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O.J.D.: 189392
E.G.M.: 709000
Fecha:
28/10/2009
Sección: DEPORTES
Páginas: 46
Tarifa (€): 4638
48 LA VANGUARDIA
D E P O R T E S
MIÉRCOLES, 28 OCTUBRE 2009
ATLETISMO EL DOPAJE EN LA EXTINTA RDA
Oro europeo en peso en 1986, Heidi Krieger cambió de sexo y
ahora denuncia la política de Estado para el dopaje masivo
La campeona tiene barba
H
MAGDEBURGO Afp
JOHN MACDOUGALL / AFP
Andreas Krieger y una foto de cuando se llamaba Heidi Krieger
eidi Krieger fue una
estrella del atletismo
en la extinta RDA.
Campeona de Europa
de lanzamiento de peso en 1986, consumidora masiva
de testosterona como tantos deportistas de aquel país (se calcula
que unos diez mil en los veinte
años que precedieron a la caída
del muro de Berlín, en 1989), Heidi acabó operándose y hoy es un
hombre de 44 años llamado Andreas que con su 1,87 m luce bigote y una poblada barba.
Cuando hojea el álbum de fotos de su adolescencia, es una chica rubia, de anchas espaldas y mirada tímida, la que aparece en las
imágenes en blanco y negro.
“Nunca tuve la posibilidad de decir que no quería tomar hormonas”, explica. “Tenía 16 años y
era mi entrenador el que me daba aquellas pastillas azules. Me
robaron mi historia”.
La Stasi, la policía secreta de la
RDA, se encargó de llevar a cabo
el llamado plan 14.25, que marcaba a cada deportista las dosis obligatorias de Oral Turinabol, un esteroide anabolizante que aumentaba la fuerza muscular y contri-
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buyó a que la RDA, con sólo 16 millones de habitantes, fuera el segundo país con más medallas en
los Juegos de Montreal (1976),
Moscú (1980) y Seúl (1988).
Krieger, que era la “deportista
n.º 54”, conserva el telegrama de
felicitación que envió el presidente del país, Erich Honecker, a esta “querida amiga del deporte”
cuando consiguió el título europeo. Luego su carrera fue hacia
abajo. Sufrió numerosas lesiones
LA ACUSACIÓN
“Nunca tuve la
posibilidad de negarme
a tomar hormonas.
Me robaron mi historia”
que la obligaron a retirarse. Hace
doce años decidió cambiar de
sexo. “Me convertí oficialmente
en un hombre y me dieron un
nuevo certificado de nacimiento”, explica.
Casado ahora con una ex nadadora, Andreas es uno de los pocos ex deportistas de élite que
aceptan hablar abiertamente del
dopaje masivo en la RDA. Casi todos callan porque no quieren ensuciar su gloria de antaño.
Pero muchas de aquellas supercampeonas padecen terribles secuelas: cáncer, esterilidad, pilosidad abundante... Según un estudio universitario, la tasa de aborto es en ellas 32 veces superior a
la normal, y el de hijos que fallecen en el parto o nacen con anomalías, diez veces superior.
“Llevo la indignación dentro
de mí”, confiesa Andreas Krieger. “Después de la unificación
alemana, la del Oeste sencillamente ha aprovechado los conocimientos que los entrenadores
de la RDA habían adquirido en la
del Este”. Muchos de ellos han seguido su carrera en la nueva Alemania. Cinco aceptaron, el pasado mes de abril, reconocer su participación en la masiva política
de dopaje en la RDA, en una especie de operación manos limpias
considerada histórica por el deporte alemán.
“Esos entrenadores de la Alemania del Este sabían fabricar
campeones. Hoy continúan produciendo medallas y esto cuenta
más que la moral”, acusa Krieger
mientras enseña una bolsa de
plástico llena de medallas. Sólo
falta una: aquella de oro. “Hoy en
día esa victoria ya no significa nada para mí”, asegura.c
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