En torno a la idea de comunidad en Tomás de Aquino Sergio Moya Mena Universidad de Costa Rica El concepto de comunidad en las reflexiones filosóficas L as reflexiones sobre la naturaleza y el significado de la idea de comunidad, han figurado prominentemente en la historia de la filosofía política y la ética occidentales. En el marco de estos saberes, comunidad se refiere a una forma de conexión entre individuos que es cualitativamente más fuerte y profunda que una mera asociación.1 El concepto de comunidad incluye al menos dos elementos: 1) individuos pertenecientes a una comunidad que tienen fines comunes en una forma robusta, no meramente fines privados congruentes 2) para los individuos envueltos, su concepción de ellos mismos como pertenecientes a un grupo es un constituyente significativo de su identidad, el sentido de quienes son. 1 Concise Routledge Enciclopedia of Philosophy. London. 2000. p. 155 En torno a la idea de comunidad en Tomás de Aquino El filósofo social alemán Ferdinand Tönnies desarrolló una síntesis de dos tipos básicos de organización social: la primera, la organización social natural descrita por Aristóteles en base a la sociabilidad del hombre, la otra es la organización social “artificial” o contractual descrita por Thomas Hobbes en base a la necesidad de que los hombres lleguen a un acuerdo respecto a los modos de asociarse.2 La primera forma de organización es para Tönnies “comunidad” (Gemeinschaft), que se contrapone a la segunda o “sociedad” (Gesellschaft). Ambos modos son tipos ideales de los que toda agrupación humana “participa” en proporciones diversas y cambiantes Antecedentes del concepto de comunidad Situándonos en el marco cronológico que envuelve la vida de Tomás de Aquino, hay que destacar a la Escolástica como el movimiento intelectual más trascendental en la Edad Media. Ésta viene a diferenciar la civilización europea de otras grandes civilizaciones. Su elemento de reflexión determinante es el aristotelismo, que es introducido fundamentalmente por los pensadores musulmanes o judíos. Desde el siglo IX se conocían ya las Categorías, la Interpretación, así como fragmentos del Organón. Para el siglo XII, se disponía ya de una traducción confiable de la Política3. 2 Ferrater Mora, José. Diccionario de Filosofía. Ariel Filosofía. Barcelona. 2001. p. 3541 Vallespin, Fernando (editor) Historia de la Teoría. Política, Tomo I. Alianza Editorial. Madrid, 1990. p. 284 3 Sergio I. Moya Mena 2 En torno a la idea de comunidad en Tomás de Aquino Es preciso esclarecer –a la par del desarrollo de la reflexión filosófica- cuál es el desarrollo de las transformaciones sociales de la época. Junto a la nobleza y el clero, surgen en las ciudades otras agrupaciones de diversa índole profesional o religiosa. Ya en el siglo XI habían nacido movimientos comunales que animaban a colectividades urbanas, reguladas de modos diferentes según sus fines y necesidades. La urbe ya no representa una mera comunidad particular, sino una mentalidad característica de la incipiente burguesía aupada por el creciente protagonismo de las clases medias. En esas circunstancias, la teocracia, forma de gobierno que venía predominando desde los siglos anteriores como única posibilidad compatible con las tradiciones cristianas, empieza a ser vista desde nuevas perspectivas. Surgen asociaciones gremiales, colegios, universidades y otro tipo de comunidades como respuesta a la necesidad de asociarse, lo mismo que diversos movimientos espirituales que se organizan no siempre de conformidad con la iglesia católica4. Si bien no todos los escolásticos adoptaron el aristotelismo, si fue ésta la corriente que dentro de los temas políticos y éticos, más influyó en autores como Alberto Magno o Tomás de Aquino, aunque en el caso de este último, es imprescindible reconocer la influencia que en su formación política ejerce San Agustín, especialmente a través de su obra La Ciudad de Dios. 4 Incluso, algunos de estos movimientos llegan a acusar a Roma de haberse apartado del cristianismo primitivo y evangélico. Sergio I. Moya Mena 3 En torno a la idea de comunidad en Tomás de Aquino Según Andrés Barcala