Guía Mice Andalucía

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Andalucía: breve historia
Entre historia y mito, poco se sabe de Tartessos, la ciudad puerto que se emplazaba en el estuario del Guadalquivir muchos siglos antes de que éste se
enarenara para formar las marismas de Doñana. Según Cayo Veleio, escribiendo en el siglo XI a.C., seis siglos después de su misteriosa desaparición, la
ciudad fue fundada 80 años después de la guerra de Troya (1194-1184 BC).
Los fenicios, atraídos por el oro y la plata que se extraían de las minas de Río Tinto, mantuvieron relaciones comerciales de envergadura con los tartesios.
A comienzos de la primera Edad de Hierro, los fenicios vinieron para quedarse y establecieron colonias en Cádiz (Gadir), Málaga (Malaca) y Adra (Abdera)
en la provincia de Almería.
Mientras que los fenicios permanecieron en la costa, los Turditanos dominaron el interior de lo que hoy en día se denomina Andalucía Occidental, hasta
que Amílcar desembarcó en Cádiz en 237 a.C. para empezar la conquista imperial de España.
Una parte importante del sur de España fue conquistada por los romanos como consecuencia de la II Guerra Púnica (218-202 BC). Hispania Ulterior,
como se conoció la región en tiempos de la guerra civil entre César y Pompeyo, se convirtió en la provincia de Hispania Baetica cuando Augusto
reorganizó las divisiones internas del Imperio. Trajano y Adriano, dos de los emperadores romanos de más renombre, nacieron en Itálica, cerca
de la ciudad de Sevilla.
A comienzos del siglo IV, empezaron a hacer incursiones por los Pirineos hordas de vándalos, alanos y suevos para saquear
las opulentas ciudades y haciendas romanas. Los romanos pidieron ayuda a sus aliados visigodos (415), quienes, como
herederos políticos de Roma, pacificaron gradualmente España. Con la victoria en 711 del ejército musulmán de Tariq
sobre Rodrigo en Guadalete comenzaron siete siglos de dominio morisco. Al-Andalus llegó a la cumbre de su esplendor
bajo los califas de Córdoba (siglo X) y Almanzor, punto de inflexión en el que
los cristianos empezaron la lenta reconquista.
A mediados del siglo XIV Al-Andalus se había visto reducido al reino nazarí
de Granada, que incluía buena parte de Andalucía Oriental. Pero no fue
hasta 1492, alrededor de 150 años más tarde, cuando la ciudad de
Granada, ya muy debilitada por las luchas internas y la falta de
liderazgo, se rindió a los Reyes Católicos.
Andalucía contemporánea
Con un área mayor que la de Bélgica, Dinamarca, Austria o Suiza, y
casi la misma que Portugal, Andalucía es la región más poblada de
España.
Pese a que la agricultura sigue teniendo cierto peso, el
turismo ha sido el verdadero motor de la economía
regional desde la década de los sesenta, un fenómeno sin
parangón en Europa. Desde entonces el turismo de sol
y playa, centrado sobre todo en las provincias
costeras de Huelva, Cádiz, Málaga y Almería, ha ido
cediendo paulatinamente el protagonismo a otros
modelos, tales como el turismo de eventos y
reuniones y el turismo de lujo.
Con 836km de costa, más de 100 parques y
reservas naturales, incluyendo dos
parques nacionales y siete Reservas de
la Biosfera, desiertos, sierras
arboladas, alta montaña, dehesas,
marismas, fértiles valles, olivares y
viñedos, Andalucía ofrece mucho
más que playas y buen clima.
Debido al incremento del
número de hoteles rurales en
la última década, el turismo
activo y al aire libre ha
tenido un gran desarrollo,
especialmente en la
provincia de Jaén, y en
menor medida en las
de Sevilla y Córdoba.
En Andalucía todo está cerca. Además de una
buena red de carreteras y unas excelentes
conexiones aéreas – el aeropuerto de Málaga
ocupa el segundo lugar en el número de llegadas – la
red ferroviaria de alta velocidad está a punto de llegar
a Málaga.
Turismo de congresos y reuniones
El sector andaluz de congresos y reuniones es uno de los más destacados de España. Todas las capitales de provincia y algunas ciudades están dotadas de
modernos palacios de exhibiciones y congresos, además de un gran número de excelentes hoteles de convenciones con lo último en equipamiento para
reuniones y ocio.
En cuanto a los viajes de incentivos hay hoteles con spa, casas señoriales y haciendas perfectamente restauradas, y hoteles con encanto desperdigados
por las montañas, sierras y campiña, además de una gran variedad de actividades al aire libre.
