NOVIEMBRE 2013 NO 56 JESUIT REFUGEE SERVICE Morir por llegar a Europa “La Iglesia está a vuestro lado“ Papa Francisco Mediterráneo p.4 Malawi / Kenia p.10 Birmania p.14 Siria p.16 editorial Jesuit Refugee Service NOVIEMBRE 2013 Foto de portada Inmigrantes rescatados por las Fuerzas Armadas de Malta tras naufragar su embarcación el 11 de octubre de 2013. (Darrin Zammit Lupi) Número 56 En esta edición Editorial Haciendo lo que hay que hacer3 Mediterráneo Servir está disponible gratuitamente en inglés, español, francés e italiano. El Servicio Jesuita a Refugiados (JRS) lo publica dos veces al año. La Iglesia está a vuestro lado EDITORA Danielle Vella 6 Internacional Construyendo comunidades hospitalarias 7 Europa DISEÑADOR Malcolm Bonello Demos la bienvenida a los refugiados en Europa 9 Malawi/Kenia Transformando la manera de pensar 10 El Servicio Jesuita a Refugiados es una organización católica internacional creada en 1980 por Pedro Arrupe SJ. Su misión es acompañar, servir y defender la causa de los desplazados forzosos. Jesuit Refugee Service Borgo S. Spirito 4, 00193 Roma, Italia TEL: +39 06 69 868 465 FAX: +39 06 69 868 461 servir@jrs.net www.jrs.net Peter Balleis SJ con unos niños refugiados sirios en el Líbano. (Don Doll SJ/JRS) Italia El Papa explica la misión del JRS DIRECTOR Peter Balleis SJ 4 Malawi Recuperando las esperanzas perdidas Birmania La educación es el camino 13 14 Siria La voz de la mayoría silenciosa 16 Aún podemos darle a la gente nuestro tiempo 18 Reflexión Stjepan Kusan: El don de una amistad para siempre Exposición fotográfica (Contraportada) Refugio y sustento 19 Haciendo lo que hay que hacer “Como cristianos, no podemos decir que no se puede hacer nada; al contrario, hay de todo por hacer”, dijo, citando al mártir jesuita español Ignacio Ellacuría, el P. Nawras Sammour SJ sobre la situación cada vez más desesperada en su país, Siria. La cita es de un jesuita que lo dio todo por la paz y la justicia en El Salvador, incluso su vida, junto a otros compañeros jesuitas. La repite otro que también arriesga su vida por los refugiados y las víctimas de la guerra en Siria, junto a otros jesuitas y a los equipos del JRS. El conflicto ya es tan amargo y la situación de millones de sirios tan catastrófica que todo está por hacer. El JRS hace todo lo que está en su mano para atender a más de 300.000 personas con alimentos y otra ayuda material para el invierno. También trabaja a nivel internacional para que la voz del pueblo sirio llegue a los oídos de quienes toman decisiones. La suya es la voz de quienes no han levantado las armas contra nadie, que sólo quieren volver a vivir en paz, junto a sus vecinos sunníes, chiíes, alauitas, cristianos… Muchos de ellos trabajan juntos en los equipos del JRS, forjando una cultura del encuentro entre personas de diferentes confesiones. Ponen las bases de esa Siria que un día volverá. No están solos en su deseo de paz. Los que sufren han encontrado un fuerte defensor en el Papa Francisco, que visitó Lampedusa y el Centro Astalli del JRS en Roma para reunirse con los refugiados. Les dijo muy claro que la Iglesia está a su lado y animó también a los trabajadores del JRS. Él cree que no podemos decir que no hay nada que hacer: ha pedido reiteradamente a la comunidad internacional una solución pacífica en Siria, y al mundo que grite por la paz en este país devastado; anima a Europa y a cada uno nosotros a ser hospitalarios... Mientras escribo este editorial en Luanda, Angola, recuerdo que hace 15 años la situación parecía desesperada. Las facciones enfrentadas volvieron a una guerra aún más amarga, causando más desplazamiento y dolor. Al parecer, nada se podía hacer para detenerlos. Pero la comunidad internacional, incluido el JRS, siguió ofreciendo sus servicios humanitarios. La muerte del líder rebelde puso fin a la guerra; la gente estaba cansada. Hoy, Luanda es una ciudad floreciente, y si bien hay problemas, eso es mejor que la guerra. La gente disfruta de la paz y rehace sus vidas. Esto también sucederá en Siria; esperemos que antes de lo que pensamos. Mientras tanto, hacemos lo que hay que hacer por la gente y por la paz. 20 Peter Balleis SJ | director del JRS Internacional 2 3 acompañar Mediterráneo Mediterráneo Las Fuerzas Armadas de Malta rescatan a un grupo de personas cuya embarcación naufragó el 11 de octubre de 2013. (Darrin Zammit Lupi) La Iglesia está a vuestro lado Es triste que tuvieran que perderse 500 vidas en cuestión de días, para que Europa sea consciente de los peligros que enfrentan las personas que tratan desesperadamente de llegar a su territorio en busca de refugio. 4 El 3 de octubre, unas 370 personas murieron cuando el barco de 20 metros de eslora en el que viajaban naufragó cerca de la isla de Lampedusa, una ruta habitual de entrada de solicitantes de asilo procedentes de Libia. Otra semana después, una tragedia similar se cobraba 130 muertos más. Los sobrevivientes dijeron que el barco fue atacado al salir de Libia. Entre las víctimas había eritreos, somalíes, sirios y palestinos. Su destino no ha sido, en absoluto, una excepción. Miles de inmigrantes mueren tratando de saltar los muros de la “fortaleza Europa”. Lo que horrorizó a la opinión pública internacional en las tragedias de octubre fue su visibilidad y el alto número de víctimas. Algunos sobrevivientes de la segunda catástrofe llegaron a la isla de Malta, siendo rescatados por las fuerzas armadas locales. Inmigrantes rescatados en el Hospital Mater Dei, Malta. (Darrin Zammit Lupi) Sus historias, desgarradoras. “Murieron familias enteras”, cuenta la Dra. Katrine Camilleri, directora del JRS Malta. “Hubo padres que perdieron a todos sus hijos, la mayoría jovencísimos, incluso bebés; algunos, con mejor suerte, encontraron vivo a uno en Sicilia o Lampedusa, donde llevaron a los sobrevivientes”. Los líderes europeos expresaron su consternación por lo ocurrido. Sin embargo, su reacción es demasiado limitada y tardía. Los solicitantes de asilo corren