La Eco-certificación forestal. - Subsecretaría de Desarrollo Foresto

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XIV JORNADAS FORESTALES DE ENTRE RIOS
Concordia, Noviembre de 1999
a.2. LA ECO-CERTIFICACIÓN FORESTAL
Por: Ing. Agr. Diana DIAZ
1
1 DEFINICIÓN DE ECO-CERTIFICACIÓN FORESTAL
En términos generales, la certificación es una acción llevada a cabo por un tercero, en la cual se asevera con
adecuado nivel de seguridad que un determinado producto o servicio se realiza en conformidad con estándares
especificados (SIKOD, 1996). La eco-certificación forestal en particular, es un tipo de procedimiento, voluntario
y formal, que permite establecer que la calidad del manejo del bosque practicado por una empresa, grupo,
productor o administrador es acorde con determinados estándares (BASS, 1998).
En el proceso de eco-certificación forestal un certificador, que es independiente y actúa como tercero, asegura
por escrito que la calidad del manejo de bosque que realiza la empresa, grupo o administrador conforma los
estándares especificados. Esta certificación suele ir seguida de la cadena de custodia de los productos
forestales extraídos de bosques certificados y del etiquetado de los productos manufacturados. En todos los
casos el proceso de certificación deberá ser iniciado voluntariamente por propietarios y administradores de
bosques que requieran los servicios de una empresa certificadora.
La eco-certificación es un proceso dinámico, que incluye el monitoreo y la reevaluación a intervalos periódicos
para verificar el cumplimiento de los estándares prescritos.
De acuerdo a BASS (1998) el concepto de certificación comienza a ser utilizado por la industria viñatera en
Francia, para la "apelación controlada de origen", extendiéndose posteriormente a otras actividades, tal como
la agricultura orgánica. Su aplicación a los bosques se inicia en 1989, a partir del bloqueo propuesto por
organizaciones ambientalistas al comercio de maderas provenientes de bosques tropicales y como posible
solución para conciliar los intereses de estas organizaciones y los de la industria y el comercio de maderas
tropicales. El objetivo de este etiquetado fue permitir que el público adquiriera productos forestales
provenientes de áreas correctamente manejadas.
En la actualidad, la eco-certificación forestal tiene por objetivo promover la gestión sostenible de todo tipo de
bosques y al mismo tiempo vincular las demandas del mercado de productos forestales producidos en forma
sustentable con los productores que puedan ofrecer dichos productos.
2 LOS ESQUEMAS DE CERTIFICACIÓN
Existen básicamente tres esquemas diferentes para la eco-certificación forestal:
• el esquema del FSC,
• las normas ISO 14000, y
• los programas de certificación nacional.
El esquema de certificación de FSC reposa en estándares de actuación enmarcados en un conjunto de
Principios y Criterios de manejo forestal sustentable, en la inspección independiente de los bosques y en una
etiqueta que puede ser aplicada a aquellos productos, cuya cadena de custodia ha sido verificada sin
interrupción. El FSC no certifica directamente, sino que acredita a las organizaciones certificadoras con el
objeto de garantizar la autenticidad de sus certificaciones.
El esquema de certificación bajo normas ISO 14000 cubre aspectos semejantes a la certificación de FSC en lo
que hace a la aplicación de prácticas de manejo forestal sustentable, pero a diferencia de éste reposa en
estándares de procedimiento.
1
EEA Concordia INTA. CC 34 (3200) Concordia. Entre Ríos. Te/FAX 0345 429 0000, CE: ddiaz@concordia.com.ar
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La aplicación de las normas ISO 14000 de estándares ambientales al sector forestal surge por una iniciativa
conjunta de la industria de pulpa y papel canadiense y de la industria forestal australiana, quienes solicitaron a
la Organización Internacional de Normalización (ISO) que desarrollara un estándar para la certificación forestal
(KIEKENS, 1997).
Los programas de certificación nacional se desarrollan por la iniciativa de grupos locales interesados y por lo
general con un fuerte apoyo del gobierno. Por ejemplo, la Canadian Standards Association (CSA) desarrolló un
sistema para certificación de procesos a solicitud del gobierno y la industria del Canadá. En Estados Unidos,
SFI (Sustainable Forestry Initiative), dependiente de la American Forest & Paper Association desarrolló un
código de conducta que da lineamientos muy amplios para el manejo forestal. En Finlandia, el Comité de
Certificación Forestal finalizó en 1997 la elaboración de los estándares nacionales. En el caso de Finlandia, los
estándares nacionales surgieron como resultado de un proceso de consenso en el que participaron numerosas
organizaciones, representantes de intereses ambientales, económicos y sociales (VALTANEN, 1998).
Los estándares nacionales no se encuentran reconocidos internacionalmente. Sin embargo, algunos de estos
procesos se encuentran en tratativas con FSC a fin de que los estándares desarrollados a nivel regional y
nacional tengan el reconocimiento de esa organización.
En el cuadro siguiente se comparan las características de los dos esquemas de eco-certificación forestal
reconocidos internacionalmente: FSC y Normas ISO 14000
Cuadro 1: Esquemas de certificación reconocidos internacionalmente
Esquema de certificación
Características
Tipo
Aplicación a
Alcance
Origen
Objeto de los estándares
Auditoria
Etiquetado de productos
Apoyo de instituciones
ambientalistas
FSC
De actuación
A bosques y plantaciones, y a
productos forestales
Internacional
Cooperación entre ONG
ambientales
Básicamente estándares de
actuación para el manejo forestal
Tercera parte, independiente,
realizada por un grupo
interdisciplinario de auditores,
acreditados por FSC
Logotipo de uso controlado y
declaración de cumplimiento con
estándares
WWF, Greenpace y Rainforest
Alliance, entre otras
ISO 14000
De procedimientos
A sistemas de manejo del
ambiente
Internacional
Industria
Política y procedimientos de
manejo ambiental. No hay
estándares de actuación.
