La asistencia social en México,

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La asistencia social en México,
una evolución histórica
ISBN: 978-607-28-0154-7
Mtro. Humberto Javier Ontiveros Junco1
La asistencia social en México comprendida del periodo 1876 a 1996, dentro de la
contextualización sociopolítica y económica; empezó cuando Porfirio Díaz subió al poder, los
ingresos y egresos del gobierno crecían notablemente y los gastos aumentaban.
Periodo de 1876-1910
Siendo el progreso económico la consecuencia inevitable de el orden y la pacificación; la
abundancia de la naturaleza del territorio mexicano, que, para los dirigentes en turno era muy
prometedor, fácil de explotar, salubre y de clima óptimo; y el capital extranjero.
Así como, Porfirio Díaz no quiso ser peligro ni estorbo para las aspiraciones de nadie siempre
y cuando esas aspiraciones no fuesen políticas, dejando que los hombres de negocios se hicieran
ricos. Por otra parte, con el aumento de sacerdotes y de obispos, el clero se dedicó sin
contratiempos a sus quehaceres habituales de expedir sermones, administrar sacramentos, reunirse
en concilios y sínodos, coronar imágenes, rezar, hacer iglesias, algo muy importante el sostener
escuelas y hospitales.
Durante el periodo de 1876 a 1910, las acciones asistenciales aún se contaba con la Dirección
General de Beneficencia Pública, la cual fue creada el 2 de marzo de 1891, dicha Dirección
dependía exclusivamente el Ministerio de Gobernación. Tenía entre sus atribuciones la
administración de los fondos de beneficencia; promover la mejora, aumento, refundación o
supresión de las casa de caridad, recaudar donativos en caso de epidemia o de grandes calamidades
públicas; organizar juntas de caridad en lo general, y de protección a establecimientos
determinados, previa aprobación del gobierno.
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Profesor- Investigador del área de investigación “Estrategias y gestión de las organizaciones” UAM Xochimilco,
correo electrónico: hjojunco@correo.xoc.uam.mx
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Las instituciones de asistencia privada ya no dependían de la jerarquía eclesiástica empero en
la mayoría de sus miembros (seglares y católicos) se trató de infundir el espíritu de caridad cristiana,
basado en principios de justicia social.
Aunque durante el Porfiriato no se incrementó el número de establecimientos de beneficencia
pública, surgieron instituciones de asistencia privada. Entre las principales, destacan:
a)
Asilo de mendigos de Díaz de León, para niños, jóvenes y ancianos (1879).
b)
Hospital Concepción Béistegui, para menesterosos.
c)
Casa Amiga de la Obrera, fundada por Carmen Romero Rubio de Díaz; su objeto era
alimentar, educar y cuidar a los hijos de trabajadores durante la jornada de trabajo
(1887).
d)
Dormitorio público para menesterosos.
e)
Talleres de costura para mujeres pobres. Estas últimas fundaciones fueron establecidas
por la Sociedad Filantrópica Mexicana.
f)
La Conferencia de San Vicente de Paul se dedicó a dar alimentos, ropa y medicinas a los
pobres y enfermos de la ciudad.
Posteriormente, se establece la Ley del 7 de noviembre de 1899 sobre Beneficencia Privada
para el Distrito y Territorios Federales y el Reglamento de la Ley de Beneficencia Privada del 25 de
noviembre de 1899.
Durante el siglo XIX, la medicina asistencial experimentó la acción subsecuente a los grandes
cambios científicos, filosóficos, políticos, económicos y sociales que habían ocurrido en el mundo y
México. Llevándose a cabo la asistencia al enfermo como la beneficencia o virtud de hacer bien, en
contraposición con la caridad.
También la caridad ocupaba el lugar de un concepto religioso, con fines concretos de obtener
la debida recompensa en el cielo, o simplemente cumplir con un deber cristiano, que
posteriormente, fue sustituido por el de beneficencia o sea caridad abstracta del Estado y de los
particulares.
Siendo que durante este periodo la asistencia se denominaba “Beneficencia”, la que estaba en
manos del Estado, pero no como un derecho a la clase desprotegida sino como una caridad
abstracta.
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Como se puede observar en este periodo las acciones en materia asistencial fueron pocas por
parte del Estado. Tal vez fue porque los habitantes desprotegidos en su mayoría, en realidad lo que
necesitaban eran tierras las que se les había sustraído con la Ley de Baldíos.
