Relatividad general Algunas partes de este artículo pueden resultar complicadas, en ese caso se recomienda Introducción a la relatividad general. Representación artística de la explosión de la supernova SN 2006gy, situada a 238 millones de años luz. De ser válido el principio de acción a distancia, las perturbaciones de origen gravitatorio de este estallido nos afectarían inmediatamente, más tarde nos llegarían las de origen electromagnético, que se transmiten a la velocidad. La teoría general de la relatividad o relatividad general es una teoría del campo gravitatorio y de los sistemas de referencia generales, publicada por Albert Einstein en 1915 y 1916. El nombre de la teoría se debe a que generaliza la llamada teoría especial de la relatividad. Los principios fundamentales introducidos en esta generalización son el principio de equivalencia, que describe la aceleración y la gravedad como aspectos distintos de la misma realidad, la noción de la curvatura del espacio-tiempo y el principio de covariancia generalizado. La intuición básica de Einstein fue postular que en un punto concreto no se puede distinguir experimentalmente entre un cuerpo acelerado uniformemente y un campo gravitatorio uniforme. La teoría general de la relatividad permitió también reformular el campo de la cosmología. Historia Poco después de la formulación de la teoría de la relatividad especial en 1905, Albert Einstein comenzó a elucubrar cómo describir los fenómenos gravitatorios con ayuda de la nueva mecánica. En 1907 se embarcó en la búsqueda de una nueva teoría relativista de la gravedad que duraría ocho años. Después de numerosos desvíos y falsos comienzos, su trabajo culminó en noviembre de 1915 con la presentación a la Academia Prusiana de las Ciencias de su artículo, que contenía las que hoy son conocidas como "Ecuaciones de Campo de Einstein". Estas ecuaciones forman el núcleo de la teoría y especifican cómo la densidad local de materia y energía determina la geometría del espacio-tiempo. Las ecuaciones de campo de Einstein son no lineales y muy difíciles de resolver. Einstein utilizó los métodos de aproximación en la elaboración de las predicciones iniciales de la teoría. Pero ya en 1916, el astrofísico Karl Schwarzschild encontró la primera solución exacta no trivial de las Ecuaciones de Campo de Einstein, la llamada Métrica de Schwarzschild. Esta solución sentó las bases para la descripción de las etapas finales de un colapso gravitacional, y los objetos que hoy conocemos como agujeros negros. En el mismo año, se iniciaron los primeros pasos hacia la generalización de la solución de Schwarzschild a los objetos con carga, obteniéndose así la solución de Reissner-Nordström, ahora asociada con la carga eléctrica de los agujeros negros. En 1917, Einstein aplicó su teoría al universo en su conjunto, iniciando el campo de la cosmología relativista. En línea con el pensamiento contemporáneo, en el que se suponía que el universo era estático, agregó a sus ecuaciones una constante cosmológica para reproducir esa "observación". En 1929, sin embargo, el trabajo de Hubble y otros demostraron que nuestro universo se está expandiendo. Esto es fácilmente descrito por las soluciones encontradas por Friedman en 1922 para la expansión cosmológica, que no requieren de una constante cosmológica. Lemaître utilizó estas soluciones para formular la primera versión de los modelos del Big Bang, en la que nuestro universo ha evolucionado desde un estado anterior extremadamente caliente y denso. Einstein declaró más tarde que agregar esa constante cosmológica a sus ecuaciones fue el mayor error de su vida. Durante ese período, la relatividad general se mantuvo como una especie de curiosidad entre las teorías físicas. Fue claramente superior a la gravedad newtoniana, siendo consistente con la relatividad especial y contestaba varios efectos no explicados por la teoría newtoniana. El mismo Einstein había demostrado en 1915 cómo su teoría lograba explicar el avance del perihelio anómalo del planeta Mercurio sin ningún parámetro arbitrario. Del mismo modo, en una expedición de 1919 liderada por Eddington confirmaron la predicción de la relatividad general para la desviación de la luz estelar por el Sol durante el eclipse total de Sol del 29 de mayo de 1919, haciendo famoso a Einstein instantáneamente. Sin embargo, esta teoría ha entrado en la corriente de la física teórica y la astrofísica desarrolladas aproximadamente entre 1960 y 1975, ahora conocido como la edad de oro de la relatividad general. Los físicos empezaron a comprender el concepto de agujero negro, y a identificar la manifestación de objetos astrofísicos como los cuásares. Cada vez más precisas, las pruebas del solar confirmaron el poder predictivo de la teoría, y la cosmología relativista, también se volvió susceptible a encaminar pruebas observacionales. ¿Por qué es necesaria la teoría de relatividad general? Los éxitos explicativos de la teoría de la relatividad especial condujeron a la aceptación de la teoría prácticamente por la totalidad de los físicos. Eso llevó a que antes de la formulación de la relatividad general existieran dos teorías físicas incompatibles: La teoría especial de la relatividad, covariante en el sentido de Lorentz, que integraba adecuadamente el electromagnetismo, y que descarta explícitamente las acciones. La teoría de la gravitación de Newton, explícitamente no-covariante, que explicaba de manera adecuada la gravedad mediante acciones instantáneas a distancia (concepto de fuerza a distancia). La necesidad de buscar una teoría que integrase, como casos límites particulares, las dos anteriores requería la búsqueda de una teoría de la gravedad que fuese compatible con los nuevos principios relativistas introducidos por Einstein. Además de incluir la gravitación en una teoría de formulación covariante, hubo otra razón adicional. Einstein había concebido la teoría especial de la relatividad como una teoría aplicable sólo a sistemas de referencia inerciales, aunque realmente puede generalizarse a sistemas acelerados sin necesidad de introducir todo el aparato de la relatividad general. La insatisfacción de Einstein con su creencia de que la teoría era aplicable sólo a sistemas inerciales le llevó a buscar una teoría que proporcionara descripciones físicas adecuadas para un sistema de referencia totalmente general. Esta búsqueda era necesaria, ya que según la relatividad especial ninguna información puede viajar a mayor velocidad que la luz, y por lo tanto no puede existir relación de causalidad entre dos eventos unidos por un intervalo espacial. Sin embargo, uno de los pilares fundamentales de la gravedad newtoniana, el principio de acción a distancia, supone que las alteraciones producidas en el campo gravitatorio se transmiten instantáneamente a través del espacio. La contradicción entre ambas teorías es evidente, puesto que asumir las tesis de Newton llevaría implícita la posibilidad de que un observador fuera afectado por las perturbaciones gravitatorias producidas fuera de su cono de luz. Einstein resolvió este problema interpretando los fenómenos gravitatorios como simples alteraciones de la curvatura del espacio-tiempo producidas por la presencia de masas. De ello se deduce que el campo gravitatorio, al igual que el campo electromagnético, tiene una entidad física independiente y sus variaciones se transmiten a una velocidad finita en forma de ondas gravitacionales. La presencia de masa, energía o momentum en una determinada región de la variedad tetradimensional, provoca la alteración de los coeficientes de la