Muñoz en la ya citada obra Historia de la Teoría Política, Tomo I, pensadores destacados como Alejandro de Hales, San Buenaventura, o Juan Duns Scoto, no elaboraron doctrinas políticas, más sí referencias a un orden utópico de sociedad. Sus planteamientos discurren en el marco de “dos ciudades”, en los que la sociedad civil y la autoridad política continúan siendo fruto de la naturaleza caída5. Esta perspectiva contrasta con el ideal cristiano original que establecía que la organización civil debía orientarse a la una única sociedad sin límites, no basada en el dominio ni en la propiedad sino en el amor y la comunidad de bienes Moral política y social en Tomás de Aquino De acuerdo a Guillermo Fraile, en su magnifico y acucioso estudio sobre Tomás de Aquino dentro de la obra “Historia de la Filosofía”6, el Doctor Común escribió poco sobre política, “disciplina ajena a su profesión religiosa”. Más allá de los comentarios a la Política de Aristóteles o a De Regno (De regimine principium), Fraile no menciona otras obras que reflejen valoraciones no estrictamente teológicas u ontológicas del Aquinatense. Fraile no parece hacer justicia a la contribución de Tomás de Aquino a los temas políticos, éticos o sociales, pues ha obvia referirse a obras fundamentales de estos saberes como el Opúsculo sobre el Gobierno de los Príncipes, el Tratado de la Justicia en incluso la Suma de 5 Antes del pecado, la propiedad era común y los hombres gozaban de igual libertad, la convivencia humana pacífica estaba garantizada por el dominio de las pasiones 6 Fraile, Guillermo. Tomo II2º, Biblioteca de Autores Cristianos. Madrid. 1986. p 470 Sergio I. Moya Mena 4 En torno a la idea de comunidad en Tomás de Aquino Teología, en las que Aquino desarrolla ampliamente sus ideas sobre temas políticos, sociológicos y morales. Tomás de Aquino impone un talante novedoso a la hora de abordar cuestiones políticas. Política, siempre será un concepto ligado a la ciudad. El modo como aquella se lleve a cabo depende siempre de la calidad de la ciudad.7 Para Aquino el hombre posee dos dimensiones: el cuerpo y el espíritu, que son dos órdenes distintos de la realidad; el natural y el sobrenatural. Lo natural es lo humano, lo demandado por la naturaleza humana; lo sobrenatural es lo divino, el orden de la gracia, que es participación del hombre en la naturaleza de Dios8. Aquino coincide con Aristóteles en su concepción del hombre como ser social por naturaleza. El hombre salió de las manos de Dios con una exigencia de sociabilidad inscrita en su naturaleza. Con antelación al pecado, en su estadio de inocencia, el ser humano convivía también en sociedad, existiendo un dominio o soberanía civil ordenada al bien común. Las ayudas que los hombres se proporcionan entre sí, conciernen, ante todo, a la generación, la alimentación y la educación, pero también a las más elevadas como el conocimiento y la vida moral. Esta sociabilidad ha sido querida por Dios en sus diversas formas y agrupaciones. 7 Aquino, Tomás de. Opúsculo sobre el Gobierno de los Príncipes. Libro IV, Cap. XXIII. Editorial Porrúa, México. 2000 8 Vallespin, Fernando (editor.) Op. cit. p. 290 Sergio I. Moya Mena 5 En torno a la idea de comunidad en Tomás de Aquino La indigencia humana obliga al hombre a vivir en sociedad. Sus múltiples miserias y necesidades le inclinan a ser un animal social: “Por ello se dice que por naturaleza es animal social o político, como lo prueba el filósofo en el libro I de la Política; de ahí se concluye que la comunidad civil es necesaria para las necesidades de la vida humana”9 El hombre, a diferencia de los animales o plantas cuyos vestidos y protección les viene de nacimiento10, debe procurarse su propio sustento y sobre-vivencia. Es por eso que el hombre acude a la comunidad. El hombre enfermo tampoco se basta a si mismo como los animales; necesita de otros hombres, lo cual también le induce a formar la ciudad: “De todo lo anterior se concluye que el hombre necesita constituir la ciudad por la comunidad, sin la cual no puede vivir decentemente; y más se necesita una ciudad que un campamento o villa, cuando más se dan en ella artes y artífices para sostener la vida humana, como sucede en la ciudad. Por ello Agustín la define así en el libro I de la Ciudad de Dios: la multitud de los hombres coaligada con un vínculo de sociedad”.11 9 Aquino, Tomás de. Opúsculo sobre el Gobierno de los Príncipes. Libro IV, Cap. II. Editorial Porrúa, México. 