DIAGNÓSTICO ESTRATÉGICO DEL PARTIDO REVOLUCIONARIO INSTITUCIONAL 2006 De lo nacional a lo local, México – Colima Mtro. Enrique Chaires Ramírez Universidad de colima chaires@ucol.mx Simposium: ESyP-6: Conocimiento político y diseño democrático de las instituciones. Nuevas perspectivas para una cooperación más efectiva Palabras clave: Partidos políticos, legitimidad, representatividad, competitividad política, cooperación. Resumen: El estudio diagnóstico aborda la problemática actual del Partido Revolucionario Institucional, en una perspectiva comparada entre lo nacional y lo local, bajo criterios y principios eminentemente académicos. Comprende una parte teórica en la cual se analiza el carácter conceptual de los partidos políticos, sus componentes y objetivo fundamental; contiene un análisis del contexto internacional y refiere la crisis de los partidos políticos en México a partir de los acontecimientos originados en la década de 1980, como son el surgimiento de la globalización, la caída del muro de Berlín, la transformación de la Europa del Este, el fin del socialismo y el cambio de las esferas que conforman la matriz societal clásica donde la política sucumbe a la economía. De manera puntual se analiza el problema de la competitividad política y social, la representatividad y las dinámicas internas de democratización. El documento aborda especialmente el papel potencial del PRI como institución en el proceso de cooperación internacional para el desarrollo. 1 DIAGNÓSTICO ESTRATÉGICO DEL PARTIDO REVOLUCIONARIO INSTITUCIONAL 2006 De lo nacional a lo local, México – Colima Enrique Chaires Ramírez Presentación En una sociedad diversa, vinculada a la dinámica y exigencias de la transformación nacional e internacional, las instituciones adquieren responsabilidades cada vez de mayor trascendencia que obligan a su permanente cambio para garantizar derechos individuales, la convivencia armónica del conjunto social, la representación de los intereses comunes relacionados con el poder político y el acceso al gobierno. En ese orden institucional los partidos políticos, definidos como instancias de representación de la sociedad, aglutinan a un conjunto de individuos, conforman grupos y comparten intereses políticos con el propósito de conseguir el acceso y la permanencia en el poder. Sin embargo, factores como la globalización, han propiciado que la economía sustituya a la actividad política y dar forma a una transformación profunda de la sociedad, con nuevos actores, heterogeneidad de las demandas, debilitamiento de las instituciones políticas y la individualización de las gestiones. En este panorama se encuentra el Partido Revolucionario Institucional, de ahí la pertinencia de un diagnóstico estratégico como el que se presenta, con el objetivo de orientar la toma de decisiones para asegurar la vigencia social del partido. Es importante destacar que el estudio es producto de criterios y principios eminentemente académicos, dotado de objetividad, sin el sesgo de preferencias personales o políticas, por lo tanto es un documento, como todo producto de la academia, sujeto de ser sometido al debate de la argumentación y las ideas. El diagnóstico comprende una parte teórica en la cual se analiza el carácter conceptual de los partidos políticos, sus componentes y objetivo fundamental; 2 contiene un análisis del contexto internacional y la crisis de los partidos políticos en México, específicamente a partir de los acontecimientos originados en los 80´s como el surgimiento de la globalización, la caída del muro de Berlín, la transformación de la Europa del este, el fin del socialismo y el cambio de las esferas que conforman la matriz societal clásica en donde la política sucumbe a la supremacía de la economía; se analiza el proceso de desarrollo histórico del PRI, y pone de relieve los aspectos de su vida institucional a partir del contexto social y político, desde su fundación en 1929, hasta los acontecimientos de julio en 2006, y se aborda especialmente el papel potencial del PRI como institución en el proceso de cooperación internacional para el desarrollo. Se enfatiza en cinco escenarios críticos que ha experimentado a partir de la elección presidencial de José López Portillo en 1976, hasta los acontecimientos del proceso electoral de julio anterior. Es importante destacar que en este periodo de 30 años el partido ha mostrado un desgaste importante relacionado con la legitimidad, credibilidad, confianza y representatividad, como lo demuestran los resultados electorales obtenidos a partir de esas fechas, desde la elección presidencial del 76 en que obtiene 93.6% de los votos, proceso donde el candidato priista participó prácticamente solo, pone de relieve la falta de legitimidad y ausencia de principios democráticos, pues igual que en 82, no existe en la práctica un sistema competitivo de partidos. Destaca el comportamiento que en las últimas cuatro elecciones presidenciales experimenta el PRI, como en 1988, con niveles de abstencionismo que alcanzan índices del 50% y respecto de la lista nominal obtiene el 25.4% de ese universo potencial; el 37.57% en 1994; 23.10% en 2000 y sólo 11.71% en 2006, lo que demuestra el debilitamiento de su representatividad social. Por su parte el Partido Acción Nacional, al considerar ese mismo criterio de referencia, observa un crecimiento substancial sostenido que va del 8.42% en 1988 a 19.75% en la pasada elección presidencial. 