LIC. RENÉ ADRIÁN MENDÍVIL ACOSTA Diputado Presidente del Congreso del Estado P r e s e n t e .- JORGE NUÑEZ VERDUGO, Diputado a la XVIII Legislatura Constitucional por el Partido Estatal de Baja California, en ejercicio de las facultades que me conceden los artículos 14, 15 y 28 fracción I de la Constitución Política local y 110 fracción I, 112, 115 fracción I, 116, 117 y 118 de la Ley Orgánica del Poder Legislativo, vengo a formular iniciativa de reformas y adiciones al artículo 99 de la Constitución Política local a fin de establecer que todas las resoluciones del Congreso del Estado que suspenden, remueven, nombran, ratifican, o niegan la ratificación de funcionarios públicos a través de cualquiera de los procedimientos previstos por la propia Constitución para ese efecto, es decir, todas las resoluciones creadoras de situaciones jurídicas individuales vinculadas con nombramientos o elección de funcionarios por el Congreso del Estado, tendrán carácter de soberanas y discrecionales para el efecto de dar firmeza a la titularidad de las funciones públicas, de tal manera que no proceda contra esas resoluciones ningún medio jurídico de impugnación en los términos de la fracción VIII del artículo 73 de la Ley de Amparo, Reglamentaria de los Artículos 103 y 107 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. EXPOSICIÓN DE MOTIVOS a).- Introducción.Toda reforma constitucional que merezca ese nombre tiene que significar un cambio sustancial, ya en materia de derechos humanos, ya en la organización y funcionamiento de los poderes públicos del Estado, ya en otros valores trascendentes para la vida comunitaria, por lo que en Baja California, una de las entidades integrantes del pacto federal que mayor avance han logrado en su desarrollo democrático, es necesario ajustar el orden jurídico a las nuevas necesidades de la vida pública, que en años recientes ha venido sufriendo profundas transformaciones. 2 En efecto, la pluralidad política prevaleciente en la sociedad y particularmente en el ejercicio del poder político son evidentes. Aquí son cosa del pasado el ejercicio unipersonal del poder y la prevalencia de una sola corriente política. En consonancia con ese avance democrático la alternancia de los partidos políticos en el ejercicio de las funciones públicas es un hecho social y político real y concreto; el triunfo de uno u otro y el ejercicio del gobierno por éste o aquél, depende de la voluntad de los electores. Esta área de nuestra vida pública registra un gran avance. Pero la instauración del Estado constitucional de derecho exige no sólo la legitimidad política de los funcionarios electos en las urnas, sino también que las funciones públicas se ejerzan bajo principios firmes y por funcionarios que se conduzcan con honestidad y probidad en beneficio directo de la sociedad. b).- Adecuar nuestro derecho constitucional a la pluralidad política.La alternancia partidista ha traído grandes beneficios a nuestra vida pública pero es necesario prevenir y en su caso corregir los excesos que sobrevienen cuando un cambio político no es acorde al contenido del derecho. De pocos años a la fecha son frecuentes en Baja California los litigios y confrontaciones por la titularidad de los cargos públicos de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial y de los poderes municipales. Constantemente generan escándalos mediáticos los reclamos de funcionarios que habiendo concluido su encargo o habiendo sido separados contra su voluntad, por decisión de la autoridad competente, exigen ser reinstalados bajo el argumento de que les han sido violadas sus garantías individuales de legalidad o audiencia. Las arcas públicas son frecuentemente condenadas a pagar cuantiosas indemnizaciones a funcionarios y ex–funcionarios con grave detrimento de los recursos económicos que el pueblo entrega al gobierno para la prestación de los servicios públicos. c).- Las relaciones del poder público con sus funcionarios.Los funcionarios separados de sus cargos suelen acudir a los tribunales para retener el cargo que ejercen o ejercieron, y a pesar de que no existe precisión en cuanto a la competencia para dirimir estos litigios, algunos tribunales del Estado como el de Arbitraje y el Contencioso Administrativo los admiten, sustancian y resuelven. Otros funcionarios presentan sus reclamos ante los tribunales de amparo bajo el argumento de que la decisión de separarlos de su encargo constituye un acto de autoridad susceptible de control judicial por la vía jurídica. La doctrina, la práctica jurídica y la jurisprudencia se han dividido al menos en dos bandos: 3 a).