CoNEAU

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Informe (no autorizado) de evaluación del funcionamiento de la Comisión Nacional de
Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU)
La semana del 23 al 27 de agosto participé de un “comité de pares” como evaluador de dos
carreras de posgrado. Las sesiones tuvieron lugar de 10 a 18 horas en el INFOLAB del Instituto
de Enseñanza Superior del Ejército (IESE). Cabildo 15, CABA.
El lugar era una sala de computadoras de las cuales una parte no funcionaba adecuadamente (a
mí me tocaron dos de estas máquinas). También el soporte de información que me fue
entregado anteriormente (tres CD) para preparar mi trabajo era defectuoso. Todo esto
significaba una considerable perdida de tiempo. La atención técnica (informática, búsqueda de
información y control si todas las preguntas estuvieran contestadas) fue muy deficiente. Se
perdió mucho tiempo en largas discusiones para censurar el estilo y contenido de lo redactado
por mi. Generalmente, las objeciones de las empleadas se basaron en su falta de comprensión
del texto y esto se debía a su vez a su lacunaria educación general. Que a ningún evaluador se
ocurra escribir por ejemplo “Nausikaa”, porque las empleadas de la CONEAU van a pensar que
uno quiere decir “nausea” y malas palabras se censuran “para no herir”. Se cultiva un estilo
solemne de cancillería en ausencia de “expresiones hirientes, irónicas, agresivas”. Lo que
significa todo esto, queda a criterio del burócrata de turno. No existe normativa al respecto y por
esta razón me hice confirmar la ley no escrita de la CONEAU en un mail de la Dra. Stella
Farré. Sin embargo, la ley escrita parece contradecir a esta reglamentación de lenguaje. El
Artículo 4 del Código de Ética de la CONEAU reza: “Todos los integrantes de comisiones
asesoras y de comités de pares, así como los miembros de la CONEAU, actuarán con
independencia de criterio académico en los procedimientos de evaluación y acreditación en los
que participen…….”
Sin embargo, la insistencia más tenaz de los burócratas se concentra en un punto que parece
inocuo, pero que en realidad no lo es, porque esconde un mecanismo de engaños múltiples:
Se insiste que el informe, que siempre está confeccionado por una sola persona, sea redactado
totalmente en tercera persona singular. No se acepta la redacción en primera persona, por más
que se trata siempre de un solo individuo que lleva a cabo las averiguaciones y el chequeo de la
documentación. El informe exige responder preguntas como:
“Evaluar la composición del cuerpo académico teniendo en cuenta:
……………………………………………………………………………..
Los antecedentes en investigación del cuerpo académico y la relevancia de los resultados de las
actividades de investigación que realizaron.
La experiencia, la capacidad y el desempeño del cuerpo académico en la dirección de tesis y en
proyectos de investigación”
La documentación brindada por la CONEAU informa solamente los autores/integrantes, títulos,
año y lugar de las publicaciones y proyectos. Es evidente que así no se pueden evaluar “la
relevancia de los resultados de las actividades de investigación”. Cuando proteste por la
imposición de la tercera persona y pregunte como se imaginan que otra persona firme las
averiguaciones que hice bajándome los papers de internet, quisieron prohibirme primero este
procedimiento y recién cuando les recordé que mi función en la comisión era científica y que
voy a seguir usando métodos científicos se callaron (ver Artículo 4 del Código de Ética).
El sainete se reiteró cuando les dije que había usado un software para contar citas que se basa en
Google Scholar (en este caso la base de datos más adecuada que encima favorecía a los equipos
evaluados que no tenían ni un solo paper en una revista indexada). Al final aflojaron y me
recomendaron poner las citas, pero no mencionar la fuente, es decir “Google Scholar”.
El problema de fondo es esto:
La metodología de evaluación usada no es la habitual en el sistema científico, donde los
informes de evaluación están todos dirigidos a la instancia que toma la decisión (por ejemplo el
editor de una revista), que decide después lo que será transmitido al interesado (por ejemplo el
autor). En algunos casos existen dos rubros para el evaluador: el informe al editor y lo que será
transmitido al autor. Sin embargo, el informe redactado por el evaluador de la CONEAU se
dirige tanto a la instancia que decide (la “Comisión” no precisamente instalada por Solón) como
a los interesados.