3 De acuerdo a los votos obtenidos en ese mismo periodo, el déficit es aún mayor, pues va de 50.36% en 88 a sólo el 21.57% en 2006; en cambio para el PAN su crecimiento ha ido del 17.07% en 88 al 36.38% en la elección de 2006. Comparativamente se observa una tendencia a la disminución en los renglones de confianza y representatividad durante los últimos 30 años tomando como referencia la elección presidencial, a diferencia del PAN que muestra un ritmo ascendente. En el Partido de la Revolución Democrática (PRD) el comportamiento electoral ha sido variable entre 88 y 2006, sin embargo los resultados en el último proceso muestran un elevado nivel de confianza y representatividad social. Los escenarios críticos que comprenden el periodo de 1976 a 2006, explican la posición electoral que actualmente tiene el partido, al ocupar la tercera fuerza a nivel nacional. Tabla No. 1: Elección presidencial: legitimidad y representatividad social PARTIDO POLÍTICO PRI (1) PAN (2) PRD (3) AÑO 1988 L.N. 25.44 8.42 15.34 V.T. 50.36 17.07 30.8 1994 L.N. 37.57 20 12.79 V.T. 48.69 25.92 16.59 2000 L.N. V.T. 23.10 36.11 27.20 42.52 10.64 16.64 2006* L.N. V.T. 11.71 21.57 19.75 36.38 19.18 35.34 (1) En 2006 participó como Alianza por México junto con el PVEM. (2) En 2000 participó como Alianza por el Cambio junto con el PVEM. (3) En 1988 participó como Frente Democrático Nacional junto con el PARM, PPS, PFCRN y PMS; en 2000 ya como PRD participó al lado del PAS, PT, PSM Y Convergencia; en 2006 participó como Alianza Por el Bien de Todos junto con el PT y Convergencia. *Resultados de acuerdo al PREP L.N.: Lista nominal V.T.: Votación total Forma parte también del diagnóstico una reflexión del caso particular de Colima que comprende del año 1991 hasta 2006, periodo que en el caso de la elección para Gobernador del Estado ha disminuido su votación de 66.68% a 51.50% en la extraordinaria de 2005; en cambio el PAN muestra un crecimiento que va del 13.25% al 47.62%. Es significativo mencionar que en Colima la representatividad 4 social se circunscribe mayoritariamente a estas dos fuerzas (PRI – PAN), ya que el PRD se ha movido entre 9.35% en 1991 a 15.87% en 2003, pues no participó con candidato propio en las extraordinarias de ese año y 2005. Tabla No. 2: Elección para Gobernador del Estado (%)* PARTIDO POLÍTICO PRI PAN PRD 1991 66.68 13.25 9.35 AÑO 2003 41.61 34.27 15.87 1997 41.48 37.25 15.88 2003 Ex(1) 51.60 47.78 -- 2005 Ex(2) 51.50 47.62 -- (1) En la elección extraordinaria de 2003 el PRI participa en la Alianza por Gustavo Vázquez junto con el PT y el PVEM y el PAN participó como Todos por Colima junto con la ADC y el PRD. (2) En la elección extraordinaria de 2005 el PRI participa en la Alianza para que vivas mejor junto con el PVEM y el PT, el PAN participa como Coalición Locho me da confianza junto con la ADC. * % obtenidos como resultado de la suma total de los votos por partido político dividida entre la votación total en el Estado. Un comportamiento similar se observa en la elección para Ayuntamientos donde el PRI ha disminuido su votación consolidada entre 88 y 2006, al pasar de 66.45% a 43.50%; mientras tanto el PAN ha incrementado su presencia de 11.50% a 40.25% en el mismo periodo; en cambio, el PRD se encuentra estancado. Tabla No. 3: Elección de Ayuntamientos (%)* PARTIDO POLÍTICO PRI PAN PRD 1988 66.45 11.50 -- 1991 62.84 14.05 10.58 1994(1) 52.99 25.24 13.50 AÑO 1997(2) 35.20 33.65 25.09 2000(3) 35.38 32.35 14.47 2003(4) 40.71 39.86 10.14 2006(5) 43.50 40.25 8.46 (1) En 1994 pierde el PRI el primer municipio del estado (Coquimatlán) y lo gana el PAN. (2) En 1997 el PRI pierde Comala, Coquimatlán, Manzanillo y Villa de Álvarez, todos los anteriores los ganó el PAN. (3) En 2000 el PAN hace alianza con el PRD para la presidencia municipal ganando así Armería, el PAN gana los municipios de Colima, Coquimatlán y Villa de Álvarez. (4) En 2003 el PRD gana Armería y el PAN Colima, Comala, Ixtlahuacán, Manzanillo y Tecomán. (5) En 2006 el PAN gana Villa de Álvarez y Manzanillo. * % obtenidos como resultado de la suma total de los votos por partido político dividida entre la votación total en el Estado. Respecto al Congreso local el PRI ha pasado de la hegemonía en 1988 a la división de preferencias en 2006, al ganar en ésta última elección 9 diputaciones de mayoría relativa, frente a 7 de Acción Nacional, cuyo primer triunfo lo habría alcanzado en 1994. Tabla No. 4: Elección de Diputados Locales (Mayoría Relativa) PARTIDO POLÍTICO 1988 1991 1994(1) AÑO 1997(2) 2000(3) 2003(4) 2006(5) 5 PRI PAN PRD 12 --- 12 --- 11 1 -- 8 4 -- 12 4 -- 11 5 -- 9 7 -- (1) En 1994 pierde el distrito que corresponde a Coquimatlán. (2) En 1997 el PAN gana Colima Norte, Villa de Álvarez, Coquimatlán y Manzanillo oeste. (3) Para el 2000 el Congreso aumentó el número de diputados a 25, el PAN gana los distritos I de Colima, IV de Comala, V de Coquimatlán y el VIII (Villa de Álvarez). (4) En 2003 el PAN gana los distritos IV, X de, XI, XII y XIII. (5) En 2006 el PAN gana los distritos I y II de Colima, VII y VIII de Villa de Álvarez, XI, XII y XIII de Manzanillo, según los resultados del PREP. Finalmente el diagnóstico contiene un análisis puntual de las principales fortalezas, debilidades y riesgos que el Partido Revolucionario Institucional en Colima experimenta en el contexto actual, de ahí que se planteen un conjunto de recomendaciones estratégicas para adecuarlo a las exigencias de una sociedad inmersa en la globalidad, diversificada y heterogénea en sus demandas. Precisión teórica Así como la sociedad se estructura y desarrolla producto de la necesidad fundamental del hombre para garantizar su sobrevivencia y de ésta han surgido un conjunto de instituciones cuya finalidad se orienta a garantizar los derechos de los individuos, la convivencia armónica del conjunto social y la representación de los intereses comunes y dan forma a una esfera política que tiene que ver con los poderes públicos y las estructuras gubernamentales; de la misma manera existe un espacio de orden social conformado por organizaciones no gubernamentales, la iglesia, los medios de comunicación, organizaciones gremiales y empresariales, además de los partidos políticos que se constituyen en un elemento relevante del entramado institucional al realizar tareas de orden político y social. Es importante destacar que los partidos políticos detentan en mayor o menor medida una determinada cuota de poder, fundamentalmente político e ideológico, determinado por su representación social que se manifiesta en la capacidad de acceder al gobierno y a su membresía, lo que puede entenderse como competitividad política y social dentro del esquema general del sistema político, y que por lo tanto son susceptibles de entrar en procesos críticos, debido fundamentalmente a dos factores que los afectan, uno el que se asocia a la falta 6 de representatividad y dos, el que tiene que ver con procesos internos de democratización, como son por ejemplo los mecanismos