Las dinámicas de un espacio cultural independiente en la Ciudad de Buenos Aires: el Club Cultural Matienzo Javier Cuberos (ajcuberos@gmail.com) Julio César Estravis Barcala (juliocesareb@hotmail.com) Guillermina Rossi (guilli5@hotmail.com) Magalí Singermann (msingermann@gmail.com) Camila Zapata Gallagher (cami.zapag@gmail.com) Licenciados/as en Sociología (UBA) Centro de Estudios Culturales, Club Cultural Matienzo. Resumen El Club Cultural Matienzo (CCM) nació en 2008 con el objetivo de aportar a la construcción de una cultura alternativa en la Ciudad de Buenos Aires; por los mismos años se multiplicaron, a lo largo y ancho de la ciudad, espacios de características similares. Debido al anacronismo de las leyes, no se reconoce su potencial multidisciplinario; para funcionar, deben habilitarse como teatros, clubes o encontrar algún resquicio que englobe la presentación de eventos artísticos interdisciplinarios. Vemos una falta en el campo de la sociología de la cultura contemporánea local, de abordajes sobre estos espacios emergentes que han surgido en los últimos años en la ciudad. Frente a esto y en el marco de la construcción de un Centro de Estudios Culturales cuyo objetivo es producir datos empíricos que iluminen la naturaleza de estas transformaciones, en esta ponencia nos proponemos: a partir de doce observaciones participantes realizadas en el Club Cultural Matienzo entre octubre y diciembre de 2011, describir la dinámica cotidiana del espacio, sus habitués y sus productores, programadores y artistas, y las actividades artísticas y culturales que aquí se desarrollan: cine, teatro, lecturas de poesía, recitales, cursos y talleres, muestras de arte plástico, charlas, entre otras. 1 Introducción “Podemos aventurar (...) un horizonte de comprensibilidad estetizado. (...) Lo ‘cultural’, desde esta perspectiva, es una figura que se cierra sobre sí misma, como tematización y, a la vez, como extraña comprensión del mundo” (Nicolás Casullo, 1994: 75) Todos los días, a partir de las 18 hs, uno puede ir al Club Cultural Matienzo. El recién llegado va a percibir un hall de entrada, un hogar, una mesa con una consola y una computadora. Al fondo, una barra y una cocina, al lado de una escalera que sube al primer piso. A la izquierda y hacia el fondo, encontrará un salón principal que termina en un escenario con equipos de sonido y un mural pintado sobre las paredes. Luces tenues y mesas de madera dibujan una atmósfera cálida y relajada. En el primer piso encontrará un pasillo, los baños y dos salas. Tal vez haya personas tomando algo o, si es una noche de espectáculo, una obra de teatro o una película. La otra sala le hará acordar a una galería: obras, folletos informativos, carteles en las paredes, luces nítidas y direccionales. Otra escalera lo llevará a la terraza. Allí le impresionará la gran pared posterior, intervenida por un vistoso mural. Mesas y sillas de diverso formato, un cuartito con micrófonos y una consola que se esconde por detrás de la puerta acustizada (¿será una radio?), una barra para pedir tragos. Aquí, según el día, habrá recitales o películas al aire libre, en verano. En esta ponencia presentamos algunos emergentes de una investigación exploratoria comenzada desde el área de Formación del CCM. Apuntamos a generar un espacio que le sirva a las diferentes áreas (Teatro, Cine, Música, Radio, entre otras) para mejorar o conocer mejor ciertos aspectos de su trabajo de producción cultural. En primer lugar, una sección Metodológica que explica los pormenores del campo. A continuación, describimos a grandes rasgos los espacios de Matienzo; sus tres niveles y alrededores, así como las actividades que allí se realizan. En la siguiente sección repasamos los consumos y algunas características sociodemográficas de las personas que asisten a Matienzo, como edad, vestimenta o las relaciones visibles entre ellos. Después nos concentramos en las relaciones entre estas personas según su “rol” (Staff, asistente, artista, productor). Sus interacciones, postulamos, son similares a las que se registran en una casa: la Casa Matienzo. Las Conclusiones, por último, incluyen un espacio para las tareas futuras y los propósitos extra-académicos de este emprendimiento. Metodología Al tratarse de una primera etapa de investigación y debido a la inexistencia de trabajos anteriores sobre el tema, decidimos encarar un trabajo exploratorio. La metodología más adecuada para este tipo de objetivos es la cualitativa, pues considera que, epistemológicamente, “[e]l investigador está inmerso en el contexto de interacción que desea investigar”, “trabaja con conceptos 2 y categorías emergentes en forma inductiva” y permite un diseño flexible e interactivo (Sautu et al., 2005: 39-40). Los cinco autores realizamos doce observaciones participantes, entre octubre y diciembre de 2011, con una duración total de cincuentra y tres horas y veinticinco minutos (un promedio de cuatro horas y media por observación). Se realizó al menos una observación cada día de la semana, menos el domingo. Los eventos observados fueron de lo más variados: “jams” de free jazz, obras de teatro sobre diciembre de 2001, festivales multidisciplinarios, lectura de poesía erótica (ver “Anexo nº2”). La observación participante es un método que proviene de la antropología. En cada salida al campo, la tarea del o la observador/a consistía en ponerse en