métrica, en una forma cuyos detalles pormenorizados analizaremos en las secciones siguientes. En esta visión, la gravitación sólo sería una pseudo-fuerza (equivalente a la fuerza de Coriolis, o a la fuerza centrífuga) efecto de haber escogido un sistema de referencia no-inercial. Principios generales Las características esenciales de la teoría de la relatividad general son las siguientes: El principio general de covariancia: las leyes de la Física deben tomar la misma forma matemática en todos los sistemas de coordenadas. El principio de equivalencia o de invariancia local de Lorentz: las leyes de la relatividad especial (espacio plano de Minkowsky) se aplican localmente para todos los observadores inerciales. La curvatura del espacio-tiempo es lo que observamos como un campo gravitatorio, en presencia de materia la geometría del espacio-tiempo no es plana sino curva, una partícula en movimiento libre inercial en el seno de un campo gravitatorio sigue una trayectoria geodésica. Principio de covariancia: El principio de covariancia es la generalización de la teoría de la relatividad especial, donde se busca que las leyes físicas tengan la misma forma en todos los sistemas. Esto último equivale a que todos los sistemas de referencia sean indistinguibles, y desde el punto de vista físico equivalentes. En otras palabras, que cualquiera que sea el movimiento de los observadores, las ecuaciones tendrán la misma forma matemática y contendrán los mismos términos. Ésta fue la principal motivación de Einstein para que estudiara y postulara la relatividad general. El principio de covariancia sugería que las leyes debían escribirse en términos de tensores, cuyas leyes de transformación covariante y contravariantes podían proporcionar la "invariancia" de forma buscada, satisfaciéndose el principio físico de covariancia. El principio de equivalencia Los dos astronautas de la imagen se encuentran en una nave en caída libre. Por ello no experimentan gravedad alguna (su estado se describe coloquialmente como de "gravedad cero"). Se dice por ello que son observadores inerciales. Un hito fundamental en el desarrollo de la teoría de la relatividad general lo constituye el principio de equivalencia, enunciado por Albert Einstein en el año 1912 y al que su autor calificó como «la idea más feliz de mi vida». Dicho principio supone que un sistema que se encuentra en caída libre y otro que se mueve en una región del espacio-tiempo sin gravedad se encuentran en un estado físico similar: en ambos casos se trata de sistemas inerciales. Galileo distinguía entre cuerpos de movimiento inercial (en reposo o moviéndose a velocidad constante) y cuerpos de movimiento no inercial (sometidos a un movimiento acelerado). En virtud de la segunda ley de Newton (que se remonta a los trabajos del dominico español Domingo de Soto), toda aceleración estaba causada por la aplicación de una fuerza exterior. La relación entre fuerza y aceleración se expresaba mediante esta fórmula: donde a es la aceleración, F la fuerza y m la masa. La fuerza podía ser de origen mecánico, electromagnético o, cómo no, gravitatorio. Según los cálculos de Galileo, la aceleración gravitatoria de los cuerpos era constante y equivalía a 9,8 m/s2 sobre la superficie terrestre. La fuerza con la que un cuerpo era atraído hacia el centro de la Tierra se denominaba peso. Evidentemente, según los principios de la mecánica clásica un cuerpo en caída libre no es un sistema inercial, puesto que se mueve aceleradamente dentro del campo gravitatorio en que se encuentra. Sin embargo, la teoría de la relatividad considera que los efectos gravitatorios no son creados por fuerza alguna, sino que encuentran su causa en la curvatura del espacio-tiempo generada por la presencia de materia. Por ello, un cuerpo en caída libre es un sistema (localmente) inercial, ya que no está sometido a ninguna fuerza (porque la gravedad tiene este carácter en relatividad general). Un observador situado en un sistema inercial (como una nave en órbita) no experimenta ninguna aceleración y es incapaz de discernir si está atravesando o no, un campo gravitatorio. Como consecuencia de ello, las leyes de la física se comportan como si no existiera curvatura gravitatoria alguna. De ahí que el principio de equivalencia también reciba el nombre de Invariancia Local de Lorenz: En los sistemas inerciales rigen los principios y axiomas de la relatividad especial. El principio de equivalencia implica asimismo que los observadores situados en reposo sobre la superficie de la tierra no son sistemas inerciales (experimentan una aceleración de origen gravitatorio de unos 9,8 metros por segundo al cuadrado, es decir, "sienten su peso"). Ejemplos de sistemas inerciales según el Principio de Equivalencia Sistema ¿Es (Principio Equivalencia) Cuerpo en caída libre Sí No Cuerpo en reposo sobre la superficie terrestre No Sí Planeta orbitando alrededor del sol Sí No Nave precipitándose hacia la tierra Sí No Cohete despegando desde una base de No lanzamiento inercial? ¿Es inercial? de (Mecánica newtoniana) No Aunque la mecánica clásica tiene en cuenta la aceleración medida por un observador en reposo respecto al campo gravitatorio (p.e. un astrónomo); el Principio de Equivalencia, contrariamente, toma en consideración la aceleración experimentada por un observador situado en el sistema en cuestión: cualquier cuerpo que se mueva sin restricciones por un campo gravitatorio puede ser considerado como un sistema inercial. Es el caso de los planetas que orbitan en torno del Sol y de los satélites que orbitan alrededor de los primeros: los habitantes de la Tierra no llegan a percibir si nos estamos acercando o alejando del Sol, ni si nos encontramos en el afelio o en el perihelio, a pesar de las enormes diferencias de la gravedad solar. La gravedad se convierte, en virtud del Principio de Equivalencia, en una fuerza aparente, como la fuerza centrífuga y la fuerza de Coriolis: en estos dos últimos supuestos su aparición es debida a la elección de un marco de referencia acelerado (un observador situado en la superficie de una esfera en rotación). En el caso de la gravedad, únicamente percibimos la fuerza aparente gravitatoria cuando escogemos un sistema de referencia no inercial (en reposo sobre la superficie terrestre), pero no cuando nos situamos en otro que sí lo es (un cuerpo en caída libre). Aunque el principio de equivalencia fue históricamente importante en el desarrollo de la teoría, no es un ingrediente necesario de una teoría de la gravedad, como prueba el hecho de que otras teorías métricas de la gravedad, como la teoría relativista de la gravitación prescindan del principio de equivalencia. Además conviene señalar que el principio de equivalencia no se cumple en presencia de campos electromagnéticos, por ejemplo una partícula cargada moviéndose a lo largo de una geodésica de un espacio-tiempo cualquiera en general emitirá radiación, a diferencia de una partícula cargada moviéndose a lo largo de una geodésica del espacio de Minkowsky. Ese y otros hechos sugieren que el principio de equivalencia a pesar de su equivalencia histórica no es parte esencial de una teoría relativista de la gravitación. La curvatura del espacio-tiempo La aceptación del principio de equivalencia por Albert Einstein le llevó a un descubrimiento ulterior: la contracción o curvatura del tiempo como consecuencia de la presencia de un campo gravitatorio, que quedó expresado en su artículo de 1911 "Sobre la influencia de la gravedad en la propagación de la luz".1 Supongamos que un fotón emitido por una estrella cercana