II. 1. ASPECTOS TECNICOS Y SOCIOLOGICOS DE LA AGRICULTURA FAMILIAR EN LAS COMARCAS DEL ESTUDIO Demografía Para intentar una mejor comprensión de las comarcas en que desarrollan su actividad las explotaciones familiares en estudio, es necesario atender a los aspectos demográficos, tanto desde una perspectiva eslática como dinámica, por su íntima conexión con la propia evolución del sector rural y agrario. No cabe pensar en una política de planificación de las explotaciones agrarias que no tenga en cuenta la variable demográfica, esto es, cuantía y evolución, estructura y actividad de la población de que se trate. 1.1. Evolución sle ia población En el cuadro ! se presenta, resumida, la evolución de la población en tres niveles: provincial, rural y comarcal. Con el fin de comparar la evolución demográfica de las comarcas estudiadas, ha parecido conveniente introducir la evolución de la población del conjunto de la zona rural de cada provincia. De esta manera, se puede observar que la evolución demográfica de las comarcas palentina y lucense estudiadas ha sido más favorable que las del conjunto provincial y las de la^ zonas rurales respectivas. Así, mientras que la pérdida de población en Palencia ha significado una disminución de 24,1 unidades porcentuales en 1970 con base a 1960 (y para la zona rural la disminución ha alcanzado las 26 unidades porcentuales), la comarca objeto de estudio tan sólo ha experimentado una pérdida de 12,9 unidades. Igual tendencia se observa en la comarca lucense, en la que la pérdida de población asciende en la última década a 11,6 unidades porcentuales, mientras que para el conjunto provincial y la zona rural, las pérdidas se han elevado a 18,2 36 y 17,4 unidades, respectivamente. Resulta interesante señalar que en L.ugo la zona rural ha perdido más población que el conjunto de la provincia: 69,64 contra 55,44 habitantes, lo que se exptica por la emigración que de las propias zonas rurales se ha dirigido a la capital provincial y a los municipios de Antas de Ulla, Cervo y S. Vicente de Rabade, que son los únicos que han manifestado un incremento demográfico en la última década (9). La comarca ilerdense ha experimentado un aumento de población casi similar al del conjunto provincial, 4,3 unidades porcentuales en el primer caso y 5,1 en el segundo, mientras que el conjunto de la zona rural ha experimentado CUADRO 1 Evolución de ta poblacibn de hecho de las tres comarcas: palentina, lucense y leridana, y de sus respectivas provincias y zonas rurales 1960 N 1970 % N % Diferencia /70 - 60J COMARCA Patentina Leridana Lucense 37.822 100 28.714 87,1 - 9.168 103.081 99.OS4 100 100 109.064 80.378 104,3 88,4 + 5.983 - 18.676 PROVINCIA Palencia I.érida Lugo 231.379 332.672 478.495 100 100 100 201.529 347.096 423.051 75,9 105,1 81,2 - 29.850 + 14.424 - 55.444 ZONA RURAL Palencia Lérida 129.442 185.357 100 100 95.837 152.742 74,0 82,4 - 33.605 - 32.61 S 400.620 100 330.976 82,6 - 69.644 Lugo Fuente: Censo de población 1960 y 1970. Elaboración propia. (9) Consejo Económico Sindical de Galicia, Galicia en cifras, Santiago, 1973, pág. 43. 37 una pérdida de 17,6 unidades, equivalente a 32.615 habitantes. Este diferente comportamiento demográfico se explica por las características peculiares de la zona estudiada, que comprende la totalidad de la comarca de Segriá, parte de la comarca de Garrigas y parte de la comarca de Segarra. Esta zona es una de las áreas frutícolas más ricas del país, lo que explica la potencialidad demográfica en contraste con otras zonas rural+es ilerdenses más limitadas en sus recursos naturales. En la comarca lucense, si se exceptúan Lugo capital y los municipios de S. Vicente de Rábade y Antas de Ulloa, el resto de los municipios tienen una población regresiva. Por lo que se refiere a la comarca palentina, todos los municipios ofrecen una población regresiva, y algunos de ellos a unos niveles que parecen indicar su próxima desaparición como tales, ya que sus poblacíones no alcanzan los dos centenares de habitantes, y en algunos casos límites ni siquiera logran rebasar el centenar de almas. Panorama distinto presenta, como ya se ha visto anteriormente, la comarca ilerdense. De los 63 municipios que componen el área estudiada, 28 muestran un incremento de población en la última década, mientras que los 35 restantes ofrecen pérdidas demográficas. Sin ernbargo, las disminuciones de población en este caso son menores, en valor absoluto y valor relativo, a las de la mayoría de los municipios palentinos y lucenses estudiados, lo que indica una vez más que la emigración es notablemente inferior en Lérida que en Lugo y Palencia. 1.2. Estructura de la población por sexo y edad En los cuadros números 2 y 3 se incluyen las distribuciones porcentuales de la población provincial de Lérida, Lugo y Palencia para los años 1960 y 1970, respectivamente. El envejecimiento de la población lucense y palentina es notorio, como lo indica la disminución relativa de la población joven. Así, por ejemplo, en Palencia, mientras que en 1960 un 39 por 100 de la población tenía menos de veinte años, tal porcentaje había descendido al 35,6 por 100 en 1970. Rec:procamente, mientras que la proporción de población con más de sesenta años representaba el 12,1 por 100 en 38 CUADR02 Composición porcentual de ta población por grupos de edades y sexo en Ias provincias de Lérida, Lugo y Palencia, 1970 Zona rural de: LERlDA GR UPOS DE EDAD LUGO •PALENCIA Mujer Hombre Mujer Hombre Mujer Hombre Hasta 9 años De 10 a 19 años De 20 a 29 " De 30 a 39 " De 40 a 49 " De 50 a 59 " De 60 a 69 " 7,9 7,5 6,3 6,2 7,3 5,4 4,5 8,1 8,1 6,4 6,1 7,5 5,6 4,8 6,5 7,4 6,0 6,3 7,1 6,7 5,8 6,7 7,9 6,5 5,9 6,8 5,9 5,5 De 70 a 79 " 7,8 9,4 6,4 5,4 6,9 5,6 5,0 8,6 9,8 7,0 5,4 6,8 4,8 4,4 2,9 2,7 3,6 2,9 2,9 2,0 80 y más años 1,0 0,7 1,4 1,0 1,1 0,6 TOTAL (173.129)(173.967) ( 215.069)(207.982) (101.935)(99.594) Fuente.• Censo de pob^ación, 1970. Elaboración propia. 1960, diez años más tarde alcanzaba el 16 por 100. Igualmente ocurre con los estratos intermedios de edad, que representan a la mayor parte de la población activa. Los porcentajes de población comprendida entre los veinte y los cincuenta años son menores en 1970 que en 1960. Todo ello indica el deterioro demográfico de estas dos provincias de Lugo y Palencia. Sin embargo, Lérida mantiene una estructura de edades en 1970 muy parecida a la de 1960, lo que indica que se trata de una población menos afectada por la emigración y con una capacidad de reproducción que se podría catalogar como media. Las tendencias anteriormente apuntadas se agudizan al analizar la estructura de la población por sexo y edad en las respectivas zonas rurales. (Ver anejos.) En efecto, el envejecimiento es notable en las tres provincias estudiadas. La 39 CUADRO 3 Composición porcentual de ta población por grupos de edad y sexo en las provincias de Lenda, Lugo y Palencia, 1960 Zona rural de: LER/DA LUGO PA LENCIA GR UPOS DE EDAD Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres Ifomb^es Hasta 9 años De 10 a 19 años De 20 a 29 " „ De 30 a 39 De 4(1 a 49 >, >, De 50 a 59 De 60 a 69 ^^ ^, De 70 a 79 80 y más años 7,8 7,1 6 ,6 7 ,7 6 ,8 5 ,9 4,5 2,5 0,7 8,1 7,7 ? ,1 7 ,9 6 ,6 5 ,8 4 ,3 2,4 0,6 7,3 8,3 7,5 7 ,2 6,5 6 ,0 4,5 2,7 1,1 7,b 8,4 7 ,5 6,8 6 ,0 5 ,9 3 ,7 2,1 0,8 10,1 10,1 9,5 9,3 6 ,4 7 ,0 5 ,9 5 ,2 3 ,9 6,5 7 ,3 5 ,4 5 ,0 3 ,3 TOTAL (164.782) (167.890) (244.952)(233.543) 2,2 1,7 0,6 0,4 (50,8) (113.826) Fuente: Censo de pobfación, 1960. Etaboración propia. proporción de población mayor de sesenta años en 1970 es superior en más de dos unidades porcentuales a la correspondiente en 1960, y recíprocamente la proporción de niños menores de diez años en 1970 es inferior en aproximadamente otras dos unidades porcentuales a la correspondiente población en 1960. Pero más notable y significativa resulta la pérdida de población comprendida entre los veinte y los cuarenta años. En Palencia, la proporción de población comprendida en el anterior grupo de edad ascendía en 1960 al 26,8 por 100, mientras que en 1970 la correspondiente proporción tan sólo alcanzaba e1 23,2 por 100. Además, las pérdidas de población se reparten bastante equilibradamente entre hombres y mujeres, lo que indica das cosas: que la emígración afecta por igual a los jóvenes de ambos sexos y que las personas casadas emigran en grupos familiares. Los descensos de población en las zonas rurales de Lugo y Lérida son similares a los de Palencia. 40 EI carácter regresivo de la población estudiada condiciona indudablemente el comportamiento de los agricultores en relación a sus explotaciones agrarias y sus actitudes sobre el trabajo agrario. 1.3. Poólación activa Para los efectos de este estudio, se ha considerado la población activa en sus dos categorías más relevantes, distinguiendo entre la agraria y la no agraria. Sus proporciones respectivas varían significativamente entre las tres provincias estudiadas, lo que indica el distinto nivel de desarrollo en que se encuentran. CUADRO 4 Distribución de la población activa agraria y no agraria en las provincias de Lérida, Palencia y Lugo. 1970 Población activa: No agraria Agraria N LERIDA PALENCIA LUGO % 46.841 37,1 20.939 31,5 149.697 68,5 TotaÍ N % N % 79.614 45.610 68.982 63,9 68,5 31,5 126.455 66.549 218.679 100,0 100,0 100,0 Fuente: Censo de Población, 1970. Elaboración propia. El carácter atrasado de la provincia lucense queda perfectamente reflejado en el alto porcentaje de población activa agraria que posee, el 68,5 por IUO. Puede resultar interesante el hecho de que la proporción de la población agraria en Palencia sea menor que para el caso de Lérida, lo que explica muy probablemente no en función del diferente desarrollo de ambas provincias, sino por la mayor riqueza 41 agrícola de esta última, con una agricultura intensiva que requiere abundante mano de obra, y que contrasta con la agricultura básicamente cerealista de Palencia. También tiene interés el estudio del envejecimiento de la población agraria en relación con la población activa en los otros sectores productivos: CUADRO 5 Distribución porcentual de la población activa, por grupos de edad, en la provincia de Lérida, Palencia y Lugo. 1970. LER/DA PALE'NCIA LUGO Grupos de edad (añosJ Pa A Pa A Pa A Pa A Pa A Pa A Menos de 25 De 25 a 49 50 y más años 12,5 49,2 38,3 29,4 50,3 20,3 22,2 46,6 31,2 30,9 49,7 19,4 i7,4 41,4 41,2 23,3 42,0 23,7 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 100,0 TOTAL Pa A : Pa A. Población activa. Población activa no agraria. Los grupos intermedios de edad, esto es, los comprendidos entre los veinticinco y los cuarenta y nueve años se reparten aproximadamente igual entre la actividad agraria y la no agraria, en las tres provincias estudiadas. Las diferencias significativas entre actividad agraria y no agraria aparecen en los grupos extremas de edad, menos de veinticinco años y más de cincuenta años. En efecto, mientras que la población activa agraria menor de veinticinco años en la provincia de Lérida representa el 12,5 por 100, tal propor'ción asciende al 29,4 por 100 para la poblacián activa en los sectores secundaríos y terciarios. Inversamente ocurre con la población vieja, que es minoritaria en los" sectores no agrarios y mayoritaria en la agricultura. Cifras porcentuales parecidas a las anteriores, aunque con diferencias menos acusadas, se observan en las provincias de Lugo y Palencia. 42 2. Mecanización En la mayor parte de las regiones españolas, el proceso de desarrollo económico ha impulsado transformaciones entre las cuales la mecanización de las explotaciones merece un detenido estudio. La mecanización exige como condición previa un nivel tecnológico que la haga posible. Pero de mayor importancia pueden ser los condicionamientos de tipo social y económico que en un momento dado provoca su introducción más o menos acelerada. El proceso de emigración campesina que comienza en los años cincuenta, con incidencia posterior sobre los niveles de salarios y la escasez de mano de obra agrícola, completa el conjunto de factores que explican el proceso de mecanización que se inició en las grandes explotaciones, a lo cual contribuyeron también las normas en la concesión de tractores, cuya distribución estaba intervenida en aquella época. El problema es distinto, en algunos aspectos, en las explotaciones de tipo familiar. Las dificultades de financiación, la menor dimensión de las explotaciones -que compromete a veces la rentabilidad de la compra- y otros factores ligados a la inercia tradicional son los elementos que más han dificultado el proceso de mecanización en estas explotaciones, proceso desarrollado en período posterior que en el latifundio. De cualquier modo, el conjunto de factores que han actuado impulsando este proceso han poseído la fuerza suficiente para obligar al agricultor familiar a mecanizarse en el período de mayor desarrollo socioeconómico español. Los factores económicos que condicionan la mecanización vienen determinados principalmente por variaciones en los costes de la mano de obra, en el capital, precios de los productps agrarios y de los factores de producción ligados a la utilización de la maquinaria, tipo de cultivo y tamaño de la explotación (10). Pero es preciso considerar otros factores para explicar la (10) B. W. Slicher Van Bath: «The influence of economic conditions on the development of Agricultural tools and machines in History». En «Mechanization in agriculture». Editor, J. M. Meij. Agricultural University of Wageningen, 1969. 43 mecanización de la empresa familiar, cuyos objetivos no siempre coinciden con la maximización de la rentabilidad. Razones de tipo sociológico tienen en este caso una importancia decisiva. Así, el agricultor familiar, sumergido en un proceso de cambio acelerado que facilita niveles de vida superiores a amplios sectores del país, no puede permanecer ligado a técnicas de producción que limitan sus íngresos pero que simultáneamente le oblígan a un trabajo duro, lo que impulsa a sus fiijos a la emigración. EI conocido efecto demostración ha podido tener, igualmente, mucha importancia en este proceso. Existen soluciones alternatívas a la mecanización propia de la empresa familiar, como es el alquiler de maquinaria. La agricultura de grupo, en las distintas modalidades que puede adaptar, constituye otra alternativa a la mecanización individual, con bastante aceptación en algunas regiones españolas. De cualquier modo, el sistema de crédito agrícola se ha adaptado en estos años de forma que ha hecho posible la adquisición de maquinaria por agricultores medianos y pequeños que, sin este apoyo, habrían tenido que recurrir al alquiler o a la continuidad de las técnicas tradicionales. La mecanización de las medianas y pequeñas explotaciones ha constituido un factor clave en la apertura al mercado de este tipo de empresas familiares. Esto es cierto respecto a los inputs, al depender el agricultor de la adquisición en el mercado de un número creciente de factores de producción, y respecto al output, al incrementarse los rendimientos y el producto (11). La empresa familiar se hace cada día más dependiente del mercado, haciéndose evidente su vulnerabilidad. Surge, pues, la necesidad de potenciar estas explotaciones y el agricultor familiar adopta, según zonas, nuevas actitudes que incrementen o complementen los ingresos de la explotación. EI aumento de tamaño de explotación por compra o arrendamiento en muchos casos de las tierras de los ausentes; (a concentración parcelaria, y la disminución o supresión de la contratación de mano de obra, son las (ll) C. Voss. <.Mecanización, Producción y Empleo Agricola». Soletín mensual de Economía y Estadística Agrícola de la F. A.O. Enero 1974. 44 respuestas que más íntimamente se ligan con la mecanización. La introducción de maquinaria incide igualmente en la racionalización de la producción al exigir una intensificación en el cultivo. Desaparecen o disminuyen en gran proporción las superficies en barbecho, se intensifica el empleo de fertilizantes y herbicidas, y puede llegar a generarse la necesidad de utilización de nuevas técnicas de organización: una elemental contabilidad; una mayor relación con los servicios de divulgación agraria, así como una tendencia creciente a la cooperación y asociación con otros agricultores. La maquinaria, y el tractor principalmente, por su incidencia en el producto de la explotación, por el coste que supone para la empresa familiar y por motivos de tipo práctico de raíz muchas veces sociológica, se ha convertido en un factor de producción imprescindible en el campo. Pero como factor de producción, la utilización del tractor es susceptible de un análisis económico que indique su umbral de rentabilidad para la explotación como empresa. Dado el encarecimiento progresivo de la mano de obra, la sustitución de ésta por capital se impone y los umbrales, fijados según tamaño de las explotaciones, han disminuido rápidamente (12). Pero otros factores, entre los que la estructura de la empresa es el de mayor importancia, hacen que el aprovechamiento de la maquinaria agrícola no sea siempre el óptimo. Existe en muchos casos exceso de maquinaria. Aunque es preciso expresar qué se entiende por exceso de maquinaria y cuál es el método adoptado para medirlo. Hay exceso de maquinaria a nivel comarcal cuando la estructura de propiedad ha potenciado la adquisición de tractores u otro tipo de maquinaria, en volumen superior al que se precisaría para atender las dimensiones físicas de la zona. Puede, pues en este caso hablarse de que existe un subempleo de parte de la maquinaria. Pero a nivel de explotación, el subempleo de maquinaria es conceptualmente más comprometido de establecer. En muchos casos, la alternativa es tractor sí o tractor no, y a la respuesta ahrmativa (12) José Manuel Naredo, «La Evolución de la Agricultura en España», 1971. 45 empujan multitud de razones. Muchos agricultores tienen necesidad de comprar un tractor sin poder optimizar su empleo, debido a deficiencias estructurales. En principio, puede considerarse como subempleo la proporción de jornadas (horas) de maquinaria no utilizada, con respecto al número de jornadas (horas) que debe funcionar esta maquinaria para estar bien empleada. Según esta definicián, aparece ya un primer elemento de referencia que no es un dato objetivo; en efecto> el número de jornadas (horas}, que una máquina debe funcionar para estar bien empleada, depende de consideraciones acerca de la amortización, obsolescencia, etc., y por tanto es algo variable y bastante subjetivo. Otro problema es el de contabilizar las horas que la máquina ha trabajado realmente en la explotación. Muchos agricultores afirman salir a trabajar todos los días y por tanto no existe subempleo; sin embargo, algunas tareas de las realizadas se podrían elimínar ya que no sirven ni directa ni indirectamente para producir. Si se contabilizan como productivas estas horas de^ trabajo improductivo e innecesario, entonces hay pocos agricultores con subempleo de maquinaria. Si no se tienen en cuenta, una mayoría de los agricultores familiares tienen la maquinaria subempleada. La eliminación de este subempleo podría efectuarse de diversas formas. Las más eficaces son: - Utilizar maquinaria alquilada, en lugar de propía. - Adquirir la maquinaria en cooperación con otros agricultores. - Aumentar el tamaño de la explotación. Otro tipo distinto de subempleo es el estacional. Puede ocurrir que en una explotación el tractor funcione las horas que se considera conveniente al año, pero, en una época determinada, no sea utilizado. Este tipo de subempleo se estudiará a nivel comarcal y en forma teórica, analizando la distribución anual de horas de empleo de la maquinaria en función de los cultivos y actividades predominantes en cada comarca. La determinación cuantitativa del subempleo de maquinaria en una explotación es difícil de establecer. Existe una vía directa que consistiría en el cronometraje a lo largo de una campaña de los tiempos de utilización productiva del tractor y de su comparación, para distintos tipos de cultivo 46 y tamaño de las parcelas, con los teóricos que se deducen de la vida útil estimada del tractor. Con la aplicación de este método la realidad queda muy deformada. La elección de un conjunto de explotaciones y la vigilancia de las labores realizadas por el agricultor y su calificación en productivas o no, introduce multitud de desviaciones que dan poco interés a los resultados; sería necesaria una muestra de una gran dimensión o un estudio de muchas compañas. Como ya se ha dicho, el agricultor utiliza el tractor diariamente y en todo caso concede poca importancia a la baja utilización productiva de su maquinaria dentro del capítulo de gastos e ingresos de su explotación. Y tiene razones poderosas para actuar de este modo. El deterioro de su economía familiar viene mucho menos determinado por la incidencia del mal empleo de su maquinaria que por la de otros factores frente a los que el agricultor se encuentra plenamente sensibilizado: precios de sus productos y materias primas empleadas, dificultades para ampliar el tamaño de su explotación, etc.; cuando además el tractor lo compró con créditos a cinco o seis años y el carburante está subvencionado. El agricultor no tiene conciencia de que emplea mal su maquinaria; en unos casos insuficientemente y en otros, en operaciones no necesarias. No conoce el significado del subempleo, según se ha podido comprobar, y ello supone un grave inconveniente para determinar directamente este subempleo. En lo que sigue se han establecido dos niveles de subempleo: el de la explotación y el global. Esta diferenciación se ha introducido para considerar la posibilidad de que una explotación familiar tenga la maquinaria subempleada en la explotación pero que el excedente lo alquile, con lo cual, a nivel total, no puede considerarse que la maquinaria esté subempleada. Por otro lado, se ha elaborado un estudio introductorio que mide el grado de subemplzo teórico de la maquinaria a nivel comarcal. 