Número especial – Noviembre de 2008 Comisión Europea © Chris Herzfeld, Tua, zoológico de Filadelfia Revista del Espacio Europeo de la Investigación ISSN 1830-799X research eu research*eu, la revista del Espacio Europeo de la investigación, que pretende ampliar el debate democrático entre la ciencia y la sociedad, está escrita por periodistas profesionales independientes. Presenta y analiza proyectos, resultados e iniciativas cuyos actores, hombres y mujeres, contribuyen a reforzar y a federar la excelencia científica y tecnológica de Europa. research*eu se publica en inglés, francés, alemán y español, a razón de diez números al año, por la Unidad de Comunicación de la DG de Investigación de la Comisión Europea. research*eu Redactor jefe Michel Claessens Revisores de las versiones lingüísticas Julia Acevedo (español), Gerard Bradley (inglés) y Régine Prunzel (alemán). Coordinación general Jean-Pierre Geets y Charlotte Lemaitre. Coordinación de redacción Christine Rugemer editorial El precio de la vida ¿En qué se distingue el hombre de los animales? Aunque sería más correcto preguntar “en qué se distingue de los demás animales”. La investigación, sobre todo la europea, arroja luz sobre esta cuestión inefable, incluso impensable hasta hace poco, con algunos enfoques interesantes. De hecho, recientes trabajos revelan que no es sólo es el hombre quien tiene culturas y elabora conceptos y razonamientos. Aunque nadie dude de la animalidad del hombre, la humanidad del animal sigue sin aclararse del todo. Así que las páginas de este número especial no son una oda a la “emancipación animal”, actitud tan estúpida como la que consiste en negar cualquier signo de inteligencia a los seres que no son humanos. El hombre y el animal, aunque no seamos congéneres, por lo menos somos compañeros en la Tierra. Sólo queda decir que este número especial va en contra de otra fuerte corriente que se da en nuestra sociedad. La humanidad, animada por una lógica mercantil y una tendencia a la cosificación de los seres biológicos (de los animales en particular), “produce” masivamente pollos, terneros o cerdos de forma industrial, animales de consumo y “juguetes vivos”. ¿Puede una civilización que malgasta los frutos de la naturaleza (desde el petróleo hasta la biodiversidad) darle a la vida el valor que merece? Michel Claessens Redactor jefe Las opiniones presentadas en este editorial, así como en los artículos de este número, no comprometen de forma alguna a la Comisión Europea Versión(es) lingüística(s) que desea recibir: □ francesa □ inglesa □ alemana □ española También puede rellenar este formulario con letra de imprenta y enviarlo a la dirección siguiente: research*eu ML DG1201 Apartado de correos 2201 L-1022 Luxemburgo Si desea recibir varios ejemplares de una versión lingüística determinada, puede enviar su formulario con su dirección completa y una breve justificación. • por correo electrónico: research-eu@ec.europa.eu • por fax (+32-2-295 82 20). Nombre: Si desea obtener uno o varios ejemplares de números anteriores, envíe un mensaje por correo electrónico o por fax. ......................................................................................................................................................... Organización: ....................................................................................................................................... Dirección: ..................................................................................................................................................... ........................................................................................................................................................................................... Ciudad: Diseño Gérald Alary (jefe de proyecto), François Xavier Pihen (paginación), Christopher Moloughney (coordinación y seguimiento de la producción), Daniel Wautier (corrección de pruebas de francés), Richard Jones (corrección de pruebas de inglés), Sebastian Petrich (corrección de pruebas de alemán), y D. A. Morell (corrección de pruebas de español) Versión en línea Charlotte Lemaitre Dominique Carlier En portada Tua, orangután del zoológico de Filadelfia. © Chris Herzfeld Impresión Bietlot, Gilly (Bélgica) Puede suscribirse gratuitamente a la revista a través de la página Web http://ec.europa.eu/research/research-eu ........................... Traducciones Andrea Broom (inglés), Martin Clissold (inglés), Silvia Ebert (alemán), Michael Lomax (inglés) y Consuelo Manzano (español). Ilustraciones Christine Rugemer Formulario de suscripción a la versión impresa de research*eu Código postal: Periodistas Didier Buysse, Kirstine de Caritat, Patrick Philipon, Christine Rugemer, Yves Sciama y Mikhaïl Stein. ........................................................................ País: ......................................................................................................................................................................... Producción general PubliResearch La tirada de este número es de 126.000 ejemplares. Todas las ediciones de research*eu Se pueden consultar en línea en la página web: http://ec.europa.eu/research/research-eu La tirada de este número ha sido de 322.000 ejemplares. Todas las ediciones de research*eu se pueden consultar en línea en la página Web de la DG de Investigación: http://ec.europa.eu/research/research-eu Editor responsable: Michel Claessens Tel.: +32 2 295 9971 Fax: +32 2 295 8220 Correo electrónico: research-eu@ec.europa.eu © Communautés européennes, 2009 Reproducción autorizada, si se menciona la fuente. Ni la Comisión Europea ni ninguna persona que la represente son responsables del uso que pueda hacerse de la información que contiene esta publicación o de los errores eventuales que puedan subsistir a pesar del esmero en la preparación de estos textos. ÍNDICE INTRODUCCIÓN 4 Una frontera cada vez más difusa EL PENSAMIENTO 18 Lo que los animales no pueden concebir Diferentes equipos de investigadores europeos se interesan por el lenguaje abstracto, la inscripción corporal, el tratamiento de los signos y la asimetría propia del cerebro humano. RETRATO 32 “La producción animal es lo contrario de la cría de animales” Jocelyne Porcher estudia el sufrimiento en el sector de la cría de animales. El de los empleados y el de los animales. 20 Breves 5 ánima-animalidad HISTORIA 6 Entre evolución y separación ¿El hombre es superior al animal? ¿Es un animal como los demás? Evolución de las concepciones de la historia occidental sobre este tema. ENTREVISTA 8 Las estrategias de los seres vivos Entrevista con Dominique Lestel, filósofo, autor de “Les origines animales de la culture”. 21 aptitudes y actitudes COGNICIÓN 22 No tenemos la exclusividad del pensamiento ¿Acaso los animales tienen un poder de abstracción y son capaces de efectuar operaciones mentales? Diferentes opiniones sobre estas aptitudes. 10 Breves SOCIALIZACIÓN 24 Uno mismo y los demás Análisis de la socialización, la vida de pareja y la vida familiar, así como del “efecto de grupo” observado en algunas especies. 11 fronteras PALEONTOLOGÍA 12 Siguiendo la pista de nuestros orígenes El descubrimiento de Toumaï (7 millones de años) en el Chad, cambió radicalmente la cronología del género Homo. Y, sin duda, las sorpresas no han acabado para los paleontólogos... GENÉTICA 14 El 1 % que lo cambia todo La secuenciación del genoma humano y del genoma del chimpancé ofrece nuevas pistas a los investigadores del proyecto europeo PKB 140404. IMITACIÓN 26 ¿Quién remeda a quién? La imitación, clave del aprendizaje, analizada por los investigadores del proyecto europeo EDICI. 34 La frágil barrera de las especies Más del 60 % de los microbios que originan enfermedades infecciosas humanas pueden transmitirse del animal al hombre. La red europea MED-VET-NET se dedica a la prevención y al control de estas zoonosis. PRUEBAS CON ANIMALES 35 Los discutidos sacrificios realizados en aras del progreso ¿Podemos evitar las pruebas con animales? Existen métodos alternativos y Europa está decidida a promoverlos. ENTREVISTA 36 Atreverse a hablar de ética Entrevista con Jean-Baptiste Jeangène Vilmer, autor de Ethique animale, una obra que combina el derecho, la filosofía, la historia y los ejemplos de prácticas en el tratamiento de los animales. 38 Breves COMUNICACIÓN 27 Los sonidos y su significado Los animales se comunican mediante gestos, gritos, miradas, pero igualmente a través de sonidos, que pueden llegar a ser muy complejos. 28 Breves 39 lo imaginario OCCIDENTE 40 El oso y el lobo Peripecias de dos personajes muy conocidos. EN OTROS LUGARES 42 El “alma” del África negra Ejemplos en imágenes. LENGUAJE 16 Cómo empezó a hablar el hombre ¿Por qué el lenguaje es propio del ser humano? Balance sobre los proyectos HAND TO MOUTH y CALACEI. ZOONOSIS ETOLOGÍA 29 uso y abuso 44 El “sistema reno” COHABITACIÓN 30 Vida de perros… Los perros son expertos en el arte de comprender la comunicación humana. Beneficios de una larga cohabitación… research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008 3 E n un libro póstumo (1), el filósofo Jacques Derrida cuenta una experiencia personal. Estaba desnudo y de repente se dio cuenta de que su gato le estaba mirando, y se sintió muy incómodo, percibiendo a la vez que se avergonzaba de su desnudez y de sentir ese sentimiento de vergüenza. “¿Vergüenza de qué y desnudo ante quién? ¿Por qué había sentido esa vergüenza? ¿Y por qué me había avergonzado de haber sentido esa vergüenza? Ante el gato que me observa desnudo, ¿me da vergüenza como si fuera un animal que ya no tiene conciencia de su desnudez? O por el contrario, ¿me avergüenzo como un hombre que guarda el sentido de la desnudez? ¿Entonces quién soy? ¿A quién puedo preguntárselo si no es al otro? ¿Acaso al propio gato?” Estas preguntas pueden parecer extrañas. Y no obstante, reflejan claramente los interrogantes sobre el estatus de sí mismo y del otro que desde siempre se han dado en todas las civilizaciones, la interconexión entre lo que se ha denominado humanidad y animalidad, cultura y naturaleza, razón e instinto. ¿Qué se piensa de ello en Occidente? Como consecuencia de varios proyectos europeos, entre otros, parece ser que lo que se consideraba tradicionalmente como “propio del hombre” ha sido bastante cuestionado. Ahora los paleontólogos y los etólogos hablan de primates humanos y de primates no humanos. Con respecto a los animales, nos atrevemos a asignarles palabras como “inteligencia”, “lenguaje”, “conciencia de sí mismo”, “socialización”, “individualidad”, “sufrimiento” y “derechos”. Los genéticos descubren códigos ADN que se diferencian muy poco, extraídos de especies completamente distintas en apariencia, por lo que es difícil negar la unicidad del ser vivo. Por lo tanto, estamos empezando a descubrir (o a admitir) que los hombres y los animales desde hace mucho tiempo comparten 4 research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008 © Patrick Ageneau/ Una frontera cada vez más difusa su destino y que tan sólo somos una parte de la vida salvaje, en la cual nos reflejamos. ¿Pero en qué situación está esta vida salvaje? Si la consideramos a gran escala (mundial, que se hace ineludible), la situación no es nada buena. La UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y sus Recursos), que lleva el registro mundial del estado de salud de los animales y de las plantas, a partir de los datos proporcionados por miles de científicos y conservadores de todos los continentes, presenta cada año balances cada vez más preocupantes. En 2007, la organización censó 41.415 especies, de las que 16.306 estaban amenazadas de extinción (frente a 16.118 del año anterior). El número total de especies extinguidas era 785 y 65 tan sólo existían en cautividad. Uno de cada cuatro mamíferos, una de cada ocho aves, un tercio de todos los anfibios y el 70% de todas las plantas evaluadas en la “lista roja” (los seres más frágiles) de la UICN estaban amenazados. La única especie que no está en vías de desaparición es el hombre. La población mundial pasó de aproximadamente 1.650 millones en 1900 a 6.300 millones hoy en día y la ONU prevé que llegará a 9 mil millones dentro de 50 años. ¿Es un motivo de satisfacción? Christine Rugemer (1) Jacques Derrida, L’animal que donc je suis, Galilée, París, 2006. El espíritu de Mimi y la pitón – Pintura sobre corteza de eucalipto de Peter Nambarlambarl – Australia, de mediados del siglo XX. Musée des Confluences, Lyon (Francia). ánima-animalidad “No nos gusta mucho pensar que los animales que hemos transformado en esclavos sean como nosotros”. Charles Darwin research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008 5 HISTORIA Entre evolución y separación ¿Qué rasgos comparten los humanos y los animales? ¿Qué les diferencia? Las respuestas a estas dos preguntas han sido diferentes según los siglos. El foso que separa a las especies se ha ido ampliando o disminuyendo en el transcurso de la historia, antes de que se admitiera la inquietante proximidad y la existencia de la inteligencia y la cultura en los animales. A continuación, viajamos en el tiempo... ¿Q ué puesto ocupa el hombre entre los seres vivos? La pregunta no es anodina y todas las civilizaciones se la han planteado. En la antigüedad griega, los filósofos ya se dividían en dos clanes. Los “dualistas” eran partidarios de una separación ontológica entre las especies, mientras que los “continuistas” no deseaban oponerlas. Entre los primeros, los estoicos creían que el hombre poseía la superioridad de la razón mientras que el animal estaba guiado por su instinto. En el campo de los segundos, se encontraba entre otros Aristóteles, para quien todos los seres vivos tenían “psique” (1). Existía una secuencia continua y un orden jerárquico que iba desde las plantas hasta los hombres, pasando por los animales. No obstante, estos últimos, aunque podían tener sensaciones, deseos y movimientos, eran inferiores al hombre, que era el único en tener pensamiento. El pensamiento, desde el principio, marcaba el límite. En el siglo XVI, Montaigne aportó algunos matices. Le maravillaban los cantos del mirlo y la forma en la que la araña tejía su tela y afirmó que a veces existían más diferencias entre dos hombres que entre un hombre y un animal. Los animales podían razonar, 6 incluso discurrir, aprender, y la superioridad humana le parecía exagerada. No obstante, tan sólo el hombre podía inferir nociones universales a partir de percepciones singulares, es decir, llevar a cabo actividades intelectuales. Desde Descartes hasta Darwin Pero pronto entró en escena Descartes (1596-1650) y su concepción reductora del animal prevaleció durante mucho tiempo. Era la época de los primeros autómatas, las máquinas antropomorfas accionadas por sistemas hidráulicos, y los animales-máquina del filósofo eran eso: mecanismos limitados a un cuerpo, al servicio del hombre dotado de razón. Escribió: “Creo firmemente que los animales no hablan porque no poseen el pensamiento, no porque les falten órganos para ello”. Kant y Heidegger opinaban lo mismo, así como generaciones de seres humanos para los cuales el animal-objeto representa un instrumento de la vida cotidiana, en su profesión o para su placer (2). Hubo que esperar a Darwin (3) para que se refutara dicha concepción. El giro radical empezó con la publicación de la obra que sentó las bases del evolucionismo: El origen de las especies (1859): las especies vivas tenían un origen común y la evolución estaba regida por research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008 el mecanismo de la selección natural. Darwin se basó en las observaciones minuciosas realizadas a lo largo del famoso viaje de cerca de cinco años a bordo del Beagle (Cabo Verde, costas de América del Sur, islas Galápagos, Australia, Tasmania, etc.), reunidas en su Journal of Researches. Darwin, inspirado en las ideas de Thomas Maltus, pensaba que la competencia era un motor de supervivencia (“Las especies que sobreviven no son las especies más fuertes, ni las más inteligentes, sino las que se adaptan mejor a los cambios”). Publicó después El origen del hombre donde demostró lo próximas que estaban las especies humanas y animales a través de un ancestro relacionado con los simios catarrinos (4). Se había dado un paso de gigante en la reflexión sobre el ser vivo. Mucho tiempo después, la genética reveló que compartimos cerca del 99 % de nuestros genes con los chimpancés, lo que no ha impedido que actualmente una serie de movimientos creacionistas, para los cuales la vida está regulada por una causa y una finalidad superiores, debidas al “diseño inteligente”, se opongan firmemente al darwinismo. Psicólogos y etólogos Darwin apasionó a los psicólogos quienes, en el transcurso del siglo XX, se decantaron por la observación en laboratorio. El experimento más famoso sin duda fue el realizado por Pavlov a un grupo de perros: si se provocaba su salivación al presentarles comida y se sustituía después este estímulo por una señal visual o acústica, se desencadenaba el mismo proceso de salivación. Así los investigadores dispusieron de un método para probar las actividades sensoriales de los animales. Las ratas blancas a las que se proponían laberintos se convirtieron en las cobayas preferidas de los conductistas. No se trataba de especular sobre la conciencia animal sino de observar los comportamientos en condiciones controladas, a veces bastante crueles. El concepto cartesiano de “animal-máquina”, que reaccionaba frente a los estímulos y sin capacidad de iniciativa propia, seguía estando muy presente. En los años treinta, los primeros etólogos volvieron al estudio en el entorno natural, considerando al animal como un “ser” vivo. En su casa de Altenberg, en la ribera del Danubio, rodeado de aves, el austríaco Konrad Lorenz (premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1973) HISTORIA © GNU FDL fue el abanderado de estas observaciones. La corneja Tschok y la pequeña oca Martina se hicieron famosas. A partir de la observación del comportamiento de esta última, su “dueño” elaboró una de sus teorías más célebres. Lorenz vio nacer a esta oca salvaje, esperó un © Courtesy of the Konrad Lorenz Archive, Altenberg Konrad Lorenz y sus ocas, en 1967. Amblyrynchus Demarlii, dibujo de reptil sacado de The zoology of the voyage of H.M.S. Beagle, 1843. Reproducido con la autorización de John van Wyhe ed., The Complete Work of Charles Darwin Online (http://darwin-online.org.uk/) René Descartes pintado por Frans Hals. poco antes de confiarla a una de sus ocas domésticas, y se dio cuenta de que Martina rechazó a esta cuidadora desconocida y prefirió seguirle a él. En 1927, Lorenz publicó la teoría de la impronta, según la cual existe un periodo de aprendizaje muy breve durante el cual los animales se aferran al primer objeto en movimiento que han visto tras su nacimiento. Con su amigo holandés Niko Tinbergen, Lorenz analizó igualmente el concepto del instinto, estudiando comportamientos innatos. Su contemporáneo, el zoólogo estonio Jacob von Uexhüll (1864-1944), marcó una nueva etapa interesándose más por los significados de un comportamiento que por sus causas. Analizó la noción de Umwelt, el “mundo vivido” por el animal, que captaba las cosas gracias a su mecanismo sensorial particular. Ese mundo era un mundo de señales. El ser vivo no era una máquina, pero se encontraba en el puesto de mando. Uno de sus ejemplos favoritos era la garrapata, ciega y sorda, pero con un sentido térmico que le permite reconocer a un mamífero de sangre caliente que pase a su alcance, sobre el que se deja caer para agarrarse, vampirizarlo y, al mismo tiempo, dejarle sus huevos, que llevaba en su interior desde el momento de la concepción, para su posterior desarrollo. Es impresionante la paciencia de las Uno de los perros utilizados por Pavlov para sus experimentos (sin duda Baikal). Se le había implantado quirúrgicamente un tubo que recogía su saliva. Fotografía conservada en el Museo Pavlov de Ryazan (Rusia). garrapatas, puesto que algunos especímenes en laboratorio esperan 18 años hasta encontrar una presa… La inteligencia animal Estos trabajos han sido el preludio de la etología cognitiva que, desde hace varias décadas, está revolucionando el enfoque de la “inteligencia animal”. Hoy en día, se sabe mucho más sobre el aprendizaje, la vida sexual, las relaciones sociales, la utilización de las herramientas, la capacidad de inventar, la conciencia de sí mismo y la socialización de los no humanos. Y estas virtudes no son exclusivas de los grandes simios. A fin de cuentas, los córvidos podrían superar a los chimpancés en numerosos ámbitos. Los elefantes se reconocen en un espejo. Los pájaros carboneros de Londres consiguen abrir las botellas de leche depositadas en los portales de las casas. Las orcas de Canadá han ideado un método de caza sorprendente: regurgitan restos de peces comidos en la superficie del agua y esperan a que alguna gaviota se acerque a comérselos para devorarla. Alex, el loro gris de Irene Pepperberg, investigadora de la Universidad de Tucson, podía responder (hablando, por supuesto) a la pregunta de cuántos objetos azules se encontraban en una bandeja. En 2007, investigadores japo- neses presentaron una serie de vídeos en los que demostraban que algunos chimpancés ganaban a los estudiantes en un ejercicio de memoria visual que consistía en repetir, en el orden correcto, la posición de una serie de cifras (del 1 al 9). Podríamos dar más ejemplos, sin caer por ello en una de las trampas del igualitarismo. “Hay que ser muy bruto para pensar que los animales no tienen sufrimiento, lenguaje, interioridad, subjetividad, mirada. Pero ¿acaso no sería una estupidez el obstinarnos en negar que los hombres sienten, comunican, se expresan, producen de otra forma y mejor que los más humanos de los animales?”, opina