PÚBLICO EXTRA 83/00 Índice AI: AMR 51/163/00/s 7 de noviembre del 2000 Pena de muerte y preocupación jurídica EE. UU. (Carolina del Norte) Marcus Lois Carter, de 32 años de edad Está previsto que Marcus Carter, mitad afroamericano y mitad coreano, sea ejecutado en Carolina del Norte el 22 de noviembre del 2000. Carter fue condenado a muerte por el asesinato, cometido en 1989, de Amelia Lewis, joven negra de 20 años de edad. El caso se juzgó en 1991, pero el jurado no pudo llegar a un veredicto. Cinco meses después, Marcus Carter fue juzgado de nuevo. El día en que debía iniciarse el nuevo juicio, Carter pidió la sustitución de sus abogados, alegando que en los cinco meses transcurridos entre los dos juicios no se habían reunido con él ni una sola vez. El juez denegó la petición de Carter y declaró que, o conservaba a sus abogados, o se defendía a sí mismo. A pesar de carecer de formación jurídica, Carter optó por lo segundo. Durante la selección del jurado el fiscal describió la decisión de Carter como una «maniobra» para «ganarse la simpatía» del jurado. El jurado seleccionado estaba compuesto exclusivamente por blancos, ya que el fiscal eliminó a cinco candidatos negros mediante la recusación sin causa (el derecho a excluir del jurado a personas a las que no se considera adecuadas sin dar una razón para ello). Cuando Carter protestó, el fiscal expuso sus motivos. Por ejemplo, había rechazado a una mujer negra porque trabajaba como guardia en el pabellón de los condenados a muerte y, por lo tanto, podía sentir simpatía por el acusado. El jurado del primer juicio había llegado a un punto muerto porque un guardia de prisiones no creía que la fiscalía hubiera demostrado la culpabilidad del acusado más allá de una duda razonable. Según el derecho constitucional estadounidense, los candidatos a miembros del jurado sólo pueden ser eliminados por motivos «no relacionados con la raza» (Batson contra Kentucky, 1986). Para ganar una apelación basada en esa cuestión, el acusado debe demostrar que tuvo lugar una «discriminación intencionada». Amnistía Internacional considera que la decisión tomada en el caso Batson no ha impedido la discriminación racial en la selección del jurado. Resulta casi imposible demostrar una «discriminación intencionada», ya que los fiscales sólo tienen que inventar motivos vagamente plausibles de carácter no racial para rechazar a posibles miembros del jurado. El jurado del segundo juicio declaró a Marcus Carter culpable de asesinato en primer grado y violación en segundo grado. Carter, que sólo había llamado al estrado a un testigo durante el proceso, pidió a sus abogados que lo representaran durante la fase de determinación de la pena, pero éstos no estaban preparados. Un psicólogo al que los abogados llamaron para que presentara un testimonio atenuante manifestó más tarde en una declaración jurada que «a causa de la preparación inadecuada, mi testimonio resultó más perjudicial que beneficioso para el señor Carter». Este psicólogo fue el testigo principal de la defensa, y su único experto pericial. Marcus Carter fue condenado a muerte el 10 de abril de 1992. Los abogados que defendieron a Carter durante el juicio alegan ahora que su cliente los despidió después del primer juicio. Sin embargo, en ningún momento informaron de ello al tribunal o a la fiscalía. En cualquier caso, el hecho es que Carter estuvo sin asistencia letrada durante los cinco meses previos a su segundo juicio, un plazo en el cual la fiscalía ofreció retirar su petición de pena de muerte a cambio de que Carter se declarara culpable. Marcus Carter nació en Corea del Sur, hijo de una mujer coreana y un soldado estadounidense de raza negra. Cuando tenía menos de un año fue entregado en adopción a una pareja estadounidense destinada en Corea del Sur. 2 INFORMACIÓN GENERAL Un periódico de Carolina del Norte, The Charlotte Observer, llevó a cabo recientemente un estudio de seis meses de duración sobre la aplicación de la pena de muerte en Carolina del Norte y del Sur. Concluyó que «se dan demasiados casos en los que los