Órgano oficial de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica. SEPAR. Sumario Volumen 32, Número 5, Mayo 1996 Editorial Trasplante pulmonar en la hipertensión pulmonar primaria A. Román 213 Utilidad de la curva flujo volumen en la detección de estenosis fijas extratorácicas en pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica J.L. Izquierdo Alonso y J.M. Rodríguez González-Moro 216 Tratamiento de las roturas traqueobronquiales: revisión de 6 casos J . Zapatero, J. Flandes, R. Peñalver, L. Madrigal, J . Lago, S.D. Reboiras, D. Saldaña, ¡. Muguruw y J. Candelas 222 Oxigenoterapia deambulatoria por catéter transtraqueal S. Díaz Lobato, M.T. García Tejero, M.A. Racionero, F. García Río, C. Villasante y J. Villamor 225 Pleurodesis con sangre del propio paciente: resultados iniciales en 14 casos /. Blanco Blanco, H. Canto Argiz, F. Carro del Camino, J. Fuentes Vigil y J. Sala Blanco 230 Bases legislativas para la prevención del tabaquismo en la escuela M. Barrueco Ferrero 237 Tabaco y mujer C.A. Jiménez Ruiz 242 Infección por Chiamydia pneumoniae asociada con anemia hemolítica autoinmune por anticuerpos calientes J. Belda, A. Romero v A. Cáliz 251 Carcinoma pulmonar de células grandes productor de hormona gonadotrofina coriónica: dificultad en el diagnóstico diferencial con un coriocarcinoma M.J. Cremades Romero, S. Rivas Rodero, C. Pellicer Ciscar, J. Aparicio Urtasun y M.L. Cremades Romero 253 Fibrosarcoma pulmonar metastásico: a propósito de un caso y revisión de la literatura J.l. Quintana González, L. Lázaro Asegurado, J.A. Fernández Ratero, A. Morato Arnaiz, M. C. González de la Campa y J . Terán Santos 256 Enfermedad pulmonar intersticial y colitis ulcerosa: presentación de un caso L.M. Domínguez Juncal, S. Ruanova Suárez y M. T. Martín Egaña 259 Neumonía intrahospitalaria por Xanthomonas maltophilia y sida M. Sitges, O. Miró y E. Pedral 259 Hemosiderosis pulmonar idiopática M. Sánchez Duran, D. Gómez Pastrana y A. Andrés Martín 260 Originales Artículo especial Revisión Notas clínicas Cartas al director Información EDITORIAL Trasplante pulmonar en la hipertensión pulmonar primaria A. Román Servicio de Neumología. Hospital General Universitari Valí d'Hebron. Barcelona. La presencia de presión media en arteria pulmonar (PAPm) por encima de 25 mmHg en reposo o de 30 mmHg en ejercicio, en ausencia de una causa que lo pueda explicar, se conoce como hipertensión pulmonar primaria (HPP)'. Se trata de una enfermedad grave y de curso progresivo que, afortunadamente, es poco frecuente y afecta a ambos sexos, especialmente entre los 20 y 50 años de edad. Salvo situaciones excepcionales, como la ocurrida en los primeros años ochenta, a raíz de la epidemia de hipertensión pulmonar por ingesta de aceite tóxico2, la prevalencia de esta enfermedad en nuestro medio parece baja, como lo demuestra el número de pacientes consultados en un hospital español con programa de trasplante pulmonar3. El pronóstico de la enfermedad es malo, se ha calculado que la supervivencia global no llega a la mitad a los 3 años del diagnóstico4. Desde su inicial descripción, a finales de los años cincuenta, hasta los primeros años ochenta no se disponía de tratamientos que pudiesen mejorar las malas expectativas de estos pacientes en su evolución natural. Ha sido en los últimos 15 años cuando se han logrado importantes avances tanto en el tratamiento médico como quirúrgico (trasplante pulmonar) de esta enfermedad. Parece claro que la supervivencia de los pacientes mejora con la descoagulación5, y un subgrupo de pacientes que responden a los antagonistas del calcio a dosis altas también tiene un mejor pronóstico6. También hay datos que avalan que la perfusión intravenosa continua de prostaglandinas puede mejorar temporalmente en algunos pacientes7. A pesar de todos estos avances en el tratamiento médico, con excepción del subgrupo de pacientes con buena respuesta a los antagonistas del calcio; el curso progresivo y mal pronóstico de la enfermedad no varía de forma sustancial. Este hecho, unido a la juventud y, generalmente, buena condición física de la mayoría de estos pacientes, es la razón por la que fueron los primeros candidatos a trasplante cardiopulmonar (TCP), cuando esta técnica se inició en los primeros años ochenta8. En los últimos 15 años, el trasplante pulmonar, además de consolidarse como alternativa terapéutica, ha ido Correspondencia: Dr. A. Román. Servicio de Neumología. Hospital General Valí d'Hebron. P.° Valí d-Hebron, 119-129. 08035 Barcelona. Recibido: 16-1-96; aceptado para su publicación: 23-1-96. Arch Bronconeumol 1996; 32: 213-215 "refinando" su indicación en las distintas patologías. Durante una década se han realizado cientos de TCP en todo el mundo por HPP con resultados parecidos a los obtenidos por otras indicaciones y que han ido mejorando con la experiencia9. Tras una década de experiencia en TCP para la HPP, que ha coincidido en el tiempo con el desarrollo del trasplante unipulmonar (TUP) y bipulmonar secuencial (TBP), a finales de los años ochenta se concibió la posibilidad de ampliar las opciones de tratamiento quirúrgico en estos pacientes. Varios centros iniciaron su experiencia en el TUP y/o TBP para la HPP en la década de los ochenta. Con ello se llegó a una experiencia en HPP cifrada (en septiembre de 1995) en más de 350 trasplantes, lo que representa un 8% del total de trasplantes no cardiopulmonares realizados10. Analizada globalmente, la supervivencia postoperatoria de estos pacientes es del 64% en el primer año y del 43% al cabo de cuatro, según datos del Registro Internacional de Trasplantes de Pulmón que representa la experiencia de unos 100 centros y más de 4.000 trasplantes10. Estos resultados tienen que analizarse con cautela ya que agrupan a centros con desigual experiencia e incluyen un largo período de tiempo en el que los resultados han mejorado progresivamente. La experiencia actual demuestra que tanto el TCP como el TUP o el TBP son técnicas viables en estos pacientes, con unos resultados a corto y medio plazos bastante similares11'19. La cuestión de los resultados a largo plazo podría estar decantándose a favor del TBP, como se analiza más adelante. Otra cuestión importante es el momento de incluir a estos pacientes en lista de espera para trasplante pulmonar. Han de considerarse varios aspectos en lo que respecta a esta cuestión. En primer lugar, se tiene que estar seguro de que el paciente no mejora con los antagonistas del calcio y, por lo tanto, presenta un pronóstico favorable. En segundo lugar, se tiene que valorar la situación clínica de cada paciente. Así, enfermos con historia de síncopes, hemoptisis de repetición, fenómeno de Raynaud, hipoxia y/o alteración grave de la difusión del monóxido de carbono, se consideran de mayor riesgo y la tendencia es a que sean incluidos antes de la lista de espera. En tercer lugar, los datos hemodinámicos nos acercan al pronóstico. Así, se ha cifrado que con una PAPm > 50 mmHg, una presión media en aurícula derecha > 10 mmHg y un índice cardíaco < 2,5 Vmin/m, en pacientes que no responden a los vasodilatadores, la supervivencia es baja, por lo cual para algunos grupos es213 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGÍA. VOL. 32, NÚM. 5, 1996 tos son parámetros que marcan el momento de incluir a un paciente en lista de espera activa20. Por último, hay que tener en cuenta que el tiempo específico en lista de espera para la obtención de un donante vana de centro a centro. Además de todas estas consideraciones, es posible sostener que los pacientes que tienen una prueba vasodilatadora negativa, dado el mal pronóstico de su enfermedad, deben incluirse en la lista de espera para trasplante pulmonar en el momento del diagnóstico. En los pacientes que responden a los vasodilatadores y no están en una situación hemodinámica demasiado desfavorable, se puede probar el tratamiento con antagonistas del calcio por vía oral con seguimiento hemodinámico que, en mi opinión, implica cateterismo seriado. El papel de la perfusión continua de epoprostenol u otros vasodilatadores por vía intravenosa debe reservarse, especialmente, para los casos en los que, respondan o no a los vasodilatadores, la situación hemodinámica empeore y estén en espera de trasplante pulmonar. ¿Cuál va a ser el tipo de trasplante a realizar en la HPP? Esta es una cuestión debatida en la literatura de los últimos años, en muchas ocasiones sin un número de pacientes que pueda justificar una opinión sólida. Históricamente los pacientes afectados de HPP fueron sometidos en la década de los ochenta a TCP en la mayoría de centros, especialmente en Francia e Inglaterra. Esta es una alternativa válida hoy día. Sus inconvenientes más notables están en el escaso aprovechamiento de los pocos órganos disponibles que se produce en esta estrategia, además de las complicaciones inherentes al implante cardíaco, especialmente la coronariopatía que aparece tiempo después del trasplante. Probablemente en los casos avanzados en los que se repermeabilice el "foramen oval", esta estrategia sea la adecuada. A finales de los años ochenta algunos grupos iniciaron tanto TUP como TBP en la HPP, en un intento de ahorrar órganos y simplificar la intervención. En el caso del TUP se constató la necesidad de circulación extracorpórea electiva en todos los casos, lo cual no resta tantos riesgos como era de suponer19. Por otra parte, el intenso edema que se produce en el injerto en el postoperatorio inmediato, tal como constataron experimentos con animales21, llevó a aconsejar a los grupos que abogaran por este tipo de trasplante a mantener la ventilación mecánica y relajación del paciente los primeros días de un difícil postoperatorio inmediato19. A pesar de esta conocida dificultad, han sido necesarios algunos años para constatar que los pacientes afectados de HPP sometidos a TUP presentan desigualdades ventilación-perfusión en el momento que aparecen complicaciones en el injerto, especialmente lesiones de rechazo crónico que, con el mismo grado de afectación, pone a estos pacientes en desventaja respecto a los portadores de otro tipo de trasplante pulmonar22. Estos hechos han llevado al convencimiento actual que el TUP, a pesar de ser la estrategia que puede beneficiar a más pacientes, no es el mejor trasplante tanto a corto como a largo plazo en esta enfermedad. El TBP precisa igualmente de circulación extracorpórea de forma electiva. Contrariamente al TUP, el postoperatorio inmediato es más fácil, con mayor estabili214 dad hemodinámica del paciente y extubación más temprana, ya que no se produce un edema tan intenso. Por otra parte, la no implantación del corazón conlleva las ventajas de la ausencia de complicaciones cardíacas a largo plazo. Por último, los pacientes que son portadores de TBP presentan una mejor tolerancia a las complicaciones tardías, especialmente el rechazo crónico, evitando las desigualdades ventilación-perfusión observadas en el TUP en estos mismos pacientes. En resumen, una mayoría de pacientes afectados de HPP en los que el tratamiento médico no ofrezca expectativas adecuadas deberán incluirse en un programa de trasplante pulmonar. Probablemente el momento de incluir a los pacientes en lista de espera deba ser temprano. Por último, aunque no está totalmente resuelta la cuestión en la literatura, el tipo de trasplante a practicar deberá ser, preferentemente, el TBP. Otras modalidades de trasplante (TUP y reparación-comunicación intracardíaca y/o TCP) tendrán indicaciones mucho más restringidas. BIBLIOGRAFÍA 1. Rubin LJ. Primary pulmonary hypertension. ACCP consensus statement. Chest 1993; 104: 236-250. 2. García-Dorado D, Miller DD, García EJ, Delcan JL, Maroto E, Chaitman BR. An epidemic of pulmonary hypertension after toxic rapessed oil ingestión in Spain. J Am Coll Cardiol 1983; 1: 1.2161.222. 3. Morell F, Román A, Bravo C, Nicoiau F, Martí S y el Grupo de Trasplante Pulmonar del Hospital Valí d'Hebron. 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Ann Thorac Surg 1992; 54: 216-223. 10 A. ROMÁN.-TRASPLANTE PULMONAR EN LA HIPERTENSIÓN PULMONAR PRIMARIA 14. Parquin E, Cerrina J, Le Roy Ladurie F, Brenot F, Herve P, Hacchiarini P et al. Comparison of hemodynamic outcome of patients with pulmonary hypertension after double-lung transplantation. Transplant Proc 1993:25: 1.157-1.158. 15. Frist WH, Carmichael LC, Loyd JE, Merrill WH, Stewart JR, Biggs VJ et al. Transplantation for pulmonary hypertension. Transplant Proc 1993; 25: 1.159-1.161. 16. Chapelier A, Vouhe P, Macchiarini P, Lenot B, Cerrina J, Le Roy Ladurie F et al. Comparative outcome of heart-lung and lung transplantation for pulmonary hypertension. J Thorac Cardiovasc Surg 1993; 106: 299-307. 17. Lupinetti FM, Bolling SF, Bove EL, Brunsting LA 3rd, Crowley DC, Lynch JP et al. Selective lung of heart-lung transplantation for pulmonary hypertension associated with congenital cardiac anomalies. Ann Thorac Surg 1994; 57: 1.545-1.548. 18. 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Ventilation-perfusion inequalities during graft rejection in patients undergoing single lung transplantation for primary pulmonary hypertension. Chest 1992; 101: 401-405. 215 ORIGINALES Utilidad de la curva flujo volumen en la detección de estenosis fijas extratorácicas en pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica J.L. Izquierdo Alonso* y J.M. Rodríguez González-Moro** *Sección de Neumología. Hospital Universitario de Guadalajara. **Servicio de Neumología. Hospital Gregorio Marañen. Madrid. La curva flujo volumen constituye la prueba no invasiva más habitual en el diagnóstico de la obstrucción de la vía aérea superior. Con el objetivo de analizar su utilidad en la detección de obstrucciones fijas en la vía aérea superior en presencia de enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), se realizaron curvas flujo volumen con maniobras inspiratorias y espiratorias máximas a 60 pacientes con EPOC y a 15 controles sanos. En todos los casos se hizo un estudio basal, repitiéndose posteriormente de forma aleatoria tras la aplicación de resistencias externas con un diámetro interno de 4, 6, 8 y 10 mm. Aunque se detectaron caídas significativas en el flujo espiratorio pico (PEF) y flujos inspiratorios (FIF;,) con resistencias de 10 mm, incluso en el grupo con limitación ventilatoria muy grave, fue necesario reducir el diámetro interno a 6 mm para detectar cambios en el volumen espirado máximo en un segundo (FEV,). En los pacientes con valores básales inferiores al 50% del teórico, se necesitaron estenosis de 4 mm para provocar cambios en el FEV,. La caída en el FEV, y PEF se hizo menos evidente a medida que aumentaba la gravedad de la EPOC, correlacionándose en ambos casos con el porcentaje de FEVi basa) sólo con diámetros de 6 mm (p < 0,01) y 4 mm (p < 0,001). La sensibilidad de los índices más habituales utilizados en la detección de la obstrucción de la vía aérea superior, tales como el FEV/PEF y el FEV;/FEV^, fue baja en las formas graves de EPOC, incluso con estenosis de 4 mm, obteniéndose sensibilidades inferiores al 50% en todos los grupos con diámetros superiores a 6 mm. Otros índices como el FEFsi/FIFso y el FEVi/FIV, no mejoraron la rentabilidad diagnóstica. Concluimos que, en presencia de EPOC, la curva flujo volumen puede no detectar adecuadamente la existencia de una obstrucción asociada en la vía aérea superior, por lo que, especialmente en los casos más graves, debe considerarse la necesidad de utilizar métodos diagnósticos alternativos. Utility of the flow-volume curve in detecting fixed extrathoracic stenosis in patients with chronic obstructive pulmonary disease The flow-volume curve is the usual noninvasive diagnostic test for upper airways obstruction. In order to assess its usefulnes for the detection of fixed upper airwais obstruction in chronic obstructive pulmonary disease (COPD), we plotted flow-volume curves using máximum inspiratory and expiratory maneuvers in 60 COPD patients and in 15 healthy controls. Baseline readings were taken, followed by readings after random application of fixed extemal resistances with diameters of 4, 6, 8 and 10 mm in all cases. Although PEF and FIFgi) decreased significantly with resistance of 10 mm, even in the group with the most severe ventilatory limitation, it was necessary to reduce the interna! diameter to 6 mm to detect changes in FEV]. In patients with baseline valúes under 50% of theoretical valúes, 4 mm stenosis was required to provoke changes in FEVi. The fall in FEV; and PEF was less evident as the severity of COPD increased, with both parameters correlating with percent baseline FEVi oniy at diameters of 6 mm (p < 0.01) and 4 mm (p < 0.001). The sensitivities of the usual Índices for detecting upper airways obstruction, such as FEVi/PEF and FEVi/FEV,.;, were low (below 50%) in all groups at diameters o ver 6 mm, and in the most severe cases of COPD, even with stenosis of 4 mm. Ñor did other Índices, such as FEFgi/FIF;, and FEVi/FIVi,, give better diagnostic yield. We conclude that the flow-volume curve may not detect the existence of upper airways obstruction in COPD, and that in the most severely affected patients alternative diagnostic methods shouid therefore be considered. Palabras clave: Curva/lujo volumen. EPOC. Obstrucción. Vía aérea superior. Arch Bronconeumol 1996: 32: 216-221 Correspondencia: Dr. J.L. Izquierdo Alonso. Sección de Neumología. Hospital Universitario de Guadalajara. Donantes de Sangre, s/n. 19002 Guadalajara. Recibido: 6-2-95; aceptado para su publicación: 28-11-95. 216 Key words: Flow-volume curve. COPD. Obstruction. Upper airways. Introducción La obstrucción de la vía aérea superior (OVAS) es una entidad relativamente poco frecuente cuando se 12 J.L. IZQUIERDO ALONSO Y J.M. RODRÍGUEZ GONZÁLEZ-MORO- UTILIDAD DE LA CURVA FLUJO VOLUMEN EN LA DETECCIÓN DE ESTENOSIS FIJAS EXTRATORÁCICAS EN PACIENTES CON ENFERMEDAD TABLA I Edad y características funcionales básales en los sujetos control y en los diferentes grupos de enfermedad pulmonar obstructiva crónica Grupos Controles Edad (años) FEV,(1) PEF (1/min) FIF;,o(Vs) FEV,/PEF (ml/iynün) FEV,/FEVo, FEV,/FIV, ' FEVsg/FIVso 56 ± 7 3,269 ±378 535 ± 126 4,99 ±1,5 6,97 ± 1 1,26 ± 0,04 0,94 ± 0,12 0,95 ± 0,38 D c B 62 * 7 1,989 ±270 335 ± 75 3,15 ±0,97 5,88 ± 0,86 1,39 ± 0,84 0,81 ± 0,11 0,43 ± 0,13 62 ± 7 1,577 ± 280 249 ± 48 2,86 ± 0,85 6,41 ± 0,99 1,47 ± 0,08 0,69 ±0,14 0,31 ±0,10 61 ± 5 1,099± 183 194 ± 67 2,46 ± 0,80 6,05 ± 1,1 1,52 ±0,08 0,58 ± 0,09 0,24 ± 0,09 A 61 ± 4 717 ±151 162 ± 42 2,04 ± 0,75 4,57 ± 0,9 1,51±0,95 0,50 ± 0,13 0,21 ±0,10 FEV,: volumen espirado máximo en un segundo; PEF: flujo espiratorio pico; FIF: flujo inspiratorio; FEF;: flujo espiratorio. compara con otras causas de obstrucción al flujo aéreo como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) o el asma. Habitualmente los síntomas de la OVAS son poco específicos. La disnea y las sibilancias, que generalmente son el principal motivo de consulta, pueden verse también en otros procesos obstructivos, del mismo modo que el estridor, que suele constituir el hallazgo más característico en la exploración física, es sumamente variable debido a su dependencia del flujo y del grado de obstrucción. La OVAS puede presentarse con relativa frecuencia en pacientes con EPOC, generalmente relacionada con antecedentes de intubación o traqueostomía por fallo ventilatorio, parálisis de cuerdas vocales, o presencia de neoplasias proximales vinculadas con un factor común de tabaquismo. En estos casos el diagnóstico de la OVAS constituye un problema clínico, dado que su detección es más difícil en presencia de obstrucción periférica al flujo aéreo. Las pruebas de función pulmonar, y de forma especial, la curva flujo volumen con maniobras inspiratorias y espiratorias máximas han demostrado su utilidad como tests no invasivos a la hora de detectar y cuantificar estas lesiones''2. Se han propuesto varios índices para reconocer y valorar la OVAS, habitualmente basados en la reducción de los flujos máximos dependientes del esfuerzo3"5. Sin embargo, dado que en pacientes con EPOC los flujos máximos son menos dependientes del esfuerzo, consideraciones teóricas permiten asumir que, a diferencia de lo que ocurre en pacientes sin limitación crónica al flujo aéreo, estos parámetros sólo se alterarán en fases más avanzadas de la lesión, disminuyendo su sensibilidad para identificar la presencia de OVAS. El objetivo de este estudio fue investigar la utilidad de la curva flujo volumen en la detección de OVAS en pacientes con diversos grados de gravedad de EPOC. Material y métodos Se incluyeron en el estudio 60 pacientes con EPOC con una edad media de 62 ± 6 años. Todos tenían un volumen espirado máximo en un segundo (FEV,) inferior al 80% del teórico y una6 relación FEV/capacidad vital forzada (FVC) menor del 70% . Adicionalmente se incluyeron 15 controles sanos con una edad media de 56 ± 7 años. En todos los casos se solicitó 13 consentimiento informado. Los pacientes con EPOC fueron divididos en 4 grupos en función del grado de gravedad de su proceso. El grupo A (n = 15) incluyó pacientes con un FEVi inferior al 35% del teórico; el grupo B (n = 15) tenía un FEVi entre el 35 y 49% del teórico; el grupo C (n = 15) estaba constituido por pacientes con valores entre el 50-64%, y el grupo D (n = 15) incorporó pacientes con FEV) por encima de esos valores. En el momento del estudio todos los casos presentaban una situación clínica y funcional estable y ninguno tenía una historia previa de intubación, patologías asociadas capaces de afectar la vía aérea superior ni signos de afectación muscular. La OVAS fue simulada según el método descrito previamente por Miller y Hyatt' intercalando entre la boca y el espirómetro tubos rígidos con un orificio circular interno de 10, 8, 6 y 4 mm de diámetro y 1 cm de longitud. Las curvas flujo volumen se realizaron mediante un neumotacógrafo (Pneumoscreen II, Jaeger, Alemania) y el volumen se obtuvo por integración de la señal de flujo, representándose simultáneamente en el eje de abscisas. En todos los casos se aseguró la reproducibilidad mediante la realización de 3 curvas flujo volumen alineadas a capacidad pulmonar total. Las maniobras se realizaron al inicio sin resistencias y posteriormente con las diferentes estenosis de forma aleatoria, dejando 15 minutos entre las maniobras para evitar la fatiga del paciente. Las curvas se obtuvieron bajo supervisión directa utilizando una técnica estándar7-8; después de una capacidad vital inspiratoria lenta, se realizó una espiración forzada a través del neumotacógrafo desde la posición de capacidad pulmonar total, y posteriormente una inspiración forzada iniciada desde la posición de volumen residual. Los sujetos fueron aleccionados para que realizaran una maniobra forzada mantenida a lo largo de la prueba. Los valores del FEVi, volumen espirado máximo en 0,5 segundos (FEVgs), FVC, y flujo espiratorio pico (PEF) se obtuvieron directamente del ordenador y se expresaron como7 porcentaje del teórico según las fórmulas de Knudson et al . Los flujos espiratorios (FEF,g) e inspiratorios (FIF,g) al 50% de la PVC se calcularon directamente de la curva y se expresaron en valores absolutos. A partir de los datos obtenidos se calcularon los índices FEVi/FIV,, FEFjo/FIF,,,, FEVi/FEVg, y FEVi/PEF. Los valores de corte seleccionados fueron, respectivamente, 1, 1,3, 1,8 y 9,5 (ml/l/min). Estos valores constituyen el límite más aceptado para discriminar la presencia de OVAS9. Los resultados se expresan como medias ± desviación estándar (X± DE). Las diferencias entre medias se valoraron mediante la t de Student, y el grado de asociación entre las variables a través del análisis de regresión lineal. Para determinar si la inclusión de varios índices en orden de importan217 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 32, NUM. 5, 1996 PEF (% del valor basal) 120 -i • Controles T Grupo D 100 - FEV/FIV, • Grupo C • Grupo B 80 - A Grupo A 60 - Controles Grupo D Grupo C Grupo B Grupo A ,76 ± 0,54 ,71 ±0,72 ,74 ± 0,54 ,43 ± 0,35 ,01 ± 0,33 FEF^/FIF;,, 1,36 ±0,28 1,26 ±0,46 0,88 ± 0,33 0,78 ± 0,28 0,46 ±0,16 Abreviaturas como en tabla I 40 20 - cia mejoraba el poder discriminativo se realizó un análisis de regresión por pasos. Se consideró significativo un valor de p inferior a 0,05. 