28 PRÁCTICA NOTARIAL EL TESTAMENTO: ALGUNAS EXTRAVAGANTES MANERAS DE LEGAR BIENES AL DEJAR ESTE MUNDO EDUARDO GENOVÉS Oficial de Notaria (jb) – Valencia No me resigno a quedar callado ante el artículo que leí sobre este tema, hace días, en un diario de difusión estatal (8), por ser infrecuente encontrarse en la prensa diaria, ni en cualquiera otros rotativos con temas que tan cotidianamente se nos presentan en nuestra profesión, y que normalmente no trascienden mas allá de nuestros despachos. De dicho artículo me permito transcribir algunos curiosos casos: Desde Portugal: un heredero de una familia de rancia genealogía, había muerto, y era hora de ejecutar su testamento con la peculiar última voluntad del finado que consistía en el reparto de sus bienes (dos casas, un vehículo y un dinero) entre 70 personas que el hoy malogrado noble había elegido al azar en el listín telefónico cuando dictó su testamento ante los alucinados empleados de una notaría hace 13 años. ¿Podría un español hacer algo similar? Sí, aunque sólo si está muy solo en la vida. Según las normas generales del derecho sucesorio español, las que provienen del Código Civil de 1889 y son de aplicación en la mayor parte del país, uno podrá disponer de sus bienes para legarlos a quien desee únicamente si no deja atrás descendientes, ascendientes o cónyuge. Estos son los merecedores de la conocida legítima, que asciende a distintos porcentajes y derechos sobre la herencia, en función del grado de parentesco. Como dijo con guasa un Notario de Valencia (1), solo en este supuesto, "le puedes dejar todo a los pelirrojos de Benimaclet (2), si así te apetece". La libertad absoluta de testar, incluso para apartar de la herencia a los legitimarios, sólo la disfrutan en España los navarros, por su derecho foral, y los habitantes de cuatro pueblos alaveses en los que rige lo que queda del Fuero de Ayala (Amurrio, Ayala, Oquendo y varios lugares de Arceniega). La conservación del caserío en manos de la persona que el dueño crea más adecuada está en el origen de esta excepción. En Navarra se exige, no obstante, que los parientes apartados sean al menos recordados en el testamento con una absoleta fórmula de desheredación por la que se les deja algo aunque no sea así: "Cinco sueldos fables o carlines por bienes muebles y una robada de tierra en los montes comunes por inmuebles". España es uno de los países del mundo donde más testamentos se dictan, y el primero de Europa. Según calcula un prestigioso notario de aragón (3): "la inmensa mayoría de las herencias que llegan a Hacienda lo hacen previo testamento notarial, cuando en Alemania o Italia, solo un 10% de los ciudadanos lo redacta". La disparidad estriba en lo barato que resulta testar ante notario en nuestro país, 36,62 euros. Además es muy accesible –existen más de 3000 notarios en activo- y seguros, por la fe pública que adquiere la voluntad declarada. Así las cosas, aunque los notarios aseguran que hay supersticiosos a lo que da alergia pisar la notaría para dejar las cosas atadas, no vaya a ser que se adelante la guadaña, también abundan los que le cogen gusto a eso de testar y modifican su voluntad a cada rato, PRÁCTICA NOTARIAL sobre todo cuando hay patrimonio a repartir. Un notario de Valencia (1), recuerda a una mujer que se acercaba varias veces al año a su oficina para retirar tantos millones a San Esteban y dárselos a San Martín cuando le llegara la hora, en función de la iglesia y el santo que mejor intercedía por ella en cada momento. O aquel hombre que aparecía en verano en una notaría alicantina para nombrar heredera universal a "una señora estupenda" que le acompañaba en sus vacaciones. Una señora distinta cada agosto, claro, porque, como explicaba el "pícaro " me sale muy barato y no sabes lo bien que quedo", relata dicho notario. El testamento ológrafo, es decir, el que una persona redacta de su puño y letra sin refrendarlo con la fe pública que otorga el notario, es muy poco común. Escasean estos manuscritos, que han de estar fechados y firmados, por las pocas garantías que aportan (cualquiera que lo encuentre tras la muerte puede hacerlo desaparecer) y la dificultad de su cumplimiento (un juez habrá de comprobar que se han cumplido ciertas normas y los testigos han de corroborar que la letra es del finado). Además, para usar esta modalidad hay que ser mayor de edad, cuando el testamento notarial está abierto desde los 14 años a los que estén "en su cabal juicio". Otras variantes menos conocidas son el testamento cerrado, que es notarial, pero en un sobre cerrado y lacrado. Es una opción cuando se requiere que ni siquiera el notario conozca su contenido. Es útil, por ejemplo, si el testador reconoce hijos extramatrimoniales o los votos que hace son especialmente delicados. También sucede en ocasiones en los hospitales, se puede hacer testamento sobre la marcha ante cinco testigos en caso de muerte inminente. Otros especiales son el militar y marítimo, cuando el óbito parece próximo en una unidad militar o buque, ante el jefe o comandante del navío. Son muy habituales, en cambio, los testamentos redactados con el ánimo de que no herede alguien en concreto. Ocurre así a menudo, según la experiencia de los notarios, en los que otorgan los divorciados para excluir al ex cónyuge. 