Cáritas Diocesana propone un plan estratégico común para todas las parroquias de la archidiócesis página 8 Los jóvenes celebraron su Jornada Diocesana en la parroquia de Torrijos página 9 Donativo: 0,30 euros. AÑO XXXI. NÚMERO 1.311 4 de mayo de 2014 Multitudinaria canonización presidida por el Papa Francisco Juan XXIII y Juan Pablo II ya están en el Libro de los Santos Ochocientas mil personas asistieron el pasado domingo a la canonización de los «dos Papas Santos»: Juan XXIII y Juan Pablo II. «Sin titubeos –escribe el Sr. Arzobispo, que concelebró en la Santa Misa– afirmo que la acción del Espíritu Santo sobre la Iglesia fundada por Jesucristo la he constatado en las personas de estos hoy ya santos». Después de la proclamación del Evangelio, el Santo Padre pronunció una homilía en la que definió a san Juan XXIII como «el Papa de la docilidad al Espíritu Santo» y a san Juan Pablo II como «el Papa de la Familia». Dijo también que «fueron sacerdotes, obispos y papas del siglo XX. Conocieron sus tragedias, pero no se abrumaron. En ellos, Dios fue más fuerte; fue más fuerte la fe en Jesucristo Redentor del hombre y Señor de la historia; en ellos fue más fuerte la misericordia de Dios que se manifiesta en estas cinco llagas; más fuerte la cercanía materna de María». PÁGINAS 6-7 2 PALABRA DEL SEÑOR TERCER DOMINGO DE PASCUA PRIMERA LECTURA: Hechos 2,14-28 El día de Pentecostés, se presentó Pedro con los Once, levantó la voz y dirigió la palabra: «Escuchadme, israelitas: Os hablo de Jesús Nazareno, el hombre que Dios acreditó ante vosotros realizando por su medio los milagros, signos y prodigios que conocéis. Conforme al plan previsto y sancionado por Dios, os lo entregaron, y vosotros, por mano de paganos, lo matasteis en una cruz. Pero Dios lo resucitó rompiendo las ataduras de la muerte; no era posible que la muerte lo retuviera bajo su dominio, pues David dice: Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré. Por eso se me alegra el corazón, exulta mi lengua y mi carne descansa esperanzada. Porque no me entregarás a la muerte ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. Me has enseñado el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia». SEGUNDA LECTURA: 1 Pedro 1,17-21 Queridos hermanos: Si llamáis Padre al que juzga a cada uno, según sus obras, sin parcialidad, tomad en serio vuestro proceder en esta vida. Ya sabéis con que os rescataron de ese proceder inútil recibido de vuestros padres: no con bienes efímeros, con oro o plata, sino a precio de la sangre de Cristo, el cordero sin defecto ni mancha, previsto antes de la creación del mundo y manifestado al final de los tiempos por nuestro bien. Por Cristo vosotros creéis en Dios, que lo resucitó y le dio gloria, y así habéis puesto en Dios vuestra fe y vuestra esperanza. EVANGELIO: Lucas 24,13-35 Dos discípulos de Jesús iban andando aquel mismo día, el primero de la semana, a una aldea llamada Emaús, distante unas dos leguas de Jerusalén; iban comentando todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo. Él les dijo: «¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?» Ellos se detuvieron preocupados. Y uno de ellos, que se llamaba Cleofás, le replico: «¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabes lo que ha pasado allí estos días?» Él les preguntó: «¿Qué?» Ellos le contestaron: «Lo de Jesús el Nazareno, que fue profeta poderoso en obras y palabras ante Dios y todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él fuera el futuro liberador de Israel. Y ya ves, hace dos días que sucedió esto. Entonces Jesús les dijo: «¡Qué necios y torpes sois para creer lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria?» Y comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas les explicó lo que se refería a él en toda la escritura. Ya cerca de la aldea donde iban, él hizo ademán de seguir adelante, pero ellos le apremiaron diciendo: «Quédate con nosotros porque atardece y el día va de caída». Y entró para quedarse con ellos. Sentado a la mesa con ellos tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció. Ellos comentaron: «¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?» PADRE NUESTRO / 4 DE MAYO DE 2014 SEÑOR, ME ENSEÑARÁS EL SENDERO DE LA VIDA CLEOFÉ SÁNCHEZ MONTEALEGRE E l domingo pasado con veneración indisimulada recuerdo sus palabras con agradecimiento en su doctrina, permitan una introducción desacostumbrada. «Nunca vaciles en tender tu mano; nunca titubees en aceptar la mano que otro te tiende». Vale. «Este concilio entero se reduce a su definitivo significado religioso, no siendo otra cosa que una potente y amistosa invitación a la humanidad de hoy a encontrar de nuevo, por la vía del amor fraterno, a aquel Dios ‘de quien alejarse es hacer, a quien dirigirse es levantarse, en quien permanecer es estar firmes, a quien volver es renacer, en quien habitar es vivir’» (san Juan XXIII). «No se trata del hombre ‘abstracto’, sino real, del hombre concreto, ‘histórico’. Se trata de ‘cada’ hombre, porque cada uno ha sido comprendido en el misterio de la Redención y con cada uno se ha unido Cristo, para siempre, por medio de este ministerio. La Iglesia reconoce que su cometido fundamental… es que todo hombre pueda encontrar a Cristo, para que Cristo pueda recorrer con cada uno el camino de la vida… con la potencia del amor que irradia de la Encarnación y de la Redención» (san Juan Pablo II). Dos discípulos iban andando con la vista en el retrovisor más que su mirada en la certeza de las palabras de Cristo, el Mesías, el Señor. El modo habitual de los humanos siempre para atrás. El pesimismo es notorio tanto que uno a otro se quitaban la palabra que derivaba en disensión sin apearse de sus incertidumbres y afincándose en su negativa a aceptar otros criterios. Hay un solo camino: es el camino experimentado desde hace siglos y es al mismo tiempo el camino del futuro: el Hijo de Dios se ha unido en cierto modo a todo hombre. En este camino Jesús acorta distancias y se empareja con ellos, que tenían tapados sus ojos por la pertinacia de la apropiación de sus ideas. Comienza el diálogo que será coloquio de amor, nacido de la caridad, de la bondad divina. ¿Qué conversación es ésta…? Sobreviene la preocupación con cantidad de interrogantes interiores ante la osadía del forastero. ¿Quién será este caminante inoportuno que ha interrumpido la conversación? ¿Qué le va a este curioso en nuestros pensamientos? Con ironía, la respuesta que es pregunta despectiva. ¿Eres tú el único forastero en Jerusalén…? Jesús insiste en su acercamiento. ¿Qué? Ellos comienzan la respuesta más comedida. Parece ser que cada palabra de rememorar los hechos es una alabanza del Nazareno, incidiendo