extrasemanal - Perarnau Magazine

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Número 03 | 11⁄03⁄2013
EXTRASEMANAL
BARÇA:
LAS 6 ETAPAS DE LA CAÍDA
Martí Perarnau
PARA QUE MESSI PUEDA SER
MESSI
Sergi Rojals
VARIANTES PARA ELIMINAR AL
MILAN
Rafael León Alemany
PORTO:
SERIEDAD BAJO LOS INSTINTOS
Fran Alameda
BARÇA:
LAS 6 ETAPAS DE LA CAÍDA
MARTÍ PERARNAU
Pep Guardiola:
“Un equipo tarda mucho en hacerse y tarda un segundo en caer”
(26-agosto-2011)
¿Cómo ha llegado el Barça a esta situación compleja y agónica? Ni ha sido por casualidad, ni de la noche a la mañana, sino a través de un proceso largo que vamos a
reproducir en sus principales etapas.
ETAPA 1: CHELSEA 2012
La eliminación en semifinales de Champions ante el Chelsea, en abril de 2012, deja
una lección y un problema.
El problema es la extrema dificultad que sufre el Barça ante defensas muy encerradas si quien lo practica es un equipo considerado Top.
Es un tipo de organización defensiva que no le disgusta a Pep Guardiola, como pone
de manifiesto en numerosas ocasiones a lo largo de sus cuatro años en el banquillo. Mantiene muy lejos de Víctor Valdés al rival y sabe que con el juego de posición
que practica el Barça casi siempre consigue encontrar los pequeños espacios para
romper la muralla. Son pocas las excepciones: Numancia, Hércules, Rubin Kazan y
alguno más.
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CLUBPERARNAU
El Chelsea 2012 marca un punto de inflexión ya avizorado a partir de los enfrentamientos con el Real Madrid: si quien se encierra es uno de esos equipos considerados “grandes”, la dificultad se incrementa. El Barça disputa dos excelentes partidos
frente al Chelsea, generando nada menos que 46 ocasiones contra la meta de Petr
Cech (23 en la ida, 23 en la vuelta), pero con un desacierto mayúsculo en la finalización. Sirva para simbolizarlo el yerro de Messi al lanzar un penalti que significaba
prácticamente el pase a la final de Champions.
Este fue el problema que dejó en herencia aquella semifinal.
La lección fue la falta de control en el ritmo del partido de vuelta. Con 2-0 a favor
en el minuto 43, el equipo siguió imperturbable en busca de un tercer gol. Agresivo,
incisivo, ofensivo. Lo que encontró de inmediato fue el gol del Chelsea que lo cambió
todo. Nada que reprocharle a ese Barça, pero meses más tarde la selección española
pasó a explotar con profusión un recurso más sutil: la posesión defensiva. Hasta entonces, Barça y selección empleaban este instrumento solo en su versión ofensiva.
Agredir al rival a partir de tener el balón, decía Guardiola. Posesión ofensiva como
método. En junio, Xavi y demás, vestidos de rojo, prefirieron el balón para congelar
el tiempo, para que no sucediera nada que no estuviese bajo control.
Dos meses más tarde de la eliminación ante el Chelsea, la lección tomaba cuerpo: la
posesión defensiva entraba en el catálogo de herramientas del Barça.
ETAPA 2: EL INTERROGANTE CESC
El instrumento recién incorporado no solucionaba, sin embargo, el problema de los
equipos Top muy encerrados (véase el Milan en San Siro hace tres semanas o el Real
Madrid en los recientes Clásicos) y tampoco resolvía el otro gran interrogante del
curso 2012: ¿dónde y cómo ubicar a Cesc Fàbregas?
Guardiola lo había intentado al principio de temporada emparejándolo con Messi
en una suerte de doble falso 9. En realidad, dos mediapuntas que se alternaban asisPortada / 3
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tiéndose para finalizar. El tándem funcionó bastante bien: Messi le cogió gusto a
dar el último pase y Fàbregas llegaba al área con exactitud cronométrica. Hubo que
quitar un defensa para encajar las piezas y en ese tránsito el equipo padeció otro tipo
de dificultades.
En enero de 2012, poco después del apabullante triunfo en el Mundial de Clubes ante
el Santos, la estructura de juego del Pep Team se hizo añicos. El grupo de jugadores
denominado “los acelerados” tomaron el mando: es decir, se lo quitaron a Xavi, que
empezó a padecer problemas físicos en el soleo de la pierna y no pudo mantener el
control ni el tempo. A las órdenes de los acelerados, el equipo se puso a correr como
si fuese el Real Madrid pero sin serlo.
Resultó muy chocante semejante cambio producido a partir de enero de 2012 porque
pocas semanas antes el equipo había mostrado voluntad de no caminar por dicha
senda. Sucedió en San Siro, en la fase de grupos de Champions League. 23 de noviembre de 2011. El Barça domina al Milan y le vence por 2-3 en un soberbio partido
de Xavi… en el que el Barça ataca mal y de manera desordenada. A veinte minutos
del final, tras despejar un saque de esquina, Eric Abidal organiza un contraataque y
cuando cruza el centro del campo a toda velocidad se da cuenta que ningún compañero le sigue. No solo eso: le están haciendo señas para que se detenga porque ese
no es el camino. El equipo pretende avanzar junto, no desperdigado. Era el Barça
ortodoxo.
Aquel pequeño mensaje se pierde con el cambio de año y el Barça 2012 descubre lo
agradable que resulta atacar sin pensar en cómo hacerlo.
ETAPA 3: ADIÓS PEP, HOLA DISTENSIÓN
Se va Guardiola y salta el tapón que controlaba la presión interna. Algunos jugadores
se muestran aliviados, un par lo expresan públicamente, el equipo se siente más ligero, con menos ataduras: las burbujas mantenidas bajo presión brotan con ímpetu.
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En las primeras semanas, el nuevo entrenador se presenta con cuatro jugadores en
el centro del campo formando un cuadrado: Busquets y Xavi en la parte baja, Messi
y Cesc en la superior. El objetivo es resolver el “interrogante Fàbregas” sin retirar un
defensa, sino un delantero, pero la ubicación en paralelo despoja al Barça de una de
sus ideas-fuerza: los interiores a distintas alturas. Cuesta encontrar líneas de pase y
el cuadrado no garantiza fiabilidad en la transición defensiva porque superada una
pareja, superado todo el equipo.
La siguiente modificación consiste en introducir a Iniesta como falso extremo izquierdo y dejar a Busquets como único mediocentro. Será el mejor momento del
equipo porque Xavi se siente decisivo como volante avanzado. La transición defensiva continúa siendo una pesadilla, pero Tito Vilanova ya ha decidido que esa será
la nueva vía. El Barça encaja más goles a cambio de marcar más. Bastante separados entre sí, los jugadores ya no someten al contrario a base de aplastarlo, sino a
la carrera. Los rivales creen percibir una oportunidad y se vuelcan contra el marco
de Víctor Valdés, dejando la sensación permanente de un Barça frágil atrás, pero a
cambio se desnudan y le regalan a Messi campo y tiempo, sinónimo de sentencia.
