AMPARO EN REVISION 33/94. Número de registro: 1137 Octava Época Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito Fuente: Semanario Judicial de la Federación Tomo: Tomo XIII, Abril de 1994 Página: 280 AMPARO EN REVISION 33/94. CARLOS MARTIN VAZQUEZ HERNANDEZ. CONSIDERANDO: CUARTO.-Los preinsertos agravios son infundados, por las razones que enseguida se expresan: La resolución que es materia del recurso, fue emitida por el Juez Tercero de Distrito en el Estado, con residencia en esta ciudad y en ella se negó a Carlos Martín Vázquez Hernández el amparo de la Justicia Federal que solicitó contra actos del Juez Segundo de lo Penal de este Distrito Judicial, del procurador general de Justicia del Estado y del director de la Policía Judicial también de esta entidad; consistentes en el mandamiento de captura que por el ilícito de homicidio, perpetrado en agravio de Carlos Ballesteros Heredia dictó en su contra la primera de las autoridades señaladas como responsables dentro del proceso penal número 300/92, y de las restantes, la ejecución que de la misma pretenden hacer; al estimar el Juez a quo que el mandamiento de captura reclamado sí reúne los requisitos previstos en el artículo 16 constitucional. Ahora bien, dicha negativa del amparo es legal, pues hay en autos elementos suficientes para dictar la orden de aprehensión de mérito, por reunir la misma los requisitos previstos en el artículo 16 constitucional que estaba en vigor a la fecha en que se expidió que lo fue el veinte de enero de mil novecientos noventa y tres. En efecto, la autoridad responsable, para emitir el mandamiento de captura reclamado, se apoyó en los elementos probatorios que a continuación se detallan: 1. Acta ministerial de levantamiento de cadáver, de fecha dos de octubre de mil novecientos noventa y dos, de quien resultó ser Carlos Ballesteros Heredia, mismo que se localizaba en el camellón que divide la lateral de los carriles centrales, de la Avenida Madero Poniente de esta ciudad, con rumbo a la salida a Guadalajara, Jalisco, a la altura del bar "Flor de Liz" y frente al denominado restaurant Lucy; así como el acta de descripción, media filiación y fe ministerial de lesiones del aludido occiso, de esa misma fecha. 2. Necrocirugía médico legal, practicada al cadáver de Carlos Ballesteros Heredia, suscrita -1- AMPARO EN REVISION 33/94. por el doctor Francisco Javier Chagolla García, adscrito al departamento médico forense de la Dirección de Servicios Periciales de la Procuraduría General de Justicia del Estado, en la fecha antes indicada, en la que refiere que aquél presenta las siguientes lesiones: a) Escoriaciones dermoepidérmicas, localizada la primera a nivel del lóbulo de la nariz, de 4.5 por 2 centímetros, la segunda de seis por 2.5. centímetros, a nivel de la mejilla izquierda, la tercera de 5.5 por 1.5 centímetros a nivel del mentón, otra de 3 por 2 centímetros en la cara inferior del maxilar inferior, y varias más producidas por arrastramiento a nivel del tórax anterior de 12 por 6 y 10 por 7 centímetros; b) Heridas producidas por la penetración de proyectiles de arma de fuego, la primera de 7 milímetros de diámetro a nivel de hemitórax izquierdo de la línea media y 137 centímetros sobre el plano de sustentación, con orificio de salida a nivel de región infraescapular derecha de forma irregular, la segunda localizada a nivel de la cara media del mismo brazo, que penetró nuevamente a nivel de cara externa de hemitórax izquierdo a nivel del hueco axilar y salió a nivel de región interescapular; la tercera de forma irregular, que se acompaña de surco erosivo de 3.5 centímetros por 1.8 centímetros en hemitórax izquierdo a 12.5 centímetros a la izquierda de la línea media y 118 centímetros sobre el plano de sustentación, con orificio de salida a nivel de la línea media axilar del hemitórax izquierdo de 8 por 7 milímetros, a 25 centímetros a la izquierda de la línea media y 119 centímetros sobre el plano de sustentación, la cuarta localizada a nivel de cara posterior de hombro izquierdo, aorta torácica y columna y se fragmentó, encontrándose esquirlas libres en la cavidad torácica, una más de 7 milímetros por 5 milímetros, en cara antero interna de antebrazo izquierdo, que lesionó tejido óseo y salió a nivel de la cara anterior del tercio superior del brazo izquierdo; otra más de 25 por 8 milímetros, en borde inferior de la parrilla costal