en los pasos principales Vida, Pasión, Resurrección, que ésta les trae de cabeza y ha hecho que se alejen de la comunidad de Jerusalén y se quieran refugiar en su tierra de seguridad. Paciencia intensa de Cristo que es aleccionadora de cuanto no debía ser olvidado. Debió ser larga la lección y están ya a las puertas de la casa de Emaús. Quédate con nosotros porque empieza la noche y nosotros tenemos experiencia de una noche que no queremos que se repita. Sí que se repite el suceso de otra noche, la noche de la Cena. Tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. En un buen rato han tenido los de Emaús dos grandes experiencias: escucha de la Sagrada Escritura y el gesto de la Eucaristía. Preguntas para la vida cristiana. ¿Qué esperamos de la fe? ¿Esperamos que todo nos lo den hecho? ¿Cómo salimos de la Eucaristía? ¿Acaso nuestro corazón arde en la Eucaristía? ¿La celebración nos hace replantear nuestros senderos y comunicar a los hermanos el gozo del encuentro con el Señor? Quédate con nosotros, la tarde está cayendo. ¿Cómo te encontraremos al declinar el día si tu camino no es nuestro camino? n LECTURAS DE LA SEMANA: Lunes, 5: Hechos 6,8-15; Juan 6,22-29. Martes, 6: Hechos 7,51-8,1; Juan 6,30-35. Miércoles, 7: Hechos 8,1-8; Juan 6,35-40. Jueves, 8: Hechos 8,26-40; Juan 6,44-51. Viernes, 9: Hechos 9,1-20; Juan 6,5259. Sábado, 10: San Juan de Ávila, doctor de la Iglesia. Hechos 9,31-42; Juan 6,60-69. Misa vespertina del cuarto Domingo de Pascua. TERCERA PÁGINA 3 SR. ARZOBISPO ESCRITO SEMANAL ALELUYA ES NUESTRO CÁNTICO «M anifestemos nuestra alegría, hermanos, hoy como ayer. Si las sombras de la noche han interrumpido nuestras fiestas, el día santo no ha terminado: la claridad que propaga la alegría del Señor es eterna. Cristo nos iluminó ayer, y hoy todavía resplandece su luz. Jesucristo es el mismo ayer y hoy (…). Sí, para nosotros Cristo ha nacido. Para nosotros ha nacido hoy, según lo anunciado por Dios por boca de David (…),. Él es nuestro hoy; el pasado huyó, se escapó; el futuro desconocido no tiene secretos para Él. Luz soberana, abraza todo, lo sabe todo, en todo tiempo está presente y lo posee todo. Hoy no es sólo el tiempo en que la carne nació de la Virgen María, ni sólo el tiempo en que la divinidad sale de la boca de Dios, su Padre, sino el tiempo el tiempo en que ha resucitado de entre los muertos: Él ha resucitado a Jesús, así está escrito: ‘Tú eres mi Hijo, Yo te he engendrado hoy, dice el apóstol Pablo» (san Máximo de Turín, Sermón 36. PL 57, 605). Éste es el día que hizo el Señor: la Pascua. Cristo os da la paz, renovados nuestros Bautismo, nuestra Iniciación Cristiana, y perdonados nuestros pecados. Alegraos niños y jóvenes, esposos y sacerdotes, grandes y pequeños: «Cristo ha resucitado; ha resucitado de verdad». Aleluya es nuestro cántico. Damos gracias al Padre de los cielos. Ahora se cumple aquello que dice: «Mirad que llegan días –oráculo del Señoren que haré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva. Pondré mi ley en su pecho, la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Porque todos me conocerán, desde el pequeño al grande» (Jeremías 31,31-34). S ería un gran error, pues, que entendiéramos lo que somos (Pueblo de Dios, Iglesia santa) como algo futuro, lejano a nuestra historia y sólo plenamente entendido en la resurrección final. No, hermanos. Es verdad que la salvación de Dios en Cristo siempre está en germen, necesitada de crecimiento, consolidación y apoyo. Pero en Dios lo importante no es la cantidad, ni siquiera el número, sino el ser. Y nuestro ser es que somos el Pueblo con el que Cristo estableció el pacto nuevo, en Nuevo Testamento en su sangre, convocándonos como pueblo de entre los judíos y los gentiles. Este Pueblo se condensa en unidad no según la carne, sino en el Espíritu. Somos el nuevo Pueblo de Dios. Los que creemos en Cristo, en efecto, -renacidos de germen no corruptible, sino incorruptible, por la palabra del Dios vivo, no de la carne, sino del agua y del Espíritu Santo-, somos linaje escogido, sacerdocio regio, nación santa, pueblo adquirido por Dios. Abundemos, pues, es explicar quiénes somos, hermanos. Somos pueblo mesiánico que tiene por Cabeza a Cristo, que fue entregado a la muerte por nuestros pecados, y resucitado para nuestra justificación. Este Cristo, Cabeza nuestra, tiene un nombre sobre todo nombre, ha triunfado y nos asocia a su triunfo, y reina ya gloriosamente en los cielos. Poseen los que formamos este pueblo, esta Iglesia, la dignidad y libertad de los hijos de Dios, y en nuestros corazones habita el Espíritu Santo como en un templo. T iene, por último, este pueblo como fin la dilatación del reino de Dios, comenzado ya por el mismo Dios en la tierra, hasta que sea lleva a su fin por Él mismo al fin de los tiempos, cuando este Cristo, vida nuestra, se manifieste, y la creación misma se vea liberada de la esclavitud de la corrupción, para entrar en la libertad gloriosa de los hijos de Dios. «Este pueblo mesiánico, por tanto, aunque de momento no contenga a todos los hombres y muchas veces aparezca como una pequeña grey, es, sin embargo, el germen firmísimo de unidad, de esperanza y de salvación para todo el género humano (…) Así como el pueblo de Israel según la carne, cuando peregrinaba por el desierto, fue llamado ya alguna vez Iglesia de Dios, así el nuevo Israel, que va avanzando en este mundo hacia la ciudad futura y permanente, es llamado también Iglesia de Cristo, porque Él la adquirió con su sangre, la llenó de su Espíritu y la proveyó de medios aptos para una unión visible y social» (LG 9). Cristo nos ha salvado individualmente; cada uno de nosotros ha sido amado por sí mismo y recibimos personalmente la vida resucitada de Cristo en nuestro Bautismo y Confirmación. Pero sería un despropósito desconocer que seguir a Jesús, estos es, ser cristiano, en nuestra fe es caminar con Él en la comunión de la Iglesia. No se puede seguir a Jesucristo solo, aislado. El que cede a la tentación de caminar «por su cuenta», o de vivir la fe según la mentalidad individualista, algo que predomina en la mentalidad individualista, corre el riesgo de no encontrar nunca más a Jesucristo, o de acabar siguiendo una imagen falsa de Él. L a Iglesia madre nos acoge en la Pascua, con ella y en ella recobramos la alegría de Dios; en ella, como hijos, vivimos y anunciamos la buena nueva; en ella nos amamos y servimos mutuamente y nos apoyamos como hermanos, al vivir el mandamiento nuevo de Cristo. El Aleluya renovado sólo lo cantamos bien en sinfonía, no cada uno cantando por su cuenta. María, la Virgen Madre acoge nuestro canto por el triunfo de la fe y el amor de Cristo hasta la muerte pero nunca sin resurrección. Feliz Pascua, hermanos. X Braulio Rodríguez Plaza Arzobispo de Toledo Primado de España «Cristo nos ha salvado individualmente; cada uno de nosotros ha sido amado por sí mismo y recibimos personalmente la vida resucitada de Cristo en nuestro Bautismo y Confirmación. Pero sería un despropósito desconocer que seguir a Jesús, esto es, ser cristiano, en nuestra fe es caminar con Él en la comunión de la Iglesia.» 