En un momento dado, el Barça está encajando 1,12 goles por partido frente al 0,74
de promedio en los cuatro años de Guardiola. Ni es problema de defensas (aunque
alguna vez sí) ni de guardameta, sino de conjunto menos compacto. A cambio,
pasa de los 2,57 goles a favor con Pep a los 3 goles exactos como promedio con Tito
Ahora el promedio ha descendido a 2,77). Además, dicho promedio se consigue con
una alta eficacia: los rivales se encierran menos y conceden menor número total
de ocasiones al Barça, pero las que conceden son muy nítidas y acaban mayoritariamente en gol.
El silencio casi religioso que presidía a diario las comidas del equipo en la Ciutat Esportiva Joan Gamper ha dado paso al bullicio propio de un comedor juvenil. Técnicos
que visitan al equipo en las horas previas de partido reflejan con sorpresa el cambio de
ambiente producido de un año a esta parte: la sobriedad ha dado paso a la distensión.
Resulta difícil encontrar el equilibrio exacto. De una parte, los resultados son excepcionales, mejores que nunca. De otro, es obvio que día a día Xavi irá dejando de ser
el metrónomo del equipo y cederá la batuta a Cesc y/o Thiago. En ese proceso, hay
momentos en que lo que denominamos Barça de Xavi no se diferencia en exceso del
Barça de Cesc. Sucede así cuando Xavi se adelanta unos metros y se hace punzante
en el balcón del área rival y cuando Fàbregas mantiene sus obligaciones defensivas
sin desatenderlas.
ETAPA 4: DIRECTOS A MESSI
Muy fácil perder dicho equilibrio. Basta cualquier merma física de Xavi o la más mínima dejación de funciones en Cesc para que el equilibrio se convierta en un carrusel de idas y venidas. Los “acelerados” vuelven a tomar el mando de las operaciones,
saltándose al intermediario Xavi.
En los días de mayor ortodoxia, el Barça jugaba para Xavi, nunca para Messi. Siempre para Xavi. El grupo se movía al compás que ordenaba su batuta y solo cuando
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tenía claro que cada pieza propia estaba en su sitio y la rival fuera de lugar, entonces
el propio Xavi apretaba el botón de Messi y este se ponía en marcha. Xavi era el Campo Base donde reposaba el equipo antes de asaltar la cima. El equipo transportaba a
Xavi hasta dicho Campo Base y él lanzaba a Messi hasta la cumbre.
A la menor ocasión, ahora el equipo juega directamente para Messi, que ha pretendido estar en el origen y el final de cada acción. Atención: es capaz de ello y lo ha ejecutado varias veces. Messi puede empezar la jugada como mediocentro en el círculo
central, combinar con cualquier interior, abrir a banda y rematar a gol la devolución
del extremo. Principio y fin de todo. Posee la capacidad, pero con esa absorción completa de energía se va destruyendo el tejido colectivo.
La posición retrasada de Messi no ha sido fruto de una decisión meditada, sino un
retroceso paulatino, día a día. Así ha ocurrido con todos los demás pequeños detalles. Para estar más veces en contacto con el balón fue dando pasos hacia atrás y
ahora toca más cuero que antes, pero de peor calidad. Para ganar mayor ración de
cuero abandonó la espalda de los mediocentros rivales y pasó a mirarles de frente.
Más cómodo para él, mucho más intrascendente para el equipo.
En los angustiosos partidos contra Milan y Real Madrid, cuando el Barça se sintió
noqueado, la única idea colectiva que apareció fue darle el balón a Messi para que
resolviera. Un tic que venía repitiéndose en los últimos meses. No balón a Xavi, sino
a Messi. Pero Messi ya no vivía a espaldas de los mediocentros rivales, sino en el
círculo central y al Madrid no le haces la del alfa y omega con facilidad. Siendo muy
bueno Varane, no todo fue mérito suyo sino mucho demérito del Barça que se ha ido
dejando por el camino todos los detalles que identificaban su juego.
ETAPA 5: EL DIABLO ESTÁ EN LOS DETALLES
Mencionemos algunos de esos detalles: el incremento de los pelotazos por parte
del portero; el incumplimiento de las distancias de seguridad entre defensas; la
intermitencia en la creación de triángulos constantes de pase; la pérdida de
conducción como herramienta para juntar rivales y pasar al compañero liberado; la
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separación elevada entre líneas; la desaparición del avance agrupado de jugadores
que permita recuperar fácilmente un balón perdido; el aumento de pases arriesgados
en zonas centrales de peligro; la concesión de faltas laterales y saques de esquina;
la ausencia de tensión defensiva en interiores y atacantes; la búsqueda reiterada
de pasillos interiores sin recurrir previamente a los exteriores; los errores en las
coberturas defensivas, generalmente por exceso; la falta de finalización en las
jugadas de ataque; la desaparición de la regla de los 5 segundos de presión tras
pérdida; la ausencia de hombres libres detrás de cada línea rival…
Ninguno de estos detalles es trascendente por sí solo, pero de manera gradual se
fueron perdiendo o ejecutando peor, o a intensidad más reducida, hasta alcanzar
la situación de confusión absoluta frente al Real Madrid. Las causas de haber ido
perdiendo este catálogo de señas identitarias solo pueden confirmarlas los propios
jugadores. Sin duda, la ausencia por enfermedad de Tito Vilanova es una de ellas y
también debemos mencionar el alto grado de exigencia (y, por consiguiente, desgaste) que mantenía Pep Guardiola. Por el contrario, nada parece indicar que el vestuario viva otra etapa de degradación como la sufrida entre 2006 y 2007 cuando Deco,
Ronaldinho y Motta sepultaron la cultura del esfuerzo.
La calidad intrínseca de la plantilla actual no puede discutirse, al margen de estados
puntuales de forma, ni tampoco el conocimiento de las reglas del juego posicional.
Pero el bache emocional padecido por los inesperados golpes recibidos ante Milan y
Real Madrid y la ausencia del líder en quien guarecerse solo son la punta del iceberg
del problema, que mayoritariamente es futbolístico, consecuencia de esa pérdida
gradual de los pequeños detalles que conformaban esta gran maquinaria. Cuestión
de engranajes.
ETAPA 6: LOS ATAJOS
Las Tres Derrotas (Milan y las dos ante el Madrid) han aflorado la pérdida de precisión en la aplicación del juego de posición tradicional en el equipo durante el último
lustro. Con una racha inaudita de victorias en Liga y notable facilidad de calificación
en la fase de grupos de Champions, semejante pérdida de calidad en los detalles resultó asumible hasta que San Siro supuso un golpe moral decisivo.
Confiados en las excelencias de la posesión defensiva y temerosos de exponerse en
exceso como ante el Chelsea en abril (mientras mantuvo el 2-0 a favor, pocos minutos), los barcelonistas eligieron aterrizar en Milán con la congelación del balón
como patrón de juego. En lugar de agredir con el balón, principio fundacional del
equipo de Guardiola, escogieron protegerse con él pero con intencionalidad defensiva. Guardiola hablaba siempre de dos características: la intencionalidad del juego y
la agresión con balón. Vocación ofensiva y atacar bien para defenderse mejor.
Contraviniendo dichas ideas, Xavi y compañía jugaron en San Siro a no hacerse
daño pero el intento les salió mal y a partir de ahí todo cayó en espiral. Incluso en
el propio partido de Milán se percibieron detalles de frenesí poco habituales, con
Piqué subiendo desesperadamente al ataque, teniendo que ser detenido con gestos
ostensibles por Xavi e Iniesta. Era el síntoma de un equipo que a base de ir cediendo
en cada pequeño detalle había terminado muy lejos de su identidad.