0 Basal 10 8 6 Diámetro interno (mm) Resultados FIFgo (l/s) • Controles T Grupo D 5 -i • Grupo C • Grupo B A Grupo A Basal 10 8 6 Diámetro interno (mm) FEV, (% del valor basal) 120 -, 100 80 60 • Controles 40 - •» Grupo D 20 - • Grupo B • Grupo C A Grupo A 0 Basal 10 8 6 Diámetro interno (mm) Fig. 1. Reducción en el PEF (A), FIF,, (B) y FEV, (C) tras la interposición de estenosis con diferentes diámetros en los controles y diferentes grupos de pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Abreviaturas como en la tabla I. 218 TABLA II Valores de FEV|/FIV| y FEFsn/FIF.;,, tras la interposición de estenosis de 4 mm, en los sujetos control y en los diferentes grupos de enfermedad pulmonar obstructiva crónica La edad y características funcionales básales de cada uno de los grupos se recogen en la tabla I. Con la interposición de OVAS progresivamente más graves se observó un descenso gradual en los flujos máximos, tanto en los sujetos control como en los 4 grupos con EPOC. En la figura 1 se presentan los cambios producidos en cada grupo en el PEF, FEV, y FIF^. El descenso del PEF fue menos importante a medida que aumentaba la gravedad de la EPOC, aunque permaneció estadísticamente significativo incluso con diámetros internos de 10 mm. El FEV, no cambió significativamente en el grupo control ni en los pacientes de los grupos C ni D hasta que se intercalaron estenosis de 6 mm. En las formas más graves de obstrucción generalizada al flujo aéreo (grupos A y B), sólo la interposición de resistencias con diámetros de 4 mm produjo descensos significativos en el FEV|. Analizando conjuntamente todos los casos, sólo se apreció una correlación significativa negativa entre el FEV, basal (expresado como porcentaje del teórico) y la reducción en el PEF (expresado como porcentaje del valor basal) con diámetros de 6 mm (r = -0,53; p < 0,001) y 4 mm (r = 0,79; p < 0,001). Del mismo modo, el descenso en el FEV] sólo se correlacionó negativamente con el valor basal del FEV, con estenosis de 6 mm ( = -0,35; p < 0,01) y de 4 mm (r = -0,85; p < 0,001). Basalmente, los pacientes con EPOC presentaron valores más reducidos de flujos inspiratorios que el grupo control (fig. IB). Con la excepción de 5 casos (tres del grupo D, uno del grupo C y uno del grupo B), los pacientes con EPOC presentaron valores de FIF,,, en el rango previamente descrito para apoyar el diagnóstico de OVAS9. Todos los sujetos del grupo control tenían un índice FEV,/PEF inferior a 9,5 y una relación FEV|/FEV(,, menor de 1,8 (tabla I). Basalmente, ningún paciente con EPOC presentó valores superiores a estos límites. La tabla II muestra los valores de los cocientes FEV|/FIV| y FEF,n/FIF,g tras la interposición de una obstrucción con un diámetro interno de 4 mm. Previamente a la interposición de resistencias, en los grupos con EPOC es14 J.L. IZQUIERDO ALONSO Y J.M. RODRÍGUEZ GONZÁLEZ-MORO- UTILIDAD DE LA CURVA FLUJO VOLUMEN EN LA DETECCIÓN DE ESTENOSIS FIJAS EXTRATORÁC1CAS EN PACIENTES CON ENFERMEDAD PULMONAR OBSTRUCTIVA CRÓNICA tos índices presentaron una marcada reducción respecto al grupo control (tabla I), limitando su rentabilidad diagnóstica en la detección de las estenosis. La figura 2 muestra la sensibilidad del cociente FEVi/PEF (A) y del FEVi/FEV,,, (B) a la hora de detectar diferentes grados de OVAS en los sujetos control y en los diferentes grupos de EPOC. La utilidad de la relación FEFgg/FIFsg y el cociente FEVi/FIV, fue poco relevante, no mejorando significativamente la rentabilidad diagnóstica con la valoración conjunta de los 4 índices. Discusión La curva flujo volumen constituye una prueba diagnóstica muy útil en la valoración de OVAS en pacientes sin patología respiratoria asociada. Sin embargo, consideraciones teóricas y la experiencia clínica sugieren que la detección de OVAS mediante espirometría y curva flujo volumen puede ser difícil cuando se asocia limitación crónica al flujo aéreo10'12. Nuestro estudio confirma la sospecha clínica de que en presencia de EPOC, la curva flujo volumen puede no detectar adecuadamente la presencia de lesiones proximales, especialmente en los pacientes con obstrucción bronquial grave. En un estudio clásico, Miller y Hyatt1 describieron que en presencia de estenosis extratorácicas, la reducción de PEF se debe a la naturaleza esfuerzo dependiente de este test. En estos casos, la fuerza generada por el componente muscular a volúmenes próximos a capacidad pulmonar total se pierde a lo largo del orificio de la obstrucción en vencer la resistencia. En pacientes con EPOC, la compresión dinámica es más acentuada y se inicia a mayores volúmenes pulmonares'3'16. En estos casos, la presencia de obstrucción en las pequeñas vías aéreas mueve el punto donde la presión intraluminal se iguala con la presión pleural (punto de igual presión) hacia el alveolo, de manera que la resistencia upstream contribuye en mayor proporción a la resistencia total. Dado que los flujos más dependientes del esfuerzo no se afectarán hasta que la obstrucción de la vía aérea superior (segmento downstream) sea mayor que la del segmento upstream, en los pacientes con formas más graves de EPOC, la presencia de estenosis proximales puede manifestarse con un menor descenso en el PEE, enmascarando la típica meseta que su reducción produce en la porción espiratoria de la curva flujo volumen en pacientes sin limitación al flujo aéreo17. Como se ha descrito previamente en otros estudioslA18-19, el FEV] se vio menos afectado por la interposición de resistencias extemas, siendo necesario intercalar estenosis con orificios de 6 mm en el grupo control y en los pacientes con formas leves de EPOC, y de 4 mm en los pacientes con grados más graves de obstrucción para reducir de forma significativa los valores del FEV,. Los distintos factores que condicionan los flujos a volúmenes pulmonares elevados y disminuidos permiten explicar las diferencias observadas en el PEE y el FEVp cuyo resultado final va a ser una mayor reducción del PEF, permaneciendo el FEV, menos afectado20. Existen también razones para creer que en casos graves de EPOC la obstrucción proximal incluso podría 15 Fig. 2. A. Utilizando un punto de corte de 9,5, la sensibilidad del índice FEVi/PEF en la detección de las diversas estenosis disminuyó progresivamente a medida que aumentaba la severidad de la enfermedad obstructiva crónica. B. Sensibilidad del cociente FEV/FEViy. Utilizando un valor de corte de 1,8 sólo fue posible detectar estenosis graves en los grupos con menor limitación crónica al flujo aéreo. Abreviaturas como en la tabla I. favorecer el vaciado pulmonar al prevenir el cierre de las vías aéreas periféricas. Los flujos inspiratorios máximos son dependientes del esfuerzo a lo largo de toda la maniobra de capacidad vital; por lo tanto, igual que sucedía con el PEF, la interposición de las diferentes estenosis produjo una marcada reducción en el FIF^p. Aunque en la EPOC la reducción de los flujos máximos es predominantemente espiratoria, a medida que empeora la lesión, se aprecia una reducción de los flujos máximos a todos los volúmenes pulmonares, tanto en espiración como en inspiración. Esto explica la existencia de valores básales progresivamente menores del FIF,g en pacientes con EPOC, así como los menores des219 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGÍA. VOL. 32, NÚM. 5, 1996 censos que se observan tras intercalar las sucesivas estenosis. Teniendo en cuenta que en los pacientes con EPOC, la presencia de estenosis proximales indujo menores variaciones en los flujos máximos, haciendo más difícil el diagnóstico de OVAS respecto a los sujetos control, intentamos analizar si, como se ha descrito en casos sin patología obstructiva asociada, algunos índices derivados de la espirometría y curva flujo volumen podían detectar adecuadamente la existencia de OVAS en presencia de obstrucción crónica al flujo aéreo. De los 4 índices evaluados sólo el cociente FEVi/FEVg; y el FEV¡/PEF fueron útiles en términos de sensibilidad. El FEV,/PEF fue el índice que mejor detectó la presencia de una estenosis asociada, aunque sólo identificó su presencia cuando se utilizaron estenosis de pequeños diámetros y en ausencia de limitación grave al flujo aéreo. Aunque se ha descrito15 que algunos pacientes con limitación grave al flujo aéreo pueden tener valores de FEV,/PEF ligeramente superiores a 10, en nuestro estudio ningún paciente con EPOC sin resistencias extemas presentó valores superiores a los límites descritos previamente3-9. Los valores del FIFjg, caracterizados por ser altamente dependientes del esfuerzo, se ven afectados en mayor proporción que el FEF^ en presencia de estenosis de la vía aérea superior. En pacientes con EPOC, debido a la existencia de una obstrucción más grave durante la espiración, existían valores básales más reducidos de la relación FEF^g/FIF^ que en el grupo control, confirmándose una reducción gradual de este índice a medida que la obstrucción al flujo aéreo aumentaba en gravedad. De este modo, parece lógico deducir que en pacientes con EPOC sólo descensos muy graves del flujo inspiratorio aumentarán el valor de este índice por encima de los límites que habitualmente se consideran como sugestivos de la presencia de una OVAS en pacientes sin patología respiratoria. Lavelle et al4, estudiando 3 pacientes con EPOC y obstrucciones superpuestas al neumotacógrafo, no encontraron cambios significativos en el cociente FEF5(/FIF5g, incluso con orificios de 4 mm, mientras que la relación FEVi/PEF fue mayor de 9,5 y el FEV¡/FEV(), mayor de 1,5 (valor aceptado por los autores como significativo) con 6 mm. En otra serie, Robertson et al18 encontraron que, en presencia de orificios de 6 mm, el índice FEFjg/FIFjo fue mayor de 1 en 6 de sus 12 pacientes con EPOC (sensibilidad: 50%), y en los 12 controles del estudio. En este trabajo, el cociente FEV,/PEF fue igual o mayor de 10 ml/l/min en sólo 7 pacientes (sensibilidad: 58%). Sin embargo, a pesar de que los pacientes fueron seleccionados como representativos de un amplio rango de obstrucción generalizada al flujo aéreo, no se establecieron grupos de diferente gravedad, por lo que resulta difícil de interpretar adecuadamente los resultados. Se ha descrito que la curva flujo volumen con mezcla de helio tiene una mayor rentabilidad que la que se esperaría alcanzar con los índices tradicionales4'18'21'22. Un análisis de la respuesta en la curva flujo volumen con helio está fuera del objetivo del presente estudio. Este 220 test se propuso inicialmente para identificar el nivel de la obstrucción bronquial y detectar cambios tempranos en la limitación al flujo aéreo. A pesar de su contribución a la hora de comprender mejor la dinámica de las vías aéreas en condiciones experimentales, estudios posteriores23 sugieren que su utilización plantea varios problemas de índole teórico y práctico. Adicionalmente, su baja reproducibilidad hace difícil interpretar los resultados. Lavelle et al4, examinando el efecto de las OVAS simuladas en 3 pacientes con EPOC, sugirieron que, analizando el cambio producido en los flujos espiratorios máximos a altos volúmenes pulmonares obtenidos cuando el paciente respira una mezcla de helio y oxígeno, podían detectarse obstrucciones centrales graves en presencia de obstrucción periférica. Sin embargo, este mismo fenómeno se ha descrito hasta en un 50% de los pacientes con EPOC sin obstrucción central24, y estos cambios no se apreciaron de forma significativa hasta que se insertaron dispositivos con diámetros internos de 4 mm. Igualmente, en el estudio de Robertson18, los autores observaron que con estenosis de 6 mm, los pacientes con EPOC presentaban incrementos en el PEF y FIF^p durante la respiración con mezclas de helio, pero concluyeron que la falta de especificidad de los índices limitó su utilidad clínica. Como conclusión, los resultados de este estudio sugieren que en pacientes con limitación crónica al flujo aéreo, los parámetros derivados de la espirometría y de la curva flujo volumen pueden no detectar adecuadamente el desarrollo de otra obstrucción en la porción proximal de la vía aérea. En aquellos casos en los que exista sospecha clínica, y de forma especial en las formas más graves de EPOC, debería valorarse directamente la realización de otras pruebas diagnósticas, incluyendo la posibilidad de TAC y/o broncoscopia. BIBLIOGRAFÍA 1. Miller RD, Hyatt RE. Obstructing lesions of the larynx and trachea: clinical and physiological characteristics. Mayo Clin Proc 1969;44:145-161. 2. Kryger M, Bode F, Antic R, Anthonisen N. Diagnosis of obstruction of the upper and central airways. Am J Med 1976; 61: 85-93. 3. Empey DW. Assessment of upper airways obstruction. Br Med J 1972; 3: 503-505. 4. Lavelle TF, Rotman HH, Weg JG. Isoflow-volume curves in the diagnosis of upper airway obstruction. 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RODRÍGUEZ GONZÁLEZ-MORO- UTILIDAD DE LA CURVA FLUJO VOLUMEN EN LA DETECCIÓN DE ESTENOSIS FIJAS EXTRATORÁCICAS EN PACIENTES CON ENFERMEDAD PULMONAR OBSTRUCTIVA CRÓNICA 10. Lisboa C, Jardim J, Angus E, Mackiem PT. Is extrathoracic airway obstruction important in asthma? Am Rev Respir Dis 1980; 122:115-121. 1 1 . Simonsson B, Malniberg R. Differentiation between localized and generalized airway obstruction. Thorax 1964; 19: 416-419. 12. Jordanoglou J, Pride NB. A comparison of máximum inspiratory and expiratory flow in health an in lung disease. Thorax 1968; 23: 38-45. 13. Miller RD, Hyatt RE. Evaluation of obstructing lesions ofthe trachea and larynx by flow-volume loops. Am Rev Respir Dis 1973; 108:475-481. 14. Lapp NL, Hyatt RE. Some factors affecting the relationship of maximal expiratory flow to lung volume in health and disease. Chest 1967; 51:475. 15. Fry DL. 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Hospital Ramón y Cajal. Madrid. Las roturas traqueobronquiales representan una patología muy grave, difícil de diagnosticar en un primer reconocimiento. Se revisan 6 casos: cuatro como formas agudas con neumomediastino, neumotorax y enfisema subcutáneo -con un retraso en el diagnóstico de 3,25 días-, mientras que dos corresponden a formas crónicas -con un retraso medio en el diagnóstico de 124,5 días-. El diagnóstico se basa en la presencia de neumotorax uni o bilateral no resuelto asociado a neumomediastino, confirmándose la sospecha tras la práctica de la fibrobroncoscopia. El tratamiento habitual consiste en el desbridamiento de la zona lesionada seguido de broncoplastia término-terminal con suturas reabsorbibles. En aquellos casos en que no sea posible se deberá realizar resección pulmonar. Treatment of tracheobronchial ruptures: review of 6 cases Palabras clave: Roturas traqueobronquiales. Fibrobroncoscopia. Broncoplastia. Tracheobronchial ruptures represent a serious pathology difficult to diagnose at the first examination. The authors review 6 cases: four as acute types with pneumomediastinum, pneumothorax and subcutaneous emphysema with a delay in diagnosis of 3.25 days, meanwhile 2 cases were chronic forms with a delay in diagnosis of 124.5 days. Diagnosis shouid be performed as soon as possible based in the presence of uni or bilateral pneumothorax with pneumomediastinum being confirmed by fiberbronchoscopy. The treatment is based in the resection of the fractured fragments, followed by bronchoplasty always with reabsorbable sutures the most frequent surgical technique, meanwhile in the atelectasic forms it is not possible to perform sometimes and we must practise lung resections. Arch Bronconeumol 1996; 32: 222-224 Key words: Tracheobronchial ruptures. Fiberbronchoscopy. Bronchoplasty. Introducción Las roturas traqueobronquiales representan una patología muy grave en el contexto del paciente politraumatizado, asociadas habitualmente a otras lesiones importantes*. Estas lesiones son debidas principalmente a accidentes de tráfico, aunque hay otras causas menos comunes, como las lesiones por intubación. Además, gracias a la mejora en el traslado de los heridos, ahora llegan casos graves que antes fallecían antes de ingresar en el hospital2. La mayoría de las lesiones aparecen en la tráquea torácica 2 cm por encima de la carina principal y en los bronquios principales, pudiendo llegar incluso a producir una lesión completa a nivel cervical, que en casos extremos llegan a formar avulsión traqueal3. El objetivo de este trabajo consiste en revisar la experiencia del Servicio de Cirugía Torácica del Hospital Correspondencia: Dr. J. Zapatero. Cuesta del Cerro, 66, Casa 39. El Soto. Alcobendas. 28109 Madrid. Recibido: 22-9-95; aceptado para su publicación: 28-11-95. 222 Ramón y Cajal entre 1977 y 1994. En total se han tratado quirúrgicamente 6 casos por rotura traqueobronquial (dos de localización traqueal y cuatro de localización bronquial). Pacientes, material y métodos Entre 1977 y 1994 se han reparado quirúrgicamente 6 casos por rotura traqueobronquial. La edad media ha sido de 38,5 años (tabla I) con un rango 17-58. Cuatro eran varones (66,6%) y dos mujeres (33,3%). En 5 pacientes la lesión estaba producida por accidente de tráfico (83,3%), y en un caso postintubación orotraqueal (16,6%). La localización de las lesiones se muestra en la tabla I, siendo la más frecuente en el bronquio principal izquierdo. De las dos lesiones traqueales una era cervical y la otra torácica, siendo esta última una lesión longitudinal de 3 cm de extensión en la pars membranosa de la tráquea, 4 cm por encima de la carina principal, en un paciente que presentó una complicación en la intubación orotraqueal para ser intervenido de una hernia de disco. La clínica presentada fue: dolor y disnea en los 6 casos (100%), enfisema subcutáneo en cuatro (66,6%), y fiebre en uno (16,6%). 18 I. ZAPATERO ET AL.-TRATAMIENTO DE LAS ROTURAS TRAQUEOBRONQU1ALES: REVISIÓN DE 6 CASOS TABLA I Casuística de roturas traqueobronquiales Caso Edad Sexo Etiología Lesión 1 36 Varón Accidente tráfico 2 42 Varón Accidente tráfico 3 4 68 17 Varón Mujer Accidente tráfico Accidente tráfico 5 6 63 26 Mujer Varón Postintubación Accidente tráfico Bronquio principal izquierdo Bronquio principal derecho Tráquea cervical Bronquio principal izquierdo Tráquea torácica Bronquio intermediario Radiografía Abordaje quirúrgico Técnica quirúrgica Atelectasia Toracotomía izquierda Broncoplastia Neumomediastino y neumotorax Neumomediastino Atelectasia Toracotomía derecha Broncoplastia Cervicotomía Toracotomía izquierda Broncoplastia Neumonectomía Toracotomía derecha Toracotomía derecha Traqueoplastia Broncoplastia Neumomediastino Neumomediastino y neumotorax bilateral Cuatro casos correspondieron a la presentación aguda o in- vasiva (66,6%), con neumomediastíno y enfisema subcutáneo importante además de neumotorax unilateral (2 casos) o bilateral (2 casos). Los otros 2 casos se diagnosticaron al cabo de 92 y 47 días, respectivamente, después del accidente de tráfico, correspondiendo a las formas crónicas o atelectásicas, habiendo pasado el diagnóstico desapercibido hasta entonces en estos dos, tratándose de pacientes que fueron trasladados desde otro centro hospitalario (figs. 1 y 2). El diagnóstico preoperatorio se basó en la fibrobroncoscopia y las exploraciones radiológicas, estableciéndose el diagnóstico de rotura traqueal o bronquial una media de 43,66 días después del accidente de tráfico (3,25 días en las formas agudas o invasivas y 124 días en las formas crónicas o atelectásicas). Existían lesiones asociadas en forma de fracturas óseas distales en 4 casos (66,6%), fracturas costales en cuatro (66,6%), fractura de pelvis en dos (33,3%), hematoma subdural en uno (16,6%), rotura esplénica en uno (16,6%), rotura diafragmática en dos (16,6%), y fractura de columna vertebral con compromiso medular en un caso (16,6%). Fig. 1. Rotura de la tráquea torácica. Resultados La vía de abordaje más habitual fue la toracotomía en 5 pacientes (83,3%), tres derechas y dos izquierdas. El caso de rotura traqueal cervical fue intervenido mediante cervicotomía transversa. En las formas agudas o invasivas la técnica quirúrgica fue la resección de los anillos traqueales y/o bronquiales fracturados, seguida de broncoplastia términoterminal con sutura reabsorbible. El caso de rotura de la pars membranosa de la tráquea torácica fue tratado con sutura reabsorbible monoplano y plastia de seguridad de pleura mediastínica. Las formas crónicas o atelectásicas fueron tratadas en un caso mediante resección de 1,5 cm del bronquio principal izquierdo, seguido de anastomosis términoterminal con sutura reabsorbible, mientras que en el otro caso, en el que habían transcurrido 5 meses desde el accidente, fue imposible reconstruir el bronquio principal izquierdo y se tuvo que realizar una neumonectomía izquierda. La mortalidad postoperatoria fue nula, mientras que la morbilidad observada fue de infección en un caso y atelectasia en 2 pacientes, resueltas con curas locales y fibrobroncoscopias aspirativas, respectivamente. 19 Fig. 2. Rotura del bronquio intermediario. Después de un seguimiento medio de 23,2 meses con controles radiológicos y endoscópicos, los 6 pacientes se encuentran en perfecto estado y no han aparecido complicaciones ni estenosis postoperatorias o fístulas anastomóticas. Discusión Bertelsen4 encontró únicamente 33 roturas traqueobronquiales entre 1.178 accidentes de tráfico (0,03%), 223 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGÍA. VOL. 32, NÚM. 5, 1996 de los cuales 28 murieron inmediatamente tras el accidente. En nuestra experiencia la incidencia se ha incrementado en los últimos años debido al mayor número de accidentes de tráfico y a la mejora en el transporte de los heridos a los hospitales, lo que permite que pacientes que antes morían en el lugar del accidente, hoy lleguen vivos al hospital y puedan ser intervenidos. El diagnóstico debe ser lo más temprano posible, basado en la sospecha clínica (neumotorax iterativo no resuelto, neumomediastino o atelectasia crónica), debiéndose realizar siempre a continuación una fibrobroncoscopia que confirmará el diagnóstico. Hood5 refiere cómo el 70% de los casos no fueron diagnosticados en las primeras 24 horas y en el 40% no se llegó a un diagnóstico hasta un mes después del accidente. La etiología de este tipo de lesiones parece deberse a una compresión brusca entre el esternón y la columna vertebral6, seguida por una desaceleración brusca del pulmón sobre la tráquea y una espiración forzada contra la glotis cerrada; en otras ocasiones, la lesión traqueal se produce por una hiperextensión traqueal ("signo de la guantera") asociada a fracturas de la primera o segunda costilla, llegando en los casos más graves a producir una avulsión completa de la tráquea7. Al establecerse una comunicación directa con el espacio pleural se produce un neumotorax, en ocasiones bilateral. Otras veces la pleura mediastínica permanece intacta y aparecen neumomediastino y/o enfisema subcutáneo sin neumotorax8. Oh9 refiere como signo típico la caída del pulmón en la cavidad pleural, perdiendo sus anclajes habituales, mientras que en las formas crónicas la presentación típica es la pérdida de volumen pulmonar10. El diagnóstico debe sospecharse por la clínica (neumotorax uni o bilateral asociado a neumomediastino y enfisema subcutáneo o bien atelectasia pulmonar) y confirmarse por la radiología y la fibrobroncoscopia (lesiones longitudinales, transversales o mixtas de la pars cartilaginosa, pars membranosa o ambas), siendo esta última además de utilidad para intubar los casos más complejos con grandes desplazamientos entre los fragmentos". Symbas12, tras revisar 183 casos, encuentra 136 roturas transversales (74%), 33 longitudinales (18%) y 14 mixtas (8%); mientras que en nuestra serie había dos transversales, dos longitudinales y dos mixtas. La posibilidad de lesiones asociadas debe considerarse siempre, y deben tratarse en primer lugar las lesiones de mayor riesgo vital13'14. En ocasiones se asocian a roturas aórticas que exigen un tratamiento simultáneo con circulación extracorpórea15'16. El tratamiento quirúrgico de las formas agudas consiste en la limpieza y resección de los anillos traqueales y/o bronquiales fracturados, seguido de broncoplastia término-terminal con sutura reabsorbible para evitar la aparición de granulomas'7. En aquellos casos en que se haya formado una estenosis intraluminal será necesaria la resección de la misma y la anastomosis de la vía aérea; mientras que en los pacientes en los que el parénquima distal no sea recuperable o resulte imposible la 224 reconstrucción de los fragmentos fracturados, será necesaria una resección pulmonar'8. La disección quirúrgica traqueal debe limitarse a los planos anterior y posterior, evitando las maniobras sobre las caras laterales de la tráquea, que es por donde recibe su aporte vascular19. Los resultados obtenidos suelen ser satisfactorios, siempre que el diagnóstico se realice de forma temprana; el pronóstico global está en función de la importancia de las lesiones asociadas, de acuerdo con la bibliografía revisada18'20. BIBLIOGRAFÍA 1. Baumgartner F, Sheppard B, De Virgilio C, Esring B, Harrier D, Nelson RJ et al. Tracheal and main bronchial disruptions after blunt chest trauma: presentation and management. Ann Thorac Surg 1990; 50: 569-574. 2. Benfield JR. Traumatic bronchial rupture and other major thoracic injuries. Ann Thorac Surg 1990; 50: 523. 3. Roxburgh JC. Rupture ofthe tracheobronquial tree. Thorax 1987; 42:681-688. 4. Bertelsen S, Howitz P. Traumatic bronchial rupture and other major thoracic injuries. Ann Thorac Surg 1990; 50: 523. 5. Hood M, Sloan HE. Injuries of the trachea and major bronchi. J Thorac Cardiovasc Surg 1959; 38: 458-480. 6. Harvey-Smith W, Northrop C. Traumatic bronchial rupture. Am J Roentgenol 1980; 134: 1.189-1.193. 7. 