¿Qué se sobre los alimentos funcionales?......................................................................... ………………………………………………………………………………………………………………………………………. ………………………………………………………………………………………………………………………………………. METALECTURA – Alimentos funcionales Los Alimentos Funcionales son aquéllos que proporcionan un efecto beneficioso para la salud más allá de su valor nutricional básico. No constituyen un grupo de alimentos como tal, sino que resultan de la adición, sustitución o eliminación de ciertos componentes a los alimentos habituales, si bien en un concepto amplio de alimento funcional se incluyen no sólo los productos manufacturados, sino también ciertos alimentos tradicionales (aceite de oliva, tomate, legumbres, etc.) que contienen componentes con “otras propiedades” beneficiosas para la salud que los avances científicos van descubriendo, más allá de las conocidas desde el punto de vista nutricional clásico. La industria alimentaria está realizando una fuerte inversión en el desarrollo de este tipo de productos, que se refleja en el aumento de su presencia en los lineales de los supermercados. Esta presencia surge como respuesta a una creciente preocupación de la población por tener una alimentación adecuada por la reciente asociación entre la alimentación y la belleza. Diferencia entre alimento funcional y nutraceútico Para los expertos un alimento nutracéutico es aquel que contiene algunos componentes alimenticios, más o menos aislados pero no se trata de un alimento de consumo ordinario en la dieta corriente, sino más bien de uso temporal o esporádico. Nutracéuticos serían, por ejemplo, las vitaminas antioxidantes o las isoflavonas de soja presentadas en forma de comprimido, mientras que un alimento funcional sería un producto en formato habitual (leche, pan, cereales, etc.) al que se le ha añadido un ingrediente (las citadas isoflavonas, por ejemplo) o se ha modificado su composición (como ocurre con las leches). Opiniones de los expertos Un alimento no se transforma en funcional por el solo hecho de agregarle algún “componente bioactivo saludable”. Una incorporación debe estudiarse, caso por caso, y en cada alimento debe demostrar que la dosis es lo suficientemente alta como para producir el efecto benéfico deseado, y baja como para no causar efectos adversos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) consultaron a expertos sobre las relaciones entre dieta, nutrición y enfermedades que presentan la más alta carga de salud pública, ya sea en términos directos de costos a las sociedades y los gobiernos o en años de vida ajustados por discapacidad. Eso puso en evidencia que las enfermedades no hereditarias —obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares, cáncer, osteoporosis y dentales— son prevenibles y que las intervenciones tempranas favorecen la longevidad. El mejoramiento de las dietas y el incremento de la actividad física en adultos y ancianos, asimismo, contribuyen a reducir los riesgos de muerte e invalidez por enfermedades crónicas. En la consulta de la FAO y la OMS, se definieron criterios para evaluar las relaciones entre dietas y enfermedades, basándose en criterios de la Fundación Mundial para la Investigación del Cáncer. Los distintos tipos de evidencias son: Convincente. Basada en estudios epidemiológicos que muestran una asociación consistente y biológicamente posible entre exposición y enfermedad, con muy poca o ninguna evidencia en contra. Probable. También fundamentada en estudios epidemiológicos, que revelan una asociación bastante consistente entre exposición y enfermedad, aunque resultan necesarios más estudios. La asociación resulta biológicamente posible. Posible. Surge de conclusiones de estudios de casos y controles, y estudios transversales, no siempre suficientes. La evidencia se fundamenta en investigaciones clínicas y de laboratorio, requiriéndose más ensayos para soportar la asociación tentativa, la cual resulta biológicamente posible. Insuficiente. Pocos descubrimientos o estudios afirman una asociación entre exposición y enfermedad. En las tablas de estilo de vida y factores de riesgo en el desarrollo de enfermedades, los expertos señalan la importancia de la actividad física. Por ejemplo, para las enfermedades cardiovasculares, las evidencias convincentes incluyen tanto componentes de la dieta como la actividad física regular. AEP: ácido eicosapentanoico; ADH: ácido docosahexanoico; PNA: polisacáridos no-almidón Dieta mediterránea - Dieta funcional Recientemente, los resultados preliminares del estudio PREDIMED (Prevención con Dieta Mediterránea), un proyecto a gran escala en el que intervienen 9.000 pacientes con alto riesgo cardiovascular (los resultados finales se obtendrán dentro de 3 años), han confirmado los beneficios de la dieta mediterránea en la prevención de enfermedades del corazón; es decir, confirmó su carácter “funcional”. El trabajo muestra que el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares se reduce en un 50% al seguir una dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva o frutos secos, básicamente nueces, y en sólo tres meses. Es decir, que estos resultados tan significativos ya se vieron sólo 90días después de variar la forma de comer. Tras los primeros tres meses de intervención, los participantes en el trabajo presentaban cifras más bajas de presión arterial y menores concentraciones en sangre de glucosa, colesterol, triglicéridos y marcadores de inflamación, al mismo tiempo que un aumento del colesterol HDL(colesterol bueno). Los investigadores creen que una parte importante de los beneficios obtenidos se debe al alto contenido de las nueces en ácidos grasos omega-3, ya que son capaces de reducir las cifras de triglicéridos en sangre. El estudio desmitifica, asimismo, que el consumo de grasas saludables, como la de las nueces, pueda acarrear un aumento de peso, ya que al producir un efecto saciante, se consigue una reducción en el consumo de grasas animales y azucares refinados, presentes en productos como la bollería, carnes rojas o bebidas azucaradas. Los participantes que presentaban problemas de obesidad o diabetes tipo 2 y que siguieron la dieta rica en frutos secos, con 15 g de nueces diarias, experimentaron en conjunto una pequeña pérdida de peso de alrededor de ½ kg. Los pacientes sin obesidad no modificaron su peso. Eso sí, para conseguir estos beneficios, y en lo que se refiere a los frutos secos –naturales, o sea sin freír y sin sal- hay que tomarlos junto a las principales comidas y no de forma aislada, entre comidas o como aperitivo. Para desarrollar un alimento funcional es preciso 1. Identificar la relación entre un componente y su relación con la salud. 2. Demostrar la eficacia. 3. Determinar el nivel de ingesta necesario para el efecto deseado, además de la inocuidad a los niveles propuestos. 4. Establecer el alimento que sea un buen vehículo para el componente bioactivo identificado, el cual deberá contar con suficiente evidencia científica respecto de sus efectos. 5. Comunicar los beneficios a los consumidores. 6. Monitorear su eficacia, ingesta e inocuidad. una vez que sale al mercado. Cuestionario – Alimentos funcionales 1.- Defina alimento funcional. 2.- Cite dos ejemplos de alimentos funcionales 3.- Cual es la diferencia entre alimento funcional y nutraceútico? 4.- Según los expertos FAO/ OMS : ¿Cuales son los tipos de evidencias o criterios de relación dieta/enfermedad? 5.- Que dieta ha sido catalogada con bases científicas como funcional? 6.- El riesgo de qué enfermedad es el que disminuye esta dieta?