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Más que instalarse dudas en la cabeza de los jugadores se comprobó que habían
desaparecido todas las certezas futbolísticas que les habían hecho fuertes en los
anteriores momentos malos. La ausencia de reacción frente al Milan o cuando tuvo
que remontar contra el Madrid en los dos partidos siguientes lo confirmaron. Hasta
entonces, en cada ocasión que debía remontar el Barça repetía unas pautas de juego
muy identificables que ahora se han evaporado: se fueron los detalles del juego y la
cabeza sintió pánico ante ese vacío.
¿Qué le pasa al Barça? Aflojó en cada detalle del juego hasta desnaturalizarse, rebajó
la intencionalidad ofensiva y dejó de agredir con balón, con lo que al levantarse de la
lona tras recibir tres golpes duros en la mandíbula percibió que lo que le identificaba
ya no estaba presente. Más que la reciedumbre del Milan en su previsible defensa
del martes o la emotividad ambiental del Camp Nou, la clave del Barça está en su
juego: en la ausencia de su juego. Ni es cuestión de sistema táctico, ni problema
concreto de nombres, ni de actitud o motivación sino de juego. El del Barça es un
juego construido. Su asalto a las cumbres no puede hacerse de cualquier manera,
sino a través de unos caminos preestablecidos y únicamente si los ha recorrido con
precisión se puede aplicar entonces la elevada creatividad que poseen sus jugadores.
Pero no le funcionan los atajos.
El Barça fue grande mientras jugó para Xavi para que este hiciera jugar a Messi.
Cuando ha pretendido, dominado por la fe de los “acelerados”, jugar directamente
para Messi los engranajes se han bloqueado. Tan sencillo y tan complicado.
DÍA D
Vencer al Milan por dos goles de ventaja (o por cuatro si se yerra atrás) no pertenece
al género de los milagros. Es difícil, pero el conjunto barcelonista ha realizado tareas
más complejas en los cinco años anteriores. Las claves para este posible éxito no
residen ni en la hipermotivación externa, ni en las remontadas desde el papel, ni en
sofisticaciones tácticas de relumbrón. Ni siquiera en corregir todos y cada uno de los
detalles que se han quedado en el camino.
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Basta corregir algunos detalles, varias posiciones y acertar en los caminos a recorrer. Como detalles señalemos dos: la generación de hombres libres por dentro y la
búsqueda de amplitud exterior. Como posiciones, fijémonos especialmente en la de
Messi: si vive a espaldas de Ambrosini, buena señal. Como caminos, pensemos en
los engranajes que han hecho funcionar la maquinaria: jugar para Xavi y que éste
haga jugar a Messi. No es día para “acelerados”.
Martí Perarnau
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PARA QUE MESSI PUEDA
SER MESSI
SERGI ROJALS
El juego de posición es realmente bastante sencillo. No tengo (aún) los conocimientos para desmenuzarlo con detalle como sí hizo Dani Fernández en su artículo para
el Perarnau Magazine (debería ser una biblia para los aficionados al Barça) pero sí
os puedo resumir muy rápidamente cuál es la idea.
No deja de ser más que, a través de la posesión, ir creando superioridades y avanzando metros hacía la portería contraria. Es, además, la mejor manera de defender.
No sólo por el famoso “si tienes la pelota, el rival no te puede marcar”, sino porque
al ir incorporando jugadores a líneas superiores tienes a varios compañeros muy
cerquita para “contrarrobar” el balón. ¡Cuántos partidos hemos visto al Barça con
todos sus integrantes, menos Valdés, en campo contrario sin dar opción al rival a
salir de su propio campo!
CESC
Hace unos meses, pensé que el Barça había cerrado el círculo. Lo que comenzó Guardiola, y no pudo terminar, lo acabó consiguiendo Tito. La temporada pasada parecía
claro que algunos rivales comenzaban a contrarrestar seriamente al Barça y había
que buscar soluciones. La más visible fue la llegada por sorpresa de segunda línea,
especialmente por parte de Cesc.
El fichaje, en mi opinión, más estratégico en mucho tiempo. No era un fichaje para
añadir un pelotero más al centro del campo. Ni para traer a un chico de la casa de
vuelta. Ni siquiera para ser el recambio de Xavi en un futuro. Creo que Cesc era la
apuesta del cuerpo técnico para darle una vuelta de tuerca más al sistema, a todo
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el proyecto. Aprovechar su anarquía y movilidad sacrificando un poco el juego de
posición. Más sorpresa. Las constantes rupturas y pérdidas de posición de Cesc provocaban, sin duda, una verticalidad algo contradictoria con el juego propuesto hasta
hoy. Pero hubo una época que se logró el equilibrio perfecto. Especialmente en un
partido magnífico ante el Málaga.
IDA Y VUELTA
A día de hoy, parece que fue un espejismo. Un oasis. El Barça es, sin duda, un equipo
más vertical. Estados de forma aparte, creo que estamos todos de acuerdo en que las
idas y vueltas en los partidos se producen más a menudo. Y es en este punto cuando
llegamos a Messi. Aplicado el juego de posición en su máxima expresión, el Barça
jugaba la mayor parte del partido en los últimos 30 metros en campo contrario.
Tocando con velocidad, moviendo al rival y generando espacios en puntos donde
parecía imposible. En aquel contexto, Messi era feliz. Cerca del área rival, siempre
encontrando su pequeño espacio para recibir con ventaja y en lugares peligrosísimos para terminar jugadas.
Hoy por hoy vemos más prisa por llegar a portería rival. Se nota incluso en la salida
de balón, buscando a menudo el pase largo de Valdés o directamente el despeje evitando posibles problemas. El equipo se alarga y Messi recibe muchas veces en medio
campo siendo el más adelantado del equipo. Luego sí, vemos a Cesc correr, a Pedro
correr. A Jordi Alba, Alexis, incluso Iniesta. Todos corren. Se puede hacer daño y a
menudo hacen daño jugando así. Pero son acciones con muchos metros por delante
y siendo Messi el pasador, el que inicia la jugada, no suele llegar luego a posiciones
de remate. Además, cuando se pierde el balón el equipo aparece más estirado. Sin
estar juntos en campo rival, robar balones cerca de la portería contraria se convierte
en misión imposible.
Ida y vuelta.
Imagino que ésta no es la idea de los técnicos. Imagino que el equilibrio pretendido
es lograr juntar al equipo en posiciones avanzadas, a través de la posesión, para luego comenzar a sorprender con rupturas por banda o desde segunda línea. Pero las
circunstancias son las que son. Cesc es anárquico y lo seguirá siendo. Alba rompe
cuándo ve espacio por delante y cuesta cambiarlo. Y Messi ve una opción de pase al
espacio con peligro y lo seguirá intentando. Debe haber una adaptación y supongo
que en ello están.
LA CABEZA
Es muy común entre los que hablamos, teorizamos o escribimos sobre fútbol el
sobreaanalizar. Valga como ejemplo lo que estoy haciendo con este análisis. Muy
a menudo pasamos por alto el elemento más importante en el juego: la cabeza. El
estado mental, de ánimo, como lo queráis llamar.
Hay jugadores que cuando no andan bien se esconden. No la quieren, desaparecen.
