Charles Messier nació el 26 de junio de 1730 y falleció el 12 de abril de 1817, en la ciudad de Badonviller, Meurthe-et-Moselle, Lorena, Francia, por aquel entonces parte del Principado de Salm, un pequeño estado independiente, situado en los Vosgos, entre el Ducado de Lorena y el Reino de Francia. Charles fue el décimo hijo de los doce que trajeron al mundo Nicolás Messier (16821741) y Francoise (rip. 1765). Muchas fuentes dicen que Charles creció en condiciones humildes, un rumor que probablemente se originó en los comentarios incompletos de la biografía de Delambre (1827). Lo cierto es que su familia disfrutó de una fortuna considerable; lo prueba el que Nicolás Messier sirviera en la administración a los Príncipes de Salm, y residiera en una casa suntuosa en Badonviller. Seis de sus hermanos y hermanas murieron muy jóvenes, algo habitual entonces; los muertos fueron los gemelos Nicolás y Ana María en el 1716; y Anne (1719), Barbe (1724), Nicolás (1725) y José (1729). Charles Messier conoció sólo a 5 de sus hermanos y hermanas. Tres eran mayores que él. Jacinto, Claudio y Nicolás-Francisco; y José y su hermana Barbe eran más jóvenes. En 1741, cuando Charles tenía 11 años, la familia Messier sufrió la muerte de su padre. El hermano mayor, Jacinto, de 24, asumió el papel de cabeza de familia. Jacinto, que había regresado de Nancy en el 1740, ocupó la posición que su padre dejaba vacante en la casa de los Príncipes de Salm. En aquella época, Charles sufrió un accidente. Jugando se cayó de una ventana de la casa de sus padres y se rompió una pierna. Bajo la autoridad de su hermano mayor Charles abandonó la escuela para dedicarse a la administración de palacio, tarea en la que trabajó ocho años y fue decisiva en su formación intelectual, al darle a su mente el carácter metódico y concentrado que después se convertirían en las mejores cualidades de Messier el Astrónomo. Fue en aquéllos años cuando Messier comenzó a interesarse en la Astronomía. Absorbido por esta pasión Charles solía mirar encantado las estrellas. Cuando a la edad de 14 años, en 1744, el gran cometa, catalogado por Dirk Klinkenberg con el curioso nombre C/1743 X1 cruzó el firmamento, el interés de Charles por la Astronomía se despertó y su pasión mostró pronto los primeros síntomas de querer convertirse en vocación. El eclipse Solar anular visible el 25 de julio de 1748 en Badonviller, le dio el último empujón. Tal vez el astrónomo Messier ya era un hecho, aunque en estado embrionario en su mente. En 1751 Francia tomó el control del Principado de Salm, y los Príncipes de Salm tuvieron que irse de Badonviller. Jacinto Messier decidió seguir a los Príncipes de Salm, dejar Badonviller y establecerse con los Príncipes en Senones. Charles tenía ya 21 años; ya era hora de que se le buscara un trabajo y se hiciera independiente. Un amigo de la familia, el Abad Thélosen, le encontró dos trabajos en París entre los que elegir: uno al servicio de otros aristócratas, y el otro como ayudante astrónomo. Jacinto aceptó para su hermano el de ayudante astrónomo dadas las inclinaciones naturales de Charles. Messier dejó Badonviller el 23 de septiembre del 1751, y llegó a París el 2 de octubre. Su patrón resultó ser el astrónomo de la Marina Joseph Nicolás Delisle (1688-1768), quien, al parecer, lo tomó a su servicio por razones de caligrafía, siendo la de Charles de una excelente composición y estilo. Delisle y su esposa de sesenta años, sin hijos, alojaron a Charles dentro de su propia residencia, situada en el Colegio Real de Francia. El primer trabajo de Messier fue copiar un mapa de China a grandes proporciones; Delisle puso a su disposición un salón inmenso sin calefacción, pero que curiosamente, era perfecto para las observaciones astronómicas. Delisle, aparte de encargarle este tipo de trabajos, introdujo a su ayudante en su observatorio, donde como colaborador, inició a Messier en el trato de los instrumentos propios del astrónomo y le instruyó sobre la conveniencia de apuntar todos los detalles durante la observación. El observatorio de Delisle había sido fundado en 1748, a su vuelta de Rusia hacía sólo un año, y ocupaba una de las torres del Hotel de Clugny (más tarde Hotel de Cluny). La residencia había sido construida en 1480 sobre las ruinas de unas termas romanas del siglo cuarto, usadas hasta entonces como residencia temporal de los abades de Cluny y sus invitados. El fundador de este Observatorio, luego de Paris, fue el propio