izquierda, encontrándose el proyectil deformado a nivel del tejido celular subcutáneo dos centímetros a la izquierda del orificio de entrada que se encuentra a 4.5 centímetros a la izquierda de la línea media y a 118 centímetros sobre el plano de sustentación, una más a nivel de cara posterior del tercio inferior del brazo izquierdo, y finalmente, otra ubicada en el antebrazo derecho de 5 por 6 milímetros en cara posterior del tercio inferior y salida en cara antero interna de 15 por 10 milímetros a nivel de su tercio medio; y, c) Heridas producidas por esquirlas de proyectiles de arma de fuego a nivel de la línea media abdominal y a nivel de hipocondrio izquierdo. Como resultado de la aludida necrocirugía se concluyó que la causa que determinó la muerte de Carlos Ballesteros Heredia, fue shock hipovolémico por sangrado profuso secundario a lesión auricular, del ventrículo izquierdo, así como lesión de aorta torácica y ambos hulios pulmonares por proyectiles de arma de fuego penetrantes de tórax. 3. Dictamen pericial sobre levantamiento de cadáver de quien resultó ser Carlos Ballesteros Heredia, de fecha dos de octubre de mil novecientos noventa y dos suscrito por Vicente Manuel Ayala Moreno y Nelson Bedolla Pantaleón, peritos criminalistas adscritos a la Dirección de Servicios Periciales de la Procuraduría General de Justicia del Estado, en que concluyen que de acuerdo a lo observado en el lugar de los hechos, la posición y orientación -2- AMPARO EN REVISION 33/94. del cadáver aludido no corresponde la original e inmediata después de haber ocurrido su muerte, que en el lugar de los hechos se observaron huellas de arrastramiento del restaurant Lucy, en dirección al norte, hasta el camellón, y se encontraron siete casquillos en total, cuatro de marca Win y tres de la marca Aguila, todos de calibre 38 super, de material niquelado. 4. Dictamen pericial sobre balística, suscrito por Carlos Estrada Díaz y Alejando Ayala Moreno, de fecha dos de octubre de mil novecientos noventa y dos, en la que se determinó que el calibre de los proyectiles extraídos al cadáver de Carlos Ballesteros Heredia, por las características físicas y morfológicas presentadas por éstos, se encuentran comprendidos entre los calibres 38, 38 especial y 380. 5. Acta ministerial de reconocimiento e identificación del cadáver de Carlos Ballesteros Heredia, de fecha dos de octubre de mil novecientos noventa y dos, en la que Juana Mauleón Villa señaló que aquél era su esposo, y respondía a ese nombre. 6. Declaración ministerial rendida por Juana Mauleón Villa, el dos de octubre de mil novecientos noventa y dos, en la que indica que hacía aproximadamente cuatro años contrajo matrimonio con Carlos Ballesteros Heredia, estableciendo su domicilio en Villa Madero, Michoacán; que el veintinueve de septiembre de esa anualidad, aproximadamente a las siete de la noche, se dirigieron a esta ciudad, para pasarse aquí el día treinta, alojándose en una casa que compró su esposo en la colonia La Soledad de esta capital, y que aproximadamente a las seis de la tarde del día primero de octubre, su esposo salió de la casa, diciéndole que se iba a tardar aproximadamente dos horas, pues pensaban regresarse ese día a Villa Madero, Michoacán, por lo que estuvo esperándolo y al no regresar aquél, comenzó a buscarlo el día en que ocurrió a declarar, localizándolo en el Semefo, desconociendo el por qué fue privado de la vida, pues nunca tuvo problemas con nadie. 7. Las declaraciones ministeriales rendidas el catorce de octubre de mil novecientos noventa y dos por Javier Ruíz Cázares, Carlos Martín Vázquez Hernández, Miguel Angel Arcos Carrillo y Adalberto González Ruíz, quienes coinciden en señalar que el primero es jefe de grupo de la Policía Judicial Federal, adscrito a la Fiscalía Especial cuyo titular es el licenciado Leonel Godoy Rangel, y los tres últimos son elementos de esa corporación a su cargo; que el día primero de ese mes y año, por ser el onomástico de Miguel Angel, al salir de trabajar, aproximadamente a las veinte horas, se dirigieron al hotel Villa Capri, sito en la Colonia Tres Puentes, de esta ciudad, a la salida a Guadalajara, Jalisco donde se hospedan los tres últimos en la habitación ciento cuatro, estuvieron tomando unas copas de whisky, hasta cerca de las doce de la noche, momentos en que decidieron ir a ver la variedad que se presenta en el bar Flor de Liz, para