Durante este periodo la Beneficencia no es otra cosa que una función administrativa del
Estado que substituye la caridad de los particulares.
Periodo de 1910- 1930
La década del 20 al 30 e México, es un periodo caracterizado por importantes procesos sociales,
económicos y políticos inherentes a la restauración de la vida civil regular después del movimiento
revolucionario. En este sentido, la tarea prioritaria fue el intentar sacar al país de la crisis generada
por la Revolución.
Aun cuando en esta década el problema dominante fue el político, la gran tarea que enfrentó
el país fue la de sanear su tan dañada economía, proceso que, desde luego, no fue fácil ni breve, ya
que sólo hasta 1935 cuando más o menos se puede considerar que la economía mexicana logra
acceder a un proceso de desarrollo regular.
Caracterizándose por el desarrollo de diversas acciones gubernamentales orientadas a resarcir
a la población civil de los daños causados por el movimiento armado y por la búsqueda de hacer
efectivos los principios de la Revolución referidos a la distribución equitativa de la riqueza nacional,
así como de la igualdad de oportunidad para todos los mexicanos, para ello se promovió la
regulación de las relaciones de trabajo y el establecimiento de las condiciones para mejorar la
situación sanitaria y de servicios de la beneficencia pública.
Por otra parte, el eje orientador de la política de asistencia social, fue la moral social en turno,
misma que en cierta forma tenía como sustentó el hecho de que quienes necesitaban de la
asistencia social (hoy población vulnerable) eran sujetos expulsados o carentes de un núcleo
familiar sólido, ya que el resto tenían la protección a través de la familia misma.
Siendo varias las instancias gubernamentales que intervinieron en el desarrollo de acciones
asistenciales, con la finalidad de extender los beneficios de la salud e higiene a los sectores más
desprotegidos.
Así como las acciones asistenciales otorgadas, siendo la población objeto, que se pueden
resumir en la siguiente tabla:
Población
Niños de escasos recursos
Servicio
Asistencia alimentaria
Institución
“La gota de leche”
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Niños de la calle
Niños expósitos
Niños hijos de madres
trabajadoras/madres trabajadoras
Alojamiento
Atención integrada
Dormitorio para niños
Casa cuna y Hospicio de Niños
Atención integrada
“Casa Amiga de la Obrera”
A partir de lo dicho, resulta evidente que el carácter esencial de la asistencia social en el
periodo de 1910 a 1930 fue eminentemente supletorio. Es decir, a la asistencia social se le asignó
como tarea la de dotar a la población desprotegida de los medios mínimos de subsistencia.
Por otra parte, también podría afirmarse que había, en forma tácita, una segunda cara de la
asistencia y que tenía como característica el incentivar el desarrollo de la sociedad. Sin embargo, en
tanto que este papel lo desempeñaba la educación, a través de la labor de las misiones culturales, no
puede considerarse como plenamente como un aspecto asistencial.
Durante la etapa de 1910 a 1930, las labores sociales del Estado fundamentaron su quehacer
en las orientaciones y acciones de Asistencia social. A lo largo del periodo estas prácticas se fueron
conformando en un instrumento que los diversos gobiernos de la década utilizaron para poder
edificar las estructuras de un Estado nacional fuerte, compacto y moderno.
Por la necesidad de fortalecer al Estado que las tareas de acción social serían delimitadas por
una orientación ideológico-política que buscó la creación de una “conciencia revolucionaria”. Así,
los mecanismos de ayuda social implementados por el Estado, incipiente quehacer social, se
centraban en tres vertientes:

Educación

Salubridad

Beneficencia
Estas tres áreas tenían como fin común elevar el nivel de vida de población. Adicionalmente,
se consideraba a la atención de los tres ámbitos mencionados como requisito indispensable para la
promoción del desarrollo económico, político, social y cultural del país.
Particularmente, a la educación, se le reconoce como la vía para integrar a la Nación a dos
terceras partes consideradas como marginales: la población rural y la indígena a partir de lo cual, la
educación se erige como el eje central del desarrollo comunitario.