4 DE MAYO DE 2014 / PADRE NUESTRO 4 COLABORACIONES CONCILIOS de la iglesia ¿FRACASÓ EL CONCILIO? José Carlos Vizuete L a unificación italiana supuso el fin del Papa como soberano (Papa-Rey). La Ley de Garantías de 1871 no reconocía al romano pontífice ninguna soberanía nacional y sólo le concedía, a título personal, el Vaticano, Letrán y Castelgandolfo. Pío IX rechazó la Ley y pasó a considerarse «prisionero» en el Vaticano. La interrupción inesperada del Concilio fue vista por algunos de sus contemporáneos como un fracaso, sobre todo si se comparaban el proyecto inicial y su realización efectiva. Sin embargo, hoy no se tiene esa percepción:la constitución «Dei Filius» tuvo notable influencia en la investigación y la enseñanza de la Teología;la «Pastor Aeternus» contribuyó a terminar con los últimos focos del galicanismo y del conciliarismo;pero no se pudo concluir, ni aprobar, una segunda constitución sobre la Iglesia pensada como complemento y clarificación de la «Pastor Aeternus». En el orden disciplinar, la declaración dogmática de la infalibilidad pontificia, no se tradujo –como algunos temieran– en un régimen despótico en el gobierno de la Iglesia; aunque sí se acentuó la tendencia centralizadora. El material preparatorio no se perdió, por una parte permitiría acometer la composición del Código de Derecho Canónico (publicado en 1917) y, por otra, facilitó la redacción de las encíclicas sociales del papa León XIII. Las decisiones del Concilio fueron aceptadas rápidamente por los Padres que no habían querido permanecer en Roma a la hora de la votación de la constitución dogmática sobre la infalibilidad pontificia. Algunos obispos alemanes y austro-húngaros tardaron en reconocerla y lo fueron haciendo entre abril de 1871 y diciembre de 1872. Finalmente quedó sólo el sacerdote y teólogo Ignacio Döllinger (1799-1890) que se negaba a admitir la constitución alegando que las declaraciones del Concilio «habían hecho otra Iglesia». El 23 de abril de 1871 renovó su negativa y fue excomulgado. Los disidentes, unos 300, se reunieron en Munich, entre el 22 y el 24 de septiembre, dando lugar a la aparición de un cisma. Sus bases eran: la profesión de fe de Pío IV y el primado pontificio «como lo entendían los Padres de la Iglesia». PADRE NUESTRO / 4 DE MAYO DE 2014 LA PASCUA TAMBIÉN RETA A LOS JÓVENES José Díaz Rincón L a juventud debe ser un objetivo prioritario para toda la Iglesia, por razones obvias. Es patético, descorazonador y preocupante comprobar que la juventud es la franja de edad que más ha desertado de la Iglesia y la que menos interés tiene por atender su mensaje. Les ha faltado el testimonio vivo y dialogante de los padres y las personas creyentes cercanas a ellos. La misma pastoral de la Iglesia en este sector suele ser muy pobre, exceptuando las Jornadas Mundiales de la Juventud. Jesucristo, su atrayente Evangelio y su gracia cautivadora, suele ser presentado con poca convicción y escaso entusiasmo. El trato, a veces, es paternalista, permisivo, superficial y sin garra. Les presentamos un cristianismo poco atrayente, sin exigencias, sin resaltar su bondad, belleza, grandeza, la misericordia y el perdón, que con su genuino sentido sobrenatural y la promesa de vida eterna en el Cielo, lo hacen interesante, apasionante, decisivo y esperanzador. Por otro lado, la cultura sin Dios que hoy se promueve, el secularismo y relativismo imperantes, al carecer de formación y de defensas, se ceba en este sector juvenil. Llega a convertir a muchos en piltrafas humanas, facilitando la manipulación desde cualquier punto de influencia, sobre todo desde los radicalismos, del sexo y del materialismo. Resulta aún más doloroso comprobar que las estructuras sociales, económicas, culturales y políticas actuales, nada les ayudan. ¿Alguien puede comprender que grupos políticos, sindicales o sociales lideren, fomente y promuevan a la juventud más débil para el radicalismo, la protesta salvaje, el odio y la sinrazón, como estamos viviendo? Es obligado y urgente dar respuesta razonable, defendiendo siempre el bien común con otras formas más educadas y positivas. La Resurrección de Jesucristo nos ofrece a todos una nueva vida y nos llama a seguirle. Da sentido a toda nuestra existencia, ilumina nuestras tinieblas, infunde alegría y desecha la tristeza. Hace superar el pesimismo, ejercita la razón y nos estimula al bien. Descubre la verdad, la belleza, el amor y la fraternidad. Nos asegura que la cruz, el dolor y los problemas son medios para el triunfo, para fecundar nuestra vida, merecer por todos y descubrir los valores supremos. ¡Todo esto debemos anunciar a la juventud y a todos! ¡Cristo ha resucitado! ¡Cristo vive y está con nosotros! Tenemos certeza porque nos lo ha revelado y la tradición viva de la Iglesia nos lo transmite. Jesús nos ama sin límites, se entrega por nosotros, jamás nos defrauda ni nos engaña, porque Él es la Verdad. En el extremo de su amor llega a instituir la Eucaristía, como sacramento pascual, para estar con nosotros «hasta el final de los siglos» como nos ha asegurado. Por eso instituye este sacramento en el pórtico de su pasión y muerte, para sensibilizarnos que su inmenso cariño es igual que en aquellos momentos dolorosos. Por eso, la Iglesias con acierto, llama a este gran sacramento «memorial de su pasión» ¿Qué podemos hacer? Todo lo que hagamos por anunciar a Cristo a los jóvenes es poco. Algunas cosas esenciales no podemos eludirlas, como: 1º. Tener como objetivo prioritario descubrir a Jesucristo a los jóvenes. Son múltiples los medios: reuniones, foros, excursiones, conciertos, presencia en sus centros de interés, utilizar las nuevas técnicas de comunicación, etc. 2º. Es fundamental organizar entre ellos grupos apostólicos, que estén homologados en la Iglesia, como la Acción Católica u otros muchos. No es conveniente «inventar» cosas nuevas porque ya existen muchas. 