Delisle. Delisle, al igual que Messier, fue hijo de familia numerosa; 11 hermanos. Conoció Cassini y trabajó para el; y más tarde a Miraldi, otro monstruo de las estrellas, de cuyo brazo entró en la Academia de las Ciencias de la gloriosa Francia. Por entonces Pedro el Grande andaba poniendo patas arriba su Imperio e invitó a Delisle a fundar y poner en marcha la Escuela de Astronomía de las Rusias. Cuando Delisle llegó a San Petersburgo, Pedro I el Grande descansaba en su tumba; pero hizo su trabajo bajo el mandato de la no menos gloriosa Emperatriz Catalina I. A su regreso a Francia trajo consigo una inmensa fortuna, con la que se permitió crear el Observatorio en el que Messier comenzó sus aventuras en busca de cometas. La primera observación documentada de Charles fue el tránsito de Mercurio del 6 de mayo de 1753. Delisle en persona introdujo a Messier en los rudimentos de la astronomía y le metió en la cabeza la utilidad de medir las posiciones exactas de todos los objetos observados. Este adoctrinamiento, que Messier llevaría a sus últimas consecuencias, sería el caballo sobre el que se paseó por los cielos y trajo a la Tierra su famoso Catálogo. En 1754 Delisle le consiguió un trabajo fijo en la Armada. En 1757 Charles comenzó su caza del cometa Halley. El Halley debía volver al escenario en 1758, lo que por entonces no era más que una hipótesis. Delisle realizó unos cálculos y trazó el trayecto que a su vuelta Halley seguiría por el cielo; Messier, siguiendo los cálculos de su maestro, dibujó la carta de su orbita. Lamentablemente un error en los cálculos de Delisle hizo que Messier perdiera su tiempo apuntando hacia posiciones incorrectas, pero como la paciencia tiene su recompensa, el 14 de agosto de ese año (1758), Messier pudo observar el Cometa 1758 K1 De la Nux, al que le siguió las pista hasta el 2 de noviembre. 1758 K1 De la Nux, como su nombre indica, había sido descubierto el 26 de mayo por De la Nux. Pero lo que son las cosas y las coincidencias del destino, persiguiendo a Halley, el 28 de agosto de 1758, a la altura de la zona de Tauro, Messier se encontró con un cometa extrañísimo, que parecía atrapado en alguna burbuja de tiempo. El ente en cuestión no era un cometa sino una Nebulosa. Excitado por el descubrimiento el 12 de septiembre tomó nota de su situación, y volviendo a ella comprendió que se trataba de M1, nuestra querida Nebulosa del Cangrejo, el resto de la supernova 1054. Así comenzó el Catálogo que lleva su nombre. Halley finalmente volvió ese año, la noche de Navidad exactamente, tal vez para anunciar el nacimiento de un maestro. El 21 de enero del 1759, aproximadamente 4 semanas más tarde, Messier cazó su presa siguiendo cálculos propios, pero como Delisle seguía creyendo en la veracidad de los suyos, Charles decidió callarse por respeto a su jefe. Cuando Delisle finalmente anunció el descubrimiento de Halley el 1 de abril de 1759, sus colegas astrónomos franceses tomaron el anuncio por una broma primaveral. Dolido por las burlas contra su maestro, Charles a sus 28 años, se entregó por completo a la caza de cometas. Pero cuando en 1760 Delisle se negó a admitir el descubrimiento de un nuevo cometa por su discípulo y ayudante la lealtad de Charles sufrió un duro golpe. Movido por su conciencia, en la que el trabajo de la Sabiduría eterna labra puertas, Delisle depuso su actitud, reconoció su vanidad y apoyó a Messier poniéndolo al frente del observatorio. Messier comenzó enseguida a dar vida a su Catálogo. La globular, "nebulosa" descubierta M2 (luego antes por cúmulo Jean- Dominique Maraldi, 1709-1788), entró en escena sobre un mapa mostrando la ruta de vuelo de Halley. También observó el paso de Venus el 6 de junio de 1761, y describió la apariencia de los anillos de Saturno. De mayo a julio del 1762 observó el paso del cometa 1762 klinkenberg, y el 28 de septiembre de 1763 descubrió el Cometa 1763M. Al año siguiente, el 3 de enero, descubrió el Cometa 1764M. (M de Messier). Estos descubrimientos le hicieron concebir a Charles la esperanza de entrar en la Real Academia de las Ciencias, esperanza que al verse frustrada le causó una gran decepción; pero lejos de hundirse por este contratiempo, esta desilusión engendró en Messier una fuerza aún mayor para continuar su trabajo. Fruto de estas nuevas energías vino el descubrimiento "de una nebulosa" adicional, M3 (después cúmulo globular), su primer descubrimiento original a partir del cual emprendió una exploración concienzuda