No es el caso de Messi. Messi la quiere más. Me da la sensación de que en cada balón
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está buscando recuperar sensaciones. No pretende demostrar nada a nadie y él se
nota menos fino, menos chisposo. Es una sensación de impotencia que por experiencia sé que se marcha por sí sola. Pero es que Messi también lo sabe. Aún así, pedir paciencia para que le llegue el balón en zonas peligrosas a quien no está jugando
a gusto es muy complicado. Esta falta de feeling con el balón le hace quererlo más,
buscarlo más, ser impaciente e ir a por la bola en zonas donde es más fácil tocarla,
aunque luego haga menos daño al rival. Una contradicción difícil de contrarrestar
en medio de un partido, pero sensaciones relativamente fáciles que desaparezcan
en un par de buenos partidos. Suyos y del equipo.
RIVALES
Hace ya un tiempo que los rivales del Barça intentan contrarrestar al Barça acumulando muchos hombres en zonas interiores. Protegiendo líneas de pase por dentro
y juntando gente para morder cuando intentan jugar por dentro. Las bandas son
sólo relativamente peligrosas: no suele haber uno contra uno y los centros tampoco
llevan mucho peligro por la falta de centímetros en el área.
La idea es tapar a los jugadores interiores del Barça, especialmente Messi. Le llegan
menos balones en zonas peligrosas, cuando le llegan tiene más rivales al acecho y
le alejan de los tres cuartos si se pasa un tiempo sin recibir.
SOLUCIONES
Partamos de la base de que el equipo y el propio Messi no andan bien. Quiero insistir
en ello porque no quiero caer en la tentación de pensar que he descubierto nada. Si
os soy sincero, pienso que si el Barça anda bien, si se mueve el balón con constantes
cambios de dirección y velocidad, si vuelve la confianza en piezas claves, en el propio
Messi, todo esto no son más que pequeñas puntualizaciones que se arreglan solas.
Estamos hablando de unos partidos, quizás unos meses, pero siguen siendo, para mí,
el mejor equipo. Todo se vería diferente si se vuelven a encontrar a gusto jugando.
Esa es la clave, pero el trabajo de todo cuerpo técnico consiste en mejorar e intentar
contrarrestar las armas y acciones de los rivales.
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Para comenzar, paciencia. Creo que el equipo debe volver a los orígenes y utilizar
la posesión como arma. Mover al contrario con velocidad, jugar siempre en campo
contrario. A partir de ahí, entonces sí, utilizar el factor sorpresa de gente como Cesc,
Alba o Alves. Haciendo eso los espacios para Messi aparecerán y más conociendo la
facilidad del ‘10’ para encontrar huecos libres dónde parece imposible encontrarlos.
Con el equipo junto también será más fácil recuperar de nuevo la pelota en campo
rival. He oído hablar mucho de recuperar la intensidad defensiva y aunque es posible que los últimos resultados hayan desmoralizado al grupo y parezca algo menos
agresivo, creo que el problema no es de actitud y sí de mala colocación. Estando juntos al perder se recupera antes y, si se recupera cuando el rival intenta desplegarse
para la contra, aparecen de nuevo escenarios peligrosísimos.
Cuando el rival se repliega en tan pocos metros, tanto a lo largo como a lo ancho,
sólo hay una solución para poder hacer daño por dentro: llevar el balón fuera. Como
no vas a alargar al contrario ya que tiene muy claro que no quiere venir a buscarte,
hazlo ancho. Llévala fuera para terminar por dentro.
Mi propuesta sería no sólo llevar el cuero a los costados, sino que los jugadores de
banda dieran un paso al frente e intentasen ser más amenazantes. Si al cabo de
unas acciones los extremos o laterales encaran a su lateral, el contrario acabará
necesitando ayudas en esas zonas provocando, de nuevo, menos acumulación por
dentro. Es decir, más espacios para Messi.
Por último, queda el aspecto mental. Pero ahí no puedo sugerir mucho. Sé por experiencia que la pequeña pérdida de confianza puede ser duradera o muy corta. A
veces, un par de jugadas buenas en un entrenamiento bastan. No olvidemos que
hablamos del mejor; por pura lógica cada minuto queda menos para que vuelva a
hacernos disfrutar.
Sergi Rojals; futbolista
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VARIANTES PARA
ELIMINAR AL MILAN
RAFAEL LEÓN ALEMANY
El Barça de los centrocampistas se había mostrado especialmente eficaz ante rivales
encerrados. Con Piqué y Busquets batiendo líneas, Xavi agitando al rival de un lado
a otro, Messi e Iniesta desequilibrando mientras Pedro abría el camino mediante
sus movimientos a las llegadas de Alba, Cesc y, sobre todo, Alves, las soluciones eran
amplias y nadie había encontrado un antídoto eficaz. Sin embargo, respetando el
once, se trató de modificar la idea de juego con las nefastas consecuencias por todos
conocidas. Ahora ya no existe la misma movilidad, el mismo estado de forma de
hombres claves en esta formación como Cesc y, sobre todo, no se cree. Para que el
Barça vuelva a ser él mismo, única manera en que remontar no será prácticamente
imposible, se necesita sobre todo volver a creer. Y, para ello, como el propio Jordi
Roura anunció, se buscarán variantes que permitan encontrar nuevas soluciones
conducentes a recuperar las antiguas sensaciones.
¿QUÉ MILAN VEREMOS?
A la hora de plantear el Barça un partido, el objetivo fundamental consiste en averiguar el modo idóneo para atacar al rival. El Milan no es un equipo singular entre los
que se han encontrado los culés en los últimos años. A partir de un repliegue bajo,
forma en un 4-1-4-1 reconvertible a 4-5-1, 5-4-1, 6-3-1 ó 6-4-0, que, por encima de todo,
prioriza la negación de espacios en zonas interiores. El clásico muro al que se han
enfrentado mil veces, sin obviar que es posible que en algún momento del partido,
sobre todo en el inicio, el Milan adelante sus líneas sabedor de que un gol obligaría al Barça a meter 4, y que conseguir dicho trofeo no es una tarea complicada en
estos días. No obstante, se hace difícil pensar que esto se dé en más de 15 minutos
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del partido y, en cualquier caso, el Milan intentará atacar mediante transiciones
rápidas que se finalicen en cualquier caso, desdeñando en todo momento el riesgo
de pérdida que podría conllevar un ataque estático.
Sin embargo, los italianos no podrán repetir el XI de la ida a causa de la baja de Pazzini. Cómo reemplazarlo es la primera pregunta que se hará:
CÓMO REEMPLAZAR A PAZZINI
• Robinho o Bojan. Pese a tratarse de jugadores muy distintos, en esta situación
ofrecerían soluciones parecidas. Es decir, la salida en transición mediante
apoyos recibiendo al pie y orientando el balón hacia el compañero mejor colocado. Sin embargo, se antoja complicado que alguno de los dos sea el ‘9 ‘del
Milan, ya que ni ganarían balones directos, ni supondrían una gran amenaza
al espacio y, probablemente, tampoco compartirían la intensidad defensiva
del resto del equipo.
• Niang. Las opciones que daría serían prácticamente opuestas. Sin ser tampoco un especialista en descolgar balones, podría hacerlo con mayor facilidad
que los anteriores, siendo al mismo tiempo una amenaza permanente al espacio a causa de su velocidad y una presencia incómoda para los centrales o el
propio Busquets en la iniciación del juego. Sin embargo, su insultante juventud e inexperiencia hacen difícil pensar que se le vaya a encomendar de inicio
una misión completamente distinta a la que suele efectuar -viene actuando
como extremo derecho-.