Está claro que una comisión que toma decisiones necesita explicaciones y juicios de valor y
que los interesados necesitan detalles técnicos que son irrelevantes para el comité. Sobretodo los
intersados no necesitan conocer los juicios de valor. Es imposible compaginar esto en un solo
informe.
La organización de la evaluación en comités es una farsa. Las evaluaciones son individuales,
por más que se lean los resúmenes en alta voz a todos los miembros del comité, que están, uno
por uno, durante todo una semana, delante un ordenador tecleando en silencio. Ni se conocen
por los nombres, no hay comunicación entre ellos ni interacción. Las evaluaciones se firman
por todos los miembros del comité, sin especificar al verdadero evaluador, como en un pelotón
de fusilamiento. Los demás miembros firman sin chequear y frecuentemente sin leer el informe
(fui el ultimo en firmar mi propio informe que en 5-10 minutos ya había recibido 8 firmas!). En
términos técnicos esto se llama falsedad ideológica y la CONEAU, un organismo estatal, induce
a los evaluadores a este comportamiento.
En su respuesta a mi, la Dra. Stella Farré hace mucho hincapié en los sentimientos de los
evaluados. Sin embargo no les importan a la CONEAU los sentimientos de los evaluadores
organizando la actividad en una academia militar. Por otra parte hubo varios intentos de
censurar mis expresiones sobre los uniformados porque podrían herir la sensibilidad y el honor
y la gloriade los milicos. Sin embargo, hice solamente uso de mi derecho constitucional de
opinar sobre una organización con antecedentes subversivos, sin antecedentes de guerra en 200
años (o no de guerras ganadas según la historia oficial), con capacidad ofensiva contra bienes y
mujeres, pero sin capacidad defensiva de territorio.
El procedimiento de los comités, que finge con su exigencia de redactar en tercera persona la
existencia de una decisión colectiva y el mismo informe redactado para comisión e interesados,
tiene la única función de ahorrar a los once miembros de la comisión y a los empleados trabajo.
Se trata únicament de la comodidad de los integrantes de la CONEAU, sin fundamento
funcional. Esta conclusión está reforzada por la indiferencia que tienen los empleados de la
CONEAU hacia el objetivo de su trabajo. A ninguno de ellos le interesa que Exactas rechazó las
acreditaciones, porque cobran igual, sobretodo los once ñoquis que están a la cabeza de
laorganización.
Recomiendo la lectura de los CV´s de estos caballeros que están en la página web de la
CONEAU: Acá va el inicio del CV de uno de sus miembros prominentes (Horacio O´Donnell,
representante de las universidades privadas-las itálicas son mías)
*Cursó sus estudios primarios en colegios públicos de la Capital Federal.
Lo hizo en dos de ellos en razón de haberse mudado su familia en mitad de los mismos. Dio
examen libre y aprobó tercer grado de modo que terminó la escuela primaria a los once años.
* Hizo sus estudios secundarios en el celebre Colegio Nacional de Buenos Aires.
Cuando termino de cursar su segundo año en dicho colegio recibió, por ser el alumno del turno
mañana de ese año, con el mejor promedio de notas , la Beca de la famosa Librería del Colegio
de la ciudad de Buenos Aires.
* Hizo estudios de Market Research en 1967 en Oxford (Inglaterra) en el Instituto NIELSEN
HOUSE, siendo uno de los primeros argentinos que se dedico a esta especialidad, la que años
después se conociera como Marketing.
* Se recibió de Abogado con un alto promedio de notas en la Facultad de Derecho y Ciencias
Sociales de la Universidad Nacional de Buenos Aires en el año 1968.
Blablabla……
Mi opinión:
La CONEAU, tal como está, no es tolerable. Sin embargo, hay que cambiar urgentemente de
eje de lucha. La CONEAU fue creada da por ley y en la actualidad, aún de forma ineficiente
cumple una función.