Tercera parte
Ninguno
Ninguno
A continuación se describen en detalle los dos esquemas de certificación reconocidos internacionalmente: la
certificación según FSC y las normas ISO 14000.
2.1 LA CERTIFICACIÓN DE ACUERDO A FSC
El FSC (Forest Stewardship Council) es una asociación, de carácter no gubernamental y sin fines de lucro, con
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sede en Oaxaca, México. Fue fundada en 1993 por un grupo conformado por representantes de 25 países,
pertenecientes a instituciones ambientalistas, del comercio de la madera, profesionales forestales,
organizaciones aborígenes, comunidades de áreas forestales y cuerpos de certificación de productos
forestales.
El objetivo de FSC es promover un manejo forestal ambientalmente responsable, socialmente benéfico y
económicamente viable de los bosques del mundo, a través del establecimiento de un estándar de Manejo
Forestal Sustentable reconocido y respetado internacionalmente.
Las principales funciones de FSC son: 1) evaluar, acreditar y monitorear empresas certificadoras a fin de
garantizar la autenticidad de sus afirmaciones, 2) proveer lineamientos y mecanismos para el desarrollo de
estándares de certificación nacionales y regionales, y 3) proveer entrenamiento y actividades educacionales.
Hoy conforman a FSC 310 asociados, tanto personas individuales como organizaciones, empresas e
instituciones, de 47 países diferentes.
FSC ha desarrollado una serie de Principios y Criterios de Manejo Forestal a modo de marco global, de
aplicación a bosques tanto templados como tropicales y a forestaciones (Anexo).
2.1.1 Las entidades certificadoras acreditadas por FSC
Como se indicó precedentemente, FSC no realiza la certificación, sino que acredita a entidades certificadoras.
Éstas son organizaciones o agentes independientes que han sido autorizadas por FSC para realizar auditorias
de manejo forestal y de cadenas de custodia. A aquellas organizaciones, empresas o productores forestales
que cumplen con los estándares de FSC se les concede la certificación de los productos con el logotipo de
FSC, indicando que estos provienen de bosques correctamente manejados.
Las organizaciones actualmente acreditadas por FSC, que certifican a productores forestales y empresas en 30
países diferentes, son seis: 1) Skal, localizada en los Países Bajos; 2) SGS Forestry, a través de su Programa
QUALIFOR y 3) Soil Association Woodmark Scheme, ambas con cede en el Reino Unido; 4) Smart Wood y 5)
Scientific Certification Systems Forest Conservation Program, las dos en Estados Unidos, y 6) el IMO (Institut
für Marktökologie) en Suiza. Además han solicitado formalmente la acreditación de FSC otras ocho
organizaciones, localizadas en Alemania, Canadá, Italia, el Reino Unido y Sudáfrica.
Estas entidades están acreditadas por el FSC para certificar empresas que cumplan con los Principios y
Criterios de FSC de manejo forestal sustentable. Están también acreditadas para verificar la cadena de
custodia de productos forestales certificados. Las entidades de certificación pueden, a su vez, expedir sublicencias, permitiendo el uso del nombre y logotipo de FSC en los productos forestales certificados. Así por
ejemplo, el Rogue Institut for Ecology and Economy en Ashland (EEUU) e Imaflora (Instituto de Manejo e
Certificaςao Forestal) en Brasil, se encuentran afiliados a Smart Wood.
2.1.2 Superficies certificadas de acuerdo a los principios y criterios de FSC
Actualmente la superficie de bosques certificada a través de entidades acreditadas por FSC supera los 17
millones de ha. De esta superficie, aproximadamente el 10% corresponde a plantaciones. El país que presenta
mayor superficie certificada es Suecia (8,9 millones de ha), en tanto que Panamá es el que presenta la menor
superficie (23 ha) de acuerdo a información provista por FSC, con datos actualizados al mes de Septiembre de
1999. Argentina no figura entre los países con bosques certificados según el esquema de FSC.
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En el gráfico siguiente se presentan los 10 países con mayor superficie bajo certificación. Todos superan las
90.000 ha de bosques y/o plantaciones forestales certificadas
9000
8000
7000
6000
Superficie
(en miles de ha)
5000
Bosque natural
4000
Plantaciones y
bosque natural
3000
Plantaciones
2000
Mexico
Belize
Canada
Sudáfrica
Bolivia
Zambia
Brasil
EEUU
Polonia
0
Suecia
1000
Gráfico 1: Países con mayor superficie certificada según los principios de FSC
Suecia es el país que presenta mayor superficie certificada, con más de 8 millones de ha, correspondiente
principalmente a bosques naturales y semi-naturales. En los EEUU, del total de 1,55 millones de ha
certificadas, 1,53 millones de ha corresponden a bosques naturales o semi-naturales. En otros países como
Brasil y Sudáfrica, la mayor parte de la superficie certificada corresponde a forestaciones. En Brasil, por
ejemplo, sobre un total de 1,33 millones de ha certificadas por FSC, 1,25 millones de ha corresponden a
forestaciones; aquí grandes empresas como Klabin, Mannesmann, etc., poseen extensas áreas de plantaciones
forestales certificadas. Asimismo en Sudáfrica, del total de 495.000 ha certificadas sobre la base de los
Principios y Criterios de FSC, 275.000 ha corresponden a forestaciones.