• El Shaarawy. Como ‘9’ en campo propio, sus recursos quedarían limitados
prácticamente a su velocidad e intensidad defensiva. Obligaría a cambiar el
teórico extremo izquierdo -podría pasar Muntari a esta posición y entrar Nocerino como interior, adelantarse Constant y ser Antonini el lateral o, simplemente, ocupar Niang la banda izquierda-. Dado que, como ‘9’ seguramente
no mejoraría su rendimiento en ninguna de las facetas del juego y obligaría a
efectuar modificaciones, también parece difícil esta posibilidad.
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• Boateng. El ghanés ya ha actuado en algunos encuentros en dicha posición
esta temporada. Sería quien más opciones diera de continuar la jugada mediante una salida directa y, asimismo, el más capaz para estorbar la salida de
pelota culé o, incluso, incrustarse como un mediocentro más. Además, acercarle (o alejarse menos) de las zonas de remate podría ser positivo. Dado que
en la banda derecha también se encuentra fuera de su posición natural y que
existen otras opciones que podrían emular su rendimiento en este costado es
quien más opciones tiene de actuar como ‘9’, en cuyo caso los candidatos para
ocupar la derecha serían los siguientes:
• Niang. Partiendo de su posición natural, podría ser un quebradero de cabeza
para un Barça volcado como lo fue en la ida. Defensivamente puede cumplir,
por lo que tampoco sería un problema este aspecto. Con Boateng en punta
aguantando balones, aumentarían tanto sus opciones como las de El Sharawy de poder realizar alguna galopada trascendente.
• Nocerino. Un interior de largo recorrido que, en el contexto de un partido así,
no tendría problema para actuar en banda. Defensivamente es una garantía
y, aunque no sea especialmente capaz de lanzar ni conducir contras, sí posee
un especial don para finalizarlas.
• De Sciglio. Un lateral derecho que sabe cómo atacar. Jugar como teórico extremo en un partido así sería casi más natural para él que hacerlo como lateral.
Claro que casi lo mismo se podría decir de Abate, por lo que cualquiera de los
dos podría actuar en una u otra posición.
• Antonini. La entrada del veterano supondría el adelantamiento de la posición
de Abate. Su experiencia es un grado, si bien no posee la capacidad de reacción
de sus compatriotas, por lo que es la opción menos probable.
CÓMO JUGARÁ EL MILAN
Las carencias que presenta son individuales y no colectivas, por lo que pretender un
desquiciamiento por correr mucho tiempo detrás del balón o un partido abierto por
concederles la posibilidad de salir jugando desde atrás resulta utópico. Así, el Barça
deberá generar ocasiones a un equipo que defiende con 10 u 11 jugadores en el área o
muy cerca de la misma. Estos no saltan desordenadamente a por el poseedor, sino que
lo hacen estando todos muy juntos. Por ello, para generar una acción de uno contra
uno exitosa o incluso una pared que supere contrarios se ha de haber movido rápido
el balón para que el rival no esté tan agrupado. El césped del Camp Nou presentará las
condiciones idóneas para ello, del mismo modo que lo harán los jugadores del Barça
que salten al campo. Por tanto, la clave para que lo consigan es que jueguen colectivamente, se muevan mucho y muevan aún más rápido el balón. Para poder hacerlo, los
que estiren hacia fuera y hacia dentro serán claves. Sin embargo, antes de analizar las
maneras de conseguir esto, detengámonos en lo que presenta el Milan:
• Ataque. Un único hombre ocupará esta zona, ofreciendo distintas posibilidades según quién sea el elegido. Al ser uno solo, con dos centrales debería bas-
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tar para superarle. En caso de retrasar más su posición tapando a Busquets, la
salida en conducción de los mismos y su asentamiento en campo rival relevando al cubierto Sergio será clave. Pocos centrales en el mundo saben hacer
esto como Piqué.
• Centro del campo. Los cinco hombres que cubrirán esta demarcación están a
un nivel elevado en la defensa flotante del rival y en la realización de coberturas en espacios reducidos. Asimismo, son capaces de negar casi cualquier
recepción a su espalda, por lo que recibir entre líneas en zonas centradas se
hace prácticamente imposible. Así, la clave está en moverlos o separarlos. Separarlos mediante referencias fijas en las bandas o moverlos mediante la llegada de jugadores a los costados que provoquen basculaciones que castiguen
mediante el movimiento rápido del balón hacia las proximidades del otro
lado. Asimismo, cuando recuperen el balón, presionar a Montolivo evitará sufrir a la contra, mientras que hacerlo a Muntari podría dar lugar a ocasiones
culés.
• Defensa. He aquí la principal debilidad del Milan de acuerdo con su plan. Ni
Zapata ni Mexès se encuentran a un nivel elevado, ni siquiera defendiendo
rodeados de compañeros. En el área propia, si se ven exigidos, pueden fallar.
Pero, sobre todo, son caóticos en la salida del balón. Si el Barça presiona bien,
un balón en pies de Mexès o, especialmente, de Zapata puede suponer media
ocasión de gol. Tampoco son especialmente difíciles de regatear ni es imposible que cometan penaltis si se ven expuestos. En cuanto a los laterales, la
situación no mejora en demasía. Abate es un extremo reconvertido y Constant
un excentrocampista. Ninguno de los dos es brillante en las acciones en área
propia ni tampoco constituye un seguro en la salida del balón. Sin embargo,
Abate hace que la carta Tello pierda peso porque, en velocidad pura, es uno de
los pocos laterales en el mundo que le puede disputar un sprint.
• Portería. Abbiati es un buen guardameta que, perfectamente, puede convertirse en el héroe de la noche. Sin embargo, para evitarlo, prestar atención a
sus rechaces -los cuales son mucho peores que sus reflejos y estiradas- o incluso aprovechar la reducción de su campo de visión por la acumulación de
gente en el área pueden evitarlo.
¿CÓMO ELIMINAR AL MILAN?
La clave pasa por ser el Barça, con todo lo que ello conlleva: mover rápido el balón,
tratar de agredir al rival con el mismo, presionar tras pérdida… No obstante, descartado el Barça de los centrocampistas por lo que explicábamos, veamos qué variantes
pueden actuar como acicate para la imprescindible recuperación de la fluidez:
TRES DEFENSAS
Existe el tópico de que el Barça suele actuar con línea de 4, pero no es más que eso:
un tópico. La línea de 4 sólo se conforma en defensa organizada, fase del juego que
no suele darse con frecuencia y que muy difícilmente se dé, más allá de algún mo-
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mento puntual, el martes. Por tanto, a no ser que alguno de los tres defensas se
comportara como carrilero (lo que nunca se ha visto en los últimos años, por lo que
resulta inimaginable), no es necesariamente una variante ofensiva, presentando
las siguientes particularidades:
• Ventajas. La presencia de tres jugadores interiores en la salida del balón
evitaría que Busquets y/o alguno de los interiores retrasaran en exceso
su posición hacia zonas en las que son menos trascendentes. Al mismo
tiempo, la presencia de estos tres haría aún más complicada la salida a
la contra del Milan, dado que la inferioridad numérica en que se encontraría el punta italiano sería aún mayor. Asimismo, se podría alinear a
un jugador más en posiciones permanentemente ofensivas. Dada la polivalencia de los jugadores del Barça, este podría ser usado de distintas
formas, siendo lo más probable que se optara por utilizar tres referencias
claras: una en cada carril bordeando el fuera de juego. De esta forma,
Messi y los interiores no tendrían que enfrentarse a tantos oponentes en
la creación del juego, ya que al menos cinco jugadores del Milan vivirían
pendientes de sus marcas, siendo el equipo además estirado tanto a lo
ancho como a lo largo.
