d. pedro calvo asensio. sección política d. práxedes m. sagasta.

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AitUlas 180 r s sem.—Fiipinat y América del Sur, SOOrs. soin,—Francia y Porlnaal, /6 rs. (ÍO
francos) trim.—Resto de Europa, 180 r s . sem.—Países con (lue España no ha celebrado convenio
postal, 200 rs. sem.
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NÚMEROS S: ELTOS: 8 ctos —Anuncios y comunieaiot, precios convencionales.
La Redaceioa ne retponde de (o» originales q«e se la remitan, ni te encarga de devoherlos.
FUNDADOR:
D. PEDRO CALVO ASENSIO.
dado por aquel y de la's doctrinas políticas qJe
contiene, dijeron si con ellas estaban conformes; hecho lo cual por el señor secretario y habiéndole esouehado los cononrrentes con la
mayor atención, fueron aceptadas por uaaniComüé progresüla
de Villatmeva y Géltrú. ' midad.
Se dio conocimiento 'de una comunicación
VitLANüETA Y GELTHÍ' 13 do diciembre i
da 1865.
__
,
I de don f edro Grajera Gata, vecino de la Albuer a , en la que manifiesta el sentimiento qne
S«fior presidente del Comité central.
En reunión qne celebró el partido progreaiata | tiene en n o poder asistir, por impedírselo sus
de esta sección el dia 5 del próximo pasado mes ! muchas ocupaciones; pero que por ai y á nomde n o v i t m b r e , al objeto de ocuparse de la reno- | bre da nuestros correligionarios de aquella
vacien de Comité * fueron elejidos para consti- ; viUa, se adhire al acuerdo que se tome por la
. tttirlo, .entre las unánimes aelamaciones de la con- ' mayoría.
Se dio cuenta da los trabajos que el CoBiité
correncia, los señorea siguientes:
Presidente: don José Antonio Saos.
¡ á -quien se iba á relevar había praetioado duVicepresidente: don Francisco Lluoli.
j rante el tiempo de su cometido, y s e p u s o e n
Vocales: don Pedro Martin PoUés, don José , conocimiento de la junta de formación qnefln
Ferrer j Riba, don Antonio Sama, don Juan Bau- ' el mismo períod» había tenido lugar dé Comitista Simeón, don Jaime Badell, don Félix Biba, tés en las cabezas d e partido de Méridá, d<m
don Sebaótian Bernis.
j Benito, Olivenza, L l e r w a , y en Oab«za d*!
Secretarios: don Jasé Antonio Benaoli, don Ma- i Buey; á los cuales presiden reapeotivamonte
noel Capdevila.
I don Andrés Galán, don Guillermo Nicolau, don
y todos los espresados señores, poseídos del más ! José Melero, don Juan Andrés Bueno y doK Ma,?
vivo entusiasmo, aceptaron los patrióticos cargos nuel Gallo y Rey.
Por don Nicolás Blasco se presentó upa proqne respectivamente se les confirieron, designan- i
(ÍO como sus representantes cerca de la Junta de \ posición susoritq por varios señores, encaminada á
provincia á los dignísimos y •jonsocuentea pro- | que se nombrase una comisión Dominadora, comgresístaiü don Paíaaño Masadas y don José de j puesta de cinco, siete ó más individuos, que pre*
Jesús Puíg,
•
I sentara 4 U aprobación de la Junta la candidaturaAl tener la honra el Comité nuevamente eleji- ] de loa que habian de componer el nuevo Comité;
do de p^wSfl á «as órdenes de ese Central, falta- y tomada que fué en consideración^ se procedió
ría índydBbkiBecte á su deber si dejara de adhe=- i á designarlos por indicación de la generalidad de
ñrse eaTuTOsamente »! manifiesto-progran a álti- los concurrentes, quedando ijomhrados loa seño«lamente diríjído á la nación per Jos legítimos rea don Antonio Navarro y Sánchez, don Nicolás
representantes del partido, y a que los principios Blasco, don Enrique Márquez, don Manuel Pérez
en el mismo consignados sintetizan las nobles as- Martínez, don (l'regoria 'Hoyuelos, dan Vicente
Espino, don Manuel Martínez Maoías, don Antopiraciones del partido en masa.
PJO Alv^rea Ortiz, don Isidro gomero, don F r a u ,
Dio.<» guarde y Vd, muchos afioa.—El presiden- cisco Moriano, don Jacinto Vara, don liuia Sos»j
te, José Antonio Sins.—El georetario, José Ante- ; doB OárlQS BoteÜQ áel Castillo, don Juau Antoaio Benach.
j nio García y don Juan Cuesta.
BOLITIS DI lOSCOMiTlS
DEL PARTIDO PROGRESISTA.
Se hizo presente á la mesa en nombre de don
Luis Delgado, don Francisco Prudenció, don Manuel Martínez de la Eíva y don Francisco López,
Señor presidente del Comité central progresista. que no les era posible concurrir; pero que desde
Muy señor nuestro de la más alta estimación: luego estaban couformes con el acuerdo que toLos progresistas de esta distrito, quizás el más mase la mayoría.
trabajado per los adversarios políticos, que no
Por indicación "del señor presidente, que fué
por tsto ni por BU número decayeron jamás de su
profunda convicción de que la raizon asittió siem- aceptada, se procedió á formar una lista nominal
pre á naeatro p.'srtido, y que el porvenir le perte- de todos íes concuirentes que desearan constasen
;Qece, han visto con ñl mayor júbilo el manifiesto sus nombres como asistentes á la reunión.