se aproxima a la Tierra. En virtud de la ley de conservación del tetramomentum la energía conservada del fotón permanece invariante. Por otro lado, el principio de equivalencia implica que un observador situado en el fotón (que es un sistema inercial, es decir, se halla en caída libre) no experimenta ninguno de los efectos originados por el campo gravitatorio terrestre. De ello se deduce que la energía conservada del fotón no se altera como consecuencia de la acción de la gravedad, y tampoco lo hace la frecuencia de la luz, ya que, según la conocida fórmula de la física cuántica, la energía de un fotón es igual a su frecuencia v multiplicada por la constante de Planck h: E = hν. En la imagen se reproduce el corrimiento gravitacional hacia el rojo de un fotón que escapa del campo gravitatorio solar y se dirige hacia la Tierra. En este caso, la onda electromagnética pierde progresivamente energía y su frecuencia disminuye conforme aumenta la distancia al Sol. Ahora bien, si las observaciones las realizara un astrónomo situado en la superficie de la Tierra, esto es, en reposo respecto su campo gravitatorio, los resultados serían muy diferentes: el astrónomo podría comprobar cómo el fotón, por efecto de su caída hacia la Tierra, va absorbiendo progresivamente energía potencial gravitatoria y, como consecuencia de esto último, su frecuencia se corre hacia el azul.2 Los fenómenos de absorción de energía por los fotones en caída libre y corrimiento hacia el azul se expresan matemáticamente mediante las siguientes ecuaciones: donde es la energía medida por un observador en reposo respecto al campo gravitatorio (en este caso un astrónomo), el potencial gravitatorio de la región donde se encuentra éste, la energía conservada del fotón, la frecuencia de emisión, es la frecuencia percibida por el observador (y corrida hacia el azul) y la constante de Planck. Ahora bien, en el párrafo anterior hemos demostrado que la energía conservada del fotón permanece invariante. Por tanto, ¿cómo es posible que exista esta divergencia entre los resultados de la medición de la energía obtenidos por el astrónomo ( ) y la energía conservada del fotón ( )? La única manera de resolver esta contradicción es considerando que el tiempo se ralentiza como consecuencia de la presencia de un campo gravitatorio. De este modo, la citada ecuación: puede escribirse de este modo: Es decir, la frecuencia es igual al número de ciclos que tienen lugar en un determinado período (generalmente, un segundo). Donde es el tiempo medido por un observador situado a una distancia infinita del cuerpo masivo (y por lo tanto no experimenta la atracción gravitatoria de éste), mientras que es el tiempo medido por un observador bajo la influencia del campo gravitatorio y en reposo respecto a este (como, por ejemplo, una persona situada sobre la superficie terrestre). De ahí se deduce que cerca de un cuerpo masivo el tiempo se ralentiza, siguiendo estas reglas matemáticas: En una singularidad espacio-temporal (como las que existen en el interior de los agujeros negros), la densidad de masa-materia y el campo gravitatorio tienden al infinito, lo que provoca la congelación del tiempo y por lo tanto la eliminación de todo tipo de procesos dinámicos: En la imagen, dos partículas en reposo relativo, en un espaciotiempo llano. Se representan en este esquema dos partículas que se acercan entre sí siguiendo un movimiento acelerado. La interpretación newtoniana supone que el espacio-tiempo es llano y que lo que provoca la curvatura de las líneas de universo es la fuerza de interacción gravitatoria entre ambas partículas. Por el contrario, la interpretación einsteiniana supone que las líneas de universo de estas partículas son geodésicas ("rectas"), y que es la propia curvatura del espacio tiempo lo que provoca su aproximación progresiva. La contracción del tiempo debido a la presencia de un campo gravitatorio fue confirmada experimentalmente en el año 1959 por el experimento Pound-Rebka-Snider, llevado a cabo en la universidad de Harvard. Se colocaron detectores electromagnéticos a una cierta altura y se procedió a emitir radiación desde el suelo. Todas las mediciones que se realizaron confirmaron que los fotones habían experimentado un corrimiento hacia el rojo durante su ascenso a través del campo gravitatorio terrestre. Hoy en día, el fenómeno de la contracción del tiempo tiene cierta importancia en el marco del servicio localizador GPS, cuyas exigencias de exactitud requieren de una precisión extrema: Basta con que se produzca un retraso de 0.04 microsegundos en la señal para que se produzca un error de posicionamiento de unos 10 metros. De ahí que las ecuaciones de Einstein hayan de ser tenidas en cuenta al calcular la situación exacta de un determinado objeto sobre la superficie terrestre. Desde un punto de vista teórico, el artículo de Einstein de 1911 tuvo una importancia aún mayor. Pues, la contracción del tiempo conllevaba también, en virtud de los principios de la relatividad especial, la contracción del espacio. De ahí que fuera inevitable a partir de este momento descartar la existencia de un espacio-tiempo llano, y fuera necesario asumir la curvatura de la variedad espacio-temporal como consecuencia de la presencia de masas. En la relatividad general, fenómenos que la mecánica clásica atribuye a la acción de la fuerza de gravedad, tales como una caída libre, la órbita de un planeta o la trayectoria de una nave espacial, son interpretados como efectos geométricos del movimiento en un espacio-tiempo curvado. De hecho una partícula libre en un campo gravitatorio sigue líneas de curvatura mínima a través de este espacio tiempo-curvado. Finalmente, podemos hacer referencia a la desviación de los rayos de la luz como consecuencia de la presencia de un cuerpo masivo, fenómeno que da lugar a efectos ópticos como las lentes gravitacionales o los anillos de Einstein. Frente de onda desviado. Lente gravitacional. Experimento de Eddington. Formulación matemática y consideraciones generales No te preocupes por tus problemas con las matemáticas; te aseguro que los míos son mucho mayores. A. Einstein, en una carta a una niña de nueve años. Matemáticamente, Einstein conjeturó que la geometría del universo deja de ser euclidiana por la presencia de masas. Einstein modelizó que el universo era un tipo de espacio-tiempo curvo mediante una variedad pseudoriemanniana y sus ecuaciones de campo establecen que la curvatura seccional de esta variedad en un punto está relacionada directamente con el tensor de energía-momento en dicho punto. Dicho tensor es una medida de la densidad de materia y energía. La curvatura "le dice a la materia como moverse", y de forma recíproca la "materia le dice al espacio como curvarse". En términos más precisos las trayectorias de las partículas se ven afectadas por la curvatura, y la presencia de muchas partículas en una región altera notoriamente la curvatura. La relatividad general se distingue de otras teorías alternativas de la gravedad por la simplicidad de acoplamiento entre materia y curvatura. Aunque todavía no existe una teoría cuántica de la gravedad que incorpore tanto a la mecánica cuántica como a la teoría de la relatividad general y que proponga una ecuación de campo gravitatorio que sustituya a la de Einstein, pocos físicos dudan que una teoría cuántica de la gravedad pondrá a la relatividad general en el límite apropiado, así como la relatividad general predice la ley de la gravedad en el límite no relativista. Los diferentes tensores y escalares de la relatividad general La derivada covariante