- Por un lado están quienes sostienen que el funcionariado configura auténticas relaciones de trabajo y que por tanto sus titulares tienen derecho a todas las prestaciones laborales. Esta corriente ha surgido de la pura inercia, bajo la tesis poco reflexiva de que toda prestación de un servicio personal debe caer bajo el ámbito del derecho del trabajo, lo que no es exacto porque las relaciones laborales sólo se entablan cuando se actualizan las hipótesis previstas por la ley de la materia, y no en cualquier caso. b).- Por otro lado están quienes afirman que esas relaciones son de servicio público, y que por ende su regulación corresponde al derecho constitucional o administrativo. Los partidarios de esta corriente asumen que esta representación de los Poderes Públicos opera en el ámbito constitucional, por que por en cima de todo interés individual el derecho debe preservar los intereses generales de la colectividad nacional, estatal ó municipal. A esta última doctrina se afilia esta iniciativa, y al efecto se apoya en una guía del más alto nivel jurídico: en 1995 algunos ex-magistrados del Tribunal Superior de Justicia de Baja California reclamaron al Poder Judicial el pago de una prima de antigüedad y otras prestaciones conforme a la Ley del Servicio Civil de los Trabajadores del Estado. Aunque la demanda era totalmente inusual, el Tribunal de Arbitraje emplazó al Poder Judicial del Estado y éste se defendió cual si fuere un demandado ordinario. Finalmente el Tribunal de Arbitraje absolvió al Poder Judicial, pero los ex-magistrados pidieron amparo directo ante los tribunales federales de circuito. Al resolver esos juicios los tribunales Colegiados Primero y Segundo del XV Circuito cayeron en contradicción: uno resolvió que entre un magistrado y el Poder Judicial no surgen relaciones jurídicas de carácter laboral, es decir, que un magistrado no es un trabajador del Poder Judicial, sino un depositario de dicho poder. El otro resolvió lo contrario al considerar que dichas relaciones sí son de carácter laboral. Elevado el caso a la Suprema Corte (contradicción 18/97) quedó establecida jurisprudencia que implícitamente reconoce la potestad de los Poderes Públicos de los estados para decidir sin cortapisas todo lo relativo al ingreso, promoción, permanencia y en su caso remoción de los funcionarios que transitoriamente ejercen las funciones públicas. Esa jurisprudencia en lo conducente dice: “… de lo dispuesto en la Constitución Política del Estado de Baja California se desprende que los magistrados del Tribunal Superior de Justicia son los titulares del poder judicial local, sujetos a las normas constitucionales en cuanto a la función que desempeñan, entre las que se encuentran la duración del cargo por un periodo de seis años, al término de los cuales la función concluye al menos de que sean ratificados previo dictamen del Consejo de la 4 Judicatura del Estado. En cuanto a la remuneración de los magistrados, se establece que será determinado por el presupuesto anual de egresos y dada a conocer en forma pública con la situación patrimonial de los titulares de los órganos del poder judicial, asimismo, se establece que no podrá ser disminuida mientras dure su gestión. También se desprende que la vigilancia, administración y disciplina del Poder Judicial del Estado estará a cargo del Consejo de la Judicatura. Por último, se establece que los magistrados podrán ser sujetos de juicio político. Por su parte, la Ley del Servicio Civil de los Trabajadores al Servicio del Estado, Municipios e Instituciones Descentralizadas, establece en su artículo 3o., que la relación jurídica que regula es la establecida, entre “las autoridades públicas, sus titulares y funcionarios y los trabajadores que laboren en las mismas, bajo su dirección y el pago de un salario”. De lo dispuesto puede válidamente concluirse, (como lo sostuvo el Primer Tribunal Colegiado del Décimoquinto Circuito), que si los magistrados tienen carácter de depositarios del poder judicial no pueden tener derecho a las prestaciones que se establecen para los trabajadores del Estado, pues la Constitución remite a la Ley del Servicio Civil para los efectos de la determinación de los procedimientos y órganos competentes para dirimir los conflictos entre el Estado (a través de sus titulares ) y sus trabajadores. En estas condiciones, las relaciones jurídicas entre las personas depositarias de los poderes del Estado no son de naturaleza laboral, por lo que dadas las especiales características de esta relación, no puede ejercerse acción para demandar las prestaciones a que tienen derechos los trabajadores al servicio del Estado, como lo es en el caso, la prima de antigüedad, en virtud de que esta vía no procede respecto de un acto que no tiene naturaleza