el “doble lugar” de “participante” y “observador” (Valles, 1997: 150): ver la obra de teatro, por ejemplo, pero al mismo tiempo registrar la dinámica del lugar, sus horarios, las características de los asistentes; y lo que más tarde llamaríamos “interacciones”: entre staff y músicos, entre músicos y asistentes. Si bien a veces no parecía haber “mucha acción”, el secreto está en percibir, como dice Becker (2009) qué pasa cuando “no pasa nada”. Por cuestiones de tiempo, se llegaron a codificar nueve observaciones y se volcaron al Texto único apenas siete (por lo que trabajamos con un poco más de la mitad de los datos que tenemos). La codificación, en un primer paso, fue temática: armamos un borrador de Manual de códigos a partir de los “temas” que fuimos encontrando inductivamente tras una lectura general de las observaciones. Un tema es “un patrón encontrado en la información (...). Un tema puede ser identificado a nivel manifiesto (directamente observable (...)) o a nivel latente” (Boyatzis, 1998: 4). Posteriormente avanzamos hacia la “codificación abierta” (Strauss y Corbin, 2002: 115 y ss.), incorporando “códigos in vivo” (como el “cosas raras”, a partir de que un asistente dijo “acá siempre pasan cosas raras”) y construyendo categorías abarcativas a partir de fenómenos de menor nivel de abstracción (por ejemplo, tanto el armado de un escenario como una reunión de staff de Matienzo dependen, hacia arriba, del código “Staff/ productores de Matienzo”). Espacios El espacio en donde funciona el CCM es una casa construida en 1922 y refaccionada por los fundadores del proyecto. Tiene tres niveles; en cada uno se desarrollan distintas actividades y hay algunas distinciones (explicitas o implícitas) sobre lo que se puede o no hacer (así como no se puede fumar en los dos primeros niveles, no se puede hablar al ver una película en la terraza, por ejemplo). Sin embargo, las dinámicas de cada uno cambian según el día, la hora y las actividades que se desarrollan. La planta baja es el espacio más cambiante. El salón principal (ver Esquema n°1, “Anexo” nº1) es donde se desarrollan la mayoría de las actividades nocturnas (festivales, recitales) y algunas 3 más temprano (lecturas de poesía, charlas y seminarios). A la madrugada, a veces, es sede de la pista de baile. Por ejemplo, en el festival multidisciplinario “Hit de road”, por el cual pasaron más de 500 personas durante doce horas, hubo música en vivo hasta las 6 AM y el público hizo pogo y bailó: “Con un amigo nos fuimos para adelante cuando empezaron a tocar la de los Ramones, a hacer pogo, saltar y él agitaba la mano mirando al cantante y poniéndosela en la cabeza como imitando una “cresta punk”, moviendo la cabeza para adelante y para atrás.” (observación nº3, sábado, 4 hs)1 Por otro lado, los días martes, la Planta Baja era el espacio del ciclo “Jazz y tarot” (una banda de jazz en vivo y dos tarotistas que le tiraban las cartas a quien lo deseaba), a veces para doce o quince personas, y el clima era más relajado: “Estoy en la sala trasera, aquí la atmósfera es de color rojizo. [Un ambiente cálido y nocturno que afloja las tensiones para los encuentros y citas]. La luz la da un tubo de luz roja que ilumina el piso de madera del lugar. (observación nº6, martes, 22.15 hs) La Planta Baja es sede también de muchas actividades internas y reuniones del equipo de CCM. Los artistas o productores de los eventos, también, la usan como lugar de espera hasta que comience su actividad, como en las lecturas de poesía, a veces esperando que llegue más gente pero también trabajando en el “montaje” del escenario: “En el salón principal estaban las tres chicas de la Varieté, del área “Literatura”, pegando un papel madera gigante contra la pared del escenario [después vi que en realidad lo pegaron contra la pantalla blanca para proyecciones, para no arruinar la pared]. En las mesas había no más de siete u ocho personas, algunos tomando cerveza y con libros u hojas en la mano [lo cual indicaba que eran parte de los que irían a leer más tarde en el evento].” (observación nº8, miércoles, 20.30 hs) En algunos recitales se despeja el “salón principal” de mesas y sillas, de modo que el público vea el show parado. En otros, se acomodan las sillas en filas, con un pasillo en el medio, sin mesas. El primer piso cuenta con dos salas (sala A y sala Matienschon) y un baño (ver Esquema nº2 en “Anexo” nº1). En general, cuando hay poca gente (por ejemplo, los lunes temprano) no se dirigen a estas salas sino que prefieren la terraza o la PB. “En el primer piso no había nadie, ni en Matienschon (seguían los “afiches ruteros”) ni en la sala A (esta tenía poca iluminación, se veía por la puerta del pasillo abierta).” (observación nº5, lunes, 21 hs) La sala Matienschon es sede de las exposiciones de arte, que rotan periódicamente. Cuando hay mucha gente también es usada para “estar”; a pesar de la cercanía de las obras, los asistentes 1 En el “Anexo” n°2 se detallan día, duración, actividades en el CCM ese día y persona encargada de la observación. En el cuerpo de la ponencia consta el número de observación, día de la semana y horario del evento citado (aquí, 4 AM). 