Los cuerpos en caída libre (como las naves en órbita) son sistemas inerciales en los que la derivada covariante de su velocidad es nula ( ). Por ello, no experimentan ningún tipo de aceleración inercial provocada por la "fuerza gravitatoria". Sin embargo, un observador externo, como un astrónomo situado en la Tierra, puede observar cómo dicho cuerpo en caída libre se aproxima a la Tierra con una aceleración creciente (de ahí que la derivada ordinaria de la velocidad en este caso sea diferente a cero - -) Dice la leyenda apócrifa que fue la manzana de un árbol la que provocó que Newton se diera cuenta que los objetos caen y por lo tanto aceleran como consecuencia de la gravitación universal. Y es que los objetos en reposo sobre la superficie terrestre experimentan, como consecuencia de la fuerza aparente gravitatoria, una aceleración inercial de (y por lo tanto la derivada covariante de su 3 velocidad también tiene ese valor ). Sin embargo, dichos objetos, puesto que están en reposo, tienen una aceleración relativa nula respecto a un observador terrestre (es decir, la derivada ordinaria de su velocidades cero ( ) Uno de los conceptos esenciales sobre el que gira toda la teoría de la relatividad general es el de derivada covariante (a veces impropiamente llamada conexión afín), que fue definida por primera vez por el matemático italiano Tullio Levi-Civita y que puede ser considerada tanto desde una perspectiva física como desde otra matemática. Desde un punto de vista físico, la derivada ordinaria de la velocidad es la aceleración de un cuerpo medida por un observador externo en reposo respecto a un campo gravitatorio (por ejemplo, un astrónomo situado sobre la superficie terrestre). En este caso el observador se mantiene a una distancia r constante del centro de masas, pero no así el objeto observado, que progresivamente se va aproximando al origen del campo gravitatorio. 4 es la aceleración Por el contrario, la derivada covariante de la velocidad ó medida por un observador comóvil, es decir, que está en reposo respecto al cuerpo en caída libre (por ejemplo, el piloto de un avión en caída libre o los tripulantes de una nave espacial con sus motores apagados). En resumidas cuentas, la derivada ordinaria se utiliza para computar la aceleración ordinaria de un cuerpo, mientras quela derivada covariante es empleada para calcular su aceleración inercial. Según la mecánica galileana y newtoniana estos dos tipos de aceleración son idénticos, y en base a este axioma se desarrollaron nuevos principios mecánicos como el Principio de d'Alembert. Sin embargo, del principio de equivalencia de Einstein se deduce que cuando un cuerpo está sometido a un campo gravitatorio, su aceleración ordinaria cambia, pero no su aceleración inercial. De ahí que para Einstein fuera absolutamente necesario introducir en su teoría el concepto de derivada covariante. Desde un punto de vista estrictamente matemático, el cálculo de la derivada covariante tiene lugar a través de un sencillo procedimiento. Se procede en primer lugar al cómputo de la derivada parcial covariante y luego se generaliza ésta. La derivada ordinaria se aplica exclusivamente sobre los componentes de un vector, mientras que la derivada covariante se aplica también sobre las bases del espacio vectorial: Sobre esta ecuación procedemos a aplicar la regla del producto (o de Leibniz), Llegados a este punto introducimos una nueva notación, los símbolos de Christoffel, que pueden ser definidos como el componente : de la derivada parcial de respecto a . De este modo: Realizamos un intercambio de índices ( la ecuación: por ) en el último término del segundo miembro de Y obtenemos con ello los componentes de la derivada parcial covariante de la velocidad, que equivalen a la expresión entre paréntesis: Generalizamos dichos componentes multiplicándolos por el componente ( de la tetravelocidad ) y obtenemos con ello la derivada covariante de la velocidad: Puesto que para un observador inercial (p.e. un cuerpo en caída libre) ecuación toma la siguiente forma: , esta última Estas fórmulas reciben el nombre de ecuación de las líneas geodésicas, y se utilizan para calcular la aceleración gravitatoria de cualquier cuerpo. Con ayuda de la ecuación de las líneas geodésicas podemos determinar la aceleración radial y angular de la Tierra respecto al Sol. Puesto que la curvatura gravitatoria los valores de los símbolos de Christoffel aumentan conforme nos acercamos al Sol, de ello se deduce que la aceleración de la Tierra es máxima en las proximidades del perihelio, exactamente tal y como predicen las leyes de Newton5 y Kepler.6 A los lectores principiantes puede chocarles la propia definición de los símbolos de Christoffel. A fin de cuentas, en el espacio euclideo, la derivada de una base (por ejemplo ) respecto a otra coordenada (pongamos ) es siempre cero, por la simple razón de que las bases de ambas coordenadas son ortogonales. Sin embargo, esto no sucede así en las variedades curvas, como por ejemplo las superficies de un cilindro o de una esfera: En tales casos, los símbolos de Christoffel no son iguales a cero, sino que son funciones de las derivadas del tensor métrico. La relación matemática entre estas dos magnitudes matemáticas se expresa mediante la siguiente ecuación: Los símbolos de Christoffel constituyen el parámetro principal que determina cuán grande es el grado de curvatura existente en una región determinada y con su ayuda podemos conocer cuál va a ser la trayectoria de una geodésica en un espacio curvo. En el caso de la variedad espaciotemporal, la Teoría de la Relatividad afirma que la curvatura viene originada por la presencia de tetramomentum y por ello, cuanta mayor sea la densidad de materia existente en una determinada región, mayores serán los valores de los símbolos de Christoffel. Los principios de general covariancia y de acoplamiento mínimo En un espacio-tiempo curvo, las leyes de la física se modifican mediante el Principio de acoplamiento mínimo, que supone que las ecuaciones matemáticas en cuya virtud se expresan aquellas experimentan las siguientes modificaciones: La derivada ordinaria es sustituida por la derivada covariante. La métrica de Minkowsky es sustituida por una formulación general del tensor métrico. De este modo, la ecuación galileana de los sistemas inerciales se transforma en virtud de dicho principio en la ecuación relativista de las líneas geodésicas: Ley de conservación de la energía: Sin embargo, en virtud del principio de simetría de los símbolos de Christoffel, las leyes electromagnéticas en general no experimentan modificaciones debidas a la curvatura gravitatoria: Derivada covariante Alteración de las leyes físicas producida por la curvatura Espacio-tiempo llano Objeto o ley físicomatemática Espacio-tiempo curvo ¿Se produce alteració n por la curvatur a? Ley de conservación de la energía Sí Tensor electromagnéti co No Ecuaciones de Maxwell No Velocidad la luz No de Ecuación de un sistema inercial Sí Aceleración Sí Volumen Sí Agujero negro de Schwarzschild Geometría aparente del plano de la eclíptica en un sistema cuyo astro central es un agujero negro de Schwarzschild. Un agujero negro de Schwarzschild o agujero negro estático es aquel que se define por un solo parámetro, la masa M, más concretamente el agujero negro de Schwarzschild es una región del espacio-tiempo que queda delimitada por una superficie imaginaria llamada horizonte de sucesos. Esta frontera describe un espacio del cual ni siquiera la luz puede escapar, de ahí el nombre de agujero negro. Dicho espacio forma una esfera