boletín 3/2009 - La Fundación Lilly

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BOLETÍN 3/2009
MEDES MEDICINA EN ESPAÑOL
Índice
Miembros del Comité
Editorial Boletín MEDES
3/16
Artículos de opinión
El lenguaje médico español, al albur de las
publicaciones en inglés
Fernando A. Navarro
El futuro de la comunicación científica en español.
Juan V. Sánchez-Andrés y César Viguera
17
Programa Jornada MEDES 2009
18/26
Base de datos MEDES
Evaluación de contenidos y nivel de actualización
Ángeles Flores
27
Premios MEDES 2009
Noviembre 2009
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Director Fundación Lilly
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Departamento de Medicina
Universidad Autónoma, Barcelona
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Jefe de Sección Instituto de
Investigación de Enfermedades
Raras. Instituto de Salud Carlos III,
Madrid
Navarro González, Fernando A.
Especialista en lenguaje médico,
Salamanca
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Coordinador CADIME. Escuela
Andaluza de Salud Pública.
Campus Universitario de Cartuja,
Granada
MEDES MEDICINA EN ESPAÑOL
ARTÍCULOS DE OPINIÓN
El lenguaje médico español, al albur de
las publicaciones en inglés
Fernando A. Navarro
Especialista en lenguaje médico. Cabrerizos, Salamanca
Contemplado desde nuestra perspectiva, hoy
parece claro que una de las características más
destacadas del lenguaje médico durante la segunda
mitad del siglo pasado fue el auge imparable del
inglés hasta convertirse en el único idioma internacional de la medicina, como consecuencia directa
de la supremacía política, militar y económica de los
Estados Unidos desde el final de la II Guerra Mundial.
El estudio de las fuentes de consulta utilizadas
por los autores en las revistas médicas de distintos
países nos permite conocer con bastante detalle el
desarrollo cronológico de este proceso a lo largo
del siglo XX. Se comprueba así, como he demostrado analizando la bibliografía de los artículos originales publicados en diversas revistas europeas, que
el tanto por ciento de referencias bibliográficas en
inglés aumentó progresivamente desde 1920, tanto
en España como en Francia y Alemania (v. figura 1),
hasta llegar a superar el 80% a partir de 1995.
El monolingüismo científico actual es un fenómeno reconocido y aceptado entre la comunidad
científica, pero tenemos aún pendiente el debate
de sus consecuencias. Si se les pregunta por las
repercusiones que ha tenido en medicina este auge
del inglés durante los últimos decenios y su situación actual de predominio absoluto en la comunicación científica, los médicos citarán mayoritariamente
solo dos de ellas: la abundancia de anglicismos y
la simplificación de la comunicación internacional.
Parecen pasarse por alto otras importantes consecuencias que he abordado con más detalle en otra
parte1; por ejemplo, la exclusión de las aportaciones realizadas en otros idiomas, la dependencia
científica y la uniformación del pensamiento, la
barrera lingüística entre la ciencia médica universitaria
superior —que se publica en inglés— y la práctica
médica inferior —que lee principalmente en el
idioma materno—, la creencia de que un artículo
en inglés es, por el mero hecho de estar escrito en
inglés, de mayor calidad que otro en español o
cualquier otro idioma, y la discriminación lingüística.
Dejaremos ahora de lado estas cuestiones
para centrarnos en las repercusiones del monolingüismo anglófono sobre el lenguaje especializado
de la medicina en español.
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20
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0
1920
1930
1940
1950
1960
1970
1980
1990
2000
[Adaptado a partir de: 1) Fernando A. Navarro y
M.ª Ángeles Alcaraz: «El idioma de la dermatología
en España a través de las referencias bibliográficas
publicadas en Actas Dermo-Sifiliográficas entre 1910
y 1995». Actas Dermo-Sifiliográficas (Madrid), 1997;
88: 358-364. 2) Fernando A. Navarro: «L’importance
de l’anglais et du français sur la base des références
bibliographiques de travaux originaux publiés dans La
Presse Médicale (1920-1995)». La Presse Médicale
(París), 1995; 24: 1547-1551. 3) Fernando A. Navarro:
«Englisch oder Deutsch? Die Sprache der Medizin
aufgrund der in der Deutschen medizinischen
Wochenschrift erschienenen Literaturangaben (1920
bis 1995)». Deutsche Medizinische Wochenschrift
(Stuttgart), 1996; 121: 1561-1566.]
Figura 1. Evolución del porcentaje de referencias bibliográficas en inglés en tres revistas médicas
durante el período 1920-2000. Las columnas grises corresponden a la revista española Actas
Dermosifiliográficas; las rojas, a la francesa La Presse Médicale, y las blancas, a la alemana Deutsche
Medizinische Wochenschrift.
3
4
ARTÍCULOS DE OPINIÓN
El español médico, lengua traducida
Entre las consecuencias más llamativas y obvias
del anglodominio actual suele citarse el hecho bien
conocido de que la lectura habitual de artículos
médicos en inglés y el acceso a los principales
avances científicos a través de las revistas especializadas y libros de texto escritos asimismo en inglés
están modificando la forma en que se expresan en
su lengua materna los médicos del resto del mundo.
Los médicos de habla hispana suelen ser
conscientes de que el inglés está modificando el
uso que hacen de su lengua materna, pero no lo
son tanto de la intensidad y el alcance de esta influencia. Para muchos, la influencia del inglés en el
español médico parece limitarse exclusivamente al
uso creciente de anglicismos crudos, como anion
gap, borderline, buffer, by-pass, clamping, core,
distress, doping, feedback, flapping tremor, flush,
flutter, gap-junction, handicap, immunoblotting,
killer, kit, mapping, odds ratio, patch test, pool,
rash, relax, scanner, score, second look, shock,
shunt, spotting, spray, staff, standard, stress, test,
turnover o versus.
Y no parecen ser tampoco muy conscientes
de la trascendencia real que puede tener la anglización del español para el desarrollo y el avance
de la medicina entre nosotros. «Yo soy médico,
soy cirujano, soy científico —aducen con frecuencia
mis colegas— y todo esto de los anglicismos o
de la corrección sintáctica son para mí cuestiones
baladíes. Qué más dará decir rash o exantema si,
total, nos entendemos».
Me parece importante, pues, dejar bien claro
que no estoy hablando de una mera cuestión de
purismo lingüístico, sino de usos impropios que
afectan seriamente, por introducir graves imprecisiones y restar claridad, a nuestro lenguaje especializado. Como la llave inglesa para el mecánico
o las tijeras de podar para el jardinero, la herramienta básica de un científico es el pensamiento.
Y, con frecuencia, no somos conscientes de que
pensamos con palabras (o con conceptos individualizados a través de las palabras que utilizamos
para designarlos).
Una de las principales consecuencias derivadas
del predominio del inglés científico es que hoy solo
en inglés puede afrontarse directamente de forma
autónoma la formación de neologismos y la normalización del lenguaje científico. En todos los demás
idiomas, la traducción desempeña una labor fun-
MEDES MEDICINA EN ESPAÑOL
damental sin la cual es impensable el progreso del
lenguaje científico. 2
Nos guste o no, pues, lo cierto es que hoy el
lenguaje científico en español es en buena medida
el resultado de un proceso de traducción a partir
del inglés. Y cuando afirmo que nuestra lengua
especializada es una lengua traducida, no me
estoy refiriendo solo al hecho comprobado de que
una proporción considerable de los libros de medicina editados en España e Hispanoamérica correspondan a traducciones de obras extranjeras. Se
trata, sobre todo, de que incluso las publicaciones
que consideramos «originales» —es decir, los libros
de texto escritos por científicos de habla hispana
y los artículos originales que publican las revistas
especializadas de España e Hispanoamérica—,
son en su mayor parte, también, el resultado de
un proceso inconsciente de traducción a partir del
inglés. Si, como he mencionado al comienzo del
artículo, las revistas médicas españolas incorporan
actualmente más de un 80% de las referencias
bibliográficas en inglés, resulta notorio que lo que
habitualmente tenemos por textos escritos originalmente en español corresponde en realidad a
textos escritos por autores que leen en inglés y
escriben en español; autores, a fin de cuentas,
que traducen del inglés.
Debemos aceptar, por tanto, que la traducción
es en la actualidad el principal motor del lenguaje
médico español, incapaz de alimentarse a sí mismo
a partir de una ciencia secundaria y dependiente
como la que caracteriza a nuestros países. Y
debemos aceptar asimismo que la traducción
médica en los países de habla hispana no está fundamentalmente en manos de los traductores profesionales —como sucede en los países de lengua
inglesa—, sino en manos de los propios médicos.
El peligro de la anglización de nuestro
lenguaje especializado
La característica más destacada de un lenguaje científico es, probablemente, su precisión, que
viene marcada por la correspondencia biunívoca
entre significantes y significados, de tal modo que
cada objeto, cada concepto, tenga una sola
palabra para designarlo, y cada palabra designe
un único concepto.3
Convencido de que buena parte de los anglicismos que utilizamos ofrecen amplia información
al lector u oyente de habla inglesa, pero escasa o
MEDES MEDICINA EN ESPAÑOL
nula al de habla española, llevé a cabo hace unos
años un pequeño experimento.
Presenté a quince médicos de España e
Hispanoamérica un caso práctico para ver qué
significado daban a la expresión tasa de mortalidad
infantil: «Supongamos que en un accidente de
tráfico mueren cincuenta niños de 4 años cuando
acudían en el autobús escolar a la guardería.
¿Influirá esta tragedia en la tasa de mortalidad
infantil de esa ciudad?». Todos, sin excepción,
me respondieron: «¡Hombre, por supuesto! ¿Cómo
no va a influir? Un accidente así hace polvo las
estadísticas sanitarias locales».
Repetí después la pregunta a otros quince
médicos de habla inglesa, pero en relación con
la expresión infant mortality rate; la respuesta fue
absolutamente distinta que en el caso de sus
colegas hispanohablantes: todos ellos afirmaron
que un accidente así no afectaba a dicha tasa de
mortalidad, puesto que los chavales de 4 años no
son infants (lactantes), sino children (niños).