Elisabeth de Fontenay, filósofa y autora de Le Silence des bêtes, quien estudia desde hace años las relaciones entre los hombres y los animales (5). Didier Buysse (1) (2) (3) (4) (5) Término que el latín tradujo como “anima”, del que procede la palabra “animal”. Mucho tiempo después, a los animales se les otorgaron algunos derechos. Uno de los primeros en lanzar esta idea fue el estadounidense Thomas Regan (The Case for Animal Rights – 1984) quien defendía la existencia de derechos morales para los animales que, además, no tienen deberes (véase el artículo de la página 34). Véase la página 10. Los catarrinos (del griego katá, “hacia abajo” y rhinós, “nariz”), denominados también los simios del Viejo Mundo, viven en África y en Asia, mientras que los platirrinos, o los simios del Nuevo Mundo, viven en el continente americano. Los primeros tienen los orificios nasales cercanos entre sí y abiertos hacia abajo mientras que los segundos los tienen orientados lateralmente y muy separados. Philosophie magazine, nº 2, julio de 2006. research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008 7 ENTREVISTA Las estrategias de los seres vivos “La animalidad acompaña al ser humano, por lo que no tiene mucho sentido definir al hombre independientemente del animal”, escribe Dominique Lestel. Entrevistamos a este filósofo, que no duda en observar a los primates en su entorno natural y a recomendar a sus doctorandos que hagan lo mismo. Es profesor agregado en la ENS (Escuela Normal Superior) de París y director del equipo de ecoetología y etología cognitiva en el Museo de Historia Natural. © Gamma/Frédéric Souloy Usted ha escrito un libro titulado “Les origines animales de la culture” (1) (literalmente: “Los orígenes animales de la cultura”) y no “La cultura animal”, ni tampoco “Las culturas animales”. ¿No es un poco revolucionario asociar a la animalidad una característica que, para muchos, sería únicamente propia de la especie humana? Si hubiera escrito un libro sobre la cultura animal habría tenido que partir de lo humano para conocer dicha cultura. Por el contrario, al hablar de “orígenes animales de la cultura” se da por supuesto que la cultura viene verdaderamente del animal y que no es una especificidad humana, sino una “estrategia” que el ser vivo adopta para poder desarrollarse. Esta aparente 8 Dominique Lestel: “El hombre no ha dejado de seguir siendo parte de la naturaleza, pero ha explorado una forma extrema de ella”. paradoja pone en tela de juicio nuestra propia identidad, sobre todo por las relaciones que se pueden establecer con el animal y la forma en las que se las concibe. En líneas generales, desde la Antigüedad clásica, coexistieron dos concepciones. Una de ellas consideraba que el hombre en esencia era diferente al animal, y la otra, establecida científicamente por Darwin, consideraba que el hombre descendía del animal y que lo que le distinguía de los demás animales tan sólo era una cuestión de grados. Conforme fueron avanzando los conocimientos sobre paleontología y genética, el vínculo de continuidad entre el hombre y el animal se hizo cada vez más evidente. Con el desarrollo de las ciencias cognitivas, el ser humano ya no estaba caracterizado como un ser de naturaleza diferente, sino como dotado de un organismo más complejo, lo que le confería, por ejemplo, la capacidad de comunicar de forma simbólica o la propensión para conservar huellas de sí mismo. En la era del paleolítico superior, el Homo sapiens emprendió una dirección sin precedentes, cuyo hecho clave fue la invención de una cultura particular. ¿Esta actitud representó research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008 © Chris Herzfeld, Wattana, Ménagerie du Jardin des Plantes (MNHN, Paris) una ruptura con la naturaleza y la animalidad? La cultura me parece un fenómeno característico del ser vivo, que el Homo sapiens desarrolló mucho más que otras especies, pero que está relacionado también con la libertad que algunos animales van alcanzando poco a poco más allá de su constitución orgánica y de los límites de su entorno. Aunque tengan un estatus particular, las culturas humanas no deben tener el estatus de excepcionales en una perspectiva evolucionista. El hombre no ha dejado de seguir siendo parte de la naturaleza, pero ha explorado una forma extrema de ella. Las culturas animales y las humanas sin duda alguna son muy diferentes, pero estas diferencias son comparables a lo que distingue una sociedad de hormigas de una sociedad de chimpancés. Abundan los libros, los debates o las exposiciones que tratan de lo animal. ¿A qué se debe tanto entusiasmo? Es un tema que interpela a nuestra propia identidad, que se construye en gran parte a través de la caracterización del animal, que representa una “alteridad” con la cual el ser humano desarrolla relaciones a veces muy intensas, otras muy complejas. El hombre, para definirse, necesita referencias en el mundo de seres vivos, en particular en los animales con los que siempre ha coexistido. Quienes cohabitan con papagayos o con cuervos dirán que esto implica una negociación permanente muy elaborada... El antropólogo Marcel Mauss escribió que el hombre había domesticado al perro, pero que el gato había domesticado al hombre… El animal no es la máquina de la que hablaba Descartes: según él, el hombre poseía el alma y el pensamiento, y los animales una única función física de carácter autómata. No tiene ENTREVISTA Wattana sabe hacer y deshacer nudos muy complejos. Parece que le gusta mucho esta actividad. Nadie le ha enseñado a hacerlo. Sin duda ha imitado gestos que ha visto de sus cuidadores. Se han realizado dos películas sobre este fenómeno singular en 2008: Funktionslust. Les nœuds de Wattana, orang-outan, Paris y Knotting Apes. The Case of Wattana, the orangutan, Paris, de Florence Gaillard y Chris Herzfeld. ningún sentido pensar que el animal es una máquina. El animal genera una reflexión y nos remite a lo que tenemos en común él y nosotros, a aquella dimensión del ser humano que éste oculta, en particular cuando se trata de un intelectual occidental, por ejemplo, al descalificar su cuerpo o sus deseos y valorizar su mente y su racionalidad. El animal “familiar” (que va más allá de la noción de animal doméstico) ayuda al hombre a pensar en su propio lugar en la comunidad de los seres vivos. Hay que destacar además que, cuando animales de especies diferentes viven juntos (un perro y carneros, un perro y un gato), es el ser humano quien los ha reunido... Usted también se ha interesado por lo que denomina “animales singulares”... Nos han hecho considerar la animalidad en términos colectivos (las cebras, las urracas, los bonobos)... Ahora bien, algunos animales no sólo tienen las competencias comunes de su especie, como ocurre con Wattana, que vive actualmente en los Países Bajos y que estuvo en el zoológico del Jardin des Plantes de París. Esta hembra orangután sabe hacer y deshacer nudos que pueden ser muy complicados, y le encanta hacerlo. En realidad, nadie le ha enseñado y ningún otro orangután lo hace. Algunos animales tienen capacidades (más bien “capabilidades”) (2) que sus congéneres no poseen. Por lo tanto, dentro de una misma especie se puede dar la innovación cognitiva. Es interesante preguntarse si estos animales pueden aprovechar esta capacidad para tener comportamientos, estrategias o relaciones con su entorno diferentes de los de los demás. De hecho, se podría pensar que desempeñan un papel importante en la dinámica del grupo y de la especie. En lo que respecta a Wattana, vive en un zoológico. El macho con el que compartía su jaula se interesó un rato por los nudos, pero no consiguió hacerlos, por lo que se enfadó e incluso empezó a pegarle. Los animales actúan o no actúan, pero no intentan lo imposible... Nadie le enseñó a Wattana a hacer nudos, pero algunos investigadores han enseñado a “hablar” a los simios. ¿Qué conclusiones se pueden sacar de ello? A partir de los años sesenta, una serie de psicólogos experimentalistas quisieron enseñar un lenguaje simbólico a grandes simios, que se sabe que no pueden hablar debido a una imposibilidad anatómica. Se trataba del lenguaje gestual de los sordomudos, o de un lenguaje simbólico creado específicamente para dicha investigación. Por ejemplo Washoe, una joven mona chimpancé, aprendió más de 130 signos, que le enseñaron Allen y Beatrix Gardner, dos científicos estadounidenses. No obstante, nos podemos plantear la pregunta de saber lo que el primate hace en realidad con este lenguaje. De hecho, lo utiliza sobre todo como una herramienta, para modificar comportamientos, los de congéneres o de humanos. Se pueden observar algunas características interesantes, por ejemplo, el chimpancé siempre se expresa en presente. Usted dice que estos chimpancés no cuentan historias con este lenguaje, cuyas bases han aprendido... Incluso los chimpancés (otra vez ellos, pero no son los únicos) son incapaces de contar “historias” en tercera persona, en las cuales el sujeto de la historia y el narrador no sean los mismos. Un primate que se comporte como otro, para engañar a un tercero, entra en una estructura narrativa, pero el héroe de la historia siempre es el narrador. Los animales no humanos son igualmente incapaces de contar historias que movilicen elementos imposibles o imaginarios. Me refiero a estas historias tan particulares del ser humano que han desempeñado un papel fundamental en la estructura única de su sociedad. La gran diferencia entre las sociedades humanas y otras sociedades animales no es la cultura, como se dice a menudo, sino la diversidad de las culturas humanas, con respecto a las demás culturas animales. ¿Todos estos nuevos interrogantes obligan a repensar la etología? En efecto, las culturas animales y las asociaciones entre los hombres y los animales en las culturas humanas nos obligan a volver a considerar el sentido que se da a la etología. Cuando se están estudiando los chimpancés, ¿se puede hacer caso omiso de la relación que se entabla entre su cultura y la cultura humana? ¿No habría que volver a concebir la etología ampliándola a lo vegetal y a lo artefacto? ¿Y por qué no extender la etnología a la cultura animal? Todas estas preguntas siguen abiertas... Por regla general, no me parece adecuado el paradigma actualmente mayoritario en la etología, a la vez realista (existe una realidad independiente del observador) y cartesiano (el animal es una máquina). Por lo menos existe otra alternativa, la constructivista, que considera que el animal es una especie de sujeto interpretador de sentido que va construyendo su entorno al mismo tiempo que se adapta a él. Declaraciones recogidas por Christine Rugemer. (1) (2) Algunas obras de Dominique Lestel: Les origines animales de la culture, Flammarion, 2001 – L'animal singulier, Seuil, 2004 – Les Amis de mes Amis, Seuil, 2007. La “capabilidad” es una competencia, igualmente cultural, mientras que la capacidad pertenece al campo cognitivo. research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008 9 Reproducido con la autorización de John van Wyhe ed., La obra completa de Charles Darwing en línea (http://darwin-online.org.uk/) ediciones. Un gigantesco esfuerzo de apertura al público, que llega como agua de mayo ante las actuales derivas creacionistas. Por otro lado, la página web del Institut Charles Darwin International (ICDI), en cinco idiomas, y de fácil navegación, proporciona una gran cantidad de datos sobre este científico, cuyo bicentenario se celebra este año 2009, dedicado a Darwin. Patrick Tort, su director, publica L’Effet Darwin – Sélection naturelle et naissance de la civilisation (ed.du Seuil, París) para esta ocasión especial. darwin-online.org.uk www.darwinisme.org 10 Jane Goodall con un chimpancé huérfano en el santuario de Tchimpounga. Los tres ángeles de Leakey Louis Leakey, paleontólogo, convenció a toda su familia para que estudiara esta especialidad. Sin duda es conocido por haber lanzado sobre el terreno a sus “tres ángeles”, símbolos de la etología femenina, a finales de los años sesenta. Dian Fossey estudió los gorilas de Ruanda, Jane Goodall, los chimpancés de Tanzania y Biruté Galdikas, los orangutanes de Borneo. Vivieron entre los primates, se adaptaron a ellos, incluso los adoptaron, los observaron durante mucho tiempo para comprenderlos. El hijo de Biruté, Binti Paul, de niño fue amigo de ellos. Jane Goodall fue la primera en observar cómo un chimpancé utilizaba una herramienta: un palillo que le permitía atrapar a las termitas para comérselas. Siguió investigando, recibió varios premios y fue declarada “mensajera de la ONU”. Dian Fossey, asesinada en 1985, fue enterrada en “su” cementerio de gorilas. Las tres escribieron, dieron testimonio, defendieron a los grandes simios amenazados por la desforestación y la caza furtiva, crearon fundaciones para su salvaguarda. Pero antes de nada fueron investigadoras, realizando sus trabajos con una perspectiva innovadora y a largo plazo. Anteriormente, los científicos research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008 habían estudiado a los primates algunos meses, centrándose en sus relaciones de poder. Gracias a los “ángeles”, esa visión cambió. Su paciencia en la observación pudo desvelar otras realidades, como la alianza y la amistad, que además se observaron más adelante en otras sociedades animales, como los elefantes, los delfines o algunas aves. The Dian Fossey Gorilla Fund www.gorillafund.org Biruté Galdikas www.orangutan.org Jane Goodall Institute www.janegoodall.org Salir de la dualidad La cultura occidental prefiere las oposiciones: naturaleza/cultura, hombre/animal, salvaje/doméstico. No obstante, las observaciones y las investigaciones sobre los grandes primates dificultan cada vez más esta ruptura entre lo humano y lo no humano. La filósofa e historiadora de las ciencias Chris Herzfeld (Centro Koyré – EHESS & MNHN, París) y la historiadora Patricia Van Schuylenbergh (Museo Real de África Central – Tervuren – Bélgica) siguen investigando sobre la evolución de las representaciones colectivas de las diferencias entre humanos y no humanos. Según ellas, las relaciones entre los hombres y los primates no se © Orangutan Foundation International La puesta en línea de las obras de Charles Darwin (1809-1882) empezó en 2002 por iniciativa de la Universidad de Cambridge (Reino Unido). A esta primera página web piloto le siguió otra en 2006: darwin-online.org.uk, que nada más lanzarse tuvo millones de visitantes en las primeras 48 horas. La puesta en línea de toda la obra de Darwin (publicaciones, cartas y escritos inéditos, dibujos, fotografías…) permite que actualmente estén disponibles 50.000 páginas de texto y 150.000 ilustraciones. Entre otras cosas, se puede descubrir el primer esbozo de “El origen de las especies”, con fecha de 1840 (20 años antes de su aparición) y sus seis diferentes © Jane Goodall Institute/ Michael Neugebauer/www.janegoodall.org Toda la obra de Darwin accesible a todos © The Dian Fossey Gorilla Fund International BREVES Dian Fossey. Biruté Galdikas. conciben según una relación vertical jerarquizada, sino más bien según una idea de interpenetración y de circularidad entre sus mundos. Y desarrollan esta idea: “Cuando están cerca de los humanos, los primates se apropian de algunas de sus prácticas y competencias, experimentándolas según sus propias modalidades y transformándolas según sus necesidades. Los hombres, a su vez, están influenciados por cómo los simios actúan en el mundo y por su extraordinaria aptitud para adquirir capacidades excluidas a priori de sus conocimientos habituales. No obstante, se trata de algunos grandes simios criados en lugares como santuarios o zoológicos, en los que viven cerca de los humanos”. Aunque es innegable que la percepción de los grandes simios ha evolucionado en Occidente desde hace algunas décadas, no por ello se ha descartado la visión dualista. Para ello se tendría que “crear un vocabulario que se aleje del sistema de categorías que se oponen y tendríamos que ser conscientes de nuestra ceguera, fruto de las divisiones iniciales que, durante demasiado tiempo, nos han alejado del mundo”. En resumidas cuentas, deberíamos seguir el camino de Darwin y seguir pensando en el ser humano como parte del conjunto de los seres vivos. © Chris Herzfeld, Semendwa, «Lola ya Bonobo», Chutes de la Lukaya (RDC) fronteras “El animal sabe, por supuesto. Pero a ciencia cierta lo que no sabe es que sabe”. Pierre Theilhard de Chardin research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008 11 PALEONTOLOGÍA Siguiendo la pista de nue Desde el año 2000, y tras algunas décadas de calma, la paleontología humana vuelve a dar que hablar. De hecho, el paradigma dominante para explicar la separación entre la rama humana y la de los grandes simios se vino abajo en 2002, con el descubrimiento de un cráneo de homínido de 7 millones de años en el Chad. Lucy adelantada por Toumaï Ahora bien, el cráneo chadiano, bautizado “Toumaï” por el presidente de la República del Chad, descubierto por la Misión Paleoantropológica entre Francia y el Chad (MPFT, por sus siglas en francés) dirigida por Michel Brunet (1), se encontraba a 2.500 km al oeste de la supuesta cuna oriental de la humanidad. El cráneo posee caracteres prehumanos (dentadura, posición del agujero occipital donde se encaja la columna vertebral, inclinación del plano de la nuca) reconocidos por la amplia mayoría de la comunidad científica, a pesar de su avanzadísima edad de 7 millones de años, recientemente confirmada por datación radiométrica. “Fíjese lo que eso supone: ¡Lucy, a quien llamábamos ‘la abuela de la humanidad’ estaba más cerca de nosotros en el tiempo que Toumaï!”, exclama Michel Brunet. Con ello reaparece el enigma de los mecanismos y de las Misión Paleoantropológica entre Francia y el Chad (MPFT, por sus siglas en francés) dirigida por Michel Brunet en el desierto de Djurab (Chad). © Michel Brunet E ste paradigma dominante, denominado East Side Story, se había dado a conocer por todo el mundo gracias a su emblemática heroína Lucy, una joven australopiteca fósil de 3,2 millones de años. Lucy, cuando fue descubierta en 1974 en la región de Afar (Etiopía), por Yves Coppens, Maurice Taïeb y Donald Johannson, era el fósil más antiguo de homínido hasta entonces conocido. Según la East Side Story, promovida por Coppens, ésta era la prueba de que la línea humana habría aparecido en África Oriental, al este de una falla tectónica conocida con el nombre de Gran Valle del Rift. Al este del mismo, el clima cada vez más seco hizo que el bosque se fuera convirtiendo progresivamente en sabana. Al verse privados de árboles, nuestros ancestros del este se habrían erguido haciéndose bípedos, marcando así el inicio de la aventura humana. fechas de nuestra separación de los simios. Las piezas dispersas del puzzle ya no encajan. Piezas que, a pesar de algunos descubrimientos recientes, siguen siendo rarísimas: además de Toumaï, tan sólo dos fósiles prehumanos superan la barrera de los 5 millones de años. Primero Orrorin tugenensis, encontrado en Kenia en el año 2000 (de ahí su apodo de Millenium ancestor), que data de hace unos 6 millones de años, cuyo fémur es la prueba irrefutable de su bipedia y de su pertenencia a la rama humana. Y después Ardipithecus kadabba, también con más de 5 millones de años, encontrado en Etiopía en el 2001. ¿Qué parentesco tienen? Y por si fuera poco, para dificultar aún más la tarea de los paleontólogos, los lazos de parentesco entre estos diferentes homininos son especialmente enigmáticos. Los fósiles encontrados están muy fragmentados y, en algunos casos, muy deformados. Por ejemplo, ha hecho falta recurrir a técnicas de creación de imágenes virtuales particularmente complejas para reconstituir la forma original del cráneo de Toumaï (a pesar de ser uno de los mejores conservados), que se había deformado y fracturado por las presiones y los movimientos de los sedimentos que lo rodeaban. De un fósil a otro, generalmente los huesos conservados no son los mismos, lo que imposibilita las comparaciones directas. De ahí que ancestros del género Homo sigan guardando un halo de misterio, que quizás los amplios espacios fosilíferos africanos, aún muy poco explorados, terminen por desvelar. La salida de África Lo que es cierto, es que con estos descubrimientos, la rama humana se remonta a muchísimo más tiempo. Michel Brunet, quien ya salió a la búsqueda del ancestro de Toumaï, en una zona entre Libia y el Chad, estima: “Todo eso implica que la separación de nuestra línea podría haberse producido hace ocho, o quizás diez millones de años. Por lo tanto, la etapa africana de la historia humana fue muy larga”, ya que sin duda unos 2,5 millones de años 12 research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008 PALEONTOLOGÍA a.C. nuestros ancestros (individuos que pertenecían ya al género Homo) abandonaron el continente negro. Esta salida de África y la posterior conquista del mundo fueron también etapas de nuestra historia que se enriquecen ahora con conocimientos nuevos. Hasta hace unos diez años, la mayoría de los especialistas pensaban que este episodio se había producido hacía aproximadamente un millón de años y que era obra de la especie más “inteligente” del género Homo, Homo erectus. Pero he aquí que en un yacimiento fosilífero extraordinario, situado en la ciudad georgiana de Dmanisi, se han descubierto numerosos fósiles de miembros del género Homo que datan de 1,8 millones de años, lo que indica que salieron de África mucho antes. Otra sorpresa ha resultado ser la anatomía de estos conquistadores. “Son diferentes a la morfología clásica [del Homo erectus] en varios aspectos”, escribía recientemente David Lordkipanidze, director del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Georgia. “En particular, estos especímenes tienen una capacidad cerebral muy reducida”. Es de alrededor