implementados para la designación de candidatos, la promoción de nuevos cuadros y la designación de sus dirigencias, entre otros elementos. Este fenómeno se ha convertido en un importante objeto de estudio para la ciencia política que ha puesto interés en su definición particular; así, Garretón concibe a los partidos como organizaciones formales de personas en torno a intereses o ideas comunes que buscan participar, influir y conducir la vida partidaria de la sociedad (2004:76). Esta descripción pone énfasis en el carácter asociativo que se regula a través de normas que conducen a un fin, además permite observar el carácter representativo de éstos y su finalidad explícita de buscar el bien común. Por su parte, Max Weber los caracteriza como una asociación dirigida a un fin deliberado, ya sea este objetivo como la realización de un programa que tiene finalidades materiales o ideales, es decir, tendientes a obtener beneficios, poder y honor para los jefes y seguidores (1994:1153). Esta definición precisa que su objetivo inicial consiste en crear lazos de identidad entre sus miembros y el propósito final que es la obtención del poder. En cambio, para Giovanni Sartori, son cualquier grupo político que se presenta a elecciones y que puede colocar mediante ellas a sus candidatos en cargos públicos (2005). Se advierte la idea de grupo político como componente inevitable en la estructura de los partidos. Para efectos de este diagnóstico, los partidos políticos se entienden como instancias de representación de la sociedad que aglutina a un conjunto de individuos y conforma grupos específicos que comparten un mismo interés político, la consecución, ejercicio y conservación del poder institucional. El contexto internacional y la crisis de los partidos políticos en México Es importante destacar que la década de los 80´s coincide con un doble fenómeno que tiene lugar en América y en el hemisferio occidental en general, esto es por un 7 lado, el impulso a una corriente democratizadora frente al autoritarismo del gobierno, que en el caso de México este impacto se va a manifestar diez años más tarde con el surgimiento del Instituto Federal Electoral, los Tribunales Jurisdiccionales especializados, el nuevo sistema de partidos políticos y las reformas a la legislación electoral; por otra parte, aparece el proceso de globalización y neoliberalización de la economía, modelo impulsado de manera conjunta por los gobiernos de Margaret Tatcher en Inglaterra y Ronald Reagan en los Estados Unidos de Norteamérica, estrechamente vinculado con la caída del muro de Berlín en 1989 que significó el fin del socialismo como medio de producción y que trae por consecuencia la apertura financiera, comercial y el desarrollo de instituciones electorales entre otros, estos factores vendrían a transformar de manera radical la presencia y el papel del gobierno en México, obligado ahora a transitar de una política social, inclusive de tipo paternalista, a una propuesta basada en el crecimiento económico para el desarrollo social, con lo cual los destinatarios de la acción del partido y del gobierno cambian por definición al transformarse la manera en que tradicionalmente se movían las cuatro esferas que conforman a la sociedad. La social, que tiene que ver con las relaciones sociales, instituciones y acciones colectivas, es decir, con aquellas participaciones voluntarias capaces de construir un discurso y fundamentalmente con la exigencia de hacer cumplir los derechos que les asisten y que dotan de sentido a los ciudadanos convirtiéndose en sujetos sociales que pueden transformar su realidad a través de la construcción de una conciencia propia. La esfera política que comprende al gobierno, estructuras burocráticas, régimen jurídico, así como a los partidos políticos, específicamente en relación a la naturaleza de la actividad que realizan. La económica incluye las relaciones de intercambio, trabajo, producción, distribución y consumo; finalmente, la cultural comprende aspectos como el lenguaje, elementos simbólicos y la expresión social en general. 8 La globalización ha modificado las estructuras sociales, con aceleraciones y desaceleraciones, con dinámicas y ritmos desiguales, marca diferencias dentro de los espacios económicos nacionales, regionales y mundiales, como lo explica Carlos Vilas, además de subirse al tren de la globalización se requiere del adecuamiento del sistema social, ajuste de las instituciones, cultura, relaciones sociales que están cohesionadas por normas, para que pueda hospedarse y permanecer en él. En síntesis, la globalización ha propiciado que la esfera económica sustituya a la política, por lo que el estado se convirtió en un vigilante y guía del conglomerado social, en tanto que la economía se volvió independiente, se desreguló y atravesó a la sociedad transformándola totalmente. Dicho fenómeno aceleró el proceso de marginación de los sectores obrero y campesino para dar paso a la diversificación de la sociedad que a su vez se caracteriza por los siguientes elementos: a) nuevos actores sociales; b) heterogeneidad de las demandas que rebasan la capacidad de respuesta del estado y; c) el debilitamiento de la representatividad del partido. Ante este escenario los viejos y nuevos actores sociales han conformado una sociedad en donde parece prevalecer la acción directa, esto significa la individualización de las gestiones de personas con el gobierno y que los partidos políticos ya no se sitúan como entes de mediación entre el estado y la sociedad como depositarios de demandas, consecuencia del surgimiento de un nuevo mapa actoral, por lo que ahora esta falta de funcionalidad de los partidos políticos es cubierta principalmente por los medios de comunicación y las organizaciones sociales, ambos fungen como portadores de demandas, los primeros aprovechan la característica de fácil penetración en todos los rincones de la sociedad, ya que tienen contacto con ellos a cualquier hora y lugar y, los segundos representan una acción directa hacia el estado en busca de la solución a problemas más inmediatos que se circunscriben a su vecindad, barrio o localidad, lo cual 9 evidencia que no requieren de la intervención de los partidos políticos