de los cielos en busca de este tipo de "nebulosas" que a primera vista se confunden con cometas, se resuelven en "ostras nebulares" y finalmente se abren para dejar ver la inmensa perla que encierran estos entes de las Aguas Celestes. En 1765 Charles ya había rellenado su “álbum personal” con 19 de los 110 que contendría. Decir que sus colegas fueron su inspiración y trabajando con sus catálogos avanzó en el suyo es de perogrullo. Pero recordemos a sus personales "gigantes". Le Gentil (1725-1792), uno de los ayudante de Jacques Cassini (1677-1756) en el observatorio de Paris, converso a la Astronomía gracias a Delisle y miembro de la Real Academia desde 1753, ya había descubierto algunas de las maravillas que Messier más tarde incluiría en su Catálogo (M2, M32, M38, M8), presentando a la Academia un mes antes de que Messier realizara su primer descubrimiento, un resumen de sus observaciones sobre las Nebulosas del Hemisferio Boreal. De Cheseaux (1718-1751), un rico terrateniente suizo, matemático y astrónomo de pasatiempo con observatorio propio, ya había puesto en circulación una lista de 21 "nebulosas", entre las que figuraban 8 de su propia cosecha: M6, IC4665, NGC 6633, M16, M25, NGC 869, NGC 884, M 8, NGC 6231, M 7, M44, M35, M71, M11, M31, M42, M22, NGC 5139, M 4, M17, M13. Hodierna, sacerdote católico del siglo XVII, hijo de zapateros, siciliano, seguidor de Galileo hasta sus últimas consecuencias astronómicas, profesor de Matemáticas y Astronomía, cazador de cometas desde siempre, publicó ya en sus días un catálogo de "objetos Nebulares" entre los que se hallaban los que después devendrían universalmente conocidos como M31, M42, M6, M36, M37, M38, M41, M47 y M8, y con ellos: Mel 20, NGC 752, NGC 2451, NGC 2169, NGC 2175. (El hecho de que por regla general se considerasen "nebulosas" los cuerpos celestes se debía a la calidad de los primeros telescopios) Jean-Dominique Maraldi, (1709-1788), italiano, pariente de Cassini, miembro de la Academia de Ciencias desde 1731, otro cazador de cometas junto a Klinkenberg y De Cheseaux, colaborador Enciclopedia en 25 de aquella volúmenes: Gran El Conocimiento de nuestros tiempos, predecesora de otra de mejor fama en el siglo siguiente; mientras trabajaba junto al gran Cassini descubrió en el 1746 las "nebulosas" M2 y M15. Edmond Halley (1656-1742), Inglés, estudiante de Oxford, ayudante de Flamsteed, el Astrónomo Real, con quien trabajó el periodo 1675-6 tanto en Oxford como en Greenwich, e interrumpió sus estudios en noviembre de ese año para acabar de compilar el Catálogo de Flamsteed sobre las estrellas del Sur, que publicó a su vuelta en 1678. Elegido miembro de la Real Academia el rey le otorgó el título de astrónomo que no obtuviera a causa de su viaje. Ese mismo año viajó a Danzig a visitar a Hevellius. Hevellius era un rico productor de cervezas que se había construido su propio observatorio y atraído la admiración de sus colegas académicos internacionales gracias a su telescopio pagado de su bolsillo pero no de bolsillo, ya que medía la friolera de 130 pies; si siete pies son dos metros, aproximadamente, ¿cuántas veces 7 contiene 130? El resultado sería un telescopio de unos 38 metros. Con el cual Hevelius, partiendo de las manchas solares, temporizó el ciclo de rotación del Sol. Publicó su Uranographia, el primer mapa de la Luna hasta el detalle. Firmó su Prodomus Cometicus in 1665, al que le siguió su Cometographia in 1668. En 1690, tras su muerte, Margarethe, Prodomus publicó su viuda, a Astronomiae, título Elizabeth póstumo conteniendo 54 placas con las posiciones de 16 "estrellas nebulares"', entre ellas M31 y M44. Volviendo a Halley, entre otras de sus actividades estuvo convencer a Isaac Newton de dar a luz sus Principia. Pero como en este mundo científico la grandeza corre de la mano de la bajeza, Flamsteed sintió celos de Halley, su discípulo, y se le opuso en el camino hacia el profesorado en Oxford. En 1705, a pesar de la enemistad de su antiguo maestro, Halley publicó su "Astronomiae Cometiae Synopsis", en el que demostraba, entre otras cosas, que el cometa observado en el 1682 era el mismo que fuera visto en 1531 y en el 1607, prediciendo por tanto su retorno para el 1758. Entre sus descubrimientos de objetos del cielo profundo se cuentan el cúmulo globular Omega Centauri (NGC 5139) y el Gran Cúmulo Globular de Hércules, M13. John Flamsteed (1646 -1719), fue un científico algo esquizoide, paranoico y muy conocido por sus rarezas