laboral, como lo es la terminación de las funciones de un magistrado del Tribunal Superior de Justicia. Efectivamente, es improcedente la vía laboral, en virtud de que en este supuesto no se está frente a un acto del patrón Estado que suspende o despide a un trabajador en los términos de la Ley del Servicio Civil, en tanto que no existe un acto de naturaleza laboral que genere un conflicto entre el trabajador y el patrón Estado, sino que se trata de cuestiones derivadas de la terminación de relaciones administrativas entre el Estado y quienes desempeñan la función de titulares de los órganos del poder judicial… (… )… de acuerdo al sistema legal del Estado de Baja California, la relación existente entre los magistrados del Tribunal Superior de Justicia, como integrantes del Poder Judicial Estatal, y el Estado, no es una relación de trabajo, ya que gozan de independencia y autonomía para desarrollar su función determinada en las normas constitucionales y legales correspondientes, que protegen la función jurisdiccional del Estado… (… )… aun cuando se trata de una relación peculiar en tanto que los magistrados son integrantes del Pleno del Tribunal Superior de Justicia, parte del poder judicial, no debe confundirse la personalidad jurídica del Estado o de alguno de sus órganos, con la relación que surge entre un órgano estatal y los individuos que en un momento dado prestan sus servicios 5 con las características de las relaciones laborales comunes, y que se encuentran sujetos a normas de trabajo como las relativas a los horarios, días laborables, percepción de salario o derecho a vacaciones, que pueden ser clasificados como trabajadores de base o de confianza. En efecto, aun cuando las características de la función que realizan pudieran asemejarse a las que se encomiendan a los trabajadores de confianza al servicio del Estado, existen diferencias sustanciales… ” Esta jurisprudencia obligatoria (artículo 197-A de la Ley de Amparo,) ilumina la ruta para que el Poder Constituyente Permanente de Baja California pueda asumir que unas son las relaciones de los poderes públicos con sus trabajadores, indudablemente regidas por el derecho del trabajo, y otras las que entabla con sus funcionarios, es decir con las personas que ejercen la representación y/o la titularidad de los propios poderes públicos. Estas últimas se rigen única y exclusivamente por lo que disponga la Constitución Política del Estado Libre y Soberano de Baja California y las leyes que en la materia expida el Poder Legislativo estatal. d).- Firmeza jurídica para las resoluciones del Congreso del Estado.Bajo esa premisa, hemos considerado necesario que nuestra norma jurídica de más alto nivel, la Constitución del Estado, otorgue certidumbre, firmeza y definitividad, en nombre del interés público, a las siguientes resoluciones del Congreso del Estado: 1º.- Las resoluciones por las que en vía de juicio político el Congreso del Estado separa de su encargo a funcionarios que gozan de fuero, y en su caso los inhabilita para ocupar cargos públicos por un periodo determinado. 2º.- Las resoluciones dictadas en juicios de procedencia por las que el Congreso separa de su encargo a funcionarios que gozan de fuero constitucional para dejar expedita la acción de las autoridades ordinarias, cuando éstas pretenden abrir un proceso penal contra el funcionario de que se trata. 3º.- Cualquiera otra resolución que dicte el Congreso del Estado por la que ordene suspender, nombrar, ratificar o remover de su encargo a cualquier funcionario público, goce o no de fuero constitucional. La inatacabilidad jurídica de estas resoluciones es esencial para que el Congreso del Estado, depositario de la soberanía estatal, ejerza con eficacia su facultad superior de contralor de la vida política de Baja California. Los funcionarios que conforme a la Constitución del Estado gozan de fuero, y que por 6 ende no pueden ser tratados como ciudadanos ordinarios, ejercen funciones públicas de alto nivel que comprometen la porción de soberanía que les fue confiada mediante una elección popular o un nombramiento expedido por el titular del Poder Ejecutivo, por órganos del Poder Judicial o por el propio Poder Legislativo, por lo que es necesario que la representación popular se encuentre en todo momento en condiciones de resolver soberanamente cuando estos funcionarios deban ser separados del ejercicio de su función por considerar que su permanencia en el cargo resulta nociva para el interés general, o cuando en su ejercicio hubiere incurrido en actos u omisiones que hubieren redundado en perjuicio de los intereses públicos fundamentales o de su buen despacho, o porque a juicio del ministerio