La Iglesia está a vuestro lado

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NOVIEMBRE 2013
NO 56
JESUIT REFUGEE SERVICE
Morir por llegar a Europa
“La Iglesia está a vuestro lado“
Papa Francisco
Mediterráneo
p.4
Malawi / Kenia
p.10
Birmania
p.14
Siria
p.16
editorial
Jesuit Refugee Service
NOVIEMBRE 2013
Foto de portada
Inmigrantes rescatados por las Fuerzas
Armadas de Malta tras naufragar su
embarcación el 11 de octubre de 2013.
(Darrin Zammit Lupi)
Número 56
En esta edición
Editorial
Haciendo lo que hay que hacer3
Mediterráneo
Servir está disponible gratuitamente
en inglés, español, francés e italiano.
El Servicio Jesuita a Refugiados (JRS)
lo publica dos veces al año.
La Iglesia está a vuestro lado EDITORA
Danielle Vella
6
Internacional
Construyendo comunidades hospitalarias 7
Europa
DISEÑADOR
Malcolm Bonello
Demos la bienvenida a los refugiados en Europa 9
Malawi/Kenia
Transformando la manera de pensar 10
El Servicio Jesuita a Refugiados
es una organización católica
internacional creada en 1980
por Pedro Arrupe SJ. Su misión es
acompañar, servir y defender la
causa de los desplazados forzosos.
Jesuit Refugee Service
Borgo S. Spirito 4, 00193 Roma,
Italia
TEL: +39 06 69 868 465
FAX: +39 06 69 868 461
servir@jrs.net
www.jrs.net
Peter Balleis SJ con unos niños refugiados sirios en el Líbano. (Don Doll SJ/JRS)
Italia
El Papa explica la misión del JRS DIRECTOR
Peter Balleis SJ
4
Malawi
Recuperando las esperanzas perdidas Birmania
La educación es el camino 13
14
Siria
La voz de la mayoría silenciosa 16
Aún podemos darle a la gente nuestro tiempo 18
Reflexión
Stjepan Kusan: El don de una amistad para siempre Exposición fotográfica (Contraportada) Refugio y sustento
19
Haciendo lo que hay que hacer
“Como cristianos, no podemos
decir que no se puede hacer nada;
al contrario, hay de todo por
hacer”, dijo, citando al mártir
jesuita español Ignacio Ellacuría,
el P. Nawras Sammour SJ
sobre la situación cada vez más
desesperada en su país, Siria. La
cita es de un jesuita que lo dio
todo por la paz y la justicia en El
Salvador, incluso su vida, junto
a otros compañeros jesuitas. La
repite otro que también arriesga
su vida por los refugiados y las
víctimas de la guerra en Siria,
junto a otros jesuitas y a los
equipos del JRS. El conflicto ya
es tan amargo y la situación de
millones de sirios tan catastrófica
que todo está por hacer.
El JRS hace todo lo que está
en su mano para atender a más de
300.000 personas con alimentos
y otra ayuda material para el
invierno. También trabaja a nivel
internacional para que la voz del
pueblo sirio llegue a los oídos de
quienes toman decisiones. La
suya es la voz de quienes no han
levantado las armas contra nadie,
que sólo quieren volver a vivir en
paz, junto a sus vecinos sunníes,
chiíes, alauitas, cristianos…
Muchos de ellos trabajan juntos
en los equipos del JRS, forjando
una cultura del encuentro
entre personas de diferentes
confesiones. Ponen las bases de esa
Siria que un día volverá.
No están solos en su deseo de
paz. Los que sufren han encontrado
un fuerte defensor en el Papa
Francisco, que visitó Lampedusa y
el Centro Astalli del JRS en Roma
para reunirse con los refugiados.
Les dijo muy claro que la Iglesia
está a su lado y animó también a
los trabajadores del JRS. Él cree
que no podemos decir que no
hay nada que hacer: ha pedido
reiteradamente a la comunidad
internacional una solución pacífica
en Siria, y al mundo que grite por la
paz en este país devastado; anima a
Europa y a cada uno nosotros a ser
hospitalarios...
Mientras escribo este editorial
en Luanda, Angola, recuerdo
que hace 15 años la situación
parecía desesperada. Las facciones
enfrentadas volvieron a una
guerra aún más amarga, causando
más desplazamiento y dolor. Al
parecer, nada se podía hacer para
detenerlos. Pero la comunidad
internacional, incluido el JRS,
siguió ofreciendo sus servicios
humanitarios. La muerte del líder
rebelde puso fin a la guerra; la
gente estaba cansada. Hoy, Luanda
es una ciudad floreciente, y si bien
hay problemas, eso es mejor que la
guerra. La gente disfruta de la paz
y rehace sus vidas. Esto también
sucederá en Siria; esperemos que
antes de lo que pensamos. Mientras
tanto, hacemos lo que hay que
hacer por la gente y por la paz.
20
Peter Balleis SJ | director del JRS Internacional
2
3
acompañar
Mediterráneo
Mediterráneo
Las Fuerzas Armadas de Malta rescatan a un grupo de personas cuya embarcación naufragó
el 11 de octubre de 2013. (Darrin Zammit Lupi)
La Iglesia está
a vuestro lado
Es triste que tuvieran que
perderse 500 vidas en cuestión
de días, para que Europa sea
consciente de los peligros que
enfrentan las personas que
tratan desesperadamente de
llegar a su territorio en busca
de refugio.
4
El 3 de octubre, unas 370 personas
murieron cuando el barco de
20 metros de eslora en el que
viajaban naufragó cerca de la isla
de Lampedusa, una ruta habitual
de entrada de solicitantes de asilo
procedentes de Libia. Otra semana
después, una tragedia similar se
cobraba 130 muertos más. Los
sobrevivientes dijeron que el
barco fue atacado al salir de Libia.
Entre las víctimas había eritreos,
somalíes, sirios y palestinos.
Su destino no ha sido, en
absoluto, una excepción. Miles de
inmigrantes mueren tratando de
saltar los muros de la “fortaleza
Europa”. Lo que horrorizó a la
opinión pública internacional en
las tragedias de octubre fue su
visibilidad y el alto número de
víctimas.
Algunos sobrevivientes de la
segunda catástrofe llegaron a la
isla de Malta, siendo rescatados
por las fuerzas armadas locales.
Inmigrantes rescatados en el Hospital Mater Dei,
Malta. (Darrin Zammit Lupi)
Sus historias, desgarradoras.