Los DMC, OPC y proveedores andaluces de reconocida profesionalidad están capacitados para organizar
cualquier tipo de evento, desde actividades únicas de team building y
programas para acompañantes hasta rutas enogastronómicas y fiestas
temáticas.
Andalucía tiene el lugar de
celebración ideal para cualquier
evento, sea una bodega, un hotel
palacio, una galería de arte, un
museo, un yate…
Monumentos y tradiciones
En Andalucía existen más de 130 monumentos y conjuntos históricos, todos ellos cuidadosamente conservados, y una
extensa red de museos, incluyendo el Museo Picasso en Málaga, que permiten al visitante embarcarse en un
emocionante viaje a través del tiempo.
Hay rutas históricas para todos los gustos, desde la Andalucía prehistórica, fenicia y romana hasta Al-Andalus de los
árabes, los castillos y monasterios medievales de la Reconquista, y los magníficos monumentos y edificios barrocos y
renacentistas de la Edad de los Descubrimientos.
La mejor forma de conocer un lugar es acercarse a sus tradiciones, costumbres y cultura. De las muchas ferias y
festivales religiosos que se celebran en Andalucía los más conocidos son sin duda la Semana Santa, las Cruces de
Mayo, la Feria de Abril y El Rocío.
Turismo activo y deportes
Andalucía cuenta con excelentes instalaciones deportivas que,
junto con sus 46 puertos deportivos y diversos paisajes, hace
que sea un lugar ideal para el turismo activo y la práctica de
deportes.
Para los amantes de la naturaleza y el senderismo hay parques y
reservas naturales; para los aventureros y aficionados a los deportes
de riesgo, montañas y ríos; para ciclistas y caballistas, vías verdes y
senderos; para los incondicionales del windsurf y kiteboard,
kilómetros de playas; y para aquéllos que sólo quieren relajarse o
pasear tranquilamente por la campiña siempre cambiante,
hoteles con encanto con todas las
comodidades.
Golf
Con más de 100 campos, incluyendo links, campos donde se celebran competiciones del
circuito internacional, como Valderrama, que acogió a la Ryder Cup en 1997, e incluso uno ubicado en
el desierto de Tabernas, Andalucía cuenta con el mayor número de campos de golf per cápita en
Europa.
Gastronomía
Elaborada con productos de calidad, incluyendo pescado y marisco, tanto del
Mediterráneo como del Atlántico, aceite de oliva, una gran variedad de jamones y
embutidos, caza mayor y menor, y una enorme selección de quesos, miel, vinos,
aguardientes, postres y dulces (parte de la herencia judía y árabe), la
gastronomía andaluza es singular, con muchas especialidades, que varían de una
provincia a otra, además de su propia cocina de autor - una fusión de tradición y
de modernidad, con un fuerte sabor a cocina árabe - y una selección, al parecer
interminable, de tapas deliciosas.
Almería
En el Cabo de Gata, por los campos de Níjar, que contara Goytisolo, el tiempo se detiene en atardeceres rojos que,
posiblemente, llamaron la atención de los hombres del paleolítico que adoraban el sol y crearon el misterioso Indalo. Las
pinturas rupestres de Santonge y conjuntos arqueológicos de la Edad de Bronce tan importantes como el poblado de Los
Millares son la prueba de que Andalucía fue la cuna de una de las culturas prehistóricas más destacadas de Europa.
Almería es una de las provincias más montañosas de España; alrededor del 80% de la población vive en las montañas o
colinas. Con más 3.000 horas de sol al año es también una de las más áridas. Considerado el único auténtico desierto en
Europa, Tabernas ocupa un área de 280 kilómetros cuadrados, entre las sierras de los Filabres y Alhamilla, a unos 30km
al norte de la ciudad de Almería.
Hay innumerables rutas de interés, desde las montañas del Parque Nacional de Sierra Nevada y los idílicos pueblos de la
Alpujarra almeriense hasta los altos picos de la Sierra de Gádor y las playas desiertas de la Reserva de la Biosfera de Cabo
de Gata-Níjar, el primer parque natural en España en incluir aguas protegidas. El pueblo de San José, ubicado cerca de
Cabo de Gata, es famoso por su rodaballo salvaje, mientras que las playas cercanas de Monsúl y Carboneras ofrecen
condiciones ideales para el submarinismo.
El “Portus Magnus” de Plinio, la ciudad de Almería estuvo en el apogeo de la gloria e influencia durante el reinado de
Abderramán III, quien la fortificó; la Alcazaba podía alojar a 20.000 soldados. Otro monumento imponente es la
Catedral, cuya arquitectura, que es una mezcla de gótico tardío y renacentista, también exhibe elementos neoclásicos y
del barroco tardío.