2000 10 “Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni allegan en alfolíes; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros mucho mejores que ellas”. (Mateo 6:26). 11 Aquino, Tomás de. Opúsculo sobre el Gobierno de los Príncipes. Libro IV, Cap. II. Editorial Porrúa, México. 2000 Sergio I. Moya Mena 6 En torno a la idea de comunidad en Tomás de Aquino El Doctor Común otorga un papel fundamental en este respecto a la amistad, bien superior a la fama y a las riquezas. Quien ha entregado su vida a Dios, debe indefectiblemente haber entregado su vida a sus hermanos: “Entre todos los bienes terrenos, ninguno hay que deba preferirse a la amistad digna. Pues ella es la que une a los virtuosos y promueve y conserva la virtud. Ellas es la que todos necesitamos en todas nuestras empresas, ya que un buen amigo no se muestra importuno en la prosperidad ni abandona en la adversidad. La amistad nos proporciona la máxima dicha, de manera que sin un amigo aun lo deleitable se torna tedioso”.12 Es preciso entonces enfocar la concepción de Sociedad Civil en el Aquinatense. De todas estas formas y agrupaciones la más perfecta es la sociedad civil, por lo que la ciencia política ocupa el puesto más elevado entre las ciencias prácticas, de la misma forma que la moral social es la más alta de todas. Esta sociedad civil no surge automáticamente de la naturaleza humana, necesitará de la racionalidad para constituirla: 12 Ibíd. Libro I, Cap. X. Editorial Porrúa, México. 2000 Sergio I. Moya Mena 7 En torno a la idea de comunidad en Tomás de Aquino “La civitas tiene por fundamento a la naturaleza humana en el sentido de que ésta encuentra en ella su perfección natural”13 Naturaleza y razón convidan a los hombres a reunirse en sociedad ya que en solitario, el hombre no puede realizar todo lo que es necesario para vivir, este deseo de convivir no puede prescindir de una perspectiva ética, de lo contrario esta comunidad degenera en una alianza incapaz de hacer a los ciudadanos buenos y justos. De nuevo el Doctor Angélico enmarca la política dentro de la moral, el hombre se mueve con el idéntico impulso a la comunidad civil y a la virtud. Esta sociedad civil es plural y necesita una autoridad pública en virtud de que se necesita la unidad y el bien común. Esta autoridad debe lograr la unidad del cuerpo social, que requiere indefectiblemente del concurso de sus semejantes para vivir feliz. La sociedad es un elemento natural, que se da espontáneamente en todos los tiempos y lugares14. Aquino distingue dos tipos de moral, la política y la individual. La causa moral de la sociedad es el bien común, es precisamente la aspiración a una finalidad común la que confiere unidad a la multitud material de los individuos. Ese bien común es doble: uno trascendente, que es el mismo Dios y otro inmanente humano que se refiere al propio bien de la sociedad pero que no es un bien colectivo, ni suma de 13 14 todos los bienes particulares, sino un bien Ibíd. p. 292 Fraile, Guillermo. Op. cit. p. 471 Sergio I. Moya Mena 8 En torno a la idea de comunidad en Tomás de Aquino universal y social que engloba los bienes materiales tanto como los del alma. Tres cosas se requieren para el bien común de una sociedad: 1-La unión de todos en una amistad sincera y genuina 2-La unión de las fuerzas de todos para colaborar en el bien común, y 3- La abundancia suficiente de bienes humanos, tanto externos cono internos, corporales, y espirituales, físicos, intelectuales y morales15. De todo esto resulta en una sociedad la paz social, la tranquilidad, la unidad y el bienestar colectivo, en otras palabras, el bien común. Las primigenias referencias a la idea de comunidad en Aquino se remontan a la Suma de Teología en cuya Segunda Parte, sección primera16, hace un análisis de la ley, esa cierta regla y medida de los actos, según la cual es inducido uno a obrar o se retrae de ello. El Aquinatense hace referencia de nuevo a Aristóteles: “También y por esto mismo llamamos con una solo palabra, lo justo, a todo aquello que es capaz de crear o de salvaguardarse, en su totalidad o en parte, la felicidad de la comunidad política”17 15 Ibíd. p. 472 Aquino, Tomás de. Suma de Teología (selección). Colección Austral. Madrid, 1981. p. 121 17 Aristóteles. Ética Nicomaquea, libro quinto, cap. 1, 1193 a. Aguilar. Madrid. 