“Murieron familias enteras”,
cuenta la Dra. Katrine Camilleri,
directora del JRS Malta. “Hubo
padres que perdieron a todos sus
hijos, la mayoría jovencísimos,
incluso bebés; algunos, con mejor
suerte, encontraron vivo a uno
en Sicilia o Lampedusa, donde
llevaron a los sobrevivientes”.
Los líderes europeos expresaron
su consternación por lo ocurrido.
Sin embargo, su reacción es
demasiado limitada y tardía. Los
solicitantes de asilo corren estos
riesgos, viajan en embarcaciones
inseguras y confían su vida a
traficantes sin escrúpulos, porque
la Unión Europea (UE) no les deja
otra alternativa. La experiencia
demuestra que es casi imposible
que quienes necesitan protección
obtengan un visado u otros
documentos para entrar en un
Estado de la UE o en otro país
seguro.
acompañar
Unos inmigrantes llegan a Malta el 12 de octubre tras ser rescatados por las fuerzas armadas locales. (Darrin Zammit Lupi)
La Comisaria Europea de
Interior, Cecilia Malmström, ha
admitido que hay que pasar del
actual enfoque “restrictivo” a uno
“abierto y solidario”. En lo que
parece ser un momento inusual de
examen de conciencia, el hombre
que muestra el camino a seguir es
el Papa Francisco, que describió
la tragedia del 3 de octubre como
una “vergüenza” y una “desgracia”,
agregando que “hoy es un día de
lágrimas”.
Poco antes, el Papa Francisco
había hecho una advertencia
profética acerca de los peligros
que enfrentan los inmigrantes
en su viaje. El 6 de julio, tomó la
medida extraordinaria de visitar
Lampedusa en su primer viaje
fuera de Roma. La visita fue una
clara señal de que para el Papa los
llamados “inmigrantes ilegales”, a
menudo víctimas de la hostilidad
en el ámbito público y político, son
gente que importa.
En la homilía de ese día,
Francisco dijo: “Los inmigrantes
mueren en el mar, en barcos que
eran vehículos de esperanza y
se convirtieron en vehículos de
muerte. Desde que me enteré
de esta tragedia, ha vuelto
constantemente a mí como una
espina dolorosa en mi corazón. Así
que sentí que tenía que venir aquí,
para orar y ofrecer un signo de
mi cercanía, y desafiar a nuestras
conciencias para que no se repita
esta tragedia. ¡Por favor, que no se
repita!”.
Pidió perdón por la indiferencia
generalizada y por “los que por
sus decisiones en el ámbito
mundial han creado situaciones
que conducen a estas tragedias”.
Meses más tarde, con la repetición
de la tragedia que esperaba que
no volvería a ocurrir, las palabras
del Papa en Lampedusa adquieren
un significado aún más poderoso:
“¿Quién es responsable de la sangre
de nuestros hermanos y hermanas?
¡Nadie! Hoy en día, nadie en el
mundo se siente responsable”.
Pero el Papa Francisco dejó
claro que la Iglesia no puede ser
parte de esta complacencia global,
diciendo a los inmigrantes que “la
Iglesia está a vuestro lado mientras
buscáis una vida más digna para
vosotros y vuestras familias”.
Los llamamientos del Pontífice
desafiaron a los líderes políticos,
en primer lugar, pero también
al resto de nosotros. Si sabemos
establecer la relación entre nuestra
acción, o inacción, y las tragedias
que se producen, tal vez se tomen
medidas urgentes para reducir al
mínimo los peligros que enfrentan
los solicitantes de asilo que llaman
a las puertas de Europa. Y tal vez
así cientos de personas no hayan
muerto en vano.
5
acompañar
Italia
Internacional
Construyendo
comunidades
hospitalarias
Amaya Valcárcel, coordinadora
internacional de incidencia
política del JRS
El Papa Francisco saludó a los refugiados que hacían fila esperando la comida en el Centro Astalli. (Alessia Giuliani / Centro Astalli)
El Papa explica la misión del JRS
La solidaridad es “nuestra palabra”,
dijo el Papa Francisco a refugiados,
trabajadores y voluntarios del JRS
en el encuentro que mantuvo con
ellos en el Centro Astalli y en la
vecina iglesia del Gesù el 10 de
septiembre. El Centro Astalli fue
uno de los primeros proyectos
abiertos por el JRS, en 1981.
El Papa aseguró a los refugiados
que “cada uno de ustedes lleva en
su interior una riqueza humana y
religiosa; una riqueza que hay que
acoger, no temer”. Escuchó a Carol,
de Siria, y a Adam, de Darfur, y se
identificó con el arduo y agotador
viaje que padecieron “a veces
con situaciones difíciles, a veces
degradantes, y sin posibilidad de
forjar una vida digna”.
El Papa Francisco agradeció
a los trabajadores y voluntarios
del JRS que “se relacionaran con
solicitantes de asilo y refugiados,
reconociéndoles como personas”.
Les apremió a mantener viva la
esperanza: “Demuestren que con
la acogida y la fraternidad se puede
abrir una ventana al futuro”.
6
Estas son las palabras del Papa
sobre la misión del JRS:
SERVIR Servir quiere decir
acoger y atender las personas
que llegan aquí; inclinarse ante
los necesitados y tenderles la
mano sin reservas, sin miedo,
con ternura y comprensión,
tal como Jesús se inclinó para
lavar los pies de los apóstoles.
Servir significa trabajar junto a
los más necesitados, en primer
lugar estableciendo una estrecha
relación humana con ellos, basada
en la solidaridad. Solidaridad,
una palabra que asusta al mundo
desarrollado y que evita decirla.
Casi una palabrota para ellos.
¡Pero es nuestra palabra!
Acompañar La hospitalidad
en sí misma no basta. No es
suficiente dar el pan si no se
acompaña de la posibilidad de
aprender a levantarse por uno
mismo. La caridad que no cambia
la situación de los pobres no es
suficiente. La verdadera piedad,
que Dios da y nos enseña, pide
justicia para que los pobres
puedan encontrar una manera
de salir de la pobreza. Adam dijo:
“Los refugiados tenemos el deber
de hacer todo lo posible para
integrarnos en Italia”. ¡Pues la
integración es un derecho! Y Carol
apuntó que “los sirios en Europa
sienten la gran responsabilidad
de no ser una carga; queremos
sentirnos parte activa en la
nueva sociedad”. ¡Esto, también,
es un derecho! Mirad, esta
responsabilidad es la base de
nuestros valores éticos; es la
fuerza que desarrollamos juntos.