lo cual Carlos Martín, Miguel Angel y Adalberto dejaron sus armas, que son calibre 9 milímetros en el hotel, mientras que el jefe de grupo, dejó la suya bajo el asiento de su automóvil, que fue en el que se condujeron al bar aludido, donde -3- AMPARO EN REVISION 33/94. encontraron al licenciado Ignacio Federico Gamboa Valenzuela, acompañado de Jesús Rosas; que luego que cerraron el bar se dirigieron al restaurant Lucy, donde pidieron que les sirvieran de cenar, y tenían como veinte minutos ahí, cuando escucharon disparos de arma de fuego, entrando un muchacho con una pistola, y como Javier Ruíz Cázares pensó que podía herir a alguien decidió desarmarlo, lo que no comunicó a sus demás acompañantes, que no se dieron cuenta de esos sucesos por haberse tirado al piso; que Javier Ruíz Cázares, sujetó al individuo la mano donde traía la pistola y al bajarle ésta, se oyó un disparo e inmediatamente se sintió herido en la pierna derecha a la altura de la rodilla, mientras que al sujeto con el que forcejaba se le cayó la pistola, saliendo él junto con todos sus acompañantes de ese lugar y cuando ya estaban afuera, todavía se oyeron muchos balazos en el interior del restaurante Lucy, abordando ellos el carro del primero de los deponentes, dirigiéndose al hospital Memorial para que atendieran a éste de la lesión que sufrió. 8. Declaraciones ministeriales rendidas por J. Jesús Arana Palacios, en los siguientes términos: a) En la vertida el trece de octubre de mil novecientos noventa y dos, adujo que tenía aproximadamente un año de estar prestando sus servicios laborales como cantinero en el bar denominado Flor de Liz de esta ciudad, que es propiedad de su tía María de la Luz Arana Palacios, siendo su horario de trabajo de las dieciocho horas a las dos horas del día siguiente, y también labora como portero del mismo; que el día primero de ese mes y año, comenzó a trabajar como es su costumbre, encontrándose como capitán de meseros a Cuauhtémoc Sánchez Pérez, y como meseros Manuel Martínez Rodríguez, José Luis Ríos Rangel, José Medardo Pérez Silva y José Pérez Béjar, y asimismo en el lugar se hallaba un cliente que va una vez al mes aproximadamente, de nombre Ignacio Gamboa, quien siempre se hace acompañar por un comandante al que sólo oye que le llaman Javier y otras tres personas de las que desconoce sus nombres y apellidos; que a la una de la mañana del día dos del mes y anualidad en cita, se cerró la cantina del bar y se dirigió al restaurant Lucy que también es propiedad de su tía, a donde también entró el aludido Ignacio Gamboa y el comandante Javier, sin saber si efectivamente tenga ese cargo, pero sí sabe que trabaja en la Policía Judicial Federal, quienes eran acompañados por otros tres sujetos que no conoce pero casi siempre son los que acompañan a Ignacio Gamboa tanto al bar como al restaurante de referencia; que en el lugar se encontraban atendiendo a los clientes los ya citados meseros, en la cocina María Concepción Auriola Macedo y su ayudante Eufemio Ríos Gómez, su tía y su primo Francisco Dooper Arana, hijo de ésta; que entre las tres y cuatro horas, se dio cuenta que un sujeto al cual no conoce entró al restaurante y estaba herido, presentando una lesión arriba de la ceja del lado izquierdo, al parecer producida por una navaja, buscando a alguien, momento en que se le acercó al declarante una meretriz de nombre Leticia, solicitándole le facilitara unas servilletas para dárselas al sujeto lesionado a efecto de que se limpiara la sangre; que aquél se retiró y luego regresó en compañía de otro hombre, portando ambos un arma de fuego, con las cuales comenzaron a amagar a todos los que estaban presentes; que en -4- AMPARO EN REVISION 33/94. esos momentos se acercó el comandante Javier al sujeto herido, tratando de desarmarlo pero éste al darse cuenta de ello, intentó dispararle; que comenzaron a forcejear logrando éste herir al comandante en una pierna, momento en que el declarante se tiró al piso, escuchando en ese momento varios disparos de arma de fuego en el interior del restaurante Lucy, ignorando quién le haya disparado a quién, y al terminar la balacera y reincorporarse, vio que los meseros sacaron a dos personas que estaban tiradas en el suelo desangrándose y se pusieron a lavar el piso, sin que haya visto arma alguna a quienes acompañaban al comandante Javier. b) En la ampliación de la antes reseñada, que vertió el