1964 16 Sergio I. Moya Mena 9 En torno a la idea de comunidad en Tomás de Aquino Es claro que del Filósofo, Aquino retoma esta relación entre comunidad y felicidad, dos conceptos que adquieren mutua complementariedad y que se constituyen en vitales para entender su idea de la comunidad. La ley tiene como objeto fundamental el orden al bien común, lo cual se constituye en una tarea cuya responsabilidad es de toda la comunidad18. Aún y cuando Aquino afirma que esa ley es el dictamen práctico de la razón en el príncipe que gobierna alguna comunidad perfecta, es la providencia divina quien gobierna la totalidad del universo: Dios como el Príncipe de la Universalidad. Dios guía al hombre en sus actividades a través de la ley. Dios es autor último de ley, que para Tomás de Aquino no es otra cosa que un ordenamiento de la razón en orden al bien común. El Aquinatense distingue varios tipos de ley: a) La ley eterna: puede llamarse ley en un sentido amplio en medida en que es origen de toda otra ley. Se le denomina eterna porque Dios lo es. b) Ley natural: definida como la participación de la ley eterna en la criatura racional. c) Ley humana: La capacidad del hombre de elegir ciertos caminos hacia el bien. d) Ley divina: para los cristianos, el conjunto de la ley antigua (Antiguo Testamento) y la ley nueva (Nuevo Testamento). 18 Aquino, Tomás de. Ibíd. p. 122 Sergio I. Moya Mena 10 En torno a la idea de comunidad en Tomás de Aquino Este orden jurídico que constituye la norma y medida de los actos humanos esta íntimamente relacionado con un dinamismo interno que impulsa dichos actos a la felicidad. No obstante, el hombre no puede obtener dicha felicidad aisladamente o a costa de los demás. El hombre únicamente puede acceder a esa felicidad en el seno de la comunidad. En la medida en que toda comunidad debe tender hacia el bien común, se hace necesario que este sea precisamente el fin de toda ley, y es sólo la comunidad en pleno quien puede decidir los caminos que conducen a ese bien común. Un aspecto interesante del comunitarismo tomista es su concepción de la propiedad. Este aspecto es especialmente resaltado por Carlos Ignacio González en su estudio introductorio al Tratado de la Justicia, editado por la Editorial Porrúa. Para este jesuita, la concepción tomista sobre el uso de la propiedad se acerca a un “verdadero y legítimo socialismo en el cual el hombre pueda ser realmente creador mediante el derecho propio Sergio I. Moya Mena a la producción y la 11 En torno a la idea de comunidad en Tomás de Aquino administración”19. Sin duda se trata de una aseveración desproporcionada por parte del comentarista, pero invita a esclarecer el alcance de las concepciones tomistas sobre la propiedad. En el Capítulo X (cuestión 66), Tomás de Aquino aborda el tema de la propiedad preguntándose sí es natural al hombre la propiedad de bienes exteriores, interrogante que responde distinguiendo la doble dimensión de un objeto externo. Se puede distinguir en cuanto a su naturaleza (en cuyo caso cae bajo el dominio de Dios) y en cuanto a su uso, dimensión en la que el hombre tiene el dominio natural20. Nuestro autor concluye a esta cuestión, afirmando que: “Dios tiene el dominio principal de todas las cosas, y el mismo, según el orden de su providencia, destinó algunas cosas al sustento corporal del hombre. Por tanto el hombre tiene dominio natural de las cosas, en cuanto a su potestad para usarlas.21 Más adelante el Doctor Angélico se pregunta si es lícito al hombre el poseer alguna cosa como propia. Según él, de acuerdo al derecho natural todas las cosas son comunes. Se citan los criterios de Ambrosio, quien en su Sermón del Tiempo, argumentó que “nadie llame propio lo que es común”, y de San Agustín, para quien censura en su libro De las Herejías, el uso en común de los bienes22. Frente a estos argumentos Aquino concluye que, si bien la propiedad de las cosas 19 Estudio introductoria al Tratado de la Justicia. Editorial Porrúa. México. 