como gestores porque no se sienten representados. Este nuevo conjunto de actores de manera rápida asumirán y consolidarán la expresión de poderes fácticos representados por los inversionistas, los industriales, los empresarios financieros, entre otros. El Partido Revolucionario Institucional y su proceso de desarrollo histórico Durante el siglo XX tienen lugar una serie de acontecimientos que explican el surgimiento y desarrollo del Partido Revolucionario Institucional (PRI), en 1929, esos acontecimientos le dan forma a su vez a la Revolución Mexicana de 1910 que como movimiento social es consecuencia del gobierno dictatorial de Porfirio Díaz que se prolonga por espacio de casi 30 años, y de las crecientes demandas de los sectores campesino y obrero, que si bien tenían un carácter más homogéneo, también es verdad que los primeros añoraban en convertirse en propietarios de las tierras que trabajaban, y los segundos por su parte exigían mejores condiciones de trabajo, salarios bien remunerados, sin discriminación frente a obreros extranjeros y horarios justos para su jornada laboral. Es importante subrayar que con la Constitución Política de 1917 se logró también la ciudadanía legal a esos sectores sociales, incorpora artículos como el 27 y el 123 constitucionales, relacionados con esas demandas. Este escenario posrevolucionario marca también el inicio de un proceso de corporativización al conformarse en 1918 la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM), organización que más tarde se convertiría en el más importante sindicato de obreros, capaz de realizar alianzas con el gobierno, como la pactada con Álvaro Obregón para apoyarlo en su candidatura a la Presidencia de la República, en 1920, a cambio de que éste agilizara el cumplimiento de sus derechos señalados en la Constitución y a que incluyese a líderes obreros en el aparato gubernamental. En esta misma época es fundado también por Luis N. Morones el Partido Laborista y; en 1920 se funda el Partido Nacional Agrarista 10 (PNA) como una organización que representaba al sector campesino, organización que tiene como propósito competir en las elecciones. Posteriormente, en 1929 se funda el Partido Nacional Revolucionario (PNR), antecedente último del PRI, esta organización surge producto de una alianza de partidos regionales que ideológicamente compartían los principios revolucionarios. Con el surgimiento del PNR comienza en el país una etapa en donde las instituciones tienden a superar el caudillismo preponderante de la época. A partir de entonces el partido y las organizaciones, principalmente obreras y campesinas se van a convertir en instancias de intermediación y de gestión entre la sociedad y el gobierno, condición que se va a fortalecer de manera institucional con las transformaciones que experimenta hasta convertirse en 1946 en lo que es el Partido Revolucionario Institucional, que da forma orgánica a los sectores obrero, campesino y popular. Desde sus orígenes el Partido Revolucionario Institucional es depositario de la ideología revolucionaria que reivindica a las clases sociales más desprotegidas, convirtiéndose en un partido de amplia base social de rápida consolidación, estrechamente vinculado al gobierno que reconoció que la suerte de su presencia hegemónica dependía básicamente de dos aspectos: la representación social y la disciplina interna, elementos que permitieron además jugar un papel preponderante como legitimador del quehacer gubernamental, al fungir como gestor intermediario entre la base social y el gobierno. Sin embargo, no puede olvidarse que en ese contexto de consolidación institucional del PRI tiene lugar el surgimiento del Partido Acción Nacional (1939), organización política de fuerte tendencia sinarquista, con gran influencia religiosa. Como partido político Acción Nacional definió su objetivo central asociado a la defensa de la propiedad privada, la oposición al autoritarismo del gobierno y el rechazo a la intervención estatal en el sector privado. Es oportuno mencionar que en términos electorales el PAN distaba de representar una fuerza significativa, en 11 virtud del carácter homogéneo de las demandas sociales enarboladas por el PRI, aunque las condiciones generales de la gente eran aún precarias. Este mismo contexto histórico de los años 40´s marca el surgimiento de nuevos actores políticos que conforman una clase burocrática muy importante al interior del Partido Revolucionario Institucional, representados por las dirigencias obreras y campesinas. En los siguientes 20 años el gobierno de la República, de extracción priista, puso especial énfasis en el proceso de industrialización del país, a la par de la polarización que se manifiesta al interior de los sectores obrero y campesino que no ven los beneficios directos de la acción gubernamental, sobre todo aquellos que aún no eran favorecidos con el reparto agrario, lo cual explica que la justicia social se convirtiera en el principal argumento del discurso político, bajo la idea de que el desarrollo del capitalismo industrial produciría el progreso esperado por esos sectores sociales; para entonces el PRI se había consolidado como un partido hegemónico, único canal de acceso a los cargos públicos, propicia entre otras cosas el crecimiento acelerado de la burocracia estatal, pero sin observar un fenómeno creciente que era el surgimiento de nuevos actores políticos en la escena pública. Los años 60´s también se van a convertir en un referente histórico en la vida interna del Partido Revolucionario Institucional, pues en términos corporativos el sector popular que aglutinaba a la clase media superará en importancia la tradición de los sectores obrero y campesino. Paralelamente en esta misma década se va a registrar una transformación ideológica y cultural en un amplio sector de la juventud mexicana, en quienes se cultivaron y desarrollaron ideas de tendencia socialista, conformándose así un amplio sector de resistencia frente al gobierno emanado del PRI, de quien se empieza a cuestionar su incapacidad para atender y resolver las desigualdades sociales. Si bien es cierto que el Partido Revolucionario Institucional ejerce una dilatada hegemonía política que prevalece 12 por