2.1. Principales características de la utilización de la maquinaria Junto al análisis de resultados de la encuesta efectuada en las tres comarcas, se considera de interés incluir aquellas 47 características príncipales de la utilización de la maquinaria que fueron observadas «in situ» por el equipo que realizó los trabajos de campo. 2.1.1. Palencia La comarca palentina del Cerrato es una zona con elevado grado de mecanización. Los tipos de cultivo más extendidos, el tamaño y la parcelación de las explotaciones, la escasez de mano de obra asalariada y la relativa importancia que tienen en la zona los Grupos Sindicales de Colonización son los factores más destacados que han provocado el desarrollo de la mecanización en la comarca. EI movimiento cooperativo está poco extendido y con escaso éxito. En algunos pueblos, la aparición del prímer tractor se remonta al año 1947 y, aunque a lo largo de los años 50 crece el parque de tractores y maquinaria agrícola, es preciso esperar a comienzos de los años 60, concretamente 19611962, para observar un incremento importante en el número de tractores, que ya no se detendrá. Las primeras cosechadoras en la zona fueron adquiridas en 1962. Los cultivos principales son cereales y remolacha. El cultivo de los cereales está totalmente mecanizado. La relación CV/Ha es alta. Los aperos más generalizados en la explotación familiar tipo son: arados de vertedera, arados de disco, gradas canadienses, sembradoras en línea y abonadoras a voleo. La recolección de los cereales se hace siempre con cosechadora, sea ésta propia o alquilada. Puesto que la dimensión normal de una empresa familiar no justifica '.a existencía de cosechadora propia en numerosas ocasiones, se contrata la recolección a cosechadoras procedentes de otras regiones, cuyo pago se satisface por horas de funcionamiento de la máquina en cada explotación. La empacadora es poco frecuente en la zona. EI cultivo de la remolacha no está muy mecanizado. EI tractor se utiliza para la preparación del terreno, la recolección y el transporte. La cosechadora de remolacha no es frecuente en la comarca. EI aclareo y descoronado se hace a mano. En este cultivo son aún frecuentes las labores con yuntas. Las leguminosas para grano se recogen con cosechadora y las forrajeras con 48 segadora de forraje acoplada al tractor o, en su caso, a las mulas. La viña es un cultivo en regresión aunque suele estar presente en todas las explotaciones con carácter de autoconsumo. No se labra con tractor ya que generalmente el marco de plantación suele impedírlo. La dimensión de las explotaciones ha crecido bastante en esta comarca, con la desaparición de multitud de pequeñas explotaciones que han sido compradas o arrendadas por los agricultores que han permanecido en la zona. La concentración parceiaria ha sido realizada en muchos municipios y en los que aún no ha terminado está muy avanzada; estos factores han fomentado la creación, entre familiares, de la agricultura asociativa. Todos son factores que han impulsado la mecanización de la zona. Es preciso recordar que en los casos de pequeños agricultores que no poseen tractor propio, suelen utilizar la maquinaria de otros empresarios mayores, para los que trabajan como asalariados. La extensión en el uso de maquinaria potente, junto con un abonado más intensivo y la introducción de variedades de ciclo corto de siembra primaveral, ha eliminado prácticamente el barbecho, tan extendido en la comarca tiempo atrás. 2.1.2. Lugo EI nivel de mecanización en la comarca lucense viene muy condicionado por las características de la agricultura en la zona: - Una parte muy importante de la superficie aprovechable no se labra. Pertenece a la población emigrada, pero no está en venta. EI mercado de tierras es casi inexistente en la zona. - El grado de parcelación condiciona la utilización de la maquinaria. Existen multítud de parcelas en las que no puede entrar el tractor ni, por supuesto, la cosechadora. - Las costumbres y hábitos culturales influyen también en las técnicas utilizadas por su peculiaridad, con mayor intensidad posiblemente que en otras regiones. Podría hablarse de dos típos de explotaciones en cuanto al grado de mecanización. En uno, existen arados de madera, arados de hierro, grada de madera y hierro y carro para 49 transporte. En otro tipo más mecanizado de explotación habrá, además de los aperos citados, un tractor normalmente de segunda mano, con arado de vertedera, grada y remolque. Las labores están, por lo general, poco rnecanizadas. La preparación del terreno se realiza con el tractor, o con vacas en caso de no contarse con aquél, pero la siembra y el abonado se efectúan a mano, incluso en caso de poseer tractor. la recolección se hace con guadaña, a veces con barra de corte aplicada al tractor o a los animales. la siega de la hierba se efectúa con motosegadora, barra de corte o guadaña. La recolección de los cereales nunca se hace con cosechadora. Después de la siega, los agricultores forman grupos para «mayar» , trillar y limpiar el irigo. Cada día efectúan esta tarea en la explotación de uno de los miembros del grupo, ahorrándose con ello la contratación de mano de obra. Los prados naturales se riegan «por peso» , corriendo ei agua por surcos, y se abonan con estiércol no utilizado en las tierras de labradío o en las praderas artificiales. Estas últimas no se riegan. EI monte se utiliza como pasto en determinadas ocasiones, y otras se rotur^a y se siembran praderas artificiales, aunque el elevado coste de la operación suele ser disuasorio. 2J.3. Lérida Lérida es una de las provincias españolas donde el nivel de mecanización es más elevado. Los primeros tractores aparecieron hacia 1940, formándose cooperativas como solución a la dificultad de financiación de la gran mayoría de los agricultores. Paulatinamente fue aumentando el número de agricultores que mecanizaban las labores, pero el gran salto en la mecanización no se produjo hasta la década de los 60, hace unos diez aQOS. Las dificultades para distribuir el trabajo de los [ractores entre !os cooperativistas, cada vez más numerosos, ]levó a la adquisición de tractores propios. Sin embargo, todavía, la maquinaria importante (cosechadoras y empacadoras) permanece en régimen cooperativo, trabajando para los socios por horas. Es ésta una buena solución para evitar tanto el 50 subempleo de maquinaria como una inversión individual importante. En las zonas de frutales, la mecanización se inició en la mayoría de los casos con motocultores, sufícíentes para las labores y mucho más asequibles. Todavía existen bastantes agricu{tores que realizan todas las labores con el motocultor, aunque en los últimos años ha aumentado mucho el número de tractores de pequeña potencia, de 15 a 35 CV. Los aperos más corrientes son, aparte de los arados de vertedera y gradas, el subsolador, que se utiliza mucho, y la fresadora. Casi todas las explotaciones tienen una sulfatadora para los tratamientos de los frutales, y son ya bastante corríentes los atomizadores, que suponen otro esfuerzo inversor importante. Las explotaciones exclusivamente frutícolas suelen tener una fresadora, un subsolador y equipos de tratamíento: sulfatadora, atomizador y desbrozadora de hierbas para límpiar el terreno en torno a los árboles. 2.2. Intensídad de mecanización comarcal. Análisis de regresiones multivariaóles. Para cada comarca se ha verificado, a partir de los datos obtenidos en la encuesta, e) estudio de las interrelaciones entre las distintas componentes que interesa explicar y una lista de variables estructurales. (Ver modelo utilizado en el Anejo núm. 5.) Entre las variables a explicar están: intensidad de mecanización (CV/Ha), intensidad de mano de obra (UTH/Ha), composición de mano de obra en la explotación (porcentaje de mano de obra familiar), subempleo de la maquinaria y subempleo de la mano de obra. Las principales variables estructurales explicativas son: porcentaje superFcie regadío sobre superficie total, índice intesidad de cultivo, índice íntensidad ganadera (cabezas/superficie pastada), intensidad de la explotación (tipo de explotación), superficie total ^de la explotación, número de UTH en la explotación, número de cabezas de ganado, porcentaje de superficie en propiedad sobre el total, grado de parcelación y número total de cultivos. Se desarrolla a continuación la interpretación y análisis de los resultados referentes a mecanización, individualizados para cada comarca. 51 En la comarca de Palencia, el índice de intensidad de mecanización presenta coeficientes de correlación R muy bajos, y escasamente significativos con todas las variables explicativas (excepto con e{ tipo de explotación). La variable «tipo de explotación» mide la intesidad de aprovechamientos agrícolas y ganaderos de la explotación. En Palencia se han definido los siguientes tipos ordenados de menor a mayor intensidad (13). 1. Secano 100 por 100. Cereal y leguminosa. 2. Secano. Regadío < 10 por:100. Sólo cereal. 3. Secano. Regadío < 10 por 100. Cereal, remolacha, soja, alfalfa. 4. Secano. 10 < Regadío < 30 por 100. Cereal, remolacha, alfalfa. 5. Secano. Regadío > 30 por 100. Cereal, remolacha, alfalfa. 6. Secano y regadío con ganado. Como consecuencia, las regresiones conjuntas no son significativas al 5 por 100 y sólo lo es la regresión simple. CV/Ha = 5,15 + 1,54 x(Inténsidad de aprovechamiento en la explotación). Con un F= 12,04 y un coefíciente de determinación R= 0,10 que puede considerarse poco satisfactorio. En Lérida, esta variable está correlacionada significativamente con el tipo de explotación (R = 0,42} y con el porcentaje de supe^cie de frutales (0,41). Sin embargo, como estas dos variables explicativas están correlacionadas, sólo tiene interés la regresión simple del índice de CV/Ha con el tipo de explotación. Esta regresión simple es altamente signifícativa (F = 22,5) y explica el 17 por 100 de las variaciones del índice de mecanización. Igual que en la comarca de Palencia, se demuestra que el grado de mecanización está mucho menos relacionado con características estructurales de la explotación que el grado de intensidad de mano de obra, según se verá más adelante. En Lugo, el grado de interretación de las variables corres(13) En realidad es una variable cualitativa, pero, a{ existir varios tipos ordenados de menor a mayor intensidad, puede utilízarse como una variable de tendencia (cuantitativa). 52 pondientes a mecanización y mano de obra con las variables explicativas estructurales es muy bajo. No sólo el subempleo no está relacionado, sino que tampoco el resto de las variables guardan relación: sólo el índice CV/Ha, y en mucha menor medida e) UTH/Ha, están ligados, aunque de modo poco significativo. La regresíón simple entre CV/Ha y el tamaño de la explotación es significativa (F = 18,87) y explica el 13 por 100 de las variaciones. La ecuación es: CV/Ha = - 14,39 + 0,1641 (Tamaño) La siguiente variable introducida en la regresión es el «número de cultivos de la explotación». La regresión conjunta es significativa, F= 14,10 y explica el 19 por 100 de variaciones. La ecuación es en este caso: CV/Ha = 23,01 + 0,48 x(n.° cultivos) + 0,152 x(tamaño) Según el análisis de la varianza, la explicación adicional de la variable «número de cultivos» es signi^cativa. La tercera variable introducida es el tipo de explotación; de ella resulta una regresión múltiple significativa al 5 por 100 y que explica el 25 por 100 de las variaciones del índice. La ecuación es: CV/Ha =- 43,9 + 5,34 x(Tipo explotación) + 0,41 x(n.° de cultivos) CV/Ha =- 43,9 + 5,34 x(Tipo explotación) + 0,41 x(n.° de cultivos) + 0,129 x (Tamaño). La variable tipo de explotación mide la intensidad productiva de la explotación y están ordenados de menor a mayor intensidad. Los tipos de explotación definidos en la comarca de Lugo son: 1. Explotación de porcino para autoconsumo. 2. ^xplotación de vácuno para carne, leche y trabajo. 3. Explotación de vacuno para carne, leche y trabajo y porcino de autoconsumo. 4. Explotación de vacuno para carne, leche y trabajo y porcino comercializable. 53 S. Explotación de vacuno para carne y leche y porcino autoconsumo. 6. Explotación de vacuno para carne y leche y porcino comercializable. La introducción de esta variable en la regresión conjunta es significatica al nivel del 0,05. 2.3. La tracción animal en la actualidad La importancia de la tracción animal es aún grande en 1as comarcas de Palencia y Lugo y es interesante destacar que, incluso en aquellas explotaciones que están mecanizadas, la yunta mantiene importancia. En la comarca de Lérida, tan sólo un 10,9 por 100 de las explotaciones de la muestra no tienen tractor y a pesar de ello tan sólo 2,7 por 100 utilizan tracción animal, alquilando o tomando prestada la maquinaria el resto. Una mayoría importante, 66,6 por 100, de estos agricultores, no piensa comprar nunca un tractor. En Palencia, el 13,6 por 100 de las explotaciones no tienen tractor, pero además un 35 por 100 de las mecanizadas también emplean la yunta en aquellas labores que no pueden realizarse con empleo de maquinaria. El motivo fundamental por el cua{ estos agricultores no se han mecanizado y siguen utilizando yuntas es el tamaño excesivamente pequeño de sus explotaciones y la consecuente imposibilidad de compra. EI 60 por ]00 de estos agricultores sin tractor no piensan adquirirlo nunca. El resto esperan el momento en que puedan ampliar el tamaño de su explotación o cuando tengan concentradas sus parcelas. Lugo es donde mayor importancia tiene la tracción animal. EI 52,7 por 100 de las explotaciones no posee tractor y, de aquellas que lo poseen, un 45 por 100 tiene, además, yunta. En este caso el motivo del agricultor lucense es idéntico al del palentino: la existencia de unas labores que no pueden efectuar con tractor y, a veces, la muy reducida dimensión de sus parcelas; las razones que han impedido la mecanización son similares: tamaño reducido de la explotación e imposibilidad de financiar la compra y el sostenimiento por el incremento en los gastos de fuera del sector que les supondría el tractor. Igualmente existe un alto porcenta- 54 je de estos agricultores: 40,3 por 100, que no piensa adquirir nunca un tractor. 2.4. Motivaciones de la MecaniZación La compra del tractor parece reforzar la permanencia de los hijos en el medio rural. Esta consecuencía parece desprenderse de las respuestas a la siguientz pregunta, hecha a los agricultores que poseen tractor: ^Ha emigrado algtín hijo? ( porcentaje) Ha emigrado No ha emigrado Palencia Lugo Lérida 18,94 76,84 13,33 86,66 12,24 80,61 El porcentaje más elevado es el de Palencia, pero de cualquier modo, en zonas de fuerte emigración, especialmente Palencia y Lugo, estas cifras resultan bajas. Es preciso señalar, sin embargo, que este reforzamiento de la permanencia de los hijos en el pueblo no es mencionado de forma consciente por el agricultor como causa de la compra del tractor. Motivaciones de la compra del tractor (porcentajes) Palencia Lugo Lérida Reduc^ mano de obra y hacer frente a la escasez de obreros. 16,84 36,66 23,46 Reduc^ mano de obra y hacer frente a los salarios eIevados. 14,73 13,33 13,26 El trabajo se hace más cómodo y en período oportuno. 17,76 18,33 32,64 Deja más tiempo libre para hacer otras cosas. 5,26 8,33 7,14 Se hacen mejores labores que con la yunta. ^ 31,57 18,33 18,36 Los motivos de mayor peso parecen ser la obtención de mejores labores que con la yunta, 31,57 por 100 en Palencia, y la consecuente reducción de mano de obra, 36,66 por 100 55 en Lugo. En Lérida, el motivo más citado, 32,64 por 100, es la comodidad y oportunidad de realización de las labores. En Palencia, la mayoría que se pronunció por la mayor perfección en las labores reeibe el peso de gran número de las explotaciones agrupadas, puesto que esta respuesta se obtiene en un 47 por 100 de las explotaciones agrupadas y en un 53 por l00 de las empresas familiares. Las agrupaciones se pronuncian también por el ahorro de mano de obra debido a su encarecimiento. Relacionando los motívos con el número de años que han transcurrido desde su adquisición, la estructura de las respuestas es muy dispersa. Podría esperarse que hubiera crecido el número de casos de compra por escasez y encarecimiento de la mano de obra. Estas respuestas se dan en su mayoría entre agricultores que compraron el tractor hace diez a catorce años en Palencia; cinco a nueve años, en Lugo, y de diez a catorce años, en Lérida. En Lérida, un 71 por 100 de los agricultores que compraron el tractor por mayor comodidad y oportunidad en las labores, lo hicieron hace diez a catorce años. En Lugo, entre los agricultores que han comprado el tractor en los últimos años tiene importancia, como causa, el tiempo liberado por la compra del tractor. EI 55 por 100 de los agricultores lucenses que citan este motivo como principal han adquirido su tractor hace de dos a cuatro años. En cuanto a los que consideran como motivo de la compra la mayor perfección en las labores, un 40 por 100 compraron el tractor hace cinco a nueve años en Palencia; un 64 por 100 en el mismo período en Lugo, y un 60 por 100 hace cinco a nueve años en Lérida. Por último, una mayoría abrumadora de agricultores en las tres comarcas no tienen intención de sustituir su tractor por uno nuevo hasta el momento en que el actual sea inservible. ^Cuándo piensa Ud. comprar un nuevo tractor? (porcentajes) Cuándo se rompa el que tiene Cuando aparezca un nuevo modelo Otras razones Palencra Lugo Lérida 90,52 2,10 7,36 88,33 5,00 5,00 88,77 3,06 7,14 í6 2.5. Financiación de la maquinaria EI primer hecho que es preciso destacar referente a la forma de financiación de la maquinaria es la conveniencia de diferenciar en e) análisis la del tractor, máquina más generalizada y asequible, de la de otro tipo de maquinaria importante (cosechadora, sembradora...) menos abundante o de coste superior. EI grado de financiación propia es elevado; en todos los casos, más det SO por 100. Existe tendencia además (cuadro 6) a ser superior este tipo de financiación propia en la adquisición de maquinaria costosa que en la adquisición del tractor. EI caso extremo es el de Lérida, donde el 85,3 por 100 de esa maquinaria se ha comprado sin crédito alguno. Los porcentajes de financiación propia están alrededor del 60 por 100 en el resto de los casos. En cuanto a las fuentes de financiación ajena es interesante destacar la diversa importancia por comarca. Así como en Palencia se suele recurrir a créditos del IRYDA -es evidente en este caso la huella de la acción de este organismo en la concentración parcelaria del Cerrato-, en Lugo se recurre normalmente a las Cajas Rurales y de Ahorro y sólo en la financiación de las grandes máquinas, muy escasas de cualquier modo, tiene importancia el IRYDA como fuente de financiación. En Lérida, las Cajas de Ahorros y, sobre todo, el Banco de Crédito Agrícola son las instituciones que completan más frecuentemente la financiación privada. Los agricultores de los estratos inferiores por dimensión tienen poca maquinaria y financiada con sus propios medios en Palencia. Sólo a partir del estrato 11 a SO Ha empiezan a utilizar financiación ajena, del IRYDA,^ en la compra del tractor. La financiación propia adquiere los valores máximos en los estratos intermedios, de 10 a 100 Ha, entre el 50 y el 61 por 100 de explotaciones, tomando como base en esta ocasión y a partir de ahora el total de las explotaciones encuestadas. La importancia de la financiación aportada por el IRYDA en la adquisición de maquinaria crece con la dimensión y es máxima, -48 por 100 de los casos- en el estrato superior de más de 100 Ha. En Lugo, el estrato inferior -0-2 Ha- no está mecani- 57 CUADR06 Financiación del tractor y máquinas más importantes (porcentajes) Palencia Lugo Lérida Tractor Mayuin. lmp. Tractor Maquin. Imp, Tractor Maquin, /mp. Financiación propia 51,9 60,8 62,5 61,5 59,3 85,3 Crédito Caja Rural b,8 5,9 14,0 7,7 5,2 - Crédito Caja Ahorros 2,9 - 9,4 11,5 12,5 2,9 Crédito Banco Crédito Agrícola 2,9 3,9 3,1 3,8 12,5 5,9 33,3 27,4 6,2 11,5 1,0 5,9 1,9 1,9 4,7 3,8 9,3 - Crédito IRYDA Financiación Banco o Entidad privada Base: A^qricultnres con trar.tor y alguna mayuinaria importante. zado. Entre 3 y 5 Ha las explotaciones están escasamente mecanizadas siendo de un 50 por 100 la financiación ajena aportada por las Cajas Rurales y la Banca privada. A partir de 5 Ha y hasta 10 Ha crece la financiación propia y la ajena se centra principalmente en las Cajas Rurales. En los estratos superiores crece la mecanización y la financiación própias; un 63 por 100 en el estrato de más de 20 Ha. Es en este estrato donde tienen importancia la financiación del Banco de Crédito Agrícola y la del IRYDA. En Lérida las explotaciones de más de 50 Ha --estrato superior considerado--- han utilizado únicamente Bnanciacíón propia en la adquisición de maquinaria. En el resto de los estratas esta aportación propia es alta e independiente del tamaño. Excepto IRYDA, se utiliza el resto de las 58 fuentes de financiación ajena que, por orden de importancia en la comarca e independientemente del tamaño de la explotación, son: Banco de Crédito Agrícola y Cajas de Ahorros, Banca privada y Cajas Rurales. Para relacionar la financiación de la maquinaria y el nivel de capitalización de las explotaciones, han sido utilizados cinco niveles de capitalización global. En Palencia, las explotaciones con un nivel de capitalización máximo no utilizan como fuente de financiación más importante la privada, sino que recurren principalmente al IRYDA o a las Cajas Rurales. La financiación propia es alta en los estratos bajo e intermedio; este último utiliza al IRYDA como fuente de financiación ajena. En la comarca de Lugo, las explotaciones más capitalizadas de entre las encuestadas han utilizado las Cajas de Ahorros como fuente de financiación de la maquinaria. Al descender el nivel de capitalización, desciende igualmente el de rnecanización y se incrementa la financiación privada. La ajena sigue procediendo fundamentalmente de las Cajas Rurales y de Ahorro. En Lérida, por el contrario, la financiación propia crece con el grado de capitalización y las entidades más utilizadas para obtener financiación ajena son las Cajas de Ahorro. E1 Banco de Crédito Agrícola es utilizado, por el contrario, por explotaciones de baja capitalización. Ante la posibilidad de que se concedieran mayores facilidades crediticias, la sensibilidad para el proceso de mecanización es superior en Lugo que en Palencia, y en esta comarca que en Lérida. ^ Compraría una máquina si tuviera créditos o subvenciones? (porcentajes) Créditos Palencia Sí .............................. 