Se observa un amplio rango en el tamaño de las superficies forestales certificadas individualmente. El mismo
varía entre 1,8 millones de ha de bosques semi-naturales (en Suecia) ó 676.000 de plantaciones (en Brasil),
hasta superficies de 8 ha ó 12 ha de bosque natural (en EEUU) ó áreas de 23 ha de plantaciones forestales (en
Panamá). Los clientes certificados son productores privados, administradores de bosques, empresas
integradas, comunas, grupos aborígenes e incluso organismos estatales.
2.1.3 El desarrollo de estándares regionales y su reconocimiento por FSC
Los principios y criterios de FSC no han sido pensados para su aplicación directa a la escala de unidad de
manejo forestal sino como marco para el desarrollo de estándares de manejo definidos localmente. De acuerdo
a FSC, para que la certificación sea un proceso con credibilidad, justo y transparente debe basarse en
estándares de manejo forestal acordes a la realidad ecológica, económica y social de la región y que además
hayan sido desarrollados y convalidados localmente. A tal fin FSC promueve procesos para el desarrollo de
estándares regionales de manejo forestal. Los estándares regionales podrán ser reconocidos por FSC siempre
y cuando estos sean consistentes con los Principios y Criterios establecidos, y hayan sido objeto de un proceso
consultivo, en el cual deben participar diferentes grupos de interesados, de modo de asegurar que los
estándares cuenten con el consenso de la sociedad.
Los grupos de interesados están integrados por personas que puedan ser afectadas por el manejo forestal, o
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que expresen un fuerte interés en participar en el desarrollo de estándares de manejo forestal sustentable
(MFS). Estos grupos representan a distintos sectores e intereses. En el cuadro siguiente se presentan en forma
sucinta los principales grupos que pueden participar en procesos consultivos y sus objetivos e intereses con
respecto al bosque y al medio ambiente.
Cuadro 2: Los grupos participantes en el desarrollo de estándares de MFS y sus intereses
Grupo
ONG’s ambientalistas
Organizaciones sociales
(ONG’s de derechos
humanos, comunidades
indígenas, sindicatos,
etc.)
Empresas, productores
forestales y sus
asociaciones
Instituciones académicas
y de investigación
Objetivos/ Intereses
La conservación de los recursos naturales en general, y del bosque en
particular, con un fuerte énfasis en el tema biodiversidad.
Asegurar por un lado el correcto uso de los bosques así como el respeto por
los intereses de la gente y las comunidades para las cuales los bosques son
fuente de trabajo y de recursos.
Asegurar el acceso continuo a la materia prima proveniente de los bosques y
mejorar la rentabilidad de su empresa. Para ellos la certificación es una
herramienta de marketing.
Establecer criterios de manejo basados científicamente, desarrollar
tecnologías sustentables y mejorar la base de conocimiento acerca de los
bosques y el medio ambiente, incluyendo aspectos ecológicos, económicos y
sociales.
Gobiernos
Preservar el ambiente, promoviendo el deseo por la conservación a través de
mecanismos de mercado y al mismo tiempo promover la adecuación de los
productos a las exigencias del mercado a fin de que las exportaciones sean
competitivas.
Fuente SUITER, W. (1998) modificado.
Como se observa, los intereses pueden ser variados y no siempre fácilmente conciliables. FSC ha establecido
mecanismos para la resolución de conflictos durante el desarrollo de estándares de MFS.
Uno de los problemas que suscitaba el esquema de certificación de FSC era su alto costo y la dificultad de
acceder al mismo por parte de pequeños productores forestales. Ello determinó una reacción en contra al
sistema de certificación en países en donde una gran parte de la superficie boscosa se encuentra en manos de
pequeños productores forestales, como es el caso de Alemania y Finlandia.
A fin de dar una solución FSC aprobó el procedimiento de "certificación por grupos". Ello facilita la evaluación y
certificación de un grupo de propiedades forestales bajo la administración de una entidad legal independiente,
que puede ser una cooperativa, una asociación forestal, un individuo o administrador forestal, o cualquier
entidad legal que tenga responsabilidades de manejo forestal.
2.1.4 Cadena de custodia
La cadena de custodia es un proceso de seguimiento que comprende la verificación independiente de un flujo
de productos forestales, con sus correspondientes registros, desde el bosque, pasando por la elaboración y
llegando hasta el punto final de la cadena de venta (BASS, 1998).
A fin de poder llevar una eco-etiqueta, el producto debe ir acompañado de la documentación que pruebe que la
materia prima con que fue elaborado proviene de un bosque o plantación certificado y que cada etapa por la
que pasó en el proceso de elaboración, hasta su punto final de venta, puede ser correctamente verificada. Esta
documentación es denominada “cadena de custodia”. Para que un producto forestal pueda recibir el logotipo de
FSC, cada comercio involucrado en la manufactura y venta de esos productos debe ser certificado en la
cadena de custodia. Ello requiere que los comercios establezcan sistemas para la creación de un documento
que demuestre que los materiales certificados se encuentran separados de aquellos que no lo están, y pueden
ser exactamente rastreados a fin de mantener su identidad y autenticidad a través de todo el proceso de
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manufactura y distribución (CFCP).
