,4
0,5
1,4
0,0
0,4
7,7
7,1
5,1
0,0
0,8
4,3
0,2
4,0
0,5
3,6
2,1
3,5
4,8
28,3
5,2
20,9
8,2
19,8
0,0
1,8
0,0
2,6
0,3
2,2
Fuente: EPDS 1996, 2000 y 2004
El porcentaje de personas que sufre ausencia de bienestar ha descendido entre 1996 y 2004
en todos los niveles de instrucción excepto en el de estudios terciarios superiores, que
aumentó de forma significativa. En este caso, la mejora es más importante entre los colectivos
en los que inicialmente la ausencia de bienestar tenía mayor incidencia (analfabetos y sin
estudios). El riesgo de pobreza, en cambio, aumentó entre las personas analfabetas, las que
tienen estudios secundarios y profesionales y las que tienen estudios terciarios superiores. La
pobreza de acumulación creció de manera muy significativa entre las personas analfabetas y
sin estudios y entre las que tienen estudios terciarios medios (Tabla 5).
Página 6 de 13
Entre las personas que viven solas aumentó el riesgo de pobreza de mantenimiento, tanto
entre los hombres como entre las mujeres, mientras que la pobreza de acumulación descendió
ligeramente. En las familias monoparentales se registró un importante aumento de la pobreza
de acumulación, sobre todo entre las encabezadas por mujeres, que son la inmensa mayoría.
En éstas, la ausencia de bienestar se redujo pero el riesgo de pobreza permaneció estable
(Tabla 6).
Tabla 6. Evolución de los indicadores de pobreza de mantenimiento y de pobreza de
acumulación por tipo de grupo familiar (% de hogares4)
Personas solas
Hombre
Mujer
Pareja sin hijos
Pareja con hijos
Padre o madre con hijos
Padre
Madre
Grupo familiar extendido
Fuente: EPDS 1996 y 2004
Mantenimiento
Riesgo de ausencia
Riesgo de pobreza
de bienestar
1996
2004
1996
2004
7,4
10.7
46,6
40.1
6.5
9.3
28.8
28.5
7.7
11.8
53.0
48.4
4,4
2.6
36,3
17.5
2,6
1.8
24,7
16.9
13,0
11.3
40,5
28.4
14.2
0.0
33.4
6.5
12.8
12.7
41.5
31.1
1.2
12.7
Acumulación
1996
2004
2,4
2,1
3.9
2.6
1.9
1.7
1.0
1,1
1,4
1,3
2,6
10.4
0.0
1.4
3.0
11.5
1,0
Aunque no podemos afirmar taxativamente que los frutos del crecimiento de esta próspera
década en la economía vasca no llegan a los sectores de la población más desfavorecidos, sí
que resulta imprescindible señalar datos preocupantes en este sentido. Así entre 1996 y 2004,
el riesgo de pobreza de mantenimiento y de pobreza de acumulación, es decir la pobreza más
extrema y la crónica, crecieron entre las mujeres, entre la población de edades comprendidas
entre los 15 y los 44 años y entre las personas analfabetas. Además, la pobreza de
acumulación creció de manera significativa entre las familias monoparentales (sobre todo en
las encabezadas por mujeres) y entre las personas sin estudios, con estudios profesionales de
primer grado y con estudios terciarios medios.
Se observa que el peso de estos colectivos en la población pobre se ha incrementado de
manera muy significativa. Los hogares encabezados por mujeres que sufrían pobreza grave
eran 12.903 en 1996 y 16.902 en 2005 y los que sufrían pobreza de acumulación se han
duplicado. Otro tanto ocurre con los hogares encabezados por juventud: entre 1996 y 2004
crecieron de manera muy significativa los que sufren riesgo de pobreza y pobreza de
acumulación. Las familias monoparentales eran ya un porcentaje importante de las familias
pobres en 1996, pero su peso ha aumentado
4
En este cuadro utilizamos los datos por hogares, puesto que nos permiten conocer los datos de las
familias unipersonales y monoparentales desagregados por sexo
Página 7 de 13
El bajo nivel de instrucción es un factor explicativo de la pobreza clásica. Lo nuevo, en este
caso, es que el riesgo de pobreza se extiende a los sectores instruidos. Si bien en 1996 sólo el
5.6% de los casos de riesgo de pobreza correspondía a familias cuya persona principal tenía
estudios terciarios medios o superiores, en 2004 había ascendido a casi el 25%. En cuanto a la
pobreza de acumulación, las tasas de pobreza de las familias cuya persona principal tenía
estudios terciarios medios o superiores de 1996 y 2004 son del 7.9 y el 28.1% respectivamente
(Tabla 7).