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Las complicaciones presentadas fueron: expectoración hemoptoica, 100%; granulomas en orificio cutáneo, 20%, y extubación accidental, 10%. El índice de aceptación de la técnica en nuestro medio fue del 9%. El ahorro de O, conseguido fue del 46%. El número de días de ingreso hospitalario en el año pre y poscolocación del catéter se estableció en 28 frente a 3 días (p < 0,001). La evolución de la PCO; fue: basal, 62 ± 14; a la semana del CTT, 51,9 ± 8,8 (p < 0,1); al año del CTT, 52,9 ± 10 (NS). La evolución del hematócrito previo a CTT fue: 45,6 ± 10,22; al año, 43,4 ± 3,02 (NS). Los cambios en la P0¡, FVC y FEV, no presentaron significación estadística. No hubo problemas derivados del manejo del CTT y/o de los sistemas de 0¡ líquido. Oxygen therapy by transtracheal catheter Oxygen therapy by transtracheal catheter (TTC), as described by Heimiich in 1982, was originally conceived to conserve oxygen but later proved to be truly useful as a treatment for chronic respiratory insufficiency, although the technique is littie used in Spain. We conducted a one-year long prospective study of 10 patients with chronic respiratory insufficiency in whom a TTC was placed for ambulatory oxygen therapy. Complications appearing were bloddy expectoration (100%), granulomas at the site of incisión (20%) and accidental extubation (10%). The Índex of acceptation among our patients was 9%. The oxygen savings achieved amounted to 46%. The number of hospitalized days before and after insertion of the catheter amounted to 28 and 3, respectively (p < 0.001). PCO, levéis were 62 ± 14 at baseline, 51.9 ± 8.8 (p < 0.1) after one week, and 52.9 ± 10 (NS) after one year. The hematocrit was 45.6 ± 10.22 before TTC placement and 43.4 ± 3.02 (NS) after one year. Changes in P0¡, FVC and FE VI were not statistically significant. No problems derived from TTC or liquid oxygen management. Palabras clave: Oxigenoterapia deambulatoria. Catéter transtraqueal. Insuficiencia respiratoria. Arch Bronconeumol 1996: 32: 225-229 Introducción El 0^ ya fue relacionado con efectos beneficiosos sobre el organismo humano desde su descubrimiento, efectuado por Priestiey en 1774'. Sin embargo se ha tenido que esperar hasta la década de los ochenta para que se realicen los estudios que han asentado las bases de la oxigenoterapia domiciliaria (OCD)23. La generalización de las fuentes de 0^ líquido portátil, que permiten la oxigenoterapia durante la realización de actividades fuera de casa, ha ido acompañada de la descripción de métodos encaminados inicialmente a reducir el consumo de Oy para aumentar la Correspondencia: Dr. S. Díaz Lobato. Servicio de Neumología. Planta 12. Residencia General. Hospital La Paz. P.° de la Castellana, 261. 28046 Madrid. Recibido: 20-6-95: aceptado para su publicación: 19-12-95. 21 Key words: Ambulatory oxygen therapy. Transtracheal catheter. Respiratory insufficiency. autonomía de los sistemas de 0^ portátil. Entre estos métodos se encuentra el catéter transtraqueal (CTT)4. La literatura se muestra confusa respecto al lugar que la oxigenoterapia por CTT ocupa en el tratamiento actual de los pacientes con insuficiencia respiratoria crónica. No existen criterios estandarizados para su indicación y las sociedades neumológicas se muestran respetuosas ante la presunta "agresividad" de esta modalidad de tratamiento5 7. Las series publicadas en nuestro país son escasas8'9. Todo ello nos ha llevado a diseñar un trabajo prospectivo en pacientes con insuficiencia respiratoria crónica, haciéndoles beneficiarios de la técnica de oxigenoterapia por CTT, prestando particular atención a su aceptación en nuestra población de pacientes y valorando las ventajas y los inconvenientes reportados por la misma, con un seguimiento longitudinal de un año. 225 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 32, NUM. 5, 1996 TABLA I Características generales de los pacientes Paciente Edad (años) Hto(%) FVC(%) FEV,(%) P0¡ (mmHg) PCO, (mmHg) OCD (meses) 60 52 45 22* 43 43 51 39 48 54 59 45,6 ± 10,2 55 41 74 83 66 60 24 17 30 58 31 30 34 23 31 28 30,6 ± 10,8 44 34 51 34 50 45 52 40 37 35 42,2 ±7,17 73 64 54 80 46 47 42 69 72 80 62,7 ± 14,3 120 60 48 48 72 96 48 96 120 60 76,8 ± 28,9 | 2 3 4 5 6 7 8 9 10 X±DE 61 55 60 69 65 65 68 67 61 63,1 ±4,40 77 59 72 70 65,7 ± 12,2 *Paciente con talasemia. Hto: hematócrito; FVC: capacidad vital forzada; FEV|: volumen espirado en un segundo; PO,: presión arteria] de O,; PCO,: presión arterial de CO^; OCD: tiempo que lleva el paciente en tratamiento con oxigenoterapia domiciliaria. Material y métodos greso hospitalario durante el ano previo a la colocación del catéter. Selección de pacientes En enero de 1990 pusimos en marcha un programa de oxigenoterapia por CTT basado en la difusión de la técnica entre la población de pacientes con OCD del Área V de Madrid e instauramos un CTT en aquellos pacientes que, cumpliendo los criterios de inclusión, dieran su consentimiento para su colocación. La implantación del programa contó con la ayuda de la beca FIS 91/0517. Criterios de inclusión en el estudio Se consideraron candidatos de beneficiarse de un CTT los pacientes con insuficiencia respiratoria crónica, con indicación de OCD al menos un año antes de la inclusión en el estudio y que estuvieran motivados en mejorar su calidad de vida, teniendo un entorno sociofamiliar adecuado. La edad de 70 años se consideró límite para ser incluido en el estudio. Criterios de exclusión Fueron considerados criterios de exclusión el presentar otras enfermedades crónicas en situación terminal, disminuidos psicofísicos, neoplasias, tabaquismo o enolismo activo, la hipersecreción bronquial grave, así como aquellos sujetos incapaces de realizar un correcto manejo del CTT y/o del sistema de 0¡ líquido. Valoración inicial Los pacientes fueron informados ampliamente acerca de la técnica, beneficios y complicaciones y siempre que fue posible tuvieron la oportunidad de conocer a otro enfermo portador de CTT e intercambiar opiniones. Se obtuvo el consentimiento informado por escrito de cada paciente. A todos los individuos que aceptaron la inclusión en el protocolo se les realizó: historia clínica y examen físico completo; analítica rutinaria con inclusión de las 3 series hematológicas y parámetros bioquímicos; radiografía de tórax en 2 proyecciones; exploración funcional respiratoria con espirometría simple, test de broncodilatadores, curva flujo volumen, pletismografía corporal, gasometría arterial basal y tras 2 horas recibiendo O, por gafas nasales a su flujo habitual y electrocardiograma. Además, registramos el número de días de in226 Colocación del catéter transtraqueal Una vez hecha la valoración inicial, el paciente fue ingresado en el hospital, precediéndose a la colocación del CTT OXYCATH-SMAD-PROCLINICS® según técnica de Seldinger, con inicio de la oxigenoterapia por él mismo a las 24 horas, recambio semanal con guía metálica hasta la formación de la fístula y posterior recambio cada 10 días, ya fuera por el propio paciente o por sus familiares. Los detalles técnicos han sido comentados ampliamente en la literatura'". El CTT fue colocado siempre por la misma persona. Durante su estancia en el hospital, el sujeto y familiares fueron adiestrados en el manejo del CTT y de los sistemas de O; líquido. Valoración al año de seguimiento Al año de recibir OCD por CTT se realizaron las siguientes determinaciones: historia clínica y examen físico completo; analítica rutinaria con inclusión de las 3 series hematológicas y parámetros bioquímicos; radiografía de tórax en 2 proyecciones; exploración funcional respiratoria con espirometría simple, test de broncodilatadores, curva flujo volumen, pletismografía corporal, gasometría arterial basal y tras 2 horas recibiendo O; por gafas nasales a su flujo habitual y electrocardiograma. Igualmente, registramos el número de días de ingreso hospitalario durante el primer año poscolocación del catéter, así como las complicaciones y problemas derivados de la técnica. Estudio estadístico El análisis estadístico para la comparación de las medias obtenidas en los parámetros espirométricos, gasometría arterial y días de ingreso hospitalario se ha realizado con el paquete estadístico informático SIGMA®, aplicando el test de comparación de medias para datos apareados, la t de Student. Se consideró nivel de significación estadística p < 0,05. Resultados En el período comprendido entre enero de 1990 y diciembre de 1991 se le propuso la colocación de un CTT 22 S. DÍAZ LOBATO ET AL- OXIGENOTERAPIA DEAMBULATORIA POR CATÉTER TRANSTRAQUEAL TABLA II Evolución de los parámetros espirométricos, gasométricos. heniatócrito y días de ingreso hospitalario en el año previo y poscolocación del catéter transtraqueal T» FVC(%) 68 ±12,7 FEV, (%) 32,8 ± 8,9 PO;(mmHg) 46,8 ±5,82 Hto (%) 52,9 ± 6,6 Días de ingreso 28,36 ±25,17 T, 65,7 ±12,2 30,6 ± 10,8 42,2 ±7,17 45,6 ± 10,22 3 ± 7,89 T, P 64,9 ± 12,3 31,1 ± 8,43 44,9 ±6,15 43,4 ± 3,02 < 0,001 NS NS NS NS FVC: capacidad vital forzada; FEVp volumen forzado espirado en un segundo; Hto: hematócrito; P0¡: presión parcial de Oy TO: valoración un año antes de la inclusión en el estudio; T[: valoración en el momento de la inclusión en el estudio; T¡: valoración al año de seguimiento; p: significación estadística. TABLA III Evolución de la PCO¡ a la primera semana de portar el catéter transtraqueal Paciente PCO;-basal (mmHg) PCO¡-primera semana (mmHg) 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 X±DE 73 64 54 80 46 47 42 69 72 80 62,7 ±14,38 65 48 45 58 44 44 40 53 60 62 51,9 ±8,86 p < 0,001 a 130 pacientes. Un total de 118 rechazaron la colocación del CTT argumentando técnica agresiva en 70 pacientes (60%); falta de estímulos para salir de casa en 12 (10%); prejuicios acerca de la manipulación del cuello, asemejando esta técnica a la traqueostomía en 34 (29%), y no querer aparentar ninguna deficiencia en 14 (12%). Doce pacientes aceptaron la inclusión en el protocolo de estudio y se les colocó un CTT. Ninguno era portador de traqueostomía. En 10, la colocación del CTT no se siguió de complicaciones inmediatas. Dos presentaron complicaciones inmediatas que han sido referidas previamente8: uno presentó un cuadro de diplopía sin cambios analíticos ni electrocardiográficos y que revirtió espontáneamente en unos minutos. Otro paciente precisó recolocación del CTT por haber quedado configurado un bucle en tejido subcutáneo, presentando reacción vagal con hipoventilación aguda que requirió intubación orotraqueal y conexión a ventilación mecánica, retirándose el CTT a petición de la familia. Otro paciente falleció a los 23 días de la colocación del CTT por progresión de la enfermedad de base sin imputarse al CTT. Éste y el anteriormente mencionado salieron del protocolo quedando sólo 10 pacientes que han podido ser revaluados tras un año de seguimiento y a los que nos referiremos en los resultados a partir de ahora. Las características generales de los pacientes se muestran en la tabla I. La evolución de los parámetros espirométricos, gasometría arterial, hematócrito, días de ingreso hospitalario, evolución de la PCO¡ y ahorro de O, se muestran en las tablas II-IV. Las complicaciones presentadas fueron: expectoración hemoptoica en todos los pacientes (100% de los casos), granulomas en el orificio cutáneo en dos (20%) y extubación accidental en uno (10%). Discusión Estudiamos a un grupo de pacientes con insuficiencia respiratoria crónica en tratamiento con OCD convencional por gafas nasales al menos un año antes de la inclusión en el estudio. Todos los casos cumplían estrictamente los criterios recomendados por la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR)" y eran controlados en nuestras consultas extemas. 23 *Ambas gasometrías realizadas con una FÍO; suficiente para conseguir una saturación arterial de Hb del 92%. PCO2: presión arterial de CO^; basal: correspondiente a la inclusión del sujeto en el estudio (T|); primera semana: gasometría arterial realizada a los 7 días de haber colocado el catéter transtraqueal. TABLA IV Flujo de O; requerido para mantener una saturación arterial del 92% con gafas nasales y catéter transtraqueal (CTT) Paciente 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 X ±DE Gafas nasales (Ipm) CTT (Ipm) 1,50 2 2 1,50 2 3 2 1,50 4 2,50 2,2 ± 0,78 0,75 1 1,25 0,50 0,75 1,25 0,75 1 1,50 1,50 1,02 ±0,34 p < 0,001. Ahorro: 46%. En un principio se valoró la posibilidad de estudiar paralelamente un grupo control y establecer las diferencias evolutivas entre ambos grupos. Sin embargo, y tras la valoración de nuestro protocolo por las diferentes comisiones del FIS, se acordó analizar las diferencias existentes en el grupo experimental tras un período de seguimiento, con respecto a su situación basal precatéter, ante la imposibilidad de aleatorizar el tratamiento. El período elegido pre y poscolocación del catéter para analizar diferencias ha sido de un año y es lo que hemos denominado los tiempos Tg (un año previo a la colocación del CTT), T) (colocación del CTT) y T^ (un año tras su colocación). Este diseño es similar al de un trabajo publicado recientemente, donde el período de seguimiento pre y poscatéter fue de 6 meses12. Si bien esperábamos inicialmente estudiar un mayor número de pacientes, el alto rechazo de la técnica en nuestro medio no lo permitió. Este problema ha sido discutido en la literatura por Bloom et al13. Dichos autores diseñaron un estudio aleatorizado para evaluar la eficacia y coste de la oxigenoterapia transtraqueal, esti227 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 32, NUM. 5, 1996 mando necesaria una muestra de 100 pacientes como grupo control y otros 100 como grupo experimental. A pesar de los esfuerzos realizados para captar pacientes, con utilización de la prensa y televisión local, así como visitas a los médicos generalistas, sólo consiguieron enrolar en el estudio a 43 pacientes tras 2 años (22 con CTT y 23 dentro del grupo control). Ellos atribuyen estos pobres resultados a la falta de celo de los médicos de cabecera para recomendar la técnica a los pacientes. Hemos potenciado la divulgación de esta técnica, prácticamente desconocida en nuestro país, entre los profesionales de la atención primaria14-15, consiguiendo un 9% de aceptación. Recientemente, Sampablo et al han referido un 17% de aceptación16. En nuestra experiencia, la oxigenoterapia por CTT se ha mostrado segura y con escasas complicaciones en el tratamiento del paciente con insuficiencia respiratoria crónica. La determinación de la PCO¡ tras una semana de recibir 0^ por el CTT mostró una disminución de la misma con respecto a la PCO^ basal con significación estadística (p < 0,001). Este mismo hallazgo se encontró en la valoración de la PCO^ al año de recibir el 0^ por el CTT. En este sentido, otros autores han encontrado que el CTT consigue una normalización de la PCO^: la eleva en pacientes hipocápnicos y la reduce en pacientes hipercápnicos'7 l!i. El ahorro de 0¡ conseguido en nuestra serie está en consonancia con los hallazgos referidos en la literatura. Desde el 72% de ahorro que encuentran Christopher et al'9 al 42% de ahorro de Leger et al211, la mayoría de autores consiguen ahorros de 0¡ próximos al 50%172'-22, tal y como ha sido nuestra experiencia (46%). Hemos objetivado una reducción del número de días de ingreso hospitalario en el año poscolocación del CTT con respecto al año previo a dicha colocación. Si bien son numerosos los artículos que refieren cómo la oxigenoterapia por CTT reduce el número de ingresos por reagudización19'23, sólo existen datos objetivos publicados al respecto en 2 estudios'2 n. La reducción del número de días de ingreso hospitalario con oxigenación transtraqueal es significativa en ambos, 11,6 frente a 2,8 para Bloom et al'3; 12 frente a 4 para Hoffman et al12. En los pacientes estudiados hemos encontrado igualmente una diferencia con significación estadística: 28 días de ingreso en el año previo respecto a 3 días de ingreso en el año en tratamiento con oxigenoterapia transtraqueal (p < 0,001). Se podría argüir que los pacientes han estado mejor controlados en el año experimental y bajo una mayor supervisión médica. En este sentido, fue requisito indispensable que los pacientes estuviesen controlados en nuestras consultas extemas para tener garantías de la homogeneidad de criterios empleados en el manejo de estos pacientes. No hubo cambios en el tratamiento médico que recibían los pacientes y, aunque no ha sido objeto de nuestro trabajo y por ello no lo hemos mencionado hasta ahora, sí observamos una reducción en la medicación coadyuvante habitual de estos enfermos; a saber, antibioterapia y corticoides por vía sistémica. Por último, deberíamos tener en cuenta que muchos autores se muestran respetuosos ante el CTT por considerar 228 que, además de ser una técnica "agresiva", constituye una puerta abierta a la infección que favorecería las reagudizaciones de origen infeccioso. Si esto fuera cierto, los resultados habrían demostrado un mayor número de reagudizaciones y, en consecuencia, un incremento en el número de días de ingreso hospitalario, cuando realmente ha sido todo lo contrario. En nuestra serie no hubo ningún episodio neumónico ni reagudización grave. Sólo 2 pacientes ingresaron en el año poscolocación del CTT por reagudizaciones y, aun con ello, los 2 pacientes redujeron notablemente el número de días de ingreso con respecto al año previo. Referente a las complicaciones, no hemos encontrado ninguna relevante en el año de seguimiento. Todos los pacientes presentaron expectoración hemoptoica ocasional, coincidentes generalmente con recambios del CTT. Dos casos desarrollaron tejido de granulación en el orificio de entrada del CTT. En uno de ellos se utilizó nitrato de plata para reducirlo de tamaño, mientras que en el otro paciente fue necesaria la exéresis quirúrgica con anestesia local, pues ocluía progresivamente el orificio de entrada, dificultando el recambio del CTT. No hubo ninguna extubación accidental en los casos estudiados durante las actividades diarias. Sin embargo, un paciente sufrió una extubación por la noche mientras dormía. El CTT, con la sola sujeción de la cinta del cuello, fue rotando alrededor del mismo y cuando despertó el paciente se encontró el CTT colgando de la cinta fuera de su sitio. Tras acudir a nuestra consulta se colocó un nuevo CTT sin complicaciones, siguiendo los mismos pasos como si de un catéter nuevo se tratara al no encontrarse permeable el foramen. La serie de Waish y Govan24 es la que presenta la mayor incidencia de extubaciones con 21 casos durante 595 meses-paciente de seguimiento. Los 10 casos que llevan un CTT en la actualidad desarrollan un grado de vida activa muy superior al que mantenían previamente, y realizan todo tipo de actividades fuera de sus domicilios según la autonomía de la mochila de 0^ líquido. Dos realizan actividades de tipo laboral en negocios de su propiedad. Ninguno de ellos estaría dispuesto a retomar a la oxigenoterapia por gafas nasales. En resumen, pensamos que la oxigenoterapia por CTT puede beneficiar a todos los pacientes que cumplen criterios de OCD y no presentan contraindicaciones específicas. Los pacientes pueden obtener claros beneficios de esta técnica con escasas complicaciones, sin haberse planteado problemas en el manejo domiciliario de CTT y de los sistemas de O; líquido. BIBLIOGRAFÍA 1. Tiep BL. Portable oxygen therapy: including oxygen conserving methodology. Mount Kisco, NY: Futura Publishing Company, Inc., 1991. 2. Nocturnal Oxygen Therapy Trial Group. 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Langreo. Asturias. Catorce pacientes adultos con neumotorax espontáneo (NE), nueve con NE primario (NEP) y cinco con NE secundario (NES), fueron tratados con sangre antologa intrapleural, en un intento terapéutico de pleurodesis. A todos se les instilaron una sola vez 50 mi de sangre, excepto uno que precisó 2 instilaciones con un volumen total de 120 mi. El procedimiento se realizó siempre en la cama de los pacientes. Con el tubo de tórax insertado la mayoría de las veces en situación apical y el pulmón reexpandido, se elevó verticalmente el extremo externo del catéter de drenaje, y por él se instiló inmediatamente la sangre del propio paciente extraída de una vena superficial del antebrazo. Luego, con el tubo ocluido, los pacientes encamados realizaron rotaciones durante 2 horas, para distribuir uniformemente la sangre por la cavidad pleural. La tolerancia fue excelente, sin aparecer dolor en ningún caso. La única complicación destacable fue un derrame pleural infeccioso, en el que no se identificó el germen, controlado con evacuación y antibióticos. En 13 de los 14 pacientes (92%) se logró el cierre de fístula, en un tiempo inferior a 12 horas en siete (53%), en menos de 24 horas en tres (23%), en menos de 48 horas en dos (15%), y en menos de 72 horas en los dos restantes (15%). Se registraron recidivas del NE en 4 casos (28,5%), dos en pacientes con NES y dos en NEP. En un período de tiempo de seguimiento posterior de 10 a 32 meses (media: 16 meses), 10 de los 14 pacientes (71,4%) no presentaron recidivas ni complicaciones. Estos hechos permiten especular que la sangre instilada en la cavidad pleural puede tener 2 mecanismos distintos de actuación: el primero, a corto plazo, como un parche hemático que se adhiere y cierra la zona fistulosa de la pleura visceral y el segundo, a largo plazo, creando sínfisis pleurales por adherencias y tejido fibroso. En nuestra limitada experiencia, la pleurodesis con sangre antologa (PSA) ha resultado ser una técnica sencilla de realizar, indolora, cómoda, rápida, barata y de efectividad moderada a corto y medio plazo. Correspondencia: Dr. I. Blanco Blanco. Unidad de Neumología. Hospital Valle del Nalón. 33920 Riaño. Langreo. Asturias. Recibido: 28-8-95; aceptado para su publicación: 19-12-95. 230 Los principales inconvenientes son la falta de definición de algunas cuestiones técnicas, tales como la cantidad óptima de sangre a instilar, el número de instilaciones a realizar, y si se hiciesen varias, el intervalo de tiempo entre ellas. Se necesitan más trabajos para verificar o rectificar nuestros resultados y precisar cuál puede ser el lugar que puede ocupar esta técnica en el manejo clínico de los neumotorax. Palabras clave: Neumotorax espontáneo. Pleurodesis. Sangre antologa. Arch Bronconeumol 1996: 32: 230-236 Pleurodesis with self-donated blood: preliminary results in 14 cases Fourteen adults with spontaneous pneumotorax (SP), 9 of whom had primary SP (PSP) and 5 of whom had secondary forms (SSP), were given intrapleural infusions of self-donated blood for pleurodesis. Instillations of 50 mi were given to all except 1, who required a total volume of 120 mi. The procedure was performed in each patienfs bed in all cases. With apical chest tube placement in most cases and the lung expanded, the outer tip of the tube was elevated and the patient's own blood was taken from a superficial forearm vein and instilled. Them, with the tube occiuded, the patients' were rotated un bed for a period of 2 hours to distribute the blood evenly throughout the pleural cavity. Tolerance was excellent, with no pain reported by any patient. The oniy noteworthy complication was 1 case of infectious pleural effusion of unknow etiology which was treated by evacuation and antibiotics. In 13 (92%).patients closure of the fístula was achieved, in under 12 h in 7 (53%), in under 24 h in 3 (23%), in under 48 h in 2 (15%), and in under 72 h in the remaining 2 (15%). In 4 (28.5%) there was recurrence (2 SSP and 2 PSP patients). 26 I. BLANCO BLANCO ET AL- PLEURODESIS CON SANGRE DEL PROPIO PACIENTE: RESULTADOS INICIALES EN 14 CASOS Over a 10 to 32 month follow-up period (mean 16 months), 10 (71.4%) patients experienced no recurrences or complications. These results allow us to speculate that blood instilled in the pleural cavity may act in 2 ways: in the short term as a blood patch that adheres to and closes the fístula in the visceral pleura, and over the longer term by creating pleural symphysis by adhesions and fibrous tissue. Our limited experience indicates that pleurodesis with self-donated blood is an easy-to-perform, painless, convenient, rapid and inexpensive procedure that is moderately effective in the short and médium term. Its main drawbacks are the lack of consensus on certain technical considerations, such as the optimum amount of blood to be instilled, the number of instillations to perform and, if múltiple instillations are carried out, what the interval between them shouid be. Further study is needed to confirm or discount our results and to determine the place this technique may have in the clinical management of pneumothorax. Key words: Spontaneous pneumothorax. Pleurodesis. Self-donation of blood. Introducción La tasa de recurrencias de un neumotorax espontáneo (NE) en los 5 años siguientes a un primer episodio ha sido estimada en un 23-50%, y es aún más alta después de una primera recidiva''5. La morbilidad por esta enfermedad y los costes derivados de ella son considerables. Por ello, desde hace décadas, se investigan procedimientos rápidos, seguros, baratos y efectivos para prevenir las recurrencias de los NE. Estas medidas, en general, son de 3 tipos: intervenciones quirúrgicas mediante toracotomías; instilaciones intrapleurales por los tubos de drenaje torácicos de agentes esclerosantes, y cirugía toracoscópica con pleurodesis6. La obliteración quirúrgica y la toracoscopia son los procedimientos más eficaces, pero sus riesgos, costes y no disponibilidad en muchas instituciones hacen que la instilación intrapleural de agentes esclerosantes por el tubo de drenaje torácico sea la técnica preferida de actuación inicial por la mayoría de los médicos que tratamos NE, por su sencillez y disponibilidad 6 . En los últimos 20 años, la tetraciclina fue considerada el agente de elección para las pleurodesis. Pero la falta de disponibilidad comercial del producto, desde que en 1991 fue suspendida su fabricación industrial, ha motivado el uso de otros agentes alternativos, como el talco, la bleomicina y tetraciclinas-fí^e, tales como minociclina y doxiciclina7'10. La elección del agente sinfisiante ideal es hoy día un tema tópico de debate, al no haberse encontrado hasta la fecha todavía el producto ideal10. En un intento de buscar alternativas a las técnicas convencionales de pleurodesis, presentamos una serie de 14 pacientes con NE a los que se realizó pleurodesis con sangre autóloga (PSA). 