Terminado el trabajo de la comisión nominade e¿3 Comité central de SO de aúvjSBjbre último,
y carta d d ilustre duque de la Victoria, y tieiieft dora, el sefier secretario leyó en alta voz la canel honor de manifeelar su más cordial y sincera didatura formada por aquella, de loa señores que
sdhesion, muy satisfechos de la armonía y gene- han de componer el Comité; y hallándola conforralidad de ideas y de principios que proclama el me con los deseos de todos, fueron aclamados por
partido progresista, el único que en su purgza, i unanimidad lo señores:
Don G abril Suarez;, presidente,
rectitud y patrietismo puede conjurar el grande ,
d e i r d e n y confusión que por todas partea aflije i Don Antonio Navaarro, vicepresidente.
está nación un tiempo y a digna de mejor suerte. I Pon José María Domínguez. — Don Manuel
Con esív"» ocasión t enen la iatigfftocion de ofre- ' Martine» Moíon. Don Joaquín Bos.—Bon J o cerse á su» órdenes con el mayor respeto y afecto ' sé Pérez Martínez.—Don Antonio Ramos AlVaS. S. S. Q. B. á. M.—El presidente, Manuel de ' reg.--DQn FaHgtino Izquierdo.—Don Francisco
¿ i o n e s y Cárdena.—Jíl vocal, por José Torreoi- Cieaf uegos. - Don Ramón Lagardere.—Don Ma11a, Briones.—Vocal honorario, Francisco Paje.— nuel Aller.—Don Luis D e l g a d o . - D o n " M a n u e l
Bl vocal, Julio Gusano.—Vocal georetario, por ;Martinca de la Biva.—Don Carlos Botello.—Don
»cuerdo del Comité, Dionisio Palo,
i Juan Coeéta Arroyo.—Don Juan Antonio García. - PoB Viesnte Espino.—Don Pedro Grajera
Gata, por la AJbuera.—Don Andrés Grajera, por
Comité progresista de la prúvincia de
¡ Talavera, vocales.—Don José Diaz Figueroa y
don Vicente Falcuto, secretarios.
Badajoz.
j
Acto seguido |^ constituyó el Comité nombraBABAJOZ iO de diciembre do 1865.
I
do, « > n a « ( r t e n c j a ^ l w señores que se haliaban
Sefior presidente del Coniitá Central.
/
Muy señor nuestro y de nuestra m.Ss distin- preBcntes,
guida consideración; j ^ M é ^ f s e verifioSds él ' E¡ señor presiflcEte usó de la palabra para dar
iipmbramiento é jostalacion" de i-sto Comité pro- las gracias en nombre del Comité, por la honra
vincial, como verá por el acíi que tenemos el ho- que á todos eabiaen la reelección d»«noB y elecBOr de remitirle para que lo ponga en conoci- ción do otros para t a n distioguidos puestos. Los
miento del Central, que tan dignamente preside, ge'fiores Navarro y Bjtello también la usaron coa
falta solo se sirva decirnos si merece la aproba,- el mismo objeto, mereciendo todos la general
cion de ese centro directivo.
i complacencia.
Con lo que terminó el acto, siendo la hora de
Deber nuestro es manifestar también que contra lo que infundadamente creían y propalaba!^ las seis menos cuarto de la tarde; y lo firman dinuestros adversarios, la reunión fué numerosa chos sefioros, de que cert"flcamoa. —Bl presidenhasta sobrepujar nuestros deseos. Todas las cla- te, Gabriel Suarez.—Vicente Falcato y José Diaz
ses todas laa fuerzas vitales y produotoics de Figueroa, secretarios,
IComité progresista
de Priego.
Prímem edición.
Martés.2 déjaiero de 1866
Año XIV.—Número 3548
\
ALBESDEA 10 de diciembre de 1865.
l a sociedad estaban representadas dignamente, j
Comité progresista de
Salamaneá.
y el más perfecto acuerdo reinó durante toda la i
sesión.
i
SALAMANCA 16 de dícmbre de 18G5.
Somos con la mayor consideración sus afee- I
Señor presidente é individuos del Comité centísimos amigos y correligionarios seguros ser- tral progresista.
vidores Q. B. S. M.—El presidente, Gabriel SuaMuy señores nuestros y amigos políticos: Rejez.—Vicente Falceto y J o s í Diaz Figueroa, se- unidos la noche de ayer en Junta general, un
cretarios.
crecido número de personas pertenecieEtea al
partido progresista de esta capital, con objeto de
En la ciudad de Badajoü, á ocho do diciem- proceder á la reaovacion del Comité, se practicó
bre de mil ochocientos sesenta y cinco y hora con el mayor orden, habiendo sido elejidos para
de las tres de su tarde, se reunieron en e! ¡ocal esta población y pueblos rurales de este distrito,
de las casas consistoriales los individúes del los siguientes:
partido progresista de esta capital y pueblos del
Presidente, don Alvaro Gil Sanz.
distrito judioiai , previa citación por papeletas
Vicepresidente 1.°, don Mariano Ciceres.
generales da aviso é invitación hecha á los de
Id. 2.", don Blas Pérez García.
fuera, y con conocimiento de la autoridad de
Secretario, don Hipólito González Rey.
provincia y Iccíal, con objeto da renovar el CoVicesecretario, don Manuel Bartolomé.
mité y nombrar otro de distrito y centro provinVocales, don José Martin Blanco.—Don Juan
cial.