espacio de ocho décadas, también es verdad que la segunda mitad de los años 60´s marca el principio de una compleja etapa en la vida institucional del partido, en la cual se van a suceder una serie de acontecimientos de orden social y político que ponen a prueba la capacidad de reflexión objetiva del partido y que en no pocos casos se incurrió en errores de diagnóstico, reflejándose en los años siguientes al menos cinco escenarios críticos que van desde el avance electoral de la derecha y la presencia institucionalizada de la izquierda, hasta la pérdida del poder en 2000 y el fracaso político – electoral de 2006. En contraparte, es de destacarse el papel que juega el Partido Revolucionario Institucional en una serie de decisiones históricas de innegable contenido social, como son entre otras: el reparto agrario, la nacionalización de la industria petrolera, la nacionalización de la industria eléctrica, el reconocimiento de ciudadanía constitucional y el voto de la mujer, la definición de los principios de política exterior, el impulso a la educación pública, así como el desarrollo y fortalecimiento institucional y, por supuesto, su contribución a la estabilidad y paz social del país. Escenarios críticos del PRI A partir de la década de los 70´s el Partido Revolucionario Institucional experimenta cinco momentos críticos que ponen a prueba su capacidad institucional para reaccionar políticamente, momentos coyunturales que desde la perspectiva del análisis académico se explican como producto del proceso de desestructuración de la matriz societal histórica: 1) 1976.- el primer gran reto institucional del PRI se presenta en este año cuando su candidato presidencial, José López Portillo, gana la elección prácticamente sin adversario, obtiene el 93.6% de los votos, lo cual dejó al descubierto la ilegitimidad democrática del sistema político que obliga a la autogeneración de mecanismos institucionales para recuperar el carácter 13 democrático del gobierno y del PRI, situación que lleva a la promoción, en 1977, de una de las reformas constitucionales y electorales más importantes, para facilitar, por un lado, la participación institucionalizada de las corrientes de ideología política socialista y por otra la representación formal de los partidos minoritarios en el Congreso de la Unión, específicamente en la Cámara de Diputados. 2) 1987 – 1988.- Este momento histórico tiene una significación muy importante porque da cuenta del debilitamiento de dos de los principios básicos que hicieron posible el crecimiento y desarrollo hegemónico del PRI, como fueron la disciplina y la lealtad institucionales, regla de oro para distribuir y ejercer el poder político. El partido entonces es sometido a una prueba de capacidad política para dar cauce a nuevas formas de pensamiento a su interior y a la expresión manifiesta de los grupos de poder que debaten en torno al control del propio partido. Hasta entonces, nunca el PRI había conocido una corriente crítica expresa, producto de ello tiene que ver el desmembramiento de los grupos, fraguándose así el debilitamiento de la cohesión interna. Este escenario lleva al partido a implementar el mecanismo de selección interna como criterio para la designación de su candidato a la Presidencia de la República, en un esfuerzo por democratizar su proceso, en el pretendido de simular que tan importante decisión era tomada por el Presidente de la República en turno. Un producto secundario, pero de gran relevancia atribuible a este movimiento interno es, primero la participación del Frente Democrático Nacional en las elecciones constitucionales del 88 y, más tarde, el surgimiento del Partido de la Revolución Democrática, reducto del pensamiento crítico del PRI y heredero natural de la izquierda mexicana, dato relevante de este proceso es el abstencionismo en la elección presidencial que alcanza índices del 50%. Respecto de la lista nominal el candidato del PRI obtiene el 25%. 14 3) 1994.- Este momento es relevante por dos cosas que enfatizan las condiciones del PRI en ánimos de la sociedad, pues por un lado se da cuenta del carácter autoritario que históricamente lo caracterizó y que tiene que ver con el proceso de selección del candidato a la presidencia y la forma en que se sustituye al darse su fallecimiento; por otra parte queda de manifiesto el respaldo mayoritario de la sociedad para encabezar el gobierno, pues en una elección de alta competencia su candidato no solamente gana la elección, sino que lo hace con uno de los mayores grados de legitimidad democrática, factor que no fue aprovechado por el partido para recuperar su rol de intermediación, sino que por el contrario, este periodo serviría para mandar mensajes tanto a la base militante como a la opinión pública, del “rompimiento” de liderazgos en el partido con la histórica frase de la sana distancia que el Presidente Zedillo expresa para hacer referencia a la relación entre su gobierno y el PRI, de otra manera es difícil entender el complicado proceso para la selección del candidato en el año 2000 y los resultados electorales obtenidos. Por otra parte, el mismo periodo da cuenta de una nueva crisis económica que enfatiza las crecientes condiciones de pobreza y marginación existentes en el país y la incapacidad del partido para representar las cada vez más heterogéneas demandas sociales y, por supuesto, la limitada capacidad del gobierno para atenderlas. Queda clara la desvinculación del Partido Revolucionario Institucional de las clases sociales más desprotegidas y su predisposición para alinearse en torno a los intereses capitalistas, en lo que es un evidente abandono de su compromiso social histórico. 4) 2000.