Crecimiento Industrial y Transición Demográfica en Brasil Industrial Growth and Demographic Transition in Brazil Juan Algorta Plá Facultad de Ciencias Económicas Universidad Federal de Rio Grande del Sur algorta@ufrgs.br Resumen: El Brasil pasó por proceso de desarrollo industrial a partir de la Gran Depresión de 1930. La estrategia adoptada fue denominada de “substitución de importaciones”. Hubo un fuerte aumento del número de ciudadano, que se concentró en las ciudades industriales. La dinámica demográfica puede ser interpretada por el modelo de “transición demográfica”, que destaca la reducción de la mortalidad antes que la fecundidad comience a caer. Si bien la estabilidad de la población puede ser alcanzada sin la introducción de programas de control de la natalidad, se acepta que el número final de ciudadanos puede ser exageradamente elevado sin la aplicación de programas específicos de opinión pública. Palabras Clave Industrialización, desarrollo, población, efectos ambientales. Abstract: Brazil underwent a process of industrial development starting with the Great Depression of 1930. The strategy adopted is known as “import substitution”. There was a strong increase in the number of citizens, with concentration in the industrial cities. The dynamics of population can be interpreted by the model of “demographic transition”, which emphasizes the reduction of mortality before the abatement of fecundity. The stabilization of the population can be reached without the introduction of programs for natality control, but there is a general agreement in that the final number of citizens can be exaggeratedly high without the application of public opinion programs. Key Words: Industrialization, development, population, environmental effects. 1 Introducción El desarrollo económico constituye la principal meta de largo plazo para los administradores de la política económica en los países del Tercer Mundo, ya que, al estimular la inversión, se presenta como la forma de superar el atraso y los problemas sociales asociados. Esperase que el desarrollo permita, a través de la industrialización, mejorar el bien estar de los ciudadanos, aumentando la oferta de bienes y servicios y al mismo tiempo, mejorando la renta de la población. Sin embargo, en la práctica, el desarrollo económico está frecuentemente acompañado por desequilibrios en la distribución de la renta, así como por la degradación de los recursos naturales. Como resultado de la industrialización se produce un enorme crecimiento del producto real total de la economía, paralelamente con una fuerte expansión de la población (Kuznets, 1966). La transición de una sociedad preindustrial para una sociedad desarrollada constituye un proceso complejo y demorado, que exige grandes inversiones de capital, realizadas según los lineamientos de un programa de largo plazo, lo que sólo es posible con una estrategia acertada y mantenida por varias décadas. Los programas de incentivo al desarrollo, en las economías de mercado, incluyen diversas políticas de estímulo a la inversión, ya que de esa forma aproximan a las economías nacionales del pleno empleo, mejorando el nivel real de los salarios. Las naciones industrializadas han pasado ya por el mencionado proceso de expansión de la población, de forma que en la actualidad poseen poblaciones numerosas y con renta individual elevada. El proceso de industrialización que tuvo su inicio em Europa, se extendió para otros continentes a lo largo de los siglos XIX y XX. La industrialización significó una grande acumulación de capital fijo en equipamientos y en obras de infraestructura, que permitieron mejorar la productividad del factor mano de obra y de los recursos naturales. Sin embargo, muchas de esas naciones industrializadas deben recurrir a la importación de alimentos, de materias primas y de energía, en función de la elevada demanda derivada del enorme consumo que corresponde al elevado número de ciudadanos y a la expansión de su poder adquisitivo. El equilibrio de oferta y demanda en estos casos, exige la importación de grandes volúmenes de productos primarios, originarios en gran medida, de países que aún no han pasado por la industrialización (países subdesarrollados). La inversión industrial elevada caracterizó a los períodos de auge, lo que permitió mantener alto el nivel de empleo y el consumo. Sin embargo, el capitalismo se comporta como un sistema inestable de acumulación de capital, ya que los períodos de auge no son duraderos. En el mediano plazo, el pleno empleo