de 750 cm3 en el caso del mayor y de sólo 600 cm³ en el caso del más pequeño, es decir, cerca del promedio del Homo habilis, una especie más primitiva”. Además, estos europeos tienen más caracteres primitivos que el hombre de Turkana, un Homo erectus de 1,6 millones de años muy bien conservado, encontrado en Kenia. Incluso tecnológicamente, estos “georgianos” han sorprendido a la comunidad científica por el carácter poco evolucionado de sus herramientas: aparentemente, no conocían la técnica del bifaz (herramientas forjadas en los dos lados), contentándose con fragmentos y guijarros mucho más simples. ¿Por qué él? Todas estas sorpresas han llevado a algunos a cuestionar el dogma según el cual el que había salido de África era el Homo erectus: incluso se ha propuesto bautizar Homo georgicus al ancestro de Dmanisi, para marcar sus particularidades. No obstante, la mayoría de los paleontólogos se niegan a dar ese paso, limitándose a destacar la gran variabilidad de estos hombres primitivos y prefiriendo hablar de Homo erectus en un sentido más amplio. Queda por comprender por qué, de las numerosas especies de australopitecos y de Homo (Homo habilis, Homo rudolfensis, Homo erectus) conocidos, que poblaban África hace 2 millones de años, tan sólo una consiguió salir de este continente y extenderse por el mundo. Quizás parte de la respuesta sea la especificidad de su esqueleto: la bipedia de los australopitecos, e incluso la de especies como el Homo habilis, sin duda era demasiado primitiva para poder atravesar grandes espacios sin árboles, mientras que parece ser que el Homo erectus era capaz de desplazarse corriendo largas distancias. Igualmente se puede considerar que el nivel de complejidad de las herramientas ha tenido algo que ver. David Lordkipanidze destaca otro factor: en el yacimiento de Dmanisi, los investigadores encontraron el cráneo de un individuo con alveolos dentales hundidos, lo que implica que había tenido que vivir sin dientes durante varios años. Sus conclusiones son particularmente interesantes: “Es evidente que este individuo no habría podido sobrevivir sin ayuda de sus congéneres. Sin duda, le dejaban consumir las partes más blandas de los animales. Quizás le ayudaban también compartiendo con él comida previamente masticada”. Podría ser que en esta “actitud de compasión” y este “comportamiento realmente humano”, que confiere una gran cohesión a los grupos, se encontrase la clave que permite comprender las proezas de estos primeros hombres… Yves Sciama (1) Michel Brunet, de la Universidad de Poitiers (Francia), es también profesor en el Collège de France, donde tiene una cátedra de paleontología humana. © Michel Brunet stros orígenes Toumaï, de 7 millones de años, presenta características prehumanas. Descubierto a 2.500 kilómetros al oeste de lo que se consideraba hasta entonces como nuestra cuna, desbanca a Lucy (de 3,2 millones de años, Etiopía) como el más antiguo de nuestros ancestros. Terminología Homínidos Este grupo africano, que se individualizó hace unos doce millones de años, reunió a los miembros de la línea humana (homininos) así como a los grandes simios antropoides (o paninados) que son los gorilas, los chimpancés y los bonobos. Homininos Se trata de todos los miembros de la línea humana posteriores a la separación con los paninados. Además de Orrorin, Toumaï y los dos Ardipithecus (Ardipithecus ramidus y Ardipithecus kabbada), están los australopitecos y los miembros del género Homo. Sin duda la bipedia es una característica transversal del grupo, aunque parece ser que tomó formas bastante diversas. Homo Las diferentes especies del género Homo presentan diferencias morfológicas importantes entre las más primitivas de ellas (Homo habilis) y las más recientes, a saber, el hombre de Neandertal y el hombre moderno (Homo sapiens). Este último, nuestra especie, apareció hace aproximadamente 200.000 años y actualmente es el único representante del género Homo. research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008 13 El 1 % que lo cambia todo S Encuentro entre un orangután y unos niños en el zoológico de Basilea (Suiza) - 1991. La secuenciación del genoma humano y del genoma del chimpancé permite comparar sus ADN para comprender en qué cambiaron genéticamente estas dos líneas, hace 8-10 millones de años. Asimismo, podemos buscar ahora en nuestros genes las respuestas que expliquen el enorme crecimiento de las capacidades cognitivas que caracterizan nuestra especie. 14 vante Pääbo, director del Instituto Max Planck de antropología evolutiva de Leipzig (Alemania), de niño soñaba con ser arqueólogo, pero se hizo biólogo. Sin embargo, la pasión con la que estudia el ADN es la misma, como si de excavar en unos vestigios se tratara: remontarse en el tiempo para reconstituir la historia de la humanidad. Se hizo famoso al aislar el ADN de momias egipcias, seguidamente, el de fósiles de hombres de Neandertal. Su nuevo desafío consiste en “reconstruir la historia de las modificaciones evolutivas que llevaron a la aparición de la mente humana tal y como la conocemos en la actualidad”. Dos cromosomas o un cromosoma 2 La cifra, conocida desde hace más de treinta años, figura actualmente en todos los libros de texto: entre el hombre y el chimpancé, separados desde hace unos 9 millones de años, tan sólo difiere el 1-2 % del patrimonio genético. Pero no se sabía en qué consistía exactamente esta diferencia hasta que un consorcio internacional, en el que participaban, entre otros, investigadores del Instituto Max Planck, realizó un primer esbozo de secuenciación del genoma de nuestro primo más cercano, en el año 2005. ¿Qué reveló dicho trabajo? Que el 1-2 % de las diferencias genéticas se dividían en dos grandes research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008 © Michel Vanden Eeckhoudt GENÉTICA categorías. La primera constaba de sustituciones puntuales de un nucleótido (las cuatro letras químicas que constituyen el alfabeto con el que se escribe el ADN) por otro, dentro de genes cuya secuencia se conservaba en la mayor parte. Entre el hombre y el chimpancé se censaron unos 35 millones, de un total de más de 3 mil millones de nucleótidos. No obstante, no es tarea fácil comprender el papel que desempeñan, puesto que también existen enormes variaciones dentro de la especie humana. La segunda categoría consistía en modificaciones locales de la propia estructura de los genes o de su encadenamiento, con desaparición, duplicaciones o inversiones de secuencias de ADN, que podían ir hasta la fusión de dos cromosomas del chimpancé para formar el cromosoma 2 del hombre. Duplicación de un gen Esta última categoría de modificaciones interesa particularmente a los investigadores alemanes, británicos y suizos del proyecto PKB 140404 (Molecular Evolution of Human Cognition) dirigido por Svante Pääbo. O más precisamente, una subcategoría que son los retrogenes, duplicados por copia en ADN de un ARN. Los genéticos moleculares sospechan desde hace mucho tiempo que estas curiosas manifestaciones bioquímicas, que llevan a la duplicación de un gen, en realidad desempeñan GENÉTICA un papel en la aparición de nuevas especies animales. No obstante, aún no hay consenso. Como la primera copia asegura ya el papel biológico habitual, la segunda copia podría evolucionar de forma más “libre”, lo que conllevaría la aparición de nuevas funciones para la proteína que codifica. Aunque también podría suceder lo contrario, que la segunda copia, al integrarse en el genoma de forma fortuita, pudiese perturbar su expresión, como la fotocopia de la página de un libro dificulta su lectura si se introduce al azar. ¿Estos fenómenos de duplicación genética han desempeñado un papel en la aparición de nuestra especie? La respuesta es afirmativa como lo demuestra el equipo de Henrik Kaesmann, de la Universidad de Lausana (Suiza), socio del proyecto PKB 140404, que identificó en el genoma humano unos sesenta retrogenes funcionales, aparecidos con un ritmo medio de uno por millón de años en la línea de los primates. ¿Qué función desempeñan? Al estudiar los órganos donde se expresaban, Kaesmann y sus colaboradores se llevaron una gran sorpresa al comprobar que la mayoría de ellos eran activos específicamente en los testículos, mientras que los genes de los que procedían lo eran en diferentes órganos. “Los retrogenes aparecen en los testículos, sin duda porque desempeñan un papel en la espermatogénesis, pero evolucionan después mucho, y se diversifican luego según sus lugares de expresión”, explica el investigador. De GLUD1 a GLUD2 Un ejemplo espectacular de tal diversificación es el gen GLUD2, aparecido por duplicación en el ancestro común del hombre y de los primates hace 18-25 millones de años. Suscita gran interés al formar parte del puñado de retrogenes expresados en el hombre, en los testículos, pero también en el cerebro. La proteína que codifica participa en la regulación del metabolismo energético cerebral por los astrocitos, células que alimentan y protegen las neuronas. Más aún: con respecto a su ancestro GLUD1, del que deriva, el nuevo gen es más apto para abastecer a las neuronas en caso de actividad eléctrica intensa, lo que podría suponer una de las bases moleculares necesarias para el aumento de la actividad cerebral, observada a medida que nos acercamos al hombre en la línea de los primates. No obstante, ningún científico opina que la hominización se reduzca a la acción de unas decenas de nuevos genes recientemente aparecidos. La búsqueda de lo que es “propio del hombre” en el plano genético no se limita al estudio de la secuencia del ADN, sino que implica también interesarse por lo que le confiere su función: los ARN y las proteínas. “Buscamos sistemáticamente los genes del hombre y de los grandes simios que presenten niveles diferentes de expresión genética, puesto que las diferencias en la expresión pueden llevar a modificaciones de su función”, explica Svante Pääbo. Con sus colegas, comparó los niveles de expresión genética en la corteza prefrontal (la región del cerebro más desarrollada en el Homo sapiens) con respecto a sus ancestros: los del hombre y los de los chimpancés. La dificultad de este tipo de análisis radica en determinar el significado de las diferencias observadas. ¿Se trata de simples variaciones de un individuo a otro, que hacen que dos chimpancés sean tan diferentes uno del otro como lo son dos humanos entre sí? ¿O se trata de diferencias funcionales, que modifican el funcionamiento de las células o de los órganos? Pääbo y su equipo, utilizando un método estadístico inédito, identificaron un subgrupo de genes cuya expresión en ARN es de lo más singular en el cerebro humano. Aún siguen analizando su función y probablemente tengan que pasar del análisis global de los ARN de la corteza prefrontal al de las proteínas a nivel de las neuronas. Pero los resultados preliminares revelan ya que muchos de esos genes participan en el metabolismo energético. Estas observaciones tienen sentido si recordamos que la bipedia permite que el hombre consuma mucha menos energía que el primate para recorrer una distancia igual, pudiendo tal ahorro alimentar el cerebro que absorbe de por sí una cuarta parte de la energía del cuerpo humano. Las pistas ofrecidas por las enfermedades mentales Los investigadores del Instituto Babraham de Cambridge (Reino Unido), participantes del proyecto PKB 140404, se basan en otro enfoque comparativo que estudia la expresión genética y cuyo principal objeto es el estudio de las enfermedades mentales. Mediante la comparación de la expresión genética en los cerebros post mortem de pacientes que sufren esquizofrenia o trastornos bipolares con los de los cerebros de control, esperan identificar genes implicados en la cognición, cuya deficiencia podría originar tales desórdenes. Más adelante, los investigadores pretenden introducir en el genoma del ratón estos genes identificados por su papel potencial en la cognición. “Estos experimentos servirán para probar su función a través de uno de nuestros tres enfoques (los retrogenes, los genes que presentan una expresión diferente en la corteza, y los que funcionan mal en las personas esquizofrénicas) por su papel potencial en la cognición. Así compararemos las consecuencias en términos de anatomía, bioquímica y comportamiento de la introducción de un gen humano en el ratón y de su homólogo proveniente de los grandes simios”, explica Pääbo. Los experimentos empezaron con cuatro genes cuyas especificidades en el hombre podrían explicar la triplicación del volumen cerebral que indica el paso de los grandes simios al ser humano. Por ejemplo, es el caso del gen ASPM (Abnormal Spindle-like Microcephaly Associate), cuya deficiencia en el hombre conlleva un retraso mental asociado a una disminución drástica del tamaño del cerebro. La comparación de la acumulación de las mutaciones de este gen en el hombre y en los primates ha revelado que el ASPM había sufrido una selección positiva en el transcurso de la evolución. En el hombre, se observan más mutaciones que confieren nuevas propiedades al gen (por lo tanto, susceptibles de haber contribuido al aumento del tamaño del cerebro) que mutaciones neutras, sin consecuencias funcionales. Otros resultados aún preliminares apuntan a que la inserción del retrogen GLUD2 de primate en el ratón modifica la concentración de varios neurotransmisores en la corteza cerebral del pequeño roedor lo que, por lo visto, aumentaría su deseo de explorar nuevos entornos. Pero de ahí a decir que el ratón se ha hecho astuto como un zorro, hay un paso de gigante que los investigadores prefieren no dar… Mikhaïl Stein (1) El proyecto PKB 140404 (Molecular Evolution of Human Cognition) forma parte de la iniciativa europea Nest Pathfinder, What it means to be human. ftp://ftp.cordis.europa.eu/pub/nest/docs/ 4-nest-what-it-290507.pdf research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008 15 LENGUAJE © CNRS Photothèque/INRAP/Jérôme Chatin ¿Cómo empezó a hablar D el hombre? ¿Y si el aprendizaje por imitación fuera tan eficaz, por no decir más, que el aprendizaje oral? Por ejemplo, para transmitir un conocimiento como la fabricación de las herramientas, que existe desde la prehistoria. En la fotografía, una punta de sílex del paleolítico medio que procede del Fond des Blanchards (Gron-Yonne, Francia). “Cuando hables te bautizaré”, dijo el cardenal de Polignac a un orangután que acababa de llegar al zoológico del rey de Francia, en el siglo XVIII. En efecto, todos los seres humanos hablan uno o varios de los alrededor de 4.000 idiomas censados en la Tierra. Por lo tanto, al interrogarnos sobre los fundamentos de la humanidad tenemos que reflexionar sobre la aparición del lenguaje, tanto en el transcurso de la evolución como en el transcurso del desarrollo de un niño. 16 research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008 esde hace más de un siglo, se sabe que la producción del lenguaje hablado moviliza una región entera de la corteza izquierda. El neurólogo Paul Broca fue quien descubrió esta zona (que ahora lleva su nombre) al examinar a un paciente afásico, cuya autopsia reveló que había sufrido una destrucción de esta región tras un accidente vascular. Los actuales métodos de formación de imágenes cerebrales confirman que esta área de Broca se activa al hablar. Por lo tanto, sería tentador abordar la cuestión del nacimiento del lenguaje vinculándola a la aparición de esta zona cerebral, inexistente en los primates. Tentador, pero difícil, puesto que el cerebro es un órgano blando, que no se fosiliza. Por lo tanto, el examen de los moldes de cráneos de los homínidos no permite determinar con seguridad la presencia o ausencia de la famosa área de Broca en el cerebro de nuestros ancestros. Según algunos, apareció en el Homo habilis (hace 4 millones de años), según otros en el Homo sapiens (hace unos cientos de miles de años), al haber tenido las especies precedentes tan sólo un protolenguaje rudimentario. La posición de la laringe No obstante, los paleontólogos han encontrado otro medio de abordar la cuestión de la aparición del lenguaje articulado. Para hablar hace falta el área de Broca pero también algo más trivial: un aparato fonador compuesto por la lengua, la laringe (cuyos pliegues membranosos conforman las cuerdas vocales) y la faringe, que lleva el aire de la laringe hacia la boca y la nariz. Cuanto más alargada sea la faringe, más tiempo puede vibrar el aire, y mayor será la gama de los sonidos que pueda emitir. En el hombre adulto, la laringe está situada en posición baja, en el fondo de la garganta. Por el contrario, en los grandes simios, está situada en posición alta. “Así el hombre puede formar vocales modificando la forma de la lengua en dos dimensiones (la vertical, en la raíz de la lengua, en el fondo de la garganta y la horizontal, en su extremidad en la cavidad bucal) lo que aumenta la gama sonora”, explica James LENGUAJE Steele del Instituto de Arqueología del University College de Londres, coordinador del proyecto HAND TO MOUTH (1). ¿El descenso de la laringe hacia el fondo de la garganta no es ya de por sí una huella anatómica de la aparición del lenguaje? Los investigadores están evaluando esta hipótesis. Con la reconstrucción informática del tracto vocal de los fósiles homínidos, esperan poder datar la aparición de una laringe lo suficientemente baja como para poder permitir la producción del lenguaje articulado. ¿El lenguaje es algo útil? Otra forma de plantear el problema es preguntarse para qué les podía servir el lenguaje a nuestros ancestros lejanos, puesto que hablar no sólo comporta ventajas. Con una laringe baja, el aire y los alimentos pueden pasar al fondo de la garganta, lo que acarrea un riesgo de ahogamiento en caso de que “se vayan por mal sitio”. Por lo tanto, desde un punto de vista evolutivo, este peligro debió tener como contrapartida otras ventajas. ¿Pero cuáles? Los socios del proyecto HAND TO MOUTH opinan que podría tratarse de la producción de las herramientas. “La fabricación de herramientas es una actividad social que tiene que transmitirse de generación en generación a través del aprendizaje”, prosigue James Steele. “Pretendemos saber si este aprendizaje es más eficaz con la mera imitación, o por enseñanza oral”. De hecho, la cuestión se está debatiendo ampliamente. Así, un grupo de profesores de universidad japoneses enseñó a sus estudiantes a fabricar herramientas en piedra tallada, en silencio o dándoles explicaciones orales precisas. Los dos grupos tuvieron resultados comparables… ¡pero sobre todo muy malos, ya que se trataba de una tarea compleja! El proyecto HAND TO MOUTH precisamente pretende retomar este tipo de experimentos, que hasta ahora han sido muy poco concluyentes, aprovechando la experiencia de los arqueólogos y los antropólogos que reúne. De hecho, el contexto teórico en el que se inscriben estas investigaciones cambió tras el reciente descubrimiento de neuronas espejo (activas únicamente cuando un sujeto reproduce una acción que observa) en una región del cerebro implicada en la producción del lenguaje. James Steele opina: “Este descubrimiento sugiere que la aparición de algunas propiedades del lenguaje humano dependió de circuitos neuronales preexistentes que ser- vían para interpretar el comportamiento de los demás observando sus gestos”. Empezar a hablar La aparición del lenguaje articulado sin duda necesitó una serie de modificaciones anatómicas del cerebro y del aparato fonador en el transcurso de la evolución. ¿Y en el caso de los niños? En los lactantes, como en los grandes simios, la laringe está situada en posición alta, así puede mamar y respirar a la vez. Luego desciende súbitamente, de ahí que los primeros balbuceos se conviertan rápidamente en palabras articuladas. Este proceso maravilla tanto a los padres como a los científicos. Según los especialistas, el lenguaje humano es un “sistema generativo” que permite construir un número infinito de frases a partir de un número finito de palabras (de 50.000 a 100.000 en el vocabulario medio de un adulto) cuyo sentido está fijado por convención. Cuando se ignora una palabra, se puede buscar su sentido en el diccionario. Por el contrario, se puede comprender el sentido de cualquier nueva combinación de palabras dentro de una frase, puesto que esta combinación está regida por un conjunto de reglas: la sintaxis. Ahora bien, a partir de la edad de tres o cuatro años, los niños controlan una buena parte de esta sintaxis, sin haberla aprendido. Nunca se aprende en la escuela que en las frases: “Este niño tiene una pelota. Ese también tiene una”, “ese” designa a otro niño y “una” a otra pelota. De ahí la idea, lanzada en los años cincuenta por el lingüista estadounidense Noam Chomsky, de una predisposición genética humana a aprender un lenguaje. Desde entonces, centenares de investigadores han intentado descifrar las bases de esta “gramática universal” innata cuya existencia defendía Chomsky, pero cuya naturaleza sigue siendo enigmática. Consonantes y vocales “La señal sonora del habla no contiene ninguna información evidente relacionada con el léxico o con la gramática de la lengua”, observa Jacques Mehler, especialista de ciencias cognitivas en la Scuola Internazionale Superiore di Studi Avanzati de Trieste (Italia), coordinador del proyecto CALACEI. “Incluso suponiendo la existencia de estructuras innatas muy desarrolladas, queda por explicar la relación que existe entre la estructura lingüística y la señal perci- bida. Ahora bien, algunas investigaciones recientes revelan que la señal es más rica de lo que se pensaba, puesto que contiene una gran cantidad de información estadística sobre la distribución de algunos elementos fundamentales que quizás sea detectada inconscientemente cuando se aprende a hablar”. De ahí la hipótesis probada por Mehler y sus colaboradores: el cerebro utilizaría las consonantes