27 Material y métodos Pacientes Desde el 28 de junio de 1993 en que realizamos la primera PSA, con excelente tolerancia y buen resultado a medio plazo, a un paciente con NE no candidato para cirugía, un total de 14 pacientes, elegidos aleatoriamente hasta el 30 de junio de 1995, fueron tratados de la misma forma. Diez eran varones y 4 mujeres. La edad media del colectivo fue de 39,5 años, con una DE ± 22,6 (rango: 17-77). Nueve casos fueron neumotorax espontáneos primarios (NEP), de ellos 5 varones y 4 mujeres y cinco, neumotorax espontáneos secundarios (NES), todos varones. Los procesos asociados al NES fueron: neumoconiosis simple (NCS) y EPOC (un caso), neumoconiosis complicada y EPOC (tres casos) y EPOC aislada (un caso). De los 14 pacientes, 10 eran fumadores; dos, ex fumadores; y dos, no fumadores. El índice tabáquico medio del colectivo, expresado en paquetes/año, fue de 17,5, con una distribución de seis para el grupo de los NEP y 30 para los NES. La cifra media del VEMS fuera del episodio, obtenido con los pacientes en situación estable, fue de un 94% en el grupo de NEP y de un 55% en los NES. En la serie había antecedentes de NE previos en 10 casos; siete en el grupo de NEP (tres contralaterales y cuatro homolaterales), ocurridos entre 1 y 7 años antes; y tres en el grupo de NES (uno contralateral y dos homolaterales), entre 1 y 20 años antes del episodio actual. Ninguno había sido tratado con pleurodesis previamente. Las características clínicas de los pacientes se recogen en las tablas I y II. Cuantificación del tamaño de los neumotorax Para calcular el volumen del NE se midió en la placa de tórax del ingreso el diámetro medio del pulmón y del hemitórax, elevándose al cubo los respectivos valores, dividiéndolos y restando la cifra obtenida de 100, de acuerdo con las recomendaciones de Light' 2 -' 3 . Cuando el neumotorax era incompleto, fue imposible aplicar estos cálculos, describiéndose el NE por la separación en centímetros entre la pleura visceral del pulmón parcialmente colapsado y la pared torácica, de acuerdo con literatura escrita sobre el tema14. En nuestra serie de 14 casos (tabla II), de los 9 NEP tres eran completos (2 izquierdos y uno derecho), con un volumen medio de 47% ± 41 (rango: 22-95) y 6 incompletos, todos apicales (3 derechos y 3 izquierdos); la media de separación pulmón-pared fue de 3,6 cm a nivel del ápice y 1 cm en campo medio. Todos los NES eran completos, 4 derechos y uno izquierdo, con un volumen medio de 69% ± 16 (rango: 50-87). Técnica de pleurodesis con sangre antologa Los pacientes estaban en su habitación encamados, con un tubo de tórax en situación apical generalmente y en la mayoría de los casos con el pulmón reexpandido. Se obtuvo consentimiento firmado, previa información del procedimiento que se les iba a aplicar, de todos ellos. Se intentó guardar las máximas condiciones de asepsia, incluido el empleo de guantes, mascarillas y batas estériles, por parte de los médicos y personal de enfermería. Se limpió con povidona yodada (Betadine R) el extremo externo del tubo y se dejó caer también una pequeña cantidad de desinfectante por su orificio externo, para evitar un hipotético arrastre de gérmenes al interior. El tubo, ocluido con un tapón de plástico convencional de sonda 231 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 32, NUM. 5, 1996 TABLA I Características clínicas de 14 pacientes con neumotorax espontáneo Grupos (n.° pacientes) Edad media, DE y rango Colectivo (14) 39,5 ±22,6 (17-77) 67 ± 9,6 (52-77) 24 ± 6 (17-33) GrupoNES(5) Grupo NEP (9) Índice tabáquico (paquetes/año) VEMS(%) (promedio) estado estable 17,5 80 39 55 6 94 Volumen neumotorax (%) 69 ± 1 6 (50-87) 47 ± 41 (22-95) Neumotorax previos 10 (7 homolateral, 3 contralateral) 3 (3 homolateral) 7 (4 homolateral, 3 contralateral) Neumopatías asociadas NCS+EPOC(1) NCC + EPOC (3) EPOC (1) VEMS: volumen espiratorio máximo en un segundo. NES: neumotorax espontáneo secundario; NEP: neumotorax espontáneo primario; NCS: neumoconiosis simple; NCC: neumoconiosis complicada; EPOC: enfermedad pulmonar obstructiva crónica. TABLA II Datos y resultados de pleurodesis con sangre antologa en 14 pacientes con neumotorax espontáneo Número de pacientes Edad/sexo Tipo NE (NEP/NES) volumen (%) Cantidad sangre instilada (nü) 2 3 4 5 6 7 73/V 21/V 52/V 77/V 19/M 19/M 65/V NES (50) NEP (Icp) NES (63) NES (87) NEP (Icp) NEP (Icp) NES (85) 60 50 50 50 50 50 50 8 9 10 11 12 13 14 21/V 28/V 32/V 27/M 33/V 69/V 17/M NEP (Icp) NEP (22) NEP (95) NEP (Icp) NEP (25) NES (63) NEP (Icp) 50 50 50 50 55 55 y 65 55 1 Total: 14 Incidencias y complicaciones Miedo Infección herida y pleuritis Tiempo cierre fístula (h) Fecha PSA (mes y año) Tiempo seguimiento (meses) <12 <12 <48 <72 <24 <24 <12 06-93 04-94 04-94 06-94 07-94 09-94 10-94 24 24 24 20 19 17 16 01-95 01-95 03-95 03-95 04-95 04-95 04-95 13 13 11 11 10 10 10 Media: 16 (10-32) <12 <12 <12 <24 <12 Hemoptisis (?) No < 12 Media: 28,3 (12-72) Recidiva NE (mes y año) 01-95 09-95 06-94 09-95 Efectividad (medio plazo) + + + + + + + + + (+) Total: 4 (28,5%) 10/14 (71,4%) NE: neumotorax espontáneo; NEP: neumotorax espontáneo primario; NES: neumotorax espontáneo secundario; Icp: incompleto; PSA: pleurodesis con sangre autóloga; +; efectiva: -: no efectiva. estéril o mediante un giro de la llave de 3 pasos, se elevó verticalmente hasta la altura máxima, con el paciente en decúbito supino si estaba insertado en región anterior del tórax, o lateralizado si estaba insertado en región axilar. Un ATS de la planta de hospitalización fue encargado de extraer, con una aguja de punción venosa y una jeringa de plástico de 50 mi de capacidad, sangre de una vena gruesa de la flexura del codo contrario a donde estaba el médico elevando el tubo de tórax. Nunca se emplearon jeringas heparinizadas ni citratadas, pues en ningún caso se observó formación de coágulos al instilar.la sangre por el tubo, que nos hiciesen pensar en posibilidad de obstrucción del drenaje por los mismos. Sin embargo, en dos ocasiones vimos salir coágulos por el tubo en las horas siguientes a la maniobra de pleurodesis, cuando aquél estaba en posición subacuática. El tubo (tipo Neo-Pneumocath R o Argyie R de 6,7 mm de diámetro) fue abierto para comunicar la cavidad pleural con el exterior, inyectándose entonces la sangre (generalmente 50 mi, aunque una vez se llegó a 65). Esta primera fase de la PSA fue muy rápida, precisando un tiempo aproximado de realización de unos 5 minutos. La primera PSA provocó miedo, recelo y un moderado grado de ansiedad transitoria al paciente cuando presenció la inyección de la sangre por el tubo, por lo que en varias actua232 ciones posteriores se optó por tapar los ojos del paciente con un antifaz, utilizándose como tal mascarillas comunes, de las diseñadas para tapar nariz y boca. Una vez instilada la sangre volvió a ocluirse el tubo, y el paciente fue colocado en 12 posiciones rotatorias, tal como se ha descrito en otras técnicas de pleurodesis", es decir, 2 ciclos de 6 posiciones rotatorias, de 10 minutos cada una, que incluían: supino, prono, sentado con el tronco inclinado hacia delante, Trendelemburg, decúbito lateral derecho y lateral izquierdo. Al cabo de estas 2 horas, se conectó el tubo abierto bajo agua con el sistema de aspiración cerrado, dejando el drenaje en po.sición subacuática sin aspiración, con objeto de que el supuesto "parche hemático" quedase suficientemente bien adherido a la zona fistulosa, y se vigiló cuidadosamente la presencia de burbujeo en el período posterior, hasta retirar el tubo definitivamente cuando la fístula parecía cerrada, lo cual se valoró por el cese total del burbujeo, con el tubo bajo agua, sin emplear aspiración, y se confirmó con una placa de tórax hecha después de estar el tubo pinzado durante 24 horas. Dado que la tolerancia fue excelente en general, sin ningún tipo de dolor ni de molestias relacionadas con el procedimiento, no se precisó sedación ni analgesia, ni se utilizó premedicación en ningún caso. 28 I. BLANCO BLANCO ET AL.- PLEURODES1S CON SANGRE DEL PROPIO PACIENTE: RESULTADOS INICIALES EN 14 CASOS Seguimiento Todos los pacientes pertenecían al Área VIII de Salud del Principado de Asturias, siendo fácil mantener con ellos contacto personal y telefónico. Se les facilitó una rápida y cómoda conexión con nuestra unidad por si surgiesen incidencias o problemas cuando ya estaban en su domicilio. Fueron revisados en consultas externas al cabo de un mes sistemáticamente, y luego en períodos de 3 a 6 meses hasta la actualidad. Todos tienen radiografías de tórax de control y espirometrías realizadas durante el tiempo de seguimiento. Resultados Los 14 pacientes fueron analizados prospectivamente de forma individual y colectiva. Luego fueron separados en 2 grupos, según que su NE fuese primario o secundario, de 9 y 5 pacientes, respectivamente (tabla I). El grupo de los NES tenía más edad, mayor índice tabáquico y peor espirometría basal que el de los NEP. Además, los episodios fueron en ellos más graves y de más difícil control que los NEP, a juzgar por los datos clínicos y gasométricos en su presentación, la mayor duración de la hospitalización y el mayor calibre y número de tubos requeridos para resolver sus neumotorax. Los síntomas clínicos recogidos en el grupo de NEP fueron dolor pleurítico leve o moderado en los 9 pacientes, y además, disnea leve y tos en 2 casos. La gasometría arterial basal era normal en todos los NEP en estado estable, una vez controlado el episodio, con una caída media de la p0^ de 9 mmHg al ingreso, pero sin cambios en la pCOy Sin embargo, la clínica de presentación en los NES fue mucho más dramática, con disnea de reposo, dolor y signos de compromiso respiratorio en todos ellos. Los valores medios de p0^ y pCO^ en estado estable eran de 70 y 40 mmHg, respectivamente, notificándose una caída media de la p0¡ de 21 mmHg, sin cambios significativos de la pCOy en los episodios de NES. El grupo de los NEP exigió un total de 10 tubos de tórax de drenaje (1,1 por paciente) frente a los 12 del grupo de NES (2,4 por paciente). En el grupo de NEP, excepto en un caso en que se utilizó un tubo de drenaje grueso, el calibre de los tubos fue siempre fino; por el contrario, los NES precisaron más tubos gruesos que finos (ocho frente a cuatro). La estancia media fue de 6 días (3-14) para los NEP y de 27 (8-56) para los NES. La PSA se realizó instilando sangre de los propios pacientes, utilizándose en la mayoría de los casos un volumen de unos 50 mi por caso. Solamente en 3 casos se superó este valor: paciente 1, 55 mi; caso 13, 55 y 65 mi (total 120), y paciente 14, 55 mi. El paciente 13 merece un comentario especial. Se trataba de un varón con neumoconiosis complicada y EPOC con un NES derecho de un 63%, que había tenido otro neumotorax espontáneo contralateral 20 años antes. La presentación clínica fue grave. A pesar del drenaje y aspiración, la fístula persistía, por lo que se practicó una PSA, con 55 mi, a los 9 días del ingreso, a pesar de que el pulmón no estaba reexpandido. En las horas siguientes y durante 24 horas se objetivó expecto29 ración de pequeñas cantidades de sangre fresca, que nunca había tenido antes, y que achacamos a la entrada de la sangre instilada en las vías aéreas por el orificio de la fístula. Tras la PSA se mantuvo el tubo bajo agua, apreciándose burbujeo intermitente, ocasional pero persistente, en los días sucesivos, y ausencia de reexpansión del pulmón en las placas de tórax. Tras haber sido desechado para intervención por cirugía torácica, a los 34 días de la primera PSA se efectuó una segunda instilación de 65 mi de sangre, cerrando la fístula progresivamente al cabo de 72 horas en esta ocasión. Una ecografía pleural y una TAC, a la semana siguiente, evidenciaron formación de múltiples bridas y bolsas de líquido loculado, y una radiografía ambulatoria al mes siguiente demostró pinzamiento del seno costofrénico importante y engrosamiento pleural difuso, que antes no existían. Además de las hemoptisis iatrogénicas autolimitadas del citado paciente, constatamos afectación emocional leve y transitoria (miedo y recelo) en el primer paciente, debido a la visión de la extracción e inyección de la sangre dentro del tórax a través del tubo. En ningún caso hubo dolor ni siquiera molestias en relación con el procedimiento. Un paciente (caso 7) presentó infección de la herida donde tenía insertado el tubo de tórax desde hacía 4 días, aislándose en el exudado de la misma un Staphylococcus aureus coagulasa positivo, y a la vez un derrame pleural con características de exudado, con 90% de polimorfonucleares pero pH=7,46, en el que no se vieron ni aislaron gérmenes; precisó antibióticos y drenaje durante 3 semanas hasta su resolución. La placa de tórax al final mostraba engrosamiento pleural y pinzamiento del seno costofrénico significativo. El cierre de la fístula, valorado por el cese total del burbujeo con el tubo bajo agua sin aspiración, durante al menos 24 horas, y resolución del neumotorax en la placa de tórax con el tubo pinzado el mismo tiempo, se logró en 13 de los 14 pacientes (92%). El cierre de la fístula se produjo en menos de 12 horas en 7 procedimientos (53%); en menos de 24 horas en tres (23%); en menos de 48 horas en dos (15%), y en menos de 72 horas en dos (15%). Un caso precisó 2 instilaciones secuenciales, con buen resultado tras la segunda (caso 13). Se observaron 4 recidivas homolaterales del NE (28,5%). Dos pacientes tenían NES. En uno la recidiva ocurrió a los 5 meses de PSA, siendo tratado eficazmente con pleurodesis con barrillo de talco. En el otro, la recidiva ocurrió a los 5 días de la PSA, siendo tratado con tubo y aspiración. Otros dos pacientes con NEP recidivaron al cabo de 6 y 19 meses, respectivamente. Diez de los 14 pacientes del colectivo no presentaron recidivas ni complicaciones posteriores (71,4%) en un período de seguimiento de 10 a 32 meses (media: 16). Discusión La pleurodesis es una técnica muy utilizada y recomendada para prevenir las recidivas de los NE5'10'13. En un trabajo de referencia, ya clásico sobre el tema, Almind et al estudiaron a 96 pacientes con un primer epi233 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 32, NUM. 5, 1996 TABLA III Resultados de pleurodesis con sangre autóloga en 4 series publicadas Autor (país/ano) Robinson (Canadá, 1987)29 Dumire et al (EE.UU., 1992)3» 31 Número de pacientes Resultado favorable Tiempo seguimiento 25 21(85%)* 2 a 11 años 2 2(100%) 13 y 16 meses Mallen et al (EE.UU., 1992) 1 (bilateral) Blanco et al (España, 1996) 14 2(100%)** 10(71,4%) Complicaciones Una infección pleural (?) 16 meses (10-32) Una infección pleural Número de instilaciones por paciente y cantidad de sangre 1-3 50 mi 1-2 50 mi 1 en cada hemitórax 50 mi (?) 1-2 50-65 mi *En el original se dice que fue efectiva en 21 de 25 pacientes (85%), pero según nuestros cálculos debería decir 84%. **En un solo paciente, con neumotorax bilateral, se efectuó pleurodesis en las dos cavidades, con resultado favorable. No se cita tiempo de seguimiento. sodio de NE, que distribuyeron en 3 grupos: drenaje simple (34 casos), drenaje y pleurodesis con tetraciclina (33) y drenaje más pleurodesis con talco (29), observando una tasa de recurrencias del 36, 13 y 8% en los respectivos grupos, concluyendo que la pleurodesis con talco reduce significativamente las recurrencias del NE comparada con el drenaje solo, teniendo la tetraciclina una eficacia intermedia15. Desde la desaparición de la tetraciclina del mercado a partir de 1991, en que se suspendió su fabricación comercial, el talco es el agente sinfísiante más utilizado, junto con otros productos,como bleomicina, minociclina y doxiciclina51"•12•'3•16. Sin embargo, el dolor, el precio y otros inconvenientes limitan su empleo. El porcentaje de éxitos con el talco, tanto en polvo como en barrillo, llega al 91%, pero los efectos secundarios que limitan su empleo van desde el dolor a la fiebre, infecciones pleurales incluidos empiemas y se han mencionado anecdóticamente complicaciones cardíacas, fallo respiratorio, muerte y una dudosa, aunque nunca demostrada, relación con el cáncer7-17'19. El dolor y otras complicaciones son también compartidas por los demás agentes esclerosantes, por lo que es preciso utilizar analgesia general y local cuando se emplean13. Desde hace mucho tiempo se ha observado que la sangre extravasada, fuera de su medio natural, el sistema cardiovascular, tiene propiedades irritantes cuando se acumula en la cavidad pleural, provocando adherencias y fibrotórax a largo plazo, por transformación del hematoma en tejido fibroso. Así, es sabido que una complicación del hemotórax no drenado es el fibrotórax, a veces extenso y grave. Algunos cirujanos utilizan sangre autóloga empíricamente para rellenar cavidades pleurales residuales tras neumonectomías totales o parciales. En una búsqueda por MEDLINE R, desde 1984 a 1995, hemos encontrado tan sólo los resúmenes de 2 trabajos rusos, no escritos en inglés y, por tanto, de difícil valoración20'21, en los cuales se recomienda el empleo de sangre autóloga para rellenar cavidades pleurales residuales tras resecciones pulmonares parciales (142 pacientes) o tras neumonectomías (26 pacientes). La sangre autóloga también ha sido utilizada para prevenir neumotorax iatrogénicos secundarios a punción-aspiración de lesiones pulmonares con agujas transtorácicas, 234 mediante la instilación de la misma por la aguja durante el procedimiento 22-23, con resultados contradictorios. Casi un 2% de pacientes con insuficiencia renal en diálisis peritoneal crónica ambulatoria desarrollan hidrotórax, más comunes en el lado derecho, debido al paso de líquido peritoneal al tórax por vía linfática o a través de defectos anatómicos del diafragma que dificultan el tratamiento24. Hay varios trabajos publicados referentes al empleo de sangre autóloga para provocar pleurodesis en estas situaciones25-'28, con resultados contradictorios, pero siempre sin dolor ni efectos secundarios reseñables, sólo la fiebre autolimitada en un caso de Catizione28. La literatura disponible sobre PSA en neumotorax es escasa, limitándose a 3 publicaciones29'31, tras una búsqueda de MEDLINE R desde 1984 hasta la actualidad. Los resultados de estas 3 series, a las que hemos añadido la nuestra, se recogen en la tabla III. La serie de Robinson29 incluye 25 pacientes con neumotorax considerados crónicos, recurrentes y difíciles, sin bien no describe las características pormenorizadas de sus pacientes. Refiere 4 recurrencias, al cabo de una semana, 1 mes y 4 años (no cita el tiempo de la que falta). La PSA fue indolora siempre y bien tolerada. En un caso se produjo una pleuritis infecciosa, controlada con toracocentesis y antibióticos. El autor valoró el procedimiento como exitoso en 21 de los 25 pacientes (85%) y no exitoso en cuatro (15%). La técnica utilizada fue similar a la nuestra, aunque recomienda utilizar de 1 a 3 instilaciones de 50 mi en días sucesivos para provocar mayor número y extensión de adherencias. Dumire et al3" describen 2 varones de 62 y 63 años, respectivamente, con fuga de aire prolongada, uno tras toracotomía y otro con NES por enfisema, no candidatos para cirugía torácica. En el primer caso una pleurodesis con tetraciclinas fracasó; pero la instilación de 50 mi de sangre autóloga a través del tubo produjo el cierre inmediato de la fístula sin evidencia de recidivas a los 16 meses de seguimiento. En el segundo caso, una PSA disminuyó el burbujeo sin controlarlo totalmente, cosa que se logró tras una segunda instilación de sangre; no hubo recidiva tras 13 meses de seguimiento. Los autores consideraron la técnica sencilla, indolora, barata y efectiva. 30 I. BLANCO BLANCO ET AL- PLEURODESIS CON SANGRE DEL PROPIO PACIENTE: RESULTADOS INICIALES EN 14 CASOS Mallen et al31, en una carta, se solidarizan con Dumire y Robinson, y describen su experiencia con un paciente con NE bilateral, tras toracotomía, con fuga aérea persistente tras 18 días y fracaso de una pleurodesis con doxiciclina, al cual practicaron una PSA bilateral, que logró el cese inmediato de la fuga de aire en un lado, y al cabo de 12 horas en el otro. Los autores citados29'31, según los buenos resultados instantáneos y a largo plazo conseguidos, creen que la sangre autóloga puede tener dos mecanismos de actuación: uno, como un parche que ocluiría la fuga (blood patch) rápidamente, y especulan con un segundo efecto a largo plazo motivado por la fibrosis y formación de adherencias pleurales. En nuestra serie de 14 pacientes, que incluyó 5 NES, considerados difíciles, con neumoconiosis y EPOC como procesos de fondo, y 9 NEP, la PSA logró el cierre rápido de la fístula en 13 de los 14 (92%) en un período de tiempo menor a 12 horas en siete (53%); en menos de 24 horas en tres (23%); en menos de 48 horas en dos (15%), y en menos de 72 horas en dos (15%). Tuvimos 4 recidivas homolaterales, dos en NES y dos en NEP (28,5%). A medio plazo, en un período de tiempo de seguimiento de 10 a 32 meses (media: 16 meses), 10 de los 14 pacientes estuvieron controlados, sin evidencia de recidivas (71,4%). En ningún caso hubo dolor. En 2 casos se registraron complicaciones menores: miedo transitorio en uno y hemoptisis leves por probable paso de la sangre instilada a través de la fístula broncopleural en otro. Un paciente se complicó con infección de la herida torácica de inserción del tubo y derrame pleural infeccioso que precisó drenaje y antibióticos para su control. En conclusión, en nuestra limitada experiencia, la PSA en pacientes con NE ha resultado una técnica de pleurodesis sencilla de realizar; asequible para cualquier hospital; indolora, bien tolerada y por tanto aceptable para cualquier paciente; cómoda, rápida y barata, al realizarse en la cama de la habitación de los pacientes por el personal de planta de la unidad de neumología, que no requiere productos ni materiales especiales; probablemente efectiva, y no excluyente, al no impedir en caso de fracaso otras actuaciones convencionales de pleurodesis, por lo que quizá podría ser valorada como técnica inicial de pleurodesis, teniendo en cuenta todas sus ventajas y sus escasos inconvenientes. Somos conscientes de la falta de definición de algunos aspectos, como la cantidad correcta de sangre a instilar para que se produzcan adherencias eficaces, o si deben de hacerse varias instilaciones secuenciales, y en este caso, el intervalo de tiempo que debe de haber entre ellas, pues parece que han dado mejor resultado éstas que una sola instilación en algunos casos publicados29'30. Habría que valorar, aunque nosotros no lo hicimos nunca, instilar la sangre no directamente, sino a través de una sonda más fina introducida telescópicamente a través del tubo; de drenaje para reducir el riesgo hipotético de contaminación de la sangre durante la maniobra de instilación. Hay que ser cautelosos al valorar los resultados obtenidos, pues no existe experiencia suficiente sobre el 31 tema, a juzgar por la escasez de trabajos publicados29'31 y el escaso número de pacientes comunicados (42 en total, incluidos los 14 de nuestra serie). Serían deseables trabajos prospectivos, comparativos, más amplios en el tiempo de seguimiento y con mayor número de pacientes para verificar nuestros resultados. Así mismo sería deseable comprobar la bondad de la técnica con investigación en modelos animales, tal como se ha hecho con otros agentes esclerosantes8'9. BIBLIOGRAFÍA 1. Freixinet J, López L, Rodríguez de Castro F, Hussein M, Quevedo S, Hermosa MJ. Neumotorax espontáneo primario. Estudio retrospectivo sobre 495 casos. Arch Bronconeumol 1995; 3 1 : 276-279. 2. Teixidor Sureda J, Estrada Saló G, Solé Montserrat J, Astudillo Pombo J, Barbará Salva J, Maestre Alcacer J et al. Neumotorax espontáneo. A propósito de 2.507 casos. Arch Bronconeumol 1994;30:131-135. 3. Ramos G. Neumotorax espontáneo. Arch Bronconeumol 1994; 30: 1-4. 4. Borro Maté JM. Factores asociados al neumotorax espontáneo. Arch Bronconeumol 1991; 27: 51-53. 5. Light RW, 0'Hara VS, Moritz TE, McElhinney J, Butz R, Haakenson CM. 