Servicio InformativoFundación Universitaria Konrad Lorenz Estudio de la Konrad Lorenz revela: EDUCAR PARA LAS FINANZAS: TAREA PENDIENTE Los estudios realizados por la Maestría en Psicología del Consumidor de la Fundación Universitaria Konrad Lorenz, en una muestra de padres y niños de la ciudad de Bogotá, concluyeron en general que los padres de estratos 3, 4 y 5 poseen conocimientos económicos muy precarios, al igual que los niños de estos mismos estratos. T odos los consumidores hemos experimentado alguna vez la experiencia difícil de haber comprado artículos o servicios que no se requerían, de endeudarnos sin pensar en las consecuencias a corto y largo plazo de ese endeudamiento, de haber sufrido el estrés de imaginar cómo pagar la tarjeta de crédito al final del mes o, incluso, de tener problemas familiares por el nivel de endeudamiento. Sabemos que algunas veces podemos controlarnos; pero otras, actuamos de manera completamente impulsiva. ¿Por qué en ciertas ocasiones compramos cosas de manera completamente lógica y racional, mientras que en otras, impulsivamente caemos en la tentación de comprar, mostrándonos menos inteligentes? LA INVESTIGACIÓN Para aproximarse a respuestas alrededor de estos interrogantes y continuar profundizando anteriores investigaciones tanto de la Maestría de Psicología del Consumidor de la Konrad Lorenz como de otros estudios referentes al tema en Colombia y Latinoamérica, el grupo de investigación, bajo la dirección de la doctora Marithza Sandoval, entrevistó a profundidad a 266 padres a 268 niños de estratos 3, 4 y 5, de la ciudad de Bogotá. De esta muestra, el 59% pertenecía al estrato 3; el 27%, al estrato 4 y el 15%, al 5. El 53% de los entrevistados fueron mujeres entre los 25 y 40 años de edad y de éstas, el 71% fueron madres. El 47% fueron hombres, entre los entre los 20 y 60 años, de los cuales, el 53% Servicio InformativoFundación Universitaria Konrad Lorenz eran casados, el 17% estaba en unión libre, el 15% eran padres separados y un 13% eran padres o madres solteros. El 33% del total de la muestra (hombres y mujeres) tenía un grado universitario; el 19%, grado de bachillerato; el 20%, grados técnicos; el 13%, carreras tecnológicas, el 13% postgrado y un 3% tenían primaria solamente. La muestra fue sometida a un test denominado TAE que significa Test de Alfabetización Económica. El TAE para adultos evalúa que tanto saben las personas de temas económicos, como por ejemplo: conocimientos de conceptos económicos, conocimientos financieros básicos, conocimientos de cómo funciona la economía del país y manejo de situaciones económicas problemáticas. El TAE para niños es una prueba muy sencilla que intenta ver que saben los niños sobre el dinero, el endeudamiento, los métodos de ahorro y el manejo de situaciones económicas problemáticas. Además del TAE –Niños y del TAE- Adultos, se aplicaron diferentes cuestionarios para establecer el nivel de responsabilidad en el consumo y las actitudes frente al dinero y al endeudamiento. Resultados Fue muy interesante observar que los padres reportaron de forma consistente un consumo altamente responsable; aproximadamente el 85% de padres indican que hacen listas, eligen por calidad, preguntan por la garantía de los productos y comparan los precios de las diferentes marcas. De manera contradictoria, casi la mita de las personas entrevistadas afirmaron que solo algunas veces comparan las tasas de interés de los créditos, que no siempre analizan el peso neto de los productos y que habitualmente compran a crédito. ENDEUDARSE ¡NO! Casi todos los padres bogotanos entrevistados declararon temer al endeudamiento y revelaron que piensan que se debe ser muy cuidadoso con el gasto del dinero. Están de acuerdo en que el crédito puede ser algo muy peligroso debido a que hay demasiada facilidad para adquirir tarjetas de crédito, que hay que pagar las deudas y que es necesario intentar pagar siempre de contado. Indican que se debe vivir con lo que se tiene y que si uno se lo Servicio InformativoFundación Universitaria Konrad Lorenz propone siempre puede ahorrar algo de dinero. Creen que no es buena idea endeudarse y casi la mitad cree que el crédito no tiene que ser parte del estilo de vida actual de las personas. Pero una buena parte de personas indicaron algún grado de impulsividad en sus compras, dado que