público hubiere cometido algún delito. La soberanía de las resoluciones del Congreso del Estado sólo se alcanza, para efectos jurídicos, cuando éstas no pueden ser sometidas a la jurisdicción, es decir, cuando el propio orden jurídico autoriza que dichas resoluciones sean definitivas, terminales e inatacables. Así ocurre en el ámbito federal cuando, por ejemplo, conforme a los artículos 110 y 111 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos las resoluciones de las Cámaras del Congreso de la Unión dictadas en los juicios políticos o de procedencia para efectos penales son jurídicamente inatacables. Así lo estipula expresamente el párrafo sexto de los artículos 110 y 111 de la Constitución Federal que dicen: “… Las declaraciones y resoluciones de las Cámaras de Diputados y Senadores son inatacables… ”. Para lograr en Baja California esa inatacabilidad de las resoluciones del Congreso del Estado es necesario incorporar a nuestra Constitución local un dispositivo jurídico similar al acabado de transcribir. Así, esta iniciativa propone introducir una disposición que, apoyándose en los artículos 40 y 41 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en relación con la fracción VIII del artículo 73 de la Ley de Amparo, disponga que las resoluciones sobre suspensión, nombramiento, ratificación o remoción de funcionarios públicos por el Congreso del Estado no estarán sometidas al escrutinio judicial y se entenderán dictadas en ejercicio de facultades soberanas y discrecionales. En este punto es necesario destacar que esta iniciativa no intenta rebasar nuestro sistema jurídico, sino precisamente aprovechar los beneficios que éste otorga a las entidades federativas para dar firmeza a la titularidad de sus funciones públicas y evitarse daños patrimoniales, incertidumbre y falta de definición en cuanto al ejercicio de los cargos confiados a funcionarios públicos. Así, esta iniciativa no propone sino aprovechar los beneficios que en favor de la soberanía del Estado de Baja California otorgan la Constitución federal y la Ley de Amparo. A juicio del autor de esta iniciativa aprovechar esos beneficios 7 no es una mera potestad que los poderes públicos del Estado pueden aprovechar o no. Se trata de un deber cuyo incumplimiento hace incurrir en responsabilidad punible a los titulares de los poderes públicos estatales. En efecto, además del precepto constitucional arriba citado, la fracción VIII del artículo 73 de la Ley de Amparo dispone: “ARTICULO 73.- El juicio de amparo e improcedente: … VIII contra las resoluciones del Congreso federal o de las Cámaras que lo constituyen, de las legislaturas de los Estados o de sus respectivas comisiones o Diputaciones Permanentes, en elección, suspensión o remoción de funcionarios, en los casos en que las constituciones correspondientes les confieran la facultad de resolver soberana o discrecionalmente.” Este precepto de la Ley de Amparo, Reglamentaria de los Artículos 103 y 107 de la Constitución nacional tiene su similar en los artículos 110 y 111 del código supremo arriba transcritos, y autoriza expresamente que la Constitución estatal deposite su confianza en el Congreso del Estado para que éste decida en instancia final, sin sujeción a reglas jurídicas y por ende sin sujeción a autoridad jurisdiccional alguna, todo lo concerniente a la titularidad de las funciones públicas que por mandato de la propia Constitución local le estén encomendadas. El precepto deja muy claro que es de interés público que las funciones de gobierno, ejecutivas, legislativas o judiciales, sean ejercidas por personas que tengan firmeza en el ejercicio de su cargo, y que cuando deban ser removidas, suspendidas, sustituidas por otras que resulten nombradas por el propio Congreso del Estado las decisiones respectivas no queden sujetas a impugnaciones jurídicas, motivadas por el interés individual de quienes pudieran resultar afectados. Colocar el interés público por encima del interés individual es un deber que la Constitución de Baja California no debe omitir. Amargas experiencias muy recientes ponen en evidencia el daño que se causa a las instituciones públicas y al patrimonio del pueblo cuando se permite, por no tomar las providencias necesarias en el orden jurídico estatal, que los funcionarios públicos litiguen la conservación de su investidura como si esta fuere parte de su patrimonio individual. Impedir que esto siga ocurriendo es un importante ejercicio de la soberanía que a Baja California le confiere los artículos 40 y 41 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. No establecer en la Constitución del Estado la soberanía de este tipo de decisiones del Congreso de Baja California significa seguir exponiendo a la población de nuestra entidad federativa a que sus instituciones públicas constantemente sufran la incertidumbre en cuando a su propia titularidad. 