Las misiones culturales, dadas sus características de composición, de las funciones que se les
asignaban, así como de los beneficios que reportaban a la comunidad, se pueden considerar como
antecedentes de los hoy Centros Comunitarios DIF.
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Periodo de 1930-1945
La llegada de Lázaro Cárdenas a la presidencia significó un viraje importante en la política del
régimen post-revolucionario. Al hacer alianza con el movimiento obrero pudo dar fin al maximato.
La formación del Comité Nacional de Defensa Proletaria (CNDP) dio paso rápidamente a los
trabajos de integración de una fuerza sindical unitaria, en la que participaban los sindicatos
nacionales de industria, las fuerzas sindicales, encabezadas por Vicente Lombardo Toledano, los
grupos afines a Fidel Velázquez, y los que encabezaba el Partido Comunista. Esta alianza permitió
construir, en febrero de 1936, la Confederación de Trabajadores de México (CTM).
Comenzaba a delinearse un camino de desarrollo, no basado ya en las haciendas exportadoras,
sino en la producción industrial destinada al mercado interno, el cual debía fortalecerse
aumentando la capacidad adquisitiva de los campesinos y de la población en general. Para ello era
indispensable llevar a cabo una reforma agraria que pudiera responder a los nuevos requerimientos.
Resultaba evidente que en este periodo es significativo para la comprensión del desarrollo que
ha tenido la Asistencia Social en México. Los acontecimientos políticos, económicos y sociales que
permitieron su origen, deben ser considerados para entender los elementos que han caracterizado
la política asistencial de la época y la de los años posteriores.
El surgimiento del Estado Interventor o Benefactor durante el periodo cardenista significó
toda una ampliación de sus funciones a las diferentes esferas de la sociedad, lo que implicó
consolidar una serie de relaciones que permitieron desarrollar dos aspectos fundamentales que
caracterizan a esta forma de estado:
a) La forma de dominación que ejerce el Estado sobre la sociedad a través del
corporativismo.
b) La intervención que el Estado como planificador y promotor del desarrollo económico.
Las relaciones sociales que confluyen en el proceso son complejas, por ello se enuncian de
manera esquemática la consecución de las mismas, para poder comprender el sentido de la política
asistencial de este periodo.
La intervención del Estado en la economía, desde los años veinte, sentó las bases para el
desarrollo capitalista. En la década de los treinta, y ante la frágil presencia de capital privado, el
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poder público abrió formas institucionales que tendieron a fortalecer a la iniciativa privada. Su
crecimiento fue muy importante (en 1930 eran 12 entidades paraestatales y para 1940 eran 57).
A partir de la derrota de los ejércitos campesinos de Villa y Zapata empezó a afianzarse en el
poder un nuevo bloque dominante. Las décadas de los veinte y treinta sirvieron para conformar el
nuevo estado burgués mexicano, sus rasgos principales son:
 Un presidencialismo fuerte que limita y disminuye la importancia de los otros poderes,
el legislativo y el judicial.
 Otro rasgo del sistema político mexicano es la existencia de un partido oficial, el PNR
s transformó en PRM y después en el PRI. El poder del partido oficial proviene del
apoyo de estado, y del control que ejerce sobre las organizaciones populares.
 El tercer soporte del sistema político mexicano s el corporativismo. Este se refiere al
control y consenso que ejerce el gobierno sobre las organizaciones de masas.
El proyecto económico cardenista estaba basado en la industrialización orientada hacia el
mercado interno, impulsando su fortalecimiento mediante el aumento de la capacidad de compra
de la población, ya que por medio de aumentos salariales y prestaciones, ya por el reparto de tierras
a los peones agrícolas. Al mismo tiempo, las funciones del Estado se fortalecían para construir una
infraestructura necesaria a la industrialización y la implantación de medidas necesarias para que ésta
se desarrollase.
Es así, como la filosofía que engendra a la beneficencia pública; a fines de la década de los
años treinta, se tiene una concepción más amplia de lo que significa asistencia social y, en 1943, con
la fusión de la Secretaría de Asistencia Pública y el Departamento de Salubridad Pública, se da un
paso importante en esta materia.
Por otro lado, en ese mismo año se creó el Instituto Mexicano del Seguro Social, institución
responsable del bienestar social del sector productivo del país.