exóticas en su tiempo. Inglés de nacimiento, hijo de un rico comerciante, estudió Astronomía contra la voluntad de su padre. Recomendado por Jonas Moore, el rey inglés Carlos II lo contrató como Astrónomo Real el 1675, y le construyó el observatorio Greenwich para él con la condición de pagar el Astrónomo real los instrumentos. Parece ser que el rey era otro elemento. Flamsteed aceptó y devino Miembro del Consejo de la Real Academia. Su trabajo se centró en mejorar las observaciones estelares, de donde salió a luz su Historia Coelestis Britannica, y un atlas de estrellas, Atlas Coelestis, en los que se incluían sus observaciones sobre objetos hasta entonces no catalogados. El 16 de agosto del 1680 Flamsteed catalogó Cassiopeia A como "3 Cassiopeiae" sin saber que en realidad estaba viendo una supernova. Flamsteed observó 16 "nebulosas", entre las que descubrimiento original suyo fue el cúmulo abierto NGC 2244 el 17 de Febrero del 1690. También observó cuerpos anteriormente catalogados por Hodierna: M8, y M41 por ejemplo. El caso es que este hombre se negó a publicar este tipo de resultados aduciendo que los instrumentos eran suyos y no tenía por qué compartir sus descubrimientos. Halley, pasando de la esquizofrenia de Flamsteed, se las arregló para hacerlo a costa del mecenazgo del príncipe George de Dinamarca, empresa que no detuvo ni la muerte del príncipe en el 1708 ni las objeciones siempre constantes de Flamsteed. La Historia Coelestis Britannica salió por fin a luz el 1712, con una tirada de 400 ejemplares. Pero Flamsteed se las arregló para obtener 300 de las 400, con la generosa ayuda del Lord Chamberlain, y sencillamente las quemó. La antipatía que Halley experimentó contra este acto vandálico no hay palabras para expresarla. Y es que Flamsteed, aun siendo un genio, vivió en constante repulsa hacia sus colegas, en los que parecía cultivar el odio hacia su persona lo mismo que otros sus riquezas. Con Isaac Newton mantuvo este particular duelo de odios igualmente. Y esto que Newton tampoco fue un carácter sencillo. Se cuenta que Newton tuvo necesidad de datos sobre el movimiento de la Luna con objeto de perfeccionar sus Principia. En el verano del 1694 Newton fue a Greenwich a entrevistarse con Flamsteed. Newton convenció a Flamsteed para que le ayudara y le estuviera al tanto de sus observaciones lunares. Flamsteed puso como condición que Newton no incluyera esta Data en su teoría. Newton le prometió que en caso de incluir la Data el crédito sería entero de Flamsteed. Pero Flamsteed objetó que "la publicación de tales datos junto a la teoría de Newton provocaría una especie de confusión en el mundo astronómico". La relación de odio de Newton hacia un Flamsteed cuya ayuda necesitaba se hizo profunda cuando contra la voluntad del autor el Astrónomo anunció que Newton preparaba una segunda edición corregida de sus Principia. Newton entró en furia. Tanta que tuvo que intervenir Halley para publicar la Famosa Teoría sobre la Luna de Don Isaac Newton. Luego, cuando Newton alcanzó el puesto de Presidente de la Academia Británica de Ciencias y el control del Observatorio Real de Greenwich cayó en sus manos, Newton se vengó de Flamsteed publicando su Catálogo de estrellas sin el consentimiento del astrónomo. Flamsteed tomó esta intervención como un deseo de privarle de la propiedad de sus instrumentos. Vencido por las circunstancias Flamsteed autorizó la publicación de su trabajo, que salió a luz el 1725, con el título Stellarum Inerrantium Catalogus Britannicus. Nicholas Louis de Lacaille (7131762) nació en Rumigny, un pueblecito de las Ardennes, Francia, cerca de Bélgica. Su familia procedía de Paris, donde su padre trabajaba de joyero desde el 1540. Su hijo Pierre siguió el negocio, interrumpido al servicio de Enrique IV el Hugonote, el de Paris bien vale una misa, y de nuevo en el tajo se casó y tuvo 12 machos y una hembra, de los que unos fueron abogados, otros trabajaron en la guardia real, y otros fueron editores, impresores, y joyeros. Uno de los doce, Pierre como su padre, emigró a Rumigny, donde su hijo, Raulin, llego a ser oficial de policía al servicio de la Duquesa de Guisa. Raulin tuvo dos hijos, Pierre (1611) y Charles (1645). Pierre siguió la carrera de su padre, mientras Charles entró en la abogacía. Charles tuvo seis hembras y tres machos; dos entraron en la iglesia y el tercero fue Charles-Louis, padre de de Nicholas Louis. CharlesLouis entró en el ejército y en tiempos de