acusados están representados por abogados incompetentes que no están preparados para el juicio. Si se tratara de juicios por infracciones de tráfico o por robo, las consecuencias no serían tan extremas. Sin embargo, en los casos de pena capital, en los que una condena de muerte priva de la vida al acusado y elimina irremediablemente toda oportunidad de corregir un error judicial o poner en libertad a una persona condenada indebidamente, una defensa incompetente hace que el nuestro sea un sistema aquejado de errores fatales. Hace que las instituciones muestren la misma actitud de indiferencia moral que la de alguien que, tranquilamente, aprobara los asesinatos. El asesinato es inaceptable; el tolerar las ejecuciones de acusados que han contado con una defensa inadecuada es igual de inaceptable». El periódico concluyó además que «los acusados pertenecientes a minorías parten con una desventaja intolerable e injustificable frente a los acusados blancos... los ciudadanos de raza negra cuentan con una escasa representación en los jurados. Los fiscales muchas veces rechazan a los candidatos negros porque es menos probable que éstos voten a favor de una condena de muerte». Un comité legislativo del estado está revisando el impacto de la raza en el sistema de aplicación de la pena capital en Carolina del Norte. Está previsto que este comité presente su informe y sus recomendaciones a la Asamblea General del estado el año que viene. Desde que Estados Unidos reanudó las ejecuciones en 1977, en el país se ha ejecutado a 670 presos, 72 de ellos este mismo año. Cada vez son más numerosas las peticiones para que se dicte una suspensión de las ejecuciones, peticiones promovidas por la preocupación que suscitan la imparcialidad y la fiabilidad del sistema de aplicación de la pena capital. ACCIONES RECOMENDADAS: Envíen fax, cartas urgentes o cartas por vía aérea, en inglés o en su propio idioma, utilizando sus propias palabras pero tomando como guía los siguientes puntos: -reconociendo la gravedad del crimen y manifestando simpatía por los familiares y amigos de Amelia Lewis; -expresando preocupación porque Marcus Carter no contó con asistencia letrada durante los cinco meses previos a su segundo juicio, se vio obligado a defenderse a sí mismo sin apenas aviso previo y, durante la fase de determinación de la pena, estuvo representado por unos abogados que no estaban preparados; -expresando preocupación porque Marcus Carter fue juzgado por un jurado compuesto exclusivamente por blancos, ya que la fiscalía eliminó a cinco negros de entre los posibles candidatos; -subrayando la preocupación generalizada, tanto local como nacional, por la imparcialidad y la fiabilidad del sistema de aplicación de la pena capital, especialmente teniendo en cuenta los numerosos casos de asistencia letrada inadecuada en casos de pena de muerte; -haciendo constar que, actualmente, un comité legislativo está revisando el impacto de la raza en el sistema de aplicación de la pena capital en Carolina del Norte, y declarando que sería muy injusto seguir adelante con la ejecución de un preso que podría beneficiarse de las recomendaciones de este comité; -instando al gobernador a conmutar la condena de muerte de Marcus Carter y a respaldar una suspensión de las ejecuciones en Carolina del Norte. LLAMAMIENTOS A: Gobernador de Carolina del Norte Governor James B. Hunt Jr. Office of the Governor State Capitol, 116 West Jones St. Raleigh, NC 27603, EE. UU. 3 Fax: + 1 919 715 3175/+1 919 733 2120 Tratamiento: Dear Governor / Señor Gobernador 4 COPIAS DE SUS LLAMAMIENTOS A: los representantes diplomáticos de Estados Unidos acreditados en su país. También pueden enviar cartas breves (de no más de 250 palabras) manifestando su preocupación a: - Letters to the Editor, Raleigh News and Observer, PO Box 191, Raleigh, NC 27602, EE. UU. Fax: + 1 919-829-4872 Correo-e.: forum@nando.com - Letters to the Editor, Charlotte Observer, PO Box 20848, Charlotte, NC 28230, EE. UU. Fax: + 1 704 377 6214 Correo-e.: opinion@charlotteobserver.com ENVÍEN SUS LLAMAMIENTOS INMEDIATAMENTE.