Entre los lugares que bien merece la pena visitar se encuentran la Ermita de la Luz, con sus vistas inmejorables, la
iglesia-fortaleza en Vícar, y las dunas de la Reserva Natural de Punta Entinas-El Sabinar.
Cádiz
Para citar al poeta Rafael Alberti: “Cádiz sabe a mar.” Fundada por los fenicios hace más de 3.000 años, la ciudad, que
se asoma a la bahía por la delgada península que la une con tierra firme, es considerada la más antigua de Europa.
Fue un puerto importante en tiempos de los romanos, tal como se puede apreciar en los vestigios del teatro que Balbo
mandó construir a finales del siglo I a.C., y en el conjunto arqueológico de Baelo Claudia ubicado en la costa cerca de
las magníficas playas de Bolonia.
Cádiz alcanzó su mayor esplendor cuando, con el descubrimiento de América, se convirtió en puerto de arribada
obligatoria para los barcos que volvían del nuevo continente cargados de metales preciosos, especies y otros
productos. Todas las casa señoriales y los palacios de la ciudad, tales como la Casa del Almirante, construida en el
siglo XVII, cuya fachada es de mármol genovesa, la Casa de las Cadenas, construida en 1693, y el Oratorio de San
Felipe de Neri, un edificio del siglo XVIII que lleva en su fachada una placa con los nombres de los parlamentarios que
aprobaron la Constitución de 1812, datan de este período.
En el interior de la provincia de Cádiz se encuentran las sierras frondosas del Parque Natural de los Alcornocales,
tierra de los famosos pueblos blancos, y las dehesas y los viñedos que rodean Jerez de la Frontera, una ciudad
asociada con el vino y los caballos.
Sea un viaje de negocios o placer, el visitante no debe perderse la oportunidad de acercarse a Sanlúcar, ubicada en la
desembocadura del Guadalquivir, enfrente de Doñana, para comer pescado y marisco, acompañado de una copa de
manzanilla bien fría, o pasear por la Cuesta de Belén en Arcos de la Frontera, una de las más bellas ciudades del país.
Córdoba
Lugar de nacimiento de Séneca, Lucano, Averroes y Maimónides, la ciudad de Córdoba en tiempos del Califato contaba con casi 250.000
habitantes y 300 mezquitas, y rivalizaba en esplendor con Constantinopla, Damasco y Bagdad.
La Gran Mezquita, que fue consagrada como catedral en 1236 cuando los cristianos conquistaron la ciudad, es quizá el monumento más
emblemático de Córdoba. No obstante, la Judería, con su sinagoga, que ha sido declarada por la UNESCO “Patrimonio Cultural de la
Humanidad”, el puente romano sobre el Guadalquivir, y el Alcázar de los Reyes Cristianos, para mencionar sólo algunos de los magníficos
monumentos y conjuntos históricos que poseen esta ciudad eterna, son dignos rivales.
La campiña cordobesa en el valle del Guadalquivir se caracteriza por sus olivares y dehesas. La ciudad de Córdoba está ubicada a pie de
Sierra Morena, un área que abarca una parte de los Parques Naturales de Hornachuelos y Cardeña-Montoro. Al igual que Los Pedroches, un
precioso paraje que se encuentra en el punto más septentrional de la provincia, las laderas de Sierra Morena están pobladas de bosque
mediterráneo que alterna con encinares, alcornocales y acebuchales, el hábitat de linces, buitres, jabalíes y lobos.
En el sudeste de la provincia se encuentra la encantadora ciudad de Priego, que ocupa una plataforma de roca protegida por los picos de
Sierra Horconera, con sus exuberantes iglesias barrocas, palacetes y fuentes.
El conjunto arqueológico de Medina Azahara, que fue construido para rivalizar con la Alhambra como residencia del Califa, es una visita
obligada, al igual que los patios cordobeses, con sus azulejos, flores y fuentes, cuyo festival se celebra en mayo. Asimismo, merece la pena
visitar Los Pedroches, aunque sólo sea por probar los ibéricos que se producen en la zona, con una copa de Montilla-Moriles.
Granada
A los musulmanes se les llenaba el corazón de alegría cuando hablaban de “La Sabika”. Para los cristianos, “La Sabika” era la “Colina Roja”, el lugar
donde se alzaba la Alambra. En 1492, los Reyes Católicos expulsaron a Boabdil el Chico, el último rey de Granada, acabando así con ocho siglos de
domino árabe; sin embrago, sus tradiciones, cultura, modo de vida y monumentos han perdurado en este conjunto histórico sin par, que se asoma al
Albayzín y Sierra Nevada, que, como en aquel entonces, llena los patios y los jardines del Generalife con el sonido del agua.