8 Significa seguir tolerando que cada decisión por la que el Congreso remueve, sanciona, suspende, ratifica o niega la ratificación, o en su caso nombra a un funcionario público, se convierta en un litigio judicial cuyo costo económico y político pesa, como entre nosotros ha venido ocurriendo, sobre el patrimonio de los bajacalifornianos. e).- Fundamentos jurisprudenciales de esta iniciativa.Aunque este inicialista no tiene conocimiento de que alguna de las entidades federativas del Estado mexicano hubiere incorporado a su Constitución una norma similar, no obstante, en los tribunales de amparo ya se han pronunciado múltiples resoluciones que declaran procedente la acción de amparo promovida por funcionarios públicos bajo el argumento de que las respectivas Constituciones estatales no han dotado de soberanía resolutiva al Congreso estatal; es decir, dichas Constituciones no han depositado su confianza en el Poder Legislativo estatal dotando de soberanía a sus resoluciones creadoras de situaciones jurídicas individuales, concretas y personalizadas en relación con la suspensión, remoción, nombramiento o ratificación de funcionarios públicos. A continuación algunos precedentes localizables en el Semanario Judicial de la Federación: “… REMOCION DE FUNCIONARIOS MUNICIPALES; CONTRA LAS RESOLUCIONES EMITIDAS POR EL CONGRESO DEL ESTADO DE MICHOACAN QUE LAS ORDENE, PROCEDE EL JUICIO DE GARANTIAS ( INTERPRETACION DEL ARTICULO 73, FRACCION VIII, DE LA LEY DE AMPARO ).- El artículo 73, en su fracción VIII, establece: “El juicio de amparo es improcedente: … VIII. Contra las resoluciones o declaraciones del Congreso Federal o de las Cámaras que lo constituyen, de las Legislaturas de los Estados o de sus respectivas comisiones o diputaciones permanentes, en elección, suspensión o remoción de funcionarios, en los casos en que las Constituciones correspondientes les confieran la facultad de resolver soberana o discrecionalmente.” Ahora bien, la Constitución Federal en su artículo 115, fracción I, párrafo tercero, dispone: “Los Estados adoptarán, para su régimen interior, la forma de gobierno republicano, representativo, popular, teniendo como base de su división territorial y de su organización política y administrativa el Municipio Libre, conforme a las bases siguientes: I. Cada municipio será gobernador por un Ayuntamiento de elección popular directa, integrado por un presidente municipal y el número de regidores y síndicos que la ley determine. … Las Legislaturas Locales, por acuerdo de las dos terceras partes de sus integrantes, podrán suspender Ayuntamientos, declarar que éstos han desaparecido y suspender o revocar el mandato a alguno de sus miembros, por alguna de las causas graves que la ley local prevenga, siempre y cuando sus miembros hayan tenido oportunidad suficiente para rendir las pruebas y hacer 9 los alegatos que a su juicio convengan.” En tanto que la Constitución Política del Estado de Michoacán en su artículo 44, fracción XIX, párrafos primero y segundo, estatuye: “Son facultades del Congreso:… XIX. Por acuerdo de las dos terceras partes de sus integrantes, suspender Ayuntamientos o consejos municipales en su caso, declarar que éstos han desaparecido y suspender o revocar el mandato a alguno de sus miembros de conformidad con la ley.- Los miembros de los Ayuntamientos y, en su caso de los consejos municipales, tendrán siempre oportunidad suficiente para rendir las pruebas y hacer los alegatos que a su juicio convenga.” De lo anterior se advierte que si bien ambas Constituciones le confieren al Congreso del Estado de Michoacán la facultad de revocar el mandato a funcionarios de un Ayuntamiento, empero, exigen que para ello deben existir ciertas causas y cumplirse determinados requisitos esenciales, como son que los funcionarios tengan oportunidad suficiente para rendir las pruebas y formular alegatos en su favor, puede establecerse que la “facultad de resolver soberana y discrecionalmente”a que alude la fracción VIII del artículo 73 de la Ley de Amparo implica el poder, atribución o derecho que otorga una norma de derecho positivo vigente a la autoridad para decidir acerca de algo sin sujetarse a determinadas reglas. Luego, si las mencionadas Constituciones no le confieren al Congreso del Estado de Michoacán la facultad de resolver de manera soberana o discrecional, esto es, sin sujeción a determinadas reglas, sobre remoción de funcionarios municipales, se concluye que sobre el particular no se dan los requisitos previstos por la fracción VIII del artículo 73 de la Ley de Amparo y, por tanto, el juicio de garantías es procedente respecto de las resoluciones relativas… ” PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO DEL DECIMO PRIMER CIRCUITO. Amparo en revisión 212/2004. Abraham Barriga Herrera y otros. 