perfecta en cuyo centro se halla la singularidad; su radio recibe el nombre de radio de Schwarzschild. La fórmula de dicho radio como se ha dicho depende únicamente de la masa del agujero: Donde G es la constante gravitatoria, M es la masa del agujero y c la velocidad de la luz. Cuanto mayor es la masa del agujero negro, la cual determina el grado de curvatura espacio-temporal, mayor es el radio de Schwarzschild. La geometría del espacio-tiempo alrededor de un agujero u hoyo de Schwarzschild viene dada por la métrica de Schwarzschild: Esta fue una de las primeras soluciones exactas de las ecuaciones de campo de Einstein de la relatividad general debida al físico alemán Karl Schwarzschild. Además las peculiaridades de la métrica para r < 2GM/c2 dieron lugar al concepto de agujero negro mismo. Descripción fenomenológica[editar] La teoría de la relatividad predice que, dentro de un agujero negro de Schwarzschild, aparecerá una hipersuperficie límite teórica, tal que al acercarnos a ella el tensor de curvatura crece y crece sin límite. Ese tipo de objeto geométrico se conoce como singularidad espaciotemporal, y puede entenderse como un límite a partir del cual el espacio-tiempo no puede ser modelizado dentro de la teoría (se supone que cerca de la singularidad los efectos cuánticos son importantes). Además el espacio-tiempo dentro de la región de agujero de Schwarzschild es geodésicamente incompleto para cualquier geodésica temporal dentro del agujero, lo cual significa que una partícula en caída libre dentro del agujero pasado un tiempo finito alcanzará la singularidad indefectiblemente. Actualmente no disponemos de ninguna teoría que nos diga qué pasa exactamente cuando una partícula alcanza la singularidad. En el caso de Schwarzschild esta singularidad es de tipo temporal, si resultara que el hecho de llegar a una distancia suficientemente pequeña de la singularidad supusiera la destrucción de la partícula misma, como se supone a veces, entonces las partículas que se mueven a mayor velocidad dentro del agujero desaparecerían "volatizadas" más tarde y las más lentas antes. Ese hecho encaja con el carácter temporal de la singularidad, a diferencia de una singularidad espacial que puede entenderse más bien como un lugar geométrico. Otros tipos de agujero negro Sin embargo, existen otros modelos más complicados de agujeros negros: El agujero negro de Kerr es un agujero negro en rotación definido no sólo por su masa sino también por su momento angular. Dicho agujero tiene una dirección privilegiada en el espacio y, por tanto, deja de ser isótropo. Este es el modelo que más se ajusta al tipo de agujeros negros que se pueden observar fruto del colapso de estrellas supermasivas. El agujero negro de Reissner-Nordström es un agujero con carga eléctrica estático y posee unas propiedades especiales ya que no solo se forma una singularidad gravitatoria sino también una singularidad en el campo eléctrico generado por el agujero. Dicho agujero está sujeto también a dos parámetros. Esta vez masa y carga. La existencia de tales agujeros no ha sido observada pero se podría concebir la posibilidad de crearlos en condiciones controladas tales como aceleradores de partículas. Finalmente está el agujero negro de Kerr-Newman. Este tercer tipo de agujeros son el resultado de la combinación de los dos anteriores. Se trataría de los agujeros negros con carga y en rotación. Estos agujeros dependerían de los tres parámetros, masa, momento angular y carga. Además, al rotar se provocaría un movimiento de cargas en su seno lo que conllevaría también a la generación de un campo magnético. Métrica de Schwarzschild Una representación del paraboloide de Flamm, cuya curvatura geométrica coincide con la del plano de la eclíptica o ecuatorial de una estrella esféricamente simétrica. La métrica de Schwarzschild es una solución exacta de las ecuaciones de Einstein del campo gravitatorio que describe el campo generado por una estrella o una masa esférica. Este tipo de solución puede considerarse una descripción relativista aproximada del campo gravitatorio del sistema solar (Región I). Y bajo ciertas condiciones también describe un tipo de agujero negro (Región II). Matemáticamente, la métrica de Schwarzschild normalmente representa sólo una parte del espacio-tiempo más grande posible con simetría esférica, la variedad diferencia maximal que amplía la métrica de Schwarzschild se conoce como métrica de Kruskal-Schwarzschild o solución de Kruskal. Sin embargo, esta solución representa un espacio totalmente vacío (además de algunos rasgos "exóticos"), por lo que no es físicamente relevante para describir un cuerpo o un agujero negro físico. La solución de Schwarzschild se llama así en honor al físico alemán Karl Schwarzschild (1873 – 1916), que encontró la solución exacta en 1916,1 un poco más de un mes después de la publicación de la teoría de la relatividad general de Einstein. Fue la primera solución exacta de las ecuaciones de campo de Einstein que no sean la solución trivial espacio plano. Schwarzschild murió poco después de que se publicase su trabajo, como consecuencia de una enfermedad que contrajo durante su servicio en el ejército alemán durante la Primera Guerra Mundial.2 Johannes Droste en 1916,3 de manera independiente, llegó a la misma solución que Schwarzschild, aunque usando una derivación más simple y directa.4 En los primeros años de la relatividad general había una gran confusión acerca de la naturaleza de las singularidades que se encuentran en las soluciones de Schwarzschild y en otras soluciones de las ecuaciones de campo de Einstein. En el artículo original de Schwarzschild, puso lo que ahora se conoce como el horizonte de sucesos en el origen de su sistema de coordenadas.5 Introducción El Sol y otras estrellas con una velocidad de giro relativamente pequeña tienen un campo gravitatorio que puede ser descrito razonablemente bien por la teoría de gravitación de Newton. En el que la fuerza gravitatoria que experimenta un planeta de masa m a una distancia r del sol, ignorando la presencia de los otros planetas o astros menores también presentes en el sistema solar, por: Sin embargo, en ciertos cálculos la precisión obtenida mediante la fórmula anterior no es buena: Por ejemplo para los planetas interiores, especialmente para mercurio, se detectó un avance del perihelio, es decir, que el punto más próximo al sol de este planeta en cada vuelta alrededor del sol estaba sistemáticamente avanzado respecto a la vuelta anterior. Para estrellas con radios sólo ligeramente superiores al radio de Schwarzschild la geometría del plano de la eclíptica se aleja considerablemente de la forma plana. Además de las discrepancias anteriores se encontraron otros efectos relativistas que no podían ser explicados mediante la teoría de Newton. La formulación de la teoría de la Relatividad General por parte de Einstein, y su aplicación al caso de un astro esférico proporcionó una nueva descripción del campo gravitatorio, aplicable al sistema solar que resultó encajar con las mediciones experimentales. De acuerdo a esta descripción los planetas siguen las líneas de mínima curvatura o líneas geodésicas de un espacio-tiempo curvo, por lo que la gravedad dejó de ser considerada una fuerza y pasó a interpretarse como un efecto de la curvatura del espaciotiempo. Las siguientes secciones describen como es la geometría curvada asociada al campo gravitatorio de un astro simétrico. Salvo por la influencia local de la gravedad de los planetas la métrica de Schwarzschild describe de manera razonablemente aproximada el campo gravitatorio del sistema solar, con un grado de precisión más alto que la teoría de Newton, dando cuenta de hechos experimentales no explicables mediante la teoría de Newton (Véase más adelante Comparación con la teoría newtoniana). Condiciones matemáticas Las condiciones de las que partió Schwarzschild para solucionar las ecuaciones de Einstein son las siguientes: 1. Estática: existe al menos un sistema de coordenadas donde la métrica no depende de la coordenada temporal (y donde los términos donde de la métrica son nulos, es cualquier coordenada espacial). 