3º. Confiar en los jóvenes, responsabilizarles de actividades, acompañarles, darles formación y trabajar con ellos. ¡La Pascua nos reta a todos! ¡Ánimo y hagamos el bien a prisa, ya que el mal no pierde momento. COLABORACIONES 5 obispos en el cONCILIO Vaticano II Karol Wojtyla (8) Juan Carlos Mateos GonzÁlez E l arzobispo de Cracovia entiende que «por medio de la Revelación, Dios quiso manifestarse a sí mismo y sus planes de salvar al hombre, para que el hombre se haga partícipe de los bienes divinos, que superan totalmente la inteligencia humana» (Dei Verbum 6). La Revelación que Dios ha hecho de sí mismo –una Trinidad de Personas– está relacionada con su voluntad salvífica. La Lumen gentium (LG) une la salvación con la Iglesia y sitúa la unidad divina de los Tres –del Padre (2), del Hijo (3) y del Espíritu Santo (4)– al comienzo, como constituyente del misterio de la Iglesia. Dios viene a salvar al hombre a través de las Personas Divinas, como señala expresamente Ad Gentes 2, el decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia. Según Wojtyla, una de las grandes aportaciones del Concilio es «la fe en la Trinidad, donde las Personas divinas se dirigen al hombre, conforman la realidad divina de la Iglesia y le insuflan esa conciencia de salvación que trae Dios para toda la familia humana… La Iglesia es, en Cristo, como un sacramento, o sea, signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano» (LG 1). Pero también –nos lo recuerda Wojtyla– la Trinidad es misterio de ‘comunión’, «de modo que la Iglesia se construye como comunión de personas». Los textos del Concilio –según Wojtyla– nos hacen recordar que «la obra de la Redención es la obra de Jesucristo, el Mediador, que se hizo hombre (LG 3), y el Dios creador es el Dios salvador (Gaudium et spes 41), de modo que la conciencia de creación va ligada a la conciencia de redención», un aspecto que el futuro papa Juan Pablo II siempre pensó que estaba más y mejor desarrollado en la Gaudium et spes que en la Lumen gentium. La Redención del mundo es la Redención del hombre, y esta conciencia redentora atraviesa todo el Concilio. «Para entender la Redención del mundo –sugiere nuestro obispo– la guía mejor es Gaudium et spes, pero para ver cómo la Redención perdura en la Iglesia, hay que leer la Lumen gentium». La Redención del mundo que ha traído Jesucristo determina la misión de la Iglesia. «La constitución Gaudium et spes, referida a la Iglesia en el mundo, debe empezar –apunta Wojtyla– por escrutar los signos de los tiempos e interpretarlos a la luz del Evangelio (GS 4). A la pregunta: ¿qué es el hombre? (GS 12), la Iglesia responde con el misterio de la Redención, poniendo en el centro la obra salvadora de Jesucristo. Wojtyla, al igual que el Concilio, cree que la Redención es la respuesta a los interrogantes que se despiertan en el interior de todos los hombres sobre el sentido de su vida: «la Iglesia cree que Cristo, muerto y resucitado por todos, da al hombre su luz y su fuerza por el Espíritu Santo, a fin de que pueda responder a su máxima vocación… no ha sido dado bajo el cielo a la humanidad otro nombre en el que pueda ser salvado» (GS 10). La Redención, es decir el Misterio Pascual, es la realidad central de la fe cristiana, pues –según Wojtyla– tiene un alcance universal: «todos los hombres han sido injertados en el misterio pascual de Jesucristo… Cristo murió por todos y la gracia de Dios actúa en el corazón de todos los hombres de buena voluntad. Creemos que el Espíritu ofrece a todos la posibilidad de que, en la forma solo de Dios conocida, se asocien al misterio pascual (GS 22)». La Gaudium et spes insiste: ‘hay que salvar la persona humana, que vive en una sociedad a la que hay que renovar’ (GS 3)». En la afirmación, que algunos sostienen que se debe al mismo Wojtyla: «el misterio del hombre sólo se esclarece a la luz del misterio del Verbo encarnado [...]. Cristo, el nuevo Adán, en la misma revelación del misterio del Padre y de su amor, manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la sublimidad de su vocación» (GS 22), queda recogida toda la antropología cristocéntrica de GS. Wojtyla en su libro «La renovación en sus fuentes» comentaba: «Creo que estamos tocando un punto clave del pensamiento conciliar». Luego, Juan Pablo II ha seguido dando un gran relieve a este pasaje, colocándolo como el fundamento de su encíclica Redemptor hominis: «Solo Jesucristo revela al hombre su vocación, su dignidad como persona, pues la Encarnación del Verbo supone una revalorización de todo lo verdaderamente humano». n 4 DE MAYO DE 2014 / PADRE NUESTRO 6/7 IGLESIA EN EL MUNDO ACTUALIDAD San Juan XXIII y san Juan Pablo II Ya desde las cinco de la mañana del pasado domingo, hora de la apertura, la Plaza y sus alrededores estaban repletas de peregrinos procedentes de todo el mundo. A ellos sumaron las delegaciones oficiales de más de 100 países, más de veinte Jefes de Estado y numerosas personalidades de todo el mundo. En la celebración estaban presentes, los Reyes de España, Don Juan Carlos y Doña Sofía. Las dos protagonistas de los milagros de Juan Pablo II, Sor Adele Labianca y Floribeth Mora Díaz, también participaron en ella. Pocos minutos después de las diez, el Papa Francisco efectuó su ingreso en la Plaza y antes de proceder al rito de la proclamación de los nuevos santos, se dirigió al Papa emérito para abrazarlo. Tras la proclamación de la fórmula solemne de la canonización fueron presentados al Papa los relicarios de los nuevos santos: el de Juan Pablo II, contiene una ampolla con su sangre y es el mismo mostrado el 1 de mayo de 2011, mientras para Juan XXIII se ha fabricado uno gemelo ya que durante su beatificación, el 3 de septiembre del año 2000, su cuerpo todavía no había sido exhumado. Después de la proclamación del Evangelio, el Santo Padre pronunció una homilía en la que definió a san Juan XXIII como «el Papa de la docilidad al Espíritu Santo» y a san Juan Pablo II como «el Papa de la Familia», habiendo recordado antes que «en el centro de este domingo, con el que se termina la octava de pascua, y que Juan Pablo II quiso dedicar a la Divina Misericordia, están las llagas gloriosas de Cristo resucitado». «San Juan XXIII y san Juan Pablo II –recordó– tuvieron el valor de mirar las heridas de Jesús, de tocar sus manos llagadas y su costado traspasado. No se avergonzaron de la carne de Cristo, no se escandalizaron de él, de su cruz; no se avergonPADRE NUESTRO / 4 DE MAYO DE 2014 Foribeth Mora, sanada de un aneurisma cerebral por intercesión de Juan Pablo II, llevó el relicario con su sangre. zaron de la carne del hermano, porque en cada persona que sufría veían a Jesús. Fueron dos hombres valerosos, llenos de la parresia del Espíritu Santo, y dieron testimonio ante la Iglesia y el mundo de la bondad de Dios, de su misericordia». «Fueron sacerdotes, obispos y papas del siglo XX. Conocieron sus tragedias, pero no se abrumaron. En ellos, Dios fue más fuerte; fue más fuerte la fe en Jesucristo Redentor del hombre y Señor de la historia; en ellos fue más