La definición correcta, según los diccionarios
especializados de epidemiología, es: «número de
niños que mueren antes de cumplir los 12 meses
por cada mil nacidos vivos». Como puede verse,
el uso de un término preciso en inglés, como es
infant, sirve a los científicos de habla inglesa para
entender y manejar sin problemas este concepto
epidemiológico esencial, mientras que la traducción
chapucera de infant por «infantil» (que en español
es el adjetivo habitual para expresar relación con
los niños, y no con los lactantes), por muy consagrada
que esté por el uso, solo sirve en la práctica para
confundir a los científicos de habla hispana y dificultarles el manejo con soltura del lenguaje especializado.
Polisemia por influencia del inglés
Como acabamos de ver, incurrimos en error de
imprecisión cada vez que, disponiendo de un término
preciso que no admite más que una interpretación
(p. ej., mortalidad en menores de 1 año), utilizamos
otro más vago o polisémico que admite más de una
interpretación distinta por parte del lector (p. ej.,
mortalidad infantil, que puede entenderse también
como mortalidad en menores de 5 años; en inglés,
childhood mortality).
En el lenguaje científico, deberíamos evitar el
uso de términos que admitan más de una interpretación si podemos sustituirlos por otros más precisos. Obsérvese en qué dos sentidos tan distintos
ARTÍCULOS DE OPINIÓN
se utiliza el adjetivo seguro en los dos ejemplos
que presento a continuación:
Según los estudios clínicos realizados, la
surbitona sódica (Surbitón Complex®) es eficaz
y segura en el tratamiento de la esferocitosis
hereditaria.
En opinión de los especialistas, la píldora es el método anticonceptivo más seguro que se
conoce.
En la primera de estas dos frases, parece evidente que el concepto de «seguridad» corresponde
al inglés safety y hace referencia a la ausencia o
escasez relativa de efectos secundarios. En la
segunda frase, en cambio, el sentido común nos
indica que no puede ser tal la interpretación, puesto
que los anticonceptivos orales se cuentan entre los
métodos anticonceptivos con más efectos secundarios que se conocen, y ese «seguro» debe
corresponder más bien al inglés sure, en el sentido
de «infalible». Ahora bien, de igual modo que en
inglés nadie usaría un mismo adjetivo para expresar
conceptos tan diferentes, y distinguen claramente
entre safe y sure, ¿no hubiera sido preferible en
español recurrir a «inocuo» o «bien tolerado» para el
primer caso, y a «eficaz» o «fiable» para el segundo?
La interferencia de otro idioma es causa frecuente
de polisemia cuando al sentido tradicional que una
palabra tenía en español se suma ahora un nuevo
significado importado. En español, por ejemplo, el
verbo ignorar se ha utilizado tradicionalmente con
el sentido de «desconocer», «no saber algo» o «no
tener noticia de algo»; en los últimos decenios,
no obstante, a este sentido tradicional ha venido
a sumarse una segunda acepción —admitida por
la RAE en el año 2001— tomada directamente
del inglés, donde el verbo to ignore no significa
«ignorar», sino: no hacer caso, hacer caso omiso,
no tener en cuenta, descuidar, desatender, desoír,
prescindir, dejar de lado, descartar, no darse por
enterado, no prestar atención o pasar por alto.
Así las cosas, una frase como la siguiente sería
hoy desaconsejable, por imprecisa, en un texto
científico:
Si el médico ignora los efectos secundarios de este medicamento, pueden llegar a
producirse casos graves de hepatotoxicidad.
Y es imprecisa porque el lector no tiene forma
de saber qué es exactamente lo que quiere decir
el autor: ¿que el médico desconoce cuáles puedan
ser los efectos secundarios de ese medicamento
5
6
ARTÍCULOS DE OPINIÓN
o que el médico los conoce bien, pero hace caso
omiso de ellos por considerarlos de poca trascendencia clínica?
Veamos otro ejemplo más. En el año 1992 la
RAE dio entrada en su diccionario al anglicismo
rango, en estadística, con el mismo significado del
inglés range, en referencia a la amplitud de variación de un fenómeno dado entre un límite inferior
y otro superior; es decir, lo que hasta entonces
habíamos venido llamando intervalo, amplitud,
margen, recorrido, límites, extremos, abanico, banda,
serie o gama, según el contexto. Por influencia del
inglés, es frecuente leer hoy «rango de edad»,
«rango de dosis», «rango de colores», «rango de
visión» o «rango de temperatura» donde tradicionalmente hubiéramos dicho «grupo de edad»,
«intervalo de dosis», «gama de colores», «campo
visual» o «margen de temperatura». Y ello no hubiera
dado mayores problemas de no haber sido por que
esa misma palabra «rango» llevara ya más de medio
siglo usándose en español para traducir el francés
rang y el inglés rank, con el significado de «orden»
o «posición», y en ese mismo campo semántico
(pienso, por ejemplo, en expresiones tan utilizadas
en bioestadística como log rank test, signed rank
test o rank sum test).
Esta situación suele tener como resultado que
los científicos de habla hispana encuentran enormes
dificultades para distinguir conceptos científicos
próximos o afines. Es fácil, desde luego, discernir
entre range y rank si al primero lo llamamos «intervalo» y al segundo «orden», pero muy difícil si a
ambos los llamamos «rango». O también, en el
ámbito de la radiofísica, ante una frase como «the
mean life of a radioactive atom is given by 1.44 times
its half-life», parece fácil discernir entre mean life y
half-life si a la primera la llamamos «vida media» y
a la segunda «período de semidesintegración», pero
muy difícil si, como suele ser el caso, a ambas las
llamamos vida media.
Sinonimia por influencia del inglés
Si la polisemia —acabamos de verlo— tiene
graves consecuencias para el lenguaje científico,
más graves aún puede tenerlas la sinonimia,
pues al riesgo de confusión que entraña el hecho
de que unos llamen «albuterol» a lo que otros
llaman «salbutamol», por ejemplo, se suma la
imposibilidad de recuperar la información científica correspondiente a un concepto dado en los
buscadores internéticos o en las grandes bases
MEDES MEDICINA EN ESPAÑOL
bibliográficas. Una búsqueda electrónica por el
término «malaria», por ejemplo, dejará fuera todos
los trabajos publicados en los que se utilizara el
término sinónimo «paludismo».
Como fenómeno natural del lenguaje, la sinonimia plantea problemas para el lenguaje científico
en todos los idiomas, pero es en los países de
ciencia secundaria y dependiente, como el nuestro,
donde alcanza su máxima gravedad.
Porque en inglés, al ser éste el idioma en el
que se acuñan prácticamente todos los neologismos que de modo constante enriquecen el lenguaje científico, es relativamente sencillo contener
en límites razonables el problema de la sinonimia
y unificar en la práctica el uso de un único término
específico consensuado, ya sea porque se trate del
término original acuñado por el descubridor o del
término normalizado recomendado oficialmente por
la comisión de nomenclatura de algún organismo
internacional. La situación es muy distinta en las
lenguas científicas traducidas, que no acuñan neologismos, sino que los traducen o adaptan a partir
del inglés. La ausencia de organismos reguladores
válidos y el hecho de que cada médico actúe en la
práctica de forma autónoma como acuñador de
neologismos, multiplica con frecuencia hasta el
infinito el número de variantes españolas en uso
para un mismo término científico.
Es el caso de términos como el nombre de
la enzima creatine-kinase, que en inglés se ha
impuesto sin grandes dificultades una vez que la
Unión Internacional de Química Pura y Aplicada
lo elevó al rango de término oficial recomendado,
pero que en español se adapta a gusto del consumidor como «creatina-kinasa», «creatinaquinasa»,
«creatincinasa», «creatinoquinasa», «creatina cinasa»,
«kinasa de la creatina» y multitud de formas más.
Y el caso también de la estrategia, muy utilizada
en medicina, para identificar de forma sistemática
una determinada enfermedad en grandes grupos
de población. En inglés, todos los médicos coinciden en llamarla screening; pero ¿y en español?
Unos hablan de «cribado», pero otros dicen «cribaje»,
«detección», «identificación sistemática», «despistaje», «escrutinio», «examen colectivo», «selección»
y varias posibilidades más; sin contar con que en
Hispanoamérica encontramos también «tamizaje»,
«pesquisa» o «pesquisaje», y por doquier hay
quienes prefieren usar directamente en español el
nombre inglés, ya sea tal cual (screening) o castellanizado a «escrinin».
MEDES MEDICINA EN ESPAÑOL
En un intento de determinar el alcance de este
problema, en el 2001 busqué en Internet, a través
de Google, el nombre que recibían en español las
pilas recargables que en inglés llaman NiMH o
nickel-metal hydride batteries. En apenas 169
páginas escritas en español, encontré ¡71 formas
distintas de traducir ese nickel-metal hydride inglés!:
desde «níquel metal hídrido» hasta «híbrido de
metal-níquel», pasando por «hidrato de níquel
metálico», «hidrido metálico de níquel», «hidruro de
metal de níquel», «hidruro de níquel metal», «hidruros
metálicos y níquel», «metal híbrido de níquel»,
«metalhidruro de níquel», «níquel de hidro-metal»,
«níquel e hidruros metálicos» y «níquel-hidruro
metálico», entre otras.4
Interferencia entre lenguas
Un grupo especialmente frecuente de errores
que llevan a un autor a afirmar algo distinto de lo que
pensaba es el atribuible a la traducción literal desde
el inglés, ya por comodidad, prisas o ignorancia.
Lo hemos visto ya en el ejemplo inicial de la
tasa de mortalidad infantil, donde decíamos que
«infantil» era una traducción chapucera del inglés
infant. Pero encontraremos otros casos parecidos en
casi cualquier publicación especializada. Compare
el lector, a modo de ejemplo, la siguiente frase
inglesa con la traducción que se publicó en una
revista médica española:
A total of 46 cases have been reported since 1996, but WHO estimates that the actual figure is 10 times higher.
Un total de 46 casos han sido reportado
desde 1996, pero la OMS estima que el número actual es 10 veces más alto.