para detectar las palabras en la prosodia mientras que las vocales servirían sobre todo para detectar la sintaxis. Los investigadores de CALACEI se interesan también por la forma en la que un recién nacido aprende su lengua materna. Algunos trabajos anteriores realizados en Trieste habían revelado que el lactante era sensible al ritmo del habla desde su nacimiento. Cuando se le hace escuchar diferentes idiomas y se mide su atención observando sus movimientos de ojos o de la cabeza, se constata que ya es capaz de segmentar el habla en consonantes/vocales para determinar algunas propiedades rítmicas de las lenguas. El equipo de CALACEI pudo demostrar que un recién nacido de cuatro días sabía también distinguir entre repeticiones de sílabas del tipo A-B-B y del tipo A-C-C. Esta facultad implica una activación de una subregión del área de Broca, que madura de forma muy precoz. A partir de tres meses, se observa que se activa cuando el bebé escucha una grabación de su lengua materna, pero que no se activa si la misma grabación se pasa al revés. Y aún más sorprendente es que la detección de estas incongruencias en las sucesiones de sílabas provoca su sorpresa, como si esperase una continuación. Esta facultad de predicción no deja de desarrollarse al mismo tiempo que la adquisición del lenguaje… y la aparición del humor. Puesto que, como saben los humoristas, una de las mejores herramientas de los cómicos es el empleo de una de estas incongruencias verbales que desconciertan al cerebro que espera otra continuación. François Rabelais decía ya en el siglo XVI: “La risa es lo propio del hombre”. M.S. (1) Los proyectos HAND TO MOUTH y CALACEI forman parte de la iniciativa europea Nest Pathfinder, What it means to be human. ftp://ftp.cordis.europa.eu/pub/nest/docs/ 4-nest-what-it-290507.pdf research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008 17 EL PENSAMIENTO Lo que los animales no p “Los pensamientos sin contenido son vacíos, las intuiciones sin conceptos, son ciegas”, escribía Kant en “La crítica de la razón pura”. Pero, ¿cómo produce el cerebro estos conceptos que son las herramientas del pensamiento humano? Las ciencias cognitivas estudian esta cuestión en los límites entre la neurobiología y la filosofía. L os animales son perfectamente capaces de aprender a distinguir conceptos. Dos psicólogos estadounidenses, Richard Herrstein y Donald Loveland, lo demostraron en 1964 enseñando a palomas a dar un picotazo en el momento en el que aparecía ante ellas la imagen de un bebé o de un anciano, de un hombre o de una mujer, de cara, de espalda, o cabeza abajo... en resumidas cuentas, de un Homo sapiens. ¿Se puede concluir que estas aves habían adquirido la idea de lo humano? Los investigadores prefieren describir estos trabajos como experiencias de “discriminaciones de conceptos”, un término que “evita inducir la idea de que el animal ha concebido y utilizado un concepto similar al que utiliza el experimentador”, observa Denis Mareschal, de la Universidad de Birbeck en Londres (Reino Unido). Además, según él, estas investigaciones tienen tres limitaciones cuando se intenta comprender la especificidad del pensamiento humano. Primero, trataron más de las aves que de los mamíferos, pese a que la organización del sistema visual es bastante diferente en los dos grupos. Segundo, a menudo dieron por supuesto que el hombre era capaz de realizar estas tareas que se intentaban enseñar a los animales, lo que no era nada evidente. Y tercero, nunca se interesaron por la facultad de los humanos que no dominan el lenguaje (particularmente, los lactantes) para realizar estos ejercicios, aunque existan “numerosos ejemplos en psicología experimental de niños que no 18 “La utilización del lenguaje, de la lógica matemática o del pensamiento abstracto son tres propiedades fundamentales de la cognición humana que tienen en común el basarse en la utilización de reglas”. hablan y que parecen comportarse más como animales que como adultos”. Reglas admitidas Por lo tanto, el proyecto FAR, coordinado por Denis Mareschal, estudia las reglas que gobiernan la adquisición de los conceptos. “La utilización del lenguaje, de la lógica matemática o del pensamiento abstracto son tres propiedades fundamentales de la cognición humana que tienen en común el basarse en la utilización de reglas”, explica en la presentación del proyecto. No obstante, la formación de estas reglas no es el único modo de pensamiento que posee el cerebro humano. En los experimentos de gramática artificial, que consisten en presentar secuencias de letras aparentemente sin significado, pero relacionadas entre ellas por reglas lógicas conocidas únicamente por el experimentador, algunos sujetos se esfuerzan por descubrir dichas reglas, mientras que otros buscan similitudes entre las palabras que se les presenta. Pero cuando se interroga a los sujetos que han conseguido dominar esa gramática artificial, todos describen los mecanismos que han utilizado. “¿Acaso estas reglas son sólo artefactos producidos por el hecho de que las formalizamos utilizando un lenguaje que obedece a su vez a algunas reglas?”, se pregunta Denis Mareschal. Este último, dentro del marco de FAR, concibió procedimientos de psicología experimental que permiten probar el aprendizaje de reglas en ausencia de cualquier verbalización. research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008 Lenguaje abstracto o inscripción corporal “Según lo que se denomina ‘la hipótesis del lenguaje abstracto’, los conceptos provienen de las propiedades estadísticas del lenguaje (al suponerse que las palabras frecuentemente asociadas al hablar están relacionadas con las mismas nociones), lo que explicaría la existencia de estos conceptos propios del genio de cada lengua. Pero según otra hipótesis, de ‘la inscripción corporal’, dichos conceptos provienen por el contrario de metáforas que extrapolan hacia lo abstracto una idea que la percepción hace evidente en lo concreto. Así, se comprendería la expresión ‘lanzar una hipótesis’ por analogía con la idea de ‘lanzar una piedra’”, estima por su parte Stefano Cappa, de la Universidad Vita Salute San Raffaele de Milán (Italia). ¿Cómo se pueden probar estas dos hipótesis de forma experimental? Los socios del proyecto ABSTRACT que él mismo dirige eligieron un enfoque interlingüístico (comparando el inglés, el húngaro, el español y el italiano) y multidisciplinario, uniendo la psicología experimental, la lingüística, y la creación de imágenes neurológicas para poner a prueba las predicciones respectivas de la hipótesis del lenguaje abstracto y de la inscripción corporal. Según la primera, se espera observar una activación EL PENSAMIENTO Más que en el lenguaje, ¿no hay que buscar la especificidad del pensamiento humano en su facultad de distinguir el signo (palabra, gesto, imagen) de lo que representa? En la imagen, pinturas rupestres de la Sierra de Irere, cerca de Monte Alegre (Brasil). de las áreas cerebrales del lenguaje mientras se realizan tareas que necesitan la utilización de conceptos mientras que, según la segunda, se espera una activación de las áreas sensomotoras. Los investigadores utilizan para estos experimentos pruebas de decisión léxica, que miden la rapidez con la cual un sujeto reconoce si una determinada secuencia de letras constituye o no una palabra. “Se creía hasta ahora que los resultados siempre eran mejores para las palabras concretas que para las palabras abstractas”, explica Stefano Cappa, pero nuestros trabajos revelan que esta diferencia desaparece si tenemos en cuenta la posibilidad de representar el concepto abstracto con una imagen mental”. Alex y los signos Pero más que en el lenguaje, ¿no hay que buscar la especificidad del pensamiento humano en su facultad de distinguir el signo (palabra, gesto, imagen) de lo que representa? Tal era la hipótesis del consorcio SEDSU, dirigido por Jules Davidoff de la Universidad Goldsmiths de Londres (Reino Unido), que llevó a cabo un estudio sistemático que pretendía comparar los tratamientos de los signos en los primates y en el hombre en el transcurso del desarrollo. Los investigadores obser- © Shutterstock © CNRS Photothèque/Hervé Thery © CNRS Photothèque/Christophe Lebedinsky ueden concebir varon, entre otras cosas, que los primates no conseguían comprender una secuencia de imágenes incompleta que mostrase un movimiento que el sujeto, humano o no, tenía que reproducir. Tan sólo un chimpancé, llamado Alex, lo consiguió. Jules Davidoff precisa: “Ahora bien, Alex no había sido entrenado para practicar el lenguaje, lo que revela, según nuestra hipótesis, que para la comprensión tanto de las imágenes como de los signos no hace falta en absoluto el dominio del habla”. Al comprender el sentido de esa secuencia de imágenes, Alex, en cierta forma, también adquirió una noción del tiempo. No obstante, este caso excepcional no nos debe hacer olvidar aquello de que el dominio de este concepto es una de las características más singulares del pensamiento de nuestra especie. M.S. (1) Los proyectos FAR (From Association to Rules in the Development of Concepts), ABSTRACT (The Origins, Representation, and Use of Abstract Concepts), SEDSU (Stages in the Evolution and Development of Sign Use), PAUL BROCA II (The Evolution of Cerebral Asymmetry in Homo Sapiens) y EDCBNL (Evolution and Development of Cognitive, Behavioural and Neural Lateralisation) forman parte de la iniciativa europea Nest Pathfinder, What it means to be human. ftp://ftp.cordis.europa.eu/pub/nest/docs/ 4-nest-what-it-290507.pdf La izquierda es la derecha en el cerebro U n cerebro izquierdo analítico y lógico, implicado en el lenguaje, y un cerebro derecho, empírico e intuitivo, que procesa las imágenes. Tal es, grosso modo, la concepción que hoy en día tienen los neuropsicólogos de esta asimetría humana. Pero esta lateralización funcional es difícil de explicar en términos de microcircuitos neuronales. El proyecto PAUL BROCA II se dedica principalmente al esclarecimiento de estas bases neuroanatómicas. “Como a grandes rasgos los dos hemisferios son idénticos en volumen y masa, la diferencia tiene que estar en la forma”, explica su coordinador, Timothy Crow del Royal Museum for Central Africa de Oxford (Reino Unido). Una de las nuevas ideas es que la corteza se afina y se amplía sólo por un lado”. Esta deformación estructural, imperceptible a simple vista pero identificable por reconstrucción informática, impondría a las neuronas limitaciones arquitecturales que les llevarían a formar circuitos diferentes en cada hemisferio. Otra forma de entender las bases anatómicas de la asimetría cerebral es interrogarse sobre su origen evolutivo. “Aunque hace más de 140 años que se llevan a cabo investigaciones sobre este punto, los científicos tan sólo han descubierto recientemente que esta asimetría no era una especificidad humana como lo creían hasta entonces”, explica Luca Tommasi, de la Universidad de Chiti (Italia), coordinador del proyecto EDCBNL. Se sabe así que numerosos vertebrados prefieren procesar algunas informaciones visuales o auditivas por un hemisferio en vez de por el otro. ¿Esta particularidad es de origen genético? ¿Se adquiere dentro del útero, en función de la posición del feto? ¿O en el transcurso del desarrollo, bajo la influencia de las hormonas? Tres hipótesis, entre otras, analizadas por los investigadores del proyecto EDCBNL, que esperan igualmente encontrar en el estudio de las bases de la asimetría cerebral nuevas pistas para comprender la esquizofrenia, el autismo y la depresión. research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008 19 BREVES El enigma de Flores El Hombre de Neandertal va En el año 2003, dos equipos de investigadores, de Australia y de revelando algunos Indonesia, dirigidos por Peter Brown, de sus secretos descubrieron en la isla de Flores © Peter Brown (Indonesia) un esqueleto de una especie desconocida, caracterizada Cráneo del Homo floresiensis (a la izquierda) comparado con un cráneo humano actual. por ser de estatura muy baja (menos de 1 metro). Fue bautizado como Homo floresiensis y su descubrimiento tuvo una resonancia casi mundial. Seguidamente, se descubrieron los fósiles de otros individuos en una gruta, de unos 18.000 años de edad, hecho que ha suscitado una serie de interrogantes. ¿Este Homo es descendiente del Homo erectus, quien se supone que colonizó el mundo, o proviene del Homo habilis, al que se parece más? En ese caso, ¿cómo es posible que nunca se le haya encontrado fuera de África? En todo caso parece ser que el Homo floresiensis, que habría desaparecido hace alrededor de doce mil años, fue contemporáneo del Homo sapiens durante decenas de miles de años. Sin duda su localización insular le salvó del expansionismo de nuestra especie. www.nature.com/news/specials/ flores/index.html www-personal.une.edu.au/ ~pbrown3/palaeo.html 20 El hombre de Neandertal, descubierto en 1856, encierra numerosos enigmas. Se sabe que vivió en Europa y en Asia Occidental hace alrededor de 400.000 años y que desapareció hace 28.000 años, por lo que el Homo sapiens pasó a ser el único representante de los primates humanos. ¿Pero por qué se extinguió? ¿Qué tienen en común estas dos especies? La genética poco a poco está empezando a resolver este misterio. En el año 2006, dos grupos de Reconstitución del niño neandertal de Gibraltar (Anthropological Institute, Universidad de Zurich). investigadores, un equipo estadounidense (dirigido por Edward Rubin) y un equipo europeo (dirigido por Svante Pääbo del Instituto Max Planck de Leipzig) realizaron una secuenciación parcial del ADN nuclear del hombre de Neandertal. “Ha sido extraordinario que hayamos podido obtener el genoma de una especie extinguida”, señala Jean-Jacques Hublin, director del Departamento de Evolución Humana del Instituto Max Planck. “Hasta hace poco, research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008 los científicos estudiaban el ADN mitocondrial, que permite construir los árboles filogenéticos, pero que no da información sobre los caracteres particulares de los individuos, como lo permite el ADN nuclear”. Este último, particularmente complejo, comporta 3 mil millones de pares de bases (frente a 16.000 en el mitocondrial). El equipo de Leipzig secuenció cerca del 60 % de los mismos (2 mil millones de pares de bases), y está continuando esta labor. “Hoy en día podemos comparar los genomas del hombre con los del chimpancé, nuestro pariente más próximo. Las diferencias son mínimas. Pero estas dos especies se separaron hace seis o siete millones de años. Se ignora cuándo aparecieron los caracteres genéticos característicos del Homo sapiens: ¿hace 100.000 años? ¿hace 6 millones de años? El descifrado del genoma del hombre de Neandertal podría darnos parte de la respuesta”. Se sabe ya que el gen FOXP2, que desempeña un papel en la producción del lenguaje, es idéntico en los neandertales y en el hombre actual y que los hombres de Neandertal tenían los cabellos algo rojizos (pero el gen responsable de ello tenía una estructura diferente al gen de los pelirrojos de las poblaciones europeas actuales). “Por lo tanto, este carácter del genotipo tuvo que aparecer al menos dos veces, en líneas separadas, con una estructura del gen diferente, sin duda, por razones idénticas de adaptación al medio”. Estudios futuros de su ADN nuclear podrían determinar otros elementos, como la estatura de la población y el mestizaje (o no) con el Homo sapiens. www.eva.mpg.de/evolution Apes: genes y cognición ¿Cómo se pueden detectar en el hombre los genes que podrían estar implicados en la cognición? Ralf Sudbrak, del Instituto Max Planck de genética molecular de Berlín (Alemania), ha establecido tres categorías, correspondiendo cada una de ellas a una modalidad de aparición en el transcurso de la evolución: los genes que adquirieron una nueva función tras la remodelación de los genes de los primates; los que evolucionaron rápidamente en el hombre (detectables al comparar su grado de mutación al de los genes homólogos en los primates); y los genes homólogos a los que se identificaron en el ratón por su papel en las diferencias de rendimiento cognitivo entre distintas líneas de ratones. Tres propiedades que este bioinformático (que participó en el análisis de las secuencias del cromosoma 22 en el chimpancé y de los cromosomas X y 3 en el hombre) desea estudiar en los genomas de los primates humanos y no humanos, dentro del marco del consorcio APES. Una vez identificados estos genes candidatos por el análisis comparado de las secuencias, quedará por estudiar la fina estructura de los mismos, particularmente a nivel de estos promotores que controlan la expresión del gen y, por supuesto, su función biológica. El proyecto APES forma parte de la iniciativa europea Nest Pathfinder, What it means to be human. ftp://ftp.cordis.europa.eu/pub/ nest/docs/4-nest-what-it290507.pdf © Patrick Ageneau/Musée des Confluences, Lyon (FR) aptitudes y actitudes “Durante mucho tiempo, atribuir a los animales emociones propias del hombre era un tabú… Pero si nos negamos a hacerlo, nos arriesgamos a no comprender algo fundamental, tanto de la condición animal como de la humana”. Frans de Waal Phyllium giganteum. El cuerpo de este fasmo de Malasia se parece muchísimo a una hoja. Es un perfecto ejemplo de mímesis, fenómeno por el que el insecto imita la vegetación. research research**eu eu NÚMERO NÚMERO ESPECIAL ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008 21 COGNICIÓN No tenemos la exclusivid pensamiento matólogo David Premack no dudó en preguntar claramente: “¿Los chimpancés tienen una teoría de la mente?”, es decir, si pueden imaginarse que los demás (sus congéneres o los experimentadores) tienen conocimientos, intenciones, e incluso creencias (2). A partir de ahí, empezaron a estudiarse intensamente las capacidades cognitivas animales. Pero primero hay que definir este concepto. El primer escollo consiste en poner al mismo nivel operaciones mentales tan diferentes como la inferencia (comprender cadenas causales), la construcción de reglas abstractas, el “viaje en el tiempo” (la memoria episódica y la capacidad de proyectarse en el futuro), la teoría de 1 4 Investigaciones llevadas a cabo en el Wolfgang Köhler Primate Research Center, que pertenece al Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva y está situado en el zoológico de Leipzig. Las investigaciones tratan sobre todo de los grandes simios, particularmente del desarrollo cognitivo, el aprendizaje y la socialización. 1. Chimpancés en una cámara de observación. El investigador está a punto de introducir un trozo de plátano en una de las dos tazas para probar la comprensión causal del primate. 