estos riesgos, viajan en embarcaciones inseguras y confían su vida a traficantes sin escrúpulos, porque la Unión Europea (UE) no les deja otra alternativa. La experiencia demuestra que es casi imposible que quienes necesitan protección obtengan un visado u otros documentos para entrar en un Estado de la UE o en otro país seguro. acompañar Unos inmigrantes llegan a Malta el 12 de octubre tras ser rescatados por las fuerzas armadas locales. (Darrin Zammit Lupi) La Comisaria Europea de Interior, Cecilia Malmström, ha admitido que hay que pasar del actual enfoque “restrictivo” a uno “abierto y solidario”. En lo que parece ser un momento inusual de examen de conciencia, el hombre que muestra el camino a seguir es el Papa Francisco, que describió la tragedia del 3 de octubre como una “vergüenza” y una “desgracia”, agregando que “hoy es un día de lágrimas”. Poco antes, el Papa Francisco había hecho una advertencia profética acerca de los peligros que enfrentan los inmigrantes en su viaje. El 6 de julio, tomó la medida extraordinaria de visitar Lampedusa en su primer viaje fuera de Roma. La visita fue una clara señal de que para el Papa los llamados “inmigrantes ilegales”, a menudo víctimas de la hostilidad en el ámbito público y político, son gente que importa. En la homilía de ese día, Francisco dijo: “Los inmigrantes mueren en el mar, en barcos que eran vehículos de esperanza y se convirtieron en vehículos de muerte. Desde que me enteré de esta tragedia, ha vuelto constantemente a mí como una espina dolorosa en mi corazón. Así que sentí que tenía que venir aquí, para orar y ofrecer un signo de mi cercanía, y desafiar a nuestras conciencias para que no se repita esta tragedia. ¡Por favor, que no se repita!”. Pidió perdón por la indiferencia generalizada y por “los que por sus decisiones en el ámbito mundial han creado situaciones que conducen a estas tragedias”. Meses más tarde, con la repetición de la tragedia que esperaba que no volvería a ocurrir, las palabras del Papa en Lampedusa adquieren un significado aún más poderoso: “¿Quién es responsable de la sangre de nuestros hermanos y hermanas? ¡Nadie! Hoy en día, nadie en el mundo se siente responsable”. Pero el Papa Francisco dejó claro que la Iglesia no puede ser parte de esta complacencia global, diciendo a los inmigrantes que “la Iglesia está a vuestro lado mientras buscáis una vida más digna para vosotros y vuestras familias”. Los llamamientos del Pontífice desafiaron a los líderes políticos, en primer lugar, pero también al resto de nosotros. Si sabemos establecer la relación entre nuestra acción, o inacción, y las tragedias que se producen, tal vez se tomen medidas urgentes para reducir al mínimo los peligros que enfrentan los solicitantes de asilo que llaman a las puertas de Europa. Y tal vez así cientos de personas no hayan muerto en vano. 5 acompañar Italia Internacional Construyendo comunidades hospitalarias Amaya Valcárcel, coordinadora internacional de incidencia política del JRS El Papa Francisco saludó a los refugiados que hacían fila esperando la comida en el Centro Astalli. (Alessia Giuliani / Centro Astalli) El Papa explica la misión del JRS La solidaridad es “nuestra palabra”, dijo el Papa Francisco a refugiados, trabajadores y voluntarios del JRS en el encuentro que mantuvo con ellos en el Centro Astalli y en la vecina iglesia del Gesù el 10 de septiembre. El Centro Astalli fue uno de los primeros proyectos abiertos por el JRS, en 1981. El Papa aseguró a los refugiados que “cada uno de ustedes lleva en su interior una riqueza humana y religiosa; una riqueza que hay que acoger, no temer”. Escuchó a Carol, de Siria, y a Adam, de Darfur, y se identificó con el arduo y agotador viaje que padecieron “a veces con situaciones difíciles, a veces degradantes, y sin posibilidad de forjar una vida digna”. El Papa Francisco agradeció a los trabajadores y voluntarios del JRS que “se relacionaran con solicitantes de asilo y refugiados, reconociéndoles como personas”. Les apremió a mantener viva la esperanza: “Demuestren que con la acogida y la fraternidad se puede abrir una ventana al futuro”. 6 Estas son las palabras del Papa sobre la misión del JRS: SERVIR Servir quiere decir acoger y atender las personas que llegan aquí; inclinarse ante los necesitados y tenderles la mano sin reservas, sin miedo, con ternura y comprensión, tal como Jesús se inclinó para lavar los pies de los apóstoles. Servir significa trabajar junto a los más necesitados, en primer lugar estableciendo una estrecha relación humana con ellos, basada en la solidaridad. Solidaridad, una palabra que asusta al mundo desarrollado y que evita decirla. Casi una palabrota para ellos. ¡Pero es nuestra palabra! Acompañar La hospitalidad en sí misma no basta. No es suficiente dar el pan si no se acompaña de la posibilidad de aprender a levantarse por uno mismo. La caridad que no cambia la situación de los pobres no es suficiente. La verdadera piedad, que Dios da y nos enseña, pide justicia para que los pobres puedan encontrar una manera de salir de la pobreza. Adam dijo: “Los refugiados tenemos el deber de hacer todo lo posible para integrarnos en Italia”. ¡Pues la integración es un derecho! Y Carol apuntó que “los sirios en Europa sienten la gran responsabilidad de no ser una carga; queremos sentirnos parte activa en la nueva sociedad”. ¡Esto, también, es un derecho! Mirad, esta responsabilidad es la base de nuestros valores éticos; es la fuerza que desarrollamos juntos. DEFENDER Abogar, estar junto Una noche alguien llamó a la puerta del centro del JRS en Mweso, en el este de la República Democrática del Congo (RDC), una región devastada por conflictos crónicos. Sor Paola Paoli, acompañada del guarda, abrió. Ante ella, un grupo de niños de primaria acompañados por una mujer. Le explicaron que habían huido de los nuevos combates en las inmediaciones de Kalembe. Consiguieron subirse a un camión y llegaron a Mweso, donde alguien les habló del JRS. El equipo del JRS les acogió, les