- Este momento es culminante en el proceso de debilitamiento y prácticamente la desaparición del liderazgo superior del partido y la pérdida de la lealtad y la disciplina, pues tiene que enfrentar dos decisiones 15 importantes, una tiene que ver con la dirigencia y otra, la relacionada con la candidatura presidencial, particularmente se van a manifestar dos fuerzas opositoras, una que gira en torno a la figura del presidente, que al seguir la tradición impulsa la candidatura de Francisco Labastida Ochoa y otra, la que representa las prácticas añejas del partido, Roberto Madrazo, proceso del cual no hay un ganador, aún cuando el candidato haya resultado ser Labastida, y por el contrario quien verdaderamente pierde es el PRI, cuya división interna hará mella en los resultados electorales de julio de ese año que concretiza una derrota histórica y el arribo de un gobierno de derecha a la Presidencia de la República, además los poderes fácticos por una parte y por otra las nuevas generaciones de votantes se convierten en factores decisivos para la derrota del PRI a lo cual se suma el factor deseo que juega a favor del candidato del Partido Acción Nacional. 5) 2006.- Podría decirse que es en este año en donde el conjunto de desaciertos acumulados sitúan al Partido Revolucionario Institucional en su momento de mayor crisis, pues no solamente fue incapaz de recuperar la Presidencia de la República, sino que los resultados electorales del pasado mes de julio lo colocan como la tercera fuerza política del país, pues como nunca en la historia en una elección presidencial sus activos políticos no le alcanzaron para ganar al menos en alguna entidad federativa, lo cual evidencia su notable falta de representatividad social. El proceso de 2006 para la selección de su candidato a la presidencia reprodujo las mismas prácticas antidemocráticas ensayadas desde 1988, además de que culmina esta etapa con la extinción casi por completo de cualquier rasgo de liderazgo institucional y por supuesto con un agotamiento de su capacidad legítima como instancia de representación social. Entre los elementos más notables que pueden explicar la derrota del PRI en 2006 está por supuesto el proceso interno de selección, pensado, construido y operado desde la dirigencia, para favorecer a la dirigencia, con 16 rasgos claramente excluyentes y antidemocráticos, que llevaron al enfrentamiento de grupos y finalmente a una falsa unidad que no pudo evitar el resquebrajamiento real del partido. Particularmente en los procesos de 2000 y 2006 el excedente potencial del PRI se reserva a las posibilidades de reflexión interna de la dirigencia y militancia en cada entidad federativa. Dicho de otra manera, las posibilidades de éxito futuro parecen depender de la capacidad para enfrentar un profundo ejercicio de reflexión, de discusión madura y comprometida, sin temor, para estar en posibilidades de procesar adecuadamente los resultados del diagnóstico. La actualidad del Partido Revolucionario Institucional y su potencial contribución a los procesos de cooperación internacional para el desarrollo Es de fundamental importancia subrayar que el PRI se constituyó históricamente en un factor central del sistema político mexicano, en un eje articulador de la política social y económica, fue además un referente para explicar la gobernabilidad interna, al mismo tiempo que el país fortalecía su presencia y liderazgo político en América Latina en particular y en el contexto internacional en general. El PRI, como institución social y política desempeñó consecuentemente el papel de “aval” en las relaciones económicas y políticas internacionales facilitando los procesos de cooperación para el desarrollo; sin embargo, como se ha explicado, en términos democráticos fue acumulando un déficit de legitimidad, representatividad, confianza y debilitamiento institucional como producto de su incapacidad de respuesta ante los retos planteados por la globalidad de la economía, las exigencias democráticas y el nuevo orden internacional. Particularmente el Partido Revolucionario Institucional “abandonó” su privilegiada posición como instancia de intermediación entre el estado y la 17 sociedad, pero también debilitó su papel como garante de las condiciones internas ideales que antaño facilitaron la cooperación para el desarrollo y México dejó paulatinamente de tener presencia en el contexto regional, al tiempo que las condiciones sociales y económicas del país parecen emprender un camino de muy lento recorrido hacia el desarrollo, como lo demuestran los datos que publica el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI 2005) al señalar que del total de la población de 15 años o mas el 8.4% no contaba con instrucción; 14.3% no había terminado su educación primaria y sólo el 17.7% había completado dicho ciclo; el 21.7% ha realizado estudios completos de secundaria; el 18.5% tiene educación media superior, aun cuando no la haya terminado y sólo el 13.6% posee estudios superiores, esto es que haya estado inscrito por lo menos un año, sin haber terminado su formación; actualmente la planta docente es poco más de 1 millón 520 mil profesores y de ellos sólo 13% imparte cursos en programas de licenciatura y menos del 2% lo hace en posgrado. Existen poco más de 35 millones de mexicanos en condiciones de pobreza y pobreza extrema; 4 millones sobreviven con menos de un salario mínimo diario; La CEPAL en su informe 2005 señala que en México cerca de 46 por ciento de mujeres han sufrido algún tipo de violencia, ya sea sicológica, sexual, física o económica......a su vez la Directora Regional del Fondo de Naciones Unidas Para el Desarrollo de la Mujer, Teresa Rodríguez, destacó que en nuestro país uno de los problemas de género más significativos es el acceso a la justicia, particularmente en zonas rurales e indígenas, donde prevalece la impunidad en términos de violencia que se ejerce contra éstas... Por su parte en Argentina, Brasil, Haití, Venezuela, Colombia se enfrentan problemas serios derivados de la incapacidad de respuesta gubernamental, corrupción, delincuencia organizada y narcotráfico, factores que ponen en 18 alto riesgo no sólo la estabilidad y el orden social, sino los mecanismos internacionales de cooperación. El PRI, como otras instituciones, ha conocido del debilitamiento interno, lo que explica muchas, que no todas, de las situaciones problematizadas actuales, entre otras la dificultad para resolver las condiciones de pobreza como es uno de los compromisos del milenio y que de acuerdo a la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, México no arribará a las metas fijadas para el 2015. En el mundo, en 2009, cuando muchos de nuestros jóvenes que actualmente se forman en las aulas universitarias