1º de diciembre de 2004. Unanimidad de votos. Ponente: Oscar Naranjo Ahumada. Secretario: Antonio Rico Sánchez. Novena Época, Tribunales Colegiados de Circuito, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XXI, Abril de 2005, p. 1470, tesis XI.1º. 10 K, aislada, Común. “CONSEJEROS ELECTORALES; LA FACULTAD DE LA LEGISLATURA LOCAL PARA REMOVERLOS, CONFORME AL ARTICULO 66 DE LA LEY ELECTORAL DEL ESTADO DE QUERETARO, NO ESTA AL MARGEN DEL CONTROL CONSTITUCIONAL.– De conformidad con los artículos 41 fracción XXXII de la Constitución Política del Estado de Querétaro y 66 de la Ley Electoral estatal, la Legislatura del Estado está facultada para remover a los consejeros electorales del Instituto Electoral de Querétaro cuando a su juicio medie causa grave, pero el ejercicio de ese atributo no está al margen del control constitucional, conforme a la causa de improcedencia establecida por el numeral 73 fracción VIII de la Ley de Amparo, dado que los consejeros electorales ni son funcionarios del Poder Legislativo, ni, aún en el caso de que lo fueran, se faculta expresa o implícitamente a dicho poder por la Constitución 10 local para separarlos de manera soberana o discrecional. SEGUNDO TRIBUNAL COLEGIADO DEL VIGESIMO SEGUNDO CIRCUITO. Precedente. Amparo en revisión 174/98. María Elena Ortega Alcocer. 21 de mayo de 1998. Unanimidad de votos. Ponente: Germán Tena Campero. Secretario: Juan José Olvera López. Amparo en revisión 96/98. Juan Ricardo Ramírez Luna y coags. 14 de mayo de 1998. Unanimidad de votos. Ponente: Germán Tena Campero. Secretario: Juan José Olvera López. Novena Época, Tribunales Colegiados de Circuito, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo VIII, octubre de 1998, p. 1123, tesis XXII. 2º.5 A, aislada, administrativa. “AYUNTAMIENTOS; AMPARO EN CASO DE SUSPENSION DE MIEMBROS DE LOS (LEGISLACION DEL ESTADO DE VERACRUZ).- La fracción VIII del artículo 73 de la Ley de Amparo, establece como requisito esencial para la improcedencia del juicio de garantías, en casos de suspensión de funcionarios, que las Constituciones respectivas confieran a las Legislaturas o Diputaciones Permanentes, la facultad de suspenderlos soberana o discrecionalmente. Ahora bien, como la fracción VII del artículo 68 de la Constitución Política del Estado de Veracruz, expresamente prescribe que es facultad de la Legislatura suspender definitivamente a los miembros de los Ayuntamientos, cuando abusen de sus facultades, previa formación de proceso, la aludida suspensión no puede ser discrecional; en consecuencia, no puede conceptuarse improcedente el amparo que interpongan miembros de un Ayuntamiento en la entidad de referencia, por el cual reclamen la suspensión de sus funciones, decretada sin haber mediado ninguna formalidad ni procedimiento legal, o lo que es lo mismo, sin haber sido previamente enjuiciados. Amparo administrativo en revisión 7090/39. Vera Arroyo José y coags. 8 de febrero de 1940. Unanimidad de cuatro votos. Ausente. Rodolfo Asiáin. La publicación no menciona el nombre del ponente. Quinta Época, Segunda Sala, Semanario Judicial de la Federación, Tomo LXIII, p. 1453, aislada, administrativa. “DERECHOS POLITICOS; AMPARO CONTRA LA VIOLACION DE.- Si la Constitución de un Estado no confiere a la Legislatura del mismo, la facultad de resolver soberana y discrecionalmente sobre la suspensión o separación de un diputado, sino que, por el contrario, hay disposición que previene que no podrá llevarse a cabo sin que antes se le forme causa y se pronuncie sentencia que cause ejecutoria, es indudable que el caso no queda comprendido en la fracción VIII del artículo 73 de la Ley de Amparo, y la demanda que contra tal acto se pida debe admitirse.”Amparo administrativo. Revisión del auto que desechó la demanda 8711/36. Arrieta Federico. 5 de abril de 1937. Unanimidad de cinco votos. La publicación no menciona el nombre del ponente. Quinta Epoca, Segunda Sala, Semanario Judicial de la Federación, Tomo LII, p. 103, aislada, Común, Administrativa. 11 “CONSEJEROS ELECTORALES; LA REVOCACION DEL NOMBRAMIENTO DE LOS, ACTUALIZA LA HIPOTESIS DE IMPROCEDENCIA PREVISTA EN LA FRACCION VIII DEL ARTICULO 73 DE LA LEY DE AMPARO.