2. Esféricamente simétrica: forma: será Las secciones espaciales . De ( este constante) modo, la tienen la simetría . 3. Para grandes distancia a la fuente de gravedad, la solución debe ser la métrica de Minkowsky. Forma de la métrica En coordenadas casi-esféricas o coordenadas de Schwarzschild la métrica tiene la forma: (1) Donde es la constante de gravitación universal y se interpreta como la masa aparente del objeto, planeta o estrella que crea el campo. El sistema de coordenadas anterior está definido sólo para una región abierta definida del espacio-tiempo: aquella en la que pueden existir observadores estáticos (también llamada región I del espacio-tiempo de Kruskal). Si realizamos un cambio de coordenadas dado por las relaciones implícitas: Entonces la solución de Schwarzschild puede escribirse en estas nuevas coordenadas en la forma llamada métrica de Kruskal: (2) Los valores de la métrica están definidos ahora para cualquier valor de las coordenadas tales que . En esta forma las coordenadas cubren tres regiones: Región I o región exterior de la solución de Schwarzschild, caracterizada por , que a grandes distancias se parece al campo gravitatorio creado por un astro de simetría esférica. Región II o región de agujero negro de la solución de Schwarzschild, caracterizada por Región III o región de agujero blanco de la solución de Schwarzschild, caracterizada por . . Región IV o región exterior paralela, caracterizada por . Esta región es idéntica a la región I, pero no entran en contacto causal. Propiedades del espacio-tiempo de Schwarzschild Contenido material El contenido material de un espacio-tiempo viene dado por su tensor de energía-impulso, para el caso de la métrica de Schwarzschild para la región con r > Max (2GM/c2,Re) resulta estar completamente vacía, ya que el tensor de Ricci asociado a la métrica se anula en esa región. Por tanto, la métrica de Schwarzschild representa una solución de vacío, para la región exterior al cuerpo esférico que produce el campo gravitatorio. Geodésicas Si es la expresión de una curva en términos de un parámetro afín (como por ejemplo el tiempo propio), entonces esa curva será geodésica si se cumple que: Grupo de isometría La solución de Schwarzschild presenta simetría respecto a traslaciones temporales t → t + h y además presenta simetría esférica. Por tanto su grupo de isometría máxima resulta ser isomorfo a Tensor de curvatura El tensor de curvatura en esta métrica en las coordenadas anteriores tiene las siguientes componentes no nulas: Además de las correspondientes permutaciones. Regiones del espacio-tiempo de Schwarzschild Región I: Comparación con la teoría newtoniana La solución de Schwarzschild para la región exterior o región I, describe un espacio-tiempo en que las geodésicas o trayectorias seguidas por los planetas y cuerpos moviéndose en el campo gravitatorio como satélites artificiales. Las trayectorias predichas son similares a las trayectorias predichas por la teoría newtoniana de la gravitación a grandes distancias. Sin embargo, a distancias cercanas al centro que crea el campo gravitatorio asociado a la métrica de Schwarzschild predice nuevos efectos y correcciones que se desvían ligeramente de la predicción de la teoría newtoniana: El avance del perihelio de los planetas más cercanos al sol La curvatura o deflexión de los rayos de luz El desplazamiento hacia el rojo de la longitud de onda El retraso de una onda electromagnética que atraviesa el campo. La siguiente tabla comparativamente las predicciones cuantitativas de ambas teorías para estos fenómenos: Comparación de las predicciones de la teoría newtoniana y relativista de la gravitación Teoría newtoniana Solución de Schwarzschild Aceleración aparente respecto a un observador estático Radio de una órbita circular Factor de desplazamiento al rojo gravitacional Ángulo de deflexión de la luz6 Ritmo de precesión del perihelio Tiempo de retardo Donde L, momento angular. Región II: Agujero negro de Schwarzschild Una de las características interesantes de un universo definido por la métrica de Schwarzschild es la posible ocurrencia de agujeros negros. De hecho fueron las propiedades encontradas en la solución de Schwarzschild, las que llevaron al desarrollo del concepto de agujero negro. La solución de Schwarzschild contempla el hecho de cuando la masa que genera el campo se halla confinada dentro del radio de Schwarzschild, aparece una región de espacio-tiempo cuyo interior es invisible desde el exterior y dentro de la cual no es posible permanecer en reposo, es decir, donde no es posible encontrar observadores materiales estáticos. Eso es lo que se conoce como un agujero negro. Un espacio-tiempo definido por la Schwarzschild presentará región II de agujero negro sólo cuando toda la materia esté confinada dentro del horizonte de eventos. En un espacio tiempo que presente región II de agujero negro, resulta que cualquier observador que se mueva a lo largo de una geodésica presente en esta región, habrá llegado proveniente de la región I. Ya que toda geodésica temporal que pasa por la región II, se extiende en el pasado hacia la región I. Una vez dentro de la región II un observador no puede salir nunca de ella ya que cualquier línea de universo o trayectoria posible para dicho observador acaba inexorablemente cruzándose con la singularidad de tipo espacial. Región III: Agujero blanco de Schwarzschild Artículo principal: Agujero blanco Esta región es el como el reverso temporal de la región II. Cualquier observador material presente en ella, sólo puede proceder de la "singularidad" y no puede permanecer estático en la región II, sino que necesariamente cualquier geodésica temporal que pasa por los puntos de la región III acaba saliendo hacia la región I. Región IV: Región exterior paralela Esta región es totalmente idéntica a la Región I: una zona exterior al agujero negro asintóticamente plana. Sin embargo, no tiene contacto causal con esta salvo a través de los agujeros: observadores de las regiones I y IV pueden haber estado en contacto dentro del agujero blanco, o podrán establecerlo dentro del agujero negro. La solución de Schwarzschild completa puede visualizarse como dos universos paralelos asintóticamente planos, conectados por una garganta o agujero de gusano, que se abre y vuelve a cerrar en un tiempo finito. La relevancia física de las regiones III y IV es dudosa, ya que modelando el colapso gravitatorio de un cuerpo realista no produce tales regiones. LA SOLUCIÓN DE SCHWARZSCHILD A LAS ECUACIONES DE EINSTEIN: PRINCIPIO DE EQUIVALENCIA, VELOCIDAD DE ESCAPE, RADIO DE SCHWARZSCHILD, HORIZONTE DE SUCESOS, AGUJEROS NEGROS, MÉTRICA Y LAGRANGIANA DE SCHWARZSCHILD. En la entrada anterior obtuvimos la expresión de la lagrangiana relativista e hicimos un pequeño análisis cualitativo de la misma, del cual concluimos, entre otras cosas, que no había ninguna forma intuitiva de introducir en ella los posibles campos en los que se estuviese moviendo la partícula, ya que la energía potencial