Manuel Agreda.—Don Joaquín Colsi.--Dün F e OoBstituida 1» mesa por los señores del Comité lipe Telier.—don Miguel Iglesias. - D o n Antonio
«alíente don Gabriel Suarez, presidente; don José M u ñ o z . - D o n Juan Bernardo García.—Don MaMaría DcBsingnez, don Froncísco Cíenfuegos, nuel Carballo.
don Antonio Ramos Alvatez, don Faustino IzEste nuevo Comité h a ereido conveniente poquierdo, don Manuel Martínez Morón, don Joa- nerlo en conocimiento de ese centro directivo, y
quín Bas, don José Pérez Martínez, don Ramón aprovechar la ocasión de giludar á sus amigos
de IJagardere, vocaleí; y don José Diaz Figue- políticos servidores Q. S. M. B.- El presidente,
roa, ge«rettiio, el primero nsó de la palabra para Alvaro Gil Sanz.—íl secietario, Hipólito GonmsmimiMT á los concurrentes el objeto de l a zález.
reunión, coa el que estuvieron conformes.
SALAMANCA 17 do diciembre de 1865.
Por dicho señor presidente se mandó leer I
Señor presidente é individuos del Comité cenel manifiesto dado á la nación por el Comité
Central, áfinde que enterados todos d é l o acor- tral progresista,
.
ruN'TOfi
DI: SUKCRÍCIOX.
!M\rR:D: Aüministracion <le I.n llieria. Vaivo;-íle. IG, y on t-ndas Ins Iibror;-i-í.
PBOViNctsís: Oficinas de H-a ihcrlit, girando dii-ecti^iioiitc ó cu cisa á"; n'iesivo-; comisionados.
Caio://afiaiio, Charlain y Fcriiaiitlcz.—í'ííípínaí, Admiiii^rracun del Dinrio de MnnHa.-—lAs\¡oa:
librería de Campos, Rúa >'ova do Alrnada, núm. 68—7'a)-;». librerías O. V>. Bíilliere, Denné
Schmitz, Iníernationa'e , J . Lecuir v de A. SaaTcdr.v —/.(in-íro, I-:, l'ricfn. — 183 Fenchur
Street, cm, E . C. — .Yi-u--l".jr'í, IJ. Í>úiiioi-o, y c:i la-, priiicipaioá li;ji-or;r'.s do todos los
países.
hoy 1 ij a. A l menos antea marcaban u a catain©
y dejaban u n débil resurso; ahora no hay camino, no h s y recurso, y d o a d e no h a y camino
trazado que seguir, ni h a quedado recurso para
«pelar do eaalquier.-i tijravio, no hay posibilidad
•le jui.tícia; solo es posible la arbitrariedad y el
capricho.
L i escuela de las reformistas n o hs, dejado
mejor paradoa loa d e r e c h o s y la justicia q u e los
demás ramos d e la milicia.
Los derechos e n el ejército español desde
principios del siglo pasado, han sido m á s bien
coneuatudinacios qua escritos. L o poco que e i tableee el Código militar y algunas reales órdenes, está bisado e a la antigüedad con buenas
notas; y si bien es cierto q u e dejaba mucho que
E s un hecho que estamos preseaciando y q u e
desear, se hallaba hasta casi compansado por el
iateresa espUoar, 1A aetitud hostil j justamente
espíritu d e estricta jastiaia que animaba 4 las
indigosda de los pu-tiáos políticos s i - m á lit
autoridades superiores. Geaeralmeate, en a q u e tinicii liberal «n el poder. Vamos i préseifidíf
lla ép3ca eran los jefes militúres sugeíos de esmerada educación qua, si debían sus asceusoj á
por u n momento del juega reprobado de que se
los favores dol Monarca, ó á sus méritos, n o S9
valió para lleg«r otra vez á los consejos de la
hfibian pervertido coa intrigas rastreras y consCoreaa, j fijar la atemcion en la razón funda»
piraciones b a s t a r d a s , dirijidas esclusiyameats
mental q u e tienen todos los partidos para h a al medro personal. A s í es qua estimaban u n a
cerle guerra sin tregua hasta que desaparezca
larga carrera sin mancha, respetaban la antigüedad y honraban á los oficiales encanecidos
para BÍempre de la esfera política.
en el servicio: bastaba el título de veterano para
L a UBÍOB liberal no responde por su fliacion
ser ntendido y preferido.