dio comida y albergue para la noche. “Lo que me sorprendió fue lo abierto que estuvo nuestro personal y, sobre todo, la valentía de Mangwasa, trayendo a los niños”, cuenta Sor Paola. “Al oír los disparos, corrió a buscar a sus tres hijos a la escuela, ¡y se llevó a los 33! Nos dijo que “todos son mis hijos; todos pertenecen a mi aldea”. Recordé esta historia cuando me pidieron escribir sobre la hospitalidad en el JRS. Después de todo, la hospitalidad es la máxima expresión de esa generosidad mostrada por Mangwasa, “la madre de todos”, y por el equipo del JRS en acompañar Mweso. Podemos aprender algo de sus decisiones espontáneas cuando tratemos de ser “hospitalidad en acción” – tal como el Superior General de los jesuitas, Adolfo Nicolás SJ, describe al JRS. La triste realidad a la que refugiados y migrantes forzosos suelen enfrentarse es el rechazo y el antagonismo y eso significa que tenemos que trabajar más duro que nunca para ofrecer hospitalidad. Catalina Marshall, al escribir sobre las políticas del gobierno australiano para disuadir a los solicitantes de asilo, dijo: “Todo envía un mensaje claro: no eres bienvenido. En un esfuerzo por combatir esta hostilidad, el JRS Australia ofrece a los solicitantes de asilo un ambiente acogedor dentro de la comunidad, que es una alternativa mucho más humana a la detención”. Los equipos del JRS ofrecen y promueven diferentes formas de hospitalidad en el mundo, pero el fin es el mismo: en palabras de los obispos católicos de México y EE.UU., a través de la presencia y acogida, los refugiados y otros desplazados forzosos “dejan de ser extranjeros”. El logo de un nuevo proyecto del JRS Malta para poner en marcha comunidades hospitalarias. En Europa, varias oficinas nacionales del JRS impulsan iniciativas como ésta. Un asentamiento para desplazados internos en Goma, este de la RDC (JRS Internacional) a los más débiles. ¿Cuántas veces nos hemos mostrado indiferentes ante los derechos de los demás? ¿Cuántas veces no pudimos o no quisimos dar voz a los que – como ustedes – sufren y han visto sus derechos pisoteados, o que han sufrido tanta violencia que incluso su deseo de justicia ha quedado ahogado? 7 acompañar Internacional Esto no es algo que el JRS pueda o quiera hacer solo. Al ofrecer hospitalidad, sólo tendremos éxito si involucramos a los demás. La Red Bienvenido, impulsada por el JRS Francia, subraya esta realidad. Los voluntarios acogen a solicitantes de asilo indigentes en sus hogares durante unas semanas. Lo que comenzó como una pequeña semilla de hospitalidad fructificó rápidamente, extendiéndose a 12 ciudades francesas, con 30 comunidades religiosas y 80 familias anfitrionas. “Estoy descubriendo la alegría de recibir, de saber que, por un tiempo, mi invitado no tendrá hambre o frío”, dijo la voluntaria Bernadette. “Estoy descubriendo la belleza de la sonrisa cuando me saludan cada noche”. Las palabras de Bernadette revelan una verdad importante acerca de la hospitalidad: se trata de dar y recibir. “Los refugiados piden hospitalidad. Pero también pueden dar”, dice el director del JRS África Austral, David Holdcroft SJ. “En Malawi, el campamento Dzaleka alberga cerca de 20.000 personas. El JRS educa a 4.800 estudiantes en sus escuelas del campamento. Un 15 % son de las aldeas locales. Se trata de una oportunidad única de que los refugiados, a través del JRS, devuelvan algo a la comunidad que los acogió”. En Tamil Nadu, sur de la India, el JRS llevó a niños refugiados de Sri Lanka a visitar los hogares para niños de la calle y niños con necesidades especiales. En otro gesto, los jóvenes refugiados donaron sangre a un hospital público, donde atienden a los más pobres. En Nairobi, Kenia, los refugiados y los miembros de la comunidad de acogida se reúnen regularmente en las parroquias Europa en las que trabaja el JRS. Rezan juntos, se dan ánimos y colaboran económicamente y con alimentos para ayudar a los que pasan por un momento difícil. También aprendemos sobre la hospitalidad de otras religiones colaborando en proyectos concretos. En Kafar Zabad, una aldea en el valle de la Bekaa, en la frontera entre el Líbano y Siria, el muftí local ofreció al JRS una pequeña escuela junto a la mezquita para los niños refugiados sirios. El JRS puso en marcha un programa de lengua y de otros conocimientos necesarios para ingresar en las escuelas libanesas. Trabajar la hospitalidad precisa de un fuerte componente de advocacy que influya en favor de leyes y políticas más acogedoras y justas. El JRS Australia, junto con un grupo de abogados, presionó con éxito para que los menores no acompañados pudieran permanecer supervisados en comunidades. En Francia, a partir de experiencias concretas de hospitalidad, el JRS presentó propuestas al gobierno para mejorar las condiciones de vida de los solicitantes de asilo. En América Latina, el JRS y otras instituciones jesuitas iniciaron la campaña ‘La hospitalidad abre fronteras’ para promover una cultura de la acogida en diálogo con los migrantes forzosos. En última instancia, nuestro objetivo es alentar a las comunidades a que abran sus puertas a refugiados y solicitantes de asilo. La hospitalidad genuina rompe barreras y une personas. Marie, una refugiada ruandesa que vivió tanto la hospitalidad como la hostilidad en su largo camino hacia la protección, lo dijo así: “Cuando hablamos de la hospitalidad, el origen, la raza y la religión importan poco. La hospitalidad es la compasión, sin pena, que te hace sentir como en casa y totalmente aceptada”. Dando la bienvenida a los visitantes del JRS en el campamento de Melkadida, Etiopía. (JRS Internacional) Demos la bienvenida a los refugiados en Europa Queridos amigos, “La hospitalidad te hace sentir como en casa y totalmente aceptada”, dice Marie, de Ruanda. ¿No es esto lo que todos anhelamos? Esta Navidad, extendamos la bienvenida a los refugiados y solicitantes de asilo apoyando los esfuerzos del JRS en Europa para construir comunidades hospitalarias. Los equipos del JRS muestran la hospitalidad de diferentes maneras, pero el objetivo final es siempre el mismo: asegurar que los refugiados se sientan bienvenidos y ayudarles no sólo a sobrevivir, sino también a prosperar en su nuevo entorno. Vea lo que usted puede hacer: Rumania Todos los años, el JRS Rumania celebra la Navidad con 30 refugiados. Rezan y cantan juntos, comparten una comida y los niños reciben regalos. Con tan sólo 3 euros, una persona puede participar en esta celebración. Francia Los solicitantes de asilo necesitan un seguro para participar en eventos culturales y deportivos. 