2000. p. LXV. Cap. X, Art. 1. 21 Ibid. 22 Cap. X 20 Sergio I. Moya Mena 12 En torno a la idea de comunidad en Tomás de Aquino no es contraria el derecho natural, su posesión –en aras del bien común- no deberá concentrarse. Hay aquí un tímido acercamiento a la equidad, más no una apología del socialismo como lo insinúa Carlos Ignacio González. En el Capítulo IX del Opúsculo sobre le Gobierno de los Príncipes, referido a la comunidad de los bienes materiales, Aquino no solo vuelve a rechazar la comunidad de bienes, sino que incluso se manifiesta tácitamente en contra de la igualdad: “Y no sólo es inconveniente de parte de la naturaleza humana el igualar las propiedades, sino también lo es de parte de las diversas cualidades de las personas (…) El mismo evangelio nos habla de aquel padre que teniendo que partir lejos distribuyó sus bienes entre los servidores; pero no lo hizo por igualdad, sino que a uno dio cinco talentos, a otro dos, a otro uno, según la capacidad de cada uno. Ni el orden de la naturaleza, según la providencia, permitiría tal igualdad, pues Dios creó las cosas desiguales, sea cuanto a la naturaleza, sea cuanto al merito; luego el poner igualdad en las posesiones es destruir el orden natural de las cosas (…)””23 23 Opúsculo sobre el Gobierno de los Príncipes. Libro IV. Cáp. IX. Editorial Porrúa. México. 2000 Sergio I. Moya Mena 13 En torno a la idea de comunidad en Tomás de Aquino En cuanto a comunidad y gobierno, Tomás de Aquino señala que los hombres libres se ordenan en comunidad al bien común dirigidos por una cabeza que deberá dirigir un régimen recto y justo. Si se buscara el bien común por encima del de la comunidad, tal régimen sería de características perversas24. Tomás de Aquino considera a la monarquía como la mejor forma de gobierno, en vista de que es en ella donde mejor se salva la unidad de mando y de dirección, garantizando la mejor unidad del Estado. La democracia tiene algunas ventajas: en ella se da una mayor libertad e igualdad de los ciudadanos, pero se corre el peligro de convertirse en demagogia o en anarquía. El moderno comunitarismo Los modernos comunitaristas reconocen que las raíces de su movimiento se remontan a la antigüedad: desde los griegos, pasando por el Antiguo y Nuevo Testamento, la doctrina social católica y el trabajo de sociólogos como el ya mencionado Tönnies, Emile Durkheim, Robert Nisbet y Talcot Parsons; aunque no se ha realizado ningún estudio riguroso de tipo genealógico que trace adecuadamente los orígenes de esta corriente. Amitai Etzioni afirma que el término comunitarismo fue acuñado por Barmby, fundador en 1841 de la 24 Ibíd.. Libro IV Cáp. I. Sergio I. Moya Mena 14 En torno a la idea de comunidad en Tomás de Aquino Asociación Comunitarista Universal y luego incluido en la edición de 1909 del Diccionario Webster.25 En los años ochenta, un grupo de filósofos políticos –Charles Taylor, Michael Sandel y Michael Walzer- empezaron a retar las críticas liberales al concepto de bien común. El liberalismo y específicamente la denominada corriente neoliberal, identificada con Milton Friedman, Friedrich Von Hayek y Robert Nozick, vivían un momento de esplendor marcado por la crisis del Estado de Bienestar y el empuje político de los gobiernos de Ronald Reagan en los Estados Unidos y Margaret Thatcher en el Reino Unido. En los años noventa, muchos de los incipientes promotores del comunitarismo lanzaron The Responsive Community, una iniciativa que pretendía extender las ideas comunitaristas del campus universitario, al resto de la sociedad norteamericana. Frente al comunitarismo clásico que enfatizaba la importancia de la fuerzas sociales de la comunidad, de los lazos sociales, de la harmonía social (elementos que las ideologías individualistas tendían a negar), los nuevos comunitaristas estaban más interesados en el balance entre las fuerzas sociales y la persona, entre la comunidad y la autonomía, entre el bien común y la libertad y entre los derechos individuales y las responsabilidades sociales. 