siempre dio lugar a la recesión, mientras que en plazos más largos, la renta media aumentó, aunque con 2 frecuencia, su distribución continuó desequilibrada. La mejora del consumo y del bien estar de la población permanecieron restrictos a los reducidos círculos de la burguesia y a algunos sectores de las clases medias, mientras que vastos sectores sociales permanecieron excluidos de los beneficios de la modernidad. La política económica es un arte, ya que los inevitables desequilibrios deben ser administrados adecuadamente para evitar la generalización del desempleo y controlar los problemas sociales que de él derivan. Este trabajo utiliza el modelo teórico de transición demográfica (Davis, 1945), para interpretar la expansión de la población durante el proceso de industrialización en Brasil, desarrollándose en 5 secciones. En la primera sección se presenta el modelo de transición demográfica, que permite explicar la evolución de la población durante un hipotético proceso de desarrollo. En la segunda sección se describe el proceso de industrialización en Brasil, con destaque para sus efectos sobre la expansión demográfica. En la tercera sección se enfatiza el carácter sectorial y cíclico de la industrialización. En la cuarta sección se utilizan los conceptos del modelo de transición demográfica para explicar la evolución de la población en Brasil y en la quinta sección se analizan algunas proyecciones del crecimiento demográfico esperado para Brasil en los próximos años. En la sección final, como conclusión, se presentan algunas alternativas de política económica que permitirían estabilizar la población en niveles compatibles con la sustentabilidad. 1. Modelo de la Transición Demográfica La dinámica de la población durante el proceso de industrialización puede ser interpretada por el modelo de ”transición demográfica”, que se repite, en líneas generales, para diversos países. El modelo parte de la hipótesis de que la industrialización se concentra en las ciudades como forma de aprovechar las externalidades y ventajas de escala que incentivan la migración de campesinos subempleados en busca de ocupaciones industriales. Las ciudades deben equiparse para recibir a los recién llegados y ofrecerles condiciones adecuadas de bien estar. La llegada de esos trabajadores contribuye para aumentar la oferta de mano de obra y así mantener los salarios controlados, estimulando la expansión de la industria. Este modelo fue elaborado a partir de conceptos propuestos por los demógrafos norte americanos Warren Thompson (1929) y Kingsley Davis (1945). De acuerdo con este modelo, una nación que inicia el proceso de industrialización, en ausencia de flujos migratorios internacionales, pasa por cinco fases, que caracterizan el proceso. La primera fase del modelo corresponde con la situación anterior al comienzo de la industrialización: las tasas de mortalidad y de natalidad presentan valores elevados y se equilibran a largo plazo. La tasa de mortalidad sufre grandes fluctuaciones en plazos menores, originadas en causadas diversas, como epidemias, guerras y otras catástrofes. 3 En esta fase, la tasa de mortalidad es mucho mas elevada en las ciudades que en el medio rural en función de la elevada concentración humana en condiciones de infraestructura precaria, que facilita la propagación de diversas enfermedades infecciosas. La segunda fase corresponde con el inicio de la industrialización y con la urbanización de la población. La infraestructura de transportes y de saneamiento básico, así como el abastecimiento de agua potable y de energía deben mejorar en forma significativa, lo que permite sensibles mejorías en las condiciones de vida en las ciudades, que junto con los avances en el conocimiento de las artes médicas y en las prácticas de higiene, determina rápida reducción de la mortalidad. El nivel de escolarización mejora substancialmente, con la concentración de la población en las ciudades. Sin embargo, la tasa de natalidad permanece elevada, causando la rápida expansión de la población. La tercera fase corresponde con la progresiva contención de la tasa de natalidad, como resultado de la modificación de los valores culturales, en respuesta a las exigencias de la vida en las modernas ciudades. Sin embargo, a pesar de presentar una tendencia declinante, las tasas de natalidad permanecen aún más altas que las tasas de mortalidad, haciendo que el proceso de expansión demográfica continúe, aunque con tasas cada vez menores. La cuarta fase corresponde con la convergencia de las