DEFENDER Abogar, estar junto
Una noche alguien llamó a la puerta
del centro del JRS en Mweso, en el
este de la República Democrática del
Congo (RDC), una región devastada
por conflictos crónicos. Sor Paola
Paoli, acompañada del guarda,
abrió. Ante ella, un grupo de niños
de primaria acompañados por una
mujer. Le explicaron que habían
huido de los nuevos combates en
las inmediaciones de Kalembe.
Consiguieron subirse a un camión
y llegaron a Mweso, donde alguien
les habló del JRS. El equipo del JRS
les acogió, les dio comida y albergue
para la noche.
“Lo que me sorprendió fue
lo abierto que estuvo nuestro
personal y, sobre todo, la valentía
de Mangwasa, trayendo a los
niños”, cuenta Sor Paola. “Al oír los
disparos, corrió a buscar a sus tres
hijos a la escuela, ¡y se llevó a los 33!
Nos dijo que “todos son mis hijos;
todos pertenecen a mi aldea”.
Recordé esta historia cuando
me pidieron escribir sobre la
hospitalidad en el JRS. Después de
todo, la hospitalidad es la máxima
expresión de esa generosidad
mostrada por Mangwasa, “la madre
de todos”, y por el equipo del JRS en
acompañar
Mweso. Podemos aprender algo de
sus decisiones espontáneas cuando
tratemos de ser “hospitalidad
en acción” – tal como el Superior
General de los jesuitas, Adolfo
Nicolás SJ, describe al JRS.
La triste realidad a la que
refugiados y migrantes forzosos
suelen enfrentarse es el rechazo y
el antagonismo y eso significa que
tenemos que trabajar más duro que
nunca para ofrecer hospitalidad.
Catalina Marshall, al escribir sobre
las políticas del gobierno australiano
para disuadir a los solicitantes
de asilo, dijo: “Todo envía un
mensaje claro: no eres bienvenido.
En un esfuerzo por combatir esta
hostilidad, el JRS Australia ofrece a
los solicitantes de asilo un ambiente
acogedor dentro de la comunidad,
que es una alternativa mucho más
humana a la detención”.
Los equipos del JRS ofrecen y
promueven diferentes formas de
hospitalidad en el mundo, pero
el fin es el mismo: en palabras de
los obispos católicos de México
y EE.UU., a través de la presencia
y acogida, los refugiados y otros
desplazados forzosos “dejan de ser
extranjeros”.
El logo de un nuevo proyecto del JRS Malta
para poner en marcha comunidades hospitalarias.
En Europa, varias oficinas nacionales del JRS
impulsan iniciativas como ésta.
Un asentamiento para desplazados internos en
Goma, este de la RDC (JRS Internacional)
a los más débiles. ¿Cuántas veces
nos hemos mostrado indiferentes
ante los derechos de los demás?
¿Cuántas veces no pudimos o no
quisimos dar voz a los que – como
ustedes – sufren y han visto sus
derechos pisoteados, o que han
sufrido tanta violencia que incluso
su deseo de justicia ha quedado
ahogado?
7
acompañar
Internacional
Esto no es algo que el JRS pueda
o quiera hacer solo. Al ofrecer
hospitalidad, sólo tendremos
éxito si involucramos a los demás.
La Red Bienvenido, impulsada
por el JRS Francia, subraya esta
realidad. Los voluntarios acogen a
solicitantes de asilo indigentes en
sus hogares durante unas semanas.
Lo que comenzó como una pequeña
semilla de hospitalidad fructificó
rápidamente, extendiéndose
a 12 ciudades francesas, con
30 comunidades religiosas y
80 familias anfitrionas. “Estoy
descubriendo la alegría de recibir,
de saber que, por un tiempo, mi
invitado no tendrá hambre o frío”,
dijo la voluntaria Bernadette.
“Estoy descubriendo la belleza de
la sonrisa cuando me saludan cada
noche”.
Las palabras de Bernadette
revelan una verdad importante
acerca de la hospitalidad: se trata de
dar y recibir. “Los refugiados piden
hospitalidad. Pero también pueden
dar”, dice el director del JRS África
Austral, David Holdcroft SJ. “En
Malawi, el campamento Dzaleka
alberga cerca de 20.000 personas.
El JRS educa a 4.800 estudiantes
en sus escuelas del campamento.
Un 15 % son de las aldeas locales.
Se trata de una oportunidad única
de que los refugiados, a través del
JRS, devuelvan algo a la comunidad
que los acogió”.
En Tamil Nadu, sur de la India,
el JRS llevó a niños refugiados
de Sri Lanka a visitar los hogares
para niños de la calle y niños
con necesidades especiales. En
otro gesto, los jóvenes refugiados
donaron sangre a un hospital
público, donde atienden a los más
pobres. En Nairobi, Kenia, los
refugiados y los miembros de la
comunidad de acogida se reúnen
regularmente en las parroquias
Europa
en las que trabaja el JRS. Rezan
juntos, se dan ánimos y colaboran
económicamente y con alimentos
para ayudar a los que pasan por un
momento difícil.
También aprendemos sobre la
hospitalidad de otras religiones
colaborando en proyectos
concretos. En Kafar Zabad, una
aldea en el valle de la Bekaa, en
la frontera entre el Líbano y Siria,
el muftí local ofreció al JRS una
pequeña escuela junto a la mezquita
para los niños refugiados sirios. El
JRS puso en marcha un programa
de lengua y de otros conocimientos
necesarios para ingresar en las
escuelas libanesas.
Trabajar la hospitalidad precisa
de un fuerte componente de
advocacy que influya en favor de
leyes y políticas más acogedoras y
justas. El JRS Australia, junto con
un grupo de abogados, presionó
con éxito para que los menores no
acompañados pudieran permanecer
supervisados en comunidades. En
Francia, a partir de experiencias
concretas de hospitalidad, el JRS
presentó propuestas al gobierno
para mejorar las condiciones de
vida de los solicitantes de asilo.
En América Latina, el JRS y otras
instituciones jesuitas iniciaron
la campaña ‘La hospitalidad abre
fronteras’ para promover una
cultura de la acogida en diálogo con
los migrantes forzosos.
En última instancia,
nuestro objetivo es alentar a las
comunidades a que abran sus
puertas a refugiados y solicitantes
de asilo. La hospitalidad genuina
rompe barreras y une personas.