A primera vista, parece que ambas frases vienen
a decir más o menos lo mismo. Cuando lo cierto es
que el traductor confundió el adjetivo inglés actual
con su homógrafo español actual, y al hacerlo
modificó de forma considerable el significado de la
frase. En la oración original, de hecho, no se habla
de la «cifra actual» (que en inglés sería present figure
o current figure), sino de la «cifra real», que es muy
distinto. Obsérvese qué diferente es lo que hubiera
entendido el lector hispanohablante de haberse
optado por la redacción correcta: «Se han notificado 46 casos desde 1996, pero la OMS calcula
que la cifra real es diez veces mayor».
ARTÍCULOS DE OPINIÓN
Me interesa destacar que este tipo de errores
por traducción equivocada de términos ingleses
amenaza a cualquier médico de habla hispana que
escriba directamente en español, pero esté acostumbrado a leer las publicaciones especializadas
en inglés. Decía más arriba, de hecho, que en el
campo del lenguaje médico, todos cuantos
escribimos en español somos hoy traductores
aficionados. Y es fácil entender que un traductor
aficionado está más expuesto que el profesional a
los peligros de la traducción.
Así, no es raro ver el término español ántrax
utilizado impropiamente para referirse al carbunco.
Porque lo que los médicos de habla inglesa llaman
anthrax corresponde a lo que nosotros llamamos
«carbunco»; y viceversa, nuestro «ántrax» corresponde al carbuncle inglés. Ambas enfermedades
infecciosas cursan lesiones cutáneas y comparten
parecido origen etimológico (del griego ἄνθραξ,
carbón, la una; del latín carbunculus, carboncillo,
la otra), pero presentan entre sí importantes diferencias tanto en cuanto a las bacterias causales
(Bacillus anthracis en el caso del carbunco;
estafilococos en el caso del ántrax) como en su
pronóstico y tratamiento.
Actual y anthrax son apenas dos ejemplos de
lo que los traductores llamamos «palabras traidoras»
o «falsos amigos» (faux amis); esto es, vocablos de
aspecto externo muy parecido o idéntico en inglés
y español, pero con significados diferentes en
ambos idiomas. Y que son mucho más numerosos
de lo que muchos médicos creen; en el cuadro 1
recojo una pequeña selección de falsos amigos del
lenguaje médico en inglés.
Términos que, en lugar de iluminar,
oscurecen los conceptos
Puede ocurrir también, por último, que un
término correcto, claro, diáfano y preciso en inglés
deje de serlo cuando se importa de forma precipitada al español.
Tal sucede prácticamente siempre que
adoptamos un anglicismo crudo. En inglés, por
ejemplo, bypass es un término vulgar y ampliamente utilizado desde la Edad Media, tanto en la
vida cotidiana como en disciplinas tan diversas
como la ingeniería de caminos, la fontanería o las
instalaciones eléctricas, pero siempre en referencia
a la creación de una ruta o de una vía alternativas
para soslayar un obstáculo a la libre circulación.
7
8
ARTÍCULOS DE OPINIÓN
Se explica así que, cuando el término se incorporó
a la medicina para designar una técnica que revolucionó la moderna cirugía cardiovascular, cualquier
anglohablante, incluso con un nivel ínfimo de
estudios, entendía a la primera en qué consistía
básicamente un bypass. En español, en cambio,
muchos años después, muchas personas ajenas
a la medicina, incluso en posesión de otros títulos
universitarios, siguen sin tener muy claro en qué
consiste un by-pass o baipás. Al menos, eso parece
deducirse de las encuestas realizadas entre la
población general, que ante la pregunta «¿sabe
usted qué es un by-pass? registran respuestas
tan peregrinas como «una operación a corazón
abierto», «la colocación de un marcapasos» o «un
trasplante de las válvulas del corazón». A buen
seguro, los resultados hubieran sido muy distintos
si en español hubiéramos llamado «derivación
coronaria» al by-pass.
Idéntico problema se nos plantea cuando la incorporación de un anglicismo se «de oídas», para
generar vocablos en apariencia españoles, pero de
significado abstruso para quien los oiga o los lea
por primera vez. Así ocurrió con los tecnicismos
deleción y eyección, de amplio uso en genética,
el primero, y en cardiología, el segundo. En inglés,
hasta un niño o una persona sin formación entiende
sin problemas qué es deletion, pues ellos usan en
el lenguaje coloquial el verbo to delete (borrar, eliminar), mientras que en español no “deleteamos”
—o, al menos, no “deleteábamos” antes de la
llegada de los ordenadores—. De forma parecida,
el significado de ejection es evidente en inglés, una
lengua en la que «the heart ejects blood into the
aorta»; para nosotros, en cambio, el corazón no
“eyecta” la sangre, sino que la bombea o la expulsa
hacia la aorta. Así las cosas, ¿no hubiera sido más
útil para nosotros utilizar «eliminación» (o eliminación cromosómica) para traducir el inglés deletion
y «expulsión» para traducir el inglés ejection?.
Me serviré aún de un último ejemplo para
demostrar que este problema afecta también a
traducciones consagradas y aparentemente bien
castizas. Cuando estudiaba sexto de medicina,
recuerdo bien que un día llegó a clase el profesor
de bioestadística y nos dijo: «Hoy vamos a dedicar
la clase entera a explicar dos conceptos muy difíciles de entender, que la mayoría de los médicos
confunden o interpretan erróneamente». Se refería
a lo que en inglés llaman positive predictive value
y negative predictive value. Cuando acabó la
MEDES MEDICINA EN ESPAÑOL
clase no daba crédito a lo que había oído: los
conceptos eran de lo más sencillo; lo que era
un auténtico disparate eran los nombres que les
habían dado en español: valor predictivo positivo y valor predictivo negativo, de significado
inaprensible en nuestra lengua. La prueba es que,
entre nosotros, prácticamente nadie —ni siquiera
los especialistas— sabe definir estas expresiones
sin acudir antes a
un libro o memorizar papagallescamente una
enrevesada definición formularia del tipo de «es el
número de verdaderos positivos dividido entre la
suma de verdaderos positivos y falsos positivos».
Sin embargo, esos dos conceptos son en la
práctica tan sencillos, que los utilizan espontáneamente, sin necesidad de acudir a una facultad de
medicina, hasta los analfabetos. Si a una persona
cualquiera de la calle su médico le comunica que
el Ministerio de Sanidad ha efectuado un análisis
de sangre a todos los ciudadanos y el suyo ha
dado positivo para el sida, ¿cuál sería la primera
pregunta que haría al médico? Yo creo que algo
así como «¿qué posibilidades hay de que haya
habido un error?; es decir, de que yo esté sano
aunque la prueba haya dado positivo». Y lo mismo
si alguien se pincha inadvertidamente con la jeringuilla de un toxicómano, se hace una prueba del
sida al día siguiente y da negativo; posiblemente
su primera pregunta sería «¿qué posibilidades hay
de que pueda estar infectado aunque la prueba
haya dado negativo?». Pues simplemente eso
significan esas dos expresiones. Y así lo entiende
sin problemas cualquier persona de habla inglesa,
puesto que positive predictive value y negative
predictive value son sendas expresiones diáfanas
en inglés. Como lo hubieran sido, para nosotros
«valor diagnóstico de un resultado positivo» y
«valor diagnóstico de un resultado negativo».
Quien acuñara «valor predictivo positivo» y
«valor predictivo negativo» pasó por alto que, para
expresar la capacidad de predecir con pruebas o
análisis la existencia de una enfermedad concreta,
en español no decimos «predictivo», sino «diagnóstico». Y pasó igualmente por alto que positive
(positivo) y negative (negativo) no funcionan aquí
como adjetivos, sino como sustantivos, por lo que
exigen en español, pero no en inglés, una preposición interpuesta en función atributiva. Del mismo
modo que diabetic es adjetivo en diabetic
ketoacidosis (cetoacidosis diabética), pero sustantivo en diabetic chocolate (chocolate para dia-
ARTÍCULOS DE OPINIÓN
MEDES MEDICINA EN ESPAÑOL
béticos, con la preposición «para»; ¡a nadie se le
ocurriría decir en español «chocolate diabético»!),
es enorme la diferencia entre positive value (valor
positivo, superior a cero, si positive funciona como
adjetivo) y positive value (valor de un resultado positivo, si positive funciona como sustantivo). Nada
de esto se tuvo en cuenta, y en español tenemos
ahora dos expresiones que apenas nadie entiende
y que nos dificultan sobremanera el uso eficaz de
dos conceptos esenciales en bioestadística y
epidemiología.
Conclusión
¡Gastamos millones en un ultramicroscopio
electrónico de último modelo porque con un
instrumento de peor calidad no es posible hacer
investigación puntera, y luego nos conformamos
—acabamos de verlo— con un lenguaje que no nos
sirve ni para expresar los conceptos más sencillos!.
Nos urge dotar al español de los recursos
léxicos imprescindibles para expresar la ciencia
de nuestro tiempo. Porque la normalización de
los tecnicismos es nuestra gran asignatura pendiente y, al mismo tiempo, una tarea ineludible.
Para combatir con alguna garantía de éxito los
problemas que plantean la sinonimia, la polisemia
y la sobreabundancia de términos mal traducidos
o confusos, especialmente preocupantes en
nuestros países de ciencia traducida, estamos
necesitando como agua de mayo:
La creación urgente de un organismo encargado
de la selección, normalización y difusión de neologismos y tecnicismos en los países de habla
hispana, capaz de reaccionar con presteza a las
necesidades del lenguaje científico actual.
Una acción coordinada de las grandes editoriales
médicas en lengua española para unificar la terminología utilizada en nuestros libros de texto y en
nuestras revistas especializadas. De ser posible,
con incorporación a los equipos editoriales de
personas con experiencia, conocimiento y
dominio de los problemas que plantean la redacción científica en español y el lenguaje especializado de la medicina.
El fomento decidido de las publicaciones
médicas en lengua española, con el objetivo
de garantizar que nuestros médicos y científicos
—todos, incluidos hiperespecialistas de primera
línea e investigadores de vanguardia— lean
«también» en español. Y para ello hace falta,
primero, estimular la publicación «también» en
lengua española —en la actualidad, ¿qué proporción de nuestra investigación sufragada con
fondos públicos no llega a publicarse jamás en
español?—, y, segundo, conseguir que toda
publicación en lengua española sea fácilmente
localizable y accesible desde cualquier ordenador a través de Internet.