y ftttteoedeutes, ni por su criterio de aplicacioa,
H o y todo h a cambiado: los derechos coná ninguna de las escuelas políticas eonocidas, y
suetudinarios n o existen, y respecto de los escritos, hay tantas disposiciones contradictorias,
es considerada por los partidos procedentes d e
tantas aclaraciones oscuras, tantas reales órdeéstas escuelas cerno u a elemento estraño y a l .1»
;
- _
nes resolviendo casos particulares q u e establetamente perturbador del- movimiento político
cen jurisprudencia para la reselucion de otros
JUSTICIA. MILITAR.
de lyaestra sociedad. L a escuela realista, formaiguales, parecidos ó análogos,, que nadie, absoLas Ordenanzas del ejército, importación tras- lutamente nadie sabe á qué atenerse.
d s hoy por los antiguos absolutistas y por los
A ñ á d a s e á esto los reglameatos especiales d e
neo-eat4licos que comprenden no poder realiaar pirenaica, contrarias al carácter español y elevados sentimientos d e nuestros soldados, convir- cada arma, de cada instituto, d e cada corposus aspiraciones lino dentro de dicha escuela, tieron á los aguerridos tercios de Castilla, honración y de cada colegio, coafeccionados á m e que tiene su filiación en la historia y trabaja r a y, prez de la patria, en regimientos de autó- dida del gusto y aspiraciones d» los direcíoEe.^,
por retrotraer la vida de los pueblos á aquellos : matas al mando de coroneles, en su mayoría sin tomar en cuenta ni las Ordenanzas gene'ratiempos en que, dirijídos por su criterio, los iestranjeros, como una buena parte de sus subal- les, ni ios reglamentos de los demás institutos,
ternos; introdujeron en sus filas la disci¿)lina y se comprenderá el caos e n q u e se tiene al
creía felices, combate llena de ira á una agru- i
®rvil de las tropas de Luis X I V ; mataron el ejército. Y si á «ste verdadero caos se agrega
pación' que nada signifiea, y que hipócrita se espíritu militar y caballeresco que tanto distin- que el único recurso consignado para los ofipostraba ayer á £U3 plantas para hacerla hoy guía á los bravos campeones del Garellano y ciales, la facultad de acudir hasta N o s (el E e y )
de L e p a n t e ; destruyeron, en fia, las paternales en representación de su agravio,» es c o m p l e i v
cruda guerra.
Ordenanzas q a e r e j i a n , cuyo espíritu noble y mente ilusorio; resultará q u e los individuo!", ¿ e l
L a escuela doctrinaria que e n ^ n d r ó al parti- generoso, inculcaba al soldado sentimientos de ejército, todo lo h a n de esperar d e b . 'oenevodo moderado, aparece llena de indignación al dignidad, propios del más leal y cumplido ca- lenoia, capricho ó disgusto de sitis superiores,
verse frente á una fracción que es una rama es- Ibftllero. A s í e s , que los tercios é r a a nutridos por da la intriga, de la a d u k o i o ^ y de las influenpúrea de ella, que n o sustenta doctrina porque tá flor de la juventud española. E n ellos sentaban cias q u e de cualquier ma'iera se p r o c u r e n .
p k z a d e piqueros los Cervantes, los Ercillas,
B»jo el régimen t-i^soluto, el Rey era el j u e z , ,
BO la tiene, y qne hace alarde de n o tenerla, v i - fes Mondragones, loa Leivas, los duques de
el legislador y Í^\ jefe supremo del ejéi-cito, con
viendo al calor d e cirsunstancjae q u e simulada- ¿ I b a y tantos Otros ilustres varones, gloria de un seoretarVo del despacho de la Guerra. É l
mente se crea, y haciendo tmeicaí ¡^m su con- ] u armas y, esplendente antorcha de las Tetras. R®y presidia el Consejo Supremo d é G u e r r a y
L a s antiguas Ordenanzas prohibían los casti- M a r i i s , oía la discusión de los ministros y las
ducta última á^su conducta aaiÚrior. E l partido
gos infamatorios. L a s de Felipe V , arman a l censuras d e los fiscales y después resolvía. E n moderado h a desacreditado sus d<}otrinas con
cabo oon la vara, imponen el palo, las carrertig tonces el oficial q u e acudía á S. M . podía Abrisus ambiciones'y sus crímenes; pero procura de baquetas, la mordaza, el fierro candeste para
gar la esperanza de recibir reparación d e su
reivindicarse ante los demás partidos, prescin- itravesar la lengua y hasta lahorea, cimentando agravio. A h o r a el secretario se h a trasformado
diendo de los actos de. sus hombres y recordan- !a disciptoa del terror con uno penalidad e s - en ministro responsable. E l Rey constitacionil
do que no es u n partido advenedizo, sino q u e pantosa, sin consignar a l soldado garantías, n i PQ-§obieraa, asiente al parecer d e sus minia^ e ^ a ^ n i a g a a gfeero, como tampoco Seiba
pertenece ¿ una escuela q o é tiene títulos para á a s al oicial, bien q u e rara vez le señalas pe-. tros que, bajo su personal responsabilidad, g o biernan. Y si bien tiene el derecho de retirarles
militar entre las dera&í escuelas políticas.
nalidad.
su confianza, no es de suponer se la retire p a r
Pronto se tocaron laa oonaeduencias de este unos cuantos agravios q u o el ministro d e la
Y nosotros, ¿cómo hemos de asentir á q u e
dirija los destinos ¿ e l a nación J ^ a b e r t o í e cambio. Los defensores de l a patria convertidos Guerra h a y a inferido h algunos individ<i{»s,
en presidiarios sin cadena y obligados al mismo máxime si en política, tiene el ministeris mayocorrupción política que m a » c M O ? M » yerdade»
repugnante rancho del galeote, no contaron y a ría parlamenteria. Esto e n el caso de tener la
ros partidos coa su p « d r e d a » b r 6 y averifítenza entre ellos caballeros que empufiáran la pica y
Corona ceisoeimiento de los agrayiea.