Existen diferentes técnicas para establecer el camino que ha seguido un producto forestal, desde el bosque
hasta su punto de venta final. Estas técnicas pueden ser de tres tipos: pistas documentadas, métodos
mecánicos y clasificación física de los productos. El primero incluye la inspección de facturas, recibos, remitos
u otra documentación que asegure la validez de la certificación a través de las diferentes etapas de
manufactura.
Los métodos mecánicos incluyen códigos de barras, marcas o códigos impresos. Estas son herramientas
valiosas que permiten que un producto pueda ser visualmente diferenciado en el patio de acopio y
clasificación, en la fábrica, en el galpón de almacenaje o en el distribuidor minorista.
Por otra parte, los materiales certificados pueden separarse en forma física de los no certificados desde el patio
de acopio hasta llegar al minorista. Además, a fin de poder separar los productos en el almacenaje, los
fabricantes realizan los procesos de producción con materiales certificados en forma separada e
individualizada, de modo de asegurar la separación física y preservar la cadena de custodia.
En el punto de venta, un producto que tenga una cadena de custodia verificada sin interrupción puede
entonces obtener una etiqueta que asevere que proviene de un bosque certificado.
2.2 LA CERTIFICACIÓN BAJO EL ESQUEMA ISO 14000
El ISO (International Organization for Standardization), con cede en Ginebra, Suiza, es una federación
internacional integrada por entidades nacionales de elaboración de estándares. El IRAM (Instituto Argentino de
Normalización) es el responsable de la elaboración de normas técnicas en el país y, como organismo de
normalización, integra al ISO representando a la Argentina.
En 1993 ISO desarrolló estándares generales para sistemas de gestión del medio ambiente, denominados bajo
el nombre genérico de "Normas ISO 14000". Estos estándares no son específicos para ningún sector o
producto. Ellos intentan proveer un marco general para aquellas organizaciones o empresas que buscan
incorporar aspectos ambientales en la planificación de sus actividades.
En forma general, un sistema de gestión ambiental incluye el establecimiento de un sistema de manejo y el
monitoreo del progreso hacia determinados objetivos; se basa además en un estricto cumplimiento de las leyes
y normas locales (EVANS, 1996).
En 1994, la industria Australiana en asociación con la industria de pulpa y papel canadiense, solicitaron a ISO
el desarrollo de estándares de manejo forestal enmarcados en la serie de Normas ISO 14000. Si bien ISO no
desarrolló estándares específicos de manejo forestal, en 1997, el Grupo Forestal de Trabajo de ISO, emitió un
documento intermediario para facilitar la aplicación de la norma ISO-14001 dentro del sector forestal. Cabe
aclarar que este grupo forestal estaba conformado por representantes de asociaciones de propietarios
forestales, la industria forestal, organizaciones de consumidores, el gobierno, las entidades nacionales de
normalización y organizaciones certificadoras. Además solicitaba periódicamente la opinión de organizaciones
ambientalistas. Trabajando de forma abierta y consultiva este grupo incorporó en un documento los puntos de
vista de todas las partes interesadas.
La Norma ISO 14001 provee y describe los elementos más importantes de un sistema de manejo ambiental.
Se basa en el principio "planifique - haga - controle - actúe" incorporando así el concepto de mejoramiento
continuo.
2.2.1 El modelo para la implementación de un sistema de gestión ambiental
De acuerdo a la Norma ISO 14001, la organización o empresa debe establecer sus políticas, objetivos y metas
ambientales (ver. Ilustración 1). La política ambiental de la organización debe hacer explícito su compromiso
con el cumplimiento de la legislación y de las regulaciones, así como con un mejoramiento continuo y con la
prevención de la polución o degradación del ambiente.
Se requiere además que la empresa identifique la forma en que sus actividades afectan al medio ambiente y
evalúe los impactos importantes, sean éstos positivos o negativos. Estos aspectos significativos deben ser
tenidos en cuenta al momento de establecer los objetivos y metas ambientales y al definir los procedimientos
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de monitoreo y control.
Ilustración 1: Modelo para la implementación de un Sistema de Gestión Ambiental (ISO 14001)
Política,
Objetivos y
Metas
Programa
Implementació
ny
Operación
Monitoreo y
Medición
Acciones
correctivas
Auditoría y
Revisión
Mejoramiento contínuo
Los objetivos y metas deben ser consistentes con la política ambiental establecida por la empresa. Estas metas
pueden fijarse sobre la base de principios, criterios e indicadores desarrollados externamente y que sean
aplicables a un área forestal específica (ISO, 1997). Los criterios e indicadores tienen particularmente en
cuenta los siguientes aspectos: extensión de los recursos forestales, salud y vitalidad del ecosistema, funciones
productivas, biodiversidad, funciones protectoras y ambientales, necesidades sociales y de desarrollo, marco
legal, político e institucional. A fin de alcanzar los objetivos y cumplir con las metas especificadas, se elabora
un programa. Este debe establecer las responsabilidades para el logro de los objetivos y metas en cada nivel
de la organización y la forma y tiempo en que éstos se deberían alcanzar.
Al establecer responsabilidades, se involucra a todo el personal cuya actividad pueda tener un impacto
significativo sobre el ambiente. La capacitación y toma de conciencia sobre los aspectos ambientales por parte
del personal de la empresa u organización son considerados puntos clave en el proceso de implementación y
operación. Periódicamente se controlan los registros ambientales y se realizan auditorías para verificar si el
sistema de gestión se encuentra adecuadamente implementado y se desarrolla conforme a lo planificado.
También periódicamente se evalúa el sistema de gestión y, de ser necesario, se redefinen políticas, metas y
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objetivos, cumpliendo así un proceso de mejoramiento continuo.