Marie, una refugiada ruandesa que
vivió tanto la hospitalidad como la
hostilidad en su largo camino hacia
la protección, lo dijo así: “Cuando
hablamos de la hospitalidad,
el origen, la raza y la religión
importan poco. La hospitalidad es
la compasión, sin pena, que te hace
sentir como en casa y totalmente
aceptada”.
Dando la bienvenida a los visitantes del JRS en
el campamento de Melkadida, Etiopía.
(JRS Internacional)
Demos la bienvenida a los refugiados en Europa
Queridos amigos,
“La hospitalidad te hace sentir como en casa y totalmente aceptada”, dice Marie, de Ruanda. ¿No es esto lo que todos
anhelamos? Esta Navidad, extendamos la bienvenida a los refugiados y solicitantes de asilo apoyando los esfuerzos del JRS en
Europa para construir comunidades hospitalarias. Los equipos del JRS muestran la hospitalidad de diferentes maneras, pero el
objetivo final es siempre el mismo: asegurar que los refugiados se sientan bienvenidos y ayudarles no sólo a sobrevivir, sino
también a prosperar en su nuevo entorno. Vea lo que usted puede hacer:
Rumania
Todos los años, el JRS Rumania celebra la Navidad con 30
refugiados. Rezan y cantan juntos, comparten una comida
y los niños reciben regalos. Con tan sólo 3 euros, una
persona puede participar en esta celebración.
Francia
Los solicitantes de asilo necesitan un seguro para
participar en eventos culturales y deportivos. 50 euros
cubren la cuota anual de un seguro individual.
Reino Unido
Con 70 euros, un solicitante de asilo SIN RECURSOS puede
salir durante un día a una muy necesaria jornada de
reflexión y descanso fuera de Londres con el equipo del JRS
en el Reino Unido.
Malta
110 euros cubren dos “kits” de maternidad para mujeres
embarazadas que están a punto de dar a luz, pero no
tienen nada ni para ellas ni para sus bebés.
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8
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9
servir
Malawi/Kenia
Malawi/Kenia
Transformar la manera de pensar
Peter Balleis SJ, director internacional del JRS
Imagínense la alegría y el orgullo
de los graduados que recibieron su
diploma de Regis University, no
en el campus de Denver, Colorado,
sino en dos campamentos de
refugiados aislados en África. Los
42 estudiantes, de ocho países
de África, recibieron su diploma
en humanidades a finales de
septiembre, después de tres años
de estudios online.
Su graduación es el hito de un
valiente proyecto piloto que tres
años atrás puso en marcha Jesuit
Commons: Educación Superior
en los Márgenes (JC:HEM) junto
al JRS. El programa de educación
superior a distancia es un proyecto
pionero en el campamento de
Kakuma, Kenia, en el de Dzaleka,
Malawi, y en Alepo, Siria, que
después se trasladó a Ammán,
Jordania. Unos 66 estudiantes
comenzaron el diplomado en
Kakuma y Dzaleka y 42 se
graduaron; todos eran refugiados
excepto dos de la comunidad de
acogida turkana, en el noroeste
de Kenia. Otros once estudiantes
siguen trabajando para completar
la carrera. La mayoría de los que
abandonaron el curso lo hicieron
porque fueron reasentados.
Un sueño hecho realidad
El primer equipo del JRS en
el campamento de Dzaleka
difícilmente hubiera imaginado
este momento hace 18 años,
cuando empezamos a trabajar
allí. Antaño una cárcel de alta
seguridad para presos políticos,
Dzaleka seguía rodeada por
una imponente valla cuando se
convirtió en un campamento
de refugiados. Hasta que
conseguimos el permiso para
empezar a trabajar en el campo,
solíamos lanzar libros por encima
de la valla para los refugiados
congoleños. La primera biblioteca
se puso en marcha con libros
encajonados en el dormitorio
entre sus camas.
Cuando el JRS tuvo permiso
oficial para trabajar en Dzaleka,
Joe Moretti, un voluntario
estadounidense, reunió a un
grupo de jóvenes en sus clases de
filosofía. Leyeron y debatieron Seis
Grandes Ideas de Mortimer Adler,
un libro que pasamos de nuevo a
máquina y copiamos con medios
sencillos. Esos fueron los inicios
de un gran sueño.
JC:HEM es el sueño hecho
realidad. Hoy, nuestros
egresados y los otros alumnos
diplomados, más de 200 en los
tres asentamientos, tienen acceso
diario online a la biblioteca de
Regis University y a otras muchas
otras fuentes. Dan clase online
profesores de instituciones de
todo el mundo, particularmente
de las 28 universidades jesuitas
americanas para enseñar a grupos
de 10 alumnos cada uno. Lo que
parecía imposible hace 20 años,
ahora es posible gracias a la
tecnología y a la colaboración de
cada vez más universidades.
Saltando ‘barreras’ juntos
Graduación de JC:HEM en el campamento de Kakuma, Kenia, el 23 de septiembre de 2013. (JRS Internacional)
10
Los estudiantes de Kakuma,
Dzaleka y Ammán aprenden
juntos en un aula virtual,
intercambiando ideas y escritos
cargados de su experiencia
vital. Se han superado muchas
‘barreras’ mentales gracias a
las características únicas del
curso JC:HEM: la diversidad
étnica, cultural y religiosa de
los estudiantes, la creación de
aulas de informática en los
campamentos, el contenido del
curso de humanidades, y el uso
de la pedagogía ignaciana (la
enseñanza basada en los escritos
del fundador de los jesuitas,
San Ignacio). Con un mundo
abierto más allá del entorno de
un campamento de refugiados,
y conectados con gente de otros
lugares, los estudiantes han
cambiado su forma de pensar y
transformado sus comunidades.
Una graduación de la
comunidad
Fue toda la comunidad la que se
graduó en los dos campamentos,
no sólo los 42 egresados. En
Kakuma, tras los discursos
solemnes, cuando los graduados
subían a recibir su diploma, las
familias irrumpían en el escenario.
Los abuelos de un titulado de
Sudán del Sur, bailaron en el
escenario; quizás ellos jamás
tuvieran la oportunidad de ir a la
escuela. La graduación de su nieto
era también la suya. Un grupo
de niñas turkanas compusieron
una canción y bailaron exaltando
el valor de la educación. Dos
miembros de su comunidad se
graduaron, un hombre y una
mujer, inspirando a todos sus
compañeros.