25 Etzioni, Amitai. A matter of balance, rights and responsibilities. En The essential communitarian reader. Rowman and Littlefield. Boston. 1998 Sergio I. Moya Mena 15 En torno a la idea de comunidad en Tomás de Aquino Un elemento muy significativo de esta nueva dimensión del comunitarismo es el afirmar que la vieja oposición entre aquellos que favorecían al mercado (o sector privado) y aquellos que campeonizaban al estado (o sector público), contrastando libertades individuales con sistemas de control, menospreciaba el rol de la sociedad y de los lazos sociales. Los comunitaristas puntualizaban que los debates ideológicos, intelectuales y políticos habían estado dominados por una confrontación entre aquellos que argumentaban que la economía tendría un mejor desempeño si los mercados fueran lo más libre posibles, frente a aquellos que apelaban a un fuerte control estatal. De cara a esto, los comunitaristas aseguran que gran parte de la conducta social está sostenida y guiada por una red informal de lazos sociales y voces morales de la comunidad26. Igualmente los comunitaristas rechazan la noción de que debe dejarse a la gente determinar sus propias concepciones de lo bueno en muchos asuntos de la conducta social. Una comunidad es precisamente una red de relaciones sociales que comparten sentidos y valores. Las familias pueden verse como mini-comunidades, lo mismo algunas villas. Una comunidad no necesariamente está determinada por lo 26 Ibíd. p. XII Sergio I. Moya Mena 16 En torno a la idea de comunidad en Tomás de Aquino geográfico. Una comunidad es un set de atributos, no un lugar concreto27. Ejemplo de esto sería la comunidad judía de una ciudad. Ni la existencia humana ni la libertad individual pueden mantenidas fuera de las interdependientes y a veces solapadas comunidades a las que todos pertenecemos y ninguna comunidad puede sobrevivir a menos que sus miembros dediquen alguna atención, energía y recursos a proyectos compartidos. Una perspectiva comunitaria reconoce tanto la dignidad individual como las dimensiones sociales de la existencia humana. La preservación de la libertad humana depende en el activo sustento de las instituciones de la sociedad civil donde los individuos aprenden a respetarse unos a otros y a si mismos28. La condición básica para esto, es un balance entre individuos y grupos, derechos y responsabilidades y entre las instituciones del Estado, la sociedad civil y el mercado. La perspectiva comunitarista favorece una democracia fuerte, lo que implica un gobierno más representativo, más participación y más responsabilidad de todos los miembros de la comunidad. Esto implica también limitar la influencia del dinero y el poder económico de los grupos de interés en los asuntos públicos. Para los comunitaristas, la dirección moral de una comunidad no puede ser delegada en un líder carismático. Las instituciones políticas no pueden acuerpar 27 Etzioni, Amitai. The new golden rule: community and morality in a democratic society. Basic Books. New York. 1999. p. 6 28 The Responsive Communitarian Platform: Rigths and Responsabilities. En The essential communitarian reader. Rowman and littlefield. Op. cit. p. XXV Sergio I. Moya Mena 17 En torno a la idea de comunidad en Tomás de Aquino las distintas voces morales a menos que estén sustentadas y criticadas por una ciudadanía activa preocupada por la dirección moral de la comunidad. En cuanto a la justicia social, cada miembro de la comunidad debe algo al resto y la comunidad como un todo le debe algo a cada uno de sus miembros. La justicia requiere responsabilidad individual en una comunidad responsable. La comunidad es responsable de proteger a cada uno contra las catástrofes así como asegurar las necesidades básicas de todos los que no puedan proveérselas por si mismos. Comunitarismo tomista y comunitarismo moderno Es conveniente plantearse si en la mayoría de los estudios relativos a la obra de Santo Tomás de Aquino, sus