50 euros cubren la cuota anual de un seguro individual. Reino Unido Con 70 euros, un solicitante de asilo SIN RECURSOS puede salir durante un día a una muy necesaria jornada de reflexión y descanso fuera de Londres con el equipo del JRS en el Reino Unido. Malta 110 euros cubren dos “kits” de maternidad para mujeres embarazadas que están a punto de dar a luz, pero no tienen nada ni para ellas ni para sus bebés. Quiero apoyar el trabajo del JRS Les adjunto una donación de: Adjunto mi cheque Apellidos: Nombre: Dirección: Ciudad: Código Postal: País: Teléfono: Fax: Email: Quiero suscribirme a actualizaciones por correo electrónico 8 acompañar Visite jrs.net para leer los últimos informes y vaya a jrs.net/donate para hacer un donativo online. En algunos países usted puede beneficiarse de deducciones fiscales haciendo su aportación a través de nuestros socios. En nuestra web encontrará más información. Gracias transferencias Banco: Banca Popolare di Sondrio, Circonvallazione Cornelia 295, 00167 Roma, Italia Ag. 12 Titular de la cuenta: JRS Número de cuenta en Euros: IBAN: IT 86 Y 05696 03212 000003410X05 SWIFT CODE/BIC: POSOIT22 Número de cuenta en US dólares: IBAN: IT 97 O 05696 03212 VARUS0003410 SWIFT CODE/BIC: POSOIT22 9 servir Malawi/Kenia Malawi/Kenia Transformar la manera de pensar Peter Balleis SJ, director internacional del JRS Imagínense la alegría y el orgullo de los graduados que recibieron su diploma de Regis University, no en el campus de Denver, Colorado, sino en dos campamentos de refugiados aislados en África. Los 42 estudiantes, de ocho países de África, recibieron su diploma en humanidades a finales de septiembre, después de tres años de estudios online. Su graduación es el hito de un valiente proyecto piloto que tres años atrás puso en marcha Jesuit Commons: Educación Superior en los Márgenes (JC:HEM) junto al JRS. El programa de educación superior a distancia es un proyecto pionero en el campamento de Kakuma, Kenia, en el de Dzaleka, Malawi, y en Alepo, Siria, que después se trasladó a Ammán, Jordania. Unos 66 estudiantes comenzaron el diplomado en Kakuma y Dzaleka y 42 se graduaron; todos eran refugiados excepto dos de la comunidad de acogida turkana, en el noroeste de Kenia. Otros once estudiantes siguen trabajando para completar la carrera. La mayoría de los que abandonaron el curso lo hicieron porque fueron reasentados. Un sueño hecho realidad El primer equipo del JRS en el campamento de Dzaleka difícilmente hubiera imaginado este momento hace 18 años, cuando empezamos a trabajar allí. Antaño una cárcel de alta seguridad para presos políticos, Dzaleka seguía rodeada por una imponente valla cuando se convirtió en un campamento de refugiados. Hasta que conseguimos el permiso para empezar a trabajar en el campo, solíamos lanzar libros por encima de la valla para los refugiados congoleños. La primera biblioteca se puso en marcha con libros encajonados en el dormitorio entre sus camas. Cuando el JRS tuvo permiso oficial para trabajar en Dzaleka, Joe Moretti, un voluntario estadounidense, reunió a un grupo de jóvenes en sus clases de filosofía. Leyeron y debatieron Seis Grandes Ideas de Mortimer Adler, un libro que pasamos de nuevo a máquina y copiamos con medios sencillos. Esos fueron los inicios de un gran sueño. JC:HEM es el sueño hecho realidad. Hoy, nuestros egresados y los otros alumnos diplomados, más de 200 en los tres asentamientos, tienen acceso diario online a la biblioteca de Regis University y a otras muchas otras fuentes. Dan clase online profesores de instituciones de todo el mundo, particularmente de las 28 universidades jesuitas americanas para enseñar a grupos de 10 alumnos cada uno. Lo que parecía imposible hace 20 años, ahora es posible gracias a la tecnología y a la colaboración de cada vez más universidades. Saltando ‘barreras’ juntos Graduación de JC:HEM en el campamento de Kakuma, Kenia, el 23 de septiembre de 2013. (JRS Internacional) 10 Los estudiantes de Kakuma, Dzaleka y Ammán aprenden juntos en un aula virtual, intercambiando ideas y escritos cargados de su experiencia vital. Se han superado muchas ‘barreras’ mentales gracias a las características únicas del curso JC:HEM: la diversidad étnica, cultural y religiosa de los estudiantes, la creación de aulas de informática en los campamentos, el contenido del curso de humanidades, y el uso de la pedagogía ignaciana (la enseñanza basada en los escritos del fundador de los jesuitas, San Ignacio). Con un mundo abierto más allá del entorno de un campamento de refugiados, y conectados con gente de otros lugares, los estudiantes han cambiado su forma de pensar y transformado sus comunidades. Una graduación de la comunidad Fue toda la comunidad la que se graduó en los dos campamentos, no sólo los 42 egresados. En Kakuma, tras los discursos solemnes, cuando los graduados subían a recibir su diploma, las familias irrumpían en el escenario. Los abuelos de un titulado de Sudán del Sur, bailaron en el escenario; quizás ellos jamás tuvieran la oportunidad de ir a la escuela. La graduación de su nieto era también la suya. Un grupo de niñas turkanas compusieron una canción y bailaron exaltando el valor de la educación. Dos miembros de su comunidad se graduaron, un hombre y una mujer, inspirando a todos sus compañeros. Hasta ahora, sólo seis mujeres se han graduado. Las barreras culturales caen poco a poco, como el viejo muro de la prisión de Dzaleka años atrás. En las siguientes dos promociones, 31 de los 105 estudiantes son mujeres. El objetivo es alcanzar la equidad de género lo antes servir Un grupo de chicas turkanas cantan a la educación en la graduación de JC:HEM en el campamento de Kakuma, Kenia. (JRS Internacional) Punto Info Las diplomaturas y certificados ofrecidos por el JRS y JC:HEM abordan una gran necesidad de los refugiados. Según el ACNUR, menos del 1% de los refugiados de todo el mundo están inscritos en programas de educación superior. Gracias a su asociación con JC:HEM, el JRS está ampliando una de sus principales áreas de interés, los proyectos de educación formal e informal, que han llegado a 222.500 personas en 2012. 