Hasta ahora, sólo seis mujeres
se han graduado. Las barreras
culturales caen poco a poco,
como el viejo muro de la prisión
de Dzaleka años atrás. En las
siguientes dos promociones,
31 de los 105 estudiantes son
mujeres. El objetivo es alcanzar
la equidad de género lo antes
servir
Un grupo de chicas turkanas cantan a la
educación en la graduación de JC:HEM en el
campamento de Kakuma, Kenia. (JRS Internacional)
Punto Info
Las diplomaturas y certificados
ofrecidos por el JRS y JC:HEM
abordan una gran necesidad
de los refugiados. Según el
ACNUR, menos del 1% de los
refugiados de todo el mundo
están inscritos en programas de
educación superior. Gracias a su
asociación con JC:HEM, el JRS está
ampliando una de sus principales
áreas de interés, los proyectos de
educación formal e informal, que
han llegado a 222.500 personas
en 2012.
11
servir
Malawi/Kenia
posible. Los modelos de conducta
abren camino, como el de Suad,
joven docente musulmana de
Somalia, que imparte clases de
alfabetización a más de 800 niñas
somalíes en el campamento de
Kakuma.
De acuerdo con la tradición
ignaciana, JC:HEM está
formando “a mujeres y hombres
al servicio de los demás”, un
término acuñado por el P. Pedro
Arrupe SJ, el fundador del
JRS que da nombre a todos los
centros de enseñanza. Deseamos
que los graduados de JC:HEM
se conviertan en líderes en los
campamentos y, finalmente,
en los países a donde vayan, ya
sea el de partida o un lugar de
reasentamiento. El diploma que
recibieron no es “gratis”: están
llamados a devolver algo a sus
comunidades, a compartir lo que
han aprendido.
Malawi
¿Y después?
Hoy por hoy, un buen número
de graduados están trabajando
con las ONG en Kakuma. Otros
esperan seguir estudiando.
JC:HEM está trabajando junto a
otras universidades que podrían
estar dispuestas a asumirlos.
El JRS y JC:HEM harán un
seguimiento de los egresados
para saber cómo ellos y sus
comunidades se benefician de sus
estudios.
En los próximos años el JRS
quiere hacer la enseñanza superior
accesible a los refugiados en 10
países y contextos difíciles. Se han
identificado dos nuevos lugares
de enseñanza: Herat, Afganistán,
y los campamentos de Mae Hong
Son, en la frontera birmanotailandesa. También se han hecho
evaluaciones en el Chad, Sri Lanka
y Birmania.
Como nuestro sueño crece,
atrayendo a cada vez más
universidades, no sólo son los
refugiados los que se están
transformando. Profesores e
instituciones también están
cambiando al conocer las personas
que están en los márgenes de
nuestro mundo. Ellos están
aprendiendo de la forma en que
sus alumnos - de contextos,
culturas y experiencias tan
diferentes - leen e interpretan
sus textos y preguntas. Todos
aprenden unos de otros. Y esto
es, al fin y al cabo, la visión de
JC:HEM: fomentar una comunidad
mundial de estudiantes que
puedan construir juntos un mundo
mejor.
Bol Daniel, de Sudán, refugiado en el campamento de Kakuma, Kenia, inscribiéndose en la diplomatura hace tres años (abajo) y en el día de su graduación en
septiembre de 2013. “Quiero aprender mucho, toda mi vida he querido aprender”, dijo Daniel a los entrevistadores cuando se inscribió.
12
servir
Jesse recibe su diploma de manos de la Dra.
Patricia Ladewig, rectora de la Regis University.
Al fondo, Muriel Ilunga, estudiante y compañera
de la segunda promoción de diplomados. (Patrick
Keaveny / JRS)
Recuperando
las esperanzas
perdidas
Jesse Kizungu
Es septiembre de 2013. Hace
exactamente tres años que,
por primera vez, supimos de la
existencia del Angel Learning de la
Regis University y del Blackboard
Learn de la Gonzaga University.
Entusiasmados y expectantes,
transcribimos estas palabras con
las explicaciones de Peter Titland
SJ, el primer tutor y coordinador
sobre el terreno de JC:HEM en el
campamento de Dzaleka, Malawi.
En aquel entonces ni imaginábamos
lo familiares que nos serían estas y
otras plataformas de e-learning y de
Internet en generalen nuestro viaje
académico de tres años.
A lo largo de este viaje, desafíos
y estímulos irían de la mano para
convertirnos en esos estudiantes
capacitados y cualificados que
recibieron su diploma en la
graduación tan esperada del 27 de
septiembre de 2013.
Cuando llegó el día, todos los
participantes de las comunidades
locales y del extranjero tenían
sus ojos y oídos en la Escuela de
Magisterio de Malawi, que acogió
el acto de graduación de JC:HEM.
Fue emocionante, increíble y
hermoso vernos como graduados,
con nuestra elegante indumentaria,
diseñada y cosida a miles de
kilómetros.
No sólo elegantes, también nos
sentíamos orgullosos de nuestros
diplomas internacionalmente
reconocidos en presencia de los
jesuitas, profesores e instituciones
que acudieron a celebrar el fruto de
ese sueño hecho, al fin, realidad.
Para nosotros los graduados,
la jornada fue el resultado de
nuestro duro trabajo, motivados
por quienes apoyaron el proyecto.
Dulce era el sonido de la bella
melodía interpretada durante toda
la ceremonia, según la cultura de
graduación de Regis University.
Y dulce fue escuchar a la rectora
de Regis University, la Dra. Patricia
Ladewig, declarándonos alumnos
eternos de la universidad. Este es
un sueño increíble que jamás se
habría hecho realidad si el JRS
no hubiera puesto en marcha la
asociación y la red de personas
de buena voluntad que nos
impartieron las clases.
Desde que salí de mi país hace
más de una década, esta graduación
encabeza la lista de mis logros,
como quien está recuperando
las esperanzas perdidas. Ahora
puedo usar mis nuevas y valiosas
habilidades para mí y para ayudar a
los demás, aquí y en otros lugares.
Sí, para tener éxito en la vida,
necesitamos habilidades y creo que
aún más habilidades se les pueden
pedir a las personas que viven fuera
de sus propios países, sobre todo si
viven en los márgenes.
13
servir
Birmania
La educación
es el camino
Junita Calder, Dylan
Shepherdson,
advocacy y comunicación
JRS Asia Pacífico
Birmania
Cuando su marido está ausente,
la vida de Bo Meh se reduce a los
confines de su casa de palma, que
se inclina peligrosamente sobre
el polvoriento espacio en el que
sus dos hijos mayores, de cinco y
tres años, corren descalzos. En la
aldea para desplazados internos
de Noilebeau, estado de Kayah, Bo
Meh ha hecho todo lo posible para
mantener a su familia y también
para educarse a sí misma. Bo Meh
ha vivido en Noilebeau desde 1996,
cuando su familia huyera de los
enfrentamientos armados entre
el ejército birmano y la guerrilla
karenni.