Primero voy al aspecto legal. Argentina es un país de leyes eternas que nunca se cumplen.
Conozco solamente dos casos de leyes derogadas, después de 30 años y siendo leyes
inconstitucionales, que ni siquiera requerían una derogación, porque con una simple decisión de
la Corte Suprema alcanzaba. La manera típica argentina de actuar en este caso es de promulgar
una ley alternativa, claramente contradictoria, para que el juez haga lo que se le cante. Total,
como los jueces argentinos no son juristas, esto funciona en general. Que una facultad en
Argentina se plantee sola contra un ley Nacional es heroico como la defensa del Rey de Francia
por los mercenarios suizos en los Tuileries (1792) hasta (casi) el último hombre pero esto haría
solamente aumentar el precio de mercenarios provenientes de la FCEyN o crearía empleo
sostenible como una Cohors Pedestris Argentinorum a Sacra Custodia Pontificis para que se
hagan descuartizar para el Papa como sus colegas suizos durante el Sacco Di Roma (1527).
El mecanismo legal está armado. Si no hay acreditación no habrá becas CONICET de
doctorado. Y yo no especularía con una hipotética torsión de la ley.
Sin embargo la ley es muy genérica y en este momento la actuación de la CONEAU tampoco
brilla por su legalidad. Esto crea un vacio legal que hay que llenar. Es cierto que la CONEAU
fue creada por Menem y que la composición de la comisión fue diseñada por él. Sin embargo,
no existe ninguna ley que prescriba que la comisión se debe llenar con flanes como esto es hoy
el caso o que impida a la comisión de trabajar seriamente. Todos los defectos que señale antes
son subsanables, pero la iniciativa nunca va a venir de la CONEAU porque su raison d´être es
pagar salarios máximos al mínimo esfuerzo.
Entonces es correcto de presionar la CONEAU y para esto la facultad, si está unida, dispone de
medios. Primero son los profesores que pueden actuar como evaluadores. Haciendo el trabajo
correctamente, ya es una bolsa de arena en la maquina actual de la CONEAU. Ni hace falta
sabotaje. Por otro lado están los profesores que no son evaluadores y los estudiantes que
pueden hacer campañas públicas, simplemente informando. Y finalmente esta el decano y el CD
que puede articular el malestar enfrente de las demás autoridades.
Lo que no conviene es la guerra total (la de Goebbels) negándose a la acreditación de los
posgrados. La facultad va a quedar sola, pidiendo privilegios que no se le van a conceder.
Por otra parte un organismo como la CONEAU es hoy en día inevitable. Actualmente existe una
epidemia de evaluacionitis en todo el mundo y Argentina no puede hacer una excepción. Si
Menem no hubiera creado la CONEAU, otro gobierno lo hubiera hecho (pero quizas mejor).
Por otra parte la CONEAU se justifica por un problema interno argentino. En mis evaluaciones
y de otros pude observar que sin control central los posgrados serán la Viva la Pepa. Con esto
se profundizaría todavía más la brecha entre universidades malas, mediocres y buenas. Esta
imitación del modelo yanqui no tiene ningún interés para nosotros. Conviene seguir el modelo
suizo de un alto estándar promedio de la educación universitaria, sin grandes diferencias entre
universidades (estatales por lo menos) y no apostar a unas pocas universidades de elite que
existen a lado de un panorama generalmente triste y de cuarta. El país es grande y no hay que
fomentar las migraciones por razones profesionales.
En esta semana fueron evaluados alrededor de 40 posgrados y solamente cuatro aceptados. La
CONAEU podría exhibir como un éxito. Sin embargo no queda claro si no muchos posgrados
se derrumbaron bajo la presión de formalidades burocráticas y si los aceptados realmente son
aceptables.
Lo que pasa en la CONEAU, lo puedo resumir así:
Realmente no tiene sentido convocar a in comité de odontólogos, entregarles perforadoras y
amoladoras y pedirles un trabajo de herreros.
Joos
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