Solo así conseguiremos que, de aquí a unos
años, nuestro lenguaje médico especializado llegue
a ser tan claro, preciso y eficaz en español como
lo es en inglés; y, en definitiva, que nuestro idioma
siga siendo útil en el siglo XXI como lengua de
cultura y nos permita expresar de forma válida el
mundo que nos rodea y las hipótesis científicas
que pretenden explicarlo.
Notas:
1
Fernando A. Navarro: «El inglés, idioma internacional de
la medicina: causas y consecuencias de un fenómeno actual».
Panacea: Boletín de Medicina y Traducción, 2001; 2 (3):
35-51. <http://tremedica.org/panacea/IndiceGeneral/
n3_FANavarro.pdf>
Fernando A. Navarro: «La traducción médica ante el siglo XXI:
tres retos para el lenguaje científico en español». En: II Congreso
Internacional de la Lengua Española. Valladolid: Real Academia
Española e Instituto Cervantes, 2001. <http://cvc.cervantes.
es/obref/congresos/valladolid/ponencias/nuevas_fronteras_
del_espanol/1_la_traduccion_en_espanol/navarro_f.htm>
2
Fernando A. Navarro: «La precisión del lenguaje en la redacción médica». En: Fernando Rico Villademoros y Vicente
Alfaro, coords.: La redacción médica como profesión: qué
es y qué hace el redactor de textos médicos. Cuadernos
de la Fundación Dr. Antonio Esteve, n.º 17. Barcelona:
Fundación Dr. Antonio Esteve, 2009; págs. 89-104.
3
4
Fernando A. Navarro: «Internet en inglés e Internet en
español: el mismo collar con distintos perros». Panace@:
Boletín de Medicina y Traducción, 2001; 2 (6): 101-106.
<http://tremedica.org/panacea/IndiceGeneral/n6_FAN_
Carta.pdf>
9
10
ARTÍCULOS DE OPINIÓN
MEDES MEDICINA EN ESPAÑOL
Falsos amigos en el inglés médico
aperture no significa ‘apertura’ (que en inglés
es opening), sino ‘abertura’ u ‘orificio’
auricle, en el corazón, no significa ‘aurícula’
(que en inglés es atrium), sino ‘orejuela’
billion no significa ‘billón’ (que en inglés es
trillion), sino ‘mil millones’
bland diet no significa ‘dieta blanda’ (que en
inglés es soft diet), sino ‘dieta suave’
bucca no significa ‘boca’ (que en inglés es
mouth), sino ‘mejilla’
cane no significa ‘cana’ (que en inglés es
white hair), sino ‘bastón’
carbon no significa ‘carbón’ (que en inglés es
coal), sino ‘carbono’
castor no significa ‘castor’ (que en inglés es
beaver), sino ‘ricino’
choke no significa ‘choque’ (que en inglés es
shock), sino ‘asfixia’ o ‘ahogo’
cocoa no significa ‘coco’ (que en inglés es
coconut), sino ‘cacao’
complexion no significa ‘complexión’ (que en
inglés es constitution), sino ‘tez’ o ‘cutis’
congealed blood no significa ‘sangre congelada’ (que en inglés es freezed blood), sino
‘sangre coagulada’
corium no significa ‘corion’ (que en inglés es
chorion), sino ‘dermis’.
cubital fossa no significa ‘fosa cubital’ (que
en inglés es ulnar fossa), sino ‘flexura del codo’
dentition no significa ‘dentición’ (que en
inglés es teething), sino ‘dentadura’
descent no significa ‘descendencia’ (que en
inglés es offspring) sino ‘ascendencia’
dilation no significa ‘dilación’ (que en inglés
es delay), sino ‘dilatación’
diversion no significa ‘diversión’ (que en
inglés es fun), sino ‘desviación’ o ‘derivación’
douche no significa ‘ducha’ (que en inglés es
shower), sino ‘lavado vaginal’ o ‘irrigación vaginal’
feculent no significa ‘feculento’ (que en inglés
es starchy), sino ‘fecal’ o ‘fecaloide’
gaze no significa ‘gasa’ (que en inglés es
gauze), sino ‘mirada’
gland no significa ‘glande’ (que en inglés es
glans), sino ‘glándula’ o ‘ganglio linfático’
gripe no significa ‘gripe’ (que en inglés es
influenza), sino ‘cólico’ o ‘retortijón’
gyrus no significa ‘giro’ (que en inglés es turn),
sino ‘circunvolución cerebral’
hazard no significa ‘azar’ (que en inglés es
chance), sino ‘riesgo’ o ‘peligro’
hospice no significa ‘hospicio’ (que en inglés
es orphanage o poorhouse), sino ‘centro de
cuidados paliativos’
infancy no significa ‘infancia’ (que en inglés es
childhood), sino ‘lactancia’ o ‘primer año de vida’
injury no significa ‘injuria’ (que en inglés es
offence), sino ‘herida’, ‘lesión’ o ‘traumatismo’
inpatient no significa ‘impaciente’ (que en
inglés es impatient), sino ‘paciente hospitalizado’
o ‘paciente ingresado’
intoxication no significa ‘intoxicación’ (que en
inglés es poisoning), sino ‘alcoholismo agudo’,
‘embriaguez’ o ‘borrachera’
large no significa ‘largo’ (que en inglés es
long), sino ‘grande’ o ‘voluminoso’
lechery no significa ‘lechería’ (que en inglés es
dairy), sino ‘lascivia’ o ‘lujuria’
library no significa ‘librería’ (que en inglés es
bookshop), sino ‘biblioteca’
lobule no significa ‘lóbulo’ (que en inglés es
lobe), sino ‘lobulillo’
matron, en un hospital, no significa ‘matrona’
(que en inglés es midwife), sino ‘directora de
enfermería’ o ‘enfermera jefe’
menstruum no significa ‘menstruo’ (que en
inglés es menses), sino ‘disolvente’
nude no significa ‘nudo’ (que en inglés es knot
o node), sino ‘desnudo’
philtrum no significa ‘filtro’ (que en inglés es
filter), sino ‘surco nasolabial’
physician no significa ‘físico’ (que en inglés es
physicist), sino ‘médico’
pituitary no significa ‘pituitaria’ (que en inglés
es mucous membrane of nose), sino ‘hipófisis’
plague no significa ‘plaga’ (que en inglés es
pest), sino ‘peste’
preservative no significa ‘preservativo’ (que en
inglés es condom), sino ‘conservante’
probe no significa ‘prueba’ (que en inglés es
test), sino ‘sonda’
to remove no significa ‘remover’ (que en inglés es
to turn over o to stir up), sino ‘extraer’ o ‘extirpar’
MEDES MEDICINA EN ESPAÑOL
salvage no significa ‘salvaje’ (que en inglés es
savage), sino ‘salvamento’ o ‘rescate’
sanatory no significa ‘sanatorio’ (que en inglés
es sanitarium), sino ‘salubre’ o ‘saludable’
sane no significa ‘sano’ (que en inglés es
healthy), sino ‘cuerdo’ o ‘sensato’
scar no significa ‘escara’ (que en inglés es
scab o eschar), sino ‘cicatriz’
sensitive no significa ‘sensitivo’ (que en inglés
es sensory), sino ‘sensible’ o ‘susceptible’
silicon no significa ‘silicona’ (que en inglés es
silicone), sino ‘silicio’
sulfur no significa ‘sulfuro’ (que en inglés es
sulfide), sino ‘azufre’
tablet no significa ‘tableta’ (que en inglés es
lozenge), sino ‘comprimido’
tympanites no significa ‘timpanitis’ (que en
inglés es myringitis), sino ‘meteorismo’
urgency no significa ‘urgencia’ (que en inglés
es emergency), sino ‘necesidad imperiosa de
orinar’ o ‘tenesmo vesical’
valve no significa ‘valva’ (que en inglés es
valve), sino ‘válvula’
ventilator no significa ‘ventilador’ (que en
inglés es fan), sino ‘respirador’
* Pueden verse muchos otros ejemplos en: Fernando A.
Navarro: Diccionario crítico de dudas inglés-español de medicina (2.ª edición). Madrid: McGraw-Hill·Interamericana, 2005.
ARTÍCULOS DE OPINIÓN
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ARTÍCULOS DE OPINIÓN
MEDES MEDICINA EN ESPAÑOL
El futuro de la comunicación científica
en español
Juan V. Sánchez-Andrés
Director asociado de Neurociencia Básica
César Viguera
Director de Viguera Editores
Introducción
Abordar un análisis sobre el futuro de la comunicación científica en español es un ejercicio
prospectivo que requiere previamente definir un
escenario en el que se clarifique si se trata de un
futuro inexistente por tenderse al uso de una lengua
única, condenando al resto al carácter de lenguas
muertas a este propósito o si la comunicación
científica admitirá el uso de varias. Es preciso
establecer varias premisas para la construcción de
este escenario:
El plazo o validez potencial del análisis más allá
del cual simplemente no es posible generar
una extrapolación de la situación actual y que
estimamos en 10-20 años.
La pertinencia del planteamiento que se sustenta en el hecho de que el conocimiento es
independiente de la lengua en que se le transmita, aunque la coyuntura determine que alguna
juegue en un determinado momento un papel
dominante.
Clasificación de las lenguas en función de
su valor en comunicación científica
Sin prejuzgar otras clasificaciones de las lenguas
en función del valor que pueda incorporar su uso,
a efectos de comunicación científica pueden agruparse según el criterio de prescindibilidad en:
Lengua dominante: en el presente el inglés,
que ha sido calificado como el latín del siglo
XX. Su carácter dominante viene asociado a
su coyuntura de imprescindible en tanto su
hipotética desaparición anularía la comunicación científica en el dominio global.
Lenguas relevantes: son aquellas cuyo valor
de uso tiene significado en dominios culturales,
al menos regionales, dónde la transmisión del
conocimiento científico tiene un valor de utilidad
y el dominio del inglés es bajo o insuficiente.
Es corriente la propuesta de que debería establecerse el inglés como idioma definitivamente
universal bajo argumentaciones frecuentemente
económicas. En tal caso las lenguas relevantes
perderían su valor en la comunicación científica.