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Es preciso conseguir una comunicación mejor entre médicos y profesores y una mayor implicación de los médicos, ayudando al consejo escolar y al claustro de profesores a perfilar los aspectos relativos a la salud en el proyecto educativo del centro, colaborando en la formación en temas de salud de los docentes y en el desarrollo de programas específicos. La prevención del tabaquismo entre los jóvenes no puede concebirse de forma aislada y son necesarias políticas de salud globales con un desarrollo legislativo que incluya todos los aspectos. Para facilitar estas actividades los gobiernos occidentales han desarrollado una legislación antitabáquica diversa durante los últimos años. Conocer la legislación que ampara la realización de estas actividades resulta de interés tanto para los profesores responsables de realizarla como para los médicos que deseen colaborar con aquéllos. En España la legislación más importante acerca del tabaco es el Real Decreto 192/1988 del Ministerio de Sanidad y Consumo. La legislación del Ministerio de Educación y Ciencia acerca de los contenidos educativos de la educación infantil, primaria y secundaria obligatoria incluye la EpS y conforma un marco legislativo que permite desarrollar estas actividades preventivas en los centros escolares. Palabras clave: Escuela. Prevención. Tabaco. Legislación. Legislativo bases for preventing smoking in the schools For the last years we have witnessed and increasing awareness of the part of doctors and teachers who by means of the education for the health (EpS) promote the adquisition of healthy habits among students at schools. One of those educational contents is the smoking prevention. The participation of pneumologists in those activities is still rather limited. Doctors and teachers shouid reach a better understanding and doctors shouid get more involved helping the school boards and the teaching staff to outline these aspects regarding health in the educational project of each school. Their collaboration is essential in the training on health topics made by the teaching staff and their later development. Smoking prevention among young people can't be viewed from a detached perspective and comprehensive health policies, with a legislative development including all aspects, become absolutely necessary. In order to provide such activities, western governments have developped a various non-smoking legislation for the last years. Knowing the legislation wich holds the achievement proves to be interesting for the teachers responsible of the carrying-out as well as for the doctors willing to particípate in their project. The most important Spanish legislation about smoking is the Royal Order 192/1988 of the Ministry of Health. The legislation of the Ministry of Education concerning the educational contents for compulsory education in nursery, primary and secondary schools includes the EpS and shapes a legislative framework which enables to develop those preventing activities at schools. Arch Bronconeumol ÍW6: 32: 237-241 Key words: School. Prevention. Tobáceo. Leffislation. Introducción sanitarios acerca de la necesidad de establecer mecanis- Durante los últimos años asistimos a una progresiva toma de conciencia de los médicos y otros profesionales Correspondencia: Dr. M. Barrueco FerreroServicio de Neumología. Hospital Universitario. Paseo de San Vicente, 58-182. 37007 Salamanca. Recibido: 29-9-95; aceptado para su publicación; 21-11-95. 33 mos efectivos de lucha contra el tabaco, especialmente de tipo preventivo, con mayor participación de los mismos en este tipo de actividades'. En los países occidentales, esta actitud se extiende a otros sectores profesionales como los educadores que, mediante la educación para la salud (EpS), participan en la promoción de hábitos saludables entre los alumnos de sus centros. 237 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGÍA. VOL. 32, NÚM. 5, 1996 En este sentido, a pesar de las presiones de las industrias del tabaco, los gobiernos occidentales han desarrollado durante los últimos años una legislación antitabáquica diversa, con el fin de favorecer el desarrollo de estas actividades. Esta legislación varía considerablemente de unos países a otros, aun dentro de esferas culturales similares. Los EE.UU., el Reino Unido, Suecia o Dinamarca poseen una experiencia superior al resto y un desarrollo legislativo más completo. Los países meridionales europeos como España, por el contrario, presentan un desarrollo legislativo más pobre2. A pesar de ello durante la última década el consumo de tabaco por jóvenes y adolescentes continuó siendo un importante problema de salud pública3'5. La prevalencia del tabaquismo entre los adolescentes descendió en los años setenta pero posteriormente se estabilizó, e incluso ha aumentado entre jóvenes del sexo femenino hasta alcanzar niveles superiores al de los jóvenes varones4'7. Por ello existe consenso entre médicos y educadores acerca de la importancia de disminuir la prevalencia del tabaquismo entre niños y jóvenes como un objetivo de salud pública de primer orden al que ambos deben contribuir. Prevenir el tabaquismo entre la juventud constituye una importante contribución a la salud de las generaciones futuras8. Prevención del tabaquismo escolar La prevención del tabaquismo entre los jóvenes adopta numerosas formas y no puede concebirse de una forma aislada, separada del resto de la lucha contra el tabaco e incluso de otras drogodependencias. Por ello son necesarias políticas de salud globales que abarquen el desarrollo legislativo necesario que incluya todos los aspectos, desde las limitaciones en la venta y uso hasta la prohibición de su publicidad, incluyendo medidas como el aumento del precio y la prohibición de la venta a menores, además de la puesta en marcha de programas específicos de prevención dirigidos a la población infantil y juvenil, cuyo lugar más lógico de realización son los centros escolares. Existe un consenso unánime en Europa acerca de la necesidad y urgencia de promover la EpS en las escuelas, tanto en general como en áreas temáticas específicas como puede ser el tabaquismo. La escuela es un lugar que acoge a la población infantil y juvenil durante el período de la vida en el que resulta más fácil asimilar conocimientos y adoptar hábitos y actitudes duraderas y por ello resulta el lugar más idóneo para conseguir o asegurar que los jóvenes elijan las opciones más saludables9. La EpS forma parte de la educación integral que debe transmitirse a niños y jóvenes con el fin de facilitar el desarrollo armónico y saludable mediante las opciones personales de los mismos10. Los educadores son profesionales especialmente cualificados para educar a los alumnos y son el mejor instrumento social para la transmisión de conocimientos que faciliten la adquisición y consolidación de actitudes saludables que perduren toda la vida. Los médicos pueden colaborar estimulando y ayudando a los profesores a desarrollar estas actividades. 238 TABLA I Contenidos referidos a menores del Real Decreto 192/1988 sobre limitaciones en la venta y uso de tabaco para protección de la salud de la población Artículo quinto 1. Se prohibe vender o entregar a los menores de 16 años labores de tabaco así como productos que le imiten o induzcan al hábito de fumar y sean nocivos para la salud. En los puntos de venta se instalarán carteles que recuerden la vigencia de esta prohibición 2. Se prohibe a los menores de 16 años el uso de máquinas automáticas de venta de tabaco, responsabilizándose de esta prohibición al titular del establecimiento donde estén situadas aquéllas Artículo sexto 3. Se prohibe fumar en los vehículos de transporte escolar y en todos los destinados total o parcialmente al transporte de menores de 16 años y enfermos Artículo séptimo 2. Con las excepciones señaladas en el artículo 8.° de esta disposición no se permitirá fumar en: a) Centros de acción social destinados a menores de 16 años b) Centros docentes Artículo octavo 4. En los centros docentes se permitirá fumar exclusivamente en las áreas expresamente reservadas al efecto por el órgano de dirección de los mismos, las cuales en ningún caso podrán ser zonas de convivencia entre profesores y alumnos, en caso de que éstos sean menores de 16 años Artículo undécimo 3. Son infracciones sanitarias graves las siguientes: La venta o entrega de labores de tabaco a menores de 16 años, o el permitir que los mismos hagan uso de máquinas automáticas de venta 4. Son infracciones sanitarias leves: La falta o incorrecta señalización de las zonas o áreas a que se refiere el artículo 8.° En España la legislación específica más importante acerca del tabaco es la contenida en el Real Decreto 192/198811, completado posteriormente con otros epígrafes añadidos. Este Real Decreto establece la limitación en la venta y uso del tabaco, y en diversos artículos del mismo se hace referencia a las prohibiciones de venta a menores y de fumar en los centros docentes. La tabla I recoge los principales artículos referentes a estos aspectos. Los programas escolares constituyen un medio efectivo de prevenir el tabaquismo12'15. Estos programas de promoción de la salud en la escuela en lo referente al tabaquismo deben tener como objetivo que aquellos adolescentes que aún no han experimentado con el tabaco continúen sin hacerlo, que los experimentadores o fumadores regulares dejen de fumar y aquellos que desean dejarlo o lo han intentado sin conseguirlo dispongan de ayuda adicional para poder hacerlo8. Para conseguir estos objetivos se han diseñado y aplicado numerosos programas de prevención del tabaquismo en los centros escolares que, en general, han mostrado resultados muy dispares12'16. Con el fin de contribuir 34 M. BARRUECO PERRERO- BASES LEGISLATIVAS PARA LA PREVENCIÓN DEL TABAQUISMO EN LA ESCUELA a la mejora de estos programas, las autoridades sanitarias han elaborado guías8 y desarrollado diversas políticas destinadas a este fin incluyendo aspectos legislativos, orientaciones y programas específicos17'18. Algunos estudios han demostrado que la influencia de estos programas es limitada4-18 y decae con el tiempo4'19 23. Los resultados varían considerablemente dependiendo de las características del programa, especialmente de la continuidad en el tiempo. Sin embargo existe consenso unánime en la necesidad de implicar a los propios centros educativos a través de sus profesores en el desarrollo de estas actividades, cuyos resultados son muy superiores a cuando se realizan por personal ajeno al centro. En la práctica, aún son pocos los centros escolares en los que se cumple la legislación existente y, por ejemplo, la mayoría carece de indicaciones escritas que recuerden la prohibición de fumar o de áreas reservadas para profesores fumadores, y tampoco se respeta ni se hace cumplir la legislación a profesores o alumnos que puedan incumplirla. Marco legislativo escolar En España la Administración contempla la prevención del tabaquismo en la escuela dentro de los contenidos globales de la EpS, como un contenido fundamental del proceso educativo, integrante del curriculum escolar, con el carácter de disciplina transversal que cruza las distintas materias fundamentales. Por ello, este tipo de contenidos deben formar parte del proyecto educativo del centro y del proyecto curricular de cada etapa. El curriculum escolar debe incluir en su oferta educativa diversos contenidos de las distintas opciones que componen las disciplinas transversales, y la elección de las mismas corresponde al propio centro. En la actualidad no se conoce qué número de colegios imparten las disciplinas transversales, cuáles de éstos han elegido la EpS y qué tipo de contenidos incluye. Por ello resulta importante que los médicos actúen motivando a los distintos centros escolares para que la EpS sea uno de los contenidos elegidos y que desarrolle contenidos antitabaco. En aquellos centros en los que no haya sido incluida la EpS deberían buscarse mecanismos alternativos que favorezcan la educación de sus alumnos en estos temas. El marco legislativo, integrado por la Ley Orgánica de ordenación general del sistema educativo24, los Reales Decretos que establecen el currículo de la educación primaria25 y la educación secundaria obligatoria26, el Real Decreto por el que se establecen los reglamentos orgánicos de los colegios de educación infantil y primaria27 y de los institutos de secundaria28, o las resoluciones de la Secretaría de Estado de Educación para el desarrollo de la educación en valores211, en los territorios competencia del Ministerio de Educación y Ciencia, o las Ordenes de la Consejería de Enseñanza de la Generalitat sobre las orientaciones y programas de EpS, o del Departamento de Educación, Universidades e Investigación del Gobierno Vasco sobre los objetivos educacionales, y otras normas similares de las comunidades autónomas con competencias educativas conforman un 35 TABLA II Contenidos referidos a la educación para la salud de los Reales Decretos que establecen el currículo de la educación primaria y la educación secundaria obligatoria Real Decreto 1344/1991 que establece el curricula de la educación primaria Artículo cuarto Con el fin de desarrollar las capacidades a las que se refiere el artículo 13 de la Ley Orgánica 1/1990, de 3 de octubre, los alumnos han de alcanzar a lo largo de la educación primaria los objetivos siguientes: k ) Conocer y apreciar el propio cuerpo y contribuir a su desarrollo adoptando hábitos de salud y bienestar y valorando las repercusiones de determinadas conductas sobre la salud y la calidad de vida Artículo quinto Las áreas de la educación primaria serán las siguientes: 4. La educación moral y cívica, la educación para la paz, para la salud, para la igualdad entre los sexos, la educación ambiental, la educación sexual, la educación del consumidor y la educación vial estarán presentes a través de las diferentes áreas a lo largo de toda la educación primaria, tal como se especifica en el anexo del presente Real Decreto Real Decreto 1345/1991 que establece el currículo de la educación secundaria obligatoria Artículo cuarto Con el fin de desarrollar las capacidades a las que se refiere el artículo 19 de la Ley Orgánica 1/1990, de 3 de octubre, los alumnos deberán alcanzar a lo largo de la educación secundaria obligatoria los objetivos siguientes: 1) Conocer y comprender los aspectos básicos de funcionamiento del propio cuerpo y de las consecuencias para la salud individual y colectiva de los actos y las decisiones personales, y valorar los beneficios que suponen los hábitos del ejercicio físico, de la higiene y de una alimentación equilibrada, así como llevar una vida sana Artículo sexto 1. Las áreas de la educación secundaria obligatoria serán las siguientes: ó. La educación moral y cívica, la educación para la paz, para la salud, para la igualdad entre los sexos, la educación ambiental, la educación sexual, la educación del consumidor y la educación vial estarán presentes a través de las diferentes áreas a lo largo de toda la etapa, tal y como se especifica en el anexo del presente Real Decreto marco legislativo suficiente que permite a los censos escolares fomentar y desarrollar estos programas. En las tablas II-IV se recoge el contenido legislativo de los distintos decretos en los que puede basarse una estrategia de intervención en los centros escolares. Conclusiones A pesar de esta legislación, la realidad en la mayoría de los centros escolares adopta un aspecto distinto del teórico y aún son pocos los que incluyen estos contenidos en la enseñanza que transmiten a sus alumnos, y los centros que lo hacen cuentan con numerosas dificultades. En esta situación, los médicos en general y los neu239 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOG1A. VOL. 32, NUM. 5, 1996 TABLA III Contenidos referidos a la educación para la salud de los Reales Decretos que aprueban los reglamentos orgánicos de las escuelas de educación infantil, los colegios de educación primaria e institutos de educación secundaria Real Decreto KI9/1993 sobre el reglamento orgánico de las escuelas de educación infantil y de los colegios de educación primaria Artículo 78 Los proyectos curriculares de etapa incluirán las directrices generales y las decisiones siguientes: e ) Orientaciones para incorporar, a través de las distintas áreas, la educación moral y cívica, la educación para la paz, la igualdad de oportunidades entre los sexos, la educación ambiental, sexual, para la salud, la educación del consumidor y la vial Real Decreto 929/1993 sobre el reglamento orgánico de los institutos de educación secundaria Artículo 97 Los proyectos curriculares de etapa incluirán las directrices generales y las decisiones siguientes: e) Orientaciones para incorporar, a través de las distintas áreas de la educación secundaria obligatoria, la educación moral y cívica, la educación para la paz, la igualdad de oportunidades entre los sexos, la educación ambiental, sexual, para la salud, la educación del consumidor y la vial TABLA IV Resolución del 7 de septiembre de 1994 de la Secretaría de Estado de Educación por la que se dan orientaciones para el desarrollo de la educación en valores en las actividades educativas de los centros docentes El desarrollo de actitudes y hábitos en los alumnos en las diferentes etapas educativas se hará tomando en consideración un conjunto de temas relacionados con diferentes aspectos generales o particulares de su vida personal y social. Estos temas son la educación moral y cívica, la educación para la paz, la educación para la igualdad de oportunidades entre los sexos, la educación ambiental, la educación sexual, la educación para la salud, la educación del consumidor y la educación vial. El carácter transversal de estos temas aconseja que sea el propio centro educativo el que por medio de todos sus profesores se ocupe de hacer efectiva su presencia en las enseñanzas que en él se imparten Los proyectos curriculares de la educación infantil, primaria y secundaria obligatoria recogerán la forma en que se garantice, tal y como establecen los reales decretos de cumculo de cada una de estas etapas, la presencia de los temas transversales en toda la etapa y en las áreas del currículo Entre las acciones específicas para el tratamiento de los temas transversales está la utilización de algunas fechas destacadas que la tradición, el Estado o la comunidad internacional han señalado como recordatorio de hechos significativos. La utilización de estas fechas es especialmente interesante por cuanto los alumnos reciben en ellas informaciones, a través de medios de comunicación o por otras vías, que permiten completar la acción educativa desarrollada en el centro docente Hay que destacar que durante la segunda semana de octubre se celebra la Semana Europea Contra el Cáncer; el 7 de abril, el Día Mundial de la Salud; el 31 de mayo, el Día Mundial sin Tabaco, y el 5 de junio el Día Mundial del Medio Ambiente Los contenidos se refieren a la educación para la salud y fechas del anexo referidas a la misma. 240 mólogos en particular, motivados especialmente por la prevención del tabaquismo, pueden implicarse en tratar de colaborar con los centros escolares motivando la inclusión de la EpS entre las opciones elegidas e impulsando programas globales o específicos sobre drogadicción, alcoholismo o tabaquismo. Conocer el marco legislativo en el que pueden basarse para fomentar e impulsar estos programas resulta necesario y puede ayudar a su puesta en marcha. Parece claro que un amplio número de profesores desconocen en gran medida la legislación, los materiales didácticos existentes y que éstos les resultan insuficientes, produciéndoles dudas razonables acerca de su capacidad actual para llevar a cabo programas de EpS en la escuela30. Los médicos pueden colaborar en la elaboración y difusión de los mismos, aportando sus conocimientos y experiencia en este aspecto. Para tratar de solucionar estos problemas es preciso conseguir una mayor comunicación entre médicos y profesores junto con una mayor implicación de los médicos en este tipo de actividades, ayudando al consejo escolar y al claustro de profesores a perfilar los aspectos relativos a la salud en el proyecto educativo del centro, colaborando en la formación en temas de salud de los docentes y en el desarrollo de actividades específicas que pueden requerir de su apoyo31. BIBLIOGRAFÍA 1. Talley CR. Tobáceo: save the children, help the addicted. Am J Health Syst Pharm 1995; 52: 261. 2. González de Vega JM, Romero Ortiz A. Legislación antitabáquica comparada. Arch Bronconeumol 1995; 3 1 : 137-139. 3. US Department of Health and Human Services, Office of the Surgeon General. Reducing the health consequences of smoking: 25 years of progress; a report of the surgeon general. Washington, DC: DHHS publication (PHS) 89-8411, 1989. 4. Stone SL, Kristeller JL. 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Real Decreto 1344/1991 por el que se establece el currículo de la educación primaria. BOE 13 de septiembre de 1991; 30.22630.228. 26. Real Decreto 1345/1991 por el que se establece el currículo de la educación secundaria obligatoria. BOE 13 de septiembre de 1991; 30.228-30.231. 27. Real Decreto 819/1993 por el que se establecen los reglamentos orgánicos de las escuelas de educación infantil y de los colegios de educación primaria. BOE 19 de junio de 1993; 18.891-18.902. 28. Real Decreto 929/1993 por el que se establecen los reglamentos orgánicos de los institutos de educación secundaria. BOE 13 de julio de 1993; 20.985-21.001. 29. Resolución de 7/9/1994 de la Secretaría de Estado de Educación sobre orientaciones para el desarrollo de la educación en valores en las actividades educativas de los centros docentes. BOE 23 de septiembre de 1994; 2.962-2.965. 30. García T. Actitudes de los profesores. Cuadernos de Pedagogía 1993;214:16-18. 31. Mendoza R, López P. Escuelas generadoras de salud. Cuadernos de Pedagogía 1993;214:8-12. 241 REVISIÓN Tabaco y mujer C.A. Jiménez Ruiz Unidad de Tabaquismo. Servicio de Neumología. Hospital Universitario de La Princesa. Madrid. Historia Una de las primeras reseñas históricas del consumo de tabaco por parte de la mujer es la que hace referencia al uso que de él hacía Catalina de Mediéis como remedio muy eficaz contra sus habituales cefaleas'. Aparte de esto y durante muchos siglos, el tabaquismo en la mujer se consideró inaceptable, vulgar e incluso inmoral. Probablemente fue la baronesa de Dudevant, amante de Chopin, la primera mujer que reivindicó el derecho de las féminas a fumar como los varones, cuando en París, en 1840, se presentó ante un público predominantemente masculino vistiendo pantalones y fumando un cigarro2. No obstante, no es hasta el primer tercio del siglo xx que la prevalencia tabáquica en las mujeres comienza a aumentar. En 1935 en los Estados Unidos fumaban el 18% de las mujeres y el 52% de los varones3. En esta época, la mujer fuma como signo de emancipación e igualdad, y aparecen los primeros anuncios publicitarios realizados por las heroínas y estrellas del celuloide del momento y dirigidos específicamente a la mujer4 (fig. 1). La Segunda Guerra Mundial produjo un significativo incremento del tabaquismo en las mujeres. Estas no sólo tuvieron que ocupar los puestos de trabajo habitualmente desempeñados por los varones sino que, además, asumieron muchos de sus comportamientos entre los que cabe destacar el consumo de tabaco. Al terminar la guerra, la prevalencia entre las mujeres era del 40% en el Reino Unido, el 30% en Australia y el 25% en los Estados Unidos5 6. Durante la década de los cincuenta y de los sesenta aparecieron múltiples informes que relacionaban el tabaquismo con un significativo incremento de la morbimortalidad por varias patologías. Estos informes influyeron en la reducción de la prevalencia tabáquica entre los varones en estos últimos años pero no tuvieron igual efecto en la de las mujeres7. tas variaciones responden a 2 modelos que se mantienen con más o menos cambios: el modelo de los países desarrollados y el de los países en desarrollo. Países desarrollados Aproximadamente, del 12 al 45% de las mujeres son fumadoras. En la tabla I aparecen las cifras de prevalencia en algunos de estos países8. Llama la atención el escaso número de japonesas fumadoras, probablemente debido a la carencia de cigarrillos que durante la postguerra hubo en aquel país y a la considerable actitud tradicionalista de esa sociedad. No obstante, un análisis más amplio de las encuestas publicadas en estos países en los últimos años revela datos interesantes. - En Australia, los Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido, aunque ha habido un descenso de la prevalencia del tabaquismo femenino, éste no ha sido tan grande como el ocurrido entre los varones, lo que, unido a la mayor incorporación de mujeres jóvenes que de varones jóvenes al consumo de tabaco, va hacer posible que para el año 2000 haya más fumadoras que fumadores en estos países9"". - En España, Francia y Portugal la tasa de tabaquismo entre las menores de 45 años es mucho más elevada que entre las mayores de esta edad. Dicha distribución Epidemiología La prevalencia, las características y las tendencias del tabaquismo en las mujeres oscilan ampliamente dependiendo del país que se considere. En general, todas esCorrespondencia: Dr. C.A. Jiménez Ruíz. Unidad de Tabaquismo. Servicio de Neumología. Hospital Universitario de La Princesa. Diego de León, 62, 28006 Madrid. Recibido: 2-1-96; aceptado para su publicación: 9-1-96. Arch Bnincimeunwl 1996: 32: 242-250 242 Fig. 1. La publicidad dirigida a las mujeres comenzó en el primer tercio del siglo XX y en la actualidad sigue siendo una práctica habitual. 