Tabla 7. Evolución de la distribución de las problemáticas de riesgo de pobreza de
mantenimiento y de pobreza de acumulación según diferentes variables (% de hogares)
Total
Hombres
Mujeres
De 15 a 34
De 35 a 54
55 y más
Analfabetos y sin estudios
Primarios
Secundarios, FP1 y FP2
Terciarios medios y superiores
Personas solas
Hombre
Mujer
Pareja sin hijos
Pareja con hijos
Padre o madre con hijos
Padre
Madre
Riesgo de pobreza
1996
2004
31092
36428
58.5
41.5
100
11.3
34.9
53.8
100
13.5
70.2
10.6
5.6
100
23.4
71.8
28.2
100
2.4
51.8
45.8
100
22.3
63.7
7.9
0
100
21.9
53.6
46.4
100
52.8
28.4
18.7
100
6.6
50
18.8
24.7
100
23.7
51.6
48.4
100
37.7
39.1
23.1
100
38.2
33.9
11.2
16.9
100
7.2
9.4
12.5
17.3
32
27.2
11.7
33.6
30.4
11.3
51.1
15.7
100
0.5
100
100
3.8
2.4
8
39.4
44.6
0
15.7
Grupo familiar extendido
Fuente: EPDS de 1996 y 2004
Pobreza de acumulación
1996
2004
10849
13366
0.7
43.9
0.8
100
COMPARACIÓN CON OTRAS ECONOMÍAS
La metodología de los estudios de Eurostat sobre pobreza, establece dos umbrales para el
estudio de la pobreza: el del 60% de la renta mediana equivalente (pobreza moderada o
relativa) y el del 40% de la renta mediana equivalente (pobreza severa o grave). De cara a
comparar la evolución de la economía vasca con la de otras de la UE, nos referiremos
exclusivamente a la pobreza de mantenimiento, puesto que la variable de referencia es la
Página 8 de 13
renta.
Podemos identificar la pobreza moderada o relativa con lo que en las EPDS se
denomina riesgo de ausencia de bienestar y la pobreza grave o severa con lo que en las EPDS
se denomina riesgo de pobreza.
El punto de partida de este trabajo ha sido constatar que el importante crecimiento de la
economía vasca entre 1996 y 2004 ha venido acompañado de una importante reducción de las
situaciones de ausencia de bienestar y, en cambio, de una reducción muy poco significativa de
la pobreza grave. Nos preguntamos si esa es una tendencia generalizable o, por el contrario,
hay economías en las que los buenos resultados macroeconómicos se extienden incluso al los
segmentos menos favorecidos.
Gráfico 2. Evolución de las tasas de crecimiento económico en la UE y en la CAV
10
9
1996
8
1998
2000
2002
2004
7
6
5
4
3
2
1
0
CAV
UE 15
NORUEGA
REINO UNIDO
FINLANDIA
PORTUGAL
AUSTRIA
HOLANDA
LUXEMBURGO
ITALIA
FRANCIA
ESPAÑA
GRECIA
IRLANDA
ALEMANIA
DINAMARCA
BELGICA
Fuente: Eurostat y Eustat
El período de tiempo que estamos estudiando ha sido positivo para las economías de la UE, si
bien para algunas el crecimiento ha sido verdaderamente intenso. Es el caso de Irlanda,
Luxemburgo, España, Grecia, Finlandia y también de la CAE (Gráfico 2). En cuatro de estos
países, se registran incrementos de la pobreza moderada (España, Finlandia, Luxemburgo e
Irlanda). En dos de ellos, Luxemburgo e Irlanda, creció además la pobreza más extrema. En
cambio, en la mayoría de las economías con crecimiento más modesto (Alemania, Francia,
Portugal, Holanda, Italia, Austria), los dos tipos de pobreza han descendido o se han mantenido
constantes (Tabla 8). La evolución en la CAE sería más favorable que en estas últimas
economías, puesto que los positivos resultados macroeconómicos han venido acompañados
de una considerable reducción de la pobreza relativa, aunque no de la grave o extrema (Tabla
8).