Si bien se trata de propuestas esencialmente
economicistas, se argumentará más adelante
que no necesariamente se sustentan en argumentos económico-financieros y requeriría una
estabilidad del inglés como lengua dominante
“definitiva” que no es posible prever. En todo
caso, al tratarse de colectivos limitados los
usuarios de estas lenguas y caber la extensión
ilimitada del inglés, estas lenguas relevantes
son en sí relativamente prescindibles.
Lenguas irrelevantes o muertas. Su prescindibilidad es total sea porque no se usan en la
comunicación científica o porque su uso viene
determinado por condicionantes político-culturales y, en esa medida, se encuentran sujetas
a veleidades y a un desgaste irreparable en
términos termodinámicos. Sería, en un extremo,
el caso de lenguas utilizadas por comunidades
menguantes por movimientos migratorios. Es
obvio que esta clasificación en lengua muerta
no coincide con la tradicional para este término
pudiéndose dar que lenguas muertas para la
comunicación científica se mantengan vivas
para otras aplicaciones. También es conveniente matizar que sería concebible que una
lengua considerada muerta cambiara su con-
MEDES MEDICINA EN ESPAÑOL
dición a relevante si su coyuntura lo hiciera
posible, como así mismo pudiera haber
cambios de posición en las otras categorías.
El criterio de la prescindibilidad y el rol
de la ciencia
Puede estimarse que los citados criterios
de prescindibilidad se aplican con ligereza y es
preciso argumentar que hablamos de una clasificación general en aras de dibujar el escenario
del papel del español en la comunicación, sin
pretender entrar en otras disquisiciones. En todo
caso, para asentar la línea argumental hay que, al
menos, esbozar la base de ese criterio y para ello
se hace necesario delimitar el papel de la ciencia
sin mistificaciones. Aunque se pueda asignar a
la ciencia ramificaciones extremas, lo que en la
práctica entendemos es que alude a un cuerpo de
conocimiento al que se accede con aproximaciones metodológicas sistemáticas, cuyas observaciones son compartibles por cualquiera que analice
la realidad con las mismas metodologías, y que
permite sistematizar sus adquisiciones ya sea en
orden a comprender la realidad o lo sea orientado
al desarrollo de aplicaciones tecnológicas. Esta
perspectiva puede considerarse restrictiva si
se entiende que, por ejemplo, ya el hombre de
Neandertal pudo aplicar rudimentos del razonamiento científico al desarrollar sus puntas de sílex.
Pero esta es otra historia más relacionada con
una propiedad extendida en la escala evolutiva
consistente en la detección por todos los animales, limitado cada uno por su dotación conductual, de relaciones causa efecto para maximizar
su capacidad de supervivencia.
Cuando hablamos de ciencia, en el contexto
occidental, y ya desde Bacon, hemos de restringirnos a los condicionantes metodológicos, de
generalización y tecnológicos. En este contexto,
la ciencia cala en la sociedad y se vincula inexorablemente al desarrollo en un círculo virtuoso que
conviene resumir. En tanto el avance científico
sustenta al tecnológico, el desarrollo permite una
mayor manipulación del entorno en beneficio del
propio desarrollo y de la productividad. A pesar
de los posibles efectos contraproducentes, que
los hay, este proceso es valorado históricamente
como positivo y la comunicación científica excede
a los profesionales y se vierte en procesos formativos y divulgativos de forma que una determinada
ARTÍCULOS DE OPINIÓN
sociedad con desarrollo científico se encontrará
impregnada en mayor o menor grado de razonamiento científico. Obviamente, aquellas sociedades más desarrolladas serán capaces de producir
ciencia y dispondrán de más opciones de beneficiarse de sus resultados. Las sociedades menos
desarrolladas jugarán el papel de consumidores,
en el extremo no tendrán prioridad en el uso de
los productos de la ciencia y, además, tendrán
que pagar el peaje-precio por consumir lo que los
desarrollados han producido. No es ésta sino otra
expresión del principio de Pareto que establece
que los ricos serán más ricos y los pobres más
pobres. Pero en cualquiera de los extremos habrá
un uso de los instrumentos de comunicación para
la vehiculización de los contenidos científicos.
De lo anterior se desprende la validez del criterio de prescindibilidad en su versión fuerte: por
definición, las sociedades o grupos sin afectación
científica y con lengua propia no la requieren
como vehicular en tanto no existe esta comunicación. Pero en este momento esta acepción fuerte
seguramente sólo se pueda aplicar a algunas
tribus de recónditos parajes dónde todavía no
llega internet. Para entender la acepción débil
del criterio de prescindibilidad para clasificar las
lenguas es necesario dar un paso adelante en
el razonamiento y hacer énfasis en dos ejes: a)
los tres usos centrales de la lengua en la comunicación científica: creación-uso profesional,
formación y divulgación; y b) la naturaleza generalizable globalmente de los hechos científicos.
Una lengua sólo tendrá carácter relevante si tiene
valor en ambos dominios y será considerable
como muerta o prescindible si falla en uno de
ellos. Es lo que sucede con multitud de lenguas
de alcance local. Podrán usarse en los procesos
formativos y en la divulgación, podrán hablarse en
los laboratorios e incluso haber medios escritos,
pero no traspasarán las barreras geográficas
porque, sencillamente, es imposible. Carecen con
ello de la capacidad de seguir a la ciencia en su
naturaleza global. El calificativo de muertas en
comunicación científica no condiciona su valor
cultural, de riqueza y de diversidad, ni de instrumento de aglutinación de grupos, simplemente
alude a su limitación en la difusión geográfica,
más allá del propio grupo.
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ARTÍCULOS DE OPINIÓN
MEDES MEDICINA EN ESPAÑOL
Situación del español
manifiesto en la postguerra española, actuando
de receptores México y otros, y se invirtió en los
recientes años de desarrollo español. Dadas las
expectativas de crecimiento de México y Brasil,
que se auguran especialmente positivas al medio
plazo, cabe esperar que estos países lideren a
la comunidad científica hispana a ese término.
Estos movimientos migratorios, además del
subyacente cultural, han sedimentado el concepto
de comunidad entre los productores de ciencia,
entre otras cosas sobre la base de varios casos
de éxito como el desarrollo de la Biofísica hispana
-de proyección internacional- que se nucleó en
Chile y ha generado una escuela con ramificaciones
y éxitos de alcance.
El español se ubica en una situación peculiar
por cuanto constituye la lengua de comunicación
de una comunidad tan importante como heterogénea. Hasta fecha reciente el español ha venido
comportándose, esencialmente, como una lengua
prescindible a pesar de superar las barreras
transnacionales. Salvando individualidades, la
situación de los países hispanoparlantes era la de
consumidores de ciencia y sus derivados. Incluso
fenómenos que se citan como excepciones (la
bioquímica en España, la biofísica en Chile, etc.)
son de difícil explicación sin el sostén foráneo. La
posición dominante del inglés era y es aceptada
sin reparos. Por otro lado, la proximidad geográfica
de los hispanoamericanos a los Estados Unidos
ha fomentado la migración científica, y a veces el
retorno, dando lugar a abundantes ejemplos de
científicos bien preparados. En el caso de España
se ha producido un caso similar en tanto la distancia
ha sido compensada por la conceptualización de
Estados Unidos como el lugar óptimo de desarrollo
de una carrera científica. En menor medida,
Europa ha jugado el papel de atractor de científicos hispanos. La proyección al presente de este
contexto ha conducido a una gran paradoja: el
desarrollo de sistemas de I+D nacionales comportándose como satélites del norteamericano y, en
esa condición, rindiendo su fruto a la potencia
creadora de ciencia y no a las entidades nacionales
que, a pesar de desarrollar modestas inversiones
acordes con su grado de desarrollo, se han mantenido en la categoría de consumidores de ciencia.
En el establecimiento de esta paradoja ha sido
relevante la improvisación y la incapacidad de los
gestores políticos para establecer programas
acordes con las particularidades de cada país
quedando los científicos al albur de las coyunturas,
tratando de solventar sus carreras y su propia
supervivencia de la mejor manera posible sin
encontrarse incardinados en nada parecido a un
sistema de I+D con repercusión en la realidad de
sus países.
En esta dinámica histórica viene dándose un
comportamiento de los países hispanos que, a
pesar de sus diferencias, han actuado como
amortiguadores - amortiguados en función de
su situación política y/o económica de modo que
aquellos que han disfrutado de mejores condiciones
han ejercido de receptores de científicos de
países en peor coyuntura. El fenómeno se puso de
El decurso descrito se ha desarrollado en el marco
de la evolución de varias tendencias de relevancia
mayor y, en buena medida, con implicaciones
sociológicas extracientíficas:
La consolidación del inglés como lengua
dominante.
La expansión demográfica y migratoria hacia
Estados Unidos de hispanos y el propio desarrollo de la comunidad hispana en ese país,
frecuentemente bien integrada en segunda
generación.
La consolidación en Estados Unidos, y fuera
de allí, de la comunidad hispana como productora de ciencia
Un componente no desdeñable de antiamericanismo (usando con propiedad el término
habría que hablar de sentimientos antiestadosunidenses).
No es procedente en este análisis valorar la
pertinencia de estas tendencias, cosa imposible
de realizar sin añadir un sesgo ideológico. El hecho
es que se produce un conjunto de tensiones no
alineadas con resultante incierta pero dónde se
puede visualizar la pérdida de peso del gigante
norteamericano en beneficio de otras aspirantes
a potencias (no hispanas), y el progreso de la
comunidad hispana con una variable de difícil
estimación cuál es la capacidad de asimilación
norteamericana, que se ha mostrado muy relevante en el pasado pero que es previsible que se
relaje en la medida en que lo hagan sus señas de
identidad bajo la presión de la coyuntura. Dando
por ciertas estas tendencias, su extrapolación
permitiría estimar un mayor peso relativo de la
comunicación científica “en español”.
ARTÍCULOS DE OPINIÓN
MEDES MEDICINA EN ESPAÑOL
Implicaciones potenciales de un incremento
de peso del español
Debemos valorar dos sistemas directamente
asociados al potencial incremento del peso del
español y que se darían cualquiera que fuera la
lengua en consideración. Por un lado el trinomio
creación-educación-divulgación y, por otro, los
sistemas de I+D.