ocio y paz se hizo ingeniero, acabando por inventar máquinas curiosas. La fortuna no le sonrió sin embargo y acabó arruinado de su aventura como productor de papel. Lo que no quiere decir que no fuera estimado, porque en el 1725 fue enviado a las Américas al servicio del Duque de Borbón. A su regreso CharlesLouis fue contratado por la Duquesa de Vendome como guarda forestal, oficio que ya obtuviera uno de sus padres. Su hijo Nicholas Louis pasó a estudiar Humanidades a Mantes-sur-Seine, noroeste de Paris. Y los dos años siguientes estudió Retórica. A la muerte de su padre,1731, su herencia fue ruina. Con todo Nicholas Louis completó sus estudios gracias al patronazgo del Duque de Borbón. A continuación estudió por tres años teología en Navarra, siendo aquí donde entró en contacto con la Astronomía. En 1736, recibió su Master en Arte y Teología. Algunos dicen que nunca fue ordenado, pero el que le llamaran "el Abad" demuestra lo contrario. Ya en materia comenzó a trabajar en el Observatorio de Paris con Cassini (el hijo del gran Cassini) y Maraldi. En el 1741 fue elegido miembro de la Real Academia de las Ciencias Francesas. Ya independizado, comenzó a montarse su propio observatorio personal, enfocando sus estudios sobre las órbitas de la Tierra, órbitas de los Planetas, los Cometas y los Catálogos de Estrellas. Su comunicación con la Academia fue de una fluidez constante y sus trabajos de escritor pedagogo sobre Matemáticas, Mecánica y Óptica le ganaron el respeto y el fervor internacional, viajando su fama los mismo a San Petersburgo que a Berlín, Estocolmo, Londres, Bolonia y Gottingen. Durante este tiempo Lacaille se abrió a la exploración de los cielos del sur, vírgenes casi hasta la fecha, exceptuando el periodo que Halley les dedicara durante el 1676-1678. El 21 de Octubre del 1750 Lacaille emprendió rumbo al Cabo de Buena Esperanza, a bordo del barco "El Glorioso", al mando del Capitán M. Duprès. En Diciembre pasaron Madeira en dirección a Rio de Janeiro (Brasil), donde llegaron el 26 de Enero de ese 1751. Durante un mes Lacaille tomó notas geográficas y astronómicas. El 25 de Febrero de ese año 1751 se echaron de nuevo al mar en dirección a Suráfrica, desembarcando en el Cabo de Buena Esperanza el 20 de Abril. Lacaille terminó de montarse su observatorio en Agosto y comenzó a escanear los cielos del sur. A la altura del Agosto del 1752 Lacaille ya había determinado las posiciones de 9,800 estrellas entre el polo sur celeste y el trópico de Capricornio. Y entre este enjambre de "luceros" incluyó en su Catálogo 42 "nebulosas estelares". Aparte de este compendio vistió el Hemisferio con 15 nuevas constelaciones, 14 de las cuales son usadas a diario. El 8 de Marzo del 1753 Lacaille embarcó en la aventura exploradora de dos islas del Océano Índico, la "Isla de Francia" (Mauricio) y la "Isla de Borbón" (Reunión). Desembarcó en Mauricio en Abril, y durante los siguientes nueve meses trazó mapas geográficos y astronómicos. El 16 de Enero del 1754 salió de Mauricio para la Reunión, donde permaneció seis semanas. El 26 de Febrero de ese mismo año, 1754, con su Catálogo de los Cielos del Sur bajo el brazo, Lacaille emprendió el viaje de vuelta en el Aquiles, pisando Paris el 28 de Junio. Una línea de gigantes, pues, se había pasado el testigo de la Descripción de las Maravillas de los Cielos desde Galileo a Messier. El mismo Messier uno de los gigantes que pondría sus hombros a disposición de las siguientes generaciones, honrado por sus trabajos, y fruto de sus esfuerzos, en el 1765 nuestro Charles descubrió M 41. Delisle, ya viejo y honrado por la gloria de su discípulo, se hizo perdonar el primer descalabro de orgullo contra Charles retirándose y poniendo a su servicio su Observatorio. Al poco tiempo Messier pasó a ser el Astrónomo de la Armada. El 8 de marzo de 1766, Messier descubrió un nuevo cometa, y otro más el 8 de abril del mismo año. En 1767 Messier emprendió el que sería el único viaje naval de su vida, a fin de probar y regular algunos nuevos cronómetros marítimos, construidos por J. Le Roy. Viaje durante el que entra en esta historia otro de los monstruos de la Astronomía, Lalande, a quien Messier dejó al cuidado del Observatorio de Cluny. Lalande, el de las 50.000 estrellas, entra tarde en esta historia pero lo cierto es que junto con Messier fue discípulo de Delisle, y aún cuando no lo hayamos visto en los mares del Sur, el hecho es que iba de equipaje con nuestro aventurero Lacaille. Lo