enfoques morales y políticos han sido subestimados. Una prueba de esto, son sus apreciaciones respecto a la idea de comunidad, tema recurrente en obras como Opúsculo sobre el Gobierno de los Príncipes o el Tratado sobre la Justicia. El presente ensayo ha pretendido esclarecer que nexos pueden trazarse entre el comunitarismo tomista y el moderno. Aún y como se ha dicho, el moderno comunitarismo no ha realizado un esfuerzo enjundioso para determinar cuales son Sergio I. Moya Mena 18 En torno a la idea de comunidad en Tomás de Aquino sus antecedentes filosóficos, sí es claro que no se ha valorado adecuadamente la contribución hecha por Tomás de Aquino. Para Aquino, como para los modernos comunitaristas, los individuos se realizan únicamente a través de la comunidad y las comunidades saludables y moralmente fuertes, son el prerrequisito para formar individuos fuertes, saludables y moralmente vigorosos29. Ambos enfoque coinciden también en destacar el papel de la familia como micro comunidades que su vez, constituyen las bases de la comunidad. La familia según lo establece The Responsive Communitarian Platform, es el lugar donde cada nueva generación adquiere su formación moral. Para Tomás de Aquino, el bien de la familia es condición del bien de la comunidad. La importancia dada al rol de la sociedad civil como base de la diversidad, es también compartida por ambas visiones. Son evidentes también las coincidencias en cuanto a la justicia social del comunitarismo moderno y la idea de equidad expuesta en el Cap. X del Tratado de la Justicia, que si bien está muy lejos del igualitarismo y mucho menos del socialismo, sí representan una similitud digna de mencionarse. No obstante, se trata de coincidencias muy generales que nos impiden afirmar que Tomás de Aquino es un antecedente directo y fundamental del moderno comunitarismo. No solo porque el contexto histórico que le toca vivir a Tomás de 29 Bellah, Robert N. Community Properly Understood: A defense of “Democratic Communitarism”. En The essential communitarian reader. Rowman and littlefield. Op. cit. p. 118 Sergio I. Moya Mena 19 En torno a la idea de comunidad en Tomás de Aquino Aquino es muy distinto al que enmarca al moderno comunitarismo -que surge como una crítica a algunos excesos del liberalismo y a una tendencia totalizante del poder del Estado en las modernas sociedades industriales- sino porque cuando se ahonda en temas como el moral o el de las formas de organización política se empiezan identificar algunas diferencias muy difíciles de obviar. Si El Aquiétense concede mucha importancia el tema de la realización del individuo en la comunidad, que se considera necesaria para la obtención de su particular felicidad, esta realización es parcial, esta sociabilidad que es querida y promovida por Dios, debe ser complementada con el cultivo de la virtud y con la contemplación, no filosófica como en Aristóteles, sino contemplación de Dios. Dios es el primer principio y el último fin del hombre30. El camino a la plenitud del hombre, su realización, no pasa necesariamente por Dios dentro del comunitarismo moderno. Es más, sin rayar en el ateísmo ni obviando la posibilidad de que algunas comunidades puedan tener un alto componente religioso, el comunitarismo moderno ha polemizado (especialmente en los Estados Unidos) con algunos grupos cristianos que, encuadrados dentro de un conservadurismo social que pretende imponer su particular versión de moral: “Social conservatives, in contrast, are quite willing to introduce censorship, especially when it comes to national security needs and to curbing what they consider immoral 30 Fraile, Guillermo. Op. Cit. p. 463 Sergio I. Moya Mena 20 En torno a la idea de comunidad en Tomás de Aquino and indecent speech. (…) The communitarian paradigm advanced here with its predisposition to build a moral rather than to statist order, draws in its quest to curb the abuse of freedom of speech on (a) a specific moral concept, community-based, rather than state based, mechanisms, and a limited extension of the existing category of punishable speech”31 El comunitarismo moderno no está basado en un compromiso