2.3.y 4. Bonobo, orangután y gorila en la zona de los primates donde se estudian, entre otras cosas, su comportamiento social y sus modos y capacidades de aprendizaje. ¿P iensan los animales? La respuesta a esta pregunta, tradicionalmente de tipo filosófica o religiosa, ha ido cambiando a lo largo de la historia. Los científicos ya se interesaron por esta cuestión en el siglo XIX, pero no por ello acabaron las polémicas ni los cambios radicales de posicionamiento. Desde el periodo de entreguerras hasta los años setenta, dominó la psicología conductista (behaviourism), según la cual, los comportamientos de los animales pueden explicarse por una respuesta automática, sin reflexión, a estímulos exteriores. Esta respuesta al entorno es el resultado de una programación genética innata o de un aprendizaje, por ejemplo, por repetición o condi- 22 cionamiento. Así que no se tendría que hablar de operaciones mentales, es decir, de capacidades cognitivas, para explicar los resultados de las ratas en los laberintos o de los chimpancés capaces de encontrar comida escondida. “El enfoque cognitivista se impuso en los años setenta”, recuerda Josep Call (1), del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig (Alemania). Varios factores propiciaron este cambio de enfoque tan radical. El etólogo estadounidense Donald Griffin, tras años de observaciones, defendió la existencia de una conciencia animal. Por su parte, algunos teóricos del aprendizaje empezaron a estudiar la memoria y las capacidades de categorización de los animales. En 1978, el psicólogo y pri- research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008 © MPI EVAN 3 Los entresijos de la mente © MPI EVAN 2 © MPI EVAN © MPI EVAN La inteligencia y el poder de abstracción fueron considerados durante mucho tiempo como algo exclusivamente humano. Se suponía que los animales reaccionaban como autómatas, sin realizar operaciones mentales. En los años setenta, el enfoque cognitivo empezó a sembrar la duda y aún sigue suscitando la reflexión. la mente o la metacognición (saber lo que se sabe... y saber lo que no se sabe). Josep Call se niega a establecer una articulación, menos aún una jerarquía, entre estas aptitudes que no se pueden comparar, según él. Para Julia Fischer, profesora de etología cognitiva en la Universidad de Göttingen (Alemania): “La inferencia está muy presente en el reino animal y puede explicarse mediante mecanismos simples, así como la construcción de reglas. El viaje en el tiempo es un concepto que sería más complicado. Ahora bien, algunos animales no son ‘prisioneros del presente’”. Dicho esto, en numerosos casos, basta con la hipótesis conductista para explicar las observaciones. “La principal dificultad metodológica sigue siendo la de poder excluir de forma categórica cualquier explicación ‘conductista’ de los resultados constatados, lo que no es fácil, por ejemplo, en la mayoría de los experimentos sobre la teoría de la mente”, destaca. Entonces, ¿qué se puede afirmar hoy en día? Los grandes simios son los que tienen más protagonismo, en particular los chimpan- COGNICIÓN cés, los más estudiados, con diferencia. Los investigadores, tras haber comprobado la complejidad de sus relaciones sociales en el estado salvaje, y haberse sorprendido de cómo utilizan herramientas, los han sometido a pruebas más controladas. En 2004, una de ellas concernió a las cuatro especies de grandes simios. Se trató de ver si comprendían que, entre dos recipientes, el que hacía ruido cuando se agitaba contenía comida y el otro no. Se tuvo mucho cuidado en eliminar cualquier posibilidad de aprendizaje o de lectura “conductista”. Varios chimpancés, bonobos y gorilas (pero ningún orangután) comprendieron inmediatamente que la comida era la fuente del sonido. Los primates y las ratas Treinta años después de la pregunta planteada por Premack, también se puede conceder a los chimpancés una teoría de la mente, al menos parcial. Parece ser que comprenden lo que los demás ven y dicen, y con qué finalidad actúan. No obstante, Josep Call opina: “No hay pruebas de que piensen que los demás tengan deseos o creencias”. Además, los grandes simios no sólo utilizan herramientas, sino que también son capaces de guardarlas para utilizarlas en otra ocasión (al menos eso se comprobó en los bonobos y los orangutanes investigados en 2006). Esta experiencia, realizada en el zoológico de Leipzig, fue la primera en demostrar en animales una capacidad de proyectarse en el futuro. No obstante, nuestros primos cercanos no son los únicos en disponer de tales aptitudes cognitivas. En 2006, las ratas demostraron su capacidad de comprender una cadena causal (un acontecimiento que desencadena otro) ¡e incluso intervenir de manera adecuada para obtener agua azucarada! En realidad, como estima Anne Reboul, lingüista y filósofa en el Instituto de Ciencias Cognitivas de Bron (Francia): “Las ratas no construyen ningún modelo explicativo pero reconocen una cadena causal”. Esto es suficiente para que Julia Fischer afirme que “las ratas y los grandes simios pueden desarrollar operaciones mentales sofisticadas antes de actuar”. Por su parte, en 2008, Robin Murphy, psicólogo de la Universidad de Londres (3) demostró la capacidad de abstracción de este roedor. La prueba consistió en comprender que una secuencia particular de sonidos conllevaba el suministro de comida, y después transponer esta regla a una secuencia similar, pero formada por otros sonidos. En resumidas cuentas, extraer una ley abstracta, general, de una situación particular. © Josh Plotnik ad del La necesidad por encima de todo Mejor aún: en el año 2007, un grupo de investigadores estadounidenses demostró en experimentos que unas ratas respondían cuando sabían que iban a encontrar la solución pero se abstenían (prefiriendo una consolación ciertamente inferior a la recompensa en caso de éxito, pero segura), cuando no sabían qué responder (por ejemplo, el poder diferenciar dos longitudes de sonidos diferentes). ¡Así que esas ratas sabían que no sabían! Hasta entonces, sólo los macacos rhesus habían demostrado tal metacognición. ¿Pero es la rata un animal excepcional? En absoluto. “Se trata simplemente de una especie que se puede criar fácilmente en laboratorio”, opina Robin Murphy. “Las ratas no son especiales, aunque sean quienes resuelvan mejor sus problemas particulares. Todas las especies, incluyendo al hombre, comparten la misma base de capacidades cognitivas, pero cada una desarrolla las que le son necesarias”. Además, los especialistas nos advierten de un error frecuente: considerar a los animales no humanos como un conjunto homogéneo a pesar de que las especies sean diferentes entre sí. Otro interrogante sigue sin ser explorado: ¿por qué en cada experimento algunos sujetos tienen más éxito que otros?. “Estamos empezando a explorar este tema”, responde Josep Call. “No se puede trabajar con un número significativo de grandes simios, cuyo desarrollo cognitivo conocemos mal. Por lo tanto, es difícil establecer lo que es genético y lo que es historia individual”. Dicho esto, el enfoque cognitivista tiene sus límites. Julia Fischer opina que en parte “está de moda”: “Es muy difícil publicar un artículo en el que se afirme que un animal no sabe hacer algo determinado”. Patrick Philipon (1) (2) (3) Josep Call, Past and present challenges in theory of mind research in nonhuman primates. Progress in Brain Research, Vol. 164, capítulo 19 (pág. 341), Elsevier, 2007. Josep Call & Michael Tomasello, Does the chimpanze have a theory of mind ? 30 years later. Trends in cognitive sciences, 12(5), 187, 2008. No hay que tomar este término con el sentido de creencia religiosa, sino que significa el hecho de creer en una realidad (por ejemplo, un objeto escondido). La creencia se evalúa por medio de pruebas de “falsas creencias”. Robin A. Murphy et al., Rule learning by rats, Science 319, 1849, 2008. La elefanta Happy, en la prueba del espejo. Tres elefantes se miraban… E n el 2006, un grupo de investigadores instaló un espejo de gran tamaño en el área de los elefantes, en el zoológico del Bronx, en Nueva York. La mayoría de los animales se comportan ante su reflejo como si estuvieran frente a un congénere. Tan sólo los hombres, los grandes simios y los delfines se reconocen en un espejo. ¿Por qué investigaron a los elefantes? “Las raras especies que hasta entonces habían demostrado que se reconocían en el espejo eran animales altruistas, capaces de comprender las necesidades de congéneres en dificultad y de ayudarlos. Los elefantes tenían ese carácter”, explica Joshua Plotnik, uno de esos investigadores (1). El vínculo entre los dos comportamientos, difícil de establecer, pasa quizás por la conciencia de sí mismo como entidad distinta de los demás. El experimento resultó ser un éxito. Tras una corta fase de exploración de la parte trasera del objeto, las tres elefantas de Asia presentes empezaron a mirarse, a efectuar movimientos para probar su reflejo, a examinar partes de sus cuerpos en principio invisibles: sobre todo, el interior de su boca. Una de ellas incluso pasó la prueba definitiva: se le habían pintado cruces en la frente, que borró con su trompa tras haberlas descubierto en el espejo. ¿Eso demuestra que estas elefantas son capaces de contemplarse ‘desde el exterior’? ¿Conciben los límites de su propio cuerpo? Nada nos permite afirmarlo… (1) Joshua M Plotnik et al., Self-recognition in an Asian elephant, PNAS 103 (45), 17053, 2006. research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008 23 SOCIALIZACIÓN Uno mismo y los demás “E Seducir, reproducirse, educar, protegerse, alimentarse… Tanto la cultura animal como la cultura humana se basan en las relaciones entre individuos. Relaciones que son ambiguas y que alternan cooperación y competencia. A continuación, citamos algunos ejemplos. l infierno son los demás”, decía el filósofo Jean-Paul Sartre, a pesar de ser él mismo un animal social, por su pertenencia a la especie humana. En cierto modo, este juicio podría aplicarse a todos los seres vivos puesto que “el otro” siempre es un competidor. Primero para alimentarse: el congénere tiene el mismo régimen alimentario y, en el caso de que la comida escasee, puede transformarse en enemigo mortal. También es un competidor sexual en potencia, y a veces un posible predador. Pero, por suerte, la frase de Sartre tan sólo revela una parte de la verdad. La otra parte es que el otro es indispensable para reproducirse. Puede convertirse en un preciado auxilio, si coopera, para protegerse, edificar un refugio, detectar el peligro, encontrar fuentes de alimentación… incluso distraerse. En resumidas cuentas, el congénere está entre el cielo y el infierno. Esta dualidad es inherente a la condición animal. Explica por qué hay tan pocos individuos completamente solitarios puesto que, sean cuales fueren su especie y sus particularidades, se ven obligados a interactuar con parejas para la reproducción como mínimo. No obstante, las relaciones se limitan raramente a este campo. Numerosos animales tienen también relaciones de hermandad, eventualmente con sus progenitores, su grupo, más o menos extenso, e igualmente con los congéneres que se encuentran en su camino. Ahora bien, quien dice interacción dice forzosamente comunicación. © Chris Herzfeld 24 research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008 Amistad en los chimpancés. Las bazas de la seducción La comunicación animal logra su máxima complejidad en el área universal de la reproducción. Los lepidópteros, dotados de un “séptimo sentido”, detectan a una pareja hasta a 8 kilómetros de distancia. La comunicación sexual, a menudo básicamente química, se enriquece con componentes auditivos en numerosos insectos y pájaros, en los que el canto desempeña un papel decisivo. El aspecto visual también tiene su importancia, como lo reflejan las manchas, colores, plumajes y otros elementos estéticos cuyo brillo no pasa desapercibido en el reino animal. No se puede olvidar la comunicación táctil. El biólogo Stéphane Tanzarella cuenta el caso de la araña Amaerobius ferox: “El macho, para distinguirse de las presas, da golpecitos en la tela de la hembra con sus patasmandíbula creando una frecuencia de 4 Hz durante algunos segundos, y después con su abdomen envía una vibración de 30 a 100 Hz” (1). De este modo evita que le devore, a condición de mantener el ritmo durante todo el acoplamiento (cualquier distracción y el instinto predador de la hembra acaba con él). Y finalmente, se conocen desde hace mucho tiempo códigos de comportamiento extremadamente complejos en animales más evolucionados, como cortejos nupciales, bailes y ofrendas de regalos de algunas aves. La responsabilidad de los padres Sin duda las relaciones entre los padres y sus pequeños, tras las relaciones reproductivas, son las que dan lugar al mayor repertorio de comunicación y de comportamientos. Ejemplos de ello son algunos invertebrados: los pulgones y las arañas defienden a veces a sus crías, las trasportan de un sitio a otro, las alimentan, etc. A menudo, se trata de un reflejo relativamente simple, desencadenado por la apariencia general, el olor o los sonidos emitidos por las crías. Por otra parte, podemos encontrar que la sustitución de los polluelos pasa desapercibida para la mayoría de las aves, empezando por la gallina, que criará a cualquier clase de polluelo, o el caso del polluelo SOCIALIZACIÓN las tareas y sincronización de los movimientos son poco conocidas, pero casi con total seguridad se puede afirmar que conllevan sistemas de comunicación sofisticados. Las sutilezas de los primates © CNRS Photothèque/CEBC/Christophe Guinet © CNRS Photothèque/Alain R. Devez Dos jóvenes elefantes de mar machos se enfren- Papamoscas (bias musicus) de Gabón. Los dos padres alimentan a sus crías, en la foto aparece la hembra. tan ante una colonia de pingüinos rey en Ratmanoff (Kerguelen), al sur del Océano Índico. del cuco al que adoptan “padres” generalmente más pequeños que él. Otro ejemplo sorprendente lo expuso Alex Thornton, investigador en el Departamento de Zoología de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), quien reveló que las suricatas, pequeños mamíferos africanos bastante sociales de la familia de las mangostas, tenían un auténtico proceso de educación. Las suricatas tienen una alimentación muy variada que incluye animales ágiles y peligrosos como los escorpiones. Los padres aportan presas muertas a sus pequeños en las primeras etapas de su vida. Después, cuando son más ágiles, les dan escorpiones vivos a los que les han arrancado el dardo. Sólo al final del proceso de educación reciben presas enteras, con las que tienen que vérselas. Alex Thornton matiza que las suricatas no tienen una teoría de la mente, que les permita imaginar lo que su prole es capaz de hacer o comprender. En realidad, se guían por la naturaleza de los sonidos que emiten sus descendientes. Los sonidos de los más pequeños, más agudos, les incitan a “entregar” presas muertas. Después, a medida que los sonidos se van haciendo más graves, los padres modifican lo que les van dando. Los investigadores realizaron una demostración especialmente acertada, emitiendo falsos sonidos grabados con un magnetófono, logrando así engañar a los padres y hacer que trajeran presas no adaptadas para sus pequeños… El efecto de grupo Las interacciones con los demás, más lejanos (ni ascendientes, ni descendientes, ni parejas) encierran aún numerosos misterios. La dinámica de los bancos de peces (que pue- den llegar a tener más de un kilómetro de longitud y comportar miles de millones de individuos) sigue siendo poco conocida. Parece ser que el grupo pretende provocar en los predadores una sensación de confusión, incluso de amenaza, para disuadirlos y evitar que le ataquen. Así, cuando aparece un peligro, el banco se hace más denso, al reducirse la distancia entre sus miembros de forma sincronizada. Y no obstante, cada pez tan sólo tiene contacto con el puñado de individuos que lo rodea… Eso no impide que las señales se propaguen de cercano a cercano con una impresionante rapidez. Los peces, a pesar de tener un cerebro bastante rudimentario, y una estrecha gama de comportamientos estereotipados, consiguen que emerjan comportamientos complejos muy adaptados gracias al denominado “efecto de grupo”. Numerosos animales alternan las fases gregarias y las territoriales. Es el caso de algunas aves como los estorninos, que en invierno forman agrupaciones enormes, fascinantes por sus ejercicios de vuelos colectivos. Cada noche se puede ver cómo una nube de aves se despliega, se estira, retoma una forma compacta, como si jugara, conservando siempre su coherencia. Y, no obstante, algunas semanas más tarde, cuando llega la época de la reproducción, cada miembro del mismo grupo estará dispuesto a luchar ferozmente por la posesión de algunos metros cuadrados de territorio. Más complejos aún son los mecanismos de caza colectivos de algunos predadores, como los leones o los lobos, que se basan en un reparto de tareas entre los “ojeadores” móviles y ruidosos, y los “asesinos” silenciosos y al acecho. Las modalidades de distribución de Y para finalizar están los primates, cuyas sutiles jerarquías sociales e interacciones siguen apasionando a los investigadores. El holandés Frans de Waal, uno de los primatólogos más célebres, que trabaja actualmente en la Universidad Emory de Atlanta (Estados Unidos), explica en diferentes obras (2), con un fascinante lujo de detalles, cómo los chimpancés no ejercen su dominio en función de la mera fuerza física. Depende principalmente de la aptitud de un macho de conseguir suficientes aliados (incluyendo las hembras, más débiles físicamente) para que lo apoyen cuando entra en conflicto con sus rivales. El investigador describe, entre otros, algunos violentos cambios de alianzas que llevan al poder a quienes hasta entonces eran tan sólo “ayudantes” del dominante. Precisa también que se puede establecer fácilmente una distinción entre “individuos políticos”, capaces de cambiar de alianza de forma rápida y oportuna, e individuos fieles durante toda la vida a los mismos congéneres. Ya nos lo imaginábamos: la especie humana no ha inventado nada... Yves Sciama Stéphane Tanzarella, Perception et Communication chez les animaux, De Boeck Université, 2005. ) Frans de Waal, Chimpanzee Politics: Power and Sex among Apes, Johns Hopkins University Press, 2000. Frans de Waal, Peter L. Tyack, Animal Social Complexity: Intelligence, Culture, and Individualized Societies, Harvard University Press, 2003. (1) (2 Página web de Frans de Waal (Emory University): http://www.psychology.emory.edu/nab/ dewaal Página web de la Animal Behavior Society (Estados Unidos): www.animalbehavior.org Página web del Konrad Lorenz Institute for Evolution and Cognition Research (Austria): www.kli.ac.at Página web muy amena sobre los primates: http://primatology.net research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008 25 IMITACIÓN ¿Quién remeda a quién? © Friederike Range, University of Vienna © Vera Dell’mour, University of Vienna Desde hace mucho tiempo se conoce la importancia de la imitación en el aprendizaje, tanto en el hombre como en los animales. Pero, ¿de dónde viene este comportamiento fundamental en el desarrollo cognitivo y social? Según los investigadores estadounidenses es 100 % innato, pero los científicos europeos del proyecto EDICI afirman que quizás no lo sea. A la derecha, las cabezas de dos jóvenes tamarinos, encaramados a la espalda de su madre. Observan atentamente la forma en la que su padre se alimenta (en primer plano). En esta prueba, el perro instructor (a la derecha) tiene que tener una pelota en la boca sin soltarla. Con su pata tira de una palanca para conseguir comida. El perro imitador (sentado), que no tiene una pelota, no lo copia ciegamente. Utilizará su boca porque así le resultará más fácil conseguirla… “H emos reunido a investigadores de diferentes disciplinas”, explica Ludwig Huber, coordinador de EDICI (1). “Aunque hemos tardado tiempo en encontrar un lenguaje común, esto nos ha permitido imaginar experimentos muy originales”. Especialistas de etología, biología evolutiva, neurofisiología, neuropsicología y psicología de cuatro países (Alemania, Austria, Hungría y Reino Unido) hicieron pruebas con animales que, de una forma u otra, son próximos al hombre (tamarinos en el plano filogenético, aves sociales – como los córvidos o los papagayos – y perros). Se realizaron otras investigaciones con niños que no dominaban aún el lenguaje, con adultos 26 sanos y con pacientes que sufrían trastornos neurológicos. Estar atentos, prestar atención Uno de los experimentos, que trataba de la comparación del nivel de atención entre diferentes especies, reveló que variaba de un individuo a otro. “La capacidad de imitar no es innata. Cada uno la desarrolla observando sus propias acciones y, sobre todo, relacionándose con los demás” (2). Por ejemplo, en experimentos con los tamarinos, los investigadores demostraron que los padres se implicaban mucho en animar a sus pequeños para que realizaran tareas complejas de alimentación. Un experimento de otro tipo reveló la sutileza research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008 de los perros en lo que concierne a la imitación (véase la fotografía). Asimismo, se comparó el potencial de algunos bebés de 14 meses, en presencia de un adulto pasivo, o de un adulto activo (que le mostraba y explicaba lo que tenía que hacer hablándole, llamándole por su nombre, señalando los objetos con el dedo, asegurándose de que mirase, etc.). Los resultados no fueron sorprendentes: los niños, cuando se les motivaba, tenían una sensibilidad “innata” para interpretar estos signos de comunicación social. Imitación y conciencia Otros trabajos se realizaron sobre la actividad cerebral humana. “Hasta ahora, se pensaba que la imitación era la capacidad fundamental para comprender lo que hacían los demás. ‘Veo, luego imito’. Las investigaciones de EDICI apuntan a que lo importante es el control del cerebro sobre lo que imita”. Por lo tanto, el hombre no es una máquina de copiar automática. La toma de imágenes cervicales revela que la zona activa en la imitación se superpone a la que está activa en la mentalización, es decir, cuando se tiene conciencia de lo que pasa en sí mismo o en otra persona. “De este modo, se podrían abrir nuevas pistas para el tratamiento de los trastornos neurológicos, por ejemplo, en los casos de autismo. Nuestros resultados revelan una nueva pista posible cerca de la zona del cerebro relacionada con la representación de sí mismo y del otro, y de la capacidad para distinguirse del otro. Por lo tanto, estas investigaciones podrían abrir nuevas perspectivas para la elaboración de nuevos tratamientos aplicados a diferentes trastornos neurológicos. Evidentemente, eso nos anima a seguir adelante con nuestras investigaciones”. Kirstine de Caritat (1) (2) El proyecto EDICI (Evolution, development and intentional control of imitation) forma parte de la iniciativa europea “Nest Pathfinder, What it means to be human”. ftp://ftp.cordis.europa.eu/pub/nest/docs/4-nest-what-it290507.pdf Todas las citas son de Ludwig Huber. www.univie.ac.at/edici COMUNICACIÓN Los sonidos y su significado Cantos monótonos y dialectos R ecientemente, Yosuke, un loro gris de Gabón que vive en el extrarradio de Tokio, se escapó de su casa, fue capturado por la policía y llevado a una clínica veterinaria. Repetía sin cesar el nombre de su propietario y su dirección, por lo que pudieron devolvérselo. Pero se trata de la imitación limitada de un idioma humano. Algunas aves y ciertos mamíferos marinos son capaces de utilizar lenguajes cuya complejidad es comparable a los nuestros. Precisión y matices © CNRS Photothèque/Marc Thery Las aves aprenden a “hacer sus escalas” de forma diferente, según las especies. Se cree que su canto tiene que ver con el acoplamiento y el territorio. El etólogo Thierry Aubin, investigador del NAMC (1), cita el ejemplo de la alondra de los campos, que según él, cuando canta puede decir a la vez: “Pertenezco a la especie alondra, soy macho, vivo en Bretaña, estoy situado cerca de la gran duna frente al mar”. Un pájaro puede cantar durante días antes de conseguir atraer a una pareja, y no pararse La comunicación a través del canto es específica de las aves, que en ciertas circunstancias conlleva un aspecto estético centrado en la seducción. En la foto, un gallito de roca realiza el cortejo nupcial en un lugar especialmente escogido para tal efecto, cuya luminosidad acentúa el color vivo de su plumaje. aunque llegue un intruso, al que incluso puede escuchar… Los especialistas coinciden en afirmar que sienten un placer estético y se ha comprobado muchas veces la analogía entre sus cantos y nuestras músicas en lo que se refiere al ritmo, la repetición y la intensidad. Igualmente, los mamíferos marinos vocalizan con una gran variedad de matices, desconocidos hasta los años sesenta. Bajo el agua, el sonido se propaga unas cuatro veces más rápidamente que en el aire y los cetáceos