38 C.A. JIMÉNEZ RUIZ- TABACO Y MUJER TABLA I Prevalencia del hábito de fumar cigarrillos entre las mujeres de diversos países desarrollados País Alemania Australia Austria Bélgica Canadá Dinamarca España EE.UU. Finlandia Francia Grecia Irlanda Islandia Israel Italia Japón Nueva Zelanda Portugal Reino Unido Suecia Suiza Antigua URSS Prevalencia (%) Fecha encuesta 27 27 28 28 25,8 45 21,4 26 20 30 26 31 32 25 26 14,3 26 12 32 26 28 10 1988 1989 1984 1988 1986 1988 1992 1990 1988 1991 1988 1988 1990 1988 1988 1990 1989 1988 1988 1989 1989 1986 apunta a una futura epidemia de las enfermedades relacionadas con el tabaco en las mujeres de estos países12'13. - La prevalencia tabáquica en jóvenes de 15-19 años es más alta en mujeres que en varones, de acuerdo con los datos obtenidos por encuestas realizadas en Alemania, Dinamarca y los Estados Unidos"'14. - En los países desarrollados las mujeres más propensas a fumar son las desempleadas, las que trabajan en puestos de inferior categoría, las de bajos ingresos económicos, las solteras, las separadas o las divorciadas'3'15'16. En algún estudio se ha indicado una asociación entre tabaquismo, pobreza y cuidado de los niños. Muchas madres con hijos pequeños y bajos ingresos asocian el fumar a las pausas en el trabajo diario y lo consideran como la mejor estrategia a seguir cuando el trato con los pequeños es demasiado penoso17. Por el contrario, en países donde fumar cigarrillos es relativamente nuevo para las mujeres, el hábito es adquirido con mayor frecuencia por las profesionales en mejor situación económica que viven y trabajan en medio urbano y que están expuestas a un ambiente más liberado e influenciado por las campañas publicitarias"'13. - Las mujeres pertenecientes a minorías raciales o inmigrantes que viven en los países desarrollados son más propensas a fumar. En Australia la prevalencia del tabaquismo entre las muchachas de la etnia Inuit llega a ser del61%14'16'18. Países en desarrollo Entre el 2 y el 10% de las mujeres de estos países son fumadoras8. En la tabla II se refleja la prevalencia de tabaquismo femenino en algunos de estos países8. La comparación de los datos obtenidos es difícil por cuanto que las encuestas adolecen de importantes diferencias 39 TABLA II Prevalencia de tabaquismo entre las mujeres de diversos países en desarrollo País Argentina Bolivia Brasil Bulgaria Chile China Colombia Checoslovaquia Egipto Emiratos Árabes Filipinas Guinea tíungría India Indonesia Iraq Malasia Marruecos Mauricio Méjico Mongolia Nepal Nigeria Nueva Guinea-Papua Ornar Perú Singapur Sri Lanka Sudán Tailandia Túnez Venezuela Zambia Prevalencia (%) Fecha encuesta 27 38 33 17 31 7 18 28 2 9 21,9 1 23 3 10 5 5 9 7 17 7 58 10 80 9 17 2 3 19 4 6 23 7 1988 1988 1990 1989 1988 1984 1988 1990 1981 1981 1990 1981 1986 1984 1990 1990 1990 1990 1986 1988 1991 1991 1990 1990 1990 1988 1988 1989 1986 1988 1984 1988 1984 metodológicas8. No obstante, el análisis de los mismos revela las características específicas siguientes: - Las mujeres comienzan a fumar a edades más avanzadas que las de los países desarrollados19'20. Aunque el número de cigarrillos que consumen es escaso, éstos son de alto contenido en nicotina y alquitrán21'22. - En las zonas rurales, las mujeres consumen tabaco de forma diferente a como lo hace el varón. Ellas prefieren las formas tradicionales de consumo (bibi, chuta, dhumti, Khi yo, pipa de agua, mascar tabaco, etc.) frente a los métodos ordinarios (cigarrillo, cigarro, pipa)14'19'23. Por el contrario, en las zonas urbanas, el uso de cigarrillos se extiende entre las jóvenes, de alto nivel cultural y con buena posición social1924. - En general, las encuestas realizadas demuestran un aumento de la prevalencia tabáquica en estos países alrededor del 3,4% anual debido fundamentalmente a 4 factores: envejecimiento de la población, migración a zonas urbanas, mayor acceso a la educación e incorporación de la mujer a empleos remunerados18'19'25. Patología El varón y la mujer son igualmente susceptibles a las enfermedades relacionadas con el consumo del tabaco. No obstante, las mujeres corren riesgos específicos rela243 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 32, NÚM. 5, 1996 Fig. 2. Causas de las defunciones femeninas atribuibles al consumo de tabaco en los países desarrollados (1985). cionados con las especiales características de su organismo. A continuación comentaremos algunos aspectos de la patología atribuible al consumo de tabaco en la mujer, profundizando sobre todo en aquellos más específicos. De acuerdo a los datos de la OMS, en 1985 el tabaco produjo 300.000 muertes entre las mujeres de los países desarrollados2627. En la figura 2 se muestra la distribución porcentual de las causas de estas defunciones26. Las tendencias actuales indican que entre las mujeres que fuman, al menos el 25% morirán de enfermedades producidas por el tabaco9'"'•27. Aunque el incremento del riesgo relativo de padecer enfermedad cardiovascular por parte de los fumadores ha sido claramente demostrado en estudios realizados sobre la población general28, otros análisis llevados a cabo en la población femenina han llegado a conclusiones similares29-3". Incluso los mismos factores de riesgo (número de cigarrillos/día, número de años de fumador, contenido de nicotina, etc.), que han sido reconocidos en la población general, se han comprobado igualmente en las mujeres31. La cardiopatía isquémica, la enfermedad cerebrovascular, la vasculopatía periférica, el aneurisma de aorta y la tromboangitis obliterante son procesos que se describen con mayor frecuencia en fumadoras29-32'34. Se ha demostrado que es de 5 a 10 veces más probable que las mujeres que fuman y usan anticonceptivos orales desarrollen este tipo de patologías 244 que las que los emplean y no fuman28'29-35. Se ha estimado que el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular agudo en fumadoras aumenta de 3,3 a 21,9 en aquellas que consumen anticonceptivos2935. Por otro lado, se sabe que este riesgo se incrementa con la edad y es particularmente alto entre las mujeres de más de 40 años28-29. El 8% de las muertes por cáncer en la mujer son atribuidas al consumo de tabaco36. En los países desarrollados, donde el uso de cigarrillos es la norma desde hace mucho tiempo, el cáncer de pulmón ha pasado a ocupar los primeros puestos como causa de muerte por cáncer en la mujer31-36'38. Entre los años 1957 a 1987 la tasa de muerte por tumoración pulmonar en la mujer aumentó al doble en Japón, Noruega, Polonia, el Reino Unido y Suecia; un 200% en Australia, Dinamarca y Nueva Zelanda; y un 300% en Canadá y los Estados Unidos36-37. Por el contrario, en los países en desarrollo, donde el uso de tabaco sin humo por parte de las mujeres es más común, los cánceres más frecuentes son el de boca y el de faringe36. Hasta hace poco la neoplasia de mama era la causa más frecuente de muerte por cáncer en la mujer. Recientes estudios epidemiológicos han demostrado que en países como los Estados Unidos, Japón y Escocia es el de pulmón; y que, en países como Australia, Dinamarca, Inglaterra y Gales, las tasas de mortalidad por cáncer de pulmón entre las mujeres están igualándose con las de mortalidad por el de mama36 38. En España, Francia y Portugal, aunque estos índices de mortalidad son todavía bajos, se espera un incremento en un futuro próximo como consecuencia de la considerable proporción de jóvenes que son fumadoras 12 - 13 - 38 - 39 . El tabaquismo en la mujer es causa del 61% de los casos de cánceres de cavidad bucal, del 75% de esófago, del 34% de páncreas, del 87% de laringe, del 37% de vejiga y del 12% de riñon37-38-4"42. En todos ellos se demuestra una relación dosis/respuesta positiva para variables como número de cigarrillos/día, número de años de consumo y el abandono del tabaco se sigue de una importante disminución del riesgo relativo de desarrollar enfermedad que es tanto mayor cuanto mayor es el tiempo de abandono29-38. Han sido descritos 2 tipos de mecanismos patogénicos para el cáncer de cérvix en fumadoras. Por un lado, las sustancias carcinógenas del humo del tabaco se absorberían y por vía circulatoria llegarían al epitelio cervical, donde serían excretadas y, actuando como promotoras o carcinógenos sobre células previamente infectadas por virus, ocasionarían cambios degenerativos43. Por otro, los componentes tóxicos del humo disminuirían la cantidad de betacarotenos en sangre, aumentando así la incidencia de tumores cervicales44. Diferentes estudios han demostrado que el riesgo relativo de desarrollar cáncer de cérvix es triple para fumadoras en comparación con las no fumadoras4546. Además la exposición involuntaria al humo del tabaco también se sigue de un incremento significativo de ese riesgo47. El abandono del hábito se acompaña de una desaparición casi inmediata del mismo48. El consumo de cigarrillos tiene un efecto protector en cuanto al desarrollo de cáncer de endometrio29. Dicho 40 C.A. JIMÉNEZ RU1Z.- TABACO Y MUJER efecto es debido al incremento de la 2-hidroxilación del estradiol en fumadoras4950. Se ha determinado que éstas tienen una reducción del 30% en el riesgo y que ésta es mayor cuanto más alto es el número de cigarrillos consumidos y sobre todo en mujeres posmenopáusicas51. El cese del tabaquismo hace que desaparezca este efecto protector29. No obstante, hay que destacar que el número de pérdidas de vidas humanas que produce el tabaco anualmente es 30 veces superior a la disminución del riesgo del cáncer de endometrio en fumadoras52. Algunos estudios sugieren un leve incremento del riesgo de desarrollar tumores mamarios en fumadoras2950. Otros, más recientes, demuestran que esta asociación es más potente en mujeres que comenzaron a fumar antes de los 16 años de edad y que consumen 40 o más cigarrillos al día53-54. El cáncer de vulva ha sido descrito más frecuentemente en fumadoras, llegándose a determinar una relación dosis/respuesta positiva55. Aunque la tasa de mortalidad por enfermedad pulmonar obstructiva crónica es más alta para los varones que para las mujeres, en los Estados Unidos, y desde 1979, se está registrando un aumento de ésta mucho más rápido para la mujer (73%) que para el varón (16%)56-57. En estudios realizados en Europa también se ha encontrado esta tendencia58-59. Caben pocas dudas de que la evolución de la prevalencia, estable o en baja para varones y en alza para las mujeres, responde a los cambios en el consumo de cigarrillos que ha habido en estos grupos36. No obstante, los estudios que analizan la prevalencia de síntomas de enfermedad inespecífica respiratoria crónica (tos, producción de esputo, disnea y sibilancias) muestran una disminución de la misma que es progresiva para los grupos de fumadores, ex fumadores y no fumadores. En estos estudios se detectan también diferencias significativas en cuanto al sexo para los 3 grupos. En cualquiera de ellos las mujeres siempre disfrutan de las más bajas tasas de pre valencia60'63. Diversos análisis han demostrado que el tabaquismo produce retraso en la cicatrización de las heridas, debido a 3 sustancias presentes en el humo del tabaco (nicotina, monóxido de carbono y cianidina de hidrógeno) que tienen capacidad de alterar los mecanismos fisiológicos de la cicatrización64-65. Este efecto negativo sobre la curación de lasifaeetáas en fumadores ha sid«'<gH09B-"trado en individuos enfermos, en sujetos que haasaÉado traumatismo, en personas sometidas a cirugía plástica y, particularmente, en fumadoras operadas de cáncer de mama en quienes se ha detectado un incremento del 30 al 50% en la incidencia de complicaciones en la cicatrización de la herida quirúrgica66-67. Contrariamente a la imagen de mujer atractiva y sana que suele aparecer en la publicidad de cigarrillos, éstos producen halitosis, enfermedades de las encías, problemas dentales, pérdida del olfato y gusto, manchas en los dientes y uñas, dolor de espalda y arrugas prematuras68 71. Tabaquismo y reproducción El tabaquismo en la mujer se asocia con un incremento del riesgo relativo de infertilidad de origen tubá41 rico por sufrir las fumadoras más infecciones de los órganos de la reproducción que las no fumadoras14-31. Además, y debido al efecto antiestrogénico del tabaco, en aquéllas se observa un mayor riesgo de osteoporosis y más alta frecuencia de fracturas osteoporóticas. La menopausia suele adelantarse de 1-2 años en las fumadoras64-72-73. Fumar durante el embarazo ha sido asociado con una mayor incidencia de parto prematuro, aborto espontáneo y muerte perinatal31-74. Igualmente los hijos de fumadoras pesan aproximadamente entre 150 y 250 g menos que los de no fumadoras31-75. Por otro lado, la patología placentaria (placenta previa, desprendimiento prematuro, rotura de membranas, hemorragias, etc.) es descrita más frecuentemente en fumadoras3'-76. La nicotina y el monóxido de carbono, al atravesar la barrera placentaria, causan lesión en los vasos de ésta y en el feto y son los responsables directos de este tipo de patología7778. Pero también ciertos carcinógenos del humo del tabaco han demostrado tener capacidad de activación de procarcinógenos o mutágenos en el feto y serían los responsables de la relación significativa que ha sido encontrada entre desarrollar cáncer en la etapa infantojuvenil y consumo de tabaco de la madre durante el embarazo79-80. Aunque este dato no ha podido ser confirmado por otros estudios81-82. Es de destacar que si la mujer deja de fumar en el momento de quedar embarazada, los riesgos a desarrollar toda esta patología se hacen idénticos a los de una no fumadora. Se ha calculado que si todas las mujeres renunciaran a fumar durante el embarazo el número de muertes fetales y de lactantes disminuiría en aproximadamente un 10%293'-83. El consumo de tabaco por la madre durante las primeras etapas de la vida del recién nacido ha sido asociado con el incremento en el riesgo relativo de desarrollar cierto tipo de patología por parte del neonato. Los hijos de lactantes fumadoras ganan menos peso que los de las no fumadoras por cuanto que aquéllas producen menos leche y ésta tiene un más bajo contenido en grasa75. Además, procesos como el síndrome de muerte repentina del recién nacido, asma infantil, bronquitis, neumonía, otros cuadros respiratorios inespecíficos y otitis media se describen con mayor frecuencia en hijos de padres fumadores. Encontrándose una relación directa entre el número de cigarrillos consumidos al día y el número de fumadores que conviven con el niño, mostrándose de especial alto riesgo el hecho de que la madre sea fumadora29-59-84-87. Tabaquismo pasivo La exposición involuntaria al humo del tabaco incrementa el riesgo de enfermedad en los no fumadores59. Esto afecta a la mujer debido a que, principalmente, tanto en el hogar como en el lugar de trabajo hay menos fumadoras que fumadores y, por consiguiente, hay más mujeres que varones expuestas al tabaquismo pasivo59. Diversos estudios han estimado que el riesgo relativo de desarrollar cáncer de pulmón en asociación con la exposición ambiental al humo de tabaco en la mujer es 245 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 32, NUM. 5, 1996 de 1,3259'88'90. Descubriéndose así mismo una relación dosis-respuesta potente y positiva59'88'90. Ha sido detectado un incremento del riesgo relativo de sufrir enfermedad cardiovascular en no fumadoras que viven con fumadores independientemente de la edad, el nivel de colesterol, la presión arterial y la masa corporal28'59'91. Algunos estudios han demostrado que el tabaquismo pasivo sufrido por la mujer gestante no sólo daña la salud de ésta, sino que además puede tener un efecto negativo sobre el crecimiento ponderal del feto31'59'92. Inicio y mantenimiento del consumo de tabaco en la mujer El hábito tabáquico debe ser entendido como un proceso vital que habitualmente comienza entre los 12-14 años de edad y que se mantiene o no a lo largo de la vida. Las razones que inducen a empezar a fumar son totalmente distintas de las que lo hacen a seguir fumando. Analizaremos aquí unas y otras y advertiremos de las diferencias que el sexo puede implicar en ellas. Tanto factores internos (formación de la identidad propia, necesidad de autoestima, rebelión contra los padres o la sociedad, curiosidad, búsqueda de emoción y desafío, necesidad de pertenecer y ser aceptado por un determinado grupo, etc.) como factores extemos (aceptabilidad social, factores socioculturales y religiosos, disponibilidad y coste del tabaco, publicidad, campañas de educación sanitaria, etc.) influyen decisivamente en el inicio del consumo de tabaco29'93'94. En los países en desarrollo, la escasa aceptabilidad social y religiosa de la mujer fumadora contribuyen a mantener baja la tasa de prevalencia entre la población femenina8'14'19. Pero es la publicidad el factor que más influencia tiene en el inicio del consumo de tabaco por la mujer". En los últimos años, la industria tabaquera ha dirigido sus productos y su publicidad a las mujeres. Ha escogido las revistas femeninas como base para promocionar la imagen de una nueva mujer que sea atractiva, moderna, romántica, deseable, sana, deportiva, rebelde, liberada, esbelta y, sobre todo, fumadora. Una encuesta realizada en 1990-1991 entre las revistas más populares de 13 países europeos reveló que el 69% de ellas aceptaban la publicidad de los cigarrillos y que sólo el 22% había informado ampliamente sobre los problemas de salud relacionados con el consumo de tabaco, y que eran las revistas que rehusaban la publicidad del tabaco las que más información sanitaria proporcionaban a sus lectoras. Además, el 40% de estas revistas promovían el tabaco mediante el uso de imágenes positivas de modelos fumando95. No obstante, los fabricantes de cigarrillos también desarrollan otras estrategias para llegar a la mujer: patrocinan competiciones deportivas femeninas y lanzan al mercado marcas de tabaco "sólo para mujeres" empaquetado con colores, formas, tamaños, nombres e incluso gusto especial. Entre los factores que influyen en la perpetuación del hábito tabáquico se han descrito la dependencia que crea la nicotina y factores psicosociales96 97. Estos pueden ser negativos, como el estrés y las emociones nega246 tivas, o positivos, como el placer que produce fumar. En la mujer, los factores que parecen tener mayor influencia son los primeros y en el varón, los segundos8'97'98. Muchas se encuentran sometidas a una presión constante tanto en el trabajo como en el hogar y en el intento de atender a esas demandas se enfrentan a muchos conflictos que terminan causándoles estrés, ira, tristeza, soledad y frustración. Las mujeres utilizan el cigarrillo como medio de combatir estos males. Muchas pueden considerar que el único momento de paz y relajación que realmente tienen durante el día es cuando se sientan delante de una taza de café y encienden un cigarrillo. Prevención Hasta mediados de los años ochenta los programas de prevención que se pusieron en marcha adolecían de contenido específico para la mujer. Probablemente por ello en estos últimos años la prevalencia ha disminuido menos entre las jóvenes que entre los muchachos8'12'14'17'23'24'31 La campaña de prevención ideal es aquella que combina medidas a nivel comunitario, nacional e internacional, y que tiene por objeto desincentivar el comienzo e incentivar la cesación del tabaquismo. Entre ellas destacan: la educación sanitaria escolar, la información pública y las encaminadas a conseguir una restricción de la disponibilidad del tabaco (control de la publicidad, restricción de la venta e incremento de las tasas)8'17'23'24'31. A continuación comentaremos cómo estas medidas pueden influir en los hábitos de la mujer. Los programas de educación sanitaria en las escuelas deben incluir dos componentes, uno dedicado a que los jóvenes conozcan los problemas sanitarios que el tabaco produce y otro que trate de mejorar las actitudes personales y sociales que ayuden a los jóvenes a resistir la presión social que les induce a fumar. Esto se puede conseguir mediante la introducción de debates escolares y, sobre todo, haciendo posible una educación sanitaria perfectamente integrada por padres y maestros. Programas especialmente dedicados a las niñas serán de gran utilidad8'17'23'24'31. No obstante es de tener en cuenta que la mayoría de las campañas de información sanitaria en las escuelas consiguen mejorar los conocimientos y actitudes con respecto al tabaquismo de los jóvenes pero no logran reducir las primeras experiencias con el taba^29,98,99 Las autoridades sanitarias de los diferentes países debieran lanzar campañas de información pública dirigidas especialmente a la mujer. Con ellas se tratará de que la mujer conozca mejor los riesgos específicos que corre su salud, se intentará contrarrestar los efectos de la publicidad en favor del tabaco y se ofrecerá ayuda para aquellas que quieran dejar de fumar8'17'100'101. Este tipo de programas hará uso de folletos informativos y carteles anunciadores, de diarios y revistas, del cine, radio y televisión. Utilizando siempre mensajes que en lenguaje positivo lleguen a los distintos grupos socioculturales a los que van dirigidos8'17'100'10'. Cualquier medida restrictiva o prohibicionista para ser más eficaz debe ir siempre acompañada de las de in42 C.A. JIMÉNEZ RUIZ- TABACO Y MUJER formación y educación simultánea a las que antes hacíamos referencia100. Entre las medidas encaminadas a la restricción de la disponibilidad del tabaco que más efectivas se muestran en la mujer cabe destacar las siguientes: - Control de la publicidad. Uno de los principales objetivos de la publicidad desarrollada por la industria tabaquera es la mujer". La mejor forma de contrarrestarla es promoviendo, desde las campañas sanitarias, una imagen de mujer que no fuma, destacando aspectos positivos como la belleza y la liberación, pero sobre todo haciendo que la abstención del tabaco aparezca como algo sano, socialmente atractivo y propio de personas emancipadas8-13-102. - La restricción de la venta de tabaco a menores se ha mostrado eficaz. Un estudio realizado en California demostró que cuando la campaña de educación sanitaria se mezclaba con restricciones legislativas, la venta directa de cigarrillos pasaba del 74 al 39%'03. - Incrementar el precio del tabaco. Es otra medida que produce buenos resultados y especialmente en los jóvenes29. Debiendo completarse con otras que establezcan que la recaudación obtenida por el incremento del precio pueda ser invertida en actividades de promoción sanitaria, como ya ocurre en los Estados Unidos, Finlandia, Islandia y Australia29'103-104. - La introducción de mensajes específicos para la mujer en los paquetes de tabaco que le adviertan de los riesgos especiales que su salud corre es inicialmente efectiva8. En España sólo uno de los 6 mensajes que obligatoriamente deben figurar en los paquetes de cigarrillos hace referencia a la salud de la mujer y dice: "Fumar durante el embarazo daña al futuro hijo"105. Papel del médico en el control del tabaquismo en la mujer Diversos estudios han demostrado que el número de mujeres que deja de fumar es similar al de varones. Sólo aparecen diferencias significativas cuando se consideran distintos grupos sociales. Las más favorecidas social y económicamente tienen más probabilidad de dejar de fumar que aquellas que viven en circunstancias más arduas y difíciles9'10'106. Todos los profesionales sanitarios en general y los médicos en particular estamos obligados a cumplir tres funciones (modélica, educadora y terapéutica) para controlar el tabaquismo'07. A continuación detallaremos cómo la práctica de estas funciones puede influir positivamente en la prevención y tratamiento del tabaquismo en la mujer. - Las enfermeras, las doctoras, las matronas y en general todas las profesionales sanitarias femeninas si cumplen con su papel modélico como no fumadoras ante la sociedad estarán contribuyendo a romper con la falsa imagen de mujer fumadora, liberada y culta que la publicidad de la industria tabaquera pretende hacemos creer1'29'108. - Diversos estudios han demostrado que los médicos no advertimos a nuestros pacientes de la necesidad de abandonar el consumo de tabaco''33'109. Sólo un 25% 43 de adolescentes reciben consejo para dejar de fumar. Además, éste se da con más propensión en el varón que en la mujer"0. Otros estudios demuestran que un simple aviso de 2 o 3 minutos de duración en el que el médico recomiende a un paciente la cesación del hábito tabáquico tiene una efectividad de hasta el 5% de abstención al año. Y además si este consejo se acompaña de una guía práctica para dejar de fumar y se pautan visitas de seguimiento, esta cifra puede elevarse hasta un 10%'". Se ha calculado que las mujeres cumplen con un promedio de 4 visitas anuales a un médico"2. El 83% de la población femenina con una edad inferior a 18 años visita al menos una vez al año a un médico y alrededor del 90% de ellas lo hace en 2 años"2. Se sabe que aproximadamente el 77% de las jóvenes fumadoras quieren dejar de serlo y han hecho algún intento por sí mismas"3. Desafortunadamente, sólo el 1,5% de éstas lo ha conseguido y hasta el 92% cree que podrán dejarlo en el plazo de un año"0. Si consideramos que el 5% de los alertados por su médico en la necesidad de dejar de fumar lo consiguen fácilmente, que hasta un 83% de jóvenes fumadoras visita a un médico una vez al año y que hasta el 77% quiere dejar de fumar; al no aconsejar a nuestras pacientes el abandono del consumo de tabaco, estamos perdiendo nuestra gran oportunidad de conseguir reducir las tasas de prevalencia tabáquica en la mujer"4. Estas recomendaciones deben ser tenidas muy en cuenta por todos los profesionales sanitarios, pero sobre todo por los ginecólogos, quienes al tratar con la mujer en condiciones especiales pueden tener una mayor influencia sobre sus hábitos. Un estudio ha determinado tasas de cesación tabáquica altas durante el embarazo"5. Aunque desafortunadamente hasta el 60% de las que lo dejaron vuelve a fumar a los 6 meses después del parto"6. En este contexto el papel de los pediatras advirtiendo de los peligros de la salud del recién nacido expuesto al humo de tabaco de sus padres, y sobre todo, de su madre, parece clave75'84"87. No obstante, menos del 30% de los pediatras practican con asiduidad el consejo de abandono de tabaco107. Muchas de las pacientes necesitan además del consejo una ayuda adicional para dejar de fumar. En éstas es crucial que investiguemos los principales problemas que el abandono del tabaco les va a ocasionar. Se han identificado varias causas de recaídas: síndrome de abstinencia, estrés, depresión, ansiedad y miedo a ganar peso. Estas dos últimas afectan predominantemente a la mujer"7'120. La utilización de terapia sustitutiva con nicotina que alivie los síntomas del síndrome de abstinencia al tiempo que mejore el estrés y la depresión, conjuntamente con la transmisión de mensajes conductuales que ayuden a la mujer a relajarse, a solucionar sus problemas sin ayuda del tabaco, y enseñarles estrategias de control y de estímulo de mantenimiento sin fumar será el tratamiento ideal que el profesional sanitario deberá brindar al paciente8-29'31'108. Diversos estudios han concluido que el miedo a engordar es uno de los mayores inconvenientes para que la mujer intente dejar de fumar y/o continúe sin fumar'17'118'121'124. Además, ciertos trabajos encuentran que 247 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 32, NUM. 5, 1996 la mujer gana más peso que el varón después de abandonar el tabaco125, si bien este hecho no ha sido confirmado por otros investigadores126. Se han descrito dos mecanismos que explican la ganancia de peso en los ex fumadores. Por un lado, la nicotina tiene un indudable efecto anorexígeno, además de causar un incremento del gasto energético127, aunque esta acción sobre el metabolismo de la nicotina no ha podido ser comprobada en otros estudios'23. En lo que sí parece que existe acuerdo unánime es en que los cambios en el hábito tabáquico (inicio, cesación, recaída) influyen más en la ganancia o pérdida de peso por parte del sujeto que la exposición a largo plazo a la nicotina127. Por otro lado, ciertos estudios han demostrado aumento de la ingesta calórica en aproximadamente 200 a 300 kcal/día en los ex fumadores'23. Ambos mecanismos llevan a que el ex fumador aumente su ingesta calórica en aproximadamente 500 kcal/día, cifra que supone un incremento de alrededor de 600 g semanales'23''28'129. Se han señalado predictores de ganancia de peso por la mujer durante su período de abandono de consumo de tabaco: factores personales (ansiedad, depresión y preocupación por el incremento ponderal), alteraciones en la menstruación, actividad física, trastornos metabólicos, características personales en el consumo de tabaco (número de cigarrillos/día, profundidad de inhalación de la pipada, intentos previos) y uso de terapia sustitutiva con nicotina"7'"8-122'12''''26''29-'33. La recomendación de disminución de la ingesta calórica así como el aumento del ejercicio físico y, en los casos en los que esté indicada, la utilización de terapia sustitutiva serían las mejores medidas que ayudarán a las ex fumadoras a prevenir y/o disminuir el previsible incremento de peso que su "nuevo estatus" les pueda provocar'24'33. BIBLIOGRAFÍA 10. 