A fin de demostrar que el Sistema de Gestión Ambiental implementado bajo el esquema de la Norma ISO
14001 es efectivo, una empresa u organización forestal puede optar por diferentes variantes:
- la Autodeclaración,
- una Auditoría externa, o
- la Certificación por terceros.
La opción dependerá de las necesidades de la organización y de las demandas del mercado. La
Autodeclaración es el paso subsecuente a un control realizado internamente en la empresa u organización, que
verifica la conformidad del Sistema de Gestión Ambiental con la norma ISO 14001. La Auditoría externa es un
control realizado por un agente externo, pero directamente relacionado con la organización o empresa forestal
(cliente, cámara empresaria, etc.). La Certificación requiere de una auditoría externa, independiente del
Sistema de Gestión Ambiental, que debe ser realizada por un ente acreditado.
2.2.2 Aplicación del esquema ISO 14000
Por lo general existe el concepto de que las Normas ISO 14000 son aplicables a grandes empresas. De
acuerdo al Informe Técnico de ISO 207 (1997), que provee material informativo para apoyar a las
organizaciones forestales en el uso de las Normas ISO 14001 y 14004, existen diferentes mecanismos en base
a los cuales pequeños productores forestales pueden implementar un Sistema de Gestión Ambiental de
acuerdo a las Normas ISO 14000. Entre ellos se incluye, por ejemplo, la acción cooperativa entre propietarios
forestales para desarrollar un sistema de gestión ambiental, el cual puede ser aplicado posteriormente por cada
propietario en forma individual. Los propietarios de pequeñas superficies forestales pueden asimismo
desarrollar e implementar en forma colectiva, a través de asociaciones o cooperativas, un sistema de gestión
ambiental para sus bosques. Una tercera opción sería que una autoridad o entidad del estado desarrolle un
sistema de gestión ambiental, que pueda ser aplicado dentro de sus límites administrativos.
3 EL COSTO DE LA CERTIFICACIÓN:
En un estudio realizado en América Latina, CAMINO (1998) indica que los costos de la certificación pueden
variar entre U$S 0,50.- y U$S 20.- por hectárea, dependiendo del tipo de bosque, tamaño y localización de la
superficie a certificar. En general se acepta que el costo de la certificación por hectárea es inversamente
proporcional a la superficie certificada.
El costo de la certificación está integrado por el costo directo del proceso de certificación y los costos indirectos
debidos a las modificaciones que deben aplicarse a las prácticas de manejo, para que éstas alcancen los
estándares requeridos.
Los costos directos incluyen el asesoramiento por parte de la empresa certificadora, la auditoría, la cadena de
custodia y el monitoreo, que suele ser anual. Los costos directos de la certificación son menores en la medida
que se disponga de cartografía y de un inventario a escala de unidad de manejo. Por otra parte se espera que
los costos directos disminuyan con la existencia de profesionales capacitados, que puedan integrar equipos de
certificación, y de filiales representantes locales de las empresas certificadoras.
Los costos indirectos de la certificación, o sea los resultantes de aplicar prácticas de manejo forestal
sustentable, suelen ser muchos mayores que los costos directos de certificación. De acuerdo a DUBOIS et al
(1995, cit. en SIKOD, 1996) los costos indirectos pueden llegar a duplicar los costos de la aplicación de un
manejo forestal convencional.
Sin embargo, los posibles costos adicionales en los que se incurre al iniciar el proceso de certificación se
transforman en una inversión, dado que una mejor planificación de las prácticas, organización del trabajo y
disminución de accidentes tiene a largo plazo por resultado menores costos de manejo (CAMINO, 1998).
4. VENTAJAS Y DESVENTAJAS DE LA CERTIFICACIÓN:
La certificación tiene un efecto positivo sobre la imagen de la empresa al aumentar la credibilidad de la misma,
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principalmente ante grupos ambientalistas (HANSEN, 1998). Además, de acuerdo al mismo autor, la
certificación mejora de varias maneras la competitividad de la empresa. Permite por un lado lograr posiciones
en mercados verdes, obteniendo mejores precios por los productos, y abre la posibilidad de nuevos mercados.
Por otra parte, facilita la obtención de capital para la expansión de la empresa, al transmitir una mejor imagen
basada en la aplicación de un manejo sustentable. La certificación puede además mejorar el acceso al
mercado de pequeños productores forestales.
Por otra parte se ha comprobado que mejora la planificación del productor forestal y favorece a una mejor
administración de la empresa.
Para beneficio de la sociedad, debido a que la certificación se apoya en las estructuras normativas y jurídicas
locales, favorece el cumplimiento de las mismas.
Como desventajas pueden indicarse su alto costo inicial. Si bien en algunos países, los consumidores están
dispuestos a pagar un precio entre 5% y 20% mayor por madera certificada, los mercados no se encuentran
aún desarrollados. Por otra parte es difícil evaluar cómo evolucionarán estos mercados en el mediano y largo
plazo.
En cuanto al proceso de certificación, faltan equipos certificadores locales e incluso la definición de criterios de
manejo forestal sustentable reconocidos a nivel regional. Un problema particular en el proceso de certificación
lo constituye la cadena de custodia. Para algunos tipos de industria, como la de la celulosa y el papel o la de
tableros se presentan dificultades prácticas para controlar el origen de la materia prima que proviene de
diversas fuentes. Algo semejante sucede en las grandes empresas que trabajan con numerosos proveedores
de materia prima, y en las cuales resulta complicado mantener separados los productos originados en bosques
certificados de los que proceden de aquellos que no lo están.