tres de noviembre de mil novecientos noventa y dos, ratificó en sus términos ésta, pero agrega, a preguntas que le formuló el órgano investigador, que reconoce que al rendirla omitió señalar nombres de personas que de alguna u otra forma intervinieron en los hechos en que perdió la vida Carlos Ballesteros Heredia pues tuvo miedo a las represalias que pudiera sufrir por parte de los elementos de la Policía Judicial Federal que estuvieron presentes y que fueron los que participaron en dicho homicidio; que de entre los acompañantes que llegaron con el licenciado Gamboa y el comandante de la Policía Judicial Federal que sabe responde al nombre de Javier uno de ellos se apellidaba Vázquez; que encontrándose por dentro de la barra del restaurante Lucy y siendo aproximadamente las dos de la mañana del dos de octubre de mil novecientos noventa y dos, ingresaron al mismo dos sujetos del sexo masculino, uno de los cuales iba lesionado de la parte superior de la ceja derecha, cuya herida emanaba sangre en abundancia, viendo que estos dos sujetos buscaban a alguien, saliendo luego a la calle y regresando instantes después, portando cada uno en sus manos pistolas; que al percatarse de eso el comandante Javier trató de desarmar al sujeto herido, accionándose la pistola por la cual forcejaban resultando lesionado Javier en una pierna; que en esos momentos su primo Francisco Cooper Arana se encontraba de pie entre los baños que se ubican al viento oriente del restaurant, al que en ningún momento vio que portara arma alguna; que entonces entró el amigo del que se encontraba forcejando con Javier, llevando una pistola tipo escuadra, "... interviniendo en esos momentos uno de los agentes de la Policía Federal a quien escuché le llamaban VAZQUEZ quien intentó desarmar a este segundo sujeto y al no poder hacerlo, sacó de entre sus ropas una pistola la cual no la vi pegándosele en el costado izquierdo, accionándola en tres o cuatro ocasiones contra la humanidad del segundo sujeto, ignorando quién le haya disparado al sujeto que forcejaba con JAVIER ..."; que no podía precisar si el amigo de la persona lesionada y que forcejaba con Vázquez hubiera disparado su pistola; y que una vez que quedaron los dos cuerpos en el interior del restaurante, a los que dieron por muertos, se retiró Javier con el licenciado Gamboa y los demás elementos de la Policía Judicial Federal que lo acompañaban. Deposiciones ministeriales rendidas por Manuel Martínez Ríos, que se condujo en los siguientes términos: a) En la vertida trece de octubre de mil novecientos noventa y dos, adujo que trabajaba en el -5- AMPARO EN REVISION 33/94. bar la Flor de Liz, y en el restaurant Lucy, que se encuentran ubicados sobre la Avenida Madero Poniente de esta ciudad, a la salida a Guadalajara, Jalisco, desempeñándose como portero, consistiendo su trabajo en revisar que quienes acuden al bar no entren armados, siendo su horario de labores de las dieciséis a las dos horas del día siguiente, pero que descuida sus funciones porque a veces lo llaman para que lleve algunas cenas a los clientes. Que alrededor de las doce o doce y media de la noche cuando subió a la planta alta del bar Flor de Liz, vio que en unas mesas se encontraban unas personas que acuden con mucha frecuencia, a los que conoce como agentes de la Policía Judicial Federal, un licenciado que se apellida Gamboa y Francisco Cooper Arana, quien es hijo de la dueña, ignorando si alguno de los empleados los hayan revisado al entrar, pues en lo personal no lo hizo, y eso porque esas personas siempre andan armadas, pero en ocasiones dejan sus armas en los vehículos y otras ocasiones en la barra en la planta baja; que cerca de las dos de la mañana, hora en que cierran el bar, los agentes de la Policía Judicial Federal y el licenciado Gamboa salieron, y al ir entrando al restaurante Lucy, vio que dos personas se estaban peleando con los puños y "patadas" a la altura donde se encuentra la cortina del restaurante, y una vez que terminó dicha pelea, vio que el que estaba más golpeado tenía un "charrascazo" en la frente, pidiéndole que si le permitía entrar al bar a lavarse la cara, entrando luego por él otro individuo, saliéndose juntos; que transcurrieron como diez minutos y al regresar al restaurante se dio cuenta que esas dos personas estaban en una mesa cerca de la puerta, que luego se retiró a dormir, dirigiéndose hacia la habitación