fuerte la misericordia de Dios que se manifiesta en estas cinco llagas; más fuerte la cercanía materna de María». «En estos dos hombres contemplativos de las llagas de Cristo y testigos de su misericordia había ‘una esperanza viva’, junto a un ‘gozo inefable y radiante’. La esperanza y el gozo que Cristo resucitado da a sus discípulos, y de los que nada ni nadie les podrá privar. La esperanza y el gozo pascual, purificados en el crisol de la humillación, del vaciamiento, de la cercanía a los pecadores hasta el extremo, hasta la náusea a causa de la amargura de aquel cáliz. Ésta es la esperanza y el gozo que los dos papas santos recibieron como un don del Señor resucitado, y que a su vez dieron abundantemente al Pueblo de Dios, recibiendo de él un reconocimiento eterno’». «Esta esperanza y esta alegría se respiraba en la primera comunidad de los creyentes, Devotamente honrados en toda la Iglesia Al comienzo de la celebración, el cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, acompañado de los postuladores solicitó al Papa Francisco que inscribiera el nombre de los dos Papas beatos en el Catálogo de los Santos. Seguidamente, el Santo Padre pronunció la fórmula de canonización medianta la cual «declaramos y definimos Santos a los Beatos Juan XXIII y Juan Pablo II y los inscribimos en el Catálogo de los Santos, y establecemos que en toda la Iglesia sean devotamente honrados entre los Santos. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén». El Papa Francisco abraza a su antecesor Benedicto XV en Jerusalén, como se nos narra en los Hechos de los Apóstoles, que hemos escuchado en la segunda lectura. Es una comunidad en la que se vive la esencia del Evangelio, esto es, el amor, la misericordia, con simplicidad y fraternidad». «Y ésta es –añadió- la imagen de la Iglesia que el Concilio Vaticano II tuvo ante sí. Juan XXIII y Juan Pablo II colaboraron con el Espíritu Santo para restaurar y actualizar la Iglesia según su fisionomía originaria, la fisionomía que le dieron los santos a lo largo de los siglos. No olvidemos que son precisamente los santos quienes llevan adelante y hacen crecer la Iglesia. En la convocatoria del Concilio, San Juan XXIII demostró una delicada docilidad al Espíritu Santo, se dejó conducir y fue para la Iglesia un pastor, un Santos que has conocido E VI al comenzar la celebración eucarística. guía-guiado por el Espíritu Santo. Éste fue su gran servicio a la Iglesia; por eso a mí me gusta recordarlo como el Papa de la docilidad al Espíritu» «En este servicio al Pueblo de Dios, Juan Pablo II fue el Papa de la familia. Él mismo, una vez, dijo que así le habría gustado ser recordado, como el Papa de la familia. Me gusta subrayarlo ahora que estamos viviendo un camino sinodal sobre la familia y con las familias, un camino que él, desde el Cielo, ciertamente acompaña y sostiene». El Papa Francisco concluyó su homilía pidiendo «que ambos nos enseñen a no escandalizarnos de las llagas de Cristo, a adentrarnos en el misterio de la misericordia divina que siempre espera, siempre perdona, porque siempre ama». n la sencillez y sobriedad de la liturgia romana en la canonización de Juan XXIII y de Juan Pablo II, me han sorprendido algunas consideraciones, que en una sencilla reflexión quiero comunicarles. No se trata de la celebración en sí misma, que ha seguido el ritual de otras canonizaciones; pensaba yo que esa declaración solemne de la santidad de los dos Papas por el actual Pontífice era reconocer la vida santa de dos discípulos del Señor contemporáneos míos y de tantos de los que allí estábamos. Con Juan Pablo II de hecho he tenido el privilegio incluso de hablar a solas con él en tres ocasiones. No sucedió esto con el Papa Juan. Sucesores ambos del apóstol san Pedro, han vivido en la misma época histórica que yo mismo, pero ellos han hecho de su vida, con la gracia del Espíritu Santo, una entrega generosa y alegre en favor no solo de los católicos: es que han influido en la humanidad a la que pertenezco. Los recuerdos que tengo del Papa Juan XXIII son ciertamente más lejanos, pero vivos, pues 1958 (fecha de su elección como Sumo Pontífice) eran momentos para mí de conocimiento apasionado de Cristo cuando estaba entrando yo en la adolescencia. Y el inicio del Concilio Vaticano II están grabados en mi memoria porque además la televisión acercó mucho a nuestras vidas lo que sucedía en Roma en aquellos cuatro años. Era seminarista menor y lógicamente no me percaté entonces de la trascendencia de ese Sínodo universal ni de sus consecuencias, pero por las crónicas que a diario nos leían entendía con mis compañeros que, cuando fuéramos ordenados sacerdotes una década más tarde, la Iglesia tendría una tonalidad diferente. No conocíamos por supuesto tampoco la existencia del que era ya obispo auxiliar de Cracovia en Polonia y en 1964 arzobispo de aquella Iglesia. Como sucediera en el año 2005, cuando muere Juan Pablo II, las horas últimas de la vida de Juan XXIII las vivimos intensamente. La vida entregada de uno y otro fueron hitos importantes de la trascendencia de aquellos momentos eclesiales. El Papa Francisco ha subrayado en la homilía del 27 de abril la docilidad al Espíritu del Papa Juan y lo adecuado de la denominación de Juan Pablo II como Papa de la familia. A ellos nos encomendamos en este proceso sinodal en que está la Iglesia en los años venideros sobre la familia y el servicio pastoral adecuado que necesita en estos momentos. Sin titubeos afirmo que la acción del Espíritu Santo sobre la Iglesia fundada por Jesucristo la he constatado en las personas de estos hoy ya santos: san Juan XXXIII y san Juan Pablo II. También en otros muchos momentos y en tantos hijos de la Iglesia, fieles laicos, consagrados, sacerdotes y obispos. Los Papas de todo este periodo histórico del pueblo de Dios que yo he vivido: Pío XII, Pablo VI, Juan Pablo I, Benedicto XVI y el Papa Francisco actualmente avalan mi afirmación de que merece mucho la pena ser parte de este Pueblo, que es Iglesia Santa de Cristo; lo constato en mi propia persona, pues yo no puedo entender mi vida sin la Iglesia que me ha dado a Cristo Resucitado, aún en medio de los pecados de los que somos sus miembros. Mi vida de obispo ha transcurrido casi toda ella, desde 1987 a 2005, siendo Papa Juan Pablo II. Cuando él decidió que yo fuera obispo de Osma-Soria por los caminos normales de un nombramiento episcopal, recuerdo bien que le escribí aceptando su nombramiento. No fue fácil aquella carta, pero de mi corazón salió no solo aceptar ser obispo, que todavía alguno piensa que es un honor o ascenso, sino ser con él sucesor de los apóstoles, esto es, seguir a Jesús sin barreras. Probablemente he puesto