PANEL ‘PERSPECTIVAS’ Con la participación de tres servidores públicos de la Dirección Nacional de Medio Ambiente (DNMA) de la empresa pública Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) Isabella Radhuber1 y Valeria Silva2 Las tres representantes de la DNMA de YPFB presentaron el proceso de licenciamiento ambiental. Explicaron que YPFB es una empresa petrolera estatal de propiedad de los bolivianos y bolivianas, cuya misión es ser líder en el sector energético, pilar y motor del desarrollo económico y social del país, a objeto de garantizar el abastecimiento y la seguridad energética, en beneficio de la sociedad. Destacaron el Decreto “Héroes del Chaco”, que conforma el documento más significativo del presente siglo por constituirse en una muestra fehaciente del derecho a la soberanía, ya que se nacionalizan los hidrocarburos, recuperando la propiedad, la producción y la comercialización de éstos en favor del país. Este proceso de nacionalización incluye la refundación de YPFB, que había sido literalmente desmembrada en empresas privadas, durante los procesos de capitalización y privatización impulsados por los gobiernos neoliberales. El marco legal está además compuesto por los siguientes cuerpos: Ley 1333 de Medio Ambiente, misma que posee reglamentos generales y sectoriales; y Ley 3058 de Hidrocarburos. La Licencia Ambiental es un requisito legal establecido en la Ley de Medio Ambiente 1333 sin el cual no se puede iniciar actividades. Una vez obtenida la Licencia Ambiental, emitida por el Ministerio de Medio Ambiente y Agua, significa que se ha cumplido con todos los requisitos exigidos en la norma para poder ejecutar sin inconvenientes las actividades del proyecto. La Licencia Ambiental se obtiene a través de la Ficha Ambiental elaborada por los Ministerios de Hidrocarburos y Energía y Medio Ambiente y Agua. A continuación el proyecto puede ser categorizado de cuatro diferentes maneras. Además, existen dos procesos de consulta: Primero, la Consulta y Participación es un proceso realizado por el Estado – el Ministerio de Hidrocarburos y Energía – previo a la obtención de la Licencia Ambiental de actividades, obras o proyectos hidrocarburiferos, de acuerdo a las circunstancias y características de cada pueblo indígena, para determinar el impacto de los proyectos, con la finalidad de llegar a un acuerdo con los Pueblos Indígenas, Originarios y Comunidades Campesinas. La primera fase es la de Coordinación en información, la segunda Isabella M. Radhuber es Post-Doc-Fellow en el proyecto “Nacionalización de la Extracción en Bolivia y Ecuador” (NEBE), y en Castellano, ha publicado, entre otros: “El poder de la tierra” (Plural, 2009) y “Rediseñando el Estado: un análisis a partir de la política hidrocarburífera en Bolivia” (UMBRALES 20, 2010). 2 Valeria Silva Guzmán es estudiante en historia y ciencias políticas en la Universidad Mayor San Andrés y la Universidad Católica en La Paz, y entre otros, ha publicado una cronología histórica de Bolivia en: “Plurinationale Demokratie in Bolivien” (Westfälisches Dampfboot 2012). 1 1 fase es de organización y planificación de la Consulta, en tercer lugar, está la ejecución de la Consulta y en cuarto lugar el acuerdo y la concertación Deriva generalmente en la compensación. Segundo, la Consulta Pública está enmarcada en la Ley 1333; el Representante Legal deberá efectuar la Consulta Pública para tomar en cuenta observaciones, sugerencias y recomendaciones del público que pueda ser afectado por la implementación del proyecto, obra o actividad. Si en el Estudio de Evaluación de Impacto Ambiental (EEIA) no estuviese prevista la misma, la Autoridad Ambiental Competente procederá a someter el EElA a un periodo de consulta pública y a recabar los informes que en cada caso considere oportunos, antes de emitir la Declaratoria de Impacto Ambiental (DIA). En el debate se explica que el Decreto Supremo que se emitió después de la movilización de Tacovo Mora, tiene una trampa, ya que exige que el pueblo indígena fiscalice su compensación ante el Estado, aunque las comunidades suelen fiscalizarse ante sus asambleas. El proyecto de la autonomía indígena y el cumplimiento de los derechos indígenas exigirían otros mecanismos. Además se propone elaborar una nueva Ley de Hidrocarburos para que se respeten los derechos indígenas, ya que la influencia de los diputados indígenas en el parlamento no es suficiente. Se hace recuerdo que los reglamentos presentados se los ha elaborado el Ministerio de Hidrocarburos junto con la Asamblea del Pueblo Guaraní, y se enfatiza la necesidad de hacer circular estas informaciones y también de proyectar una nueva Ley de Hidrocarburos. También un integrante de pueblo Weenhayek relata que en negociaciones con la empresa BG han anunciado dos pozos, pero al final han construido cuatro y al final aumentado a ocho, todos dentro del territorio indígena, y que además se pagó solamente una compensación. En la primera ronda de respuestas se explica que BG ha suscrito un contrato de operación con el Estado boliviano que refiere al artículo 7 de la Ley de Hidrocarburos, a indemnización, compensación y servidumbres. La negociación sobre el impacto socioambiental sin embargo se hace autónomamente con las comunidades. También se acuerda compartir y socializar informaciones. En la segunda vuelta del debate, se hace alusión a que comunidades, cuando quieren hacer proyectos, también necesitan de fichas ambientales, lo que es cuestión de costos; y por lo general, se necesita tomar en cuenta lo que es un Estado neoliberal, y que ahora más bien el Estado debería cubrir los temas básicos, de agua, salud, educación, etc. y no ligarlos a la ejecución de proyecto. Y en esto, los técnicos y las técnicas también deberían jugar un rol en el cambio de la mentalidad hacia un Estado plurinacional. Se cuestiona el rol de los técnicos, diciendo que aunque los pueblos también trabajan con técnicos en sus planes de vida, deberían ser las organizaciones indígenas – los propios expertos indígenas en su conocimiento – que ocupan ahora a ministerios y otros puestos, tratándose de un Estado plurinacional. 2