que se le tiene asignada junto con su madre Eufemia Ríos Gómez, y al estar abriendo la puerta de la misma escuchó dos disparos y en seguida muchos más que se efectuaban en el restaurante, por lo que regresó no viendo nada, y al oír sirenas de ambulancias y patrullas, se asomó por la parte de arriba del bar, dándose cuenta que se encontraban dos personas del sexo masculino acostadas sobre el camellón que se encuentra frente al restaurante, siendo una de ellas quien se había peleado y había resultado herido, sin poder precisar si los elementos de la Policía Judicial Federal fueron quienes les dispararon. b) En la ampliación de la misma, que verificó el tres de noviembre de mil novecientos noventa y dos, adujo que el día primero de octubre de esa anualidad, como a las cero horas llegó el comandante de la Policía Judicial Federal al que sólo sabe responde al nombre de Javier, acompañado por un licenciado que sabe tiene el apellido Gamboa, desconociendo su nombre, acompañados por dos elementos de la Policía Judicial Federal, quienes se dio cuenta que entraron al bar denominado "FLOR DE LIZ" dichos elementos de la "Policía Judicial Federal así como el comandante JAVIER y el licenciado GAMBOA no llevaban armas de fuego ...", quienes eran acompañados por Francisco Cooper Arana; que como a las dos horas los meseros comenzaron a retirar a los clientes, invitándolos a que si querían continuar ingiriendo bebidas embriagantes o alimentos se dirigieran al restaurant Lucy, que se ubica a un lado del bar Flor de Liz; que en una tina comenzó a colocar hielo para llevarlo al restaurant y entregárselo a Jesús Arana Palacios quien es cantinero del mismo, dándose cuenta que en la mesa ubicada al lado izquierdo de la entrada de la barra, se encontraban dos -6- AMPARO EN REVISION 33/94. personas que ahora sabe respondían a los nombres de Carlos Ballesteros Heredia y Lázaro Guzmán Pineda, quienes eran acompañados por dos chicas; y en otra mesa estaban el comandante Javier, el licenciado Gamboa los dos elementos de la Policía Judicial y acompañándolos "La hija de la Coronela", que responde al nombre de Rosy; que el ahora sujeto pasivo y su acompañante comenzaron a discutir fuera del restaurante con otro cliente que se hallaba en el lugar y es primo de uno de los meseros, quien golpeó y "charrasqueó" con una navaja a Lázaro Guzmán Pineda en la ceja del lado izquierdo; que entonces éste le dijo que si le permitía entrar a lavarse a lo que el declarante accedió; que Carlos Ballesteros Heredia se sentó en una mesa, solicitándole que le sirviera una botella, lo que hizo, regresando luego Lázaro Guzmán Pineda, sentándose con aquél; que en esos momentos María de la Luz Arana Palacios le indicó a su mamá Eufemia Ríos Gómez que podían retirarse dirigiéndose ésta y el deponente a los dormitorios que se encuentran en la planta alta del restaurant Lucy; que cuando ya iban a llegar escuchó como cinco detonaciones producidas por arma de fuego, dirigiéndose de inmediato al lugar donde se escucharon las mismas, pero por temor a que fuera a ser herido, optó por salir por el zaguán que conduce a la Avenida Madero Poniente, y corriendo, entró por el portón que da hacia la cocina al interior del restaurante, viendo que hacia su lado izquierdo, uno de los elementos de la Policía Judicial Federal que en esos momentos recuerda se apellida Vázquez, se encontraba forcejeando con Carlos Ballesteros Heredia, quien había sacado un arma de fuego de la cintura, y como no logró desarmarlo el elemento de la Policía Judicial aludido, éste sacó de entre sus ropas de igual forma una pistola, de la cual desconoce el calibre porque no conoce de armas y con ella le disparó en cuatro ocasiones al sujeto pasivo, en el costado izquierdo del abdomen, por lo que entonces el declarante se tiró al piso, escuchando que accionaron en ocho ocasiones un arma de fuego sin poder percatarse de quién haya sido, y al terminar de disparar, se levantó y vio que el comandante Javier de la Policía Judicial Federal recogió una pistola que estaba tirada en el piso, para salirse luego con los demás elementos de esa corporación que lo acompañaban, mientras que Francisco Cooper Arana se encontraba parado en medio de los sanitarios para damas y caballeros; que ya no supo dónde quedó Lázaro Guzmán Pineda; que sólo vio que los que portaban armas eran el comandante Javier de la Judicial Federal así como los