11 servir Malawi/Kenia posible. Los modelos de conducta abren camino, como el de Suad, joven docente musulmana de Somalia, que imparte clases de alfabetización a más de 800 niñas somalíes en el campamento de Kakuma. De acuerdo con la tradición ignaciana, JC:HEM está formando “a mujeres y hombres al servicio de los demás”, un término acuñado por el P. Pedro Arrupe SJ, el fundador del JRS que da nombre a todos los centros de enseñanza. Deseamos que los graduados de JC:HEM se conviertan en líderes en los campamentos y, finalmente, en los países a donde vayan, ya sea el de partida o un lugar de reasentamiento. El diploma que recibieron no es “gratis”: están llamados a devolver algo a sus comunidades, a compartir lo que han aprendido. Malawi ¿Y después? Hoy por hoy, un buen número de graduados están trabajando con las ONG en Kakuma. Otros esperan seguir estudiando. JC:HEM está trabajando junto a otras universidades que podrían estar dispuestas a asumirlos. El JRS y JC:HEM harán un seguimiento de los egresados para saber cómo ellos y sus comunidades se benefician de sus estudios. En los próximos años el JRS quiere hacer la enseñanza superior accesible a los refugiados en 10 países y contextos difíciles. Se han identificado dos nuevos lugares de enseñanza: Herat, Afganistán, y los campamentos de Mae Hong Son, en la frontera birmanotailandesa. También se han hecho evaluaciones en el Chad, Sri Lanka y Birmania. Como nuestro sueño crece, atrayendo a cada vez más universidades, no sólo son los refugiados los que se están transformando. Profesores e instituciones también están cambiando al conocer las personas que están en los márgenes de nuestro mundo. Ellos están aprendiendo de la forma en que sus alumnos - de contextos, culturas y experiencias tan diferentes - leen e interpretan sus textos y preguntas. Todos aprenden unos de otros. Y esto es, al fin y al cabo, la visión de JC:HEM: fomentar una comunidad mundial de estudiantes que puedan construir juntos un mundo mejor. Bol Daniel, de Sudán, refugiado en el campamento de Kakuma, Kenia, inscribiéndose en la diplomatura hace tres años (abajo) y en el día de su graduación en septiembre de 2013. “Quiero aprender mucho, toda mi vida he querido aprender”, dijo Daniel a los entrevistadores cuando se inscribió. 12 servir Jesse recibe su diploma de manos de la Dra. Patricia Ladewig, rectora de la Regis University. Al fondo, Muriel Ilunga, estudiante y compañera de la segunda promoción de diplomados. (Patrick Keaveny / JRS) Recuperando las esperanzas perdidas Jesse Kizungu Es septiembre de 2013. Hace exactamente tres años que, por primera vez, supimos de la existencia del Angel Learning de la Regis University y del Blackboard Learn de la Gonzaga University. Entusiasmados y expectantes, transcribimos estas palabras con las explicaciones de Peter Titland SJ, el primer tutor y coordinador sobre el terreno de JC:HEM en el campamento de Dzaleka, Malawi. En aquel entonces ni imaginábamos lo familiares que nos serían estas y otras plataformas de e-learning y de Internet en generalen nuestro viaje académico de tres años. A lo largo de este viaje, desafíos y estímulos irían de la mano para convertirnos en esos estudiantes capacitados y cualificados que recibieron su diploma en la graduación tan esperada del 27 de septiembre de 2013. Cuando llegó el día, todos los participantes de las comunidades locales y del extranjero tenían sus ojos y oídos en la Escuela de Magisterio de Malawi, que acogió el acto de graduación de JC:HEM. Fue emocionante, increíble y hermoso vernos como graduados, con nuestra elegante indumentaria, diseñada y cosida a miles de kilómetros. No sólo elegantes, también nos sentíamos orgullosos de nuestros diplomas internacionalmente reconocidos en presencia de los jesuitas, profesores e instituciones que acudieron a celebrar el fruto de ese sueño hecho, al fin, realidad. Para nosotros los graduados, la jornada fue el resultado de nuestro duro trabajo, motivados por quienes apoyaron el proyecto. Dulce era el sonido de la bella melodía interpretada durante toda la ceremonia, según la cultura de graduación de Regis University. Y dulce fue escuchar a la rectora de Regis University, la Dra. Patricia Ladewig, declarándonos alumnos eternos de la universidad. Este es un sueño increíble que jamás se habría hecho realidad si el JRS no hubiera puesto en marcha la asociación y la red de personas de buena voluntad que nos impartieron las clases. Desde que salí de mi país hace más de una década, esta graduación encabeza la lista de mis logros, como quien está recuperando las esperanzas perdidas. Ahora puedo usar mis nuevas y valiosas habilidades para mí y para ayudar a los demás, aquí y en otros lugares. Sí, para tener éxito en la vida, necesitamos habilidades y creo que aún más habilidades se les pueden pedir a las personas que viven fuera de sus propios países, sobre todo si viven en los márgenes. 