después muchas, pero la confianza en que el Señor y la santa Iglesia no te dejan solo nunca ha faltado en mi animo. Había conocido al Papa «en vivo» en Valencia en 1982 y días después en Madrid en aquel memorable viaje apostólico, que le acercó también a Guadalupe y la ciudad de Toledo. ¿Cómo no sentirse impresionado por su personalidad y a la vez por su sencillez? Q uisiera solo apuntar algo que expresé cuando murió el Papa Wojtyla. «Qué destaca usted de este Pontífice?», me pregunto alguien. «Muchas cosas, pero ahora pienso en una concreta: Juan Pablo II nos ha ayudado a los católicos a librarnos de un cierto complejo de inferioridad respecto a la cultura dominante como la única moderna en el mundo contemporáneo». Pienso que Juan Pablo II no vivió en su vida personal de creyente en Jesucristo la ruptura entre fe y vida, más típica de los cristianos occidentales y, por ello, su fe invadía todas las esferas de su persona, de modo que, sentía que esa fe ha de tener consecuencias en la vida de la sociedad en que vivimos. No es una fe para la esfera privada. Esa valentía del Papa Juan Pablo tal vez nos libró de querer quedarnos «en la sacristía o en los locales parroquiales» aislándonos así del mundo circundante, en el mundo «espiritual» del que se sale a lo mundano. Recuerdo en Cuatro Vientos en 2003 cuando afirmaba con la fuerza de un joven de 83 ó 84 años: «Se puede ser joven católico y moderno», cuando nos decía que la fe se propone, no se impone. Santos Papa Juan XXIII y Juan Pablo II, benditos seáis, rogad a Dios por la Iglesia y por el mundo al que somos enviados. X Braulio Rodríguez Plaza, Arzobispo de Toledo Primado de España 4 DE MAYO DE 2014 / PADRE NUESTRO 8 IGLESIA EN TOLEDO ACTUALIDAD Un proyecto de Caritas Diocesana para poder reciclar ropa usada MADRIDEJOS PONENCIA DEL VICARIO EPISCOPAL Plan Estratégico Diocesano común para todas las Cáritas Parroquiales El nuevo Plan Estratégico Diocesano abordará una formación espiritual actualizada, igual para todas las Cáritas parroquiales, que quedará definida en un Simposio a celebrar el próximo 14 de mayo. Consuelo Sánchez También se implantará un nuevo programa de recogida y reciclaje del excedente de ropa usada en la diócesis de Toledo, en colaboración con Cáritas diocesana de Albacete El delegado episcopal de Cáritas Diocesana de Toledo, don José María Cabrero Abascal, junto con el nuevo secretario general, se reunieron el pasado jueves 10 de abril, con el párroco y los voluntarios de Cáritas Parroquial de Madridejos, para dar a conocer los nuevos proyectos de Cáritas Diocesana en esta nueva etapa que quieren llevar a cabo. Diez principios Los voluntarios fueron informados que dentro del Plan Estratégico de Cáritas Diocesana se editará una publicación que recogerá los diez principios evangélicos fundamentales para que todas las Cáritas de la diócesis trabajen en una misma dirección. Estos diez principios evangélicos deberán ser trabajados Ejercicios espirituales de el Apostolado de la Oración Algunos miembros del Apostolado de la Oración realizaron ejercicios espirituales, del 27 al 30 de marzo en los que participaron fieles de las parroquias de Calera y Chozas, Burujón, Los Navalucillos, Toledo, Escalona, Aldeancabo y Pueblanueva. El lugar elegido para este año fue la Casa de Espiritualidad del Monasterio Cisterciense de Monte Sión a las afueras PADRE NUESTRO / 4 DE MAYO DE 2014 de la ciudad de Toledo. La tanda de fin de semana fue dirigida por don Pedro Francisco Rodríguez Ramos, Director Espiritual de nuestros Seminarios diocesanos. Los ejercitantes quedaron muy contentos de los ejercicios Espirituales que hicieron desde sus dos realidades: el Espíritu del Apostolado de la Oración y desde el misterio del Corazón. en cada una de las Cáritas parroquiales, a partir de que se reciba en cada una de ellas la citada publicación, que contiene los citados principios evangélicos, y cuyo trabajo se remitirá a Cáritas Diocesana. El delegado episcopal se ofreció al voluntariado de Cáritas de Madridejos para que este trabajo, que se realizará en grupos, pueda ser dirigido por él mismo con el fin de ampliar el sentido y la esencia de cada uno de los principios expuestos. Por su parte el secretario general, don Javier GarcíaCabañas, habló sobre el nuevo proyecto diocesano que Cáritas abordará para dar una salida al exceso de ropa que se recoge en las parroquias. El objetivo de este proyecto es evitar que esta ropa vaya a ongs ficticias con el fin de que los beneficios del buen uso de este excedente, redunde en las propias Cáritas. Este proyecto consistirá en que Cáritas Diocesana recogería la ropa que sobra en las Cáritas Parroquiales para reunirla en un almacén, después se enviaría a Cáritas de Albacete, donde se llevaría un exhaustivo proceso de selección e higienización tras el cual la ropa ya tratada, volvería a Cáritas Diocesana, desde donde se repartiría, según las necesidades, entre las Cáritas Parroquiales, o bien se obtendría un beneficio. Cáritas Albacete ya posse la infraestructura para llevarlo a cabo a través de su proyecto «Fuera de Serie» con el que higienizan y tratan toda la ropa donada para posteriormente venderla a precios simbólicos en las tiendas de segunda mano. En las tiendas de Cáritas Albacete sólo trabajan personas que estan en un proceso de reinserción laboral de máximo 3 años. Todo lo recaudado se reinvierte en proyectos de reinserción. Proyectos muy similares de se llevan acabo en Cáritas Cartagena («Proyecto Óbolo») o en la de Huesca ( «A todo trapo») ACTUALIDAD IGLESIA EN TOLEDO 9 PRESIDIDA POR EL Sr. ARZOBISPO Jornada Diocesana de Jóvenes en Torrijos La Delegación Diocesana de Adolescencia y Juventud celebró el sábado 12 de abril la Jornada Diocesana de Jóvenes en la localidad de Torrijos. Se trató de una jornada para convivir, orar, comprometerse, debatir y, sobre todo, despertar en los jóvenes, desde el servicio, el esfuerzo y el compromiso cristiano, su ser protagonistas en los cambios profundos y necesarios en la sociedad de hoy. Por una parte invitando a los jóvenes a que reflexionen sobre si han tenido ya un encuentro con el Señor y sobre lo que eso supone para sus vidas: ser cristianos no sólo convencionales, sino también consecuentes y coherentes. Por otro lado, tal y como proponía el responsable diocesano de Pastoral de Juventud, don Raul Tinajero, y recogiendo la invitación a reflexionar que realizaba el Papa Francisco en su mensaje para la jornada mundial de este año sobre las Bienaventuranzas, se trataba de descubrir que «el Señor nos llama a un estilo de vida evangélico de sobriedad, a no dejarnos llevar por la cultura del consumo. Se trata de buscar lo esencial, de aprender a