11. 12. 16. 17. 18. Conclusión 19. En los últimos años, la mujer se ha incorporado masivamente al consumo de tabaco. Aunque las tasas de fumadoras en los países desarrollados son más altas que en los países en desarrollo, en éstos se ha demostrado un incremento anual de la prevalencia tabáquica del 3,4%. La publicidad especialmente dirigida a las mujeres es el factor más directamente implicado en este incremento. Aunque el varón y la mujer son igualmente susceptibles a las enfermedades relacionadas con el consumo de tabaco, las mujeres corren riesgos específicos debidos a las especiales características de su organismo. El embarazo, la lactancia o incluso la toma de anticonceptivos son situaciones que incrementan los riesgos del tabaquismo en este colectivo. La enfermedad pulmonar obstructiva crónica, el cáncer de pulmón y la cardiopatía isquémica son procesos que, de continuar el ascenso progresivo de la tasa de tabaquismo femenino, se convertirán en patología frecuente de la mujer. Estos datos deben animar a las autoridades sanitarias a la realización de campañas de prevención dirigidas a las mujeres, y a los profesionales sanitarios a la búsqueda de intervenciones terapéuticas específicas contra el tabaquismo femenino. 20. 248 21. 22. 23. 24. 25. 26. 27. 28. Breo DL. Kicking butts. AMA, Joe Camel and the "black-flag" war on tobáceo. JAMA 1993; 270: 1.978-1.984. Zimmerman C. 120 good things about tobáceo. Tobáceo Repórter 1993,56-58. Waid N, Nicolaides-Bouman A. UK smoking statistics. (2.a ed.). Oxford: Oxford University Pres.s, 1991. Heimann RK. Tobáceo and Americans. Nueva York: McGrawHill, 1960. Gottsegen JJ. Tobáceo. A study of its consumption in the United States. Nueva York, Pitman, 1940. Maxweil JC Jr. Trends in cigarette consumption. En: Gori GB, Bock FG, editores. Baribury Report: a safe cigarette? Nueva York: Cold Spring Harbor Laboratory, 1980. Burnham JC. 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Presentamos un caso de neumonía en el que se asocian Chiamydia pneumoniae con otro importante patógeno respiratorio, Legionella y , por otra parte, con una anemia hemolítica autoinmune IgG a anticuerpos calientes que aún no ha sido descrito en la literatura (ni tan sólo con otras especies del género Chiamydia). Palabras clave: Neumonía. Chiamydia pneumoniae. Legionella pneumophila. Anemia hemolítica por anticuerpos calientes. Chiamydia pneumoniae infection with autoimmune hemolytic anemia due to hot antibodies Chiamydia pneumoniae has often been implicated in respiratory tract infections concomitant with other pathogens. Although this agent has aiso been associated with other nonrespiratory diseases, to our knowledge it has never been described with autoimmune hemolytic anemia. We present a case of pneumonia in which C. pneumoniae was found in association with another important respiratory pathogen, Legionella, and with hemolytic autoimmune IgG to warm antibodies, an entity that has not been reported previously with this or any other germ of the genus Chiamydia. Arch Bronconeumol 1996; 32: 251-252 Key words: Pneumoniae. Chiamydia pneumonia. Legionella pneumophila. Hemolytic anemia due to hot antibodies. Introducción Caso clínico Desde su aislamiento por primera vez en 1965, Chiamydia pneumoniae (Chiamydia TWAR), considerada tercera especie del género Chiamydia, se ha implicado como agente etiológico de infecciones respiratorias (neumonía, bronquitis, etc.) y se ha asociado a trastornos arterioscleróticos cardiovasculares (incluyendo alteraciones coronarias). Aunque la infección asintomática es la más frecuente, durante los últimos años han aparecido múltiples publicaciones relacionadas con este microorganismo, y con patología diversa relacionada, especialmente con neumonía y sus complicaciones. Presentamos un caso de neumonía por Chiamydia pneumoniae asociada a otro patógeno respiratorio, Legionella pneumophila, y a anemia hemolítica autoinmune por anticuerpos calientes IgG (AHAI). Varón de 62 años, que ingresó en un centro hospitalario por un cuadro de astenia progresiva de varios meses de evolución, sin otra sintomatología acompañante, siendo diagnosticado de AHAI por anticuerpos calientes IgG y tratado con prednisona, 2 mg/kg/día. Durante la hospitalización presentó un cuadro respiratorio compatible con neumonía confirmada por radiografía en la que se apreciaba una condensación radiológica en el lóbulo superior derecho, abombamiento de cisura menor y pinzamiento del seno costofrénico derecho (fig. 1). Tratado empíricamente con cefotaxima, eritromicina y amicacina, con respuesta nula, fue trasladado a la unidad de cuidados intensivos de nuestro hospital en situación de insuficiencia respiratoria aguda, que requirió CPAP. Se cambió cefotaxima por imipenem y precisó transfusión de sangre por presentar Hg de 6 g%. El estudio microbiológico incluyó una primera muestra de serología respiratoria para Mycoplasma, Chiamydia y Legionella que fue negativa, quedando pendiente una segunda muestra. Dado de alta con el diagnóstico de neumonía intrahospitalaria de origen desconocido, diabetes mellitus dependiente de la insulina secundaria a corticoterapia y AHAI por anticuerpos calientes, reingresó a los 5 días en nuestro hospital por fiebre y dolor torácico derecho. En el reingreso destacó, en la exploración física, la hipofonesis en mitad inferior de hemitórax derecho y en la radiogra- Correspondencia: Dr. J. Belda. Unidad de Función Pulmonar. Departamento de Neumología. Hospital de la Santa Creu i Sant Pau. Avda. Sant Antoni M. Claret. 167. 08025. Barcelona. Recibido: 27-10-95; aceptado para su publicación: 28-11-95. 47 251 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOG1A. VOL. 32, NUM. 5, 1996 Fig. 1. Radiografía en el momento del ingreso en sala tras la estancia en la unidad de cuidados intensivos. fía de tórax, persistencia de la imagen de condensación en LSD y derrame pleural loculado en el seno costofrénico posterior, que no aparecía en las radiografías previas. A nivel hematológico se seguía observando anemia hemolítica. Se realizó una toracocentesis con análisis del líquido pleural y broncoscopia siendo todos los estudios microbiológicos negativos. En el estudio inmunológico destacaban cifras elevadas de IgG (2.500 mg/dl) en suero. La segunda muestra de la serología respiratoria cursada en el primer ingreso mostró un aumento significativo de los títulos para Chiamydia pneumoniae (1/32-1/512) y Legionella (1/16-1/512) que se interpretaron como gérmenes causantes de la neumonía previa, por lo que se inició tratamiento etiológico con doxiciclina para Chiamydia que no había sido tratada previamente. La evolución fue favorable una vez instaurado el tratamiento con doxiciclina, desapareció la fiebre y el dolor, y se normalizaron los parámetros hematológicos en controles posteriores. Una tercera muestra cursada al inicio de este segundo ingreso confirmó la progresión del título para Chiamydia y una estabilización del título para Legionella. Discusión Chiamydia pneumoniae se ha asociado a infecciones concomitantes por otros patógenos12. Este microorganismo es el primer paso para la adquisición de otras infecciones respiratorias3. Se ha sugerido que éste podría estar relacionado con exacerbaciones de EPOC4'5, con 252 una frecuencia aproximada del 5%. Otras asociaciones descritas con esta infección son: sarcoidosis, eritema nudoso, asma, endocarditis, miocarditis, enfermedad coronaria y arteriesclerosis6. En el caso presentado se obtuvo el diagnóstico de neumonía por Chiamydia y Legionella según el cuadro clínico y radiológico compatible, serologías respiratorias con aumento significativo de la segunda y tercera muestras7 y evolución favorable tras el tratamiento con doxiciclina (mejoría radiológica y hematológica). La infección por Chiamydia pneumoniae se suele iniciar con un cuadro insidioso de vías altas, similar al presentado por el paciente. Las complicaciones aparecen posteriormente y no siempre se asocian al cuadro inicial. Este sujeto pudo desarrollar una anemia hemolítica concomitante a la infección subclínica por Chiamydia que, posteriormente, con el tratamiento corticoide de la AHAI y su situación de diabético, se complicó a su vez con una legionelosis, que fue eficazmente tratada durante el primer ingreso. Posiblemente la infección no tratada y subyacente de Chiamydia pneumoniae provocó la recidiva neumónica, con derrame pleural y la refractariedad de la anemia al tratamiento corticoide, como parece demostrar el hecho de que ambas se recuperasen posteriormente al tratar específicamente Chiamydia pneumoniae. BIBLIOGRAFÍA 1 . Pacheco A, González-Sáinz J, Arocena C, Rebollar M, Antela A, Guerrero A. Community acquired pneumonia caused by Chiamydia pneumoniae strain TWAR in chronic cardiopulmonary disease in the eideriy. Respiration 1 9 9 1 ; 58: 316-320. 2. Almirall J, Morato I, Riera F, Verdaguer A, Priu R, Coll P et al. 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J Clin Microbiol 1990; 28: 1.261-1.264. 48 NOTAS CLÍNICAS Carcinoma pulmonar de células grandes productor de hormona gonadotrofína coriónica: dificultad en el diagnóstico diferencial con un coriocarcinoma M.J. Cremades Romero, S. Rivas Rodero*, C. Pellicer Ciscara, J. Aparicio Urtasun** y M.L. Cremades Romero Secciones de Neumología, *Anatomía Patológica y **0ncología Médica. Hospital Universitario La Fe y "Hospital Francesc de Borja. Gandía. Valencia. Presentamos un caso de un carcinoma de células grandes con producción ectópica de hormona gonadotrofina coriónica (HGC). Se discute su diagnóstico diferencial con el coriocarcinoma, dada la similitud inmunohistoquímica entre ambas neoplasias que, en ocasiones, hace imposible su diferenciación anatomopatológica. En estos casos la diferenciación debe ser establecida según los datos clínicos, la respuesta al tratamiento y los valores de HGC en sangre. Palabras clave: Carcinoma pulmonar de células grandes. Coriocarcinoma. Hormona gonadotrofina coriónica. Chorionic gonadotrophin hormone-producing giant cell carcinoma of the lung: problems in the differential diagnosis with choriocarcinoma We describe a patient with giant cell carcinoma with ectopic production of chorionic gonadotrophin hormone (CGH). This entity is compared with choriocarcinoma, given that the immunologic, histologic and chemical similarities between the two neoplasms can make their anatomic and pathologic differential diagnosis difficult. Clinical examination, responso to treatment and CGH blood levéis are the criteria for differentiation. Arch Bronconeumol 1996; 32: 253-255 Key words: Giant cell carcinoma ofthe lung. Choriocarcinoma. Chorionic gonadotrophin hormone. Introducción Caso clínico El papel que desempeña el pulmón como órgano endocrino y el desarrollo de endocrinopatías paraneoplásicas como consecuencia de un carcinoma pulmonar es bien conocido. Aunque la incidencia de estas endocrinopatías es más elevada en los carcinomas pulmonares de células pequeñas, la producción de hormona gonadotrofina coriónica (HGC) se ha relacionado más frecuentemente con el carcinoma anaplásico de células grandes. Sin embargo, la elevación sérica de HGC es un hecho característico del coriocarcinoma1. Por ello, la presencia de una neoplasia pulmonar acompañada de una HGC elevada en sangre obliga a establecer un diagnóstico diferencial entre un carcinoma pulmonar de células grandes y un coriocarcinoma, primario o metastásico, diferencia que con frecuencia es difícil de establecer dada la semejanza histológica e inmunohistoquímica que, en ocasiones, los hace virtualmente indistinguibles2. Varón de 64 años, fumador de 70 paquetes/año, que consultó por disnea lentamente progresiva. En la exploración física se objetivó un buen estado general, y en la auscultación pulmonar roncus y sibilancias aislados. No se observaron adenopatías periféricas ni presencia de ginecomastia. Los análisis de sangre revelaron una bioquímica (glucosa, urea, creatinina, transaminasas, ionograma y lípidos), hemograma, VSG y sedimento de orina normales. La gasometría arterial (FTO^ 0,21) era p0¡ 68 mmHg, pCO;, 35 mmHg y pH de 7,40. La espirometría forzada mostró una obstrucción moderada al flujo aéreo. En la radiografía de tórax se apreció una masa apical izquierda de 3 cm de diámetro, de contomos bien definidos y densidad heterogénea. La TAC torácica no aportó más datos, salvo para descartar la presencia de adenopatías mediastínicas e biliares (fig. 1). La fibrobroncoscopia era normal y la citología del aspirado bronquial fue negativa para células tumorales. Se realizó una punción aspirativa transtorácica que fue positiva para células tumorales. Se practicó una lobectomía superior derecha y el estudio de la pieza quirúrgica mostró un carcinoma con extensas áreas hemorrágicas y necróticas, y células tumorales grandes de aspecto trofoblástico y sincitiales multinucleadas. La técnica de inmunoperoxidasa fue positiva para beta-HGC, siendo el diagnóstico histológico de un coriocarcinoma pulmonar o un carcinoma indiferenciado de células grandes productor de HGC (fig. 2). Tras la intervención se inició un estudio de ex- Correspondencia: Dra. M.J. Cremades Romero. Servicio de Neumología. Hospital La Fe. Avda. de Campanar, 21. 46009 Valencia. Recibido: 29-9-95; aceptado para su publicación: 11-10-95. 53 253 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 32, NUM, 5, 1996 Fig. 1. La TAC torácica muestra una masa apical izquierda de 3 cm de diámetro de contomos bien definidos y con densidad heterogénea. Fig. 2. Aspecto histológico del tumor. Células trofoblásticas con positividad para beta-HGC (flechas) en los elementos celulares más maduros y superficiales (HGC, x 50). tensión con la finalidad de descartar un tumor coriónico de origen testicular o de la línea media. Tanto la exploración testicular como la ecografía fueron normales. La TAC abdominopélvica descartó la presencia de masas y adenopatías abdominales, retroperitoneales, inguinales o genitourinarias. La beta-HGC sérica fue de 52 mU/ml (normal: 0-5), y la alfafetoproteína y la fosfatasa acida total y prostática fueron normales. El paciente fue controlado en consultas extemas, detectándose a los 2 meses de la intervención una metástasis pulmonar izquierda. Se inició tratamiento quimioterápico con bleomicina, etopósido y cisplatino sin obtenerse ninguna respuesta clínica, apareciendo en los meses siguientes múltiples metástasis óseas e incremento de la beta-HGC hasta 900 mU/ml. El paciente falleció a los 8 meses del diagnóstico. No se obtuvo consentimiento para realizar la necropsia. Discusión Ciertos tumores pulmonares tienen la capacidad de producir diversas hormonas de forma ectópica, si bien 254 la producción de HGC es un hallazgo poco habitual. Aunque es un hecho característico del coriocarcinoma, en ocasiones puede ser secretada por un carcinoma pulmonar de células grandes. El coriocarcinoma es un tumor trofoblástico cuyo origen suele ser extrapulmonar: placentario o uterino en la mujer y testicular en el varón, o en las estructuras de la línea media (retroperitoneo o mediastino), y con frecuencia provoca metástasis pulmonares3. El coriocarcinoma pulmonar primario es una neoplasia excepcionalmente rara cuyo diagnóstico debería ser establecido con cautela y siempre tras descartar un coriocarcinoma primario de otra localización. Aunque infrecuente, es conocido el hecho de que algunos coriocarcinomas pueden sufrir una regresión espontánea, aun en presencia de metástasis a distancia, pero en estos casos suele haber evidencia de dicha regresión en forma de lesiones cicatriciales4. En el caso que presentamos se planteó el diagnóstico diferencial entre un coriocarcinoma pulmonar primario y un tumor de células grandes productor de HGC, tras descartar un coriocarcinoma primario extrapulmonar. En este sentido, diversos autores han señalado la dificultad en diferenciar anatomopatológicamente ambas neoplasias al presentar características comunes2'4'5. Clásicamente los hallazgos histológicos que definen un coriocarcinoma son: 1) una población celular dual de células trofoblásticas (células sincitiotrofoblásticas gigantes multinucleadas y células pequeñas citotrofoblásticas); 2) la tinción positiva del citoplasma para la HGC mediante la técnica de la inmunoperoxidasa, y 3) la presencia de extensas áreas de hemorragia y necrosis5-6. Ahora bien, aunque habitualmente estos hallazgos histológicos son suficientes para establecer una diferenciación entre ambos, en algunas ocasiones como en nuestro paciente, no lo son para establecer con firmeza el diagnóstico definitivo. En tales casos, los niveles séricos de beta-HGC4, la evolución del tumor y su respuesta al tratamiento ayudan a establecer esta diferenciación7'8. Hasta el momento se desconoce el mecanismo por el que un carcinoma pulmonar de células grandes puede desarrollar elementos trofoblásticos y producir HGC. Tanimura et al3 sugieren que estas células en algún momento de su transformación neoplásica sufrirían una involución hacia células trofoblásticas con capacidad para producir HGC. Pushchak et al2, partiendo del hecho de que los coriocarcinomas extragonadales suelen aparecer en edades en las que los carcinomas viscerales son frecuentes, sugieren que los carcinomas productores de HGC podrían representar una forma incompleta de metaplasia con una diferenciación mixta, mientras que el coriocarcinoma puro representaría una metaplasia completa con una diferenciación unilateral hacia células trofoblásticas únicamente. En este paciente el diagnóstico de carcinoma pulmonar de células grandes se estableció según dos hechos. En primer lugar, ante la respuesta terapéutica desfavorable. Si bien el coriocarcinoma presenta un carácter agresivo cuando se deja a su evolución natural, tras el tratamiento quimioterápico se obtiene una respuesta favorable en la mayoría de los casos; por el contrario, el 54 MJ. CREMADES ROMERO ET AL- CARCINOMA PULMONAR DE CÉLULAS GRANDES PRODUCTOR DE HORMONA GONADOTROFINA CORIÓNICA: DIFICULTAD EN EL DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL CON UN CORIOCARCINOMA carcinoma de células grandes tiene un mal pronóstico con escasa o nula respuesta al tratamiento9-10. Y, en segundo lugar, la presencia de niveles séricos de betaHGC muy elevados es característica del coriocarcinoma que pueden llegar a alcanzar valores superiores a 100.000 mU/ml, especialmente en la enfermedad diseminada, niveles que difícilmente son alcanzados por un carcinoma de células grandes*. El interés de este caso radica en la dificultad en diferenciar un coriocarcinoma pulmonar primario de un carcinoma de células grandes productor de HGC dada la semejanza anatomopatológica entre ambos, hecho señalado por otros autores2'4'5. Incluso es posible que algunos de los casos registrados como coriocarcinomas pulmonares primarios en realidad pudieran corresponder a carcinomas pulmonares mal diferenciados. BIBLIOGRAFÍA 1. Einhorn LH, Richie JP, Shipley WV. Cáncer of the testis. Nonseminomatous gemí cell tumors. En: Devita VT, Hellman S, Rosenberg SA, editores. Cáncer principies and practice of oncology (4.* ed.). Filadelfia: Lippincott Company, 1989; 1.128-1.149. 55 2. Pushchak MJ, Farhi DC. Primary choriocarcinoma of the lung. Aren Pathol Lab Med 1987; 1 1 1 : 477-479. 3. Tanimura A, Natsuyama H, Kawano M, Tanimura Y, Tanawa T, Kitazoro M et al. Primary choriocarcinoma of the lung. Hum Pathol 1985; 16: 1.281-1.284. 4. Sullivan LG. Primary choriocarcinoma of the lung in a man. 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Presentamos un caso de metástasis pulmonares con fibrosarcoma de pierna diagnosticado y tratado 14 años antes. Metastatic pulmonary fibrosarcoma: a case report and review of the literature Palabras clave: Fibrosarcoma. Metástasis pulmonares. Fibrosarcoma is a rare entity that atTects soft tissues in a variety of locations, although it is most commonly found on the extremities. Local recurrence is frequent and metástasis usually takes place in pulmonary tissues early on, within a mean interval of 12 months. We present a case of pulmonary metástasis after fibrosarcoma of the leg that had been diagnosed and treated 14 years earlier. Arch Bronconeumol 1996; 32: 256-258 Key words: Fibrosarcoma. Pulmonary metástasis. Introducción Caso clínico Los sarcomas de tejidos blandos (STB) son tumores poco frecuentes, constituyen menos del 1% del total de neoplasias que se diagnostican anualmente en adultos, y son más frecuentes en la edad pediátrica, en la que dicha incidencia asciende al 7%. La frecuencia en varones y mujeres es similar. La gran mayoría (entre el 50 y el 90% según las series) se localizan en las extremidades1'2, sobre todo en las inferiores; otras localizaciones menos frecuentes son el tronco y el retroperitoneo'. Clínicamente se suelen presentar como una masa asintomática, aunque en ocasiones dan síntomas por compresión local'. Estos tumores comprenden un grupo muy heterogéneo, pero cuyo abordaje terapéutico es similar. Se basa en la cirugía radical o bien en la cirugía marginal suplementada con radioterapia, que es la actitud más aceptada en la actualidad por preservar la funcionalidad del miembro y proporcionar iguales garantías de control local'. A pesar del tratamiento local, el 50% de los pacientes con STB desarrollarán metástasis, de las cuales el 80% son pulmonares2. Mujer de 18 años de edad, sin hábitos tóxicos, que fue diagnosticada a los 4 años de edad de una tumoración de partes blandas situada en el tercio inferior de la extremidad inferior derecha que, examinada por radiología convencional, se mostraba como una gran masa que producía una discreta concavidad en la cara posterior de la tibia (fig. 1). La resección íntegra mostró una masa de 6 x 3 x 3 cm que estaba localizada entre los gemelos y la cara posterior de la tibia, a la que estaba adherida pero sin signos de infiltración. El informe anatomopatológico fue de fibrosarcoma bien diferenciado. El estudio de extensión fue negativo y se completó el tratamiento con radioterapia (dosis total 5.500 rads) durante las 5 semanas posteriores a la cirugía. La paciente presentó a los 17 años un cuadro de abdomen agudo debido a una tumoración ovárica torsionada que precisó anexectomía izquierda, siendo el diagnóstico anatomopatológico de teratoma quístico maduro de ovario; la radiografía de tórax del preoperatorio fue rigurosamente normal. La paciente acudió a la consulta por un cuadro de tos irritativa y de dolor de características pleuríticas en hemitórax derecho de un mes de evolución. En la exploración física destacó una temperatura corporal de 38 °C y en la auscultación pulmonar se evidenció la disminución de la ventilación en los dos tercios inferiores del hemitórax derecho con matidez a la percusión, siendo el resto de la exploración física normal. En la radiografía de tórax se observaba un aumento de densidad en el hemitórax derecho con efecto masa que desplazaba el mediastino. En la analítica: VSG en la primera hora de 110 mm, siendo todos los parámetros hematimétricos y bioquímicos normales, incluyendo marcadores tumorales. Correspondencia: Dr. J. Terán Santos. Sección de Neumología. Hospital General Yagüe. 