é, quien le patroeina? ¿Cómo no hamos ú i i>uj- honrados voluntarios que nutrieran las filas de
8i ©1 agraTÍo hubiese sido recibido d e otra
nar por dsstrnir la existencia de esa colestÍTi- los regimientos. F u é preciso para llenarlas re-, autoridad, tampoco le queda «1 demandante este
elutar á mal entretenidos en las t a b s n a a j ape-» recurso, á n o tener en su mitno grandes influeudad descreída y atentatoria i los derechos de
lar á los vagos, v hasta que loa tribunales ordi- cías. N o es de esperar del ministio de l a G u e r les demás partidos, q u e no hultiera aparecido narios sentenciaran por delitos comunes á serr a , suponiéndolo los mejores dsacos de hacer
segunda vez en el poder si e n esta desdichada vir con lai a m a s por un número de años mayor Jusiioia, que quiera rompsi coa u n amigo que
nación existiera ua^ mediano criterio de ( y o . á m e s o r según el delito.
le apoya, q u s pueda reemplazarle ó que por h a Hemos hecho nnajligera eícnrsion antes de ber ocupado anteriormente su puesto, le deba
biermo?
entrar de lleno e s nuestro asunto, n i para comE l partido progresista, que ge precia de per- parar loa tercios con los regimiento?, ni las a n - singulares favores. V é í s e , pues, cómo este r e curso ea completamente ilusorio.
tenecer a l a escuela m á s racional en política, tiguas Ordenanzas con las actuales, sino para
iPudiera dedueirse de lo expuesto, que bsjo el
i la escuela liberal europea q u e , partiendo de poner de maniflesto la_ principal causa de que régimen constitucional n o tiene remedio este
la soberanía nacional, como principio generador en Españ.'i se apagara el espíritu bélico de su mal, cuando desde 1848 no se h a procurado haj u v e n t u d , se marchitaran los iamarcesiblea llarlo. L o tiene fácil, más seguro coa la forma
de su sistema político, acepta la idea de derelaureles, envidia de las otras naciones, y de que
cho como criterio de acción de esa soberanía; veamos hoy dia la repugnancia con que vienen é régimen representativo que con el monárquico absoluto. Ño se h a encontrado el remedio,
él, que cuenta e n su historia los diaa m á s glo- los quintos á cubrir los rsemplsíos del ej?reito, porque no se ha buscado.
riosos de la patria y la h a puesto e n condiciones t«n maltratado y deprimido durante siglo y meL a administración de justicia tiene en la mide vivir la vida libre de las sociedades moSer' dio, rejido casi siempre por generales estranje- licia u n modo de ser especial; hay doa elases da
ros, y hace veintidós años entregado á los disñas, tiene como u n principal deber combatir cípulos del peor de todos ellos, del conde d e Consejos de guerra que], á semejanza de J u r a do, se reúnen para diotar sentencia y se disuelsin descanse á esa elemento repulsivo é inmo- España.
ven terminado BU cometido; pero hay también
Fácil e s . eemprender por lo anteriormente un Tribunal permanente, compuesto de u n a u ral de nuestro desenvolvimiento político.
L a razón de doctrina y de dignidad que e x i s - e x p u e s t a q u e n o aceptamos la vulgaridad d e ditor, juez letrado, u n fiscal letrado y u n e|crique nuestras Ordenanzas son una obra maestra, bano. £ 1 Tribunal se llama J u z g a d o d e guerra
te e n nosekos para n o dar cuartel á la unión
digna d e l mayor respeto y veneración. Esta
liberal, milita también e n el partido demo- creencia podrá ser útil á los que tienen el látigo de la capitanía general.
Las sentencias de las causas falladas e n Concrático, que vé además en ella su implacable en la mano y á los que re propongan conver- sejo de guerra, pasan á la aprobación del capitirse en negreros de carne blanca, para los cua- tán general; y si éste, oído su a u d i t o r , se converdugo.