Granada es una mezcla de elementos cristianos y árabes. En lo que fue la antigua mezquita, a la entrada del zoco de la llamada Alcaicería, se alza la
Catedral y la capilla de los Reyes Católicos. Dos ríos, el Darro y el Genil, atraviesan la ciudad donde se levantan iglesias, palacios, casas señoriales y
recónditas plazas llenas de vida y tradición, tales como la Bibarrambla o la de San Juan de la Cruz.
Al sur de Granada y el Parque Nacional y Reserva de la Biosfera de Sierra Nevada, donde se encuentran los picos más altos de la Península Ibérica y la
estación de esquí más meridional de Europa, los prístinos pueblos de la Alpujarra granadina se aferran a las laderas de los barrancos, tan escarpadas
como los acantilados de la accidentada costa de la provincia.
Tal como indican sus fortalezas y baños árabes, Loja, ciudad agrícola ubicada en las orillas del Genil y puerta de la vega granadina, y Guadix y Baza,
ciudades situadas al norte de Sierra Nevada, fueron villas importantes durante la ocupación morisca.
Los visitantes a la provincia no deberían dejar pasar por alto la oportunidad de visitar Pampaneira, Bubión y Capileira para dar un paseo en las
montañas antes de saborear las tapas o los platos típicos de la zona.
Huelva
Con playas kilométricas de fina arena dorada, que se extienden desde el Guadiana hasta la desembocadura del
Guadalquivir, y un sinfín de puertos deportivos y pesqueros, Huelva siempre ha tenido una tradición marinera; Palos,
ubicado en la orilla izquierda del río Tinto, fue el puerto desde el que zarpó Colón en su épica travesía de descubrimiento.
A lo largo de la historia Huelva ha sido importante por sus ricos depósitos de minerales; oro y plata en la Antigüedad, y
luego cobre y piritas en la era moderna. El Barrio Inglés de la capital onubense demuestra lo importante que fue la minería a
finales del siglo XIX y a comienzos del sigo XX.
Al norte de la Sierra de Aracena y el parque natural del mismo nombre, donde se hallan las fuentes de los ríos Tinto y Odiel,
los cerdos ibéricos pasean por los encinares en busca de las bellotas que dan al jamón de Jabugo su sabor distintivo. Otro
lugar de excepcional belleza es Doñana – tanto parque nacional como Reserva de la Biosfera – un ecosistema único en
Europa, que, junto con las marismas del Odiel, es un paraíso para amantes de la naturaleza y ornitólogos.
El vino y las fresas son los principales productos de la zona agrícola de Almonte, que también es conocida por la
multitudinaria romería de El Rocío, que se celebra cada año en mayo.
Una visita al Castillo de Niebla, seguida por un almuerzo o una cena en uno de los retaurantes de playa de la Costa de la Luz
constituye una excursión agradable. También merece la pena acercarse al la Gruta de la Maravilla, un complejo de cuevas
cerca de Aracena; después de lo cual sería un pecado no aprovechar la oportunidad de parar en Aracena o cualquiera de los
pueblos de la comarca para comer un plato de suculento jamón “Pata Negra”.
Jaén
En Jaén, puerta de Andalucía, las muchas torres, fortalezas y castillos dan fe de la gran influencia que tuvo la cultura árabe en la
provincia. Más tarde, la provincia se convirtió en una escala obligatoria para los soldados cristianos de camino a la conquista de Granada,
el último baluarte moro del país.
Al bajar por Despeñaperros, el paso de montaña que une Jaén con Castilla la Mancha, y una de los cotos de caza más destacados del país,
los olivares que cubren las suaves colinas parecen no tener fin. Al sur de la ciudad de Jaén, en Sierra Mágina, se produce lo que es
probablemente el mejor aceite de oliva de España.
Los palacios, iglesias, casas señoriales, plazas y calles de la Jaén renacentista fueron construidos por los arquitectos más célebres del
momento. La Catedral, que domina la ciudad, es excepcional, al igual que la Diputación Provincial adyacente y el Palacio de
Villardompardo, que, alzándose sobre el antiguo emplazamiento de los baños árabes, alberga dos museos en las plantas superiores.
La disposición de Úbeda y Baeza, ambas ciudades declaradas “Patrimonio Cultural de la Humanidad”, que data de la ocupación árabe y la
Reconquista, sufrió grandes modificaciones en el siglo XVI cuando se llevó a cabo importantes obras de renovación, inspiradas en el
estilo del Renacimiento temprano que fue importado de Italia.