4 comen y toman en el piso o en sillas que acercan desde otros espacios. Esto ha ocasionado problemas con algunas obras, lo que motivó la contratación de un cuidador de sala en noviembre: “Bajé a la sala Matienschon y conversé un rato con el cuidador. “Recién se cayó esto”, me señaló una obra que parece un subeibaja, en frágil equilibrio, con libros. “Uhh”, puse cara de sorpresa. “Sí, un pibe apoyó un vaso de ferné y se vino todo”, me explicó. “También se cayó el día de la instalación, pero estaba el artista así que lo arreglamos fácil”.” (observación nº10, viernes, 23.45 hs) La sala A también tiene funcionalidades múltiples, pero es la más estable para ciertas actividades. Por ejemplo, los ciclos de teatro y de cine (en invierno) se hacen allí, los martes y miércoles, respectivamente. Pero durante festivales como el Hit de road o el recital de Morbo y mambo (observación n°10) formó parte de la puesta musical sinestésica: “La sala A estaba intervenida por el Experimento de Morbo y mambo: en ambas “mitades”, desde el techo hasta más o menos cincuenta centímetros del piso, la habitación estaba cruzada por grandes paños blancos, de tela semitransparente, estirada y suave. Uno podía ingresar, agachado, y moverse a lo largo. En el extremo derecho había un sillón. Todo el resto esta vacío (era solo al piso). Al mirar para arriba se veía, a diferentes distancias, distintas proyecciones de varios proyectores sobre las telas, según dónde estaba uno” (observación nº10, viernes, 0:45 hs) Ambas salas se conectan por una puerta que generalmente está abierta. También la sala A es usada como espacio de reuniones por los miembros de Matienzo, sobre todo cuando la PB o la terraza están ocupadas con actividades. En un caso, incluso fue usada de camarín: “Hablamos un rato con Pato y Mari2 y decidimos bajar a la sala A. Estaban los de la banda siguiente (Mascarada barahúnda), a modo de camarín. Uno de los músicos se quedó en boxers, cambiándose el pantalón y la remera.” (nota de campo, jueves 10/11, 0:15 AM) La terraza (ver “Esquema n°3” en “Anexo” n°1) es el único espacio dentro del CCM en el que se puede fumar. Las noches de verano, si no llueve, es sede de espectáculos de música y teatro, así como de las funciones del ciclo de cine “Ojo de pez”. Tiene tres “cuartos” techados: un baño, un estudio de radio (“Radio Colmena”) y una barra de bebidas con su respectivo depósito, heladeras, etc. La pared posterior, que da a un edificio muy alto, ha sido el lienzo de sucesivos murales que han ido pintando artistas jóvenes. El actual es obra de Pelos de Pluma. Un día común, a un horario temprano, se podían ver cosas como esta: “Ya hay gente parada; todas las sillas (bastantes) están ocupadas por grupos de chicas y chicos vestidos bastante informalmente, siempre con cerveza en la mesa y algunos con pizzeras vacías [evidenciando una reciente comida].” (observación nº10, viernes, 21 hs) 2 Todos los nombres fueron cambiados, para preservar el anonimato. 5 Es un espacio de comida y bebida, charla y “pasar el rato”. Los grupos se acomodan en mesas y sillas, a veces procurándoselas ellos mismos y armando los “círculos” a gusto (el “Do It Yourself”, ver infa). Como es el primer espacio que se llena, al completarse se interrumpe el acceso hasta que se vacíe un poco: La terraza estaba cerrada. En el pasillo había una pequeña “fila” de cuatro o cinco personas [supongo que para ir subiendo a medida que se liberara]. (observación nº10, viernes, 0:45 hs) Cuando hay recitales, incluso, siempre hay grupos que hacen caso omiso y charlan entre ellos, a veces molestando a los interesados (como se menciona infra hablando de la “autoridad” del staff). Cuando no hay recitales, el encargado de la barra pasa su música, generalmente electrónica trance. Si bien hay lugares “previstos” para actividades más o menos definidas, nada es fijo (para el festival Hit de road, por ejemplo, se instaló un escenario de música en la sala A). La informalidad y la confusión de roles entre asistentes, staff y artistas explorada más abajo se expresa en todos los espacios del CCM. Características sociodemográficas y consumos A partir de las observaciones en las reiteradas visitas al club, podemos concluir que en todos los participantes del proyecto, desde los asistentes hasta los artistas y el staff, se aprecia una significativa variedad de estilos: desde ropa deportiva hasta vestimenta formal, siendo lo “casual” lo que predomina: “Estaba vestida con un jean de tiro mediano, muy elegante y vintage, una blusa blanca de esa tela que parece arrugada, también bastante formal, y el pelo muy bien peinado, recogido. Tenía un ligero maquillaje. [Parecía como si viniera de trabajar.] (...) Uno de los chicos vestía bermudas tipo capri (de esos pantalones desmontables) color gris, zapatillas deportivas marca Nike, sin medias, y un buzo liviano sport gris, con capucha. El otro tenía una campera que a primera vista parecía de cuero, pero era sintética, de ese material tipo plástico, y con elástico abajo. Usaba anteojos grandes de marco grueso, negro, y tenía barba y pelo negro. La otra chica, por último, tenía el mismo tipo de anteojos que el chico, una remera negra y otra arriba con cuello en V, jeans y zapatillas tipo Converse negras.” (observación nº3, sábado, 20:34 hs) Diferentes cortes y colores de pelo, insignias como piercings y tatoos se ven a toda hora, así como también la circulación de personas de diversas nacionalidades: suenan con frecuencia el inglés de distintos países, francés y alemán, al igual que la tonada centroamericana de países como Colombia y Venezuela. Varios trabajadores del lugar son extranjeros también. Nuestro país tampoco queda afuera; algunos de los concurrentes vienen de otras provincias. “Había dos muchachos, contra la pared del baño, que hablaban con acento extranjero. Vestían ropa rockera: campera de jean o cuero, pantalones oscuros. En un momento se les pone a hablar un joven también vestido así, con una remera de banda de rock pesado (no recuerdo, pero estilo Metallica). Les pregunta de dónde son (...) “de México.” 