tasas de mortalidad y de natalidad en niveles bajos, permitiendo la estabilización del número de individuos en la población. La expansión del consumo pasa a depender cada vez más de la elevación de la renta real de los ciudadanos. La quinta fase corresponde con una nueva elevación de las tasas de mortalidad resultante del aumento de la edad promedio de la población (envejecimiento), lo que llevaría a la lenta reducción del tamaño de la población. A lo largo del proceso de transición para la sociedad industrial, hay una alteración en la estructura de edades de la población. Las primeras reducciones de la mortalidad favorecen principalmente a los estratos más jóvenes. A medida que las nuevas cohortes van llegando a la edad adulta la forma de la pirámide de edades se modifica, aumentando la representación de los estratos intermediarios mientras que la base sufre un estrechamiento. Durante los años en que los ciudadanos en edad de trabajar (de 15 a 60 anos) tienen su participación en la población aumentada, hay mayor oferta de mano de obra, lo que facilitaría la acumulación de capital. La mayor oferta de mano de obra contribuye para mantener los salarios bajos, estimulando a los capitalistas para realizar sus inversiones. La continuación del proceso causa la elevación de la representación de los estratos de mayor edad. Los estratos mas viejos reúnen a las clases pasivas y por tratarse de ciudadanos que superan la edad de trabajar, comienza a haber elevación de la tasa de 4 dependencia, lo que representa un desafío para los sistemas de previdencia social (Giambiagi, 2010). La fundación de ciudades, o su ampliación, se debe a que las firmas encuentran, frecuentemente, ventajas en el funcionamiento de otras empresas próximas (externalidades de producción), lo que favorece el surgimiento de distritos industriales. Las necesidades de mano de obra se satisfacen por la contratación de asalariados, muchos de los cuales provienen del medio rural, (Katzman, 1986, Lewis, 1954). La urbanización exige una vigorosa expansión de los servicios, dentro de los que destacamos el sector de transportes, de cargas y de pasajeros, así como la oferta de energía, de los servicios de saneamiento básico, la atención médica y la educación escolar. El crecimiento de las ciudades se hizo posible gracias a la expansión de la generación de energía eléctrica para la iluminación pública y domiciliar, para el desplazamiento de cargas y pasajeros, así como para el suministro de agua, para los procesos industriales, y para el acondicionamiento térmico. La implantación de una eficiente infraestructura de transportes fue necesaria para permitir el abastecimiento de las ciudades con alimentos y materias primas industriales. La instalación de redes de abastecimiento de agua potable y la canalización de las aguas servidas permitió reducir las principales fuentes de contaminación, haciendo posible la reducción de las tasas de mortalidad urbana, que eran muy altas antes de la industrialización. Sin embargo, las tasas de natalidad continuaron elevadas en los primeros momentos de la industrialización, ya que su reducción dependía de modificaciones importantes, reconocidamente demoradas, en aspectos culturales, en especial aquellos determinantes de los comportamientos reproductivos. La urbanización causó la elevación de la tasa de crecimiento vegetativo de la población, iniciando el período de explosión demográfica. Sin embargo, la vida urbana exigió adaptaciones culturales que determinaron la modificación de los comportamientos, que mas tarde limitarían la expansión demográfica. 2. Industrialización en Brasil Existe consenso en que la industrialización en Brasil comenzó en 1930, como consecuencia de la Grande Depresión (Bresser Pereira, 1992). La inversión industrial se aceleró y se diversificó, siguiendo la estrategia de la substitución de importaciones. La entrada de divisas se había reducido al punto de impedir la continuación del modelo anterior, basado en la importación de bienes de consumo y de capital y de tecnologías y en la exportación de materias primas. Hubo una lucha política intensa entre las clases empresariales tradicionales, vinculadas a la producción primaria destinada a la exportación y las nuevas clases empresariales interesadas en la formación del parque industrial. Las principales discrepancias se 5 planteaban en relación a la política cambiaria y al destino de las inversiones públicas. Los conservadores, vinculados a la propiedad de la tierra, pretendían que la moneda fuese desvalorizada, mientras