37,3 59,8 24,5 No .............................. SS,4 32,3 49,0 Sí .............................. 44,0 69,3 S4,S No .............................. SS,4 23,6 36,3 Lugo Lérida Subvettciones 59 Para el supuesto de que las facilidades se plasmaran en concesión de mayores subvenciones, la sensibilización crece relativamente en Lugo y Palencia pero la reacción del agricultor leridano es mucho más espectacular, al multiplicarse por más de dos el número de agricultores que se mecanizarían. A pesar de ello, y en cualquier caso, la elasticidad-crédito o elasticidad-subvención es muy superior en la comarca gallega. 2.6. Repercusiones de la Mecanización en la Empresa Agraria La repercusión que a nivel comarcal ha podido ejercer el proceso de mecanización del campo en cuanto a la expulsión de mano de obra, parece no confirmarse a nivel de explotación familiar. La posesión de maquinaria, con la mayor comodidad que se imprime al trabajo dentro de la explvtación, refuerza la permanencia en la empresa de considerable número de hijos, que estarían abocados a la emigración si la explotación no se hubiera mecanizado. La relación jerárquica dentro de la explotación parece confirmarse por el hecho de que sea el padre quien conduce el tractor en la mayoría de los casos; esto es mucho más patente en Lugo y menos, en Palencia. ^Quién conduce el tractor en la explotación? (porcentaje) Padre ............................ Hijo ............................... Palettcia Lugo Lérida 50,52 33,68 61,6 23,3 41,8 26,5 Ambos ........................... ^,36 6,6 30,6 Otro ................................ 22,10 18,3 5,1 Con la introducción del tractor u otro tipo de maquinaria, el agricultor y otros miembros de la familia trabajan menos. Es un hecho indiscutible que las labores mecanizadas exigen menos dedicación, se hacen menos penosas y pueden efectuarse en los tiempos convenientes, con lo que disminuye la dependencia respecto a la contratación de mano de obra o factores climatológicos. La reacción del 60 agricultor familiar frente a este excedente de tiempo parece diferenciada por comarcas. En Palencia, la tendencia mayor es a incrementar el tamaño de la explotación. Por el tipo de agricultura, cerealista en gran proporción, es lógica esta respuesta del agricultor palentino. Reacción del agricultor mecanizado ante el excedente de tiempo resultante (porcentajeJ Comptar o arrendar más tierras lntensificar las producciones Trabajo fuera de la explotación Ninguna reacción Palencia Lugo Lérida 55,78 17,89 5,26 13,68 13,3 78,3 3,3 1,6 18,3 63,3 8,1 13,2 En Lérida y especialmente en Lugo, la reacción del agricultor familiar le lleva a intensificar sus producciones, y dedicar el excedente de mano de obra a labores no mecanizables. Resaltar, por otra parte, la muy poca incidencia de la mecanización en el incremento del trabajo a tiempo parcial. En la comarca palentina, la introducción del tractor ha impulsado la agricultura de grupo. Un 18,9 por 100 de los agricultores mecanizados reconocen que la agrupación ha sido consecuencia de la introducción del tractor. Sólo un 15 por 100 llevaban contabilidad antes de la compra del tractor. Después de este hecho, un 32,6 por 100 de los agricultores la han introducido. De mayor importancia parece haber sido el incremento en el contacto con técnicos que ha fomentado la mecanización. Un 60 por 100 de los agricultores así lo han declarado. En la comarca lucense, la agricultura de grupo ha sido poco impulsada por la mecanización. La mayor incidencia parece ser en el contacto con técnicos y en la planificación del trabajo e introducción de contabilidad. (Cuadro 7.) Los resultados obtenidos en Lérida a esta pregunta son poco satisfactorios por el elevado porcentaje de encuestas sin respuesta. EI nivel general antes de la compra del tractor es evidentemente superior al de las otras dos comarcas. 61 CUADRO 7 i,De qué forma afectó Ia introducción del tractor a las siguientes actividades de su explotación? (porcentajes) Antes tractor Actividad Sí No Uespués tractor Ha introducido Ha perfeccionado Sigue igual No contesta PALENCIA Contabilidad Planificación del trabajo Contactos con técnicos Cooperativas Agricultura grupo 15,7 15,7 7,3 3,1 5,2 78,9 43,1 75,7 84,2 85,2 32,6 23,1 60,0 5,2 18,9 11,5 10,5 2,1 1,0 50,5 24,2 31,5 82,1 68,4 5,2 41,0 6,3 I 1,5 9,4 35,0 33,3 23,3 8,3 20,0 61,6 35,0 70,0 86,6 71,6 23,3 28,3 45,0 1,6 3,3 33,3 33,3 11,6 1,6 18,3 40,0 6,6 36,6 88,3 70,0 1,6 30,0 6,6 5,0 8,3 27,5 20,4 17,3 23,4 1,2 56,1 16,3 29,5 41,8 40,8 9,1 1,0 9,1 9,1 3,0 20,4 22,4 6,1 6,1 1,9 50,0 21,4 35,7 52,0 48,9 11,2 53,0 48,9 32,6 45,9 LUGO Contabilidad Planificación de trabajo Contactos con técnicos Cooperativas Agricultura de grupo LERIDA Contabilidad Planificación del trabajo Contactos con técnicos Cooperativas Agricultura de grupo Porcentajes sobre agricultores yue poseen tractor. 2.7. El subempleo de la maquinaria Según se ha expuesto anteriormente, el subempleo de la maquinaria, medido de forma indirecta, ha sido confirmado con claridad en el análisis de la encuesta. Un agricultor que afirma poder labrar más tierras con la maquinaria que posee, es un agricultor que tiene su maquinaria subutilizada. Sin 62 poseer conciencia clara de este fenómeno del subempleo, él conoce perfectamente las razones por las que no puede adquirir o labrar mayor superficie. (Cuadro 8.) Tomando como base de trabajo los agricultores que poseen tractor, pudo observarse que en las tres comarcas una gran mayoría afirma poder trabajar más tierras con la maquinaria que poseen en la actualidad. Destaca la comarca palentina del Cerrato donde el porcentaje afirmativo fue de un 81 por 100; en Lérida, un 76,5 por 100, y en Lugo, un 61,6 por 100. Preguntados estos mismos agricultores por las razones por la.s cuales no adquieren o arriendan más tierras, las respuestas se agrupan en dos fundamentales: no es fácil encontrar tierra; esta tierra tiene precios muy altos, y ellos no tienen dinero. En la comarca palentina éstas son las respuestas mayoritarias. En Lugo y Lérida, la dispersión es mayor y hay porcentajes importantes que apuntan a la necesidad de contratación de una mano de obra cara y escasa, en el caso de aumentar el tamaño de la explotación. CUADR08 Motivacíones para no íncrementar et tamaño de la explotación (porcentajes). No tiene dinero No es fácil encontrar tierra La tierra es cara Si compra tierra, necesitaría más mano de obra y no puede encontrarla Si compra tierra, necesitaría más mano de obra y no quíere contratarla Otras razones Palencia Lugo Lérida 9,0 59,7 10^,3 13,5 16,2 13,5 14,6 24,0 12,0 5,3 37,8 22,6 5,2 9,0 8,1 13,5 6,6 21,3 Con el objeto de medir el subempleo de la maquinaria de forma directa, se introdujeron en el cuestionario un conjunto de preguntas que no han suministrado material fiable. El agrícultor no sabe cuántas horas utiliza productivamente su maquinaria. La mayoría piensa que utiliza la maquinaria 63 siempre «todos los días del año» y, en los pocos casos en que se pueden obtener datos más exactos, no puede aceptarse la representatividad de estas explotaciones por ser las dirigidas de forma más racional. En las regresiones multivariables efectuadas no se ha encontrado ninguna relación significativa entre ias variables que miden el subempleo y las variables explicativas estructurales, enumeradas en el apartado 2.2. de este capítulo. Aunque de hecho este resultado podría ser muy ímportante -piénsese, por ejemplo, el interés de concluir que el subempleo no depende del tamaño de la explotación o del grado de parcelación, etc.-, no se puede tomar en consideración sin una crítica objetiva. El hecho de que este resultado se obtenga para las tres comarcas refuerza más la opinión de que la no existencia de relación entre el subempleo y una serie de características estructurales de las explotaciones familiares se debe más bien a deficiencias en !as respuestas al cuestionario por desconocimiento del agricultor. Prácticamente todos los agricultores contestan que no existe subempleo de factores de producción en su explotación, independientemente del tamaño, tipo de cultivo, grado de parcelación, etc. Esta distribución de respuestas tan atípica (casi degenerada, pues prácticamente el 100 por IQO de los puntos están en el valor cero de los índices de subempleo) invalida el análisis de las relaciones de esta variable con cualquier tipo de datos o características. El motivo más evidente, y al mismo tiempo conclusión de la encuesta, es gue el agricultor familiar no tiene conciencia del subempleo y cn muchos casos ni sabe interpretar su significado. Por otro lado, hay que reconocer que el concepto de subempleo es complejo, relativo y por tanto, muchas veces, subjetivo. En efecto, la mayoría de los agricultores familiares, sea cual sea el tamaño, parcelación, tenencia, etc., respondían salir a trabajar todos los días... «pues siempre hay algo que hacer». Sin embargo, de hecho, muchos de los que contestan que no tienen subempleo luego manifiestan que con la maquinaria que posee actualmente podrían labrar más tierras, prueba inequívoca de que sí existe subempleo. El problema es que con este tipo de preguntas no se puede cuantificar el subempleo y relacionarlo con otras 64 variantes cuantítativas mediante el análisis de regresión. Por todo esto, se efectuó una estimación indirecia del subempleo que se describe a continuación. 2.7.1. Estudiu del grado de mecanización y subempleo a nivel comarcal. Se pretende analizar de forma teórica el grado de subempleo de la maquinaria a nivel comarcal. El ínterés de este estudio radica en yue mide el subempleo estructural; es decir, el exceso de maquinaria que existe con respecto a la que se necesitaría en la comarca con unos cultívos como los existentes y una distribución de tamaño de las explotaciones y grado de parcelación como los actuales. Se denomina subempleo estructural porque está ínfluido por la deficiente estructura agraria de las explotaciones de la comarca. El grado de subempleo teórico en la comarca vendrá medido por la relación: G=- cv. h. existentes en la comarca cv, h. necesarios teóricamente en la comarca Evidentemente el numerador sería el grado de mecanización comarcaL Para el cálculo de éste, se multiplica la potencia (CV) de cada máquina por el número de horas teóricas de utílízacíón (tiempo «standard» de utilización) y se suman todos los resultados CV/h.; las horas teóricas de utilización serían las correspondientes al umbral de rentabilidad de cada una de las máquinas. Es evidente que para estos cálculos es necesario partir del censo comarcal de maquinaria. El denominador exige un proceso de cálculo más laborioso y que consta de las siguientes fases: a) Determinación de los cultivos más representativos de la comarca. b) Elaboración de los cuadros de labores de estos cultivos con arreglo al sistema de cultívo de cada comarca tanto en secano como en regadío. c) Seiección del equipo más adecuado para la realización de cada una de las labores según el cultivo y la comarca, d) Cálculo del tiempo teórico necesario para la realiza- 65 ción de cada labor. Este tiempo se compone de los siguientes: 1. Tiempo de lubnr.-Sería el tiempo necesario para la realización de la labor en la parcela. Este tiempo se compone de un tiempo de ejecución más un tiempn muertn inevitable, medido como un tanto por ciento del tiempo de ejecu^ión. 2. Tiempo de prepurución.-Incluye el tiempo empleado en trasladar la máquina desde la casa de labor a la parcela, así como al trasladar la máquina de una parcela a otra para continuar la labor. También se incluye dentro del tiempo de traslado el empleado díariamente en la preparación, mantenirniento y puesta a punto de la máquina para su utilización. 3. Tiempo de transporte.-Se incluye aquí el tiempo empleado por el tractor con el remolque en e1 transporte de las semillas, abonos, etc., desde el almacén de la explotacián a la parcela, así como el empleado en el transporte de la cosechadora desde la parcela a los almacenes. Conviene señalar que también queda incluido el transporte de cosecha a los centros de transformación (remolacha, fruta, etc.), así como el transporte de abonos, semillas, etc., desde el almacén del minorista al almacén de la explotación. Sumando el tiempo de labor más tiempo de preparación más tiempo de transporte, se obtiene el tiempo total para la realización de las labores. e) Una vez conocido el tiempo total necesario para la realización de la labor se multiplica por el número de CV que han sido necesarios y se obtienen los CV/h. por Ha para cada labor. Sumando los CV/h. de cada labor se obtienen los CV/h. necesarios por Ha para cada cuitivo. f) Multipticando los CV/h/Ha necesarios para cada cultivo por el número de Ha que del mismo hay en la comarca y sumándolos, se obtendrán los CV/h. necesarios para la agricultura de la comarca. g) A estos CV(h. necesarios para la agricultura hay que sumar los CV/h. necesarios para la ganadería comarcal. Para el cálculo de los CV/h. empleados en la ganadería, se siguió el siguiente proceso: 66 a) Se supone un tamaño tipo de explotación ganadera, en cuanto al número de cabezas. b) A través de las estadísticas, se deduce el número de animales que hay en cada comarca. c) Se calculan las necesidades en CV/h/año que son suficientes para esta explotación tipo que se define en el apartado a). d) Dividiendo el número de animales de cada especie entre los que componen una explotación tipo, se deduce el número de explotaciones que hay en cada comarca. e) Multiplicando el resultado obtenido según el apartado c) por el obtenido según el apartado d), se obtendrán las necesidades en CV/h. para la ganadería. Se considera sólo el ganado vacuno y el porcino ya que el ganado ovino, que solamente encontramos en Palencia, está en pastoreo y apenas se emplea maquinaria en este tipo de explotaciones. La explotación tipo sería: Explotación de vacuno: 50 vacas Explotación de porcino: 300 cerdos Antes de proceder a la exposición de los resultados obtenidos tras la aplicación del modelo, es necesario hacer unas consideraciones: 1. Las particulares características de la agricultura gailega obligan a emplear un modelo algo diferente para el cálculo de los tiempos en la comarca de Lugo. Estas características se pueden resumir: a) No existe una diferenciación clara entre la explotación agrícola y ganadera. b) En la mayor parte de los casos el tractor se emplea más como medio de transporte que como instrumento de trabajo. c} La dimensión media de las parcelas es tan pequeña que el tractor apenas si tiene posibilidades de utilización, lo que obliga a la realización de las labores manualmente o con tracción animal. d) La orografía de la región hace imposible el empleo de maquinaria adecuada en un gran número de labores. 2. El tiempo de labor es variable con el tamaño y forma de la parcela. 3. El tiempo de preparación es variable con la distancia 67 de la parcela a la casa donde se guarda la maquinaria y con la distancia de las parcelas entre sí. También se debe tener en cuenta el número de veces que hay que desplazarse para la realización de la labor. 4. El tiempo de transporte está en función de las cantidades de abonos, semillas, etc., que se emplean en la parcela y de la producción que se obtenga de ella. Una vez planteadas las hipótesis agrícolas y ganaderas para cada una de las comarcas, que están basadas en datos estructurales obtenidos a partir del censo agrario y de las encuestas, se aplicaron las fórmulas matemáticas del modelo y se Ilegó a los siguientes resultados (siendo «G» el grado de subempleo teórico en cada comarca): Lérida G = 2,258 Lugo G = 1,084 Palencia G = 1,137 Como conclusiones principales se puede resumir: En la comarca de Lérida existe más de dos veces la potencia necesaria. Mientras que para las comarcas de Lugo y Palencia el exceso de potencia es moderado. En general, los resultados obtenidos son bastante coherentes. En Lérida hay un gran exceso de mecanización v por consiguiente un fuerte subempleo de la maquinaria a nivel comarcaL Prácticamente todas las explotaciones, incluso las que tienen una extensión muy pequeña, tienen tractor 68 y otra maquinaria. A pesar del grado de intensidad de cultívo en esta comarca (mayoría de frutales) no se justifica este elevado índice de mecanización; el importante nivel de rendimiento económico de estos cultivos ha generado, sobre todo en la década 1960-70, unas fuertes disponibilidades financieras, que junto con el indívídualismo y necesidad de que todo agricultor introdujera en su explotación la mecanización, podría explicar el fuerte exceso de maquinaria en esta comarca. En Palencia el índice refleja sólo un 13 por 100 de exceso de mecanización a nivel comarcal; lo cual no sorprende, ya que los incrementos en la dimensión de las explotaciones de esta comarca en los últimos quince años, así como la acción de concentración parcelaria, han mejorado la estructura agraria y ha permitido una mecanización de los cultivos. Respecto al resultado obtenido en la comarca de Lugo, puede extrañar que sólo se haya encontrado un exceso del 8 por 100. Esto puede inducir a error si no se considera que es un índice a nivel comareal y en esta comarca sólo el 50-60 por 100 de las explotaciones tiene traetor, con lo cual en unas hay exceso y en otras no existe mecanización. 