elementos de dicha corporación, ignorando si el licenciado Gamboa llevara arma de fuego; y en esos momentos Francisco Cooper Arana le indicó que lo ayudara a sacar a Carlos Ballesteros Heredia, pues éste había muerto con motivo de los balazos que le propinó el elemento de la Policía Judicial Federal de apellido Vázquez, por lo que junto con Francisco Cooper lo arrastraron hasta el camellón que se encuentra enfrente del restaurant Lucy. Luego, el órgano de control constitucional estuvo en lo correcto al negar a Carlos Martín Vázquez Hernández, el amparo y protección de la Justicia Federal que solicitó respecto a la orden de aprehensión dictada en su contra por el delito de homicidio, cometido en perjuicio de Carlos Ballesteros Heredia, dado que dicha orden de captura emitida el trece de enero de mil novecientos noventa y tres sí reúne todos y cada uno de los requisitos que para ese efecto -7- AMPARO EN REVISION 33/94. exigía el artículo 16 constitucional vigente en la fecha de su emisión y el diverso 214 del Código Procesal Penal de Michoacán. En efecto, fue emitida por autoridad judicial competente, habiendo precedido denuncia que por vía telefónica verificó quien dijo llamarse José Luis Oseguera Hernández, de un hecho determinado como lo es la privación de la vida de un sujeto del sexo masculino que resultó ser Carlos Ballesteros Heredia, que el numeral 264 del Código Penal de la entidad, castiga con pena corporal, por virtud de la cual, el ministerio público procedió a la investigación del mismo, al tratarse de un delito que conforme a la legislación penal vigente en la entidad se persigue de oficio; y además, dicha denuncia está apoyada en declaraciones dignas de fe, dado que en autos obran las declaraciones de J. Jesús Arana Palacios, y Manuel Martínez Ríos, de las que se desprende básicamente que laboran en el bar Flor de Liz y en el restaurant Lucy, ubicado sobre la avenida Madero Poniente de esta ciudad, en la salida a Guadalajara, Jalisco de esta ciudad, y que el día primero de octubre de mil novecientos noventa y dos, llegaron al bar de referencia el comandante Javier Ruíz Cázares, jefe de grupo de la Policía Judicial Federal, con los elementos de esa corporación Miguel Angel Arcos Carrillo, Adalberto González Ruíz y el aquí recurrente directo Carlos Martín Vázquez Hernández, así como el licenciado Ignacio Gamboa, quienes luego de que se cerró dicho bar se trasladaron al restaurant Lucy, donde además se encontraban como clientes el sujeto pasivo Carlos Ballesteros Heredia y Lázaro Guzmán Pineda, los que comenzaron a pelear en la parte externa del lugar con otro cliente que era primo de uno de los meseros, quien infirió una lesión en la ceja izquierda a Lázaro Guzmán Pineda, el que en esos momentos se retiró en compañía de Carlos Ballesteros Heredia, regresando con una pistola en la mano por lo que Javier Ruíz Cázares trató de desarmarlo, y al forcejear por el arma, resultó herido en una pierna, mientras que Carlos Ballesteros Heredia sacó un arma de fuego que traía fajada en la cintura, por lo que intervino el aquí recurrente directo Carlos Martín Vázquez Hernández, tratando de desarmarlo, y al no poder hacerlo, sacó de entre sus ropas una pistola, disparándole al aludido sujeto pasivo. Probanzas que aunadas al reconocimiento que hace tanto el aquí recurrente directo como sus acompañantes Javier Ruíz Cázares, Miguel Angel Arcos Carrillo y Adalberto González Ruíz, en el sentido de que se encontraban presentes al verificarse los eventos delictivos a examen; así como a las actas ministeriales de levantamiento, reconocimiento e identificación del cadáver de Carlos Ballesteros Heredia, de descripción, media filiación y fe ministerial de las lesiones que presentaba éste la necrocirugía respectiva en que se refiere que además de escoriaciones dermoepidérmicas presenta heridas producidas por proyectiles de armas de fuego, arrojan datos suficientes para acreditar la existencia de una conducta prevista en la ley penal como delito, así como imputaciones de responsabilidad del quejoso en el homicidio perpetrado en agravio a Carlos Ballesteros Heredia. Ahora bien, en principio es menester poner de relieve que no pasa desapercibido para este -8- AMPARO EN REVISION 33/94. Tribunal Colegiado, que el Juez responsable al pronunciar el mandamiento de captura reclamado, no reseñó entre las probanzas que tomó en consideración para