- El cargo de consejero ciudadano electoral, obedece a una verdadera función pública, pues la misma se desempeña a través de un organismo público denominado Consejo Estatal Electoral, instituido en el artículo 19 de la Constitución Política del Estado de Chiapas, y reglamentado por el Código Electoral de la propia entidad. Por tanto, si conforme a la disposición en cita, el Poder Legislativo es partícipe en la integración del organismo público denominado Consejo Estatal Electoral, en los términos y conforme a las disposiciones que prevé la legislación electoral correspondiente, y este último ordenamiento, en sus artículos 1º y 106, fracción I, párrafo último, atribuye al Congreso del Estado la facultad para designar y remover en la función de su encargo a los consejeros ciudadanos, quienes fungen con el carácter de representantes del Consejo Estatal Electoral, ello permite considerar que el acto materia de reclamo, actualiza la hipótesis de improcedencia prevista en la fracción VIII del artículo 73 de la Ley de Amparo, habida cuenta que el decreto por el cual se revoca el nombramiento de consejero ciudadano electoral, constituye una resolución emitida por el Congreso del Estado, de acuerdo con las facultades y atribuciones que le confiere la Constitución local y la ley reglamentaria en materia electoral que de aquélla deriva, en la que expresamente se le faculta para resolver de manera discrecional sobre la remoción de un funcionario público.” PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO DEL VIGESIMO CIRCUITO.- Amparo en revisión 539/99. Reyna Guadalupe Salazar Narváez. 10 de febrero de 2000. Unanimidad de votos. Ponente: Carlos Hinostroza Rojas. Secretaria: Marcela Punzón Bravo. Novena Epoca, Tribunales Colegiados de Circuito, Semanario Judicial de la Federación y su gaceta, Tomo XI, Marzo de 2000, p. 975, tesis XX.1º.46 A, aislada, administrativa. Todos estos precedentes tienen un denominador común: en todos ellos los tribunales de amparo consideraron procedente la acción de amparo precisamente porque no se cumple la hipótesis de la fracción VIII del artículo 73 de la Ley de Amparo. Para que esta se surta es indispensable que de manera expresa la Constitución estatal deposite su confianza en el Congreso del Estado, facultándolo para resolver sin sujeción a reglas jurídicas, es decir, soberana y discrecionalmente. Esta soberanía y discrecionalidad, aplicada al ámbito de la integración de los poderes públicos, hace que las resoluciones del Congreso estatal, creadoras de situaciones jurídicas individualizadas en relación con los funcionarios públicos, sean resoluciones eminentemente políticas, no sujetas a control jurisdiccional. 12 Considero necesario insistir en que no se trata de evadir el orden jurídico, sino precisamente de aprovechar en favor del interés general los beneficios que el orden jurídico otorga: dar firmeza, certidumbre, seguridad al ejercicio de las funciones públicas, evitando litigios judiciales por la titularidad de dichas funciones. f).- Las consecuencias de no hacer lo que esta iniciativa propone.Durante los últimos cinco años el Congreso del Estado ha caído en una vorágine provocada por la multitud de litigios judiciales en que se ha visto envuelto. Esos litigios, planteados contra el Congreso ante los tribunales de amparo han absorbido la mayor parte del tiempo laborable de los diputados y sus asesores. Múltiples sesiones del Pleno del Congreso y sus comisiones han sido destinadas a tomar acuerdos sobre la conducta que el Congreso del Estado debe asumir frente a tal o cual demanda de amparo, frente a tal o cual recurso de revisión, o frente a la exigencia de cumplir esta o aquella resolución judicial. La experiencia ha sido amarga para el Congreso y en especial para el pueblo de Baja California. El Congreso del Estado como cualquiera otra asamblea deliberante no está diseñado para actuar ante los tribunales como un litigante. Su atribución fundamental es la legislativa y la de contraloría política de la conducta de los órganos de gobierno, y no la de litigar ante los tribunales en defensa o en contra de intereses concretos, de individuos particulares. La representación popular se degrada cuando se ve obligada a litigar contra un particular en los tribunales de justicia. Esto es así porque los diputados fuimos electos por el pueblo para llevar a cabo una función de diseño, de organización y de estructuración del poder político en beneficio del pueblo, y no para enfrascarnos en litigios de interés individual, cuyas consecuencias suelen ser funestas para el poder público y en especial para el erario. Por lo anterior, esta iniciativa propone establecer las bases para que el Congreso del Estado recupere sus potestades para decidir soberanamente sobre la permanencia o no de los funcionarios en el ejercicio de las funciones públicas que les sean encomendadas. No se trata de que el Congreso pueda