2.7.2. Estimación indirecta del subempleo de maquinaria Debido a las dificultades que, tal como ya se ha explicado, surgieron en la encuesta para medir e( subempteo de forma directa y considerando que a pesar de estas dificultades puede ser interesante una evaluación del grado de subempleo de la maquinaria a nivel de explotación familiar, se ha hecho una estimación indirecta mediante el método que se desarrolla a continuación y que puede ofrecer resultados aproximados. El método consiste en medir el subempleo de forma indirecta calculando el exceso de maquinaria. Este exceso de maquinaria implica un subempleo en la explotación, aunque mediante el alquiler puede eliminarse. El exceso, defecto o equilibrio se calculan como diferencia entre índices ideales de intensidad de mecanización y los valores reales de dichos índices obtenidos en las encuestas. Los índices ideales se calculan para distintos tipos de explotación, utili- 69 zando criterios que representan variables que influyen en el grado de mecanización teórico (ideal) necesario. Dichas variables son grado de parcelación, tamaño y tipo de cultivos. Los índices citados son los siguientes: CV/h/Ha Pesetas invertidas en aperos/Ha Pesetas invertidas en maquinaria de recolección/Ha El primer paso para aplicar la estimación indirecta ha consistido en clasificar las encuestas en distintos tipos atendiendo a los criterios anteriormente aludidos. Sin embargo, para evítar una clasificación exhaustiva que hubiera hecho interminable el cálculo de índices ideales para las tres comarcas, se ha hecho variar sólo el tipo de cultivos y grado de parcelación manteniendo fijo el tamaño de explotación, y hecha la hipótesis para el cálculo de valares ideales de un tamaño medio de la comarca. Atendiendo al tipo de aprovechamientos agrícolas o ganaderos, se han definido para cada comarca los siguientes tipos: Cnmarcu de Lérida 1. 2. 3. 4. 5. 6. Frutales regadío Frutales regadío y herbáceos regadío Explotación agropecuaria Herbáceos regadío Regadío frutales y secano leñosos Regadío frutales y secano cereales Comurca de Pulencia 1. Cereales y leguminosas secano 70 2. Secano cereales y regadío ^ 10 por 100 dedicado a cereales. 3. Cereales secano y regadío ^ 10 por 100 dedicado a remolacha 4. Cereal con 10 por 100-20 por 100 de regadío 5. Cereal con l0 por 100-20 por 100 de remolacha regadío 6. Secano con ganadería 7. Cereal con 20 por 100-30 por ]00 de regadío 8. Cereal con 20 por 100-30 por 100 de remolacha regadío 9. Secano y regadío con ganadería Cornarca de Lugo 1. Explotación con tractor. Más de 10 vacas de carne-leche 2. Expiotación con tractor. Más de 10 vacas de carne-leche 3. Explotación con tractor. Menos de 10 vacas de T-C-L (14) Para cada tipo, los cultivos considerados son: Cereal Praderas Forrajes Maíz - Grano - Judías Una vez fijadas las alternatívas, se han supuesto los siguientes grados de parcelación: Léricla 1. 2. 3. Tamaño medio de la parcela 1,0 Ha Tamaño medio de la parcela 2,5 Ha Tamaño medio de la parcela 5,0 Ha Palencia 1. (14) Tamaño medio de la parcela 0,5 Ha Vacas de T-C-L = vacas para trabajo, carne y leche. 71 2. 3. Tamaño medio de la parcela 2,0 Ha Tamaño medio de la parcela 4,0 Ha Lugo Para Lugo sólo se ha supuesto un tamaño medio de parcela de 0,3 Ha. Para cada una de las alternativas, haciendo variar el grado de parcelación y manteniendo fija una supe^cie rnedía de explotación, se han calculado los valores ideales de los tres índices. Indice CV/h/Ha Con el fin de poder comparar este índice con el obtenído en la encuesta, expresado en CV/Ha, se multiplica éste por el tiempo «standard» de utilización de un tractor, es decir, 1.500 horas y se obtienen los CV/h/Ha de que dispone la explotación, que pueden compararse con los CV/h/Ha deducidos teóricamente como necesarios. Indices pesetas aperoslHa En función de la alternativa, se obtienen los aperos que en teoría necesita la explotación para la realización de las labores de los cultivos que componen la alternativa. Por otra parte, cada apero necesita ser empleado un número de horas al año para que sea rentable, de donde se deduce la superFcie teórica que necesita cada apero. Dividiendo el valor de compra entre el número de Ha correspondientes al umbral de rentabilidad, se obtendrá el índice teórico de pesetas aperos/Ha para cada una de las alternativas. Pesetas recolecciónlHa Los cálculos son semejantes al índice anterior. La comparación de los índices ideales con los obtenidos en las encuestas se obtienen dividiendo el valor obtenido en la encuesta por el valor teórico calculado como se ha explicado anteriormente. . Se han elaborado valores teóricos para cada tipo definido de explotación, así como la valoración y umbral de 72 rentabilidad de cada máquina. A continuacíón se presentan ios resultados obtenidos en la estimación, así como elaboraciones posteriores para cada comarca. Lérida En la comarca de Lérida, el 78 por ]00 de las explotaciones representa un exceso de tracción mecánica (CV/Ha); sólo el 2 por 100 está equilibrado y el 20 por 100 presenta defecto de tracción. En atgunas explotaciones el exceso de mecanización llega a ser importante, y san el 30 por 100 las que tienen más del doble de la necesaria. Estos resultados se han ligado con los índices de cesión y alquiler de tracción mecánica; sóio el 20 por 100 de los que presentan exceso de este índice ceden el tractor. Este resultado puede extrañar, ya que según él no sólo el subempleo (estimado indirectamente) es importante dentro de las explotaciones, sino también globalmente. Sin embargo, expertos conocedores de la agricultura de esta comarca manifestaron, en las entrevistas verificadas en el trabajo de campo, que este resultado puede deberse a la reserva de muchos agricultores a revelar la cesión de maquínaria, ya que la Delegación de Hacienda grava con impuestos altos a estos agricultores, el considerarlos como empresa de prestación de servicio; la mayoría no declara esta actividad a Hacienda y, de ahí, la reserva ante el tema. En cambio, el 90 por 100 de los que tienen déficit de tracción recibe alquiler de maquinaria. Respecto a la maquinaria para recolección, el 85 por ]00 de las explotaciones tiene déficit (la mayoría no posee dicha clase de maquinaria). EI 5 por I00 de las explotaciones tiene la maquinaria justa y el 10 por 100, exceso. De las explotaciones que carecen de maquinaria de recolección, la mayoría la alquilan; sin embargo, los que tienen exceso no dicen cederla Como conclusión parece, pues, que las explotaciones que tienen dé^cit de mecánización lo cubren alquilando. Se puede deducir que el mercado de alquiler de maquinaria se nutre en numerosas ocasiones de obreros sin tierras, que compran un tractor y trabajan como empresa de servicios. Ha sido un mecanismo espontáneo muy importante que ha 73 permitido la utilizacicín de la costosa maquinaria de recolección a todas las explotaciones con independencia de su dimensión. Respecto al subempleo de aperos, en Lérida este capítulo es importante ya que incluye sembradoras de precisión, atomizadores, etc. EI 60 por 100 tiene exceso: ei 18 por 100, equilibrado y el 22 por 100, defecto. La relación del exceso o defecto en tracción (CV/Ha) con la superficie se refleja en el cuadro siguiente. Exceso % 0- 5 Ha 5- 10 Ha 10 - 20 Ha > 20 Ha 78 83 74 70 Defecto o equilibrio % 21,6 17 ,0 26,0 30,0 Se observa que el mayor porcentaje de explotaciones con exceso (subempleo) se da en el estrato 5-10 Ha, seguido por el de 0-5 Ha. A partir del segundo estrato, el porcentaje de explotaciones con exceso disminuye al aumentar el tamaño. Es necesario observar, sin embargo, que este hecho puede ser en la realidad menos acusado. Es probable que, excepto en el estrato mayor, no haya muchas diferencias en cuanto a horas de funcionamiento de tractor; es decir, tanto los de 0-5 como 5-10, incluso 10-20, responden que «...salen todos los días con el tractor...». Lo que ocurre es que al aumentar el tamaño se racionaliza más el empleo del tractor y se dejan tareas innecesarias. El cruce del tamaño con el exceso del índice de maquinaria de recolección no tiene interés ya que la mayoría de explotaciones menores de 10 Ha no poseen dicha maquinaria y, por tanto, el resultado es obvio: sólo tienen exceso las explotaciones mayores. Palencia En la comarca de Palencia los cálculos arrojan los siguientes resultados acerca del índice CV/h/Ha. EI 40 por 100 de las explotaciones tienen defectos de tracción mecánica. E1 12 por 100 están equilibradas y el 48 por ]00 tienen exceso. Por tanto, el porcentaje de agricultores con exceso es mucho menor que en la comarca de 74 Lérida. Por otro lado, los valores son moderados ya que el 92 por 100 de las explotaciones con exceso no tienen más del 60 por 100 de la maquinaria necesaria. El 70 por 100 de los que tienen exceso en el índice CV/Ha ceden tracción y prácticamente la totalidad de las explotacíones que tienen defecto alquilan maquinaria. Como consecuencia, puede decirse que a través del mercado de alquiler de maquinaria se elimina parte del subempleo en las explotaciones con exceso y las que tienen defecto, lo compensan. Respecto a la maquinaria para la recolección, el 90 por 100 carece de ella y únicamente el 4 por 100 que la posee la tiene en exceso. La gran mayoría de los que no tienen maquinaria de este tipo recurren al alquíler y, sín embargo, no todos los que tienen exceso ceden su maquinaria. En cambio, casi un 90 por 100 de las explotaciones tienden a poseer menos aperos que Ios teóricamente necesarios, aunque los valores son moderados; es decir, el déficit en aperos es, en general, pequeño. Se puede decir que la mecanización en las explotaciones familiares de la comarca de Palencia es bastante equilibrada con un ligero exceso de tracción, un déf"icit de aperos y, lógicamente, una inexistencia de maquinaria para recolección. Dada la dimensión de la mayoría de las explotaciones familiares, es lógico que alquilen esta última en lugar de comprarla. En el siguíente cuadro se aprecia la relación del exceso . o defecto del índice CV/h/Ha con la supe^cie. 0- 50 Ha 50 - 100 Ha 100 - 200 Ha > 200 Ha Exceso % Defecto o equilibrio % 71 50 44 21 29 50 56 79 En Palencia, puede decirse que al aumentar el tamaño disminuye el porcentaje de explotaciones con exceso. En especial hay una gran diferencia entre el estrato más pequeño y el mayor, mientras que para los intermedios, los resultados son parecidos. En los estratos mayores el exceso se 75 da en menos de la mitad de las explotaciones y especialmente, en las explotaciones de más de 200 Ha, sólo el 21 por 100 tienen exceso. Teniendo en cuenta que es en los estratos superiores donde están los grupos sindicales y cooperativas, se deduce, como era de esperar, la influencia positiva de la agricultura de grupo para eliminar el exceso o subempleo. de maquinaria. Lugo Antes de pasar a analizar los resultados obtenidos para la comarca de Lugo, es necesario recordar una vez más que aproximadamente la mitad de las explotaciones encuestadas carecen de tractor. Y que la actividad fundamental es la ganadería, con lo cual cierta maquinaria como la de recolección tiene poca importancia. Por ello se utiliza exclusivamente el índice CV/h/Ha. Del 50 por 100 que tienen tractor, el 100 por 100 muestran exceso según el índice cv.h/Ha. Sin embargo, el nivel de exceso es menor que en Lérida, aunque mayor que el de Palencia. La razón por la que los excesos de tracción de Lugo no son fuertes es por la estructura productiva de dicha comarca. El elevado grado de parcelación y el sistema de manejo del ganado hacen que el tractor se utilice muchas horas en desplazamientos o transportes. Se trat'aría, pues, de un «subempleo estructural». Por ello, en la elaboración de índices ideales han surgído probiemas derivados de estas deficientes estructuras de propiedad y parcelación y, fundamentalmente, del predominio de la ganadería. Las hipótesis establecidas para la estimación de estos valores teóricos han sido, sin embargo, suficientemente realistas. EI 81 por 100 de las explotaciones sin tracior lo alquilan, pero sólo el 41 por 100 de las que tienen lo ceden. Es un hecho generalizado para estas tres comarcas que la mayoría de los que tienen defecto de un cierto tipo de maquinaria la reciben por medio de alquiler, pero no ocurre lo mismo con los que tienen exceso; en efecto, según los resultados de la encuesta, pocos de aquellos a los que les sobra maquinaria la ceden. En la comarca de Lugo la relación entre el exceso 0 76 defecto en el índice CV/h/Ha y la superficie queda reflejada en el siguiente cuadro. Explotación con exceso % 0- 2Ha 2- 5 Ha 5- 10 Ha 10 - 20 Ha > 20 Ha 0 16 35 87 82 Explotación cott dejecto o equi(ibrada %a . 100 84 65 13 18 La conclusión evidente es que e.l porcentaje de explotaciones con exceso aumenta con el tamaño hasta el estrato cuarto. Este resultado que, en un principio, puede sorprender, encuentra su justificación en el hecho de que en las explotaciones pequeñas no hay exceso porque no tienen tractor, mientras que en las mayores generalmente existe y la mayoría de ellas tienen exceso de CV/h/Ha. 2.7.3. Subempleo estacional de !a maquinaria y mano de obra La distribución de las labores a lo largo del año determina las necesidades de maquinaria, y lo hace de tal forma que llega a originar un exceso de maquinaria en determinadas épocas. Ello origina el subempleo estacional. Dado que este subempleo podría ser suprimido si las alternativas seguidas exigieran una distribución más regular del empleo de esta maquinaria, se estudiaron los períodos punta en cada una de las alternativas más frecuentes en las comarcas. Se estudian conjuntamente el subempleo estacional de la maquinaria y el de la mano de obra. Las necesidades de maquinaria se miden en las horas de tractor y las de mano de obra, en horas/hombre a lo largo de los meses del año. Para cada una de las comarcas se eligen las alternativas que se indican a continuación: Lérida Alternativa 1. Alternativa 2. Frutales en regadío. Frutales en regadío y herbáceos secano. Lugo Alternativa l. Alternativa 2. Cereal, patata forraje. Cereal, maíz-grano, nabo forrajero. Palencia Alternativa l. Alternativa 2. Cereal secano. Cereales secano, remolacha regadío. Los resultados obtenidos, tras la investigación para cada comarca y alternativa de las necesidades por Ha y maquinaria y mano de obra evaluadas mensualmente, fueron los siguientes: a) Maquinaria En la comarca de Lérida, y para 1a alternativa 1(frutales en regadío), aparece un fuerte subempleo estacional de la maquinaria en el período que va desde noviembre a febrero. En el resto del año es bastante regular, excepto en la época de recolección en que, debido a la utilizaeión del tractor y remolque como medio de transporte, se produce una punta de utilización. En cambio, para la alternativa 2(frutales regadío, herbáceos regadío) el subempleo estacional es menor ya que sólo hay dos meses en que no se necesita maquinaria. Es muy importante insistir en el hecho, ya mencionado, de que el estudio del subempleo que se desarroIla es teórico; es decir, que desde una perspectiva teórica, en estos meses no es necesario el tractor para labores o cualquier tipo de operaciones con cultivos; pero en la práctica esto no significa que muchos agricultores utilicen el tractor en estos meses para algunas operaciones, independientemente de que muchas de ellas sean innecesarias. En la comarca de Palencia hay un período de julio a octubre (para la alternativa 1 de cereales secano) que exige un fuerte empleo de tractor, pero en el resto del año, excepto un poco en marzo-abril, la utilización es mínima. Esta alternativa implica, pues, un subempleo estacional elevado y mayor que ias dos alternativas de Lérida. Sin embargo, al estudiar la alternativa 2(cereales secano, regadío remolacha y alfalfa), se observa una gran regularidad en las necesidades de tracción y sólo en diciembre no se utiliza. Esta alternativa es interesante, ya que evita el problema de la estacionalidad como consecuencia de la combinación de distintos cultivos. EI subempleo estacional en Palencia con esta alternativa es mucho menor que en Lérida. Por último, en la comarca de Lugo y para las dos alternativas de cultivo, las necesidades son irregulares. Sin embargo, es necesario destacar que, debido al peso que en las explotaciones de esta comarca tiene la ganadería, las necesidades totaies son muy uniformes a lo largo del año. En efecto, la ganadería exige horas fijas todos los días del año de manejo, pastoreo, alimentación, etc. y, como consecuencia, se puede asegurar que las explotaciones de la comarca de Lugo son las que tienen menor subempleo estacional de entre las tres comarcas. b) Mano de obra En la cornarca de Lérida, la curva de necesidades teóricas es muy irregular para la alternativa 1(sólo frutales); en la época de recolección hay una enorme punta de trabajo y luego, otra menor en prímavera. Esta punta en la recolección es la que obliga muchas veces, incluso en explotaciones con mano de obra familiar abundante, a recurrir al empleo de jornadas eventuales. Para la alternativa 2, las conclusiones son prácticamente las mismas. En relación con la comarca de Palencia, las necesidades son más regulares que para Lérida y especialmente para la alternativa 2, aunque ésta tiene el problema de aclareo y recolección de remola^ ha que exige gran cantidad de mano de obra, Io cual explica la necesidad, en las explotaciones con esta alternativa, de recurrir al empleo de mano de obra eventual. Para Lugo, y teniendo en cuenta que la mayor regularidad que ímplica la ganadería se refleja más en la mano de obra que en el tractor, puede considerarse que en el empleo no tiene variaciones fuertes a lo largo del año y que en la comarca no existe subempleo estacional. 3. Empleo El proceso de desarrollo económico está íntimamente relacionado con todos los aspectos relativos al empleo de 79 mano de obra. El pleno empleo es, en una economía moderna, uno de los objetivos prioritarios de la política económica. Se pretende con su consecución alcanzar cotas de producción óptimas compatibles con un máximo bienestar de la población, elíminando factores tan desequilibrantes como el paro o el subempleo de la mano de obra. La función de la mano de obra del medio rural ha sido en España y en los países de Europa occidental (15) la de reserva laboral utilizable en el proceso de crecimiento de otros sectores de la economía. La agricultura ha sido, de esta forma, factor desencadenante del desarrollo, al permitir un proceso de acumulación de capital (16) transferible, junto con la mano de obra que se iba requiriendo en cada momento, al sector industrial y de servicios. La movilidad de la mano de obra agrícola, si bien ha sido factor histórícamente transcendental en el proceso de desarrollo general, ha tenido una repercusión no menor en la estructura de la agricultura y su transformación ha influido de forma decisíva en la evolución del nivel de ingresos de la población rural. La evolución de la productividad de la agrícultura está ligada al ritmo de desarrollo de los otros sectores y, cuando la tasa de crecimiento e ^ en éstos insuficiente, se provoca un subempleo de la mano de vbra agrícola. En otras palabras, la agricultura sostiene una parte importante del subempleo global con tasas de crecimiento económico relativamente bajas (17}. Si se considera la pobiación activa agrícola como la simple diferencia entre la total y la aprovechable en la industria y los servicios, queda claro que sólo se producirán transferencias del sector prímario al secundario y terciario en aquellos momentos de auge, contando con un subempleo estructural en la agricultura. Cuando el desarrollo económico general no es satisfactorio, el subempleo de la mano de (15) L. Malassis: «Adaptation de la main d'oeuvre agricole aux objectifs de la croissance économique». Etudes d'Economie Rurale. Ecole Nationale Supérieure Agronomique de Rennes, 1973. (16) «La evolución de la Agricultura en España». Banco Urquijo, 19b9. (l7) L. Malassís: «Population et emploi en agriculture». Etudes d'Economie Rurale. Ecole Nationale Supérieure Agronomique de Rennes, 1972. 80 obra agrícola encubre, de forma más tolerable políticamente, una situación que degeneraria en paro en otros sectores. La agricultura exigiría, como actividad económica, la determinación de unos niveles óptimos de empleo, en forma de maximizar la productividad de la mano de obra y, con ella, unos niveles de ingresos adecuados y semejantes a los de la industria y los servicios. Una intervención política en este sentido Ilevaría al descubrimiento de unos excedentes de mano de obra como diferencia entre la población activa agrícola total y aquel nivel de empleo que, alcanzando los niveles de producción deseados, tendiera a maximizar la productívídad del trabajo agricola. En estas condiciones se justifica una intervención pública que compense, por otra vía, una transferencia de ingresos al sector agrario que tienda a amortizar tan desfavorable situación. Alcanzadas ciertas cotas de desarrollo económíco general, los deseos de un nivel de vida satisfactorio en las zonas rurales exigen una cierta paridad equivalente entre ingresos agrícolas y no agrícolas que estabilicen la situación de la población carnpesina. Según la O. C. D. E. (18), la capacidad óptima de empleo en la agricultura depende de la importancia del mercado de productos agrícolas, de las técnicas utilizadas y de la demanda de mano de obra por parte de los sectores no agrícolas, factores todos ellos de tipo dinámico dentro de una sociedad en desarrollo que impiden un ajuste definitivo de las necesidades de mano de obra en la agricultura, lo que exige aproximaciones sucesivas según las variaciones de díchos factores. Existe, además, una serie de litnitaciones a la optimización de la productividad de la mano de obra, procedentes de la estructura misma de la agricultura (19). El carácter estacional de muchos de los trabajos es un factor muy importante que considerar, especialmente en aquellas regiones de monocultivo en que no se pueda establecer un escalonamiento adecuadó de cultivos que remedie esta situa(18) O. C. D. E.: «La mobilité geographique et profesionnele de la main d'oeuvre rurale». Serie Documentation dans I'Agriculture et 1'Alimentatíon, 1971. (19) O. C. D. E.: «Problemes de la main d'oeuvre agricole». Documentation dans 1'Agriculture et l'Alimentation, 1972. 