“Yo quería ir a la escuela
secundaria”, dice Bo Meh. “Las
niñas podían ir. Pero estaba
demasiado lejos y no hablo
birmano”. Aunque oficialmente
pueden inscribirse en el sistema
educativo nacional, muchos
desplazados en los estados de las
minorías étnicas no pueden hacerlo
porque no hay enseñanza en su
lengua materna, o por la pobreza.
Unos 20 kilómetros separan
Noilebeau de la escuela secundaria
más cercana; demasiado para Bo
Meh sin un medio de transporte
motorizado. Simplemente no podía
caminar cada día las más de tres
horas hasta la escuela y volver a
tiempo para apenas ganarse la vida
trabajando la tierra “prestada” por la
población local.
“Durante tres años, por orden
del gobierno, los residentes nos
permiten cultivar aquí. Pero
entonces nos pusimos de acuerdo
para volver a nuestras formas
tradicionales de cultivo”. El
suegro de Bo Meh interrumpe,
explicando la ausencia de su hijo,
que actualmente está cultivando
un terreno a tres días de viaje de
Noilebeau en carreta de búfalos. Su
familia se vio obligada a abandonar
La educación de sus hijos es de suma importancia para las personas desplazadas como esta madre en un campamento en Mytkyina, estado Kachin. (JRS Internacional)
14
servir
Desplazados pero aprendiendo... en un
campamento en Mytkyina, estado Kachin.
(JRS Internacional)
esta tierra plagada de minas
antipersona y otros explosivos no
detonados.
“Algunos de nuestros parientes
fueron a los campamentos en
Tailandia”, dice la suegra de Bo
Meh. “La salud y la educación son
buenas, pero no hay nada que
hacer, no hay tierra que podamos
cultivar”.
La familia de Bo Meh duda
sobre su futuro. Ahora que el
gobierno de Birmania está abriendo
el país, se rumorea sobre un
posible regreso a las zonas de alto
el fuego. Sin embargo, hay algo
claro: Bo Meh quiere que sus hijos
tengan una educación. “Tenemos
una pequeña escuela en la aldea;
toda la gente con niños aporta
algo de dinero con el que podemos
pagar un maestro. Mi hijo mayor
debería haber ido este año, pero no
teníamos el dinero para contribuir.
Tal vez cuando el segundo sea lo
suficientemente mayor, ya pueda
ir. Pero yo preferiría que los tres
fueran y terminaran la secundaria”.
En agosto de 2013, constatamos
el deseo de educación de los
desplazados, cuando Bambang
Sipayung SJ, director del JRS
Asia Pacífico, y Peter Balleis SJ,
director internacional del JRS,
visitaron los estados Kachin y
Kayah en Birmania. Las familias
les dijeron que ven la educación
como el camino a seguir, junto con
el fortalecimiento de los programas
de apoyo social para atender a
las personas traumatizadas o
empobrecidas tras más de 50 años
de violencia.
En el estado Kachin, en el norte
de Birmania, viven 1.270.000
personas. Más de 75.000 han sido
desplazadas desde junio de 2011
por el conflicto entre el ejército
birmano y el Ejército para la
Independencia Kachin (KIA) por
el control de los recursos naturales
y los contratos con los gobiernos
extranjeros. Los combates se
intensificaron a principios de
2013 y ha habido continuos
enfrentamientos desde entonces.
Unos 90 campamentos de
desplazados están registrados
oficialmente, pero en realidad
existen más de 100. Además el
ACNUR calcula que unos 5.000
desplazados viven con familias
de acogida en todo el estado
kachin. Los desplazados internos
pueden continuar sus estudios
en condiciones de emergencia.
Prácticamente sin útiles escolares,
el aprendizaje se limita a lo que los
alumnos pueden asimilar y retener
visualmente.
En el estado Kayah, una
población de 259.000 prevé
el posible retorno de más de
12.500 amigos y familiares
desde los campamentos en
Tailandia, donde el JRS ha estado
acompañando a los refugiados y
facilitando su educación durante
20 años. Grandes extensiones
de tierra, sobre todo en el
condado de Shadaw, carecen de
infraestructuras y están infestadas
de explosivos. Las campañas de
desminado ya están en marcha
junto con planes para crear nuevas
vías, delinear los límites de las
propiedades y la rehabilitación de
aldeas. Sin embargo, pasarán años
antes de que la educación formal
esté al alcance de las personas que
regresen a esas zonas remotas.
Mientras refugiados y
desplazados birmanos buscan
su futuro, creemos que el JRS
tiene mucho que ofrecer, gracias a
nuestra experiencia en educación
de calidad y a nuestra labor en
los campamentos de la frontera
tailandesa. El JRS podría mejorar
la vida de los desplazados internos
y de los repatriados en Birmania
mediante la educación y los
servicios psicosociales. Queremos
poner en marcha proyectos de este
tipo en un futuro próximo para
dar esperanza a jóvenes y niños
como los hijos de Bo Meh, que,
de otro modo, quedarían con una
laguna educativa casi irreparable,
que limitaría gravemente sus
perspectivas de futuro.
15
defender
Siria
Siria
La voz de la mayoría silenciosa
Andrea Lari, asesor de advocacy del JRS
En 2013, presionado por el
continuo deterioro de la situación
humanitaria en Siria y por el
apabullante estancamiento
diplomático, el JRS decidió
impulsar su labor de defensa de la
paz en este país devastado por la
guerra, en los principales centros
de toma de decisiones en América
del Norte, Europa y otros lugares.
Esta campaña de advocacy tiene
un mensaje muy claro: promover
una solución negociada que incluya
el cese inmediato de la guerra, que
ya ha matado a más de 110.000
personas, desplazado a más de
siete millones y hundido a unos
dos millones y medio por debajo de
la línea de pobreza.
“Tras tanta violencia sin
Refugiados sirios en el Líbano. (Don Doll SJ/JRS)
16
fin, los sirios están realmente
cansados, frustrados y cansados.
Necesitamos más presencia
internacional que nos ayude, y
a aquellos que luchan entre sí,
recordarles la existencia de un
mínimo de ética humana y de
respeto por la humanidad. Nos
sentimos abandonados”, dijo
Nawras Sammour SJ, director del
JRS en Oriente Medio, durante un
reciente viaje a los EE.UU.