N o es, pues, la pasión de partido la que mue- les no e s todavía bastante draconiana y arbitra- foríaa con el dictamen favorable á la sentoncia,
ria y necesitan adulterarla y embrollarla cada queda esta las más veces ejecutoria, sin responve á estos á tomar la actitud q u e hoy t i e n e n ; dia más.
sabilidad de parta de la autoridad militar, qua se
es el país que les pide su defensa, es u n sentiH í m c s creído siempre que las Ordenanzas supone loga en la penalidad q u e establece la
miento de dignidad y decoro político que les militares tenian muchos y graves defectos; pero Ordenanza, y sin duda también e a la gradación
mueve á ello. Cuando es u n partido el que dii i- asrí y todo, son mil veces preferibles á lo que y apreciación de laa faltas y delitos cometidas
Muy señores nuestros y amigos pslíticos: Tenemos la satisfacion de poner en conocimiento
de Vds. que nuestros amigos político.^ de Tamames, pueblo importante del partiJo do Saqueros,
reunidos en 11 del cniriente, han constituido un
Comité, siendo prebidente del mismo don Felipe
Vicente Caballero; secretario, don Andrés López,
y representante en el provincial, don Jacinto
Cerezo.
Con este motivo saludan á VJs. y se repiten
suyos sus amigos políticos servidores Q. S. M. B .
—El presidente, Alvaro Gil Sanz.—El secretario,
Hipólito González
SECCIÓN POLÍTICA
j e los destines de la nación, l e s o l n e a d o las
euoftioaes que le llevaron al peder con el criterio propio de su escuela 6 sistema, oacuentra á
los partidos adversarios diapuestos á eutrar con
él en lucha levantada de principios é ideas; pero
tratándose de la situación actual no es posible
tal conducta. Ella que t o d i lo convierte e n miBerias, no deja lugar á nada noWe y dejoroso
lino fuera do sí; y como ea necssarlo darla á
coíiOter al país, tal cu»l es, para que no sa dij'!
Seducir por sus hipocresía', de aquí eis espíctáculo de lucha intransijenta q u a soittens la
opiídon por todos sus medios de manifestación.
Este estado de eo^aa 63 u a efecto, es la e s freeion de u n mal, cuya causa- primorJiai
,8stó e n GroWernos qa% como el actual, llevan
la perturbación á todas las esferas de la soeiedad. E n la sociedad e.-pañola, más q u e en
ninguna otra, la acción política del Gobierno
influye poderosamente e n todas las clases é intereses; y cuando esta camina ciega, desatentada y corruptora, no pusde haber tranquilidad en
los ánimos, n i posibilidad de lucha d e doctri.
ñas, y los intereses se alarman, y los partidos
toman una actitud imponente aprestándose á la
liicha para poner r e m e l l o radical á tantos
males.
.
DIRECTOR:
D. PRÁXEDES M. SAGASTA.
en acto del servicio d a a r m a s , ó fuuoion d a
guerra, únicos en q u e pueden y debsu e a t e n d s r
los Consejos de g u e r r a para j u z g a r á oficiales.
C o a t o d o , se ¡a conceptúa b a s t r n t s ilustrada
para quo también sin rcspoQsabl idad pueda n o
conformarse y entorpecer l i acoioa de la j u s t i cia, cou la simple fórmula de llamar á u n abogado que no entiende las m á s veces una palabra
da milicia, ó que por lo menos, desconoca sna
hábitos, y n o tiene i d s s , ó la tiene e x a g e r a d a ,
de la importancia ci^- la falta qua h a sido llaman
doájuzgar •
Considerada esta por el prisma de los hábitos
domésticos, vida del hogar paterno y sociedad
civil, el criterio del abogado acostumbrado á las
leyes comunes, á propósito para correjir estraVÍ03 y penar los delitos del ciudadano i a J e p e B diente, q u s solo tiane obligaciones generales
q u e cumplir, n o r e ú n e seguramente las CíBdiciones necesarias, y graerá dp poea g r í v í d a d é
insignificantes, faltas y delitos milittires de i n mensa trasoandefiola para la seguridad del E s t a l o , disciplina y vida de los ejércitos.
P a r a juzgar á las clases d e Iropa, t a n t o p o r
delitos militares como p o r dfcUtQS comtssoR (escepto los que oeasionaa desrluero), se reúne e l
Consejo de guerra ordinario, compuesto da seis
capitanes, vocales nombrados e n el acto por Ja
plaza, y u n presidente: sua sentencias, a p r c b a dfl.s por el parecer del auditor con la conformrdad del capitán general, causan ejecutoría.
Los -oficiales d e todas las categorías h a n d e
ser j u í g í d o s por los delitos p u r a m e n t e militares e n función del servicio d s a m a s , , insubordiaacion, iniíbediencia y algún otro, on Consejo
d s g u e r r a d a oflaiales generales;»p¿rj se h a i n troducido tal abuso, q u e apañas b»y f a l a n i d e lito eoHüiu que no sea visto y fallado ea Canf ^j o ' d e puerro. D a esta manera, p o r cisrto mijy
cómodo para los J u g a d o s d i g u e r r a de las capitanías generales, se ahorran, feabajo é iLflB&ncias los auditores, mns q u e l a justicia sufra entorpecimientos,
• Los vocales gon nombrados por la pla'is, y
loa preside y deba presidirlos el capitán g e a e r a l
son asifléncia del auditor p i r a asesorar é ilust r a f e l Consejo, n o para dar voto. S a mota l a
anomalía, que el mismo qaa h a asesorado y e l
presidente que h a formulado s u voto p o r escrito, quizá decisivo, puos sabido os que en algu-.
nos casos vala por dos, aprueban después e n
calidad de capitán general y da auditor, o d e s aprueban la sentencia. E s decir, se aprueban ó
desaprueban á sí misraos. M á s claro: con semejante dualismo, ejeraea grave presión sobre e l
©pnsejo.