29 "Viene gente que pretende que su ex mujer o marido no puedan ni siquiera administrar los bienes de los hijos en caso de que mueran ellos" cuenta un notario aragonés (3), que apunta en este sentido otra tendencia actual de la práctica sucesoria, esta vez, entre las parejas bien avenidas: la rebelión contra la legítimas. Esa actitud adoptan algunos matrimonios que pretenden que todo quede para la pareja y no los hijos "porque uno estima que ya han hecho todo por ellos y que el cónyuge supérstite necesitará más los viernes cuando él falte", explica el notario aragonés. En derecho común, habiendo hijos, la viuda recibe un tercio de la herencia si el esposo muerto no ha hecho testamento, pero tan sólo para su uso y disfrute hasta que muera, sin adquirir la propiedad de los bienes. Incluso los hijos pueden cambiar esto asignándole al padre o madre un lote de bienes, una renta o un capital. Afortunadamente para el viudo, siempre le quedará su mitad de bienes gananciales si están casados, bajo este régimen matrimonial. Una ventaja gozan, por mor de los derechos forales, los aragoneses, y los que viven en la mayor parte de Vizcaya, es la delegación en el cónyuge viudo de la designación de herederos. Como explica un notario bilbaíno (4), mediante la afiducia aragonesa y el alkar poderoso (en la provincia vasca), los viudos pueden premiar al hijo o nieto "que mejor le atienda tras la muerte del cónyuge, dejando a los demás sin nada". De modo que, "en este caso, la cosa pinta peor para una viuda andaluza que para otra de Barakaldo", continua este notario. Claro que esta facultad se pierde si la, por lo general, beneficiaría -en España hay cinco viudas por viudo- se vuelve a casar, porque, como pasa con las pensiones de viudedad, la ley parece ordenar fidelidad al otro hasta después de muerto. Hasta 1981 los hijos no heredaban (la injusticia pervivió en Catalunya tres años más). Otra discriminación que barrió la Constitución fue la que prescribía una menor herencia para los hijos nacidos de segundas nupcias a favor del los del primer matrimonio. 30 PRÁCTICA NOTARIAL Una extrañeza legal que sí ha pervivido es la que estipula que los bienes de los que mueran en el Hospital de Nuestra Señora de Gracia de Zaragoza sin haber otorgado testamento y sin familia, más allá de los primos, pasan al centro según el derecho foral aragonés. Un notario canario (5) asegura que algunas personas pretenden introducir limitaciones al cobro de la herencia que traslucen "un deseo enorme de mandar, incluso después de muertos, y si pudieran, durante generaciones". Afirman los notarios que muchos de los dejan bienes a instituciones públicas lo hacen promovidos por el odio que sienten hacia sus familiares o debido a la soledad en que han quedado. ¿Y un animal, puede ser heredero? No. Hay que ser persona, física o jurídica. ¿Pero podría un caniche español darse la gran vida al morir su dueño como curre en Estados Unidos con las mascotas de ciertos legatarios extravagantes? Eso sí, Lo explica otro notario catalán (6): Se puede imponer a un heredero el cuidado de un animal o encargarle su sacrificio, y, ojo, no es infrecuente". Habrá de nombrar un albacea que vigile el cumplimiento de la condición o modo, como se dice en la jerga jurídica. Una notaría palmeña (7)cuenta el caso de una mujer que, al no poder nombrar herederos a sus gatos, pretendió incluir una cláusula por la que al morir sus animales, se les practicara la autopsia porque no se fiaba de sus sobrinos, que quedaban al cuidado de ellos; y un notario de valencia (1) recuerda una disposición que quiso introducir uno de sus clientes para legar ciertos bienes a la sociedad protectora de animales: "porque sus beneficiarios lo merecen mucho más que los hermanos del testador", decía el hombre. Sigue el artículo que estamos citando con tres casos más que señala como peculiares: En Santa Coloma de Farners (Girona, 10.557 habitantes) un hombre dejó dispuesto que tras su muerte se gastaran 33 millones de euros para que los jóvenes de su pueblo estudiaran inglés. Su familia quedó estupefacta. Eso sí, compartía la sorpresa del resto del vecindario que no sabía de la riqueza del generoso, que conducía un viejo Seat 1430 y llevaba una vida austera. Un jinense moría de cáncer en Madrid en 1998 habiendo dejado dicho que sus tres fincas con 300 olivos se repartieran entre los pobres de Canena. Hasta 44 personas se presentaron como tales ante la mesa creada allí para la repartición del legado. En 2006, una vecina de Mislata (Valencia) legó su fortuna millonaria a una asociación que se encarga, entre otras cosas, de acoger a niños saharauis enfermos. Y, ¿Cuántos casos curiosos y excéntricos, podríamos citar nosotros, los empleados de notarías, en el ejercicio de nuestra profesión? Muchos, pero esta Revista tiene sus límites de espacio aunque quizá en otros números pueda incluir los casos que vosotros los lectores podáis contar y remitir para su publicación. NOTAS BIBLIOGRÁFICAS: 1 Joaquín Borreli, notario y decano del Colegio Notarial de Valencia. 2 Benimaclet, es una población lindante con Valencia. 3 El decano del Colegio Notarial de Aragón, Adolfo Calatayud. 4 Felipe Alamillos, notario de Bilbao. 5 Javier Guerrero, decano del Colegio Notarial de las Islas Canarias. 6 Lluís Jou, vicedecano del Colegio Catalán. 7 Amalia Jiménez, notaría de Las Palmas 8 "Público" domingo 4 de noviembre de 2007.