que los nuevos industriales pretendían que la moneda mantuviese su poder de compra en el exterior, para poder importar mas fácilmente sus insumos modernos y sus bienes de capital. Además existía competencia por los recursos de crédito subsidiado para financiar las inversiones. Las posiciones políticas dominantes pasaron progresivamente, de manos de los conservadores para manos de los representantes de la nueva industria. Para eso fue necesario que Brasil pasase por una revolución en 1930 y un golpe de estado en 1937, que llevó a la implantación de la dictadura del Estado Novo, que se mantuvo hasta 1945. La Segunda Guerra Mundial vino a reforzar la posición de los industrialistas, ya que la importación de manufacturas prácticamente cesó durante el conflicto. 2.1. Efectos demográficos de la industrialización A partir de la década de 30 hubo una aceleración relevante de la urbanización lo que permitió la rápida caída de las tasas de mortalidad, dando inicio a la fase 2 de la transición demográfica. El crecimiento demográfico a partir de esos años, fue debido al crecimiento vegetativo, ya que la inmigración desde el exterior no tuvo gran expresión. Las tasas más elevadas de crecimiento demográfico se observaron en la década de 60, ya que en los años siguientes las tasas de natalidad experimentaron también un rápido retroceso. Actualmente la tasa de natalidad se está acercando de la tasa de mortalidad, esperándose que ambas alcancen la equiparación alrededor de 2040. 2.2 Industrialización y urbanización Los primeros sectores industriales que intentaron la substitución de importaciones fueron los de bienes de consumo con tecnología mas simple, ya que esos bienes tenían demanda segura en el mercado interno. Esa industria comenzó a demandar insumos de todo tipo, estimulando la implantación de otras industrias productoras de bienes intermediarios de creciente complejidad (Suzigan, 2000). La urbanización, al concentrar los ciudadanos, permitió que los servicios públicos esenciales, de educación, salud pública, y construcción civil, pudiesen ser ofrecidos a costos razonables. Las nuevas actividades de producción industrial fueron posibilitadas por la instalación de la infraestructura de transportes, de comunicaciones y de energía. 6 Grafico 1 - Tasa de urbanización en Brasil 100 porcentaje 80 60 40 20 0 1940 1950 1960 1970 1980 1991 2000 2007 Fuente: IBGE, Censo demográfico 1940-2007. Até 1970 dados extraídos de: Estatísticas do século XX. Rio de Janeiro: IBGE, 2007 no Anuário Estatístico do Brasil, 1981, vol. 42, 1979. 2.3 Modernización de la Agricultura y desempleo rural El sector agrícola pasó por una transformación estructural para adecuarse a las necesidades del desarrollo industrial (Mellor, 1962), ya que debió garantir el abastecimiento de alimentos para la población urbana y materias primas para las industrias. Además debió continuar produciendo mercaderías exportables para generar las divisas necesarias para la importación de insumos y de bienes de capital que todavía no eran producidos por la industria doméstica. La migración interna de trabajadores y sus familias para las ciudades proporcionó la oferta de mano de obra abundante que permitió a la industria mantener bajos los salarios (Lewis, 1954). La capacidad de ahorro de los empresarios de la agricultura debió contribuir para el financiamiento de los proyectos industriales. La demanda por máquinas agrícolas tuvo un papel muy importante para hacer posible la implantación de la industria mecánica. Inicialmente surgieron iniciativas de producción de piezas para la reparación de las máquinas y mas tarde surgieron firmas que se dedicaron a la construcción de implementos de complejidad creciente. Las dificultades de importación aumentaron debido a la Segunda Guerra Mundial, lo que evidenció la necesidad de completar la instalación de fábricas de máquinas motorizadas en el territorio nacional. La utilización de máquinas agrícolas para la realización de tareas de producción, que se intensificó después de la II Guerra Mundial (Merrick, 1986), resultó en la substitución creciente de mano de obra rural, agravando el problema del desempleo, y así estimulando la migración de campesinos para las ciudades en busca de empleos en la industria. Otras técnicas agrícolas, como la fertilización, la utilización de agroquímicos y la irrigación, fueron incorporadas progresivamente a las actividades productivas 7 (revolución verde), lo que permitió controlar la elevación de los precios de la alimentación, a través del