81 ción generadora de subempleo. Un segundo factor muy importante que considerar es el tamaño de las explotaciones, su excesiva parcelación y el régimen de tenencia, elementos todos ellos que impiden una racionalización de la actividad agraria, o que dificultan, como en el caso del régimen de tenencia, el cambio de sector del agricultor, al existir en numerosas ocasiones una identificación entre la propiedad de la tierra y la propia historia de la familia. Otros factores, como la distribución por edades de la población campesina, la inmovilidad y la imposibilidad de usos alternativos de la tierra y de otros bienes de capital agrario dificultan, en muchos casos, la movilidad de la mano de obra agrícola. La productividad del trabajo en la agricultura viene deteriorada, además, por el espectacular incremento de la productividad de los otros factores de producción. Todas las innovaciones de tipo biológico, químico, o económico hacen aumentar la producción. Pero el mercado de productos agrícolas no es tan fácilmente ampliable, la demanda es inelástica en muchos casos y, por ello, la adopción de técnicas «sofisticadas» conduce progresivamente a una reducción en el número total de explotaciones y del nivel de población activa agrícola. Un factor que incrementa igualmente su productividad es la gestión u organización, que, al tiempo, exige un perfeccionamiento o sustitución de mano de obra cada día más cualificada. La progresiva especialización de ésta, así como fenómenos como la integración vertical, el cultivo por contrato, etc. reducen el número de decisiones que adoptar a nivel de explotación y perfeccionan el proceso productivo a costa de la dependencia del agricultor respecto a una organización que cada día les es más ajena. Las exigencias de la industria y los servicios en factor trabajo y la necesidad de elevar la productividad de la agricultura son fuerzas que operan en la misma dirección de transferencia de mano de obra del sector prímario al secundaria y terciario. La elevación de salarios agrícolas, consecuencia de la disminución en la oferta de trabajo, es un factor importante que impulsa al empresario agrícola a la sustitución del trabajo, ante su escasez, por capital. E1 empresario agrario evita así, en lo posible, el riesgo que le supone la dependencia respecto de una mano de obra cuya 82 contratacíón Ilega a ser difícil, costosa y no siempre segura en el momento oportuno. Además, el factor trabajo tiene unas características que dificultan aun más su utilización. Es preciso recordar la existencia de salarios mínimos, regímenes de Seguridad Social, etc. y toda una serie de medidas de tipo laboral que encarecen la utilización de mano de obra. Si se añade ta corta disponibilidad económica de la mayoría de los empresarios agrarios, se llega a una situación de «escasez artificíal de mano de obra en las zonas agrícolas» (20). Dentro de este contexto general, la explotación de tipo familiar sufre de forma directa la crisis de la agricultura. El empresario participa no sólo en la gestión de la empresa, sino en la actividad laboral diaria. Ayudado o no por otros miembros de su familia, y con la colaboración o no de obreros contratados fijos o eventuales, el empresario familiar se enfrenta con la necesidad de adoptar multítud de decisianes importantes sin la preparación y orientación precisas en muchos casos, dentro de una situación cambiante que lo desborda y en condiciones muchas veces inferiores a las de los trabajadores asalariados del campo. EI criterio que guía al empresario familiar no es siempre la maximización de la rentabilidad de su trabajo o de las inversiones que hace (21). Ahora bien, la agricultura de tipo familiar es un concepto no siempre preciso puesto que, según regiones y según explotaciones, es frecuente hoy día localizar modernas empresas familiares que han sido adaptadas a las necesidades del mercado y que remuneran el trabajo familiar de forma altamente satísfactoría. Paralelamente al estudio realizado con el subempleo de maquinaria, se ha llevado a cabo una análisis sobre el (20) Keith Marsden. «Mecanización y empleo en ta agricultura». O. I. T., 1970. (21) José Manuel Naredo: «La evolución de la agricultura en 1~spaña», pág. S1. «Este tipo de propiedad ligada directamente al trabajo, a diferencia de la explotación capitalista, no es considerada por el agricultor familiar b^jo un criterio de rentabilidad, sino como un medio de ganarse la vida trabajando»... «Las dificultades de incrementar la retribución al trabajo familiar en la medida en que aumentan los salarios hacen entrar en una crisis irreversible a este tipo de explotaciones.» 83 subempleo de la mano de obra en las explotaciones familiares. La principal diferencia respecto al subempleo de maquinaria, es que en este caso sólo tiene sentido analizar el subempleo de aquellas personas que trabajan de forma permanente y como actividad principal, en la explotación. No se considera pues, el subempleo de aquellos miembros de la familia que trabajan a tiempo parcial u ocasionalmente en la explotación familiar. 3.1. EI empleo de !a mano de obra en las explotaciones familiares estudiadas. El trabajo agrícola posee características generales detectables en cualquier región, consecuencia de la existencia de factores que actúan a nivel global, y peculiaridades cuya causa es preciso buscar en situaciones concretas y en el conocimiento profundo de la realidad comarcal en que se desenvuelve la agricultura. Por ello -previa al análisis de los resultados obtenidos en la encuesta- se incluye a continuación una visión de conjunto referente al trabajo agrícola en las Comarcas de Palencia, Lugo y Lérida, obtenida a partir de informes elaborados por los equipos que efectuaron el trabajo de campo en cada zona. 3J.1. Comarca del Cerrato (Palencia) La evolución de la estructura agraria en la comarca palentina del Cerrato ha sido importante en el período 19621972. Las características principales de esta evolución han sido: - Incremento del tamaño de la empresa agraria, con disminución, en muchos municipios, de explotaciones menores de 10 Ha. - Disminución enorme de la mano de obra asalariada con incremento paralelo del nivel de salarios percibidos, como consecuencia de la emigración y del trasvase de mano de obra a otros sectores. - Importante incremento en los niveles de mecanización. - Tendencia a la agrupación en Grupos Sindicales de colonización, pero sin Ilegarse a desarrollar el movimiento cooperativo como hubiera sido de esperar. 84 - Desaparición o disminución de ciertos cuitivos con tendencía a la especialización cerealista (trigo y cebada), remolacha y explotación de ganado ovino. Considerar estos factores es imprescindible en la comprensión de la situación presente de la explotación familiar y de la utilización de la mano de obra familiar o contratada en la zona. a) Mano de obra fija. La utilízación de la mano de obra fija es escasa en el Cerrato. De cualquier modo es preciso señalar que, de las tres zonas estudiadas, es la comarca palentina la que presenta una estructura de empleo más diversificado y, por tanto, mayores exigencias de análisis. EI empresario familiar mantiene por lo genera) una actitud de rechazo frente a la contratación de mano de obra fija, aunque esto le represente en determinadas épocas enfrentarse con jornadas de trabajo de díez o doce horas. Y más que la escasez, es el precio de esta mano de obra el que determina esa actítud, que a la vez tiene una repercusión importante en la disminución del censo de ganado ovino en las explotaciones familiares de la zona. El pastor es el obrero fijo más utilizado en la región, junto con el tractorista. Es difícil encontrar un labrador que maneje personalmente su rebaño. Todos estos factores tienen por consecuencia la agrupación de un solo rebaño bajo el cuidado de un pastor, de las ovejas de varios agricultores, si el número de éstas no es suEciente para justificar el gasto individual. El pastor suele recibir 2 pesetas/oveja y 1 peseta/litro de leche como prima por manejo y ordeño (22). En los casos de existir obreros fijos, el salario suele oscilar entre 325 y 400 pesetas/día y asegura, además, casa, luz, leña, etc., por cuenta del empresario. De cualquier modo, es muy difícil encontrar obreros fijos en explotaciones menores de 100 Ha. EI empresario familiar procura enfrentarse él solo, con la ayuda de algún hijo o agrupándose con algún familiar, con el trabajo de su explotación. El hijo soltero que trabaja en la explotación no suele recibir ninguna remuneración, (22) Debe tenerse en cuenta que todos los datos están referidos a la época de la realización de la encuesta: otoño de 1974. 85 pero al casarse, si el padre lo necesita y él permanece en la explotación, sigue trabajando como asalariado cobrando un sueldo fijo. Existen además otras dos formas de trabajo agrícola fijo por cuenta ajena. Una de ellas es la de algunos socios miembros de Cooperativas o grupos sindicales de Colonización que son contratados como obreros fijos por la cooperativa o el grupo; se convierte así el obrero en su propio empresario. Otra situación es la que se establece al trabajar un agricultor pequeño, a tiempo completo, para otro mayor que le permite libremente realizar las labores de ambas explotaciones conjuntamente, mediante la utilización del equipo y maquinaria existentes en la mayor de las explotaciones y reservándose cada agricultor el producto íntegro de sus tierras. La figura del obrero agrícola contratado fijo tiene mayor importancia en explotaciones de gran dimensión, sean éstas pertenecientes a un solo empresario o hayan surgido de la unión de varios agricultores. La diferencia entre unas y otras estriba, por lo general, en que en el primero de los casos citados ni el empresario ni sus hijos suelen realizar trabajo alguno en la explotación -salvo el de gestión u organización- mientras en los grupos sindicales de Colonización o cooperativas, los socios suelen trabajar como un agricultor más, aunque puedan llegar a contratar mano de obra fija. b) Mano de obra eventual EI agricuttor familiar del Cerrato suele tener necesidad de recurrir a la contratación de mano de obra eventual en el aclareo, recolección y limpieza de la remolacha. Algunas veces utiliza también trabajadores eventuales para despedregar sus tierras. Existe, sin embargo, una gran escasez de este tipo de mano de obra en la mayoría de los pueblos, y se tiene que acudir frecuentemente a una contratación eventual cubierta normalmente por cuadrillas de andaluces o por grupos de gitanos a destajo. En la campaña de 1974, el salario a destajo ascendió a 7.500 pesetaslHa en el primer aclareo de la remolacha y 4.000 pesetas/Ha, en el segundo. En aquellas zonas donde es posible encontrar aún pequeños agricultores dispuestos a 86 trabajar eventualmente en otras explotaciones, además del salario acordado o jornal suele concederse la posibilidad de la utilización de la maquinaria del empresario por parte de1 obrero en su propia tierra. c) Otras características de las relaciones laborales en las explotaciones En una explotación tipo, si el empresario no es demasiado anciano suele llevar él mísmo el tractor. Si el agricultor es mayor, cuida de la viña, ayuda en !as labores de la remolacha y, muy frecuentemente, sigue Ilevando la ge^tíón de la expiotación. Las mujeres no suelen trabajar en el campo. Algunas veces ayudan en el entresaque de la remolacha o en la descarga del ganado en verano, cuando el empresario no tiene otra ayuda. En caso de tener cerdos, gallinas, etc., es ella la que se encarga de cuidarlos y alimentarlos. El trabajo del asalariado fijo se contempla, cuando existe, más como una ayuda que como una relación exclusivamente laboral. Normalmente vive en el pueblo; si es forastero, especialmente en el caso de los pastores, el empresario puede proveerle de vivienda, aunque siempre fuera de la casa familiar. Salvo en el caso del hijo asalaríado o de los pastores, por su remuneración en el ordeño, el trabajador fijo no participa en ningún tipo de bene^cios. La jornada laboral, festivos, vacaciones, etc., es idéntica a la de los trabajadores familiares. Se trabaja cuando es preciso, las horas necesarias, todos por igual. 3.1.2. Comarcu lucense La actividad de la mano de obra agrícola víene determinada, también en el caso de esta comarca, por las características propias de la agricultura y empresa agraria de la zona entre ías que, de forma muy sintetizada, es preciso considerar: - Característico minifundismo, en el que diferenciar familia y empresa, hogar y parcelas, es tarea difícil. Prueba evidente de ello es el abandono del cultivo de las tierras liberadas por los emigrantes. En estos casos no se recurre al arrendamiento o la venta. La tierra espera a sus legítimos propietarios. 87 - Economía basada fundamentalmente en el autoconsumo de productos agrícolas y en el reempleo para la producción ganadera: maíz, centeno, nabos, etc. La producción comercializable procede principalmente del ganado vacuno. - Importante incremento en la mecanización, tractores de segunda mano especialmente, y la interpretación de servicios de familiares y vecinos, dentro de una estructura poblacional muy dispersa. a) Mano de obra fija. Et obrero asalariado fijo no existe prácticamente en las explotaciones familiares lucenses, y tampoco es fácil encontrarlo en Cooperativas donde los mismos socios suelen efectuar los trabajos precisos. Carencia de mano de obra e imposibilidad de afrontar el coste que representa su contratación son las razones principales que justifican este hecho. El trabajo de la explotación se realiza normalmente por parte de los miembros de la familia, no existiendo casi diferencia en el trabajo a realizar. La mujer cuida las vacas o sale al campo a recoger hierbas y hojas de nabo. El tractor lo conduce el padre o, según la edad de éste, el hijo o la hija. Si el obrero fijo existe, su trabajo, sueldo, etc. tampoco está especialmente diferenciado respecto a los demás miembros de la familia. Todos `están bajo la autoridad del empresario «pater familias». EI trabajo famiiliar no suele ser remunerado con un sueldo, ni siquiera en el caso de los hijos casados. b) Mano de obra eventual Las necesidades punta en la explotación familiar lucense, se cubren generalmente mediante colaboración entre familiares o vecinos que van realizando las labores cada día en una de las explotaciones. Esta forma de proceder es característica en la recolección de cereales. Al no usarse la cosechadora, precisan «mayar» (trilla de cereales y limpia de grano) tarea que realizan juntos y alternativamente en casa de cada uno de los miembros del grupo. La contratación de mano de obra asalariada suele dirigirse a tareas eventuales como• sacar estiércol y repartirlo por las tierras, la siega y la recogida de la hierba, etc. Suele contratarse a partir de la primavera. El pago se verifica con el jornal, las comidas diarias que suelen ser tres y algo más 88 copíosas de lo normal. Los jornales varían según municipios entre 25U y 400 pesetas/día. 3.1,3. Cnmarca de Lérida Conviene distinguir dos grandes grupos de explotaciones en el estudio del empleo de mano de obra en Lérida; explotaciones con frutales, localizadas en la comarca de Segria, y explotaciones con cultivos herbáceos (alfalfa y cereales fundamentalmente) en el Urgell. Existen muchos tipos intermedios, donde coexisten las frutales y los herbáceos, y cuya utilización de mano de obra es también intermedia entre los dos extremos. a) Mano de obra fija. l. Explotaciones de frutales: Es prácticamente inexistente la contratación de mano de obra fija en este tipo de explotaciones. Son generalmente de pequeña dímensión, típicamente famiiiares. Las labores de cultivo son realizadas por el jefe de explotación, ayudado a veces por algún hijo. La mujer sólo interviene en las labores agrícolas en el momento de la recolección, en la cual participa toda la familia, por tener que ]levarse a cabo en un plazo de tiempo muy corto. Z. Explotaciones del Urgell: Tampoco es corriente en el Urgell la contratación de mano de obra fija. Las explotaciones son de tamaño mayor. Es más corriente el trabajo permanente de dos o más miembros de la familia. Algunas explotaciones mayores, o donde el agricultor no tiene ayuda de algún hijo o familiar, contratan un tractorista o un peón. También puede trabajar en la explotaCión como asalariado algún hijo casado. Por fin, algunas explotacíones agropecuarias de carácter familiar contratan un vaquero, pero es poco frecuente. b) Mano de obra eventual. Prácticamente todo el trabajo asalariado o contratado en las explotaciones familiares de la zona corresponde a mano de obra eventual. 1, Explotaciones con frutales: Existen dos labores muy específicas para las cuales el empresario familiar acude a la contratación de obreros eventuales: la poda en invierno y la recolección en verano. El 89 tipo de mano de obra a la que se acude es muy diferente en cada uno de estos casos. Para la poda se necesita una mano de obra especializada y, por ello, se acude a unas cuadrillas de jóvenes agricultores que se forman en los pueblos y recorren las explotaciones para efectuar la operación. Casi todos los agricultores han asistido a cursillo de poda de Extensión Agraria o del P. P. O. y dirigen a los jóvenes podadores. Estos son hijos de agricultores que aprovechan un período de poco trabajo en la explotación para ganar algo de dinero para sus propios gastos ya que, mientras permanecen en casa de sus padres, no cobran sueldo alguno por su trabajo en la explotación de la familia. Para la recolección, en cambio, no se necesita ningún tipo de cualificación, y se acude a niños, mujeres y viejos de la familia. Como la necesidad de mano de obra es muy grande y está muy concentrada en un período corto de tiempo, se presenta un grave problema de escasez que obliga a recurrir a eventuales, trabajo al que usualmente acuden cuadrillas de andaluces. También se está acudiendo en los últimos años a estudiantes, aunque en proporción todavía pequeña. 2. Explotaciones sin frutales: Las explotaciones sin frutales prácticamente no contratan mano de obra eventual salvo, en algún caso, para la recolección del maíz o para cargar las pacas de alfalfa o de paja. Son relativamente poco frecuentes las explotaciones exclusivamente dedicadas a cultivos herbáceos; más normal es en esa zona que existan algunos frutales en todas las explotaciones. En este caso, el agricultor acude también a la mano de obra eventual para la recolección y la poda. 3.2. Factores agrícolas que inciden en la utilización de la mano de obra Junto a la repercusión del desarrollo general del país en la emigración y los niveles de población activa agraria es preciso considerar otro conjunto de factores propios de la agricultura, y específicos en cada zona, que condicionan el empleo de mano de obra. Cada día la actitud del agricultor ante su actividad y su explotación es más de tipo económi- 90 co, y crece la importancia de estos condicionamientos que se podrían denominar endógenos. Para analizarlos se utilizará, como fuente de información principal, la encuesta verificada en el otoño de 1974 en las tres comarcas estudiadas. .i.l.l. El empleo agrrcola, 1a dimensión y el tipo de cultivo de las explotaciones El tamaño de una explotación agrícola es un factor difícilmente separable del tipo de aprovechamiento en cuestiones que afectan al ernpleo de la mano de obra en agricultura. En términos absolutos, un incremento del tamaño de las explotacíones viene acompañado por superior necesidad en la utilización de mano de obra; pero es preciso completar esta idea trivial con un conocimiento cierto sobre los cultivos y el tipo de explotación por comarcas, y sus necesidades en mano de obra y maquinaria, ya que una mayor dimensión no implica directamente una mayor intensidad de cultivo. Con este fin, se ha definido en cada una de las comarcas unos tipos de explotacíones característícas de la agrícultura de cada región y que se enumeran, de menor a mayor intensidad de aprovechamiento, en el cuadro. CUADRO 9 PALENCIA 1. 