mismo que "el Abad", pero en otra dirección, Lalande entró en contacto con la Astronomía mientras estudiaba Derecho en Paris. El que conociera a Delisle, que debía ser un hombre de una personalidad intelectual arrolladora, hizo nacer en su cerebro una pasión hacia el mundo de las estrellas que ya nada podría hundir. Pedro Lemonnier, su colega y discípulo de Delisle igualmente, lo rescató del mundo de las leyes definitivamente y de su mano se embarcó en la Expedición a los Cielos del Sur de Lacaille. A su regreso Lalande devino una autoridad y como Platón hizo de Atenas su Academia, Lalande hizo de su casa la suya, asistiendo a sus charlas talentos como Delambre, Piazzi, Mèchain. Es curioso que con este curriculum algunos envidiosos le acusara de tener un carácter tan malo o peor como el de Flamsteed. Ya de vuelta de su viaje, a principios de 1769, Messier se decidió a publicar la primera versión de su Catálogo. El 8 de agosto de ese año, descubrió un nuevo cometa (1769 Messier, el Gran Cometa de aquel año). Le envió una descripción de su cometa al Rey de Prusia, y éste quedó tan impresionado que bajo su influencia Messier fue hecho miembro de la Academia de las Ciencias de Berlín, el 14 de Septiembre del 1769. Decir que en Abril de ese mismo año ya se le había seleccionado para ingresar en la Academia Real de Suecia, en Estocolmo. En 1770, por fin, la Academia Francesa de las Ciencias bendijo su entrada, el 30 de Junio a dos semanas pasadas de cazar su nueva estrella fugaz, el Cometa Lexell, que, curiosamente, no le debe el nombre de su descubridor sino al hombre que calculó su órbita, el astrónomo finlandés Anders Lexell, que trabajaba en el Observatorio de San Petersburgo. El 26 de noviembre de ese año, 1770, Charles Messier, a sus 40, se casó con Marie-Françoise de Vermauchampt (de 37), con la que el noviazgo iba ya para su decimoquinto año. Su pasión por los cometas adelante el 16 de febrero del 1771 Messier presentó oficialmente ante la Academia la primera versión de su Catálogo de Nebulosas y Cúmulos de Estrellas, con los primeros 45 de sus famosos 110 finales. Tres noches después extendió su horizonte del 46 al 49. El 7 de junio del mismo año descubrió M62. Como coronación de su trabajo la Armada le nombró su Astrónomo favorito, sueldo fijo que le ayudó a moverse a la casa que antes fuera de su maestro. Allí, el 15 de marzo del 1772, la Señora Messier dio a luz un hijo, a quien bautizaron Antoine-Charles. Pero 11 días después ambos, madre e hijo, murieron. Una leyenda malévola corrió entonces de boca en boca jurando que Messier había lamentado menos la muerte de su mujer y su hijo que la oportunidad que le arrancó la muerte de cazar la estrella fugaz que estaba acechando. ¡La envidia no perdona ni al hombre con el corazón roto! Los otros, los que se alegran con los buenos tiempos y lloran con los malos momentos, consolaron al "maestro" concediéndole el ingreso en la Academia de Bruselas, de un sitio, y miembro de la de Hungría, por el otro. Por esta época Lalande le presentaría a Mèchain, con quien trabajaría y gracias a su trabajo Messier descubriría algunos de sus maravillas finales. Este Mèchain, junto con Delambre, serían los artistas que definieron la longitud del Metro Siguiendo con su fama La Harpe recomendó a Messier delante de la Academia de San Petersburgo. Este La Harpe había sido el preceptor de los hijos de Catalina II de Rusia. Miembro del Directorio de la República Suiza de finales del XVIII un golpe de Estado le obligó a emigrar, acabando su Ulisiada al servicio de la Emperatriz de las Rusias. A su vuelta se instaló en Paris, donde conoció a Messier, y más tarde al propio Napoleón. Siempre al servicio de la Emperatriz Rusa, en cuya Corte la Cultura Francesa arrasaba, La Harpe le habló a su Señora de este Messier y aquélla le invitó a su Academia. La cuestión rusa asentada, en 1778 Messier descubrió dos nebulosas, M54, de propio cuño, y M55, que había sido descrita por Lacaille pero que Messier había estado buscando en vano desde 1764. Tras sus cometas Charles sigue sus descubrimientos: M56, M57, M58, M59, M60 y M61. La fiebre del momento por las Maravillas de los Cielos, estando en su infancia la Tecnología Telescópica, hacía que una misma Maravilla fuese observada al mismo tiempo por distintos observadores. Johann Gottfried Koehler descubre M59 y M60 el 11 de abril de 1779, pero pasa por alto M58, que descubre Messier independientemente. Barnabus Oriani identifica M61 el 