Sin embargo, hay que señalar que la acciones asistenciales están permeadas por un
“paternalismo”, que forma parte de las características de un Estado Benefactor que pretende
erigirse como el conductor y administrador de la economía, y por consiguiente del desarrollo
capitalista en México, controlando, al mismo tiempo,, el conflicto social, a través de la
conformación de sistema político.
Periodo de 1945-1960
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El sello fundamental de las acciones asistenciales en los inicios del período que se trabaja, está dado
básicamente por acciones de tipo médico (salud e higiene): medicina curativa y preventiva, centrada
en buena medida en el núcleo familiar, pro sobre todo en el binomio madre-hijo.
A medida que el país se va transformando, se transforma también la orientación de la
asistencia; que aunque vista bajo el aspecto médico también, se encamina más hacia lo que sería la
medicina social y se pretenden guiar las diferentes actividades a partir de una mayor planeación y de
un diagnóstico poblacional; incluyendo además la participación de ciertos sectores de la sociedad
civil.
Hacia la segunda mitad del periodo en cuestión, se observa que los sujetos de atención no han
variado mucho, es decir, el binomio madre-hijo sigue siendo importante, aunque ahora se destaca
su importancia en función de ser la base del núcleo familiar y éste a su vez de la comunidad; por lo
que ahora se busca la participación de está en los diferentes programas e inicia además el discurso
sobre la integridad de los servicios. El combate y prevención de la enfermedad comienzan a ser
insuficientes para elevar el nivel de vida de las poblaciones marginadas, es necesario incorporar
elementos como la educación y el mejoramiento de su nivel económico.
Al concluir este periodo, se busca identifica a los sujetos de atención, principalmente a partir
de la definición de problemáticas específicas, aunque de algún modo se continúa con las acciones
ya señaladas.
No es ningún descubrimiento señalara que la política asistencial del país, corresponde al
desarrollo habido en el periodo tratado; aunque quizás la concepción que la guía, en cuanto a que
se encontraba básicamente encaminada hacia acciones de salud e higiene, habría que rastrearla en
otra parte, respondiendo al estado mismo en que se encontraba el desarrollo científico en ese
momento; pero al menos en cuanto a los sujetos y temáticas a tratar, responde más apegadamente
al desarrollo específico del país y al contexto mundial, en el momento en que el desarrollo
económico que se da a partir de la posguerra, va dejando de lado importantes sectores de la
sociedad.
Como se ha visto, en este periodo la sociedad mexicana se polariza de manera significativa;
todo parece indicar que es precisamente a partir de este momento en que se puede hablar
verdaderamente de sectores marginados, que no tienen acceso a los satisfactores necesarios para
vivir. Por un lado, aunque en los inicios de ese desarrollo económico, básicamente industrial, se
busca impulsar la agricultura, hemos visto como una parte importante de los agricultores, van
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quedando sin tierras, sin empleo y tienen que migrar, aunque la incipiente industria tampoco los
pueda absorber.
Así surge el fenómeno de la marginación urbana, con nuevos problemáticas, por lo que no es
de extrañar que para el sexenio de López Mateos, ya se hable de desintegración familiar,
alcoholismo, entre otros. Sin duda, muchos de ellos, fenómenos que se incrementan y pasan al
nivel de “problemas”, como producto precisamente de ese desarrollo económico y lo que éste
implica; entre otras cuestiones, el desarraigo de individuos provenientes de poblaciones rurales, que
contaban con un estilo de vida más comunitario y se encuentran separados de sus familias y
comunidades y enfrentados a una serie de “nuevos valores” nuevas pautas de consumo, formas
diferentes de vida, entre otros.
Es además hasta finales de este periodo, que la asistencia social habla de participación
comunitaria, ya que hasta este momento han sido sujetos pasivos de las acciones del Estado
benefactor; aunque al parecer lo seguirán siendo durante un buen tiempo.
Si bien, resulta incuestionable en este momento, que el Estado se debe hacer cargo de la
política asistencial; que a nivel mundial están consignadas las acciones que debe impulsar el Estado
benefactor, también resulta innegable que el desarrollo económico es lo prioritario y que ese
mismo desarrollo económico el que lleva aparejadas la desigualdad y la pobreza que se buscan
combatir. Pero a pesar de ello, parece que también se va modificando la concepción misma de
pobreza, en la medida en que se busca combatirla a través de diferentes acciones.
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