El trinomio creación-educación-divulgación
de ciencia
Se ha aludido con anterioridad al hecho
de que, nominalmente, no hay una vinculación
entre estos tres elementos. Es el caso de los
entornos que se desenvuelven con lenguas
prescindibles, que incluso pueden ser productivos y darse grados altos de conocimiento
científico que impregne a su población en
términos educativos y divulgativos, aunque la
difusión de la ciencia creada tenga que realizarse en una lengua foránea. Dentro del caso
hispano sería lo que sucede en el País Vasco
o en Cataluña. Pero esa independencia de los
factores es sólo parcial en la medida en que
la opción de disponer de creadores de ciencia
dota de generadores de información para la
educación y la divulgación de primera mano,
de modo que la transmisión está sujeta a una
degradación menor que si las fuentes son
remotas. Igualmente, una sociedad creadora
de ciencia dispone de los elementos tecnológicos y de conocimiento para su aplicación
poniéndose en la situación de no ser mero
consumidor.
Hay que matizar que se está entendiendo la lengua como de carácter instrumental,
consecuencia, no causa, del desarrollo
aunque pueda ser incuestionable que la
adquisición de potencia de una lengua pueda
jugar un papel de apalancamiento de una
comunidad. Desde esta perspectiva, resulta
razonable especular con la idea de que un
incremento de peso del español podrá tener
implicaciones cuantitativas en la visión científica de la población. Pero la pregunta debe
formularse más allá para tratar de concretar si
podrían esperarse consecuencias cualitativas
traducibles en desarrollo. Se aborda en el
punto siguiente.
Sistemas de I+D
No es trivial tratar de realizar un análisis
robusto en el espacio limitado de un artículo,
y se presta a generalizaciones interpretables
como falta de rigor. Por ello, al menos conviene tener en cuenta:
Que los sistemas de I+D (como su nombre
indica, aunque se olvide a veces) están
concebidos para facilitar el desarrollo y su
mantenimiento en un país.
Que la escala es sólo un factor de valor relativo como ponen de manifiesto los casos
de los países nórdicos europeos, y particularmente Finlandia, que siendo países con
demografías modestas alcanzan niveles de
desarrollo notables -por definición, en este
momento, los mercados internos tienen un
valor que puede llegar a ser irrelevante.
Los sistemas de I+D tienen, generalmente,
dimensión nacional y naturaleza económica
en tanto su existencia depende de la provisión de recursos financieros y la expectativa
de retornos tangibles e intangibles; preferentemente tangibles cuando la economía de
un entorno no es holgada y la ausencia de
retornos puede conducir a la decisión de
su prescindibilidad dada la existencia de
necesidades más perentorias.
Asumiendo todo lo anterior, podría preverse
que un mayor peso del español como lengua de
comunicación científica debería facilitar el desarrollo
al permitir el acceso a entornos más amplios de
creación y aplicación de la ciencia. Ello con la
condición de que, dado el carácter axial de la
lengua, los sistemas de I+D de los distintos
países hispanoparlantes avanzaran en su vertebración y, en paralelo, se progresara en la desatelización de los sistemas sajones. Es necesario
parar brevemente en este punto: no son separables las presentes consideraciones del análisis
económico y en este contexto se pone de manifiesto que los sistemas de I+D de los países hispanoparlantes funcionan como apéndices de los
sistemas de I+D de los países desarrollados que
utilizan el inglés como lengua científica vehicular.
Frecuentemente no se repara en que los sistemas
de I+D rinden retornos cuando los países que
los articulan disponen de la cadena completa de
valor que lleva a la investigación a completar el
15
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ARTÍCULOS DE OPINIÓN
circuito hasta la aplicación práctica y la comercialización global. En otro caso, el resultado de
la inversión en recursos humanos y materiales se
trasvasa a los países que sí la tienen y que serán
quienes obtengan los retornos dándose la paradoja, aludida en el apartado 3 de la aplicación del
principio de Pareto, de que los países con desarrollo menor no participan en los réditos de lo
que pueden haber contribuido a crear, y además
lo paguen a precio de consumidor. En períodos
de bonanza pueden mantenerse sistemas de I+D
desacoplados de la estructura productiva pero
en fases de escasez del ciclo están condenados
a desaparecer por competir por los recursos con
necesidades más inmediatas. Por consiguiente,
es forzoso que los sistemas de I+D se implementen acordes con la realidad productiva, aunque
ello implique la exclusión de campos científicamente atractivos, y la articulación transnacional
en el dominio hispanoparlante.
Conclusiones: Condiciones de posibilidad
En líneas generales se asume en este escrito
que en conjunto se pueden esperar opciones
mejores que las presentes del uso del español
como lengua de comunicación científica al plazo
corto-medio. Esta presunción deriva de la extrapolación de años precedentes y, no menos,
de circunstancias ajenas al español como son el
debilitamiento relativo de los países sajones y la
pujanza de economías emergentes que, activa o
pasivamente, contribuyen a ese debilitamiento y
que irán mostrando, inevitablemente, su impronta. Más allá del corto-medio no es posible realizar
ninguna proyección. Cuando le preguntaban
a Keynes por predicciones en economía contestaba que lo único claro es que en cien años
estaríamos todos muertos. Lo mismo se aplica a
cualquier campo.
Pero, lo cierto es que la realidad es mutable
y sujeta a condicionantes no accidentales.
Conviene no olvidar que aunque el predominio
del ingles es aplastante, sólo lo es desde fecha
reciente y asociado a la decisión del Presidente
Roosevelt de implementar el informe seminal de
Vannevar Bush: “Science, the endless frontier”
que dio lugar al paradigma de “ciencia básica,
ciencia aplicada” que ha permanecido vigente
durante decenios. Aquella decisión que Roosevelt
adoptó con la convicción de que Estados Unidos
MEDES MEDICINA EN ESPAÑOL
alcanzaría la supremacía tecnológica internacional
para evitar riesgos como el que supuso el despegue militar alemán en la 2ª. Guerra Mundial. Cierto
que Estados Unidos pudo jugar con su escala
y con la circunstancia de que Europa estaba
asolada. Sin duda, fue una decisión acertada
para los Estados Unidos. Es frecuente olvidar que
detrás de un determinado “status quo”, como
el actual predominio del inglés, hay coyunturas
y decisiones que en su momento pudieron ser
discutidas. Por ejemplo, no suele estar presente
que aquella decisión implicó, entre otras cosas,
el apoyo al desarrollo de la industria farmacéutica
y la investigación biomédica, y dio lugar a la
creación del NIH (National Institute of Health) bajo
la premisa de que se trataba de un campo estratégico en el que Estados Unidos debería tener
la primacía. Y una de las consecuencias fue que
la industria farmacéutica, antes mayoritariamente
de matriz europea, pasó a ser dominada por
Norteamérica. Y, con ello, ganó su cuota el uso
del inglés, como en otros campos.
En línea con esta argumentación, hay que
reforzar un argumento al que antes ya aludimos.
Se trata de que el uso de la lengua sea consecuencia, no causa, del desarrollo aunque como
instrumento que posibilita alcanzar una escala
alta permite contribuir al desarrollo. Por tanto es
importante tener presente que de lo que se trata
en este artículo no es glosar de forma localista
o patriotera el uso de nuestra lengua, sino de
resaltar su condición de indicador y catalizador
de desarrollo. Nos estamos jugando mucho, y
no en un juego de competencia ingenua con el
inglés que estaría perdido en condiciones de
estabilidad del escenario de hace 20 años, sino
en ese otro escenario al medio-largo, en el que
podríamos tener que ver a nuestros nietos aprendiendo no en inglés, si no en chino, ruso o árabe.
Felicitaríamos a cualquiera de esas comunidades
lingüísticas por su progreso pero tenemos el
derecho genuino a postular el nuestro y a estimular nuestras condiciones de posibilidad.
JORNADA MEDES 2009
MEDES MEDICINA EN ESPAÑOL
Programa de la V Jornada MEDES
Sostenibilidad de la ciencia y las
publicaciones científicas en español
EUROFORUM, El Escorial
19 Noviembre 2009
8.45
INAUGURACIÓN
Bienvenida y apertura
Salustiano del Campo
Presidente del Instituto de España
Javier Ellena Aramburu
Presidente Fundación Lilly
José A. Gutiérrez Fuentes
Director Fundación Lilly
9.00
Estudio MEDES: Fuentes de información para
los médicos de atención primaria y pediatras
españoles. Importancia del idioma
José A. Gutiérrez Fuentes
09.15
MESA 1: EL SISTEMA ESPAÑOL DE CIENCIA,
TECNOLOGÍA Y EMPRESA
Moderador: José A. Gutiérrez Fuentes
Joost Heijs
Director Instituto de Análisis Industrial y Financiero.
Facultad de Ciencias Económicas. Universidad
Complutense de Madrid
El sistema español de ciencia, tecnología y
empresa. Fortaleza y debilidades.
Aurelia Modrego Rico
Departamento de Economía. Lab. Análisis y
Evaluación del Cambio Técnico. Universidad
Carlos III de Madrid
Desarrollo y financiación del sistema español de
ciencia, tecnología y empresa.
Santiago Graíño Knobel
Profesor asociado de Periodismo Científico y
Tecnológico, co-director del Master de Periodismo
y Comunicación de la Ciencia, la Tecnología y el
Medio Ambiente. Universidad Carlos III de Madrid
y Jefe de Prensa y Comunicación del Instituto
Español de Oceanografía.
La Comunicación de la Ciencia a la Sociedad,
una necesidad imperiosa
10.15
Coloquio
10.45 DESCANSO/CAFÉ
11.15
MESA 2: MODELOS E INSTRUMENTOS PARA
EL DESARROLLO DE UNA I+D COMPETITIVA/
CALIDAD
Moderador: José A. Gutiérrez Fuentes
José Manuel Fernández de Labastida y del Olmo
Director General de Investigación y Gestión del
Plan Nacional de I+D+I
Modelos e Instrumentos de Promoción y
Coordinación de la I+D Públicos: presente y futuro
Juan Mulet Meliá
Director General Fundación COTEC para la
Innovación Tecnológica
Modelos e Instrumentos de Promoción y
Coordinación de la I+D Empresarial: presente y
futuro
Emilio Delgado López-Cózar
Profesor Facultad de Comunicación y
Documentación de la Universidad de Granada
Evaluación de la Ciencia y de la Comunicación
científica en España
12.15
Coloquio
12.45
ENTREGA DE PREMIOS MEDES 2009
13.45
15.50
COMIDA
MESA 3: HACER LLEGAR EL CONOCIMIENTO
Moderador: Salustiano del Campo
Cristóbal Urbano Salido
Decano Facultad de Biblioteconomía y
Documentación de la Universidad de Barcelona
El papel del lector en los nuevos escenarios de la
comunicación científica digital
Josefina Gómez de Enterría y Sánchez
Profesora Titular Departamento de Filología.