Página 9 de 13
Tabla 8. Evolución del porcentaje de personas bajo diferentes umbrales de pobreza en
países de la UE5
BELGICA
DINAMARCA
ALEMANIA
IRLANDA
GRECIA
ESPAÑA
FRANCIA
ITALIA
LUXEMBURGO
HOLANDA
AUSTRIA
PORTUGAL
FINLANDIA
REINO UNIDO
NORUEGA
UE 15
CAV
40% de la renta mediana
equivalente
1996
2004
4
5
3
5
3*
2
5
10
7
7
7
4
3
8
8
2
3
4
4*
4
4
8
7
2
2
5
5
3
6
5
4
3.5
60% de la renta mediana
equivalente
1996
2004
15
15
11
14
13
19
21
21
20
18
20
15
13
20
19
11
12
12
11
14
13
21
20
8
11
18
18*
11
16
17
28.3
19.8
Fuente: Eurostat y Eustat
CONCLUSIONES
A la vista de los datos, podemos decir que la marea de la abundancia no reflota todos los
barcos, lo que nos obliga a interrogarnos sobre las barreras que impiden a estos grupos de
población participar de los frutos del crecimiento económico.
Las dificultades de inserción laboral es un nuevo factor precursor de la pobreza, característico
de las sociedades postindustriales. Afecta a muchas de las mujeres que sufren pobreza y
privación, a las que la inserción en el mercado de trabajo se les presenta muy complicada
debido al bajo nivel formativo, las cargas familiares y la escasa experiencia laboral, aspecto
éste último que afecta de manera acusada también a la población más joven. El riesgo de sufrir
pobreza y la cronificación de esta se concentran de manera creciente entre las mujeres y la
población más joven.
La crianza de hijos en solitario, mayoritariamente femenina es, sin ninguna duda, un factor
precursor de la pobreza. El incremento del número de núcleos familiares de este tipo y su
significativo aumento de peso entre las familias pobres, originado por los cambios en las
5
Los datos marcados con asterisco son de 2005.
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formas de convivencia y la mayor incidencia de las rupturas de parejas, exige respuestas, tanto
en el ámbito laboral (favoreciendo la incorporación de las mujeres al mercado de trabajo) como
en el de los servicios sociales (proporcionando recursos que permitan la conciliación de la vida
personal y la profesional).
En cuanto a la educación es, cada vez menos, un factor de protección contra las situaciones de
pobreza y privación. De nuevo, hay que hacer referencia al deterioro de las condiciones de
trabajo para explicar la negativa evolución de las tasas de pobreza entre sectores con elevado
nivel de instrucción.
En cuanto a la evolución de la pobreza en las economías de la UE, merece la pena señalar que
ha sido más negativa en las economías que más han crecido, lo que pone de manifiesto que el
crecimiento económico es una condición necesaria para la reducción de la pobreza, pero no
suficiente.
Tras casi una década de crecimiento sostenido en gran parte de las economías de la UE, y de
crecimiento acelerado en algunas de ellas, se observa bastante flexibilidad a la baja en las
tasas de pobreza relativa, aunque también hay casos de estabilidad (Reino Unido y Bélgica) y
de aumento (Irlanda, España, Luxemburgo y Finlandia). Con respecto a la pobreza severa, su
resistencia a la baja e incluso aumento se da en gran parte de las economías de la UE,
descendiendo sólo en cuatro casos (Alemania, Gracia, Francia y Portugal). En esta línea, al
caso de la CAE no sería atípico: los positivos resultados macroeconómicos han venido
acompañados de una reducción de la pobreza relativa (bastante más considerable que en otras
economías), pero no de la pobreza severa.
En cierto sentido, la tendencia es esperanzadora, puesto que la recuperación económica
reduce el porcentaje de población frágil o vulnerable que, por otro lado, es el núcleo
fundamental de la pobreza en la CAV. Ahora bien, el hecho de que tras una década de
crecimiento económico sostenido la pobreza más extrema no se haya reducido de manera
sustantiva, indica que esta es una realidad con la que vamos a tener que convivir muchos
años. Además, el aumento de la pobreza de acumulación significa que los sectores a los
reiteradamente que la coyuntura económica favorable no les beneficia, están en expansión.
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