Una de las principales críticas que recibe el sistema de certificación, es que en última instancia busca más
establecer ventajas competitivas de mercado que mejorar los sistemas de manejo forestal (SIMULA et al,
1997). Por otra parte, se cuestiona la credibilidad del sistema, particularmente en el caso de que las
certificadoras sean empresas con fines de lucro, debido a que se establece una relación comercial, en la cual el
negocio de la empresa es otorgar la certificación y el negocio del productor forestal obtener esa certificación.
Se suele cuestionar además que quien en última instancia otorga el sello verde sea quien realizó el
asesoramiento y estableció las condiciones para obtener el sello.
5 PERSPECTIVAS
Debido a que estos procesos son relativamente nuevos, es difícil predecir cuál será la tendencia en el mediano
y largo plazo. Esto estará determinado en gran medida por la demanda en el mercado de productos forestales.
Debe tenerse en cuenta que solamente los productos que siguen el esquema de FSC (certificación de MFS y
cadena de custodia) pueden llevar legítimamente una etiqueta de eco-certificación en el momento de su venta
al consumidor final. Bajo el esquema ISO 14001, quien recibe el certificado es la empresa y no sus productos
en forma individualizada. Probablemente debido a ello, en la actualidad el mercado de productos certificados
demanda el esquema de FSC. De acuerdo a BASS (1998) actualmente no hay compradores de productos
forestales que exijan el enfoque ISO para la certificación de manejo forestal.
De hecho, algunos datos muestran una creciente importancia de la certificación según FSC. De acuerdo a esta
institución, en los últimos dos años se sextuplicó el numero de “grupos de trabajo” nacionales, se duplicó el
número de miembros de FSC, existen 14 nuevos países representados por miembros de FSC, y la superficie
certificada por cuerpos acreditados por FSC se ha cuadruplicado.
Por otro lado, en diferentes países existen también iniciativas locales que promueven la certificación del
manejo forestal sobre la base de los Principios y Criterios de FSC. En Estados Unidos, un grupo de reciente
formación es el Consejo de Productos Forestales Certificados (CPFC, Certified Forest Products Council), una
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iniciativa voluntaria e independiente, que tiene por objetivo promover la compra responsable de productos
forestales en ese país como un aporte para mejorar el manejo forestal de los bosques en el mundo. En Bolivia,
uno de los países latinoamericanos con mayor superficie certificada en base a los estándares de FSC, se ha
creado el Consejo Boliviano para la Certificación Forestal Voluntaria, que es una asociación civil nacional sin
fines de lucro, creada en 1995, que tiene por misión promover la práctica del manejo forestal bajo los principios
y criterios de FSC (ANÓN., 1999).
Cabe además destacar que el Banco Mundial fomenta la eco-certificación forestal a fin de alcanzar en el año
2005 la meta de 200 millones de ha de bosques bajo procesos de certificación de manejo forestal sustentable.
6 LA CERTIFICACIÓN Y EL MERCADO DE CARBONO
Además de la madera y productos no maderables del bosques, se abren también nuevas oportunidades de
mercado para los servicios ambientales provistos por bosques cuyo buen manejo es garantizado a través de la
eco-certificación. Entre otros, se incluye aquí el interés por los bosques como sumideros de carbono.
Debido a la actividad humana, se registra, particularmente a partir de la Revolución Industrial, un fuerte
aumento en la atmósfera de los gases de efecto invernadero. Ello, a su vez, tiene por consecuencia la
modificación del clima terrestre. En la Cumbre de la Tierra, realizada en Brasil en 1992, se aprobó la
Convención Marco de Cambio Climático (CMCC), en la cual los países acuerdan tomar medidas para
estabilizar la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera y mitigar de esa forma el cambio
climático.
A partir de la Convención Marco y en las sucesivas Conferencias de las Partes algunos países se obligaron
voluntariamente a disminuir sus emisiones de gases de efecto invernadero. Paralelamente se establecieron
mecanismos (Mecanismo de Implementación Conjunta y Mecanismo de Desarrollo Limpio) para promover la
reducción de gases de efecto invernadero y/o favorecer el secuestro de dióxido de carbono de la atmósfera. En
base a estos mecanismos se hace posible que, en el marco de un proyecto, se le reconozcan a un inversor
créditos en función de las actividades de reducción de emisiones y/o secuestro de carbono efectivamente
financiadas (MOURA COSTA, 1998). Los créditos por las reducciones de emisiones certificadas (Certified
Tradable Offsets, CTO's), generados en estos proyectos, pueden ser posteriormente negociados entre países
sobre la base del volumen de carbono fijado, permitiendo que los países que han comprometido una reducción
en sus emisiones de gases de efecto invernadero puedan cumplir con sus obligaciones ante la Convención
Marco de Cambio Climático.
El sector forestal se encuentra estrechamente ligado al cambio climático y puede jugar un papel importante al
momento de definir proyectos enmarcados en los mecanismos de implementación conjunta y desarrollo limpio.
El manejo forestal y la forestación ofrecen la posibilidad no sólo de mantener el nivel de carbono fijado, sino
también de contribuir al secuestro de dióxido de carbono atmosférico, al actuar los bosques como sumideros de
carbono. A fin de que la actividad forestal se utilice como una herramienta de mitigación del cambio climático,
es necesario llegar a un acuerdo sobre los criterios y las modalidades que se usarán para cuantificar y certificar
los beneficios de los proyectos forestales.