Área de Lengua Española, Universidad de Alcalá
de Henares, Madrid
El idioma español en las publicaciones científicas
Manuel Toharia
Director Científico de la Ciudad de las Artes
y las Ciencias de Valencia. Miembro de la
Asociación Española de Comunicación Científica
Sostenibilidad de las publicaciones científicas en
español
16.30
Coloquio
17.00
Conferencia distinguida
Clara de la Torre
Dirección General de Investigación de la Comisión
Europea. Directora de Aspectos Interinstitucionales
y Jurídicos - Programa Marco. Bruselas
Las oportunidades españolas en el Espacio
Europeo de Investigación
17.30
Coloquio
17.45
CLAUSURA Y ENTREGA DE DIPLOMAS
Las ponencias tendrán una duración de 25 minutos
Al finalizar cada mesa habrá un coloquio de 30 minutos
17
18
BASES DE DATOS MEDES
MEDES MEDICINA EN ESPAÑOL
Base de datos MEDES
Medicina en Español
La base de datos MEDES-Medicina en
Español, es el elemento nuclear de la iniciativa,
se ha constituido con el propósito de poner
a disposición del profesional sanitario, una
herramienta de consulta centrada en aspectos
de la práctica clínica, a través de una rigurosa
selección de contenidos.
La base de datos MEDES ofrece varias
opciones de búsqueda, sencilla, avanzada, por
artículo y por revista.
La búsqueda sencilla permite obtener
resultados de forma rápida y sin necesidad de
conocer técnicas de búsqueda complejas; con
la posibilidad de acotar los términos a uno o
varios campos: título, resumen o palabras clave.
La posibilidad de recibir alertas sobre los
últimos estudios publicados permite al profesional
ahorrar tiempo y mantenerse permanentemente
informado sobre las publicaciones en español de
su especialidad e interés.
La base de datos MEDES se puede consultar
de forma gratuita y sin necesidad de registrarse
en la siguiente dirección:
www.Fundacionlilly.com
Bibliografía médica en español
Más de 43.500 registros
La base de datos MEDES utiliza el buscador
Lucene que permite, a través de criterios configurables, realizar búsquedas de contenido
inteligentes y rápidas, proporcionando mayor
eficiencia y exactitud en los resultados.
Actualización semanal
64 revistas seleccionadas
Con resumen de autor
La búsqueda avanzada permite interrogar a
la base de datos de una forma más específica.
Combinar términos, utilizar álgebra boleana,
aplicar límites por fecha, por tipo de documento,
por revista, etc.
Interfaz de usuario amigable
Búsqueda sencilla o avanzada
Configuración de alertas
Los registros de la base de datos se actualizan semanalmente, lo que permite al usuario
tener una visión realista de la situación actual de
las publicaciones en español en su campo de
interés.
Clipboard
BASES DE DATOS MEDES
MEDES MEDICINA EN ESPAÑOL
La base de datos MEDES: evaluación de
contenidos y nivel de actualización
Ángeles Flores
Especialista en Documentación Médica
La base de datos MEDES (Medicina en Español)
es una herramienta de consulta online en abierto
cuyo objetivo es poner a disposición tanto del profesional sanitario como del bibliotecario o especialista
en documentación biomédica, una fuente de consulta bibliográfica para recuperar de forma sencilla
y eficaz referencias de publicaciones médicas y
disponer de los accesos directos al texto completo.
Este proyecto ha perseguido desde sus inicios dos
objetivos fundamentales: la calidad y pertinencia de
los títulos incluidos en la base de datos y la rapidez
en la actualización. En estos dos aspectos nos
centraremos a continuación.
Para realizar y mantener una selección adecuada
de sus contenidos, el proyecto cuenta con un
Comité de Expertos1 que periódicamente revalúa
las revistas incluidas y estudia la pertinencia de
incorporar nuevas publicaciones. Para llevar a
cabo este trabajo se han definido una serie de
criterios con los que se obtiene una puntuación
para cada revista evaluada. La puntuación sirve al
Comité como filtro inicial para poder posteriormente
analizar la conveniencia de los títulos a incorporar
en MEDES. Los criterios de evaluación se centran
en tres epígrafes principales: la calidad de los
contenidos, la visibilidad y la cobertura del área
temática en MEDES. En la tabla 1 se recogen de
manera resumida los criterios mencionados.
Para evaluar un nuevo título se solicita a la
editorial correspondiente la cumplimentación de
un formulario que recoge la información necesaria
para puntuar las revistas. Pueden acceder al formulario en la página web de la Fundación Lilly2 las
revistas interesadas que quieran solicitar ser evaluadas para su inclusión en MEDES (ver anexo).
Los especialistas del comité valoran posteriormente la publicación de forma integral. Además de
los criterios ya especificados, se discuten otros
aspectos como la originalidad de la publicación
entendida como la aportación de contenidos
nuevos dentro de su área de conocimiento, su
orientación clínica o colectivo médico al que va
dirigida, amén de otros aspectos relacionados
con la novedad formal (webs asociadas, servicios,
formación etc.).
En este momento del proceso de evaluación,
se excluyen de la selección aquellas revistas
exclusivamente orientadas a la formación médica
continuada; las revistas secundarias y aquellas
publicadas íntegramente en otro idioma que no
sea el castellano.
En las tablas 2 y 3 se detallan los 54 títulos de
las revistas actualmente indizadas por MEDES y
los 10 que se incorporarán próximamente como
resultado de la evaluación de 26 revistas por el
Comité durante el año 2009.
Tabla 1
Calidad del trabajo editorial
y contenidos
Visibilidad / difusión
Cobertura del área temática
en MEDES
Procedimientos de selección y revisión de
originales que emplea la publicación o
aplicación de revisión por pares
Factor de Impacto
Pertenecer a una disciplina que no
esté suficientemente representada
en la base de datos en el momento
de su valoración
Ser órgano de expresión de una sociedad
científica de ámbito nacional
Presencia en bases de datos
nacionales e internacionales
Puntualidad de publicación
y continuidad
Acceso online libre a contenidos
Publicación de originales
Resúmenes o textos completos
en varios idiomas
(1), (2) Toda la información se puede consultar en la web de la Fundación Lilly: www.fundacionlilly.com
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BASES DE DATOS MEDES
MEDES MEDICINA EN ESPAÑOL
Tabla 2
TÍTULOS INCLUIDOS EN LA BASE DE DATOS MEDES
TÍTULOS INCLUIDOS EN LA BASE DE DATOS MEDES
1
Acta Otorrinolaringológica Española
28
Medicina Intensiva 2
Acta Pediátrica Española 29
Medicina Paliativa 3
Actas Dermo-Sifiliográficas 30
Medicina Preventiva 4
Actas Españolas de Psiquiatría 31
Metas de Enfermería
5
Actas Urológicas Españolas 32
Nefrología 6
Adicciones
33
Neurología
7
Anales de Medicina Interna - Discontinuada
34
Nutrición Hospitalaria 8
Anales de Pediatría 35
Pediatría de Atención Primaria
9
Anales de Psiquiatría 36
Progresos de Obstetricia y Ginecología 10
Archivos de Bronconeumología 37
Psiquiatría Biológica
11
Archivos de la Sociedad Española de Oftalmología
38
Rehabilitación 12
Archivos Españoles de Urología 39
Reumatología Clínica
13
Atención Primaria 40
Revista Clínica Española
14
Cirugía Española 41
Revista de la Sociedad Española del Dolor 15
Dolor, Investigación Clínica & Terapeútica
42
Revista de Neurología
16
Educación Médica
43
Revista de Ortopedia y Traumatología 17
Endocrinología y Nutrición
44
Revista Española de Anestesiología y Reanimación
18
Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica
45
Revista Española de Cardiología 19
Enfermería Clínica
46
Revista Española de Enfermedades Digestivas
20
Farmacia Hospitalaria
47
Revista Española de Enfermedades Metabólicas Óseas
21
Gaceta Sanitaria
48
Revista Española de Geriatría y Gerontología
22
Gastroenterología y Hepatología
49
Revista Española de Medicina Nuclear
23
Hipertensión
50
Revista Española de Pediatría
24
Index de Enfermería
51
Revista Española de Salud Pública
25
Información Terapéutica del Sistema Nacional de Salud
52
Revista Rol de Enfermería
26
Matronas Profesión
53
Trastornos Adictivos
27
Medicina Clínica
54
Vacunas
BASES DE DATOS MEDES
MEDES MEDICINA EN ESPAÑOL
Tabla 3
NUEVOS TÍTULOS - 2010
Angiología
Avances en Diabetología
Clínica e Investigación en Arteriosclerosis
GEROKOMOS
Inmunología Neurocirugía
Nutrición Clínica y Dietética Hospitalaria
Radiología Revista Española de Patología
Sexología Integral
En cuanto a las especialidades médicas que ya
tienen o tendrán a partir de enero de 2010 algún
título incluido en MEDES, la tabla 4 ofrece los datos.
Tabla 4
ESPECIALIDADES
nº revistas
ESPECIALIDADES
nº revistas
Alergología e Inmunología
1
Medicina Interna
4
Anatomía Patológica
1
Medicina Nuclear
1
Anestesia y Reanimación
3
Microbiología y Parasitología
2
Aparato Digestivo
4
Nefrología
1
Cardiología
4
Neumología
1
Cirugía general
1
Neurología
3
Dermatología y Venereología
1
Oftalmología
1
Educación Médica
1
Ortopedia y Traumatología
1
Endocrinología y Nutrición
5
Otorrinolaringología
1
Enfermería
5
Pediatría
4
Farmacia
1
Psiquiatría
5
Farmacología
1
Radiología/Diagnóstico por Imagen
1
Geriatría
2
Rehabilitación
1
Ginecología y Obstetricia
1
Reumatología
2
Medicina Preventiva, Salud Pública y Admin. Sanit.