despojarse de tantas cosas superfluas que nos ahogan». «Desprendámonos –decía el Papa– de la codicia del tener, del dinero idolatrado y después derrochado. Pongamos a Jesús en primer lugar. Él nos puede liberar de las idolatrías que nos convierten en esclavos. ¡Fiaros de Dios, queridos jóvenes! Él nos conoce, nos ama y jamás se olvida de nosotros» La eucaristía fue presidida por el Sr. Arzobispo, quien comenttó el mensaje del Papa, y durante la celebración, se dieron a conocer quiénes son los nuevos integrantes en la Delegación del Secretariado de la Pastoral Juvenil (Sepaju) de nuestra archidiócesis. Entre las numerosas actividades de la jornada destacan el testimonio y diálogo con María de los Ángeles Fernández, directora del programa de TVE «Últimas preguntas» en el Palacio de Pedro I, y los cafés-tertulias convocados en diferentes Presentación de los nuevos integrantes en la Delegación de la Pastoral Juvenil (Sepaju). bares del municipio sobre medios de comunicación, bioética, Iglesia y política, ciencia y fe y economía. Los jóvenes asistentes pudieron disfrutar de talleres organizados por las Delegaciones y Secretariados de Apostolado Seglar, Vocaciones, Misiones, Caritas, y Familia que pretencían acercar a los jóvenes a descubrir al Señor en su día a día y en su compromiso como verdaderos cristianos. Doña Sofía, en la Catedral Primada La Reina Doña Sofía visitó la Catedral Primadal el pasado 12 de abril para asistir a la interpretación del «Requiem» de Verdi, dirigida por el director Ricardo Mutti, con motivo del IV Centenario de la muerte de El Greco. En la foto, en la sacristía de, templo primado, la Reina acompañada del Sr. Presidente del Gobierno y del Sr. Arzobispo. Junto a ellos, la Presidenta de Castilla-La Mancha, el ministro de Cultura, el obispo auxiliar y el deán del cabildo, acompañado de dos Sres. Capitulares. 4 DE MAYO DE 2014 / PADRE NUESTRO 10 / IGLESIA EN TOLEDO CRÓNICA TRASLADO DE LOS RESTOS PARA FOMENTAR EL CULTO PRIVADO El proceso de beatificación de Antonio Rivera Ramírez recibe un nuevo impulso El nombramiento de un nuevo Postulador y Vicepostulador, junto al traslado de los restos mortales, se da en el curso pastoral que nuestra archidiócesis dedica a reflexionar sobre la llamada a la santidad y la plena vivencia de la vocación laical Fernando Redondo Benito El pasado miércoles, 9 de abril, los restos mortales del Siervo de Dios, Antonio Rivera Ramírez, fueron trasladados de la sepultura del Cementerio Municipal de Toledo, en la que se encontraban, a la parroquia de San Julián, sede del Centro Diocesano de Apostolado Seglar, lugar en el que podrá recibir culto privado al ser Siervo de Dios. En presencia del Notario diocesano, de dos jueces del Tribunal Eclesiástico y del Vicepostulador de su causa de beatificación, se procedió a la exhumación del cadáver para, tras una oración en la capilla del cementerio, ser conducido a la iglesia parroquial de San Julián, donde tuvo lugar la identificación de los restos por parte de un facultativo especializado y el depósito de los mismos en una urna sellada que ha sido situada junto a la pila bautismal del templo. «En Dios lo puedo todo» Antonio Rivera nació en Riaguas de San Bartolomé (Segovia) el 27 de febrero de 1916. Apenas seis meses después, por motivos laborales de su padre, médico de profesión, toda la familia se trasladó a Toledo. Con apenas 18 años, fue nombrado Presidente Diocesano de la Juventud Católica, dedicando los poco más de dos años que le restaban hasta su muerte a recorrer la extensa archidiócesis toledana para impulsar la creación de nuevos centros parroquiales de Acción Católica (llegó a organizar más de 30), a participar activamente en el impulso de esta asociación apostólica a nivel nacional y a animar a los jóvenes católicos a descubrir y vivir el ideal de la santidad. El lema de vida del Siervo de Dios Antonio Rivera lo dejó escrito en unas reflexiones durante los últimos ejercicios espirituales en los que participó, en marzo de 1936: «En Dios lo puedo todo». Apóstol incansable, simultaneó sus estudios en Derecho, que concluyó en enero de 1936, con el impulso de la juventud católica y el ejercicio de la caridad, llevando a cabo además diversas iniciativas para la atención de los más necesitados. El 20 de noviembre de 1936, como consecuencia de una infección provocada por las heridas sufridas en el Alcázar de Toledo, murió sin dejar de alentar en la fe a quienes le acompañaban, confiado en la certeza de la vida eterna. En el año 1962 se inició su proceso de beatificación debido a los datos objetivos de santidad que rodearon la vida de este joven de nuestra archidiócesis, así como a la influencia decisiva que tuvo tanto sobre su fami- lia (su hermano pequeño, don José Rivera, sacerdote diocesano, también tiene abierto un proceso de beatificación), como sobre la juventud española de la época. La decisión del traslado de sus restos ha sido adoptada tras la reapertura del proceso de beatificación, con el nombramiento de un nuevo Postulador y Vicepostulador de la causa. Se ha hecho, además, en el curso pastoral que la Diócesis está dedicando a reflexionar sobre la llamada a la santidad y, en particular, a impulsar la plena vivencia de la vocación laical. Juan y la recaudación solidaria que se obtuvo fue destinada a la labor que estaba realizando en la cárcel. El martes 15 de abril, los restos mortales del trinitario toboseño fueron trasladados hasta su pueblo natal donde se ha celebrado una misa funeral por su eterno descanso en el Convento de las Trinitarias de Clausura, presidido por el Provincial de padre Luis M. Alaminos Montealegre. religioso trinitario El padre Juan Gómez fue enterrado en El Toboso Ha fallecido el padre Juan Gómez Sierra, el sacerdote que sus últimos años de vida se dedicó a trabajar con los presos de la cárcel San Roque y con las comunidades campesinas de Sucre (Bolivia) así como en la parroquia de la Santísima Trinidad de El Tejar los últimos siete años de su vida, según ha informado la congregación de los Religiosos Trinitarios. El padre Juan Gómez Sierra era natural de la localidad toledana de El Toboso, que visitaba siempre que podía y disfrutaba PADRE NUESTRO / 4 DE MAYO DE 2014 sobremanera con sus familiares y paisanos. Con tan solo once años y de una familia muy religiosa, ingresó en la Orden de la Santísima Trinidad. Ordenado sacerdote en 1964, desempeñó su ministerio pastoral en Andújar, Algorta y, durante mucho tiempo, en el colegio que los Trinitarios tienen en Alcázar de San Juan. Murió a los 73 años de edad. En la navidad del año pasado, el festival benéfico de villancicos que organiza El Toboso estuvo dedicado a la labor del padre CRÓNICA IGLESIA EN