13 servir Birmania La educación es el camino Junita Calder, Dylan Shepherdson, advocacy y comunicación JRS Asia Pacífico Birmania Cuando su marido está ausente, la vida de Bo Meh se reduce a los confines de su casa de palma, que se inclina peligrosamente sobre el polvoriento espacio en el que sus dos hijos mayores, de cinco y tres años, corren descalzos. En la aldea para desplazados internos de Noilebeau, estado de Kayah, Bo Meh ha hecho todo lo posible para mantener a su familia y también para educarse a sí misma. Bo Meh ha vivido en Noilebeau desde 1996, cuando su familia huyera de los enfrentamientos armados entre el ejército birmano y la guerrilla karenni. “Yo quería ir a la escuela secundaria”, dice Bo Meh. “Las niñas podían ir. Pero estaba demasiado lejos y no hablo birmano”. Aunque oficialmente pueden inscribirse en el sistema educativo nacional, muchos desplazados en los estados de las minorías étnicas no pueden hacerlo porque no hay enseñanza en su lengua materna, o por la pobreza. Unos 20 kilómetros separan Noilebeau de la escuela secundaria más cercana; demasiado para Bo Meh sin un medio de transporte motorizado. Simplemente no podía caminar cada día las más de tres horas hasta la escuela y volver a tiempo para apenas ganarse la vida trabajando la tierra “prestada” por la población local. “Durante tres años, por orden del gobierno, los residentes nos permiten cultivar aquí. Pero entonces nos pusimos de acuerdo para volver a nuestras formas tradicionales de cultivo”. El suegro de Bo Meh interrumpe, explicando la ausencia de su hijo, que actualmente está cultivando un terreno a tres días de viaje de Noilebeau en carreta de búfalos. Su familia se vio obligada a abandonar La educación de sus hijos es de suma importancia para las personas desplazadas como esta madre en un campamento en Mytkyina, estado Kachin. (JRS Internacional) 14 servir Desplazados pero aprendiendo... en un campamento en Mytkyina, estado Kachin. (JRS Internacional) esta tierra plagada de minas antipersona y otros explosivos no detonados. “Algunos de nuestros parientes fueron a los campamentos en Tailandia”, dice la suegra de Bo Meh. “La salud y la educación son buenas, pero no hay nada que hacer, no hay tierra que podamos cultivar”. La familia de Bo Meh duda sobre su futuro. Ahora que el gobierno de Birmania está abriendo el país, se rumorea sobre un posible regreso a las zonas de alto el fuego. Sin embargo, hay algo claro: Bo Meh quiere que sus hijos tengan una educación. “Tenemos una pequeña escuela en la aldea; toda la gente con niños aporta algo de dinero con el que podemos pagar un maestro. Mi hijo mayor debería haber ido este año, pero no teníamos el dinero para contribuir. Tal vez cuando el segundo sea lo suficientemente mayor, ya pueda ir. Pero yo preferiría que los tres fueran y terminaran la secundaria”. En agosto de 2013, constatamos el deseo de educación de los desplazados, cuando Bambang Sipayung SJ, director del JRS Asia Pacífico, y Peter Balleis SJ, director internacional del JRS, visitaron los estados Kachin y Kayah en Birmania. Las familias les dijeron que ven la educación como el camino a seguir, junto con el fortalecimiento de los programas de apoyo social para atender a las personas traumatizadas o empobrecidas tras más de 50 años de violencia. En el estado Kachin, en el norte de Birmania, viven 1.270.000 personas. Más de 75.000 han sido desplazadas desde junio de 2011 por el conflicto entre el ejército birmano y el Ejército para la Independencia Kachin (KIA) por el control de los recursos naturales y los contratos con los gobiernos extranjeros. Los combates se intensificaron a principios de 2013 y ha habido continuos enfrentamientos desde entonces. Unos 90 campamentos de desplazados están registrados oficialmente, pero en realidad existen más de 100. Además el ACNUR calcula que unos 5.000 desplazados viven con familias de acogida en todo el estado kachin. Los desplazados internos pueden continuar sus estudios en condiciones de emergencia. Prácticamente sin útiles escolares, el aprendizaje se limita a lo que los alumnos pueden asimilar y retener visualmente. En el estado Kayah, una población de 259.000 prevé el posible retorno de más de 12.500 amigos y familiares desde los campamentos en Tailandia, donde el JRS ha estado acompañando a los refugiados y facilitando su educación durante 20 años. Grandes extensiones de tierra, sobre todo en el condado de Shadaw, carecen de infraestructuras y están infestadas de explosivos. Las campañas de desminado ya están en marcha junto con planes para crear nuevas vías, delinear los límites de las propiedades y la rehabilitación de aldeas. Sin embargo, pasarán años antes de que la educación formal esté al alcance de las personas que regresen a esas zonas remotas. Mientras refugiados y desplazados birmanos buscan su futuro, creemos que el JRS tiene mucho que ofrecer, gracias a nuestra experiencia en educación de calidad y a nuestra labor en los campamentos de la frontera tailandesa. El JRS podría mejorar la vida de los desplazados internos y de los repatriados en Birmania mediante la educación y los servicios psicosociales. Queremos poner en marcha proyectos de este tipo en un futuro próximo para dar esperanza a jóvenes y niños como los hijos de Bo Meh, que, de otro modo, quedarían con una laguna educativa casi irreparable, que limitaría gravemente sus perspectivas de futuro. 15 defender Siria Siria La voz de la mayoría silenciosa Andrea Lari, asesor de advocacy del JRS En 2013, presionado por el continuo deterioro de la situación humanitaria en Siria y por el apabullante estancamiento diplomático, el JRS decidió impulsar su labor de defensa de la paz en este país devastado por la guerra, en los principales centros de toma de decisiones en América del Norte, Europa y otros lugares. Esta campaña de advocacy tiene un mensaje muy claro: promover una solución negociada que incluya el cese inmediato de la guerra, que ya ha matado a más de 110.000 personas, desplazado a más de siete millones y hundido a unos dos millones y medio por debajo de la línea de pobreza. “Tras tanta violencia sin Refugiados sirios en el Líbano. (Don Doll SJ/JRS) 16 fin, los sirios están realmente cansados, frustrados y cansados. Necesitamos más presencia internacional que nos ayude, y a aquellos que luchan entre sí, recordarles la existencia