Página 1 de 4 Norma técnica de auditoría sobre el “valor razonable” Prada Larrea, José Luis / 19-1-2010 / CONTABILIDAD Por Resolución de 21 de diciembre de 2009, del Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas, se ha dado a conocer la Norma Técnica de Auditoría relativa al valor razonable, en la que se abordan cuestiones tales como los procedimientos de verificación de aquél o la responsabilidad del auditor asociada al cumplimiento de los métodos establecidos en la misma. Como es sabido, las Normas Internacionales de Contabilidad y de Información Financiera, adaptadas mediante Reglamentos comunitarios por la Unión Europea, basan la valoración de los activos, con amplio criterio, en el concepto de valor razonable ("fair value") de los mismos, postergando a un segundo lugar conceptos tales como el de valor de adquisición o coste histórico, parámetro tradicionalmente utilizado por nuestra normativa contable. La introducción del concepto valor razonable responde al nuevo enfoque que tales normas internacionales tratan de dar a la contabilidad, de suerte que la misma ha de asumir, no tanto la perspectiva del acreedor de la empresa, como la del inversor potencial en la misma, sea en fondos propios o en los llamados recursos ajenos. El criterio de valor razonable, como decimos, tiene intensa acogida en las Normas Internacionales, siendo las mismas directamente de aplicación cuando de la formulación de las cuentas consolidadas de los grupos cotizados se trata -en España, desde 20003-, en tanto que el Plan General de Contabilidad español, aprobado por Real Decreto 1514/2007, en lo que atañe a la formulación de las cuentas individuales, ha sido más modesto en la proyección de este principio. Efectivamente, el concepto de valor razonable no se ha predicado, en la norma interna, de activos tales como los inmobiliarios o los intangibles, constriñéndose en su alcance, únicamente a ciertos activos financieros, tal y como recoge la Norma de Registro y Valoración número 9 de la parte II del vigente Plan Contable. Es sabido, a su vez, que el ajuste de valor de los activos financieros en virtud del criterio de valor razonable puede dar lugar tanto a cargos y abonos en cuenta de patrimonio neto (como es el caso de los activos financieros disponibles para la venta) como, en su caso, en la cuenta de pérdidas y ganancias (es el supuesto de los activos integrantes de la cartera de negociación o de los derivados financieros). Pero, en cualquier caso, en ambos supuestos se parte siempre de la previa y necesaria definición del valor razonable de tales activos financieros. Carta Tributaria 25/01/2010 Página 2 de 4 Contemplado todo esto, recientemente, el Instituto de Censores Jurados de Cuentas de España, el Consejo General de Colegios de Economistas de España y el Consejo Superior de Colegios Oficiales de Titulados Mercantiles de España, han presentado ante el Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas una Norma Técnica de Auditoría sobre el valor razonable, para su tramitación y sometimiento a información pública. Pues bien, el Instituto, en fecha de 21 de diciembre de 2009, ha dictado una Resolución por la que se publica esta norma técnica, de la cual entresacamos, sucintamente, los aspectos más destacados. Dice la citada Resolución que la fijación del valor razonable por parte de las distintas empresas es una estimación más de las muchas que se realizan en el proceso de formulación de la cuentas anuales. El propio concepto de valor razonable, reconoce el Instituto, no está exento de altas dificultades interpretativas. En efecto, aplicar este criterio se hace cómodo y fácil en algunos supuestos, como es el de aquellos en que los activos o pasivos afectados cotizan o vienen referenciados a mercados activos, lo cual permite realizar una estimación basada en parámetros objetivos. Sin embargo, respecto de otros elementos patrimoniales en los que no se de la circunstancia de contar con un mercado activo, sin duda su valoración responde a parámetros de una mucho mayor subjetividad, o lo que es lo mismo, de incertidumbre a la hora de que la dirección de la empresa realice las estimaciones precisas que han de ser objeto de control y valoración por un auditor. Esas dificultades interpretativas o metodológicas en la fijación del valor razonable, particularmente en ausencia de mercado activo, justifican sobradamente el desarrollo de la Norma Técnica de Auditoría a la que nos venimos refiriendo. Es ese sentido, con carácter general se establece (párrafo 2.3.8.d): "2.3.8.d. El auditor debe llegar a un nivel de conocimiento del tipo de negocio de la