Si bien, hasta el momento, no existe un catálogo establecido e internacionalmente acordado para certificar las
reducciones de emisiones logradas por estos proyectos, existe consenso en que los mismos deben cumplir una
serie de criterios para ser aceptados en el marco de la CMCC. Estos criterios son:
1) compatibilidad con la legislación vigente;
2) compatibilidad con las prioridades y estrategias nacionales de desarrollo sustentable; lo cual significa que
los proyectos no deberán tener efectos negativos sobre: la conservación de la biodiversidad, el uso
sostenido del suelo, la conservación de los bosques, el agua y el aire, etc.;
3) adicionalidad en la mitigación, es decir, deben conducir a beneficios ambientales de largo plazo,
relacionados con el cambio climático, mensurables, y que no se habrían producido en ausencia del
proyecto;
4) adicionalidad en la asistencia financiera, o sea, deben ser financiados por fuentes adicionales a la actual
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asistencia oficial para el desarrollo.
Actualmente existen algunas entidades que certifican este tipo de proyectos. SGS, por ejemplo, (empresa que
también realiza procedimientos de eco-certificación forestal bajo criterios de FSC) certifica proyectos para la
mitigación del cambio climático. En este contexto, SGS verifica la emisión de gases de efecto invernadero.
Provee además un servicio por el cual realiza un análisis formal del diseño del proyecto, controla su
implementación y cuantifica las reducciones de emisiones o la absorción de dióxido de carbono previstos y
realmente alcanzados.
FSC ha analizado recientemente su posible papel en la certificación de créditos de carbono. En principio, y en
forma análoga a la eco-certificación, FSC podría actuar acreditando entidades certificadoras. Éstas a su vez
serían responsables de auditar y verificar las actividades de los proyectos relacionados con el secuestro de
carbono. Sin embargo, y debido a que en la comercialización de los créditos de carbono existe una importante
participación de los estados nacionales, también la certificación de este tipo de proyectos exigiría una relación
más estrecha con los gobiernos (FSC, 1999).
En forma semejante a lo mencionado con respecto a la eco-certificación forestal, los mecanismos para
contribuir a la mitigación del cambio climático a través de proyectos forestales son muy recientes y se
encuentran en proceso de desarrollo. La evolución del mercado de carbono y el papel que definitivamente
desempeñe el sector forestal en el mismo depende en gran medida de la clarificación de algunos puntos
inciertos del Protocolo de Kyoto y de la aceptación de éste por los países, del establecimiento de líneas claras
para el planteo de los proyectos y de la experiencia ganada en proyectos concretos. Ello a su vez, abrirá
nuevas perspectivas para la certificación forestal.
BIBLIOGRAFÍA:
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bosques. En: Bosques y Desarrollo Nro 20-21, Abril 199: 34-36
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Documento de la Red 23b. Verano '98. ODI, Londres. 23 pgs.
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en el uso de las Normas 14001 - 14004. Sistemas de Gerenciamiento Ambiental. 8 pgs.
KIEKENS, J.-P. (1997): Eco-Certificación: Tendencias internacionales e implicaciones forestales y comerciales.
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Sitio de la web de SGS: www.sgs.co.uk
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Seminario Internacional para Transferencia de Tecnología y Know-How. Rosario. Noviembre 1998.
ANEXO
A continuación se indican los diez Principios que guían el proceso de certificación de FSC; Con respecto al
Principio 10: Plantaciones, se han incluido los criterios establecidos. Se entiende aquí por Principiouna regla o
elemento esencial de manejo forestal. Criterio es un medio para juzgar si un principio de manejo forestal ha
sido, o no, cumplido.
PRINCIPIO 1: OBSERVACION DE LAS LEYES Y LOS PRINCIPIOS DEL FSC
El manejo forestal deberá respetar todas las leyes nacionales, los tratados y acuerdos internacionales de
los que el país es signatario, y deberá cumplir con todos los Principios y Criterios del FSC.
PRINCIPIO 2: DERECHOS Y RESPONSABILIDADES DE TENENCIA Y USO
La tenencia y los derechos de uso a largo plazo sobre la tierra y los recursos forestales, deberán estar
claramente definidos, documentados y legalmente establecidos.
PRINCIPIO 3: DERECHOS DE LOS PUEBLOS INDIGENAS
Los derechos legales y consuetudinarios de los pueblos indígenas para poseer, usar y manejar sus tierras,
territorios y recursos deberán ser reconocidos y respetados.
PRINCIPIO 4: RELACIONES COMUNALES Y DERECHOS DE LOS TRABAJADORES
El manejo forestal deberá mantener o elevar el bienestar social y económico a largo plazo de los
trabajadores forestales y de las comunidades locales.
PRINCIPIO 5: BENEFICIOS DEL BOSQUE
El manejo forestal deberá promover el uso eficiente de los múltiples productos y servicios del bosque para
asegurar la viabilidad económica y una gama amplia de beneficios ambientales y sociales.
PRINCIPIO 6: IMPACTO AMBIENTAL
Todo manejo forestal deberá conservar la diversidad biológica y sus valores asociados, los recursos de
agua, los suelos, y los ecosistemas frágiles y únicos, además de los paisajes. Al realizar estos objetivos,
las funciones ecológicas y la integridad del bosque podrán ser mantenidas.
PRINCIPIO 7: PLAN DE MANEJO
Un plan de manejo -- de acuerdo a la escala y a la intensidad de las operaciones propuestas -- deberá ser
escrito, implementado y actualizado. En el mismo se deberán establecer claramente los objetivos del
manejo, y los medios para lograr estos objetivos.