los utilizan en diferentes circunstancias: ecolocalización (1), silbidos y gritos que codifican diferentes tipos de comunicación, así como los famosos “cantos”, denominados así debido a su duración y su estructura complicada y repetitiva. Esta comunicación vocal variada evoluciona en el transcurso del tiempo, difiere de una especie a otra (pero también dentro de una misma especie) y los investigadores no dudan en considerarla como una forma de cultura, en el sentido de transmisión de un comportamiento de generación en generación. (1) (2) Orca cerca de la isla de Unimak, en Alaska (Estados Unidos). Algunas orcas son políglotas: además de la lengua común, conocen una especie de dialecto propio de su grupo, lo que refuerza la identidad de la comunidad. Laboratorio de Neurobiología del Aprendizaje, de la Memoria y de la Comunicación CNRS, Universidad Paris-Sud (Francia). Este mecanismo biológico de orientación y de guía hace posible que algunos animales, como los murciélagos, localicen por su audición diferentes obstáculos u objetos que reflejan las vibraciones emitidas por el animal. Centre for Mammal Vocal Communication Research, Universidad de Sussex (Reino Unido) www.lifesci.sussex.ac.uk/cmvcr/Home.html NAMC www.namc.u-psud.fr/. research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008 27 © CNRS Photothèque/CEBC/Christophe Guinet Existen numerosas formas de comunicar, incluso en silencio. Los “monos parlantes” responden a sus observadores con el lenguaje de los signos, las abejas se expresan a través de la danza, numerosos animales modulan sus gritos. Pero algunas especies, como las aves y los cetáceos, poseen un dominio del canto tan complejo que no deja de sorprender. La yubarta (ballena jorobada) ha sido muy estudiada. Tan sólo cantan los machos, y únicamente en la época del acoplamiento. Como en el caso de las aves, los científicos piensan que estas melodías están dedicadas a las hembras y/o sirven de señales para los competidores que les rodean. Michaël Noad, especialista en cetáceos australiano, observó que los cantos evolucionaban según las estaciones y, sobre todo, que se transmitían muy rápidamente a través de una extensa zona oceánica, por lo que todas las ballenas producían allí la misma música… En cuanto a las orcas, poseen dialectos. Este sorprendente descubrimiento concierne a las poblaciones sedentarias. Dichas poblaciones, al contrario de lo que sucede con las orcas nómadas, menos “locuaces”, han desarrollado una especie de lenguaje privado, comprendido únicamente por los miembros de la manada, un pequeño grupo de animales que viven juntos. Para comunicar más ampliamente, estas orcas políglotas utilizan entonces otro lenguaje, que todas comprenden, y que refuerza la cohesión y la identidad de la comunidad. Pero quedan aún algunas dudas por despejar sobre estas melodías subacuáticas. Por otra parte, los ruidos submarinos provocados por los hombres (las palas de las hélices, los sondeos sísmicos, las perforaciones submarinas, los diversos radares) van siendo cada vez más perturbadores. Parece como si se duplicaran cada década, reduciendo paralelamente el campo sonoro de los mamíferos marinos. Una amenaza se cierne sobre todos estos animales que se guían por su audición para orientarse, alimentarse, reproducirse… K. de C. © Shutterstock estadounidenses Jeanne y Stuart Altmann estudian a los babuinos (Papio cynocephalus) de la región de Amboseli, en Kenia. Dichos monos tienen una sociedad Hembras babuino que se despiojan. matriarcal. Las hembras crean relaciones sociales a largo plazo mientras que los machos pasan de grupo en grupo. Algunas hembras parecen especialmente afables, y pasan mucho tiempo despiojando a los otros miembros del grupo o interviniendo en caso de conflicto. De 1984 a 1999, los investigadores observaron la evolución demográfica del grupo (embarazos, nacimientos y viabilidad de las crías), los rangos de dominio, y particularmente el comportamiento de 108 hembras. Como resultado de esta larga observación en el medio natural constataron que cuanto más sociable era la madre, más posibilidades de supervivencia tenían sus retoños durante el primer año, considerado como el más crucial. ¿A qué se debe? Se sabe que los contactos sociales disminuyen el estrés fisiológico en diferentes especies. Los investigadores emiten también la hipótesis de un acceso más fácil a la comida y de una protección más eficaz para las crías que tienen la suerte de tener estas “madres cariñosas”. www.sciencemag.org 28 Un número cada vez mayor de especialistas creen que la cooperación entre organismos ha sido subestimada en la teoría de la evolución, dominada por una interpretación del darwinismo exageradamente orientada hacia la competencia. Innumerables ejemplos de evoluciones conjuntas y simbiosis ilustran la tendencia espontánea de los seres vivos a relacionarse buscando un beneficio mutuo. Estas relaciones pasan por innumerables señales cuyo destinatario pertenece a otra especie, e incluso a un reino diferente. Una pionera en la materia, la microbióloga estadounidense Lynn Margulis, profesora de la Universidad de Massachussets, junto con el británico James Lovelock, han desarrollado una teoría según la cual la propia Tierra se puede considerar como una simbiosis de todos sus habitantes (1). Sin ir más lejos, se puede constatar la importancia fundamental de las actividades sociales y de relaciones para los seres vivos. (1) Lynn Margulis, Symbiotic Planet: A new look at evolution, Basic Books, 1998. Además del plumaje… Las hembras paseriformes (escribanos) van más allá de las apariencias cuando eligen a su macho. Parece ser que además de su tamaño y de los colores de su plumaje, también lo escogen en función del contexto ecológico del research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008 © Alexis Chaine Las hembras ¿La cooperación ha sociales tienen crías sido subestimada más sanas en la teoría de la evolución? Desde 1971, los primatólogos © Alexis Chaine BREVES La hembra escribano (a la izquierda) elige a su macho siguiendo varios criterios, y no únicamente la apariencia. momento. Los investigadores Alexis Chaine (CNRS, Francia) y Bruce Lyon (Universidad de California, Santa Cruz, Estados Unidos) destacan este criterio de selección que tiene por objetivo el garantizar la diversidad genética. A las hembras les importa sobre todo que eclosionen el máximo de huevos (1). Por lo tanto, eligen a su compañero según las capacidades que tenga para alimentar a sus crías. Si el nido se sitúa cerca del suelo, donde pasan los ratones, optan por un macho cuyas alas tengan manchas blancas, puesto que asustan a los roedores. Si ese año no hay muchos saltamontes, su alimento preferido, escogerán a un compañero que tenga un gran pico, capaz de atrapar a otros insectos. Por todo ello, los investigadores opinan que las preferencias de las hembras implican una dinámica de selección sexual, que igualmente tendría que estar presente en otras especies. (1) Alexis S. Chaine, Bruce E. Lyon, Adaptive Plasticity in Female Mate Choice Dampens Sexual Selection on Male Ornaments in the Lark Bunting, Science, 25 de enero de 2008. Los subterfugios de las presas el saltamontes ante un sapo. ¿Por qué no se va volando? Porque así no tendría escapatoria y moriría devorado. El predador tan sólo intenta atrapar a sus presas cuando saltan. “La grajilla no reconoce la forma cuando sus presas están inmóviles, pero cuando éstas saltan se diferencian de las otras formas que las rodean”, escribe Vinciane Despret (1). Por lo tanto, el saltamontes ha integrado el hecho de que el predador sea incapaz de percibir un elemento inmóvil. Otra constatación: los pequeños pájaros construyen sus nidos cerca de sus predadores. La explicación de esta etóloga-filósofa es que “el hábitat de un animal está impregnado del olor del que vive allí”. De este modo, el espacio en el que se instala su víctima potencial está considerado por el más poderoso como una extensión de su propio cuerpo, así que no se puede tratar de un territorio de caza. ¡No se va a comer a sí mismo! Tal y como ha demostrado Jacob von Uexhüll (véanse páginas 6 y 7), tenemos que buscar el significado de los comportamientos extraños a primera vista pero que constituyen “el mundo característico del animal”. (1) Un insecto se queda inmóvil frente a su predador. Por ejemplo, Vinciane Despret, Bêtes et Hommes, Gallimard, 2007 © Michel Vanden Eeckhoudt uso y abuso “Los seres humanos son los únicos animales que realmente me dan miedo”. Bernard Shaw *eu NÚMERO *eu NUMÉRO research research ESPECIAL SPÉCIAL I NOVIEMBRE I OCTOBRE 2008 29 COHABITACIÓN Vida de perros… Los perros, ignorados durante mucho tiempo por los psicólogos, que preferían estudiar a los chimpancés o a las ratas, desde hace algunos años han recobrado protagonismo. De hecho, destacan en un campo particular: la comprensión de la comunicación humana. Beneficios de una larga historia común. “S ólo le falta hablar”. ¿Quién no ha oído en alguna ocasión al propietario de un caniche o de un pastor alemán presumir así de la “inteligencia” de su animal de compañía? Sin llegar hasta ese punto, por lo menos sí se 30 puede afirmar que la relación del perro con el hombre es especial. No obstante, los investigadores durante mucho tiempo han preferido trabajar con grandes simios, más cercanos a nosotros filogenéticamente, o con ratas, más fáciles de criar en laboratorio. A principios de este siglo, varios resultados han avivado el interés de los científicos por las razas caninas, sorprendentes por su aptitud para comprender los códigos de comunicación humanos, mucho mejor que los primates. “Los perros se podrían convertir en los nuevos chimpancés de los psicólogos”, escribió el estadounidense Paul Bloom en 2004 (1). Rico, capaz de entender doscientas palabras Ese mismo año, un equipo del Instituto Max Plank de Leipzig, dirigido por Julia Fischer (2), se interesó por Rico, un Border collie que, según sus dueños, “comprendía más de doscientas palabras”. Se trataba de nombres de juguetes o de pequeños objetos que traía cuando se le pedía, ganando entonces una recompensa. Rico empezó este aprendizaje a la edad de diez meses. Los investigadores comprobaron primero sus capacidades en experimentos controlados en los que su dueña research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008 © Courtesy Julia Fischer Rico conoce todos sus juguetes por su “nombre”. Este Border collie tiene un vocabulario impresionante, siendo capaz de establecer un vínculo entre una palabra y un objeto, con una rapidez y memoria sorprendentes. no podía darle ninguna pista, ni siquiera de forma involuntaria. Rico nunca se equivocó de objeto, mejor aún: los científicos seguidamente colocaron un objeto “desconocido” entre los juguetes familiares y su dueña pronunció el nombre de dicho juguete, que Rico desconocía. Pero comprendió inmediatamente que la nueva palabra debía corresponder al objeto que nunca había visto y lo trajo. Cuatro semanas más tarde, aún recordaba este nuevo nombre. ¿Puede ser considerado como un perro excepcional? Sin duda alguna, por la amplitud de su vocabulario, que los investigadores del Instituto Max Plank juzgan “comparable al de los grandes simios, los delfines, los papagayos o los leones marinos entrenados”. Sin comparar sus logros con el aprendizaje del lenguaje por bebés humanos, estiman que Rico sabe establecer un vínculo entre una palabra y un objeto. Paul Bloom, más escéptico, destaca que este perro “tan sólo aprende” en situación de juego y únicamente nombres de objetos que puede transportar en la boca. Según él, este Border collie no integra los nombres de las categorías de los objetos sino que simplemente asocia la palabra al acto de traer. Otro límite esencial: tan sólo “funciona” con su dueña… No obstante, la rapidez del aprendizaje de COHABITACIÓN vocabulario revela que los perros, como las ratas o los chimpancés, pueden realizar inferencias, operación lógica que consiste en sacar una conclusión. La fuerza de los signos En la misma época se realizaron experimentos de alcance más general con animales no entrenados, sin lazos afectivos particulares con los experimentadores. Ya no se trataba de analizar a individuos excepcionales, sino las capacidades de la especie. Todos estos estudios siguieron el mismo esquema: los investigadores colocaban en un primer momento varias cajas idénticas, tras haber ocultado en una de ellas comida o cualquier objeto atrayente. Hacían entrar el animal en la habitación y señalaban la “caja correcta” de alguna forma: con el dedo, mirándola, asintiendo con la cabeza, situando encima de ella un cubo de color… En resumidas cuentas, utilizando los signos propios de la comunicación humana no verbal. A partir de los catorce meses, los bebés comprenden perfectamente este tipo de indicación. Los chimpancés no lo logran en absoluto. Tienen que intentarlo decenas de veces para utilizar la información dada por el experimentador y son incapaces de transponer este conocimiento a otro tipo de información (por ejemplo, si el experimentador vuelve la cabeza en lugar de asentir con ella). Ahora bien, los perros resuelven el problema con gran facilidad, desde el primer intento… Otros experimentos demostraron que la especie canina “comprende” que los hombres ven con sus ojos, y actúa en consecuencia. Por ejemplo, un perro coloca la pelota delante de su entrenador incluso si mientras tanto dicho entrenador se ha dado la vuelta. Prefiere mendigar comida a una persona con los ojos descubiertos que a otra que esté a su lado con los ojos vendados (el chimpancé no distingue entre los dos). Se acerca a un objeto prohibido tan sólo si el experimentador tiene los ojos cerrados o si una pared sin ventana les separa, etc. Todos estos resultados son tanto más sorprendentes cuanto que los perros no comprenden bien los índices no sociales: no descifran el mundo físico. Por ejemplo, un chimpancé comprende inmediatamente que si, de dos tablas puestas en el suelo, una está levantada y la otra no, la comida está oculta debajo de la primera. El perro es incapaz de comprenderlo. Los lobos y los zorros ¿Pero por qué teniendo capacidades cognitivas inferiores a las de los grandes simios, los perros los superan cuando se trata de comunicar con nosotros o con sus congéneres? El psicólogo alemán Michael Tomasello (3) ha publicado recientemente una síntesis de sus trabajos sobre este tema, ofreciendo una explicación. Primero ha eliminado la hipótesis del adiestramiento, puesto que unos cachorros criados por su madre en una perrera tienen la misma comprensión que unos perros adultos criados por los hombres. El hecho de que el lobo, ancestro del perro, cace en manada y, por lo tanto, deba integrar las intenciones de sus congéneres, tampoco sirve de explicación. Los lobos, aunque hayan sido criados por humanos, no comprenden sus señales, a pesar de tener el mismo nivel (o quizás mayor) que los perros en las tareas de comprensión del mundo físico. Para Michael Tomasello, habría que buscar la respuesta en la historia particular de los perros. “La única posibilidad que queda es que las capacidades sociales de los perros provengan del propio proceso de domesticación, desarrolladas durante las decenas de miles de años que nuestras dos especies han vivido juntas”, escribe. Aunque no se pueda precisar la fecha exacta, hace varios miles de años, los hombres empezaron a domesticar a los lobos que rondaban en torno a sus campamentos buscando desechos. Poco a poco, fueron eliminando a los individuos temerosos o agresivos con ellos. ¿Esta selección en base al comportamiento ha sido suficiente para conferir a estos animales capacidades de comunicación social? Por muy sorprendente que sea la respuesta, parece ser que es así. Como prueba, Tomasello menciona un experimento llevado a cabo con zorros de Siberia. Un grupo de estos cánidos fue seleccionado hace unos cuarenta años con el único criterio de que permanecieran tranquilos en presencia de seres humanos. Un grupo de control se reprodujo libremente, en condiciones completamente idénticas. Actualmente, las crías del primer grupo comprenden tan bien como los cachorros de perro cuando se señala con el dedo o se mira, sin haber seguido ningún aprendizaje. Por el contrario, no son más “hábiles” que sus homólogos salvajes cuando se trata de comprender el mundo físico. “Por mucho que sorprenda, esta investigación sobre los zorros domesticados sugiere que los perros desarrollan aptitudes para descifrar los comportamientos sociales y comunicativos de los hombres como consecuencia involuntaria de haber sido seleccionados con el criterio de la tranquilidad”, concluye el investigador. Otra pregunta surge inevitablemente: ¿Cómo es posible que los chimpancés no hayan desarrollado aptitudes para comunicar mientras que los hombres, tan cercanos filogenéticamente, sí? Después de todo, los chimpancés, y aún más los bonobos, dominan el mundo físico, saben lo que ven los demás, les atribuyen intenciones, realizan inferencias a partir del comportamiento del experimentador o del congénere; en resumidas cuentas, disponen de todas las capacidades cognitivas necesarias. Michael Tomasello opina que la respuesta radica en su tendencia natural a la competición. Las experiencias revelan que los chimpancés sólo cooperan con un congénere si no hay ninguna posibilidad de conflicto (gracias a una separación física) y si le interesa por algo. De no ser así, las relaciones de dominio impiden cualquier acción común. En esas condiciones, es inútil desarrollar capacidades de comunicación sofisticadas. De ahí la hipótesis según la cual las capacidades de comunicación únicas del hombre tan sólo hayan podido emerger tras una “autodomesticación” en el transcurso de la cual “los miembros de un grupo social mataban o excluían a los individuos demasiado agresivos o despóticos”. Esta selección en base a la tranquilidad emocional habría abierto a nuestros ancestros homínidos un nuevo espacio adaptativo en el que se pudieron desarrollar formas sofisticadas de interacción social y de comunicación. En resumidas cuentas, los perros nunca podrán hablar, pero quizás nos hayan ayudado en cierta forma a comprender cómo nosotros, los humanos, lo hemos conseguido. Patrick Philipon Paul Bloom, Can a dog learn a word? Science 304, 1605, 2004. Juliane Kaminski, Josep Call, Julia Fischer, Word learning in a domestic dog: evidence for “fast mapping”, Science 304, 1682, 2004. (3) Brian Hare & Michael Tomasello, Human-like socials skills in dogs?, Trends in cognitive sciences, 9(9), 439, 2005. (1) (2) research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008 31 Feria agrícola de Libramont (Bélgica), 2008. © Courtesy Jocelyne Porcher Cerdos que viven al aire libre. Criadero de Francis Surnom (Francia). “La producción animal Jocelyne Porcher opina que se establece una relación entre los hombres y los animales en la verdadera cría de animales. Todo lo contrario a la alienación presente en los criaderos de cerdos industriales. Una socióloga escandalizada que nos da su opinión. “Y o fui un cerdo como los demás, nacido de una cerda Sigma-Archi + y de semen de un verraco fruto del cruce de líneas muy heterogéneas; morí en un matadero industrial 170 días después de mi nacimiento, junto con otros 6.000 cerdos que murieron ese día y en ese mismo lugar. Nuestra vida no tuvo nada de extraordinario: 32 siguió los procedimientos y el timing previstos por los científicos y los técnicos”. Así empieza L’Histoire contemporaine d’un cochon sans histoire (literalmente: “La historia contemporánea de un cerdo sin historia”) de Jocelyne Porcher (1), una novela en la que ella se convierte en cerdo, para presentarnos mejor el universo implacable de la “producción animal”. Además, ella también sabe convertirse en niña, por ejemplo, en su último libro, Une vie de cochon (literalmente: “Una vida de cerdo”) escrito junto con una antigua trabajadora del sector porcino, Christine Tribondeau. Solenn, la narradora, observa con la inocencia de sus diez años la vida de su madre, empleada en un criadero de cerdos industrial. Pero Jocelyne Porcher es ante todo socióloga. En 2002, su tesis “Eleveurs et animaux, réinventer le lien” (literalmente: “Volver a crear el vínculo entre criadores y animales”) fue galardonada con el premio Le Monde de la investigación universitaria, que promueve a los jóvenes doctores. Una tesis de la que ella hizo un libro, en el que examina con delicadeza y sensibilidad la evolución de la relación entre el hombre y el animal a través de los tiempos. Hasta la actual alienación que representa esta “producción animal”, una actividad que jamás aceptará de calificar como cría de animales. Pero ya sea el animal, la niña o la investiga- research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008 dora que se exprese por ella, mantiene el tono de indignación contra un sistema tan despiadado con los animales que produce, como con los hombres y las mujeres que emplea. No hay por qué elegir Jocelyne Porcher opina (y es uno de los rasgos originales de su trabajo) que no hay por qué elegir entre el bienestar del hombre y el del animal. De hecho, ella cree en la existencia de un vínculo entre los humanos y los animales que se remonta a varios milenios. Un vínculo que no pretende idealizar, pero que beneficia a ambas partes. Por desgracia, en los sistemas industriales “lo que más se comparte es el sufrimiento”, constata. Los animales sufren porque se les arranca de su universo, no ven nunca la naturaleza ni el sol, se les ceba, sin darles espacio para moverse, a fin de acelerar lo más posible el momento del sacrificio. Quienes trabajan allí sienten un sufrimiento ético, por tener que acallar la parte de sí mismos que protesta, que lamenta hacer sufrir, la omnipresencia de la muerte, y lo duro que es el trabajo. Pero también está la falta de reconocimiento de la sociedad, que suele calificar a los criadores