La fuente del Guadalquivir se encuentra en Quesada, en las sierras altas del Parque Nacional de Cazorla, Segura y Las Villas, ubicado en
el extremo sudeste de la provincia. Esta zona densamente arbolada, donde habitan ciervos, jabalíes, gamuzas y quebrantahuesos, es el
lugar ideal para senderistas y deportistas en busca de aventura.
Entre los lugares que se deberían visitar se encuentran el necrópolis de Cerrillo Blanco en Porcuna, cuyas estatuas se exhiben en el
Museo Arqueológico de Jaén, y el Castillo de Canena, para luego probar las especialidades de caza y el sublime aceite de oliva de la
provincia en uno de sus restaurantes rurales.
Málaga
Al igual que otras localidades costeras de Andalucía, Málaga fue fundada por los fenicios para fines comerciales. La ciudad alcanzó la fama en
tiempos romanos por sus factorías de garum, cuyos vestigios, junto con los de un muro fenicio perteneciente al antiguo puerto, pueden verse en el
sótano del Rectorado de la Universidad de Málaga.
Entre las principales atracciones de la capital malagueña se encuentran el Castillo de Gibralfaro, la Alcazaba, el Museo Picasso y la Catedral. Se
comenzó a construir ésta última poco después de la conquista de la ciudad en 1487 por parte de los Reyes Católicos, y las obras duraron casi tres
siglos. No obstante nunca se completó: la familia Gálvez de Macharaviaya utilizó el dinero para la construcción de la segunda torre para ayudar a
los colonos americanos en la guerra de independencia contra los británicos.
Los destinos turísticos de la Costa del Sol cuentan con los mejores hoteles, instalaciones para eventos y reuniones, atracciones y actividades de
ocio, además de la mayor cantidad de campos de golf en la región, con 45 de los que elegir. Sin embargo, Málaga no sólo es costa. El interior de la
provincial esconde parajes naturales de gran belleza, como los castañales de Grazalema, la escarpada serranía de Ronda, los pueblos de la Sierra
de las Nieves, la extensa vega de Antequera, a pie de El Torcal, y las verdes sierras de la Axarquía.
El pasado prehistórico de la provincia queda perfectamente plasmada en las pinturas rupestres de la Cueva de La Pileta y en los dólmenes de
Menga, Viera y El Romeral, ubicados cerca de Ronda y Antequera, respectivamente. También merece la pena visitar la plaza de toros de Ronda, que
se considera la cuna de la tauromaquia moderna, y el centro histórico de Antequera, cuyos edificios datan casi en su totalidad de los siglos XVI y
XVII.
La provincia de Málaga tiene muchas especialidades culinarias, desde el “pescaíto frito” y los pecados a la plancha de la costa hasta el potaje de
garbanzos y chivo asado del interior, y una gran variedad de vinos.
Sevilla
La historia de Sevilla es fascinante. Conocida por los romanos como Hispalis, Escipión fundó la colonia de Itálica
porque no se fiaba de la naturaleza violenta de los ciudadanos. Este impresionante conjunto arqueológico, ubicado
en el municipio de Santiponce, incluye un anfiteatro, un teatro, baños, y un templo dedicado a Trajano, y muchos
de sus hallazgos se exhiben en el Museo Arqueológico de Sevilla.
No obstante fueron los moros quienes dejaron la huella más duradera en la capital hispalense, que llamaban
Isbiliya. Su legado abarca un gran número de fabulosos monumentos, como la Torre de Oro, la Giralda, y el centro
histórico de la ciudad. Entre otros monumentos destacados figuran los Alcázares Reales de estilo mudéjar, la
Catedral, el templo gótico más grande de Europa, y numerosas iglesias y edificios renacentistas y barrocos.
La mejor manera de descubrir la ciudad de Sevilla – cuyo centro histórico es el más extenso de España – es pasear
por el barrio de Santa Cruz, o el de Triana, cuna de toreros y artesanos, donde en sus estrechas callejuelas parece
haberse detenido el tiempo
En la campiña alrededor de Sevilla, que se caracteriza por sus dehesas y campos de labor, se hallan ciudades
interesantes, como Carmona y Écija. Al norte de la provincia los campos dan paso a las estribaciones de Sierra
Morena y los encantadores pueblos del Parque Natural de Sierra Norte, de los cuales Cazalla y Constantina
merecen una mención especial.
Bien vale la pena descubrir las arraigadas costumbres y tradiciones de Sevilla – las procesiones de Semana Santa,
la Feria de Abril, las corridas de la Maestranza, el Bienal de Flamenco – o dar una vuelta por los bares de tapas de los
barrios céntricos de la ciudad.
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