emitirla, la denuncia que por vía telefónica verificó José Luis Oseguera Hernández, en el sentido de que se encontraba el cadáver de una persona del sexo masculino frente al bar denominado Flor de Liz, ubicado sobre la salida a Guadalajara, en esta ciudad, por virtud de la cual fue que tomó conocimiento el agente del Ministerio Público de dicho evento delictivo y procedió a la investigación del mismo; empero, es de concluirse que ello en modo alguno afecta la legalidad de dicha orden de captura, habida cuenta que el ilícito sobre el que versa la misma, es de los que se persiguen de oficio, conforme al Código Penal vigente en la entidad, respecto de los cuales, basta que el representante social tenga conocimiento de su comisión para que verifique su investigación y, en su caso, ejercite la correspondiente acción penal, conforme al artículo 21 constitucional, por lo que entonces esa omisión en que incurrió la autoridad responsable, en modo alguno torna la orden de aprehensión de mérito violatoria de garantías individuales, ni conlleva a conceder el recurrente directo la protección de la Justicia Federal que impetra. Al respecto, cabe invocar por vía de orientación y en lo conducente, la tesis sustentada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, publicada en el Semanario Judicial de la Federación, Séptima Epoca, Volumen 67, Segunda Parte, Julio de 1974, Primera Sala, página 20, que a la letra dice: "DENUNCIAS DE PERSONAS MORALES DE DELITOS PERSEGUIBLES DE OFICIO.-En los términos del artículo 120 del Código Federal de Procedimientos Penales, tratándose de personas morales, las denuncias pueden y deben ser hechas precisamente por los apoderados legales de dichas instituciones o personas morales. Pero suponiendo, sin conceder, que la denuncia adoleciera de alguna deficiencia o falta de legalidad, tratándose de delitos que conforme a derecho se persiguen de oficio, basta que el Ministerio Público tenga conocimiento de la comisión de un ilícito de este tipo para que de inmediato proceda a su investigación y, en su caso, ejercite la acción penal, ya que es deber impuesto por la Constitución General el que cualquier persona que tenga conocimiento de un delito lo transmita a la autoridad competente, esto es, al Ministerio Público, para que hechas las investigaciones pertinentes determine el ejercicio o no de la acción penal correspondiente". Ahora bien, aun cuando es verdad que dentro de las diversas constancias que integran el expediente relativo al proceso penal 300/92, que se formó por virtud del ilícito de homicidio de referencia, existen declaraciones de testigos diversos a los dos que hacen imputaciones directas de responsabilidad al aquí recurrente, en la comisión del ilícito de homicidio a examen, de cuya lectura se evidencia que María de la Paz Salinas García aduce que después de la balacera vio a Francisco Cooper Arana una pistola, y María Trinidad Pérez López y/o Maribel Chávez Hernández alias "La Tigresa" indica que "Rosy" le comentó que aquél fue quien comenzó a disparar, pues traía una pistola en la mano, en tanto que María del Socorro Alonso Leyva, alias "Sofía", refiere que ella presenció tales hechos; mientras que los restantes, que lo fueron José Jesús Pérez Reyes, José Medardo Pérez Silva, José Luis Ruíz -9- AMPARO EN REVISION 33/94. Rangel, Cuauhtémoc Sánchez Pérez, María de la Luz Arana Palacios, Sandra Edith Arroyo Franco, Leticia Gómez Ramos, Olga Hernández Pérez, María Cecilia Díaz Ramírez, María de la Paz Salinas García, María de la Luz Jacobo Jacuinde, Marilú Gaona Arana, Ignacio Federico Gamboa Valenzuela, Jesús Rosas Sánchez y María Concepción Aurioles Macedo, pese a reconocer que estaban presentes, adujeron que no se percataron de quién perpetró el ilícito de referencia; cabe señalar a este respecto que independientemente de que exista o no contradicción entre los diversos testimonios que obran en autos, así como entre éstos y las documentales y que obran en autos, como lo son el dictamen pericial sobre balística y fe ministerial de proyectiles de arma de fuego y casquillos, la apreciación de esas circunstancias debe verificarse para fundar el auto de formal prisión o para absolver o condenar en definitiva, pero no para dictar la orden de aprehensión para lo cual es suficiente con que existan indicios que pongan de relieve la posible responsabilidad de determinadas personas en la comisión de un hecho delictivo, a efecto de que se entienda legalmente emitida; por lo que si la autoridad responsable y el Juez de Distrito, en el fallo que se revisa, no verificaron el examen de las referidas contradicciones, no irrogaron ningún perjuicio a quien se agravia. Al respecto, tiene aplicación, el criterio sustentado por este Tribunal Colegiado al resolver por unanimidad de votos, el día veintiocho de febrero de mil novecientos noventa, el amparo en revisión penal 35/90, promovido por Manuel y Efrén Martínez Morfín, y contenido en la tesis del tenor literal siguiente: "ORDEN DE APREHENSION, DISCREPANCIAS ENTRE LOS TESTIGOS DE CARGO.