compran los productos han sentido “la necesidad” inmediata de comprarlos: Afirman que frecuentemente son ellos mismos quienes toman la decisión de comprar, pues a veces se “enamoran” de ciertos productos y los compran, con un placer especial cuando lo hacen. Dicen que no les gusta tanto comprar productos que no tenían planeado comprar, pero que les gusta comprar productos nuevos y originales. En conclusión, en los padres bogotanos se observó que a mayor conocimiento económico, se presentan actitudes más negativas frente al endeudamiento; no obstante, sus hábitos de consumo no son tan racionales. Esto puede deberse a que los padres que controlan más el endeudamiento están en condiciones de privación, las cuales en algunas ocasiones generan de manera paradójica impulsividad en la compra. DE TAL PADRE, TAL HIJO La investigación de la Fundación Universitaria Konrad Lorenz, estableció también que existen unas relaciones importantes entre algunos aspectos de padres e hijos. Aunque con una correlación baja pero significativa, se encontró una relación entre el conocimiento económico de los padres y el conocimiento económico de los niños. Si los padres tuvieron un buen desempeño en el Test de Alfabetización Financiera, sus hijos también tienen un desempeño bueno en dicha prueba aplicada a esa población. Lo mismo para los bajos desempeños. Así mismo, a medida que los niños poseen mayor conocimiento o alfabetización económica, más frecuente es que los padres les permitan mayor autonomía y exploración urbana, así como que sus padres tengan menor impulsividad a la hora de comprar. A nivel de estrato, se observa que los niños de estrato 4 cuatro muestran una ligera mejor puntuación en el Test que los de estrato 3 y 5, aunque las medias fueron muy parecidas. En la prueba para adultos, se evidenció el aumento en un punto a medida que aumentó el estrato, los padres de estrato tres puntuaron en promedio 10, mientras que los de estrato 4 puntuaron 11 y los de estrato 5, 12 puntos. Servicio InformativoFundación Universitaria Konrad Lorenz EDUCAR FINANCIERAMENTE EN EL COLEGIO Y CON ALCANCÍA! El estudio en Bogotá- Colombia, indica que los padres bogotanos creen que la educación económica en primer lugar es responsabilidad del colegio y posteriormente de la familia; de manera tal, le asignan un rol fundamental a las instituciones educativas dentro de la socialización económica. Ellos minimizan su propio rol y el de la familia para educar consumidores responsables. En cuanto al endeudamiento y ahorro, indican que tratan de no endeudarse, enseñándoles a los hijos con el ejemplo tanto la forma correcta de manejar las deudas, como también la moralidad asociada a los pagos y a la consecución del dinero. El medio principal para ahorrar es la alcancía, seguida por el ahorro personal o custodia del dinero por parte de los padres. Indican que las mesadas que entregan a los niños son normalmente diarias o semanales. Padres y niños reportaron en una alta proporción que el dinero proviene de mesadas y no de trabajos remunerados. Solo el 18% de padres utilizan la práctica, de “pagar” por actividades a los hijos y permitir la autonomía en el manejo del dinero. Se observa en general una alta supervisión y control del dinero que se les entrega a los hijos. Las madres poseen el rol de vigilar el buen uso del dinero y ayudar a los hijos en el proceso de decisión del gasto. Este gasto se dirige principalmente a costear las onces, ropa, juguetes y útiles escolares. En los estratos altos la supervisión es menor y el espectro de bienes y servicios en que gastan los niños, es mucho más amplio. Se percibe que sólo hasta después de los 14 años los niños posean cierta independencia en el manejo de sus finanzas. Indudablemente esto es perjudicial, dado que los aprendizajes tempranos son mucho más duraderos y consolidados. LA PROTECCIÓN ES MAYOR EN BOGOTÁ Algunos comportamientos de los padres son barreras para la socialización económica de los niños y en el caso de Bogotá, que es la población objetivo de este estudio, estas barreras tienen que ver con las características de la ciudad. Servicio InformativoFundación Universitaria Konrad Lorenz Los padres tienen temores acerca del espacio físico y de los fenómenos sociales que experimenta la capital de la república. Así por ejemplo, la mayoría de la muestra, no les permiten