con Dios ni se deriva de las escrituras cristianas. Esto ha supuesto la crítica, no solo de la derecha cristiana, sino también de teólogos y religiosos, para quienes los preceptos comunitaristas no están basados verdaderamente en los valores morales y espirituales que animan a las verdaderas comunidades, sino en sustitutos homogeneizados y secularizados32. Etzioni responde a esta crítica afirmando que ser religioso no garantiza la virtud, al menos el tipo de virtudes que una buena comunidad debe tener. Advierte también que tampoco debe suponerse que un régimen estrictamente secular es, por el contrario, necesariamente virtuoso. “The specific content of the nature of the commitment (for example, how deep or pervasive is it?) seem much more consequential. Good societies require people who can 31 Etzioni. Amitai. The new golden rule: community and morality in a democratic society. Basic Books. New York. 1999. p. 29 32 Ibíd. p. 253 Sergio I. Moya Mena 21 En torno a la idea de comunidad en Tomás de Aquino balance their religious or secular ethical commitments with respect for autonomy, especially the rights of others; who are willing to engage in moral dialogues rather than promote state-enforced morality; and who limit the scope of their shared formulations of he good to core values”33. Por otro lado, en el plano de las formas de organización política, esta claro el contraste entre el carácter fuertemente democrático del comunitarismo y la desconfianza que la democracia genera en el Doctor Angélico y que le hace preferir a la monarquía. *********** Vistas ya las coincidencias y divergencias en las concepciones tomistas y modernas del comunitarismo es evidente que, los puntos de convergencia ameritarían incluir a Tomás de Aquino como un referente histórico del comunitarismo. Su concepto de la comunidad como espacio que garantiza el bien común es coincidente con el moderno comunitarismo. Si embargo, no podemos ir más allá cuando Tomás de Aquino, el gran sistematizador de la teología cristiana, hace de Dios, el ser supremamente perfecto, la base no sólo de sus tesis ontológicas, teológicas y filosóficas, sino también de sus juicios morales, éticos y políticos. El moderno comunitarismo, por más equidistancias que Etzioni pretenda guardar, es esencialmente secular y humanista. No hay 33 Ibíd. p. 255 Sergio I. Moya Mena 22 En torno a la idea de comunidad en Tomás de Aquino Índice El concepto de comunidad en las reflexiones filosóficas 1 Antecedentes del concepto de comunidad 2 Moral política y social en Tomás de Aquino 4 El moderno comunitarismo 14 Comunitarismo tomista y moderno 18 Bibliografía 24 Sergio I. Moya Mena 23 En torno a la idea de comunidad en Tomás de Aquino Bibliografía Aquino, Tomás de. Suma contra los gentiles. Editorial Porrúa. México, 1998 ------------Tratado de la ley. Tratado de la Justicia. Gobierno de los Príncipes. Editorial Porrúa. México, 2000. -----------Suma de Teología. Colección Austral. Madrid, 1981 Budziszewski, J. The Problem with Communitarianism. First Things 51 (March 1995) 22-26 Copleston, F.C. El pensamiento de Santo Tomás. Fondo de Cultura Económica. México. 2001 Dworkin, Ronald. Sovereign virtue Harvard University Press. 2000 Etzioni, Amitai. The new golden rule: community and morality in a democratic society. Basic Books. New York. 1996 ---------La Tercera Vía hacia una Buena Sociedad. Mínima Trotta. Madrid. 2002 ---------The Essential Communitarian Reader. Rowman & Littlefield Publishing. February. New York. 1998 Fraile, Guillermo. Historia de la Filosofía, Tomo II (2.°). BAC. Madrid. 1986 Hinkelammert, Franz. Derecho a vida decorosa o insostenibilidad de la vida. En Solidaridad o suicidio colectivo. Ambientico Ediciones. Heredia, 2003. Hirschberger, Johannes. Breve historia de la filosofía. Editorial Herder. Barcelona, 1964. Mulhall, Stephen et al. Liberals and Communitarians. Blackwell. London, 1993 Ovejero, Félix. La Libertad inhóspita. Paidos Estado y Sociedad. Barcelona. 2002 Trumbore, Samuel A. Communitarianism. Unitarian Universalist Fellowship of Charlotte County. November 17th, 1996. 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