La incidencia política del JRS
bebe de su presencia sobre el
terreno. Los jesuitas, junto con el
personal del JRS y voluntarios de
diferentes confesiones y etnias,
están trabajando incansablemente
para entregar, entre otras ayudas,
alimentos, asistencia sanitaria,
educación y apoyo psicosocial a
más de 210.000 personas dentro
de Siria y a 114.000 más en el
Líbano, Turquía y Jordania.
Su servicio llega a todos los
necesitados, sin importar su credo,
y aporta credibilidad a cualquier
actividad de advocacy que lleve a
cabo en su nombre y con su voz.
Su contribución ya ha
sido reconocida. A finales de
septiembre, Ziad Hilal SJ, de
Homs, recogió un premio en
nombre de la comunidad de tres
jesuitas que viven y trabajan en
esta ciudad. El premio, otorgado
por la Fundación Stephanus, de
Frankfurt, reconocía su papel en la
defensa de los derechos humanos
de la población civil y el fomento
de la reconciliación a través de la
educación.
“No es porque Dios o la
historia nos juzguen que debemos
detener la violencia y el odio,
sino porque mi vida no tiene
sentido sin la existencia de mi
prójimo, independientemente de
su nacionalidad, creencia religiosa
u origen étnico”, dijo el P. Ziad
durante su discurso de aceptación.
Esta firme creencia en la
paz verdadera y global es la
piedra angular de nuestra labor
de advocacy, cuyo objetivo es
involucrar a la comunidad
internacional en unos objetivos
clave. Lo primero es priorizar los
esfuerzos diplomáticos y ejercer
presión sobre el gobierno sirio y el
Ejército Libre de Siria para acordar
un alto el fuego inmediato y llegar
a una solución negociada.
Cualquier proceso debe incluir
la participación significativa de los
grupos de la sociedad civil de todos
los estratos sociales, religiosos
y étnicos, para garantizar que la
libertad de todos, y en particular la
de las minorías, estén protegidos.
Sólo este escenario garantizará una
paz real para todos.
Mientras tanto, el JRS
ha instado a la comunidad
internacional a garantizar la
seguridad de las operaciones
humanitarias y del personal que
las lleva a cabo. Una declaración
presidencial del Consejo de
Seguridad de la ONU, aprobada
recientemente, es el primer
acuerdo alcanzado por este
organismo sobre Siria en más de
dos años y medio, y debe aplicarse
con urgencia. En el comunicado,
la ONU pide al gobierno sirio
que permita, de inmediato, la
entrega de ayuda transfronteriza
e insta a las partes en conflicto
a acordar pausas humanitarias
en los combates, incluyendo las
rutas “clave” para los convoyes de
socorro.
El JRS también ha pedido un
mayor apoyo financiero y técnico
a las iniciativas humanitarias
de base porque están en mejores
condiciones para llegar a los
desplazados más vulnerables.
Los valientes esfuerzos del JRS y
otras organizaciones cristianas,
islámicas y seculares para llegar a
los más necesitados siguen siendo
insuficientes para satisfacer las
enormes y siempre crecientes
necesidades. La comunidad
internacional no ha apoyado
adecuadamente a la sociedad civil
siria, una tendencia que hay que
corregir urgentemente.
El JRS también está abogando
por un mayor apoyo a los países
vecinos, desbordados por la
afluencia masiva de refugiados,
para que se les ayude a apoyar a
los refugiados y para contrarrestar
el aumento de la xenofobia.
Entre los temas específicos está
mantener las fronteras abiertas,
garantizar que los campamentos
de refugiados cumplan las normas
internacionales, aumentar el
acceso al registro sobre todo
para aquellos que no viven en
campamentos, y prestar atención a
otros refugiados como los iraquíes,
sudaneses y somalíes. Una tarea
urgente mencionada por los
equipos del JRS sobre el terreno
es la protección de los refugiados,
en particular los más vulnerables,
frente a la explotación y el abuso.
La situación en Siria sigue
siendo precaria y la paz puede
parecer un sueño lejano: una razón
más para trabajar tenazmente en
su consecución. Explicando cómo
los equipos del JRS trabajan para
seguir sirviendo en medio de tanta
violencia y desesperación, el P.
defender
Nawras recordó las palabras del
jesuita mártir Ignacio Ellacuría:
Como cristianos, no podemos decir
que no se puede hacer nada; al
contrario, hay de todo por hacer.
La incidencia política del JRS
representa a sus trabajadores y
voluntarios en Siria, a sus familias,
a las comunidades y a todos los
sirios que quieren la paz. El P.
Nawras dijo: “Tratamos de ser la
voz de la mayoría silenciosa de los
sirios que desean un cambio real,
lo cual puede lograrse creando un
país inclusivo, justo y unificado
para todos los hombres y mujeres,
sin distinción ni discriminación”.
En una escuela para niñas y niños refugiados
sirios en la aldea de Kafar Zabad en el Valle de la
Bekaa, Líbano. (Don Doll SJ/JRS)
Enlace en Internet
Entre aquí para acceder a la
Declaración Presidencial del
Consejo de Seguridad sobre Siria
aprobada a principios de octubre
de 2013: un.org/News/Press/
docs/2013/sc11138.doc.htm
17
defender
reflexión
Siria
Testimonio
Todavía podemos dar a la gente nuestro tiempo
Stjepan Kušan: El regalo de una amistad para siempre
Riad, Damasco
Mark Raper SJ, ex director internacional del JRS
He trabajado con el JRS en
Damasco durante nueve meses,
como coordinador de visitas
domiciliarias. Tenemos siete
equipos que visitan familias cada
día. Evalúan las necesidades de
cada una y así vemos qué familias
son las más necesitadas o si
necesitan ayuda específica, por
ejemplo, médica.
Para mí, lo más estresante es
que cuando uno sale de casa por
la mañana no sabe si volverá a
ver de nuevo a los suyos. Además
no podemos salir por la noche;
permanecemos encerrados. Es
agobiante.
Tengo gemelos, de cuatro años
de edad, y todo el tiempo están
asustados por el estruendo de
los combates: los bombardeos,
las balas, los morteros... todo.
En realidad, ya ni los sacamos a
jugar al parque; están encerrados
dentro de casa y eso tiene un efecto
negativo en ellos. Están nerviosos
y agresivos con los demás. Me
preocupa mucho.