tal y como la definimos siempre no era una magnitud tetradimensional, sino una función de estado en el espacio. Así pues, ahora nuestro objetivo será adaptar la lagrangiana a la presencia de fuerzas sobre la partícula relativista, en concreto a la fuerza gravitatoria. Sistemas en Reposo: Nuestra lagrangiana relativista se definía a través de la métrica y la cuadrivelocidad como: , y por tanto Einstein se encontró ante el problema de cómo podría él introducir los campos que pudiesen alterar la trayectoria en esta ecuación. Si nuestra partícula se moviese en torno a un cuerpo de masa “M”, se vería atraída hacia él según la ley de gravitación universal: , donde “G” sería la constante de gravitación universal, “m” la masa del cuerpo en movimiento y “r” la distancia relativa entre ellos, según el sistema de coordenadas polares. ¿A qué se debía esto? Para Einstein, decir que los cuerpos se atraen entre ellos instantáneamente por el simple hecho de coexistir en el espacio era un argumento feo y poco elegante, que no merecía ser considerado como una ley de la física. Además, el concepto de cuerpo en reposo, bajo su punto de vista, era caótico. Usualmente se decía (y se dice) que un cuerpo apoyado en el suelo se encuentra en reposo si no se mueve con respecto a este. Sin embargo, en cuanto intentamos alzarlo, vuelve a caer al suelo debido a la “gravedad”. ¿Podemos realmente considerar entonces que nuestro sistema está en reposo si está sometido a una fuerza que impide que los cuerpos se muevan libremente en él? Para Einstein, la respuesta era un rotundo no. Un sistema en reposo debía de ser aquel en el que las fuerzas externas fuesen inapreciables en el movimiento. Principio de Equivalencia: El experimento mental del ascensor de Einstein ya fue comentado en los orígenes de este blog, pero no estará de más que vuelva a aparecer por aquí. Supongamos que nos encontramos en el centro de un ascensor enorme sobre la superficie de la tierra, cuyo tamaño es mucho menor que el radio de la misma. Supongamos además que el ascensor cuelga de un cable y que desde dentro no se puede ver nada del exterior. Debido a que la distancia que recorre el ascensor es mucho menor que el radio de la tierra, la atracción gravitatoria no variará mucho de un punto a otro y podremos suponerla constante. A esta constante la denominaremos “g” y es por todos sabido que vale 9,8 metros por segundo cuadrado (la aceleración con la que cae un cuerpo sin rozamiento). La tensión “T” de la cuerda será la fuerza que en todo momento se oponga al peso “P” en su caída, de modo que la aceleración del ascensor (con signo positivo hacia arriba) vendrá dada por: , siendo “m” la masa del ascensor, y en donde denominamos a la aceleración del ascensor “a0″ por ser un sistema de referencia móvil en base a la teoría de sistemas de referencia de Galileo. Esto implica que si dentro del ascensor, desde la tierra vemos que un cuerpo obtiene una aceleración vertical “a”, tanto hacia arriba como hacia abajo, desde dentro del ascensor observarán una aceleración distinta: Analicemos entonces los distintos casos. .-Si la tensión es igual al peso, y dentro del ascensor una persona cae en caída libre, desde dentro del ascensor se le verá llevar una aceleración: , que es la misma que se observa desde fuera debido a que el ascensor está en reposo con respecto a la superficie de la tierra. En esta situación, las leyes de la física son exactamente las mismas que en la superficie del planeta para las personas dentro de él: si alguien salta se cae con aceleración “g”. .-Si la tensión es, pongamos por caso, 2 veces superior al peso, el ascensor ascenderá, y una persona que con respecto a la tierra esté quieta se verá comprimida hacia el suelo del ascensor: Una persona quieta en un ascensor que asciende con una tensión de dos veces el peso del mismo experimenta la misma atracción hacia el suelo que otra persona que salta en el ascensor cuando este está quieto. Si mientras el ascensor asciende en estas circunstancias a otra persona le diese por saltar, se vería atraída hacia el suelo con una aceleración doble y el impacto sería más grande: En conclusión, la “gravedad” que medirán las personas dentro del ascensor aumenta con la tensión. .-Si la tensión es ahora exactamente nula (hemos cortado el cable), es ascensor caerá en caída libre, y cara al exterior las personas que van en su interior también lo harán. En cambio, vemos que en una caída libre del ascensor, las personas en su interior no experimentan ningún tipo de gravedad: En esta situación, si una persona que cae se impulsa hacia arriba, no notará “nada” que tire de ella hacia el suelo del ascensor, beneficiándose de lo que se denomina la “gravedad 0″. Por supuesto, esta sensación sólo se da dentro del ascensor, pues desde fuera la gente puede ver que se están cayendo. Así pues, hemos obtenido el sistema en reposo que Einstein consideraba idóneo. En un sistema de referencia que “cae” por un campo gravitatorio no hay ningún tipo de fuerza que restrinja los movimientos. Un sistema de referencia acelerado por la gravedad no transmite efectos gravitatorios a las cosas que contiene. ¿Cuál es la conclusión? Einstein, partiendo de que todos los cuerpos tienden a estar en reposo, supuso que este estado se daba cuando se dejaban llevar por las fuerzas inerciales, en este caso la gravedad. Una partícula en reposo es la que está “cayendo” hacia la tierra, no la que ha chocado con ella. Ahora bien, ¿por qué la partícula en reposo sigue esa trayectoria y no otra? Supongamos una esfera sobre cuya superficie existe un mundo de dos dimensiones de seres planos. Estos seres nunca podrán salirse de la superficie de la esfera ni ser conscientes de la 3ª dimensión, pues su punto de vista está limitado. Si uno de ellos obtuviese una velocidad “v” sobre en su mundo y no se viese afectado por ninguna fuerza, según las leyes de Newton permanecería en reposo. En cambio, su trayectoria no sería recta, sino que se iría curvando para adaptarse a la superficie de la esfera. Como su dirección cambia constantemente, este ser tendría que decir que existe una fuerza inercial que le empuja hacia la esfera cuando intenta escaparse de ella. Sin embargo, para nosotros, que lo vemos desde fuera, todo se resume a un problema geométrico: como se tiene que mover sobre la esfera, su trayectoria se curva por la geometría de la misma. Einstein decidió que merecía la pena pensar que lo mismo sucedía con nuestro espacio. La geometría espaciotemporal de la relatividad especial de 4 dimensiones podría estar curvada sobre sí misma, alterando las rutas de los cuerpos al moverse. La caída de los cuerpos hacia la tierra podría deberse a que esta curva el cuadriespacio hacia su interior, mientras que ellos simplemente se mueven en su reposo. Las geodésicas de las partículas las guían hacia pozos de energía potencial. Así pues, la aparición de energía potencial en el espacio contorsiona las fibras del espacio y el tiempo, revolviéndolas entre ellas y alterando el concepto de “rectitud” que podríamos presuponer en el espacio. Debido a esta falta de homogeneidad, el concepto de métrica en el espacio-tiempo debía de verse alterado punto a punto, y matemáticamente Einstein decidió buscarle una analogía con el tensor de curvatura que Riemann descubrió unas décadas antes, obteniendo buenos resultados. Todo este formalismo matemático en estos momentos me excede, por lo que no haré comentarios sobre él. Lo importante es que cuando Einstein escribió sus nuevas ecuaciones para una teoría general de la relatividad (con aceleraciones), Schwarzschild