2. 3. 4. 6. Secano ]00 por 100. Cereal y leguminosas. Secano. Regadío < 10 por 100. Sólo cereal. Secano. Regadío < 10 por 100. Cereal, remolacha, soja, alfalfa. Secano. 10 por ]00 < Regadío < 30 por 100. Cereal, remolacha, alfalfa. 5. Secano. Regadío > 30 por 100. Cereal, remolacha, alfalfa. Secano. Regadío con ganado. LUGO 1. 2. Explotación de porcino para autoconsumo. Explotación de porcino comercializable. 9l 3. 4. 5. 6. 7. Explotación de vacuno para carne, leche y trabajo. Explotación de vacuno para carne, leche y trabajo y porcino para autoconsumo. Explotación de vacuno para carne, leche y trabajo y porcino comercializable. Explotación de vacuno para carne y leche y porcino para autoconsumo. Explotación de vacuno para carne y leche y porcino comercializable. LERIDA l. Sólo secano. Herbáceos. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. Sólo secano. Herbáceos y leñosos. Regadío herbáceos y secano leñosos. Explotación agropecuaria. Regadío frutales y herbáceos sólo leñosos. Regadío frutales y secano herbáceos y leñosos. Sólo Regadío. Herbáceos. Sálo Regadío. Frutales > 50 por l00 y herbáceos < 50 por 100. Sólo Regadío. Frutales < SO por 100 y herbáceos o huerta > 50 por 100. Sólo Regadío. Frutales. 9. 10. Las necesidades de mano de obra se han medido en UTHlHa y las de maquinaria, en CVlHa, luego de haber establecido cuatro intervalos en cada comarca. Los intervalos fijados en Palencia son: 1= 0,00 - 0,02 UHT/Ha 2= 0,03 - 0,05 " 3= 0,06 - 0,10 " 4= 0,10 - 0,70 " 1= 0,0 - 0,9 CV/Ha " 2= 1,0 - 1,5 " 3= 1,6 - 2,0 4= Más de 2,0 CV/Ha En Lugo: 1= 0,02 - 0,09 UTHJHa 2= 0,10 - 0,20 " 3= 0,21 - 0,50 " 4= 0,51 - 2,50 " 1= 0,0 - 0,5 CV/Ha " 2= 0,6 - 3,0 " 3= 3,1 - 4,5 4= Más de 4,5 CV%Ha 9? En Lérida: 1= 0,00 2= 0,08 3= 0,16 4= 0,34 - 0,7 UTH/Ha " - 0,15 -- 0,33 " - 0,84 " 1= 0,0 - 2,0 CV/Ha 2= 2,1 - 3,0 " " 3= 3,1 - 4,5 4= Más de 4,5 CV/Ha En Pulenciu la intensídad en la utilización de mano de obra parece estar íntimamente relacionada con la existencia de regadío en la explotación y con la diversificación del cultivo. El tipo número 5 resulta ser el de mayor intensidad en UTH/Ha; tal intensidad disminuye en el tipo número 4 y en et número 3. La utilización de maquinaria, en CV/Ha, es similar, con la diferencia de que el tipo número 6, explotaciones con ganadería, ocuparía el segundo lugar en necesidades ínmediatamente detrás de las del tipo número 5, explotaciones con cultivos diversi6cados y con más del 30 por 100 de supe^cie en regadío, que vuelven a ser las que utilizan más CV/Ha: un 50 por 100 tiene más de 2 CV/Ha. En Lugo, la intensidad de mano de obra es muy superior a(as otras comarcas, pero así como en la comarca palentina existía una relación directa entre los tipos de explotación con mayor intensidad en mano de obra y las que emplean mayor número de CV/Ha, en la comarca lucense la relación es inversa. El tipo número 6, que no utiliza el vacuno para trabajo, es el que tiene una intensidad de mano de obra mayor. En un 34 por 100 de los casos se emplea más de 0,5 UTH/Ha y un 89 por 100, más de 0,2 UTH/Ha. Inmediatamente después se sitúa el tipo número S, en el cual el vacuno se emplea ta^nbién para trabajo, pero con comercialización de porcino. Un 70 por 100 de estas explotaciones emplea más de 0,2 UTH/Ha. Las explotaciones de porcino comercializable, tipo número 2, siguen en intensidad, y en las más mecanizadas, el tipo número 7, un 63 por 100 utiliza menos de 0,2 UTH/Ha. En este último tipo de explotaciones, con vacuno de carne y leche y comercialización de porcino, se observa la máxima mecanización. Un 55 por ] 00 de ellas emplean más de 3,1 CV/Ha. El tipo número 2, que emplea más de 3,1 CV/Ha en un 59 por 100 de los casos, es, junto con el anterior, el más mecanízado. 93 EI tipo número 6, que emplea un máximo de mano de obra, es el menos mecanizado: un 86 por 100 de las explotaciones utiliza menos de 0,5 CV/Ha. La relación entre número de UTH/Ha y de CV/Ha es, en cambio, directa en la comarca de Lérida. Las explotaciones más mecanizadas y con mayor intensidad en el empleo de mano de obra son las que tienen toda su supe^cie en regadío y en ambos casos la intensidad proporcional al porcentaje de frutales. Los tipos 9 y 10 son los más mecanizados y con mayor UTH/Ha. En ambos casos puede afirmarse que en un 10 por 100 emplean más de 0, l6 UTH/Ha. El número de CV/Ha es muy elevado: en un 75 por 100 de los casos del tipo número 10 y en un 67 por 100 de los del tipo número 9 se emplean más de 4,1 CV/Ha. Siguen en intensidad a los anteriores los tipos 4, 7 y 8. Las explotaciones agropecuarias tipo número 4 utilizan en un 50 por 100 de casos más de 0,16 UTH/Ha y 4,1 CVlHa. 3.2.2. La inten.sidad (UTH/Ha) de ^mpleo agríccrla. Análisis de rc^gresiones. La intensidad de empleo UTH/Ha se ha sometido a un análisis de regresión multivariable en cada una de las tres comarcas. En la comarca de Palencia, la variable que mide la intensidad de mano de obra en la explotación (UTHJHa) presenta un elevado grado de relación con la proporción de supe^cie en regadío, R= 0,56. Este resultado es lógico, ya que a una mayor superficíe de regadío le corresponde una mayor intensidad de cultivo y lógicamente una mayor intensidad de mano de obra. El análisis de la varianza indica que la introducción de cualquiera de las otras variables consideradas (grado de parcelación, tipo de explotación, porcentaje superficie labrada y tamaño) no es significativo al nivel 5 por 100. Como conclusión puede decirse que en Palencia la intensidad de mano de obra responde a características estructurales de la explotación familiar. En Lérida el índice de intensidad de mano de obra presenta unos coeficientes que son significativos; en efecto, el coeficiente de correlación de la variable UTH/I-ia con 94 tipo de explotación es R= 0,64, con CV/Ha es 0,55 y con tamaño, 0,52. Puede admitirse, pues, que el índice de intensidad de mano de obra está altamente relacionado, individualmente, con el grado de intensidad de explotación, con la intensidad de mecanízación y con el tamaño. La primera relación es muy lógica, ya que a mayor intensidad de explotación le corresponde una mayor intensidad en mano de obra. La relación con el índice CV/Ha es interesante: en un principio podría parecer que 1a relación, en el caso de existir, debería ser negativa, es decir, a mayor intensidad de mano de obra, menor intensidad de maquinaria (ya que son sustitutivos en general). Sin embargo, en la comarca de Lérida es normal la correlación positiva, ya que los posibles cambios de maquinaria por mano de obra ya se han realizado desde hace años y, además, de forma generalizada. Por otro lado, los cultivos de la comarca, en especial los frutícolas, permiten poca mecanización en labores muy importantes como poda y recolección, lo cual explica que las explotaciones sean intensivas en general, tanto en mano de obra como en maquinaria. La relación con el tamaño es significativa y se interpreta como que las explotaciones mayores son más exigentes en mano de obra que las pequeñas, lo cual es muy normal y más en cultivos de regadío intensivo. Respecto a la comarca de Lugo puede concluirse que el índice UTH/Ha está correlacionado significativamente con el tipo de explotación y con el tamaño; sin embargo, los coeficientes de correlación son bajos, 0,36 para el tipo de ezplotación y 0,31 para el tamaño. Como consecuencia, la regresión múltiple es sólo significativa con estas dos variables. Por tanto, y al contrario que en Lérida y en Palencia, el índice de intensidad de mecanización está más relacíonado con las variables estructurales que el índice UTH/Ha. Sin embargo, tanto en un caso como en otro, el tanto por ciento de variaciones es muy bajo. Quizá la conclusión más clara es que cuanto mayor sea el grado de capitalización y modernidad de la agricultura,. mayor es la dependencia de las variables de mecanización y 95 mano de obra respecto a las características estructurales de la explotación familiar. De alguna manera, cuanto más capitalista es una agricultura, más se racionalizan las decisiones de compra de maquinaria o contratación y empleo de mano de obra, atendiendo al tamaño, cultivos, ete. En cambio, en una agricultura casi de subsistencia como la de Lugo, las decisiones no se producen en función de datos de la explotación, sino de otros aspectos subjefivos y, a veces, aleatorios. 3.2.3. El emplc^o ugrt^^ulu y la ganuúeríu La incidencia que la existencia de ganado tiene en la utilización de mano de obra viene muy condicionada por las características de la explotación ganadera en cada comarca. En Palencia, según se ha señalado ya, excepto en casos de grandes rebaños que precisan el cuidado exclusivo de un pastor, es frecuente la utilización conjunta de éste por varios propietarios. La incidencia en el empleo es pequeña y no se aprecian diferencias entre las explotaciones con ganado ovino o sin él. La existencia de ganado porcino tampoco se refleja en una mayor utilización de mano de obra en esta comarca. En Lugo y Lérida, por el contrario, sí existe una relación directa entre la existencia de ganado, especialmente vacuno, y la intensidad en el empleo de mano de obra. En Lugo se han cruzado los resultados de intensidad en UTH/Ha obtenidos con el número de vacas por superficie pastada y el número de vacas por superficie agraria útil. En el estrato superior, con más de 3,5 vacas por hectárea de superficie pastada, un 82 por 1(^ de las explotaciones emplea más de 0,2 UTH/Ha, y 48 por 100, más de 0,5 UTH/ Ha. En el estrato inferior, entre 0,01 y I,25 vacas por hectárea, 42 por 100 emplean más de 0,2 UTH1Ha y sólo 10 por 100 de explotaciones más de 0,5 UTH/Ha. La intensidad de mecanización, en CV/Ha, tiene una relación inversa con el empleo de mano de obra, muy especialmente en el estrato superior, de más de 3,5 vacas por hectárea de superficie pastada, donde un 72 por 100 de los casos utiliza menos de 0,5 CV/Ha. Los estratos más mecanizados son los intermedios, de I,26 a 3,5 vacas por hectárea de superficie pastada. En este caso los resultados son 96 algo disUntos s ^ se ut ^I ^ za la supert ^c ^e agrar^a útil en la mecanización del estrato superior, en este caso más de 0,8 vacas por hectárea. Las explotaciones con ganado porcino tienen igualmente una mayor intensidad de mano de obra que las que no lo tienen. Un 64 por 100 emplea más de 0,2 UTH/Ha, mientras que enire las que no tienen esa actividad sólo un 28 por 100 emplea más de 0,2 UTH/Ha. En Lérida la existencia de ganado vacuno en la explotación implica igualmente una superior intensidad en el empleo de mano de obra y, en este caso, también de maquinaria. Las explotaciones con vacas utilizan más de 0,34 UTH/Ha en un 65 por ]00 de los casos, frente a un 43 por 100 de las explotaciones que no tienen vacas. Respecto a la intensidad de mecanización, son el 64 por 100 de las explotaciones con vacuno las que emplean más de 4,1 CV/Ha, frente a 36 por 100 de las que carecen de este tipo de ganado. Vuelve, pues, a reflejarse la muy elevada intensidad de mecanización por hectárea en esta comarca. Por último, las explotaciones con ^anado porcino no se diferencian, ni en la intensidad de mano de obra ni de maquinaria, de las que carecen de esta actividad. 3.3. Estimación indirecta del subempleo de mano de obra Este apartado puede justificarse de forma similar que el correspondiente a subempieo de maquinaria. Como consecuencia de que los datos de subempleo obtenidos en la encuesta no son suficíentemente fiables, ha sido necesario recurrir a la estimación indirecta y evaluar el exceso 0 defecto por comparación entre valores reales o ideales de ciertos índices. El método empleado es e1 mismo que para la maquinaria. El índice que se ha elegido para calcular el exceso o defecto de mano de obra en la explotación es el UTH/Ha familiar. Dada la composición del índice, lo que se estudía es el subempleo global del trabajo familiar en la explotación y no el subempleo individual de cada miembro de la familia que trabaja a tiempo pleno. También es necesario explicar una elaboración adicional aplicada en la comarca de Lugo con la finalidad de aportar 97 más datos para dilucidar si la introducción de maquinaria, fundamentalmente del tractor, ha inducido al subempleo de la mano de obra familiar. Esta elaboración consiste en utilizar las explotaciones encuestadas que no tienen tractor, para las que no se habían calculado los excesos de mecanización, puesto que carecen de ella, y obtener el exceso a defecto de mano de obra. Para ello es necesario definir nuestros valores ideales del índice UTH/Ha, ya que éstos no sólo dependen del grado de parcelación, tamaño, tipo de cultivos, sino también de las técnicas empleadas. Por tanto, para explotaciones no mecanizadas que no tienen maquinaria ni la alquilan, se calculan los naevos valores teóricos y así puede analizarse el subempleo de la mano de obra prescindiendo de la existencia de mecanización. A continuación se analizan los resultados generales obtenidos: Léridn En la comarca de Lérida el 21,69 por 100 de las explotaciones tiene un déficit de mano de obra, el 7,5 por 100 está en equilibrio y 70,7 por 100 tienen exceso en el índice UTH/Ha. Dentro de las explotaciones con exceso, el 23,5 por 100 tiene más del doble de la mano de obra necesaria. La proporción de explotaciones con exceso de mano de obra es, pues, muy elevada, aunque es menor que la proporción de las que tienen exceso de tracción. En definitiva se puede deducir que en la comarca de Lérida ha tenido lugar una auténtica explosión en la compra de maquinaria que ha provocado un subempleo importante y que éste es superior al de la mano de obra. La dependencia del exceso de mano de obra con el tamaño de la explotación puede deducirse del cuadro siguiente: CUADRO 10 Rxplot. con exceso U'/'F//Ha (`^o) 0- 5 Ha 5- 10 Ha 10 - 20 Ha > 20 Ha 90,0 80,7 86,4 53,3 h.'xplot. con deJecto 0 eguil. UTH/Hu (`Io) ] 0,0 19,3 13,6 46;7 98 Palencia EI 25 por 100 de las explótaciones de la comarca de Palencia tiene defecto en el índice UTH/Ha, el 8 por 104 están en equilibrio y el 67 por 100 tiene exceso. EI porcentaje de explotaciones con exceso en mano de obra, así como los valores que alcanza el exceso, es mayor para la maquinaria. Puede decirse, pues, que en Palencia el subempleo de la mano de obra es mayor que el de la maquinaria. CUADRO 11 Explot. con exceso UTH/Ha Tamaño Explot, con defecto UTH/Ha 0 - 10 10 - 30 30 - 50 7$,0 70,0 85,0 50 - 70 87,5 12,5 70 - 100 100 - I 50 150 > 75,8 61,5 50,0 24,2 38,5 50,0 25,0 30,0 15,0 Los porcent^jes de explotaciones con exceso alcanzan el valor máximo para los estratos de tipo medio. Esto es lógico, ya que en las pequeñas a veces no existe plena dedicación de la mano de obra familiar. En el cuadro siguiente se pormenoriza esta característica. CUADRO 12 Explot. con exceso en UTH/Ha (%) Tamarto 0 2 5 10 > - 2 - 5 - 10 - 20 20 Ha Ha Ha Ha Ha 80 88 96 96 75 Explot. con defecto 0 equilib. U'fH/Ha (%) 20 12 4 4 25 Lugo En la comarca de Lugo sólo el 7,14 por 100 de explotaciones tiene déficit de mano de obra. El 8,3 por 100 está 99 equilibrado y el 80,9 por 100 tiene exceso. El porcentaje de explotaciones que tienen exceso de mano de obra es mayor que el de las que tienen exceso de maquinaria. Por tanto, en Lugo el subempleo teórico estimado de la mano de obra es mayor que el de la maquinaria. Esto se debe a que el tamaño de la familia, así como el número de miembros de ella que trabajan, es mayor en esta comarca. Por ejemplo, la mujer trabaja a pleno empleo, cosa que no ocurría en las otras comarcas. Si a esto se añade el pequeño tamaño de la explotación y la irracional forma de manejo de pastos y ganado, se comprenderá el alto exceso en el índice UTH/ Ha, prueba evidente del bajo nivel de productividad de la mano de obra familiar en esta comarca. En el siguiente cuadro se refleja la relación del exceso 0 defecto del índice UTH/Ha con el tamaño: CUADRO 13 pejecto UTH/Ha i%) Equilibrado UTH/Ha i%) Exceso UTHlHo Í%) Sin tractor y menos de 10 vacas. 13,3 8,8 77,7 Con tractor y menosdel0 vacas. 0 0 0 Con tractor y más de 10 vacas. 0 23 77 Las conclusiones que se derivan de este cuadro son interesantes. En condiciones de igual tamaño (estrato 0-10 vacas) el exceso de UTH/Ha es mucho mayor en las explotaciones con tractor que en las que no lo tienen. En las explotaciones de más de 10 vacas y con tractor, el exceso de mano de obra es similar al correspondiente a lás de menos de 10 vacas y sin tractor; sin embargo, el porcentaje de explotaciones con equilibrio de mano de obra es mayor que en las explotaciones de menos de 10 vacas. ioa 4. Aspectos sociológkos 4.1. Estructura familiar Dado que la población ínterrogada era por definición jefe de la explotación, no es de extrañar la elevada proporción de casados en la muestra, ya que el agricultor familiar sueie acceder a la dirección de la explotación a una edad avanzada, cuando se produce un acontecimiento sucesorio propicio. Por eso, la mayoría de la población tiene una edad madura o avanzada y escasean los hombres jóvenes, como se observa a continuación. CUADRO 14 ^Qué edad tiene? Grupo de edad (ar7os) Menos de 3S De 3S a SS Más de SS No contesta TOTAL N Palencia % Lérida Lugo N % N % 12 61 29 8 10,9 SS,S 26,4 7,0 9 77 39 2 7,1 60,6 30,7 1,6 8 6S 36 1 7,3 59,1 32,6 1,0 ( 110) 100,0 (127) 100,0 ( 100) 100,0 X= 49,1 XZ = 50,6 X3 = 51,3 Se observa una distribución por edades bastante similar en las tres provincias, con un elevado grado de madurez, casi podriamos decir de envejecimiento, de la población estudiada. El número de hijos más frecuente oscila entre dos y cuatro, lo que arroja una media de valor 3,53, netamer.te superior a la media nacional, que na alcanza 1as dos unidades. La muestra obtenida en la comarca palentina ofrece un número de hijos y un tamaño de familia mayores que los respectivos en las comarcas lucense e ilerdense. Si se analíza la distríbución del número de hijos, por edad y sexo, en Lugo y Lérida, se puede observar su menor potencial demográfíco en relación con el caso anterior. La comarca ilerdense aparece como la más avanzada en el proceso de la transición demográfica, como lo muestra que su media de número de hijos, 2,35, sea la más cercana a la media nacional y a la tasa mínima de reproducción, esto es, 2,0. La comarca de Lugo ofrece valores intermedios entre Palencia y Lérida, valores que, por otra parte, coinciden con bastante aproximación con los datos censales diferenciados provisionalmente. La familia extensa es característica de las sociedades campesinas, mientras que la familia nuclear responde estructuralmente a las sociedades más modernas de tipo industrial; y con el objeto de investigar el carácter de la familia rural se observó la presencia de otras familias en el hogar. Lugo aparece, sin lugar a dudas, como el lugar en donde persisten con mayor fuerza los rasgos de la familia extensa. Casi un 70 por 100 de los entrevistados declaró tener en sus casas otras familias aparte de la esposa e hijos; elevado porcentaje que contrasta con la menor proporción de respuestas en tal sentido obtenidas en la comarca palentina. Sin embargo, los tamaños medios de familias más elevadas se dan en la comarca palentina e ilerdense, por ese orden, mientras que son reducidas las familias lucenses. Si se recuerda que el tamaño medio de la familia española oscila alrededor de 3,9 miembros, se observa, pues, que las cifras de Lugo se aproximan más a esta media nacional, y son superiores a ella los casos de ias otras dos comarcas. Ahora bien, como se ha visto que es en Lugo donde se ha encontrado un mayor número de familias extensas, todo ello quiere decir que la tasa de emigración, de gente joven sobre todo, debe ser muy elevada para poder dejar reducida a un tamaño tan pequeño la composición actual de la familia. 