aumento de la oferta. Una característica de la modernización agrícola es que las diversas técnicas deben ser utilizadas en conjunto (paquetes tecnológicos) para que sus efectos favorables sobre los rendimientos de los cultivos puedan manifestarse. Esa característica fue importante para consolidar el desarrollo de los nuevos sectores industriales que se venían instalando en las ciudades. La revolución verde contribuyó también para consolidar el estilo empresarial en la agricultura, fortaleciendo la cadena agroindustrial. Por otra parte, la industrialización urbana, originó una fuerte elevación de la oferta e manufacturas que contribuyeron para saturar los mercados internos de consumo, con lo que eliminó la posibilidad de que los campesinos complementasen su renta con la venta de manufacturas artesanales, como era tradicional que hiciesen especialmente en las épocas de entre zafra (Rangel, 2000). El problema del desempleo y de la baja renta en el interior rural fue así agravado por la industrialización. 2.4 Expectativa del empleo industrial Los campesinos migraban para las ciudades motivados por la expectativa de obtener un empleo industrial, que les permitiera contar con una renta segura al final de cada mes de trabajo, así como acceso a los servicios públicos esenciales y la protección de la legislación laboral. La interacción social mas intensa que caracteriza la vida en las ciudades, también contribuyó para estimular la migración. Sin embargo, la obtención del empleo en la industria no estaba garantida, lo que hacía que al llegar a las ciudades los inmigrantes debieran peregrinar en busca de la deseada contratación. En ciertos momentos, la peregrinación fue rápida, pero en otros, se prolongó más de lo esperado, especialmente durante las recesiones cíclicas. Los inmigrantes que continuaban llegando del medio rural contribuyeron para mantener bajos los salarios y estimularon la inversión industrial. 2.5 Industrialización y necesidad de energia Los momentos de auge del ciclo económico corresponden a las expectativas de lucros elevados, que estimulan la realización de inversiones, características de las épocas de costos bajos y de mercados dinámicos. Esas fases de auge tienen duración corta, ya que el propio auge presiona los precios de los factores, causando su elevación. Comienza entonces la reversión del ciclo que eventualmente inaugura una nueva fase recesiva. En varias oportunidades, factores externos, como la elevación de precios de los insumos importados, determinaron el fin de las fases de auge, por causar desequilibrios en la balanza comercial. Tal fue el caso del auge de finales da década de 60 (milagro 8 económico brasilero), cuyo fin coincidió con la crisis del petróleo, a inicios de la década de 70. La elevación de los precios de los combustibles, especialmente a partir de 1973, fue una de las causas de las inestabilidades de la economía de Brasil en la segunda mitad de la década de 70, que se prolongó con la crisis de la deuda externa y con la depresión de la década de 80. La diversificación de las fuentes de energia constituyó una estrategia para escapar del estrangulamiento externo y consolidar el proceso de industrialización. La estratégia utilizada por Brasil fué la de racionalizar el uso de los combustibles, además de intensificar la prospección de petróleo, paralelamente con la investigación de combustibles de origen agrícola, principalmente el etanol (década de 70). Mas tarde se perfeccionó una tecnología para aprovechar aceites vegetales en la producción de biodiesel (década de 90). El éxito en la utilización del etanol, fue causa de la expansión de los cultivos caña de azúcar, que pasaron a competir por los recursos productivos, especialmente las tierras agrícolas, con otras producciones destinadas al consumo y a la exportación. Sin embargo, a pesar de esa competencia potencial ha habido expansión de la oferta agrícola hasta el presente, elevando los volúmenes exportados de los derivados de la caña de azúcar y de la soja. La disponibilidad interna de alimentos mejoró, a pesar de ser esa mejora, menor a la esperada. La necesidad de ampliar la producción agrícola hace prever mayores presiones sobre los recursos naturales, ya que vastos sectores de la población continúan consumiendo menos de lo necesario, al permanecer excluidos de los mercados, siendo su integración, una prioridad explícita de la política económica. La exportación de harina de soja, que tomó gran volumen a partir de 1970, originó elevados excedentes de aceite de soja, que