-La apreciación de las declaraciones de los testigos de cargo y sus posibles contradicciones o discrepancias, es necesario hacerla al resolver la situación jurídica del inculpado y en su caso, en la sentencia definitiva, pero no al dictar el mandamiento de captura.". Finalmente, tampoco es óbice para concluirlo así, el agravio que se expresa en el sentido de que el a quo irrogó perjuicio al recurrente directo, cuando consideró que estaba ajustada a derecho la orden de captura de mérito, tomando en cuenta las deposiciones de Jesús Arana Palacios y Manuel Martínez Ríos, siendo que éstos vertieron las mismas ampliando sus declaraciones ministeriales, en las que se condujeron de un modo diverso a efecto de proteger a Francisco Cooper Arana, quien fue el único que además del occiso y de su acompañante, portaba arma de fuego en el lugar en que acaecieron los eventos delictivos a examen, de conformidad con lo argüido por la ateste María del Socorro Leyva, retractación que es nula en términos de la tesis del rubro: "TESTIGOS. RETRACTACIONES DE", cuyo contenido literal transcribe en el agravio a examen y que por economía procesal se da por reproducida; dado que independientemente de que el argumento que vertieron dichos testigos de cargo para justificar la nueva versión de los hechos que dieron al ampliar su deposición ministerial no es inverosímil, pues expusieron que quisieron evitarse problemas habida cuenta que a quien hacen imputaciones de responsabilidad es un elemento de la Policía Judicial Federal, lo cual desde su primera declaración expresaron sabían; lo cierto es que el análisis relativo a lo que expusieron inicialmente y con posterioridad a ello, para en su caso, restar valor -10- AMPARO EN REVISION 33/94. convictivo a sus deposiciones, debe verificarse al resolverse la situación jurídica de quien se agravia y en su caso en la sentencia definitiva, pero no para dictarle la orden de aprehensión, como ya tantas veces se expuso con antelación. Por todo lo antes expuesto, es inexacto que no existen presunciones de responsabilidad del aquí recurrente en la comisión del delito de homicidio, previsto por el artículo 260 del Código Penal del Estado de Michoacán, en agravio de Carlos Ballesteros Heredia, en las cuales se basa para decretar su detención; y al haberlo determinado de esa manera el Juez de Distrito, obró conforme a derecho, lo que hace procedente confirmar la negativa del amparo; misma que se hace extensiva a los actos de ejecución que se reclaman del procurador general de Justicia y del director de la Policía Judicial de la entidad, al no impugnarse por violaciones propias y conforme a la jurisprudencia número 73, visible a foja 121, Octava Parte, Tomo Común al Pleno y a las Salas de la Compilación Oficial de los fallos de 1917 a 1985, cuyo rubro es el siguiente: "AUTORIDADES EJECUTORAS, NEGACION DE AMPARO CONTRA ORDENADORAS.". Por lo expuesto y fundado, se resuelve: PRIMERO.-Se CONFIRMA la sentencia que se revisa, en la materia del recurso. SEGUNDO.-La Justicia de la Unión NO AMPARA NI PROTEGE a CARLOS MARTIN VAZQUEZ HERNANDEZ, contra los actos que reclamó respecto de las autoridades que precisados quedaron en el resultando primero de este fallo. Notifíquese; publíquese; anótese en el libro de registro; con testimonio de esta resolución, devuélvanse los autos a la autoridad responsable que los remitió y, en su oportunidad, archívese el expediente. Así, por unanimidad de votos, lo resolvieron los ciudadanos Magistrados que integran el Segundo Tribunal Colegiado del Décimo Primer Circuito, licenciados: Raúl Murillo Delgado, Juan Díaz Ponce de León y Salvador Enrique Castillo Morales, habiendo sido relator el tercero de los nombrados, quienes firman con la secretaria de Acuerdos que da fe. -11-