5 de mayo de 1779; Messier lo encuentra el mismo día, pero lo toma por un cometa y no lo cataloga como nebulosa hasta el 11 de mayo. Messier localiza definitivamente M62, y Mèchain, colaborando con Messier, descubre M63 (14 de junio de 1779). En enero de 1780 Messier encuentra M64, que había sido descubierto antes, en 1779, independientemente por Edward Pigott y Johann Elert Presagian. Mechain y Messier en un mano a mano encuentran M65 y M66, en marzo de 1780. En abril de 1780 entran en el Catálogo M67 y M68. Con estas 68 primeras Maravillas Messier publica la segunda versión histórica de su Catálogo. Ese mayo del 1780 Messier es hecho miembro de la Sociedad Literaria de Upsala, Suecia. De vuelta al trabajo de campo Messier, junto con Mèchain, se lanzan a la caza de nuevas nebulosas. Para el abril del 1781 la lista de nebulosas y cúmulos estelares ha aumentado a 100. Enseguida Pierre Mèchain incluye M101, M102 y M103. Inmediatamente tras la publicación de esta nueva versión extendida de su Catálogo, Messier añade M104. M105, que Mèchain se olvidó de incluir en el Catálogo de 1781, reaparecen, sumándole el mismo Mèchain M106, en julio. Mientras tanto, Guillermo Herschel, había descubierto el planeta Urano, el 13 de marzo, con la ayuda del telescopio que se había construido para sí mismo y fue durante los siguientes 50 años el más grande del mundo. Trabajando con su "palanca" descubrió Titania y Oberon, lunas de Urano, Enceladus y Mimas, lunas de Saturno, y determinó la dirección en el cielo que sigue el Sol, hacia Hércules, coronando su brillante aventura con su Catálogo de unos 2.500 cuerpos del espacio profundo. Admirador del trabajo de Messier, Herschel le mandó una nota sobre su descubrimiento respecto a Urano, que no era un cometa sino un planeta. Messier recibió la nota el 14 de abril del 1781, e inmediatamente comenzó a echarle el ojo a Urano. Encantado por el trabajo de Herschel, Messier le respondió alabando su inteligencia para acabar con el misterio del cometa que no era cometa ni tampoco se podìa decir que fuera nebulosa. Con el permiso del Astrónomo Inglés Messier pasó la noticia a sus colegas franceses, quienes aplaudieron el trabajo de Herschel y confirmaron con los propios que Urano se encontraba más allá de la órbita de Saturno. El 6 de noviembre de ese año, 1781, Messier sufrió un accidente horrible, se cayó de 7 metros de altura y tuvo que guardar cama todo un año. Durante su convalecencia Mèchain catalogó M107. Entretanto, estimulado por el catálogo de Messier, Herschel, asistido por su hermana Carolina, comenzó a observar el cielo profundo. El 7 de septiembre de 1782, Herschel hizo su primer descubrimiento, la Nebulosa de Saturno (NGC 7009), y en octubre del 1783, comenzó su revisión del cielo del Norte, llegando a catalogar 1000 objetos en tres años, y un total de más de 2500 desde que empezara al 1802 (algunos no se han vuelto a encontrar). El 6 de mayo de 1783, Méchain le escribió a Bernouilli, de la academia de Berlín, una carta que fue publicada en el Astronomisches Jahrbuch, junto con una traducción del catálogo Messier. En esa carta comunicaba los tres últimos objetos descubiertos por él (ahora M105-M107) y rechazaba el descubrimiento de M102, iniciando así una controversia respecto a su identidad (es decir, si es una duplicación de M101 o puede ser identificado con NGC 5866). Messier, ya recuperado, reanudó sus actividades de observación. Pero desde el accidente no pudo generar el gran esfuerzo que exigía la observación profunda y metódica que tanto fruto le había dado hasta entonces. Algunos dicen que también se debió este relax al avance tan tremendo que el telescopio de Herschel había puesto sobre la mesa, al lado del cual el de Messier quedaba ya casi de juguete. Lo cual no quiere decir que su mente, por inercia del trabajo acumulado, dejara de funcionar a nivel "Messier". Charles se concentró en M44 hasta abrir su cúmulo a personajes estelares nominales, e hizo lo mismo con las Pléyades, (M45), y, en general, se dedicó a los detalles de sus descubrimientos ya catalogados, dejando a las nuevas generaciones las profundidades y las nuevas regiones que se les estaba abriendo a sus nuevos telescopios. Regresando, como quien dice, del final al principio, a las fuentes, la caza de estrellas fugaces, con su ahora colega inseparable, Mèchain, junto al cual tuvo el placer de llenar las páginas de los Cometas con nuevos ejemplares, Messier siguió cosechando honores en todas