4.2. Trabajo de los miembros de !a familia En primer lugar hay que señalar que resulta bastante elevada la proporción de entrevistados con hijos que vivan fuera del hogar paterno. El número de hijas que viven fuera de casa es ligeramente mayor que el de hijos varones y ello es debido probablemente a que, tratándose de explotaciones 102 familiares, ios hijos varones tiendan con mayor frecuencia a quedarse en la casa paterna como sucesores, mientras que las hijas salgan para trabajar o casarse fuera del hogar. Al fijarse en !as actividades que ocupan a estos hijos que viven fuera de casa se observa que es mayor ei número de los que trabajan que el de los que estudian. La distribución aparece bastante equilibrada para ambos sexos en las tres comarcas, en el sentido de que se mantienen parecidas las diferencias numéricas por sexo entre los hijos que estudian y trabajan, lo que parece indicar que en materia de estudios ya no se discrimina a las hijas con respecto a los varones, como se había venido haciendo tradicíonalmente. Se observó que el número de hijos que permanecen trabajando en la explotación paterna es mínimo; oscila entre e) 20 y el 30 por ]00 en las tres comarcas y es la comarca ilerdense, con su agricultura familiar próspera, ia que ofrece un mayor porcentaje de continuidad familiar. Por el contrario, es la comarca lucense la que ofrece una tasa menor de hijos trabajando en ta expiotación, lo que pone una vez más de manifiesto la fuerte crisis que está atravesando la agricultura tradicional familiar gallega. Una muestra muy significativa de esta crisis es la que ofrece la distribución de respuestas a la pregunta que inquiría sobre la sucesión en la dirección de la explotación cuando el agricultor entrev'rstado dejara de trabajar plenamente. CUADRO 15 ^Quíén le sucederá en la explotacíón? Palencia % - Un hijo - Otro familiar - Lo dejará en renta - L.o venderá - Otras respuestas - No sabe TOTAL Lugo % Lérida % 36,0 4,4 8,8 6,1 1,0 43,7 33,6 8,6 2,3 1,6 2,3 51,6 65,5 4,5 1,0 29,1 100,0 100,0 100,0 103 Dos categorías de respuestas merecen una atención inmediata. La primera es la que se refiere a los que contestan que un hijo les sucederá. El porcentaje de respuestas es francamente bajo, pensando en el futuro de la agricultura familiar, en Palencia y Lugo, con porcentajes respectivos del 36 y 33 por 100. Prácticamente el doble de respuestas favorables se obtuvo en Lérida, en donde parece asegurada la continuidad en la explotación familiar en unos dos tercios aproximadamente de los casos. Casi complementando la anterior discusión se pueden considerar las elevadas proporciones de «no sabe», que en este caso particular tienen un significado especial, ya que indican la incertidumbre de eara al futuro de la explotación, puesto que resulta dudoso que los hijos que viven y trabajan fuera de casa, normalmente en la gran ciudad, vuelvan al pueblo para hacerse cargo de la explotación familiar. La emigración rural, por ahora, está resultando irreversible, en un proceso acelerado de desarrollo tecnológico como es el caso de España. E1 51,6 por 100 en Lugo y el 43,7 por 100 en Palencia de respuestas en la categoría «no sabe» cabe, pues, interpretarlos como crisis real de la agricultura familiar, al no quedar apenas jóvenes que deseen trabajar explotaciones poco rentables. Ese no parece ser el caso en la comarca ilerdense, en donde el porcentaje de «no sabe» ni siquiera alcanza a un tercio de las explotaciones para las que, en su mayoría, está resuelto el problema de la sucesión familiar. Las diferencias culturales y de tipos de agricultura se pone de nuevo de manifiesto al analizar el trabajo de la mujer. En Lérida tampoco abundan los casos de trabajo femenino en la explotación, tan sólo un 19,8 por 100, y también es mínimo el trabajo femenino fuera de la explotación: un 1,9 por 100 en Lugo, 3 por 100 en Lérida y nulo en Palencia. Inversamente, la dedicación a las tareas domésticas del hogar es mayoritaria para las mujeres palentinas, un 90,2 por 100, y minoritaria en la comarca lucense, con un 35,2 por 100. También puede resultar interesante analizar el trabajo de la esposa en función de la edad del agricultor entrevistado. De nuevo los datos obtenidos diferencian con bastante claridad entre las tres comarcas estudiadas. En las comarcas de Palencia y Lérida, el trabajo de la esposa es mínimo para 104 los grupos superiores de edad, mientras que tiene cierta importancia en los grupos íntermedios y jóvenes. En Lugo el trabajo de la esposa es más frecuente en los grupos superiores de edad, mientras que disminuye entre los más jóvenes. Hasta qué punto esta pauta observada obedece a una tendencia general es algo que no se puede afirmar hasta tanto no se realicen más investigaciones sobre el tema. Aunque puede resultar arríesgado formular generalizaciones sobre la relación familia-explotación en las tres comarcas, y en base a la reducida muestra estudiada, cabe apuntar algunas operaciones. En la comarca palentina el peso del trabajo de la explotación descansa, fundamentalmente, en la aportación del jefe de la misma, que en muy pocos casos recibe ayuda de la esposa, de los hijos o de otros familiares. Existe en ia comarca palentina estudiada un auténtico problema sucesorio que probablemente hará crísis en un plazo no superior a Ios diez años, a la vista de la edad media de los agricultores entrevistados. En la comarca lucense, el trabajo de la explotación se reparte en una mayoría de los casos entre el jefe de aquella y su esposa, aunque también es importante la aportación laboral de otros familiares, normalmente de edad avanzada. EI trabajo de los hijos en la explotación es minimo por estar la mayoría trabajando fuera del campo. El problema sucesorío es, en este caso, también agudo y alcanzará un punto crítico en un plazo de tiempo probablemente no superior a los diez años. En la comarca ilerdense, el panorama familiar en relación con el trabajo en la explotación es diferente de los casos anteriores. El peso principa) del trabajo en la explotación descansa en la aportación del jefe de ésta, que se ve ayudado en su tarea con el trabajo de algún hijo, pero es mínima la aportación laboral de la esposa y otros familiares. Por ello, ei régimen sucesocio dentro de la familia está asegurado, probablemente por tratarse de explotaciones altamente rentables que merecen la atracción de la juventud. En este caso no es probable una crisis inmedíata de la agricultura familiar. 4.3. Mecanización y estructura familiar A continuación se van a relacionar algunas de las varia- bles estudiadas en la sección anterior, dedicada a la estructura familiar, con diversos indicadores de mecanización. El primer indicador que se anatice va a ser la «posesión del tractor». En las comarcas palentina e ilerdense son muy elevados los porcentajes de agricultores encuestados que poseen tractor, casi el 90 por 100, mientras que en la comarca gallega no alcanza al 50 por 100 la proporción de agricultores que se encuentran en tal situación. Por ello, cabe esperar distintos tipos de relaciones entre posesión de tractor y estructura familiar en las tres comarcas. Tanto en Palencia como en Lugo, las explotaciones que tienen un sucesor es mucho más probable que posean un tractor que l^s explotaciones que no cuentan con tal expectativa. En Lérida no aparece significativa tal relación, lo que puede explicarse por las elevadas proporciones existentes en la muestra de explotaciones con tractor y con sucesor, lo que impide que se puedan apreciar tendencias diferenciales. Así pues, se puede concluir que la existencia de las características estructurales de ésta es un factor positivo en su mecanización. Asimismo, la presencia de un hijo en la explotación favorece la posesión de tractor, lo que hasta cierto punto es tautológico con la existencia de un sucesor, ya que, normalmente, la presencia de un hijo que trabaja en la explotación significa que está asegurada la continuidad de ésta en la mayoría de los casos. Por otro lado, se ha podido comprobar que los índices más altos de mecanización agraria tienden a darse en aquellas explotaciones que cuentan al menos con un hijo heredero. Se analiza a continuación la relación existente entre los dos índices de mecanización que se vienen utilizando -esto es, posesión del tractor y el índice de CV/Ha- con otras variables correspondientes a la estructura familiar que se consideran relevantes para caracterizar el trabajo de la familia en la explotación agraria. Las variables seleccionadas han sido las siguientes: trabajo de la esposa en la explotación, trabajo de otros familiares en la explotación, y número de miembros de la familia del agricultor. Con estas tres variables se ha intentado un análisis estadístico más complejo que el que se ha verificado hasta ahora. Concretamente se ha ensayado un modelo de regre- iob sión múltiple (srep-wise), que no ha dado resultados excesivamente signihcativos. Ello parece indicar que el fenómeno de la mecanización de la explotación familiar agraria reviste características muliidimensionales, por lo que resulta difícil explicar su variación en función de unas pocas variables familiares. EI análisis se ha hecho a nivel comarcal, pues, por lo que se lleva visto hasta ahora, el comportamiento de la explotación agraria famíliar es sígníficativamente distinto en cada comarca, ya que en realidad se trata de sistemas agarios distintos. En primer lugar se va a esiudiar la relación existente entre posesión de tractor y las variables familiares antedichas y, para ello, se van a analizar los coeficientes de correlacíón obtenidos al construir la matriz de correiación de orden cero entre las cuatro varíables. Con el fin de obtener una visión más gráfica de la correlación obtenida se ha construido el diagrama l, en el que se observan los tipos de relaciones obtenidas para la comarca palentina. Diagrama 1. Palencia Trabajo esposa 0,1600 r = 0,1229 r `Q,0246 Posesión de tractor r ^,2205 ^0,0684 núm. miembros familia Trabajo otros familiares r = 0,0403 La única variable que muestra una relación significativa con la posesión del tractor es el número de miembros que componen la familia del agricultor (r = 0,225, n= 90, p= 0,5). La relación aparece como positiva, lo que indica que el tamaño de la familia influye positivamente en la posesión del tractor. Aunque no significativa la relación existente entre el trabajo de la esposa en ta explotación y la posesión del tractor tiene un carácter negativo. Una posible explicación a este fenómeno es que el trabajo de la esposa no está culturalmente aceptado en el medio rural castellano, por lo que sólo se dará en aquellas explotaciones pequeñas y marginales que, por absoluta necesidad, requieren el trabajo de la mujer. Por el contrario, en las explotaciones más modernas y rentables, el agricultor que dispone de suficiente maquinaria no permite el trabajo de la esposa. De las bajas correlaciones obtenidas no puede esperarse un análisis de regresión altamente significativo, por lo que la varianza explicada del fenómeno posesión del tractor es muy baja a través de las variables utilizadas. EI juego de las tres variables escasamente explica un poco_ más del 7 por 100 de la varianza de la variable «posesión del tractor», lo que obviamente indica la existencia de otras variables que intervienen en el problema. A1 pasar al estudio de lo que ocurre en la comarca gallega se observan cambios significativos en las correlaciones obtenidas. En efecto, en este caso aparecen dos varíables correlacionadas significadamente con la posesión del tractor, el trabajo de la esposa en la explotación (r = 0,2588, n= 100, p= 0,01) y el número de miembros que compone la familia (r= 0,2380, n= 100, p= 0,02). En oposición al caso de la comarca castellana, el trabajo de la esposa en las explotaciones está relacionado positivamente con la posesión del tractor, lo que de nuevo introduce el tema de la diferente significación cultural que tiene el trabajo de la mujer en los dos ámbitos rurales que, además, tienen agriculturas distintas. En Galicia, el trabajo de la mujer en el campo es algo universalmente aceptado. En la explotación familiar gallega la mujer realiza un trabajo en muchos sentidos simílares al del hombre, por lo que cabe suponer que la mecanización iox Diagrama 2. Lugo Trabajo esposa r= 0,2588 Posesión de tractor r /0,0318 0,1122 0,1196 r =^0,2380 Trabajo otros familiares Núm. miemixos familia • r = 0-2009 de la explotación estará normalmente favorecida por la esposa, interesada en la modernización de la heredad famíliar al igual que el marido, jefe de la explotación. Además, y en el ámbito de la agricultura familiar, la falta de trabajo de la esposa cabe interpretarse en un doble sentido, bien por la marginalidad de la explotación o bien por el paso a una agricultura familiar capitalista que permite prescindir del trabajo de la esposa por disponer de trabajo asalariado. Como este último caso es el menos frecuente, el trabajo de la^ esposa en la explotación familiar resulta ser un buen indicador de posesión del tractor. Por lo que se refiere a la influencia positiva de la variable «número de miembros de la familia» en la posesión del tractor se considera que a mayor tamaño de familia, mayor es la posibilidad de que algún hijo siga trabajando en la explotación, lo que, como ya se ha vísto anteriormente, estimula positivamente la mecanización. Como se han obtenido coeficientes con correlación más altos cabría esperar que el modelo analítico de multirregresión utilizado ofreciera una mayor riqueza de resultados. 109 Sin embargo, la combinación de las tres variables familiares explican un poco más del 11 por 100 de la varianza de 1a posesión del tractor que, aunque se trata de un porcentaje superior al del caso anterior de la comarca palentina, no es elevado, lo que confirma la existencia de otras variables importantes en la posesión del tractor. Finalmente se pasa a estudiar la comarca leridana. Diagrama 3. Lérida Trabajo esposa r= 0,0950 r/0,2754 ^ Posesión de tractor 0,0951 ,0672 r ^0,1244 Trabajo otros familiares Núm. miembros familia r = 0,0672 Las correlaciones obtenidas no son nada significativas, lo que puede explicarse en buena medida por la elevada proporción de agricultores encuestados que poseen tractor, característica que impide estudíar pautas diferenciales en relación con la estructura familiar. Consecuentemente, el modelo analítico de multirregresión utilizado ofrece pobres resultados, ya que la cambinación de las tres variables familiares utilizadas tan sólo explica un S por 100 de la varianza en la posesión del tractor. Una vez analizada la relación existente entre posesión de tractor y las tres variables familiares seleccionadas, se pasa a estudiar la relación entre otro indicador de mecaniza- iio ción, el índice de CV/Ha, y las tres variables familiares. Como se puede observar en el anejo número 5, los coeficientes de correlación obtenidos son muy bajos y tan sólo aparecen como significativas las correlaciones entre índice CV/Ha y el número de miembros de la familia en Lugo, y el mismo índice y el trabajo de la esposa en Lérida. Con el modelo analítico de correlación múltiple empleado tampoco se han podido obtener resultados significativos, ya que en ningún caso se ha conseguido explicar más del 7 por 100 de la varianza en el índice de CV/Ha. Por todo ello se considera que la variable de la estructura familiar seleccionada tiene una débil influencia en la intensidad de la mecanización de la explotación, de la cual es un indicador el índice de CV/Ha; más importancia tiene la existencia de un sucesor y el trabajo de algún hijo. 4.4. Status socioeconómico y mecanización En la presente sección se va a describir y analizar el status socioeconómico del agricultor por medio de su relación con algunos de los indicadores que se han venido utilizando para estudiar el grado de mecanización de la explotación. En primer lugar se relaciona el nivel de estudios alcanzado por los agricultores de la muestra con el grado de mecanización. Si se considera que el nivel «menos de estudios primarios» equivale a un analfabetismo funcional, se puede aflrmar que el nivel formal de estudios de los agricultores gallegos es realmente bajo, con casi un 46 por l00 de analfabetos, mientras que entre los agricultores ilerdenses dicho nivel es más alto, puesto que no Ilega a un 13 por 100. La comarca palentina ocupa una posición intermedia, aunque más cercana a la comarca ilerdense en cuanto a nivel de estudios. En cualquier caso, el nivel medio es muy bajo, sobre todo por el peso que tienen en ia muestra seleccionada los agricultores mayores, entre los que ciertamente abundan los analfabetos. Aproximadamente unos dos tercios de los agricultores palentinos y leridanos poseen un nivel de estudios primarios, mientras que entre los agricultores lucenses tal proporción no llega al SQ por 100. 111 Los porcentajes referentes a los niveles inferiores de estudios se incrementan para los grupos superiores de edad, a la vez que disminuyen para estos mismos grupos los porcent^jes referentes a los niveles superiores de estudio. E inversamente ocurre con los grupos jóvenes. Así, los porcentajes más elevados de agricultores con estudios secundarios se encuentran entre aquellos que tienen menos de treinta y cinco años de edad. Todo lo anterior prueba que existe una relación significativa, directa y negativa, entre el nivel de estudios y edad. De cara al futuro inmediato significa que las nuevas generaciones de agricultores en las comarcas que se vienen estudiando estarán mejor preparadas culturalmente que las generaciones más viejas, que siguen siendo mayoría entre los jefes actuales de explotaciones agrarias. Una variable cuyo estudio siempre resulta interesante, a pesar de la posible poca flabilidad de algunos resultados obtenidos, es la que se refiere a los ingresos percibidos. En el medio rural éste es un tema cuyo estudio tropieza con algunas diflcultades. Por una parte, la natural desconfianza del agricultor a revelar al encuestador algo que considera perteneciente a la esfera de su intimidad familiar. Por otra parte, al tratarse sobre todo de explotacíones familiares con un grado mayor o menor de autoconsumo, e) cálculo de los ingresos monetarios resulta difícil. En cualquier caso, la distribución de respuestas obtenidas ofrece cierta coherencia a nivel comarcal y, como reflejo de una pauta general, se considera que es aceptable. Las tres comarcas ofrecen distribuciones conjuntas de ingresos mensuales familiares distintas entre sí. Los valores medios por un lado agrupan a las comarcas palentina e ilerdense con i5.166 y 14.410 pesetas, respectivamente, frente a las 8.018 pesetas, alrededor de la mitad de los valores anteriores, de la comarca lucense. Sin embargo, y aunque el ingreso medio mensuai en Palencia es ligeramente superior al correspondiente a Lérida, existe una menor dispersión en la distribución de ingresos en este último caso; esto es, los valores están más agrupados alrededor de la media, mientras que en Palencia, aunque existe un 30,9 por 100 de entrevistas con íngresos superiores a las 70.000 pesetas, hay un 20 por 100 con ingresos inferiores a$.500 pesetas, cuando en Lérida tal proporción tan sólo alcánza el 4,6 por 100. 