• Inconvenientes. El principal sería la pérdida de la llegada por sorpresa
de los laterales, una de las grandes bazas del Barça para atacar defensas
cerradas, entre otros motivos porque su peligrosidad llegando es superior
a la de los extremos estando en la posición. Asimismo, defender a quienes
están y no a quienes llegan es menos complicado, por lo que profundizar
por las zonas en las que se fijara un hombre sería, en principio, más difícil. Por otra parte, restando a los centrales culés y el delantero rossonero
(la primera línea), el enfrentamiento sería de 7 en lugar de 8 contra 10 a
no ser que los centrales tuvieran permiso para abandonar sus posiciones
y sumarse el ataque. Por último, tanto en defensa organizada como en el
culmen de un posible contragolpe, la presencia de un defensa menos sí
sería existente y notoria. Claro que, si Thiago fuera el interior derecho,
esta situación prácticamente desaparecería por su capacidad para ocupar
el lateral en fase defensiva.
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• Quiénes la conformarían. Piqué sería el único con un puesto delimitado a la par
que asegurado: el central, mientras que habría cinco candidatos para ocupar los
otros dos (Puyol, Adriano, Mascherano, Alves y Jordi Alba). Los dos últimos, escasamente probables, son los menos adaptables a las exigencias tácticas de la posición.
Sin embargo, Alves sería el más capacitado para convertirse en un centrocampista
más y Alba el que supondría un plus mayor en carrera. En cuanto a los otros, Adriano es quien mejor combinaría equilibrio y salida de balón, además de aportar el
notable plus del disparo lejano si avanzara su posición. Mascherano robando cerca
de Busquets podría ser un activo importante, a lo que habría que sumar sus notables envíos diagonales y sus problemas corriendo hacia atrás. En cuanto a Puyol,
es quien menos sumaría en la salida de balón y quien mejor defendería, pero es el
gran capitán. El alma del equipo cuando más la necesita, además de ser prácticamente el único capaz de marcar un gol en un córner. Por tanto, de iniciarse el partido con tres zagueros, lo más probable es que estos fueran Puyol, Piqué y Adriano.
CUATRO DEFENSAS
Es la opción más plausible, aunque la sola presencia de Alves, indudable en caso de elegirse esta opción, pone en duda la veracidad de este calificativo. Y es que Dani llegaría
constantemente a zonas ofensivas, siendo esta la mejor manera posible que posee actualmente el Barça para profundizar por la derecha. Asimismo, este hecho permitiría que el
teórico ‘7’ pasara a ocupar la posición de ‘9’ ó de ‘10’ con frecuencia.
En el centro, cualquier pareja que difiriera de la formada por Piqué y Puyol sería una
sorpresa mayúscula, por más que los envíos diagonales de Mascherano pudieran ser un
recurso útil.
En la izquierda, todo apunta a que el titular será Jordi Alba. Pese a tener distintas características, puede ofrecer soluciones tácticas en ataque similares a las de Alves en el otro
costado. Sin embargo, la presencia de este último lleva a que no pueda subir tanto para
evitar que el equipo quede partido. Es este hecho el que otorga posibilidades a Adriano,
pues su sentido táctico, juego interior y disparo son superiores. No obstante, la intensidad,
velocidad y capacidad llegadora imparable al espacio de Alba hacen pensar que será él el
cuarto defensor.
CENTRO DEL CAMPO
Si hay algo sobre lo que no existen dudas, es que se jugará con un único mediocentro
y este será Sergio Busquets. Que nadie se le aproxime más de la cuenta se antoja clave para poder conseguir ventajas a partir de su sobresaliente capacidad con el balón,
ya sea filtrando entre líneas, cambiando el juego, dividiendo o incluso regateando.
Sin embargo, la inexistencia de espacios entre líneas llevará a que el primer interior
deba estar a una altura similar. Pese a ello, habrá de encontrar la manera de ser un
socio y no un estorbo para Sergio. Facilitándole la salida cuando divida o alejándose
para distraer contrarios, por ejemplo. En cualquier caso, el rol principal tanto de uno
como de otro consistirá en mover rápido el balón de un lado a otro para conseguir
desestabilizar a la defensa milanesa. El primer paso para ello será dejar que sea
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Piqué quien supere al primer contrario. El segundo, ofrecer opciones constantes de
pase. El tercero, que este primer interior no tenga miedo de pisar el área.
Salvo sorpresa mayúscula, esta función corresponderá a Xavi. A no ser que se encuentre muy mal físicamente, está perfectamente capacitado para dicha función. Y
es que con quienes ya no puede es con los rivales que le atosigan, que tratan de robarle el balón. Ante los que esperan, sigue siendo un maestro en el arte de moverlos
y encontrar los huecos inexistentes.
Claro que su reciente lesión obliga a pensar en otras opciones, ya sea de inicio o
a lo largo del segundo tiempo. La primera es Thiago, quien a una peor lectura del
juego suma la capacidad de desequilibrio y mejora el disparo. Sigue perdiendo más
balones de la cuenta, lo que puede ser un problema, más aún que por el riesgo de
una contra, por la falta de continuidad que podrían producir. Sin embargo, ya está
preparado para este partido y cualidades tiene para decidirlo.
Prácticamente descartada la opción de Cesc en esta zona por la intrascendencia
que ha mostrado últimamente en la misma, quedan Messi e Iniesta. Ni uno ni otro
serán el más cercano a Busquets de inicio, pero con el paso de los minutos bien
podrían serlo. Ello supondría alejarlo/s de la zona en la que es menos complicado
decidir, pero el hecho de que dispongan de mucha gente por delante puede hacer que
encuentren una zona de confort a partir de la que recobrar sensaciones, así como
conseguir, mediante su capacidad de desequilibrio, la superación del almidonado
centro del campo italiano. También, cuanta más gente tenga por delante Messi,
menos difícil le será armar el disparo o recibir sin alguien encima.
Sin embargo, al menos de inicio, Messi e Iniesta son necesarios más cerca del área
rival y, por otro lado, hace falta alguien que, en una situación taquicárdica como
la que se prevé, sea capaz de tener la paciencia imprescindible para desordenar al
rival. Por ello, parece que Xavi será el elegido en esta posición o, en caso de no estar
bien físicamente, Iniesta o incluso Thiago.
MEDIAPUNTAS
Tienen la misión más complicada dado que el espacio entre líneas será prácticamente inexistente. Sin embargo, son los mejores del mundo en esto: Messi e Iniesta.
El hallazgo de soluciones para que puedan ser trascendentes seguramente sea el aspecto en el que más haya incidido el cuerpo técnico a la hora de preparar el partido.
Las bandas pueden ser una solución. Son los más desequilibrantes en el uno contra
uno y, por tanto, los más capaces de volcar al Milan hacia un costado desnudando el
opuesto. En el caso de Iniesta, la presencia repetida en la izquierda es bastante más
probable, dado que no es imprescindible en la definición como Messi. Sin embargo,
un Jordi Alba muy largo sería fundamental para distraer a sus rivales y permitirle
constantemente moverse hacia zonas interiores. En el caso del argentino, su presencia en los costados (no sólo en el derecho) puede ser una buena solución puntual,
pero no permanente por la necesidad de acercarle al gol.