de un mínimo de ética humana y de respeto por la humanidad. Nos sentimos abandonados”, dijo Nawras Sammour SJ, director del JRS en Oriente Medio, durante un reciente viaje a los EE.UU. La incidencia política del JRS bebe de su presencia sobre el terreno. Los jesuitas, junto con el personal del JRS y voluntarios de diferentes confesiones y etnias, están trabajando incansablemente para entregar, entre otras ayudas, alimentos, asistencia sanitaria, educación y apoyo psicosocial a más de 210.000 personas dentro de Siria y a 114.000 más en el Líbano, Turquía y Jordania. Su servicio llega a todos los necesitados, sin importar su credo, y aporta credibilidad a cualquier actividad de advocacy que lleve a cabo en su nombre y con su voz. Su contribución ya ha sido reconocida. A finales de septiembre, Ziad Hilal SJ, de Homs, recogió un premio en nombre de la comunidad de tres jesuitas que viven y trabajan en esta ciudad. El premio, otorgado por la Fundación Stephanus, de Frankfurt, reconocía su papel en la defensa de los derechos humanos de la población civil y el fomento de la reconciliación a través de la educación. “No es porque Dios o la historia nos juzguen que debemos detener la violencia y el odio, sino porque mi vida no tiene sentido sin la existencia de mi prójimo, independientemente de su nacionalidad, creencia religiosa u origen étnico”, dijo el P. Ziad durante su discurso de aceptación. Esta firme creencia en la paz verdadera y global es la piedra angular de nuestra labor de advocacy, cuyo objetivo es involucrar a la comunidad internacional en unos objetivos clave. Lo primero es priorizar los esfuerzos diplomáticos y ejercer presión sobre el gobierno sirio y el Ejército Libre de Siria para acordar un alto el fuego inmediato y llegar a una solución negociada. Cualquier proceso debe incluir la participación significativa de los grupos de la sociedad civil de todos los estratos sociales, religiosos y étnicos, para garantizar que la libertad de todos, y en particular la de las minorías, estén protegidos. Sólo este escenario garantizará una paz real para todos. Mientras tanto, el JRS ha instado a la comunidad internacional a garantizar la seguridad de las operaciones humanitarias y del personal que las lleva a cabo. Una declaración presidencial del Consejo de Seguridad de la ONU, aprobada recientemente, es el primer acuerdo alcanzado por este organismo sobre Siria en más de dos años y medio, y debe aplicarse con urgencia. En el comunicado, la ONU pide al gobierno sirio que permita, de inmediato, la entrega de ayuda transfronteriza e insta a las partes en conflicto a acordar pausas humanitarias en los combates, incluyendo las rutas “clave” para los convoyes de socorro. El JRS también ha pedido un mayor apoyo financiero y técnico a las iniciativas humanitarias de base porque están en mejores condiciones para llegar a los desplazados más vulnerables. Los valientes esfuerzos del JRS y otras organizaciones cristianas, islámicas y seculares para llegar a los más necesitados siguen siendo insuficientes para satisfacer las enormes y siempre crecientes necesidades. La comunidad internacional no ha apoyado adecuadamente a la sociedad civil siria, una tendencia que hay que corregir urgentemente. El JRS también está abogando por un mayor apoyo a los países vecinos, desbordados por la afluencia masiva de refugiados, para que se les ayude a apoyar a los refugiados y para contrarrestar el aumento de la xenofobia. Entre los temas específicos está mantener las fronteras abiertas, garantizar que los campamentos de refugiados cumplan las normas internacionales, aumentar el acceso al registro sobre todo para aquellos que no viven en campamentos, y prestar atención a otros refugiados como los iraquíes, sudaneses y somalíes. Una tarea urgente mencionada por los equipos del JRS sobre el terreno es la protección de los refugiados, en particular los más vulnerables, frente a la explotación y el abuso. La situación en Siria sigue siendo precaria y la paz puede parecer un sueño lejano: una razón más para trabajar tenazmente en su consecución. Explicando cómo los equipos del JRS trabajan para seguir sirviendo en medio de tanta violencia y desesperación, el P. defender Nawras recordó las palabras del jesuita mártir Ignacio Ellacuría: Como cristianos, no podemos decir que no se puede hacer nada; al contrario, hay de todo por hacer. La incidencia política del JRS representa a sus trabajadores y voluntarios en Siria, a sus familias, a las comunidades y a todos los sirios que quieren la paz. El P. Nawras dijo: “Tratamos de ser la voz de la mayoría silenciosa de los sirios que desean un cambio real, lo cual puede lograrse creando un país inclusivo, justo y unificado para todos los hombres y mujeres, sin distinción ni discriminación”. En una escuela para niñas y niños refugiados sirios en la aldea de Kafar Zabad en el Valle de la Bekaa, Líbano. (Don Doll SJ/JRS) Enlace en Internet Entre aquí para acceder a la Declaración Presidencial del Consejo de Seguridad sobre Siria aprobada a principios de octubre de 2013: un.org/News/Press/ docs/2013/sc11138.doc.htm 17 defender reflexión Siria Testimonio Todavía podemos dar a la gente nuestro tiempo Stjepan Kušan: El regalo de una amistad para siempre Riad, Damasco Mark Raper SJ, ex director internacional del JRS He trabajado con el JRS en Damasco durante nueve meses, como coordinador de visitas domiciliarias. Tenemos siete equipos que visitan familias cada día. Evalúan las necesidades de cada una y así vemos qué familias son las más necesitadas o si necesitan ayuda específica, por ejemplo, médica. Para mí, lo más estresante es que cuando uno sale de casa por la mañana no sabe si volverá a ver de nuevo a los suyos. Además no podemos salir por la noche; permanecemos encerrados. Es agobiante. Tengo gemelos, de cuatro años de edad, y todo el tiempo están asustados por el estruendo de los combates: los bombardeos, las balas, los morteros... todo. En realidad, ya ni los sacamos a jugar al