6 (observación nº3, sábado, 23:30 hs) Sin embargo, a pesar de la variedad de estilos, se han escuchado comentarios que harían pensar y percibir que Matienzo tiene una moda propia, como este habitué: “Yo te digo que a veces veo gente por la calle y pienso ‘ese chabón es onda Matienzo.” (observación nº10, viernes, 21.20 hs) Una de las observadoras también percibió eso tras su primera visita: “Las vestimentas eran raras, entre a la moda y estrafalarias, como que hay una especie de moda de la gente que asiste al Matienzo, sobre todo pude observar eso en la gente que asistía al ciclo de teatro, no así entre los que escuchaban jazz.” (observación n°11, martes) La franja etárea de los asistentes en general, se encuentra entre los 20 y los 35 años. Aun así, en los espectáculos como teatro o presentaciones de libros, se ven personas que están entre los 40 y los 60 años y que conviven con los jóvenes habitués del lugar.3 Esto se vio reflejado por ejemplo en el ciclo realizado por el décimo aniversario del 20 de diciembre de 2001: “Reflexiones teatrales sobre la crisis”: “El promedio de edades ronda entre los 25 y los 35 años (en lo que sería toda la planta baja y la puerta, es decir los que están afuera), sin embargo, se observa [tal vez tenga que decir llamativamente] la presencia de gran cantidad de público mayor, esto es, personas de entre 50 y 60 años (o más…)” (observación n°11, martes, 21 hs) La mayoría llega a CCM en grupo, por lo general mixto, pero cada tanto se encuentra a aquél al que le gusta “pasar y entrar”, que viene solo porque siempre encuentra a alguien (asistente o trabajador) conocido con quien sentarse a hablar y pasar el rato (los “habitués”). En algunos eventos se puede ver a una niña con su madre. Son éstas las actividades en las que se suelen consumir botellitas de gaseosa o agua. Muchos familiares y conocidos del staff circulan por el lugar en los distintos eventos. Por las noches, la mayoría elige tomar cerveza de litro o en porrones que se ofrecen con la entrada. También se suele ver a los artistas tomando cerveza y agua durante la presentación que a veces terminan en borracheras. Tras el último tema, un chico del público pide otra. “¡Es que la gente está borrachaa!” y todos aplauden. Rolo [el bajista], agrega: “¡La banda también está borracha!” Varios de los miembros de la banda, entre tema y tema, tomaban cerveza y/o fernet. (observación nº10, Julio, viernes, 2 hs) El fernet es la segunda bebida más consumida. También se ofrecen otras bebidas como whisky, vino y tragos, pero no suelen ser las elegidas para acompañar la noche. Si se trata de cenar durante las actividades del bar en la PB, se comen pizzas de varios gustos y, en menor medida, cazuelas. 3 Una futura encuesta serviría para conocer con mayor certeza este tipo de datos sociodemográficos. 7 Con frecuencia se ven muchos artistas entre los asistentes; músicos que llegan con sus guitarras y se dirigen a la planta alta a tomar una cerveza, actores que son público de otros actores y luego comparten el festejo de la función, artistas plásticos que exponen sus obras o que alguna vez lo hicieron, como sucedió en el citado festival “Hit de road”, aquí en la sala A: “había una artista amiga del CCM y de la radio que hacía visuales” (observación nº3, sábado, 20:25 hs) Actividades e interacciones Para una mejor comprensión de lo que sucede en CCM, diferenciamos a las personas según su rol ejercido en la situación observada: staff/productores del CCM (los que allí trabajan o realizan actividades ligadas al desarrollo de las acciones del lugar), los asistentes (los que concurren al CCM con variadas intenciones: ver un espectáculo, una muestra, comer una pizza o tomar una cerveza) y los “productores culturales” (músicos, artistas, literatos, escritores, etc) que participan en el CCM. Staff/productores de CCM A partir de las observaciones y de la propia participación en el CCM podemos registrar que se genera una división de las distintas tareas de aquellos que se involucran laboralmente con el espacio. Sus actividades pueden ser divididas entre manuales o no manuales (burocráticas). Estas pueden ser ejercidas -según la situación, según el día y el espectáculo- por las mismas o por diferentes personas. Las actividades burocráticas suelen ser de logística o discusión sobre cuestiones internas del CCM. Las manuales pueden ser “de servicio”-limpieza/ gastronómicas- o “técnicas” (sonido, cables, luces, etc.) Dentro de las primeras, hay “empleados multifunción” que según el día realizan su tarea, como aquí: Mientras llegaba mi plato apareció un empleado que se acercó a la barra, [recién llegado de la calle], se sacó el morral que tenía colgado y el abrigo. “¿Qué hay para hacer?”, le preguntó al de la barra/jefe. [Puso una cara como “un poco de todo”:] “Recorrer la casa, levantar cosas, botellas, vasos, limpiar un poco”, le indicó. El chico asintió (observación nº3, sábado, 22:23 hs) Ese mismo día, otro “staff” de Matienzo se encargaba de “hacerle el sonido” a una banda en sala A: En la sala estaba el amigo operador-sonidista trabajando a full con los músicos, que son como siete y con instrumentos bastante complicados (contrabajo eléctrico, ukelele, percusión, vientos). (observación nº3, sábado, 21:14 hs) El staff de CCM no lleva elementos de identificación -uniformes, insignias, etc.