PRINCIPIO 8: MONITOREO Y EVALUACION
Deberán evaluarse -- de acuerdo a la escala y a la intensidad del manejo forestal -- la condición del
bosque, el rendimiento de los productos forestales, la cadena de custodia, y la actividad del manejo y sus
impactos sociales y ambientales.
PRINCIPIO 9: MANTENIMIENTO DE BOSQUES CON ALTO VALOR DE CONSERVACION.
Las actividades de manejo en bosques con alto valor de conservación mantendrán o incrementarán los
atributos que definen a dichos bosques. Las decisiones referentes a los bosques con alto valor de
conservación deberán tomarse siempre dentro del contexto de un enfoque precautorio.
PRINCIPIO 10: PLANTACIONES
Las plantaciones deberán ser planeadas y manejadas de acuerdo con los Principios y Criterios del 1 al 9 y
con los Criterios del Principio 10. Si bien las plantaciones pueden proporcionar un arreglo de beneficios
sociales y económicos y pueden contribuir en la satisfacción de las necesidades de productos forestales
del mundo, éstasdeberán complementar el manejo de, reducir la presión sobre y promover la restauración
y conservación de los bosques naturales.
10.1 Los objetivos de manejo de la plantación, incluyendo los de conservación y restauración de bosques
naturales deberán manifestarse explícitamente en el plan de manejo, y deberán ser claramente demostrados
en la implementación del plan.
10.2 El diseño y planeación de las plantaciones deberá promover la protección y conservación de los
bosques naturales, y no incrementar las presiones sobre los bosques naturales. Deben tomarse en cuenta
para el diseño de la plantación, los corredores de la fauna silvestre, la protección de los cauces de ríos y un
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mosaico de rodales de diferentes edades y períodos de rotación, además de estar de acuerdo con el tamaño
de la operación. La escala y la planeación de los bloques de plantación debe estar de acuerdo con los
patrones de los rodales encontrados dentro de su paisaje natural.
10.3 Se prefiere la diversidad en la composición de las plantaciones, para mejorar la estabilidad económica,
ecológica y social. Tal diversidad puede incluir el tamaño y la distribución espacial de las unidades de manejo
dentro del paisaje, número y composición genética de las especies, clases de edad y estructuras y tipos de
productos.
10.4 La selección de especies para plantación debe basarse en las posibilidades generales del sitio y en su
conveniencia para los objetivos de manejo. A fin de favorecer la conservación de la diversidad biológica, son
preferidas las especies nativas sobre las exóticas en el establecimiento de plantaciones y para la restauración
de ecosistemas degradados. Las especies exóticas, las cuales deberán ser usadas sólo cuando su
desempeño sea mayor que el de las especies nativas, deberán ser cuidadosamente monitoreadas para
detectar la mortalidad inusual, enfermedades o daños por insectos e impactos ecológicos adversos.
10.5 De acuerdo a la escala de la plantación, una proporción del área total de manejo forestal (que será
determinada en los estándares regionales) deberá ser manejada de tal forma que se restaure la cubierta
forestal natural del sitio.
10.6 Deberán tomarse medidas para mantener o mejorar la estructura del suelo, fertilidad y actividad
biológica. Las técnicas y tasa de cosecha, el mantenimiento y construcción de caminos y vías, así como la
selección de especies no debe traer como resultado la degradación del suelo a largo plazo o tener impactos
adversos en la calidad o cantidad del agua o su distribución.
10.7 Deberán tomarse medidas para minimizar los daños por plagas, enfermedades, fuego y sobre la
introducción de plantas invasoras. Un manejo integrado de plagas, debe formar parte esencial del plan de
manejo. Siempre que sea posible, los métodos de prevención y control biológico deberán ser usados en lugar
de los pesticidas y fertilizantes químicos. La planeación de la plantación deberá esforzarse para no usar
pesticidas y fertilizantes químicos, incluyendo su uso en los viveros. El uso de químicos está también
cubierto por los criterios 6.6 y 6.7
10.8 De acuerdo a la escala y diversidad de la operación, el monitoreo de plantaciones deberá incluir una
evaluación regular del potencial de los impactos ecológicos y sociales en el sitio y fuera de él, (es decir, los
efectos de la regeneración natural sobre los recursos hídricos y la fertilidad del suelo y los impactos sobre el
bienestar social y los beneficios sociales) además de los elementos tratados en el principio 8. No deberán
plantarse especies a gran escala hasta que las pruebas locales y/o la experiencia hayan mostrado que éstas
están ecológicamente bien adaptadas al sitio, que no son invasoras y que no tienen impactos ecológicos
negativos significantes sobre otros ecosistemas. Se dará atención especial a los asuntos sociales de la
adquisición de tierras para plantaciones, especialmente a la protección de los derechos de los pobladores de
la localidad en cuanto a la tenencia, uso o acceso.
10.9 Las plantaciones establecidas en áreas convertidas de bosques naturales después de noviembre de
1994, normalmente no calificarán para la certificación. La certificación podrá permitirse en circunstancias
donde se presenten a los certificadores pruebas suficientes de que los administradores/propietarios no son
responsables directa o indirectamente de dicha conversión.
En Septiembre de 1994, los Miembros Fundadores del FSC y el Consejo Directivo ratificaron los Principios
del 1 al 9. El Principio 10 fue ratificado por los miembros del FSC y el Consejo Directivo en Febrero de 1996.
En Enero de 1999 los Miembros del FSC y el Consejo Directivo ratificaron la revisión del Principio 9 y la
adición de los Criterios 6.10 y 10.9.
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