de contaminadores, incluso envenenadores, y la falta de reconocimiento por parte de los propios animales, con los que la relación desaparece. Al final, el sector se ve © Michel Vanden Eeckhoudt RETRATO RETRATO afectado por una falta crónica de mano de obra, verdadero reflejo de las dificultades que tienen los asalariados. Y todo ello a pesar de que estos últimos tienen remuneraciones mucho más altas que la media de los trabajadores agrícolas. Hacer de tripas corazón e irse Jocelyne Porcher ha analizado minuciosamente las defensas, “la coraza” como dicen, que estos asalariados se esfuerzan por crear para preservar su identidad a pesar de su trabajo mortífero. El problema quizás sea más agudo en el caso de las mujeres, cuyo estatus enfrenta a un sistema obsesionado por el beneficio que, desde el año 1970, ha hecho pasar el intervalo entre la paridera y la cubrición siguiente de 21 a 8 días, el tiempo de destete de 52 días a 25 días, el número de lechones por cerda de 16 a 27. Mientras trabajaba retomó los estudios, obtuvo un diploma técnico, después un diploma de ingeniería. Durante esos años descubrió la sociología y empezó una tesis sobre este tema. En el año 2003, el Instituto Nacional de Investigación Agronómica (INRA) la contrató para que estudiara el sufrimiento en el trabajo del sector de la cría de animales. Una mal, sin piedad ni compasión, y sin darle nada a cambio”. Según ella, hay que seguir siendo carnívoro si se desea. Pero “no se puede aceptar que la carne no tenga un precio”. Tiene que tener un precio que haga posible que el criador viva de un trabajo correctamente hecho y que haga justicia a los animales. Un precio que tendría que permitir el acceso a productos de calidad de una manera que evite “este sistema indefendible”. ¿Está Jocelyne Porcher demasiado implicada para ser una buena científica? Esta objeción, que ha oído tantas veces, le hace sonreír, y responde con tenacidad: “He observado que la aspiración por la investigación objetiva, se acompaña a menudo de gran cobardía. Y además, al final, todos los investigadores pretenden cambiar las cosas, también ésta es la es lo contrario de la cría de animales” interesa especialmente a la investigadora. Pero aunque algunas se esfuerzan por asimilar la actitud viril que caracteriza a la profesión (“podemos hacer todo lo que hacen los hombres”), valorar el sufrimiento (“no somos vagos”) minimizándolo (“hay cosas peores”, “no voy a quejarme”), la coraza (“soy más fuerte ahora”) a menudo acaba por romperse y muchas de ellas dejan el trabajo. “La persona ya no se reconoce a sí misma”, analiza la investigadora. “Se siente ‘sucia’, ‘insensible’ y ‘se da miedo’”. El trabajo sociológico de Jocelyne Porcher también es una búsqueda íntima, personal, que refleja un recorrido atípico. Creció en la ciudad, en una familia humilde, y su primer trabajo fue de secretaria en una gran empresa parisina. Después, con 24 años de edad, dejó la ciudad por el campo, en el que por casualidad y de forma progresiva se hizo criadora de ovejas lecheras: un oficio que ejerció durante cinco años y que aprendió “con la práctica”. Las casualidades de la vida la llevaron después a Bretaña donde, sintiendo nostalgia de su pasado de criadora, se presentó para un empleo en un criadero de cerdos industrial. Y allí experimentó un verdadero “shock existencial” (según sus propias palabras) que condicionó su vida futura. Se investigación que se ha convertido en una pasión. La donación Sus críticas de los sistemas industriales no impiden que Jocelyne Porcher esté en contra de diferentes corrientes que proclaman la “liberación animal”. Una filosofía a la que ella reprocha el concebir a los animales tan sólo en una naturaleza salvaje que, evidentemente, cada vez es más limitada. “Su objetivo es separar al hombre del animal, es decir, como si no debieran tener ninguna relación”. Esta idea ofusca a esta partidaria de una “auténtica cría de animales”. Destaca además que “los verdaderos criadores” están orgullosos de sus animales, velan por su apariencia, como testimonian los concursos de belleza, desde tiempos remotos. Para ella, esta búsqueda estética tradicional se opone a la fealdad patente en las concentraciones industriales. “La base de la cría de animales es una relación de donación. Nosotros damos a los animales, ellos nos lo devuelven, nosotros les volvemos a dar… Por eso, aunque les duela, los criadores ven la muerte como algo legítimo. Mientras que en los sistemas industriales arrancamos todo lo que podemos sacar al ani- vocación de mi instituto que es un organismo de investigación con fines propios...”. Tomamos buena nota, pero ¿no es demasiado tarde para volver atrás, ahora que los sistemas industriales se han impuesto tanto? “Por supuesto, algunos dirán que lo que yo hago no tiene importancia y que no va cambiar nada. Eso no es verdad. Todo lo que se lee, se oye y se ve, tiene importancia. No soy forzosamente optimista, pero es mejor luchar que consentir. Y yo no lo voy a consentir...”. Yves Sciama (1) www.cairn.info/load_pdf.php?ID_ARTICLE=RDM_023_0397 Algunas obras de Jocelyne Porcher: Eleveurs et animaux, réinventer le lien, PUF, 2002 La mort n’est pas notre métier, Editions de l’Aube, 2003. Bien-être animal et travail en élevage. Textes à l’appui, Educagri/Editions Quae, 2004. Être bête. L’esprit des étables (con Vinciane Despret), Editions Actes Sud, 2007. Une vie de cochon (con Christine Tribondeau), La Découverte, 2008. research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008 33 La frágil barrera de las especies Doble alerta: la aparición de una nueva forma de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob a finales de los años noventa y el síndrome respiratorio agudo severo en el 2003. En ambos casos, un patógeno animal se había transmitido al hombre. La protección de la famosa “barrera de las especies” en la mayoría de los casos es sólo una mera ilusión. Según la red europea MED-VET-NET, más del 60% de los aproximadamente 1.400 microbios que originan enfermedades infecciosas humanas podrían provenir de los animales. H ace 25 años, la mejora general de la higiene, la invención de los antibióticos y la generalización de las vacunas quizás hicieron creer que el problema de las enfermedades infecciosas estaba resuelto, o casi. La irrupción del sida, a principios de los años ochenta, puso fin a esta euforia. Un nuevo virus, que había pasado de repente de los grandes simios al hombre, originó la peor pandemia que había conocido la Tierra desde la gripe española de 1919. Desde tiempos remotos, han ido surgiendo nuevas enfermedades por el paso de un patógeno de su “reservorio animal” al Homo sapiens. La rabia, la peste o la fiebre amarilla son los ejemplos más típicos. La crisis ecológica mundial (desforestación, calentamiento climático…) y la globalización (comercio de animales tropicales, de productos alimentarios, turismo…) multiplican las posibilidades de nuevos contactos entre los hombres y los animales, acentuando así esta amenaza ancestral. Estas enfermedades, pese a ser conocidas desde hace más de un siglo (el término “zoonosis” apareció en el “Manual de patología general” de Ernst Wagner en 1876), siguen rodeadas de un halo de misterio. Para pasar del animal al hombre, un virus, una bacteria o un parásito tiene que franquear una serie de 34 barreras biológicas antes de multiplicarse en la superficie del cuerpo humano, colonizar su medio interior y multiplicarse allí a pesar de las defensas inmunitarias y, en los casos más graves, transmitirse después de hombre a hombre. ¿Por qué algunos agentes patógenos se saltan estas etapas, lo que supone múltiples modificaciones de su programa genético? No se tiene la respuesta. Así como es difícil comprender cómo el misterioso prión infeccioso de la encefalopatía espongiforme bovina pudo pasar al hombre, aunque no causara la temida epidemia. Las campilobacteriosis Los avances de la genética molecular permiten abordar la cuestión desde un nuevo ángulo. Uno de los ejes de las investigaciones fundamentales llevadas a cabo por MED-VETNET, red de 300 investigadores dedicada a la prevención y al control de las zoonosis, investiga las campilobacteriosis, infecciones digestivas que son una de las primeras causas de envenenamiento alimentario por bacterias en Europa. Así Campylobacter jejuni, un subtipo de esta bacteria, presente con bastante frecuencia en las aves y en el ganado, es peligroso para el hombre. Se han censado más de cien cepas, pero es casi imposible vincular el patrimonio genético de su ADN y su potencial patógeno. research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008 © FAO/Arif Ariadi ZOONOSIS Vacunación contra la gripe aviar en Yakarta (Indonesia). De ahí que las investigaciones se centren en identificar los factores de virulencia en el genoma de la bacteria, para discernir mejor los mecanismos de contagio y de transmisión del animal al hombre a través de la alimentación. Dos listas bajo vigilancia Mientras tanto, la única solución es la estrecha vigilancia epidemiológica de la salud humana, pero también del ganado y de los animales salvajes. Veterinarios, médicos y especialistas de la seguridad alimentaria se dedican a ello. Asimismo, la principal actividad de MED-VETNET consiste en la vigilancia de los patógenos sospechosos de haber causado las oleadas de zoonosis censadas a finales de 2003 por el Consejo Europeo y el Parlamento Europeo. La lista A comprende ocho enfermedades que son vigiladas constantemente. Las más comunes originan infecciones digestivas contraídas a través de la alimentación, que pueden ser graves en los niños o en las personas mayores. Además de las campilobacteriosis, están causadas por bacterias de las familias Listeria, Salmonella y algunas Escherichia coli, así como por un gusano parásito (triquinosis). La equinococosis es mucho más grave y se contrae al consumir frutas silvestres ensuciadas por las heces de carnívoros como el zorro. Otras, como la brucelosis o la tuberculosis causada por Mycobacterium bovis, afectan sobre todo a los ganaderos o a sus familias. Y finalmente, la lista B, que comprende entre otras la rabia, la fiebre del Nilo occidental y la gripe aviar, censa las zoonosis cuya vigilancia tiene que empezar en cuanto se identifica un caso. Mejor estar preparados... Mikhaïl Stein www.medvetnet.org communications@medvetnet.org PRUEBAS CON ANIMALES Los discutidos sacrificios realizados en aras del progreso Entre 1901 y 2002, 68 premios Nobel de medicina o de fisiología fueron otorgados a científicos que habían recurrido a pruebas con animales. Aunque sea difícil negar que estas prácticas hayan hecho avanzar la ciencia, ¿hay que emplearlas sistemáticamente cuando existen métodos alternativos? ¿P odemos evitar los experimentos y las pruebas con animales? Eso desean los partidarios de una ética de los seres vivos o, en todo caso, ellos denuncian algunas condiciones en las que se llevan a cabo estas prácticas. Ya en 1959, el zoólogo William Russel y el microbiólogo Rex Bruch enunciaron la regla de las “tres R.” (Reducción, Refinamiento, Reemplazo). Reducir el número de víctimas sometidas a las pruebas. Refinar, es decir, disminuir el dolor Algunas cifras C ada año se utilizan 100 millones de animales para la investigación en el mundo. 12,1 millones se utilizaron en Europa, en 2005. El 78% eran roedores y conejos, el 15 % animales de sangre fría y el 5 % aves. Más del 60 % del total se utilizaron en las investigaciones médicas humanas y veterinarias, la odontología, así como en biología. El 8 % sirvieron para pruebas toxicológicas y otras evaluaciones de la seguridad. Pero el número de individuos utilizados para los estudios de enfermedades animales aumentó de forma significativa (1.329.000 en 2005 frente a 900.000 en 2002) debido a las epidemias que afectaron al ganado, así como a la gripe aviar y los riesgos de zoonosis. y el estrés (que además se sabe que perturban numerosos parámetros relacionados con el comportamiento y la fisiología). Reemplazar al animal por modelos que no utilicen animales vivos, en la medida de lo posible. Esta triple regla cada vez es más realizable gracias a las pruebas in vitro con células o tejidos reconstituidos, y a los métodos in silico, por ordenador. Además, se sabe que los animales no tienen por qué reaccionar como lo harían los hombres, para los cuales las consecuencias pueden llegar a ser graves. En 2006, en el Northwick Park Hospital de Londres, de los ocho voluntarios a los que se les había inyectado TGN1412 (tratamiento contra las enfermedades autoinmunes probado con éxito en sujetos no humanos), seis sufrieron un fallo multivisceral gravísimo. Las únicas dos personas indemnes fueron las que habían recibido un placebo. Europa y las alternativas En 1991, la Comisión Europea creó el CEVMA (Centro Europeo para la Validación de Métodos Alternativos) con el fin explícito de disminuir los experimentos con animales, en el seno de su Centro Común de Investigación de Ispra (Italia). Tiene como objetivo validar estas metodologías alternativas. Para tal efecto, el CEVMA trabaja en colaboración con administraciones, industrias y universidades de los Estados miembros. Los conocimientos acumulados por el centro, de renombre mundial en este campo, están accesibles en su base de datos SIS (Scientific Information Service). Desde entonces, Europa ha apoyado numerosos proyectos de investigación que persiguen esos objetivos, entre ellos, tres proyectos integrados en los que participan más de 90 laboratorios públicos o industriales. A-CUTE-TOX estudia una estrategia que permita sustituir los procedimientos actuales in vivo relacionados con la toxicidad sistémica aguda, RE-PRO-TECT se interesa por la toxicidad reproductiva (fertilidad, implantación de embriones, etc.) y SENSIT-IV estudia la hipersensibilización de la piel y de los pulmones, como reacción a ciertos productos, para poner a punto una estrategia in vitro. La legislación comunitaria se basa en la directiva 86/609 (1986) para la aplicación de la regla de las “tres R”. En 2006, antes de su revisión, la Comisión Europea publicó un cuestionario en Internet. 42.655 personas respondieron al mismo. El 93 % de ellas dijeron que deseaban aumentar el bienestar animal. El 79 % estimaban que la Unión Europea no dedicaba suficientes fondos para la investigación de métodos alternativos. El 92 % pensaban también que la UE podría desempeñar un papel internacional de líder en la promoción de estas acciones. Por su parte, numerosos científicos siguen estando convencidos de que sus investigaciones, a menudo muy especializadas, no podrían continuar sin la utilización de animales vivos, particularmente transgénicos. Didier Buysse CEVMA: http://ecvam.jrc.it/index.htm EURCA (European Resource Centre for Alternatives in Higher Education): www.eurca.org IVTIP (In vitro testing industrial platform): www.ivtip.org Eurogroup, Organización Europea por el Bienestar Animal: www.eurogroupforanimals.org Proyectos europeos: www.acutetox.org www.reprotect.eu www.sens-it-iv.eu research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008 35 ENTREVISTA Atreverse tiene que procurar mejorar el bienestar de los animales y por qué, sino solamente de cómo”. Jean-Baptiste Jeangène Vilmer, de 29 años, doctorando en filosofía y en ciencias políticas, máster de derecho de la Universidad McGill (Canadá), y actualmente investigador invitado en la Universidad de Yale (Estados Unidos), enseñó ética animal a estudiantes de medicina veterinaria, en Montreal. Estas reflexiones le llevaron a escribir un libro sobre este tema (1), cuya primera parte es filosófica, mientras que la segunda describe el sufrimiento que pueden experimentar seres vivos sensibles, citando algunos ejemplos de prácticas concretas. Estos mismos animales cuyo bienestar y derechos supuestamente defendemos. La noción de ética animal (un término poco difundido) ¿va más allá y engloba a la vez la noción de “derecho” y la de “bienestar”, que son expresiones mucho más corrientes? Las nociones de “derecho” y de “bienestar” son a la vez demasiado vagas y restrictivas. Se habla de “derechos de los animales” sin saber si se trata de derechos legales o solamente morales, presuponiendo a menudo que los defensores de la causa animal se expresan 36 obligatoriamente en esos términos, lo que no es cierto. Algunos defienden una teoría de los “derechos”, otros prefieren evitar esta terminología cargada y ambigua. En cuanto al “bienestar”, no dice nada en sí mismo sobre lo que nos llevaría a respetar este término en el animal. Tan sólo es un estado, cuya definición además es igualmente ambigua, y sobre todo muy subjetiva. Como digo en este libro: “La ciencia del bienestar animal es una disciplina independiente y técnica que no se pregunta si el hombre research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008 Cuando se habla de ética, se piensa en la filosofía… En efecto, la ética animal es una rama de la ética aplicada, la cual es una rama de la ética, que efectivamente es la filosofía moral. Se define como: “El estudio de la responsabilidad moral de los hombres hacia los animales (considerados individualmente)” y se presenta como la disciplina que reúne el conjunto de estos cuestionamientos sobre el estatus moral de los animales, es decir, sobre lo que está “bien” o “mal” hacerles, y por qué. Por lo tanto, la ética animal engloba las nociones de derecho y de bienestar, sobre las cuales van a apoyarse algunos de sus representantes, que además se oponen los unos a los otros, puesto que los defensores de las teorías de los derechos (deontologistas), que suelen ser abolicionistas (a saber, que desean abolir cualquier explotación animal) se oponen enérgicamente a quienes desean sólo la mejora del bienestar animal (“bienestaristas”). Por lo tanto, los partidarios del bienestar no cuestionan su explotación, lo que no excluye que puedan desear la abolición de algunas prácticas, examinadas caso por caso y no en virtud únicamente de que utilicen animales. Parece ser que la primera motivación de los partidarios del bienestar animal, e igualmente de los deontologistas, es la noción de sufrimiento. Pero si nos interrogamos sobre el sufrimiento de las especies, comparando a los humanos y a los no humanos, nos damos cuenta de que existen algunas diferencias… Por supuesto. Contrariamente a lo que se suele oír, no consiste en tratar a los animales como a las personas y viceversa. Como dice Peter Singer, se trata de tener una consideración idéntica para intereses diferentes, capacidades diferentes, que impliquen por lo tanto un tratamiento diferente. Los animales, al menos algunos de ellos (dejando de lado la cuestión de los casos límite), ENTREVISTA a hablar de ética comparten con los humanos la capacidad de sufrir. Esta característica común no implica que sean iguales los sufrimientos respectivos de unos y de otros, e incluso dentro de cada uno de estos grupos. Se pueden destacar dos diferencias esenciales. Por un lado, el conocimiento humano, que permite concebir lo que es el sufrimiento, puede ser en sí mismo fuente de sufrimiento, duplicándose el suplicio: el condenado a muerte sufre por saber que va a morir en un plazo de seis meses, mientras que el buey no lo sabe. Por otro lado, la ignorancia animal puede ser igualmente una fuente de sufrimiento puesto que, al contrario del hombre, el animal salvaje no puede distinguir entre un intento de capturarlo para retenerlo y un intento de matarlo, por ejemplo. Dicho esto, más allá de esas diferencias, lo que interesa a la ética animal es lo que tienen en común los hombres y los animales y, sobre todo, lo que implica esa capacidad común de sufrir para los primeros con respecto a los segundos. ¿Cree que Europa (con sus directivas comunitarias, por ejemplo) está a la cabeza, o en todo caso en buen camino, en lo que se refiere al respeto y a la protección de la vida animal? Creo que tendríamos que distinguir entre “respeto” y “protección” de la vida animal. En materia de protección, Europa destaca claramente: numerosas prácticas, expandidas y en absoluto cuestionadas en América del Norte, están prohibidas desde hace mucho tiempo en Europa. Además, parece ser que la Comisión Europea pretende avanzar en este sentido, particularmente en lo que concierne a la cría en batería. ¿Pero lo hace en realidad por “respeto” a los animales? ¿No sería indirectamente por respeto a los hombres, por la imagen que desean proyectar de sí mismos, por la salud pública o por la calidad de su medio ambiente? Paradójicamente, creo que hay más respeto por los animales en algunos pueblos que los “protegen” menos en el ámbito jurídico. Me refiero a quienes viven en y con la naturaleza sin pretensiones de dominarla y a quienes tienen un sistema de creencias que no se basa en la deificación del hombre, particularmente en los pueblos orientales. Concretamente, ¿en qué campos cree que habría que cambiar rápidamente la legislación a causa de algunas prácticas abusivas? Creo que todas las situaciones se pueden mejorar, aunque daría más prioridad a la cría de animales industrial. Europa se encuentra lejos de los objetivos prometidos en ese campo, especialmente en las jaulas de las gallinas ponedoras, las cajas de los terneros y las porquerizas de las cerdas. Igualmente, habría mucho que decir de la corrida, el foie gras, los zoológicos, los circos y el desarrollo de alternativas a las pruebas con animales. Tampoco hay que subestimar los vínculos entre la protección animal y la política exterior. Europa, si habla con una sola voz (y esa es precisamente la cuestión) puede tener más peso sobre las decisiones internacionales, como las concernientes a la caza de focas o de ballenas y, de forma general, el comercio internacional de productos animales que ponen en peligro algunas especies o que mantienen prácticas condenables. Asimismo, tenemos que concienciarnos de que lo que no se haga en Europa, difícilmente