- que puedan avisar de su pertenencia al lugar para cualquier persona que se acerque por primera vez. Podemos pensar que el reconocimiento como staff, la construcción de ese rol- tanto por parte de los asistentes al CCM como de los otros miembros del staff- se construye a través de la presencia cotidiana, del 8 reconocimiento de los pares -los demás staff- y de los asistentes. Esto le exime, por ejemplo, de pagar: Una de las organizadoras que yo conozco se acercó y me preguntó: “venís a ver teatro?”. Atrás de ella, otro de los organizadores (a quien también conozco) responde, “es de formación”. La organizadora dice “ahhh” y se va. Saludé al otro organizador (observación n° 7, martes) De todas maneras, en ocasiones particulares, por necesidades de la organización, se apeló a pequeñas señas físicas. En el festival “Hit de road” uno de los observadores anotó: También me dio una cintita celeste que (...) me identificaba como parte de la “organización”. (observación nº3, sábado 18:15 hs) Asistentes al CCM Son aquellos que visitan el CCM con diversas intenciones: disfrutar de una obra de teatro, una varieté literaria, un recital, una muestra y, también, comer o tomar algún plato o trago sugerido en cartelera. Quizás todo esto junto, quizás sólo una de estas actividades. Eligen alguno de los espacios del CCM o presentan un movimiento más errático por los diferentes espacios; algunos asistentes se sientan en las mesas, otros se quedan parados ante una obra, algunos bailan, otros hacen pogo si la banda lo alienta. Las charlas -de diversos temas; y entre amigos o desconocidos- y los consumos de bebidas y comidas han surgido de las observaciones como predominante en esta socialización (especialmente el combo cerveza y pizza). El comportamiento variará según el día, la hora y las actividades del lugar. Por ejemplo, un sábado relativamente “temprano” se vio esto: Me quedé un rato ahí entre la gente, la mayoría tenía su vaso o porrón en la mano y los grupos que estaban juntos no hablaban, [no se podía por el volumen], veían a la banda. (observación nº3, sábado, 21:52 hs) El mismo día, pero en el tranquilo espacio de la sala Matienschon (ver supra), era distinto: Había cuatro amigos que charlaban en el centro de la sala, dos chicos y dos chicas. La más habladora (...) dijo: “yo estudio Letras en la UBA, bah, 'estudio', en verdad acabo de dejar la única materia que estaba haciendo porque no me da la vida”. (observación nº3, sábado, 20:34 hs) Una dinámica clásica de día como los martes es ubicarse en la PB a comer y tomar algo, ante la banda: El grupo de amigas nº2 baja, una con un porrón y [las] otras con una cerveza de litro y se sientan en la mesa 7. Se piden una pizza pequeña que les traen a su mesa. (observación nº6, martes, 23.34 hs) Las conversaciones esos días son de un registro íntimo, como si estuvieran en su casa (ver infra): Al rato escuché que nombran una noche en la que estuvieron en Café Vinilo y sobre esa misma noche comentaban que le dijo a la chica “Por qué no te mostrás como sos” (observación n° 7, martes) Dos cosas particularmente interesantes han surgido de las observaciones. Una, el DIY [do it yourself, hazlo tú mismo], representa la acción que hemos identificado -por parte de los asistentes9 de ejercer actos que no les corresponderían en circunstancias similares de consumo u ocio: poner las sillas frente a alguna obra de teatro o levantar su plato, vaso y cubiertos y llevarlos hacia la barra luego de comer. Las charlas entre desconocidos son también emergentes interesantes, como se ve en este recital previo al 23/10: Una de las músicas dice “¿alguno va a ir a votar mañana?” Y uno dice “Yo sé a quién voy a votar”, en voz alta. Sigue la banda, pero él continuó, hablándole a uno al lado que no parecía estar con él de antes. “A una mujer”. (observación nº3, sábado, 4:30 hs) O en una sala colmada, antes de que empezara el recital, uno que quería ir al baño y volver: [Como veía que faltaba un poco todavía, un asistente que yo no conocía] me pidió que le guardara el asiento, que quería ir al baño. Accedí y se mandó por entre toda la gente, salió y volvió antes de que empezara. (observación nº3, sábado, 21:14 hs) Los habitués son aquellos asistentes que concurren con frecuencia al CCM y son identificados de esta manera por el staff y por los demás habitués. Por lo general, están enterados de las variadas acciones que el lugar propone, como el ciclo de cine “Ojo de pez”: Volviendo a la PB, escuché que el de la barra le decía a uno “no se puede subir” [como había estado diciendo toda la noche, por la película] y él le respondía, “ah, ¿hoy es Ojo de pez?” (observación nº8, miércoles, 23:20 hs) Otros se acercan al CCM tal vez sin saber la programación, a pasar el tiempo, sabiendo que allí habrá algo para ver o simplemente compartir una cerveza con amigos. Probablemente la cercanía del CCM ya sea de sus hogares o de los lugares a los que concurren diariamente facilite el hecho de