3
Sexología
1
Medicina Familiar y Comunitaria
1
Urología
2
Medicina Intensiva
1
21
22
BASES DE DATOS MEDES
MEDES MEDICINA EN ESPAÑOL
Veamos ahora algunos datos relativos al otro
aspecto importante de la base de datos: la rapidez
en la actualización de los registros. Para conseguirlo
se utilizan técnicas de volcado semiautomáticas,
aunque continúan procesándose registros de forma
manual. En agosto de 2009 la base de datos MEDES
contaba con más de 3.700 registros de artículos
publicados en el año 2009.
Para intentar ilustrar el nivel de actualización
de MEDES en comparación con otras fuentes dis-
aparecer en el campo título del artículo; posibilidad
que ofrecen todas las fuentes consultadas, limitando
además los resultados a los dos últimos años. No
se ha realizado ningún tipo de filtro manual para
evaluar la pertinencia de los resultados. En la tabla
5 se muestran los datos en crudo con las cifras
resultantes de registros localizados. Se han detectado algunos duplicados dentro de la misma fuente
de datos y que no se han tenido en cuenta ya que
no afectan de manera importante a los resultados.
Tabla 5
Compludoc
Dialnet
Elsevier.es
IBECS
IME
MEDES
Obesidad 2009
19
25
7
0
0
23
Obesidad 2008
53
82
31
50
4
56
Obesidad sin límite
temporal
463
462
257
288
755
240
Hipertensión 2009
23
32
24
8
0
50
Hipertensión 2008
76
84
73
58
2
86
Hipertensión sin límite
temporal
654
612
660
682
2804
492
ponibles de bibliografía médica nacionales e internacionales, hemos realizado sencillas búsquedas
utilizando límites temporales. Para evitar que las
diferentes opciones de búsqueda de cada fuente
o las limitaciones en la utilización de operadores
afectara a los resultados, hemos elegido búsquedas muy sencillas, con un único término debiendo
Y si realizamos las mismas estrategias en la
base de datos biomédica internacional más consultada: PubMed, obtenemos los siguientes resultados:
Tabla 6
PubMed
Obesidad 2009
17
Obesidad 2008
36
Obesidad sin límite temporal
384
Hipertensión 2009
35
Hipertensión 2008
55
Hipertensión sin límite temporal
1389
Estrategias en PubMed: spain[pl] AND hypertension[ti] AND Spanish[lang], spain[pl] AND hypertension[ti] AND Spanish[lang]
BASES DE DATOS MEDES
MEDES MEDICINA EN ESPAÑOL
La búsqueda en la mayoría de estas fuentes se
puede realizar de forma sencilla y bastante intuitiva
para el usuario, si exceptuamos Dialnet que, al
menos en su versión para usuario externo a la
Universidad, ofrece posibilidades muy limitadas en
su buscador. La búsqueda en Pubmed, que parece
ser una de las más fructíferas, requiere de conocimientos más avanzados.
Es sencillo adivinar tras un simple vistazo a los
datos cuales son las principales deficiencias de las
fuentes. La ausencia de registros de publicaciones
recientes en unos casos y el limitado número en
otros hace pensar que para poder realizar una
búsqueda relativamente completa necesitaríamos a priori consultar más de una fuente. Parece
también evidente que la fuente de elección para
búsquedas exhaustivas en las que el año de publicación no sea una limitación, sería IME.
Un análisis superficial de los registros encontrados sobre el tema obesidad publicados en 2008
nos dice que ninguna de las 113 referencias aparece
recogida en las 7 fuentes consultadas, y que el 48%
de las mismas están recogidas en una sola. Ello
da una idea aproximada de la dispersión y permite
deducir que para realizar una búsqueda exhaustiva
se deberían consultar todas las bases de datos
mencionadas, sin olvidar otras fuentes como SIETE
o el mismo Google Scholar a través del cual en
ocasiones se localizan los artículos recientes que
las editoriales publican en sus sumarios.
Cualquiera que se siente a diario frente a la
pantalla de su ordenador para realizar búsquedas
de información biomédica es muy posible que haya
experimentado alguna vez un ligero estremecimiento
cuando se plantea tener que localizar publicaciones
recientes y relevantes en castellano. En este
momento uno se pregunta si podrá encontrar la
información que necesita y sobre todo cuánto
tiempo va a emplear en intentarlo. Quienes por su
profesión se enfrentan a esta situación utilizan
sus trucos de búsqueda y sus fuentes favoritas,
y probablemente si preguntáramos al respecto
a diferentes profesionales, nos darían diferentes
respuestas. La selección de fuentes, los diferentes
lenguajes de interrogación, las limitaciones en las
posibilidades de búsqueda, la falta de actualización
o el tiempo invertido son algunas de las desventajas. La base de datos MEDES se ofrece como una
alternativa para la búsqueda de información reciente
y publicada en revistas de calidad, lo que podría
ahorrar al usuario tiempo tanto en la búsqueda
como en la selección.
Bases de datos y portales consultados.
Compludoc
Dialnet
Elsevier.es
IBECS
IME
http://europa.sim.ucm.es/compludoc/
http://dialnet.unirioja.es/servlet/buscador
http://www.doyma.es/home/ctl_servlet?_f=14000
http://ibecs.isciii.es/cgi-bin/wxis.exe/iah/?IsisScript=iah/iah.
xic&lang=E&base=IBECS
http://bddoc.csic.es:8080/inicioBuscarSimple.do;jsessionid=0130932048EE
B980562C3DFDF7E95E59?tabla=docu&bd=IME&estado_formulario=show
MEDES
http://www.fundacionlilly.com/Nitro/foundation/templates/medes-search.
jsp?page=30100
Pubmed
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/
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BASES DE DATOS MEDES
MEDES MEDICINA EN ESPAÑOL
Anexo
Formulario de solicitud de inclusión de revista en MEDES
TÍTULO DE LA REVISTA: Editorial: Persona de contacto (nombre y apellidos): Teléfono de
contacto: e-mail: ISSN: Año de inicio de la publicación: Enlace a la edición electrónica (si procede): ¿Pertenece a Sociedad Científica?: sí
no
Sí es así, ¿a cuál? Bases de datos bibliográficas en las que se recoge la revista (nacionales e internacionales): Idioma principal de la publicación: ¿Publica algunos artículos en otro idioma?: sí
no
Si es así, ¿en cuál? Y ¿en qué porcentaje?: Área terapéutica y/o temática médica que cubre: Último factor de impacto internacional: Factor de impacto nacional: ¿Revisión por pares?: sí
no
Si es así, especificar si la revisión por pares se realiza o no por expertos externos a la publicación o describa brevemente
el proceso de revisión: ¿Es accesible online el texto completo de los artículos?: sí
no
Si es así, ¿dicho acceso es gratuito?: ¿Publica originales?: sí
no
¿Publica resúmenes en inglés o en otro idioma diferente al castellano?: Describa brevemente los puntos más destacables de la publicación tanto respecto a la calidad de sus contenidos, formato,
aportación al conocimiento médico, distribución y difusión o cualquier otro aspecto que ayude a su evaluación: BASES DE DATOS MEDES
MEDES MEDICINA EN ESPAÑOL
Interfaz de búsqueda sencilla MEDES
Los usuarios registrados podrán acceder
a la funcionalidad de alertas
Posibilidad de acotar la búsqueda
a uno o varios campos
El sistema ordena los resultados
por año o por autor
Los registros pueden ser almacenados de forma temporal en un
clipboard. Además, pueden exportarse en formato Word, Ris o
enviarse a una una cuenta de correo electrónico
Alertas MEDES
Los usuarios registrados podrán definir sus
estrategias de búsqueda y permanecer
siempre actualizados en su área de interés
Visualización de registro MEDES
Búsqueda por revistas
Sistema de ayuda a la
navegación Medes
Referencia bibliográfica completa,
resumen del autor y url de acceso
al texto del artículo
Acceso a la Base de datos MEDES en www.fundacionlilly.com
Acceso a los sumarios de las
publicaciones incluidas en MEDES
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MEDES MEDICINA EN ESPAÑOL
Revistas incluidas en la
base de datos MEDES
Acta Otorrinolaringológica Española
Medicina Intensiva
Acta Pediátrica Española
Medicina Paliativa
Actas Dermo-Sifiliográficas
Medicina Preventiva
Actas Españolas de Psiquiatría
Metas de Enfermería
Actas Urológicas Españolas
Nefrología
Adicciones
Neurocirugía
Anales de Medicina Interna
Neurología
Anales de Pediatría
Nutrición Hospitalaria
Anales de Psiquiatría
Pediatría de Atención Primaria
Angiología
Progresos de Obstetricia y Ginecología
Archivos de Bronconeumología
Psiquiatría Biológica
Archivos de la Sociedad Española de Oftalmología
Radiología
Archivos Españoles de Urología
Reumatología Clínica
Atención Primaria
Revista Clínica Española
Avances en Diabetología
Revista de la Sociedad Española del Dolor
Cirugía Española
Revista de Neurología
Dolor. Investigación, Clínica & Terapéutica
Revista de Ortopedia y Traumatología
Educación Médica
Revista Española de Anestesiología y
Reanimación
Endocrinología y Nutrición
Rehabilitación
Enfermedades Infecciosas y Microbiología
Clínica
Revista Española de Cardiología
Enfermería Clínica
Farmacia Hospitalaria
Revista Española de Enfermedades
Metabólicas Óseas
Gaceta Sanitaria
Revista Española de Geriatría y Gerontología
Gastroenterología y Hepatología
Revista Española de Medicina Nuclear
Hipertensión
Revista Española de Pediatría
Index de Enfermería
Revista Española de Salud Pública
Información Terapéutica del Sistema Nacional
de Salud
Revista Española de Toxicología
Matronas Profesión
Trastornos Adictivos
Medicina Clínica
Vacunas. Investigación y Práctica
Acceso a la Base de datos MEDES en www.fundacionlilly.com
Revista Española de Enfermedades Digestivas
Revista Rol de Enfermería
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