saturaron los mercados internos, desalojando otras oleaginosas tradicionales, como lino o girasol. La exportación del aceite de soja encontró dificultades porque varios países buscaron la autosuficiencia, determinando que los mercados externos con frecuencia se presentasen saturados. En ese contexto fue retomada la idea de dedicar esos excedentes a la producción de biodiesel. En este caso, la producción de biodiesel no sería competitiva con la producción de alimentos, ya que aprovecharía el subproducto de la producción de proteína vegetal utilizada en la producción de raciones animales. La producción de biocombustibles se presentó como forma de relajar la restricción impuesta por la demanda de energia sobre el desarrollo económico. 2.6 Ciclos de acumulación de capital La inversión em bienes de capital se aceleró em momentos em que la expectativa de lucros se elevaba em función de lãs condiciones favorables de los mercados. Em este 9 sentido contribuyeron los salarios bajos, que permitian formar expectativas favorables para los lucros. La oferta abundante de bienes de origen agrícola, al reducir los precios de alimentos y materias primas, también contribuyeron para estimular la inversión. Algunas estrategias de estímulo contribuyeron para alcanzar los niveles de inversión deseados, especialmente por la vigilancia sobre la tasa de interés y por la administración de la tasa de cambio. Las políticas de inversión pública tuvieron tambien importancia estratégica en la implantación de algunos sectores de la industria y de la infraestructura. Los momentos de inversión mas intensa fueron los años del Plano de Metas (1954 a 1956), los del Milagro Económico Brasilero (1968 a 1973), los del II Plano Nacional de Desarrollo (1974 a 1976) y los años que antecedieron a la crisis financiera mundial actual (2004 a 2008). Los momentos de crisis recesiva mas intensa fueron los años iniciales de la década de 60, que culminaron con el golpe militar de 1964 y los años 80, en que la inflación, derivada de la enorme deuda externa, alcanzó niveles altísimos. 3. Industrialización y desempleo Por otra parte, las máquinas modernas introducidas en los períodos de expansión, substituyeron a muchos operarios, causando el desempleo tecnológico que afectó principalmente a la mano de obra de menor nivel de capacitación. La existencia de niveles altos de desempleo contribuyó para mantener los salarios en nivel bajo, favoreciendo la inversión pero agravando el desequilibrio en la distribución de la renta. En diversas oportunidades, la industrialización fue causa de la sobreexplotación de los recursos naturales, reduciendo su productividad. La acumulación de residuos perjudiciales, como metales pesados o agrotóxicos, obligó a pensar en imponer restricciones a la actividad productiva. La degradación de los recursos naturales puede causar la elevación de los costos de producción de las materias primas de origen agrícola o mineral. Pero los sectores empresariales con frecuencia se resistieron a adoptar las medidas correctivas indicadas. Sin embargo, la industrialización permitió la elevación del nivel de renta media y la expansión de la población, exigiendo volúmenes crecientes de producción de alimentos y de materias primas. La utilización de métodos agronómicos de base científica, conocidos como “revolución verde”, permitió elevar la producción de alimentos y fibras, contribuyendo para aliviar los estrangulamientos impuestos por el proceso de desarrollo económico. 10 4. Transición demográfica en Brasil La transición demográfica brasilera tuvo su inicio em la década de 30, como consecuencia de la industrialización y de la urbanización. La migración de campesinos para las ciudades fue intensa en los años 40 e 50, perdiendo fuerza en los años 60. Actualmente Brasil no presenta movimientos migratorios internos de relevancia macroeconómica. Las ciudades continúan creciendo como resultado de la expansión vegetativa. Brasil está completando la fase 3 de la transición demográfica, presentando tasas de crecimiento demográfico con ritmo bajo y decreciente. El crecimiento demográfico tuvo su momento de mayor intensidad en la década de 60. La tasa de dependencia fue reducida progresivamente hasta el presente, en función de la menor representación de las cohortes de menor edad, con elevación de la participación de los estratos en edad de trabajar. En la fase preindustrial la mortalidad juvenil era muy intensa, lo que determinaba que los estratos más jóvenes tuviesen una representación muy fuerte. A partir del