las academias de las ciencias europeas: la Academia de Ciencias de Dublín (1784), la Academia de Stanislav, Nancy, Lorena (1785), y la Academia de Vergara, España (1788). En eso comenzó la Revolución francesa. El 14 de julio de 1789 el pueblo protagonizó la gesta del Asalto a la Bastilla. Bajo la vorágine la revisión de su Catálogo hubo de esperar a tiempos más calmados. Cuatro años más tarde, como todos sabemos, llegó "el Año del Terror" en Francia, 1793-1794. El Rey Louis XVI era degollado el 21 de enero. El Periodo Rojo terminó cuando Robespierre fue a su vez guillotinado el 27 de julio de 1794. Durante ese tiempo Messier perdió su sueldo y pensión, y Lalande tuvo que pasarle hasta combustible para la lámpara. Méchain igualmente sufrió el revés y tuvo que huir de Francia, más que nada por ser ambos hijos de la aristocracia o servidores de la misma. Una vez muerto Robespierre, Mèchain regresó a Paris y fue compensado por el Nuevo Régimen con la nominación para la Academia de las Ciencias y las Artes que vino a sustituir a la Antigua Academia de las Ciencias. Mèchain, después, saltaría al Intituto de Medidas, arrastrando consigo a su colega. Ya he dicho que a Méchain se le debe el cálculo de la longitud universal del Metro. Messier, siguiendo con lo suyo, descubrió otro cometa, el 12 de abril de 1798. Su fama - fruto de una extroversión innata en él, todo lo contrario de la introversión megalómana de Flamsteedle fue de más ayuda a su Catálogo que ninguna otra cooperación colateral imaginable. Era su personalidad la que cautivaba a sus colegas y al mundo del conocimiento en general. Pues si comparamos la magnitud de su Catálogo con los enciclopédicos Catálogos de Flamsteed, Herschel y socios, el de Messier es un minúsculo aporte al progreso astronómico. Su personalidad y su constancia fue la que lanzó su Catálogo, aún siendo la propiedad intelectual del descubrimiento de sus objetos de otros astrónomos, al estrellato, deviniendo asociados a su nombre cuerpos celestes descubiertos por otros. De donde se ve que puede más la humanidad como patrimonio que el pensamiento como propiedad. Su gloria, en suma, se debe más a su humanidad que a su pensamiento y fue por la primera que los astrónomos de su tiempo no tuvieron jamás problemas para trabajar con él, y aún a sus 71 años, edad más que larga en sus días, las generaciones más jóvenes contaban con" el Maestro" para sus observaciones y proyectos. El propio Gran Napoleón, el Primero y el Único Napoleón, cautivado por la grandeza, que Charles le debía más al respeto, admiración y cariño que le tenían todos sus colegas merlines que a la magnitud ciclópea de su trabajo, le concedió la Legión de Honor en el 1806. La envidia, que a los buenos nunca les falta, ni la admiración les sobre para defenderlos de la otra, quiso arruinar la memoria de aquél merlín que hizo su carrera como el Quijote en escuálido mulanco contra el potro de pura raza del Caballero de la Luna, escudriñando los cielos con medios irrisorios comparados con los que se pudieron pagar sus contemporáneos, cuando en su vejez Charles le dedicó el cometa 1769, año de nacimiento del Campeón de la Revolución, ¡oh Napoleón! Episodio infantil e inocente que los sabios de las nuevas generaciones, ya picados por el mal bicho de la Ciencia como palanca a la gloria personal, utilizaron para tachar al gran maestro de astrónomo ortodoxo que aún creía en la relación entre cometas y el nacimiento de grandes hombres. ¡Tal vez porque Napoleón no lo fuera, un gran hombre! El declive del maestro vino con su ceguera y su pobreza para competir con los nuevos instrumentos astronómicos. Aún así, los que le admiraban seguían abriéndole a su Catálogo Puertas y teniéndolo en la Primera Categoría de las Ligas en que los nuevos astrónomos, cada vez más científicos y menos hombres, quisieron arrinconar a aquel Messier todo antiguo. En el 1815, Charles sufrió un ataque parcial de paraplejía que le dejó hecho polvo. Después de la recuperación, nunca completa, asistió a algunas sesiones de la Academia, pero su vida caminaba ya al ocaso, que alcanzó la noche del 11 al 12 de abril del 1817. Charles Messier tenía 87 años. Fue sepultado en Paris el 14 de abril en el cementerio de Père Lachaise, donde descansan todas las glorias de Francia, y alguna importada del extranjero, como el inolvidable Jim Morrison. Los astrónomos de todos los tiempos honraron su memoria, pero ninguna tan imperecedera como el Catálogo que lleva su nombre.