Creo que nuestro futuro
son nuestros hijos. Tenemos
que permitir que sus mentes
sean abiertas ante la religión,
para que entiendan que
podemos vivir juntos y en paz,
independientemente de nuestras
creencias. Esto se puede hacer
primero con la educación, aunque
es también responsabilidad de la
comunidad y especialmente de los
padres y de la familia en el hogar.
Es lo más difícil de cambiar, pero
tenemos que intentarlo.
El JRS me da esperanza. Nos
da esperanza a todos. Nosotros
escuchamos, nos preocupamos
por las personas y todavía
podemos dar a la gente nuestro
tiempo, y esto tiene valor.
Hacemos más que sólo dar cosas
a la gente, y esa es la diferencia
entre nosotros y otros.
“El único lugar donde realmente podemos reír”
Mi familia y yo hemos estado desplazados durante un año, lo que sólo ha hecho que aumentar la pobreza. Ninguno
de mis cinco hijos ha podido ir a la escuela, mi marido está sin trabajo, y mi casa ha sido completamente desvalijada.
Hemos ido de un lugar a otro. Un proyectil acabó con la vida de dos hijos de mi hermano cuando fueron a ver cómo
estaba su casa. El dueño de donde vivimos ahora nos está pidiendo que nos vayamos. La única cosa buena en mi vida
este año pasado ha sido que mis hijos y yo nos hemos registrado en el centro de educación y apoyo psicosocial del
JRS, es el único lugar donde realmente podemos respirar y reír.
Rowayda Najjar, desplazada y madre de cinco hijos, Alepo
18
Stjepan Kusan SJ (Don Doll SJ/JRS)
Tengo más de 50 años, pero ahora
me siento huérfano sin el Padre
Kušan. “Stjepan Kušan SJ murió
en abril de 2013, a los 69 años,
después de 51 como jesuita”. El
mensaje lo envió Milan, un croata
leal amigo de Stjepan. Milan fue
soldado en las terribles guerras
de los Balcanes en los 90. Fue
capturado y torturado y luego
regresó a Croacia en un programa
de intercambio de prisioneros.
Stjepan le dio la bienvenida, le
ofreció su amistad y le ayudó a
rehacer su vida, lo que por supuesto
no fue del todo posible, tras el
terrible daño sufrido. Milan sabía
de mi gran amistad con Stjepan
y, en un gesto hacia mí, me envió
las fotos del funeral. Al servicio
asistieron miles de personas,
incluidos bosnios, serbios y croatas.
Su presencia dio testimonio de
la notable capacidad de Stjepan
de hacer amigos con todo tipo de
personas.
La primera vez que me acerqué a
él fue en 1993 durante las guerras
de los Balcanes; Stjepan era el
provincial jesuita. Se quejaba de
que Croacia no era como África y
Asia, y que lo que funcionó en los
países pobres no funcionaría en
Europa. “Está bien - le dije - pero la
Compañía de Jesús debe responder
a las necesidades de la gente
afectada por este conflicto; el JRS
está aquí para ayudarnos a hacerlo
juntos”. Tras meditarlo, Stjepan
estuvo de acuerdo. Su mandato
como provincial terminó el 31 de
julio de 1993. El 1 de agosto se
convirtió en el primer director del
JRS en los Balcanes; serviría a los
refugiados en los países de la ex
Yugoslavia durante los siguientes
20 años.
El JRS llegaba tarde a responder
a un conflicto que se había desatado
hacía ya dos años. Jan Stuyt SJ,
que había servido con el JRS en
Malasia y Hong Kong, corrió a
Zagreb. Fue compañero de Stjepan
y rápidamente crearon una red de
programas en Bosnia, Croacia y
en la propia Serbia. La facilidad de
hacer amigos de Stjepan ayudó a
recuperar el tiempo perdido. Tenían
acceso a toda la gente: a la amplia
red de provincias franciscanas
en los Balcanes, a los patriarcas
ortodoxos serbios, a los sacerdotes
que apreciaban el apoyo de Stjepan,
a los musulmanes que le abrieron
sus corazones. Siguieron proyectos
en Macedonia y Kosovo. Miles de
personas consiguieron un hogar
y una vida gracias a los esfuerzos
creativos y fructíferos de Stjepan
y de sus muchos colaboradores del
JRS.
Ahora Milan se siente como
un huérfano. No es el único que
extraña a Stjepan Kušan; pero
quienes le echamos de menos
también le damos gracias por su
extraordinaria vida de amistad
que nos ofreció generosamente a
todos.
Dar testimonio de la
reconciliación es un
papel que la Iglesia debe
jugar en todas partes y
su contribución debe ser
“no el amor con palabras
sino con hechos”. La
implicación concreta
como la del P. Stjepan
Kusan vale más que mil
palabras (1999)... En los
Balcanes, nos preguntaban
por qué ayudábamos a
musulmanes y ortodoxos.
Incluso a nuestros
compañeros jesuitas les
resultaba difícil entender
que el JRS estuviera a
disposición de todos en
nombre del Evangelio, y
no sólo de los católicos.
(2000).
Ex Padre General
Peter- Hans Kolvenbach SJ
19
Jesuit Refugee Service
Borgo S. Spirito 4,
00193 Roma, Italia
TEL: +39 06 69 868 465
FAX: +39 06 69 868 461
Servir es editado,
producido e impreso en Malta
Dirección del remitente
(por favor, devuelvan también las
direcciones obsoletas)
Jesuit Refugee Service Malta,
St Aloysius Sports Complex,
50, Triq ix-Xorrox,
Birkirkara, Malta
www.jrs.net
El JRS Internacional conmemoró el Día Mundial
del Refugiado, el 20 de junio de 2013, con la
presentación de la exposición fotográfica, Refugio
y Sustento, en la histórica iglesia del Gesù en Roma.
El evento quiso promover una visión integral de la
hospitalidad hacia los refugiados y se centró en el
desplazamiento en Siria y el Congo.
La exposición incluye un video proyectado sobre
la fachada de la iglesia, así como una exhibición
fotográfica en el interior de la misma.
“En medio de la adversidad, la comida alimenta,
el refugio protege, la hospitalidad abre puertas, y
la educación reconstruye futuros”, dijo el director
internacional del JRS, Peter Balleis SJ.
Refugio y Sustento
E X PO S I C I Ó N F O T O G R Á F I C A
La exposición se hizo con la colaboración de Art
Works Projects for Human Rights, una ONG con
sede en Chicago. La proyección digital también
se exhibió en lugares de importancia religiosa e
histórica en Beirut, Nueva York, Budapest y otras
ciudades del mundo.
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