Libertad Espiritual en un Mundo de Predominio Tecnológico

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Libertad Espiritual en un Mundo de Predominio Tecnológico
La masonería es una escuela de perfeccionamiento humano de superación y aspiración a
un mundo individual y colectivo, cada día mejor, perfectible. Es de naturaleza filosófica y ética.
Desde tal marco de referencia, situados en un mundo en el que predomina el desarrollo
tecnológico, invitamos a los participantes de este coloquio a una breve reflexión.
La filosofía es el ejercicio del pensar a fin de hacer presente la realidad (lo que es, el ser)
en el pensamiento, estructurada en el lenguaje; el lenguaje es la casa del ser y es custodiada
por intelectuales y poetas. Consiste en tener ante la vista lo que nos ocupa para penetrar en lo
aparente, reflexionando, reflextare, es decir, flectando y volviendo a flectar, girando en torno, a
fin de ingresar a su esencia en un acto de intelección. Ante los ojos: ciudades electrificadas,
celulares, Internet, electrodomésticos, vehículos, naves espaciales; estamos inmersos en algo
que no es naturaleza, el mundo tecnológico, al decir de José Ortega y Gasset, una sobre
naturaleza.
¿Qué es la técnica, qué es el mundo tecnológico en el que estamos?. Se nos viene a la
mente una definición correcta, pero insuficiente, instrumental y antropológica: es algo que el
hombre hace y son medios para lograr fines. Desde tal observación se nos escurre lo esencial,
lo que permanece velado, oculto, el sentido esencial, el ser de la técnica. Los antiguos griegos
para decir verdad usaban la palabra alethéia, que a su vez expresaba la idea de desocultar.
Podemos pensar que la técnica es una forma de alethèia, una modalidad de desocultamiento.
En ella
y con ella, algo que estaba oculto como pura virtualidad, aparece y acontece. El
Hombre es un Dasein, un ser ahí, un ser en el mundo, un ser situado. Con el mundo técnico se
manifiesta algo del hombre y algo de la naturaleza; imaginación, acción y materia prima, algo
oculto en la mente del hombre y algo oculto en la naturaleza, se muestra aparece, el ser se
modula de una forma distinta; el ser aparece de un modo técnico. La técnica es una forma de
verdad, alethéia, es un desocultar posibilidades del ser como hombre y como naturaleza, es una
forma de cómo el ser se manifiesta. Habrá otras formas de alethéia, claro: la ciencia, como un
pensar calculante y predictivo, el arte como elevación espiritual y develación, las religiones
como revelaciones de un algo superior y la unión de los hombres en torno a algo superior o
Dios y la filosofía como el ejercicio del pensar con profundidad y develación lingüística.
Hay una gran variedad de tecnologías, el mundo deviene vertiginosamente, de modo
tecnológico. Algunas tecnologías nos maravillan: podemos viajar en minutos lo que antes
demoraba días. Podemos comunicarnos en imagen y sonido raudamente a distancia. Podemos
ingresar al cuerpo humano con cámaras diminutas y cortar tejidos dañados con un bisturí láser.
Los objetos técnicos son verdaderas extensiones del hombre: los ordenadores, una extensión
del sistema nervioso, el telescopio una extensión del ojo hacia lo grande e inmenso, el
telescopio una extensión del ojo hacia lo pequeño, la pala una extensión del pié y de la mano.
También hay tecnologías terribles que nos conmueven. Armas químicas terroríficas y la bomba
de neutrinos puede acabar con todo ser vivo sin alterar un ladrillo, dejando las infraestructuras
intocadas. El hombre ha desarrollado un poder tecnológico devastador. Sin duda que este
aspecto terrible de la técnica nos muestra un peligro. El peligro de que la especie humana
desaparezca. El conocimiento es poder; depende como se use, para bien o para mal. ¿Para
bien o para mal según quién?. Nos encontramos así con el desafío ético; la pregunta por el
deber ser.
Hay un peligro mayor, olvidar otras formas de desocultar el ser. El ser se destina en esta
época de forma predominantemente técnica. Se enseñorea una mentalidad de lo útil, lo
pragmático y lo desechable. La naturaleza entera aparece como un gran supermercado, como
lo dispuesto. El desocultar de la técnica moderna es un desocultar provocante, en el decir de
Heidegger, estamos ante la esencia de la técnica moderna que no es algo técnico, lo
trasciende. También podemos encontrar lo salvador, la posibilidad de una nueva relación del
hombre con la naturaleza (lo cuadrante), lo posibilidad de una renovada relación con los divinos
(cualquiera sea el concepto de la divinidad que el hombre conciba y sienta). Renovar su
relación con los mortales(los otros hombres) y cultivar las otras formas del desocultar, lo que
enriquece las posibilidades humanas. Parecen ser las variables de una ecuación.
Nuestra orden promueve la búsqueda incesante y libre de la verdad, la creación
destrucción y reconstrucción de modelos explicativos, de paradigmas. El constante estímulo a
una amplitud de la conciencia. El símbolo del águila bicéfala es significativo al respecto.
El hombre genera y descubre valores, el ser humano valora. Nos atrevemos a decir que
aquí reside la dimensión esencial de la vida espiritual conjuntamente con la amplitud del darse
cuenta.
Existe una ilusión que nos separa, nos divide y nos enfrenta; es la ilusión de la
separatividad. La Orden nos enseña a vencer la ilusión de la separatividad y a trabajar por el
bien de la humanidad, nos enseña a ponernos en el lugar del otro y a sentirnos como
hermanos. Promueve la práctica de todas las virtudes no ya desde el temor a un ser todo
poderoso sino por sentirnos unidos a los demás, porque nos parece bueno desde la libre
determinación de nuestra propia conciencia.
El hombre, en el trabajo, se va haciendo a partir de buenos modelos, el arquitecto con
sus planos va contribuyendo al cambio.
¿Cómo estimular todas las formas de realización de la verdad, alethéia, todas las formas
del desocultar? Pensamos que lo esencial es la educación. Hermes Trimegistro es un buen
paradigma del maestro: grande el saber, grande en el actuar y grande en el amar. No solo
transmitiendo conocimientos que requieren de una constante transformación como el filo de
nuestro cincel, no sólo del entrenamiento de nuestra inteligencia cognitiva y conceptual, sino
que también de nuestra inteligencia emocional incluida la capacidad de empatía.
La vida espiritual es la vida en función de lo bueno, lo bello, lo justo, lo verdadero. Lo que tiene
sentido cuando trascendemos nuestro ego y nos sentimos útiles para los demás, siempre
abiertos al misterio del ser a lo indeterminado.
Todo esto tiene sentido en tanto podemos optar entre opciones entendiendo la libertad
como una función de la vida humana consistente en elegir y también en elegirnos.
Inmersos en un mundo altamente tecnologicidos precisamos del ejercicio filosófico de
discernimiento, precisamos de estímulos para la percepción de la unidad de lo humano a de
claridad de objetivos. La técnica por la técnica, una técnica auto finalizada y el hombre como un
automata. La técnica al servicio de proyectos de vida individuales y colectivos deviene una
técnica humanizada
Salud. Estabilidad. Poder
Raúl Blin Necochea
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