estén concluyendo sus estudios, 850 millones estarán demandando un empleo mientras que la capacidad estimada del mercado sólo podrá cubrir la mitad. Como podemos observar el desarrollo de los países menos favorecidos depende en nuestra opinión de dos factores fundamentales: a) El fortalecimiento institucional a partir de un sistema democrático que de cuenta de partidos políticos fuertes y competitivos, capaces de contribuir a la estabilidad para impulsar políticas de estado, con visión de largo alcance que generen certeza económica y viabilidad social en el marco del nuevo orden internacional; b) La cooperación para el desarrollo, desde la perspectiva de en el sistema político mundial el atraso tecnológico, la pobreza y la marginación son también un problema ético. El caso particular de Colima En mayor o menor medida los acontecimientos nacionales experimentados por el PRI se ven reflejados en el comportamiento institucional de las entidades federativas, como es el caso particular de Colima, cuyo proceso de debilitamiento atraviesa por cinco momentos específicos: 19 1) 1991.- Este es un año políticamente importante para Colima pues se decide la candidatura del PRI a la gubernatura del Estado, una decisión que tradicionalmente se había ajustado a las viejas normas del presidencialismo mexicano, sin embargo en esta ocasión las fuerzas locales se oponen a criterios centrales unificándose en un solo interés tres actores políticos: Roberto Anzar Martínez, representante del sector campesino; Carlos Vázquez Oldembourg, militante del sector popular y; Carlos de la Madrid Virgen, alcalde de Colima, todos para hacer frente a Socorro Díaz Palacios, militante de dilatada trayectoria, asociada desde siempre al poder central del partido. Esta posición de fuerzas condujo al PRI a implementar un ejercicio interno de consulta directa a las bases militantes para definir la candidatura, criterio que obligó a los grupos locales a pactar en torno a Carlos de la Madrid, quien en un proceso ríspido, inequitativo y antidemocrático en general pudo sobreponerse para ganar la candidatura y marcar a partir de entonces una línea divisoria entre el centro y lo local, que más tarde habría de impactar en los resultados electorales. 2) 1994.- Reflejo de los acontecimientos del 91, por primera ocasión el Partido Revolucionario Institucional pierde en una contienda electoral a manos del PAN, que obtiene el triunfo en las elecciones de Ayuntamiento y diputado de mayoría relativa en el municipio de Coquimatlán. Cabe señalar que no hubo un diagnóstico oportuno que permitiera entender la situación real del partido, por considerar el resultado como un hecho circunstancial. 3) 1997.- Este año es clave en la vida institucional del PRI, tiene lugar un complejo proceso para definir la candidatura al Gobierno del Estado, significándose porque a diferencia de 2001, ahora la decisión se adopta desde el centro en favor de Fernando Moreno Peña, representante del grupo universidad y quedan en el camino dos viejos cuadros del partido que aspiraban a la candidatura: Jesús Orozco Alfaro, ex alcalde de Colima y 20 Carlos Vázquez Oldembourg. Este proceso tiene dos consecuencias, primera, la renuncia de Vázquez Oldembourg al partido, quien con las siglas del PRD gana la alcaldía de la capital y posteriormente funda la Asociación por la Democracia Colimense (ADC) como partido local; segunda, la consolidación del Partido Acción Nacional como fuerza política, así lo demuestran los resultados electorales al ganar cuatro municipios, entre ellos Colima y Villa de Álvarez; cuatro diputaciones locales por el principio de mayoría relativa y, en la elección para Gobernador obtuvo el 37.25% de los votos, sólo 4.23 puntos menos que el candidato del PRI. Además el conflicto poselectoral producto de esa elección minó la imagen del partido que por primera ocasión no obtiene la mayoría en la Cámara de Diputados y por otra parte aparece en escena un nuevo actor político, el Diario de Colima. 4) 2003 – 2006.- En esta etapa se registran una sucesión de hechos vinculados con la presencia del Partido Revolucionario Institucional, como el proceso de selección interna para elegir candidato a la gubernatura, en el cual participan cinco aspirantes: Jesús Orozco Alfaro y Rogelio Rueda Sánchez, ambos identificados con la Fundación para el Desarrollo de Colima; Humberto Silva Ochoa, ex líder del grupo universidad y propietario del periódico Ecos de la Costa; Héctor Michel Camarena y Gustavo Vázquez Montes, ambos cercanos al grupo de Fernando Moreno Peña, Gobernador de la entidad. Producto de dicho proceso obtiene la candidatura Gustavo Vázquez, entonces líder de la bancada del PRI en el Congreso Local, sin embargo, se manifiestan los primeros saldos negativos para el partido, como son la división interna y la renuncia de algunos de sus cuadros encabezados por Jesús Orozco, quien desde la oposición contiende en la campaña constitucional por el Partido de la Revolución Democrática. 21 Aunque el PRI obtiene una ligera ventaja sobre el PAN en los resultados electorales, la elección es impugnada y en un hecho inédito se anula por el TEPJF, bajo la argumentación de la participación ilegítima del Gobernador del Estado, lo que obliga a una elección extraordinaria en donde corrobora su triunfo con un estrecho margen, sin embargo, se manifiestan desacuerdos entre los grupos del partido que claman por la exclusión de Fernando Moreno Peña en el proceso. El fallecimiento del Gobernador Gustavo Vázquez en febrero de 2005 plantea una nueva prueba para el PRI, pues sin un liderazgo formal tiene que resolver sobre el interinato en el ejecutivo y la candidatura para la elección extraordinaria, escenario que pone al descubierto su débil dirección, la ausencia de liderazgo y cohesión institucional, principalmente. Producto de este escenario se posicionan como grupos de interés político del partido, el encabezado por Fernando Moreno Peña, el que representa Humberto Silva, el que se construye en torno a Silverio Cavazos, el que decide encabezar Mario Anguiano miembro de una nueva y joven corriente de expresión y, por supuesto, el que representa el Diario de Colima. Esto significa que al interior del Partido