que los habitúes elijan este espacio para concurrir habitualmente: En el escenario experimental me encuentro con una ex compañera de teatro (de la Sala Alberdi) que no veía hace mucho tiempo. Me quedo hablando largamente con ella sobre temas personales. Me comenta que habitualmente frecuenta el Matienzo con sus compañeros de teatro porque su universidad (de cine y teatro) queda a la vuelta. (observación nº11, martes, 23 hs) Productores culturales: músicos, artistas, actores, escritores, literatos Son aquellos que participan en el CCM, sean músicos, artistas plásticos, escritores, actores, poetas, literatos. Son ellos mismos los que se encargan del armado y del desarmado de la puesta en escena. Las actividades, por lo general, comienzan más tarde de lo anunciado, siendo los recitales los que más se retrasan con respecto al horario propuesto de inicio (por ejemplo, en la observación nº2 el recital estaba anunciado a las 21 y arrancó a las 23 hs). Un elemento interesante que surgió fue que los pifies y desprolijidades durante los diversos espectáculos son recibidos con gracia y simpatía. Por ejemplo, durante el ciclo de cine, [El dvd en el que estaba la película que iba a ser proyectada, estaba rayado, por lo que no se podía reproducir] “Uh, me quedé re manija”, dijo uno [de los asistentes]. “Si quieren se las cuento, el final”, dijo el organizador. En la pantalla, se veía el símbolo de “fast forward”, la inscripción “32x” y la imagen congelada y salteada, moviéndose erráticamente, [como un 10 “disco rayado”], sin sonido. “Bueno, perdón, si quieren les puedo poner, no sé... ¿un corto?” “Dale, un corto”, tiró uno del público. “Gracias, [nombre]”, dijo después, cuando lo puso. (observación nº8, miércoles, 23:20 hs) En un recital, sucedió que Con la [versión de la canción] de Roxette, la cantante se equivocó de acordes varias veces, y de tono, pero la gente se rió y aplaudió marcando el ritmo. (...) empezó y pararon una vez porque se había equivocado de acordes; a veces entraban mal con las partes (como antes del estribillo (...) María se mandó pero Caro entró después, y ella se corrigió). (observación nº3, sábado, 19:20 hs) Las desprolijidades son rápidamente solucionadas, sin demasiadas intermediaciones formales, por ejemplo, en una muestra de arte plástico en la sala Matienschon: Bajé a la sala Matienschon y conversé un rato con el cuidador. “Recién se cayó esto”, me señaló una obra que parece un subeibaja, en frágil equilibrio, con libros. “Uhh”, puse cara de sorpresa. “Sí, un pibe apoyó un vaso de fernet y se vino todo”, me explicó. “También se cayó el día de la instalación, pero estaba el artista así que lo arreglamos fácil”. (observación nº10, viernes, 23.45hs) Por lo general, los artistas, luego de haber presentado su obra (sea musical, plástica, etc.) se quedan en el espacio bebiendo, comiendo, apreciando la obra de otros artistas, pasando a un rol semejante al de los asistentes. Llamamos a esos momentos “confusión/ borramiento de roles”. Interacciones: jerarquías y confusiones Podríamos decir que en el CCM sobrevuela un clima de “buena onda”. Las interacciones muestran un desapego de las rigideces que, por ejemplo, se encuentran mas delimitadas en otros espacios “similares”: teatros, Ciudad Cultural Konex, museos. El CCM no cuenta con boleterías stricto sensu (a veces una mesera cobra la entrada al espectáculo por las mesas, otras se coloca una mesa en la entrada con alguno del staff); tampoco hay señales que indiquen las actividades que realiza cada uno de los integrantes del staff, etc. En este sentido, tanto el ordenamiento del lugar como el staff carecen de señales que indiquen posiciones dentro del espacio. Al no existir tal ordenamiento, los asistentes descansan sobre una “ley” subjetiva y situacional (Collins, 2009, esp. p. 347 y ss.) Aparecieron, se mandaron para adentro; la chica de la entrada me preguntó “¿ellas están con vos?”, “sí, sí, están conmigo”, así que no pagaron. (observación nº3, sábado, 0:53 hs) El factor subjetivo probablemente esté dado por el hecho de que algunos de los trabajadores involucrados a tareas “de servicio” no conozcan a aquellos otros del área de “producción”, promoviendo un clima de confusión de roles. El staff se permite jugar de dueño -por ejemplo ofrecer 11 bebidas “por cuenta de la casa”, permitir pasar gratis-, dejando en claro que no es nada "seria" la relación que aquí se genera4. Lo situacional más lo subjetivo propician la “buena onda”. Sin embargo, esta “buena onda” encuentra su límite a la hora de imponer autoridad. Basta con que un día el staff “conocido/ buena onda” no esté y un asistente se encuentre con otro que promulgue otra ley para que la palabra del anterior se diluya. De esta manera, la laxitud depende de: a) la situación (asistentes que dicen tener algún amigo en alguno de los espacios en que no se cobra entrada para pasar); b) conocido-desconocido (ofrecimiento de bebidas, comidas o entrada gratuita a conocidos); c) confusión de roles (asistentes que al desconocer a quienes pueden imponer límites optan por seguir sus propias reglas o desafiar a quien se las impone, en estos casos se llamó a los dueños -que son reconocidos como tal- del CCM) Mayoritariamente se observa que los límites más difíciles de imponer estuvieron relacionados al consumo de cigarrillo en espacios cerrados. En este sentido, cuando la autoridad se presenta