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Sin embargo, también pueden participar y ser trascendentes cerca de la banda en
lugar de en la misma. Por poner un ejemplo: cambio de juego hacia el extremo
izquierdo, quien está pegado a la cal y se la entrega a Iniesta, quien se encuentra
próximo. De esta manera, jugando cerca del más alejado al receptor del balón, tanto
Andrés como Leo pueden encontrar situaciones ventajosas. Así, tal vez la clave esté
en que sus compañeros les encuentren, en lugar de tener que ir ellos a buscar el
balón. Ello no quita que puedan retroceder a la base de la jugada para ofrecer una
opción más de pase u ofrecer una conducción que atraiga oponentes hacia sí alejándolos de otros compañeros. Sin embargo, de esta manera será mucho más complicado que puedan decidir, por lo que es necesaria la alternancia.
Con la presencia de Andrés y Leo asegurada, queda por analizar la de Cesc. Su mal
estado de forma y el runrún de la grada respecto a él le alejan de la titularidad pese
a ser el segundo mejor llegador del equipo. Sin embargo, las características del rival
invitan más a decantarse por atacantes que fijen contrarios o los arrastren para que,
aunque haya menos llegadores, alguien tenga un espacio al que llegar.
DELANTEROS
Entre uno y tres jugarán en función de que jueguen tres ó cuatro defensas y lo haga
o no Cesc. Sus funciones, básicamente, serán dos: a) estirar, fijar y/o arrastrar a los
rivales de su zona y b) morder tras cada pérdida. Morder porque la recuperación alta
de un balón es probable teniendo en cuenta los déficits de los centrales del Milan
en esta faceta, con lo que puede llegar a ser la única manera de traspasar el muro y,
más aún, de hacer que dude de su plan. Así, las funciones de los elegidos (entre uno
y tres) habrán de salir de las cinco siguientes:
• EXTREMO PURO DERECHO. El extremo puro es el que vive pegado a la cal a
la altura del fuera de juego, el que ensancha el campo sin tirar diagonales.
Su presencia en este costado está supeditada a que no juegue Alves, pues no
se opta por un extremo puro si el lateral de esa banda es permanentemente
largo. Por tanto, las opciones de que haya un jugador con estas características
por esta banda son reducidas. En cualquier caso, veamos cuáles serían las
principales opciones:
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1. Alves. Estando en el extremo y no llegando a él pierde gran parte de su potencial ofensivo. Sin embargo, que no haya que esperar a que llegue permite
que el balón circule más rápido, aunque sea menos probable que reciba en
condiciones ventajosas. El uno contra uno no es su fuerte y centra peor en
estático que en carrera. La única ventaja de que permaneciera en esa posición
sería que siempre podría presionar tras pérdida. Jugó en dicha posición hace
un año contra el mismo equipo, en cuartos de Champions, y su aportación no
fue relevante.
2. Pedro. Compartiría con Dani la capacidad para dar continuidad al juego y de
presión post-pérdida, si bien tampoco ofrecería grandes soluciones en el uno
contra uno y sería más difícil que llegara a posiciones de remate. Asimismo,
su ambidestría le permite enviar buenos centros, opción que se usará más de
lo habitual, desde ambas bandas.
• DELANTERO CENTRO. Puede ser a): delantero centro-extremo derecho (aquel
que alterna ambas posiciones, dejando la banda al lateral al pasar a ocupar
posición de ‘9’. Es la mejor manera de encontrar la profundidad del Alves lateral, dando asimismo una referencia a los centrales; b) delantero centroextremo izquierdo (lo mismo pero en el otro perfil); o c) delantero centro puro
(el que vive permanentemente entre centrales). Opciones:
1. Alexis. Últimamente ha mejorado su rendimiento en la banda derecha, y su
diagonal es muy poderosa. Su velocidad de movimientos y buena interpretación de los mismos le convierten en un quebradero de cabeza para cualquier
defensa, pues puede llevarse a los centrales hacia un lado, hacia el otro… Además, permite la opción del envío directo, tanto al espacio como al pecho y es
el más incisivo en la presión. No obstante, la ingente cantidad de ocasiones
que ha fallado desde que es jugador del Barcelona hace que su titularidad no
esté asegurada.
2. Pedro. Jugar permanentemente entre centrales es una faceta que desconocemos, por lo que seguramente no sea el elegido si se opta por establecer esta
función. En cambio, partiendo del extremo, sabe compenetrarse muy bien
con el lateral y es más que correcto en sus movimientos. Además de ser también intenso en la presión, es el más capacitado para asistir y tiene una buena
finalización.
3. Villa. Está lento, no gana balones divididos ni es un activo en la presión. Teóricamente, sigue siendo el que mejor define, pero su desacierto ante el Deportivo y la posible entrada en una de las malas rachas que tiene todo delantero
ni siquiera asegura su acierto en esta faceta. Partiendo desde la banda, no
se mueve tan rápido como sus compañeros, por lo que seguramente sea una
peor opción. Entre centrales, posee el oficio suficiente para tocar algún balón
de espaldas y fijarlos, pero no tiene la capacidad para arrastrarlos a uno y otro
lado de Alexis.
4. Piqué. Es el ‘9’ alto de la plantilla, pues dado lo poco que se utiliza este recurso
sería imposible encontrar a alguno que mejorara su nivel. Si las cosas van
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bien para el Barça, no le veremos en esta posición; si van mal, seguramente
sí. Su excelente lectura en el área rival, unida a su superioridad en envíos
tanto a media como a elevada altura respecto a Zapata y Mexès pueden convertirle en decisivo.
• EXTREMO PURO IZQUIERDO. Es más que probable su presencia dada la voluntad del cuerpo técnico de abrir el campo y la menor profundidad de Jordi Alba
cuando está Dani Alves en el campo. Posibilidades:
1. Tello. Es el mayor especialista en este papel. Sin embargo, dos circunstancias
hacen que pueda resultarle más difícil ser decisivo frente al Milan. La primera, que para salir por fuera en velocidad ha de superar a Abate, quien también
es rapidísimo. La segunda, que para salir por dentro y disparar seguramente
se encuentre con una gran acumulación de rivales. Estos factores, unidos a
su menor nivel en la presión -pese a disponer de cualidades para ser un activo clave en la misma-, hacen su titularidad algo menos probable de lo que
pudiera parecer.
2. Pedro. Su uno contra uno tampoco es decisivo en este lado, pero el hecho de
ser el que más encaja en el equipo por ser quien mejor asimilados tiene los
conceptos colectivos, el que más a rajatabla sigue las consignas tácticas y el
más capaz de dar continuidad a la jugada, además de su buena finalización,
le hacen ser el delantero con más opciones de entrar en la alineación. Si a ello
sumamos la pista de su suplencia frente al Deportivo, es casi seguro que jugará de inicio. No obstante, por la necesidad de contar con un ‘9’ y el gran estado
de Alves llegando a la zona teórica del extremo derecho, es muy posible que,
en esta ocasión, actúe por la izquierda.