despedir impunemente a los trabajadores del Estado, no. Se trata de distinguir entre los trabajadores propiamente dichos y los funcionarios públicos. Respecto de los trabajadores el actual artículo 99 de la Constitución estatal y la Ley del Servicio Civil de los Trabajadores del Estado ya definen su régimen jurídico. En ese punto no tenemos problema alguno. Donde sí tenemos problema es en el régimen jurídico de los funcionarios públicos. Por eso esta iniciativa propone dividir el actual artículo 99 en dos apartados, uno, el apartado “A”, con el mismo texto que actualmente tiene ese dispositivo, y crear un nuevo apartado “B”que establezca 13 las bases constitucionales del régimen jurídico de los funcionarios públicos. En ese nuevo apartado debe quedar establecido --- propone esta iniciativa --- que todas las resoluciones del Congreso que suspendan, remuevan, nombren, ratifiquen o nieguen la ratificación de funcionarios públicos estarán investidas de soberanía y no serán impugnables a través de recurso jurídico alguno. g).- Ubicación de la reforma que se propone.El autor de esta iniciativa propone que la reforma quede ubicada precisamente en el artículo 99 de la Constitución Política local, precepto cuya redacción actual regula las relaciones de los poderes públicos con sus trabajadores. La iniciativa propone dividir el precepto en dos apartados: a).- Un primer apartado dedicado a las relaciones jurídicas de los poderes públicos con sus trabajadores, es decir, con las personas con quienes se establece una relación jurídica de carácter laboral. Se propone que este apartado conserve intacto el actual texto del artículo 99. b).- Un segundo apartado dedicado a las relaciones jurídicas entre los funcionarios públicos y los poderes que ellos representan en la medida de las atribuciones que la ley les confiere. POR LO ANTES EXPUESTO, esta iniciativa propone que el Congreso del Estado y los Ayuntamientos de Mexicali, Tijuana, Tecate, Playas de Rosarito y Ensenada, erigidos en reformadores de la Constitución estatal, aprueben una reforma en los términos que siguen: ARTÍCULO ÚNICO.- Se reforma y adiciona el artículo 99 de la Constitución Política del Estado Libre y Soberano de Baja California, para quedar como sigue: Artículo 99.- Las relaciones entre el Estado y sus servidores públicos estarán reguladas por la ley conforme a las bases siguientes: A).- Habrá una ley del Servicio Civil que regulará las relaciones entre el Estado y sus servidores públicos conforme a los siguientes principios: I.- Los trabajadores … ----------------------------------------------------------II.- Las promociones … ---------------------------------------------------------III.- Serán preferidos … -------------------------------------------------------- 14 IV.- La ley fijará … --------------------------------------------------------------La Ley del Servicio Civil determinará … --------------------------------------B). – Las relaciones jurídicas del Estado, sus municipios, los organismos descentralizados y organismos públicos autónomos con los funcionarios públicos que por ley representan o ejercen funciones públicas que corresponden a dichas instituciones, se regirán por lo que dispongan las leyes que al efecto se han dictado o se dicten. Cuando el Congreso del Estado suspenda, remueva, nombre, ratifique o niegue la ratificación de cualquier funcionario público, éste no tendrá más derechos que aquéllos que establezcan las leyes del Estado; estas resoluciones se entenderán dictadas en ejercicio de facultades soberanas y discrecionales, por lo que, para los efectos de la fracción VIII del artículo 73 de la Ley de Amparo, Reglamentaria de los artículos 103 y 107 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, por lo que contra ellas no procederá el juicio de amparo, ni más recurso jurídico que los expresamente previstos por las propias leyes estatales. ARTÍCULOS TRANSITORIOS Artículo Único.- Este decreto entrará en vigor al día siguiente de su publicación en el Periódico Oficial del Estado. POR TODO LO ANTERIORMENTE EXPUESTO PIDO AL HONORABLE CONGRESO DEL ESTADO DE BAJA CALIFORNIA, Y EN SU MOMENTO A LOS CINCO AYUNTAMIENTOS DEL ESTADO, QUE EN EJERCICIO DE LAS FACULTADES QUE LES CONFIERE EL ARTÍCULO 112 DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA LOCAL APRUEBEN LA INICIATIVA QUE ESTOY PRESENTANDO, POR SER CONFORME AL BENEFICIO DE LAS INSTITUCIONES PÚBLICAS DE BAJA CALIFORNIA. DADO en el salón de sesiones Benito Juárez del Honorable Congreso del Estado Libre y Soberano de Baja California, a los 13 días del mes de julio del año 2006. JORGE NÚÑEZ VERDUGO Diputado por el Partido Estatal de Baja California En la XVIII Legislatura del Estado