parque; están encerrados dentro de casa y eso tiene un efecto negativo en ellos. Están nerviosos y agresivos con los demás. Me preocupa mucho. Creo que nuestro futuro son nuestros hijos. Tenemos que permitir que sus mentes sean abiertas ante la religión, para que entiendan que podemos vivir juntos y en paz, independientemente de nuestras creencias. Esto se puede hacer primero con la educación, aunque es también responsabilidad de la comunidad y especialmente de los padres y de la familia en el hogar. Es lo más difícil de cambiar, pero tenemos que intentarlo. El JRS me da esperanza. Nos da esperanza a todos. Nosotros escuchamos, nos preocupamos por las personas y todavía podemos dar a la gente nuestro tiempo, y esto tiene valor. Hacemos más que sólo dar cosas a la gente, y esa es la diferencia entre nosotros y otros. “El único lugar donde realmente podemos reír” Mi familia y yo hemos estado desplazados durante un año, lo que sólo ha hecho que aumentar la pobreza. Ninguno de mis cinco hijos ha podido ir a la escuela, mi marido está sin trabajo, y mi casa ha sido completamente desvalijada. Hemos ido de un lugar a otro. Un proyectil acabó con la vida de dos hijos de mi hermano cuando fueron a ver cómo estaba su casa. El dueño de donde vivimos ahora nos está pidiendo que nos vayamos. La única cosa buena en mi vida este año pasado ha sido que mis hijos y yo nos hemos registrado en el centro de educación y apoyo psicosocial del JRS, es el único lugar donde realmente podemos respirar y reír. Rowayda Najjar, desplazada y madre de cinco hijos, Alepo 18 Stjepan Kusan SJ (Don Doll SJ/JRS) Tengo más de 50 años, pero ahora me siento huérfano sin el Padre Kušan. “Stjepan Kušan SJ murió en abril de 2013, a los 69 años, después de 51 como jesuita”. El mensaje lo envió Milan, un croata leal amigo de Stjepan. Milan fue soldado en las terribles guerras de los Balcanes en los 90. Fue capturado y torturado y luego regresó a Croacia en un programa de intercambio de prisioneros. Stjepan le dio la bienvenida, le ofreció su amistad y le ayudó a rehacer su vida, lo que por supuesto no fue del todo posible, tras el terrible daño sufrido. Milan sabía de mi gran amistad con Stjepan y, en un gesto hacia mí, me envió las fotos del funeral. Al servicio asistieron miles de personas, incluidos bosnios, serbios y croatas. Su presencia dio testimonio de la notable capacidad de Stjepan de hacer amigos con todo tipo de personas. La primera vez que me acerqué a él fue en 1993 durante las guerras de los Balcanes; Stjepan era el provincial jesuita. Se quejaba de que Croacia no era como África y Asia, y que lo que funcionó en los países pobres no funcionaría en Europa. “Está bien - le dije - pero la Compañía de Jesús debe responder a las necesidades de la gente afectada por este conflicto; el JRS está aquí para ayudarnos a hacerlo juntos”. Tras meditarlo, Stjepan estuvo de acuerdo. Su mandato como provincial terminó el 31 de julio de 1993. El 1 de agosto se convirtió en el primer director del JRS en los Balcanes; serviría a los refugiados en los países de la ex Yugoslavia durante los siguientes 20 años. El JRS llegaba tarde a responder a un conflicto que se había desatado hacía ya dos años. Jan Stuyt SJ, que había servido con el JRS en Malasia y Hong Kong, corrió a Zagreb. Fue compañero de Stjepan y rápidamente crearon una red de programas en Bosnia, Croacia y en la propia Serbia. La facilidad de hacer amigos de Stjepan ayudó a recuperar el tiempo perdido. Tenían acceso a toda la gente: a la amplia red de provincias franciscanas en los Balcanes, a los patriarcas ortodoxos serbios, a los sacerdotes que apreciaban el apoyo de Stjepan, a los musulmanes que le abrieron sus corazones. Siguieron proyectos en Macedonia y Kosovo. Miles de personas consiguieron un hogar y una vida gracias a los esfuerzos creativos y fructíferos de Stjepan y de sus muchos colaboradores del JRS. Ahora Milan se siente como un huérfano. No es el único que extraña a Stjepan Kušan; pero quienes le echamos de menos también le damos gracias por su extraordinaria vida de amistad que nos ofreció generosamente a todos. Dar testimonio de la reconciliación es un papel que la Iglesia debe jugar en todas partes y su contribución debe ser “no el amor con palabras sino con hechos”. La implicación concreta como la del P. Stjepan Kusan vale más que mil palabras (1999)... En los Balcanes, nos preguntaban por qué ayudábamos a musulmanes y ortodoxos. Incluso a nuestros compañeros jesuitas les resultaba difícil entender que el JRS estuviera a disposición de todos en nombre del Evangelio, y no sólo de los católicos. (2000). Ex Padre General Peter- Hans Kolvenbach SJ 19 Jesuit Refugee Service Borgo S. Spirito 4, 00193 Roma, Italia TEL: +39 06 69 868 465 FAX: +39 06 69 868 461 Servir es editado, producido e impreso en Malta Dirección del remitente (por favor, devuelvan también las direcciones obsoletas) Jesuit Refugee Service Malta, St Aloysius Sports Complex, 50, Triq ix-Xorrox, Birkirkara, Malta www.jrs.net El JRS Internacional conmemoró el Día Mundial del Refugiado, el 20 de junio de 2013, con la presentación de la exposición fotográfica, Refugio y Sustento, en la histórica iglesia del Gesù en Roma. El evento quiso promover una visión integral de la hospitalidad hacia los refugiados y se centró en el desplazamiento en Siria y el Congo. La exposición incluye un video proyectado sobre la fachada de la iglesia, así como una exhibición fotográfica en el interior de la misma. “En medio de la adversidad, la comida alimenta, el refugio protege, la hospitalidad abre puertas, y la educación reconstruye futuros”, dijo el director internacional del JRS, Peter Balleis SJ. Refugio y Sustento E X PO S I C I Ó N F O T O G R Á F I C A La exposición se hizo con la colaboración de Art Works Projects for Human Rights, una ONG con sede en Chicago. La proyección digital también se exhibió en lugares de importancia religiosa e histórica en Beirut, Nueva York, Budapest y otras ciudades del mundo.