TOLEDO 11 con los obispos de segovia y moyobamba El día 8, homenaje a los sacerdotes que cumplen bodas de oro y plata VILLACAÑAS Finalizan las obras de reparación del chapitel de la torre parroquial Ángel Novillo Prisuelos El pasado mes de abril, al presentar las cuentas de la parroquia de Villacañas, el cura párroco, don Luis Lucendo Lara, informó que ya se ha pagado el arreglo del chapitel del templo parroquial (13.500 euros) con el superávit del ejercicio 2013, sin necesidad de hacer una colecta especial. Fue el sábado 4 de enero cuando un fortísimo viento levantó algunas placas de plomo del chapitel, desplazándolas de su lugar. Con la colaboración del Ayuntamiento se tomaron las medidas oportunas para evitar posibles riesgos a quienes se aproximaran al templo e inmediatamente desde la parroquia se pusieron en marcha las gestiones para su reparación. Los trabajos concluyeron durante el pasado mes de febrero. Tuvieron que solventar con maestría las dificultades técnicas de una obra de estas características sobre una torre de casi cincuenta metros de altura; utilizando grúas de gran tonelaje y telescópicas, así como un andamiaje especial. Con el añadido de que las inclemencias meteorológicas se acentúan a tanta altura. Ahora la torre luce su renovada gallardía con el chapitel en óptimas condiciones, señalándonos que allí está la casa del Señor y Él nos espera en ella en todo momento. El próximo jueves, 8 de mayo, el presbiterio diocesano celebrará en el Seminario Mayor la fiesta de san Juan de Ávila, patrón del clero secular español y, como es habitual todos los años en esta fiesta, los sacerdotes que este año cumplen los cincuenta y los veinticinco años de su ordenación sacerdotal, recibirán un homenaje de gratitud por parte de todo el presbiterio. Todos los sacerdotes de la archidiócesis están invitados a participar en la celebración, que comenzará, a partir de las 10 de la mañana. Media hora más tarde dará comienzo la celebración eucarística, en la capilla mayor del Seminario, que presidirá el Sr. Arzobispo y en la que concelebrarán el Obispo auxiliar y los sacerdotes que celebran su jubileo. Finalizada la Santa Misa, el obispo de la Prelatura de Moyobamba, don Rafael Escudero López-Brea, que este año celebra los 25 de su ordenación sacerdotal, pronunciará una conferencia-testimonio. En el acto también habrá ocasión para que los sacerdotes asistentes puedan escuchar el testimonio sacerdotal de don Ángel Rubio Castro, obispo de Segovia, que ha cumplido recientemente 75 años y que celebra los 50 de su ordenación sacerdotal. Finalizados los dos testimonios, todos los sacerdotes que este año celebran su jubileo recibirán el homenaje de gratitud de todo el presbiterio y que continuará con una comida fraterna. Este año son once los sacerdotes que fueron ordenados el año 1964 y que, por tanto, celebran su 50 aniversario. Otros dieciséis recibieron la ordenación sacerdotal el año 1989, entre ellos el obispo de Moyobamba y el Vicario episcopal de Talavera de la Reina. 4 DE MAYO DE 2014 / PADRE NUESTRO Director: Juan Díaz-Bernardo Navarro. Adjunto a la dirección: José María Díaz Alejo. Redacción: Marga G. Heras. Toledo: Jesús Javier Merchán. Talavera de la Reina: Jorge López Teulón. La Mancha: Juan García Martín. Edita: Secretariado Diocesano de Medios de Comunicación Social. C/ Trinidad, 12. 45002 Toledo. Teléfono: 925 250012. Fax: 925 253288 e-mail: mcs@architoledo.org; padrenuestro@architoledo.org. http: www.architoledo.org Impresión: Ediciones Toledo S.L. Depósito legal: TO. 1641/1983 NUESTROS MÁRTIRES (202) Manuel Simón Fernández (1) Jorge López Teulón Cuando estalla la persecución religiosa en Villacañas son tres los sacerdotes, hijos del pueblo, que se refugiaron junto a sus familias: el Beato Perfecto Carrascosa, franciscano; don Gonzalo Zaragoza Tejero, ecónomo de Pioz y Pozo de Guadalajara; días antes de que el Beato Francisco Maqueda sufriera el martirio pudo confesarlo en su propio domicilio. Además, fue el único que consiguió llegar vivo al final de la contienda. El tercer sacerdote es el siervo de Dios Manuel Simón, que era coadjutor en la cercana parroquia de El Romeral. Escribe don Juan Francisco Rivera Recio que «es digna de encomio la vida eucarística que se vivió en Villacañas durante el período rojo, irradiada a los pueblos limítrofes. En muchas casas particulares se conservaba la Sagrada Eucaristía y se daba la Comunión. No poco influyó en esto la presencia en el pueblo del mencionado don Gonzalo Zaragoza que, desde 1937 hasta que terminó la guerra, celebraba ocultamente la Santa Misa y consagraba las Formas, para ser luego llevadas a la Villa de Don Fadrique y a otros pueblos de Cuenca, por personas profundamente católicas, entre las que merece contarse varias religiosas del convento toledano de Santa Isabel de los Reyes y a otras de la Consolación. También influyeron, para mantener el espíritu religioso, las cartas escritas por el dicho sacerdote que iban casa por casa y luego eran remitidas a otras localidades». Don Gonzalo que había nacido en 1888 y recibió la ordenación sacerdotal en 1912, falleció en Villacañas en 1963. Manuel Simón Fernández nació en Villacañas el 9 de septiembre de 1868. Tras estudiar en el Seminario de Toledo, fue ordenado sacerdote el 2 de abril de 1892, de manos del Obispo de Ciudad Real, monseñor José María Rances, Prior de las Cuatro Órdenes Militares, con la autorización del prelado de Toledo, cardenal Antolín Monescillo. El siervo de Dios trabajó durante buena parte de su ministerio en el pueblo toledano de El Romeral. El 19 de febrero de 1930, «El Castellano» informa de la santa pastoral visita «que el cardenal Pedro Segura hace a la parroquia de El Romeral. Allí leemos que «hecha la presentación de autoridades por el culto coadjutor de la parroquia, don Manuel Simón, hizo su entrada en el templo el eminentísimo Prelado». n Acaba de ser publicada la tercera edición de «Piedaíta, mártir de la Mancha» escrita hace 32 años por monseñor Jaime Colomina Torner. Don Jaime, quien siendo Director de la Oficina para las Causas de los Santos de nuestra Archidiócesis trabajó incansablemente por las causas de los mártires de la persecución religiosa, afirma que «en todo Toledo (y Cuenca) no hay caso más claro y fácil que el de María de la Piedad Suárez de Figueroa (Piedaíta); todo lo hicieron ellos, el crimen, el castigo y la certificación del martirio. La autoridad republicana la asesinó y la autoridad republicana fusiló a los asesinos en octubre de 1937». Su proceso se instruye en nuestra Archidiócesis desde el año 2002. Con motivo de la fiesta de san Jorge el libro fue presentado en Villanueva de Alcardete, pueblo natal de Piedaíta.