se hará en otros lugares. Y es que el mundo entero, en particular los abanderados de la ética animal norteamericanos, tienen puestas las miras en lo que nosotros hagamos. Usted ha escrito una obra cuya primera parte está dedicada a la teoría y la segunda, a la exposición de los hechos, pero sin relacionar explícitamente ambas. ¿Se trata de una elección de tipo pedagógico? Sí, por tres razones. Primera, me pareció que se trataba de la forma más clara y sistemática de presentar toda la disciplina. Segunda, porque unir ambas partes sin ir repitiendo cada vez los diversos posicionamientos implicaba imponer al lector un punto de vista, el mío, que he querido incluir pero de forma discreta. Al no entablar vínculos explícitos, el lec- tor puede elegir la teoría que desee utilizar para interpretar la práctica. Y tercera y última, desde un punto de vista socrático es interesante el que cada persona descubra por sí sola. El libro no da respuestas elaboradas, sino herramientas que permitirán que cada uno se oriente en el campo de la ética animal, en función de sus preferencias. En esta segunda parte, usted presenta una serie de “prácticas” muy diversas (las corridas, la ceba de las ocas, la cría industrial de animales), todas ellas crueles. ¿Existe alguna similitud entre estas diferentes utilizaciones del animal? ¿Representa la reificación del animal, la demostración del poder del hombre… o es mejor evitar las amalgamas? Efectivamente, tienen en común una cierta reificación del animal que, aunque está evolucionando en la ley (tan sólo en algunos países) no deja de ser la corriente de pensamiento mayoritario en la opinión pública, aunque a veces se tenga la impresión de que sea exactamente lo contrario, y que los comportamientos excesivos de los maníacos de los animales de compañía (que confunden animales familiares en el sentido de “cercanos o próximos” y familiares en el sentido de “que pertenecen a la familia”), parecen ser la prueba de que ya no estamos en la óptica del “animalcosa”, sino en la de “sujeto”. Por el contrario, creo que estos comportamientos son la mayor confirmación de la “cosificación” de los animales, siempre considerados como medios de sustitución, decoración o valorización. Lo que tienen en común todas estas prácticas problemáticas, además de la reificación del animal, es que reflejan la necesidad que siente el hombre de probarse a sí mismo su potencia y su superioridad, ya que es el único que se mira a sí mismo. También revelan su profundo egoísmo, puesto que le cuesta mucho conceder valor a los intereses de otras especies diferentes a la suya, incluso dentro de su propia especie, a los que no son del mismo origen social, étnico, religioso o geográfico que el suyo. Declaraciones tomadas por Christine Rugemer. (1) Jean-Baptiste Jeangène Vilmer, Ethique animale, Paris, PUF, 2008. research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008 37 BREVES El chorlitejo culirrojo, impresionante y alborotador, vive en América del Norte, no lejos de los océanos. Es un animal muy astuto. Cuando un predador se aproxima a su nido o a sus crías demasiado cerca, puede atacarle directamente o simular que está muy herido, fingiendo tener un ala rota y atrayendo al extraño hacia él, renqueando. Lo aleja poco a poco, y después se echa a volar de repente. Durante este tiempo, los polluelos se quedan quietos en su sitio, o se dispersan en todas direcciones, quedando a salvo. Juguetes para chicos y juguetes para chicas... www.yerkes.emory.edu Pingüinos con dos voces Colonias de pingüinos se reproducen en el mismo periodo, que puede durar varias semanas. Los polluelos no pueden ver ni oler, y aún así reconocen inmediatamente a sus padres cuando regresan, agudizando el oído. Cada pingüino tiene un canto propio. Su aparato fonador tiene la particularidad de ser doble. Está situado ligeramente por encima de la confluencia de los bronquios de tal modo que el animal emite dos sonidos distintos a la vez. Este fenómeno de “dos voces” hace posible que dos frecuencias cercanas se superpongan formando un sonido trémulo característico, propio de cada individuo. Los investigadores tienen mucho interés por la forma en la que los animales se curan. Michael Huffman, uno de los especialistas en la materia (Primate Resarch Institute, Universidad de Kioto), ha centrado sus investigaciones en el régimen alimentario de los grandes simios, que “comporta a menudo una © Yerkes National Primate Research Center Macaco Rhesus hembra, interesada por los objetos rodantes. Colonia de pingüinos rey de la isla de Crozet, archipiélago subantártico del Océano Índico. entre simios de los dos sexos. Quisieron probar su inclinación por juguetes que, en el caso de los humanos, se atribuyen generalmente a los chicos (coches, tambores, armas de fuego, etc.) o a las chicas (muñecas, utensilios de cocina y otros atributos relacionados con la femineidad). Se preguntaban si no son nuestras en un pequeño trozo de tierra. Desde el principio arman un escándalo ensordecedor. Un gato no conseguiría reconocer a sus crías allí pero un pingüino lo consigue perfectamente, ya sea pingüino emperador o pingüino rey. Los polluelos, muy numerosos, se quedan solos cuando los padres se lanzan a la búsqueda de comida, 38 research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008 tan sólo su jugo. Su salud mejoró rápidamente puesto que se trata de un excelente remedio contra los parásitos... que los médicos locales conocen también. “Por lo tanto, encontramos en el reino animal las raíces biológicas de la utilización de las hierbas medicinales”. www.pri.kyoto-u.ac.jp/shakai-seitai/seitai/huffman/index.html La automedicación Mímesis y mimetismo © CNRS Photothèque/Yves Handrich A los investigadores del Yerkes National Primate Research Centre, en Emory (Atlanta/Estados Unidos) les gusta experimentar las diferencias de comportamientos sociedades las que, desde la infancia, dan un rol específico a cada uno y guían sus decisiones. El equipo de investigadores comparó los comportamientos de 11 machos y 23 hembras de macacos Rhesus, a los que no se les había enseñado nada ni se les había motivado con anterioridad. Como en el caso de los chicos, los machos preferían sin dudar los juguetes “rodantes”. Las hembras, mucho más eclécticas, lo probaban todo. “Como los monos no tienen la influencia de la publicidad ni temen la mirada crítica que puede causar su decisión, este hecho podría significar que toman los juguetes en función de las actividades que puedan hacer con ellos”, explica Kim Wallen, uno de los investigadores. ¡Qué sensatos son estos monos! © Patrick Ageneau/Musée des Confluences, Lyon (FR) Un chorlitejo muy astuto Menos perfecto que el insecto hoja (pag.21), este saltamontes hoja de Brasil utiliza igualmente un camuflaje que hace que se le confunda con la vegetación. variedad de plantas no nutricionales, que contienen metabolitos secundarios, cuya ingestión les produciría una mejora en su salud”. Michael Huffman, que trabaja en Tanzania, observó una hembra chimpancé que parecía sufrir problemas gástricos y que mascaba algunos tallos de Vernonia amygdalina, extrayendo El camuflaje, arma bien conocida de los insectos, permite aplicar diferentes estrategias. En la mímesis, característica de numerosas especies, el insecto se confunde con el entorno para escapar de sus predadores. Así es como las orugas, los insectos palo, las mariposas o los saltamontes imitan a las hojas. El mimetismo total es de otro tipo. Es una forma de presentarse ante los predadores tomando la apariencia de especies no comestibles o nocivas. “La estrategia más sorprendente consiste en hacerse pasar por otra especie. En este engaño, la especie que imita, vulnerable y comestible, toma los rasgos de la especie modelo, nociva o dañina… y, por lo tanto, no comestible”, escribe Christian Levêque (1). Las más sorprendentes son algunas especies de mariposas intertropicales. www.museedesconfluences.fr/ musee (1) Sur les traces du vivant, dirigido por Christian Levêque, Fage éditions, musée des Confluences, 2007. © Musée Dapper/photo Hughes Dubois lo imaginario “Lo que caracteriza al pensamiento salvaje es que es intemporal”. Claude Lévi-Strauss Figura Mbotumbo – Pueblo Baule (Costa de Marfil). *eu NÚMERO *eu NUMÉRO research research ESPECIAL SPÉCIAL I NOVIEMBRE I OCTOBRE 2008 39 OCCIDENTE El oso y el lobo Los animales, tanto los familiares como los considerados terroríficos, protagonizan a menudo nuestros sueños y nuestras pesadillas. Pueden servirnos de catarsis o de álter ego. Están presentes en todas las manifestaciones de arte, desde la prehistoria. A continuación, hablamos de dos de ellos, particularmente presentes en el bestiario europeo. C uando el cielo está despejado en el hemisferio norte, se pueden observar las dos constelaciones más célebres: la Osa Menor y la Osa Mayor. ¿Por qué se llaman así? Su nombre procede de la mitología griega. Zeus, infatigable seductor, se enamoró de la ninfa Calisto, con la que tuvo un hijo, Acras. Una primera versión es que su esposa Era, celosa, convirtió a Calisto en Osa Mayor y a su hijo en Osa Menor. Ambos fueron condenados por Neptuno a dar vueltas sin parar en torno al polo Norte. Otra versión pone en escena a Artemisa, la diosa de la caza, en el papel de la rival herida, quien llevó a cabo las metamorfosis. Ante eso, para preservar a los osos de los cazadores, el regidor del Olimpo les asignó este lugar en el cosmos. La Osa Mayor (y su carro, compuesto por siete estrellas particularmente brillantes) está al lado de la Osa Menor, mucho menos brillante, exceptuando Alpha Ursae Minoris, la estrella polar, que se encuentra a la cabeza del timón. Guerrero y seductor Seguidamente, el oso bajó a la Tierra para alimentar numerosos mitos y leyendas. Entre ellos, que en Escandinavia raptaba a las jóvenes que luego daban a luz a guerreros, mitad bestia mitad hombre, cubiertos de pelos, valientes y poderosos, fundadores de dinastías. Los reyes de Dinamarca y Noruega luego iban a pretender ser sus descendientes. En numerosos pueblos germánicos, los jóvenes se enfrentaban en un combate singular, en el transcurso de 40 ritos de iniciación, a este animal impresionante, capaz de ponerse de pie. Vestidos con su piel, llevando uno de sus dientes como pendiente, captaban entonces su fuerza, que les ayudaba en los combates. En diferentes países, se celebró durante muchos años “la fiesta del Canto del oso” el dos de febrero, fecha que indica el final de su hibernación. Contra esta costumbre la Iglesia instituyó el mismo día la Fiesta de la Candelaria. En el siglo XVIII, Juan del Oso, nacido de una mujer y de un plantígrado, con una fuerza impresionante, dividido entre su naturaleza salvaje y su humanidad, se hizo famoso en toda Europa. “El oso es el animal de las leyendas orales, trasmitidas hasta el siglo XX en sus zonas de refugio como en los Pirineos. También es el que más se parece al hombre por su posición de pie, sus formas de comer y de golpear. Es un superhombre peligroso que comete numerosos crímenes, un ser sobrenatural que merodea y se esquiva. Sus relaciones con los humanos están pensadas en términos de rivalidad violenta con los hombres y de seducción con las mujeres”, escribe el historiador Eric Baratay (1). “Los carnavales perpetúan esta reputación de secuestrador incluso en los lugares en los que ha desaparecido”. El cristianismo no apreció a este animal que pertenece al arcaico patrimonio pagano. No dejó de desterrarlo y menospreciarlo. Los clérigos hicieron poco a poco del oso un animal “ordinario”, expulsado de los símbolos heráldicos, mostrado en las ferias, atado con cadenas, research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008 Domador de osos en los Pirineos, a principios del siglo XX. © CNRS Photothèque/Jean-Dominique Lajoux despojado de cualquier distinción. En el transcurso de la Edad Media, el oso dejó de ser un trofeo prestigioso de caza. Es cierto que estos episodios “bárbaros” provocaban violentos combates cuerpo a cuerpo entre el hombre y el animal, situándolos en una proximidad poco ortodoxa. El poder religioso impuso a la aristocracia la caza del ciervo, mucho más noble de apariencia, y la llevó a identificarse al león, auténtico rey de los animales, que vino a simbolizar el poder de las casas principescas y reales. No obstante, el oso siguió siendo el símbolo de la ciudad de Berna y entre sus muros se firmó la convención que protege las especies amenazadas, una hermosa coincidencia. Canis antarcticus sacado de la obra de Richard Owen, The zoology of the voyage of H.M.S. Beagle, 1838. © Reproduced with permission from John van Wyhe ed., The Complete Work of Charles Darwin Online La revancha de los ositos de peluche El oso, desposeído de su fuerza, pasó a ser osezno. En 1903, se concretó en un peluche (ancestro de los múltiples juguetes que acompañan a los más pequeños hoy en día), que durante mucho tiempo ha tenido el monopolio de tranquilizar, consolar, ser el compañero favorito de muchos niños y de entrar en sus sueños. Los ositos de peluche, como las constelaciones, también poseen una doble historia. La primera es la del Teddy bear. En los Estados Unidos, Theodore Roosevelt se fue de caza en el Estado de Misisipi. Sus amigos tuvieron la cruel idea de atar un oso a un árbol para asegurarse de que el Presidente no volviera a casa con las manos vacías, pero este último se negó a dispararle. Un fabricante de juguetes neoyorkino tuvo la idea de inmortalizar su generosidad en un peluche al que le puso su nombre. La segunda versión, ligeramente anterior, procede de Alemania. El sobrino de Margarete Steiff, creadora de juguetes de trapo, dibujó esbozos de osos del zoológico de Stuttgart y se le ocurrió realizar un juguete articulado. Un prototipo hecho de peluche de mohair fue expuesto en la Feria de Leipzig, en 1893. La fabricación empezó rápidamente superando el millón de ejemplares en 1907. Los osos Steiff tienen como símbolo característico un botón de metal en la oreja izquierda y hoy en día son objetos por los que los coleccionistas pagan cifras exorbitantes. Los oseznos siguen siendo los héroes de numerosas aventuras. Una de las más célebres es la contada por Alan Alexander Milne quien, al ver cómo su hijo jugaba con su osito de peluche, creó el personaje del osezno Winnie (Winnie-the-Pooh), adaptado entre otros por Walt Disney. Este juguete fetiche sigue asumiendo nuevos papeles. En diferentes países, particularmente en Alemania y en Francia, se han creado “hospitales de ositos”, en los que los niños presentan su peluche a estudiantes de medicina que hacen como si curaran a los ositos para ayudar a los niños a vencer su miedo a los hospitales, les enseñan a saber dónde les duele y así se tranquilizan. Quizás por la misma necesidad de consuelo Neil Armstrong se llevó un osito de peluche en su viaje a la Luna, en 1969. de los más actuales. El lobo a menudo cambia de figura. Como prueba, su evolución en las versiones del cuento de caperucita roja. “En las versiones orales, la niña comparte los restos de la abuela con el lobo, se desnuda para acostarse con él, y después huye con astucia. El cuento evoca el paso a la edad adulta y a la sexualidad, la sustitución de una generación de mujeres por otra. En la primera versión escrita (1697), Charles Perrault oculta estos aspectos juzgados como indecentes y describe a un lobo astuto y sin piedad que devora a la niña, para incitar a las chicas a huir de los seductores. La otra versión celebre, la de los hermanos Grimm (1812), añadió la necesidad de librarse del lobo: es matado por cazadores que salvan a la niña”, continúa Eric Baratay. Más tarde Jack London hará que Colmillo Blanco se convierta en un amigo valiente (del que se han hecho varias películas); Marcel Aymé cambió el cuento de Caperucita Roja en uno de sus cuentos de Contes du chat perché; Pierre et le loup, escrito y con música de Prokofiev, que se termina con una marcha en la que el lobo se zafa de los cazadores... pero acaba en un zoológico. También el lobo puede ser protector y salvador. Rómulo y Remo, fundadores de Roma, fueron criados por una loba y existen numerosas historias de “niños lobo”. A principios del siglo XIV se relata el caso del niño de Hesse, criado por animales, que sabía distinguir entre los mejores trozos de carne y se desplazaba a cuatro patas. Más reciente es la saga de Monique Dewael, quien en Sobreviviendo con lobos cuenta la historia de Misha Defonseca. Misha, pequeña niña judía de ocho años, se fue de Bélgica, durante la Segunda Guerra Mundial, para reencontrarse con sus padres detenidos por la Gestapo. Recorrió los bosques de Europa, sobreviviendo gracias a una manada de lobos. El libro, traducido a 18 idiomas, tuvo millones de lectores y la película que inspiró, dirigida por Vera Belmont, registró centenares de miles de espectadores. El relato, presentado como autobiográfico, era pura ficción. Una impostura que prueba bien la persistencia del lobo en nuestro imaginario... Christine Rugemer Aterrador o protector El lobo es otro personaje familiar de los cuentos, las fábulas, los libros infantiles, incluso (1) Eric Baratay, Et l’homme créa l’animal, Ed. Odile Jacob, Paris, 2003. research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008 41 EN OTROS LUGARES La representación de los animales (incluso de forma simbólica) está presente en todas las civilizaciones. Pero sin duda fue en África donde se expresó con más fuerza (y con una impresionante belleza) la cercanía de una naturaleza que marca el vínculo entre el misterio del mundo y el ser humano. “L (1) Las citas de este artículo provienen de la obra Animal, publicada por el Museo Dapper (París), bajo la dirección de Christiane Falgyrettes-Leveau, con ocasión de la exposición que llevó el mismo nombre (del 11/10/07 al 20/07/08). (2) El totemismo, noción compleja y controvertida, que no aparece como tal en todas las civilizaciones africanas, concierne a las relaciones entre los grupos sociales y los animales. El tótem encarna la energía vital y representa el vínculo entre los miembros del grupo. 1 42 research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008 © Archives Musée Dapper et Hughes Dubois El “alma” del África negra as tradiciones africanas, por muy diversas que sean, tienen en común el hecho de que no consideran que las diferencias entre las especies (entre las especies animales o entre éstas y la especie humana) sean muy distintas a las diferencias dentro de la especie humana, ya sean estas últimas calificadas de étnicas, tribales, incluso de clanes”, escribe Alfred Adler, especialista de estas culturas (1). Los animales allí están omnipresentes y son diferentes según las regiones, manifestándose en máscaras, como elementos de decoración, en las pinturas rupestres, la literatura oral y los mitos fundadores. En numerosas cosmogonías africanas, precedieron a los hombres y les dieron valores y reglas de conducta. Así los Babembe (de la República Democrática del Congo) piensan que los chimpancés y los gorilas eran hombres que, en otros tiempos, podían hablar y dejaron de hacerlo para escapar del dominio de otros humanos. Los Moundang (Chad) estiman que los simios les sirvieron de magníficos ejemplos en cuidados de las mujeres durante el parto o en la idea de circuncidar a los chicos. Para los Shilluk (Sudán) el soberano es un descendiente del héroe fundador, Nyikang, quien creó a su pueblo a partir de animales, particularmente de insectos y de peces, que han dejado huellas en el totemismo actual (2). Stefan Eisenhofer, del Staatliches Museum für Völkerkunde de Munich, al hablar de Nigeria, destaca: “Numerosos pueblos creen que los animales tienen el don de unir el mundo de los hombres al de los ancestros y los dioses. Ellos ven y saben cosas que quedan ocultas para la gente ordinaria”. Pero no solamente en Nigeria. La prueba de ello la presentamos a continuación, a través de las siguientes imágenes. C.R. 5 1 Antílope – Bamana (Malí) Máscara para bailarines; el antílope a menudo es un símbolo de fertilidad y aparece en los ritos agrarios. Algunos antílopes hembra, con cuernos finos y rectos, llevan a sus crías en la espalda, mientras que los machos ostentan un sexo viril. 3 León – Bamana (Malí) Máscara korè dyara de la región de Koutialia que representa una cabeza de león. Los bailarines la aplican sobre su cara, llevando puesto un vestido de fibras, un palo largo en cada mano e imitan los gestos y las actitudes de los leones. 4 Pez – Pueblo de Igbo (Nigeria) Munich/S.AustrumMulzer 5 Pez – Pueblo de las islas Bijagós (Guinea-Bissau) estas dos máscaras. En las regiones fluviales o marítimas, algunos rituales están dedicados a estos espíritus-peces para evitar los sortilegios contra la pesca o los pescadores. Un auténtico rostro (espolón natural) de pez sierra adorna 2 2 Ave – Dan (Costa de Marfil) Esta máscara negra posee un pico prodigioso de cálao y un rostro humano y liso. El cálao, al aportar la primera nuez de la palmera de aceite, habría originado la cultura, sin dejar de pertenecer al mundo de la naturaleza. © Archives Musée Dapper/Mario Carrieri © Archives Musée Dapper et Hughes Dubois 3 Antiguas colecciones de Georges de Miré y Charles Ratton – Colección privada. © Staatliches Museum für Völkerkunde, Munich/S.Austrum-Mulzer © Archives Musée Dapper/Hughes Dubois 4 research*eu NÚMERO ESPECIAL I NOVIEMBRE 2008 43 © CNRS Photothèque/Système Renne/laboratoire UMR6130 KI-AH-08-S02-ES-C ETOLOGÍA El “sistema reno” Unos Dolgans se preparan para enganchar sus renos en la región de Atchaïvaïam, en Kamchatka (Rusia). Esta relación de domesticación está siendo estudiada por investigadores del CNRS (Francia) dentro del marco del programa “Adaptación biológica y cultural: el ‘sistema reno’”. Los investigadores están centrando sus trabajos en las comunidades indígenas de Siberia, cuyas tradiciones se basan en la omnipresencia de este animal y de su utilización.