a sus hijos (especialmente a los que están entre los 7 y los 12 años de edad), las denominadas exploración urbanas. Es decir, a veces les permitan hacer compras para la casa, como también vender cosas en el Colegio o fuera de éste; pero, vigilan estrechamente el uso de este dinero. En contadas ocasiones, los padres les permiten a sus hijos comprar su propia ropa, cuando su edad es inferior a los 13 años. Tampoco les permiten trabajar en periodos de vacaciones y ahorrar a través de cuentas bancarias o productos similares. Esto les impide a los niños el desarrollo de una serie de competencias para el manejo de tasas de interés, inversión y métodos de ahorro formal. La investigación demuestra que los padres temen por la seguridad física, emocional y socia de sus hijos, y que perciben a Bogotá como una ciudad altamente peligrosa. Debido a esto, ejercen un especial sentido de protección física, espacial y económica para sus hijos. Muchos padres (62%) alguna vez han experimentado o ha sido testigo presencial de un atraco. Un 17% de niños han vivido alguna vez algún incidente de hurto en el Colegio o fuera de éste. En este panorama, el remedio más expedito es cuidar a los niños y no exponerlos a situaciones que se salen del control de los padres. Pero este punto impide un correcto proceso de socialización económica en los niños. Esto se relaciona con los comportamientos impulsivos y lo problemas de endeudamiento que se mencionaban previamente. ¿QUÉ HACER? A partir de las evidencias establecidas en este documento, son muchas las reflexiones que debemos realizar. En primer lugar, es necesario crear una serie de espacios formales en los colegios, en los cuales no solo se enseñen conceptos económicos, sino un manejo competente del consumo y de la economía personal. No es suficiente con las clases de ciencias sociales para las definiciones básicas del sistema económico, tampoco las matemáticas del dinero; es necesario otros espacios que permitan al niños el manejo de sus finanzas, la inversión, el endeudamiento informado y reflexivo, así como el análisis de las relaciones entre su comportamiento de consumo y su sistema financiero personal. Servicio InformativoFundación Universitaria Konrad Lorenz En segundo lugar, los padres deben comprender los retos que tenemos frente a una sociedad globalizada, en la cual los hijos están expuestos a un sinnúmero de riesgos. Es necesario advertir y permitir la exposición a los mismos, como una manera de preparar a los hijos para el engaño, las tentaciones y las ganancias rápidas, más que impedir que el afrontamiento. Si bien el ambiente físico conlleva riesgos, los niños pueden y deben explorarlo para aprender modos seguros de protección y manejo del peligro. La solución no puede ser el impedir la exploración. En tercer lugar, como en otros países, debe permitirse la instrumentalidad en el manejo del dinero. Esto implica mesadas cuantiosas (mínimo mensuales porque la mesada en su conjunto debe ser amplia para que el niño pueda aprender a administrarla) y el pago por labor. En Bogotá estas opciones son escasas y están presentes más en estratos altos. El trabajo infantil en estrato 2 y 3, así como los negocios propios, son una manera de supervivencia y de apoyo familiar en ocasiones, pero deben complementarse con práctica empresariales que preparen a los niños para el emprendimiento, más que enseñar cómo hacer comercio informal. Finalmente, es necesario que comprender que es a LOS PADRES, a quienes corresponde principalmente la educación financiera de los hijos, no al colegio. Este es sólo un apoyo. La educación económica es una estrategia central para que los individuos puedan adaptarse a los cambios que representa la globalización. Esta educación utiliza la alfabetización y la socialización económica como ejes fundamentales para proporcionar las herramientas que permitan entender el mundo económico, interpretar los eventos que pueden afectar directa o indirectamente las comunidades y refinar las competencias para enfrentar los retos económicos que se presentan en la cotidianidad. Consumidores responsables, conscientes de sus derechos y sus deberes, son convenientes para todos (empresas, bancos, las propias familias) y su formación es sustancial para garantizar el tan promocionado desarrollo sostenible del planeta y la sociedad en que vivimos.