las resolvió llegando a conclusiones muy interesantes para los fanáticos de la ciencia ficción como yo. En esta entrada, llegaremos a los resultados de Schwarzschild de un modo menos serio que con las ecuaciones de Einstein. Velocidad de Escape: Como vimos en la teoría clásica de órbitas, cuando dos cuerpos interaccionan gravitatoriamente, si consideramos que uno de ellos está quieto, podemos definir la geometría de la órbita según la energía mecánica del otro. Si la energía era negativa (la potencial ganaba a la cinética), la órbita se cerraba en una elipse. Si la energía era positiva (la cinética ganaba a la potencial), la órbita era completamente abierta en una hipérbola. El punto clave lo encontrábamos en la energía nula, que marcaba el punto en el que una órbita cerrada pasaba a ser abierta y el cuerpo en movimiento podía escapar del que estaba en reposo. A esta velocidad se la denominó velocidad de escape por motivos más que evidentes, y su expresión se obtiene de igualar la suma de ambas energías a 0: Una propiedad interesante es que la velocidad de escape depende de la distancia “r” entre los dos cuerpos, y a medida que la distancia es mayor se va reduciendo a 0 rápidamente, mientras que cuanto más próximos están tiende hacia el infinito. Además, es útil darse cuenta de que existe una operación invariante entre la velocidad de escape y la distancia “r”: , para cualquier valor de “r”. Radio de Schwarzschild: Dado que la velocidad de escape puede tomar cualquier valor real positivo, para toda masa atractora “M” existe un determinado radio en el que la velocidad de escape es igual a la velocidad de la luz. Este radio, denominado radio de Schwarzschild “rs”, se puede definir fácilmente imponiendo su definición a la ecuación anterior: , siendo “c” la velocidad de la luz. Este radio, dado que está dividido por el cuadrado de la velocidad de la luz, siempre será muy pequeño, salvo casos en los que el cuerpo atrayente tenga una gran masa “M”. Horizonte de sucesos: Dado que en el radio de Schwarzschild la velocidad de escape es idéntica a la de la luz, tan sólo ella podrá escapar de una órbita a esa distancia del cuerpo atrayente. Asimismo, a distancias inferiores al radio de Schwarzschild las velocidades de escape serán aún superiores y, en teoría, inalcanzables. La conclusión es que nada debería poder escapar del campo gravitatorio una vez que se ha entrado dentro de dicho radio, pues la velocidad de escape excede el límite permitido por la relatividad especial. De este modo, dividimos el espacio perturbado por una masa en tres secciones bien definidas. Más allá del radio de Schwarzschild los cuerpos se mueven a velocidades inferiores a la de la luz siguiendo trayectorias tipo tiempo. Aquí las leyes de la relatividad especial dominan todas las transformaciones de coordenadas sin ningún tipo de problema. El tiempo se dilata cuanto más próximo a la perturbación, y a su vez el espacio se comprime. En el radio de Schwarzschild, la luz orbita en torno a perturbación sin poder escapar, con un tiempo infinito y una distancia recorrida nula cara a un observador externo. Denominamos a esta región el horizonte de sucesos, pues lo que suceda dentro de ella, en principio, nunca lo podremos saber. Dentro del radio de Schwarzschild, y esta es la parte interesante, las matemáticas nos dicen que el tiempo debería ir hacia atrás y las distancias recorridas ser negativas. ¿Podría ser posible viajar al pasado al entrar en un horizonte de sucesos, en el hipotético caso de que hubiese un modo de salir de él? Más importantes aún son las matemáticas en el centro de la perturbación, pues el tiempo es nulo y la longitud recorrida es infinita cara a un observador externo. Los extraños resultados de lo que sucede con el tiempo bajo el horizonte de sucesos han sido debatidos durante los últimos 50 años por prestigiosos físicos de la talla de Stephen Hawking, quien está firmemente convencido de que el viaje en el tiempo es imposible.* *Hace ya 2 años escribí una entrada sobre los multiversos y próximamente escribiré algo parecido sobre el viaje en el tiempo, también en tono divulgativo. Agujeros Negros: El radio de Schwarzschild sólo depende de la masa de los cuerpos que perturban el espacio, como se puede fácilmente deducir de su fórmula. Por ejemplo, el radio de Schwarzschild del Sol es de unos 3 quilómetros, lo que implica que se encuentra muy próximo a su núcleo. El radio de Schwarzschild de la tierra es de unos 9 milímetros, lo que lo hace absolutamente despreciable a efectos prácticos. El radio de Schwarzschild de una persona de unos 100 kg es más pequeño que una quintillonésima parte de milímetro, lo que no sólo lo hace despreciable a efectos numéricos sino también como teoría, pues a esas escalas predomina la mecánica cuántica. En todos estos casos, hemos analizado cuerpos cuyo radio de Schwarzschild es mucho más pequeño que ellos, pero qué sucedería si el radio de Schwarzschild fuese más grande que el propio cuerpo debido al exceso de densidad. Nos encontraríamos, lógicamente, ante un agujero negro. El agujero negro es el conjunto de masa comprimida tal que está encerrada dentro de su horizonte de sucesos, y de la cual por lo tanto no podemos ver nada, pues está más allá de nuestro alcance. Métrica y Lagrangiana de Schwarzschild: Si le buscamos a todo esto un formalismo matemático, como ya cité antes, tendríamos que resolver matemáticamente las ecuaciones de Einstein, pero aquí vamos a llegar a los resultados de Schwarzschild intuitivamente. La métrica de Schwarzschild deberá depender de la distancia “r” entre el cuerpo y la perturbación, al menos en sus coordenadas radial y temporal. Si recordamos, el tensor métrico se definía como la matriz NxN de productos escalares entre los vectores base del espacio en cuestión. Nosotros, al trabajar con órbitas planas, consideraremos un espacio de 3 dimensiones, que serán el tiempo “t”, la distancia “r” y el ángulo de giro “σ”. En la anterior entrada vimos que esto nos llevaba, con la métrica de Minkowsky, a la lagrangiana: En este caso, necesitaremos que el tiempo sea infinito en el radio de Schwarzschild. Esto implicará que la base con la que lo medimos (la base temporal) deberá anularse a dicha distancia. Asimismo, esta base tendrá que valer 1 en el infinito, donde no se ve afectada por ninguna perturbación. De aquí podemos concluir que el factor “R” de alteración de la base temporal es un “1” al que se le resta una cantidad que aumenta cuanto más pequeño es “r”, y que lo anula en el radio de Schwarzschild, a saber: , y el espacio se trasformará de un modo inverso, con lo que la métrica de Schwarzschild en coordenadas polares incluye un factor “R” para el tiempo y un factor “1 / R” para el espacio, y la lagrangiana nos resultará: Gráficamente, con esto conseguimos que la distorsión de la base temporal con “r” sea de la forma: , donde el punto en el que se anula es justo el radio de Schwarzschild. Para el espacio, la gráfica de distorsión de su base será opuesta a esta gráfica: , donde la recta vertical en la que ambas ramas de la hipérbola se van al infinito es el radio de Schwarzschild. Todo este montaje matemático que hemos desarrollado en base a unas afirmaciones de dudosa fiabilidad se debe, como repito por tercera vez, a que no hemos seguido el camino correcto. En la próxima entrada utilizaremos esta lagrangiana para obtener la desviación de Mercurio. Este resultado es clásico porque fue el que Einstein usó para demostrar que su teoría era cierta, ya que obtuvo exactamente la desviación medida por otros científicos de dicho planeta