los asistentes intentan eludirlo confiando en que la laxitud de las reglas los ayude o apelando a la “buena onda” del lugar. A pesar de eso, a veces ni siquiera la ubicación en el espacio es suficiente para el reconocimiento como staff, como durante una noche en que la terraza se había colmado de asistentes, Había una chica –de staff- en el segundo escalón de la escalera hacia arriba [hacia la terraza], que negaba el acceso. [La gente esperaba paciente]. (observación nº10, viernes, 0:45 hs) Casa Matienzo Una de las hipótesis con las que jugamos, y que nos permitió construir un marco explicativo para comprender lo que sucede en el CCM, fue la de pensarlo como, simplemente, una casa. La relación entre los asistentes y el staff -que ya hemos detallado más arriba- definida por el reconocimiento basado en la presencia continua también podría entenderse dentro de esta idea explicativa: los que recién entran a la casa deben ser identificados y reconocidos por los que ya son reconocidos como pertenecientes a la casa. Además, como una casa, el CCM es percibido como un lugar ameno, al que los que llegan se sienten cómodos y actúan a tono con ello. Por ejemplo, dejan las pertenencias solas, sin preocuparse: Los dos que estaban sentados en la mesa de mi izquierda, contra la pared, salieron, con los vasos de cerveza, dejando sus buzos en las sillas [supongo que a fumar a la vereda]. (observación nº5, lunes, 22:25 hs) Otro emergente de las observaciones que alimenta esta conceptualización del CCM como una casa es lo que hemos llamado, “la política de buena vecindad” (apoyado, de hecho, en carteles que el CCM ha puesto sobre el frente de la entrada) . El CCM es el único lugar de la zona que produce una 4 Con posterioridad a las observaciones se implementó un “Programa de Socios” que provee de un “carné” a aquellos que participan del CCM y les permite entrar gratis a los espectáculos y descuentos en comidas y bebidas. 12 socialización “joven”, por lo que cualquier inconveniente que suceda en la cuadra -gente bebiendo en la calle, personas gritando o conversando en grandes grupos sobre las entradas de las viviendas cercanas, incluso orinadas en algún frente o pared de la cuadra- será relacionada con el CCM y los vecinos se acercarán al espacio con alguna queja o cuestión por lo sucedido. Estaba hablando Lucas con Travis [dos staff] sobre la seguridad de la noche. “Ahora somos los guardianes de la cuadra. La consigna es que no haya nadie en la vereda, no queremos borrachos enfrente; si ves a alguno hay que decirle de la mejor manera posible que por favor se vaya”. (...) En un momento Esteban se fue porque entró un señor mayor (lo saludé pero me miró con mala cara y siguió derecho hasta él). “¿Podemos hablar?”, le preguntó. Esteban, serio, dijo “sí, ¿vamos afuera?” y salieron. [Después le pregunté y me dijo que era un vecino]. (observación nº10, viernes) Como una casa, lo que pasa puertas afuera importa; pero lo que sucede adentro es más laxo. Conclusiones Quizás hemos sobre-explotado la cultura de la misma manera en que hemos sobre-explotado los recursos naturales. Tendemos a pensar que las transformaciones culturales son infinitas (...) pero quizás esto es una ilusión” Mark Fisher (en entrevista con Gandolfo y Zapata, 2011: 48) El Club Cultural Matienzo es un espacio polifacético y complejo, en donde se realizan actividades de las más diversas ramas del arte 24/7. Agregado a esto, legiones de jóvenes se dirigen a él por las noches (sobre todo los fines de semana) con objetivos más mundanales, a saber: tomar un trago, bailar en una fiesta, conocer gente o festejar un cumpleaños u otra ocasión especial. ¿Son apropiadas las herramientas de la sociología de la cultura para analizar este espacio? En principio, hemos comprobado la pertinencia para ello de las estrategias de investigación de la tradición de los estudios culturales: la conceptualización de la cultura en su dimensión material (los conciertos, las obras, las representaciones) y de “todo un modo de vida” (la manera de gestionar colectivamente, la integración de la fiesta como parte de la cultura joven). En estas Conclusiones quisiéramos plantear un dilema. En nuestra opinión, la mayoría de los hallazgos de las observaciones tienen menos que ver con otros espacios de arte y cultura (llamémoslos “tradicionales”) que con otros espacios de ocio (bares, boliches, fiestas). ¿Es una contradicción? Desde su fundación, el CCM se quiso posicionar como un espacio de “arte, cultura y ocio”, por lo cual todo parecería fluir dentro de los cauces previstos. Sin embargo, la ecuación no es tan igualitaria como pareciera. Solo basta mirar el resto de espacios culturales más establecidos y comparar su dinámica con la descripta en esta ponencia. En el MALBA, en el Espacio de Arte de las Fundaciones Telefónica o YPF, en el teatro Beckett, no se ven personas tomando fernet a los pies de las obras o yendo a buscar más sillas para acomodarse antes de que empiece una obra de teatro. Algunas de estas conductas son más comunes en espacios de ocio 13 (los consumos), otras son frecuentes en espacios alternativos antes conocidos como “underground” (el “DIY”). Pero, la clave que une todas estas conductas quizás esté, como la carta robada, más cerca de lo que pensamos. Matienzo es una casa. Uno en su casa fuma porro, vuelca vasos y se provoca una sonrisa cuando se acaba el papel