entidad que le permita planificar y llevar a cabo su examen siguiendo las Normas Técnicas de Auditoría. Ese nivel de conocimiento debe permitirle tener una opinión de los acontecimientos, transacciones y prácticas que puedan tener a su juicio un efecto significativo en las cuentas anuales. El conocimiento del negocio de la entidad ayuda al auditor a, entre otras, las siguientes identificaciones: a) Identificar aquellas áreas que podrían requerir consideración especial. b) Identificar el tipo de condiciones bajo las que la información contable se produce, se procesa, se revisa y se compila dentro de la Carta Tributaria 25/01/2010 Página 3 de 4 organización. c) Identificar la existencia de normativa de control interno. d) Evaluar la razonabilidad de las estimaciones en áreas tales como la valoración de existencias, criterios de amortización, dotaciones a las provisiones para insolvencias, porcentaje de terminación de proyectos en contratos a largo plazo, dotaciones extraordinarias, etc. e) Evaluar la razonabilidad de los comentarios y manifestaciones hechas por la gerencia. f) Evaluar si los principios y normas de contabilidad utilizados son apropiados y si guardan uniformidad con los aplicados en el ejercicio anterior. Otro aspecto destacable en este comentario es el relativo a la definición de la responsabilidad del auditor en lo que concierne a la verificación de la adecuada aplicación del criterio de valor razonable en aquellos casos en los que resulte procedente, así como respecto de la verificación de los desgloses incluidos en la memoria de las cuentas anuales. Es también objeto de la norma de auditoría el establecimiento de los procedimientos adecuados que debe seguir el auditor en lo atinente a la obtención de evidencia relativa en la determinación de valor razonable y a la información que se debe incluir en la memoria derivada de la aplicación de dicho criterio de valoración. Todo ello supondrá, naturalmente, la aplicación de procedimientos encaminados a obtener el conocimiento de la entidad y de su entorno incluyendo muy específicamente el del control interno de la empresa, a efectos de identificar y de evaluar sin riesgo errores y singularidades significativas. Así mismo, ello implicará la evaluación de esos errores e irregularidades significativas que hayan sido identificadas, merced del estricto conocimiento del control interno de la empresa, el diseño de los procedimientos de auditoría específicos para dar respuesta a los riesgos evaluados y una final evaluación de la evidencia obtenida. Desde el punto de vista de la responsabilidad, no cabe duda que incumbe a los administradores el deber de la formulación de la cuentas anuales, lo que implica el mantenimiento de sistemas de control internos adecuados y la selección de criterios y principios contables aplicables a la entidad, entre los que se hallan los relativos a la valoración de activos y pasivos. Es esta, como decimos, una responsabilidad de los administradores. Por su parte, una vez conocida y determinada esta responsabilidad, la propia del Carta Tributaria 25/01/2010 Página 4 de 4 auditor se basará en el cumplimiento de los procedimientos establecidos en la norma técnica de auditoría a la que nos venimos refiriendo, así como en su precedente de 2001 sobre estimaciones contables. Extensamente, la resolución comentada diseña un conjunto de métodos y procedimientos a los que debe someterse el auditor para dar cumplimiento a la responsabilidad que le incumbe. No podemos detenernos en el análisis exhaustivo de todos ellos, pero sí hacer referencia a un punto concreto que estimamos de mayor interés. Nos referimos, en particular a la eventual utilización del trabajo de un experto independiente que realice las labores de verificación. Ciertamente, el auditor debe determinar la necesidad de utilizar el trabajo de un experto como medio para obtener evidencias. Si el auditor tiene la habilidad y el conocimiento preciso para planificar y realizar los procedimientos de auditoría, puede optar por hacerlo él en la verificación del valor razonable, si bien puede decidir alternativamente utilizar el trabajo de un experto. Debe indicarse, y con este punto concluimos el necesariamente breve comentario de la norma, que si se hubiese planificado la utilización de un experto independiente, el auditor aplicará la Norma Técnica de Auditoría sobre Utilización del trabajo de expertos independientes por auditores de cuentas, con el fin de obtener evidencia suficiente y adecuada de que dicho trabajo es apropiado para los propósitos que son implícitos a la auditoría. Carta Tributaria 25/01/2010