09005 Burgos. Recibido : 27-10-95; aceptado para su publicación: 5-12-95. 256 56 J.I. QUINTANA GONZÁLEZ ET AL- FIBROSARCOMA PULMONAR METASTÁSICO: A PROPÓSITO DE UN CASO Y REVISIÓN DE LA LITERATURA Figura 2. TAC torácica (descripción en el texto, en caso clínico). Discusión Figura 1. Radiografía de pierna derecha que muestra aumento de densidad retrotibial sin afectación aparente de la cortical. Se realizó TAC de tórax y hemiabdomen superior (fig. 2), visualizándose una masa intrapulmonar que ocupaba prácticamente la totalidad del hemitórax derecho, con captación de forma heterogénea, dejando en su interior grandes zonas hipodensas compatibles con necrosis tumoral. Así mismo producía desplazamiento mediastínico y se visualizaban planos definidos de separación entre la masa y las estructuras mediastínicas; existía un pequeño derrame pleural derecho y no se objetivaron adenopatías mediastínicas ni biliares, ni alteraciones patológicas en el hemiabdomen superior. Se realizó PAAF y biopsia con trucut bajo control de TAC que fue informada como sarcoma. También se realizó resonancia magnética nuclear, en la que era difícil precisar la existencia de invasión mediastínica. La gammagrafía ósea fue normal. Se propuso tratamiento quirúrgico y, tras estudios funcionales respiratorios y gammagrafía de perfusión que mostraron un FEV| postoperatorio de 1.235 mi, se decidió realizar neumectomía derecha. En el acto quirúrgico se resecaron además varios nodulos de pocos milímetros localizados en LSI y LII, pericardio y diafragma. El pulmón resecado presentaba una masa de 15 cm de diámetro máximo, de bordes bien definidos con zonas de necrosis. El diagnóstico anatomopatológico de la masa y de los nodulos fue de fibrosarcoma metastásico. La paciente falleció en el postoperatorio debido a un tromboembolismo pulmonar y una endocarditis trombótica no bacteriana de las válvulas tricúspide y pulmonar. El estudio necrópsico confirmó las metástasis microscópicas en el pulmón izquierdo y evidenció signos de shock, 57 Los STB constituyen un grupo variado de tumores, siendo los tipos histológicos más frecuentes: histiocitoma fibroso maligno, neurofibrosarcoma, liposarcoma y fibrosarcoma. Este último representa aproximadamente el 14% del total de STB1. Se clasifican según su malignidad histológica en 4 grados, siendo la gran mayoría (88%) de grado III o IV (indiferenciado)2. La supervivencia a los 5 años se sitúa entre el 40 y 60% tras resección quirúrgica y radioterapia postoperatoria3'4, y depende del control local del tumor primario, que se relaciona con el grado histológico de malignidad5, de forma que la supervivencia a los 5 años es prácticamente del 100% para los grados I y II, del 68% para el grado III y del 47% para el grado IV2. Además, son factores de mal pronóstico en la supervivencia después de la cirugía en el sexo masculino6'7 la necrosis tumoral extensa9 y el tamaño tumoral (superior a 5 o 10 cm según algunos autores)1'9. En ausencia de estos factores la supervivencia es cercana al 100% a los 10 años8'9. Aunque la mayoría de los autores abogan por una resección quirúrgica local y radioterapia adyuvante', el consenso no es total y se ha comunicado que en los pacientes con dos o menos factores de mal pronóstico la cirugía extensa mejoraría su supervivencia10. El caso presentado evidenciaba, como único factor de mal pronóstico, el gran tamaño tumoral. La enfermedad metastásica es la causa más frecuente de muerte', y el lugar más común son los pulmones: entre el 40' y el 50%" de STB desarrollarán metástasis pulmonares, que con mucha frecuencia son la localización inicial de la recurrencia12. Un porcentaje próximo al 10% desarrolla metástasis extrapulmonares2. En el 46% las metástasis aparecen dentro del primer año y en el 74% dentro de los 2 años desde la operación; tan sólo el 10% se detectan después de más de 5 años. Hay mayor riesgo de metástasis que de recurrencia local durante los primeros 3 años después de la operación2. Los factores que influyen en la capacidad de metástasis son: tipo histológico, grado de malignidad histológi257 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 32, NUM. 5, 1996 ca, control del tumor primario2 y tamaño tumoral*. Respecto al primero, el grado más bajo de metástasis se da en los fibrosarcomas, mixofibrosarcomas y sobre todo liposarcomas, y el más alto en los histiocitomas fibrosos malignos y schwannomas malignos. El grado de malignidad influye en el riesgo de metástasis, siendo mayor en los grados III y IV (34 y 60%, respectivamente)2. El control del tumor primario también influye, de forma que las metástasis se desarrollan en el 41% de los pacientes sin recurrencia local, comparado con el 71% de aquellos en quienes el tumor primario no pudo ser controlado2. Cuando la diseminación ocurre sin recurrencia local las metástasis probablemente provienen del tumor primario y la diseminación microscópica ocurrió antes de la cirugía13'14. Las metástasis pulmonares pueden implantarse años antes de ser visibles radiográficamente9. En el caso presentado, el fibrosarcoma diagnosticado era de bajo grado de malignidad, por lo que tras el tratamiento quirúrgico suplementado con radioterapia, la probabilidad de que metastatizara era muy baja (inferior al 5%). Además, no existía recurrencia local del tumor primario y el amplio intervalo de tiempo transcurrido desde la extirpación hacían muy improbable la posibilidad de diseminación de la neoplasia. El único factor de riesgo que presentaba era el tamaño tumoral superior a 5 cm, pese a lo cual el pronóstico era excelente. Ante la amplia extensión intratorácica de la neoplasia en el momento del diagnóstico, es probable que un año antes, aun siendo la radiografía de tórax rigurosamente normal, ya existieran metástasis microscópicas. En cuanto al gran intervalo transcurrido hasta la detección de metástasis desde la enfermedad primaria, es realmente excepcional y tan sólo hemos encontrado un caso similar en la literatura15. Quizá podría estar en relación con una baja velocidad de crecimiento celular por el bajo grado de indiferenciación, pues ante la ausencia de recidiva local, es asumible que existiera diseminación microscópica previa a la cirugía. La decisión de la intervención quirúrgica de esta paciente se basó en la ausencia de recidiva local del tumor primario y de metástasis extrapulmonares, buen estado general y el cálculo de una aceptable capacidad funcional postoperatoria16'17. Pese a presentar como factor de mal pronóstico, en cuanto a supervivencia a largo plazo, un tiempo de doblaje presumiblemente corto17 y el hallazgo intraoperatorio de enfermedad bilateral e incluso extrapulmonar, todo ello no justifica el desenlace fatal precoz, en relación a complicaciones postoperatorias. 258 La mediana de supervivencia en caso de metástasis pulmonares irresecables es de 6 meses; en caso de resección completa es de 25 meses, con un 25,8% de supervivencia absoluta a los 5 años17. BIBLIOGRAFÍA 1. 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Sr. Director: La colitis ulcerosa (CU) es una enfermedad inflamatoria del colon de causa desconocida. El 10-20% de los pacientes presentan manifestaciones extraintestinales que afectan a articulaciones, piel, hígado y ojos'. El aparato respiratorio no es un lugar de frecuente afectación, siendo más común la inflamación bronquial que los trastornos alveolares o intersticiales2. Presentamos un caso de CU con afectación pulmonar intersticial. Paciente de 47 años, sin antecedentes patológicos de interés, que 20 días antes de su ingreso comenzó con diarrea de 15-20 deposiciones/día con sangre y moco, dolor abdominal y borborismos, además de adelgazamiento de unos 15 kg y sensación febril. No referia tos, expectoración ni disnea. La exploración física mostró temperatura de 37,5 °C y hepatomegalia de 2 cm. En la analítica destacó: Hb 14,2 g/1; GOT 111 U/l; GPT 92 U/l; GGT 64 U/l, AAN y ANCA negativo. Aglutininas tifoparatíficas y Brucella, coprocultivo, y huevos y parásitos en heces: negativos. Precipitinas a Aspergillus, Mycropolispora y antígenos aviarios: negativas. Test tuberculínico: negativo. Radiografía de tórax: patrón intersticial pulmonar reticular de predominio basal bilateral. TAC torácica: patrón intersticial pulmonar difuso de aspecto reticular de predominio basal, sin evidencia de adenopatías mediastínicas (fig. 1). Biopsia de recto y sigma: compatible con CU con actividad inflamatoria muy marcada. Gasometría arterial: pOy 85 mmHg; pCO^, 40 mmHg; pH, 7,42. Estudio funcional respiratorio: FVC 4.110 mi (87%); FEV, 3.400 mi (89%); PEV|/PVC 82; DLCO 98%: normal. Broncoscopia endoscópicamente normal. Lavado broncoalveolar: 517 células/mm3: 72% histiocitos, 8% eosinófilos, 3% neutrófilos y 17% linfocitos (44% T-helper, 34% T-supresor, cociente 1,3, sin células malignas ni gérmenes oportunistas. Biopsia transbronquial: pequeñas zonas de aumento de tejido fibroso intersticial, sin signos de alveolitis. Gammagrafía pulmonar con galio67: sin acumulaciones de captación a nivel pulmonar. Con el diagnóstico de CU se inició tratamiento con esteroides sistémicos y 5-ASA con resolución inmediata de la clínica. A los 15 meses del diagnóstico el paciente continúa asintomático sin tratamiento médico, con estudio de función pulmonar normal y en la radiografía de tórax persiste patrón intersticial pulmonar de tipo reticular y predominio basal bilateral. Las manifestaciones respiratorias de la CU son poco frecuentes. La mayor serie publicada corresponde a Camus et al2 que revisan 28 casos propios y 88 casos procedentes de la revisión de la literatura. En más del 80% la afectación respiratoria se diagnosticó después de la CU, siendo rara su detección simultánea como en el paciente estudiado2. El grado de afectación intestinal, la coloproctostomía pre61 via y la exposición a fármacos pueden influenciar el patrón de manifestación respiratoria. Dicha afectación se localiza en la vía aérea en más del 60% de los casos2'3 (generalmente en forma de bronquiectasias o bronquitis crónica, aunque puede localizarse a otro nivel del árbol respiratorio: estenosis subglótica, supuración bronquial crónica, bronquiolitis), y suele beneficiarse del tratamiento con esferoides inhalados. La afectación pulmonar intersticial es rara, y es el patrón más difícil de atribuir a CU porque algunos fármacos como la sulfasalazina y los 5-ASA pueden producirlo4. El paciente no estaba recibiendo ningún fármaco en el momento del diagnóstico, por lo que esta posibilidad puede descartarse. Esta afectación pulmonar se debe principalmente a bronquiolitis obliterante con neumonía organizante (BOOP) y a infiltrados pulmonares eosinofílicos (PIE), aunque se han descrito casos aislados de neumonitis descamativa5. Las características radiológicas y de las poblaciones celulares del lavado broncoalveolar permiten descartar en nuestro paciente un PIE. El cuadro clínico, funcional y radiológico de la BOOP suele ser bastante típico6 y diferente del de nuestro paciente, pero no disponemos de una biopsia pulmonar abierta para descartar completamente esta entidad. L.M. Domínguez Juncal, S. Ruanova Suárez y M.T. Martín Egafia Servicio de Neumología. *Servicio de Medicina Interna. Hospital Juan Canalejo. La Corona. 1. Greenstein AJ, Janowitz HD, Sachar DB. The extraintestinal complications of Crohn's disease and ulcerative colitis: a study of 700 patients. Medicine 1976; 55: 401-412. 2. Camus P, Piard F, Asheroft T, Gal AA, Coiby TV. The lung in inflammatory bowel disease. Medicine 1993; 72: 151-183. 3. Wilcox P, Miller R, Miller G, Heath J, Nelems B, Muller N, Ostrom D. Airway involvement in ulcerative colitis. J Clin Gastroenterol 1983; 5: 517-521. 4. Williams T, Eidus L, Thomas P. Fibrosing alveolitis, bronchiolitis obliterans and sulfasalazine therapy. Chest 1982; 81: 766768. 5. Tumer-Warwick M. Fibrosing alveolitis and chronic liver disease. QJ Med 1968; 37:133-149. 6. Epier GR. Bronchiolitis obliterans organizing pneumonía: definition and clinical features. Chest 1992; 102: 2-6. Neumonía intrahospitalaria por Xanthomonas maltophilia y sida Sr. Director: Xanthomonas maltophilia, descrita inicialmente en 1960 como Pseudomonas maltophilia, se ha configurado como un importante patógeno nosocomial. Se han descrito, como factores predisponentes, la inmunosupresión, las hospitalizaciones prolongadas, la antibioterapia intensiva, los catéteres intravenosos''2 y la fibrosis quística3. Clínicamente, se han referido casos de neumonía, infecciones del tracto urinario, colangitis, meningitis, endocarditis, celulitis, infecciones de heridas quirúrgicas, infecciones óticas y conjuntivitis3'4. Excepcionalmente, se han comunicado infecciones adquiridas en la comunidad4. En los últimos años, se han descrito algunos casos en pacientes infectados por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), en concreto, endoftalmitis, infección urinaria y endocarditis''5. A continuación, se presenta el caso de un paciente afectado de sida que desarrolló una neumonía intrahospitalaria por este germen. En la literatura revisada (MEDLINE 1986-1994) no se recoge de forma expresa esta asociación. Varón de 46 años, alérgico al cotrimoxazol, infectado por el VIH desde hacía 3 años y con antecedentes de sarcoma de Kaposi, por el que había recibido tratamiento con bleomicina un año antes. Consultó por pérdida de visión en el ojo derecho, quedando in259 ARCHIVOS DE BRONCONEUMOLOGIA. VOL. 32, NUM. 5, 1996 gresado para tratamiento de una coriorretinitis por citomegalovirus. A los 12 días del ingreso, el enfermo presentó fiebre de 39 °C y dolor en hemitórax derecho que aumentaba con los movimientos respiratorios. En la radiografía de tórax se objetivó un infiltrado alveolar en el lóbulo superior derecho, por lo que se instauró tratamiento empírico con cefotaxima 2 g/8 h/i.v., tobramicina 80 mg/8 h/i.v. y eritromicina un g/8 h/i.v. A los 2 días, en 2 hemocultivos se aisló un bacilo gramnegativo no termentador de la glucosa, que 48 horas más tarde se identificó como X. maltophilia. El antibiograma puso de manifiesto que era únicamente sensible al cotrimoxazol y a la ceftazidima. Se inició tratamiento con ceftazidima (2 g/8 h/i.v.), con lo que se asistió a una progresiva mejoría clínica y radiológica, y el paciente fue dado de alta tras 10 días de tratamiento. La capacidad patógena de X. maltophilia sobre el hombre se creía, inicialmente, de escasa importancia. Sin embargo, X. maltophilia frecuentemente se aisla en los cultivos hospitalarios y en la última década ha adquirido progresiva importancia como germen nosocomial. Por otro lado, la mortalidad producida por X. maltophilia en pacientes inmunodeprimidos es significativa. Ello es debido a que, característicamente, X. maltophilia es resistente a la mayoría de antibióticos usados habitualmente para el tratamiento de las infecciones intrahospitalarias26, por lo que es imperativo realizar el antibiograma una vez aislado e identificado el germen. En concreto, la mayoría de las cepas son resistentes a los aminoglucósidos, penicilinas y cefalosporinas, y la sensibilidad a las fluoroquinolonas es sólo de alrededor del 50%2'6. El trimetoprim-sulfametoxazol (cotrimoxazol) es el agente de elección (sensibilidad hasta el 98100% en algunas series)2'4'6. La existencia de un número significativo de pacientes infectados por el VIH que presentan hipersensibilidad al cotrimoxazol2 representa un problema adicional. El motivo de la presente comunicación es llamar la atención sobre el hecho de que los pacientes con sida, en los que la incidencia de neumonía e infecciones del tracto respiratorio es mayor, constituyen un grupo de riesgo muy importante para la infección por X. maltophilia. Por un lado, son enfermos inmunodeprimidos cuyas hospitalizaciones son cada vez más frecuentes y más prolongadas; por otro lado, el tratamiento ambulatorio de las infecciones o su prevención ha condicionado el uso de catéteres o reservorios intravenosos permanentes. Es de esperar, pues, un aumento en la frecuencia de estas infecciones, por lo que X. maltophilia debería incluirse siempre en el diagnóstico diferencial de las infecciones respiratorias en el paciente con sida. 3. 4. 5. 6. maltophilia) in patients with cáncer. Rev Infect Dis 1990; 12: 997-1.003. Karpati F, Maimborg A-S, Alfredsson H, Hjelte L, Strandvik B. Bacterial colonisation with Xanthomonas maltophilia - a retrospective study in a cystic fibrosis patient population. Infection 1994; 22: 258-263. Marshall WF, Keating MR, Anhait JP, Steckelberg JM. Xanthomonas maltophilia: an emerging nosocomial pathogen. Mayo Clin Proc 1989; 64: 1.097-1.104. Soriano V, Valencia E, Alba A, GonzálezLahoz J. Endocarditis por X. maltophilia en un paciente con sida. Med Clin (Barc) 1994; 102:399. Morrison AJ, Hoffman KK, Wenzel RP. Associated mortality and clinical characteristics of nosocomial Pseudomonas maltophilia in a university hospital. J Clin Microbiol 1986; 24: 52-55. Hemosiderosis pulmonar idiopática Sr. Director: La hemosiderosis pulmonar idiopática (HPI) es una enfermedad poco común, de etiología desconocida, que se manifiesta en las primeras décadas de la vida en forma de anemia ferropénica y síntomas pulmonares crónicos y recurrentes (tos, hemoptisis, disnea) con infiltrados parenquimatosos pulmonares transitorios'. Se caracteriza morfológicamente por hemorragias intraalveolares focales y engrosamiento de la membrana basal alveolar con fibrosis intersticial. Su incidencia real es desconocida, calculándose en un período de 30 años una incidencia de 0,21 casos/año/millón de niños2. El diagnóstico diferencial debe ser realizado con las neumonías infecciosas, síndrome de Good-Pasture, edema pulmonar cardiogénico o no y la afectación pulmonar en enfermedades reumáticas como el lupus eritematoso sistémico, artritis reumatoide, etc. Varón de 8 años de edad y 21 kg de peso, con antecedentes personales de recién nacido macrosómico, con parto distócico y retraso psicomotor importante. Desde los 2 años de vida precisa múltiples ingresos hospitalarios, ocasionados por cuadros de dificultad respiratoria, tos emetizante con vómitos hemáticos coincidiendo con imágenes de condensación neumónica cambiantes e intensa anemia, que en algunos casos precisaron transfusión. No se completaron los estudios diagnósticos pertinentes por negativa de los familiares. En la exploración se aprecian claros rasgos dismórficos con hipertelorismo, micrognatia, implantación baja de pabellones auriculares, surco simiesco, etc. En la auscultación se evidencia una disminución bilateral de la ventilación pulmonar, con roncus y estertores diseminados. Corazón con tonos rítmicos sin soplos. Exploración abdominal normal. Neurológicamente existe un importante retraso psicomotor. En la analítica existe una intensa anemia posthemorrágica con componente hemolítico y una disminución de la haptoglobina con un test de Coombs directo e indirecto negativos. Glucosa 6-fosfato deshidrogenasa normal. En la radiografía de tórax se aprecia una imagen de condensación algodonosa en el lóbulo superior izquierdo (LSI) y lóbulo medio (LM), siendo el estudio gastroesofágico normal. TAC craneal con atrofia córticosubcortical moderada de predominio bifrontal. La determinación de sangre oculta en heces y de hemosiderófagos en jugo gástrico fueron en repetidas ocasiones negativas. Otras pruebas realizadas fueron la determinación de serología a lúes, toxoplasma, rubéola, citomegalovirus y herpes, con valores negativos. Se realiza fibrobroncoscopia (FBC) y lavado broncoalveolar en LSI, introduciendo 50 M. Sitges, O. Miró y E. Pedrol Servicio de Medicina Interna. Hospital Clínic i Provincial. Barcelona. 1. Prieto M, Vidal F, Peraire J, Richart C. Infección nosocomial por Xanthomona maltophilia. Med Clin (Barc) 1992; 99: 756757. 2. Khardori N, Elting L, Wong E, Schable B, Bodey GP. Nosocomial infections due to Xanthomonas maltophilia (Pseudomonas 260 Fig. 1. Tinción de hierro del lavado broncoalveolar, realizado en el LSI, donde se aprecian abundantes macrófagos cargados de hemosiderina (hemosiderófagos). 62 CARTAS AL DIRECTOR mi de suero fisiológico estéril a temperatura ambiente, en 3 alícuotas, recuperándose 15 mi con aspecto serohemorrágico. El estudio de la población celular muestra una concentración de un millón de células/mi, con un 77% de macrófagos, 14% de linfocitos y 9% de neutrófilos. No se detectaron células plasmáticas, eosinófilos y basófilos. Un porcentaje importante de macrófagos muestra inclusiones oscuras en el citoplasma, que pueden corresponder a hemosiderina. Los cultivos de material bronquial obtenido por FBC fueron negativos, así como las determinaciones de parásitos, hongos y micobacterias. La tinción de hierro muestra abundantes macrófagos cargados de pigmentos de degradación hemática (fig. 1). No se realizaron estudios de función pulmonar, por la falta de colaboración del paciente. Se inicia tratamiento con corticoides orales (prednisona a 2 mg/kg/día), que tras el alta suspende sin acudir a control, reingresando a los 6 meses del diagnóstico con intensa dificultad respiratoria y vómitos hemáticos, falleciendo por una hemorragia pulmonar masiva y shock hipovolémico del que no se recupera con las medidas habituales. La sospecha clínica de HPI se apoya con la existencia de infiltrados pulmonares alveolares cambiantes y recurrentes y la presencia de sangre oculta en heces. Existe una anemia sideropénica, eosinofilia, hierro sérico descendido y reticulocitosis. La determinación de hemosiderófagos en esputo y en último extremo la biopsia pulmonar permiten el diagnóstico de certeza de la enfermedad. Se considera como técnica diagnóstica de elección la determinación de macrófagos cargados con hemosiderina, en el lavado broncoalveolar (LBA) realizado por FBC3 o en su defecto en el aspirado gástrico. La FBC con el LBA tiene la ventaja que permite una valoración de la vía aérea, así como la toma de muestras para descartar otras causas de infiltrados pulmonares recurrentes. Además, el LBA permite evaluar la intensidad de la hemorragia y la proporción de neutrófilos y eosinófilos permite monitorizar la actividad de la enfermedad y la eficacia del tratamiento'. En la fase aguda puede necesitar soporte ventilatorio, que en función de la intensidad del fracaso ventilatorio varía desde la simple oxigenoterapia sin ventilación mecánica, a la necesidad de la misma con una presión positiva al final de la espiración (PEEP), corticoides intravenosos a dosis de 1 mg/kg/cada 6 horas e inmunosupresores como la azatioprina o ciclofosfamida. El empleo de los corticoides y azatioprina durante largos períodos de tiempo controla los brotes agudos, pero no evita nuevas exacerbaciones'. Se ha empleado la oxigenación de membrana extracorpórea (ECMO) en el tratamiento de pacientes pediátricos previamente sanos, que presentan una hemorragia pulmonar no activa en el momento de su empleo, y que no mejoran con ventilación mecánica convencional4. A largo plazo de la HPI se beneficia, en algunos casos, del empleo de una dieta hipoalergénica excluyendo la leche de vaca y derivados lácteos, en pacientes que ingieren grandes cantidades de los mismos5. La corticoterapia a dosis de 2 mg/kg/día de metilprednisolona o hidrocortisona a 4 mg/kg/día vía oral durante 3 meses ha reportado grandes beneficios en el control de la enfermedad5. En aquellos casos rebeldes se han empleado inmunosupresores, como la azatioprina, a 2 mg/kg/día5. También puede emplearse la cloroquina, con control de sus niveles sanguíneos, para evitar la toxicidad retiniana6. Se ha empleado la desrerrioxamina para aumentar la eliminación de hierro por orina. M. Sánchez Duran, D. Gómez Pastrana y A. Andrés Martín Sección de Neumología Pediátrica. Hospital Infantil Universitario Virgen del Rocío. Sevilla. 1. Rossi GA, Balzano E, Battistini E, Oddera S, Márchese P, Acquila M, Fregoneseb et al. Long-tenn prednisone and azathioprine treatment of a patient with idiopathic pulmonary hemosiderosis. Pediatric Pulmonology 1992; 13: 176-180. 2. Kjeliman B, Elinder G, Garwicz S, Svan H. Idiopathic pulmonary haemosiderosis in swedish children. Acta Paed Scand 1984; 73: 584-588. 3. Wood RE. Speluking in the pediatric airway: explorations with the flexible fiberoptic bronchoscope. Pediatr Clin North Am 1984; 31:785-799. 4. Siden HB, Sander GM, Moler FW. A report of four cases of acute, severe pulmonary hemorrhage in infancy and support with extracorporeal membrane oxygenation. Pediatric Pulmonology 1994; 18: 337341. 5. Heiner DC. Hemosiderosis pulmonar. En: Kending E, editor. Alteraciones de las vías respiratorias en los niños (1.1 ed.). Vol. 1. Barcelona: Ed. Salvat, 1977; 350-365. 6. Bush A, Sheppard MN, Wamer JO. Chioroquine in idiopathic pulmonary haemosiderosis. Arch Dis Child 1992; 67: 625-627. Fe de errores En el artículo publicado en la sección de Historia de la Neumología: "Sobre el uso y aplicaciones terapéuticas de la Nicotiana Tabacum (vulgarmente tabaco) durante los siglos xvi-xvin" (Arch Bronconeumol 1996; 32: 29-31) se ha producido un error en la fecha en que Inocencio X (1574-1655) prohibió el uso del tabaco, bajo pena de excomunión, en la basílica Vaticana, hecho que ocurrió en el año 1650. Posteriormente, en 1725, Benedicto XIII abolió dicha prohibición. 63 261