en el baño. La sociabilidad que se pone en juego en Matienzo es lo más cercano a una sociabilidad primaria, familiar, como se ve en las observaciones cuandoespectadores, staff, músicos y asistentes se confunden en una sola masa de mucha cercanía, en la que los límites son laxos (pero no inexistentes) y el espíritu es de “buena onda”. El dinero no pareció ser un asunto importante en las observaciones. Todos los que consumían (bebidas, comida, entradas) lo hacían sin cuestionamientos (lo cual podría indicar una cierta pertenencia de clase). Con los artistas la relación también es cordial. Como tareas futuras, podemos mencionar elementos que no pudieron ser relevados por las características del método utilizado (la observación participante). A modo de posibles preguntas que emergen de los investigado, algunas serían: ● ¿Cómo se informan los asistentes de la programación de Matienzo? ¿Siguen las actividades de algún área en particular (teatro, cine) y confían en sus criterios? ¿van a Matienzo con un plan específico (ver cierta obra, recital, etc) o confían en que el espacio les presentará una oferta que les interese? ● ¿Pensaron las asistentes en involucrarse en el Matienzo más allá de su asistencia, sea como colaboradores, artistas con sus espectáculos o productores con propuestas culturales? ● ¿Quiénes son los que llamamos “habitués”? ¿Cada cuánto vienen? ¿Dónde viven, cómo viajan a Matienzo? ¿Vienen sin plan concreto o se informan de las actividades y en base a eso deciden? ¿Cómo lo conocieron? ● ¿Cómo llegaron los que hoy son staff de Matienzo a involucrarse en él? ¿Cómo lo conocieron? ¿Qué pensaron la primera vez que estuvieron ahí? ¿Cómo evalúan su camino recorrido desde que empezaron a colaborar? ¿Cuáles son sus propuestas y sugerencias a futuro? ● ¿Cuáles son las características sociodemográficas de los asistentes (público) y de los productores (músicos, artistas, escritores, etc.) de Matienzo: edad, nivel educativo, lugar de residencia, trabajo y educación de los padres? ¿Cuáles son sus consumos (y producciones) culturales: libros, revistas, cine, televisión, radio, artes visuales, artes performáticas? 14 Este Centro de Estudios Culturales tiene como propósito el aportar al mejor desenvolvimiento de Matienzo, en estrecha articulación con las áreas de Producción (Música, Cine, Teatro, Arte) y las áreas transversales (Comunicación, Relaciones Institucionales, nuestra área “madre” de Formación). Manteniendo la autonomía que todo trabajo científico requiere, apuntamos aún así a contribuir al proyecto Matienzo porque entendemos que desde allí se está produciendo una cultura amplia, democrática y prometedora en estos agitados tiempos en la Ciudad de Buenos Aires. La sociología de la cultura, en tiempos de Raymond Williams (1981: 199-200), se encontraba en una encrucijada. Por una parte, la sociología se venía encargando de investigaciones puntuales en áreas particulares (por ejemplo, la organización del sistema de marchands y galeristas en Francia durante el Impresionismo); por la otra, “la sociología propiamente dicha” se ha ocupado de las instituciones más evidentes (esferas del Gobierno, museos, encargos). Pero lo que faltaba, decía Williams en aquellos tiempos, - y que era de interés para la sociología en general- era el estudio del status y la formación social de los intelectuales: quiénes son, a qué se dedican, cuáles son sus intereses y de qué manera esto afecta a la cultura. Es sugerente poder retomar la propuesta del sociólogo británico para nuestras próximas investigaciones pensando en los productores de Matienzo como los intelectuales a los que Williams se refería, aquellos que construyen día a día -obra tras obra, recital tras recital, puesta tras puesta- lo que es considerado como arte, lo que es considerado como cultura. Bibliografía: ● BECKER, Howard (2009) Trucos del oficio. Cómo conducir su investigación en ciencias sociales, Buenos Aires, Siglo XXI. ● BOYATZIS, Richard (1998) Transforming Qualitative Information: Thematic Analysis and Code Development, Thousand Oaks, Sage [Traducción resumida del inglés al español por Cecilia Fraga, Valeria Maidana, Diego Paredes y Lorena Vega (2007), “Documento de Cátedra” nº41 para Metodología de la investigación social (cátedra Ruth Sautu), Facultad de Ciencias Sociales, UBA. Disponible en http://www.scribd.com/doc/25860233/DC-41Boyatzis-1998? secret_password=83na1wouzxfxrzsxlwa] ● CASULLO, Nicolás (1994) “Investigaciones culturales y pensamiento crítico”, sociedad; 5: 69-83. ● COLLINS, Randall (2009) Cadenas de rituales de interacción, Barcelona, Anthropos. ● GANDOLFO, Amadeo y Emiliano ZAPATA (2011) “Entrevista a Mark Fisher”, crisis; 6: 46-48. 15 ● SAUTU, Ruth, Paula BONIOLO, Pablo DALLE y Rodolfo ELBERT (2005), Manual de metodología. Construcción del marco teórico, formulación de los objetivos y elección de la metodología, CLACSO. ● STRAUSS, Anselm y Juliet CORBIN (2002) Bases de la investigación cualitativa. Técnicas y procedimientos para desarrollar la teoría fundamentada, Medellín, Editorial Universidad de Antioquía. ● VALLES, Miguel S. (1997) Técnicas cualitativas de investigación social. Reflexión metodológica y práctica profesional, Madrid, Síntesis. ● VANOLI, Hernán (2011) “Instantáneas desde una montaña rusa”, crisis; 7: 10-13. ● WILLIAMS, Raymond (1981) Cultura. Sociología de la comunicación y del arte, Barcelona, Paidós. 16