relación del municipio con los poderes ejecutivo y legislativo en

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RELACIÓN DEL MUNICIPIO CON LOS PODERES EJECUTIVO Y LEGISLATIVO EN MATERIA FISCAL Y PLANEACIÓN DE PROGRAMAS. 14 DE NOVIEMBRE DE 2008 En la Constitución de 1917, en el artículo 115, se establecen como características del municipio libre ser base de la división territorial, contar con personalidad jurídica, autonomía política, elección directa de los ayuntamientos, libre administración de su hacienda y suficiencia económica. Al igual que para la legislación estatal, las atribuciones hacendarias de los municipios también tienen un reconocimiento constitucional en el artículo 31. La responsabilidad y el Poder de los Municipios están definidos por la Constitución Federal y lo define como ente autónomo que reúne las siguientes características: a) Personalidad jurídica propia. b) Patrimonio propio. c) No tiene vínculos de subordinación jerárquica con el gobierno del Estado. d) Administra libremente su hacienda. e) Tiene facultades reglamentarias, Ejecutivas y Judiciales. f) Su gobierno es elegido popularmente. Como entidad tiene amplias facultades para actuar en relación con la planeación territorial y ambiental, y suministrar servicios públicos. Los Municipios tienen la posibilidad de planear en el nivel regional, dándose con ello una coordinación intergubernamental mediante instituciones, que en la mayoría de los Estados se les denomina COPLADE en el caso del Estado y COPLADEM en el caso de los Municipios, instituciones; éstas sirven de enlace entre los procesos de planeación entre los tres niveles de Gobierno, para lograr empatar la planeación con el plan nacional de desarrollo. La potestad de aplicar tributos a personas, bienes y acciones corresponde, de manera originaria, a los diferentes órdenes de gobierno de igual categoría institucional, que en el caso de México son el federal, estatal y municipal. Como obvia consecuencia de la coexistencia de soberanías tributarias, ha sido necesario ir adoptando medidas que eviten la doble o múltiple tributación, distribuyan los ingresos, delimiten competencias entre los niveles de gobierno y permitan avanzar en la colaboración administrativa entre ellos. El camino que se ha buscado en México para cumplir con los objetivos de estabilización, redistribución del ingreso y asignación de recursos y bienes, respetando el pacto federal y la soberanía tributaria de cada uno de los estados de la Federación, ha sido el desarrollo en la coordinación de sistemas tributarios. No obstante, si bien la coordinación fiscal proporciona ventajas a los estados, a través de participaciones, también señala las restricciones que imponen a su poder tributario las diversas leyes fiscales federales o los convenios. La obligación del gobierno federal de garantizar un desarrollo equilibrado y sostenido de la Federación en su conjunto ha llevado a que, en países como el nuestro, la recaudación de los principales impuestos, como el ISR, el IVA y algunos especiales, esté bajo la responsabilidad del gobierno federal. Y es aquí donde la coordinación intergubernamental adquiere gran importancia en torno a la concurrencia tributaria, el ingreso, el gasto, el crédito, así como las transferencias fiscales del orden federal o central a los estados. Si bien se daban los primeros pasos en la coordinación tributaria, se requería integrarlos en un solo procedimiento. Desde mediados de los años setenta se señalaba la necesidad de una Ley de Coordinación Fiscal en donde se establecieran los principios rectores de las relaciones fiscales entre la Federación, estados y municipios; la regulación para la concesión y entrega de participaciones, para la concurrencia tributaria y el gasto público; las condiciones a que habrán de sujetarse los empréstitos que soliciten los gobiernos locales, entre los asuntos más importantes. En 1980 fue aprobada la Ley de Coordinación Fiscal, la cual norma a su vez al Sistema Nacional de Coordinación Fiscal. El mecanismo que estableció la Ley de Coordinación Fiscal para que las entidades federativas accedan al Sistema Nacional de Coordinación Fiscal, y así poder recibir las participaciones estipuladas en dicha Ley, es celebrando un convenio entre la SHCP y cada uno de los estados que desee incorporarse. Este compromiso es llamado Convenio de Adhesión al Sistema Nacional de Coordinación Fiscal. La adhesión al Sistema Nacional de Coordinación Fiscal permite a los estados recibir participaciones a cambio de respetar las limitaciones a su poder tributario, establecido en las leyes federales o en los convenios. Dentro de los beneficios más importantes de la Ley de Coordinación Fiscal está que las participaciones a los estados se pagan ahora sobre la base de la recaudación federal total, incluyendo impuestos que se consideraban exclusivos de la Federación, como los aplicados al comercio exterior. Otra ventaja importante derivada de la Ley de Coordinación Fiscal es la obligatoriedad de que los estados coordinados participen a su vez a los municipios con al menos 20% de lo que ellos reciban. Las transferencias de recursos que la Federación canaliza a los gobiernos locales a través de diferentes rubros constituyen parte esencial de los ingresos con que cuentan los gobiernos no sólo para invertir en obra pública, sino también para cubrir sus gastos corrientes. No obstante, esta fuerte dependencia ha tenido consecuencias negativas y retos a superar. Dentro de los resultados negativos encontramos el hecho de que los gobiernos locales han perdido interés y compromiso en su función recaudatoria, y entre los retos está el de encontrar la fórmula de distribución que cumpla con los criterios de equidad y eficiencia. Al ser la política macroeconómica responsabilidad exclusiva del gobierno central, es prácticamente nula la posibilidad de las entidades federativas para participar en la definición de la política económica nacional, lo que, aunado a una excesiva concentración de competencias y funciones, ha propiciado que en la política de desarrollo regional elaborada por el gobierno federal, los estados y los municipios sólo sean receptores de recursos en su espacio territorial o simples espectadores de decisiones centralizadas, y esto abarca desde la construcción de infraestructura hasta los incentivos fiscales e incluso las políticas de desarrollo de los estados. Podemos afirmar que la principal diferencia entre las participaciones y las aportaciones federales es la siguiente: los Estados y Municipios pueden ejercer libremente los recursos que reciben de la Federación vía participaciones, mientras que, las aportaciones son recursos que los condiciona la Federación, porque los Estados y los Municipios lo deben ejercer para atender problemas relacionados principalmente con la educación, salud e infraestructura social. A groso modo podemos decir que la relación del municipio con los poderes legislativo y ejecutivo es de Coordinación a través de convenios con los diferentes ordenes de Gobierno. 
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