112 También conviene destacar que alrededor de la cuarta parte de !os entrevistados declararon unos ingresos mensuales por todos los conceptos superiores a las 20.000 pesetas, por lo que cabe inferír que dentro de este grupo privilegiado tienen que existir agricultores que funcionen más como empresarios capitalistas que como agricultores familiares. Al cruzar la distribución de ingresos según la edad del agricultor no se obtienen resultados sígnificativos, lo que parece indicar que el nivel de ingresos obtenidos depende de otros faciores diferentes de la edad. Del estudio de índicadores objetivos se pasa al estudio de indicadores subjetivos, como son la clase social subjetiva y la percepción de movilidad sociaL Por lo que se refiere a la clase social subjetiva se considera que la propia percepción de la estructura social y de la posición que se ocupa dentro de ella forma parte de la realidad social, del mísmo modo que el nivel de estudios o de ingresos alcanzados. Incluso puede ocurrir, como de hecho ocurre en el mundo rural, que la percepción de la estratificación social esté en contradicción con algunos indicadores de ella, como el nivel de consumo, de educación, etc. Sin embargo, es importante tener en cuenta esta diferencia entre rea(idad objetiva y percepción de ésta porque va a tener un efecto indudable en el desarrollo de opiniones y actítudes. Dicho esto, se analiza la distribución de respuestas provocadas por la pregunta que hacía referencia a la clase social. CUADRO 16 ^De estas cínco clases socia[es, a cuát diría Vd. que pertenece su familia? Palencia N Alta Media alta Media baja Trabajadora Pobre No contesta TOTAL Lérida Lugo % N % N % 11 31 60 4 4 10,0 28,3 54,5 3,6 3,6 7 30 67 22 1 5,5 23,6 52,8 17,3 0,8 5 27 77 1 4,5 24,5 70,0 1,0 ( 110) 100,0 (127) 100,0 ( 110) 100,0; 113 Quizá el resultado más interesante de esta distribución sean los altos porcentajes de entrevistados que se sítúan a sí mísmos como pertenecientes a la clase trabajadora, a pesar de tratarse de agricultores familiares. Desde un 52,8 por 100 en Lugo a un 70 por 100 en Lérida, todo ^ estos agricultores muestran una percepción bastante aguda de la realidad, ya que reconocen que, aun tratándose de pequeños y medianos empresarios agrarios, su capacidad adquisitiva, tipo de trabajo y posibilidades de acceso a bienes sociales limitados, educación, ocio, etc., son más parecidas a las de los trabajadores que a las de la clase media. También es digno de señalar el relativamente elevado porcentaje de agricultores lucenses que se sitúan a sí mismos en la clase pobre. Es una muestra adicional del bajo nivel de vida de buena parte de los agricultores de la comarca gallega que se está estudiando. La edad tampoco parece modificar la percepción de la clase social con la que se siente identificado el agricultor. La clase social depende de otros factores, tales como tamaño de la explotación, tipo de trabajo agrario o ingresos totales netos, que a su vez tampoco se encuentran íntimamente ligados a la edad. Para acabar esta parte descriptiva de la situación socioeconómica del agricultor se analiza la percepción de mejora de su propia situación social. En la pregunta formulada a tal respecto se le pedía al agricultor que comparara su situación social actual con la que tenía cuando empezó a trabajar y dijera si había mejorado o empeorado. La mayoría considera que su situación social ha mejorado, como se observa a continuación. Su situación social Palencia N Lugo Lérida % N % N % Ha mejorado Haempeorado Es igual No sabe 80 7 22 1 72,7 6,4 20,0 0,9 104 8 13 2 81,9 6,3 10,2 1,6 62 31 16 1 Sb,4 28,2 14,5 0,9 TOTAL ( 100) 100,0 (127) 100,0 ( 110) 100,0 La percepción de mejora es mayor en Palencia y Lugo que en Lérida, lugar éste último en donde un 28,2 por 100 114 de los agricultores entrevistados considera que ha empeorado su situación social en los últimos años. A pesar de que es una mayoría la proporción de agricuitores que consideran que han mejorado su situación sociai, no es contradictoria esta percepción con la que les inclina a identificarse mayoritariamente con la clase trabajadora, puesto que en realidad se trata de dos fenómenos sociales diferentes. La mejoría de situación social cabe interpretarla en términos de bienestar económico, que ha crecido coincidiendo con el desarrollo económico general del país. Pero esta mejora no equivale, ni mucho menos, a una movilidad social ascendente, pues, comv se ha visto anteriormente, la tendencía es más bien al contrario, a identificarse con una clase social inferior. Esto último hay que entenderio en relación con ei rápido deterioro de la agricultura familiar en relación con otras actividades profesionales, que hace que el agricultor, a pesar de su mejora absoluta de bíenestar económico, se síenta en términos relativos en peor situación con respecto a la sociedad. Se trata claramente de un fenómeno de privación relativa íntimamente relacionado con la tasa decreciente del valor de intercambio entre el sector agrario y el resto de los sectores productivos. Una vez relacionado el anterior análisis descriptivo del status socío-económíco del agrícultor, se estudía su relación con los índices de mecanización. En el anejo número 7 se han incluido las matrices de correlación de orden cero de tres variables indícadores del status socio-económico, dos índices de mecanización UTH/ Ha y CV/Ha y una última varíable referente al tipo de explotación, y todo ello por cada una de las comarcas estudiadas. De esta manera se puede obtener una visión de conjunto que permite apteciar el tipo de relación existente entre las variables señaladas. Los coeficientes de correlación obtenidos resultan bastante diferentes en las tres comarcas estudiadas. Esto indica nuevamente que se trata de tres universos diferentes que se comportan de manera peculiar para cada una de las variables consideradas. Con el fin de poder observar más gráficamente el tipo de relación que se forma en cada comarca se han confeccionado los siguientes esquemas o gráficos, uno para cada variable dependiente de mecanización considera- iIs da -índice CV/Ha y UTH/Ha- en cada una de las tres comarcas. Se comienza por considerar el gráfico número 1, que relaciona las cuatro variables independientes de carácter socio-económico con el índice de CV/Ha para la comarca situada en la provincia de Lugo. El índice de mecanización CV/Ha muestra una relación positiva y significativa con las variables «tipo de explotación» y nivel de ingresos. En realidad se trata de un mismo tipo de correlación, ya que a su vez estas dos últimas variables están fuertemente relacionadas (r = 0,475, ver anexo 7). En un lenguaje menos convencional se puede afirmar, pues, que en Lugo, a mayor tamaño de explotación, mayor índice CV/Ha. Sin embargo, las variables «nivel de estudios» y«clase social subjetiva» no muestran estar relacionadas con este índice de mecanización, puesto que los valores correspondientes del coeficiente de correlación resultan inferiores a 0,1. Si del índice CV/Ha se pasa al índice UTH/Ha, cambian de alguna manera los resultados obtenidos, como se observa en el gráfico número 2. Gráf co 1. Lugo Clase social subjetiva Tipo de explotación Indice ITTH/Ha Nivel estudios Ingresos Los coeficientes de correlación obtenidos son significativos estadísticamente y tres de ellos tienen signo negativo. En efecto, el tipo de explotación, el nivel de estudios y el de t16 Gr^co 2. Lugo Tfpo de explotación r` 0,345 / r = 0,026 r = 0,307`\ r = 0,230 Indice CV/Ha t= 0,365 r = 0,211 r = 0,006 / Nivel estudios Clase social subjetiva r = 0,263 - Ingresos ingresos, aparecen correlacionados negativamente con el mdice UTH/Ha, lo que indica que, a medida que se incrementa el tamaño de la explotación (y, por tanto, el nivel de mecanización), el nivel de estudios y el de ingresos, es menor la cantidad de horas de trab^jo que se dedica por Ha labrada. En este sentido se puede interpretar en Lugo el índice UTH/Ha como un indicador inverso de mecanización, de tal manera que, a mayor nivel de mecanización, menor aportación de trabajo hombre por Ha; se observa que en el anejo 7 ambos índices aparecen correlacionados negativa, aunque no signíficativamente. Los resultados obtenidos en la comarca palentina se resumen en el gráfico número 3. En este caso se obtíenen resultados similares a los de Lugo, puesto que las varíables típo de explotación e ingresos aparecen correlacionadas positiva y significativamente con el índice de intensidad de mecanización de la explotación, lo que muestra la influencia positiva del tamaño creciente de la explotación y del volumen de ingresos en la mecanízacián de ésta. Por el contrario, la clase social subjetiva y el nivel de estudios no muestran influencia en el nivel de mecanización de la explotación, lo que indica la natura- 117 Gráfico 3. Palencla Tipo explotacíón ^ r= 0,057 --^ Claae socxal subjetiva r = 0,365 \ r= 0,093 / r = 0,042 r= p,351 Indice GV/Ha r = 0,07 % \ r = 0,178 . Nivel estudios r = 0,304 Ingresos i leza estructural de este último fenómeno y su relativa independencia de ciertos aspectos subjetivos y privados del agricultor. EI índice UTH/Ha muestra correlaciones que hasta cierto punto diferen de las obtenidas en el caso anterior, como se puede observar en el grá^co número 4. Gráfico 4. Palencia i is Quizá el hecho más significativo sea la relación positiva entre el índice UTH/Ha y el tipo de explotación, lo que índica que a mayor tamaño de explotación, mayor es la aportación de trabajo-hombre por hectárea. Esto es precisamente lo contrario de lo que ocurre en Lugo, por lo que, para poder explicar este comportamiento diferencíal de las mismas variables hay que acudir de nuevo a las distintas características de la agricultura en amba ^ comarcas. Una posible explicación de la relación positiva observada en Palencia puede ser la siguiente: las explotaciones de mayor tamaño son las más mecanizadas y tas que tienen, en general, una mayor variedad de cultivos, por lo que cabe pensar que la introducción de nuevas técnicas y nuevos cultivos requiere una mayor aportación de trabajo-hombre para poder utilizar adecuadamente la maquinaria y obtener niveles de productividad más rentables. Esto es, aunque la introducción de más maquinaria puede significar por una parte un ahorro de mano de obra, si a la vez se cambian los cultivos y se pretenden obtener niveles de productividad más altos, se requiere un mayor aporte de mano de obra que contrarresta el efecto económizador inicial de la mecanízacíón. Ello es lo que ocurre, de acuerdo con este esquema aclaratorio, en la comarca ilerdense, como se puede observar en el gráfico 5. Gráfco 5. Lérlda 119 El coeficiente de correlación entre el índice UTHlHa y el tipo de explotación es altamente significativo (r = 0,632, n= 90, p= 0,001), lo que parece confirmar lo dicho anteriormente. A medida que se incrementa el tamaño de la explotación y su nivel de mecanización (ambas variables están igualmente muy condicionadas, r= 0,428, p= 0,001), la nueva maquinaria requiere para su adecuada utilización una buena cantidad de mano de obra que contrarresta los efectos de ahorro inicial en la mecanización. El resto de las variables socioeconómicas no muestran relación alguna significativa con el índice UTH/Ha. Gráfico 6. Lérida Las dos únicas correlaciones significativas que aparecen en el gráfico 6 son las existentes entre tipo de explotación y el índice CV/Ha, y entre la clase social subjetiva y los ingresos. En esto, la comarca catalana se comporta de igual manera que las restantes comarcas, confirmando la variación paralela y positiva que existe entre estos dos pares de variable s. En resumen, se puede concluir que el tipo de explotación y el volumen de ingresos son los mejores indicadores estructurales y socioeconómicos, respectivamente, de la intensi- 120 dad de mecanización de la explotación agraria familiar. Por lo que se refiere al índice UTH/Ha, la influencia de la variable tipo de explotación tiene signo distinto según de la comarca de que se trate. En el contexto de la agricultura familiar gallega, un mayor tamaño de explotación y un mayor nivel de mecanización equivalen a un menor empleo de trabajo-hombre por hectárea, mientras que en el marco de la agricultura castellana y catalana ocurre justo lo contrario. Las razones que se han dado para explicar estas diferentes pautas ya han sido expuestas anteriormente al relacionar el tipo de agricultura y la mecanización en el marco regional considerado. 4.5. Conducta inreovadora y mecanización La más mínima experiencia del funcionamiento del mundo agrario indica que no todos los agricultores reaccionan ante los cambios innovadores, sean de tipo material, mecanización, nuevos cultivos, etc., o inmaterial, gestión empresarial, asociacionismo, etc., al mismo tiempo y de igual manera. Siempre existe un pequeño grupo de agricultores en casi todas las comunidades rurales que se adelantan al resto de sus paisanos en la adopción de nuevas técnicas o ideas. En contraposición a estos agricultores innovadores, suelen existir otros agricultores que permanecen anclados a sistemas agrarios pasadns. Se trata de lo que se llama en el lenguaje convencional agricultores rezagados. Entre ambos extremos, los agricultores innovadores y los agricultores rezagados, se mueve el resto mayoritario de agricultores que, con distinta intensidad, se van enganchando al tren de la modernización, esto es, a un estilo de vida más complejo, cambiante y tecnológicamente avanzado. EI índice de conducta innovadora trata de medír precísamente la distribución de los agricultores de acuerdo con su capacidad para adoptar nuevas ideas dentro de un determinado sistema social. Diversos estudios han mostrado que usualmente al distribuir a los agricultores de acuerdo con su nivel ínnovador apare• ce una distribución normal en la que es posible distinguir hasta cinco categorias de adoptantes (23) que se diferencian (23) E. M. Roger y L. Svenning: «Modernization among Peasants. The Impact of Communication«, New York, I969. 121 entre sí por sus características socioeconómicas y socio-psicológicas. En el presente estudio se aspira a estudiar el nivel de innovación de los agricultores encuestados en las tres camarcas y analizar la posible relación existente entre conducta innovadora y mecanización de la explotación agraria familiar. En primer lugar, se estudia la distribución de la conducta innovadora en cada comarca elegida. En los Anejos S, 9 y 10 se ha incluido la distribución de la conducta innovadora en las cinco categorías que han aparecido. Conviene fijarse en que la división del continuo «conducta innovadora» en cinco categorías se ha realizado atendiendo no a criterios preconcebidos sino a interrupciones o rupturas naturales. Se observa que e1 valor medio más elevado de conducta innovadora lo tiene la comarca palentina con X= 11,34, mientras que el valor medio más bajo lo ofrece la comarca lucense con X= 10,14. Sin embargo, son los agricultores ilerdenses los que ofrecen un mayor porcentaje de conducta innovadora alta o muy alta, el 41 por 100, mientras que en Lugo tan sólo alcanzan esas categorías el 21 por 100, y en Palencia, el 31 por 100. Las distribuciones más similares son las de Lérida y Palencia con un mayor porcentaje de agricultores con valores de conducta innovadora superiores a la media, mientra que Lugo presenta unas características más retrasadas. Si del estudio de la distribución de la conducta innovadora, se pasa al análisis de la misma según la edad del agricultor, se obtienen unos resultados que contradicen en buena medída las pautas observadas en otros estudios. En efecto, la edad suele ser un factor positivo en la conducta innovadora, de tal manera, que existe mayor probabilidad de encontrar agricultores innovadores entre los más jóvenes. Sin embargo, los resultados obtenidos a tal respecto en la presente investigación no ofrecen evidencia en tal sentido, ya que la edad no parece afectar de ninguna manera, ni positiva ni negativamente a las distribuciones de categorías de conducta innovadora. Una posible explicación de esta falta de correlación podría ser el pequeño número de agricultores de edades inferiores a los cuarenta años en la muestra, lo que impide saber si las distribuciones obtenidas son puramente aleatorias o reflejan alguna pauta recurrente. En cualquier caso la falta dé relación entre edad y conducta innovadora es evidente en este estudio. Con el fin de analizar la relación entre la conducta innovadora y las variables que han parecido más relevantes dentro del contexto en ei que se viene desarrollando el estudio, se ha construido, en prímer lugar, el Anejo número 11 en el que se incluyen los coeficientes de correlacíón obtenidos al relacionar el índice de conducta innovadora con 20 variables seleccionadas. Se observa en primer térmíno que las únicas variables que ofrecen simultáneamente coeficientes de correlación significativos con la conducta ínnovadora en las tres comarcas estudiadas son el estrato al que pertenece la explotacíón, es decir, su tamaño, y el volumen de ingresos familiares. Además, y en los tres casos considerados, las relaciones obtenidas son positivas, lo que indica que los agricultores más innovadores tienden a encontrarse entre aquellos que tienen tamaños de explotación superiores y que totalizan los niveles más altos de ingresos familiares. Es de destacar que el indicador de mecanízación que hemos utilizado con mayor frecuencia hasta ahora, el índice de CV/Ha, no aparece relacionado significativamente con la conducta innovadora ni en Palencia ni en Lérida, aunque si lo está en Lugo, Esto indica que la mecanización intensa no es sinónimo de innovación alta en el marco de la agricultura castellana y catalana, aunque si lo es dentro de la agricultura gallega. El diferente sígníficado que tiene la mecanización agraria en las tres zonas estudiadas puede estar en la base de la posible explicación de estas pautas diferentes. El aún bájo nivel de mecanización de la agricultura lucense, permite identificar a los agricultores innovadores entre los que van adquiriendo tractores de mayor potencia. En 1a agricultura castellana y catalana, que cuentan ya con una elevada mecanización, el agricultor innovador no tiene por qué coincidir con el que tiene más mecanizada su explotación, de ahí la falta de correlación. En cualquier caso, la distribución de los coeficientes de correlación significativos en el Anexo número 11 es diferente para cada comarca. Por eso puede ayudar a comprender mejor e1 comportamiento innovador del agricultor el análisis multirregresional que a continuación se expone. 123 CUADRO 18 Resultados obtenidos en la aplicaci8n del modelo analítico (step-Wise) al factor dependiente: (ndice conducta innovadora. (Pakncia) Step Variable seleccionada Proporción de variación reducida Proporción reducida acumulada Coefrciente de conelación múltiple 1 2 3 4 Estrato Ingresos Grado parcelación Conocimiento APA 0,2917 0,1127 0,0604 0,0491 0,2917 0,4044 0,4648 0,5139 0,5401 0,6359 0,6818 0,7169 Con las cuatro variables que aparecen en el cuadro se logra explicar el 51 por 100 de la varianza del índice de conducta innovadora, mientras que con el resto de las variables, incluidas las referentes a la mecanización de la explotación, no se consigue explicar más allá del S por 100 de dicha varianza, lo que indica su poca influencia en el comportamiento innovador. CUADRO 19 Resultados obtenidos en la apGcación del modelo analítico (step-Wise) al factor dependiente: índice conducta innovadora. (Lugo) Step Variable (fa^l seleccionada 1 Estrato Proporción de variación reducida Proporción reducida acumulada Coeficiente correlación múltiple 0,2963 0,2963 0,5443 2 Tipo explotación 0,0809 0,3872 0,6223 3 0,0370 0,4242 0,6513 0,0352 0,4594 0,6778 P. C. por. tot/sup. 4 Indice CV/Ha Hay que destacar en primer lugar la elevada influencia que tiene el estrato al que pertenece la explotación, esto es, su tamaño, en la conducta innovadora. En los tres casos es la primera variable relacionada por el modelo analítico utilizado la que explica mayor varianza en la conducta innovadora. Lo que en realidad está signiflcando este detalle estadístico es algo de sobra conocido por todos los estudiosos de la agricultura familiar, y que no es otra cosa que el obstáculo que aparece como más destacado en la moderni- 124 CUADRU 2D Resultados obtenidos en la apócación del modelo anslttico (step-Wise) al factor dependiente: fndice conducta innovadora. (Lérida) Step ^ariaóle (faseJ selecciormda Proporcibn de variación reducida Proporcibn reducida acumulada Coeficiente conelacibn múltiple 1 2 Estrato Indice CV/Ha 0,0971 0,1061 0,0971 0,2034 0,3116 0,4504 3 Ingresos 0,0517 0,2551 0,5051 4 LJTH/Ha 0,0417 0,2968 0,5448 zación de la explotación campesina es el tamaño de la explotación. En efecto, un agricultor familiar no puede superar ciertos niveles de modernización, en otras palabras, no puede introducir nuevas innovaciones agrarias, por debajo de ciertas dimensiones de la explotacíón. De ahí que una de las principales medidas políticas agrarias para desarrollar la agricultura familiar es el tratar de lograr dimensiones adecuadas. La segunda variable seleccionada por el modelo analítico en Palencia es ei volumen de ingresos y la tercera variable es el grado de parceiación. El que el grado de parcelación influya tan posítivamente en la conducta innovadora indica que las parcelas más grandes permiten un mayor nivel de innovación. Este es otro factor estructural de gran importancia en la agricultura castellana, ya que una excesiva parcelación impide un elevado comportamiento innovador al agricultor. Por ello, todos los esfuerzos que sean para lograr una adecuada concentración parcelaria tendrán un efecto posítivo en la modernización de la agricultura. En la comarca lucense, aparte de la variable tamaño de explotación ya comentada, aparecen selecciones como influyentes en la conducta innovadora el tipo de explotación y la proporción de propiedad sobre el total de supe^cie. Las tres variables son de tipo estructural y demuestran, una vez más, que la influencia de las condiciones estructurales de la agricultura gallega es decisiva en el comportamiento innovador del agricultor. Finalmente, en la comarca ilerdense. lac variables selec- 125 cionadas explican la menor proporción de variación de la conducta innovadora de los tres casos estudiados, tan sólo el 29 por 100, por lo que cabe suponer que aparte de las variables estrato de la explotación e índice de CV/Ha, existen otras variables aparte de las seleccionadas, que influyen en la conducta innovadora. Como resumen, se puede concluir que la relación entre conducta innovadora y mecanización no es tan evidente como cabría esperar en una primera aproximación que partiera del punto de vista de que la modernización de la agricultura equivale casi exclusivamente a su mecanización. A1 menos, el índice de CV por hectárea no aparece como variable que influya con tanto peso como el tamaño de la explotación en la conducta innovadora, lo que señala la orientación preferente que hay que darle a las políticas agrarias que se ocupen de la modernización de la agricultura familiar.