presente, el envejecimiento de la población deberá continuar, lo que permite prever que los estratos mas viejos ganarán representación, permitiendo prever difíciles problemas para la financiación de las iniciativas de seguridad social. Gráfico 2 - Tasas históricas de natalidad y de mortalidad en Brasil pocentajes 50 40 30 natalidad 20 mortalidad 10 18 81 18 90 19 00 19 10 19 20 19 30 19 45 19 55 19 65 19 75 19 85 19 95 20 00 20 07 0 Fuente: IBGE, Censos Demográficos e Projeção da Pop. do Brasil por sexo e idade para o período 1980-2050 - Revisão 2008 11 Gráfico 3 - Tasas proyectadas de natalidad y de mortalidad para Brasil 35 30 25 20 15 10 5 0 tasa de natalidad 2048 2044 2040 2036 2032 2028 2024 2020 2016 2012 2008 2004 2000 1996 1992 1988 1984 1980 tasa de mortalidad Fuente: IBGE, Projeção da População do Brasil por Sexo e Idade para o Período 1980-2050 - Revisão 2008 5. Rumbo al Equilíbrio demográfico La caída de la tasa de natalidad corresponde a la actitud, cada vez mas generalizada, a favor de diversas formas de control racional de la natalidad. Este progresivo consenso permite antever un momento, en que la tasa de natalidad igualará a la de mortalidad, generando condiciones para alcanzar la estabilidad de la población a largo plazo. El momento en que se produzca la convergencia de las tasas demográficas no está determinado rígidamente, ya que algunos elementos de política pueden anticiparlo o retrasarlo. Es de suponer que cuanto antes se alcance esa convergencia, menor será el tamaño de la población total. En ausencia de políticas de control de la natalidad, será la iniciativa de los ciudadanos que deberá reducir la natalidad. Se espera que el equilibrio entre natalidad y mortalidad en Brasil tenga lugar alrededor de 2040, con una población próxima a 220 millones de habitantes. Más tarde, la tasa de mortalidad aumentaría levemente, superando a la de natalidad, debido a la progresiva representación de los estratos de edad avanzada, lo que provocaría una lenta reducción del número total de ciudadanos. De acuerdo con las estimaciones del IBGE la población se reduciría para alrededor de 215 millones de habitantes en 2050, aproximadamente. El alto número de ciudadanos, combinado con una eventual mejora en el nivel y en la distribución de la renta, exigirá que un mayor volumen de producción sea destinado al mercado interno, compitiendo con la generación de excedentes exportables. El precio de los productos básicos tenderá a aumentar, especialmente para alimentos y biocombustibles, exigiendo cuidados con la preservación de los equilibrios de las cuentas públicas y de las cuentas con el exterior. 12 Grafico 4 Tasa de Crecimiento Anual de la Población de Brasil 3,5 3 2,5 2 1,5 1 0,5 0 1890 1900 1920 1940 1950 1960 1970 1980 1990 2000 2010 Tasa media geométrica anual Fuente: Directoria Geral de Estatística, [187?] -1930, Recenseamento do Brazil 1872-1920; IBGE, Censo Demográfico 1940-2010. Até 1980, dados extraídos de Estatísticas do Século XX. Rio de Janeiro: IBGE, 2007 no Anuário Estatístico do Brasil 1994. vol.54, 1994. Con una población tan numerosa y que presenta elevación del poder de compra, habrá mayor presión sobre los recursos naturales, exigiendo técnicas productivas cada vez más afinadas para no comprometer a largo plazo la calidad del medio ambiente. Gráfico 5 Evolución de la Población de Brasil 250 000 000 200 000 000 150 000 000 100 000 000 50 000 000 1872 1890 1900 1920 1940 1950 1960 1970 1980 1991 2000 2010 Fuente: IBGE, Series Estaísticas e Historicas; população e demografia, para o período 1940-1970; Projeção da população do Brasil; para o período1980-2050; revisão 2008 (Serie POP300) 13 Gráfico 6 Proyección de la Población de Brasil 230.000.000 220.000.000 210.000.000 200.000.000 190.000.000 180.000.000 2010 2020 2030 2040 2050 Fuente: IBGE, Series Estaísticas e Historicas; população e demografia, para o período 1940-1970; Projeção da população do Brasil; para o período1980-2050; revisão 2008 (Serie POP300) Conclusiones El crecimiento industrial acelerado de Brasil, a partir de la década de 1930, se ajustó al conocido comportamiento cíclico, pasando por momentos de mayor intensidad seguidos por recesiones que generaron diversos problemas sociales. La expansión productiva fue rápida, especialmente después de la Segunda Guerra Mundial, en función de la implantación de importantes ramas de la industria, como la siderurgia, la producción de combustibles y la automovilística. La acumulación de capital fue particularmente intensa entre los años 