Revolucionario Institucional se desarrolla una intensa disputa por el control político, con la característica de que ninguna de estas fuerzas parece tener a su alcance los elementos necesarios para imponerse, entre otras cosas porque se encuentran en un proceso de reestructuración en el caso de los primeros, y los últimos porque se están moviendo en un escenario de oportunidad en el que no está definido todavía de qué forma podrían consolidarse. Destaca además como producto de este amplio proceso la falta de orden y rumbo institucional. Se observa en términos generales, que el Partido Revolucionario Institucional se ha desorientado y su discurso dejó de proveer los argumentos suficientemente fuertes para mantener cohesionados a los sectores corporativizados y atraer nuevos adeptos; la política como práctica ha dejado de dotar de sentido a la sociedad, al 86% de los ciudadanos les interesa poco o nada, en principio porque 22 no es capaz de ofrecer certeza y seguridad; se ha desdibujado en su carácter ideológico, principios y compromisos que propiciaron su surgimiento, además, en la actualidad se mueve en una sociedad fragmentada que pone al descubierto su debilidad ideológica para satisfacer las expectativas de los nuevos actores sociales. Como partido político no ha podido hacer frente a las nuevas exigencias de la sociedad, las cuales se han diversificado de manera importante, deteriorándose su base social -empleo, ingreso, salud, educación, seguridad- forman parte de esas demandas. Por otra parte parece no contar con los elementos suficientes para recuperar su disciplina y lealtad interna que contribuyan a la cohesión institucional. El Partido Revolucionario Institucional hace tiempo dejó de ser depositario de las demandas sociales, manifiesta además una grave pérdida de la ética política que lo debiera caracterizar; se han corrompido sus valores, se ha desideologizado; ha mermado de manera notable su credibilidad en el contexto social, el 78% de los ciudadanos no confía en los partidos políticos, cuando antaño le merecieron reconocimiento en la solución de los problemas públicos; el PRI pierde de manera acelerada su representatividad social como argumentación política básica, porque ha disminuido su capacidad de discusión en torno a los asuntos públicos. Como partido político, ha dejado de producir cuadros internos, corre el riesgo de convertirse en una familia numerosa; además su vida interna en general y sus prácticas para la designación de candidaturas lo han llevado a una riesgosa deslegitimación que ha fragmentado la cohesión interna, condición que trasciende al exterior. En resumen, se puede decir que la crisis del partido es real y que el verdadero problema inicia con su dificultad para procesar la información interna, dado que fue construido para actuar y no para reflexionar, para operar y no para discutir ideas, para ejercer el poder pero no necesariamente para competir por él; parece 23 no enterarse de que la discusión de la sociedad es de orden democrático en su expresión más amplia, concepto que hace tiempo dejó de practicarse a su interior; como partido político se define por su verticalidad y por el sentido patrimonial de su existencia, por lo tanto no extraña que se base en su estructura, pero no en la posibilidad de construir acuerdos, de realizar alianzas ciudadanas en función del nuevo mapa actoral, porque éstas parecerían contrarias a sus propios intereses. Dejó de mirar hacia fuera, por lo tanto parece no entender a cabalidad la dinámica de la sociedad actual, no ha traducido las nuevas condiciones de las esferas social, política, económica y cultural, se ha rezagado, no está preparado para responder a los retos que plantea la diversidad social y la heterogeneidad de las demandas, específicamente porque ha perdido su representatividad y la capacidad de intermediación entre el conjunto social y el gobierno. Sin embargo, en todo este entramado el Partido Revolucionario Institucional, específicamente en Colima, conserva fortalezas, refleja debilidades y enfrenta riesgos. Conforme a lo que hemos expuesto, el debilitamiento y la pérdida de representatividad institucional de los partidos políticos, en el ámbito de las regiones genera impactos similares en el orden institucional que ponen en riesgo la dinámica del progreso. 24 NOTA SOBRE EL AUTOR Enrique Chaires Ramírez.- Licenciado en Administración Pública por la Universidad de Colima, posee el grado de Maestro en Ciencias por la propia Universidad de Colima; Diplomado en gobierno y asuntos públicos (1994); Diplomado en políticas públicas y gobierno local (1996) y Diplomado especial en gestión universitaria (2000). Tiene una amplia participación como ponente y conferencista en diversos foros nacionales e internacionales; ha publicado diversos artículos relacionados con la ciencia política y la administración pública, recientemente (2005) publicó el libro Primera encuesta estatal sobre cultura política y participación ciudadana en Colima; posee una amplia experiencia en el sector público; fue Director de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de 1999 a 2004 y actualmente se desempeña como Profesor Investigador de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad de Colima. 25 Referencias bibliográficas Bobbio, Norberto, Matteucci, Nicola y Pasquino, Gianfranco. (1994). Diccionario de Política. México: S. XXI Vol. 2. Chaires, Enrique y Torres Ortiz, Christian. (2005). Primera encuesta estatal sobre cultura política y participación ciudadana en Colima. México: U de C. Garretón, Manuel Antonio. (2002). Las transformación de la acción colectiva en América Latina en Revista de la CEPAL número 76. Garretón, Manuel Antonio. (2004). La indispensable y problemática relación entre partidos y democracia en América Latina en La democracia en América Latina. Argentina: PNUD. Nohlen, Dieter. (1995). Sistemas electorales y partidos políticos. México: FCE. Salazar Pérez, Robinson. Partidos políticos organizacional en América Latina. Red Insumisos. modulares: una alternativa Sartori, Giovanni. (1992). Partidos y Sistemas de partidos. Madrid: Alianza. Vilas, Carlos M. Seis ideas falsas sobre la globalización en Globalización, estado y democracia. 26