Aunqu© algunas vec3s las secteBcias seau
ejecutorias, paiaii al T r i b u n a l Supremo da G u e r r a y Marina para qua s i a c i o a e ooaio j a s t ) , l o
que tai vez es injusto: así 'aooiiíece p o r carecer
de atribuciones prop:a.fi, lii,sta L \ p-anío da see
en esta parta inferior c-l Tribunal S a p r e m o á
cualquier otro trlbucal ordinario.
E n los delitos POmuHeS; cometidos p ^ r oficiales, debe éateiider el J u í g i . d o da g u í r r a do l á
capitanía general, y e a deSnitiva, la S a l u d e
mip.iicros t o g a d c s ' d e l T i i b u a a l Supremo d e
G u e i r a y Marina.
Hecha-esta breve reseña de los Consejos d e
guerra y Tribunales, veames cómo füncionia
hoy y á q u é estado h a llegado la j u s t i c ' a m i litar.
Sabido es que los fiscales militares sou ncmb r a d o s y elejidos por los capitanes g o c e r a k s y
que actúan en los pi-ocedimientos b a j ó l a p r e sión de los auditores de guerra, quienes como
letrados juzgan si el sumario c t i á bien concluido, se halla en estado de elev.irfe á p'enario ó deben evacuarse otr.i8 declaracioncí, i n terrogatorios ó nuevas diligencias é impon?»
(escudados con la autoridad del capitaa general) correcciones á los fiscales, de aSgmios me?os
de castillo por faltas verdaderas ó imaginai ia^»,
procedióndose en esto caso al nombramitioto d a
otro fiscal que, escarmentado e n cabeza ¡jet a,
cumple su'cometido más á g u t t o del ándito,'.
Últimamente dico quo el proceto se hPjla (n
estado de verse y fallarse en Consejo <\íi s u p r r a .
Este, sea de capitaues ó de gcner'í.'ies, n o tiene
m á s camino que dictar sentencia, p o r deFectuosoB que halle los procadimÍPiítos j p o r muchas
ilegalidades que encuentre á c;«da paso: !e fslá
prohibido suspender e l fallo, y no p u s d e protestar por faltas n i aun fov inoompeíeucia.
Son por It) tanto los auditores la ruada catalina qnü d i vida, movimiento y direceion á la
jüScicia militar; sin otro regulador-qua su probidad, inteligencia e n las cosas do la milicia,
consumada práctica é independencia por la i n amovilii! .d de su destino.
Mas suponiendo probos á estos altos funeicnarios, no podremos igualmente suponerlos 4 t e dos dc-tados de la necesaria inteligencia en l a s
cosas de la milicia, n i d a consumada prácLica,
y tenemos gran scitisfeccion e n nianilestar que
conocemos algriusos muy entendidcs, y muy dignos d s £u elevada misión.
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ilStífiTScA fiíffiSATIVA DS LA IBESIA.
—¿No ha visto vuestro general á esa pobre?—preguntó
J u a n Oullier al cazador que estaba á su derecha.
—•¿Por qué lo decís?
BIBLIOTECA BECaZATIVA BE L i IBERÍA.
—No, mi genera!; ni aun por sefias, atendido á que tiene
atadas las manos.
— ¿ t e habéis visto hacer un gesto con la cabeza, decir
una palabra? Ya lo sabéis; entre estos mozos, un gesto
basta, una palabra lo dice todo.
—No, mi genera!.'
—Pues bien: entonces, haced que coman vuestros hombres, oápitan; dentro de nn cuarto ds hora nos pondremog
en marcha.
Los gendarmes y la Guardia naoionil bastarán para
•ustodiar la ciudad; yo llevo mis veinte cazadores para es"
plorar el camino.
Y el general entró en el interior de la hospedería.
Los soldados hicieron sus preparativos de marcha.
Durante este tiempo, Juan Oftllier continuaba sentado
sobre una piedraenmedio del patio, vigilado por dos gendarmes.
&a semblante conservaba su insensibilidad habitual;
con sus dos manos atadas acariciaba á su perro, que le había seguido, y que apoyaba su cabeza sobre las rodillas da
BU amo, lamiendo do cuando en cuando las manos que le
acariciabaní como para recordar al prisionero que, ea su
infortunio, había conservado nn amigo.
J u a n O.ülliar le acariciaba dulcemente con uua pluma
de ánade salvaje que había cojido en el patio; después,
aprovechándose de un momento en que sus guardianes habi.tn cesado de mirarle, introdujo esta pluma entre loa
dientes del animal, le h k o una sefisl de intelig^encia, y se
levantó diciendo muy bajo:
—|¥éte,Pataudl
Elpeneo se al»jó silenoiogamente, mirando de tiempo
en t i e m p o : á « i amo; llegó é la puerta, la franqueó sin qu*
nadie lo advirtiese y desapareció.
•?«fBuenb!r-ídijo J u a n Oullier;—he ahí el que llegará.
antes que nosotros.