APÉNDICE
De entre las expuestas, seguro que se utilizarán algunas variantes, tanto de inicio
como en el segundo tiempo si el marcador no es favorable. También se emplearán
recursos distintos en el juego, como centrar o chutar más desde fuera del área. En
principio, son positivos dado que pueden hacer dudar al Milan de su plan, generando que los centrales salgan a buscar al adversario en lugar de esperarlo o que se
tapen más las bandas. Sin embargo, todo recurso que se utilice será pensando en
encontrar las condiciones necesarias, tanto en las actuaciones del rival como en la
propia mentalidad de los jugadores del Barça -volviendo a creer-, para volver a ser
él mismo. Para volver a poder jugar de la manera que saben hacerlo. Porque si no se
vuelve a creer en lo que se es, si las variantes no ayudan al equipo a reencontrarse
sino a convertirse en uno distinto, la remontada será prácticamente utópica.
Rafael León Alemany
Fotos: Miguel Ruiz-FCB
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Porto:
Seriedad bajo los instintos
FRAN ALAMEDA
El concepto de equipo es complicado de definir. Sobre todo si comenzamos a tener
en cuenta la estructura que no se refiere estrictamente a los once que juegan más el
cuerpo técnico. Es decir, la gestión económica, la relación masa-club, etcétera. Pero,
con seguridad, si pensamos en el global llevado a cabo con sumo acierto, el primer
equipo en llegar a la mente es el Porto. El presidente Pinto da Costa ha conseguido
que la idea y base del club sea estable a partir de unos parámetros muy claros: productividad. El ejemplo más visual más allá de los resultados deportivos es el rédito
económico en relación a compra-venta de jugadores: superávit de 233 millones de
euros. A grandes rasgos, se puede establecer una vinculación directa entre rendimiento económico y modelo de juego.
SEÑAS DE IDENTIDAD
Durante la temporada, el entrenador Vitor Pereira ha mostrado una interesante capacidad de adaptación a distintos contextos. Podríamos ir más allá: el entrenador
del Porto ha ido moldeando su modelo de juego a los momentos de forma de sus
jugadores, al rendimiento puntual y planeando el futuro. Así, en pleno apogeo de
títulos y todo en juego se puede reconocer al Porto por tres patrones correlacionados:
defensa adelantada, ritmo alto y presión tras pérdida. Con seguridad, tres de las
cualidades que logran, per se, desactivar al Málaga con facilidad. Y esto explica gran
parte del encuentro de ida.
• ¿Por qué defensa alta? - El Porto tiene algunas particularidades. La primera
es su portero: Helton lleva consigo el síntoma de la inseguridad. Se aleja de
cualquier término próximo a la sobriedad, pero no deja de ser un portero interesante. Por reflejos, fundamentalmente. Los dos centrales (Mangala parece
que va a llegar) son grandes correctores, fuertes físicamente y con sentido
de la anticipación y el corte. Otamendi siega bien y el africano gana siempre
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por arriba. No sienten el mínimo pánico por correr hacia Helton, pero tienen
un déficit posicional. Son saltarines; por lo tanto, no mantienen con rigor la
línea. Y, evidentemente, cualquier fallo es determinante a diez metros de la
portería. No así a cincuenta. La defensa alta minimiza la fractura entre líneas. Contra el Málaga de Pellegrini es un secador constante. Obliga a Isco a
llegar al inicio de la jugada y elaborar con precisión de cirujano para alcanzar
la portería. Sencillamente porque el Málaga no tiene una amenaza al espacio.
Todo lo que llega será de cara a los centrales.
• Ritmo alto - Tiene una relación directa con el punto anterior que, a su vez, va
mucho más allá. La defensa alta incita a los interiores, Moutinho (también
llega) y Lucho, a tener más vuelo y a Fernando a arriesgar en alguna maniobra de escoba. Todo sucede a un notable ritmo porque el físico y la disposición
lo permiten. Y porque Vitor Pereira es consciente del déficit del Málaga en salida (no sería descartable incluso ver a Demichelis en el centro del campo para
tratar de subsanar la deficiencia en el primer pase). Así, Jackson controla la
salida de los centrales y es en el pase sobre el primer hombre donde ataca el
Porto. Hay que insistir en el concepto de atacar ese primer pase porque ensucia toda la salida del Málaga.
• Presión tras pérdida - No es que al Porto le obsesione presionar para robar.
No se desajusta y la sensación colectiva es alta. La virtud real, aunque parezca contradictorio, aparece cuando el cuadro portugués pierde el balón. Todos
los jugadores “de ataque” tienen presencia interior y el Málaga es un equipo
al que le cuesta llegar al costado, incluso con un jugador partiendo desde allí.
Así, la pérdida portuguesa la utiliza el Málaga para salir raseando, pero la
superioridad interior (posiciones escalonadas) minimiza la transición rival
hasta convertirla, a menudo, en virtud propia. Cebo interesante. Factores: 1)
Tratan de acabar la jugada (fundamental aquí Jackson Martínez), pero Moutinho aparece para medir el tiempo vertical y horizontal. Es complicado observar una pérdida peligrosa en el Porto; 2) Fernando mide cuándo desnudar
su espalda para salir a barrer. Lo hace a menudo para negar la transición. A
cualquier altura. Tal vez los laterales sean el déficit en este aspecto más claro, pero su partido de ida demostró que minimizar el riesgo de la pérdida era
prioridad.
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DEBILIDADES
• Defensa baja - Trabajamos sobre una hipótesis: que el Málaga consiga, de
cualquier manera, empujar a Mangala-Otamendi hacia su portería. El Porto no se va a fracturar, por lo tanto contamos con Fernando casi incrustado
como quinto defensa y dos interiores con recorrido, pero limitado talento defensivo. El Málaga tendría que haber amenazado por fuera para forzar esto,
por lo que ya estaría siendo ancho y tendría opciones de rasgar por dentro.
Justo aquí aparece una gran debilidad: la defensa en posicional y los riesgos
de probar a Helton con algún tiempo pensando en la jugada que se le viene
encima. Defensas saltarines contra costureros del espacio en corto. Ventaja
para el Málaga, pero contexto difícil de crear.
• Determinación - Probablemente tenga una relación directa con la obsesión
del Porto por minimizar la pérdida. Sin James, el equipo portugués necesita
de un centro lateral o un error (grave) rival para generar una ocasión clara.
Porque Varela es un cuchillo en banda e Izmailov agita por dentro, pero no generan el último pase. Y Moutinho tiene que saltar varios escalones para llegar
a la frontal. O marcar, como en la ida. Se suelta bien, pero no puede hacerlo
continuamente. Hay que insistir: sin James. Con el colombiano el panorama
se vuelve, en este aspecto, mucho más favorable al equipo portugués.
DOS NOMBRES
• James - Porque sufraga el déficit más pronunciado del Porto en ataque. Es el
talento natural del último pase, un notabilísimo uno contra uno y la ayuda
para el control del ritmo. Un trabajo atemporal en el sector opuesto a Moutinho. Le permite aún más al jugador portugués. Desde el punto de vista táctico
resta respecto a Izmailov o Defour. No hay duda. Y llega justo físicamente.
• Fernando - Friega todo el suelo y barre cualquier mota de polvo que pasa por
su lado. Probablemente, es algo más que una bisagra, evita que se parta el
equipo en las transiciones, pero también suma en ataque. Tiene cosas de Khedira, cosas de Toulalan y cosas de pulmón africano. Todo en un jugador brasileño. Fundamental para equilibrar por dentro y aparecer llegando al atasco
posicional. Nadie le pide un desplazamiento en largo ni un pase al hueco,
pero es realmente complicado sacarle el balón y su primer pase rehuye a ser
siempre horizontal.
Fran Alameda
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