1954 y 1957 (período conocido como “plano de metas”), en el período 1967 a 1973 (conocido como “milagro económico brasilero”) y entre los años 1974 a 1976 (período conocido como “segundo plano nacional de desarrollo”). En esos períodos fueron frecuentes los años de empleo casi pleno, con rápido crecimiento de la producción, con relativo equilibrio de las cuentas públicas y externas y con elevación de la renta real media. Al mismo tiempo hubo intensa urbanización de la población, con fuerte expansión demográfica, a tasas crecientes hasta la década de 60 y a tasas menores hasta la actualidad. En años recientes ha habido una importante retomada de la inversión de capital. La expansión industrial estuvo acompañada por algunos fenómenos que causan preocupación, especialmente, la deterioración de los recursos naturales y la persistencia de la desigualdad en la distribución de la renta. El impacto ambiental se ha agravado por causa de la intensidad de las actividades de producción y de la utilización de métodos inadecuados de explotación, como la monocultura y la deforestación. La intensidad de la actividad productiva está asociada a la demanda interna en expansión, así como a las exigencias del comercio exterior. La demanda interna está asociada al número de consumidores y a su capacidad de compra, así como al nivel de conocimientos técnicos socialmente disponibles. Por otra parte, han surgido nuevas fuentes de demanda, como la producción de biocombustibles, que 14 contribuyen para elevr la presión sobr los recursos naturales, ya que la oferta debe acompañar a la expansión de la demanda global para evitar la elevación inflacionaria de los precios. Sin embargo, la producción no ha sido suficiente para atender a las necesidades de toda la población. La distribución desigual de la renta ha sido la condición que permitió, hasta el presente, el equilíbrio de la oferta interna con la demanda agregada. Los estratos sociales mas numerosos tienen rentas personales bajas, lo que les impide tener una participación satisfactoria en el producto social. Brasil es uno de los países que presenta mayores desniveles en la distribución de la renta. La inversión ha alcanzado niveles elevados en momentos de auge, aproximando a la economia del pleno empleo, en base a la expectativa de lucros elevados por parte de los sectores empresariales. Las expectativas de los indivíduos em los grupos de bajos ingresos se han deteriorado con la persistencia de las desigualdades sociales. El efecto demostración, que incentivó la voluntad de consumir en niveles propios de sociedades más ricas, ha sido amplificado por la propaganda comercial, exacerbando las frustraciones. La imposibilidad de acceder a los niveles deseados de consumo, contribuyó para la irritación social creciente entre los estratos sociales excluidos de la sociedad de consumo, causando la elevación de la criminalidad. La violencia urbana, la expansión del tráfico de drogas y la superpoblación carcelaria son algunos de los problemas más visibles derivados de las persistentes restricciones al consumo de bienes esenciales. La distribución de la renta, al continuar muy concentrada, ha determinado que los problemas sociales se mantengan y por momentos hasta se hayan agravado. Aún existen necesidades no satisfechas en educación y en atención a la infancia, así como en la salud pública y en la habitación popular, a pesar de los recientes esfuerzos realizados para mejorar la situación de los estratos populares. El consumo total deberá continuar su expansión, en la medida en que persista el esfuerzo distributivista de la renta, lo que exigirá una producción cada vez mayor, especialmente de alimentos de origen agrícola. La expansión demográfica deberá llegar a su fin a mediados del presente siglo, ya que la tasa de natalidad, declinante, alcanzará previsiblemente a la tasa de mortalidad, que ya está estabilizada en nivel bajo. El momento en que las tasas se equilibren puede variar en función de factores culturales y sócio-ambientales susceptibles de ser influenciados por medidas de política. La demora em alcanzar el equilibrio de la población determinaría que ésta adquiriese un tamaño mayor, agravando el problema ambiental a largo plazo. Por eso, es importante acelerar la caída de la fecundidad, con programas de opinión pública específicos, orientados a anticipar en lo posible, el momento de la deseada estabilización demográfica. 15 Referencias BAER, Werner (1995): Economia Brasileira. Ed. 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