Desgraciadamente,: a é a a n los gendarmes l o a í n i o o S
^ns vigilíhaa al piMioBwo,
XXI.
Los recargos de Juan Oullier.
Apenas existen hoy, en toda la Vendé, sino muy pocas
carreteras, y estas pocas que hay han sido construidas después de 1832, es decir, después de la época en que han pasado los sucesos que vamos refiriendo.
La falta do las grandes vías de comunicación era principalmente lo que había constituido la fuerza de los inBurreotos de la g r ^ guerra.
Digamos una palabra de las q u e e s i e t f a n entonces^
ocupándonos solamente de las ds la ribera iz<iiñéirda del
Loire.
Son ennúmero do dos.
La primera vá de Nantes á la Roohelle por Montaigu;
la segunda do Nantes á Paimboeuf por el Pélerin, costeando casi siempre las orillas del rio.
Existen, además de estas carreteras do primer ónieo,
algunas malas carreteras aoonndarias ó trasvereales; diríjenie de Nantes á BfanpifW por: YaUet; d e Hant»» 1
Mertagne, OMft y iressaire por dáeon; ds Nanly 4 M
—Porque no la ha, dado una limosna. ¡Que tenga cuidado con esto!
El que rechaza la mano abierta, debe temer la mane
ctrrada. Nos acarreará la desgracia.
— 8i quieres guardar para tí tu presagio, buen hombre,
creo que lo pnodes decir sin temor de engañarte, porque
de todos nosotros, me parece qua t» eres el que corre más
peligro.
~ S 1 ; por lo tanto, quería conjurarlo.
.•—•¿Cómo?
—Registrad en mi bolsillo y cojod ana moneda,
—¿Para qué?
— Para dársela á esa mujer; y repartirá sus oraciones
intre quien le habrá dado la limosna, y los que l a s h a bréis ayudado á dársela.
El cazador se encojió de hembros; pero la superstición
es singularmente contagiosa, y la que vá unida á las ideas
de caridad lo es más todavía que las otras.
El soldado, creyéndose fsera del alcance de somsjantes puerilidades, n o se atrevió a n e g a r á J u a n Oullier el
servicio que este reclamaba, y que debía atraer sobre ellos
dos la bendición del cielo.
L a tropa hacia on este momente una conversión á la
derecha para iuteraarse en el cairiiao que conducía á Viuíl¡e-Vi¿ne; el general había p a r a l o su caballo y veía desfilar á 5U1 soldado.? para asegurarse con sus propios ojos
de que todas las dispüsioiones que había ordenado estaban
bien ejecutadas; notó que Juan Oullier hablaba con su vecino y vio el gesto del soldado.
—¿Por qué dejas que se comunique el prisionero con
los traseuntes? —preguntó al cazador.
El cazador enteró al general de lo que se trataba.
- ¡Alt»!-gritó d general;—detened á esa mujer y registradla,
Al momento se le obedeció, y oo se encontró á la meu-
LAS LOQÁS Bl MACUECOÜL.
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S.sto parecerá desde laego estraño, atendida la mutilación qua le eonoeemoa.
Pero Áubiii Courte-Joie h.abia sustituido, por el mDmente, sus dos malas piernas de palo con dos buenas piei"
naa de carne y hueso; á Aubin Courte-Joie le servia de
caballo un rasndigo de talla colosal.
Estaba sentudo á horcajadas sobre los hombros de este
mendigo, el cual, por medio do las correas fuo sosfenian
las piernas postizas del tabernero, lo mnisteiiia eh esí»
postura tan sólidamente como el general se mantenia sobre sn sill.i.
Colocado Aubia Coarte-Joia de esta mantra, llegaba á
la altura da la charretera del general, y le seguía con sus
frenéticas voeesy con sus gestos amenazadores.
El general estendió sn mano hacia él, le cojió por el
cwillo de sn chaqueta, levanióie por alto y túvole algún
tiempo suspendido por encima do la multitad, y echándosele por último á un gendarme;
—Oojedme este polichinela,—dijo,~-qno concluivia por
trastornarme la cabea».
El mendigo, desembarazado de su gincte, habia levantado la cabez.i, y el general reQonooió en él al idiota een
quien habia hablado por la maúana; solamente, qué ahora
el idiota tenia el aire tan espiritual como ninguno.*
La acción del general habia escitado la hilaridad de la
muchedumbre; pero no duró m u c h o tiempo,
E a efecto, Aubin Oonrte-Joie se encontraba entro los
brazos dsl gendarme á cuya izquierda estaba J u a n
Oullier.
ÍSaeó hábilmente d« su bol&illo su cuchillo y le i n t r o .
duj« hasta el manga en el pjcho dol gendarme, gritando:
^ ¡ V i v a Enrique V! Sálvate, Oullísr.
Al mismo tíomjo, el mendigo, qne por un sentimiento Ae emulación quería sin duda responder dignamente a l
acto atlétioo del general, d?BlÍ2Ó3e bajo su caballo, y con
un brusco y vigoroso movimiento, cojiendo al general
por su bota, le echó al otro lado.
Elgeneral y el gendarme cayeron .il mismo tiempo, y
ss hubiese podido creerlos rauuxtos á, ambos.
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